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Hinde Pomeraniec
LA NACION
11 de abril de 2006
"Debía estar alerta todo el tiempo, para no tener ningún desliz y delatarme. Cada vez que
hablaba debía pensar: «¿He olvidado algo? ¿He olvidado algo que podría despertar
sospechas?». Así era todo el tiempo (...) Tenía miedo y callaba. Ese miedo persistió toda mi
vida. Nunca desapareció. (...) Mamá siempre decía: «¡Cuando vives con lobos, debes aprender
a vivir como los lobos!»". El textual -sombrío, casi inhumano- pertenece a Antonina Golovina,
una de las personas cuyas vidas se narran en Los que susurran, el monumental libro sobre la
vida privada en la época de Stalin escrito por el historiador británico Orlando Figes, quien junto
con un gran equipo de colaboradores trabajó durante años con cartas, fotos y diarios íntimos
que debieron esperar mucho tiempo para salir a la luz, ya que los efectos del terror político
como la desconfianza, la sobreactuación de lealtad y la sospecha radical sobre la conducta del
vecino no terminan de un día para el otro por un cambio de sistema.
En un artículo reciente de The Boston Globe, el crítico Saul Austerlitz se preguntaba por qué,
pese a que la vida bajo Stalin ha sido tan dramática y brutal para los rusos, se escribieron o han
trascendido tan pocas ficciones sobre ese período clave del siglo XX. Austerlitz comparaba las
producciones sobre los treinta años del estalinismo con las de los doce años del nazismo y la
comparación no resiste: hay una enorme variedad de obras sobre los campos de concentración
y poquísimas sobre las purgas y la vida y la muerte en los gulags. Es decir que mientras los
tiempos de Hitler no cesan de dar frutos en novelas y guiones de todo tipo y género, los de la
Unión Soviética de Stalin parecen haber sido confinados a textos de no ficción, con algunas
notables excepciones como la clásica El maestro y Margarita, del ucraniano Mijail Bulgakov
(publicada treinta años después de la muerte de su autor y que acaba de ser reeditada en la
Argentina, con nueva traducción), los libros del Nobel Alexander Solyenitzin y, más cerca en el
tiempo, Purga, la extraordinaria novela de la finlandesa Sofi Oksanen. La pregunta de Austerlitz
es pertinente porque, al igual que el nazismo, el estalinismo fue un proceso cuyos efectos se
sintieron en el mundo entero y, sin embargo, en términos de creación hay pocos materiales
inspirados en aquel sistema totalitario y corrupto en el que millones de personas conocieron el
límite de la abyección humana para sobrevivir.
https://www.lanacion.com.ar/1888085-una-literatura-para-stalin