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Palabra
Frase gramatical
Oración
Proposición
Párrafo
Cuando hablamos no todos usamos el lenguaje del mismo modo ni de la misma forma:
1. Lenguaje objeto: es todo aquel lenguaje que se usa para comunicar algo en términos
generales, y puede ser oral, escrito o gráfico – simbólico.
2. Metalenguaje: es el que se utiliza para hablar del lenguaje objeto.
Convencionalismo y realismo
La relación entre el lenguaje y la realidad, entre las palabras y las cosas, ha llevado a una disputa
milenaria entre juristas. La postura realista cree necesaria, natural y real a la relación entre la
palabra y la cosa. Se deben encontrar “esencias” (lo que hace que la cosa sea) que permitan
distinguir las características de cada objeto o fenómeno para ponerle el nombre adecuado y formar
el lenguaje. Apela a la intuición, poco comprobable y de resultados inciertos, ya que es enteramente
subjetiva y cargada de ideologías. La postura nominalista toma al lenguaje como constructo humano
que convencionalmente se adapta a las necesidades de la comunicación. La relación entre el
lenguaje y la realidad es artificial, establecida por los hombres en forma arbitraria. Esta postura
permite descubrir los motivos de una investigación normativa, reconociendo los hechos y sus
consecuencias jurídicas y entendiendo a los nexos como herramientas, sin detenerse a buscar su
naturaleza jurídica.
El realismo, en cambio, divaga en esencias y realidades que nadie puede demostrar
fehacientemente, dificulta clarificar hechos y deriva en desvíos ideológicos, producto de la
subjetividad de sus principios.
Convencionalismo: la relación de referencia entre el nombre y el objeto se establece arbitrariamente
por los hombres, y aunque hay acuerdo consuetudinario en nombrar cosas con determinado
símbolo, nadie está obligado por razones lógicas y empíricas a seguir los usos, pudiendo elegir
cualquier símbolo con cualquier cosa.
La semiótica
Estudia los elementos representativos del circuito de la comunicación. Estos actos de
comunicación muchas veces no son claros. La semiótica también estudia la vida de los
signos en el seno social. Signo es todo cuanto representa algo para alguien y está
compuesto por un significado y un significante. El significado es el concepto que el signo
representa, la entidad abstracta; mientras que el significante es la forma que toma el signo,
forma material, entidad física.
1) Símbolos: se trata de signos que no se parecen a sus significados, sino que son
arbitrarios o puramente convencionales.
2) Íconos: se refieren a un objeto en virtud de sus características propias. Existe una
relación de semejanza entre un significado y significante.
3) Índice: signos que están conectados en forma existencial o causal con su significado.
Lingüística y derecho
Conviene saber que las palabras tienen una doble función: denotar y designar. La primera
comprende la extensión de todos los objetos que la voz en cuestión nombra. La designación
son las particularidades que un objeto debe tener para ser nombrado por la palabra o las
características que deben acaecer para considerar que la palabra es aplicable.
Un intento de definición
Podemos resumir la doctrina del derecho natural en tres tesis:
Las teorías iusnaturalistas tradicionales se diferencian por los distintos argumentos que brindan en
apoyo de la existencia de los principios de derecho natural, por las diversas elaboraciones de los
contenidos de esos principios que proponen y por las consecuencias que consideren que de ellas se
sigue en el campo del derecho. Según Nino, las principales discrepancias entre iusnaturalistas
surgen respecto del origen de los principios morales que conforman el “derecho natural”. Hay dos
formas básicas en las teorías iusnaturalistas:
Explica Nino que el iusnaturalismo teológico, cuyo más destacado representante fue Santo Tomás
de Aquino, sostiene que el derecho natural es aquella parte del orden eterno del universo originado
en Dios que es asequible a la razón humana. Ningún orden positivo tiene fuerza obligatoria si no
concuerda con los principios del derecho natural. El iusnaturalismo racionalista se originó en el
llamado movimiento iluminista que se extendió por Europa en los siglos XVII y XVIII y que fue
expuesto por filósofos como Spinoza y Kant, Según esta concepción el derecho natural no deriva de
los mandatos de Dios sino de la naturaleza o estructura de la razón humana.
Finnis considera que los derechos humanos constituyen una derivación del derecho natural. Los
seres humanos tienen derechos innatos que derivan del contenido del derecho natural. En su
concepción los derechos humanos no están subordinados al bien común, sino que constituyen un
aspecto esencial del mismo. Se encuentran limitados de dos maneras: a- Por las relaciones
recíprocas que guardan entre ellos y b- Por otros componentes del bien común, como puede ser la
moral pública. En su obra Finnis afirma que “derecho” alude a una relación de tres términos entre
un sujeto (A), una acción (X) y otro sujeto (B). Esta relación puede adoptar cuatro forma diferentes:
1- Derecho como reclamo; 2- Derecho como libertad; 3- Derecho como poder; 4- Derecho como
inmunidad.
Respecto al carácter de los principios del derecho natural, Finnis parece seguir la tesis iusnaturalista
tradicional que afirmaba el carácter universal y eterno de éstos. Los principios del derecho natural
los principios de la razonabilidad práctica y ésta no emana de los hechos de la existencia humana,
sino que preexiste a la situación humana.
La función del derecho natural para Finnis es proveernos de un principio racional para el juicio
moral, la teoría del derecho natural que propone es secular en su forma ya que no pretende fundarse
en la fe religiosa.
Las posiciones iusnaturalistas pueden ser rastreadas hasta el origen mismo de la civilización
occidental.
Grecia.
Los principales precursores del iusnaturalismo en Grecia fueron Platón y Aristóteles. Los
primeros vestigios de la corriente pueden ser hallados en algunos fragmentos de las obras
de Sófocles.
Platón afirma que los valores, como lo justo, lo bello o el honor poseen una existencia
independiente del hecho de que algunas cosas o acciones del mundo real reflejen esas
cualidades. Estas abstracciones son llamadas por Platón formas o ideas, y constituyen la
base de toda su teoría del conocimiento. Las ideas son arquetipos que existen con
independencia del mundo físico, de la mente humana, del espacio o del tiempo.
En la visión del mundo de Aristóteles, los fenómenos naturales se encuentran en un
continuo proceso de cambio, lo que significa que todo lo que existe tiende al desarrollo de
un fin.
En tanto que también forman parte del universo, los hombres tienden hacia el fin que les es
propio. Esta es la razón que los hace organizarse políticamente. En su “Política” afirma que
la polis griega es la mejor forma de organización para que el hombre pueda conseguir sus
fines. En “Ética a Nicómaco”, Aristóteles expone sus ideas sobre la justicia distinguiendo
en ella dos formas: la justicia natural y la justicia legal. La justicia natural disfruta de la
misma validez en todas partes y no está sujeta a aceptación; nunca cambia. La justicia legal
puede adoptar distintas formas, pero una vez que se ha establecido es rotunda.
Roma
En el mundo romano, las principales ideas que influyeron en el desarrollo de la teoría
iusnaturalista fueron las aportadas por el estoicismo. La escuela estoica constituyó la
corriente de filosofía más influyente en las culturas mediterráneas desde el siglo III a.C.
hasta el siglo IV d.C.
Marco Aurelio en sus “Meditaciones” sostiene que cada cosa evoluciona hacia un fin y que
éste es el que determina las ventajas y virtudes de cada cosa.
La naturaleza es la misma para todos y se puede identificar con el término Verdad, en
cuanto que la naturaleza es la creadora original de todas las cosas verdaderas.
Una de las características básicas del pensamiento estoico, reflejado en la obra de Marco
Aurelio, es la idea de universalidad. Esta constituye la contribución más importante a la
evolución del derecho natural.
Cicerón sostiene en “Sobre los deberes”, que el ideal del estoicismo es la aspiración de los
hombres a seguir un curso moralmente correcto de acción. Esto es lo que se quiere decir
cuando se sostiene que el hombre debe actuar de acuerdo con su naturaleza. La ley natural
es una y la misma para todos, y lo que prescribe es que los hombres no se perjudiquen unos
a otros.
Debemos a Cicerón la caracterización más conocida de las antiguas doctrinas del derecho
natural: “la verdadera ley es recta razón, congruente, perdurable, que impulsa con sus
preceptos a cumplir el deber y aparta del mal con sus prohibiciones; pero que, aunque no
inútilmente condena o prohíbe algo a los buenos, no conmueve a los malos con sus
preceptos y prohibiciones.”
La introducción de la voluntad activa de Dios en los primeros pensadores cristianos
producirá un cambio de eje en la discusión de algunas de las cuestiones centrales de la
corriente iusnaturalista.
El cristianismo
Para los estoicos el hombre debía amar al prójimo porque así se lo imponía a su propia
naturaleza y era su deber y su fin. Para el cristianismo el hombre debía amar al prójimo
porque era su deber.
San Agustín estableció una división tripartita de la ley, distinguiendo entre ley eterna, ley
natural y ley humana. Dios es el creador del universo y de todas las cosas. Ha instaurado en
él un orden del que el hombre participa. La ley eterna es el principio que rige el universo en
totalidad. Dios ha dotado al hombre de razón, para que con ella descubra los principios que
le deben guiar en el cumplimiento de su voluntad. El derecho natural es creado por Dios y
expresa su voluntad. La ley humana queda subordinada a la ley natural, pues no puede
contradecir sus contenidos.
Tomás de Aquino argumenta que el universo es creado por Dios, fuente originaria de todas
las cosas. Cuando Dios creó al hombre lo dotó de la capacidad para conocer la verdad.
Distingue tres tipos de verdades: 1- las verdades divinas, que son aquellas dadas a conocer
al hombre por medio de la revelación, a través de las Sagradas Escrituras; 2- las verdades
que el hombre puede descubrir por medio de la “razón especulativa” y 3- las verdades que
el hombre descubre a través de la razón práctica.
Tomás de Aquino sostiene que el hombre tiene, por naturaleza, tres tendencias: 1- su propia
preservación, que comparte con el resto de las cosas; 2- a conservar su especie y 3- a
conocer la verdad sobre Dios y sobre cómo vivir en sociedad.
La ley natural participa de la naturaleza de la ley eterna, y es la que contiene los preceptos
que el hombre debe seguir en su conducta con los demás seres.
En su análisis distingue cuatro tipos de leyes diferentes: la ley eterna, la ley natural, la ley
divina y la ley humana o positiva.
En algunas ocasiones la ley natural determina los contenidos que debe poseer la ley
positiva, como por ejemplo, la prohibición del homicidio. En otras, la ley natural establece
un marco dentro del cual la ley positiva puede elegir entre diferentes opciones de acuerdo a
la ley natural. Por ejemplo, con las leyes de tránsito.
Tomás de Aquino admite que en un caso particular, o en un número limitado de ejemplos,
la ley natural puede cambiar. Distingue dos posibles formas en las que ese cambio podría
acaecer: 1- por adición, cuando se incluyen nuevos preceptos; y 2- por sustracción, cuando
un determinado precepto de la ley natural deja de serlo.
Tomás de Aquino considera que la ley natural es universal, que su validez es la misma en
cualquier lugar.
El iusnaturalismo en el siglo XX
Un intento de definición
Todo pensador para ser considerado positivista, debe aceptar la siguiente tesis: “La
identificación de un conjunto de normas como jurídicas, no requiere someter a dichas
normas a ninguna prueba relacionada con el valor moral de sus contenidos. No existe
relación conceptual entre derecho y moral”.
Clasificaciones
Las primeras teorías en las que se pretendió separar el ámbito de lo jurídico del ámbito de
lo moral, aparecieron en el siglo XIX en las obras de Bentham y Austin, como reacción l
iusnaturalismo tradicional. En el siglo XX las críticas surgieron de dos corrientes
principalmente:
1) El normativismo, representado por Kelsen y Hart.
2) El realismo (Ross, Holmes) que también cuestionaban al normativismo.
Además existen dos fundamentos en los que se suele apoyar la adopción de una posición positivista
respecto de la definición de derecho:
a) El escepticismo ético, es decir la creencia de que no existen juicios morales objetivamente
verdaderos, universalmente válidos y eternos.
b) La ventaja metodológica que permite poder distinguir entre el derecho que es y el derecho
que debe ser.
El iluminismo y la codificación.
Las primeras teorías positivistas aparecieron en el siglo XIX en las obras de Bentham y
Austin. El iluminismo se caracterizó en el ámbito jurídico por el intento de conseguir una
estabilización y determinación del derecho, sustituyendo todas las instituciones creadas por
la historia por aquellas otras cuya creación dictaba la razón.
En el Código de Napoleón (1804) se reflejan las ideas iusnaturalistas e iluministas. El
iluminismo inspira la necesidad de la renovación del derecho en base a lo que determina la
razón, la limitación de los poderes de los jueces y la declaración del principio de plenitud
del ordenamiento jurídico positivo. El iusnaturalismo aportó la tendencia individualista,
haciendo positivos los derechos que las doctrinas del derecho natural habían declarado
como innatos del hombre, como la libertad y la propiedad.
En esta misma época surgen las primeras críticas profundas a la doctrina del derecho
natural. Hume argumenta que la doctrina del derecho natural se asienta en un salto no
justificado del ser al deber ser. Hume no pone objeciones al iusnaturalismo en cuanto a
cómo estos entienden el mundo del ser, ni tampoco en la cadena de razonamiento que dan
en torno al deber ser, pero consideran erróneo y rechazan la presunción de que el derecho
natural conlleve un salto cualitativo entre ambos: la naturaleza del hombre es esto y
aquello, por lo que el hombre debe comportarse de tal o cual manera. A este defecto se lo
conoce como “falacia naturalista”.
A través de la codificación fue cómo se produjo el paso del iusnaturalismo racionalista al
positivismo jurídico.
Bentham y el utilitarismo
Bentham criticó el sistema jurídico inglés abogando por la codificación del derecho y
considerando necesario sistematizarlo y dotarlo de claridad. Su contenido obedece a la
filosofía moral utilitarista que caracterizó el pensamiento moral de autor.
Considera que el fin del hombre y de la comunidad es conseguir la felicidad del mayor
número de personas. Subordina la justicia a este concepto de utilidad, en cuanto a que sólo
existe justicia si los dictámenes de ésta están de acuerdo con los de la utilidad.
Para Bentham el derecho se reduce a la ley y esta es definida como un conjunto de signos
declarativos de una voluntad concebida o adoptada por un soberano en un Estado,
concerniendo la conducta por una persona concreta o clase de personas. Este autor
estudiaría y definiría los conceptos jurídicos fundamentales (poder, deber, obligación,
libertad, etc.) considerando que tales conceptos son ficticios. Su origen no se encuentra en
la realidad sino en el derecho.
Uno de los mayores logros teóricos que se le debe a Bentham es el haber delimitado el
campo de la Ciencia del Derecho. Distingue así entre teoría del derecho “expositiva” y
teoría “censoria” del derecho o arte de la legislación. El derecho que es objeto de estudio
por la primera, mientras que la segunda se encargaría de estudiar el derecho que “debería
ser”.
Bentham considera que no hay derechos anteriores al Estado, esto lleva a negar la
existencia de derechos naturales subjetivos.
El positivismo en el siglo XX
Derecho objetivo
La expresión alude a un conjunto de reglas dictadas o reconocidas por el poder y que
obligan a los ciudadanos y los poderes públicos. Aquí el término “derecho” puede ser
sustituido por “ordenamiento jurídico”, “sistema jurídico”, “derecho positivo”, etc. Cuando
se usa “derecho” en este sentido se informa o se pretende dar cuenta de un estado de cosas
objetivo: de lo que dicen o establecen las disposiciones jurídicas vigentes. Ese derecho
objetivo se compone de normas que son jurídicas.
Podemos dar por sentado que en la práctica, por derecho se entiende el derecho objetivo y
que todos los demás usos del término derecho se basan o presuponen a idea de derecho
objetivo.
Derecho subjetivo
Por “derecho subjetivo” podemos entender aquella expectativa, deseo o interés de un sujeto
individual que está respaldado por el derecho, respaldo que permite al sujeto titular acudir a
las instancias jurídicas para hacer que ese su interés, expectativa o deseo se cumpla o se
respete.
Hay quien sostiene que no todo derecho objetivo es derecho, ya que hay normas de justicia
que forman parte del derecho y condicionan la validez de las normas jurídicas positivas.
Nuevamente estamos ante la síntesis de derecho y moral. El problema se complica si nos
preguntamos si existe una realidad llamada derecho que sea identificable y definible y a la
que todos esos usos se reconduzcan o que todos ellos presupongan.
¿Qué es un concepto?
Por concepto podemos entender “el contenido significativo de determinadas palabras”. El
concepto más propio de “derecho” sería aquel que nos diera cuenta de lo que el derecho es
en cuanto realidad propia y específica. Al dar un concepto o una definición del derecho
existen dos posibilidades. La primera consiste en manejar un concepto de derecho
sumamente genérico. A su vez, esto puede hacerse de dos maneras: ofreciendo un concepto
puramente “formal” o “lógico” del derecho o dando una caracterización superficial del
derecho como fenómeno social que cumple una cierta función de determinado modo.
2) Pluriformidad de lo jurídico
El derecho, producido de maneras muy diversas, se manifiesta de formas muy
heterogéneas, es pluriforme. Es mucho más fácil decir donde empieza y acaba el
derecho de una sociedad determinada, que trazar con carácter general para toda la
sociedad los perfiles del derecho. Para definir el derecho, dice Villa, la mejor vía
consiste en enumerar una serie de casos paradigmáticos, es decir, de cosas en que en
nuestro contexto cultural se consideran prototípicamente derecho. Se trata de definir el
derecho mediante la indicación de ejemplos claros de cosas, de fenómenos que se
tienen por derecho.
3) Pluridimensionalidad de lo jurídico
Las divergencias a la hora de precisar qué sea el derecho derivan frecuentemente del
modo de explicar el tipo de realidad que el derecho es. Se trata fundamentalmente de
saber si el derecho es un hecho social equiparable a cualquier otro de los que estudian
las ciencias que se ocupan de hechos, o si la esencia de lo jurídico radica en su carácter
de prescripción, de deber. No se trata de discutir si el derecho se compone de normas,
sino de ver si tales normas se han de entender como hechos sociales, o si, por el
contrario, son las normas esencialmente algo distinto de los hechos y no reducibles a
ellos o explicables desde ellos.
El deber jurídico es una prescripción y se debe a un acto de voluntad pero éste se
transforma de mero dato psicológico o sociológico en norma jurídica merced a ese
especial sentido.
La posición de Dreier
La noción positivista de derecho se caracterizaría por definirlo con arreglo de estas dos
notas o ambas conjuntamente: la autoridad que lo dicta y la eficacia social. Serían normas
jurídicas aquellas sentadas por la autoridad establecida y/o aquellas que son regularmente
acatadas y aplicadas en el grupo social.
De este modo, existirían contenidos morales mínimos de todo derecho, reglas de justicia
que son inmanentes a todo derecho y que ninguna norma jurídica puede vulnerar sin perder
su validez como derecho.
Para Dreier la justicia no es un cuerpo normativo dado de una vez por todas sino algo que
ha de establecerse mediante la correspondiente reflexión racional, razón por la que
manifiesta que la ciencia jurídica tiene que incorporar la teoría de la justicia como parte de
su objeto. Dreier asume que el moderno Estado de derecho se asienta sobre una base moral
que se expresa sobre todo en la idea de derechos humanos y de democracia y los valores así
patentes en la época moderna serían los irrebasables para toda norma jurídica.
El segundo argumento de Dreier contra la tesis positivista de la separación entre derecho y
moral es el argumento de los principios. Afirma que todos los ordenamientos jurídicos
desarrollados incorporan principios que rebasan la separación positivista entre derecho y
moral. Dreier trata de mostrar que hay ciertos contenidos morales que en el Estado de
derecho proporcionan al juez la pauta decisoria para colmar las lagunas, para resolver dudas
interpretativas. Tales contenidos se expresan en principios como la dignidad humana,
igualdad, libertad, solidaridad, etc. Estos contenidos morales son normas jurídicas,
auténtico derecho. Tales principios suelen estar incorporados a las constituciones actuales
en forma de declaraciones.
El juez que aplica principios cree estar aplicando derecho y no siente que esté decidiendo el
caso con un criterio personal y subjetivo. Según Dreier el ordenamiento jurídico del Estado
constitucional prevé procedimientos y controles para evitar la absoluta discrecionalidad de
cualquier juez o la total divergencia de las decisiones que aplican principios.
Para Dreier “derecho es la totalidad de las normas pertenecientes a la Constitución de un
sistema normativo estatal organizado o interestatal, en la medida en que tales normas en
general son socialmente eficaces y acreditan un mínimo de justificación ética o de aptitud
para ser éticamente justificadas, y la totalidad de las normas que han sido dictadas con
arreglo a esa Constitución, en la medida en que, en sí mismas poseen un mínimo de eficacia
social o de posibilidad de ser eficaces y un mínimo de justificación ética o de aptitud para
ser éticamente justificadas”.
La posición de Hoester
Hoester es uno de los defensores de la concepción positivista del derecho. Para él, el
derecho “es un orden normativo estructurado escalonadamente que posee obligatoriedad en
una sociedad, prevé la práctica de la coacción física, y en caso de conflicto con la moral el
derecho no deja de serlo”.
Hoester defiende el positivismo jurídico al que caracteriza con dos tesis:
1- La tesis de neutralidad afirma que “el concepto de derecho tiene que ser definido de
forma tal que el uso de este concepto no presuponga ninguna valoración”. Hoester basa
la validez del derecho en su vigencia, es decir, entiende que lo único que se requiere
para que una norma sea derecho es que sea vigente. Conforme a esta tesis las normas
jurídicas pueden poseer cualquier contenido sin perder su validez como derecho. La
tesis de la neutralidad y de la separación entre derecho y moral no quiere decir que las
normas jurídicas no pueden recoger ideas morales.
2- La segunda tesis es la tesis del no cognitivismo. Sostiene que no hay criterios objetivos
para saber qué idea de la justicia es la verdadera.
La coacción
La característica de la sanción establecida por la norma jurídica es que la misma puede ser
ejecutada aún en contra de la voluntad de quien la sufre.
La posibilidad del uso de la fuerza para aplicar sanciones se denomina coacción, y es
producto de una larga evolución cultural que permitió la monopolización de la violencia en
manos del Estado. Señala Kelsen que la eficacia de los órdenes no coactivos radica en la
obediencia voluntaria, innecesaria para el derecho.
1- Empirismo e inductivismo
El primer paso de toda investigación científica empieza por la observación de los datos
de la experiencia (empirismo). Luego, por el uso de la inducción se obtienen leyes
generales que en conjunto formarán el cuerpo de una teoría determinada.
El falsacionismo
El modelo de Popper. Manifiesta que las teorías científicas son simples conjeturas que
deben ser sometidas a muy rigurosas pruebas determinadas a su comprobación.
En el proceso de la ciencia es tan importante como la verificación, la refutación ya que será
este el camino necesario para abandonar las teorías conjeturadas en su momento.
Conjeturas y refutaciones es el ir y venir permanente de la actividad del científico y que
permite el avance y el progreso de la ciencia, de acuerdo a las enseñanzas de Pooper.
El criterio de demarcación
Si las hipótesis no resultan falsables, entonces no pertenecerán al dominio de la ciencia.
Serán hipótesis teológicas, metafísicas, etc.
Paradigmas y teorías
Ciencia y verdad
Hay que acostumbrarse a tomar la verdad en un sentido mucho más humilde que el usual.
Ciencia y racionalidad
El concepto que se encuentra ligado a la ciencia moderna es el de racionalidad. La ciencia
actual define y se apropia de los patrones de racionalidad, de suerte que ser científico se
transforma en un sinónimo de ser racional. Es la racionalidad propia de los fines.
Racionalidad y fines
Se considera racional toda aquella conclusión o decisión que se pueda tomar de manera tal
que el contenido de la misma pueda ser controlado por todos a través de la utilización de un
procedimiento previamente establecido.
Se produce cada vez que nos referimos a la ciencia y a la actividad científica, además del
reconocimiento por la posibilidad de aumentar nuestra calidad de vida, una apelación
grande a lo racional y razonable que resulta todo aquello que ha sido tocado por el trabajo
de los científicos.
Son todos aquellos sujetos que en su quehacer cotidiano deben trabajar, aplicar, crear,
describir, en fin, operar con normas jurídicas.
Positivismo e iusnaturalismo
La perspectiva iusnaturalista se caracteriza en general por duplicar el objeto de estudio,
colocando por encima del derecho puesto por los hombres, de las normas obligatorias que
regulan las conductas bajo amenaza de sanciones, otro ordenamiento que resulta ser por lo
general perfecto, justo, armónico e integrado, de suerte tal que si aquel no se acopla a éste,
o bien no será derecho o bien será un derecho injusto e imperfecto.
La otra vertiente es la que se ocupa exclusivamente del derecho positivo. Sólo se interesan
sus cultores por las normas puestas por los legisladores. El derecho en consecuencia será
mudable, imperfecto, muchas veces injusto, pero no dejará de ser un conjunto de normas
que merecen ser elucidadas.
Unidad 8. Normas.
1) Las reglas definitorias o determinativas. Son regla que definen o determinan una
actividad. Por ej. las reglas de los juegos. Incluye también en esta clase las reglas de la
gramática y el cálculo lógico y matemático.
2) Las directivas o regla técnicas. Son reglas que indican un medio para alcanzar
determinado fin. Por ej. las instrucciones de uso. Las reglas técnicas no están destinadas
a dirigir la voluntad del destinatario, sino que lo que indican está condicionado a esa
voluntad. Presuponen siempre una proposición anankástica que debe ser verdadera para
que sea eficaz. Un enunciado anankástico es una proposición descriptiva que dice que
algo (el medio) es condición necesaria de otro algo (el fin).
3) Prescripciones. Von Wrigth caracteriza a las normas prescriptivas mediante estos
elementos que la distinguen de las anteriores especies:
Emanan de una voluntad del emisor a la norma, a la que se llama autoridad normativa.
Están destinadas a algún agente, llamado el sujeto normativo. Para hacer conocer al sujeto
su voluntad de que se conduzca de determinada manera, la autoridad promulga la norma.
Para dar efectividad a su voluntad, la autoridad añade a la norma una sanción, o amenaza
de castigo.
1) Normas ideales. Son normas que no se refieren directamente a una acción sino que
establecen un patrón o modelo de la especie óptima dentro de una clase.
2) Costumbres. Las costumbres son especies de hábitos; exigen regularidad en la conducta
de los individuos en circunstancias análogas. Se distinguen de otros hábitos en que son
sociales. El carácter social de la costumbre le da una presión normativa, un carácter
compulsivo por la crítica y las sanciones de la sociedad, que no tienen los otros hábitos.
3) Normas morales. Estas normas se parecen a las determinativas, ya que pueden definir
una institución. Hay algunas normas morales (como las que se refieren a la vida sexual)
que tienen su origen en la costumbre. Hay dos grandes interpretaciones filosóficas de
las normas morales. Una es la concepción teológica. Considera a las normas morales
como emanadas de Dios. Para esta interpretación, las normas morales serían
prescripción. La otra interpretación es la teleológica. Considera a las normas morales
como una especie de regla técnica que indica el camino para obtener un fin.
Hay otras concepciones que se niegan a identificar las normas morales con algunas de
las especies de normas principales que se han visto y las clasifican como autónomas,
como sui generis, usualmente se llama deontologismo.
1) Carácter. El carácter que tiene una norma está en función de que la norma se da para
que algo deba, no deba o pueda ser hecho.
Cuando la norma se da para que algo deba hacerse, la norma es de obligación. En el
caso de que la norma se formule para que algo no deba hacerse, la norma es prohibitiva.
Cuando la norma tiende a que algo pueda hacerse, su carácter es permisivo.
3) La condición de aplicación. Es la circunstancia que tiene que darse para que exista una
oportunidad de realizar el contenido de la norma.
Respecto a la condición de aplicación las normas se clasifican en categóricas e
hipotéticas.
Son categóricas aquellas normas que sólo suponen las condiciones para que haya
oportunidad de realizar su contenido. Por ej. “cierre la puerta” es categórica porque sus
condiciones de aplicación se infieren del contenido de la norma.
Son hipotéticas las normas que prevén condiciones adicionales que no se infieren de su
contenido. Por ej. “si llueve cierre la puerta”. Para que una norma sea hipotética ella
debe establecer condiciones, no para la realización de la acción sino para que esa
realización pueda calificarse de prohibida, permitida u ordenada.
5) Sujeto normativo. Los sujetos de la prescripción son los agentes que son destinatarios
de ella. Por sus sujetos las normas pueden clasificarse en particulares, cuando se dirigen
a uno o varios agentes determinados; y generales, cuando se dirigen a una clase de
agentes indeterminados ( ej. los abogados, los argentinos, los que viven en Capital, etc.)
Las prescripciones generales además pueden ser de dos tipos: las conjuntivamente
generales son aquellas que se dirigen a todos los miembros de una clase (por ej. “todos los
que están en el buque deben abandonarlo”). Las disyuntivamente generales son las que se
dirigen a uno o varios individuos indeterminados de una cierta clase (por ej. “algunos de los
que estén en el buque deben abandonarlo”).
El sistema jurídico
Se considera que todas las normas tienen que imputar una sanción coactiva a una conducta,
todas aquellas normas que no poseen esa estructura y contenido no podrían ser consideradas
normas jurídicas. Como por ejemplo aquellas que determinan quien está en condiciones de
ejercer el cargo de juez, o cuáles son los requisitos para que exista una permuta. Kelsen
afirma que en esos casos nos encontramos ante fragmentos de normas. Las normas que
imputan sanciones son normas incompletas, pues entre sus condiciones de aplicación deben
incorporarse todas aquellas disposiciones que no poseen esa característica.
Alchourrón y Bulygin a partir de la noción de sistema deductivo llegan a caracterizar el
sistema jurídico y desde allí determinan que las normas que pertenecen al mismo son
normas jurídicas, independientemente del hecho de que contengan o no la asignación de
una sanción jurídica como solución para determinado caso.
Un sistema deductivo es un conjunto de enunciados que contiene todas sus consecuencias
lógicas. Como la tarea que realizan con mayor frecuencia los juristas es la sistematización
de normas jurídicas, Alchourrón y Bulygin consideran que se puede intentar sacar provecho
de esta concepción de sistema en el campo del derecho.
Así definen un “sistema normativo” como aquel sistema de enunciados que contenga
consecuencias normativas, es decir que entre sus consecuencias figure algún enunciado que
correlacione un caso con una solución normativa. Tomando como característica definitoria
del derecho a la sanción jurídica, se puede definir la noción de “sistema jurídico” como el
sistema normativo que contiene enunciados prescriptivos de sanciones, es decir, entre cuyas
consecuencias hay normas o soluciones cuyo contenido es un acto coactivo.
La coacción
La característica de la sanción establecida por la norma jurídica, es que la misma puede ser
ejecutada aún en contra de la voluntad de quien la sufra. La posibilidad de uso de la fuerza
para aplicar sanciones se denomina coacción, y es producto de una larga evolución cultural
que permitió la monopolización de la violencia en manos del Estado. Señala Kelsen que la
eficacia de los órdenes no coactivos radica en la obediencia voluntaria, innecesaria para
aquél.
El órgano
En los derechos evolucionados de los países modernos, los órganos aplicadores de
sanciones jurídicas son casi siempre los jueces.
La existencia de órganos encargados de aplicar sanciones, hace cumplir al derecho moderno
otra de las características que permiten distinguirlo de órdenes normativas similares para
motivar conductas, tales como los usos y costumbres. Los únicos que aplican sanciones
jurídicas en los Estados modernos son los jueces, que lo hacen con la intensidad y en la
medida indicada previamente por las leyes respectivas, lo que evita cualquier clase de
confusión entre quien sufre una sanción legal y quien es objeto de una venganza privada o
pública.
OXSt2.e2
XYMt1.e1> (OXSt2.e2) C,
El acto antijurídico
No existe posibilidad alguna de que existan actos antijurídicos si los mismos no se
encuentran consecuentemente sancionados en forma coactiva.
No interesa al derecho la maldad intrínseca de un acto humano, su carácter inmoral o que
sea expresión de una inaceptable disolución de los lazos sociales, lo único que importa para
considerar a un acto como antijurídico es que su consecuencia sea la posible aplicación de
una sanción coactiva, y nada más que esa posibilidad.
La formulación simbólica de la norma es:
XYMt1e1> (OXSt2.e2) C
XY- Mt1.e1
“el sujeto X no debe cometer el acto antijurídico de robar cosas propiedad del sujeto Y en
un determinado tiempo y lugar”
La responsabilidad jurídica
Responsable es el sujeto que se hace pasible de una sanción. El individuo es responsable de
su propia conducta por intención o por haber sido previsto por el sujeto como consecuencia
de su actividad. En el primer caso se dice que el sujeto actuó con dolo y en el segundo con
culpa, pero en ambos casos nos encontramos en el terreno de la responsabilidad por culpa
en sentido genérico, comprensivo tanto de las acciones específicamente culposas
(negligentes o imprudentes) y de las dolosas (intencionales).
Además de esta responsabilidad por culpa, existe otra que Kelsen denomina responsabilidad
absoluta y que considera más propia del derecho primitivo ya que se basa simplemente en
la provocación del resultado dañoso que no puede ser imputado a ninguna acción u omisión
de quien recibe la sanción. De esa manera la acción antijurídica sería causada por un sujeto
Y, mientras que sería X quien recibe la sanción.
Derecho subjetivo
Diferentes sentidos de la expresión:
Persona jurídica
Para ser persona jurídica es suficiente con ser señalado en los ámbitos personales de las
normas jurídicas, tanto en el antecedente (acto antijurídico) como en el consecuente
(sanción).
Cuando no se hace referencia a la persona física sino a los entes, Kelsen afirma que su
personalidad jurídica deviene de la circunstancia que el orden jurídico estipula ciertos
derechos y deberes que se refieren a los intereses de los miembros de la persona colectiva
de que se trate.
Identificación y pertenencia
Kelsen piensa que ese conjunto de normas es un sistema. Cualquier conjunto se transforma
en un sistema cuando lo que se pretende es establecer cierto orden. El establecimiento de
ese orden dependerá de ciertos criterios que son la guía para comenzar la tarea y que se
encuentran íntimamente ligadas con las finalidades para las que se quiere alcanzar tal
armonía.
Las sistematizaciones dependen de los criterios que se utilicen, y éstos a su vez tienen que
ver con los objetivos que guían a quienes pretenden poner orden.
Validez y eficacia
Kelsen entiende por validez la existencia específica de la norma jurídica. Son válidas las
normas que existen pura y simplemente. Tal como acaece sólo y si las normas cuya validez
se trata de averiguar cumplen con dos requisitos:
1) Haber sido creadas por los órganos y conforme a los procedimientos especiales
establecidos en normas superiores, y;
2) Respetar ciertos contenidos mínimos establecidos en tales normas superiores.
Afirma Kelsen que una norma jurídica no es jamás nula, sólo puede ocurrir que sea anulable en
diversos grados.
No existe posibilidad alguna de contradicción entre normas jurídicas con lo que a su vez reafirma el
carácter coherente del sistema jurídico, propiedad sin la cual la sistematización carecería de sentido.
Jerarquías normativas
Esto presupone la existencia de una estructura jerárquica de las normas de suerte tal que las
superiores van determinando los órganos y procedimientos de creación de las inferiores, y
eventualmente también ciertos contenidos mínimos de las mismas. Cuanto más elevada
resulta una norma, con mayor detalle se regulan, tanto los órganos competentes para crear
normas inferiores como los procedimientos necesarios para hacer efectivo tal acto y menor
es la determinación de contenidos que efectúa.
La estructura jerárquica de las normas válidas que constituyen un sistema jurídico
determinado se conoce con el nombre de pirámide jurídica. Adopta esta forma por
cuanto en su vértice se encuentra la Constitución Nacional, y en escalones inferiores las
leyes del Congreso, los decretos del Poder Ejecutivo, las resoluciones ministeriales y de las
secretarías de Estado, las sentencias judiciales y los actos jurídicos de derecho privado, para
terminar en el último escalón con los puros actos de aplicación de sanciones.
Esta forma jerárquica permite solucionar los posibles conflictos entre las normas, haciendo
lugar a la coherencia como característica del sistema.
La norma fundamental
La elección de la Constitución en el vértice de la pirámide ha sido una elección arbitraria.
Ejecutando una cadena de validez podremos determinar que una sentencia judicial en la
Argentina vale, pertenece al sistema normativo, si y sólo si fue dictada por un juez
competente de acuerdo a la ley procesal y con los requisitos formales y materiales que ésta
misma establece. A su vez la aludida ley procesal vale porque fue dictada por el Congreso
Nacional. ¿Por qué vale la Constitución?
Norma fundamental hipotética
La solución a esta pregunta pasa, de acuerdo con Kelsen, por el establecimiento de una
norma hipotética, inventada por los juristas y que ponga fin a toda pregunta acerca de la
validez. Tal norma fundamental tendría un contenido: “todo lo establecido por el legislador
será derecho”. Esta norma que no existe, que es supuesta, es algo así como el axioma sobre
el que descansa la unidad jerárquica del orden normativo que se considere.
El derecho internacional
Las normas fundamentales de los Estados nacionales pasarían a ser normas superiores del
derecho internacional que adoptaría como norma hipotética aquella que supuestamente diría
que: “los Estados deben comportarse como habitualmente lo hacen”. Esto para quien, como
Kelsen, sostenga una posición monista, de prevalencia del orden internacional sobre los
órdenes nacionales; postura prevalente.
El cambio revolucionario
Del juego de los conceptos de validez y estructura jerárquica del orden se deriva lo que se
ha de considerar fuente del derecho que pasa a ser cualquier norma en la medida en que de
la misma deriven deberes, responsabilidades y derechos.
En resumen:
1) Las normas jurídicas sólo tienen sentido y razón de ser cuanto orientadas a regir la
práctica, a ser aplicadas.
2) para ser operativas necesitan ser comprensibles para todos.
3) Los órganos encargados de decidir las disputas llevan a cabo la interpretación
definitiva.
La interpretación jurídica
La interpretación jurídica se ha definido como “el proceso o resultado de la determinación
del sentido de las reglas jurídicas o de sus elementos”. Keller define la interpretación
jurídica como “la interpretación semántica de expresiones lingüísticas a través de las que el
derecho se manifiesta, especialmente de las normas o enunciados jurídicos, pero también de
los enunciados jurídicos complementarios que sirven para la explicación o la precisión de
normas como las definiciones legales. Objetivo de la interpretación jurídica es determinar el
significado o el sentido de normas jurídicas tan exactamente como sea posible o necesario”.
Los juristas ante todo tienen que interpretar aquellas fuentes en las que se contienen normas
jurídicas.
Conceptos vagos
Conceptos vagos son aquellos conceptos descriptivos cuto contenido o alcance no están
claramente delimitados.
Cuando un término es vago es porque no sabemos qué notas especifican y tienen en común
los objetos que designa hablamos de vaguedad intencional; cuando no sabemos
exactamente que objetos forman el conjunto de los objetos de los que dicho término puede
predicarse hablamos de vaguedad extensional.
Conceptos valorativos
Son conceptos normativos, necesitados de complementos valorativos. Su concreción y
aplicabilidad presupone un juicio de valor del intérprete, una calificación en términos
positivos o negativos.
Conceptos probabilísticos
Son aquellos cuya aplicación implica una prognosis de futuro, un cálculo de probabilidades
acerca de si algo puede ocurrir o no.
Conceptos comparativos
Si una norma dice que cierto comportamiento se castigará en proporción a la gravedad del
daño causado, hay que hacer un análisis comparativo de dicho daño y de su carácter normal
o excesivo a efectos de graduar correspondientemente la imposición de la sanción.
Conocimiento y decisión
Tenemos la concepción cognitiva y la concepción escéptica o decisionista de la
interpretación. Hay quien piensa que los significados de cada término están prefijados al
uso que de ese término se haga en una sociedad o por determinadas personas, como los
juristas. Quienes mantienen una concepción esencialista del lenguaje y una teoría cognitiva
de la interpretación, entienden que lo que el intérprete hace es descubrir el verdadero
significado de las palabras.
La concepción escéptica parte de que las palabras no tienen un significado preestablecido.
Es el intérprete el que decide lo que un término significa. El intérprete obra con entera
libertad a la hora de asignar significados a los términos jurídicos, siempre que estos no sean
inequívocos.
La concepción cognitiva es propia de algunas versiones del iusnaturalismo. La escéptica se
muestra con claridad en las versiones más radicales del realismo jurídico.
Entre esas dos teorías hay que buscar un término medio basado en que no haya significados
preconstituidos a toda interpretación no quiere decir que el juez no encuentre ciertos
términos cuyo sentido en principio puede estar bien delimitado, ya sea por las propias
definiciones legales, ya sea por el uso habitual en una determinada sociedad. En muchos
términos legales podemos diferenciar entre un núcleo de significado y una zona de
penumbra.
3) Interpretación judicial. Es la que realizan los jueces como paso previo a la aplicación
de las normas y la decisión de los casos. Esta interpretación es valorativa. Un juez tiene
que decidir el caso y para ello ha de optar por uno de los posibles significados o
interpretaciones de la norma que al caso aplica.
Directivas de la interpretación
Son aquellas pautas o criterios cuya función es orientar y limitar al intérprete a la hora de
hallar el significado de una norma.
Cánones de la interpretación
Savigny propone cuatro cánones o elementos:
El razonamiento jurídico
En el Estado moderno el juez está vinculado a la legalidad. Si no hay norma jurídica
aplicable, cabe pensar que el juez tendrá que inventarla. A veces el juez es quien decide si
hay o no laguna. El juez puede optar por extender o restringir el significado de sus
términos.
Argumentos a fortiori
El razonamiento a fortiori supone una gradación de razones. Estos argumentos son dos:
1- A minore ad malus, es el que va de lo menos a lo más. Se utiliza para extender
prohibiciones o posiciones jurídicas desventajosas. Su estructura es: si está prohibido lo
menos, con mayor razón estará prohibido lo más.
2- A maiore ad minus, es el que va de lo más a lo menos. Sirve para extender permisos o
posiciones jurídicas ventajosas. Su estructura es: si está permitido lo más, con mayor
razón estará permitido lo menos.
Reducción teleológica
Se dice que el fin de la norma hace improcedente que ésta se aplique a un supuesto que, en
principio, está abarcado por sus términos.
Este argumento sirve para justificar la respuesta afirmativa. “Puesto que el fin de la
prohibición es permitir el libre acceso de los dueños a su garaje, no tiene sentido que se les
multe a ellos mismos por aparcar en el vado”.
El argumento apagógico
También llamado “ab absurdo” es el que se utiliza para excluir por absurda una
determinada interpretación o decisión. El presupuesto de fondo es que el derecho ha de
tener cierta racionalidad, no puede mandar cosas estúpidas.
El argumento de equidad
Se usa para descartar ciertas interpretaciones y aplicaciones por “inicuas”. La equidad es la
justicia del caso concreto. Es el argumento con el que se atiende a las circunstancias
peculiares del caso no contempladas por la ley y se matiza o evita la aplicación de la ley en
atención a esas circunstancias. El derecho ha de funcionar con normas generales y
abstractas, que den soluciones genéricas para casos y situaciones contempladas también
genéricamente.
El argumento de principios
Hacemos referencia a aquellos argumentos que se apoyan en valores o principios externos
al ordenamiento jurídico. Un buen ejemplo son los argumentos de justicia. El juez puede
argumentar que determinada solución se impone como la única justa o como la más justa,
aún cuando no se derive de la ley o, incluso, contradiga la ley.
Racionamiento logicista
Su idea fundamental es que el juez puede y debe dictar sentencia de un modo puramente
objetivo, sin que sus valoraciones subjetivas influyan para nada. El juez realiza una
subsunción de los hechos que enjuicia (premisa menor) bajo la norma general (premisa
mayor) de manera que la sentencia se extrae automáticamente, a modo de conclusión de ese
ascéptico razonamiento.
De ese razonamiento del siglo XIX hubo dos manifestaciones principales: la Escuela de la
Exégesis en Francia, y la Jurisprudencia de Conceptos en Alemania.
La Escuela de la Exégesis se instaura a partir del código napoleónico (el código civil). Los
juristas ya no necesitan el derecho natural, tienen ahora el derecho positivo, el código.
Derecho es lo mismo que ley, que código. En caso de que haya que interpretar hay un
criterio prioritario: la voluntad del legislador.
La Jurisprudencia de Conceptos explica que la subsunción del caso se hace bajo una
realidad objetiva que está por detrás de las leyes y les da su sentido: los conceptos jurídicos.
Desde finales del siglo XIX el racionalismo logicista entró en crisis. Se extendió la
evidencia de que la labor judicial tiene una vertiente creativa, que el juez también valora.
Irracionalismo
Esta orientación se puede ejemplificar con doctrinas como las de la Escuela de Derecho
Libre, el realismo jurídico americano o escandinavo, o el mismo Kelsen. Todas tienen en
común ver en la decisión jurídica un acto de voluntad no susceptible de control racional.
La Escuela de Derecho Libre ejerció sobre todo una labor crítica al logicismo. Mostró
rotundamente que cuando se dice que la decisión del juez es puramente lógica, lo que se
pretende es disfrazar y ocultar las valoraciones de fondo.
El realismo americano sostiene que no hay más derecho que las decisiones de los jueces.
No sólo valoran y deciden subjetivamente sino que en sus decisiones inciden todo tipo de
estímulos.
En cuanto al realismo escandinavo, las palabras de Ross muestran que los distintos
argumentos interpretativos y no interpretativos sólo sirven para construir una “fachada de
justificación” que a menudo oculta los motivos reales que llevaron a tal decisión.
Racionalismo no logicista
Entienden que, aunque la decisión judicial no sea puramente lógica y tenga componente
creativo, puede ser racional, objetiva. La solución consistiría en encauzar las valoraciones
del juez, de modo que éstas se atengan a ciertos parámetros objetivos.
Dentro de este racionalismo no logicista podemos agrupar dos tendencias: la que va de la
jurisprudencia teleológica a la jurisprudencia de valoraciones y las teorías de la
argumentación jurídica.
Las teorías de la argumentación jurídica son teorías procedimentales de la racionalidad de
la realidad jurídica. Esto significa que la decisión jurídica será racional cuando en el
procedimiento se respetan ciertas reglas y procedimientos.
Perelman ve a la práctica jurídica como diálogo o debate. De ahí que el razonamiento
jurídico tenga un fuerte carácter retórico. Para Perelman el discurso racional no busca
persuadir, sino convencer.
El razonamiento judicial
Basta con la utilización de la lógica deductiva para llevar a feliz término a tarea de dictar
sentencia. Cualquier sentencia que sea dictada violando los principios de la lógica
deductiva puede ser anulada por los Tribunales superiores de la causa. La lógica deductiva
es condición necesaria de la validez del razonamiento judicial.
a) De relevancia: son aquellos en los que se duda acerca de qué norma debe ser aplicable
a la situación fáctica. Por ejemplo, los apoderamientos ilícitos de energía eléctrica.
¿Podía subsumirse al art. 162 del Código Penal que sanciona a quienes se apoderan de
cosas ajenas?
b) De interpretación: en los que se duda acerca de la manera en que debe entenderse una
determinada norma que se presume aplicable a la situación fáctica. Por ej. art. 44 del
Código Penal que prescribe que las penas corresponden al autor del delito, si éste no se
hubiese consumado (tentativa), se disminuirán de un tercio a la mitad. ¿Será aplicable
el tercio del mínimo de la pena establecida para el delito y la mitad del máximo, o a la
inversa deberá computarse la mitad del mínimo y un tercio del máximo penal indicado
para el delito consumado?
c) De prueba: que se refieren a la premisa fáctica y son todos aquellos en los que s duda
acerca de su un determinado hecho ha sucedido o no.
Razonabilidad y argumentación
Algunos modelos se abstienen de proponer soluciones, porque descreen de la posibilidad de
solucionar problemas valorativos, señalando que en los casos indicados los jueces tienen
discreción para poder moverse dentro de los límites (marco) que las normas jurídicas por su
textura abierta ofrecen al intérprete. Es este un problema no resoluble desde una perspectiva
racional y relegada a una cuestión política.
Racionalidad procesal
Las garantías personales (defensa en juicio, imparcialidad del juez, etc.) deben ser vistas no
sólo como garantía de libertad individual, sino también como límites a la verdad procesal.
Resulta un modelo claramente falsacionista; donde se asegure la articulación de todas las
posibilidades.
La propuesta crítica
La Escuela de Francfort, a través de Habermas, amplía el campo de la racionalidad a través
de una teoría jurídica que parte de un muy peculiar concepto de legitimidad normativa,
mediante el cual identifica la validez con la legalidad y la legitimidad; entendiendo a ésta
como la situación que se produce cuando sus destinatarios pueden sentirse autores de las
mismas.
En este marco teórico debe buscarse la justicia en las decisiones judiciales que deben ser
consistentes con el ordenamiento y racionalmente aceptables, motivo por el cual el juez
deberá privilegiar el proceso argumentativo que le permita vislumbrar la necesidad de la
obligatoriedad universal en contextos pluralistas.
El mínimo de racionalidad
Fuere cual fuere el modelo teórico que se adopte para la resolución de los casos difíciles, es
menester tener en cuenta la necesidad de contar con jueces imparciales.
Los discursos de aplicación deben basarse en la coherencia y en la posible existencia de una
fundamentación discursiva de las normas que asegure que la misma exprese un interés
general que procede de la consideración recíproca de los intereses de cada uno de sus
participantes.