Si bien el humanismo corresponde a un movimiento intelectual, filológico, filosófico
y artístico, este se situó en Europa en los siglos XV y XVI; el termino humanismo, se refiere a una amplia gama de pensamientos, los cuales promueven y exaltan la dignidad y el valor del hombre, apelando a la divinidad para decir que el hombre es imagen de Dios y digno de estar sobre todas las cosas en la tierra. Han existido muchas maneras de interpretar el humanismo, sin embargo, el humanismo cristiano es la centralidad del trabajo. Esta forma de pensar el humanismo, ha demarcado entre las otras, puesto que esta acoge, valora y dignifica al hombre, pero todo esto lo hace bajo la iluminación divina.
El concepto de humanismo, ha existido desde los inicios de la filosofía, sin embargo,
este se aplicó después del Renacimiento europeo, se puede decir que el primer humanista fue Protágoras, ya que en su pensamiento le dio una dignificación al hombre, afirmando el hombre es la medida de todas las cosas; al igual que Sócrates, Platón y Aristóteles, dieron su comprensión del hombre, el cual, según ellos se entendía desde su modo de vivir, con sus virtudes y capacidades. El renacimiento tiene una cierta relación estrecha con el humanismo, puesto que, siendo estos movimientos intelectuales, buscaron renacer del ser humano, dar una dignificación a este, este renacer significaba hacer más humano al hombre, pero de la mano de la divinidad y llevándolo a la búsqueda de una sociedad fraterna, justa y solidaria.
El renacimiento retorna a la sabiduría clásica, sin dejar a un lado los principios
humanistas, mediante las artes, y la ciencia, lleva al hombre a la racionalización; habiéndose expandido este pensamiento humanista, y siendo muy acogido por los diferentes pensadores, cada uno le dio una connotación diferente, pese a ello todos convergen en un mismo circulo, el hombre, con dignidad e interesado por las cuestiones de la vida. En adelante se ha de estudiar algunas propuestas del humanismo:
En primer lugar, el marxismo puede considerarse un humanismo en cuanto que
promueve una crítica y lucha contra la alienación del hombre, que tiene como fin acabar con su explotación, con su conversión en una cosa, y que busca la liberación del hombre. El humanismo marxista aboga, pues, por la libertad, la racionalidad y la personeidad del hombre. En este sentido, el marxismo mantiene el “ideal” racionalista-ilustrado de hombre. Ahora bien, en el humanismo existencialista, encontramos que para ellos la propia existencia es una verdad que no se somete a discusión; esta corriente es una reacción contra todas las formas de racionalismo y colectivismo que ven al hombre como una cosa. Para el existencialismo, el hombre es individual e histórico, que existe ahí, en el mundo, en donde vive y con el que se relaciona.
En el existencialismo personalista, se encuentra al hombre totalmente en el centro
de todo, representando así un valor absoluto, esta corriente busca trasformar el orden injusto, para liberar al hombre, y pueda vivir como una persona; es por eso, que para ellos el hombre alcanza su realización dentro de la comunidad. Siguiendo con el existencialismo freudiano, parte de estudios empíricos de la persona, especialmente del análisis clínico de las perturbaciones emocionales de sujetos concretos. Por ello expone su teoría en respuesta a esa problemática que encontró, el ello, el yo, y el súper yo; el ello se caracteriza por ser la parte instintiva, el súper yo, es la parte que motiva a alcanzar los logros; el yo, busca lo posible, lo conveniente. En el humanismo nihilista, encontramos la figura de Nietzsche, quien afirmaba que Dios impide al hombre para convertirse en súper hombre, es por ello que dice, Dios ha muerto. Por lo tanto, busca crear un nuevo tipo de hombre: “el súper hombre” caracterizado por el ansia de vivir, luchar, sobresalir e imponerse. Y por último, el humanismo cristiano, que es un proyecto global, sustentado en el amor, un amor al servicio desinteresado, además también, es un proyecto de esperanza y justicia, todo es buscando cambiar la realidad y el modo de concebir al hombre, abarcándolo en todas sus dimensiones.