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Marcelo Rougier

La economía del peronismo


Una perspectiva histórica

Editóñal Siidámeñcana
Director de colección : Jorge Geiman

Diseño de colección; Arianajenik

Rougier, Marcelo
■ l.a economía del peronismo ; una perspectiva histórica. ;' ,
i*ed. - Buenos Aires: Sudamericana, 2012.
224 p .; 23x1/, mi. - (Nudos de la historia argentina}

■ !S8N97&-95°--°7-3794-4

1, Historia Argentina. l.Título


CDD 982

a M. P

“Por remotos temporalmente que nos


parezcan los acontecimientosla historia
se refiere en realidad a las necesidades
presentes y a las situaciones presentes
£n pág. 8: Afiche oficial del Primer Plan Quinquenal ¡1947). Archivo General de la Nación. en que vibran dichos acontecimientos. ”

B .C roce
■.'.Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en lodo m en parte,
■'■ni re g is t ra d a en, o transmitida por, un sistema de recuperación de. información, en mnguna forma
■ ni por ningún m edio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, eiectroóptico, por foto­
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Impreso en la Argentina ......

Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723.


' ® 2012, flandom House Mondadori 8.A,
'/ Humberto-I0 555, Buenos Aires, Argentina

' ■■[SBN978'950'07-37gq-4

' www.megustaleev.com.ar

Esta edición de 2.000 ejemplares .


se terminó de im prim ir en Printing B o o ksSA , '-tiv f:
. Mario Bravo S35, Avellaneda, Buenos Aires, .
en el mes de febrero de 202.2, . :
j G x i s t e consenso entre los investigadores y
analistas en considerar al período peronista com o
una etapa decisiva en la historia política y social
argentina, por m últiples razones y en variados sen­
tidos. N o obstante, desde una perspectiva eco n ó ­
mica ese acuerdo parece horadarse rápidam ente.
Si bien para algunos el peronism o habría puesto
fin a la larga agonía del m odelo agroexportador
com enzada en los años treinta, para otros sólo fue
parte de un proceso de crecim iento industrial ini­
ciado en esa fecha y que no concluiría hasta m u ­
chos años después de derrocado el gobierno. Pero,
en general, la idea, predom inante es que aquellos
años fueron de ruptura.; más aún, se habría, rea-
liza do un “giro -copernicano” , una “divisoria de " que el peronism o no habría tom ado el ru m b o
aguas” que m odificó de m anera cardinal las re- ' correcto para m odificar la estructura económ ica
laciones sociales dando origen a un proceso de y lograr de ese m odo una m ayor independencia
industrialización pujante y a la emergencia, ju n to de los vaivenes de la econom ía internacional. E n
a una clase obrera consciente de sus potencialida­ particular se ha culpado al gobierno p o r no u tili-
des, de una burguesía com prom etida con el desa-. . zar las divisas disponibles para crear una industria
A rrollo nacional. Se trataría del m om ento histórico de base y con m avor grado de eficiencia y p o r
: en el que la industria y los derechos sociales de gastarlas, en cam bio en la nacionalización de los
los trabajadores se conform aron com o ejes cen­ ferrocarriles y la íepatnacion de la deuda externa,
trales de un proceso económ ico y social co n d u ­ o haber estim ulado el desarrollo de em presarios
cido p o r el Estado dejando atrás definitivam ente acostumbrados a vivir a expensas del Estado y de
un sistema basado en la exportación de la p ro - los altos niveles de p ro te cció n .lam in en se ha ar­
: ducción prim aria. Para otros, el peronism o tam ­ gum entado que en esas favorables circunstancias
bién significó un punto de inflexión pero habría /iniciales debieron haberse'im pulsado las expor­
dado inicio a un prolongado retardo económ ico, taciones agrícolas, aun cuando eso supusiese una
de alejamiento del patrón de crecim iento que si- contención del consum o interno, y las industria­
gu i eron otros países incluso los latinoam ericanos. les, de forma tal de tener cubierta ja provisión de
En esta interpretación, la A rgentina se encontraba divisas y a la vez m an ten er la com petitividad de la
al finalizar la Segunda G uerra M undial (SGM) en producción local. Esta im agen — quizá p red o m i­
■condiciones- inmejorables para ensayar distintas nante presenta a u n gobierno no tan interesado
estrategias económicas sin mayores restricciones: jen la industrialización en sí misma sino más en
i j casi no poseía deuda externa, tenía amplias reser- e l increm ento del consum o y jdel em pleo, más
: vas y una industria creciente; además, existía una en la seguridad económ ica de las masas y en la
alta dem anda internacional de materias prim as y de u n grupo de empresarios favorecidos a costa
alim entos con m uy buenos precios. Pero, en o p i­ del increm ento de las inversiones 'y jde la capaci­
nió n de estos analistas, cuando a comienzos de dad para transform ar la econom ía, com o apuntó
los años cincuenta la situación y los precios de los Carlos D í az Alejan dro, en s u obra clásica sobre el
productos de exportación se deterioraron, esa pié-, desarrollo económ ico argentino.
vade de oportunidades fue desperdiciada/puesto /;■■:-La interpretación negativa tic aquella expe-
rie n d a se ha visto reforzada por otra idea vin cu ­ por una reversión de las medidas económicas ini­
lada no tanto con las erróneas medidas de política ciales en todos su planos, y particularm ente en la
económ ica sino con la inconsistencia para poder redistribución del ingreso, el objetivo más im por­
sostenerlas en el mas largo plazo, una idea que se tante de la política económ ica inicial. Esa políti­
asocia al populismo en economía. Luego del fa ca “no peronista” habría predom inado de hecho
llido tercer gobierno peronista, interrum pido por desde 1949 hasta, el final del gobierno (aunque
el b ru ta! golpe m ilitar de marzo de 1976, Aldo muchos, al igual que el propio Ferrer, marcaron el
Ferrer estilizó un m odelo de política económ ica “cambio de ru m b o ” hacia 1951-1952) abarcando
“populista” , identificable con la experiencia de la mayo n a de los años de la gestión de Juan Perón.
los años cuarenta y cincuenta que ha marcado a Estas miradas críticas y relativamente lineales
fuego un núm ero no m enor de elucidaciones so­ apenas si fueron cuestionadas; poco se indagó
bre el período. D e acuerdo con ese esquema, la sobre el p eríodo hasta hace unos pocos años, y el
política económica del prim er peronismo tenía ciclo peronista q u ed ó subsum ido en explicacio­
com o objetivo m ejorar el nivel de vida de los tra­ nes de más largo plazo de la historia económ ica
bajadores y para eso se centró básicamente en el argentina que le sustrajeron sus connotaciones
aum ento salarial y en la transferencia de ingre­ específicas. D esde esa perspectiva, la experien­
sos desde el sector agropecuario al industrial. Ello cia en ese decenio, más alia del reconocim iento
supuso un increm ento de la intervención estatal de cambios im portantes, habría sido una cues­
en el conjunto de las actividades económicas y tión de grado y quedó diluida dentro del pro­
sociales que no solo respondió a una mera am ­ ceso de industrialización p o r sustitución de im -
pliación de las innovaciones heredadas desde los poitaciones y de increm ento de la intervención
años treinta sino que constituyo una ruptura im ­ estatal observable desde los años treinta y sólo
portante respecto de esa coyuntura, en particular in te n um pida p o r las políticas de desindustria­
en lo que se refiere a la orientación de la -inter­ lización impulsadas desde mediados de la déca­
vención y los beneficiarios de ese proceso. En. los da de 1970. N o obstante, com o destacamos, en
años de bonanza los buenos precios internaciona­ ios últim os años se ha producido una revisión
les habrían perm itido la redistribución y el éxito im portante de variados aspectos del peronism o,
de esa política para luego dar lugar a otra, que no incluso en dim ensiones impensadas tiem po atrás
podía ser considerada “peronista , caracterizada p o r el avance de las disciplinas vinculadas con
la sociología, la política o la cultura. C o n todo, incluso la conformación de un “Estado empresa­
so rprendentem ente n o se ha publicado ningún rio ”, por ejemplo, fueron problemáticas de rele- ;
A libro sobre la econom ía peronista, y sólo recien­ vancia antaño y a la vez son puestas sobre el tapete ó
tem en te com enzaron a ser indagados algunos de de manera cotidiana en el presente. Pero también y
sus aspectos específicos, en particular del desem ­ los alcances y límites del nuevo m odelo' de cre­
p eñ o industrial y agrario. cim iento remiten a lo's años del peronismo clási-
Es probable que el nuevo contexto que abrió la co, cuando los buenos precios internacionales de ó
feroz crisis económica, social y política de 2001 y ; . los productos de exportación perm itieron alentar
f la irrupción de un nuevo programa político iden­ la política de redistribución del ingreso que fue
tificado con variados elementos del peronismo necesario reestructurar cuando esos precios co­
histórico haya hecho las veces de catalizador de la m enzaron a descender. En definitiva, la discusión
investigación sobre aquellos años “fundacionales” . actual referida a si el crecimiento de la economía
A unque no de manera unívoca es indudable que argentina depende del “viento de cola” de los pre­
la trama actual ha animado y estimulado las in­ cios internacionales y si es capaz de sostener ese
vestigaciones y reinterpretaciones sobre el pasado crecim iento con un cambio de la estructura pro­
encauzándolas hacia determinados temas y proble­ ductiva que permita una relativa independencia de
mas, perm itiendo focalizar en períodos específicos las variables externas, como veremos, se engarza
y confrontar con aquellas consideraciones más ge­ cabalmente con las alternativas de la política eco­
nerales que sobre el peronismo habían brindado nóm ica del peronismo durante los años cuarenta y
las interpretaciones estructurales o de largo plazo. cincuenta... Q ué decir además de la importancia
D e hecho, algunos componentes identificables en : de los actores sociales destinatarios sustanciales de
la experiencia peronista “clásica” se encuentran las políticas y su capacidad para acompañar esos
presentes en la actualidad y son variables de acción proyectos: los trabajadores y sus organizaciones y la
y discusión en el campo de la política y la eco­ afamada “burguesía nacional”.
nomía. Así, la redistribución del ingreso, el dilema E n este libro se sostiene que no hubo una di­
inflacionario, la política respecto del agro, la esca­ rectriz económ ica uniform e entre 1946 y 1955,
sa integración del sector industrial, el avance de ni una estrategia de desarrollo de-largo plazo que A.
la intervención y regulación del Estado, la política hiciera eje en algún sector productivo de manera
de subsidios o de incremento del gasto público e consistente, de m odo que no se identifica al p e-
tonism o con el industrialismo ni tam poco con
el estatismo. La distribución del ingreso en favor
de los trabajadores y el sostenim iento del empleo
fueron las definiciones predom inantes durante
ese decenio, si bien sufrieron modificaciones de
im portancia. En consecuencia, tanto el prim er y
fugaz período hasta fines de 1948 com o el segun­
do que se extendió hasta el derrocam iento del
gobierno en 1955 son genuinas expresiones de la
“política económica del peronism o” , aun cuando El programa económico y las primeras
en los años posteriores la m em oria, el discurso y luces del bienestar
la construcción política privilegiara las referen­ 1946-1948
cias al período inicial, identificado com o la cris­
talización de una idílica y “auténtica” econom ía
peronista.
Las ideas

La literatura especializada ha caracterizado al


peronism o com o un régim en nacionalista, ínter-
ventor-estatista, industrialista y una serie de cali­
ficativos más o menos genéricos identiíicables en
ultima instancia con el concepto de “populism o” ,
asociado a las políticas de redistribución. N o obs­
tante, desde sus orígenes, el peronism o pretendió
conform ar una concepción propia y original que
se integraba dentro de su “d o ctrin a” social y polí­
tica. Esa pretensión puede rastrearse en los discur-
sos y publicaciones oficiales durante los prim eros
años de gobierno. El propio Perón aludía una y
otra vez a los “sólidos fundamentos de la doctxi- o. el pragm atism o predom inó en esos años, algunos
na justicialista” que tenía “una solución argentina : intelectuales y miembros del entorno gobernan­
para cada problem a de la hum anidad” . Paradóji- ; te buscaron m uchas veces de manera más o m e­
carneóte, esa concepción cobró forma más acaba­ nos explícita u n sustento teórico- para las polí­
da después de 1949, cuando una crisis económ ica J ticas desplegadas. Y es indudable que la política
revirtió las condiciones excepcionales que habían económ ica inicial se enmarcó en un am biente de
perm itido desarrollar la “política económ ica pe- debate intelectual de gran alcance en torno de
: romsta” inicial, que se modificaría en m uchos as­ la intervención del Estado en la econom ía com o
pectos de m anera notable. D e todos m odos, aun m ecanism o para atenuar las crisis.'Esas discusio­
I cuando el cam bio en materia económica fue sig­ nes eran tributarias de la difusión a nivel mundial
nificativo, m uchas de las ideas generales que ha­ de los planteos de John Maynard Keynes luego de
bían dado m arco a las políticas de los prim eros la crisis económ ica de 1929, el impacto de los pro­
:años se sostenían en la “doctrina cristalizada” , que gramas intervencionistas de Franklin Roosevelt en
significativamente reflejaba de manera más c o n ­ los Estados Unidos, especialmente del N e w D e a l y
tundente lo realizado hasta 1948. Desde el p u n to de W illiam Beveridge en Gran Bretaña, y también
de vista discursivo, aunque la realidad posterior de los planes soviéticos de industrialización ace­
a 1.949 fuese parcialmente diferente a lo que se lerada y de las oscuras proyecciones del fascismo
presentaba p o r ese mismo m omento, la “filosofía italiano particularm ente. C on todo/las ideas key-
económ ica peronista” perm itía m antener viva la nesianas com ponían de manera preponderante el
imagen de prosperidad y éxito que caracterizó el aire que insuflaba vida a la econom ía capitalista
desem peño económ ico inicial. de la época y n u trió un amplio abanico de orien­
En consecuencia, durante los primeros años taciones de políticas económicas y sociales en n u ­
de la experiencia peronista no existió un. cuerpo merosos países, entre ellos los latinoam ericanos y
teórico definido que actuara como guía y susten­ especialmente la Argentina.
to de las m edidas económicas que se ím plem en- El “sistema social peronista”, im buido de la
taban, y m uchas de ellas resultaron de decisiones doctrina social de la iglesia, tom aba la idea de
tomadas com o respuesta a coyunturas previas a que el capitalismo, dejado a su suerte, m ultiplica­
la gestión de gobierno y otras particulares que se ba la riqueza pero generaba una distribución in ­
"Fueron presentando. D e todos modos, aun cuando justa entre empresarios y trabajadores, provocan­

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do esporádicos choques de intereses y conflictos Esta co n cep ció n se com pletaba con la con­
de potencial gravedad para el conjunto social; en solidación de sindicatos organizados que p o ­
consecuencia, el Estado debía intervenir o m e­ sibilitaba el co n tro l de un m ovim iento obrero
diar para que el crecim iento económico se logra­ considerado anárquico y dañino del tejido so­
ra con la m ayor arm onía posible. Pero no era un cial. E n este sentido, para el g o b iern o m ilitar
proyecto estatista; para Perón “la econom ía na­ que tom ó el p o d e r en ju n io de 1943 la lucha
cional debe basarse en que el Estado controle los contra el com unism o era p rio ritaria y así lo
fundam entos de aquélla, quedando a la iniciativa plasm ó el coro n el Perón, secretario de Traba­
privada, a veces en colaboración o form a m ixta jo y P revisión, en un famoso y fresco discurso
con el Estado, o exclusivamente por su cuenta, el de agosto de 1944 en la Bolsa de C o m ercio de
desarrollo de la producción” . B uenos Aires. La m ejor alternativa para enfren­
Esa intervención a través de la planificación tar ese flagelo consistía en la cooperación de los
económica no sólo era compatible con el sistema industriales y el parlam ento con las organiza­
democrático sino que era la única posibilidad de ciones del m ov im ien to obrero. E n palabras de
“m antener los atributos de la personalidad humana, Perón, el diálogo era
fundam entando la pervivencia de los ideales cris­
tianos, de considerar al hombre como el valor final "el medio para que lleguen a un acuerdo no
en la tierra y al Estado como instrumento de su fe­ a una lucha. Así se suprimen las huelgas, los
licidad ” , com o afirmara el diputado peronista John conflictos parciales, aunque indudablemente,
Cooke en 1946. Claro que para lograr ese propósi­ las masas obreras pasan a tener el derecho de
to también era necesario convencer a los capitalis­ discutir sus propios intereses desde una misma
tas de que se mostraran dispuestos a sacrificar algo, altura con las fuerza patronales, lo que analiza­
pagando mejores salarios, a cambio de contener el do es absoluta justicia...Y el Estado está en la
enfrentamiento social y la amenaza a la propiedad obligación de defender una asociación como
de sus negocios que podría derivar de la intensifi­ la otra, porque le conviene tener las fuerzas
cación de los conflictos; los mayores ingresos de la orgánicas que pueda controlar y que puede di­
población com o contrapartida implicaban un au­ rigir; y no fuerzas inorgánicas que escapen a su
m ento del mercado interno y de las oportunidades dirección y a su 'ControlE
de negocios para el conjunto del empresariado.

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De allí que se impulsara la ley de Asociacio­ primer naranjazo (...) Se inclinaban más hacia
nes Profesionales que en 1945 reconocería a los la lucha de clases (...) ellos querían ir donde es­
sindicatos como asociaciones de derecho público taban acostumbrados a pensar que debían ir.Yo :
v la instrumentación de negociaciones colectivas no les dije que tenían que ir adonde yo iba; yo
para dirim ir los conflictos en torno de los salarios, me puse delante de ellos e inicié la marcha en la
dirección donde ellos querían ir; durante el viaje
a la vez que disponía la retención obligatoria de
los aportes sindicales por parte de los empleadores. fui dando la vuelta y los llevé donde yo quería”.
Pero para despejar toda duda acerca de sus inten­
ciones postreras agregaba en el recinto de la Bolsa: E n este proyecto — que cristalizaría en la idea
de conform ar una “ com unidad organizada” n u n ­
“Señores capitalistas: 110 se asusten de mi sindi­ ca m uy claramente definida—- la econom ía y la
calismo, nunca mejor que ahora está seguro el política económ icá se encontraban ineludible­
capitalismo ya que yo también lo soy porque m ente subordinadas a esa lógica política que pre­
tengo estancia y en ella operarios. Lo que quie­ tendía evitar la lucha de clases, prom oviendo la
ro es organizar estatalmente a los trabajadores justicia social m ediante la intervención del Estado.
para que el Estado los dirija y les marque el E n consecuencia, la búsqueda de arm onía social
rumbo, y de esa manera se neutralizarán en su condicionaba y daba fundam ento a las definicio­
seno las corrientes ideológicas y revoluciones nes económicas, que im ponían reservas al capital
que pueden poner en peligro nuestra sociedad nacional y extranjero, y apuntaban a controlar la
capitalista en la posguerra. A los obreros hay conflictividad de los trabajadores. U na denom i­
que darles algunas mejoras y serán una fuerza nada “tercera posición” propugnaba el rechazo de
la econom ía libre pero tam bién del dirigismo, en
fácilmente manejable”.
adhesión a un sistema económ ico donde el ca­
A ños después diría de ese proceso no sin una pital se encontraba al servicio de la sociedad. En
palabras de Perón hacia 1950, una vez cristalizado
cuota de cinismo:
este pensamiento, “puestas las cosas en su lugar,
“Yo les hablaba (a los obreros) un poco de co­ capital y propiedad individual en función social,
munismo. ¿Por que? Porque si les hubiera ha­ nuestra econom ía dejó de ser individualista sin
blado en otro idioma me hubieran tirado el pasar a ser colectivista, poniéndose, de este modo,

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en el ju sto m edio que nos perm ite calificarla y
denom inarla con el nom bre de economía justi- E videntem ente el discurso ‘justicialista” pre­
ci.alístale U na representación de esa idea puede tendía marcar la diferenciación con otros sistemas
encontrarse e n M undo Peronista, una revista de di­ para reafirmar su propia identidad. Pero además,
fusión de la “ doctrina justicialista” donde podían la misteriosa vaca extra que tienen los paisanos
encontrarse en 1951 definiciones com o éstas: del justicialísmo parecía rem itir a la abundancia
de la que gozaba la econom ía argentina, al m e­
“Fascismo: usted tiene dos vacas; el gobierno nos en los años inmediatos de la posguerra, y que
se las deja; usted las ordeña y él le saca la leche. posibilitaba la redistribución del ingreso (lo que
Nazismo: usted tiene dos vacas, el gobierno lo de algún m odo habría de desaparecer después de
mata a usted y le saca las dos vacas... Demo­ 1.949, precisam ente cuando se escribían esas lí­
cracia capitalista: usted tiene dos vacas. Vende neas). Pero el elem ento más significativo de esta
una vaca, compra un toro, y con el tiempo se pequeña fábula justicialista era su moraleja: la re­
hace estanciero, dueño y señor de haciendas distribución evitaba el conflicto social y la lucha
y vidas humanas... Comunismo: usted tiene de clases, que de otra forma term inaría en una re­
dos vacas. El gobierno se las quita, las ordeña volución violenta, una idea expresada numerosas
y le da a usted un poco de leche, justicialismo: veces y desde tiem po atrás. Q uedaba claro cuáles
usted tiene tres vacas. Usted mata una vaca y eran los objetivos últimos de la política económ i­
le vende la mitad a sus paisanos; el gobierno le ca: sostener el statu quo social, todas las acciones
defiende el negocio de una cuarta parte, que y medidas por im portantes que fuesen en sí mis­
usted vende en el exterior, y usted le entrega mas se transformaban finalm ente en instrum en­
al gobierno el otro cuarto para ser distribui­ tos para cum plir ese propósito supremo, y en ese
do entre los que no tenían m una gallina. De contexto deben ser entendidas y analizadas.
paso se salva de que estos necesitados hagan E n el conjunto de estas ideas, que com o seña­
una ‘carnicería’ cuereándolo a usted y a sus tres lamos fueron cobrando form a acabada sólo en el
vacas. Las otras vacas las guarda para que le si­ transcurso de la experiencia de poder, el incre­
gan dando leche y temeros. ¡Ah!... Y si usted m en to de los salarios de los trabajadores se enten­
se aviva trabajando ¡industrializa los restos de día com o una condición imprescindible para evi­
la vaca muerta y la leche de las vivas!”. tar la crisis que se estimaba sobrevendría luego de

'1L
term inada la SGM; en tanto las restricciones del gresos que no se consumían tam poco se invertían.
com ercio exterior producto de esas circunstan­ La obra de Keynes en los años treinta respaldó las
cias particulares habían perm itido un avance de prescripciones de esa teoría con algunos matices
un n ú m e ro im portante de actividades m anufac­ ya que no identificaba el origen del problema en
tureras a través de la sustitución de im portaciones, la form ación de ahorro sino en la falta de inver­
la reanudación dé los flujos comerciales habría de sión, desarrollando una explicación integral del
provocar la quiebra de vastos sectores producti­ papel de la “dem anda efectiva” — resultante de la
vos, acarreando com o consecuencia la desocupa­ propensión a consum ir y de la inversión— en el
ción y la gestación de las condiciones para que se ciclo económ ico.
desarrollase el tan temido conflicto social. Las teorías del subconsumo brindarían a Pe­
C o m o ha destacado el historiador José Vílla- rón u n adecuado argum ento político que a la vez
rruel, esta orientación encontró inicialm ente un le perm itía ser crítico respecto del curso de la
sustento o p ortuno en las teorías del subconsu- econom ía capitalista y por lo tanto diferenciarse
- mo, que intentaban explicar las crisis económ icas de ese sistema. Así lo reseñaba desde su cargo en
argum entando que la proporción decreciente de la Secretaría de Trabajo y Previsión:
los salarios en el total de la riqueza generada pro­
ducía cíclicam ente una insuficiencia del consum o “La República Argentina produce en estos
de los sectores populares para absorber la ofer­ momentos el doble de lo que consume, es de­
ta de bienes y servicios. En esas circunstancias, la cir, la mitad de lo que produce sale al exte­
re cesión y el estancamiento eran inevitables, en rio r... Cuando ya no sea posible exportar, si
tanto Ja producción de bienes no estaba regula­ consumimos sólo el 50% ¿cuál será la situación
da conscientem ente y era, en principio, ilim ita­ de nuestra industria, de nuestra producción?
da, m ientras que el poder de compra estaba dado Habrá una paralización del 50% y veremos a
p o r los salarios que tendían a ubicarse en niveles un millón de argentinos desocupados que no
de subsistencia. Para esta teoría, desarrollada y di­ tendrán en qué trabajar ni con qué vivir. No
fundida a mediados del siglo X IX , la causa de la habrá otro remedio que aumentar el consu-
crisis era el exceso de ahorro, que podía provocar m o.Y el consumo, en una circunstancia tan
■ grandes discrepancias entre el consumo y la pro­ V: extraordinaria como la que se nos va a pre­
ducción, bajo el supuesto implícito de que los in ­ sentar, solamente podrá aumentarse elevando
los sueldos y salarios para que cada uno pueda agro exportadora. Pero además las condiciones
consumir mucho más de lo que consume ac­ sociales y políticas tam bién am eritaban prose­
tualmente y permitiendo que cada industrial, guir en el cam ino que la industrialización forzosa
cada fabricante, cada comerciante pueda a su experim entada durante el conflicto bélico había
vez producir lo mismo que hoy sin verse obli- y estimulado. -
gado a parar las máquinas y a despedir a los El proyecto político de Perón pretendió recos­
obreros”. tarse inicialm ente en los partidos tradicionales; sin
embargo, debió lanzar su candidatura presiden­
Estas formulaciones ya rondaban las defini­ cial sin más apoyo que los que había consegui­
ciones de un grupo de intelectuales preocupados do desde el poder, que no resultaron desdeñables
por las limitaciones de la estructura económ ica de acuerdo con lo acontecido el 17 de octubre
que se agruparon alrededor de la Revista de Eco­ de 1945. La clase obrera había tenido un creci­
nomía Argentina fundada por Alejandro B unge en m iento notable en la década previa y especial­
1918. Algunos de sus discípulos participarían ac­ m ente durante la industrialización de los años de
tivam ente en el Consejo Nacional de Posguerra, la guerra, llegando al millón de trabajadores. Estas
un organismo creado en 1944 por el gobierno circunstancias le otorgaban a los sectores obreros
m ilitar con el propósito de diseñar una estrategia una gravitación social — y electoral— creciente,
económ ica y social para lo que se estimaba serían y se transform arían ju n to con el ejército y la igle­
tiem pos sombríos. sia — sectores receptivos del discurso peronista de
control social de los trabajadores— en la base p o ­
lítica de la nueva gestión. Para, alcanzar el éxito y
Los condicionantes la consolidación política de su proyecto era inelu­
(o la escasa autonomía de la política económica) dible que Perón continuara por el sendero que
marcaba el creciente peso de las manufacturas.
Las desigualdades en el desarrollo regional, la D e todos m odos, el crecim iento económ ico
inadecuada distribución del ingreso y la expo­ que se verificó durante el período bélico fue re­
sición de toda la economía a factores com o las lativo y condicionaba sobremanera las posibili­
condiciones climáticas o el nivel de dem anda del dades del futuro cercano. La econom ía argentina
exterior no estimulaban el regreso a la econom ía tuvo tasas de crecim iento moderadas (del orden
V 3-4% anual) durante la SGM; no obstante, al de la libra o convertirlas en otras divisas. Esas di­
igual que muchos otros países latinoam ericanos ficultades afectaron el acceso del sector rural a las
y otros que no participaron de manera directa maquinarias agrícolas y tam bién de las industrias
CI} el conflicto, las actividades manufactureras tu ­ a materias prim as/com bustibles y equipos p ro ­
vieron im portante expansión, básicamente com o vocando una fuerte descapitalización que m ar­
consecuencia de la sustitución de bienes im por­ caba dram áticam ente la escasa integración de la
tados que los grandes centros productores no p o ­ estructura m anufacturera y sus límites.
dían abastecer. En ese contexto por prim era vez En estas condiciones, un inform e del departa­
la producción industrial superó la participación m ento de Investigaciones Económicas del Banco
del sector prim ario en la composición del P ro­ Central de la R epública A rgentina (BCRA) de
ducto B ruto Interno (PBI). Incluso en esas cir­ mediados de 1945 planteaba un escenario poco
cunstancias la A rgentina logró, si bien fugazm en­ optimista respecto de las posibilidades de supervi­
te, exportar productos industriales en magnitudes vencia de la industria una vez finalizada la guerra.
■ considerables a otros países de Am érica latina y La siderurgia,por ejemplo, tenía escasas alternati­
los Estados Unidos. Las oportunidades de expor­ vas de desarrollarse si no se consolidaba un com ­
tación, las posibilidades de sustitución de im por­ plejo industrial poderoso, apoyado por el Estado,
taciones y la acum ulación de reservas derivadas y la industria de m aquinaria debía m antener bajos
de una balanza comercial favorable (que supe- los costos para poder ser competitiva. Quizá, se
raron los 1.600 millones de dólares) mostraban señalaba, pudieran sobrevivir los establecimientos
una promisoria fase de expansión de la actividad más antiguos, pero las actividades mas m odernas,
económica. com o la de artefactos electrodomésticos, estaban
Pero si bien las cuentas externas arrojaban su­ destinadas a sucum bir frente a la com petencia de
cesivos saldos positivos, ellos obedecían más a la pioductos extranjeros de mayor calidad. En otros
imposibilidad de im portar que a la capacidad de sectores, también se avizoraba un futuro similar-
las exportaciones argentinas pues la producción m ente oscuro. Poco después, miem bros del Insti­
rural se encontraba estancada desde hacía m uchos tuto Alejandro Bunge, de gran influencia en los
años. Además, las libras obtenidas por el intercam ­ primeros años del gobierno peronista, publicaron
bio co n Inglaterra se acumulaban pero estaban en la Revista de Economía Á fgentina un articulo
y “bloqueadas” , no podían utilizarse fuera del área donde se señalaban las posibilidades de avanzar en

.-ao
la sustitución de im portaciones en la producción industriales, al igual que los obreros, se habían
de alimentos, textiles, químicos y en la m etalurgia constituido en m iem bros destacados de la estruc­
más simple, mientras que en otros rubros, com o tura económ ica y social y sus intereses debían ser
papel, caucho o en algún sector de m aquinaria considerados en cualquier estrategia económica.
tam bién podía reducirse la dependencia del exte­ D e hecho, la U n ió n Industrial Argentina (UIA)
rior. Más compleja era la producción siderúrgica tam bién había manifestado reiteradamente su
pues no se producía localm ente hierro y carbón preocupación p o r lo que sucedería en la posgue­
suficiente y necesariam ente esos insumos debían rra, e incluso había creado un Instituto de Es­
provenir del exterior. D e todos modos, el grupo tudios y Conferencias Industriales en 1941 para
rechazaba las posiciones más autárquicas que es­ discutir las líneas de acción una vez finalizado el
bozaban algunos militares; la apuesta a la indus­ conflicto. En palabras de su presidente, Luis C o -
trialización serviría para hacer menos vulnerable lom bo, El m undo se va a reconstruir,' O grandes
la econom ía argentina frente a los ciclos externos, economías se han de fusionar, otras tratarán de
pero no debía cerrarla. coordinarse, y la nuestra, con un mercado interno
Poco después, el Banco Central aclaraba en reducido, debe preguntarse cuál será su destino en
1946 que no se trataba de ese nuevo m u n d o ” .
Luego del golpe militar de 1.943 la institución
“propugnar la industrialización indiscriminada, impulsaría un Congreso Permanente de las Fuerzas
conforme a un cerrado nacionalismo económi­ Productoras para el Estudio de los Problemas Eco­
co que podría conducir a disminuir el inter­ nómicos y Sociales de Posguerra conjuntam ente
cambio internacional y a encarecer los artículos con la Bolsa de Com ercio, la Sociedad R ural y la
manufacturados. Antes, al contrario, se trata de Asociación dei Trabajo, aunque esas preocupaciones
seguir, en la medida de lo posible, el ejemplo fueron dejando paso a una inquietud más inm e­
dado por otras grandes naciones, en las cuales diata vinculada con la cuestión obrera y la acción
siempre se defiende la producción local para la que se desarrollaba desde la Secretaría de Trabajo
cual existen fuentes y aptitudes nativas”. y Previsión. De hecho, una de las consultas que el
Congreso realizó entre los empresarios y funcio­
Independientem ente de estas posibilidades era narios se refería a las medidas que se consideraban
una realidad incontrastable que los empresarios oportunas a efectos de evitar que la multiplicación
y -fortalecimiento de las asociaciones gremiales triunfo de Perón sobre los industriales fue incon­
■ pueda acentuar la lucha de clase, com próm etien- trovertible y en mayo de 1946 el gobierno decretó
do p or ello la producción nacional y el prestigio la intervención de la UIA. C on todo, el apoyo de
i del E stado” . El enfrentamiento de los industriales los industriales era indispensable para el proyecto
con la política laboral desplegada por el gobierno político de Perón y necesariamente debía atender
se intensificó Juego de la creación del C onsejo sus preocupaciones de más largo plazo vinculadas
N acional de Postguerra que sólo los incluía com o con el sostenimiento de las actividades acrecentadas
: asesores. Perón era consciente de que su política durante la guerra. D e hecho, independientem ente
laboral podía ser incom prendida por los sectores de la intervención de la gremial empresarial y de
propietarios: “Es indudable que eso (la justicia los avatares políticos, el com promiso de muchos
social) levantará la reacción y la resistencia de esos industriales con las medidas del gobierno peronista
:señores que son los peores enemigos de su propia dirigidas a incrementar el mercado interno sería
felicidad, porque por no dar un 30% van a per­ ostensible, aunque retaceado en función de las pro­
der dentro de varios años o de varios meses todo puestas específicas en cada circunstancia.
lo que tienen, y además las orejas” . Pero la UTA Es indudable que estos y otros compromisos
consideraba que no era necesario llevar al extre­ con industriales y obreros generaron un clima de
m o las políticas laborales pues no com partía el ideas e intereses que favorecía la continuación de
diagnóstico de Perón: “Exam inando serenam ente las industrias ya existentes e incluso el impulso de
: esa realidad, hallamos que en nuestro país n un- las actividades básicas (metalúrgicas y otras).
ca existió una verdadera lucha de clases con las Tam bién algunos sectores militares estaban
características propias de los países de tradición preocupados por las dificultades de aprovisiona­
■ industrial económ ica nacional” . m iento de materiales “críticos” que la guerra ha­
El enfrentam iento de los industriales con Pe­ bía provocado, y que afectaba las posibilidades de
ró n te n d ría su p u n to alto en la crisis previa la defensa nacional” . D e allí que durante el go­
al 17 de octubre cuando se estableció una C o n ­ b iern o militar se impulsaran numerosas medidas
vención Nacional Salarial con el propósito de y proyectos en los últimos años de la guerra (pri­
im plantar un salario m ínim o y el sueldo anual m era ley de prom oción industrial, creación del
i com plem entario (aguinaldo); pero sorteada la ad­ B anco de Crédito Industrial y de la Secretaría de
versa coyuntura política que se había generado, el Industria,por ejemplo) que en térm inos generales
sembraban una mayor autarquía industrial com o las consideraciones vertidas anteriorm ente, las
alternativa para evitar los efectos perniciosos pro­ posibilidades de continuar en el sendero del viejo
vocados p or las restricciones externas, y respecto m odelo agro exportador estaban profundam en­
de la previsible caída de la actividad fabril una vez te limitadas si el sistema com ercial internacional
recom puesto el comercio internacional. Parale­ no se restauraba, si el proteccionism o agrícola se
lam ente, una política de increm entos salariales y perpetuaba en Europa y los Estados U nidos y si
de m odificación del patrón de distribución del la dem anda externa de productos argentinos no
ingreso vigente perm itiría expandir un m erca­ crecía considerablem ente en un m ediano plazo;
do interno considerado pequeño para sostener el así lo estimaban los m iem bros del grupo Bunge,
crecim iento del sector manufacturero. quienes preveían “ serias dificultades” en la colo­
P or otro lado,las particulares condiciones exte­ cación de granos y carnes en la inm ediata pos­
riores de la inmediata posguerra explican en gran, guerra y, en consecuencia, resultaba im perioso
m edida las políticas económicas que se siguieron desbrozar otros senderos.
durante los primeros años del gobierno peronis­ Las condiciones económicas internacionales
ta y enm arcaron las “opciones” que se tom arían durante el período 1946 y 1948 tendieron a con­
inicialm ente. Pero además, el nuevo gobierno que firm ar esa idea. Buena parte de los inconvenientes
asumiría en mayo de 1946 era heredero del régi­ y decisiones que se tomaron fueron consecuencia
m en de facto y recibía una difícil situación inter­ de los desarreglos de la econom ía internacional y
nacional producto de una política exterior que se de la restauración del triángulo comercial desple­
había opuesto en numerosas oportunidades a las gado en los años veinte, aquel que perm itía a la
iniciativas norteam ericanas (que buscaban el apo­ Argentina sostener un superávit comercial con el
yo del continente en el esfuerzo bélico) y había R ein o U nido y Europa C ontinental y un déficit
declarado la guerra sólo cuando la derrota alema­ comercial con los Estados Unidos. Si bien la si­
na estaba en ciernes. tuación de las economías europeas a la salida de
E n rigor, muchas de las ideas que guiaron la la guerra perm itía la colocación de alimentos por
acción del gobierno peronista en m ateria econó­ parte de la Argentina, esos países, abocados a la re­
mica fueron el resultado de un ajustado diagnós­ construcción, no estaban en condiciones de cubrir
tico respecto de las alternativas de la econom ía las necesidades de bienes semi-manufacturados y
internacional De hecho, independientem ente de maquinarias que requería la industria local; ellas
serían cubiertas por los Estados Unidos licuando con el R e in o U nido com enzaron a exigir dóla­
las acreencias conseguidas en los años de la gue- res. La devaluación de la libra en agosto de 1947
. rra. Pero la Argentina no tenía ya la posibilidad de desnudó la imposibilidad de la restauración del
compensar ese déficit con el superávit obtenido a multilateralism o y del acercam iento argentino al
/: través del comercio to n Europa; necesitaba dólares ;■ R e in o U n id o com o estrategia para contrarres­
: pero sólo recibía monedas inconvertibles, com o li- : tar las restricciones políticas y económicas que
bras esterlinas/francos Franceses o liras. : habían efectivizado los Estados U nidos desde la
El hecho de ;que inicialmente las e x p o rta d o - : época de la guerra.
nes superaban holgadam ente a las im portaciones O tra vez las alternativas eran m uy reducidas, y
pudo estimular la idea de que las dificultades en la capacidad de negociación de la Argentina, dé­
el frente externo no eran importantes, pero ese bil. C om o G ran Bretaña era el único com prador
pensam iento rápidam ente se dem ostraría falso. im portante de carnes argentinas y no tenía capa­
E n la m edida en que el valor del total de las re­ cidad de pago ni una m oneda convertible, y tam ­
servas expresadas en pesos crecía, la situación con poco podía enviar la cantidad suficiente de bienes
respecto a los dólares y al oro se tornaba cada para cubrir esas compras, el gobierno argentino
vez más complicada. El gobierno peronista fir­ se vio obligado a otorgar empréstitos baratos o
m ó acuerdos con el R ein o U nido en 1946 para margenes de crédito a posibles compradores que
la colocación de una gran parte de sus exporta­ necesitaban los alimentos pero que no tenían una
ciones de carne en ese país; a cambio obtuvo el gran capacidad de pago ni podían proveer en
- com prom iso de que las libras obtenidas p o r ese general los insum os necesarios. España y B élgi­
com ercio serían convertibles, aun cuando las di­ ca íealizaron estos convenios en 1946, Francia e
visas conseguidas durante el período de la gue­ Italia u n año después, R um ania, Finlandia, Países
rra continuarían bloqueadas. De algún m odo, las Bajos y otros'en 1948, mientras se refinanciaban
perspectivas eran entonces favorables a la restau­ y ampliaban los anteriores en condiciones m uy
ración del triángulo económ ico de los años vein­ favorables com o fue el caso del Protocolo Pe­
te y esas nuevas libras podían financiar las im - rón-Franco. Tam bién se realizaron convenios con
portaciones provenientes de los Estados U nidos. países sudam ericanos, especialmente con Chile
Em pero la libra fue convertible sólo durante unas y Bolivia, con el propósito de obtener insumos
pocas semanas y los países que tenían superávit básicos com o cobre y estaño, en el marco de un
da guerra m uy elevados, pero los 'países'-que.“paga-
proyecto ambicioso de conformar un mercado
b a n 5>esos altos precios no podían enviar muchos
com ún inspirado en las ideas de Alejandro Bunge,
bienes a cam bio; en otras palabras,los buenos pre­
aunque algunos de ellos fueron bloqueados por
cios no significaban que pudieran im portarse una
la presión de las compañías estadounidenses que
gran cantidad de productos sino básicamente el
operaban en esos países.
rápido agotam iento de los créditos; concedidos.
En rigor, el único país que podía proveer los
M á s. tarde los térm inos del intercam bio, com o
bienes necesarios para sostener el consum o y la
era previsible, em peoraron para la Argentina y la
industrialización por ese entonces eran los Esta­
devaluación de las monedas erosionó el valor de
dos U nidos. Pero la Argentina poco podía ven­
esos saldos acreedores.
derle a ese país, que además acentuó durante la
Entonces, las dificultades del com ercio inter­
posguerra su tradicional proteccionismo agríco­
nacional, la escasez de dólares de los com ienzos
la: no sólo n.o compraba sino que operaba para
de la posguerra y los problemas para obtener di­
que otros países tam poco lo hicieran. Em barca­
visas convertibles marcaron las definiciones a fa­
da en un boicot contra la Argentina desde 1942,
vor del avance industrial y la reducción de las im ­
la potencia norteam ericana no estaba dispuesta a
portaciones, que se fue perfilando com o la única
proveer insum os y maquinarias que, por lo de­
alternativa posible, un sendero casi obligado si se
más, eran escasos en esas aciagas circunstancias.
considera que la posibilidad de transferir recursos
En suma, com o ha señalado el econom ista Jo r­
hacia la producción rural para atender la alta pero
ge. Fo'dor, Europa no podía pagar y los Estados
transitoria dem anda de algunos productos de ex­
U nidos no querían comprar; mientras tanto la re­
portación tenía límites muy precisos.
construcción de la producción rural en el Viejo
R eco n o cid o s estos condicionantes internos
C o n tin en te era acelerada y se transformaría en
(económ icos y sociales) y los externos (las carac­
un problem a más tem prano que tarde.
terísticas del com ercio internacional), el abanico
U n com entario aparte, aunque im bricado con
de opciones no era tan amplio finalmente, o, peor
las reflexiones anteriores, se refiere a los térm inos
aún, no eran opciones y la política económ ica
del intercam bio, esto es a la relación entre el valor
carecía de aquella autonom ía que las reconstruc­
de las exportaciones y el de las im portaciones. Los
ciones simplistas han dejado caer. Es probable que
precios de los productos de exportación de la A r­
el “m ercadointernism o” que siguió el peronism o
gentina eran en los años inmediatos posteriores a

zi
se parezca bastante poco a una “-opción” y más a En el p rim er sentido ya desde 1945 se verificó
una respuesta a la realidad compleja del contexto una política de increm ento salarial, el estableci­
local y del mercado internacional, respuesta p o r m iento de salarios m ínim os, la introducción del
otra parte no necesariam ente deseada. Tam po­ sueldo anual com plem entario, la im plem entación
co el sostenim iento del pleno empleo, asociado de vacaciones pagas, además de com plem entar­
al cierre de la econom ía y al impulso industrial, se con un régim en salarial indirecto a través del
parecía ser una decisión tomada librem ente en sistema de jubilaciones y pensiones que sería en­
esos complicados años de la temprana posgue­ marcado en las políticas educativas, de salud y de
rra donde no es difícil advertir condicionantes vivienda características del peronismo en los años
no sólo económ icos y sociales sino tam bién p o ­ siguientes.
líticos; en tales circunstancias, casi con seguridad, Los constantes increm entos del salario n om i­
asegurar el pleno empleo para evitar el conflicto nal superaron la tasa de inflación, lo que significó
social requería impulsar el sector manufacturero una mejora del salario real que alcanzó el 60%
y subsidiar actividades no competitivas, tal com o entre 1945 y 1948. Estos destacados beneficios
sucedió, al m enos inicialmente. para el conjunto de los trabajadores y en especial
para los de m enores ingresos, base de sustentación
política del nuevo régim en, significaron un incre­
Las herramientas m ento de la participación de los salarios de más
de diez puntos porcentuales del FBI respecto de
La política de ingresos fue uno de los p rin ci­ 1945 y tendieron a ubicarse en tornó al 50% del
pales instrum entos que utilizó el gobierno para ingreso nacional h a d a 1949, consagrando de ese
m antener un ritm o creciente de consumo y p ro ­ m odo una notable m ejora en la calidad de vida y,
ducción y evitar cualquier atisbo de crisis a la sali­ desde la perspectiva peronista, la anhelada “ju sti­
da de la guerra. Ella se orientó desde el capital ha­ cia social” .-
cia el trabajo y desde el sector agropecuario hacia Por otra parte, a través de distintos m ecanis­
las actividades urbanas y se desarrolló a través de mos, las políticas públicas tendieron a m odificar
m uy diversas medidas, de manera directa a veces los precios relativos de form a tal que acentuaron
y a través de medidas indirectas, com o la m odifi­ el.poder de com pra de los salarios, especialmente
cación de los precios relativos, en otras ocasiones. a través del robustecim iento del sistema de con­

42
trol de precios para diversos productos y servicios financiera. E n efecto, el sistema financiero que
— una medida que había com enzado a utilizar­ utilizó el gobierno fue el eje que perm itió alentar
se durante las excepcionales circunstancias de la a. los distintos sectores productivos en diferentes
SG M —^y del retraso del tipo de cambio. En este circunstancias y subordinar desde allí el conjunto
últim o sentido, el control del precio de las di­ de las variables económicas. Ganadas las eleccio­
visas conjuntam ente con un crecim iento de los nes en febrero de 1946 y en los meses previos a
precios internos provocó una revaluación de la asumir el gobierno, los hombres cercanos a Perón
m oneda local, lo que disminuyó en térm inos re­ impulsaron una amplia y original reform a finan­
lativos los precios del sector agropecuario y de ciera, de la que existían escasísimos antecedentes
los alimentos. D e este m odo, la política cambiaría a nivel internacional. El conjunto de las medidas
favorecía al sector industrial porque, a la vez que que se diseñaron en ese contexto estaba destinado
contenía la demanda de aum entos salaríales (en a inducir un rápido desarrollo industrial a través
tanto m antenía los precios de los alimentos de­ de un increm ento de la disponibilidad de crédito
prim idos), abarataba los insumos de origen agro­ y del acceso en mejores condiciones de los insu­
pecuario y disminuía los precios de las im por­ mos y bienes de capital que el sector m anufactu­
taciones de materias prim as y maquinarias que rero demandaba del exterior.
se necesitaban. Las transferencias de ingresos de También en este caso la intención de prom o­
las actividades rurales a las urbanas perm itían de ver al sector industrial o garantizar su subsistencia
este m odo un increm ento de los salarios reales sin luego de la guerra fue determ inante para quie­
afectar de manera im portante la rentabilidad del nes tom aron las decisiones en materia financiera.
sector industrial; mientras los precios internacio­ El problema se rem itía a fines de ios años treinta
nales estuvieran altos, esa masa de recursos posi­ y en particular al contexto de la SGM; en esos
bilitaría la política de redistribución del ingreso, años el denom inado Plan Pinedo prim ero y lue­
elem ento central de las definiciones económicas go una serie de proyectos e incluso leyes estaban
del peronismo y sustento de su proyecto político. centrados en la insuficiencia de crédito para los
Pero si bien la política económ ica del pero­ proyectos de inversión del sector manufacturero,
nism o estuvo sujeta a la política de ingresos o de lisos distintos intentos, que com binaban la ac­
increm ento salarial tam bién se vio condicionada ción del B C R A con la banca privada, chocaron -
en gran' medida por las definiciones en materia con las posiciones más nacionalistas e industria­
listas que se fueron esgrimiendo y consolidando además de xepresentantes de los sectores empre­
a partir del golpe militar de 1943. La idea cobró sariales y de las “fuerzas del trabajo” .
form a finalm ente con la creación del Banco de Las ideas que esgrimían estos nuevos funcio­
C rédito Industrial Argentino (BCIA) en abril de narios derivaban de las restricciones sufridas en
1944, una entidad oficial específica que otorgaría los años previos desde las oficinas del Banco de
préstam os a largo y m ediano plazo a las em pre­ C rédito Industrial. El decreto de marzo de 1946
sas industriales para financiar sus inversiones. Pero que nacionalizó el Banco C entral destacaba pre­
los fondos de ésa nueva institución eran escasos cisamente que la política m onetaria “no puede
para cum plir un papel de verdadero prom otor; trazarse según norm as aisladas y distintas que las
p ronto fue autorizada a tom ar depósitos y reali­ que inspiren la política económ ica del Estado” .
zar operaciones ordinarias com o el resto de los Los problemas ocasionados durante el contexto
bancos comerciales. Aun así, ese banco encontra­ de la guerra obligaban a una mayor intervención
ba im portantes limitaciones para cum plir una ac­ y a centralizar la conducción de la política econó­
ción amplia de fomento. Cuando las circunstancias m ica y monetaxda. Pero esas funciones amplias no
políticas se modificaron, especialmente luego del podían confiarse a un organismo m ixto y “sui ge-
17 de octubre de 1945, M iguel M iranda, director neris” com o era el B C R A hasta ese m om ento, en
de la nueva entidad, criticó a los directivos del cuya determ inación podía influir el interés priva­
B C R A p o r no impulsar la prom oción económ i­ do de los bancos que participaban en su directo­
ca m ediante una mayor afluencia de crédito para rio. La medida se ampliaba con la nacionalización
los industriales. M iranda era un empresario que de los depósitos y la constitución de un “ Sistema
había hecho fortuna inicialmente con la lamina­ del Banco C entral” al que quedaron integrados
ción de hojalata pero que hacia los años cuarenta todos los bancos oficiales, los privados y otros
poseía grandes intereses en compañías pesqueras organismos. Esta era una alternativa; original ya
y de conservas y se había incorporado al com i­ que las nacionalizaciones implem entadas en otros
té ejecutivo de la UIA. Luego de la asunción de países después de la guerra, com o en Inglaterra o
Perón, M iranda y Orlando Maroglio, otro desta­ Francia, incluían al conjunto del sistema bancario
cado dirigente industrial, asumieron la conduc­ con el propósito de m anejar la política m onetaria
ción del B C R A incorporando a un conjunto de y crediticia. Pero aquí con el mismo objetivo se
funcionarios provenientes de los bancos oficiales, preservaban las instituciones de derecho privado

L1
■■..y los bancos podían- -co-mar depósitos. aunque no '.tocio estor Porque'cuando yo me .haga cargo
podían usarlos y actuaban com o meros in term e­ del gobierno, usted será el sable de la finanzas
diarios del B C R A que les otorgaba préstamos argentinas”.
(redescuentos) con tasas más o m enos favorables
para que éstos a su vez prestaran al público y las Pero en rigor, ocurrió exactam ente al revés,
empresas, una medida que estaba considerada en los bancos no fueron nacionalizados, pues siguie­
el Plan Pinedo pero con carácter excepcional. Pe­ ro n operando jurídicam ente com o instituciones
rón tenía u n recuerdo muy particular de que la privadas, y sí el Banco Central y los depósitos.
idea había sido de Miranda durante las reuniones El objetivo era dirigir el sistema financiero
del Consejo N acional de Posguerra: hacia el apoyo de la industria y el logro de un
alto grado de ocupación” y no adaptar el cré­
‘"Comencé después a discutir el asunto de la dito y los m edios de pago “al volum en real de
organización financiera, el gran mal nuestro, los negocios”, com o había establecido R aúl Pre-
y me precipité a decir que debíamos llegar a bisch cuando se creó el Banco Central en 1935.
la nacionalización de los depósitos bancarios. E n adelante, se quebraba la relación entre los de­
Entonces Miranda, que me estaba escuchando, pósitos efectuados por el público en el sistema
me dijo: está usted equivocado, coronel. Dis­ bancario y el total de crédito que podía otorgarse;
cutimos media hora, y al final me di cuenta de la función de creación de dinero hasta entonces
que él tenía razón. Lo que hay que nacionali­ com partida entre el sistema bancario y el B C R A
zar — argumentaba— son los bancos, no el di­ quedó a cargo íntegram ente de esta institución,
nero. Nos dijimos algunas palabras duras, y por que determ inaba de manera directa la oferta de
último reconocí que tenía razón. Tiene usted dinero. D e todos modos, se estipuló que el Banco
razón, le dije, yo estaba equivocado. Hay que debía ten er una reserva suficiente para asegurar el
nacionalizar la banca — como después hicimos valor del peso en oro o divisas equivalentes hasta
con el BCRA— pero no hay que nacionalizar el 25%, com o m ínim o, del m edio circulante.
las cosas. Nos hicimos medio amigos y me dije: Las justificaciones teóricas de estas medidas
éste es un gran tipo; y desde entonces le eché nunca fueron arriesgadas de m anera explícita. La
el ojo. Un día lo mandé llamar y lo sorprendí, experiencia previa de los funcionarios que que­
verá usted Miranda, ¿se animaría a organizar daron a cargo del B C R A y la búsqueda de la

48
industrialización “com o fuese” determ inaron, al Los redescuentos del B C R A fueron considera­
parecer de m anera im portante, tamaña norm ati­ blem ente más grandes que los depósitos y p o r lo
va. Ello explicaría tam bién la gran improvisación tanto se produjo una sustancial creación de m o­
existente a la hora de fundam entar las decisiones: neda que superó am pliam ente la suma de la tasa
el encargado de inform ar al Congreso sobre la de crecim iento del producto y la tasa de inflación.
acción del B C R A era: John Cooke, un abogado Ese increm ento de la cantidad de moneda alen­
a quien sus colegas de la bancada peronista, lo taba la expansión económ ica pero era proclive a
llamaba el “especialista” en materia económ ica. generar inflación. Por otro lado, las tasas de interés
C uenta u n funcionario del B C R A (que hacía de nominales, y en particular las tasas de interés di­
enlace entre esa institución y el Congreso) que ferenciadas pautadas por el B C R A para aquellas
C ooke llevó a M iranda frente a un grupo redu­ actividades industriales que se quería promover,
cido de legisladores para que él mismo explícase resultarían más bajas que la creciente inflación e
la esencia del nuevo sistema bancario. E n esa oca- : implicaron un subsidio implícito para los tom ado­
sión, para dem ostrar cóm o había ideado el siste­ res de créditos, pues el valor real de las deudas ten­
ma bancario M iranda dijo:“Por ejemplo, yo pago día a disminuir en el tiempo. El beneficio para los
la cosecha. Los agricultores reciben la plata y no industriales era notable pues permitía compensar,
m eten el dinero en el colchón sino que lo de­ ju n to con la ampliación del mercado, cualquier
positan en el Banco. Entonces la plata me vuelve posible caída de la rentabilidad de las empresas de­
al Banco. Así que ¿cuánto me cuesta la cosecha? rivada de los increm entos salariales, y de hecho
¡Cero! (respondió él mismo — dice el funciona­ se constituyó en un aliciente im portante para el
rio — haciendo un guiño de picardía y form ando apoyo más o m enos explícito de los (empresarios
un cero con el pulgar y el índice de su m ano del sector al gobierno. Pero como rasgo negati­
derecha) Sin dudas ese testimonio contiene una vo se destaca el dístanciamiento del volumen de
fuerte dosis de subjetividad antiperonista, pero no préstamos de la cantidad de depósitos que recogía
es m enos cierto que, aún cuando pueda encon­ el sistema financiero, depósitos que se veían poco
trarse una justificación teórica para esa idea, la estimulados porque las tasas reales de interés se en­
improvisación y el “hacer sobre la m archa” tuvie­ contraban por debajo de la tasa de inflación.
ron tam bién un lugar destacado en las decisiones La creación del Instituto Argentino para la
económicas en esos primeros tiempos. Prom oción del Intercam bio (IAPÍ) fue otra de las
novedades más relevantes que incluíala reform a desarrollo racional a la economía del país, jus­
financiera, y era parte de un mismo diagnóstico y tifican una acción permanente de promoción
'objetivo. E n 1941 y com o derivación de los deba­ del intercambio”.
tes en torno del Plan Pinedo, el gobierno militar
había autorizado, con el propósito de estimular La disposición había sido en definitiva el resul­
las exportaciones, la creación de la C orporación tado de amplios estudios efectuados en la certeza
para la Prom oción del Intercambio en la que par­ de que, term inada la guerra, sucedería un período
ticipaban los directores de empresas extranjeras de gran escasez internacional'de ciertos artícu­
radicadas en la A rgentina, principalm ente esta­ los, especialmente alim entos y materias primas, y
dounidenses. En mayo de 1946 la C orporación que los buenos precios que se conseguirían per­
fue disuelta y se creó un nuevo organismo esta­ m itirían a su vez obtener reservas para el perío­
tal para asumir esas funciones y otras m ucho más do de crisis que se avecinaba. También m uchos
amplias. M iguel M iranda, presidente del B C R A , hombres cercanos al gobierno y el mismo Perón
lo fundamentaba del siguiente modo: creían en la inm inencia de un nuevo conflicto
armado internacional que trastocaría el escena­
“No parece prudente suprimir la acción de rio del com ercio m undial. En los debates sobre
promoción del intercambio; se piensa, por el la reforma financiera en el Congreso Nacional, el
contrario, en la necesidad de coordinar esa ac- diputado G uillerm o Klix López fue el encarga­
■ ción en forma orgánica y práctica, de manera do de defender la gestación del nuevo organismo.
que asegure positivos beneficios a la economía Para ello utilizó el arsenal discursivo nacionalista:
nacional, sirviendo para respaldar, tanto a los “ es condición indispensable, decía el diputado de
productores agrarios cuanto a los industriales, la bancada oficialista, que nos emancipemos de
de toda perturbación del mercado, debida a los viejos moldes de la econom ía liberal que en
factores económicos extraordinarios, sean ellos su exagerado individualismo pone en una situa­
naturales o el resultado de medidas tomadas ción desigual al débil contra el fuerte; en otras
por los gobiernos de otros países. La conquis- palabras, que im pedía una racional distribución
■ ta de nuevos mercados y el afianzamiento de de la riqueza y una verdadera justicia social” ; pero
los ya logrados, así como la provisión regular tam bién lo fundam entó en las Ideas anticíclicas
de materias primas y equipos que aseguren un de raíz subconsumista que transitaban desde 1944
los círculos oficiales; la política en ese sentido ferencia de depósitos y el IAPI. Se han dados
consistía en aprovechar los m om entos de prospe­ razones distintas. Para la nacionalización se ha
ridad y buenos precios internacionales y form ar aducido la soberanía financiera del país; para
las reservas necesarias para enfrentar las épocas de la transferencia de los depósitos, la garantía de
. depresión- , los fondos de los depositantes, y para el IAPI
■El IAPI tenía el derecho exclusivo de m anejar la promoción de la exportación y el desarrollo
la casi totalidad de las exportaciones e im porta­ de la industria. Pero todo esto no es más que
ciones del país. De este m odo el gobierno com ­ una cortina de humo. No existen tres razones
praba a u n precio fijo a los productores y revendía distintas, sino una sola, como lo voy a demos­
a los precios internacionales que en ese contex­ trar: la unificación de todo el crédito en ma­
to de la inmediata posguerra, com o señalamos, nos del Poder Ejecutivo para usarlo en forma
se encontraban excepcionalm ente altos. La idea discrecional”.
subyacente probablemente consideraba que si los
propietarios y agricultores accedían a esos bue­ El IAPI tendría además un im portante papel
nos precios no encauzarían su ahorro al desarro­ en el mecanismo de transferencia de ingresos ha­
llo del sector industrial, uno de los objetivos de la cia las actividades urbanas a través del control de
política oficial. C on este m ecanism o el gobierno precios de los productos agropecuarios increm en­
lograba redistribuir ingresos a favor de las activi­ tando el poder de com pra de los salarios y sum i­
dades industriales, financiando la im portación de nistrando a precios convenientes las im portacio­
bienes de capital; en tanto que el com ercio esta­ nes del sector industrial. N o obstante, es probable
tal estaba al margen del presupuesto, los ingresos que el gobierno haya sobreestimado el poder de
podían dirigirse hacia las actividades considera­ negociación de la Argentina y, com o consecuen­
bas prioritarias sin mayores restricciones. Ello fue cia negativa de los acuerdos comerciales que rea­
advertido con claridad por el diputado opositor lizó con los países compradores de sus productos
Solano Peña Guzmán en 1946: rurales, las im portaciones no siempre resultaron
las más necesarias para la producción manufac­
“Podemos sintetizar (la reforma) en tres (me- turera y muchas veces sirvieron sólo para balan­
bidas): la nacionalización del Banco Central, el cear las cuentas comerciales. E n algunos casos el
nuevo sistema de ley de bancos con la trans­ fracaso de la política oficial del IAPI fue eviden­

54
te. Por ejemplo, Miranda estableció que las semi­ mas de reaseguros. El sistema operaba por encima
llas oleaginosas debían ser procesadas localm ente
del mercado asegurador local com o una suerte de
con el fin de increm entar su valor exportable. El prestamista de última instancia. A diferencia de las
gobierno elevó los precios de las exportaciones
otras medidas incluidas en la reform a financiera,
de linaza y prohibió la exportación de lino en
la puesta en funcionam iento del IM A R se de­
u n intento por forzar a los clientes a adquirir el
m oró por los cúestionam ientos de las compañías
aceite de lino; pero los compradores respondieron
privadas nacionales y extranjeras, y recién a fines
buscando nuevos abastecedores y desarrollando
de 1947 fue sancionada la ley que incluía algu­
su propia producción. Algo similar ocurrió en el
nas modificaciones a la iniciativa del gobierno.
caso de los productos de cuero, que habían tenido
A partir de entonces, la acción m onopólica del
u n auge de exportación principalm ente a los Es­
Instituto perm itió el fortalecim iento de la plaza
tados U nidos durante los años de la guerra y que
aseguradora local y la expansión de las activida­
no pudo sostenerse a partir de 1947.Tam bién se
des; tam bién generaría im portantes utilidades que
ensayaron compras “estratégicas” com o la de esta­
serían una fuente destacada de financiam iento es­
ño en Bolivia en previsión de un nuevo conflicto
tatal a través de la colocación de títulos públicos,
bélico m undial, una conjetura que se dem ostraría que representaban la mayor parte de las inver­
errónea.
siones del IM A R . Finalmente el organismo se­
Finalm ente, se crearon dos im portantes insti­
ría nacionalizado en 1952, creándose el Instituto
tuciones más en el sector financiero, ambas ju ríd i­
N acional de Reaseguros.
camente mixtas, al igual que otros varios em préndi-
C o n el IM IM se pretendía tam bién fom entar
m ientos del gobierno en esa prim era etapa, pero
el desarrollo industrial a través de la consolida­
donde el capital estatal era el dom inante: el ins­
ción de un mercado de capitales de largo plazo.
titu to M ixto Argentino de Reaseguros (IM AR) Esta entidad fue creada com o respuesta a la de­
y el Instituto M ixto de Inversiones M obiliarias
m anda de la Bolsa de Com ercio de Buenos Aires
(IM IM ) . El prim ero tenía el objetivo de orga­ a m ediados de 1947 cuando, luego de un relativo
nizar, regular y tener un mayor control nacional
auge inicial, los valores de las acciones industriales
del m ercado de seguros, hasta entonces principal­
cayeron com o consecuencia de la baja rentabili­
m ente en manos de compañías extranjeras que
dad del sector textil afectado por los increm entos
drenaban divisas al exterior en concepto de p ri­
de los costos salariales y por el anuncio de una

56
política crediticia más restrictiva que finalm en­ el IM ÍM se hizo cargo de una cantidad cada vez
te no se concretó. N o existían antecedentes de mayor de acciones de firmas privadas.
'■una institución con .estas características, salvo el El gobierno tam bién estimuló el m ercado de
Istituto M obiliare Italiano, creado por el régim en ; valores privados prim ero a través del rescate de
fascista en 1931 con el fin de rescatar algunas em ­ las cédulas hipotecarias y su conversión p o r b o ­
presas en quiebra durante la particular coyuntura nos hipotecarios emitidos por el Banco C entral
de la crisis económ ica internacional, y que luego a un m enor interés. El objetivo era abaratar el
de incorporado al Holding estatal Istituto per la costo de los préstamos hipotecarios y lograr una
■ R ic o stx u z io n e Industríale (IRI) asumiría el fi- posibilidad de financiación más económ ica para
nanciam iento de las empresas industriales a través los sectores populares, contem plando los linea-
de la em isión de acciones y préstamos. mi entos más generales de la política económ ica;
El nuevo Instituto podía realizar toda clase de en adelante las ampliadas operaciones del Banco
operaciones en valores mobiliarios (títulos públi­ H ipotecario N acional, que concentró práctica­
cos y acciones) por cuenta propia y de terceros y m ente la totalidad de los créditos para vivienda,
conceder préstamos a sociedades mixtas o priva- estarían financiadas con redescuentos del B C R A .
das con caución de acciones, entre otras múltiples Por otro lado se convirtieron los títulos de deuda
operaciones financieras.Su operación pretendía evi­ pública (Crédito A rgentino Interno) p o r otros de
tar las fluctuaciones del mercado de valores, y es­ m enor interés tam bién con el propósito de abara­
timular y proteger a los inversores en apoyo de las tar el costo del dinero y fom entar el desarrollo de
actividades industriales. Paralelamente, una mayor la industria y demás actividades productivas, a la
difusión de la propiedad accionaria perm itiría ha­ vez que se reducía la deuda estatal. Tam bién fue­
cer partícipe a un amplio sector de la población ron rescatados títulos de empréstitos externos. La
de las ganancias empresarias desdibujando los lím i­ deuda externa pública a fines de 1945 ascendía al
tes entre capitalistas y asalariados y eliminando de equivalente de 246 millones de dólares originada
ese m odo un factor im portante de tensión social, en colocación de empréstitos en el exterior con
uno de los más caros objetivos del gobierno pero­ anterioridad al inicio de la guerra. E n este sentido
nista. C om o parte del apoyo financiero a algunas se dispuso el rescate de todos los empréstitos en
grandes empresas industriales, a través de la acción dólares y francos suizos del G obierno N acional a
reguladora y de compras directas en el mercado, través de la emisión de deuda interna y la utiliza-
.... ción de una parte, de las reservas disponibles, sal-
vo los empréstitos en libras esterlinas (C onvenio
R oca, 1933) cuyo vencim iento operaba en 1953 El Plan Quinquenal y la ampliación
sin posibilidad de ser rescatados con anterioridad. : ., . ...de la intervención estatal . . 4
La dism inución de las tasas de interés de los
títulos públicos des estimuló esa inversión, p o r lo El C onsejo N acional de Posguerra fue co n ­
que parte de los fondos que se destinaban a estas vertido en la Secretaría Técnica de la Presidencia
operaciones, al m enos de los medianos ahorristas, bajo la dirección de José Figuerola, un em igrado
se trasladaron a la negociación de acciones. En español ex funcionario de la dictadura de M i­
consecuencia, el mercado se orientó hacia los va­ guel P rim o de Rivera, experto en estadística y
lores privados, tendencia ya presente desde años relaciones laborales; esta dependencia ju n to con
antes pero que adquirió fuerte dinamismo en las otros organismos públicos delineó un Plan Q u in ­
nuevas circunstancias y m antuvo un inédito boom quenal para el período 1947-1951, pensado para
hasta fines de 1948, constituyendo una fuente continuar la senda de crecim iento y aislar las con­
más de capitales de largo plazo para las empresas secuencias negativas derivadas de la finalización
industriales, ai m enos hasta que la crisis de 1949 de la guerra. El plan incluyó varias medidas que
deprim ió drásticamente esa posibilidad. ya se estaban im plem entando en distintas áreas y
E n suma, con la reform a financiera im plem en- contenía una serie de objetivos tan ambiciosos
tada en 1946, el Banco Central se instauró en la com o vagos relacionados con la transform ación
cabeza de la política económ ica nacional y ejercía de la estructura económ ica y social (la m ejora
el control de todas las entidades financieras y de la en el nivel de vida de la población y un plan de
política cambiaría, del IAPI y de una cantidad de obras de infraestructura en salud, educación y vi­
organismos clave ya existentes vinculados con la vienda) y la “independencia económ ica” (rescate
actividad económ ica com o las juntas reguladoras de la deuda externa y nacionalización de los ser­
de la producción, el Consejo Agrario N acional, vicios públicos), p o r ejem plo.Tam bién proponía
la C om isión N acional de Valores, la C om isión un program a m ínim o de inversiones para asegu­
N acional de Granos y Elevadores, la C om isión rar un adecuado suministro de materias primas,
N acional de V ivienda o la Com isión N acional de combustibles y equipos a la economía nacional, a
Fom ento Industrial. la vez que desarrollar de manera coherente la in ­

6o
dustria y la agricultura, diversificando la produc­ (...) es instrumento de explotación y el capital
ción. El Plan debía financiarse con los recursos patrimonial lo es de bienestar”.
del “sistema del B C R A ” y m ediante la emisión
de títulos de deuda publica, ó Pero además el capital extranjero no era ne­
U n aspecto sustancial de la concepción justi- cesario: “A nosotros rio.nos hacen falta capitales
cialista refrendada en el Plan Q uinquenal se re- (...) capital tenem os nosotros. Antes que dar pre­
: feria a la “nacionalización” y a la “ independencia ferencia al capital que viene aquí a alzarse con el
; económ ica” , que fue declarada pom posam ente el santo y la limosna, prefiero dársela a los capitales
9 de julio de 1947 enT ucum án y luego incorpo­ argentinos que producen acá, que reditúan y se
rada en el texto de la C onstitución Nacional re­ quedan en el país” , diría Perón en esos prim eros
form ada en 1949. Esa reivindicación, acorde con años. Esta idea expresaba la abundancia inicial y
la habilitación de la intervención estatal y con la la desconfianza frente a las inversiones externas,
“ tercera posición” , manifestaba, al menos retóri­ además de la alternativa de favorecer a los capita­
camente, un.claro rechazo al capital extranjero, listas locales; en este sentido la “nacionalización”
aun cuando varias medidas del B C R A otorgaban declamada por el gobierno se traducía muchas ve­
facilidades para estimular (si bien selectivamente) ces más en una política de “ argentm ización” que
su entrada. En la presentación del Plan frente al de control estatal. Incluso el peronism o propició,
Congreso, Perón afirmó: al m enos inicialmente, la conform ación de socie­
dades mixtas sobre la base de empresas existentes
“No somos de manera alguna enemigos del o nuevas con el propósito de estimular la par­
capital y se verá en el futuro que hemos sido ticipación del capital privado local o extranjero,
sus verdaderos defensores. Es menester discri­ com o se había hecho en la Italia fascista a través
minar claramente entre lo que es el capitalis­ del Istituto per la R icostruzione índustriale o de
mo internacional de los grandes consorcios la más cercana experiencia de la C orporación de
de explotación foránea, y lo que es el. capital Fom ento en Chile durante los años de la guerra.
patrimonial de la industria y el comercio. N o­ D e todos modos, la idea de estatización estaba
sotros hemos defendido a estos últimos y ata­ sí presente desde tiem po atrás en algunos gru­
cado sin cuartel y sin tregua a los primeros. El pos afines al gobierno, en m uchos miembros de
capitalismo internacional es frío e inhumano la oposición política (de tradiciones nacionalistas

fía
y socialistas) y en algunos militares; en especial de la política de nacionalizaciones provino de la
era blandida por los defensores de la producción decisión de los inversores extranjeros de retirarse
de arm am entos o de ínsumos para la industria de las empresas que habían controlado durante
bélica^ que era poco rentable com o para atraer décadas. En especial, la situación de las empresas
al capital privado o era considerada “ estratégica-. ferroviarias demuestra las vacilaciones de la polí­
E n consecuencia, el proceso de nacionalizacio­ tica gubernam ental y el dilema d é lo s inversores
nes, aun con sus características distintivas, debe extranjeros. En el fin. de la guerra,los ferrocarriles
entenderse como una continuidad y acentuación requerían una recapitalización masiva, luego de
de la expansión de las actividades estatales, par­ las deficiencias de más de diez años en la provi­
ticularm ente observable desde los años treinta, sión de equipos y materiales com o consecuencia
más que un punto de ruptura en la: conform a­ de la crisis económ ica de 1930 y de los avatares
ción de un “Estado em presario” en la Argentina; del conflicto bélico. Más de la m itad de las loco­
durante el período posterior a la crisis económica m otoras en uso eran obsoletas. Algunas compañías
internacional había crecido la corriente de opi­ extranjeras al m enos desde 1934 venían presen­
nió n favorable a la regulación de los mercados, a tando al gobierno argentino propuestas de nacio­
la nacionalización de servicios y algunos sectores nalización con el fin de retirarse de un negocio
básicos de la economía e incluso a la interven­ n o rentable com o consecuencia de la com peten­
ción directa del Estado en la industria. Así, por cia de las carreteras y de los altos gastos operati­
ejemplo, en 1941 se creó la Flota M ercante del vos, m ientras sus papeles cotizados en la bolsa de
Estado con las naves de países beligerantes que Londres estaban com pletam ente depreciados. D e
estaban ancladas en los puertos argentinos y el hecho, en 1939 el gobierno conservador había
m ism o año se organizó la D irección General de concretado la operación de com pra de la com ­
Fabricaciones Militares (DGFM ), que integró pañía del Ferrocarril Central Córdoba, de pro­
u n núm ero im portante de industrias bélicas que piedad inglesa, y ese mismo año se presentaron
se habían instalado en el transcurso de la década varios proyectos de leyes de nacionalización sobre
de 1930 y se proponía iniciar nuevas actividades la base de propuestas hechas por las grandes em ­
productivas para fortalecer las posibilidades de la presas ferroviarias. Poco después, el Plan Pinedo
“ defensa nacional”. de 1940 contem pló la posibilidad de adquirir tí­
Pero sin duda uno de los principales impulsos tulos de empresas de servicios públicos mediante
el uso de divisas bloqueadas y de las conseguidas 1943, involucraba ventajosas concesiones para
a través de nuevas exportaciones a O ran Bretaña, el capital extranjero y aseguraba a la industria
un deseo expresado por el propio gobierno inglés británica la provisión de las m aquinarias para la
poco antes. nueva empresa; tam poco se aprovechaba la situa­
A la-salida de la guerra el problem a quedó vin­ ción del vencim iento de la Ley M itre q u e había
culado con la engorrosa cuestión de las reservas establecido exenciones impositivas y franquicias
de libras esterlinas que se habían acum ulado en los aduaneras para las compañías inglesas. La pro­
años previos. La Argentina necesitaba una rápida puesta resultó m u y cuestionada po r los sectores
liquidación de esa cuenta o al m enos el estable­ nacionalistas que apoyaban a Perón y fracasó, en
cim iento de ciertas previsiones ante la posibili­ parte tam bién porque no hubo acuerdo respecto
dad de la devaluación británica; po r su parte Gran del precio final y p o r la oposición n o rteam erica­
Bretaña esperaba negociar en un p eríodo relati­ na pues violaba convenios m onetarios suscriptos
vam ente prolongado ese saldo y acordar mientras con Londres en 194o que dejaban abierta la p o ­
tanto el pago de intereses a una tasa m oderada. sibilidad de usar las libras acumuladas para im ­
Si b ien el gobierno local se rehusó en u n prim er portaciones de ese país.
m o m en to a incorporar la cuestión de los ferro­ U n nuevo trato en febrero cíe 1947 dispuso
carriles en las negociaciones bilaterales tendientes que el gobierno a través del IAPI com praría los
a arreglar el problema de la deuda británica, la activos ferroviarios y otros bienes de las com pa­
masa de créditos acumulada y lo dificultosas que ñías p o r u n total de 150 millones de libras, un
se presentaron las negociaciones pronto condujo piecio que fue considerado alto por los propios
a que la com pra de los ferrocarriles con esos fon- funcionarios peronistas pero justificado porque
: dos fuese una solución atinada. de ese m odo se “ compraba la liberación” . Éste
E n u n principio se llegó a un acuerdo para sería un argum ento no m enor desde el p u n to de
crear una empresa de capitales m ixtos entre el vista político ya que, independientem ente de las
Estado y las empresas británicas después de haber tazones últimas de ese proceso, la legitim ación de
sentado las pautas para liberar progiesivam ente la intervención estatal y la propiedad pública de
las libras bloqueadas y de fijar las obligaciones empresas quedó, al menos para amplios sectores
recíprocas en el com ercio de caines. Esta solu­ de la población, ligada a la “soberanía nacional” y
ción, ya planteada por una delegación inglesa en de m anera más general al peronismo.
D e acuerdo con el convenio, la operación se ha­ litar inició un juicio de expropiación de las líneas
ría principalmente con las libras bloqueadas; no obs­ de colectivos y se abocó a una intensa política de
tante la devaluación de la libra poco después llevó a re equipam iento de colectivos, ómnibus y trolebu-
una nueva negociación que se concretó en febrero ses para reemplazar a los tranvías obsoletos. Dos
de 1948 y por la cual el Estado argentino pagó a años más tarde se decidió liquidar la Corporación;
las empresas ferroviarias británicas 100 millones de pero las negociaciones se dilataron y finalmente, a
libras a través de un adelanto que le hizo el gobier­ comienzos de 1952, se creó Transportes de Buenos
no inglés a cuenta de las exportaciones de carne de Aires S.A., de absoluta propiedad estatal.
1948, más 10 millones de libras por la diferencia de D e m odo semejante, el Estado adquirió las año­
precio de productos argentinos ya vendidos y 40 m i­ sas embarcaciones de la Compañía Argentina de
llones de libras con parte de los fondos bloqueados Navegación D odero que había requerido en varias
en el Banco de Inglaterra (el resto quedó disponible oportunidades el auxilio del gobierno, y en mayo
para pagos en el airea de la libra). En definitiva sólo se de 1949 creó con ellas dos nuevas empresas públicas:
usó una parte pequeña de los fondos bloqueados y la Flota Argentina de Navegación de Ultramar y la
la mayor parte del dinero provino de las divisas ob­ Flota Argentina de Navegación Fluvial, que se hizo
tenidas por las nuevas operaciones comerciales con cargo de las escasísimas naves de la Flota M ercante
el R eino Unido. Poco después se realizó el acto p ú ­ del Estado y de la Administración del Transporte
blico de la tom a de posesión de los ferrocarriles y se Fluvial, organizadas por el gobierno militar. El Plan
desplegó u n enorm e cartel con la leyenda “ ¡Perón Q uinquenal preveía en este caso la construcción y
cumple,ya son argentinos!”. adquisición de numerosas nuevas unidades.
También, en un proceso que había com enza­ Finalmente, en el área del transporte la aero­
do años antes, las empresas inglesas de transporte navegación constituía un aspecto sensible desde el
de pasajeros fueron nacionalizadas. C om o conse­ punto de vista geopolítico. El gobierno creó Lí­
cuencia de las enjundiosas subvenciones estatales neas Aéreas del Estado, dependiente de la nueva
destinadas a m antener su funcionamiento, en 1944 Secretaría de Aeronáutica, para cubrir precarios
el gobierno era el mayor accionista de la C o rp o ra­ servicios aerocomerciales. También organizó sobre
ción de Transportes de la Ciudad de Buenos Aires la vieja empresa Aeroposta Argentina cuatro socie­
cuyo material rodante estaba en pésimas condicio­ dades mixtas: la Flota Aerea Mercante Argentina,
nes operativas. E n enero de 1946 el régim en m i­ dedicada al comercio internacional, la Sociedad
M ixta de Aviación del Litoral Fluvial Argentino, la reposición, y existían proyectos previos tendien­
Sociedad Mixta de Zonas Oeste y N orte de A e­ tes a increm entarla participación estatal en el ser­
rolíneas y Aeroposta (Patagoma) que conectaban vicio, como el de creación de una C orporación
distintas zonas del interior del país entre sí y con N anional de Teléfonos m ixta en 1941, mientras
Buenos Aires. Los contratos garantizaban al capital la empresa se desprendía de sus activos en otros
extranjero una utilidad mínima del 5%. La expe­ países com o España o Brasil. E n septiembre de /
riencia fue fugaz en este caso: si bien inicialmen­ 1946 el gobierno suscribió un convenio con la
te se había previsto que la presencia estatal en el empresa estadounidense para la adquisición de la
sector tuviera como meta subsidiar una actividad com pañía por un total de 94 millones de dóla- ;
cuya rentabilidad parecía sujeta a fuertes riesgos, res, cuyo pago disminuyó aun más el m onto de
los constantes problemas operativos y de déficit de reservas libres disponibles. Sim ultáneam ente se
estas empresas terminaron, en 1950, con la unifi­ firm aron otros dos contratos referentes a aseso-
cación de las compañías bajo una nueva em pre­ ram iento técnico y provisión de materiales que
sa estatal, Aerolíneas Argentinas. A ello se anudó fijaban un beneficioso m onopolio para la IT T y
la inauguración del Aeropuerto internacional en el compromiso del gobierno argentino de retri­
Ezeiza, un proyecto iniciado antes del gobierno de buir esos servicios con el 3% de los ingresos de
Perón y una de las obras de infraestructura mas explotación, una ganancia similar a la que obtenía
importantes contempladas en el Plan Quinquenal. la compañía hasta entonces y sin mayores riesgos.
El gobierno igualm ente promovió la form a­ En un principio se previo la creación de un ente
ción de empresas mixtas en el caso de los telé­ autárquico íntegramente estatal; sin embargo, poco
fonos. La U nión Telefónica del R ío de la Plata después se consideró la participación del capital
perteneciente, desde la década de 1920, a una de privado y se constituyo, a fines de 1946,1a Empresa
las grandes compañías estadounidenses, la Inter­ Mixta Telefónica Argentina (EMTA) que comenzó
national Telephone andT elegraph Co. (ITT), te­ a cotizar de manera exitosa sus acciones en la Bolsa
nía a través de un perm iso precario de concesión, de Comercio y adquirió el resto de las compañías
el control de casi el 90% de los servicios en las privadas que funcionaban en las provincias y ciu­
zonas más ricas del país.También en este caso las dades del interior. N o obstante, luego de algunas
instalaciones eran antiguas y habían sufrido los comprobaciones de negociación ilícita y poco más •
efectos de la prolongada carencia de materiales de de un año después de iniciadas sus actividades, se
dispuso incorporar la EfvlTA a la Acunimsti ación 4 impulsar las actividades industriales podía ser m a­
General de Correos y Telecomunicaciones con el : yor que en otras áreas. En este sector el gobier­
argumento de que no había logrado integrar el ca- no m ilitar había creado la D irección Nacional
: pital con el aporte de los accionistas privados. Final­ de Energía con el fin de regular la producción y
m ente,los convenios de asesoramiento y provisión prom over su desai rollo y mas tarue la. Dirección
de materiales fueron rescindidos en 1952 con nota­ General de Centrales Eléctricas del Estado. El
bles beneficios para la empresa extranjera. Plan Q uinquenal incorporó las previsiones de un
A un cuando es indudable que se produjo un Plan N acional de Energía que había elaborado
avance de la expansión de las actividades estatales esa repartición y que proponía la centralización
en. el área de los servicios, resulta difícil afirmar en manos del Estado del suministro de gas y de
que el gobierno llevara adelante una integrada electricidad. E n 1947 el gobierno decidió crear
y coherente estrategia de nacionalización o ac­ Agua y Energía sobre la base de las usinas que los
cediera con ello a la p r e g o n a d a “independencia militares habían expropiado a las compañías sub­
económ ica” . Por un lado, muchas de esas inter­ sidiarias de A m erican and Foreign Power en las
venciones respondieron a peticiones de las em ­ provincias por acusaciones de m onopolio y malos
presas privadas, algunas de las cuales fueron sal­ servicios, mientras que las compañías británicas
vadas por el Estado, una práctica que tenía ante­ de aguas corrientes y salubridad que aún ope­
cedentes claros en la política fascista de la década raban en el in terio r fueron transferidas a Obras
del treinta. Ademas, las alternativas se decidieron Sanitarias de la N ación, una empresa estatal que
sobre la base de cada situación concreta y origi­ existía desde principios de siglo. Pero al mismo
naron propuestas de conform ación de compañías tiem po el gobierno decidió que la Com pañía A r­
mixtas que en algún caso, com o el de los ferroca­ gentina de Electricidad (CADE) y la C om pañía
rriles, no prosperaron y en otros fueron respues­ Italo Argentina de Electricidad continuaran con
tas transitorias en el m arco de piocesos sinuosos sus operaciones en Buenos Aires y las apoyó fi­
y extendidos en el tiem po hasta que finalmente nancieramente, al punto de pagar, en ocasiones,
el control del servicio quedo en manos estatales los salarios a través del Banco Industrial, además
(teléfonos y aeronavegación por ejemplo). Pero de archivar una investigación que recom endaba
además, no hubo algo semejante en energía eléc­ la expropiación de la CADE por sobornar a los
trica cuya im portancia estratégica a los fines de concejales porteños en 1936 con el propósito de
pro rro g ar la concesión, al parecer com o contra­ la empresa estatal. En 1951 se creó la empresa Fá­
partida del apoyo económ ico que esa compañía brica A rgentina de Locomotoras pero el proyecto
b rin d ó a Perón durante la campaña electoral. En finalm ente sería abandonado.
este sector la nueva empresa estatal se dedicó a Era evidente que la nacionalización en este
/o p erar el servicio en zonas del interior, sin com ­ caso no garantizaba la “independencia económ i­
p etir co n las empresas privadas instaladas en los ca^ básicam ente porque la A rgentina no poseía el
/grandes centros de consumo, y a impulsar el desa- v' capital para reorganizar la red ferroviaria ni la ca-
rrollo de centrales hidroeléctricas, com o la enor­ pacidad para em prender el desarrollo de com po­
m e usina de San Nicolás; aunque pronto esa polí­ nentes locales. Pero, además, dadas las definicio­
tica qu ed ó condicionada p o r las dificultades para nes de política económ ica, las tarifas de algunos
acceder a los equipos y materiales extranjeros. servicios públicos com o las de transporte, gas o
P o r otro lado, la expansión del Estado em pre­ agua fueron, contenidas para m ejorar los salarios
sario generaba la necesidad de financiar las inver­ reales de los trabajadores, lo que im pactó negati­
siones y el funcionam iento con recursos públicos. : vam ente en los balances de las empresas del Es­
E n el caso de los Ferrocarriles, por ejemplo, la tado (no fue el caso de los teléfonos, cuyas tarifas
fu erte descapitalización previa obligó a un incre­ aum entaron de manera decisiva y le perm itie­
m e n to de los gastos de capital, utilizando para ello ron a la empresa estatal tener buenas utilidades),
los recursos del sistema del Banco Central. C on en la posibilidad de equiparse y en la calidad de
créditos otorgados por la banca oficial al IAPÍ, los servicios. También la dotación del personal
p o c o después de la nacionalización, el gobierno de las empresas públicas fue increm entada con el
debió com prar equipos y locom otoras para los propósito de sostener el nivel de em pleo erosio­
ex ferrocarriles británicos en Inglaterra, Canadá nando 1a. productividad y la eficiencia de muchas
y los Estados U nidos y más tarde en H u n g ría y de ellas. Por ejemplo, el núm ero de obreros y
Checoslovaquia; pero esas compras, estuvieron em pleados aum entó en un 50% en el caso de
m uy p o r debajo de las más urgentes necesidades la C orp o ració n de Transportes, una empresa que
y n o p u d ieron evitar el deterioro constante de los ya tenía numerosos problemas de eficiencia an­
servicios y de la capacidad de carga. Poco se hizo tes de ser incorporada al Estado y era sostenida
en esas circunstancias para desarrollar la produc­ financieram ente a través del crédito de 1a. banca
ción de algunos de los materiales que dem andaba pública. El personal de las empresas del Estado,

7/
in clu id o el IAPI y Fabricaciones M ilitares, au­ .■■se inició la explotación-de carbón en R io Turbio
m e n tó de poco mas de 100.000 a casi 190.000 y se em prendieron exploraciones exitosas a tra­
en 1950, cuando alcanzó su máximo. vés de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) en
El increm ento de la intervención estatal tuvo M endoza y N eu q u én y perforaciones en Salta.
su correlato en la situación fiscal de la A rgentina N o obstante, esta repartición sufrió fuertem en­
de esos años, aunque no proporcionalm ente en te la descapítalización de los años ,de la guerra
tanto m uchas fuentes de recursos estaban fuera y su expansión quedó demorada durante la eta­
del presupuesto, com o en el caso del IAPI, cuyos pa inicial del gobierno peronista por las dificul­
fondos ingresaban al “sistema del B C R A ” . E n los tades impuestas p o r los países exportadores para
prim eros años el gasto público creció significa- sum inistrar equipos de perforación y extracción
tivam ente y alcanzó valores equivalentes al 10% y especialm ente por los Estados U nidos, al m e­
del PB I, una política expansiva en línea con las nos hasta fines de 1948. Poco después la empresa
previsiones negativas para después de la guerra quedó subordinada a un nuevo organismo más
y la necesidad del sostenimiento de la actividad amplio, Empresa Nacional de Energía, con el que
económ ica. Esta situación no influyó de manera se pretendía organizar integralm ente la produc­
decisiva en el déficit del sector sino hasta 1948, ción energética.
cuando se ubicó en valores muy altos en torno U n a obra trascendente, si bien diseñada con
al 17% del PBI como consecuencia del incre­ anterioridad pero incluida dentro del P rim er
m en to de los gastos de capital, en parte p o r el Plan, fue la construcción del gasoducto C o m o ­
re equipam iento de las descapitalizadas empresas doro Rivadavia-Buenos Aires con capacidad de
nacionalizadas.Tam bién hubo un fuerte aum ento transportar un m illón de metros cúbicos diarios.
en el presupuesto de los gastos militares, un cla­ En 1945, el D epartam ento de Gas de Y PF se ha­
ro bastión de apoyo político del gobierno en sus bía h echo cargo de las instalaciones de la C om pa­
com ienzos. ñía Prim itiva de Gas, una empresa británica que
El Plan Q uinquenal incluía un conjunto de distribuía gas a partir de la destilación del carbón
obras públicas com o por ejemplo escuelas, hospi­ desde principios de siglo. Ese mismo año, con la
tales, represas y canales para riego, puentes y ca­ finalidad de aprovechar el gas residual de la des­
m inos, diques y centrales eléctricas que com en­ tilación de petróleo, se construyó el gasoducto
zaron a ejecutarse en distintas provincias; tam bién La Plata-B uenos Aires, que perm itió una amplia-
ción im portante del uso doméstico de gas. A fi­ Estas y otras obras im plicaron un im portan­
nes de 1945 el Poder Ejecutivo creó la D irección te gasto de capital pero también creció el gasto
General de Gas del Estado como empresa estatal corriente en parte p o r la suba del em pleo en el
independiente deY P E El acceso a los caños para sector público. El aum ento del gasto debió en­
ja construcción del gasoducto era muy dificulto­ tonces financiarse con los ingresos corrientes
so en esos años y no había localmente industrias del Estado, que se vieron, también increm enta­
que pudieran hacerlo. U na parte im portante de dos fuertem ente en térm inos reales hasta 1948,
los tubos fue'com prada por el IAPI a la em pre­ cambiando en parte su. composición. El gobier­
sa italiana D álm ine, en una operación en la que no introdujo una reform a impositiva, más acorde
participó Agostino Rocca, un empresario m ed i­ con el principio de ‘justicia social” .y el fortale­
terráneo vinculado con la firma italiana que había cim iento de la dem anda que impulsaba con va­
migrado a la A rgentina después de la guerra y riados medios, reform ulando algunos impuestos
fundado la organización Techint; otra parte de los heredados com o el aplicado a las ganancias, a los
: tubos se encargó a la empresa de la familia D i Telia, beneficios extraordinarios y a la riqueza personal.
SÍAT, fundada especialmente para ello, con chapa Los impuestos al consum o se redujeron mientras
provista por los Estados Unidos. La obra quedó aum entaban aquellos que gravaban la riqueza. Si
concluida en diciem bre de 1949, aunque la ca- en 1940 estos últim os representaban el 23% de la
: pacidad de transporte prevista no se alcanzó hasta recaudación, en. 1948 alcanzaban el 50%.
una década más tarde por falta de plantas com ­ D e todos m odos, los impuestos sobre salarios
presoras. Poco después R occa instalaría una fá­ y seguridad social, a los que tam bién contribuían
brica de tubos sin costura en Campana con fuerte los trabajadores, constituyeron la fuente de recur­
vapoyo crediticio estatal. En este sentido, la cons­ sos más significativa, seguida por los impuestos a
trucción del gasoducto no sólo perm itió ampliar los réditos, utilidades y ganancias de capital. Ello
notablem ente la red de usuarios en Buenos Aires era una clara estrategia de los hacedores de políti­
y el conurbano y de los servicios de gas envasado ca económica. Se cuenta que el diputado C ooke
a las provincias, sino que también se transformó estaba preocupado porque en un debate parla­
en un inductor del crecimiento de nuevos sec­ m entario debía explicar cóm o se financiaría el
tores industriales a través de la consolidación de Plan Q uinquenal, cosa que no se desprendía del
proveedores locales. proyecto de ley general, y, según un funcionario,

78
^ Miranda in ten tó u n a explicación frondosa pero fines de i 948. Pero el gobierno sostenía que el .
finalmente le dijo al diputado: “Vea doctor, por exceso de gastos tenía poca im portancia y que
ese asunto no se caliente. C on lo que vamos a re­ los déficits perm itían obtener la plena ocupación,
cibir de las Cajas de Jubilaciones en los próximos condición a la que debía finalm ente quedar su­
cinco años va a alcanzar para tres planes quinque­ peditada la política económ ica y fiscal. Más aún,
nales” . Y de hecho, la generalización del sistema desde las páginas de la oficialista Hechos e Ideas
previsional durante el período supuso una súbi­ se aseguraba que existía una “teoría peronista del
ta ampliación del núm ero de aportantes sin que gasto público” consistente en “gastar bien”, esto
existiera un correlato de beneficiarios. Ello origi­ era “hacer del gasto público un instrum ento para
nó un superávit cercano al 4% del PBI y se cons­ la prom oción de los grandes objetivos (...) hacer
tituyó en una fuente destacada de ingresos (alcan­ de ésta una N ación socialmente justa, económ i­
zaron más del 30% de la recaudación total) que cam ente libre y políticam ente soberana” .
perm itió la colocación, de títulos públicos, una
alternativa que tam bién se realizó con los fondos
acumulados en el IM A R y en la Fundación Eva Políticas para garantizar el pleno
Perón, un organismo semipúblico financiado bá­ empleo y políticas industriales
sicamente con aportes obreros y donaciones de
empresarios que se dedicaba a la asistencia social A través de una nueva estructura burocrática
y la construcción de escuelas y hospitales. específica y de la com binación con intensidad di­
N o obstante, aun con estos recursos ampliados, versa de múltiples y variados instrum entos com o
la notable expansión de los gastos en los p rim e­ el crédito barato, los controles sobre las im por­
ros años provocó un constante y creciente déficit taciones, los tipos de cambio preferenciales, del
fiscal que alimentaría algunas distorsiones en las régim en de prom oción sectorial y de la interven­
variables económicas y los precios. La prioridad ción directa del Estado en diversos procesos pro­
otorgada a los gastos corrientes asociados al con­ ductivos, el gobierno peronista se propuso esti­
sumo contribuyó a respaldar las interpretaciones m ular el crecim iento del conjunto de la actividad
que asignaban a ese déficit la responsabilidad de la manufacturera y de ese m odo sostener el pleno
inflación que se manifestó con mayor im portan­ em pleo y la calidad de vida de la población, metas
cia a partir de 1947 y de manera acelerada desde fundamentales en los años iniciales de su gestión.

So
En efecto, las políticas de ingresos y fiscales de destinos de inversiones fijas. Sólo inicialmente
se com plem entaron con otras que pueden con­ se verificó una im portante cantidad de créditos
siderarse más específicamente com o industriales, destinados a financiar proyectos de inversión in ­
y donde la influencia de los m iem bros: del g ru ­ dustrial de largo plazo, situación que desapareció
po B unge sería destacada, pero que estaban su­ gradualm ente hacia 1949. Los préstamos especia­
bordinadas en su mayoría a la política salarial y les más im portantes fueron los destinados a las
al marco más general definido po r el “ Sistema empresas constructoras de obras públicas y a las
del Banco Central'* y sus instrum entos, bajo la aceiteras, estos últimos para la com pra de semillas
o rientación de Miranda. E n este sentido, la más al IAPI. O tro conjunto de préstamos especiales
significativa de las medidas destinadas a favorecer : estuvo destinado al pago retroactivo de sueldos, al
el desarrollo de las manufacturas industriales fue aum ento de salarios y al pago de aguinaldos, que
sin duda la política crediticia desarrollada p rin ­ si bien tendieron a reducir las presiones de los au­
cipalm ente a través del BCIA , pero tam bién del : m entos salariales sobre los costos de las empresas,
B anco de la Nación Argentina, de los bancos pro­ actuando com o un m ecanismo de compensación,
vinciales y de otros organismos financieros com o no estaban relacionados de m anera directa con el
el 1API o el IM.ÍM, que movilizaron depósitos y im pulso de determinadas actividades manufactu­
otros recursos financieros para las necesidades de reras ni de su capacidad productiva. Líneas m e­
las actividades productivas. nores de préstamos especiales se otorgaron a los
El B C IA fue autorizado a recibir depósitos y ingenios azucareros, a la industria de la pesca, y a
a conceder préstamos al conjunto de las empresas : las empresas industriales que producían artículos de
industriales, mineras y de transportes y tam bién a consum o con el propósito de prom over su aba­
las sociedades mixtas y al IA P I;una serie de dispo­ ratam iento y contribuir a la política de ingresos
siciones establecidas a mediados de 1946 definie­ del gobierno.
ron regímenes de préstamos especiales para de­ El crédito se canalizó de todos modos con
term inadas actividades. Si bien el establecimiento m.uy escasa especialización respondiendo funda­
de estas líneas de créditos señalaba la posibilidad m entalm ente a la demanda; en conjunto, las ramas
de ejercer una definida política crediticia y favo­ que recibieron la mayor proporción de los présta­
recer determinadas regiones o sectores, se aplica­ mos concedidos fueron la textil y la de alimentos y :
ron para m uy diversos fines, en general, alejados bebidas, las más im portantes del sector industrial

82 82
p o r aquel .entonces. A su. vez, las grandes em pre­ aí Instituto hasta 1949 se utilizaron para la compra
sas fueron las principales beneficiarías, pese a un de los ferrocarriles extranjeros. Además, el BCIA.
discurso oficial que planteaba la preferencia por otorgó créditos para que el IAPI realizara compras
las más chicas y que ha contribuido a una cons­ de m u y diverso tipo en el exterior, cuyo obje­
trucción autorreferencial sesgada del im aginario tivo principal era abastecer al m ercado in tern o
sobre ese proceso. De todas maneras, los créditos de productos destinados al m antenim iento de
fueron cuantiosos y un núm ero elevado de pe­ las actividades industriales. N o obstante, los ele­
queñas firmas se beneficiaron con ellos y lograron m entos adquiridos p o r el IAPI con esos créditos
abrirse paso en un mercado ampliado por la po­ com prendían un am plio abanico de productos
lítica de ingresos. (insumos y bienes finales) que variaban desde
O tro conjunto im portante de créditos del acoplados, buques, aviones, m aterial ferroviario
B C IA no tuvo com o destino las actividades ma­ y generadores eléctricos y otros elem entos que
nufactureras. Por ejemplo, una parte significativa p erm itían la capitalización de las empresas esta­
de ellos se destinó al pago de salarios y aguinal­ tales y otras basta fardos de arpillera, cabos para
dos de la C orporación de Transportes y otra al escoba y rollos de alambre.
IA Pí, com o parte de las operaciones del sistema El núm ero y el im porte de las operaciones
del B anco Central. Entre 1946 y 1948 el n ú ­ acordadas p o r el B C IA registraron un constan­
m ero de préstamos entregados p o r el B C IA al te aum ento en estos prim eros años, lo que le
IA PI se increm entó notablem ente, participan­ p e rm itió afianzarse com o el principal proveedor
do en una proporción m uy alta sobre el total de créditos a la industria, básicam ente p o r las
de los otorgados. Los préstamos estaban, desti­ facilidades que concedía para la am ortización y
nados a financiar convenios bilaterales, realizar la fuerte cuota de subsidio que contenían sus
com pras del sector público en el exterior, cubrir operaciones, y por canalizar la m ayor parte de
gastos operativos de empresas estatales o finan­ los redescuentos provistos por el B C R A para ese
ciar grandes obras com o el gasoducto desde C o ­ tipo de actividades. D e todos m odos, sus ope­
m o d o ro Rivadavia o las nacionalizaciones de los raciones estuvieron caracterizadas por una m uy
servicios públicos (por ejem plo las acciones de escasa selectividad y una baja utilización para la
la com pañía D odero o la U n ió n Telefónica); de creación de nuevas empresas o am pliación de las
hecho, más del 20% de los préstamos del Banco existentes, una acción que fue p ro d u cto p rin ci-
pálm ente de las características comerciales que controlaba el uso de las divisas y privilegiaba a
adquirió la institución, más sujeta a la-dinám ica sectores industriales para que pudieran in co rp o ­
de la dem anda que a un papel activo de política rar los equipos e insumos que necesitaban; pero,
crediticia al sector. además, la venta de materias prim as a precios ba­
O tro instrum ento fue la política cambiaría. Al jos a los industriales fue funcional para contener
B G R A tambi én le c o rr esp on di a fij ar el tipo de el increm ento del costo de vida y expandir la ca­
cambio y distribuir las divisas entre los im por­ pacidad de consum o de otros bienes durables y
tadores :de m anera selectiva. La prioridad era el no durables.
abastecim iento d e :la industria y los transportes, Si bien las políticas de ingresos, crediticia y
para evitar la im portación de artículos superfluos cambiaría fueron las más trascendentes en fun­
y otros que pudieran ser provistos p o r empresas ción de explicar el desem peño de las m anufactu­
locales. Tam bién tenía com o objetivo recapitalizar ras en los prim eros años del gobierno peronista,
la econom ía, luego de la escasez de maquinarias otras medidas e instrum entos de política indus­
y equipos provocada p o r la guerra, y favorecer el trial tam bién m erecen destacarse, en su mayoría
desarrollo de las industrias ya existentes y otras delineadas por los expertos que venían trabajando
nuevas que pudieran abastecer la dem anda de sobre estos temas en el grupo de la Revista de Eco­
consumo. D e ese m odo se podría sostener el ple­ nomía Argentina desde m uchos años atrás.
no em pleo de los factores productivos y la política E n ju n io de 1944 el gobierno m ilitar había
de redistribución de ingresos. En un p rim er m o ­ organizado la Secretaría de Industria y C om ercio
m ento se establecieron restricciones cuantitativas dependiente del Poder Ejecutivo con el pi'opósí-
a partir de un sistema de estudio previo y cuotas to de atender los problemas que, se suponía, iba a
de im portación para determinados artículos. Esas enfrentar el sector a la salida del conflicto bélico
cuotas eran distribuidas a los im portadores p o r el m undial.Tam bién en ese mes se estableció el p ri­
IA.PI y luego aquellos solicitaban un perm iso de m er régim en de prom oción de industrias consi­
cambio al B C R A para poder adquirir las divi­ deradas de ‘‘interés nacional” , aquellas que p ro ­
sas. El IAPI era, además, el encargado de com prar ducían para el m ercado interno y que utilizaban
productos m etalúrgicos, maquinarias, materiales materias primas nacionales, o que eran “estraté­
para la construcción a un nivel preferencial (más gicas” para la defensa militar. El sistema preveía
bajo) de tipo de cambio. D e este m odo el Estado la aplicación de derechos aduaneros adicionales,

86
cuotas de im portación, exenciones impositivas y "■ constituían ese P rim er Plan Q uinquenal sólo dos
tipos de cam bio preferenciales. se referían a la industria. El prim ero proponía una
C on el peronism o en el poder, el P rim er Plan ley de fom ento m anufacturero a través de un plan
Q uinquenal estableció el fomento de las m anu­ ; de industrialización sobre la base de la inversión
facturas existentes con el propósito de “ evitar la estatal. D e acuerdo con ese plan, el Estado podía
desocupación de la postguerra”, especialmente la ■..■estimular la form ación de sociedades estatales o
producción textil algodonera y la metalúrgica, ac­ mixtas para explotar la producción de minerales
tividades que la recuperación de las im portacio­ (carbón, hierro, cobre) aun cuando el precio fi­
nes podía afectar fuertem ente.Tam bién se preveía nal del producto fuese mayor al internacional, en
el estímulo a la producción de nuevas actividades clara consonancia con los proyectos que habían
sustitutivas de im portaciones de algunos insu- desarrollado la D G F M y la Fuerza Aérea A rgenti­
mos industriales básicos (químicos y siderúrgicos), na y a una ley para “ tiempos de guerra” , tam bién
entre las que se contaban las que impulsaría la contem plada en el Plan.
D G F M ,y de otras que tuvieran capacidad expor­ El gobierno debía, adem ás,“ organizar” la pro­
tadora, com o las manufacturas de lana y aceites ducción de m aterias primas agropecuarias y la
vegetales (que fueron promovidas por el régim en prim era fase de la utilización de una gran can­
crediticio), aunque en términos generales el go­ tidad de productos semielaborados, lo que deja­
bierno desalentó la exportación de manufacturas ba abierta la posibilidad de que fuera el capital
a través de prohibiciones y cuotas a fin de evitar privado el que llevara adelante el proceso. Pero
el desabastecimiento del mercado interno. D e to ­ la dem ora en el tratam iento legislativo del pro­
dos modos, no se estableció una jerarquía clara de yecto im plicó que sólo se mantuviera el régim en
objetivos ni los instrum entos específicos a utilizar de industrias de “ interés nacional” com o sistema
para alcanzar algunas metas generales definidas en de prom oción. C o m o ha señalado el historiador
el Plan, com o el crecim iento del valor agrega­ Claudio Belini, fueron incorporadas a ese régi­
do, el personal ocupado, la potencia instalada y la m en unas veintisiete actividades durante los años
producción de u n conjunto de actividades m anu­ del P rim er Plan, la m itad de ellas ya existentes;
factureras, especialm ente de aquellas productoras la inclusión respondió básicamente al pedido de
de insumos básicos. protección realizado p o r firmas privadas más que
D e hecho, de casi treinta proyectos de ley que a una estrategia estatal, salvo en algunos casos de
industrias vinculadas con la defensa (y los com e­ dos modos, com o destacó Belmi, esa política rela­
tidos de la DGFM ) com o la producción de azufre tivam ente selectiva fue modificada en 1947 como
o arrabio. .. consecuencia de la inconvertibílidad de la libra y
El segundo proyecto trataba sobre reforma el gobierno aplicó el perm iso previo a todas las
aduanera y confería al gobierno amplias atribu­ im portaciones con el propósito de desincentivar
ciones para modificar el régim en de aranceles; 110 las provenientes del área del dólar; sólo se m an­
obstante, éstos fueron fijados recién en 1950 y no : tuvo una jerarquía que otorgaba, prioridad a las
tendrían un lugar destacado dentro de las herra­ im portaciones que fom entaran las exportaciones
mientas de política industrial (ni desde el punto tradicionales y la ocupación de m ano de obra. Así,
de vista fiscal), en parte.porque los derechos sobre en 1948 se aplicaron tipos de cambio especiales
aduana estaban afectados por los convenios bila­ para alentar algunas exportaciones industriales cuya
terales que eran difíciles de modificar. C on todo, dem anda interna se encontraba cubierta y estan­
el proceso inflacionario internacional y local pro­ cada, com o las manufacturas de cuero y tejidos
vocó una disminución de la protección tarifaria de lana; de todos m odos estos beneficios no eran
y generó críticas por parte de los industriales que suficientes para com pensar un tipo de cambio
sólo se acallaron cuando la escasez de divisas a sobre valuado y el im pacto de esas exportaciones
partir de 1949 impidió un norm al abastecimiento sobre el ingreso de divisas fue poco menos que
de productos extranjeros y con las modificaciones intrascendente.
del sistema un año después. Estas medidas que beneficiaron al conjunto
Independientem ente de lo que pregonaba el del sector m anufacturero fueron com plem enta­
P rim er Plan Q uinquenal, más im portante que las das con otras que provocaron recelos entre los
tarifas aduaneras resultaría el control de im porta­ industriales. En la segunda posguerra el Estado
ciones por medio del otorgam iento de permisos extendió su presencia empresaria hacia un con­
previos o la fijación de cuotas y tipos de cambios ju n to de actividades que fueron bastante más allá
preferenciales, herramientas que quedaron bajo la de las que se podrían denom inar tradicionales,
supervisión del B C R A y de la Secretaría de In­ com o las vinculadas con los servicios públicos
dustria. U n conjunto de cuotas de im portación o el sistema financiero. Esa extensión se orientó
.fueron fijadas para estimular producciones espe­ hacia la industria y condujo a algunos analistas
cíficas consideradas de “interés nacional” . D e to ­ a identificar cierto “capitalismo de Estado” en la

no
A rgentina com o consecuencia del significativo ...Nacionales en .1943, y A T A N O R y la .Sociedad
lugar que las empresas públicas adquirieron en la M ixta de Industrialización del C rom o en 1944.
oferta, la demanda y la inversión, y por el gran ta­ Poco después, Savio consideró la constitución de
maño, de algunas de ellas en sectores estratégicos una siderúrgica integrada (SOMISA), para lo cual
del entram ado fabril. se llamó a concurso en noviem bre de 1944.Estos
El avance del “Estado industrial” en los p ri­ em prendim ientos ju n to con la instalación de Al­
m eros años cuarenta se consolidó en una serie de tos H ornos Zapla, que com enzó a funcionar en
proyectos manufactureros en la lógica del p en ­ 1945, fueron parte de los propósitos de expansión
sam iento estratégico m ilitar en m om entos en industrial que el peronism o hizo suyos incorpo­
que la SGM impedía el norm al abastecimiento rándolos al Plan Q uinquenal.
del ejército. Al igual que en muchas otras expe­ La creación de SOM ISA tuvo sanción legal en
riencias nacionales, la función militar de defensa 1947; después de infructuosos esfuerzos por parte
resultó un argumento de peso para justificar el del general Savio para encontrar socios privados
control público de determ inados sectores y em ­ locales y extranjeros la sociedad quedó compuesta
presas industriales, tanto para fabricar arm am en­ finalmente por un 99% de sus acciones en poder
to com o para asegurar el suministro de materias de Fabricaciones Militares. El objetivo consistía en
prim as y energía. La D G FM desarrollaría varios brindar bases sólidas para la industria laminadora
proyectos para explotar las riquezas minerales del que se había desarrollado principalmente durante
territo rio argentino, e instalar distintas industrias los años de la guerra. N o obstante, el proyecto fue
de base. E n particular, ese organismo, impulsado demorado, en parte, por las dificultades para obte­
p o r el criterio pragmático del general M anuel ner los equipos necesarios dadas las restricciones
Savio, llevó adelante acciones tendientes al de­ que ponían los Estados Unidos para ese tipo de
sarrollo de la producción de insumos a través de bienes; en parte también, por la oposición de M i­
sociedades mixtas. E n 1942 se creó una empresa guel Miranda, quien al frente del B C P A controla­
de este tipo para elaborar aceros especiales utili­ ba el IAPI y la im portación de los insumos baratos
zando energía hidroeléctrica de la represa de R ío que reclamaban los laminadores. El gobierno favo­
Tercero, a partir de lo cual se organizó la Sociedad reció a los elaboradores locales a través del control
M ixta de Aceros Especiales, y luego se crearon de las importaciones, el otorgamiento de tipos de
otras tres empresas mixtas: Industrias Químicas cambio preferenciales para la adquisición de ma­

92
quinarias y materias primas y de créditos de corto ces existía en el país una industria elaboradora
y largo plazo beneficiosos a través del-BCIA. Pero bastante pujante y un m ercado para ese insumo.
también la desidia oficial respecto del desarrollo de Pero lo cierto es que, al m enos en los años ini­
la industria siderúrgica estaba determ inada p o r el ciales, el Estado no realizó los aportes de capital
escaso énfasis que los miembros del grupo Bunge, necesarios para impulsar el trascendental proyecto
rectores de la política industrial en estos años, p o ­ de producción de acero. E n 1948 el gobierno in ­
nían en la industria pesada y en las propuestas más tentó otorgar mayor participación al capital p ri­
autárquicas. Tiem po después en un razonam iento vado para financiar la iniciativa pero la propuesta
retrospectivo Perón dirá: quedó trabada en el Congreso por la oposición
de las propias mesnadas peronistas.
“N o podíamos meternos en una inversión tan Tam bién hubo demoras im portantes para la
fabulosa (...)■ Nuestro hierro iba a costar 25% am pliación de Altos H ornos Zapla, única em pre­
más que el que nosotros recibíamos de Luxem- sa productora de arrabio a nivel local, y su segun­
burgo, Alemania, Estados Unidos o Japón. Por do alto ho rn o quedó concluido recién en 1951.
eso lo pensamos bien y en vez de empezar Por su parte, la Sociedad M ixta de Aceros Espe­
invirtiendo sumas fabulosas nos dedicamos a ciales tuvo m Tpobre desarrollo y su producción
crear las industrias que pueden sostener eso. no fue m ucho más allá de la etapa experim ental,
Creamos el consumo. ¿Para qué producir hie­ dadas las dificultades para adquirir equipos y la
rro y tenerlo ahí? ¿Quién lo iba a consumir? escasez de energía hidroeléctrica.Tam poco avan­
En ese entonces Argentina consumía medio zó la iniciativa tendiente a constituir una socie­
millón de toneladas de hierro al año. Nosotros dad m ixta destinada a fundir y refinar cobre en el
dijimos: vamos a desarrollar la industria liviana denom inado G rupo M etalúrgicoTucum án; hacia
y mediana con gran fuerza. El país ya había 1948 el proyecto estaba term inado y la m aquina­
sufrido mucho. ria contratada en los Estados U nidos, estimándose
Primero había que industrializar para apoyar. la puesta en marcha para el año siguiente. Pero
La siderurgia vendría después'’. el program a se resintió no com o consecuencia
del escaso desarrollo de la m inería local, en tanto
La frase, si bien legitimante de las políticas contem plaba funcionar con mineral im portado,
aplicadas, no es del todo atinada; para ese en to n ­ sino básicam ente por las dificultades en el apro­
visionam iento de divisas que sufrió la econom ía ■ .. creada, en 1947. bajo la dependencia .de la Secre-
argentina a partir de 1949, y fue discontinuado taría de Industria; este ente incluyó bajo su con­
en 1951. trol a una treintena de empresas metalmecánicas,
En sum ados ambiciosos proyectos de la reparti­ textiles, químicas, farmacéuticas, eléctricas y de la
ción estatal de desarrollar la producción de materias ■construcción, la mayoría de ellas de origen ale­
primas y 3a industria de base, con la excepción de mán, que habían quedado sujetas a la ju n ta de V i­
alguna incursión en la química básica, no pudieron gilancia y Disposición Final de la Propiedad E ne­
concretarse cabalm ente en estos prim eros años y miga en m om entos en que la A rgentina declaró la
el “Estado em presario” peronista n o avanzó m u­ guerra al Eje en 1945. Entre ellas se encontraban
cho más allá de lo que lo había hecho la industria algunas compañías de gran im portancia en los
privada hasta ese m om ento. Ello fue consecuencia rubros en que actuaban com o Thyssen Lametal,
de dificultades tecnológicas, de organización de la Siemens B auunion, Q uím ica Bayer y Q uím ica
producción y para el abastecimiento de bienes de Schering. La idea inicial era que algunas de estas
capital, además de, en algunos casos, la baja calidad empresas se constituyeran com o mixtas y otras
de los recursos naturales locales. Pero tam poco el pasaran al ám bito privado; pero la D IN IE fue in­
gobierno pareció preocupado especialmente por corporando las distintas plantas y definió sus ob­
el desarrollo de esa producción, y más allá de con­ jetivos en el transcurso de los dos años siguientes,
templarla en los lincamientos generales no se de­ po r lo que hacia 1949 cuando se suscitó la crisis
finieron medidas ni instrum entos específicos para económ ica no había más que balbuceos en pos de
su concreción; ésta era una situación entendible definir la política industrial de las empresas bajo
en los prim eros años p o r cierta disponibilidad de control directo del Estado,
metales y otros productos básicos en el mercado
interno con la apertura de las im portaciones, pero
el argum ento sería difícilmente justificable cuando Las políticas hacia el agro
la escasez de divisas jaqueó la provisión de insum es
no sólo para el sector militar sino tam bién para un Es indudable que el IAPI, bajo la égida del
amplio sector de la industria privada. B C R A , fue uno de los instrumentos clave de la po­
U na situación similar ocurrió con la D irec­ lítica económ ica del peronismo y afectó de manera
ción N acional de Industrias del Estado (D IN IE ), decisiva a la producción agropecuaria aun cuando

96
fue también utilizado com o herramienta de políti­ Q uinquenal, una sobre arrendam ientos y aparce­
ca industrial y financiera. El agro no sólo fue con­ ría, y otra denom inada Ley General de E xpro­
movido por la estatización del comercio exterior piaciones sancionada en 1948. La prim era, luego
sino también p o r los mecanismos de control de de sostener las prórrogas y rebajas ya impuestas
cambios y de precios impuestos por el gobierno durante los años de la guerra, perfeccionaba los
. nacional, instrumentos generales de la política eco­ mecanismos de protección de derechos y otor­
nómica que hicieron recaer buena parte del peso gaba mayor estabilidad a los arrendatarios, ade­
: de la industrialización en el sector rural. Los altos más de hacer especial énfasis en la defensa de las
precios de los productos primarios a la salida de la pequeñas explotaciones y la función social de 1a.
: guerra no tuvieron correlato a nivel interno por la propiedad rural. D e acuerdo con la ley los precios
política adoptada p o r el gobierno. quedarían fijados al m ism o nivel que los estable­
En términos específicos, dado el heterogéneo cidos en junio de 1940; luego la contratación se­
universo rural, el peronismo intentó articular dis­ ría líbre. Estas disposiciones, que entre otras cosas
tintas estrategias para cada uno de los sectores pro­ licuaban los costos del arrendam iento p o r efecto
ductores. A los trabajadores rurales permanentes de la inflación, perm itían abrir esperanzas para
respondió con el Estatuto del Peón de Cam po y que los aparceros y arrendatarios accedieran a la
a los arrendatarios con la promesa de la reforma ansiada propiedad.
agraria, cristalizada en la consigna “la tierra para Por su parte, la Ley de Expropiaciones con­
el que la trabaja” , retomada del ideario socialista y tribuyó al proceso de colonización que se venía
blandida hasta el hartazgo en la campaña electoral. produciendo desde los años de la guerra y re­
Sin embargo, una vez en el gobierno, el peronismo forzó las expectativas respecto de la im plem en-
no representó una verdadera ruptura en materia tación de una reform a agraria que atacara a la
legislativa respecto del agro sino una fuerte conti­ gran propiedad, un slogan sostenido en la cam ­
nuidad con las políticas implementadas durante los paña electoral y el discurso inicial del gobier­
años treinta y en especial durante la SGM. no. N o obstante, la nueva ley fue prom ulgada
D e todos m odos, en los años iniciales de go­ en octubre de 1948 cuando las condiciones en
bierno puede advertirse una política más agresiva el frente externo com enzaban a deteriorarse y
plasmada en la sanción de dos leyes nacionales en darían lugar a una política agraria m ucho más
materia agraria contempladas en el Prim er Plan cautelosa y conservadora.

q8
com o consecuencia de los favorables precios in ­
ternacionales de los productos agrarios en la pos­
Un exitoso desempeño de bases endebles guerra. Ello ocurrió aun cuando el conjunto de
las exportaciones agropecuarias en cantidad de­
El conjunto de políticas e instrum entos aplica­ cayó (el m áxim o estuvo precisam ente en 1946),
dos durante los años iniciales del gobierno pero­ en parte com o consecuencia de las políticas ha­
nista parece decididam ente adecuado si se evalúa cia el sector rural y la redistribución de la renta
el desem peño de las principales variables econó­ nacional que im pulsó el consum o doméstico de
micas. Ciertam ente, el crecim iento del producto excedentes exportables com o la carne (las expor­
fue ñuctuante pero m uy destacado entre 1946 y taciones de m aíz en estos años, po r el contrario, se
1948, superior en prom edio al 8% anual. La dis­ increm entaron). N o obstante, la tendencia positi­
ponibilidad de bienes y servicios, esto es la suma va de los saldos comerciales fue decreciente por
del FBI más las im portaciones menos las exporta­ el espectacular increm ento de las importaciones,
ciones creció un 45%. En esta breve pero intensa que hacia el fin del período eran cuatro veces
etapa de auge el consum o fue sin duda uno de mayores respecto de las de 1945, alentadas por
los mayores impulsores del crecimiento, acicatea­ el crecim iento de la actividad económ ica y de la
do p or el conjunto de la política de ingresos y inversión. Las im portaciones de bienes de consu­
el increm ento del gasto público; pero también la m o fueron de todos modos m enores que en años
inversión, que se encontraba m uy deprimida du­ anteriores por el avance de la sustitución de im ­
rante la guerra, aum entó de manera significativa, portaciones, mientras que las de bienes de capital
alcanzando los niveles de la década de 1920, en se recuperaron a valores similares a los previos a
parte im portante por las políticas de subsidio im~ la guerra.
plementadas y los gastos de capital del Estado. La Esa creciente dem anda de bienes de capital,
inversión pública prácticam ente dobló los niveles semielaborados y materias prim as, indicadores
de preguerra y alcanzó en este período a un ter­ del avance de la industrialización, produjo cam ­
cio del total. bios en la posición com ercial de la A rgentina.
El sector externo fue otro de los com ponen­ Hasta la guerra Gran Bretaña era el principal
tes prom otores del crecim iento en estos primeros com prador pero tam bién participaba con una
años. La balanza comercial fue siempre positiva proporción similar de las im portaciones que el
país requería; pero en la inm ediata posguerra Es­ tuvo dinam izado tanto po r el consumo, dada la
tados U nidos, al que poco podía venderse salvo política salarial, com o por la inversión. Las inver­
lana sucia, cuero sin curtir y algunos derivados siones en maquinarias, especialmente en la indus­
lácteos, se transform ó en el principal proveedor. tria textil y metalmecánica, se triplicaron gracias
Ello generó un im portante déficit com ercial con a las im portaciones provenientes de los Estados
ese país m ientras los saldos con los países con U nidos, com pensando de ese m odo parcialmente
inconvertibilidad, que m uy poco podían pro­ el proceso de descapitalización previo y acom pa­
veer, aum entaban. La consecuencia de ese p ro ­ ñando el increm ento del consum o. N o obstante,
ceso fue la caída notable de las reservas de oro pese a las definiciones del gobierno en materia
y divisas en el. B C R A , acentuada p o r la política industrial la estructura del sector no sufrió im ­
de nacionalizaciones que sólo utilizó una parte portantes modificaciones; más aún la producción
de las libras bloqueadas y la repatriación de la de bienes de consum o superó las previsiones de
deuda externa. Se ha cuestionado que Perón no los planes de gobierno y la de insum os básicos
utilizara las divisas para la com pra de bienes de quedó m uy por detrás, un dato claro de que la
capital, pero más allá de que se hicieron compras evolución industrial no estuvo definida por las
im p o rtan tes de esos bienes era m uy difícil en políticas específicas hacia el sector sino p o r la más
esas circunstancias conseguirlos po r fuera de los general de redistribución de ingresos y 'c red iti­
Estados U nidos, que además aplicaba restriccio­ cia escasamente selectiva. Precisam ente donde el
nes para m uchos de ellos. desem peño de la industria se distanció más de
E l desem peño de los principales sectores pro­ las previsiones oficiales fue en la producción de
ductivos fue dispar. Mientras que la industria tuvo insum os siderúrgicos y químicos básicos, rubros
un crecim iento destacado las actividades rurales donde el Estado había asumido un im portante
perm anecieron en términos generales estancadas. papel a través de la D G FM y la D IN IE .
E n el p rim er caso, las políticas de ingreso y cre­ El crecim iento del sector se basó en la incor­
diticias comentadas y otras más específicamente poración masiva de mano de obra, si se considera
industriales provocaron un crecim iento im por­ que el aum ento del personal fue mayor al incre­
tante de la actividad m anufacturera, que alcanzó m ento de la potencia instalada en el periodo. La
su m áxim a participación en el producto en 1947, ocupación industrial se elevó del 21% de la p o ­
con más del 24% del total. Este crecim iento es­ blación económ icam ente activa en 1945 a más
■del 29% en 1948. Las industrias livianas, com o : a m aterias prim as y equipos im portados a precios
la textil, p o r ejemplo, que tuvieron el m ayor de­ convenientes.
sarrollo, gozaban de la ventaja de dem andar m e­ La producción agropecuaria, p o r su parte, tuvo
nos capital y tecnología, mientras incorporaban ¿úna m agra perform ance en el período; hacia(1943 : ■
una m ayor cantidad de fuerza de trabajo, pero a je b se c to r había disminuido su participación en el
m edida que avanzaba el proceso requerían cre­ total de la riqueza generada en el país. Las in­
cientes im portaciones de insumos y maquinarias. versiones de capital disminuyeron, al igual que la
Ello se confirm a en la composición del com ercio m ano de obra. E n especial la producción agrícola
exterior, que tuvo un signo fuertem ente defici­ creció m uy poco los dos prim eros años para caer
tario puesto que continuó im portando insum os en 1948, y la superficie sembrada de los principa­
y equipos mientras las exportaciones de bienes les cereales continuó con la tendencia decrecien­
m anufacturados se m antenían en niveles extre­ te observable desde los años treinta. Sólo algunos
m adam ente bajos. Más temprano que tarde, esta cultivos industriales extrapampeanos (como el
ausencia de integración del sector industrial ten­ azúcar, la vid, la yerba, el tabaco, el algodón o los
dría efectos negativos sobre las cuentas externas. cítricos) tuvieron una tendencia positiva como
La industria de alimentos continuó siendo la consecuencia de los cambios en la distribución
más im portante, secundada por la textil que evi­ del ingreso y el avance industrial. También el área
denció u n pequeño increm ento en su participa­ sembrada con centeno, cebada y la producción de
ción respecto de los años de la guerra; la pro­ semillas de girasol se expandió rápidam ente para
ducción de metales y maquinarias (por fuera de aprovechar el desarrollo de la industria aceitera.
los sectores tradicionales) tuvo en el p eríodo un Sin em bargo estos nuevos productos no pudieron
m ayor dinam ism o que los otros rubros y acrecen­ com pensar la caída de los cultivos tradicionales y
tó escasamente su participación en el total de la quedaron com o rubros menores de la producción
pro d u cció n manufacturera. Así, las empresas pro­ agrícola.
ductoras de bienes de consumo durables (como Por su. parte la producción de carne vacuna
SIAM, que producía heladeras y lavarropas) y se increm entó; pero esa abundante oferta no im ­
no durables, tuvieron un im portante despliegue pactaba en las exportaciones por el aum ento del
com o consecuencia de los mayores ingresos, las consum o de los sectores populares. Las condicio­
facilidades crediticias y las posibilidades de acceso nes relativamente favorables para este producto

in/
explican en parte porque la ganadería creció a bía operar, fue exitosa: las políticas expansivas
costa de la producción cerealera y tam bién los de perm anente im pulso a la demanda agregada
cambios en las form as de explotación del suelo y perm itieron sostener el pleno empleo y m ejorar
una relativa desconcentración de la propiedad. D e las condiciones de vida de los sectores populares
/ todos modos, solamente aum entó la producción y, en consecuencia, sostener la base social de su
ganadera bovina, en tanto que la porcina y ovina proyecto político. El producto bruto creció y las
disminuyó; la prim era, p o r la escasez de alim en- actividades manufactureras lo hicieron a un ritm o
to, y la segunda, por los deprimidos precios de la aun mayor, m ientras se increm entaban las im por­
. lana. taciones de insumos y bienes de capital que sus­
El ÍAPI al fijar precios bajos para los bienes tentaban esa expansión. N o obstante, los años de
rurales constituyó un fuerte desestímulo a la pro­ bonanza fueron extrem adam ente fugaces, pese .a
ducción. Al estar la tierra concentrada, el estan­ definir en gran medida aquello que se ha iden­
ciero alquilaba parte de sus tierras a arrendata­ tificado con la “política económ ica peronista” y
rios que la destinaban a la producción de cereales, reforzar la percepción d e ‘que en el período los
mientras que, si la agricultura no era beneficiosa, trabajadores habían gozado de una especie de
se producía un vuelco hacia la cría de ganado, edad dorada, un im aginario que sigue desplegado
que requería m enor trabajo y tierras m enos fér­ hasta el presente. Los nubarrones latentes en el
tiles; en esas circunstancias, los propietarios se ne­ frente externo aparecieron crudam ente en el úl­
garon a renovar los arrendamientos, en algunos tim o trim estre de 1948, apenas poco más de dos
casos vendiendo las tierras y en otros reduciendo años después de que Perón asumiera el gobierno.
la parte arrendada, o se volcaron hacia las cose­
chas industriales y el forraje. El increm ento de los
salarios de los trabajadores y los cambios en las
prórrogas de los arrendam ientos contribuyeron
tam bién a ese proceso.
■ En suma, la evolución de las variables m a-
croeconóm icas generales y de la industria en
particular revelan que la estrategia inicial del
peronismo, dadas las condiciones en las que de­

106
La economía peronista en la cerrazón
1949-1952

La crisis del comercio exterior

C om o destacamos, el panoram a del com er­


cio exterior era m uy complicado a la salida de
la guerra, aun cuando los precios internacionales
de las materias prim as eran elevados en esa par­
ticular coyuntura. E n ju n io de 1947 los Estados
U nidos habían lanzado el Pian Marshall con el
propósito de facilitar la reconstrucción de la de­
vastada econom ía europea. El programa incluía
ayuda económ ica y financiera a través de créditos
baratos, maquinarias, materias primas y alimentos,
especialmente provenientes del país prom otor. Al
igual que los demás países latinoamericanos, la
A rgentina no quedó contem plada dentro de los (menos de dos meses de im portaciones de esa
beneficiados por la Administración de C o o p era­ área), los pagos atrasados alcanzaban 200 millones
ción Económ ica que im plem entaba la colocación de dólares y los pedidos de im portaciones pen­
de productos agrícolas en Europa. dientes alcanzaban los 1.500 m illones de dólares;
■ E n el segundo semestre de 1948 se presen­ m ientras, las existencias de productos de expor­
taron los primeros síntomas de las m odificacio­ tación se acumulaban en m anos del IAPI ante la
nes operadas en los mercados internacionales de caída de la dem anda externa. P o r ejem plo el Ins­
m aterias primas y alimentos. Los países europeos, tituto había almacenado aceite de lino por una
avanzados en su reconstrucción, se acercaban a cantidad equivalente a tres años de producción,
los niveles de producción de preguerra, incluido avena de dos cosechas y considerables cantidades
el desarrollo de la producción de alimentos para de otros productos agrícolas.
su propio consumo. Paralelamente intervenían Perón explicaba la situación de esta form a un
los Estados Unidos en el com ercio internacional tiem po después:
con considerables excedentes exportables colo­
cados m ediante el sistema de préstamos del Plan “El mundo entero soportaba una crisis de di­
M arshall, y desplazó a la A rgentina de algunos de visas que en nuestro país fue más grave por
sus mercados tradicionales. El fenóm eno se m a­ muchas razones: porque después de una for­
nifestó en el valor de las exportaciones argentinas, mal promesa fuimos excluidos del Plan Mar­
producto fundam entalm ente de un descenso de shall; porque luego de habérsenos asegurado
los volúm enes exportados, ya que los precios de la compra total de nuestras cosechas tuvimos
las materias primas y alimentos continuaron en que esperar un año para venderlas; porque per­
alza, con la excepción de los correspondientes a dimos la producción de 1949 (...); porque la
los cereales. libra esterlina inconvertible rompió nuestro
La crisis fue consecuencia tam bién de la fuer­ antiguo comercio triangular con Inglaterra
te expansión de las im portaciones, producto de y Estados Unidos para llevarnos al déficit de
una industria en dinámico crecim iento, así. com o nuestros saldos comerciales con Norteamérica,
del hecho de que gran parte de ellas provenían etcétera. ¡Todas causas ajenas absolutamente a
del área del dólar. A fines de 1948 las reservas de nuestra voluntad!”.
oro eran equivalentes a 150 m illones de dólares

110
La aparición de saldos negativos en la balan­ industrial entraba en una fase recesiva p o r el en­
za com ercial jaqueó el esquema de transferencias carecim iento de los insumos im portados), cerran­
de ingresos del sector rural al urbano que el go­ do de ese m odo la brecha en la balanza comercial
b iern o había impulsado exitosamente en sus p ri­ y recreando las condiciones para el inicio de una
meros años. Se trataba de la prim era crisis cuya nueva fase expansiva.
dinám ica respondía a una situación que m is tarde Independientem ente de las circunstancias es­
se sucedería de manera cíclica en la econom ía ar­ pecíficas que habían desencadenado la aparición
gentina y a la cual se ha denom inado stop and go. de una balanza comercial deficitaria a fines de
E n ese “m o d elo ” económico, estilizado m uchos 1948,1a tom a de conciencia de los condicionantes
años después y a partir de distintas experiencias estructurales que llevaban a la situación de crisis
de crisis similares a la de 1949, durante la fase de (la falta de integración del sector industrial y /o la
crecim iento del sector industrial se increm entan escasa dinámica dé las exportaciones) demandaba
las im portaciones (de insumos y equipos espe­ p or parte del gobierno un replanteo en la estrate­
cialm ente); éstas requieren una cantidad de divisas gia de crecimiento, pero los problemas más acu­
superior a las que pueden proveer las exportacio­ ciantes postergaron la planificación del largo pla­
nes (disminuidas a su vez por el mayor consum o zo en favor de medidas tendientes a reestablecer
interno, y sujetas a las variaciones de la dem an­ las cuentas externas en el corto plazo a través de
da y precios internacionales), lo que provoca una la devaluación. N o obstante, com o señalamos, el
balanza com ercial desfavorable y una pérdida de m antenim iento de un tipo de cam bio bajo (o,Io
reservas. Para resolver ese dilema, la m edida más que es lo mismo, de una m oneda nacional fuerte)
simple y con mayores efectos inm ediatos consistía era un instrum ento central de la política econó­
en desencadenar un ajuste recesivo a través de la mica inicial del peronismo, y clave para el soste­
devaluación de la m oneda nacional. El alza del nim iento de los objetivos de doble redistribución
tipo de cam bio se transmitía de ese m odo a los del ingreso desde las actividades agropecuarias a
precios, alentando a los productores rurales y de­ las urbanas y desde los empresarios a los sectores
p rim ien d o el salario real, al igual que el consumo. populares. Devaluar la m oneda no era la alternati­
La contracción de la demanda interna perm itía va deseada dados los condicionantes y propósitos
entonces increm entar la oferta de exportaciones del gobierno, sin embargo fue la respuesta adop­
y reducir las importaciones (dado que el sector tada. Los tipos múltiples de cam bio fueron ajus­

112
tados de acuerdo con la depreciación de la libra
: esterlina de form a tal de alentar las exportaciones : “Si no hubiéramos defendido la industria ar­
y m ejorar la situación de los productores agro­ gentina, no hubiéramos desarrollado notables
pecuarios. El peso m antuvo la relación anterior ; sectores de la misma, (...) dándoles todas las
respecto de la libra pero se desvalorizó un 30% facilidades posibles y ayudándolos con todos
en relación con el dólar en septiembre de 1949. los recurso del crédito. De no haber sido así la
Para las im portaciones las tasas de cambio se es­ ■.. industria hubiera sucumbido durante esta pos­
tablecieron según el grado de industrialización, el guerra (...) Por esta razón en los años 1947,
volum en de la producción nacional y las necesi­ 1948 y 1949, nos hemos ocupado de defen­
dades del producto: las de combustibles, materias derla y hoy está en marcha y próspera, lo que
primas esenciales y artículos de consumo popular nos permite dejarla continuar con sus propios
se liquidaban con tipos de cambio preferenciales, medios y disponer de todos esos recursos para
de form a tal de no perjudicar en demasía a la: aumentar y perfeccionar la. producción del
industria y el salario real. Se iniciaba así, con la : agro argentino”.
crisis, una política más activa de sustitución de
im portaciones bajo limitaciones cuantitativas y U n año después el ÍAPI destacaba en sus m e­
control de cambios. El nuevo sistema beneficia­ morias el inicio de ese “cambio de ru m b o ” que
ba especialmente a la im portación de máquinas y implicaba el fin del apoyo decidido al sector in ­
repuestos y en particular la de equipos agrícolas dustrial com o estrategia económica: “El fortaleci­
para cum plir con el programa de m ecanización m iento del sector básico (el agropecuario) cons­
del campo que habían comenzado a desarrollarse tituyó la m eta de la segunda etapa gubernam ental
desde 1948, cuando era claro que la producción que se encuentra en pleno desarrollo” .
del sector estaba estancada. Se trataba de un cam ­ El IAPI fue reform ado perm itiendo el in g re­
bio en la orientación del gobierno respecto del so de representantes del agro y del com ercio en
sector rural (y tam bién del industrial) que sería su directorio y llevó adelante una m odificación
perdurable hasta el m om ento de su caída. Ello en la política de precios y de com ercialización. El
suponía tam bién una política crediticia favorable organism o com enzó a subsidiar la exportación
para las actividades rurales; así lo expresaba Perón ofreciendo precios básicos p o r encim a de los
ante los trabajadores del campo en 1949: obtenidos en el com ercio internacional, m íen -
; tras el tipo de ca m b i o ;i mp o r ta d o r correspon­ cqj.npi.acto tocias jas papas: son. laü.GOu tonela­
diente a m aquinarias y otros insumos que n e ­ das y no sabemos qué hacer con ellas, pero ya
cesitaba el agro se m antenía estable, evitando de veremos; mientras tanto se las compramos. De
ese m odo un increm ento de los costos.Tam bién manera que ésta es la nueva política” , P
se dio semilla a los productores a precios subsi­
diados. Pero el papel del Instituto quedó m uy : Y en la m em oria del IAPI de ese año puede
dism inuido; a partir de entonces discontinuó la leerse:
mayor parte de las operaciones de im portación
y las de exportación dejaron lugar a interm edia­ “Mientras los precios de compra fijados por
rios privados (que alcanzaron en 1952 el 40% el gobierno experimentaron un aumento que
del total de las exportaciones), especialm ente permitió al agricultor hacer frente al mayor
utilizadas para la colocación en el exterior de costo de producción y asegurarle una utilidad
la p roducción ganadera mientras se otorgaban equitativa, las cotizaciones en el mercado mun­
préstamos a los frigoríficos a través del IAPI y la dial se mantuvieron muy por debajo del nivel
banca oficial para afrontar el impacto de la caída de aquéllos, dando origen a que la comercia­
del acuerdo con G ran Bretaña y la in terru p ció n lización de la cosecha arrojara un importante
de los em barques a ese país. déficit que fue íntegramente soportado por el
Perón destacaba la nueva política agraria ante instituto”.
cooperativistas de la provincia de Buenos Aires
en 1951: En rigor, esas pérdidas podían ser solventadas
por el organismo sólo en parte y debía recurrir al
“Lo que nosotros podemos asegurarles es que crédito bancario de las instituciones oficiales (del
cobrarán todo el precio que vale el esfuerzo Banco Industrial, de la provincia de Buenos Aires
del trabajo de ustedes. Y les podemos asegu­ o de la N ación), o al auxilio directo del B C R A ,
rar también que les compraremos todo lo que acum ulando un enorm e pasivo que se arrastraría
produzcan, aunque- haya exceso de produc­ hasta la caída del gobierno.
ción, porque en este caso es preferible que se La nueva política respecto de la comercializa­
perjudique el Estado y no el productor (...) en ción de la producción agropecuaria tuvo correla­
Balcarce hubo exceso de producción y hemos to en las definiciones relacionadas con las formas

116
de explotación y propiedad en el campo. En efec­ cesación de pagos. Para evitar el vaciamiento de
to, a partir de 1949 los discursos que promovían las reservas se dispuso un régim en de pagos m en­
cambios radicales en el sistema de tenencia de la suales de las acreencias comerciales y se obsta­
tierra com enzaron a ser. desplazados progresiva­ culizó la remisión de ganancias por parte de las
m ente por la urgencia del aum ento de la pro­ filiales extranjeras a sus casas matrices. La situa­
ducción de bienes exportables. Ese año marcó el ción continuo siendo extrem adam ente crítica y
p u n to máximo de la política de colonización y el 1° de mayo de 1950 Perón afirm ó:“ M e cortaré
el inicio de una estrategia discursiva y legislativa las manos antes de poner mi firm a en el acta de
m ucho más cautelosa y moderada. D e todos m o­ ninguna cosa que signifique u n préstamo para mi
dos, las prórrogas de los arrendam ientos conti­ país” . Pero para ese entonces las negociaciones de
nuaron y sólo se volvió paulatinam ente al sistema representantes argentinos en los Estados Unidos
de libre contratación. estaban muy adelantadas y pocos días después el
Los terratenientes o la “oligarquía” en el dis­ Exim bank otorgó un. crédito por 125 millones
curso peronista ya no debían ser considerados los de dólares que se destinaron fundam entalm ente
principales enemigos de la causa nacional; en su a pagar obligaciones comerciales adeudadas re­
m ensaje a los productores rurales en abril de 1949 cibiendo a cambio pagarés de un consorcio de
Perón reconocía ese error inicial: “Algunas veces bancos privados y oficiales locales con la garantía
he cargado un poco la m ano sobre el capitalismo del B C R A .
al hablar de la explotación de los hombres de tra­ E n agosto de 1950 hubo una nueva devalua­
bajo. N uestro capitalista tiene la culpa, pero poco. ción con respecto al dólar (entre 25% y 40%) con
El que tiene toda la culpa es el capitalismo in­ el propósito de m antener las ventas de lana, cuero
ternacional”. P ronto'el pecado tam poco recaería y tanino conjuntam ente con una simplificación
sobre el capital extranjero al que las circunstancias del sistema de cambios; sólo quedaron estableci­
harían necesario atraer. dos un tipo de cam bio básico y otro preferencial
La respuesta de la producción agropecuaria no con el objeto de alentar ciertas exportaciones y
podía ser inmediata. D urante 1949 las im porta­ favorecer el ingreso de divisas. El tipo preferen­
ciones provenientes délos Estados U nidos habían cia! para im portaciones se m antuvo sólo para los
caído a un tercio respecto del año anterior y la combustibles. En ese año tam bién se com enzó a
A rgentina se hallaba en una situación de virtual aplicar una política más favorable a la entrada de

n R
(capitales del exterior; mía directiva del B C R A - cuentas extern as m ostraron resultados negativos
perm itía transferir beneficios hasta un m áxim o ya que cierta reactivación económ ica provocó el
del 5% anual del capital a las empresas que se ra­ increm ento de las im portaciones, y además p o r­
dicasen en el país, una política que sería profun­ que el aum ento de los precios de éstas fue mayor
dizada tiem po después, o y : que el de ios productos de exportación por la
E n parte debido a estas medidas, la balanza co­ situación bélica internacional.
m ercial volvió a tener saldo positivo ese año. D e E n esas críticas circunstancias resultaba im ­
hecho, la reducción de las compras a los Estados perioso restaurar la relación com ercial con Gran
U nidos ya iniciada en 1949 y la duplicación de Bretaña y se firm aron una serie de convenios para
las exportaciones a ese país perm itieron m antener m ejorar el balance de las cuentas bilaterales y ob­
un saldo favorable de divisas libres que revirtió ten er mejores precios para las colocaciones de
el déficit arrojado en las cuentas internacionales. alim entos y para la im portación de combustible
P erón llegó a afirmar trente al C ongreso de la y otros productos. De todos m odos, pese a es­
N ació n que tos esfuerzos la A rgentina debió recurrir a nuevos
m ercados para com prar equipos industriales ini­
“en 1948 y 1949 libramos la gran batalla y sopor­ ciando una incipiente diversificación hacia otros
tamos una crisis económica difícil (...) que sólo países de Europa Occidental y tam bién O riental.
pudimos sobrepasar porque la habíamos previs­ Ello suponía también endeudarse con estos paí­
to y porque supimos adoptar oportunamente las ses en tanto era m uy difícil colocar los productos
medidas necesarias a fin de que sus consecuen­ de exportación. D e hecho, la Argentina, que ha­
cias no afectasen substancialmente la economía bía sido un país acreedor, a partir de 1949 pasó a
del pueblo. Ahora podemos ya afirmar que el ser deudor; Italia y Francia se transformaron en
país no tiene problemas económicos”. acreedores en 1950 y 1.951 y tam bién se ubicaron
entre los mayores proveedores, ju n to con el R e i­
Sin embargo, la mejora era el resultado de una no U nido, los Estados Unidos, Alemania y Brasil.
situación absolutamente coyuntural, caracterizada Pero los males podían ser aun peores. En 1952
p o r la posibilidad de la guerra en Corea, que fi­ el volum en físico de las exportaciones se redujo
nalm ente se hizo efectiva en los últimos meses de drásticam ente com o consecuencia de una fuerte
1950. E n efecto, al año siguiente nuevam ente las sequía que afecto la producción. Los embarques
al exterior fueron prácticam ente la m itad que los presente pero de algún m odo latente se sumó a
del año anterior y en valores tuvieron una caí­ aquellas restricciones a fines de 1948: el incre­
da superior al 30%. En consecuencia las reservas m ento de los precios internos. Para ese entonces
dism inuyeron hasta niveles insignificantes. N ada la inflación superó el 30% anual y quedó claro
quedaba ya de aquella generosa abundancia ini­ que el com portam iento de esa variable había de­
cial que le im pedía a Perón cam inar p o r los pa­ jado de vincularse con la tendencia general de
sillos repletos de oro del Banco C entral, según la posguerra a nivel interna ció nal ¡— la influencia
había sugerido en 1947,y la deuda externa había. del increm ento de los precios de im portación y
4 com enzado a acumularse. exportación— , com o aseguraban los funciona­
Independientem ente de los factores climáticos rios del gobierno, y que sus raíces debían bus­
adversos, la aparición recurrente del signo nega­ carse tam bién en el funcionam iento del proceso
tivo de la balanza comercial era una clara co m - económ ico interno.
: probación de que las condiciones internacionales Las causas del fenóm eno inflacionario, com o
esperadas no lograban cristalizarse y que era ne- siem pre ocurre, eran complejas y variadas; en­
: cesarlo profundizar el “cambio de ru m b o ” a favor tre ellas descollaban la rigidez estructural de las
del sector agropecuario y de ese m odo ahuyen­ econom ías en crecim iento y la volatilidad de
tar, vía mayores saldos exportables, los estrangula- los precios de las exportaciones de m aterias p ri­
. m ientos a los que se sometía la econom ía argenti­ mas, que afectaba no sólo a la A rgentina sino
na por falta de divisas. U na mayor solvencia en el tam bién a los países vecinos; pero es in d u d a­
frente externo perm itiría continuar con el soste­ ble el peso que tuvieron los efectos m o n e ta ­
nim iento de la industria y la política distributiva rios derivados de la reform a financiera gestada
en niveles aceptables de acuerdo con los objetivos en 1946 y la política salarial. En p rim e r lugar,
v políticos del gobierno. com o señalamos, desde la aplicación del sistema,
el aum en to de los créditos fue siem pre m ayor
al crecim iento de los depósitos, lo que im pli­
Ei problema de la inflación caba una expansión del dinero circulante siem ­
pre proclive a desatar el proceso inflacionario
Pero los problemas no se manifestaban sólo en (inflación de dem anda causada p o r exceso de
el frente externo. E n efecto, un nuevo dilema ya oferta m onetaria). E n el trienio 1946-1948.se
había p ro cedido a una expansión deliberada de “Lo que estamos haciendo frenéticamente en
los m edios de pago con el fin de m an ten er una estos momentos es la primera fase; estamos
fluidez m o n etaria acorde con el financiam iento construyendo e instalando bienes de capital,
del sector industrial y de las obras del g o b ier­ que dan ocupación y trabajo, pero que toda­
no, pero esa expansión resultó m uy su p erio r al vía no producen bienes ni dan-renta. Se crea,
crecim ien to de la econom ía. N o obstante, la como es natural, una capacidad de compra en
teoría cuantitativa o m onetaria, según la cual la población, que momentáneamente 110 pue­
los aum entos en la cantidad de dinero llevan a de satisfacerse porque siguen faltando bienes
la larga a aum entos en los precios, no contaba de consumo. Pero tan pronto nuestra industria
con la adhesión de las autoridades económ icas empiece a producir, se originará una corriente
argentinas. P redom inaba, en cambio, una suerte de nuevos bienes de consumo en el mercado,
de teo ría del dinero cualitativa o keynesiana, se­ y desaparecerá la causa principal del alza actual
gún la cual las expansiones m onetarias, siem pre de los precios”.
y cuando estuvieran bien dirigidas, generaban
aum entos en el nivel de actividad económ ica Este planteo abrevaba en los principios Ley-
más que en los precios. nesianos al considerar que el exceso de dem anda
El gobierno juzgaba la inflación com o un pro­ 110 se debía a una expansión m onetaria excesiva
blema transitorio, derivado de la falta de bienes sino a un proceso de grandes inversiones que aún
para cu b rir la dem anda por las dificultades de in ­ no había m adurado. En cierta medida ello pare­
corporación de maquinarias y equipos durante la cía ser cierto en tanto muchos de los proyectos
guerra. E n la óptica oficial el creciente proceso contem plados en el Plan Q uinquenal im plicaban
inflacionario se solucionaría con la m aduración un largo proceso de gestación; además, en el cur­
de la política industrial implementada. E n agosto so de esos años el im portante increm ento de la
de 1.947 M iguel M iranda, por entonces presiden­ producción equilibró en parte la creciente oferta
te del recientem ente creado Consejo E conóm ico de m oneda. N o obstante, cuando la inflación se
N acional, un organismo interm inisterial a cargo aceleró a fines de 1948 el gobierno com enzó a
de los asuntos económ icos, lo expresaba de esta introducir medidas que insinuaban su preocupa­
manera: ción. Las modificaciones tuvieron com o objeti­
vos inmediatos una disminución del circulante y
: ■ una reducción de los gastos de capital y los subsi­ Sobre la base de ese diagnóstico se plantea­
dios a las empresas del Estado, reconociendo que ron algunas medidas tendientes a lograr una m e­
el aum ento del déficit público no era inocuo en jo r distribución de los asalariados y se establecie­
ese proceso. C on todo, persistió elevado el núm e­ ron otras restrictivas para la concesión de nuevos
ro de empleados estatales y los gastos corrientes créditos que im plicaran una m ayor presión sobre
tam bién se m antuvieron en niveles altos. ■ el m ercado laboral. Tam bién fueron suspendidas
Pero aun cuando era evidente la im portancia las obras encaradas p o r o para la administración
asignada a la expansión de los medios de pago pública y se buscó elim inar en form a progresiva
com o una de las causas de la inflación, el go~ las actividades oficiales que no tuvieran un grado
b iern o sostenía que el p u n to neurálgico era el de productividad social estimable. Finalmente, el
“recalentam iento de la econom ía” , el excesivo B C R A decidió suspender los préstamos que se
crecim iento que se m anifestaba en la escasez de consideraban de carácter “ especulativo” , aquellos
m ano de obra. Tan tem pranam ente com o ju n io que tenían com o fin la com pra de inmuebles o
de 1948 un analista oficialista consideraba que bienes no involucrados directam ente en el proce­
“la prim era etapa de la revolución económ ica so productivo y se redujeron créditos destinados
ha sido ya cubierta... cabe proceder al reajus­ al consum o y a la instalación de nuevas em pre­
t e ” encareciendo el dinero y “ dejando a salvo sas. E n este últim o sentido se trataba del recono­
aquellas actividades productivas de reconocida cim iento de que, en alguna m edida, el aprove­
im portancia social a las que se puede fom en­ cham iento de las tasas de interés reales negativas
tar m ediante préstamos especiales” . Significati- había llevado a m uchos empresarios a solicitar
varnente, tan sólo u n año después de iniciado el esas líneas de crédito sin intenciones de encarar
Plan Q uinquenal y de considerar que las inver­ proyectos que condujeran a la ampliación de la
s io n e s todavía no habían m adurado se destacaba capacidad productiva; y parte de esos fondos ter­
que la industria ya estaba desarrollada (en dem a­ m inaban, en el m ejor de los casos, volcándose al
sía) y que la presión del pleno empleo excedía consumo, lo que increm entaba la presión sobre
los límites aceptables. La prom oción industrial el nivel de precios. Para reforzar los efectos de la
; :debía ser desactivada; no era conveniente insis- reducción de los límites m áxim os en la extensión
: tir con esa estrategia que únicam ente generaría de redescuentos y la consecuente reducción en el
inflación. ritm o de expansión del dinero circulante que es­
taba involucrado en esas medidas, se decidió ade­ entender que estaba haciendo, implícitamente,
más elevar la tasa m ínima de interés. una crítica a Miranda. Él me dijo: sí, ya sé que
Se trataba de políticas de corte ortodoxo y re­ Miranda en algunas cosas chapuceaba bastante,
cesivas que se sumaban a las mayores restricciones pero, dígame, si yo lo hubiera llamado a usted,
a las im portaciones que paralelamente com en­ en 1946 y le hubiera dicho que había que ha­
zaban a aplicarse con el fin de atenuar los pro­ cer esto, que había que nacionalizar el Banco
blemas en el sector externo. Estas disposiciones Central, que había que nacionalizar los depósi­
anunciaban ‘‘paños fríos” para la econom ía y por tos, etc., usted, funcionario de carrera, qué hu­
tanto m enores posibilidades de expansión de los biera contestado. Y manifesté: probablemente
negocios. que no se podía hacer. ¡Ah! Eso me pasó con
Las tentativas de cambio en la política eco­ muchos, Miranda dijo que sí, que se podía ha­
nóm ica, y en la política m onetaria en particular, cer, y ése es el mérito de Miranda”.
fueron acompañadas por la salida del gobierno
de M iranda, sobre el que recaían acusaciones de U na nueva reforma financiera a comienzos
co rru p ció n , y la designación de Alfredo Góm ez de 1949 implicó que esa institución, aun cuando
M orales, doctor en Ciencias Económ icas y hasta m antenía su misión de regular los medios de pago,
entonces subsecretario de C om ercio, al frente del perdiera su carácter de ejecutora de la política
B C R A . Los tiempos de préstamos generosos de m onetaria y crediticia y quedara ju n to a los otros
M iranda habían pasado y era necesario tom ar un bancos oficiales bajo la égida de la Secretaría de
nuevo cam ino con criterios de m ayor racionali­ Finanzas, creada p o r ese entonces y transformada
zación, aunque Perón no dejaba de reconocer la en M inisterio poco después con la reforma de la
labor clave del “ zar de las finanzas” en el diseño Constitución que cristalizó la “doctrina económ i­
de la política económ ica de los prim eros años. ca peronista” y perm itió la reelección presidencial.
T iem p o después G óm ez M orales dirá: Enmarcada en un “Plan de A cción en materia
E conóm ica”,lanzado en julio de 1949,1a política
“ (quería) rectificar una cantidad de cosas que m onetaria pasaba a tener entre sus objetivos fun­
había hecho Miranda, propias del período ini­ damentales el m antenim iento de la estabilidad de
cial de él, pero que resultaban difíciles de man­ precios, y para ello era im prescindible no incurrir
tener en un período posterior, Perón creyó en una política expansiva o en todo caso apos­

128
tar a una mayor selectividad del crédito. G óm ez en form a muy selectiva para el sector industrial,
M orales destacaba que la política crediticia debía donde las demandas de flexibilidad propuestas por
orientarse hacia la racionalización — una palabra algunos industriales hallaban eco en el gobierno.
constantem ente repetida por el discurso oficial; Pero además, la necesidad de impulsar 1.a reacti­
hasta los últim os días de gobierno— do la estruc­ vación del sector agrícola condujo a un cambio
tura productiva, dado que los créditos en la com posición de los créditos otorgados a los
distintos sectores. E n consecuencia entre 1949 y
“tienden visiblemente a facilitar y proteger 1951, los préstamos al sector industrial y al sector
todo desenvolvimiento útil de nuestro pro­ público se increm entaron poco pero los destina­
ceso industrial, amenazado últimamente por dos a los agricultores lo hicieron notablem ente.
el incremento de actividades marginales que A esto se agregó que, precisam ente en 1949, se
constituyen verdaderas deformaciones econó­ d errib ó el obstáculo para el desarrollo de una po ­
micas que suelen acompañar a todo proceso lítica m onetaria absolutamente independiente, y
de expansión económica (...) En esa forma eventualm ente expansiva, al eliminarse el últim o
el Gobierno propende a proteger la industria vestigio de convertibilidad: la cláusula que obliga­
sana y socialmente provechosa, librándola de
ba al B C R A a respaldar con reservas internacio­
una perjudicial restricción indiscriminada de nales p o r lo m enos el 25% de la base m onetaria.
/
créditos y de la concurrencia malsana, en el Esta fue una m edida indeseable sugerida p o r un
mercado interno, de aquellas actividades que conspicuo m iem bro del grupo B unge pero de­
le disputan la mano de obra, la materia prima term inada por la caída de las reservas y preferible
y el poder de compra popular, sin un fin eco­ frente a la alternativa de contratación de un em­
nómico o social que lo justifique”. préstito externo.
P uede afirmarse que, hasta septiembre de 1949,
Según el gobierno las medidas restrictivas
se m antuvo la política restrictiva del crédito esta­
encaradas a partir de los últimos meses de 1948 blecida en los últimos meses de la gestión de M i­
fueron exitosas. Sin embargo, la realidad refleja­ randa. A partir de aquella fecha las norm as fueron
ba otra situación. La inflación se aceleró durante
más flexibles y se autorizaron ampliaciones en
1949, debido, entre otras razones, a que la m o ­ las listas de redescuento destinadas a satisfacer las
deración crediticia se cumplió sólo en parte y dem andas surgidas de las actividades productivas,

130
especialm ente de las -agropecuarias, comerciales : de los precios en un contexto de devaluaciones y
y de las empresas de servicios públicos. Tam bién cam bios en los precios relativos.
continuó una política laxa en materia salarial en Dados estos condicionantes, los intentos es­
parte p o r el nuevo incremento de los salarios- tabilizadores y las políticas que acom pañaron el
precios debido a las huelgas de los obreros indus­ recam bio de la conducción económ ica no fueron
triales en octubre y noviembre de ese año. Así, más allá de una débil dism inución de la expansión
el B anco Industrial, por ejemplo, otorgó sumas m onetaria.T am bién la leve mejora de las variables
significativas a la C orporación de Transportes de económ icas en 1950 y la recuperación de saldos
la C iudad de Buenos Aires, a la CA D E y a las positivos en la balanza comercial inhibieron m a­
empresas frigoríficas para el pago de sueldos y yores medidas que podían tom arse antipopulares.
aguinaldos. Sólo se mantuvieron las restricciones Sin em bargo, la pésima cosecha hacia com ienzos
al crédito para atender actividades consideradas de 1952 y la reaparición del déficit comercial que
de carácter suntuario o prescindible.Las empresas agotaba las ultimas reservas de oro y divisas acu­
que no obtenían crédito buscaron com o alterna­ muladas reveló la imposibilidad de seguir “m ane­
tiva financiarse a través de la evasión impositiva y jando la crisis” .
del pago diferido de las obligaciones en m ateria
de seguridad social, en particular las pequeñas, su­
jetas a m enores controles. La crisis de la Bolsa
En .suma, las disposiciones restrictivas fueron
bastante superfiuas en lo que respecta al crédito; Los avatares del sector externo y del proceso
la generosa política desplegada hasta ese m o m en ­ inflacionario, sumados al recambio del gabinete
to no podía interrum pirse fácilmente m ientras en enero de 1949, generaron gran incertidum bre
se m antuvieran altos los salarios, a m enos que se y provocaron un profundo tem blor en la Bolsa
aceptara el enfrentam iento con los sectores pro­ de C om ercio, donde los precios de las acciones se
ductivos, industriales y rurales, costos que el go­ derrum baron abruptam ente; la caída fue inicial­
bierno parecía no estar dispuesto a afrontar. D e m ente m otivada por el estrepitoso descenso de
todos m odos, com o afirmó Díaz Alejandro, es los precios de las acciones de dos compañías que,
dudoso que políticas monetarias y salariales más vinculadas con M iranda, habían gozado de ex­
austeras hubiesen podido conseguir la estabilidad traordinarios beneficios cambiarlos y crediticios.

132
Bolsa no se consideraba “aconsejable”, reflejando
Desde los últimos meses de 1948 el IMIM.
las nuevas orientaciones de la política económ ica.
había ensayado una política restrictiva de com ­
El gobierno acom pañó esa política además con
pras acorde con las nuevas medidas que se estaban
un conjunto de disposiciones destinadas a sanear
aplicando pero con el estallido de la crisis debió
las prácticas bursátiles y evitar los m ovim ientos
modificar sustancialmente esa política y realizar
especulativos, además de incentivar la inversión
numerosas adquisiciones con el fin de defender
a través de medidas impositivas favorables a los
las cotizaciones y evitar una debacle mayor. C o n
tomadores de acciones. E n adelante, los accio­
esta política el Instituto se hizo cargo de una car­
nistas no debían incluir dividendos percibidos ni
tera de valores privados cada vez más im portan­
estaban obligados a consignar en la declaración
te que incluía una. participación destacada en los
anual del patrim onio los capitales invertidos en
paquetes accionarios de algunas grandes empresas
acciones. Tam poco el aum ento de patrim onio
com o La Cantábrica, Sansinena, Giol, Kraft o Al­
que surgía de ventas de acciones y títulos estaba
pargatas. Los funcionarios del ÍM IM participaban
sujeto al im puesto a las ganancias eventuales. Estas
inicialmente de manera franca en los directorios
medidas delineaban el “anonim ato” absoluto de
de esas y otras empresas de acuerdo con la te­
los tenedores de acciones de sociedades anónimas
nencia de acciones, pero com o esa actitud podía
y pretendían estimular las inversiones para rever­
ser “mal interpretada” y considerada “una vela­
tir la inercia negativa que se había apoderado del
da introm isión del Estado en la dirección de las
mercado. Las disposiciones que, al juzgar de los
empresas privadas” se decidió designar síndicos y
propios actores, hacían de la legislación bursátil
no directores. N o obstante, cuando el Estado lle­
una de las “más favorables que existe en el m un­
gó a tener el paquete accionario mayoritarío de
d o ” , constituyeron indudablem ente un motivo
alguna firma asumió directam ente su control, tal
de peso adicional de estímulo y atracción; inclu­
com o ocurrió con Industrias Llave o Textil Oeste
so para los capitales extranjeros que, en adelante,
en los primeros años cincuenta.
podían ingresar en form a anónima al país a través
D e todas maneras, la directiva del Consejo
de ese mercado. E n 1951. Perón declararía con
Económ ico N acional era que a futuro se procu­
rara disminuir el grado de intervención del Ins­ suficiencia “ que ningún país del m undo conserva
porcentajes de im puestos tan bajos com o los que
tituto en la compra y venta de acciones, pues­
gravan a los capitales en la República A rgentina”.
to q u e.su actuación demasiado frecuente en la
N o obstante, pese a estas medidas y a las in­ a partir de 1949 daban cuenta de que el ciclo
gentes compras del IM IM la brutal crisis bursátil exitoso de los prim eros años había culm inado y
comenzada en enero de 1949 y acentuada du­ que era necesario proceder a un ajuste del peso
rante el transcurso de ese año continuó con par­ relativo de los sectores productivos y del consu­
ticular profundidad en 1950, para prolongarse, al m o interno. C om o vimos, las respuestas supusie­
menos, hasta avanzado el año 1952, La actividad ron cambios en la política económ ica pero fueron,
del mercado de valores durante este largo perío­ orientadas por las circunstancias y claramente los
do se redujo e n form a paulatina a la quinta par­ funcionarios que tom aban las decisiones lo hicie­
te de lo registrado en 1948 y los precios de las ron de manera básicamente pragmática, al m e­
acciones habían caído a la mitad, mientras que nos entre 1949 y 1951, m om ento en que Góm ez
los inversores prácticam ente desaparecieron y las Morales agrupó las nuevas ideas y propuestas en
compras quedaron reducidas al IM IM . Es indu­ su trabajo Política económica peronista , y siempre
dable que los tropiezos presentes en el orden m a- confiando en que podía reestablecerse una situa­
croeconóm ico y las restricciones crediticias con ción favorable a partir de una m ejora de las co­
ánim o antiinflacionario, más allá de los estímu­ locaciones de productos agrarios en el mercado
los impositivos, term inaron por frenar cualquier internacional. La crisis de 1952 echaría por tierra
atisbo de recuperación y p o r deprim ir una plaza esas especulaciones y sólo a partir de entonces las
que tenía en ese contexto enorm es dificultades nuevas ideas cobrarían mayor cuerpo y encontra­
para desarrollarse com o un mercado apto para la rían una base de sustento teórico muy diferente
obtención de capitales p o r parte de las empresas; del que había apuntalado las orientaciones eco­
una situación que las em pujaba a requerir ingen­ nómicas iniciales.
tes créditos del sistema bancario oficial. U rgido por la precaria salud de Eva Perón, por
el levantamiento militar de septiembre de 1951
pero también por im plem entar un program a eco­
Ei plan de ajuste de 1952 y nóm ico de ajuste, Perón dispuso que las eleccio­
ía consolidación de las nuevas ideas nes presidenciales se realizaran en noviembre, tres
meses antes de lo previsto; el triunfo del gobierno
E n rigor, las dificultades externas, el proceso alentaba tom ar medidas más enfáticas sin mayores
inflacionario y el fin del auge bursátil manifiesto costos políticos, al m enos en térm inos inmediatos.

136
El Plan de Estabilización de febrero de 1952, las medidas que se venían aplicando desde fines
tam bién conocido como Plan de Em ergencia, y de 1948 y constituiría un p rim er paso hacia la
una más decidida “vuelta al cam po” a partir de aplicación de otras de carácter más perm anente,
que sólo podrían ím plem entarse una vez doblega­
entonces habrían de contrastar con la política ini­
dos los problemas más acuciantes de la coyuntura.
cial de expansión m onetaria, fiscal y salarial, y de
D e hecho ya en 1947 cuando apenas despuntaba
transferencias hacía las actividades manufactureras.
el problem a inflacionario un m iem bro del grupo
Así lo expresaba el por ese entonces m inistro,
de H acienda R am ón Cereijo: B unge había señalado la necesidad de estabilizar
las políticas monetarias, incentivar la inversión e
“Si bien interesa el aumento de la producción y increm entar la producción prim aria y, paralela­
m ente, congelar los salarios. Esta últim a medida
en todos sus órdenes y no se ha de descui­
n o fue tom ada por el gobierno en m om entos en
dar a la industria de transformación, especial­
que se descerrajó la crisis de 1949, com o vimos,
mente en aquellos ramos de más importancia
pero sí sería recogida en las nuevas y más críticas
como factores del abastecimiento interno, el
circunstancias.
plan económico para 1952 atiende de manera
especial a la producción agrícola ganadera y a El Plan de Em ergencia fue estructurado con el
las industrias extractivas (...) Sabemos perfec­ objetivo de resolver los dos problemas económ i­
tamente que los productos de la agricultura y : cos cruciales del m om ento: el estrangulam iento
de la ganadería son los que nos suministran las externo, que se producía por la falta de divisas, y
el increm ento sostenido de los precios, resultan­
divisas necesarias para poder realizar y mante­
te del aum ento de los costos salariales y la polí­
ner la transformación industrial y no escapa a :
nuestras previsiones el hecho de que ningún tica expansiva. Las medidas para atacar esos dos
país puede desarrollar su actividad fabril a cos­ frentes estaban combinadas e incluían una mayor
ta y con el sacrificio de la producción de su producción agropecuaria, la reducción de las im ­
portaciones y la austeridad en el consumo, que
suelo” .
perm itía mayores saldos exportables y tam bién
contenía las presiones inflacionarias.
E n rigor, el nuevo ordenam iento no represen­
En consecuencia, la restricción m onetaria se
taba una innovación en m ateria de política eco­
hizo m ucho más fuerte y se aum entó la tasa de
nóm ica sino una sistematización y extensión de

13Q
interés con el objetivo de vengrosar el ahorro in - adelante los aum entos se vincularían con la mayor
terno y frenar la demanda de créditos. Las tarifas productividad del trabajo. Se trataba de un cam­
de las empresas públicas se elevaron (por ejem plo bio trascendente respecto de la generosa política
las correspondientes a la C orporación de Trans­ de ingresos de los primeros años, cuando el Esta-
portes se duplicaron), aunque de todos m odos en . do directam ente había determ inado o estimulado
térm inos reales se ubicaron en un 40% p o r deba­ la recom posición salarial, y de u n diagnóstico que
jo de los valores correspondientes a 1945, y la p o ­ enfatizaba en los costos para explicar la inflación.
lítica fiscal fue claramente restrictiva, alejándose E n su estilo, Perón reseñaba las nuevas circuns­
de las prescripciones keynesianas. La contracción tancias:
de las erogaciones se concentró en los gastos de
capital, afectando el programa de obras públicas “La economía justicialista establece que de la
encarado, pues los gastos corrientes estaban aso­ producción del país se satisface primero la nece­
ciados al sostenim iento del empleo público, que sidad de sus habitantes y solamente se vende lo
era funcional a objetivos prioritarios del gobier­ que sobra, nada más. Claro que aquí los mucha­
no; tam bién se recortó sustancialmente el presu­ chos, con esa teoría, cada día comen más y con­
puesto m ilitar.Tam bién se increm entó el im pues­ sumen más y, como consecuencia, cada día sobra
to a las ventas en el ámbito nacional dando inicio menos. Pero han estado sumergidos, pobrecitos,
a una política impositiva menos progresiva. durante cincuenta años; por eso yo los he dejado
U na C om isión Nacional de Precios y Salarios que gastaran y que comieran y que derrocha­
acentuó el control sobre los precios de los pro­ ran durante cinco años todo lo que quisieran; se
ductos a través de campañas que buscaban com ­ hicieran el guardarropa que no tenían, se com­
batir “el agio y la especulación” , criminalizando a praran las cositas que les gustaban, y se divirtie­
aquellos que aumentaban los precios o acaparaban ran también (...) pero, indudablemente, ahora
mercancías en un contexto signado por la escasez empezamos a reordenar para no derrochar más”.
de algunos bienes. Por su parte, los salarios fue­
ron congelados por dos años con el propósito de Y su esposa Eva, la “abanderada de los hum il­
contener la presión sobre los precios y deprim ir des” , agregaría poco antes de m orir: “El general
el consum o (y asi alentar mayores saldos exporta­ Perón nos ha expuesto su Plan Económ ico, nos ha
bles y quitar presión sobre los precios internos); en dicho lo que tenemos que hacer. A cada argentino

140
le toca su parte, grande o pequeña, en la inmensa favorables a las exportaciones agropecuarias y res­
tarea de consum ir menos y de producir más”, ; tricciones a las im portaciones con el propósito
En una serie de atípicas medidas el gobierno claro de superar el déficit de la balanza comercial.
impuso la producción de pan con afrecho de maíz Se otorgaron cambios preferenciales a los im por­
y mijo para evitar importar, en esas particulares tadores de m aquinarías agrícolas y para algunos
condiciones, trigo desde los Estados Unidos, que productos de exportación tradicionales. También
hubiera debido pagarse con los escasos dólares dis­ a partir de 1952 se aplicaron tipos de cambios es­
ponibles. C on todo, el IAPI firmó un contrato con peciales destinados a alentar las exportaciones de
ese país para el intercambio de trigo por maíz que tejidos de algodón, productos quím icos y electro­
fue exportado a Francia por cuenta de los Estados domésticos. Pero no hubo una devaluación global
Unidos. También el gobierno dispuso que no se que hubiera supuesto una transferencia masiva de
distribuyese . en el mercado minorista carne ni se ingresos al cam po al precio de una recesión m a­
vendiese en los restaurantes un día de la semana, y yor en las actividades industriales.
que el 10% del total de cabezas sacrificadas fuese C o m o la idea era que se estaba frente a una
preservado con el propósito de cumplir los com ­ econom ía recalentada p o r el “ exceso de con­
promisos de exportaciones. Más tarde Perón dirá: sum o” , el ahorro se ubicó al m enos claram ente
desde 1952 com o tema m edular en el escenario
“La gravedad del problema de la carne es te­ económ ico, con la capacidad de cum plir un pa­
rrible... pero es terrible porque comemos de­ pel articulador fundam ental: p o r un lado perm itía
masiada carne. Bien, señores, ¿para qué voy a . : reducir el consum o y de ese m odo frenar la pre­
seguir extendiéndome en este problema? Es sión sobre los precios, además de m origerar los
suficiente andar por las calles de Buenos Aires problemas del sector externo al acrecentar los sal­
para ver que todos son gordos”. dos exportables; p o r el otro, bien dirigido, podía
acrecentar la capitalización empresaria, evitando
También dejó de servirse café a los empleados aquella excesiva dependencia del crédito banca-
públicos, que consum ían el 25% de lo que se im ­ rio oficial ■— que contribuía a la escalada de los
portaba en ese rubro. precios— y haciendo posible prescindir de los ca­
Esta política de extrema austeridad se acom ­ pitales extranjeros — que lim itarían el m argen de
pañó con el establecimiento de tipos de cam bio acción a la política oficial— con lo cual podían
m antenerse las banderas nacionalistas del discurso bien, pero quiere también que ahorre un poco
peronista. Precisamente, el plan destacaba que: v para que cada familia argentina se capitalice”.

“No se concibe que haya un avance substancial La consigna ..económica .-del m om ento era au­
en países como el nuestro si no se hace ese esfuer­ m ento de la producción, austeridad en el consumo
zo de acumulación de ahorro por todas las uni- y fomento del ahorro. Esta modificación de la p o ­
' dades económicas y familiares del país. En otras lítica económica inicial encontró algún sustento en
épocas los problemas derivados de las diferencias las teorías monetarias de la supereapitalización, cu­
de la balanza de pagos se solucionaban con em­ yos modelos del ciclo económico ofrecían un mar­
préstitos. El camino que ha tomado el país es otro, co de análisis más apropiado para explicar la crisis
justamente el contrario. Porque la experiencia ha argentina de 1949-1952 que las teorías del subcon-
demostrado que no es saludable apelar a esos arti­ surao, otrora preciadas por los ideólogos cercanos
ficios de que los ahorros de otros pueblos vengan al gobierno. La introducción de estas teorías como
a solucionar nuestras dificultades financieras por hipótesis para la interpretación de la crisis que su­
cuanto las inversiones extranjeras (...) en lugar de fría la economía peronista fue realizada por Pedro
beneficiosas, resultan perjudiciales”. Bonanni, hasta entonces al frente de la Caja N acio­
nal de Ahorro, luego de lanzado el plan de ajuste de
La idea global de una “ tercera posición” en 1952; se trataba de una velada crítica a la dispendio­
lo económ ico subsistía con leves variaciones, de sa política económica inicial y a sus fundamentos.
acuerdo con el discurso de Perón en 1952: D e acuerdo con estas teorías el agotamiento de las
fases expansivas provenía de la excesiva inversión
“El sistema económico comunista comprime el en bienes de capital, alentada por una política m o­
consumo del pueblo para capitalizar al Estado. netaria y crediticia demasiado laxa. La formación
El sistema económico capitalista contiene los de capital por encima de las posibilidades reales de
salarios hasta los límites del hambre y la miseria financiación, dadas por el nivel de ahorro, derivaba
para capitalizar al reducido grupo de grandes necesariamente en situaciones críticas que se ex­
consorcios financieros. El sistema económico presaban en la escasez de bienes de consumo. En
justicialista. quiere salarios justos, quiere que el la medida en que las nuevas inversiones no eran
pueblo consuma todo lo que necesite para vivir acompañadas por la formación de ahorro, el proce-
SO de capitalización de la economía no estaba res­ y llevaron adelante la política de ajuste a fines de los
paldado y tarde o temprano la tendencia positiva años cuarenta y en los primeros cincuenta.
ó se revertía: el dinero barato aportado por el sistema
financiero se transformaba en dinero inflacionario,
los salarios no podían seguir el pulso de los precios La crisis económica y los sectores productivos
y finalmente, el aumento de la tasa de interés y la
restricción del crédito aparecían com o únicas sali­ C om o resultado de las restricciones del sector
das a la espiral inflacionaria. En ese proceso la infla­ .externo y de las políticas implementadas, el desem­
ción tenía una significación especial, pues aparecía peño económico del período 1949-1952 se resin­
com o el síntoma característico del agotamiento de tió fuertemente. El producto nacional tuvo signo
la fase de expansión a la vez que constituía el meca­ negativo en 1949, creció poco en 1950 y 1951 y
nism o de ajuste por el cual las cargas del proceso de cayó fuertemente en 1952, redondeando un pro­
capitalización recaían sobre los consumidores. m edio negativo superior al 3% para todo el periodo.
A unque la crisis de 1949-1952 estuvo regulada E n 1952 el consumo era inferior al registrado en
por la dinámica del sector externo, y la sobreinver- 1948 y la inversión había caído aun más significati­
sión en bienes de capital no parecía ser un rasgo de vamente; sólo la inversión en vivienda mostró una
la evolución económica durante el prim er gobierno tendencia creciente. Tanto las exportaciones como
peronista, las tesis sobre la escasez de bienes de con­ las importaciones descendieron durante esta etapa
sumo y los efectos contraproducentes de la excesiva crítica y la balanza comercial arrojó déficit todos los
■: expansión monetaria sí parecían tener asidero para años con la excepción de 1950, aunque los saldos
; explicar la crisis, al menos en su manifestación in­ positivos fueron en esa oportunidad exiguos.
terna. Esas tesis resultaron propicias para la nueva El gasto público también fue descendente en es­
conducción económica, peronista encabezada por tos años, muy por debajo de los niveles registrados
Alfredo Góm ez Morales, Miguel Revestido y Pedro en la etapa anterior, alcanzando un déficit fiscal m í­
JBonanni, quienes al frente del Ministerio de Asun­ nim o en 1952 del 2% del PBI. Los salarios reales
tos Económicos, creado en junio de 1952, de Finan­ cayeron un. 20% en el período y se ubicaron en ni­
zas y de Hacienda -—respectivamente— desecharon veles similares a los de 1947 hacia el final de la etapa;
j : aquellas teorías del subconsumo que habían dado ello fue producto de la persistente inflación durante
fundam ento a los lincamientos económicos iniciales estos años, que alcanzó niveles cercanos al 40% en
1951. De todos modos, la participación de los asa­ ción de maquinarias y artefactos eléctricos, pero
lariados en el total del ingreso nacional se mantuvo tam bién las textües continuaron en un sendero
en torno del 50% que se había alcanzado al. final del positivo. En ese relativo estancam iento fabril pesó
período de auge de la economía peronista. la falta de dem anda interna, la caída del consumo,
E n el agro, la complicada situación ya presente y también, del cam bio de la estructura de precios
en la etapa anterior se agravó p o r las fuertes se­ relativos que elevó el costo de los insumos im ­
quías que afectaron la producción en 1949-1950 portados y del combustible afectando a los esta­
y 1951-1952, cuando llegó a cosecharse menos blecim ientos industriales.
de la m itad de la superficie sembrada, ya de por sí La inversión en el sector, especialm ente de
dism inuida, una de las cifras más bajas de la histo­ maquinarias, decayó fuertem ente en 1949 y con­
ria agrícola del país. También la ganadería sufrió tinuó hundiéndose, aunque más levem ente, en los
fu ertem ente estos avatares por la pérdida de las años siguientes. E n parte, ello era consecuencia de
pasturas y de los cultivos forrajeros que afectaron la insuficiencia de divisas y de la caída del m er­
la parición, el engorde y los envíos al exterior. cado interno, que no estimulaba la incorporación
H acia 1952 el producto de la agricultura había de nuevos equipos, pero tam bién de la política
caído un 30% respecto de las cifras de 1948. Por crediticia restrictiva y la desaparición del mercado
su parte, el porcentaje de trabajadores empleados de valores com o alternativa para la capitalización
en el sector continuó cayendo y se ubicó alrede­ de las empresas. El agravamiento de la situación
d o r del 25% en 1952, diez puntos por debajo de externa supuso una m enor im portación de ma­
los valores de 1945. quinarias — salvo de máquinas agrícolas, por los
El sector industrial tuvo un m uy magro cre­ perm isos especíales— , que no recuperaría ya los
cim iento, a una tasa inferior al 1% anual; hacia altos valores del período anterior. P or otro lado,
1952 la producción manufacturera era inferior a com o gran parte de la inversión previa se había
la registrada en 1948 mientras que la ocupación dirigido hacia las actividades textiles y m etalúrgi­
industrial tam bién había declinado, trasladándose cas livianas, existía una saturación en esos secto­
a sectores vinculados con la construcción y los res que tornaba innecesaria en esas condiciones
servicios; en 1950 había menos obreros industria­ una mayor inversión fija en el conjunto en tanto
les que en 1946. Las actividades más dinámicas no se recuperara la actividad económ ica o se di-
resultaron aquellas relacionadas con la produc­ nam izaran otros rubros de producción de escaso

ía s
desarrollo, com o la producción de m aquinarias y
de insum os básicos que abrieran una fase de in ­
dustrialización más compleja.

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