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Matrimonio x accidente

CRÍTICAREVIEW

Una comedia simplona que está llena de clichés.


Título original:Épouse-moi mon pote
Año:2017
Director: Tarek Boudali (ópera prima)
Actores: Tarek Boudali, Philippe Lacheau, Charlotte Gabris
Fecha de estreno:09 de marzo de 2018 (MX)

Comedia construida a partir de una acumulación de


clichés, Matrimonio por accidente es el debut como director de Tarek
Boudali, un actor que ha formado equipo con Philippe Lacheau y otro grupo
de actores en La Bande à Fifi, en películas como Babysitting (2014)
y Cómplices.com (2017), todas exitosas en la taquilla de su país. Su ópera
prima, una cinta francesa que empieza y termina sin sorpresas, tiene el
infortunio de partir de los más sobados estereotipos sobre la
homosexualidad para hacer un relato que, aunque en el camino aborda
temas como el racismo, la migración y la marginación, acaba por simplificar
y vulgarizar un tema complejo y delicado.

Yassin (el propio Boudali) llega a París desde su natal Marruecos con visa
de estudiante, la cual acaba perdiendo en una noche de fiesta, por lo que
queda como ilegal. Como no puede conseguir oportunidades así, se le
ocurre pedirle a su amigo y vecino Fred (Lacheau) que se case con él para
que adquiera la nacionalidad. Él acepta, a pesar de que su novia Lisa
(Charlotte Gabris) quiere que se comprometa con ella. Pero para conseguir
la validación, tienen que obtener la aprobación del inspector Dussart
(Philippe Duquesne), un tipo duro que tiene sus dudas y es capaz de
cualquier cosa por demostrar el matrimonio por conveniencia. Y la situación
se complica cuando Yassin entra a trabajar a un despacho de arquitectura y
se reencuentra con Claire (Andy), su ex, y su madre se entera del
casamiento y llega de sorpresa.

Aunque la película tiene sus momentos divertidos, Boudali y sus guionistas


apuestan por exagerar las situaciones. Como Yassin no quiere ser
descubierto, y pronto se da cuenta de las intenciones del inspector,
convence a su amigo para dar una impresión externa de que son realmente
una pareja, por lo que recurren a los estereotipos sobre las parejas del
mismo sexo. Aunque Boudali es consciente de ello, y pone en voz de Lisa
esa aclaración, los chistes parecen running gags, es decir, la variación
mínima de un mismo chiste.

Y aunque hay varias escenas en las que Boudali consigue aprovechar la


comedia de situación, echa todo por la borda cuando decide recurrir a la
comedia física y cae en situaciones absurdas y ciertamente agresivas y de
mal gusto, como aquella en la que el perro guía de un ciego es atropellado
por una máquina barredora o cuando Fred asesta un golpe por la espalda a
la madre de Yassin. Y todo raya en el simplismo cuando él mismo recurre a
hacer caras o el inspector se disfraza para tratar de encontrar la mentira en
su matrimonio.

El mensaje de aceptación de las diferencias con el que termina Matrimonio


por accidente es pobre, lo mismo que el desarrollo de la historia y la comedia
del actor y cineasta, y acaba por sucumbir ante el sexismo y la homofobia
de los chistes. Lacheau es tal vez el más rescatable, y no solo por su
personaje, sino por el convencimiento con el que se entrega a su papel.

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