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BAUTISMO DE NIÑOS EN EDAD CATEQUÉTICA

Cuando se presenten para bautizar niños que ya han llegado a la


edad de la catequesis
(el antiguamente denominado "uso de razón"), no se sigue en el
Ritual del Bautismo de
Niños, sino que es preciso hacer un proceso catequético con los
mismos niños, ya que son
capaces de empezar a entender el significado del sacramento que
recibirán y que les abrirá
las puertas de la Iglesia.
Las indicaciones y materiales para realizar este proceso y para
celebrar el sacramento se
encuentran en el Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos.
Aquí, para ayudar a ello, ofrecemos en primer lugar una buena parte
de las sugerencias
que sobre este tema publicó la delegación Diocesana de Pastoral
Sacramental y Liturgia de
Barcelona, y a continuación tres homilías. Las tres presuponen
haber realizado previamente
la catequesis y los ritos correspondientes a la iniciación cristiana en
esta edad, pero en
cambio celebran el bautismo en contextos distintos: la primera, el
bautismo simplemente; la
segunda, el bautismo y la Eucaristía; la tercera, en la Vigilia pascual,
los tres sacramentos
de la iniciación (las ideas de las tres, sin embargo, son
intercambiables).

EL BAUTISMO DE NIÑOS EN EDAD CATEQUÉTICA


La Delegación Diocesana de Pastoral Sacramental y Liturgia ofrece
un sencillo itinerario
para la preparación y la celebración bautismal de niños que se
encuentran en edad
catequética, tal como se prevé en el Ritual de la iniciación cristiana
de adultos (véase cap.
V) "Ritual de la iniciación de los niños en edad catequética", no.
306-369). Lo hace para dar
una respuesta práctica a los casos que, por los motivos que sean,
cada vez se presentan
más en las parroquias, de modo que la celebración sea -como debe
ser- una celebración de
la comunidad.

SITUACIÓN Y JUSTIFICACIÓN
El Ritual de Bautismo de los Niños (n. 44) y el Código de Derecho
Canónico (c. 867.1)
indican que "los padres tienen la obligación de procurar que los
niños sean bautizados
durante las primeras semanas que siguen al nacimiento" (el
bautismo es a la vez gracia y
Espíritu, es nacer a la vida de hijo de Dios, recibir el don del Padre y
del Hijo y del Espíritu
Santo) con todo, en nuestra diócesis nos encontramos que aumenta
el número de niños que
llegan a la edad escolar (7 años) y que no han sido bautizados ni
suficientemente
evangelizados. Las causas son muy diversas: por razones
sociológicas o ideológicas, por
incuria, también por motivos de mayor respeto a la opción personal
en lo que se refiere a la
fe, etc.
Ahora bien, la integración social en grupos de niños que "van a la
catequesis" o el hecho
de celebrar la primera comunión los compañeros de clase o los
amigos, así como también
una maduración en los planteamientos familiares, despiertan o
pueden despertar en el niño
un deseo de ser bautizado, como sus compañeros, y de hacer al
igual que ellos la primera
comunión.
Creemos que la Iglesia debe acoger con gozo y respeto este primer
despertar de la fe, y
caminar con estos niños revelándoles progresivamente las riquezas
de todo el misterio de
Cristo. Para que también ellos, de todo corazón, se puedan
convertir al Dios vivo y nacer del
agua y del Espíritu Santo.
Por eso quien acoja el deseo del niño y la demanda de los padres,
deberá abstenerse de
culpar a los padres por el retraso en la recepción del bautismo, o de
cargar al niño con una
culpa de la que él no es responsable. Debe actuar positivamente, de
modo que el niño
encuentre una incipiente comunidad de Iglesia que le ayude a
sentirse cristiano y motivar a
los padres para que no se desentiendan del camino de fe que el hijo
desea seguir,
ayudándolos no sólo con exhortaciones sino ofreciéndoles los
medios prácticos que
necesitan, para responder mejor a la vocación que han recibido de
Dios.

LLAMAMIENTO
Un primer paso para que la Iglesia exprese su acogida gozosa para
estos niños y sus
padres es que, a nivel parroquial O arciprestal, según sea oportuno
en cada lugar, se haga
un llamamiento público. Es decir, que todo el mundo sepa que
puede hacer esta petición, no
de modo vergonzante, sino con la seguridad de que serán bien
recibidos. Ahora bien, será
preciso manifestar con claridad, como ya ha sido expresado más
arriba, que la voluntad de
la Iglesia es que los padres cristianos lleven a bautizar a sus hijos
recién nacidos y con la
debida preparación.

LA PREPARACIÓN BAUTISMAL DEL NIÑO O CATECUMENADO

Duración.- Respondiendo a los deseos del niño y a la demanda de


los padres, el niño en
edad escolar entre los 7 y los 12 años, será invitado a formar parte
de un grupo catequético.
La duración del catecumenado de niños debe responder a la
psicología propia de esta edad
y al proceso de maduración de la fe personal que el sacramento
necesita. Pero se debe
evitar el correr demasiado, poniendo el bautismo al principio de todo
sin dar tiempo a una
catequesis suficiente, o bien retrasarlo tanto que pierda su sentido
de inicio a la vida
cristiana. Normalmente el tiempo de catecumenado debería tener la
misma duración que el
tiempo de preparación catequética a la primera comunión de los
compañeros: dos años o
uno, según la práctica parroquial, arciprestal o de la zona.

Celebración litúrgica de entrada al catecumenado.- Al comienzo del


curso catequético
-dentro del primer mes-, con la presencia del grupo de niños de la
catequesis-, de los
padres y padrinos, incluso de los familiares más cercanos, en la
iglesia o en algún otro lugar
adecuado, será bueno celebrar la entrada del niño en la comunidad
catecumenal. De
acuerdo con el Ritual de la iniciación cristiana de adultos (nn. 314-
329) esta celebración se
podría componer de los siguientes elementos:
Diálogo entre el ministro y el niño o niños.
Diálogo entre los niños y los padres, y los padres y el ministro.
Signación.
Proclamación de la Palabra de Dios y entrega de los Evangelios.
Como se indica en el Ritual los textos deberán acomodarse a la
mentalidad de los niños.
Tiempo catequético, los llamados escrutinios y la entrega del
Símbolo y del
Padrenuestro.- Los niños siguen la catequesis con el grupo formado
por los compañeros y
amigos. Cuando se acerque el momento en el que deben ser
admitidos al bautismo, hay que
prever un tiempo fuerte catecumenal litúrgico, que coincidirá con la
Cuaresma, para recibir
el bautismo en tiempo de Pascua. Como prevé el catecumenado
tradicional de los adultos y
el Ritual propone de modo adaptado para los niños (nn. 330-342;
181-192), se celebran los
"escrutinios" y la entrega del Símbolo y del Padrenuestro. No hay
que copiarlo ni hacerlo
todo, pero pedagógicamente puede ser útil tenerlo en cuenta.
Proponemos realizar un
"escrutinio" que ponga de relieve el carácter "conversional" o
penitente del bautismo;
también la entrega del Símbolo y del Padrenuestro (Ritual, no. 181-
192).
El orden a seguir: escrutinio y entregas, en la 3a., 4a. y 5a. semana
de Cuaresma. He
aquí el esquema de estas celebraciones.

Escrutinio penitencial:
- Saludo expresando la presencia salvadora de Cristo.
- Proclamación del perdón por la Palabra de Dios.
- Plegaria sincera de petición de perdón.
- Exorcismo, unción, imposición de manos.
- Primera confesión de los compañeros, como prevé el Ritual (así
estos niños ya
bautizados, compañeros del grupo catequético, participan
activamente en esta celebración y
son ejemplo porque en su día los demás lo puedan hacer. Ritual no.
332 y 342).

Entrega del Símbolo (credo):


- Saludo.
- Proclamación de la Palabra y homilía explicando el significado del
Símbolo.
- Recitación del Símbolo por la comunidad de bautizados.
- Oración sobre los elegidos.

Entrega del Padrenuestro:


- Saludo.
- Proclamación de la Palabra, especialmente del evangelio sobre el
Padrenuestro (Mt
6,9-13) y homilía.
- Oración sobre los elegidos.

LA CELEBRACIÓN DEL BAUTISMO


La práctica normal de las catequesis de nuestras parroquias que
preparan a niños para
la primera comunión es que se celebre en un domingo de Pascua o
en los que siguen. Ya
que los niños que deben ser bautizados forman parte de estos
grupos, lo mejor sería que en
la misma celebración eucarística los catecúmenos recibieran el
bautismo y juntos la
eucaristía. Todavía más: sería deseable, como se indica en el Ritual
(n. 343), que toda la
celebración fuese en la Vigilia Pascual. Esto, claro está se deberá
determinar en cada
parroquia o arciprestazgo.
Por todo lo que hemos dicho, queda claro que la celebración
bautismal de estos niños,
tanto si se celebra dentro de la eucaristía como no, debe ser en
verdad una celebración
gozosa de la comunidad cristiana.

Esquema de la celebración bautismal (cfr. Ritual, no. 343-360):


Fuera de la misa:
- Saludo.
- Proclamación de la Palabra y homilía.
- Bendición del agua.
- Profesión de fe: renuncias y recitación del Símbolo.
- Rito del Bautismo.
- Ritos complementarios (unción del crisma y entrega del cirio
encendido).
- Padrenuestro.
- Bendición final.

Dentro de la misa: En la Vigilia Pascual:


- Después de la homilía: Letanía; Bendición del agua; Renuncia y
profesión de fe;
Bautismo; Ritos complementarios; Renovación de las promesas del
bautismo de la
asamblea; Plegaria de los fieles y ofrenda del pan y del vino, en la
que participan los nuevos
bautizados.

Fuera de la Vigilia Pascual:


—Después de la homilía, todo sigue como en la Vigilia, pero sin la
letanía y la profesión
de fe de todos.

1.
Textos:
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los Romanos 8,14-17ab
Hermanos: Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son
hijos de Dios. Habéis
recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino
un espíritu de hijos
adoptivos, que nos hace gritar: ¡Abba! (Padre).
Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que
somos hijos de Dios; y si
somos hijos, también herederos, herederos de Dios y coherederos
con Cristo.

Salmo 22;

Juan 7,37b-39a (el evangelio se encuentran en el ritual del bautismo


de niños).

Monición inicial
Queridos niños y hermanos todos:
Desde el mes de noviembre os habéis venido preparando para
recibir el sacramento del
bautismo, por el cual Dios nuestro Padre os adoptará como hijos
suyos muy amados;
obtendréis el título de cristianos, unidos así a nuestro Señor
Jesucristo, el Hijo de Dios
hecho hombre para nuestra salvación; y quedaréis incorporados a
su santa Iglesia por la
acción bondadosa del Espíritu Santo.
Recordad que hemos celebrado esta preparación bautismal en
cuatro días distintos:
primero, pedisteis recibir el bautismo; segundo, os presentasteis al
Señor pidiendo perdón
por vuestros pecados; tercero, os hice entrega del símbolo de la fe u
oración del Creo en
Dios Padre, para que hoy, día de vuestro bautismo, la rezarais con
nosotros; y el cuarto día,
os entregué la oración del Padre nuestro, también, para que la
rezarais en este día solemne
para vosotros.
La celebración que vamos a empezar, tendrá tres partes: primero
escucharemos la
Palabra de Dios; luego, el rito bautismal, cuando seréis lavados por
el agua en nombre de
Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo; y finalmente, daremos gracias al
Señor.

HOMILÍA
Estas dos lecturas de la Biblia, de la Palabra de Dios, nos ayudan a
comprender mejor lo
que nos da el Señor mediante el sacramento del bautismo.
Por su Espíritu, hemos escuchado en las palabras de san Pablo,
somos hechos hijos
adoptivos de Dios. Y, ¿cómo lo sabemos? Porque nos lo ha dicho
Jesús, el Hijo de Dios. El y
el Padre nos dan su Espíritu. Y el agua, tal como hemos escuchado
en el evangelio, significa
esta nueva Vida. Por eso, Jesús se nos ha presentado como una
fuente que da vida: el que
tenga sed, que venga a mi; el que cree en mí, que beba.
Así, pues, creemos que ahora, cuando yo en nombre de Dios
Padre, Hijo y Espíritu Santo
os derrame el agua sobre vuestra cabeza, Dios nuestro Padre os
adoptará como hijos.
Quedaréis unidos a Jesús para siempre y seréis ya miembros de su
Iglesia, la familia de los
hijos de Dios o de los cristianos.
Que toda vuestra vida queráis vivir como buenos hijos de Dios y
miembros de la Iglesia;
que sepáis ayudar a los demás a conocer y amar a Dios. Y que
pronto, con vuestros
amigos, recibáis a Jesús como pan del cielo, y así os alimentéis
siempre del cuerpo del
Señor.
Monición y homilía preparada por Ll. Bonet Armengol

2.
Textos:
Hechos 2,36-40a.41-42;
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 2,36-40a.41-42
El día de Pentecostés, decía Pedro a los judíos: "Todo Israel esté
cierto de que al mismo
Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y
Mesías."
Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y
a los demás
apóstoles: "¿Qué tenemos que hacer, hermanos?"
Pedro les contestó: "Convertíos y bautizaos todos en nombre de
Jesucristo para que se
os perdonen los pecados, y recibiréis el Espíritu Santo. Porque la
promesa vale para
vosotros y para vuestros hijos y, además, para todos los que llame
el Señor Dios nuestro,
aunque estén lejos." Y con estas y otras muchas razones les urgía y
exhortaba
Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les
agregaron unos tres
mil.
Y los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los
apóstoles, en la vida
común, en la fracción del pan y en las oraciones.

Juan 15,1-11 (el evangelio se encuentra en el ritual del bautismo de


niños).

Queridos chicos y chicas:


Cuando vuestros padres me dijeron, a principio de curso, que no os
habían llevado a
bautizar cuando erais pequeños, por causas diversas, yo les dije
que, ahora que ya erais
mayores, si queríais, os podíais bautizar al terminar el curso de
catequesis.
Habéis convivido con nosotros durante todo este año, os habéis
hecho amigos de otros
chicos y chicas de vuestra edad, que ya eran cristianos por haber
recibido el bautismo;
habéis conocido a Jesús y su evangelio; habéis participado en
nuestras celebraciones y
nuestras fiestas...; ahora llega el momento de recibir los
sacramentos del bautismo y de la
eucaristía.

1. Lo que hicieron los apóstoles


Lo que vamos a hacer ahora es muy parecido a lo que hicieron los
apóstoles el mismo
día de Pentecostés. Ellos quedaron llenos del Espíritu Santo. San
Pedro sale por las calles y
por las plazas y empieza a hablar a todo el mundo sobre Jesús de
Nazaret. Ya no tenía
miedo de las autoridades, que le podían castigar; hablaba con
mucho entusiasmo y valentía.
Tanto él como los demás apóstoles se habían convencido de que
valía la pena que todos
conocieran lo que Jesús había hecho y enseñado. La gente,
después de oír lo que Pedro
decía, preguntaron: "¿Qué tenemos que hacer, hermanos?". Pedro
les contestó:
"Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo para que se
os perdonen los
pecados, y recibiréis el Espíritu Santo".
Fijaos en los efectos que produce el bautismo: también vosotros
recibiréis el perdón de
vuestros pecados y tendréis el don del Espíritu Santo, es decir, la
vida del mismo Dios.
Empezaréis a ser hijos de Dios porque participaréis de su misma
vida.
Aquel día, tres mil personas se añadieron a la comunidad de los
apóstoles. Hoy, vosotros
(cuatro), os añadiréis a nuestra comunidad y a los millones de
cristianos esparcidos por el
mundo entero.
Después de recibir el bautismo ¿qué es lo que hacían los primeros
cristianos? "Eran
constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida
común, en la fracción del
pan y en las oraciones".
También vosotros estáis decididos a seguir recibiendo la enseñanza
de los apóstoles, en
la catequesis. También deseáis la fracción del pan, es decir,
acercaros a la mesa del Señor
para recibir la Eucaristía, que es el alimento de vuestra vida
cristiana. Jesús decía: "Si no
coméis mi Cuerpo y no bebéis mi Sangre, no tendréis vida en
vosotros".

2. La vida de Jesús que se nos comunica


Para que entendáis bien lo que significan el Bautismo y la
Comunión para vosotros,
hemos leído en el Evangelio lo que Jesús decía: "Yo soy la vid y
vosotros los sarmientos".
Fijaos en lo que pasa con los árboles frutales. Hay árboles que no
dan buenos frutos,
pero el agricultor hace un injerto: pone una rama procedente de un
árbol bueno, dentro del
corte que ha hecho en el malo y, a partir de aquel momento, la savia
del tronco viejo,
pasando por la rama buena, queda transformada y aquel árbol
empieza a dar buenos
frutos.
Con el bautismo y la eucaristía pasa lo mismo, incluso más, porque
es al revés: El tronco
bueno es Jesús y la rama mala somos nosotros. Por el bautismo
quedamos injertados en
Cristo y su vida empieza a circular por nosotros. Cada vez que
comulgamos, la vida de
Cristo se nos comunica y quedamos llenos de El. Por esto somos
capaces de dar buenos
frutos, los frutos propios de los hijos de Dios. Somos capaces de
perdonar, como Dios
perdona. Somos capaces de amar, como Dios ama...
El agua del Bautismo y el Pan y el Vino de la Eucaristía que
recibiréis dentro de unos
momentos, transformará vuestras vidas. Alegraos. Nosotros, todos,
también estamos muy
contentos, los padres, los padrinos, los catequistas, los sacerdotes,
todos vuestros
compañeros y toda la comunidad nuestra. Demos gracias a Dios,
que nos ha hecho vivir un
día tan feliz.
Homilía preparada por A. Taulé
3. Homilía para un bautismo en la Vigilia Pascual
1. La celebración de la Pascua
Queridos hermanos:
Pascua es la fiesta de las fiestas de los cristianos. Hoy, en verdad,
celebramos la fiesta
mayor de la Iglesia, que es la comunidad de los fieles cristianos, la
comunidad de los
discípulos de Jesús. Por ello nos hemos preparado durante
cuarenta días -durante todo el
tiempo de Cuaresma- con plegarias, escuchando y meditando la
Palabra de Dios con mayor
atención que de costumbre, haciendo penitencia y celebrando el
sacramento del perdón.
Hemos seguido más de cerca a Jesús en su lucha contra el mal, el
pecado y la muerte. Y
ahora, con El y con todos los hombres y mujeres salvados por
Jesús, celebramos su
resurrección.
Esta noche hemos empezado la celebración fuera de la iglesia, bajo
la bóveda del cielo y
a la luz de las estrellas. En torno al fuego nuevo, bendiciéndolo,
hemos pedido a Dios que
estas fiestas pascuales enciendan en nosotros el anhelo de las
cosas de lo alto, a fin de que
podamos llegar con el corazón puro a la fiesta de la luz eterna por
Cristo Señor nuestro.
Con el fuego nuevo hemos encendido el cirio pascual, que nos
transmitía la luz de Cristo
resucitado que disipa las tinieblas del mal y del pecado que muchas
veces existe en nuestro
corazón. Luego, siguiendo la luz del cirio pascual hemos entrado en
la iglesia, y la hemos
iluminado con la luz de los cirios que llevábamos cada uno de
nosotros. Aquel resplandor
quería significar al mismo tiempo la luz de Dios, que nos llama a la
fe, y la luz de nuestra
respuesta al don de Dios.
Nos han anunciado la fiesta de Pascua y luego hemos escuchado
con calma y
tranquilidad la lectura de la Palabra de Dios. Esta noche hemos
hecho un repaso de los
momentos más importantes de la historia de la salvación, que es la
historia de la
intervención de Dios en la vida de la humanidad, a través, sobre
todo, de la historia del
pueblo de Israel. Esta vigilia de lectura ha sido como una larga
sesión de catequesis, que
nos mostraba lo que Dios ha hecho y sigue haciendo por nuestra
salvación, y que llega a su
punto culminante en el misterio de la muerte y resurrección de su
Hijo y Señor nuestro
Jesucristo.

2. El misterio de Pascua, celebrado en los sacramentos para estos


niños
Es por el misterio de la muerte y resurrección de Jesús que
nosotros somos hechos hijos
de Dios y podemos decir y le decimos a Dios, Padre. Es el misterio
pascual. Que es lo que
celebramos siempre que nos acercamos a recibir los sacramentos.
Todos los sacramentos.
Pero de una manera especial los sacramentos llamados de la
iniciación cristiana, que son el
bautismo, la confirmación y la eucaristía. Los tres sacramentos que,
precisamente, esta
noche vamos a celebrar gozosamente toda nuestra comunidad que
se dispone a recibir en
su seno a estos niños de nuestro catecumenado o de nuestra
catequesis.
Esta noche de Pascua es, pues, muy importante para nosotros.
Rompe la rutina de unas
celebraciones que, de tanto repetirlas porque todos los años las
hacemos, tal vez hayan
perdido bastante aquella fuerza original que tienen de impacto en
nuestra vida y en la
marcha de nuestros compromisos cristianos. Esta noche, al tiempo
que proclamamos que
Jesucristo ha resucitado, manifestamos que queremos apoyar y
estar al lado de estos niños
que, por el bautismo, nacerán a la vida de hijos de Dios, y
fortalecidos por la confirmación,
vendrán con nosotros a la mesa del altar y se alimentarán con el
pan y el vino de la
eucaristía. Formarán parte del pueblo de Dios. Nuestro pueblo que
cree y espera y ama y
vive en medio del mundo la salvación de Jesús resucitado.
3. El compromiso que esta celebración nos supone a todos los
cristianos
Quisiera que todos fuéramos muy conscientes del compromiso que
este hecho nos
supone. Se trata del compromiso de vivir tan intensamente como
sea posible la resurrección
de Jesús ahora y aquí. Procuremos tener muy claro que quien da a
estos niños la gracia de
ser cristianos es Dios Padre, por el misterio de la muerte y la
resurrección de Jesucristo y
con la fuerza del Espíritu Santo. El es quien los ha llamado y quien
los acoge como hijos. Y
lo hace por el ministerio de la Iglesia, que somos todos nosotros. Es
por esto que también
nos corresponde a nosotros acogerlos y cuidarlos con solicitud.
Serán hechos hijos de Dios y también hijos de la Iglesia. Dios jamás
los abandonará.
Siempre estará a su lado, siempre a su alcance. Nosotros tampoco
podemos abandonarlos.
Debemos ayudarles a ser lo que Dios quiere que sean: personas a
carta cabal, cristianos
conscientes, convencidos, comprometidos en el seguimiento
constante de Jesús. En gran
parte esto depende de nosotros, del buen ejemplo que les demos,
de la ayuda que les
prestemos. Y de nuevo nos sale al paso aquí el misterio pascual
vivido honradamente por
todos y cada uno de quienes integramos nuestra comunidad
cristiana, nuestra iglesia.
Debemos hacer que muera nuestro egoísmo, nuestra comodidad,
nuestro desinterés, y
resucitar, sí, resucitar cada uno de nosotros a la vida del testimonio
cristiano más valiente y
decidido.
Ya hemos empezado a hacerlo en la acogida que nuestra
catequesis ha dado a estos
niños, ayudándoles a conocer a Jesucristo, sus enseñanzas, y a
vivirlas en su experiencia
de niños. Los catequistas lo han hecho en nombre y representación
de toda la comunidad.
Ahora nos corresponde a todos seguir con esta labor iniciada y vivir
de verdad al lado de
estos niños, junto con sus padres y padrinos, los compromisos de
nuestra fe y de nuestra
vida de creyentes.
4. A vosotros, niños y niñas, os corresponde vivir esta fe
Y vosotros, niños y niñas que hoy vais a recibir el bautismo, la
confirmación y la
eucaristía, os habéis preparado largo tiempo en la catequesis, no
sólo para llegar a este
momento tan solemne, sino para ser cristianos de verdad y siempre.

Esta noche Jesucristo resucitado os llenará con su luz y el Espíritu


Santo os comunicará
su fuerza, a fin de que seáis testigos de la salvación de Dios en
medio de vuestros
compañeros y compañeras, en medio de nuestro pueblo. Tendréis
que demostrar que sois
chicos y chicas cristianos, que creéis en Dios Padre, creador del
cielo y de la tierra, que
creéis en Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, que nació de
Santa María Virgen, que
murió y resucitó de entre los muertos y que, subido a los cielos, está
sentado a la diestra del
Padre intercediendo siempre por nosotros, que creéis en el Espíritu
Santo y en la Iglesia,
santa, católica y apostólica, en la comunión de los santos, en el
perdón de los pecados, en
la resurrección de los muertos y en la vida eterna. Y que queréis
vivir de acuerdo con el
mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas y de amar y
ayudar siempre a los
demás.
Esta es nuestra fe, la fe de la Iglesia, vuestra fe de chicos y chicas
cristianos. Vividla con
valentía y con alegría al lado de vuestros padres y amigos, y entre
todos los cristianos de
nuestro pueblo.
Sabed que todos los cristianos tenemos nuestro lugar propio en la
comunidad. Vosotros
también lo tenéis. Un lugar que si no lo ocupáis vosotros, nadie lo
va a ocupar. Ocupadlo,
pues, con responsabilidad. Sed cada día mejores cristianos.
Procurad conocer cada día más
a Jesucristo. Sed sus amigos. Habladle cada día en vuestra oración
personal. Imitad lo que
El hizo para todos nosotros. Así esta noche de Pascua, que hoy es
para vosotros
especialmente la gran fiesta de vuestra iniciación cristiana, será
también vuestra fiesta de
resurrección a una vida nueva, la vida de los hijos de Dios y de la
Iglesia.
Dispongámonos ahora, hermanos, a celebrar los santos misterios
de nuestra salvación y
que el Señor haga renacer en todos nosotros la gracia de su
elección y nos ayude a ser luz
de Cristo resucitado en medio del mundo.
Homilía preparada por J. M. Aragonés
_DOSSIERS-CPL/32
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BAUTISMO DE NIÑOS EN EDAD CATEQUÉTICA:


TRES PASOS

Cada año nos encontramos más niños cuyos padres piden la


iniciación en la EucaristÍa, y
por motivos diferentes no están bautizados.
Para evitar que el Bautismo, para estas familias, se convierta en un
puro trámite para que
el niño comulgue, asÍ como para valorar a los ojos del niño -y de los
padres- el sacramento
fundamental de la fe, hemos preparado estos tres pasos siguiendo
el Ritual de la Iniciación
Cristiana de Adultos (=RICA)
Es conveniente que a los "escrutinios" y al Bautismo asistan tanto
los padres del niño
como, especialmente, su catequista. Las celebraciones se realizan
comunitariamente.
Las experiencias llevadas a cabo hasta el momento en la parroquia
de Santa Marra de
Mataró las valoramos positivamente y por eso las ofrecemos aquí.

PRIMER ESCRUTINIO
(en un domingo de Cuaresma)

1. Acogida: Se reciben los niños (y los garantes: padres, padrinos,


catequistas) en la
entrada de la iglesia.
Se mantiene con ellos un diálogo vivo (según el RICA no 318).
Al preguntarles cómo se llaman se les puede explicar quién es el
santo o santa de que
llevan el nombre, o mostrarles su imagen si está en la Iglesia
(incluso, si es posible, se les
puede dar un libro con su vida).

2. Signación: Se introducen los niños en el baptisterio


(explicándoles su significado) o en
una capilla adecuada. El sacerdote los signa como señal de acogida
de la Iglesia. Puede
realizarse:
- o con la fórmula del RICA, nº 322
- o adaptando la del RICA, nº 323; el sacerdote hace la señal de la
cruz sobre:

* Los Ojos, para que vean lo hermoso que es el mundo que Dios ha
creado y den
gracias.
* Los oídos, para que escuchen la palabra de Dios y la sigan.
* La boca, para hablar con Dios como Padre y con los demás como
hermanos.
* Las manos, para hacer bien todas las cosas.
* El pecho, para que tengan buenos sentimientos, amen a todo el
mundo y para que
Cristo habite por la fe en su corazón.

Finalmente se les da la bendición a todos los "catecúmenos" para


que Dios les ayude a
vivir siempre como hijos suyos.
Después los signan los garantes (padres, padrinos y catequistas)
Finalmente se signan ellos mismos.
Como signo de acogida de la Iglesia se les puede dar una pequeña
cruz, que besan y se
les cuelga del cuello.

3. Oración: El sacerdote reza sobre los niños la segunda oración del


nº 87 del RICA.

4. Palabra de Dios: Sacerdote: "Desde ahora N. y N. participaréis


con todos los cristianos
de la mesa de la Palabra de Dios".

LECTURA: Del Antiguo Testamento; por ejemplo, Deuteronomio 6,


1-7 o Ezequiel 36,
24-28 (Leccionario VlII, págs. 6 y 20).

5. Homilía: Se parte de la lectura que se ha leído aplicada al


Bautismo y vida cristiana y
se hace una explicación sencilla del Credo: es un resumen de
nuestra fe. Se les da una
cartulina con el Credo para que lo aprendan y lo puedan proclamar
el día del Bautizo.

6. Oración de los fieles: Del RICA nº 94 (adaptada si parece


conveniente).

7. Oración conclusiva: Del RICA, segunda oración del nº 95.

8. Final: Bendición del sacerdote. Se puede acabar con un canto de


acción de gracias.

SEGUNDO ESCRUTINIO
(en un domingo de Cuaresma)

Se sigue el Ritual de Iniciación Cristiana para Adultos (RICA). El


esquema y los textos
propuestos se puede variar siguiendo la riqueza del RICA.
Recordamos la conveniencia de
adaptar los textos a los niños.

1. Señal de la cruz y saludo.

2. Bendición de los catecúmenos (RICA nº 119).


Se impone las manos a los catecúmenos -como Jesús hizo con los
niños- mientras se
reza, por ejemplo, la oración no 123.

3. Lectura de una carta de los apóstoles: Ejemplo: Romanos 10. 8-


13 o Gálatas 4, 4-7
(Leccionario VlII, págs. 7y 13).

4. Homilía: sobre el texto e introduciendo el Padrenuestro.

5. Exorcismos menores: Se explicará que para vivir como hijos de


Dios tenemos que
luchar contra el mal (oración del RICA n.g 114).

6. Rito de la unción: Se realizará más fácilmente en las manos


(RICA n.g 130).

7. Oración de los fieles: Del RICA n.g 148, adaptada: "En este
camino de la Cuaresma,
nos preparamos para celebrar la pasión y resurrección del Señor.
Los elegidos...".
Seleccionar las peticiones y añadir alguna por los necesitados.
Se acaba con una de las oraciones del RICA nº 149 (mejor la
segunda).

8. Entrega del texto del Padrenuestro para que desde ahora lo


recen cada día como hijos
de Dios, hasta que lo puedan rezar plenamente el día de su
Bautismo.

9. Origen de su nombre: También se puede ofrecer a los niños uno


de los librillos del CPL
sobre el santo del que llevan el nombre, explicándoles la razón de
poner el nombre de un
santo cristiano a los que se bautizan.

BAUTISMO
(un domingo de Pascua)

No es necesario repetir los ritos realizados anteriormente.

1. Acogida y saludo del sacerdote.

2. Señal de la cruz: lo hacen los niños y los demás asistentes a la


vez.

3. Oración colecta: puede ser la del domingo correspondiente.

4. Evangelio: puede ser el del domingo correspondiente.

5. Homilía alegre: Sentido del Bautismo con participación en la


Resurrección y Espíritu de
Jesús.

6. Letanías de los santos: Adaptadas e incluyendo los nombres de


los santos de los que
se bautizarán. Hay que remarcar la importancia que tienen. Sólo se
rezan en los grandes
acontecimientos. Puede realizarse RICA no 214.

7. Profesión de fe: Los que se han de bautizar recitan el Credo


(cartulina que les hemos
dado). Puede ser significativo, explicando el sentido, que los
padrinos enciendan ahora el
cirio del Bautizo en el cirio pascual. Se puede pedir a los padres el
compromiso de
acompañar la fe de sus hijos.

8. Bautismo.

9. Beso: Padres, padrinos y familiares besan a los niños


"renacidos".

10. Ritos postbautismales. Explicando su sentido: unción, velo


blanco, cirio (entrega de la
Luz).

11. Padrenuestro.

12. Bendición padres y padrinos: También se puede bendecir a los


padres, padrinos y
catequistas para que acierten a la hora de acompañarlos.

13. Otros elementos: como cantos de alegría pascual o algún


recuerdo.
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