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2.- Introducción
Los romanos clasificaban a las personas en personas físicas, las que presentan
signos característicos de humanidad y personas morales, que son creaciones ideales y a
las cuales la ley les reconoce capacidad de Derecho, ya que no poseen capacidad de
hecho y, por tanto, actúan jurídicamente por medio de representantes.
Así, son Sujetos de Derecho todas aquellas personas que pueden tener derechos
y ejercerlos, esto es, dotados de capacidad jurídica.
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ALEJANDRO ROBLEDO RODRIGUEZ. Ayudante Titular de las Cátedras de
Fundamentos Filosóficos del Derecho, Filosofía del Derecho, Lógica y Razonamiento
Jurídico, y Ética General en la Universidad Católica del Norte, sede Coquimbo; e-
mail: a.robledo00@gmail.com
La personalidad jurídica conlleva la existencia en el Sujeto de dos requisitos:
una capacidad de Derecho y una capacidad de Hecho. La primera consiste es el
conjunto de condiciones requeridas por la ley para ser titular de un derecho y
necesariamente debe comprender tres categorías elementales: El ¨Status Libertatis¨, el
¨Status Civitatis¨ y el ¨Status familiae¨, es decir, ser libre y no esclavo, ser ciudadano
romano y no latino o peregrino y ser ¨Sui iuris¨, único que puede adquirir derechos y
ejercerlos, todos los demás, con excepción de los esclavos; que son cosa; serán
Personas, mas no Sujetos de Derecho. La capacidad de hecho, es el conjunto de
condiciones requeridas por la ley para poder ejercitar los derechos de que se es titular.
Así, se ha sostenido que “el Derecho existe para el Hombre y es creación del
Hombre; la persona natural es siempre la destinataria mediata o inmediata de la norma
jurídica. Desde la abolición de la esclavitud, y en consecuencia desde que todos los
hombres pasaron a ser personas, puede sostenerse que la finalidad esencial del
ordenamiento jurídico es la protección de la especie”iii. Lo que hemos afirmado es
válido, según veremos, para toda rama del ordenamiento, aun cuando existen quienes
-en la denominación de N. Bobbio- abogan por una especie de Privatización de lo
Público, sosteniendo sus argumentaciones en una necesaria radicación de lo
concerniente a la Persona en el Derecho privado, especialmente en el Derecho Civil.
Mas allá de todo solipsismo, necesario resulta aquí, tomar real conciencia de
aquello por lo cual discutimos y observar con cuidado y sin prejuicios, según la ya
clásica recomendación de L. Diez-Picazo, la realidad jurídica a la que nos vemos
enfrentados.
b) Establecer una división que al mismo tiempo es total, en cuanto todos los
entes a los que actual y potencialmente se refiere la disciplina deben entrar en ella.
Cualquiera sea el momento y orígenes de esta gran dicotomía, ella nos muestra
sin más, la situación de un grupo social en el que se manifiesta ya la distinción entre lo
que pertenece al grupo en cuanto tal (grupo de personas), a la colectividad, y lo que
pertenece a los miembros específicos, o más en general entre la sociedad global y
grupos menores (como la familia)vi.
Pero el quid sistemático a resolver aquí, apunta mas bien que a solucionar toda
la dicotomía jurídico clásica - labor que por lo demás nos excede- a establecer en que
sentido puede hablarse de radicación de la terminología en comento, mas propiamente
de la categoría institucional que conocemos como, La Persona.
Todo lo anterior adquiere relevancia pues como sabemos, la clásica pugna dada
por la máxima: “ius publicum privatorum pactis mutare non potestas” [Digesto, 38,
2, 14] y aquella que nos dice: “privatorum conventio iuri publico non derogat” [ibid,
45, 50, 17], se basa en el criterio fundamental de los diversos Sujetosvii a los que puede
referirse la noción general de utilitas [utilidad]: al lado de la “singulorum utilitas”, y la
“utilitatis comunione” Ciceroniana [De res publica, I, 41, 48].
Ahora bien, hablamos de radicación, siempre que nos referimos a una regla
según la cual se fija o encuadra un determinado concepto, en un ámbito propio que le
delimita, estableciéndose así sus variables de aplicación y las implicaciones que tendrá
de acuerdo a la naturaleza propia del ámbito en que se ha determinado su análisis, con
solución de continuidad.
Así pues, es posible distinguir entre:
Es en definitiva, una lucha entre el Espirit de Commerse que mueve las energías
‘subjetivas’ de los cuidadanos y el Espirit de Conquete del que están poseídos los
detentadores de poder político,
3.2.-Primacía de lo Público
• Basamento:
2
Esta tendencia de ampliar el ámbito del Derecho Civil y por tanto de la
primacía de lo privado, ha sido acogida por la Comisión Académica del Proyecto
sobre Modificaciones de los Códigos Civil y Mercantil, que se encuentra
funcionando en Chile desde 1996.
La primacía de lo público se basa en la contraposición del interés
colectivo al interés individual, y en la necesaria subordinación, hasta la eventual
supresión, del segundo al primero; además, la irreductibilidad del bien común en
la suma de bienes individuales, y por tanto en la crítica de una de las tesis más
básicas del utilitarismo elemental.
• Formas de adopción:
• Significación:
Así vemos en Hegel, que toda filosofía del Derecho y por tanto todo
análisis desde la dialéctica de la juridicidad y de su historia, nos llevan a
concluir que “juzgamos como épocas de decadencia aquellas en las cuales se
manifiesta la supremacía del Derecho privado, como en la época Imperial
Romana que se mueve entre los dos polos del despotismo público y de la
libertad de la propiedad privada, y la época feudal en la que las relaciones de
tipo contractual, y en que de hecho no existe un Estado; por el contrario, son
épocas de progreso aquellas en que el Derecho público toma la revancha sobre
le derecho privado, como en la época moderna que contempla el avasallador
surgimiento del Estado territorial y burocrático”xiii.
4.- Conceptualización
Los actores del teatro antiguo usaban unas máscaras que les servían, tanto para
representar la fisonomía del personaje que encarnaban, como para aumentar el volumen
de sus voces. Precisamente por esta última función, la máscara se llamaba persona - o
sea, cosa que suena mucho, ya que la palabra deriva del verbo personare, que significa
sonar mucho (de sonare, sonar y per, partícula que refuerza el significado). Por una
figura del lenguaje se pasó á llamar persona a los actores que usaban esas máscaras y
luego el Derecho tomó la palabra para designar a quienes actúan en el mundo jurídico.
Primera.
Por una parte, el Derecho vigente reconoce la personalidad jurídica a todos los
individuos de la especie humana, independientemente de su edad, sexo, salud, situación
familiar y otras circunstancias. Pero no siempre fue así:
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Tal es la referencia que el Código Civil Peruano ha seguido y que mas adelante
revisaremos con mayor detención.
B) El Derecho Medioeval, moderno e incluso contemporáneo conoció la
llamada muerte civil, institución mediante la cual el individuo a
consecuencia de ciertos votos religiosos o de ciertas condenas penales,
perdía su personalidad jurídica, por lo menos en el campo del Derecho
Privado.
Segunda.
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La expresión utilizada contiene una raigambre cartesiana en su sentido más
estricto, así pues sabemos que “Descartes aspira a asentar el edificio de la
filosofía sobre una base inconmovible, de tal solidez que resiste incluso la duda
más radical de los escépticos, y cree poder conseguirlo siguiendo un método
estrictamente racional y deductivo. Para ello lo primero que necesita es un
punto de partida incontrovertible, un principio firme, cierto, seguro, una verdad
primaria indudable, una idea que le sirva para deducir de ella todas las demás
de una manera infalible. Esa idea debe ser: a) Clara: la claridad es la presencia
y manifestación de una idea en la inteligencia que la intuye. b) Distinta: la
distinción consiste en su separación respecto de otras ideas. Una
representación mental no debe contener nada que pertenezca a otras. c)
Simple: las “naturae simplices” se contraponen a las “naturae compositae”.
Vienen a ser los indivisibles del conocimiento. Son las “cosas más simples y
más fáciles de conocer”, cuyo conocimiento es tan neto y distinto que la
inteligencia no puede dividirlas en otras muchas conocidas más distintamente.
d) Evidente: los primeros principios en el orden intelectual deben ser conocidos
por sí mismos. A la simplicidad va unida la perfecta inteligibilidad. Las ideas o
naturalezas simples se entienden solamente por el hecho de percibirlas; y
las compuestas, descomponiéndolas en sus elementos simples. e) Intuitiva, f)
Indudable, g) Innata”. En ROBLEDO RODRÍGUEZ, Alejandro. Síntesis
Epistemológica, del Medioevo a la Modernidad. Universidad Católica del Norte.
Año 2003. Página 24.
adecuadas, aunque no pudo crear una doctrina coherente en la materia. La Revolución
Francesa extendió su animadversión hacia los gremios y corporaciones a todas las
personas jurídicas stricto sensu, lo que explica que el Código Napoleónico no las regule.
Tercera.
Por tanto, como bien puede verse, para Santo Tomás, la Persona se refiere
principalmente a lo distinto subsistente en la naturaleza intelectual. Se trata de aquello
individual -indistinto en sí y distinto de otros- que subsiste en la naturaleza intelectual,
es decir, que existe en sí mismo y obra por sí mismo y, por tanto, con independencia de
los otros. La substancia tiene dos aspectos: existir en sí, y sustentar a los accidentes, o
estar debajo de ellos. Al hecho de sustentar los accidentes se le ha llamado sub-estar, y
al hecho de existir en sí se le ha llamado subsistir. Lo propio de la substancia es existir
en sí, y no el ser sostén de los accidentes. De otra forma, todas las substancias deberían
sustentar accidentes, lo cual no sucede en la substancia divina, ya que en ella no hay
composición de substancia y accidentes, debido a su simplicidad absoluta.
Además, la división por tercero excluido -bien hecha- de toda la realidad en dos
grandes conjuntos de cosas tiene como módulo el existir en sí o el no existir en sí, y no
el sustentar a lo que no existe en sí o el no existir en sí. El existir en sí es correcta
contraparte -por tercero excluido- del no existir en sí, es decir, de lo que existe en otro,
que es el accidente. En cambio, el sustentar a lo que no existe en sí -a los accidentes- no
es correcta contraparte -por tercero excluido- del no existir en sí. Dicho en otros
términos, toda la realidad se divide en estos dos grandes conjuntos de cosas: los
accidentes -que no existen en sí, sino en otro-, y las substancias -que existen en sí-; y no
en estos otros dos grandes conjuntos de cosas: los accidentes -que no existen en sí, sino
en otro-, y las substancias -en cuanto que sustentan a los accidentes-; es claro que la
última división está mal hecha, porque los dos últimos conjuntos de cosas no dividen a
toda la realidad, por no estar formados por tercero excluido. Lo interesante de la
substancia y el accidente está, justamente, en que -necesariamente- toda cosa es
substancia o accidente; es decir, en que la realidad entera queda dividida en substancias
y accidentes de manera total y absoluta. Por tanto, lo propio de la substancia no es
sustentar a los accidentes, sino existir en sí, es decir, subsistir.
Tal es, en síntesis, el afinamiento que hace Tomás al concepto de persona según
Boecio; y tal es, por tanto, el concepto de Persona según Santo Tomás.
El concepto de Persona y las consecuencias jurídico- sociales que emana de ella han
sido recogidas en diversos textos legales, dentro de los cuales destacamos los siguientes:
Trata el Código Civil Argentino en su libro primero, de las personas; sección primera de
las personas en general; título II, de las personas de existencia visible, que en su
artículo 51 dispone:
RECASENS SICHENS, LUIS. “Tratado General de Filosofía del Derecho”. Editorial Porrúa,
México, 1970. Pág. 220 y sig.
ii
LEGAZ Y LACAMBRA, LUIS. “Introducción a la ciencia del Derecho”. Editorial Bosch,
Barcelona”, 1943. Pág. 150 y sig.
iii
FIGUEROA YÁNEZ, GONZALO. Persona, pareja y familia. Editorial Jurídica de Chile, Santiago
(1995). Pág. 9.
iv
Desde el punto de vista etimológico, la palabra Derecho proviene del latín directum, la cual
deriva de dirigiere (enderezar, dirigir, encaminar), a su vez, de regere, rexi, rectum (conducir,
guiar, conducir rectamente, bien). Por extraño que parezca, ‘Derecho no desciende de una
palabra latina y de morfología semejante e igual significado. La palabra latina que corresponde
a Derecho (o a sus equivalentes en las lenguas modernas) es ius de antigua raíz indoiránica,
agregando que primeramente, los romanos usaron ius que significa así el lugar o acto de
administrar justicia y de hecho, esta raíz ha que en el lenguaje moderno, en la palabra
jurisprudencia. En Kant lo encontramos definido como: “Conjunto de condiciones bajo las
cuales el arbitrio de uno puede conciliarse con el arbitrio del otro según la ley
universal de la libertad”.
v
Sobre el particular conviene recordar que Kant en la Crítica de la Razón Pura, señala que
constituyen juicios a priori, aquellos que son absolutamente independientes de toda
experiencia.
BOBBIO, NORBERTO. Estado Gobierno y Sociedad. Por una Teoría General de la Política. Fondo
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BOBBIO, Norberto, Estado Gobierno y Sociedad. Por una Teoría General de la Política. Fondo
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Citado por SOLARI ALLIENDE. Enzo, en” Notas sobre fenomenología y teología”. Husserl
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