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POR QUIÉN LUCHAN LOS

FARMACÉUTICOS CUANDO DICEN


DEFENDER LA ATENCIÓN
FARMACÉUTICA
ABRIL 28, 2012 ~ MANUELMACHUCA

La Atención Farmacéutica surgió en la evolución de la asistencia sanitaria, como una


tecnología capaz de dar respuesta a un problema muy grave, que había surgido en un
entorno en el que las personas utilizaban un número creciente de medicamentos. Unos
medicamentos que, solo en teoría podrían ser efectivos para un problema de salud, o
para estabilizar un parámetro que evitaba la aparición de dicho problema, pero que
muchas veces producían efectos no deseados, y que, utilizados de modo conjunto con
otros, tenían un efecto imprevisible, por compartir muchas veces vías de metabolización
comunes, y comportarse de una forma muy diferente a la que cabría esperar.
La Atención Farmacéuticavenía a suponer una tecnología sanitaria que de alguna forma,
establecía un control a los efectos de la farmacoterapia, en un mundo que corría y corre
hacia la medicalización de cualquier proceso. Además, suponía optimizar el recurso
terapéutico más económico para abordar la enfermedad, evitando así la utilización de
otras tecnologías sanitarias más caras, y disminuyendo los recursos sociales que habría
que invertir en atender personas que sufrirían las consecuencias de esas enfermedades
graves que se habrían evitado.

Conla Atención Farmacéutica, el farmacéutico se ponía de parte del paciente en lugar


del de los fabricantes de medicamentos, garantizando con su actuación profesional que
los medicamentos se usasen solo en caso de ser la mejor opción, y se hiciera de la mejor
manera para alcanzar los efectos deseados, o pudiese actuar de la forma más rápida
posible ante la consecución de resultados negativos de los medicamentos.

La mirada hacia el problema de salud desde la farmacoterapia, constituía un avance en


la garantía del derecho humano a la salud y suponía para el farmacéutico la oportunidad
de realizar una actividad asistencial clave, que salvaría muchas vidas y ahorraría una
ingente cantidad de recursos económicos ya invertidos en gastos sanitarios y sociales.
Algo fundamental y más si cabe en tiempos de crisis.

Sin embargo, los farmacéuticos no hemos entendidola Atención Farmacéutica, y la


hemos utilizado para apuntalar un sistema que se derrumba, basado en márgenes
comerciales y no en servicios profesionales.

Cuando hago referencia a los farmacéuticos, me refiero a los que actúan más o menos
cerca del paciente, comunitarios y hospitalarios, a los que pudiendo reclamar ese
espacio no lo hacen y prefieren estar con su medicina basada en la evidencia y otras
medidas de marcaje estrecho al médico, los de atención primaria, y a los que no quieren
saber nada de ellos y que moran en la isla universitaria, rodeados de sus tubos de ensayo
y animales de laboratorio, ajenos a las responsabilidades que contraen con la sociedad
en materia de formación de profesionales.

Todavía se sigue utilizando y tomando el nombre en vano dela Atención


Farmacéuticapara seguir haciendo lo mismo, o para tibias estrategias de pretender hacer
algo nuevo sin dejar de hacer lo antiguo, cuando lo nuevo y lo antiguo se parecen como
un huevo a una castaña, por mucho que se quiera maquillar lo anterior.

Y claro, la realidad es la que es, cuando lo que se pretende es mirar hacia adentro, en
lugar de hacer lo único que es posible, mirar hacia fuera y tratar de hacer cosas útiles
frente a problemas reales. Y cuando el fracaso llega, buscar culpables en otros lugares.

Recuerdo en el año 2001 una conversación de Linda Strand en Sevilla. Estábamos a


punto de comenzar una reunión con profesores universitarios y yo la estaba poniendo en
antecedentes sobre algunos de ellos, abiertamente contrarios ala Atención
Farmacéutica.Ellame cortó y me dijo: “A mí no me preocupan los que están en contra
dela Atención Farmacéutica; los que me preocupan de verdad son los que dicen que
están a favor”.

Cuanta razón tenía. Los defensores dela Atención Farmacéuticaen España son los que
hoy la han desdibujado, vaciado de contenido y han aburrido a tantos y tantos
farmacéuticos que un día se ilusionaron con disminuir el sufrimiento de la sociedad con
sus medicamentos y de paso, abrir un espacio nuevo a una profesión que se desangraba
por falta de sentido.

Y todos seguimos viendo pasar ambulancias hacia los servicios de urgencias.


Conocemos a pacientes que han sufrido graves problemas que se podrían haber evitado,
o hemos visto en nuestras familias ese sufrimiento y muerte inútil que provoca nuestra
falta de coraje.

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