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ESCUELAS DEL PENSAMIENTO JURÍDICO

Constituyen escuelas del pensamiento jurídico todas aquellas doctrinas que, aunque emitidas
aisladamente, propugnan sobre un mismo enfoque el objeto de estudio de las ciencias jurídicas.

Debido a que el plano jurídico es la más de las veces sujeto de interpretación, diversas opiniones
subsisten a la hora de abordar el tema de lo que se entiende debe ser el objeto y el método de las
ciencias jurídicas.
Es por ello que dichas opiniones se han agrupado a través de Escuelas para poder presentar desde allí
sus argumentos y defensas relacionados con el tema.

El Formalismo Jurídico.

El formalismo jurídico llama a la interpretación rígida del texto a aplicar y no da ninguna alternativa a
aplicar en caso de oscuridad o vaguedad de la ley.

El formalismo jurídico consiste pues en la aplicación de reglas preexistentes, fácilmente determinables


por el buen juez, a través del examen de la letra de la constitución, las leyes y los precedentes
establecidos.

El formalismo critica el poder discrecional del Juez en la aplicación de las normas y por el contrario
plantea la visión del Juez como un aplicador mecánico del derecho.

El Realismo Jurídico.

Esta doctrina surge en los años 30 del siglo XX, constituye una especie de positivismo, pero orientado
en el derecho que es, no en el que debe ser. Los realistas distinguieron el derecho de los libros y el
derecho de la acción, para ellos lo importante es lo que los jueces hacen y no lo que dicen.

Dentro de sus principales precursores podemos destacar a Kar Llewellyn, para este jurista el derecho
era la pura decisión emanada no sólo de los jueces, sino también de todas aquellas personas que de una
u otra forma inciden en las tomas de decisiones o solución de conflictos jurídicos.

Este filósofo sostenía que las personas no debían preocuparse por tener un sistema de normas
coherentes, sino que deben preocuparse del estudio de las controversias y cómo las resuelven los
funcionarios a su cargo.

Otro partidario de la teoría realista lo fue Jerome Frank, este filósofo sostenía que el derecho era
esencialmente incierto, indefinido y sujeto a cambios incalculables, en virtud de que no hay forma de
alcanzar la exactitud con que sueña el público, los abogados y los jueces.

Rechaza este jurista que el derecho fuera estable y cierto, y entendía que los jueces debían legislar e ir
más allá de las normas.

Otro realista fue Thurman Arnold, quien consideró que el derecho debía estudiarse como muestra de
pensamiento ya que hay que mirar el mundo como es y no como se quiere que sea.
El Positivismo

Es la escuela del pensamiento jurídico que establece la necesidad de estudiar el derecho separado de
cualquier otra disciplina, es decir sin vinculación con los fenómenos sociales. El positivismo supone
que el derecho es lo que se ha promulgado sin tener en cuenta su contenido en concreto respecto a la
bondad o maldad moral. Esta escuela ve el derecho como puro mandato y divorciado de la moral y la
ética.

El positivismo planteaba que el objeto de estudio de las ciencias jurídicas debía ser el Derecho, pero
entendiendo éste sólo como un sistema de normas emanadas de la autoridad con calidad para dictarla y
nada más éstas debían ser consideradas como derecho.

El Positivo Metodológico.

El positivismo metodológico encuentra su organización con John Austin, jurisconsulto que se encargó
de organizar de manera metodológica las distintas teorías existentes sobre el positivismo; este filósofo
consideró que el derecho positivo debía ser estudiado fuera de otro tipo de derecho, como lo son los
usos sociales (costumbres) y entendía, al igual que los demás positivistas, que el derecho como norma
reguladora emanada de la autoridad con competencia para realizarla, era el único derecho.

El positivismo que encabeza Austin entendía que:


· Las ciencias jurídicas solo deben dedicarse al estudio de las leyes positivas con exclusión de
cualquier otra disciplina sin preocuparse si son buenas o malas.
· La ciencia jurídica debe concentrarse en la elaboración y sistematización de conceptos.
· Ataca el derecho natural y separa de manera enfática el derecho de la moral o toda otra
consideración metaempírica.
· El derecho debe de ocuparse de lo que es y no de lo que debe ser.

El Escepticismo

Los jurisconsultos que propinaban esta doctrina consideraban la verdad como algo inalcanzable y el
conocimiento como algo imposible. Consideraban las ideas como fantasías producidas por la
sensibilidad del hombre, por lo que entendían éstas podían variar de un hombre a otro.

Entendían los escépticos que ni la justicia ni la virtud existían y sostenían además que no habían
valores universales ni derecho natural, y que lo que existe son leyes dispersas, costumbres dispersas y
algarabías de criterios. Los escépticos entendían que la razón no ayudaba en nada puesto que no daba
con la esencia de las cosas.

Indicaban los escépticos que nada era susceptible de pruebas puesto que nunca se llegaría a
comprender la naturaleza de las cosas.

Axiológico.

El realismo axiológico se ocupó de la valorización del derecho, de buscar una medida para procesar el
buen derecho, el que debe ser.

Los realistas norteamericanos contribuyeron a la descripción de lo que verdaderamente ocurre en el


curso del proceso decisorio, denunciaron con vigor muchos de los mitos que nublan la versión del
proceso, combatieron el entendimiento del derecho como: “simple conjunto de normas”. Le dieron
relevancia a la indagación axiológica.

Su teoría se basaba en los valores morales, entendían que las normas debían contener o estar basadas
en la moral ya que ellas surgían de la misma sociedad que las votaba.
Para el iusnaturalismo panteísta (grecolatino), la ley natural es la ley eterna, anterior a cualquier ley
humana, que rige el cosmos, la polis (o estado) u el hombre. La violación de la ley natural produce
desarmonía en el orden cósmico, en la polis o en el hombre, por lo cual requiere de una compensación.
El iusnaturalismo cristiano. Para el cristianismo el universo es creado por un Dios único y trascendente
al Universo. Todo ser que no dependa de Dios es causado por El; nada hay que no dependa de Dios, y
por lo mismo, Dios no haya nada fuera de sí y, por ende, saca de la nada todo lo que produce; o sea, es
Creador

El Iusnaturalismo
La ley natural es un sector de la ley eterna y se manifiesta en la conciencia de los hombres,
permitiéndoles distinguir entre el bien y el mal. La ley humana o positiva tiene por misión hacer volver
a los hombres que se habían apartado de las prescripciones de la ley natural. La verdad no hay que
buscarla en el exterior sino en la conciencia, por intuición del espíritu.
El contenido de la ley natural puede resumirse en un solo precepto: "Hay que hacer el bien y no hacer
mal". Esta regla obliga al hombre a realizar su naturaleza racional; orienta las acciones humanas por el
camino de todas las virtudes.
La ley divina es revelada por Dios por medio de las Sagradas Escrituras, y tiene por objeto
complementar la ley natural.
La ley humana o positiva se fundamenta en la ley natural. Es una ordenación de la razón para el bien
común.
La materia de la ley natural es la honestidad, que equivale a la moralidad. Ella manda aquello que la
razón exige de la naturaleza humana y prohíbe lo contrario. No hay un dualismo entre Derecho natural
y Derecho positivo, sino que por lo contrario, un sistema jurídico unitario que en su raíz parte de los
primeros principios iusnaturalistas que envían su savia a todos los de más preceptos; y que en sus más
concretas determinaciones es obra humana, no ajena empero totalmente a aquellos primeros principios.
El Ius Naturalismo en el Siglo XX.

El Ius Naturalismo constituye un conjunto de doctrinas variadas cuyos planteamientos se basan en


establecer que el derecho positivo debe ampararse en un conjunto superior de normas o principios que
los constituye el derecho natural.

Los primeros reflejos de esta doctrina se encuentran en Aristóteles y Platón, quienes fundaron el
derecho natural en la razón, seguidos por Santo Tomas de Aquino, quien consideraba que una ley no
sería válida si contradecía en su contenido su código moral superior.

El Ius Naturalismo en el siglo XX surge como una nueva corriente cuyo enfoque se centró en
determinar que el derecho debía respetar una serie de principios morales y fundamentales, cuyo
conjunto constituye el ideal o aspiración moral.

Establecía que para el derecho poseer una autoridad y poder exigir fidelidad y obediencia, debía
contener aunque sea mínimamente un contenido moral.
Otras Escuelas

· El Neopositivismo

El neopositivismo no sólo admite únicamente la experiencia como fuente de conocimiento, sino que
sostiene que las proposiciones científicas solamente son válidas cuando poseen verificabilidad, es
decir, cuando se pueden comprobar o verificar experimentalmente.

· Radbruch y la Doctrina de la Naturaleza de la Cosa

Una de las más interesantes manifestaciones del objetivismo jurídico de los últimos decenios es, sin
duda, la llamada "doctrina de la naturaleza de la cosa".

De modo primario, lo que se quiere decir, jurídicamente hablando, es que el derecho debe tener en
cuenta la realidad ontológica sobre la que va a operar, adaptándose a los datos objetivos de la cosa y al
orden metafísico de la naturaleza, de manera que la ley no puede desentenderse de estas constancias
evidentes, so pena de conducir a un resultado absurdo o injusto y ser, por ello, inoperante.

Busca el fundamento jurídico en el seno de las relaciones, en un orden inherente a las mismas.

· La escuela histórica.

En Alemania, la moderna ciencia jurídica nace con la Escuela Histórica para la que la fuente creadora
del Derecho no es la voluntad de ningún legislador, ni tampoco producto de la razón o de criterios
racionales, sino producto de la convicción jurídica de un pueblo.

La escuela histórica del derecho es de carácter nacional y popular, políticamente vinculada a la


restauración. La historia no es progreso sino tradición; la función del análisis histórico es justificar el
presente del pasado.

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