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Tomado de: “FUNDAMENTOS DEL COMERCIO INTERNACIONAL.

ASPECTOS JURIDICOS,
ECONOMICOS Y DEL TRANSPORTE”.
Autor: GUILLERMO GIMENEZ
Edición: 1º Edición - Barcelona, 1997

LOS SISTEMAS DE PAGO INTERNACIONAL

Los riesgos principales en el comercio internacional se resumen en el riesgo de impago


para el exportador y el riesgo de mercancías no conformes para el importador. Ambos riesgos
pueden reducirse gracias a las garantías que ofrece el mecanismo de crédito documentario. Sin
embargo, esta opción no siempre es la más apropiada, puesto que los créditos documentarios
implican gastos bancarios relativamente altos y procedimientos complejos. Las empresas con
dilatadas relaciones comerciales o que residen en países vecinos pueden trabajar en condiciones
de cuenta abierta o mediante pagos por adelantado, sistemas sencillos y no tan onerosos, pero
que, por el contrario, no reducen el riesgo.

1. Descripción de los pagos, la financiación y la seguridad en las operaciones


internacionales.
Existen mecanismos de pago, como los créditos y las cobranzas documentarias, que permiten
ser utilizados como sistemas de pago, como mecanismos de garantía de pago, y/o también
como instrumentos de financiación.

1) Sistemas de pago – El importador dispone de sistemas sencillos para efectuar el pago,


como pueden ser los efectos bancarios o las transferencias, pero en una operación
internacional ambos sistemas dejan al importador o al exportador expuestos a riesgos,
dependiendo de sí el pago se realiza antes o después de la recepción de la mercancía. En
el comercio internacional el uso de cheques bancarios es poco habitual. Lo más común es
que el pago se realice cuando la empresa importadora (o su banco) acepta o paga un
efecto o letra de cambio de la empresa exportadora. Estos documentos son sencillamente
mecanismos de pago (conocidos como efectos simples sí se usan solos). Sin embargo, las
empresas se dotan de protección adicional al exigir que las letras de cambio vayan
acompañadas de otros documentos. Los bancos procesan después el juego de
documentos, de aquí el nombre de efectos documentarios (por ejemplo, una letra de

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cambio con otros documentos, como un conocimiento de embarque y una factura
comercial).

2) Mecanismos de garantía de pago – Con el uso de efectos documentarios, la mercancía


del exportador (representada por el conocimiento de embarque u otro documento de
transporte) y el pago del importador (representado por la aceptación o pago de la letra de
cambio) se intercambian gracias a la mediación de un tercero: el banco. Con esto se
elimina la posibilidad de que una de las partes, ya sea el exportador o el importador,
obtenga deslealmente la mercancía y el dinero. Los efectos documentarios, que se utilizan
tanto en créditos documentarios como en cobranzas documentarias, enlazan el pago y la
seguridad.
En contraste, los créditos de apoyo (créditos standby) y las garantías a primer
requerimiento están pensados para utilizarse como instrumentos de seguridad, más que
como mecanismos de pago. Así, si la empresa exportadora concede 90 días de crédito al
importador, con el respaldo del crédito de apoyo, se entiende que el crédito no es el
mecanismo de pago principal: el exportador presentará las facturas al importador en el
momento oportuno. Si éste no paga, el primero recurrirá al crédito de apoyo. Los
mecanismos de garantía de pago se describen con detalle en el capítulo 8.

3) Instrumentos de financiación – La financiación, en contraste con el pago, está


relacionada con la concesión de crédito al exportador o al importador. Las letras de cambio,
bien solas o en combinación con operaciones de cobranzas o créditos documentarios,
pueden emplearse como fuente de financiación. En síntesis, las empresas importadoras
quieren obtener un aplazamiento en el pago (de 30 a 180 días o más), para obtener
beneficios con la reventa de la mercancía antes de pagar al exportador. Los exportadores
pueden acceder a esta petición con la condición de que el importador (o su banco) se
comprometa a pagar al final del plazo de crédito, emitiendo un crédito documentario de
pago diferido o aceptando una letra de cambio. Las empresas exportadoras pueden
descontar estas letras de cambio y obtener el pago inmediato. Los diferentes sistemas de
descuento, como el forfaiting, el factoring y otros mecanismos de financiación a corto plazo,
se describen en el capítulo 7.

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2. Gestión del crédito y seguro de crédito a la exportación.

2.1. Gestión del crédito

La gestión del crédito comienza con el convencimiento de que la demora en el pago, el


impago o cualquier otra dificultad con las cobranzas pueden ser extremadamente costosos. La
gestión correcta del crédito distingue a las pequeñas empresas principiantes de sus grandes
competidoras, ya que es prueba de profesionalidad. Las empresas que se han dado cuenta de la
importancia que reviste la gestión del crédito intentan integrarlo en el proceso global de la
exportación, desde la oferta de precios hasta la recepción final del pago. Estas empresas no
permiten que el personal de ventas cierre un contrato sin que la gerencia de riesgos apruebe el
sistema y las condiciones del pago. También estudian a los clientes, determinan si son
merecedores de riesgo e imponen sanciones para aquellos que pagan con demora o se exceden
en los límites de crédito.

Las empresas dirigidas con profesionalidad han desarrollado sistemas de gestión nacional
del riesgo de crédito. Para las empresas que trabajan con el extranjero, no basta con trasladar
estos procedimientos al comercio internacional.

Deben fijarse sistemas específicos para gestionar riesgos inexistentes en el mercado


interior. Por su misma naturaleza, en las operaciones internacionales intervienen países con
sistemas políticos y económicos diferentes, por lo que se añade aún otro elemento: el riesgo-país.
Además, no debe deducirse que los sistemas de pago y seguridad que son efectivos en el
mercado interior también lo serán en el extranjero. Las soluciones jurídicas, por ejemplo, pueden
resultar sorprendentemente débiles o difíciles de aplicar.

a. Creación de un sistema de gestión del crédito de exportación y política de crédito – Si


la empresa exportadora tiene un gerente de crédito para el mercado interior, éste puede fijar
los pasos que deben seguirse en las operaciones internacionales, que deben ser
comunicados al personal de ventas y de mercadotecnia. Quizá tengan que ajustarse tanto los
contratos estándar como las condiciones de venta. También puede ser útil solicitar la opinión
de un asegurador de créditos especializado, del departamento de financiación de
operaciones comerciales de un banco, de un asesor de comercio exterior o de un gestor.

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b. Evaluación de los riesgos asociados a clientes potenciales – En un gran número de
países se dispone de mucha información crediticia, especialmente de las empresas
importantes. Las agencias calificadoras, como Dun & Bradstreet, proporcionan análisis
pormenorizados y el banco del cliente puede facilitar, como mínimo, una mera referencia o un
historial crediticio. Estos servicios pueden resultar caros, por lo que debe calibrarse su
necesidad en relación con la importancia de la operación y el sistema de pago que el cliente
esté dispuesto a aceptar. Si acepta pagar en metálico y por adelantado o mediante carta de
crédito confirmado, tal vez no valga la pena efectuar estas comprobaciones (excepto si la
mercancía se fabrica por encargo especial o necesita una preparación específica).

c. Elección del mecanismo apropiado de pago. Otras garantías de pago – La política de


crédito del exportador debería especificar métodos apropiados de pago dependiendo del
importe de las operaciones y del perfil de riesgo del cliente. Si observamos las opciones de
pago desde la política de crédito de la empresa exportadora, pueden hacerse las
observaciones siguientes:

1) Pago por adelanto – Obviamente, es el sistema más seguro para el exportador, pero en
los mercados competitivos su uso no es factible. El importador puede acceder a pagar por
adelantado si se le concede un descuento: para calcularlo hay que sumar los intereses del
periodo de crédito solicitado por el importador (es decir, 30, 60, 90 días) más el coste del
seguro de crédito o los gastos de gestión de crédito ahorrados. Un pago parcial por
adelantado (del veinte o el treinta por ciento, por ejemplo) puede ser una condición más
aceptable y realista para el importador, pero deja al exportador expuesto al riesgo.
El pago en condiciones de cuenta abierta, respaldado por un crédito de apoyo (standby) o
una garantía a primer requerimiento, puede ser un método tan seguro como el pago por
adelantado (e incluso más que el pago parcial por adelantado). Aunque el exportador
concede crédito o la garantía son su mejor garantía de pago. Si el importador no paga la
factura, el exportador puede exigir el importe del crédito o la garantía. El peligro en este
caso, por supuesto, se traslada al importador, ya que un exportador sin escrúpulos podría
reclamar el pago del crédito de forma injustificada o fraudulenta.

2) Carta de crédito – Es el siguiente sistema de pago en cuanto a seguridad para el


exportador. Debido a su naturaleza documentaria, las tarifas bancarias pueden resultar
relativamente caras. Además, el exportador debe contar con un sistema riguroso de

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preparación de documentos para evitar el riesgo de impago por disconformidad cuando los
presente al banco.

3) Cobranza documentaria – Sin ser tan segura como la carta de crédito, es


significativamente más económica. El vendedor debe asumir el riesgo de que el importador
no pague o no acepte los documentos.

4) Cuenta abierta – Es el método menos seguro. Debe emplearse si la empresa importador


es de toda confianza y merecedora de crédito. El exportador debe considerar la necesidad
de asegurar el riesgo de insolvencia.

d. Gestión del riesgo de cambio – La manera más sencilla que tiene el exportador para evitar
el riesgo de cambio es aceptar únicamente el pago en su propia moneda. En mercados
competitivos, sin embargo, las empresas exportadoras muchas veces tienen que aceptar el
pago en una moneda extranjera, con lo que se exponen a las fluctuaciones en las
cotizaciones. En la última sección de este capítulo se resumen los diversos sistemas para
gestionar el riesgo de cambio de divisas.

e. Implantación de sistemas de procesamiento de documentos – Las operaciones del


comercio internacional actuales se basan en la circulación de documentos en papel (en un
futuro cercano, este movimiento de información se traspasará a soportes magnéticos). Si los
documentos se retrasan, contienen información errónea o son incompletos, el exportador se
arriesga a que el pago se demore o a que no se efectúe. Los sistemas documentarios de
exportación deben combinar listas de comprobación de documentos con los plazos para
emitirlos o recibirlos. Existen programas informáticos que simplifican estas tareas
enormemente. Otra posibilidad consiste en ceder la responsabilidad de estos trámites a
transitarios o a gestores reputados. En algunos países existen especialistas en créditos
documentarios que pueden asumir la tramitación.

f. Obtención de seguros de exportación – Se trata de una garantía básica que, por supuesto,
no cubre todos los riesgos ni lo hace ilimitadamente. Además, esta protección tiene un precio.
Se explica en la sección siguiente.

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g. Cobro de cuentas vencidas – Las sanciones por demora en el pago pueden disuadir a los
importadores de la tardanza en liquidar las cuentas. Si el exportador no ha dispuesto un
mecanismo de garantía de pago, puede ser necesario que ponga en marcha un sistema de
cobro. Por descontado, todo recurso jurídico debe ir precedido de intentos de persuasión
informales, como llamadas telefónicas y cartas que contengan cada vez un tono más rígido.
El exportador puede optar finalmente por entregar esta cuenta a un recaudador internacional
o a una sociedad de factoring. En operaciones importantes, acaso deba iniciarse una acción
procesal. Este último asunto se describe en la sección de resolución de disputas
internacionales.

3. Funcionamiento de los mecanismos de pago más frecuentes.

Cuenta abierta
Pago por adelantado
Cobranza
Cobranza documentaria
Cobranza simple
Carta de crédito (apartado .5)

3.1. Pago en condiciones de cuenta abierta

Mediante este sistema, el vendedor envía la mercancía, la factura y los documentos de


embarque a la empresa compradora y a continuación aguarda el pago; es decir, el importador
“compra ahora y paga después”. A veces estas ventas se denominan “a crédito”, ya que el
vendedor concede crédito sin una garantía documentaria que le cubra de la deuda del comprador.
Este tipo de condiciones es muy común en los mercados interiores, pero no lo es tanto en el
comercio internacional, debido al incremento de riesgo que presentan para el vendedor. El
exportador debe aceptar este sistema únicamente si tiene confianza absoluta en su cliente y en la
estabilidad y normas del país importador. Un mercado firme para la mercancía constituye una
fuente adicional de garantía, ya que en un mercado inestable la caída súbita de los precios llevará
a menudo a los importadores a intentar eludir sus obligaciones contractuales.

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3.2. Pago por adelantado

Como hemos visto, el pago en condiciones de cuenta abierta se utiliza cuando existe una
gran confianza entre las empresas. En el polo opuesto, si el exportador duda de la credibilidad del
importador (o de la estabilidad de su país), puede exigir el pago por adelantado. De esta manera
no asume ningún riesgo. El importador, sin embargo, está sometido a un gran riesgo, por lo que no
debe aceptar jamás estas condiciones de pago sin disponer de información completa sobre la
buena reputación del vendedor. Los pagos por adelantado, si se efectúan, suelen ser parciales.

Ciertos instrumentos de pago documentarios, como las cartas de crédito con “cláusula roja”
constituyen variantes de pagos por adelantado.

3.3. Cobranzas: cobranzas documentarias y cobranzas simples

Mientas que el pago por adelantado representa la opción ideal para el exportador y la
cuenta abierta es la ideal para el importador, los sistemas de pago que consideremos a
continuación –la cobranza documentaria y el crédito documentario- son compromisos que ofrecen
beneficios a ambas partes.

En primer lugar, debe distinguirse la cobranza documentaria de la cobranza simple, que en


esencia no es más que un pago en condiciones de cuenta abierta realizado mediante una letra de
cambio. La cobranza documentaria permite que el exportador mantenga el control de la mercancía
hasta que recibe el pago o una garantía de que lo recibirá. En general, el exportador abarca la
mercancía y reúne los documentos comerciales, como la factura y el documento de título (el
conocimiento de embarque) y los entrega, con el efecto, a un barco que actúa como su agente. El
banco sólo entregará el documento de título al importador si paga contra el efecto acepta la
obligación de hacerlo en una fecha venidera. Existen dos posibilidades:

1) D/P – “Documentos contra pago” – El importador paga el efecto para recibir el


documento de título de la mercancía.

2) D/A – “Documentos contra aceptación” – El importador acepta el efecto para recibir los
documentos de título de la mercancía. Con la aceptación, el importador se obliga
incondicionalmente a pagar según las condiciones del efecto.

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a. Ventajas y desventajas – Para el exportador, las ventajas de las cobranzas son la
sencillez, el bajo coste y el control sobre los documentos de transporte, que se mantiene
hasta que recibe garantías de cobro. La ventaja para el importador reside en que no tiene
ninguna obligación de pagar antes de haber podido examinar los documentos y, en algunos
casos incluso la mercancía (mediante la inspección en un almacén de depósito aduanero).

Las desventajas para el exportador se concretan en los riesgos que corre: riesgo de que el
importador no acepte la mercancía, riesgo de crédito del importador, riesgo político del país al
que exporta y riesgo de que la mercancía no pueda despacharse en la aduana. Las
empresas exportadoras prudentes han de conseguir informes del importador y analizar el
riesgo-país. Otra desventaja es que el mecanismo de la cobranza puede resultar
relativamente lento. Sin embargo, el banco del exportador puede estar dispuesto a conceder
financiación hasta la fecha del cobro. En la cobranza contra pago (D/P) el único riesgo que
corre el importador es el de recibir mercancía que no se corresponde con la especificada en
la factura o en el conocimiento de embarque, pero este factor es inevitable a menos que se
exija un certificado de inspección como parte de la documentación. Los bancos no asumen
ningún riesgo en las cobranzas documentarias (aparte del que se derive de su negligencia en
el cumplimiento de las instrucciones recibidas). Por esta razón las cobranzas son
significativamente más económicas –en cuanto a tarifas bancarias- que los créditos
documentarios.

4. Créditos documentarios (cartas de crédito): análisis pormenorizado.

4.1. Introducción

Los créditos documentarios (conocidos también como cartas de crédito o “L/C”, del inglés
Letter of credit) reducen los riesgos del importador y el exportador de manera sustancial. Por tanto,
no resulta sorprendente que constituyan el mecanismo de pago por antonomasia en el comercio
internacional, especialmente en las operaciones entre empresas distantes. En síntesis, la carta de
crédito es un documento emitido por el banco del importador, por el que se compromete a pagar al
exportador si cumple correctamente con los requisitos documentales. De aquí el término “crédito
documentario”: el pago, aceptación o negociación del crédito se realizan cuando el vendedor
presenta todos los documentos especificados. Estos documentos (el conocimiento de embarque,

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la factura, el certificado de inspección...) sirven como prueba, hasta cierto punto, de que la
mercancía estipulada ha sido enviada correctamente al importador. Por supuesto, siempre existe la
posibilidad de que los documentos sean incorrectos o fraudulentos.

Aunque existen innumerables variaciones de la carta de crédito, como se verá más


adelante, a continuación describiremos un caso habitual.

El proceso comienza cuando el exportador y el importador cierran el contrato de


compraventa. El exportador insistirá, seguramente, en que el pago se realice mediante crédito o
porque no ha conseguido informes comerciales suficientes del comprador para acceder a cobrar
mediante otro sistema.

En el siguiente paso, el importador solicita a su banco que abra la carta de crédito. El banco
la emite (de aquí el nombre de “banco emisor”) y acuerda pagar según las instrucciones del
importador. A continuación al crédito se envía al exportador o a un banco de su país (dependiendo
del tipo de crédito). Por lo común, de acuerdo con el contrato de compra-venta y/o la solicitud de
apertura de crédito, se solicita al banco del exportador (u otro banco en el país del exportador) que
confirme el crédito documentario, con lo que se compromete a pagar, por lo tanto, de conformidad
con lo dispuesto en el crédito. A veces los exportadores insisten en recibir créditos confirmados
para tener un agente pagador cercano y de confianza.

Si el exportador acepta los términos del crédito, embarca la mercancía. Tras el envío, se
presenta en el banco designado pagador y presenta los documentos que la empresa importadora
solicitó. Normalmente también presenta una letra de cambio o un efecto bancario, documento que
representa la obligación de pago del banco (los documentos se han definido más arriba).

El banco revisa los documentos cuidadosamente para comprobar que concuerdan


fielmente con los términos del crédito. Si no son conformes, el banco indica que hay una
discrepancia, avisa al exportador y rehúsa pagar el crédito. La empresa exportadora puede
corregir los documentos a solicitar a la importadora que levante la discrepancia.

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4.2. Reglas para las cartas de crédito: las RUU 500

Las normas de la CCI, conocidas como Reglas y Usos Uniformes relativos a los Créditos
Documentarios (“RUU 500”, o “UCP 500” del inglés Uniform Customs and Practice) han
estandarizado los usos y prácticas de las cartas de crédito internacionales. Se citan a veces para
ilustrar cómo la autorregulación del comercio internacional puede resultar más eficaz que los
tratados, las normas gubernamentales o el derecho jurisprudencial. De hecho, los comentaristas
jurídicos han considerado que las RUU son el acto de armonización mercantil de más éxito en la
historia del comercio internacional.

La legislación de las cartas de crédito se desarrolló primero durante el siglo XIX, en el


Reino Unido, y a partir de la Primera Guerra Mundial en los tribunales de los Estados Unidos de
Norteamérica y en otros tribunales y ordenamientos jurídicos de todo el mundo. Pero las
soluciones jurídicas son insuficientes en el contexto internacional, como se comprueba a menudo,
ya que las empresas no desean tener que pronosticar cuál será el razonamiento de jueces y
tribunales de países remotos.

De este modo surgió la necesidad de establecer unas normas internacionales estándar


para los usos y costumbres de las cartas de crédito, normas que pudieran actualizarse cuando se
produjeran cambios. La primera versión de las RUU data de 1929, pero fue la edición de 1933 la
que se aceptó ampliamente en Europa. La siguiente revisión de las Reglas se aprobó en 1951, y
las llevó de veras a la escena internacional, ya que las utilizaron los bancos de Asia, Africa,
América Latina, Los Estados Unidos de Norteamérica y Europa. La revisión de 1962 aún fue más
allá, puesto que se ganó la aceptación de la influyente comunidad financiera del Reino Unido y de
los países de la Commonwealth. Las revisiones posteriores, con mejoras y refinamientos técnicos,
se publicaron en 1974 y 1983. La versión vigente, las RUU 500, entró en vigor el 1 de enero de
1994.

Aunque entrar en detalles relativos al refinamiento y las mejoras incluidos en las RUU 500
escapa del propósito de este libro, los aspectos más importantes merecen una breve mención:
 Si no se establece si el crédito es revocable o irrevocable, se considera que es irrevocable
(es la postura opuesta a las RUU 400).
 El banco que examina los documentos dispone de un plazo razonable, que no puede
exceder de los siete días laborables siguientes a la recepción de los documentos, para

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decidir si los acepta o si los rechaza y para informar al beneficiario en consecuencia (con
las RUU 400 no se establecía un plazo máximo preciso). Sin embargo, cabe destacar que
los tribunales pueden decretar que en determinados casos el plazo “razonable” es
bastante inferior a siete días.
 Documentos de transporte – Artículos 23 a 30 – Estas disposiciones han sido redactadas
de nuevo, meticulosamente, de manera que cada tipo de documento de transporte tiene un
artículo independiente, con lo que los requisitos para cada uno se presentan de manera
más clara. Desde el mundo del transporte se ha criticado que las RUU 500 han ido
demasiado lejos en la especificación de los requisitos que deben satisfacer estos
documentos.
 Prácticas bancarias internacionales – El artículo 13(a) establece la norma de que el
cumplimiento de los documentos con los términos y condiciones del crédito se determinará
basándose en las prácticas bancarias internacionales.

4.3. Conceptos básicos y terminología

a. Las partes – En los créditos documentarios, al vendedor/exportador también se les conoce


como:

Beneficiario – porque es quien recibe el pago de la carta de crédito.


Expedidor – porque embarca la mercancía.
Consignador – porque consigna la mercancía.

Al comprador/importador también se le conoce como ordenante, porque inicia el proceso


“ordenando” la apertura del crédito a un banco. En inglés también se le llama opener, porque
“abre” el crédito, y account party, porque al solicitar la apertura del crédito establece una
relación de “cuenta” con el banco.

b. Los bancos y su papel

1) Banco emisor – Es el banco que recibe la solicitud de apertura de la empresa


importadora y accede a “emitir” el crédito. Generalmente –pero no necesariamente- se
encuentra en el país del importador. Con la emisión del crédito, se compromete

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irrevocablemente a pagar al beneficiario el valor del efecto y/o otros documentos, con la
condición de que cumpla con los términos y condiciones del crédito.

2) Banco designado – Es el banco especificado en el crédito como banco autorizado a


pagar, a emitir un compromiso de pago diferido o a aceptar efectos. A menos que el
crédito establezca que es utilizable únicamente con el banco emisor, debe designar a
algún otro banco. Si el crédito es “libremente negociable”, cualquier banco tiene derecho
a actuar como designado. Normalmente, el banco designado no está obligado a pagar de
conformidad con lo dispuesto en el crédito, a menos que añada su confirmación al crédito
y se convierta en el banco confirmador (descrito más abajo).

3) Banco avisador o notificador – Es el banco que “avisa” o notifica al exportador que se


ha abierto un crédito a su favor. Con la notificación del crédito el banco sólo actúa como
agente a las órdenes del banco emisor, no asume ningún otro riesgo y únicamente tiene
la responsabilidad de comprobar razonablemente que el crédito es auténtico.
Habitualmente –pero no necesariamente- se encuentra en el país de la empresa
exportadora. Asume con frecuencia una o más de las funciones (banco confirmador,
negociador o pagador) que se definen a continuación.

4) Banco confirmador – Es el banco (normalmente también el banco avisador) que añade


su compromiso irrevocable (conocido como “confirmación”) además del concedido por el
banco emisor. La confirmación permite que el exportador cobre de un banco de su país o
de un banco en el que confía. El banco confirmador se compromete irrevocablemente a
pagar al exportador contra la presentación de los documentos conformes. Como ocurre
con el papel del banco pagador, el banco que acepta ser el confirmador se expone al
riesgo de no detectar alguna discrepancia en los documentos.

5) Banco pagador (o “agente pagador”) – Es el banco que examina los documentos que
presenta la empresa exportadora y, si resultan de conformidad con lo dispuesto en el
crédito, dispone el pago a su favor. El riesgo principal que asume es el de pagar por
documentos con discrepancias, en cuyo caso quizá no pueda recuperar más tarde el
dinero del banco emisor. Sin embargo, el banco que actúa como agente pagador puede
rechazar el pago al exportador si la cuenta del banco emisor no puede cubrir el importe

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del efecto (esta norma sólo es aplicable si el banco no ha añadido su confirmación a la
carta de crédito).

6) Banco negociador – Es el banco que revisa los documentos que presenta el exportador
y “negocia” el crédito (es decir, en el caso de tener un efecto a plazo, lo compra al
exportador al descuento). Esta negociación, o compra, se efectúa normalmente “con
recurso”, lo que significa que si el banco emisor no paga al banco negociador, éste último
puede obligar al exportador a devolver los fondos. Esta característica distingue al banco
negociador del banco confirmador. Cuando el banco confirmador paga al exportador, es
“sin recurso”, lo que significa que si el banco confirmador no recibe el reembolso del
banco emisor no puede obligar al exportador a devolver los fondos.

c. Tipos de cartas de crédito. Tipos de cartas de crédito (hasta cierto punto, descritas
también en las definiciones de los bancos):

1) Cartas de crédito irrevocables/revocables – La carta de crédito irrevocable no puede


modificarse o cancelarse sin el consentimiento de todas las partes. Este compromiso
fundamental permite que el exportador prepare la mercancía o la disponga para el
embarque con la seguridad que recibirá el pago si presenta los documentos exigidos. La
carta de crédito revocable le proporciona poca o ninguna protección, por lo que es poco
habitual. Las RUU 500 estipulan que los créditos se consideran irrevocables a menos que
explícitamente se indique que son revocables (se trata de la postura opuesta a las RUU
400).

2) Cartas de crédito confirmadas – Tal como se indica en la definición del banco


confirmador, el crédito es confirmado cuando un banco (normalmente el banco avisador
en el país del exportador) añade su compromiso irrevocable –a petición del banco
emisor- al compromiso de éste último. Generalmente, esto permite que la empresa
exportadora se asegure que recibirá el pago de un banco local u otro en el que confía
más que en el banco emisor.

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3) Cartas de crédito a la vista / a plazo – Los créditos pueden disponer el pago a la vista
(inmediato) o el pago en una fecha venidera (crédito mediante letras a plazo).

4) Cartas de crédito rotativas (en inglés, revolving) – Si el importador es cliente habitual


del exportador, ambos pueden pactar que emplearán un crédito rotativo. En un crédito
rotativo habitual, el banco emite un crédito por un importe máximo, que se renueva
automáticamente a intervalos regulares. Este tipo de créditos ahorra el trabajo
administrativo de solicitar y emitir créditos similares repetidamente. Aunque los créditos
rotativos si tienen vencimiento, la tendencia es que éste sea muy superior al de los
créditos normales.

5) Cartas de crédito con cláusula roja – El crédito con cláusula roja permite que el
exportador obtenga cobros anticipados a cuenta y riesgo del ordenante. En este tipo de
créditos, el banco pagará los efectos a la vista presentados por el exportador hasta un
límite porcentual del importe total del crédito, contra la presentación de ciertos
documentos preliminares. En sus orígenes, las cláusulas que estipulaban un crédito con
cláusula roja se imprimían o escribían con tinta roja (de aquí el nombre). Obviamente,
estos créditos deben utilizarse únicamente cuando el importador confía plenamente en el
exportador.

6) Cartas de crédito transferibles / Los créditos transferibles se emplean en las


situaciones en que existe un intermediario, un exportador o agente que actúa entre el
proveedor y el importador. Este intermediario-beneficiario transfiere todos o parte de sus
derechos a un proveedor-beneficiario (conocido como “segundo beneficiario” en las
RUU). El intermediario quizá no desee desvelar la identidad del proveedor último. Para
ocultar esta información al importador, ha de sustituir la factura del beneficiario último por
la suya propia. Las variaciones que presentan los créditos transferibles pueden resultar
enormemente complejas, por lo que los importadores deben actualizar con precaución.
En particular, el importador puede aceptar el riesgo de que el proveedor último de la
mercancía sea desconocido, pero le resultará difícil obtener garantía alguna sobre su
reputación y fiabilidad.

7) Cartas de crédito de respaldo (en inglés, back-to-back) En un crédito de respaldo, el


intermediario-beneficiario utiliza la carta de crédito como garantía para un segundo

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crédito independiente emitido a favor del proveedor último. Mientras que en el crédito
transferible el importador debe solicitar que el crédito sea transferible, en el crédito de
respaldo tal vez ignore la existencia del acuerdo de respaldo. Aunque el intermediario, por
tanto, querrá emplear este tipo de créditos para no revelar que recurre a un proveedor
final, incurre en un riesgo adicional al actuar así. En el crédito de respaldo, el
intermediario debe pagar al banco todo pago correcto efectuado al beneficiario del
segundo crédito, independientemente de que reciba o no el pago del primer crédito. Este
es un terreno arriesgado para los bancos, que son muy precavidos por lo que respecta a
este tipo de créditos.

8) Cartas de crédito de apoyo (en inglés, standby credits) – El crédito de apoyo se


distingue de todos los anteriores en su función primera, que corresponde más a la de
garantía o aval que a la de mecanismo de pago. En el crédito de apoyo habitual, el
beneficiario reclama el pago si la otra parte contratante no cumple unas obligaciones
determinadas. Estas prácticas se han desarrollado en gran parte en los Estados Unidos
de Norteamérica, puesto que su ley bancaria prohíbe que los bancos emitan garantías (y
los últimos cambios legislativos no parecen haber modificado sensiblemente la confianza
de los banqueros en el crédito de apoyo). Desde el punto de vista jurídico, los créditos de
apoyo son indistinguibles de las garantías bancarias. En la práctica, sin embargo, se
emplean con muchas funciones diferentes. Aunque las RUU 500 se refieren a ellos de
forma explícita, la mayoría de los artículos no tienen relación directa con la emisión y
tramitación de este tipo de créditos. Los créditos de apoyo también pueden someterse a
las Reglas uniformes de la CCI relativas a las garantías a primer requerimiento. El
Institute of International Banking Law and Practice está desarrollando actualmente u
conjunto de normas referentes a los usos y costumbres de estos créditos.

4.4. Ejemplo: procedimiento de un crédito irrevocable y confirmado

a. El contrato de compra-venta – El contrato de compraventa debe disponer con claridad


que el pago se efectuará mediante carta de crédito irrevocable y confirmada, si el
exportador insiste en obtener a veces el contrato subyacente en relación con la operación
de crédito documentario. Como se expondrá más adelante, es un principio fundamental que
el crédito documentario es independiente y autónomo respecto al contrato de compraventa,
lo que significa que los conflictos originados por el contrato de compraventa normalmente

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no pueden impedir el pago de conformidad con lo dispuesto en el crédito. Sin embargo, el
crédito debe abrirse de conformidad con las condiciones especificadas en el contrato de
compra-venta.
El contrato de compraventa puede disponer detalles o condiciones adicionales relativas al
crédito documentario (como, por ejemplo, la fecha de pago, los documentos que deben
presentarse...). Normalmente, el exportador vendedor insistirá en obtener un crédito
confirmado si no confía en el riesgo de crédito del banco emisor o si teme que existan
riesgos políticos o riesgos de cambio asociados con el país del comprador.

b. La solicitud de apertura de crédito – Suponiendo que en el contrato de compraventa se


pacta la utilización del crédito documentario, el importador (el ordenante) solicitará el
crédito a su banco. La solicitud de apertura de crédito, si se acepta, constituye un contrato
entre el importador-ordenante y su banco (el banco emisor). El banco accede a emitir el
crédito documentario y el comprador accede a reembolsar al banco por los pagos
realizados de conformidad con lo dispuesto en el crédito. Puesto que el banco abrirá un
crédito que responde a las instrucciones proporcionadas por el importador, es
responsabilidad de éste último que no se contradigan con el contrato de compraventa (si
existen contradiciones, el importador habrá incumplido el contrato de compraventa).
Algunos de los detalles que deben incluirse en la solicitud de apertura de crédito son
los siguientes:

- Fecha del pago – Especificación de si el crédito será pagadero a la vista o


mediante un efecto a plazo.

- Fecha y lugar de vencimiento del crédito – Al fijar estas fechas debe darse
suficiente tiempo al beneficiario para que prepare y envíe la mercancía.

- Ultima fecha de embarque y presentación de documentos – Como en el caso


anterior, estos límites deben ser razonables, para que el beneficiario pueda cumplir
sus obligaciones. En todo caso, si el crédito no estipulase nada referente al plazo de
presentación de documentos a partir de la fecha del documento de transporte, las
RUU establecen un periodo máximo de veintiún días.

118
- Beneficiario – El nombre y la dirección del beneficiario deben transcribirse con
exactitud y por completo.

- Tipo de crédito – es decir, irrevocable, confirmado, transferible...

- Importe – En algunos casos, debido a la incertidumbre referente a la cantidad


exacta que se embarca o a las tarifas de fletes, el contrato de compraventa sólo
menciona el precio aproximado. El crédito puede, por tanto, indicar un importe que
sea “cerca de” o “aproximadamente” una suma determinada, en cuyo caso se
permite una variación del diez por ciento. Como alternativa, el crédito puede fijar un
importe máximo mediante la utilización de palabras como “hasta”.

- Detalles del embarque – Entre otros, debe indicarse si se permiten los embarques
parciales y los transbordos. A menos que el ordenante tenga razones de peso para
prohibir los embarques parciales, es mejor permitirlos, ya que proporcionan
flexibilidad al beneficiario. Si la mercancía, por u peligrosidad o volumen, ha de ser
cargada sobre cubierta, el crédito debe especificar que se permiten los
conocimientos de embarque que indiquen que la mercancía se ha cargado o puede
cargarse sobre cubierta.

- Mercancía – Es importante que la mercancía no se describa con excesivo detalle,


ya que este proceder puede conducir a disputas posteriores, cuando se presentan
los documentos. Como se indica las RUU, la descripción debe ser general, con los
detalles suficientes para identificar la mercancía del contrato. Se aconseja que los
ordenantes designen al contrato mediante el número de referencia; : también es
recomendable exigir que el beneficiario certifique que ha cumplido con todas las
condiciones del contrato. Los documentos del contrato (como las facturas proforma
u hojas con especificaciones técnicas) no deben adjuntarse a la carta de crédito, ya
que multiplican la posibilidad de que surjan errores y confusiones.

- Documentos – Los requisitos documentales son de la máxima importancia y el


ordenante debe discurrir sobre ellos con cuidado, ya que el beneficiario los revisará
escrupulosamente cuando reciba el crédito. En general, los ordenantes no deben
solicitar una cantidad de documentos excesiva, ni exigir juegos completos de

119
originales basta con un único ejemplar o fotocopia. El beneficiario prudente sabe
que a medida que crecen los requisitos documentales se incrementan las
posibilidades de que un documento contenga discrepancias y, por tanto, se bloquee
el pago del crédito.

c. Emisión del crédito - Tras analizar la solvencia del importador, el emisor decidirá si emite
o no el crédito. Desde el punto de vista bancario, el crédito documentario equivale a una
solicitud de préstamo del importador por un periodo que va desde la emisión del crédito
hasta el vencimiento.

d. Confirmación - Si la solicitud de apertura exige que el crédito sea confirmado, el banco


emisor ha de pedir a otro banco, normalmente en el país del beneficiario, que confirme el
crédito. Con esta operación, el banco confirmador añade su obligación irrevocable de pago
a la del banco emisor. De este modo, el exportador se asegura que tiene un agente
pagador de confianza en su país.

La decisión del banco confirmador implica un análisis del riesgo de crédito del banco
emisor, el riesgo de cambio y de los riesgos políticos. Si confirma el crédito, debe pagar al
beneficiario contra la presentación de documentos conformes, con independencia de la
capacidad del banco emisor de reembolsarle el importe posteriormente.

El banco confirmador notifica el crédito confirmado al beneficiario. Este compromiso


de pago constituye el cuarto contrato de la cadena.

e. Recepción y revisión del crédito del vendedor-beneficiario - Se recomienda


encarecidamente a las empresas exportadoras que examinen los créditos en cuanto los
reciban y los comparen con los términos del contrato, para revisar las circunstancias
previstas para el envío de la mercancía.

Un porcentaje inquietante de operaciones documentarías encuentra impedimentos


cuando se presentan los documentos por primera vez (del orden del 50 al 90%,
dependiendo del país). Una de las razones que explica este problema radica en que los
vendedores a menudo no revisan el crédito cuando lo reciben. El examen inmediato

120
permitirá detectar a tiempo las incoherencias relativas al contrato de compraventa o a la
preparación y envío de la mercancía.

Si el exportador, al revisar del crédito, se da cuenta de que no podrá cumplir con las
condiciones establecidas (o le es poco práctico), debe notificarlo inmediatamente al
importador y solicitar que el crédito se modifique. El exportador debe verificar que se
modifica realmente y que este hecho se le notifica - por desgracia, es frecuente que las
empresas decidan modificar el crédito sin haber informado al banco emisor, con lo que se
corre el riesgo de que más tarde aparezca una discrepancia.

f. Embarque de la mercancía y presentación de los documentos - Para obtener el pago


de conformidad con lo dispuesto en el crédito, la empresa exportadora de preparar la
mercancía para embarcarla en el plazo correcto y reunir todos los documentos que
necesite. Se aconseja que compruebe, antes de presentarlos al banco, que se ajustan a las
estipulaciones del crédito documentario.

g. Examen de los documentos del banco confirmador - El banco confirmador comprueba


cuidadosamente que los documentos que presenta el beneficiario se correspondan con lo
especificado en la carta de crédito. Al hacerlo, el banco indicará la existencia de cualquier
discrepancia (diferencias entre los documentos prestados y las codiciones de crédito), o
señalará que son conformes (es decir, que responden a los requisitos del crédito).

Según las RUU, el banco debe examinar los documentos en un plazo razonable que
no puede exceder los siete días laborables posteriores a la recepción de los documentos,
debería notificarlo al beneficiario, no más tarde de este plazo, mediante un método de
telecomunicación u otro sistema urgente.

Si los documentos son conformes, el banco paga, acepta o negocia el crédito, de


conformidad a sus términos y disposiciones. El pago del banco confirmador es sin recurso;
lo que significa que no puede obligar al beneficiario a devolverle los fondos, con
independencia de que consiga o no el pago posterior del banco emisor. En algunas
jurisdicciones pueden existir excepciones a esta norma, con la consecuencia de que un
banco puede recuperar el dinero si es capaz de probar que el beneficiario cometió fraude.

121
Si los documentos contienen discrepancias, el exportador puede corregirlas -
siempre que sean subsanables y se disponga de tiempo - antes del vencimiento de crédito.
Obviamente, dejando de lado el vencimiento, no todas las discrepancias pueden ser
modificadas (no pueden corregirse, por ejemplo, los documentos de transporte que no se
corresponden con los especificados en el crédito, el certificado de inspección que indique
que la mercancía es defectuosa...). Si el beneficiario, por cualquier razón, no pudiera
enmendar los documentos, debe ponerse en contacto con el ordenante para levantar
(directamente o mediante el banco avisador o confirmador). El ordenante puede estar
dispuesto a conceder el levantamiento de la discrepancia, especialmente si es insignificante
y si existen razones comerciales para llevar cabo la operación. Desgraciadamente, a veces
los ordenantes utilizan las discrepancias como una oportunidad de conseguir descuentos
de los exportadores, razón de más para que los beneficiarios preparen la documentación
con gran cuidado.

h. Revisión del banco emisor y entrega de los documentos al comprador - El banco


emisor también revisa los documentos recibidos del banco confirmador (o, en el resto de
los casos, del banco negociador). Si, a criterio del banco emisor, los documentos no son
conformes y el banco confirmador se equivocó al pagar de conformidad con lo dispuesto en
el crédito, puede recuperar el dinero que el banco confirmador le ha adeudado. Al amparo
del artículo 13 de las RUU 500, dispone de un plazo máximo de siete días laborables para
revisar los documentos y decidir si los toma o los rechaza.

4.5. Los dos principios básicos de los créditos documentarios

1) el crédito es independiente del contrato subyacente y


2) Los documentos han de cumplir estrictamente con los términos del crédito.

a. Independencia del crédito documentario respecto al contrato subyacente - El crédito


documentario es totalmente independiente del contrato subyacente. Si la empresa
exportadora cumple con sus obligaciones documentarias, el pago debe efectuarse de
acuerdo con los términos del crédito, independientemente de las disputas relacionadas con
el contrato subyacente.

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Es imprescindible confiar en que tanto el banco emisor como el confirmador
respetarán sus compromisos de pago. El compromiso de pago del primero es
independiente y autónomo respecto al contrato comercial subyacente. De este modo, el
hecho de que el exportador incumpla una de las condiciones del contrato (por ejemplo,
respecto a la cantidad o calidad de la mercancía, fecha de entrega...) no da pie a que la
empresa importadora prohíba pagar a su banco al amparo de crédito. La excepción
principal a esta norma tiene que ver con la estafa. Si el banco recibe una notificación o una
prueba clara de que el beneficiario ha cometido un fraude, no solo está autorizado, sino que
está obligado a retener el pago. Sin embargo, no se exige que investigue las meras
sospechas de fraude.

Los tribunales son reacios a emitir mandatos judiciales para ordenar aun naco que
retenga un pago, por lo que se requieren indicios claros de fraude. Puesto que el uso de las
cartas de crédito tiene su origen - hasta cierto punto - en la necesidad de evitar riesgos por
falta de conocimiento o de confianza entre comprador y vendedor, es imprescindible que
ambos se fíen de los bancos. Estos han de cumplir con sus obligaciones con
independencia de los argumentos en contra que puedan presentar las empresas. Los
jueces se han referido a las cartas de crédito como "la sangre vital" del comercio
internacional. Si los bancos tuvieran la potestad de rechazar el pago de las cartas de
créditos cuando surgen desacuerdos entre las empresas, la corriente vital del comercio
internacional se bloquearía en un corto espacio de tiempo.

b. Cumplimiento estricto – Las condiciones de la carta de crédito deben observarse


estrictamente: es la doctrina del cumplimiento estricto. Lo que significa en la práctica es que
los documentos que se presentan deben corresponderse muy precisamente con los
términos del crédito.

Interpretación de un tribunal del cumplimiento estricto...

#No hay lugar para los documentos que son casi iguales, o que valdrán también."

Equitable Trust Co. De Nueva York contra Dawson Parthers Ltd. (1927) LI L Rep 49.

123
La gran mayoría de las disputas en cartas de crédito se refieren a las discrepancias
en los documentos. Las decisiones de los bancos relacionadas con las discrepancias
deben basarse en la doctrina del cumplimiento estricto.

En la carta de crédito, el banco emisor actúa como agente del importador. Como tal,
debe seguir las instrucciones que éste le encomienda.

Ejemplo: cumplimiento estricto y mercados a la baja...


Un importador contrata un gran cargamento de café a 200 dólares por saco. A
continuación, el mercado de café se hunde. Cuando llega el envío, el precio ha caído hasta
los 100 dólares.

El exportador presenta los documentos exigidos de conformidad con lo dispuesto en


el crédito. No obstante, resulta evidente que el importador tiene un buen motivo para
negarse a reembolsar al banco en el supuesto de que los documentos aceptados no sean
conformes.

Por lo tanto, si el banco ha cometido un error y no ha seguido estrictamente las


instrucciones del importador, éste puede presentar una demanda para evitar el reembolso.
Más aún, si la empresa exportadora no respeta con precisión los requisitos documentales
del crédito (sin importar lo triviales que puedan parecer), el importador puede negarse a
modificar el crédito, con lo que evitaría pagar al exportador. Aunque pueda parecer poco
ético, la empresa importadora tal vez crea que es el único método para evitar una
transacción comercial desastrosa. Por supuesto, es posible que el exportador disponga de
algún recurso jurídico para obtener el pago, pero como hemos visto en el capítulo 3, la
reparación por la vía jurídica puede resultar cara y arriesgada.

4.6. Lista de comprobación. Las reglas de oro de los créditos documentarios

Para las empresas exportadoras / vendedoras

Antes de comenzar a utilizar créditos documentarios: asegúrense de que han puesto en


práctica un sistema riguroso de gestión y verificación de documentos. Los pequeños errores
pueden resultar extremadamente costosos. En el mejor de los casos, intenten adaptar el crédito

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documentario a su contexto comercial mediante la estipulación precisa, en el contrato de
compraventa, del tipo de crédito que necesitan.

 Evalúen el crédito cuidadosamente tan pronto como lo reciban. Soliciten al comprador que
lo modifique si creen que tendrán dificultades para cumplir con los términos especificados.

 Preparen los documentos exactos que se han dispuesto en el crédito – no incluyan


voluntariamente información innecesaria.

 Verifiquen que los documentos son los exigidos en el crédito. Por ejemplo, ¿se solicita un
certificado de seguro marítimo, o una póliza de seguro marítimo?

 Presenten los documentos con suficiente antelación.

 Asegúrense de que las correcciones ha sido autenticadas por el emisor.

 Asegúrense de que su empresa figura correctamente como el beneficiario previsto.

 Si es posible, responsabilicen a una persona de la empresa del control, coordinación y


verificación del procedimiento de la carta de crédito.

Para la empresa compradora/emisora/ordenante del crédito

 No incluyan detalles excesivos; eviten las especificaciones técnicas o complejas.

 Asegúrense de que el crédito refleja exactamente el contrato.

 No incluyan disposiciones no documentales. Por ejemplo, toda inspección debe ser


probada mediante un documento, la cantidad debe ser probada mediante un certificado.

 En caso de deuda, soliciten ayuda o consejo al banco emisor.

 Plantéense seriamente si están dispuestos a emplear un crédito documentario sin solicitar


el certificado de inspección. Aunque muchos exportadores no están dispuestos a

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proporcionar este tipo de certificados, representan la mejor garantía de que la mercancía
embarcada cumple con los requisitos de calidad establecidos en el contrato. Pueden
comprometerse, como empresa compradora, a pagar la inspección.

Los bancos

 Ayuden al ordenante a evitar problemas con los documentos de transporte, especialmente


si se requiere transporte combinado:

¿Se prohíbe el transbordo?


¿ Se autoriza la utilización de documentos de transporte multimodal?
¿Se indica el lugar o puerto de expedición?

 Informen a los compradores con poca experiencia sobre la importancia de los certificados
de expedición.

 Revisen periódicamente el contenido de la solicitud de apertura de crédito; asegúrense de


que sea ajusta a los incoterms de 1990 y a las RUU 500; compárenla con el modelo de la
CCI.

 No empleen más tiempo del razonable en revisar los documentos, incluso si se solícita al
ordenante que levante las discrepancias. Si bien las RUU establecen un plazo máximo
razonable de siete días, los tribunales de algunos países pueden imponer periodos
sustancialmente inferiores.

 Como bancos emisores, no alteran de manera unilateral el incoterms sugerido por el


ordenante si ya ha empleado en el contrato de compraventa. Por el contrario, aconsejen al
ordenante que se ponga en contacto con su cliente para modificar el contrato antes de
emitir el crédito.

5. Cómo gestionar el riesgo de cambio


Estos riesgos se relacionan necesariamente con la oportunidad de conseguir
beneficios: si bien existe la posibilidad de perder dinero si los cambios se mueven en el

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sentido contrario. De este modo, las fluctuaciones de cambio pueden proporcionar tanto
beneficios como pérdidas.

En general, el riesgo de cambio se divide en tres categorías: el riesgo de la


transacción, el riesgo de traducción y el riesgo económico:

5.1. Riesgo de la transacción

Cuando en la operación de compraventa internacional participan dos empresas de países


diferentes, con divisas sin una cotización fija o estabilizada, aparece un elemento de
incertidumbre. El riesgo de la transacción hace referencia al riesgo que corren ambas partes
de que el tipo de cambio se mueva en una dirección poco ventajosa entre el momento en el
que se acuerda el precio y la fecha en la que se realiza o se recibe el pago inicialmente,
ambas partes están expuestas siempre al riesgo de la transacción.

Ejemplo: Un exportador estadounidense que vende a Alemania se ve obligado a fijar el


precio en marcos alemanes. El contrato estipula que la entrega se efectuará en 30 días y el
pago en 90 días después de la recepción de la factura comercial. El precio es de 1.000.000
de marcos, que en el momento de firmar el contrato equivalen a 500.000 dólares.

5.2. Riesgo de traducción (conocido también como riesgo de balance)

El riesgo de traducción se deriva del carácter periódico de la información contable. Cada


cierto tiempo, las empresas han de indicar en sus balances, en una divisa determinada, el
activo y el pasivo denominados en otra divisa, y los valores de ambas divisas pueden
cambiar entre dos periodos informativos. Hasta cierto punto, la exposición al riesgo de
traducción puede interpretarse como un factor de política de riesgos, que debería tenerse
en consideración al calibrar los costes y beneficios potenciales asociados con la decisión
de invertir en el extranjero.

5.3. Riesgo económico

El riesgo económico es el riesgo de fluctuación de las divisas a largo plazo, por lo que
también pertenece a la política de riesgos. Surge debido a los compromisos de la empresa,

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en el tiempo, con un conjunto de clientes y sus divisas. Este riesgo no puede evitarse con
técnicas de coberturas sencillas. Por ejemplo, la empresa exportadora tal vez querrá
transferir el riesgo de la operación a la empresa importadora, por lo que solicitará que el
pago se efectúe en su propia divisa. Sin embargo, si depende en gran medida de ese
mercado en particular, estará afectada inevitablemente por las fluctuaciones sustanciales
que se produzcan entre las dos divisas.

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