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TIMEPO DE ENCUENTRO, DE
CONSTRUIR COMUNIDAD
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FOLLETO PARA ADVIENTO, NAVIDAD Y EPIFANIA
ADVIENTO 3
NAVIDAD 6
EPIFANIA 9
CORONA DE ADVIENTO 21
ROSARIO GUADALUPANO 25
POSADAS 33
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ADVIENTO
Cada tiempo litúrgico es un momento especial que Dios en su Hijo Jesucristo, nos regala a cada
uno de nosotros. Cada uno de estos momentos nos vincula de manera intima a un aspecto de la
salvación operada por Jesucristo por medio de la acción litúrgica. “En efecto en ella se realiza la
obra de nuestra redención”, S.C. 2.
El año litúrgico cada día, mes y año, nos hace avanzar más hacia delante en nuestro caminar hacia
el Padre. Cada año es distinto, es más profundo y cercano en el encuentro con el Señor. El año
litúrgico nos vincula en la santidad; le da sentido, hondura y espesor a nuestra vida espiritual
cristiana y sacerdotal. La oración litúrgica le da sentido a nuestra acción, sin vida litúrgica, el
anuncio del Evangelio, la evangelización sería solamente la acción de hombres buenos. Nuestra
fe no sería más que una simple ideología.
Hoy nos hemos encontrado para prepararnos a vivir el tiempo de Adviento. Tiempo que de una
manera particular nos invita a ponernos en sintonía con el proyecto de Dios, porque en algunos
momentos de nuestras vidas, tenemos que reconocer, hemos armado proyectos sin tenerlo en
cuenta a él. Nos hemos puesto fuera de sus vías. Nuestros proyectos, tienen que ser proyectos
de Dios, proyectos que den cuenta de la voluntad del Señor.
Adviento es el tiempo que nos invita a tomar conciencia de que nuestras vidas tiene que ser un
continuo construir, dar, ser uno entre nosotros, ser una comunidad, un amén al proyecto del
Padre.
Adviento en su sentido original - Adventus, marcaba el tiempo que se ubicaba entre el anuncio de
una visita hasta el momento en que ésta comenzaba. De esta fácilmente se deduce que Adviento
es un tiempo de espera activo, de espera creyente.
Nuestro actual tiempo de Adviento inaugura el año litúrgico y tiene dos dimensiones el que va
desde el primer Domingo de Adviento, hasta el 16 de Diciembre, y que nos invita a vivir un
Adviento Escatológico, es decir la segunda venida del Señor y desde el 17 hasta el 24, un
Adviento natalicio, que recuerda año tras año la primera venida de Jesucristo nuestro Salvador.
En el comienzo del Adviento, se abre la perspectiva global del sentido del tiempo. Se nos invita a
mirar desde los orígenes hasta la consumación. Miramos a lo que ha de venir a lo que viene.
Ahora bien, lo que viene nos es una cosa; es una persona, es alguien, es el Señor.
Desde el comienzo del Cristianismo, los discípulos del Señor se caracterizan por vivir en la
esperanza. Dice San Pablo a los Corintios, “Aguardan la Manifestación de Nuestro Salvador
Jesucristo”, 1ªCor 1,7.
Esta esperanza Cristiana, es esperanza que construye y que transforma tal como lo rezamos en la
Post Comunión de 1er Domingo de Adviento.
“Padre Nuestro, que la participación en este Sacramento nos reanime y santifique y aunque
peregrinos en este mundo, seamos responsables de su transformación y aprendamos a amar y
esperar los bienes eternos”.
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Nos reconocemos peregrinos, pero al mismo tiempo, responsables de la transformación del
mundo. En otras palabras tenemos que asumir la Evangelización del Corazón de la ciudad, la
Evangelización de la cultura. Anunciar al corazón del hombre, el Evangelio de Jesucristo.
En la segunda parte del Adviento, la espera tiene otra característica, mira la venida en la carne del
hijo de María, es la preparación a la celebración de la Navidad, celebración que nos ayuda a
contemplar la promesa y la misericordia de Dios que se concretan en la encarnación de su hijo.
Esta segunda parte del Adviento, Adviento natalicio, nos prepara a reconocer que el Señor cumple
sus promesas y las cumple con la cooperación del hombre; el sí de María, posibilita el sí de la
misericordia de Dios. En Adviento se encuentra como en el beso de la paz, el sí de Dios y el sí de
la humanidad, que lo da María. Es el sí abierto a la esperanza, el sí abierto a la nueva vida.
En este tiempo litúrgico, hay tres personajes que son claves, y que nos ayudan a descubrir y vivir
la espiritualidad del Adviento, son Isaías, Juan el Bautista, y nuestra Madre María.
Isaías:
Isaías en este tiempo de Adviento nos saca de nuestro pequeño y cómodo mundo, para invitarnos
a asumir el proyecto de Dios, la voluntad del Señor, voluntad que es Misión.
En este Adviento del año litúrgico, se nos invita a salir de la pequeñez, a levantarnos de nuestras
aparentes y pequeñas derrotas y con Isaías soñar, asumir, construir. Isaías se hace modelo del
hombre, que se planta en medio de la ciudad con su anuncio. La palabra de Isaías en este
Adviento es sobre nosotros, más bien se cumple en nosotros, Isaías 42, 1.
Juan el Bautista:
“Juan lo proclama próximo”, y él es un profeta y más que un profeta. Es el amigo del Esposo, el
que lo señala, es el que con palabras fuertes saca de la inercia, de la distracción, del apocamiento.
Juan es el último de los profetas y es el signo de Dios para su pueblo. Es precursor del Mesías,
tiene la Misión de preparar los caminos del Señor.
Tiene que ofrecer a Israel el conocimiento de la salvación, y por sobre todo indicar a Cristo
presente en medio de su pueblo (Lc 1, 77-78).
La invitación del Bautista a preparar los caminos del Señor, nos estimula a realizar una espera
activa y eficaz. No esperamos de brazos cruzados, es preciso poner en juego todos nuestros
recursos, para preparad la venida del Señor.
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María:
El Adviento es el tiempo en que se pone de relieve, la relación y la cooperación de María en el
misterio de la redención. Esto sucede desde dentro, desde la celebración misma de este tiempo
privilegiado, y no por un agregado devocional.
La celebración del misterio de la venida del Señor, está particularmente ligado a la cooperación de
María. Con los textos de la liturgia de Adviento podemos decir, “Ella sobresale entre los humildes
y pobres del Señor que confiadamente esperan y reciben de Él la salvación. En fin, en ella,
excelsa hija de Sión, tras larga espera de la promesa, se cumple la plenitud de los tiempos y se
inaugura la nueva economía, cuando el hijo de Dios asumió de ella la naturaleza humana, para
librar al hombre del pecado mediante los misterios de su humanidad”. L.G. 55.
La actitud oyente y creyente de María, es para nosotros actitud a asumir, vivir y desarrollar. María
en Adviento es por una parte oyente de la palabra de su Señor, y por otra, oyente de la necesidad
de su prima. Es la actitud que se debe tener en cuenta; ser oyente a la palabra de nuestro Señor,
ser oyente de la necesidad de nuestros prójimos. María es creyente de las promesas de Dios, ella
espera y confía, y nosotros somos hijos de María, que debemos imitar sus actitudes.
La Esperanza:
Es grande la tarea que como creyentes debemos realizar, para preparar nuestro mundo, nuestra
Patria, para la venida del Señor.
Pero con todo, este es un tiempo que lo tenemos que vivir y celebrar bajo el signo del encuentro
entre un Dios que viene al encuentro del hombre y el hombre que busca a Dios, por eso que
Adviento es Paraíso a la hora de la tarde, es la hora del encuentro del creador con lo creado, de la
criatura con su Dios, del Hijo con el Padre.
Adviento es momento de diálogo con nuestro Dios, diálogo de amistad con el Padre, para juntos
soñar, para juntos crear, para juntos vivir. El Dios que contemplamos en el Adviento es el Dios de
la historia, el Dios que busca incansablemente al hombre para salvarlo, es el alfa y la omega.
Un mundo, una ciudad, una persona, una comunidad sin esperanza es triste. La esperanza brota de
la fe y está íntimamente unida al amor.
Quién ama, se fía del otro y ansía estar con él, nosotros amamos al Señor y esperamos estar con él.
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NAVIDAD
Después de la celebración anual del misterio pascual la Iglesia tiene como lo más venerable de
hacer memoria de la Natividad del Señor y de sus primeras manifestaciones: esto es lo que
hacemos en el tiempo de Navidad.
Las Normas universales sobre el año litúrgico que el papa Pablo VI aprobó en el año 1969
describen así el tiempo de Navidad:
El tiempo de Navidad va desde las primeras vísperas de la Natividad del Señor hasta el domingo
después de Epifanía, es decir después del día 6 de enero, inclusive.
La misa de la Vigilia de Navidad se celebra en la tarde del día 24 de diciembre, ya sea antes o
después de las primeras Vísperas.
El día de Navidad se pueden celebrar tres misas, según la antigua tradición romana, es decir, en la
noche, a la aurora y en el día.
LA EPIFANÍA DEL SEÑOR se celebra el día 6 de enero, a no ser que se traslade al domingo
entre el 2 y el 8 de enero por no ser día de precepto.
El domingo después del 6 de enero se celebra la fiesta del Bautismo del Señor.
Esta descripción muestra, por un lado, que el tiempo de Navidad ocupa el segundo lugar de
importancia en el conjunto del año litúrgico, después de las celebraciones pascuales, y, por el otro
lado, que su organización ofrece una cierta complejidad, con una serie de solemnidades del Señor
y de fiestas de los santos, lo que dificulta un poco captar el objeto preciso de la celebración.
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horaria al canto del gallo anunciador del alba-, que en todas partes goza aún de un gran favor
popular, siendo una de las celebraciones más concurridas de todo el año, con una serie de
elementos característicos: villancicos, adoración de la imagen del Niño Jesús, instalación del
belén.
Las lecturas bíblicas de esas misas son las mismas todos los años, sea cual fuere el ciclo
correspondiente: A, B o C.
La misa de la aurora vuelve a utilizar a los mismos autores bíblicos: Isaías (62,11-12) nos invita a
mirar al "Salvador que llega", la carta de san Pablo a Tito (3,4-7) nos dice que, con la venida de
Cristo, "ha aparecido la bondad de Dios y su amor al hombre", y el evangelista Lucas (2,15-20) se
complace en mostrar que los primeros que se dieron cuenta de la importancia del nacimiento de
Jesús fueron unos sencillos pastores de la comarca de Belén.
Finalmente, la misa del día ofrece unas lecturas con un gran contenido teológico: Isaías (52,7-10)
presenta el alcance universal de la salvación de Dios, la carta a los Hebreos (1,1-6) ve la venida de
Cristo como la culminación de todas las revelaciones divinas anteriores, y el prólogo del evangelio
de Juan (1,1-18), después de adentrarse en las profundidades de la divinidad, describe el gran
misterio de la encarnación: "la Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos
contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad",
En cuanto a los textos de las oraciones, muestran claramente que la celebración de la Navidad no
es sólo recuerdo de un hecho pasado sino actualización de una realidad siempre nueva: la
posibilidad que tenemos los hombres y las mujeres de conectar con Dios mismo a través de las
realidades humanas.
Los prefacios propios del tiempo de Navidad dicen cosas como éstas:
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Prefacio 3: el intercambio realizado en la encarnación del verbo
Por Cristo, hoy resplandece ante el mundo el maravilloso intercambio que nos salva: pues, al
revestirse tu Hijo de nuestra frágil condición, no sólo confiere dignidad eterna a la naturaleza
humana, sino que por esta unión admirable nos hace a nosotros eternos.
La oración sobre las ofrendas de la misa de la noche habla también de un "intercambio" entre
Dios y los hombres: "Acepta, Señor, nuestras ofrendas en esta noche santa, y por este intercambio
de dones, en el que nos muestras tu divina largueza, haznos partícipes de la divinidad de tu Hijo,
que, al asumir la naturaleza humana, nos ha unido a la tuya de modo admirable".
Y la oración colecta de la misa del día de Navidad repite en otras palabras la misma idea: "¡Oh
Dios!, que de modo admirable has creado al hombre a tu imagen y semejanza y de un modo más
admirable todavía restableciste su dignidad por Jesucristo; concédenos compartir la vida divina de
aquel que hoy se ha dignado compartir con el hombre la condición humana",
El día 27 es la fiesta de San Juan, apóstol y evangelista, otro testigo de Cristo, por cuya mediación,
como dice la colecta de la misa, Dios "nos ha revelado el misterio de su Palabra hecha carne".
El día 28 se dedica a la memoria de los Santos Inocentes, que, según la bella expresión de la
primera oración de la misa, "proclaman la gloria del Señor, pero no de palabra, sino con su
muerte", siendo en verdad los primeros mártires, aunque inconscientes, de Cristo.
Otra fiesta es la de la Sagrada Familia, que se celebra el domingo dentro de la octava de Navidad
y, en su defecto, el día 30 de diciembre: se trata de una celebración establecida a principios del
siglo XX, con un trasfondo ideológico de tipo conservador, pero que actualmente se puede vivir
plenamente insertada en el misterio de Navidad: la Palabra de Dios nació y se hizo plenamente
hombre en el marco de una familia como las demás y así convirtió esa realidad entrañable en
medio de salvación.
Finalmente, el día 1 de enero incluye varios polos de atención: es, en primer lugar, el día que
cierra la octava de Navidad y, por tanto, celebra la plenitud de la conmemoración del nacimiento
de Cristo. En segundo lugar, así como antes se denominaba la fiesta de la Circuncisión del Señor -
ya que en el evangelio de la misa se narra dicho episodio- actualmente ha recuperado el sentido
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primitivo de solemnidad de Santa María, Madre de Dios, una de las fiestas marianas más
antiguas de la liturgia romana, en la que se subraya la maternidad de María; tal como lo expresan
las oraciones de la misa, en especial la colecta: "Dios y Señor nuestro, que por la maternidad
virginal de María entregaste a los hombres los bienes de la salvación, concédenos experimentar la
intercesión de aquella de quien hemos recibido a tu Hijo Jesucristo, el autor de la vida". No se
puede olvidar que la octava de Navidad coincide, en la mayoría de los países, con la fiesta de Año
Nuevo o inicio del año civil y con la Jornada de la Paz. Todo ello influye en el sentido de la
solemnidad cristiana.
Si el día 1 de enero contiene varios motivos de celebración, algo parecido pasa con la solemnidad
de la Epifanía que se celebra el día 6 de enero, o bien, en los lugares donde no sea fiesta de
precepto, el domingo entre el 2 y el 8. Como dijimos anteriormente, en Oriente la Epifanía fue la
primera fiesta dedicada al nacimiento de Cristo, pero añadiéndole la conmemoración de toda una
serie de otras manifestaciones del Señor: a los magos, a la muchedumbre congregada en el
momento de su bautismo en el Jordán, y a los participantes en la fiesta de bodas de Caná. Al pasar
a Occidente, la Epifanía se dedicó sobre todo a la adoración de los magos (y es éste el aspecto que
sobresale hoy también, en algunos países, en la dimensión popular de las cabalgatas y los regalos
de Reyes), como se ve en el evangelio de san Mateo (2,1-12) que se proclama en la misa, pero sin
olvidar del todo los demás aspectos, muy presentes en antífonas e himnos de la Liturgia de las
Horas. De todos modos, el Bautismo del Señor es conmemorado de una manera especial el
domingo posterior al 6 de enero y el milagro de las bodas de Caná aparece en el evangelio del
domingo siguiente -el segundo domingo del tiempo ordinario- en los años correspondientes al
ciclo C.
Epifanía nos muestra con toda su luz el contenido del mensaje navideño. Si la Navidad anuncia
que ha llegado la hora de nuestra total liberación y de nuestra paz, la Epifanía nos asegura que
nuestro libertador y salvador Jesús es Dios. La triple manifestación a los magos, en el Jordán y en
Caná es una triple afirmación de la divinidad del hombre Jesús, nacido en Belén, predicador de
multitudes, obrador de prodigios. Un rasgo característico de la Epifanía es la dimensión universal
de su llamada. El anuncio de la liberación no se hace sólo a los miembros de un pueblo, por más
que sea el escogido. La Buena Noticia de la libertad y de la paz se dirige a todos los pueblos sin
exclusión alguna: "Señor, tú que en este día revelaste a tu Hijo Unigénito a los pueblos gentiles
por medio de una estrella", decimos en la colecta de la misa. La lectura profética de Isaías (60,1-6)
subraya la universalidad efectiva de los que se reúnen en Jerusalén, la ciudad-símbolo del reino de
Dios. Y san Pablo, en la segunda lectura, sacada de su carta a los Efesios (3,2-3a.5-6), dice que ahí
está todo el secreto del designio divino revelado en la Epifanía: "que también los gentiles son
coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la Promesa en Jesucristo, por el
Evangelio".
La Candelaria
Aunque se sitúa ya fuera del tiempo de Navidad, la fiesta del 2 de febrero, llamada popularmente
la Candelaria, pertenece al ciclo de las fiestas navideñas. Es una fiesta del Señor y, al mismo
tiempo, de su Madre, la Virgen María: está dedicada a la Presentación de Jesús en el templo, pero
se recuerda también la Purificación de María, tal como aparece en el evangelio de san Lucas
(2,22-40). En Oriente, de donde es originaria la fiesta, se la llama Hypapante, palabra griega que
significa "encuentro", ya que recuerda el encuentro de los piadosos ancianos Simeón y Ana con
Jesús, en quien ven al Mesías y lo proclaman "luz para alumbrar a las naciones y gloria del pueblo
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de Israel". Por ello, el sentido de la fiesta hay que verlo en relación con la Epifanía: se trata de
contemplar otra manifestación de Cristo. Si con los ojos corporales sólo ven la debilidad de un
recién nacido, con los ojos de la fe contemplan la aparición de la fuerza de Dios; si con las manos
tocan y sostienen un cuerpo infantil, con el espíritu palpan la redención y la misericordia
esperadas.
Una característica especial de la fiesta es la bendición y procesión de las candelas que constituyen
los ritos iníciales de la misa. Las candelas nos recuerdan el misterio de la ilumi-nación interior. Y
su luz es también símbolo del mismo Cristo: luz del mundo que ilumina a toda persona con su
venida y aparición en la tierra. La Candelaria completa el significado para nosotros de todo lo que
celebramos en la Navidad.
Las costumbres populares y familiares que rodean la Navidad y la Epifanía -belén, árbol,
villancicos, cabalgatas, regalos- no tienen que banalizar la fiesta, sino hacerla más humana,
alegre y cordial
Tiempo de Navidad
107. Durante el tiempo navideño, además de estas celebraciones, que muestran su sentido esencial,
tienen lugar otras que están íntimamente relacionadas con el misterio de la manifestación del
Señor: el martirio de los Santos Inocentes (28 de Diciembre), cuya sangre fue derramada a causa
del odio a Jesús y del rechazo de su reino por parte de Herodes; la memoria del Nombre de Jesús,
el 3 de Enero; la fiesta de la Sagrada Familia (domingo dentro de la octava), en la que se celebra el
santo núcleo familiar en el que "Jesús crecía en sabiduría, edad y gracia ante Dios y antes los
hombres" (Lc 2, 52); la solemnidad del 1 de Enero, memoria importante de la maternidad divina,
virginal y salvífica de María; y, aunque fuera ya de los límites del tiempo navideño, la fiesta de la
Presentación del Señor (2 de Febrero), celebración del encuentro del Mesías con su pueblo,
representado en Simeón y Ana, y ocasión de la profecía mesiánica de Simeón.
108. Gran parte del rico y complejo misterio de la manifestación del Señor encuentra amplio eco y
expresiones propias en la piedad popular. Esta muestra una atención particular a los
acontecimientos de la infancia del Salvador, en los que se ha manifestado su amor por nosotros.
La piedad popular capta de un modo intuitivo:
- el valor de la "espiritualidad del don", propia de la Navidad: "un niño nos ha nacido, un hijo
se nos ha dado" (Is 9,5), don que es expresión del amor infinito de Dios que "tanto amó al
mundo que nos ha dado a su Hijo único" (Jn 3,16);
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- el mensaje de solidaridad que conlleva el acontecimiento de Navidad: solidaridad con el
hombre pecador, por el cual, en Jesús, Dios se ha hecho hombre "por nosotros los hombres y
por nuestra salvación"; solidaridad con los pobres, porque el Hijo de Dios "siendo rico se ha
hecho pobre" para enriquecernos "por medio de su pobreza" (2 Cor 8,9);
- el valor sagrado de la vida y el acontecimiento maravilloso que se realiza en el parto de toda
mujer, porque mediante el parto de María, el Verbo de la vida ha venido a los hombres y se ha
hecho visible (cfr. 1 Jn 1,2);
- el valor de la alegría y de la paz mesiánicas, aspiraciones profundas de los hombres de todos
los tiempos: los Ángeles anuncian a los pastores que ha nacido el Salvador del mundo, el
"Príncipe de la paz" (Is 9,5) y expresan el deseo de "paz en la tierra a los hombres que ama
Dios" (Lc 2,14);
- el clima de sencillez, y de pobreza, de humildad y de confianza en Dios, que envuelve los
acontecimientos del nacimiento del niño Jesús.
La piedad popular, precisamente porque intuye los valores que se esconden en el misterio de la
Navidad, está llamada a cooperar para salvaguardar la memoria de la manifestación del Señor,
de modo que la fuerte tradición religiosa vinculada a la Navidad no se convierta en terreno
abonado para el consumismo ni para la infiltración del neo paganismo.
La Noche de Navidad
109. En el tiempo que discurre entre las primeras Vísperas de Navidad y la celebración eucarística
de media noche, junto con la tradición de los villancicos, que son instrumentos muy poderosos
para transmitir el mensaje de alegría y paz de Navidad, la piedad popular propone algunas de sus
expresiones de oración, distintas según los países, que es oportuno valorar y, si es preciso,
armonizar con las celebraciones de la Liturgia. Se pueden presentar, por ejemplo:
- los "nacimientos vivientes", la inauguración del nacimiento doméstico, que puede dar lugar a
una ocasión de oración de toda la familia: oración que incluya la lectura de la narración del
nacimiento de Jesús según San Lucas, en la cual resuenen los cantos típicos de la Navidad y se
eleven las súplicas y las alabanzas, sobre todo las de los niños, protagonistas de este encuentro
familiar;
- la inauguración del árbol de Navidad. También se presta a un acto de oración familiar
semejante al anterior. Independientemente de su origen histórico, el árbol de Navidad es hoy un
signo fuertemente evocador, bastante extendido en los ambientes cristianos; evoca tanto el
árbol de la vida, plantado en el jardín del Edén (cfr. Gn 2,9), como el árbol de la cruz, y
adquiere así un significado cristológico: Cristo es el verdadero árbol de la vida, nacido de
nuestro linaje, de la tierra virgen Santa María, árbol siempre verde, fecundo en frutos. El
adorno cristiano del árbol, según los evangelizadores de los países nórdicos, consta de
manzanas y dulces que cuelgan de sus ramos. Se pueden añadir otros "dones"; sin embargo,
entre los regalos colocados bajo el árbol de Navidad no deberían faltar los regalos para los
pobres: ellos forman parte de toda familia cristiana;
- la cena de Navidad. La familia cristiana que todos los días, según la tradición, bendice la mesa
y da gracias al Señor por el don de los alimentos, realizará este gesto con mayor intensidad y
atención en la cena de Navidad, en la que se manifiestan con toda su fuerza la firmeza y la
alegría de los vínculos familiares.
110. La Iglesia desea que todos los fieles participen en la noche del 24 de Diciembre, a ser posible,
en el Oficio de Lecturas, como preparación inmediata a la celebración de la Eucaristía de media
noche. Donde esto no se haga, puede ser oportuno preparar una vigilia con cantos, lecturas y
elementos de la piedad popular, inspirándose en dicho oficio.
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111. En la Misa de media noche, que tiene un gran sentido litúrgico y goza del aprecio popular, se
podrán destacar:
- al comienzo de la Misa, el canto del anuncio del nacimiento del Señor, con la fórmula del
Martirologio Romano;
- la oración de los fieles deberá asumir un carácter verdaderamente universal, incluso, donde
sea oportuno, con el empleo de varios idiomas como un signo; y en la presentación de los
dones para el ofertorio siempre habrá un recuerdo concreto de los pobres;
- al final de la celebración podrá tener lugar el beso de la imagen del Niño Jesús por parte de
los fieles, y la colocación de la misma en el nacimiento que se haya puesto en la iglesia o en
algún lugar cercano.
112. La fiesta de la Sagrada Familia, Jesús, María y José (Domingo en la octava de Navidad)
ofrece un ámbito celebrativo apropiado para el desarrollo de algunos ritos o momentos de oración,
propio de la familia cristiana.
El recuerdo de José, de María y del niño Jesús, que se dirigen a Jerusalén, como toda familia
hebrea observante, para realizar los ritos de la Pascua (cfr. Lc 2,41-42), animará a que toda la
familia acepte la invitación a participar unida, ese día, en la Eucaristía. Y resultaría muy
significativo que la familia se encomendase nuevamente al patrocinio de la Sagrada Familia de
Nazaret, la bendición de los hijos, prevista en el Ritual, y donde sea oportuno, la renovación de las
promesas matrimoniales asumidas por los esposos, convertidos ya en padres, en el día de su
matrimonio, así como las promesas de los desposorios con las que los novios formalizan su
proyecto de fundar en el futuro una nueva familia.
Pero más allá del día de la fiesta, a los fieles les agrada recurrir a la Sagrada Familia de Nazaret en
muchas circunstancias de la vida: se inscriben con gusto en las Asociaciones de la Sagrada
Familia, para configurar su propio núcleo familiar según el modelo de la Familia de Nazaret, y
dirigen a la misma jaculatorias frecuentes, mediante las que se encomiendan a su patrocinio y
piden la asistencia para el momento de la muerte.
113. Desde el final del siglo VI, la Iglesia celebra el 28 de Diciembre la memoria de los niños a
los que mató el ciego furor de Herodes por causa de Jesús (cfr. Mt 2,16-17). La tradición litúrgica
los llama "Santos Inocentes" y los considera mártires. A lo largo de los siglos, en el arte, en la
poesía y en la piedad popular, los sentimientos de ternura y de simpatía han rodeado la memoria
de este "pequeño rebaño de corderos inmolados"; a estos sentimientos se ha unido siempre la
indignación por la violencia con que fueron arrancados de las manos de sus madres y entregados a
la muerte.
El 31 de Diciembre
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Esta doble actitud ha dado origen, respectivamente, a dos ejercicios de piedad: la exposición
prolongada del Santísimo Sacramento, que ofrece una ocasión a las comunidades religiosas y a los
fieles, para un tiempo de oración, preferentemente en silencio; al canto del Te Deum, como
expresión comunitaria de alabanza y agradecimiento por los beneficios obtenidos de Dios en el
curso del año que está a punto de terminar.
115. El 1 de Enero, Octava de la Navidad, la Iglesia celebra la solemnidad de Santa María, Madre
de Dios La maternidad divina y virginal de María constituye un acontecimiento salvífico singular:
para la Virgen fue presupuesto y causa de su gloria extraordinaria; para nosotros es fuente de
gracia y de salvación, porque "por medio de ella hemos recibido al Autor de la vida".
La solemnidad del 1 de Enero, eminentemente mariana, ofrece un espacio particularmente apto
para el encuentro entre la piedad litúrgica y la piedad popular: la primera celebra este
acontecimiento con las formas que le son propias; la segunda, si está formada de manera
adecuada, no dejará de dar vida a expresiones de alabanza y felicitación a la Virgen por el
nacimiento de su Hijo divino, y de profundizar en el contenido de tantas formulas de oración,
comenzando por la que resulta tan entrañable a los fieles: "Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros, pecadores".
116. En Occidente el 1 de Enero es un día para felicitarse: es el inicio del año civil. Los fieles
están envueltos en el clima festivo del comienzo del año y se intercambian, con todos, los deseos
de "Feliz año". Sin embargo, deben saber dar a esta costumbre un sentido cristiano, y hacer de ella
casi una expresión de piedad. Los fieles saben que "el año nuevo" está bajo el señorío de Cristo y
por eso, al intercambiarse las felicitaciones y deseos, lo ponen, implícita o explícitamente, bajo el
dominio de Cristo, a quien pertenecen los días y los siglos eternos (cfr. Ap. 1,8; 22,13).
Con esta conciencia se relaciona la costumbre, bastante extendida, de cantar el 1 de Enero el
himno Veni, creatorSpiritus, para que el Espíritu del Señor dirija los pensamientos y las acciones
de todos y cada uno de los fieles y de las comunidades cristianas durante todo el año.
117. Entre los buenos deseos, con los que hombres y mujeres se saludan el 1 de Enero, destaca el
de la paz. El "deseo de paz" tiene profundas raíces bíblicas, cristológicas y navideñas; los hombres
de todos los tiempos invocan el "bien de la paz”, aunque atentan contra el frecuentemente, y en el
modo más violento y destructor: con la guerra.
La Sede Apostólica, partícipe de las aspiraciones profundas de los pueblos, desde el 1967, ha
señalado para el 1 de Enero la celebración de la "Jornada mundial de la paz".
118. En torno a la solemnidad de la Epifanía, que tiene un origen muy antiguo y un contenido muy
rico, han nacido y se han desarrollado muchas tradiciones y expresiones genuinas de piedad
popular. Entre estas se pueden recordar:
- el solemne anuncio de la Pascua y de las fiestas principales del año; la recuperación de este
anuncio, que se está realizando en diversos lugares, se debe favorecer, pues ayuda a los fieles a
descubrir la relación entre la Epifanía y la Pascua, y la orientación de todas las fiestas hacia la
mayor de las solemnidades cristianas;
- el intercambio de "regalos de Reyes"; esta costumbre tiene sus raíces en el episodio
evangélico de los dones ofrecidos por los Magos al niño Jesús (cfr. Mt 2,11), y en un sentido
más radical, en el don que Dios Padre ha concedido a la humanidad con el nacimiento entre
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nosotros del Emmanuel (cfr. Is 7,14; 9,6; Mt 1,23). Es deseable que el intercambio de regalos
con ocasión de la Epifanía mantenga un carácter religioso, muestre que su motivación última se
encuentra en la narración evangélica: esto ayudará a convertir el regalo en una expresión de
piedad cristiana y a sacarlo de los condicionamientos de lujo, ostentación y despilfarro, que son
ajenos a sus orígenes;
- las iniciativas de solidaridad a favor de hombres y mujeres que, como los Magos, vienen de
regiones lejanas; respecto a ellos, sean o no cristianos, la piedad popular adopta una actitud de
comprensión acogedora y de solidaridad efectiva;
- la ayuda a la evangelización de los pueblos; el fuerte carácter misionero de la Epifanía ha sido
percibido por la piedad popular, por lo cual, en este día tienen lugar iniciativas a favor de las
misiones, especialmente las vinculadas a la "Obra misionera de la Santa Infancia", instituida
por la Sede Apostólica;
- la designación de Santos Patronos; en no pocas comunidades religiosas y cofradías existe la
costumbre de asignar a cada uno de los miembros un Santo bajo cuyo patrocinio se pone el año
recién comenzado
119. Los misterios del Bautismo del Señor y de su manifestación en las bodas de Caná están
estrechamente ligados con el acontecimiento salvífico de la Epifanía.
La fiesta del Bautismo del Señor concluye el Tiempo de navidad. Esta fiesta, revalorizada en
nuestros días, no ha dado origen a especiales manifestaciones de la piedad popular. Sin embargo,
para que los fieles sean sensibles a lo referente al Bautismo y a la memoria de su nacimiento como
hijos de Dios, esta fiesta puede constituir un momento oportuno para iniciativas eficaces, como: el
uso del Rito de la aspersión dominical con el agua bendita en todas las misas que se celebran con
asistencia del pueblo; centrar la homilía y la catequesis en los temas y símbolos bautismales.
120. Hasta el 1969 la antigua fiesta del 2 de Febrero, de origen oriental, recibía en Occidente el
título de "Purificación de Santa María Virgen", y concluía, cuarenta días después de Navidad, el
ciclo de navidad.
Esta fiesta siempre ha tenido un marcado carácter popular. Los fieles, de hecho:
- asisten con gusto a la procesión conmemorativa de la entrada de Jesús en el Templo y de su
encuentro, ante todo con Dios Padre, en cuya morada entra por primera vez, después con
Simeón y Ana. Esta procesión, que en Occidente había sustituido a los cortejos paganos
licenciosos y que era de tipo penitencial, posteriormente se caracterizó por la bendición de las
candelas, que se llevaban encendidas durante la procesión, en honor de Cristo "luz para
alumbrar a las naciones" (Lc 2,32);
- son sensibles al gesto realizado por la Virgen María, que presenta a su Hijo en el Templo y se
somete, según el rito de la Ley de Moisés (cfr. Lv 12,1-8), al rito de la purificación; en la
piedad popular el episodio de la purificación se ha visto como una muestra de la humildad de la
Virgen, por lo cual, la fiesta del 2 de Febrero es considerada con frecuencia la fiesta de los que
realizan los servicios más humildes en la Iglesia.
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maternidad: ellas también son madres según el plan de Dios, pues han generado los futuros
miembros del mismo Cuerpo Místico. En esta intuición, y como imitando el rito realizado por
María (cfr. Lc 2,22-24), tenía origen el rito de la purificación de la que había dado a luz, algunos
de cuyos elementos reflejaban una visión negativa de lo relacionado con el parto
122. En algunas Iglesias locales se valoran de modo especial algunos elementos del relato
evangélico de la fiesta de la Presentación del Señor (Lc 2,22-40), como la obediencia de José y
María a la Ley del Señor, la pobreza de los santos esposos, la condición virginal de la Madre de
Jesús, lo que ha aconsejado convertir, también, el 2 de Febrero en la fiesta de los que se dedican al
servicio del Señor y de los hermanos, en las diversas formas de vida consagrada.
123. La fiesta del 2 de Febrero conserva un carácter popular. Sin embargo es necesario que
responda verdaderamente al sentido auténtico de la fiesta. No resultaría adecuado que la piedad
popular, al celebrar la Presentación del Señor, se olvidase el contenido cristológico, que es el
fundamental, para quedarse casi exclusivamente en los aspectos mariológicos; el hecho de que
deba "ser considerada ...como memoria simultánea del Hijo y de la Madre" no autoriza semejante
cambio de la perspectiva; las velas, conservadas en los hogares, deben ser para los fieles un signo
de Cristo "luz del mundo" y por lo tanto, un motivo para expresar la fe.
La ambientación de la Iglesia
Que al entrar al templo, todos noten que iniciamos un tiempo nuevo, se sugiere poner cantos
gregorianos o de otra índole que sean ideales para este tiempo. Esto se coordinaría con las
personas que les toque rezar el rosario para que lo enciendan al terminar el mismo y los lectores
designados para la misa lo apaguen.
La Corona de Adviento
Antes de iniciar la Misa del 1er. Domingo de Adviento, un monitor lea el significado de la
corona.
Hacer la bendición antes de iniciar cada misa y después encender la vela correspondiente, diciendo
la oración de cada domingo. Se sugiere imprimir tanto la bendición como la oración y repartirlas
para que las personas lo hagan también en sus hogares. Esto se haría igual con la oración de los
otros 3 domingos.
Sería bueno también, poner cerca de la corona una imagen de la Virgen María en el Adviento,
convenientemente resaltada ya sea todos los domingos o solo el 4º.
Para las celebraciones del día 8 y 12, el rezo de las vísperas la tarde del día anterior.
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Se sugiere la práctica de ir colocando un elemento del misterio, cada domingo de adviento para
destacar la espera.
Hacer la oración de colocar al niño en el pesebre en la misa de media noche, ya sea la iniciar la
misa o en el momento que se decida.
Colocar el árbol grande en un lugar adecuado, poniendo dos canastos, uno con las necesidades y
otro con adornos para que al colocar la ofrenda cada persona tome un adorno y lo coloque en el
árbol, el cual se encenderá la noche del 24.
Instalar bocinas por fuera del templo, el día 24, con villancicos, que anuncie la gran fiesta y que
continúe toda la época navideña.
El objetivo es que todos los fieles de nuestra parroquia vivan este tiempo de una manera
participativa que los motive a asistir a todas las celebraciones y lleven a sus hogares el mensaje de
la Buena: La espera y el advenimiento de Jesús nuestro salvador.
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SUGERENCIAS PARA VIVIR EN FAMILIA
CORONA DE ADVIENTO EN FAMILIA
Encendemos, Señor, esta luz, (vela morada) como aquel que enciende su lámpara para salir en la
noche, al encuentro del amigo que ya viene.
En esta primera semana del Adviento queremos levantarnos para esperarte preparados, para
recibirte con alegría. Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen. Queremos
estar despiertos y vigilantes, porque Tú nos traes la luz más clara, la paz más profunda, y la alegría
más verdadera.
Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo, encendemos
estas dos velas. El viejo tronco esta rebrotando, florece el desierto….
La humanidad entera se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne.
Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que forezcas, para que
nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza.
Al encender estas cuatro velas, en el último domingo, pensamos en Ella, la Virgen, tu madre y
nuestra madre.
Nadie te esperó con más ansia, con más ternura, con más amor.
Nadie te recibió con más alegría. Te sembraste en Ella, como el grano de trigo se siembra en el
surco. Y en tus brazos encontraste la cuna más hermosa.
También nosotros queremos prepararnos así: en la fe, en el amor, en el trabajo de cada día.
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BENDICION DE UNA IMAGEN DE JESUS NIÑO.
Dios, Padre nuestro, Tú que amas tanto a los hombres que nos envías a tu único Hijo, Jesús,
nacido de la Virgen María, para salvarnos y conducirnos a Ti.
Te pedimos que, con tu bendición, esta imagen de Jesús que está por venir a nosotros, sea en
nuestra casa, señal de tu presencia y de tu amor.
Padre bueno, danos también a nosotros tu bendición, a nuestros padres, a nuestras familias y a
nuestros amigos.
Abre nuestro corazón a fin de que sepamos recibir a Jesús con alegría, hacer siempre lo que Ël nos
pide y verlo en todos aquellos que tienen necesidad de nuestro amor.
Te lo pedimos en nombre de Jesús, tu amado Hijo, que viene para dar la paz al mundo. Ël que
vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
ORACION DE NAVIDAD
18
Extiende, Señor Dios, un techo de amor
para cobijar y refrescar, calentar y madurar
a todos los hijos de la casa.
Danos el pan de cada día,
y aleja de nuestra casa
el afán de exhibir, brillar y aparecer;
líbranos de las vanidades mundanas
y de las ambiciones que inquietan y roban la paz.
Que la alegría brille en los ojos,
la confianza abra todas las puertas,
la dicha resplandezca como un sol;
sea la paz la reina de este hogar.
Te lo pedimos a ti que fuiste un hijo feliz
en el hogar de Nazaret junto a María y José.
MEDITACION NAVIDEÑA
19
AL TERMINAR EL AÑO.
AL COMENZAR EL AÑO.
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CORONA DE ADVIENTO
ORIGEN.
Los cristianos, al ver en Jesucristo el origen de la vida y luz espiritual, adoptaron este símbolo
para expresar y vivir su fe en torno a la persona del Mesías Significado. El círculo de follaje
verde, recuerda la eternidad de Dios y nos hace pensar en los miles de años de espera del Mesías,
desde Adán hasta su nacimiento y, en la actual espera de la segunda venido de Cristo. El color
verde significa la esperanza de la vida. Las cuatro velas que se colocan alrededor, significan la luz
que disipan las tinieblas del pecado, son tres de color morado, que hablan del deseo de conversión
y una rosa que habla de la alegría vivida con María, por la inminente llegada de Jesús.
La vela blanca del centro es la Luz de Jesús que con su nacimiento, viene a iluminar
definitivamente la vida del hombre.
Celebración. Es una costumbre que reúne a la familia, pues es allí en donde se sugiere la
celebración. La familia unida hace una oración en torno a la corona, con alguna meditación alusiva
a las lecturas dominicales; se enciende una vela cada semana cantando algo que hable de la espera
del Salvador. La noche del 24 de diciembre con las cuatro velas encendidas, se enciende por
último la vela blanca cantando villancicos y se "acuesta al niño Jesús" en el nacimiento, como de
costumbre, desde luego después de haber leído el Evangelio del relato del Nacimiento en Belén y
de haber hecho una reflexión y oración todos juntos. Generalmente en los templos se reparten
hojas con oraciones sugeridas para esta celebración.
INDICACIONES
La corona sin ninguna vela encendida. Crear un ambiente recogido, con poca luz. Es
recomendable colocar una imagen de la Virgen al lado de la corona, con un cirio a sus pies. De
este cirio se puede tomar la llama para encender la primera vela de la corona.
TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
MONITOR: Nos recogemos unos instantes en silencio, e inclinando nuestras cabezas, vamos a
pedir que el Señor bendiga esta corona de Adviento.
Oremos.
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La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor Jesús,
que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas, de la
ignorancia, del dolor y del pecado.
Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha
adornado con luces.
Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos,
Señor, que, mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con nuevas luces, a
nosotros nos ilumines con el esplendor de Aquel que, por ser la Luz del mundo, iluminará todas
las oscuridades. Te lo pedimos por Él mismo Jesucristo que vive y reina por los siglos de los
siglos.
TODOS: Amén.
MONITOR: Vamos a encender ahora la primera vela de nuestra corona mientras cantamos “Os
anunciamos” (u otro canto apropiado).
INDICACIONES
La corona al iniciar la liturgia debe estar encendida la primera vela. Crear un ambiente
recogido, con poca luz. Es recomendable colocar una imagen de la Virgen al lado de la corona,
con un cirio a sus pies. De este cirio se puede tomar la llama para encender la primera vela de la
corona.
TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
MONITOR: Vamos a encender la segunda vela de nuestra corona. El Señor está cada vez más
cerca de nosotros y debemos prepararnos dignamente para recibirlo en nuestros corazones.
Hagamos un momento de silencio para elevar nuestra oración al Señor.
MONITOR: Debemos preparar el camino del Señor y esto nos exige estar preparados
interiormente para la venida del Señor Jesús, para que lo recibamos con un corazón reconciliado,
cada vez más convertido y transformado, capaz de amar y entregarse a los demás. Hagamos un
compromiso concreto para esta semana que nos ayude a disponernos cada vez mejor para su
venida. (Se deja un momento de silencio)
MONITOR: Mientras encendemos la segunda vela de nuestra corona cantemos: VEN, VEN
SEÑOR NO TARDES…….
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Tercera semana de la corona de Adviento
INDICACIONES
La corona al iniciar la liturgia deben estar encendidas la primera y la segunda vela de la corona.
Crear un ambiente recogido, con poca luz. Es recomendable colocar una imagen de la Virgen al
lado de la corona, con un cirio a sus pies. De este cirio se puede tomar la llama para encender la
tercera vela de la corona.
TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
MONITOR: Vamos a encender la tercera vela de nuestra corona. Cantemos …. (algún canto
apropiado)
MONITOR: Acudamos ahora a Santa María, que colaborando con el Plan del Padre permitió que
la luz del Señor ilumine a la humanidad, y pidámosle que siga intercediendo por nosotros en este
tiempo de preparación. Recemos juntos la oración.
Brillante Luna de la Nueva Evangelización, que con tu fulgor iluminas la noche por la que tantos
deambulan sin rumbo en el rumbo de la «cultura de muerte»
MONITOR: Terminemos nuestra oración cantando MADRE NUESTRA (u otro canto apropiado).
1. María se llamaba la Virgen que ante el Ángel, aceptando el llamado un «Sí» rotundo dio. En esa
Madre nuestra el que hizo tierra y cielo, Dios Todopoderoso, un día se encarnó.
2. Aquel a quien adoran el sol y las estrellas, el que viste las flores y amansa el fiero mar, Dios que
a todos ama, con toda su grandeza del seno de María muy pronto nacerá.
INDICACIONES
La corona al iniciar la liturgia deben estar encendidas las anteriores velas de la corona. Crear un
ambiente recogido, con poca luz. Es recomendable colocar una imagen de la Virgen al lado de la
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corona, con un cirio a sus pies. De este cirio se puede tomar la llama para encender la tercera
vela de la corona.
TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
1. Mujer tan silenciosa y encumbrada, ahora más que el sol, recibes en tu vientre al mismo Dios, al
que es tu Creador.
2. Lo que Eva en una tarde misteriosa buscando nos perdió, Tú, Madre, lo devuelves florecido en
fruto salvador.
3. Tú que eres bella puerta del Rey sumo, Morada de la Luz, la puerta nos abriste de los cielos al
darnos a Jesús.
MONITOR: La presencia del Señor Jesús entre nosotros nos llena de gozo y alegría. Es la Madre
quien nos lo hace cercano, quien permite que esa Luz llegue a nosotros e ilumine nuestra vida. En
compañía de Santa María encendamos la última vela de nuestra corona de Adviento mientras
cantamos OS ANUNCIAMOS (u otro canto apropiado).
Una pareja de la comunidad enciende la cuarta vela mientras se entona el canto, de ser posible
durante la cuarta estrofa
MONITOR: Oremos.
Padre misericordioso, que quisiste que tu Hijo se encarnara en el seno de Santa María Virgen,
escucha nuestra súplicas y concédenos tu gracia para que sepamos acoger al Señor Jesús, tu Hijo,
que contigo vive y reina en unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
TODOS: Amén.
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ROSARIO DEL AMOR GUADALUPANO
Introducción:
Lector 1: La intención de este rosario cuyo título es Rosario del Amor Guadalupano es celebrar a
nuestra Madre, Santa María de Guadalupe, quien no sólo ha forjado nuestra patria en 1531, y esto
se ha confirmado en 1810, sino que nos invita a continuar construyendo juntos la Civilización del
Amor. Ella ha estado siempre cerca de nuestro pueblo en los momentos más importantes.
En este Rosario del Amor Guadalupano, es Ella, nuestra Morenita, quien nos guía a su amadísimo
Hijo, Jesucristo, nuestro Señor. Ella es quien, en una perfecta inculturación del Evangelio, nos
interioriza en cada uno de los más importantes puntos doctrinales de la Iglesia como son los
Sacramentos. Siete Sacramentos en donde se celebra nuestra dignidad de ser hijos de Dios, hijos
de la Iglesia; estos son el Bautismo, la Confirmación, la Comunión, la Reconciliación, el
Matrimonio, el Orden Sacerdotal y la Unción de los Enfermos; de esta manera, en cada estación se
conmemora un sacramento y, complementando estos siete sacramentos, hemos añadido un octavo;
por ello el Rosario del Amor Guadalupano cuenta con 8 estaciones, este octavo estación-
sacramento nos ayuda a proclamar el modelo del Octavo Día, Día del Señor, Manifestación de la
Resurrección de Jesucristo, que es la Iglesia, pues la Iglesia es el “Sacramento de Salvación”.
Asimismo, en cada una de estas estaciones-sacramento se enlazarán los momentos maravillosos
del Nican Mopohua, documentos que narra este encuentro entre Dios y los hombres por medio de
Santa María de Guadalupe.
Lector 2: El Rosario del Amor Guadalupano es una oportunidad para prepararnos desde lo más
profundo de nuestro corazón para que lleguemos al conocimiento y al amor de nuestro Señor
Jesucristo por medio de su Santísima Madre y Madre nuestra, Santa María de Guadalupe.
El amor de Dios, que se encarna en el Inmaculado Sagrario que es Santa María de Guadalupe, nos
toma como somos, con nuestra historia, nuestras cualidades y defectos, con nuestros sueños y
nuestras aspiraciones, con nuestro llanto y nuestro dolor con nuestros tropiezos y pecados, con
nuestra frustración y alegría, con nuestros sentimientos y nuestra razón, con nuestras relaciones y
nuestros vacíos, con nuestro clamor y nuestros silencios, con nuestros crímenes y nuestras
bondades, con nuestros encierros y nuestras libertades.
Este Rosario del Amor Guadalupano es “flor y canto” de la verdad de Dios, un cerro que antes
estaba lleno de espinos y abrojos, lleno de hierbas y cardos, y ahora proclama la flor de la verdad
con cantos de la libertad, cantos que rasgan el cielo siendo apreciados sólo por el oído humilde,
cantos como la de los más hermosos pájaros, y como que el cerro contestaba en un diálogo de
amor.
Lector 1: Flor y Canto de la verdad divina, Flor y Canto de la Verdad de Dios, Flor y Canto de la
Libertad. Flor y Canto que ha vencido al pecado y a la muerte.
Lector 2: No hay miedo, no hay temor, sólo existe la alegría que sale del alma y del corazón, de
estar experimentando la atmósfera de lo divino en este Rosario del Amor Guadalupano.
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Primer misterio
El Bautismo.
“Juanito, Juan Diegotzin” es lo primero que pronuncia Santa María de Guadalupe, el nombre
cristiano del indígena, y lo pronuncia en diminutivo, expresión de ternura, de amor y de dignidad;
de esta manera Santa María de Guadalupe ha pronunciado el nombre de bautizo del humilde laico
y le confirma en su dignidad.
La luz de Dios, por medio de Santa María de Guadalupe, ilumina nuestro camino, poco a poco la
flama del amor de Dios nos quema y nos invade purificándonos. Un bautismo con agua y Espíritu
Santo, un bautismo que es el fuego del amor divino. Un bautismo que nos hace verdaderos hijos
de Dios.
Santa María de Guadalupe nos llama precisamente con el nombre que nos dieron en el Bautismo
lleno de dignidad, ternura y amor; somos hijos de Dios, somos católicos, y tenemos una misión: el
tener en nuestro ser a Dios para colaborar con Él y construir un mundo lleno de armonía y
fraternidad, un mundo colmado de justicia y de paz. Hay que dejar todo odio y desesperación,
quitarnos las cadenas de la esclavitud del pecado y unirnos más y más en la plenitud del amor libre
de Dios.
Oremos: Santa María de Guadalupe, que nos llamas por nuestro nombre que se nos dio en el
bautismo, ayúdanos a tener un corazón humilde para abrir las puertas de nuestra existencia
y dejar entrar en ella a quien nos da la vida y la verdadera libertad, desde nuestro bautismo,
Jesucristo nuestro Señor.
Guía: Madre Santísima tu que has sido escudo y baluarte de nuestra libertad, en este primer
misterio queremos también suplicar tu amorosa protección y tu ayuda para todos aquellos
hermanos que de alguna manera han sido privados de su libertad, concédeles fortaleza a ellos y a
sus familias y convierte el corazón de sus captores en un corazón de misericordia. Concede a
nuestro país poder vivir según la libertad de los Hijos de Dios.
Jaculatoria:
LA GUADALUPANA
Desde el cielo una hermosa mañana,
desde el cielo una hermosa mañana,
la Guadalupana, la Guadalupana
la Guadalupana bajó al Tepeyac.
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Su llegada llenó de alegría (2)
de luz y armonía de luz y armonía
de luz y armonía todo el Anáhuac.
Segundo Misterio
La Eucaristía.
Santa María de Guadalupe es la Mujer Eucarística. Ella es el Sagrario Inmaculado conde se
encuentra el verdadero Dios por quien se vive, Ella es el Arca Viviente de la Alianza, Ella nos trae
a Jesucristo Eucaristía.
En el primer diálogo que Santa María de Guadalupe tiene con Juan Diego, laico indígena. Ella se
presenta diciéndole: “Yo tengo el honor y la dicha de ser la Madre del “arraigadísimo Dios”, “del
Dador de vida, por quien se vive”, “el Creador de las personas”, “el Dueño de la cercanía y de la
inmediación”, “el Dueño del cielo y de la tierra”. Y este Dios es un Dios tan cercano que por ello
viene a encontrarse con nosotros, por medio de su Madre.
Y es Ella quien nos pide se construya una “casita sagrada” en el llano del Tepeyac, para
ofrecernos todo su amor que es Jesucristo, y esto es la Eucaristía. Es como si Ella, nuestra
Morenita, nos hablara directo al corazón con estas palabras: “mi Hijo Jesucristo quiere entregarse
totalmente a cada uno de ustedes, con su cuerpo y su sangre, es el pan sagrado que se comparte en
cada Eucaristía, es la sangre que se derrama para limpiar todo pecado; simplemente porque los
ama, porque sólo en Él encontrarán la auténtica libertad, por ello te pido construyas en tu corazón
ese templo, esa iglesia, esa casita sagrada, pues quiere quedarse con ustedes todos los días hasta el
fin del mundo.” De esta manera, gracias a Santa María de Guadalupe tenemos la oportunidad de
estar en comunión plena con Dios.
Oremos: Santa María de Guadalupe que pides se construya una casita sagrada, un templo,
lugar de encuentro y comunión con Dios y con el hermano, ayúdanos a iniciar su
construcción desde nuestro corazón para que en él habite hoy y siempre Jesucristo nuestro
Señor.
Guía: María, Tú que eres nuestra mejor maestra, ayúdanos a limpiar nuestro corazón de todo odio
y maldad, concediéndonos la gracia de aprender a amarnos y servirnos unos a otros como
verdaderos hermanos. Que nuestro México llegue a ser ese hogar que todos anhelamos en donde
reine el amor y la fraternidad.
Jaculatoria:
27
Desde el cielo una hermosa mañana,
desde el cielo una hermosa mañana,
la Guadalupana, la Guadalupana
la Guadalupana bajó al Tepeyac.
Tercer Misterio
El tío anciano de Juan Diego, Juan Bernardino representa la síntesis de la catástrofe. Para la
mentalidad indígena, el anciano representaba la raíz, la sabiduría, la autoridad, la historia, la
identidad, la cultura del pueblo indígena; pero, en Juan Bernardino también está representado el
mundo cristiano español desde que porta un nombre cristiano: “Juan Bernardino”. Él representa
los dos mundos que se despedazan y están a punto de perecer, de morir; dos mundos que
agonizan.
Santa María de Guadalupe preparó al tío anciano no para bien morir, sino para bien vivir, es una
verdadera unción que da la salud y, además, Ella, al entregar su nombre completo al anciano:
“Santa María de Guadalupe”, y con este signo, Ella se entrega a sí misma y, en Ella, a su Hijo muy
Amado; es decir, por medio de Ella, Jesucristo es la salud del anciano, Jesucristo el Mesías, el
Ungido, es quien con su presencia unge al anciano, y con ello a la raíz, al fundamento de la
verdad; es Jesucristo quien lo libera de la muerte por medio de su Madre, Santa María de
Guadalupe.
Oremos: Santa María de Guadalupe que nos conduces a Aquel que es nuestra salud y
nuestra salvación, ayúdanos a dar verdadero testimonio de que Él es el Mesías esperado por
quien los ciegos ven, los sordos oyen, los mudos proclaman que nuestro Salvador está en
medio de nosotros, el vencedor de la muerte. María enséñanos a ver, a escuchar, a
proclamar y a seguir a tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor.
Guía: Madre Santísima, como hiciste aquel día en Caná de Galilea, dile a tu hijo Jesús cuánta
falta nos hace el vino de la verdadera alegría; porque nos hemos alejado de Él, que es la fuente de
la alegría y de la paz. Perdona Madre nuestra ingratitud. Ayúdanos a confiar en Él como tú
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confías y a amarlo como tú le amas; que sepamos descubrir su presencia en cada acontecimiento
de nuestra vida.
En este misterio, queremos rogarte también por todos nuestros hermanos enfermos. Y por tu
misericordia, concédenos a todos, la salud física, mental y espiritual.
Jaculatoria:
Cuarto Misterio
La Confirmación
Es el “sí” de Juan Diego.
Juan Diego había buscado alguien que pudiera ayudar a su tío, alguien que pudiera darle la salud o
mitigar su dolor. El sufrimiento del tío repercute en Juan Diego, quien de igual forma sufre, se
siente impotente ante una adversidad que lo sobrepasa. Juan Diego fue a toda prisa por un
sacerdote para que prepare a su tío a bien morir; y cuando llegó cerca del Tepeyac, se acordó que
un día antes debió haber estado aquí para llevarle la señal prometida al obispo; pero ahora tenía
prisa, así que torció el camino, no sigue derecho, sino que le da la vuelta al cerro para no
encontrarse con María, la Niña del Cielo, no podía perder tiempo, necesitaba urgentemente un
sacerdote.
Es Jesucristo por medio de Santa María de Guadalupe, quien desciende para encontrarse
exactamente aquí con Juan Diego; es Dios, por medio de su Madre, quien viene al encuentro del
angustiado laico.
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mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Acaso tienes necesidad de alguna otra cosa?” (Nican
Mopohua, v. 119)
Y le asegura que su tío ya está bien, ya sanó, y Juan Diego lo cree, Juan Diego tiene fe en las
palabras que salen de la boca de María y lleno de esperanza le pide le conceda la gracia de
enviarlo al obispo con la señal prometida, Juan Diego le confirma su fe; de esta manera, su misión
es una verdadera gracia y favor divino. Este es el “sí” de Juan Diego, es la Confirmación de poner
toda su vida en las manos de Dios por medio de María.
Guía: Madre Santísima de Guadalupe, nuestro México, está enfermo. Necesita una fuerte efusión
del Espíritu Santo que sane su corazón y le permita ver de nuevo la luz de la verdad.
En este misterio te rogamos que le pidas a tu esposo amadísimo el Espíritu Santo, que se
derrame en el corazón de cada habitante de esta bendita tierra en la que tú, la Madre de
Dios, quisiste quedarte a vivir. Que ese mismo Espíritu, nos conceda la fuerza para perdonar y la
sabiduría para proclamar y defender con valor, nuestra fe.
Jaculatoria:
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Quinto Misterio
La Doncella de Nazaret, la Morenita del Tepeyac, es la Madre de Dios y Madre nuestra y desde
que tomó nuestra sangre y nuestro color, tomó nuestra identidad y nuestra persona, nuestra historia
y nuestra alma, dándonos a su Hijo, Jesucristo, Señor de la vida y de la verdadera libertad. Ella es
la primera discípula y misionera del Amor de Dios, y quien supo poner en todo corazón a su
amado Hijo.
Los obispos reunidos en torno al Papa Benedicto XVI, en Aparecida, Brasil, entre los cuales
estaba el sucesor de fray Juan de Zumárraga, el arzobispo de México, el cardenal Norberto Rivera
Carrera, plasmaron en el Documento final una maravillosa verdad llena del rocío del Tepeyac:
“[María], así como dio a luz al Salvador del mundo, trajo el Evangelio a nuestra América. En el
acontecimiento guadalupano, presidió, junto al humilde Juan Diego, el Pentecostés que nos abrió a
los dones del Espíritu.” Y proclamaron con alegría: “Todos los bautizados estamos llamados a
«recomenzar desde Cristo», a reconocer y seguir su Presencia con la misma realidad y novedad, el
mismo poder y afecto, persuasión y esperanza, que tuvo su encuentro con los primeros discípulos
a las orillas del Jordán, hace 2000 años, y con los «Juan Diegos» del Nuevo Mundo.”
Santa María de Guadalupe, Madre y Modelo de la Iglesia, de esta Iglesia católica nuestra que es
Sacramento de Salvación.
Oremos: Santa María de Guadalupe gracias por ser portado ra del Dios que da la verdadera
libertad en el amor; gracias por el don maravilloso de la Iglesia, sacramento de salvación
para el mundo entero, permítenos ser piedras vivas de esta amada iglesia, permítenos ser esa
“casita sagrada” que desde nuestro corazón vayamos construyendo como hermanos con la
fuerza de Jesucristo, nuestro Señor.
Guía: Madre, ¿Quiénes somos los mexicanos para que hayas querido quedarte a vivir con
nosotros? ¿Quiénes somos para que nos encargaras una misión universal? Virgen Santísima, a
pesar de todos nuestros males, en el fondo del corazón de cada mexicano, vives tú. En la raíz de
éste pueblo, estás tú. Por eso, en éste último misterio, confiados, imploramos tu ayuda una vez
más. Ven Virgen Santa en nuestro auxilio, pisa la cabeza del maligno que invade nuestras vidas y
ayúdanos a hacer surgir ese tesoro que llevamos en el alma, para que México entero llegue a
ser esa “casita sagrada” en la que tú y tu Hijo Jesús reinen; y así podamos cumplir nuestra
misión de iluminar al mundo entero con la verdad del Evangelio que tú nos revelaste.
Jaculatoria:
31
Desde el cielo una hermosa mañana,
desde el cielo una hermosa mañana,
la Guadalupana, la Guadalupana
la Guadalupana bajó al Tepeyac.
32
CELEBREMOS LAS POSADAS A LA LUZ DE
LA PALABRA DE DIOS
Título.- A cada día de las posadas se le asigna un título, que habla del mensaje que se quiere dar
ese día. Ese mensaje brota de los mismos textos bíblicos propuestos a la meditación.
1.- Canto de Ambientación. Se propone iniciar con un canto navideño, para que o se vaya
juntando la gente, cuando se trate de espacios abiertos, o empiece ya el ambiente de celebración en
los espacios cerrados.
2.- Proclamación y reflexión de la Palabra de Dios. Quien guía, u otra persona escogida, hace la
lectura atenta del texto bíblico, y por medio de preguntas, ayuda a los participantes a reflexionar la
Palabra.
4.- Juegos. En esta ocasión se pretende, con juegos, motivar a las personas a una convivencia un
poco más extensa.
INDICACIONES:
1. Preparar con anticipación todos los elementos necesarios para la ambientación de cada día.
2. El responsable de las posadas llevará las preguntas en hojas por separado, para repartir a cada
uno de los asistentes.
33
PRIMERA POSADA
16 DE DICIEMBRE: LA ANUNCIACIÓN
EN EL PUNTO DE PARTIDA:
AMBIENTACIÓN:
REPRESENTACIÓN:
Comentador: Un día, María limpiaba su casa. Llegó muy amable un desconocido: el cartero del
cielo, con un mensaje muy importante:
Ángel: Hola, María, como eres una mujer muy buena, Dios se fijó en tí. Ten.
María: (Abre la carta y lee) Querida María, me caes muy bien, eres alegre y te preocupas por los
que viven cerca de tí. Te voy a regalar un hijo, que será Salvador del mundo. No le gustarán las
cosas a medias, y sabrá que todos son muy importantes para mí. Espero tu respuesta. Dios. (Queda
sorprendida)
Comentador: María se atemoriza, duda, se inquieta, se siente pequeña, no sabe qué hacer, pero
responde.
María: Si Dios lo quiere ¿por qué no? Trataré de hacer las cosas lo mejor que se pueda.
Comentador: Y el ángel se fue contento con la respuesta. También en nuestra comunidad, Dios
suscita muchos mensajeros, agentes de pastoral, evangelizadores. Hoy puede visitarnos para pedir
nuestra colaboración en este Año del Plan de Pastoral. ¿Estamos dispuestos a responderle como
María?
CANTO:
34
Primer Misterio: ¿Por qué Dios se fijó en María? (Respuestas libres y se reza el misterio)
Segundo Misterio: ¿Qué es lo que más te gusta de María? (Respuestas libres y se reza el
misterio)
Tercer Misterio: Dios ser fija en tí ¿por qué le caes bien? (Respuestas libres y se reza el misterio)
Cuarto Misterio: ¿Qué mensajes has recibido de Dios? (Respuestas libres y se reza el misterio)
Quinto Misterio: ¿Quiénes son mensajeros de Dios en nuestro barrio o rancho? (Respuestas y
misterio)
CANTO:
¿Qué podríamos hacer para parecernos más a María en el barrio, la escuela, en el trabajo, en las
diversiones?
PETICION DE POSADA
Comentador: El Señor pide posada, pide que lo esperemos, que lo recibamos ahora se acerca a
nosotros. Dijo a sus apóstoles: «El que a ustedes escuche, a mí me escucha; el que a ustedes
rechace, a mí me rechaza».
Afuera:
Dentro:
Aquí no es mesón, sigan adelante
yo no puedo abrir, no sea algún tunante.
Comentador: A veces los agentes de pastoral nos parecen enfadosos, inoportunos, como si fueran
a ganar algo si nosotros respondemos. Apelan a nuestro amor a Dios y al prójimo.
Afuera:
35
Dentro:
Ya se pueden ir y no molestar,
porque si me enfado los voy a apalear.
Comentador: Para aceptar a los agentes les examinamos su testimonio de vida de parte de toda su
familia, exigimos preparación, credenciales, habilidades, o los rechazamos. ¡No importa el nombre
o identidad personal! Generalizamos, todos son masas, anónimos, sin personalidad, cifras, fichas.
Sólo que sean sacerdotes, seminaristas y familiares.
Afuera:
Dentro:
Comentador: Los agentes insisten, perseveran, parecen no inmutarse ante la falta de respuesta. A
pesar de que muchos consideran embustes su mensaje.
Afuera:
Dentro:
Comentador: Insisten porque llevan a Cristo a las familias, a los ambientes, a las vidas concretas,
hasta hallar una respuesta.
Afuera:
Dentro:
Afuera:
36
Dentro:
Todos:
Comentador: Dichosos los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva de la
salvación. Cantemos juntos nuestra alegría.
CANTO:
ORACIÓN:
Mamá María, tú sabías que Dios te quería. Contabas a todos que Dios es un papá bueno y que
nosotros somos todos hermanos de verdad. Por eso nos diste a tu Hijo Jesús, para mostrarnos que
a Dios sí le gustan las cosas que vivimos, y le interesa la forma como nos tratamos unos a otros. El
es la persona que más nos quiere en el mundo entero. María, tú eres nuestra mejor amiga.
Ayúdanos a responder a los mensajes que nuestro Padre Dios nos manda. Enséñanos a
comprender que poniendo un poco de amor y alegría a lo que hacemos, seremos felices. Ruega a
tu Hijo por nosotros. Amén.
JUEGOS
1 El cartero (en lugar de prendas de ropa pueden ponerse cualidades, o repartirse papelitos con
algunos elementos del tema).
2 Tingo Tango: Se van pasando un objeto determinado mientras una persona con ojos cerrados
van diciendo: Tingo, tingo, tingo, tingo..., y cuando diga: tango, quien se queda con el objeto se
presenta: dice su nombre, en qué le gustaría parecerse a la Santísima Virgen María, y por qué
vino.
37
SEGUNDA POSADA:
DÍA 17: DUDAS DE JOSÉ
EN EL PUNTO DE PARTIDA
REPRESENTACIÓN:
Comentador: José era un joven trabajador, el prometido de María. Se puso triste cuando le
contaron que María tendría un hijo. Pensó que el matrimonio entre ellos era imposible. Arregló
sus cosas, puso en venta su taller, y pensaba irse cuanto antes y olvidarse de María. Cuando llegó
el mensajero del cielo:
Ángel: Cálmate, hombre. Tú sabes cuánto te quiere María. Tú también la quieres y no puedes
abandonarla en este momento tan importante. Necesita tu apoyo y responsabilidad.
Ángel: José, Dios necesita de ti y de María para darle un regalo a todos los hombres. Quiere que
nazca su Hijo. Ustedes le enseñarán a ser hombre honesto, trabajador, a conocer los cambios que
necesita el mundo, que todo es posible con el amor.
José: ¿Sí? Ahorita mismo voy a buscarla y decirle cuánto la quiero. Criaremos ese Niño como si
fuera mío. Taparé las goteras de mi casita para vivir ahí. ¡Caray! ¿A qué horas se fue el ángel?
Comentador: Dios llama también a los hombres casados a ejercer una misión en la Iglesia. No
importa que tengan muchas dificultades en su matrimonio, los llama a colaborar con Él. Ahí
encontrarán la solución muchas veces. Pero cualquier dificultad nos hunde en crisis. Quisiéramos
las cosas fáciles. Se nos olvida que no hay recetas, sino debemos discernir. Y lo hacemos en
comunión con los pastores de la Iglesia, en nuestros grupos de evangelización.
CANTO:
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Los pastorcillos quieren ver a su Rey,
le traen regalos en su humilde zurrón,
ropo pom pom, ropo pom pom,
ha nacido en un portal de Belén el Niño Dios.
Primer misterio: ¿Cómo imaginamos que era San José? (Respuestas y se reza el misterio)
Segundo misterio: ¿Qué cuenta el Evangelio de San José? (Respuestas y se reza el misterio)
Tercer misterio: ¿Qué es lo que más te gusta de San José? (Respuestas y se reza el misterio)
Cuarto Misterio: ¿Conoces personas trabajadoras y buenas como José? (Respuestas y se reza el
misterio)
Quinto misterio: ¿Qué enseñanzas trae para los matrimonios y papás? (Respuestas y se reza el
misterio)
Si José viviera en nuestro barrio ¿cómo sería? Hacer una lista de cualidades de un papá y de un
esposo. Cada uno elige una en la cual quiera comprometerse.
PETICION DE POSADA
Comentador:
El Señor pide posada en la misma familia, pide que lo esperemos en cada uno de los hijos, que lo
recibamos ahora que llega en la persona de la esposa: «Esta sí es carne de mi carne y hueso de mis
huesos».
Fuera:
En nombre del cielo les pido posada pues no puede andar mi esposa amada
39
Comentador: A veces no queremos, nos molesta oír a los demás, preferimos pensar sólo en
nosotros. ¡Qué me importan los demás!
Dentro:
Comentador: A veces preferimos pensar sólo en nosotros, nos molestan los demás, se nos olvida
el amor al prójimo más cercano, que está en la propia familia.
Afuera:
Dentro:
Ya se pueden ir y no molestar,
porque si me enfado los voy a apalear.
Comentador: Pero es Jesús que viene en cada hijo que desea compañía y consejo, en la esposa
que pide comprensión y cariño, en el huésped molesto, en el vecino que quiere jugar; aunque poco
los conozca, son personas.
Afuera:
Dentro:
Comentador: ¡Qué triste que en la propia familia no importe el nombre! ¡Qué triste que se
nieguen hasta las mínimas atenciones que la cortesía exige para toda persona. No te pide algo que
no esté a tu alcance.
Afuera:
Dentro:
40
Comentador: La reina del hogar ¿recibe los homenajes de reina? Los príncipes del hogar ¿tienen
las atenciones que requieren para sucederte y mejorar tus obras? Te necesitan; por eso insisten.
Afuera:
Dentro:
Afuera:
Dentro:
Todos:
Comentador: Cristo santificó la vida familiar viviendo en el seno de una familia, y estando sujeto
a sus padres. José cumplió con su función de padre de Jesús, como si fuera su hijo propio.
Cantemos juntos nuestra alegría.
CANTO:
ORACIÓN:
Amigo San José. Con tu esfuerzo y tu trabajo te esforzaste en ser un papá como Dios manda para
Jesús. Te empeñabas con amor. Nos enseñaste así, que Dios confía en nosotros y nos ayuda
siempre, aunque no hace lo que nosotros debemos hacer por nosotros mismos. Nos hiciste saber
que Dios necesita personas que le ayuden a construir, no a destruir; a crear, no a matar; a inventar
cosas para el bien y no para el mal. Acompáñanos siempre, para ser mejores, y que hagamos una
41
comunidad más unida, amigable y solidaria. Pídelo a tu Hijo Jesús, juntamente con tu esposa y
Madre nuestra.
JUEGOS
1.- Guerra entre cualidades y defectos (se juega como policías y ladrones, pero cada uno escoge
una cualidad, y otros escogen un defecto, de los que se dan entre los papás y esposos, y se ponen
alguna señal).
2.- Juego de los novios (se reparten las funciones de una boda entre los participantes, y un guía va
inventando una historia en la que intervengan todos. Cada vez que nombra alguno, los que tienen
esa función se levantan y giran sobre sí mismos en el centro).
TERCERA POSADA:
DÍA 18: NAZARETH
EN EL PUNTO DE PARTIDA
Ambientación: ¿Cómo es nuestro barrio? (lo presentan con un cartel, o hacen exposición de
fotografías del año, etc) Dramatizar una escena del barrio o rancho, o elaborar un mensaje para los
demás vecindarios.
1. Como sociedad ¿De qué manera enfrentamos los problemas y dificultades de nuestra
comunidad?
CANTO:
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Mensaje dulce y claro que al mundo da paz;
¡oh Navidad hermosa!, ¡oh noche sin igual!
Din, don, dan...
Primer misterio: María vivía en Nazaret, un pequeño pueblo de su país. No era pueblo
importante.
Su gente era sencilla y trabajaba duro. ¿Por qué Dios escogería nacer ahí? (Respuestas y rezo del
misterio)
Segundo misterio: Los romanos habían conquistado esa región de Galilea. Se aprovechaban del
trabajo de los pobres, pescadores y campesinos. Los esclavizaban, les cobraban impuestos que no
podían pagar y castigaban a quienes no estaban de acuerdo con sus injusticias. ¿Se parece en algo
a nuestra realidad? (Respuestas y rezo del misterio)
Tercer misterio: María, con sus escasos años, era una mujer muy trabajadora. Los sufrimientos y
necesidades así le habían enseñado. Para salir adelante debía esforzarse y salir adelante. ¿En qué
se manifiesta si nuestra gente es luchadora por la vida o no? (Respuestas y rezo del misterio)
Cuarto misterio: María sabía que Dios está presente en medio de la vida sencilla de su pueblo,
cuando todos comparten los frutos de su esfuerzo, su vida y su alegría. ¿En qué se nota que Dios
está presente en medio de nuestra vida? (Respuestas y rezo del misterio)
Quinto misterio: ¿Qué nos hace falta para tener un barrio ideal que sea un auténtico nivel de
Iglesia, como comunidad de fe, oración y caridad? (Respuestas y rezo del misterio)
CANTO:
PETICION DE POSADA
Comentador: El Señor pide posada, pide que lo esperemos, que lo recibamos ahora que llega a
nuestros vecinos. Como a Caín nos pregunta: «¿Dónde está tu hermano Abel?». Y respondemos
también: «¿Acaso soy yo guardián de mi hermano?».
43
Afuera:
Dentro:
Comentador: Si no lo haces por amor al prójimo a quien ves, hazlo por amor a Dios, a quien no
ves pero dices amar.
Afuera:
Dentro:
Ya se pueden ir y no molestar,
porque si me enfado los voy a apalear.
Comentador: Pero en esos vecinos viene Jesús a pedirte alojamiento: en mi compañero de trabajo
que me pide amistad y comprensión, en el muchacho vecino que quiere jugar conmigo, en la
señora de la tienda que está de mal humor y que quisiera una palabra amable, en todos los
hombres, Jesús espera que reciba a su familia; aunque no los conozca, son personas.
Afuera:
Dentro:
Comentador: Ese vecino inoportuno, indigno, molesto, del que no te importa el nombre, te dice:
sí, soy tu hermano, soy cristiano, y soy tu vecino.
Afuera:
Dentro:
44
¿Cómo es que de noche anda tan solita?
Afuera:
Dentro:
Afuera:
Dentro:
Todos:
Comentador: La Palabra se hizo carne y habita entre nosotros. Cantemos juntos nuestra alegría.
CANTO:
Humildes peregrinos Jesús, María y José mi alma os doy, con ella mi corazón también.
ORACIÓN:
Te suplicamos, Jesús, por todos nuestros vecinos. Ayúdanos a estar siempre dispuestos a rogar
unos por otros. Condúcenos a tu verdad y consérvanos en gracia, y danos la perseverancia. Te
pedimos por quienes nos aprecian y por quienes no nos quieran; por nuestros competidores y
rivales; por quienes nos insultan y calumnian, para que seamos todos hermanos. Amén.
JUEGOS
1.- El vecindario: Hacer grupos, cada grupo es un vecindario, que busca su nombre. Se hacen
pruebas a cumplir en el menor tiempo posible: lista de sus integrantes y ocupaciones, cantar una
ronda, vestir a uno con periódico...
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2.- La muralla: Al centro del campo se trazan dos líneas paralelas a unos tres metros, donde estará
un vigilante para atrapar a quienes tratan de cruzar esa muralla. A la señal, los equipos
contrincantes, colocados a uno y otro lado, tratarán de cruzar la muralla, sin ser atrapados por el
vigilante. Este, sin salirse de la muralla, si atrapa a uno, ocupa su puesto.
CUARTA POSADA:
DÍA 19: HAGAMOS EL NACIMIENTO
EN EL PUNTO DE PARTIDA
Ambientación: Están las figuras del Nacimiento, si éste aún no se coloca, para que las observen.
Las podrían llevar en la procesión para formar un Nacimiento rápido en el lugar de posada.
1. Como grupo ¿Tú crees que estamos respondiendo? ¿De qué manera?
2. Dentro del grupo al que perteneces ¿Eres tomado en cuenta?
Lectura: 2 Pe 3, 4-13
DURANTE EL CAMINO
CANTO:
Primer misterio: ¿Qué mensaje nos dejan los personajes del nacimiento? (Respuestas y rezo
del misterio)
Segundo misterio: ¿Qué expresa de nuestra vida el nacimiento? (Respuestas y rezo del misterio)
Cuarto misterio: ¿Con qué personaje nos identificamos? (Respuestas y rezo del misterio)
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Quinto misterio: ¿Qué pesebre debemos preparar a Jesús? (Respuestas y rezo del misterio)
CANTO:
Comentador: A veces el Nacimiento es un mero adorno, una costumbre que no nos dice nada,
son figuras de cualquier material, pero no nos recuerdan que debemos hacer nuestro huésped a
Cristo, en el alma por la vida de gracia, en la vida familiar por el amor.
Fuera:
Dentro:
Comentador: Es más fácil admirar besar una imagen del Niño Dios de madera o fibra de vidrio,
hermosa, aunque hecha en serie, que aceptar un Cristo feo y sucio en el pordiosero, drogadicto,
borracho, en la madre soltera, la prostituta, el ratero, o la chismosa. Si no lo haces por amor al
prójimo a quien ves, hazlo por amor a Dios, a quien no ves pero dices amar.
Afuera:
47
Dentro:
Ya se pueden ir y no molestar,
porque si me enfado los voy a apalear.
Afuera:
Dentro:
Comentador: ¡Vah! no me molesten. ¿Ocuparme de ti? ¡Bastante tenemos con los problemas
económicos, políticos, y de los hijos!
Afuera:
Dentro:
Comentador: Es verdad, escuchándote un poco, ahora me doy cuenta que José es ese señor que
trabaja conmigo en la fábrica o en la oficina; que María es la muchacha que me ayuda, la
secretaria del banco, todos ellos, para mí extraños, pobres, pero todos ellos me traen a Jesús esta
Navidad y me piden que lo reciba: «Lo que le hagan al más pequeño de mis hermanos, a mí me lo
hacen» Veamos la posibilidad de hospedarlos.
Afuera:
Dentro:
48
Afuera:
Dentro:
Comentador: ¿Podremos ahora recibir a alguien? ¿Compartir la alegría con alguien? ¿Dar nuestro
cariño, afecto, amistad? Demos la respuesta a Cristo, recibamos al Señor que viene, recibamos a
nuestros hermanos.
Todos:
Comentador: Dios es amor, y el que permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él.
Canto:
Guía: Dirigimos a tí nuestra oración, Señor, Hijo de Dios vivo, que has querido ser también hijo
de una familia humana, y te decimos juntos:
Tú que amaste y fuiste amado por tus padres, afianza el amor y la concordia en nuestras familias.
R.
Tú que estuviste siempre atento a las cosas de tu Padre, haz que en nuestras familias Dios sea
glorificado. R.
Tú que has dado parte de tu gloria a María y a José, admite a nuestros familiares difuntos, que
otros años celebraron Posadas con nosotros, en tu familia eterna. R.
Dios Padre, que tanto amaste al mundo que nos entregaste a tu Hijo Jesús nacido de la Virgen
María para salvarnos y llevarnos de nuevo a tí, bendice las imágenes de nuestro nacimiento y la
actividad de cuantos lo realicen, para que nos ayuden a celebrar la Navidad con alegría, y a ver a
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Cristo presente en todos los que necesitan nuestro amor. Te lo pedimos en el Nombre de Jesús,
que vive y reina por los siglos.
ACTIVIDADES:
El arbolito de Navidad: Cada participante escribe en un papel qué le regala o le desea a uno de
los compañeros, lo dobla y pone el nombre del destinatario. Lo puede hacer con todos los que
quiera. Se coloca en un arbolito, y alguien los va repartiendo. El que lo recibe lo lee y escucha la
razón del regalo.
Nacimiento del barrio: Con material de desecho, objetos conseguidos, materiales trabajados
anteriormente, se van realizando los elementos que van a formar el nacimiento de ese centro:
casas, animales, el portal, la estructura del pesebre, mensajes, etc.
QUINTA POSADA:
DÍA 20: LA VISITACIÓN
EN EL PUNTO DE PARTIDA:
ESCENIFICACIÓN:
Comentador: María arregló algo de ropa y salió corriendo a visitar a su anciana prima Isabel, que
vivía en un lejano pueblo, pues supo que esperaba también un hijo. Cantaba, saltaba, hablaba con
las aves, saludaba a cuantos encontraba. Así llegó.
Isabel: Hola prima, qué milagro, qué alegría traes, tienes a Dios viviendo a sus anchas en tí.
Dichosa tú que has creído.
María: Imagínate, Isabel, que Dios se ha fijado en mí que soy la más pequeña. Por su amor todo
el mundo sabrá que yo existo.
Isabel: Es porque vas a ser la Madre del Mesías salvador. Pasa, pasa. Uff, esta creatura que llevo
ya está pataleando otra vez, como David ante el Arca de la Alianza.
María: Es que Dios ve las cosas diferentes. Quiere que todos seamos iguales. Espera que los
fuertes se bajen a sus tronos para que suban los que están aplastados, que los ricos dejen de comer
tantas chucherías y piensen que hay muchos que no tienen para comer. Dios quiere una familia
donde cada uno se preocupe por los demás y les ayude a sacar adelante sus problemas.
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CAMINO HACIA EL LUGAR
Canto:
Quinto misterio: ¿Qué podríamos hacer para vivir como Dios quiere? (Respuestas y rezo)
Hacer una lista de personas que tienen menos y que podemos ayudar.
CANTO:
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con más vi, vi, vi, con más lla, lla, lla;
con más vi, con más lla, con más villancicos,
estarás alegre.
PETICION DE POSADA
Comentador: El Señor pide posada, pide que lo esperemos, que lo recibamos ahora que llega a
nuestros hermanos, que viene en cada hombre, que se acerca a nosotros: «Lo que le hagan al más
pequeño de mis hermanos, a mí me lo hacen».
Afuera:
Dentro:
Comentador: A veces se trata sólo de cortesía, la caridad que desearíamos para nosotros, y que
tenemos obligación hacia todo ser humano.
Afuera:
Dentro:
Ya se pueden ir y no molestar,
porque si me enfado los voy a apalear.
Comentador: ¡Qué indiferentes somos ante las situaciones que viven los que están cerca de
nosotros! ¡Qué egoístas, para pensar sólo en nuestros problemas, y encerrarnos en ellos, cuando
hay otros que sufren aún más!
Afuera:
Dentro:
Comentador: Hay que insistir. Ese hermano tuyo, del que no te importa el nombre, te dice: sí, soy
tu hermano, soy cristiano. Y no te pido algo que no esté a tu alcance.
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Afuera:
Dentro:
Comentador: ¿Podremos ahora recibir a alguien? ¿Compartir la alegría con alguien? ¿Dar nuestro
cariño, afecto, amistad? Demos la respuesta a Cristo, recibamos al Señor que viene, recibamos a
nuestros hermanos.
Afuera:
Dentro:
Afuera:
Dentro:
Todos:
Comentador: «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo único para que todo el que crea
en El tenga vida eterna».
CANTO:
53
ORACIÓN:
Oración a Papá Dios: Padre bueno, tú nos amas y quieres que seamos felices. Gracias por tu Hijo
Jesús... por dejarlo ser como nosotros, y por estar nosotros en su corazón de niño alegre y
amigable. El mostró a todo mundo que se puede vivir en paz, si cada uno pone lo que esté de su
parte. Ayúdanos a ser como Él, a no olvidar que nos amas, que vives en nosotros. Haz que te
mostremos a toda la gente, pues tú te alegras cuando compartimos y ayudamos a otros, como lo
hizo tu Hijo Jesús.
JUEGOS:
1. El paso de la aduana: El animador pregunta si algo pasa por la aduana, y el jugador debe
contestar sólo: «sí pasa» o «no pasa». Responde que sí cuando el objeto preguntado se encuentra
en la persona que está a su derecha, y que no cuando no se encuentra en dicha persona.
2. Naranjas viajeras: Se hacen dos equipos, en fila, con un recipiente vacío a espaldas y uno con
igual número de naranjas delante. Con la mano izquierda toman la derecha del vecino, y se irán así
pasando las naranjas hasta depositarlas en el recipiente vacío, sin dejar caer algunas. Gana el
primero que pasa todas las naranjas.
SEXTA POSADA:
DÍA 21: AYUDEMOS AL POBRE
EN EL PUNTO DE PARTIDA
REPRESENTACIÓN:
Comentador: María en su casita pobre cosía pañales, tejía sacos y camisitas, cuidaba la casa; José
preparaba la cuna y trabajaba duro. Algunos ratos se juntaban para conversar y también para
hablar con Dios; le contaban sus cosas y las necesidades de los vecinos. Llegó una vecina:
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Lectora 2: Muy bien, pero me están quedando grandes los zapatitos que estoy tejiendo.
Lectora 2: Oiga, Doña Noemí, tengo un abrigo que le dieron a José por un trabajo, y usted sale
muy noche de su trabajo y le puede servir, llévesela.
Lectora 1: Gracias, María. Yo le traigo un dulce que hice con las uvas que me dio. Le da a Don
José. Verá qué rico quedó. Me voy, porque dejé la comida en la lumbre.
DURANTE EL CAMINO
CANTO:
Primer misterio: ¿Cómo se tratan las mujeres (lectoras 1 y 2? (Respuestas y rezo del misterio)
Segundo misterio: ¿Qué es lo que más te gustó de esa amistad? (Respuestas y rezo del misterio)
Tercer misterio: En el barrio ¿cómo nos comportamos entre vecinos? (Respuestas y rezo del
misterio)
Cuarto misterio: ¿Qué vecinos se han comportando contigo como las mujeres (lectora 1 y 2)?
(Respuestasy rezo del misterio)
Quinto misterio: ¿Cómo te gustaría que fuera nuestro barrio o rancho? (Respuestas y misterio)
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Antes de las 3 Aves Marías
¿Qué vamos a hacer como actos de solidaridad entre vecinos para esta Navidad?
PETICION DE POSADA
Comentador: El Señor pide posada: «Lo que le hagan al más pequeño de mis hermanos, a mí me
lo hacen». A veces no queremos, nos molesta oír a los demás, preferimos pensar sólo en nosotros.
¡Qué me importan los demás!
Fuera:
Dentro:
Comentador: Si no lo haces por amor al prójimo a quien ves, hazlo por amor a Dios, a quien no
ves pero dices amar. Ese enfadoso, molesto, importuno, no merece posada; debe ser acusado a la
policía para que lo arresten, o echarlo fuera valiéndose de pandilleros.
Afuera:
Dentro:
Ya se pueden ir y no molestar,
porque si me enfado los voy a apalear.
Afuera:
Dentro:
56
Comentador: ¡Vah! no me molesten. ¿Ocuparme de ti? ¡Vah! ¿Crees que tus cuentos son creíbles
y me seducen tus mentiras? Conozco el complejo de los pordioseros.
Afuera:
Dentro:
Afuera:
Dentro:
Comentador: Abrimos nuestras puertas, y nuestro corazón se llena de alegría. Donde está Jesús,
donde están nuestros hermanos, donde hay amor, hay alegría Cuando no les paguen en este
mundo, tendrán su premio en el cielo.
Afuera:
Dentro:
Comentador: ¿Podremos ahora recibir a alguien? ¿Compartir la alegría con alguien? ¿Dar nuestro
cariño, afecto, amistad? Demos la respuesta a Cristo, recibamos al Señor que viene, recibamos a
nuestros hermanos.
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Todos:
Comentador: La virtud más excelente de todas es la caridad. Cantemos juntos nuestra alegría.
CANTO:
ORACIÓN:
Ante la creciente desigualdad entre ricos y pobres; entre países desarrollados y subdesarrollados.
R.
Ante la compra de aparatos innecesarios y de lujos o fiestas, cuando muchos no tienen lo necesario
para vivir. R.
Señor, que para librarnos del pecado entregaste a tu Hijo, haz que siguiendo su ejemplo, sepamos
entregar nuestra vida en servicio de los que sufren, de los necesitados; que tengamos lazos más
fuertes que la sangre para las necesidades de los niños de la calle, de los ancianos, de los
marginados, para que nadie nos sea indiferente.
JUEGOS
1. La isla de la fantasía: Se dice al grupo que son los únicos sobrevivientes de una catástrofe
atómica.
Están todos en una isla amplia donde deberán organizarse para sobrevivir y formar una nueva
sociedad.
Se pondrán de acuerdo para este proyecto y realizarán por grupitos algunas escenas. Comentarios.
2. Carnaval de caridad. Llegar disfrazados y cargados con ropa y objetos que ya no usen y estén
aún en buenas condiciones para regalar a los más necesitados. Se da premio simbólico al mejor
disfraz y la mejor interpretación.
58
SÉPTIMA POSADA:
DÍA 22: JUAN BAUTISTA
EN EL PUNTO DE PARTIDA
REPRESENTACIÓN:
Comentador: Isabel tuvo su hermoso niño. Los amigos y amigas llegaron a visitarla, llevando:
pantaloncitos, leche, panes, arroz...
Pastora: Qué bonito niño, se parece a Don Zacarías con unos años menos. Dios ha sido muy
bueno con ustedes al darles un hijo.
Pastor: ¿Cómo le van a llamar? Yo creo que Zacarías, como su padre y como el profeta.
Pastora: Lástima que Don Zacarías no pueda hablar desde que tuvo alguna visión en el templo.
Zacarías: Este pedacito de cielo se va a llamar Juan, a secas, y va a ser un hombre de armas y las
va a tomar cuando se trate de defender los derechos de Dios.
Zacarías: Todos creen que Dios se queda cruzado de brazos, pero no es cierto. Quiere que
ayudemos a que las cosas anden mejor. Pero nos da miedo comprometernos. Más tú, mi niño, vas
a cantarles las verdades a todos. Que este mundo está de cabeza y hay que enderezarlo para que
haya paz y justicia. Lo que importa es el amor y el respeto con que nos tratemos unos a otros...
Después de tí irá otro que sí pondrá las cosas en su lugar y las hará caminar para que vivamos
como hermanos y en alegría. ¡Bendito sea Dios nuestro Padre!, Él estará siempre contigo.
Comentador: Nuestro Plan Diocesano de Pastoral pretende descubrir, trazar y seguir los caminos
del Señor.
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CAMINO HACIA EL LUGAR
CANTO:
Primer misterio: ¿Qué nos llama la atención de lo que dice Zacarías? (Respuestas y rezo del
misterio)
Segundo Misterio: ¿Dios se queda cruzado de brazos ante la situación? (Respuestas y rezo del
misterio)
Tercer misterio: ¿Qué mensaje trajo el nacimiento de Juan al mundo? (Respuestas y rezo del
misterio)
Cuarto misterio: Nosotros ¿qué mensaje traemos para nuestro mundo? (Respuestas y rezo del
misterio)
Quinto misterio: ¿Basta rezar para que las cosas se compongan? (Respuestas y rezo del misterio)
¿Qué podríamos hacer para que haya una mejor paternidad responsable?
CANTO:
60
En todas partes se oye su dulce y claro sonar,
en las cumbres y en los valles
y en los ámbitos del mar.
PETICION DE POSADA
Comentador: El Señor pide posada, cuando piden colaboración para las actividades de nuestra
comunidad. Es fácil dar dinero, pero es más difícil sentirnos parte de la comunidad, y
comprometernos en sus eventos y aspiraciones.
Fuera:
Dentro:
Comentador: Cuando tenemos un problema buscamos a Dios, pero cuando El nos busca no
tenemos interés, es mejor ver la televisión, charlar con los amigos, jugar maquinitas, descansar,
criticar, refugiarnos en el trabajo para no atender a nuestros compromisos urgentes.
Afuera:
Dentro:
Ya se pueden ir y no molestar,
porque si me enfado los voy a apalear.
Comentador: Pero en el día del juicio seremos juzgados sobre el amor, nuestra colaboración en la
búsqueda del bien común. Preferimos una Iglesia anónima, y se nos olvida que en el Bautismo nos
dieron un nombre personal por el que Dios nos llama.
Afuera:
Dentro:
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Comentador: A veces creemos que le hacemos un favor a Dios al acudir a sus cosas; se nos
olvida que somos nosotros los beneficiados. Él es quien nos hospeda a nosotros. Y preparamos así
nuestra mansión eterna en el cielo.
Afuera:
Dentro:
Comentador: La mayoría de personas tiene buena voluntad de seguir a Cristo, pero necesita
acompañamiento, orientación, caminos. ¿Podremos ofrecerlos?
Afuera:
Dentro:
Afuera:
Dentro:
Todos:
Comentador: La Palabra se ha hecho carne y ha habitado entre nosotros. Cantemos juntos nuestra
alegría.
62
CANTO:
ORACIÓN:
Por los padres de familia: Señor, concédenos comprender a nuestros padres y devolverles amor
por amor. Queremos expresar nuestro amor en lenguaje dulce y fuerte. Gracias por dárnoslo; ellos
han sufrido por nosotros y no hemos apreciado su trabajo. Devuélveles el bien que nos han hecho,
consérvales la salud, dales el pan de cada día, que sus almas se hallen siempre revestidas de tu
gracia, concédeles en la tierra la felicidad que se halla en servirte y amarte, y haz que nos podamos
un día reunir en el cielo.
JUEGOS
1. La familia inventada: Se hacen grupos (de muchachos, de adultos, de niños) para que
escenifiquen cómo sería una familia ideal.
2. La fuerza: Se hacen dos equipos iguales, se traza una raya en medio, y se colocan de uno por
uno a lo largo de la raya, uno frente a otro, tomados de las manos un contrario. A la señal,
forcejearán para atraerlo a su campo, lo cual daría un punto a su equipo. Si pisa tres veces el
campo contrario, descalificado. Gana quien acumula más puntos.
OCTAVA POSADA:
DÍA 23: EMPADRONAMIENTO
EN EL PUNTO DE PARTIDA
63
Lectura: Lucas 2, 1-5
REPRESENTACIÓN:
Comentador: Al gobierno se le ocurrió hacer un censo, para el cobro de impuestos, y cada uno
debía ir a su ciudad natal. José tenía que viajar hasta Belén, y María, a pesar de su estado, no quiso
que se fuera solo. El viaje era peligroso para ella, mas también debía empadronarse. Con sus
ahorros, José compró un burrito para el viaje.
José: Mira, María, cayó un recado del cielo (lo recoge). Veamos qué dice: De Papá Dios para
José: José, deja esa mala cara, así no viven los hombres que me conocen, porque yo soy alegre.
Estate tranquilo, yo cuidaré de ustedes. María, ten cuidado con el Niño. Y no olviden que Yo los
quiero mucho. Háganlo saber a todo el mundo.
CANTO:
Gloria
Primer misterio: ¿Por qué tuvieron que hacer el viaje María y José? (Respuestas y rezo del
misterio)
Segundo misterio: ¿Dios está de acuerdo con las leyes que hacen daño a las personas?
(Respuestas y rezo)
64
Tercer misterio: ¿Alguna situación de nuestra vida se parece a ésta? (Respuestas y rezo del
misterio)
Cuarto misterio: ¿Qué enseñanza nos deja Dios en esta historia? (Respuestas y rezo del misterio)
Quinto misterio: ¿De qué seguridades nos hemos tenido qué desprender para seguir los planes de
Dios, en alguna ocasión? (Respuestas y rezo del misterio)
PETICION DE POSADA
Comentador: Nos quejamos del racismo, discriminación. Pero ¿no nos comportamos así con los
hermanos que acuden a nosotros?: «Lo que le hagan al más pequeño de mis hermanos, a mí me lo
hacen».
Fuera:
Dentro:
Comentador: Nos quejamos de cómo tratan a los migrantes en E.U.pero aquí son los insultos, las
policías, la violencia callejera.
Fuera:
Dentro:
Ya se pueden ir y no molestar,
porque si me enfado los voy a apalear.
Comentador: Aunque no los conozca, son personas, y merecen nuestra atención personal.
Fuera:
Dentro:
No me importa el nombre, déjame dormir pues ya les digo que no hemos de abrir.
65
Comentador: Cuesta vencer nuestra desconfianza, el miedo a que nos despojen o engañen, pero
pensemos en nuestra condición de forasteros en este mundo.
Fuera:
Dentro:
Comentador: ¿Podremos ahora recibir a alguien? ¿Compartir la alegría con alguien? ¿Dar nuestro
cariño, afecto, amistad? Demos la respuesta a Cristo, recibamos al Señor que viene, recibamos a
nuestros hermanos.
Fuera:
Dentro:
Fuera:
Dentro:
Todos:
66
CANTO:
ORACIÓN
Te pedimos, Señor, por los que tienen en sus manos los destinos de nuestros pueblos. Haz que
comprendan su función de promotores del orden y la paz. Que reconozcan que tú eres Padre de
todos, el dueño de la historia, el que nos hace buenos, bendice el pan, santifica el trabajo y el
dolor, y nos da la verdadera alegría. Que no vean a la Iglesia como rival, sino propicien su acción
evangelizadora. Y a nosotros haznos buenos ciudadanos, respetuosos de la autoridad y del orden,
por el cumplimiento fiel de las leyes justas. Amén.
JUEGOS
1. Cruzar el arroyo: Se hacen equipos. Se traza una arroyo ancho en el suelo. Cada equipo debe
pasar al otro lado, sin ahogarse (se ahoga el que no logra saltar hasta la otra orilla). Se puede
ayudar unos a otros, o hacer un puente con hojas donde escriban disposiciones para recibir a
Cristo. Gana el equipo que menos ahogados tuvo.
67
NOVENA POSADA:
DÍA 24: EL NACIMIENTO
EN EL PUNTO DE PARTIDA
3.- ¿Cuáles son los cambios que está trayendo el plan pastoral?
a).- Hay más solidaridad ( ) b).- Cambio de actitudes c). – Hay comunión ( )
d).- Otros:
REPRESENTACIÓN:
Comentador: Después de varios días de viaje llegaron María y José. Pero estaban en fiestas y no
había dónde pasar la noche. Anduvieron tocando puertas.
José: Somos de fuera, venimos por lo del censo, mi esposa está embarazada ¿no tiene un
lugarcito?
Comentador: Por ninguna parte encontraron. Parecía que nadie se interesaba por ellos. Por fin,
una anciana:
Juana: Joven, yo soy pobre y en mi casa están todos mis parientes, pero conozco un establo que
está en las afueras, podemos arreglarlo para que se queden ahí. Cuánto gusto me daría ayudarle a
su señora en el parto.
Comentador: Después del abrazo de gratitud, fueron al portal y comenzaron a limpiarlo. A María
le comenzaron los dolores, José se puso nervioso, la señora lo calmaba para que se pusiera a orar y
le dio unos pañales y ropas.
Primer misterio: ¿Cómo se portó la gente con los peregrinos? (Respuestas y rezo)
68
Tercer misterio: ¿De qué forma puede hoy Jesús estar tocando las puertas de nuestro hogar?
(Respuestas y rezo)
CORO
69
Por cuna te ofrezco mi fiel corazón,
más no lo merezco, y te pido perdón.
No hagas pucheritos duerme niño amado
que mi cruel pecado te causa conflictos.
ORACIÓN:
Amigo Jesús, gracias por venir a vivir con nosotros. Tú eres alegre y amigo, porque sabes que
Dios es tu papá que te quiere y espera que tú quieras a los demás para que todos seamos amigos de
todos. Queremos ser como tú. Enséñanos a ayudar, a compartir, a ser buenos hermanos, para que
todos sepan que tú estás con nosotros.
Portal: Señor, queremos ser como ese portal de Belén que te acogió en tu Nacimiento. Danos
sencillez, generosidad, alegría, paz en nuestro corazón.
Heno o paja: Señor, queremos ser como esa paja fresca donde te recostaste por primera vez. Que
encuentres en nosotros suavidad, frescura, descanso, disposición para servir.
Pesebre: ¡Qué alegría poder ser tu cuna, Señor! Experimentarte tan cerca de mí, sentir tu
suavidad, tu calor, tu aliento de vida. Permítenos ofrecerte lo mejor que tenemos y somos,
conservando tu gracia y alejándonos del pecado que nos separa de tí.
El buey y la mula: Señor, qué dicha tan grande la del buey y la mula, poder estar tan cerca de tí,
contemplar tu hermoso rostro, disfrutar tu inocencia y tu ternura, servirte con su hálito para
calentarte a pesar de ser bestias. Gracias por permitirnos acercarnos a tu casa, escuchar tu Palabra,
recibirte en la Eucaristía, a pesar de ser muchas veces indignos. Virgen María: «Yo soy la madre
del amor, del temor y de la santa esperanza. En mí está toda gracia del camino y de la verdad, y
toda esperanza de vida». En esta noche queremos comprometernos, como María, a ser verdaderos
discípulos y misioneros de Jesucristo, amando y sirviendo a los demás, para que tengan vida en
Cristo.
San José: José, el varón escogido por Dios para que, junto con María, formara un matrimonio
único, irrepetible, testigo del misterio oculto del nacimiento virginal del Salvador. Dios quiso
confiar a San José el ejercicio de paternidad sobre el mismo Hijo de Dios. Señor, permítenos ser
como San José, el hombre justo, el siervo fiel y prudente, y llevar a la familia a la santidad.
Ángel: Señor, permítenos ser también mensajeros fieles de tu Palabra, de tu doctrina y de tu amor.
Llevar la Buena Noticia de la salvación a todos los que tratamos. Gloria a Dios en el cielo y paz en
la tierra a los hombres que ama el Señor.
Pastores: Señor, junto con esos pastores sencillos, queremos también ayudarte a cuidar tu rebaño,
llevando una palabra de consejo, de aliento, de alivio, a quienes nos rodean.
70
Borregos: Señor, tú eres el Cordero sin mancha, pero muestras preocupación y predilección por
tus ovejas perdidas. Ayúdanos a vencer las tentaciones del pecado y haznos volver al camino de la
verdad y del bien.
Estrella: Que igual que esa estrella sepamos guiar y manifestar la luz del Señor a nuestros
familiares y amigos. Que podamos iluminar sus corazones, para que, a través de nuestro apoyo,
encuentren el camino hacia tí.
Reyes magos: Señor, permítenos a nosotros tener disposición de seguir tu estrella y de ofrecerte el
regalo de nuestra fe, esperanza y caridad. Ilumina nuestra vida y guíanos por los duros caminos de
la vida para llegar a tí.
Niño Jesús: Cristo, Hijo de Dios encarnado en el seno purísimo de María, en todo semejante a
nosotros menos en el pecado: nos llenamos de gozo con tu nacimiento, que ilumina los rincones
de las conciencias. Ayúdanos a preparar tu segunda venida con gozo y esperanza.
JUEGOS
Navidad de los animales: Se reparten papelitos con nombres de animales, repetidos para hacer
grupos: gallinas, vacas, pájaros, borregos, lobos, urracas, arañas, tortugas. A la señal, se
identifican con un sonido o imitación del animal, hasta que se encuentran los de la misma especie.
Entonces piensan: ¿Cómo puede cooperar nuestra familia para prepararle un buen lugar de
nacimiento al Mesías? Participan a los demás sus resultados, para ver cómo toda la creación
coopera para la salvación, a veces más que los humanos.
71
HORA SANTA
PRIMERA SEMANA DE ADVIENTO
EL ENVIADO DEL PADRE
ESTACIONES EUCARISTICAS
OFRECIMIENTO:
Señor Jesucristo, nos congregamos junto a ti en esta audiencia que nos concedes bondadoso.
Somos tus amigos, Señor. Tú nos amas, y queremos corresponder a tu amor. Somos los creyentes
de esta comunidad cristiana. Tenemos hambre de ser santos, aunque somos pecadores. Y sentimos
tu llamada a ser apóstoles entre nuestros hermanos.
Creemos, Señor, que Tú eres el camino único que conduce al Padre. Pero son muchos los
hombres, hermanos nuestros, que andan perdidos sin saber que han sido creados por Dios y para
Dios. Ignoran que Tú los has rescatado con el precio de tu Sangre. No atinan a dar sentido a su
vida, y no aspiran a ocupar el lugar que Tú les tienes preparado en tu gloria. Por nosotros, los
creyentes, y por los que no te conocen, venimos a rogarte, Señor.
Te agradecemos el regalo de la vida y el tesoro de la Fe; la alegría y la Esperanza que arraigas en
nuestros corazones; el don del Amor y la ilusión que nos das de ayudarte en la salvación de
nuestros hermanos.
Venimos a adorarte, Jesús, porque eres el Hijo de Dios, Uno con el Padre y el Espíritu Santo.
Vives desde siempre y para siempre. Posees la plenitud de la gracia y eres la Sabiduría y la
Verdad. Junto con el Padre creaste todas las cosas y te ha sido dado todo el poder en el cielo y en
la tierra. Eres digno de adoración, gloria y alabanza por siempre.
Por eso te agradecemos que te hayas hecho hombre; que estés formado de nuestro mismo barro;
que conozcas nuestras angustias, depresiones y miedos; que hayas saboreado nuestras mismas
alegrías, ilusiones y éxitos.
Maestro, háblanos al corazón, porque tu palabra nos alienta y nos perdona, ilumina nuestra vida y
nos hace sabios con la sabiduría de Dios.
Te queremos escuchar hoy con la fe de los doce Apóstoles, con el amor de María tu Madre, que
atesoraba en su corazón tus gestos y tus palabras, para meditarlos y hacerlos vida. Ayúdanos a
mantenernos vigilantes y atentos como Ella en esta hora de adoración. Amén.
Jesús vino a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga el día de sábado, le entregaron el
volumen del profeta Isaías, y halló el pasaje donde estaba escrito: "El Espíritu del Señor está sobre
mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Noticia. Me ha enviado a proclamar
la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar
el año de gracia del Señor". Enrolló el volumen, y comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido esta
Escritura que acaban de oír",
PALABRA DEL SEÑOR.
72
Cristo ha venido, viene y ha de venir... Son tres tiempos diferentes de una sola venida. Jesús
confiesa que Él es "el enviado del Padre" (Juan 10,36). Israel esperó durante muchos siglos al que
tenía que venir, y vino en Belén. Ahora, viene cada día a su Iglesia de muchas formas, pero sobre
todo por el Sacramento del Altar.
Sin embargo, aquella venida primera y la venida actual no son más que el signo y la promesa de la
venida definitiva que se realizará al final de los tiempos, como dice el Señor en el Apocalipsis:
"Miren, que vengo en seguida" (Ap. 22,12). Entonces ya no habrá que esperar nada más, nada,
porque se habrá realizado en todo y para siempre el plan de la salvación...
Jesús vino antes para revelarnos el amor de Dios nuestro Padre. Y vino para dar al mundo la
Buena Noticia de la salvación, destinada a los pobres que lo fían todo de Dios.
Cristo viene ahora, en la Eucaristía especialmente, para darnos la vida: "He venido para que
tengan vida, y la tengan abundante" (Juan 10,10). Y vendrá al final para revelarnos en todo su
esplendor la gloria del Padre: "Yo les he dado la gloria que tú me diste" (Juan 17,22), "esperanza
de la gloria de Dios" (Romanos 5,2), gloria definitiva, porque "cuando aparezca Cristo, entonces
también ustedes aparecerán gloriosos con él" (Colosenses 3,4)
¿Hay alguien más grande, que el Dios que envía? ¿Y hay un embajador más digno y fiel que ese
Jesús, enviado por el Padre, si es su propio Hijo, y Dios como su Padre?...
En la espera de Cristo al final de los tiempos, la esperanza más firme que tenemos es la Eucaristía,
"garantía de la gloria", como la llama la Iglesia, conforme al encargo de San Pablo: "Cada vez que
coman del Pan y beban del Cáliz, anuncien la muerte del Señor, hasta que venga" (1Corintios
11,26)
Jesucristo Sacramentado es el mismo que vino, el que viene continuamente a su Iglesia para
santificarla y el que vendrá glorioso al final del mundo. Y la Eucaristía es el memorial que nos
hace presente lo que pasó una vez y nos dice lo que vendrá definitivamente al fin. Por eso la
Eucaristía es la fuente de donde brota y la cima en que acaba toda la vida cristiana.
Hablo al Señor.
¡Cuánto que te esperó el mundo, Señor Jesús! Y ahora, que te tiene consigo, se mantiene alejado
de ti. Lo peor es que te sientes muchas veces solo porque los tuyos no contamos contigo como
debemos. Viniste para revelarnos al Padre, y el mundo vive sin Dios. Vienes ahora en el
Sacramento, y los hombres no te reciben. Volverás glorioso un día, y nos dices que no encontrarás
fe. ¿A quién iremos, Señor, si no vamos a ti?... Haz que te aceptemos ahora con fe y con amor.
¡Ven, Señor, que te abrimos las puertas de nuestro corazón!
73
Jesús, que viviste en la tierra como uno más de nosotros.
— ¡Ven, Señor, a mi corazón!
Jesús, que ahora nos visitas cada día en el Sacramento.
— ¡Ven, Señor, a mi corazón!
Jesús, que volverás glorioso al final de los tiempos.
— ¡Ven, Señor, a mi corazón!
Jesús, que eres nuestra única esperanza de salvación.
— ¡Ven, Señor, a mi corazón!
Jesús, que quieres encontrarnos en vela y oración.
— ¡Ven, Señor, a mi corazón!
Jesús, que eres la prenda de nuestra resurrección.
— ¡Ven, Señor, a mi corazón!
Jesús, que vienes para llevarnos al Padre.
— ¡Ven, Señor, a mi corazón!
Jesús, que vienes para darnos vida inmortal.
— ¡Ven, Señor, a mi corazón!
Jesús, que nos buscas para tenernos siempre contigo.
— ¡Ven, Señor, a mi corazón!
Señor Jesús, nosotros no te hacemos falta a ti, pero nosotros sin ti nos hubiéramos perdido y por
eso viniste a buscarnos para darnos la vida. Cada día nos visitas de nuevo con tu Gracia y te haces
presente entre nosotros con la Eucaristía. ¡Que sepamos aceptarte cada vez con más amor!
Madre María, que con tu "¡Sí!" generoso trajiste el Salvador al mundo y nos lo sigues trayendo a
nuestros corazones. Haz que sepamos recibirlo con la misma fe y amor con que Tú le diste cabida
en tu Corazón Inmaculado. Sólo así podremos corresponder al amor infinito con que el Hijo de
Dios e hijo tuyo vino a salvarnos.
En mi vida. (Autoexamen)
Si Cristo vino al mundo y está en el mundo, ¿no merecemos el reproche del Bautista: "En medio
de ustedes está uno a quien no conocen?"... El esperado de los siglos está ahora con nosotros en su
Sagrario, ¿y vamos a Él, y sabemos llevar a todos los hermanos hacia ese Jesús, que es ahora
nuestra salvación y mañana será nuestra gloria? Al venir al mundo, el Dios invisible se hizo carne
en las entrañas de María. Ahora está entre nosotros con apariencia de pan. ¿Nos habrá de repetir el
Evangelista que viene a los suyos y los suyos no le reciben?...
PRECES
Invocamos a Jesucristo, el Enviado del Padre para nuestra salvación, y le decimos:
Bendícenos y santifícanos, Señor.
Jesús, Señor nuestro, que sigues ofreciendo y dando tu vida a los pobres que vienen a ti;
Nosotros queremos acogerte siempre en nuestros corazones.
El mundo busca anhelante un salvador, sin reconocer que el Salvador verdadero eres Tú, el
Enviado de Dios; Haz que todos te reconozcan y den contigo en sus vidas.
74
Suscita en tu Iglesia muchos evangelizadores, que anuncien a todos los pueblos la salvación que
Tú nos has traído y sigues ofreciendo por tu Iglesia.
Padre nuestro.
Señor Sacramentado, aquí en la Eucaristía repites sin cesar el prodigio de amor con que un día
viniste a nosotros en Belén. Allí no encontraste más corazones que te amasen sino los de María,
José y unos cuantos pastores. Aquí queremos que halles cabida en todos nosotros, que te amamos
y te recibimos con brazos muy abiertos.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Oremos. Oh Dios, que en este Sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión.
Concédenos venerar de tal modo los misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos
continuamente en nosotros los frutos de tu redención. Que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
-Amén.
75
SEGUNDA SEMANA DE ADVIENTO
JESUCRISTO, EL ROCÍO DEL CIELO
TODOS. Amén.
ESTACIONES EUCARISTICA
OFRECIMIENTO:
Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombres estás noche y día en este Sacramento, lleno de
piedad y de amor, esperando, llamando y recibiendo a cuantos vienen a visitarte.
Creo que estás presente en el Sacramento del altar. Te adoro desde el abismo de mi nada y te doy
gracias por todas las gracias que me has hecho, especialmente por haberte dado Tú mismo en este
Sacramento, por haberme concedido por mi Abogada a tu Madre amantísima y haberme llamado a
visitarte.
Adoro a tu Santísimo Corazón, y deseo adorarlo por tres fines. El primero, en acción de gracias
por este insigne beneficio de la Eucaristía. En segundo lugar, para desagraviarte por todas las
injurias que recibes de tus enemigos en este Sacramento. Y finalmente, porque deseo adorarte con
esta Hora Santa en todos los lugares de la tierra donde estás sacramentado con menos culto y más
olvido.
Me pesa de haber ofendido tantas veces a tu divina bondad en mi vida pasada. Propongo con tu
gracia no ofenderte más en adelante. Y ahora, por más miserable que me vea, me consagro
enteramente a ti; renuncio a mi voluntad y te la entrego por completo, con mis afectos, deseos y
todas mis cosas.
De hoy en adelante, haz de mí, Señor, todo lo que te agrade. Yo solamente quiero y te pido tu
santo amor, la perseverancia final y el perfecto cumplimiento de tu santa voluntad.
Te encomiendo las almas del Purgatorio, especialmente las que fueron más devotas del Santísimo
Sacramento y de la Virgen María. Te encomiendo también la conversión de todos los pobres
pecadores.
Finalmente, amado Salvador mío, uno todos mis afectos y deseos a los de tu Corazón
amorosísimo, y así unidos los ofrezco a tu Eterno Padre y le suplico, en nombre tuyo, que por tu
amor los acepte y escuche. Así sea.
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en
el principio junto a Dios. Todo fue hecho por medio de él, y sin él no se hizo nada de cuanto
existe. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, pero
las tinieblas no lo recibieron... Venía al mundo la luz verdadera, la que ilumina a todo hombre... Y
el Verbo se hizo carne y vino a habitar en medio de nosotros; y nosotros hemos visto su gloria,
gloria como de unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad... De su plenitud hemos recibido
todos, y gracia sobre gracia. Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; pero la gracia y la
verdad nos han llegado por Jesucristo,
PALABRA DEL SEÑOR.
76
El rocío de la mañana es una de las más bellas y poéticas expresiones de la Biblia para hacernos
entender la acción de Dios sobre el mundo. Si queremos comprender la imagen del rocío hemos de
situarnos en Palestina durante el verano abrasador. El calor es insoportable durante el día. Pero
llega la noche, y, sin que nadie lo vea cómo se forma, el rocío cuaja en las hojas de las plantas, en
los pétalos de las flores, en las mismas piedras de la montaña. Las gotas de rocío parecen puñados
de perlas esparcidas por doquier. Por el rocío, todo se convierte en verdor y frescura, que sanan la
sequedad de la tierra.
La liturgia de la Navidad nos dice deliciosamente que el Hijo de Dios "descendió al seno de la
Virgen como el rocío sobre la grama". Ese Hijo de María lo había engendrado el Padre desde toda
la eternidad, como lo canta uno de los salmos más famosos: "Yo te engendré entre esplendores de
santidad, como rocío antes de la aurora" (Salmo 109,3)
El mundo suspiraba por el Cristo Salvador, y el profeta Isaías lo pedía a Dios con un grito
ardoroso: "¡Nubes, haced caer vuestro rocío!" (Is. 45,8)
Al venir al mundo, se cumplirá lo del profeta Oseas: "Será como el rocío para Israel, que se
convertirá en un jardín de lirios, en un paraíso de flores y aromas" (14,6)
Después, podremos decir de Jesús con Isaías, cuando el Señor resucite de entre los muertos en
mitad de la noche callada: "Tu rocío es rocío esplendoroso, y la tierra, empapada con él, da a luz a
sus muertos" (26,19).
El salmo profetizó la obra de este rocío celestial: "Descenderá como rocío, y en sus días florecerá
la justicia y habrá una paz duradera" {Salmo 71,6)
A nosotros, conforme al profeta Miqueas, nos compromete a ser también rocío en medio de un
mundo necesitado de Cristo: "Y será el Resto de Jacob ?es decir, la Iglesia, el verdadero Israel de
Dios? como rocío de Yahvé, en medio de los pueblos" (5,6)
Los que recibimos la Eucaristía, trigo de los campos que se empapó de rocío y ahora se nos hace
Pan celestial, ¿no vamos a ser rocío vivificador para todos los que nos necesitan?...
Hablo al Señor.
Señor Jesucristo, Tú eres el rocío que necesita la tierra reseca de mi corazón. Los afanes de la
vida, el trabajo agotador, la tentación peligrosa, las debilidades de cada día, ¿no son para mí un sol
abrasador que me aplasta, que me hace perder muchas veces la esperanza?... Pero Tú caes sobre
mí cada día como rocío vivificante, sobre todo al recibirte en la Eucaristía, y sabes convertirme en
jardín de flores y en campo donde germinan todas las virtudes cristianas.
77
— Ven a mí, Señor Jesús.
Jesús, derramado sobre el mundo por las nubes del Cielo.
— Ven a mí, Señor Jesús.
Jesús, portador de la justicia y la paz para el mundo.
— Ven a mí, Señor Jesús.
Jesús, que conviertes al mundo en un jardín de delicias.
— Ven a mí, Señor Jesús.
Jesús, que nos traes a la tierra frescor y aromas celestiales.
— Ven a mí, Señor Jesús.
Jesús, Pan de Vida que te formaste con rocío del Cielo.
— Ven a mí, Señor Jesús.
Jesús, que nos quieres rocío vivificador para el mundo.
— Ven a mí, Señor Jesús.
Jesús, fortaleza nuestra en las luchas de la vida.
— Ven a mí, Señor Jesús.
Jesús, ansia eterna de las almas que esperan.
— Ven a mí, Señor Jesús.
Señor Jesús, rocío refrescante para la tierra reseca, en la que haces florecer y germinar toda virtud.
Yo te ansío con verdadero afán, a fin de que me conviertas en un jardín delicioso para Dios. Yo no
deseo sino tu gracia, que vale más que la vida, para poder cantar a mi Señor con frescor de
amanecer.
Madre María, que, al recibir en tu seno el rocío bajado del Cielo, quedaste convertida en un
paraíso del Espíritu Santo, el cual tuvo en ti todas sus divinas complacencias. Haz que yo sepa
recibir la Gracia con la docilidad tuya, a fin de que mi corazón, limpio de toda culpa, sea un
reflejo de la hermosura de tu Corazón Inmaculado.
En mi vida. (Autoexamen)
Cuando me desaliento al ver la aparente inutilidad de mi vida, que parece un campo en el que
nunca brotará una flor, ¿pienso entonces en Jesús? ¿Me doy cuenta de lo que significa Él para el
desierto de mi corazón? En los momentos difíciles, debo suspirar por Él como el salmista: "Oh
Dios, Tú eres mi Dios. Mi alma está sedienta de ti. Mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca,
aridísima, sin agua". ¿A que Cristo me cambia por completo si acudo a Él con ansias tan vivas?...
PRECES
Dios nos ama y sabe lo que nos hace falta. Al campo estéril de nuestra alma le envía el rocío
refrescante de su Gracia que nos mantiene en perenne verdor. Por eso le decimos:
Te alabamos, Dios nuestro, y confiamos en ti.
Míranos siempre, Señor, Tú que has querido tener abierta siempre para nosotros la puerta de tu
misericordia y bondad;
— para que nunca falle nuestra confianza en ti.
78
Al declinar el día nos sentamos juntos en la Mesa de tu Hijo divino;
- y estamos seguros de que nos va a tener como sus hermanos y comensales también en el
banquete del Reino celestial.
Padre nuestro.
Señor Sacramentado, rocío bajado del Cielo sobre el campo de la Iglesia en la que mantienes
siempre el frescor del paraíso. Haz que vivamos de ti, en el Altar y en el Sagrario. Que comamos
con avidez el fruto del árbol de la vida: tu Cuerpo y tu Sangre, alimento que nos sustenta y que
nos guarda con salud vigorosa hasta la vida eterna. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos. Amén.
Oremos. Oh Dios, que en este Sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión.
Concédenos venerar de tal modo los misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos
continuamente en nosotros los frutos de tu redención. Que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
-Amén.
79
TERCERA SEMANA DE ADVIENTO
Y EL HIJO DE DIOS SE HIZO HOMBRE
TODOS. Amén.
ESTACIONES EUCARISTICA
OFRECIMIENTO:
Aquí me tienes, Jesús. Vengo a hacerte un rato de compañía. Para alabar contigo al Padre. Para
agradecerle sus gracias sobre nosotros. Para pedir perdón por el mundo pecador. Para suplicarle
sus favores por mediación tuya. Creo que estás aquí presente, Señor Jesús. Y creo en ti, y te adoro
y te amo. Vengo a verte porque me estás esperando. Porque me amas, y me quieres ver contigo.
Porque te amo, y no sé pasar sin ti. Eres mi Dios, y te adoro. Eres mi Maestro, y te escucho. Mi
Hermano y mi Amigo, y te quiero. Mi Señor y mi Rey, y te sirvo. Dejo de lado por un rato mis
quehaceres para estar a tus pies, como María de Betania, mirándote, escuchándote, amándote.
Después, regresaré a mis obligaciones o al nido de mi hogar, pero será con el corazón lleno de tu
alegría y con mucho más amor.
Jesús, creo en ti. Jesús, te quiero. Jesús, te bendigo.
En el principio existía el Verbo... y el Verbo era Dios... En el mundo estaba, el mundo fue hecho
por él, y el mundo no lo conoció... Vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron. Pero a todos los
que lo recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; los cuales
no nacieron de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre sino que nacieron de Dios. Y
el Verbo se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria
que recibe del Padre como Unigénito, lleno de gracia y de verdad.
PALABRA DEL SEÑOR.
Los patriarcas, los reyes, los profetas y todo el pueblo de Israel esperaban la epifanía o
manifestación del enviado de Dios, y se decían: ¿Cómo será el Mesías, el Cristo que tiene que
venir?...
Se lo pudieron imaginar de mil maneras. Pero a nadie se le ocurrió jamás que sería el mismo Dios,
el Hijo de Dios, quien iba a venir al mundo, y no como rey esplendoroso y lleno de majestad
aplastante, sino hecho un hombre como cualquiera de nosotros, escondida su Divinidad en el
cuerpecito de un infante encantador, de un niño adorado, de un joven simpático, de un varón
irresistible por su bondad, humildad, pobreza y amor.
No venía a desplegar un gran poder para sojuzgar al mundo, sino que "echó su tienda de campaña
entre nosotros" para vivir con nosotros, para compartir nuestra suerte, para hacernos conocer al
80
Padre y hacernos hijos suyos, para llenarnos con su Espíritu y enriquecernos con todos los bienes
de Dios.
Al haberse hecho hombre el Hijo de Dios y ser como uno de nosotros, Jesús respeta, realiza y
redime todo nuestro ser humano. Al compartir todo lo nuestro, nos comprende, nos valoriza, hace
suyas todas nuestras ilusiones, nuestros trabajos, nuestros dolores, nuestras debilidades. Goza con
todo lo nuestro, sufre con todo lo nuestro, porque participa en todo nuestra naturaleza humana.
Nuestra naturaleza no le comunica a Dios ningún mal, mientras que Dios comunica a nuestra
naturaleza todo bien. Si metemos el hierro frío y negro en el fuego, el hierro no comunica al fuego
ni su frialdad ni su negrura; mientras que el fuego ha comunicado al hierro todo su calor y
brillantez.
Esto que se realizó con la Encarnación del Hijo de Dios en el seno de María, lo vivimos
especialmente nosotros cuando nos unimos a Cristo en la Eucaristía.
Porque entonces, más que nunca, nos asume Cristo, nos hace "uno" con Él, y nos pasa a nosotros
la vida divina que a Él lo colma en plenitud. "Igual que yo vivo del Padre, así el que me come
vivirá por mí" {Juan 6,57). Dios todo en Cristo, y Cristo por la Comunión todo en mí...
Hablo al Señor.
Dios eterno, que te has hecho hombre como yo. Ahora puedo tratarte de tú a tú, pues eres como yo
en todo. Yo podía tener miedo ante Dios; ante un hermano mío, no. Antes estabas lejanísimo;
ahora te miro muy de cerca. ¡Jesús! De tal modo nos has acercado Tú a Dios, que puedes decirme:
no temas al ver en mí a tu Dios, ama al Dios que por ti se ha hecho y es un hombre. En ti veo,
Jesús, al Dios que se hace un servidor mío. Tú y yo vamos a vivir, amar, sufrir y gozar siempre
juntos. ¡Te haces tan pequeño Tú para hacerme tan grande a mí!...
81
— Jesús, te amo con todo el corazón.
Hijo de Dios, que en el Cielo intercedes por nosotros.
— Jesús, te amo con todo el corazón.
Hijo de Dios, que en el Cielo nos esperas a tus hermanos.
— Jesús, te amo con todo el corazón.
Jesús, ¡con qué confianza acudo a ti sabiendo que me entiendes perfectamente cuando amo y sufro
y gozo y me ilusiono y fracaso, porque Tú mismo amaste, sufriste, gozaste, te ilusionaste y
fracasaste como cualquiera de nosotros! Haz que te ame y que confíe siempre en ti.
Madre María, que nos diste hecho hombre al Hijo de Dios, encarnado felizmente en tu seno
virginal. Nadie como Tú conoció y entendió a Jesús, y nadie me puede llevar a Él como lo puedes
hacer Tú. Alcánzame de Dios la gracia de seguir a Jesús hasta el fin, aunque me cueste, como a ti,
clavarme firme en el Calvario.
En mi vida. (Autoexamen)
San Pablo nos dice que Dios nos ha elegido en Cristo para ser "santos, inmaculados, amantes"
(Efesios 1,4), copias sin defecto de lo que es Jesucristo ante el Padre. Para esto Dios se hizo
hombre, para que nosotros seamos como Dios. ¿Respondo yo así a mi vocación cristiana? ¿Me
doy cuenta de que en tanto soy un hombre o una mujer cabal en cuanto soy una persona cristiana
perfecta? ¿Aprecio la Gracia, la conservo, la acreciento sin cesar?... ¿Me esmero, sobre todo, en la
recepción de la Eucaristía, que acrece en mí sobremanera la vida de Dios, la santidad a que Dios
me llama?...
PRECES
Alabamos a Jesús, Cristo el Señor, el Hijo de Dios hecho hombre como nosotros, y le pedimos:
Acuérdate, Señor, de tu Pueblo santo.
En esta hora plácida del atardecer, cuando venimos ante tu presencia en el Sagrario,
- acepta nuestro trabajo de hoy, nuestro descanso, nuestro amor.
Eres el sol de justicia, que brilla con luz indeficiente en medio de un mundo en tinieblas,
- haz que los hombres tus hermanos sean constructores de paz y eliminen de la sociedad toda clase
de esclavitud.
Tú que eres el modelo y la imagen del hombre nuevo,
- convierte a todos los hijos e hijas de la Iglesia en modelos acabados de la santidad a la que Dios
los llama desde su Bautismo.
A todos nuestros hermanos que están fuera de su casa por trabajo o por merecido descanso,
- devuélvelos felizmente al seno de sus hogares.
Y a los hermanos que nos dejaron para ir a la Casa del Padre,
- dales el descanso eterno y la luz perpetua.
Padre nuestro.
82
Oremos. Oh Dios, que en este Sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión.
Concédenos venerar de tal modo los misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos
continuamente en nosotros los frutos de tu redención. Que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
-Amén.
83
CUARTA SEMANA DE ADVIENTO
SU NOMBRE ES JESÚS
TODOS. Amén.
ESTACIONES EUCARISTICAS
OFRECIMIENTO:
Señor Jesucristo, nos congregamos junto a ti en esta audiencia que nos concedes bondadoso cada
semana.
Somos tus amigos, Señor. Tú nos amas, y queremos corresponder a tu amor. Somos los creyentes
de esta comunidad cristiana. Tenemos hambre de ser santos, aunque somos pecadores. Y sentimos
tu llamada a ser apóstoles entre nuestros hermanos.
Creemos, Señor, que Tú eres el camino único que conduce al Padre. Pero son muchos los
hombres, hermanos nuestros, que andan perdidos sin saber que han sido creados por Dios y para
Dios. Ignoran que Tú los has rescatado con el precio de tu Sangre. No atinan a dar sentido a su
vida, y no aspiran a ocupar el lugar que Tú les tienes preparado en tu gloria. Por nosotros, los
creyentes, y por los que no te conocen, venimos a rogarte, Señor.
Te agradecemos el regalo de la vida y el tesoro de la Fe; la alegría y la Esperanza que arraigas en
nuestros corazones; el don del Amor y la ilusión que nos das de ayudarte en la salvación de
nuestros hermanos.
Venimos a adorarte, Jesús, porque eres el Hijo de Dios, Uno con el Padre y el Espíritu Santo.
Vives desde siempre y para siempre. Posees la plenitud de la gracia y eres la Sabiduría y la
Verdad. Junto con el Padre creaste todas las cosas y te ha sido dado todo el poder en el cielo y en
la tierra. Eres digno de adoración, gloria y alabanza por siempre.
Por eso te agradecemos que te hayas hecho hombre; que estés formado de nuestro mismo barro;
que conozcas nuestras angustias, depresiones y miedos; que hayas saboreado nuestras mismas
alegrías, ilusiones y éxitos.
Maestro, háblanos al corazón, porque tu palabra nos alienta y nos perdona, ilumina nuestra vida y
nos hace sabios con la sabiduría de Dios.
Te queremos escuchar hoy con la fe de los doce Apóstoles, con el amor de María tu Madre, que
atesoraba en su corazón tus gestos y tus palabras, para meditarlos y hacerlos vida. Ayúdanos a
mantenernos vigilantes y atentos como Ella en esta hora de adoración. Amén.
El origen de Jesús fue de esta manera. Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de
empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, que
era justo, pero no quería infamarla, resolvió divorciarla en privado. Así lo tenía planeado, cuando
el ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas tomar contigo
a tu mujer, porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por
nombre Jesús, porque él salvará al pueblo de sus pecados.
PALABRA DEL SEÑOR.
84
No había discusión en el nombre que debía llevar el Hijo de Dios hecho hombre, porque Dios se
adelanta y encarga primero a María y después a José: "Le pondrás por nombre Jesús". Y así fue:
"Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le puso el nombre de Jesús, el que le
dio el ángel antes de ser concebido en el seno" {Lucas 2,21)
A José le había dado la razón el mensajero celeste: "Porque él salvará al pueblo de sus pecados".
Es decir, Jesús va a ser El Salvador. Decir Jesús es lo mismo que decir: "Yahvé que salva", "Dios
es Salvador".
Por eso dirá Pedro a la asamblea de los judíos: "No hay otro Nombre dado a los hombres sobre la
tierra con el cual podamos ser salvos" {Hechos 4,12). Además, para un judío el nombre era lo
mismo que la persona. Por lo tanto, Jesús era significar la Persona adorable del Señor en todos sus
aspectos.
Esta es la razón por la cual la Iglesia ha tenido siempre una devoción especial al Nombre de Jesús.
La Liturgia, los santos y los escritores tienen expresiones hermosísimas, como el himno que canta:
"Jesús, dulce memoria, que comunicas los verdaderos gozos al corazón".
O como Fray Luis de León: "Dichoso, si se puede decir, el pecar, que nos mereció tal Jesús",
traducción del dicho litúrgico en la noche pascual: "¡Oh feliz culpa, que nos mereció tal
Redentor!".
Y comentando el significado de Jesús, Salvador, dice el mismo Fray Luis: "Son salud sus
palabras; digo, son Jesús sus palabras, son Jesús sus obras, su vida es Jesús y su muerte es Jesús".
Así como San Buenaventura, haciendo referencia a la Persona de Jesús, dice de su nombre que la
expresa: "Jesús, ¡qué nombre tan fuerte, tan lleno de gracia, tan feliz, tan dulce, tan glorioso!".
Siendo esto así, no busquemos otro remedio para los males del mundo sino Jesús, su Persona
salvadora. Sólo Jesús nos puede librar de la incredulidad, de la inmoralidad y de la injusticia.
¡Contemos con Jesús Salvador!...
Nosotros miramos a Jesús, presente en la Eucaristía. Nuestro Salvador está en medio de nosotros.
¿Y qué va a hacer aquí Jesús sino cumplir la misión confiada por el Padre: ser Salvador?...
Hablo al Señor.
85
Tú, que eres Jesús, nombre elegido por el mismo Dios.
— ¡Bendito sea tu santo Nombre!
Tú, que eres Jesús para librarme del pecado.
— ¡Bendito sea tu santo Nombre!
Tú, que eres Jesús para salvarme eternamente.
— ¡Bendito sea tu santo Nombre!
Tú, que eres Jesús para preservarme del error.
— ¡Bendito sea tu santo Nombre!
Tú, que eres Jesús para sostenerme en el dolor.
— ¡Bendito sea tu santo Nombre!
Tú, que eres Jesús para salvarme en las pruebas de la vida.
— ¡Bendito sea tu santo Nombre!
Tú, que eres Jesús para librar al mundo de la injusticia.
— ¡Bendito sea tu santo Nombre!
Tú, que eres Jesús para todos los que te invocan.
— ¡Bendito sea tu santo Nombre!
Tú, que eres Jesús para felicidad de todos los que te aman.
— ¡Bendito sea tu santo Nombre!
Tú, que serás la última palabra de mis labios moribundos.
— ¡Bendito sea tu santo Nombre!
Tú, mi Jesús eterno, porque me habrás llevado al Cielo.
— ¡Bendito sea tu santo Nombre!
Señor Jesús, yo te reconozco felizmente por mi Salvador. Quiero vivir con seguridad total en ti,
que me salvarás siempre de todo pecado, de toda pena, de toda prueba, de todo dolor, de toda
condenación. Dame una confianza inmensa en ti y un amor ardentísimo a tu Persona adorable.
Madre María, que fuiste la primera en pronunciar el nombre de Jesús con un amor y una ternura
indecibles. Haz que ese Jesús, que lo fue todo para ti, sea también el ideal más grande de mi
existencia. Que sepa yo imponerme por Él cualquier sacrificio, porque a Jesús no se le niega
nunca nada.
En mi vida. (Autoexamen)
Si Jesús se llama por mí y para mí: Jesús, Salvador, ¿qué razón de ser tienen mi desconfianza, mis
miedos, mis preocupaciones, los mismos pecados que he podido cometer?... Jesús no hubiera sido
Jesús, ni sería Jesús ahora, si no hubiese cumplido ni cumpliese actualmente la misión que el
Padre le confiara: salvarme en todo. Entonces, yo debo confiar siempre en Él sin tenerle miedo
alguno. Jesús le confió a un alma santa: "Es cierto que cien pecados me ofenden más que uno.
Pero si ese uno fuera de desconfianza, me dolería más que los otros cien."
PRECES
86
- y salven a los pueblos de toda injusticia.
Que cesen los escándalos en el mundo;
- y que los niños y las personas más inocentes no encuentren tropiezos que arruinarían su
salvación.
Que los jóvenes vivan con convicción su condición cristiana;
- y sean la esperanza para crear un mundo mejor.
Que al declinar este día que terminamos en tu presencia,
- nos des a todos la esperanza de la salvación eterna.
Padre nuestro.
Señor Sacramentado, ¡con qué reverencia, con qué confianza, con qué amor te llamamos ahora
Jesús en tu misma presencia! ¡Jesús! Con tu solo Nombre, si te comemos, nos nutres; si te
invocamos, nos llenas de ti; si te leemos, nos instruyes; si escribimos de ti, nos enorgulleces. Al
hablar de ti, nuestros labios se llenan de gozo celestial. ¡Jesús, sé para nosotros Jesús Así sea.
Oremos. Oh Dios, que en este Sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión.
Concédenos venerar de tal modo los misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos
continuamente en nosotros los frutos de tu redención. Que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
-Amén.
87
PRIMERA SEMANA DE NAVIDAD
JESÚS EL DIOS-CON-NOSOTROS
TODOS. Amén.
ESTACIONES EUCARISTICAS
OFRECIMIENTO:
Señor Jesucristo, nos congregamos junto a ti en esta audiencia que nos concedes bondadoso cada
semana.
Somos tus amigos, Señor. Tú nos amas, y queremos corresponder a tu amor. Somos los creyentes
de esta comunidad cristiana. Tenemos hambre de ser santos, aunque somos pecadores. Y sentimos
tu llamada a ser apóstoles entre nuestros hermanos.
Creemos, Señor, que Tú eres el camino único que conduce al Padre. Pero son muchos los
hombres, hermanos nuestros, que andan perdidos sin saber que han sido creados por Dios y para
Dios. Ignoran que Tú los has rescatado con el precio de tu Sangre. No atinan a dar sentido a su
vida, y no aspiran a ocupar el lugar que Tú les tienes preparado en tu gloria. Por nosotros, los
creyentes, y por los que no te conocen, venimos a rogarte, Señor.
Te agradecemos el regalo de la vida y el tesoro de la Fe; la alegría y la Esperanza que arraigas en
nuestros corazones; el don del Amor y la ilusión que nos das de ayudarte en la salvación de
nuestros hermanos.
Venimos a adorarte, Jesús, porque eres el Hijo de Dios, Uno con el Padre y el Espíritu Santo.
Vives desde siempre y para siempre. Posees la plenitud de la gracia y eres la Sabiduría y la
Verdad. Junto con el Padre creaste todas las cosas y te ha sido dado todo el poder en el cielo y en
la tierra. Eres digno de adoración, gloria y alabanza por siempre.
. Por eso te agradecemos que te hayas hecho hombre; que estés formado de nuestro mismo barro;
que conozcas nuestras angustias, depresiones y miedos; que hayas saboreado nuestras mismas
alegrías, ilusiones y éxitos.
Maestro, háblanos al corazón, porque tu palabra nos alienta y nos perdona, ilumina nuestra vida y
nos hace sabios con la sabiduría de Dios.
Te queremos escuchar con la fe de los doce Apóstoles, con el amor de María tu Madre, que
atesoraba en su corazón tus gestos y tus palabras, para meditarlos y hacerlos vida. Ayúdanos a
mantenernos vigilantes y atentos como Ella en esta hora de adoración. Amén
Dijo el ángel a José: "No temas tomar contigo a María tu mujer, porque lo engendrado en ella
viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará al
pueblo de sus pecados". Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio
del profeta: "Miren que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre
Emmanuel, que traducido significa: Dios con nosotros".
PALABRA DEL SEÑOR.
"¡Dios con nosotros!". Así reza la profecía más famosa de Isaías (7,24), que oímos tantas veces en
la Liturgia preparatoria de la Navidad.
88
El Concilio y el Papa Pablo VI se encargarán de recordarnos en nuestros días esta expresión
bíblica y de hacernos ver el alcance inmenso que contiene. ¡Dios con nosotros!...
Ya no va a ser el Dios lejano que vive más allá de las estrellas. No; ahora será el Dios que se
acerca, que se mete en el mundo, que hace de cada uno de nosotros una morada suya. Será el Dios
que nos habla, el que nos ama, el que nos cuida con amor y cariño inmenso.
Porque el Dios hecho hombre, Jesús, se va a hacer presente en nuestra vida de maneras
insospechadas.
Todas esas maneras están encerradas en el misterio, aunque todas son reales, todas ciertas, cada
una a su modo, pero que culminan en la presencia más grandiosa que es la Eucaristía.
En nosotros está por su Palabra, pues "cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura, es Él quien
habla".
Está presente "por su virtud en los Sacramentos, de modo que cuando alguien bautiza es Cristo
quien bautiza".
Está vivo y presente por la fe y el amor en cada uno de nosotros, pues nos dice por Juan:
"Vendremos a aquel que me ama y haremos en él nuestra morada" (Juan 14,23); y por Pablo:
"Cristo habita por la fe en sus corazones" (Efesios 3,17)
Está presente en la asamblea cristiana, porque nos asegura: "Donde están dos o tres congregados
en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mateo 18,20)
Está con la Jerarquía de la Iglesia, en el Papa y los Obispos, a los que promete: "Yo estoy con
ustedes hasta el fin de los tiempos" (Mateo 28,20)
Todo esto es cierto. Pero Jesús se nos hace presente, sobre todo, en la Eucaristía, donde está
verdadera, real y substancialmente con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, tal como es Él y tal
como está en el Cielo, aunque oculto aquí por los velos sacramentales. ¡Oh misterio de amor!...
Hablo al Señor.
¡Dios mío! Tú dijiste que no había pueblo en la tierra que tuviese a sus dioses tan cercanos como
Israel tenía a su Dios. Esto lo decías entonces. Ahora con Jesús, ¿qué dices a la Iglesia, tu
verdadero Israel? Yo me siento colmadamente feliz, al saber que Tú, Señor Jesús, estás siempre
conmigo: en tu Palabra, en los Sacramentos, en los Pastores, en los hermanos, en mi corazón,
pero, más que nada, en la Eucaristía, "gran misterio y admirable Sacramento". Estallo de gozo, y
te digo con toda el alma: ¡Gracias por tu presencia, Señor!
89
Jesús, que echaste tu tienda de campaña entre nosotros.
— ¡Quédate conmigo, Señor!
Jesús, presente de muchas maneras entre nosotros.
— ¡Quédate conmigo, Señor!
Jesús, presente cuando se proclama tu Palabra.
— ¡Quédate conmigo, Señor!
Jesús, presente por tu virtud en los Sacramentos.
— ¡Quédate conmigo, Señor!
Jesús, que moras por la fe y el amor en nuestro corazón.
— ¡Quédate conmigo, Señor!
Jesús, presente siempre en nuestros hermanos.
— ¡Quédate conmigo, Señor!
Jesús, presente entre nosotros reunidos en tu nombre.
— ¡Quédate conmigo, Señor!
Jesús, presente en el Papa y los Obispos, nuestros Pastores.
— ¡Quédate conmigo, Señor!
Jesús, presente de modo admirable en la Eucaristía.
— ¡Quédate conmigo, Señor!
Jesús, presente en tu Iglesia a la que riges por tu Espíritu.
— ¡Quédate conmigo, Señor!
Jesús, presente siempre con nosotros porque nos amas.
— ¡Quédate conmigo, Señor!
Señor Jesús, que estás siempre conmigo sin que me dejes ni un solo instante de mi vida. Gracias
por tu presencia, que es mi fortaleza en la lucha, mi alegría en la tristeza, mi consuelo en la
aflicción, mi luz en las dudas, mi premio en el esfuerzo. ¡Quédate conmigo, y no me dejes nunca,
Señor!
Madre María, la que nos diste al Emmanuel, que desde tu seno se hizo el "Dios-con-nosotros" para
siempre. Guárdame a tu Jesús bien seguro en mi corazón. Que acoja, como Tú, su Palabra para
permanecer yo en Él como Él permanece conmigo sin separarse de mí.
En mi vida. (Autoexamen)
Isaías, hablando del Emmanuel, desafiaba a todos los pueblos enemigos: "Serán destrozados,
fracasarán. Porque con nosotros está Dios". Yo hago mías estas palabras, y me digo, porque me lo
tengo que decir: ¿dónde está mi fe cuando me quejo por un dolor, por una prueba, por un fracaso
cualquiera? ¿Es que Jesús, el "Dios con nosotros", no está conmigo, o qué? Y si Él viene conmigo,
"¿a quién temeré?... Mirando mi fe por otro lado, ¿hago caso de la Palabra de Dios, de mis
hermanos en los que está Cristo, de los Pastores de la Iglesia?... ¿Vivo la Gracia, que es Cristo en
mí?... ¿Cómo vivo, sobre todo, la Eucaristía?...
PRECES
Damos infinitas gracias a Dios, nuestro Padre, que realizó la alianza con los hombres hasta llegar a
morar personalmente entre nosotros por la Encarnación de su Hijo, y le decimos:
Permanece siempre con nosotros, Dios nuestro.
Salva a tu pueblo rescatado con la sangre de Jesús;
- y haz que te sea fiel en el cumplimiento de tu voluntad.
90
Congrega en tu única Iglesia a todos los que confiesan tu nombre y han recibido el mismo
Bautismo;
- para que el mundo crea en el Cristo que Tú nos enviaste.
Que se acaben las guerras, las injusticias y toda forma de opresión;
- y que todos reconozcan que Tú, por Jesucristo tu Hijo, eres verdaderamente el Dios que está con
nosotros.
Padre nuestro.
Señor Sacramentado, Tú eres la misma presencia de Dios entre nosotros. Día y noche nos haces
compañía y también esperas ansioso la compañía nuestra. Haz de nosotros, Señor, unos ángeles de
tu Sagrario, para que nuestra voz te cante ya en la tierra como te cantará eternamente en el Cielo.
Así sea.
Oremos. Oh Dios, que en este Sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión.
Concédenos venerar de tal modo los misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos
continuamente en nosotros los frutos de tu redención. Que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
-Amén.
91
SEGUNDA SEMANA DE NAVIDAD
JESÚS, EL HIJO DE MARÍA
TODOS. Amén
ESTACIONES EUCARISTICAS
ORECIMIENTO
Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombres estás noche y día en este Sacramento, lleno de
piedad y de amor, esperando, llamando y recibiendo a cuantos vienen a visitarte.
Creo que estás presente en el Sacramento del altar. Te adoro desde el abismo de mi nada y te doy
gracias por todas las gracias que me has hecho, especialmente por haberte dado Tú mismo en este
Sacramento, por haberme concedido por mi Abogada a tu Madre amantísima y haberme llamado a
visitarte.
Adoro a tu Santísimo Corazón, y deseo adorarlo por tres fines. El primero, en acción de gracias
por este insigne beneficio de la Eucaristía. En segundo lugar, para desagraviarte por todas las
injurias que recibes de tus enemigos en este Sacramento. Y finalmente, porque deseo adorarte con
esta Hora Santa en todos los lugares de la tierra donde estás sacramentado con menos culto y más
olvido.
Me pesa de haber ofendido tantas veces a tu divina bondad en mi vida pasada. Propongo con tu
gracia no ofenderte más en adelante. Y ahora, por más miserable que me vea, me consagro
enteramente a ti; renuncio a mi voluntad y te la entrego por completo, con mis afectos, deseos y
todas mis cosas.
De hoy en adelante, haz de mí, Señor, todo lo que te agrade. Yo solamente quiero y te pido tu
santo amor, la perseverancia final y el perfecto cumplimiento de tu santa voluntad.
Te encomiendo las almas del Purgatorio, especialmente las que fueron más devotas del Santísimo
Sacramento y de la Virgen María. Te encomiendo también la conversión de todos los pobres
pecadores.
Finalmente, amado Salvador mío, uno todos mis afectos y deseos a los de tu Corazón
amorosísimo, y así unidos los ofrezco a tu Eterno Padre y le suplico, en nombre tuyo, que por tu
amor los acepte y escuche. Así sea.
Jacob fue el padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús... María estaba desposada
con José, y antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo...
El ángel del Señor se le apareció en sueños a José, y le dijo: "José, hijo de David, no temas tomar
contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y
le pondrás por nombre Jesús"... Esto sucedió para que se cumpliese lo dicho por el Señor por
medio del profeta: "He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre
Emmanuel, que significa Dios-con-nosotros".
PALABRA DEL SEÑOR.
92
"¡Salve, Cuerpo real, verdadero, nacido de María Virgen e inmolado en la cruz por amor al
hombre! ¡Oh dulce Jesús! ¡Oh Jesús, bondadoso! ¡Oh Jesús, Hijo de María!".
Así canta la Iglesia al Jesús de la Eucaristía. Y con estas palabras nos repite gozosa que Jesús, "el
pan bajado del cielo" (Juan 6,58), se horneó en las entrañas de María, la cual nos lo sigue
poniendo en nuestras manos después de haberlo amasado con las manos maternales suyas.
Conmueve y embelesa una preciosa imagen de la Virgen, que sostiene entre sus manos el
Sagrario, en forma de globo terráqueo, el cual, al abrirse, deja ver a, ese Jesús que Ella nos ofrece
a todos para que lo veneremos y lo comamos. Jesús es de este modo el corazón y la vida del
mundo, dado por el Padre y formado por el Espíritu Santo en las entrañas "de María, de la cual
nació Jesús" (Mateo 1,16). Nos da María a los hombres el Dios hecho Hombre, mientras se
adivina el eco de su voz al hacer suyas las palabras bíblicas: "Vengan a comer de mi pan, beban
del vino que les he elaborado" (Proverbios 9,5)
El Hijo de Dios, "hecho hijo de mujer" (Gálatas 4,4), ha inspirado certeramente a la teología y a la
piedad cristiana la célebre y casi atrevida afirmación: "La carne de Cristo es la carne de María". El
profeta había preanunciado: "Saldrá una vara de la raíz de Jesé y la flor brotará de la raíz" (Isaías
11,1). Palabras que San Ambrosio ha comentado bellamente: "La raíz es la raza judía; el tallo es
María; la flor de María, Cristo. Cristo es la flor y el fruto".
Jesucristo, el Hombre nacido del seno de María, es ahora "el Pan de la Vida" (Juan 6,48).
Entonces, comenta el Papa Pío XI, "es necesario recordar que el Cuerpo de Cristo, con el cual
felizmente nos alimentamos, es el mismo que nació de María Virgen para la salvación del
mundo". Por eso, María siempre está presente cuando celebramos, recibimos y veneramos la
Eucaristía.
Hablo al Señor.
Señor Jesucristo, al dejarnos la Eucaristía, memorial y presencia tuya en la Iglesia, nos das
también, de hecho y sin apariencias, una presencia misteriosa de María. Tu Cuerpo y tu Sangre se
formaron en sus entrañas. Y al venir Tú a nosotros en la Comunión, nos traes el amor de Aquella
que tienes a tu lado reinando contigo en el Cielo.
Al recibirte a ti, los hijos de María recibimos también un gran aumento del amor filial que Tú
tienes a tu Madre.
93
Jesucristo, que te nos diste por medio de María.
Yo te adoro y te amo, Señor.
Jesucristo, Pan que nutres nuestra vida divina.
Yo te adoro y te amo, Señor.
Jesucristo, que nos haces contigo hijos de Dios.
Yo te adoro y te amo, Señor.
Jesucristo, que nos das por Madre a tu propia Madre.
Yo te adoro y te amo, Señor.
Jesucristo, cuya Madre nos hace crecer en tu amor.
Yo te adoro y te amo, Señor.
Jesucristo, que nos quieres siempre junto a tu Sagrario.
-Yo te adoro y te amo, Señor.
Señor Jesús, al tratarte en el Sacramento de tu amor, quiere la Iglesia que te encontremos en las
manos de María, la Madre de Dios y la Madre nuestra. Haznos amarla cada día más. Porque
sabemos que, al amarla a Ella, te amaremos cada vez más a ti.
Madre María, te confesamos siempre jubilosos como La Madre de Dios. Tú, que nos diste hecho
Hombre al Hijo de Dios, alcánzanos ahora la gracia de recibirlo en la Eucaristía como lo recibiste
Tú en tu seno bendito, cuando lo formó en ti el Espíritu Santo, y de guardarlo siempre en nuestro
corazón.
En mi vida. (Autoexamen)
PRECES
Dios se hizo hombre y nació de la Virgen María. Nosotros celebramos con júbilo inmenso del
corazón esta benignidad de Dios.
Bendito sea Jesús, el Hijo de Dios e Hijo de María.
Señor Jesucristo, que te declaraste "Pan bajado del Cielo" y ahora te nos das en el Sacramento de
tu amor;
- agradecemos a tu Madre María su generosidad al dar el "Sí"
en la Anunciación, por el que nos trajo el regalo máximo de Dios.
Señor Jesucristo, que viniste al mundo, apenas nacido de María en Belén, como el Príncipe de la
Paz anunciado por los ángeles;
- no permitas que los pueblos sigan haciéndose la guerra, sino que todos se abracen como
hermanos e hijos de un mismo Dios.
Señor Jesucristo, Tú ves cómo en el mundo hay tantos hermanos tuyos e hijos de María que viven
en la pobreza injusta, oprimidos por los grandes del dinero, y otros muchos padecen la
enfermedad, el analfabetismo y el alejamiento de sus hogares y de su patria;
94
- por tu bondad, y por la intercesión de María, remedia estos males para que todos disfruten un
merecido bienestar.
Señor Jesucristo, te encomendamos a nuestros queridos difuntos;
- dales contemplar tu rostro en el esplendor de la gloria.
Padre nuestro.
Señor Sacramentado, a lo largo del año, Tú nos ofreces la oportunidad y la gracia de poder
recibirte muchas veces en la Comunión y de visitarte siempre en tu Sagrario. Danos verdadera
hambre de ti e ilusión de estar contigo, a fin de crecer incesantemente en tu amor. Así sea.
Oremos. Oh Dios, que en este Sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión.
Concédenos venerar de tal modo los misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos
continuamente en nosotros los frutos de tu redención. Que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
-Amén.
95
TERCERA SEMANA DE NAVIDAD
TRES EPIFANÍAS DEL SEÑOR
ESTACIONES EUCARISTICAS
TODOS. Amén.
Aquí me tienes, Jesús. Vengo a hacerte un rato de compañía. Para alabar contigo al Padre. Para
agradecerle sus gracias sobre nosotros. Para pedir perdón por el mundo pecador. Para suplicarle
sus favores por mediación tuya
Creo que estás aquí presente, Señor Jesús. Y creo en ti, y te adoro y te amo. Vengo a verte porque
me estás esperando. Porque me amas, y me quieres ver contigo. Porque te amo, y no sé pasar sin
ti.
Eres mi Dios, y te adoro. Eres mi Maestro, y te escucho. Mi Hermano y mi Amigo, y te quiero. Mi
Señor y mi Rey, y te sirvo. Dejo de lado por un rato mis quehaceres para estar a tus pies, como
María de Betania, mirándote, escuchándote, amándote.
Después, regresaré a mis obligaciones o al nido de mi hogar, pero será con el corazón lleno de tu
alegría y con mucho más amor.
Jesús, creo en ti. Jesús, te quiero. Jesús, te bendigo
Tomando Jesús la palabra, dijo: "Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has
ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha
sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre,
ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar",
PALABRA DEL SEÑOR.
Hoy queremos ver la Epifanía, o manifestación del Señor, a la luz de la Eucaristía. Sabemos que
esta manifestación de Cristo fue triple. En los Magos de Oriente se manifiesta a los pueblos
gentiles; en el Jordán, al pueblo de Israel; en Cana, a los discípulos.
Después, se nos manifiesta a cada uno, según su divina elección, aunque es cuestión de adivinar,
con corazón sencillo y humilde, dónde está esa manifestación del Señor, ya que sólo los "puros de
corazón, los sencillos, son los que ven a Dios" {Mateo 5,8)
Los Magos son el modelo de la fe, que triunfa de todos los obstáculos hasta reconocer y adorar a
Cristo como el Enviado de Dios y el Rey del Universo {Mateo 2,1-12)
El Jordán nos muestra a Jesús lleno del Espíritu Santo, que lo consagra como "El Cristo", y que
arranca al Padre aquella voz llena de emoción divina: "¡Este es mi Hijo, el amadísimo!" {Mateo
3,13-16)
Cana nos hace ver a Jesús como el Esposo de la Iglesia, a la que regala el vino nuevo del Reino,
pregusto del banquete que le prepara en la eternidad {Juan 2,1-11)
96
En la Eucaristía vemos cómo Jesús se nos manifiesta cada día a nosotros y cómo se muestra y se
da al mundo.
Como los Magos, nosotros adivinamos por la fe la presencia real de Jesucristo en la Hostia
consagrada. ¿Dificultades?... Con el don de la fe recibido de Dios; con nuestra humildad que no
discute lo que Dios le propone; con nuestra generosidad para vencer todas las dificultades que se
nos oponen para venir a adorar y recibir al Señor, nosotros creemos que entre los humildes velos
sacramentales está el Señor.
Como en Cana, aquí nos saciamos y embriagamos en la mesa del banquete, con un Jesús que es
nuestro anfitrión y que nos colma con el manjar celestial de su Cuerpo y de su Sangre.
Nosotros le correspondemos al Señor dándole con humilde gozo los dones de nuestra pobreza: el
oro de nuestro amor, el incienso de nuestra oración, y la mirra de nuestro sacrificio cuando nos
hacemos una hostia con Él
Hablo al Señor.
Yo, Señor Jesús, no puedo decir que no te conozco. Tú te me has manifestado de muchas maneras.
Lo que necesito es FE para descubrirte dónde estás. Oigo tu voz, como los Magos. Dame fe para
seguirte, aunque me cueste sacrificio el caminar en pos de tus huellas. Haz que te descubra en mi
corazón, en el que vives Tú, y por Ti hago feliz al Padre, que se enorgullece de mí. Embriágame
con tu Sangre, vino generoso del Reino, para que no anhele más placer que el de tu gracia, hasta
que me siente en la mesa del banquete celestial.
97
Jesús, que cautivaste a los primeros discípulos.
— Señor, dame fe, dame amor.
Jesús, que nos ofreces el vino del nuevo amor.
- Señor, dame fe, dame amor.
Jesús, que nos llamas e invitas al banquete eterno.
- Señor, dame fe, dame amor.
Señor Jesús, Tú nos dijiste que la vida eterna es conocer al Padre y conocerte a ti, su Enviado. Yo
te conozco, pero quiero conocerte más y mejor. Por tu Espíritu Santo, revélame al Padre, ya que
solo Tú eres el que lo conoces y nos llevas a Él. Yo te quiero conocer, Jesús, camino, verdad y
vida.
Madre María, unida siempre a Jesús y que penetraste en sus misterios como nadie pudo adentrarse
jamás en ellos. Enséñame a conocerlo profundamente y a amarlo como lo conocías y amabas Tú.
Igual que en Cana, me dices que vaya a Jesús para hacer lo que Él me diga, sabiendo que me
quiere llenar de su amor.
En mi vida. (Autoexamen)
"Si buscas en todo a Jesús, encontrarás ciertamente a Jesús", nos dice la Imitación de Cristo. Sin
conocerlo, pero guiados por la fe, lo buscaron los Magos, y lo hallaron. Juan oyó la voz del Padre
sobre Jesús en el Jordán, y creyó en Él. Los discípulos vieron el vino nuevo en Cana, y se
acrecentó la fe en el Maestro... ¿Es así mi fe? ¿No dudo muchas veces del Señor? ¿No me cuesta
aceptar su palabra con sencillez, sobre todo cuando se presenta la prueba?... Y hallado Jesús, ¿le
doy como los Magos todo el amor de mi corazón? ¿Le sigo sin más, como los primeros discípulos
del Jordán? ¿Tengo bastante con el vino embriagante de su amor?...
PRECES
Dios y Señor, que iluminas nuestra existencia con la manifestación de tu Hijo a todas las gentes,
escucha nuestro clamor:
Que todos los pueblos te bendigan y te aclamen.
Señor Jesucristo, que tu Iglesia, iluminada por ti, lleve tú Evangelio a todas las gentes,
- te lo pedimos, escúchanos.
Señor Jesucristo, que todos los bautizados sintamos la alegría del Padre porque nos reconoce
como hijos e hijas suyos,
- te lo pedimos, escúchanos.
Señor Jesús, que al brindarnos el vino nuevo del Reino, nos embriaguemos dichosamente de las
delicias del Espíritu Santo,
- te lo pedimos, escúchanos.
Señor Jesucristo, que los hermanos nuestros que viven alejados porque no han sabido o no han
podido vencer las dificultades de la vida, confíen en ti, que los amas, los esperas y les prestas tu
ayuda,
- te lo pedimos, escúchanos.
Señor Jesucristo, admite en el banquete gozoso de la Gloria a los hermanos difuntos que nos
dejaron,
- te lo pedimos, escúchanos.
Padre nuestro.
98
Señor Sacramentado, la estrella de la fe nos guía hacia tu Sagrario, donde Tú nos esperas, como a
los Magos, para adorar y complacer contigo al Padre y embriagarnos con el vino nuevo de tu
amor. Te ofrendamos cuanto tenemos y somos, como te das Tú a nosotros con todos tus bienes.
Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Oremos. Oh Dios, que en este Sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión.
Concédenos venerar de tal modo los misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos
continuamente en nosotros los frutos de tu redención. Que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
-Amén.
99
CUARTA SEMANA DE NAVIDAD
BAUTIZADOS EN CRISTO
TODOS. Amén.
EXPOSICION EL SANTISIMO
ESTACIONES EUCARISTICAS
OFRECIMIENTO:
Señor Jesucristo, nos congregamos junto a ti en esta audiencia que nos concedes bondadoso cada
semana.
Somos tus amigos, Señor. Tú nos amas, y queremos corresponder a tu amor. Somos los creyentes
de esta comunidad cristiana. Tenemos hambre de ser santos, aunque somos pecadores. Y sentimos
tu llamada a ser apóstoles entre nuestros hermanos.
Creemos, Señor, que Tú eres el camino único que conduce al Padre. Pero son muchos los
hombres, hermanos nuestros, que andan perdidos sin saber que han sido creados por Dios y para
Dios. Ignoran que Tú los has rescatado con el precio de tu Sangre. No atinan a dar sentido a su
vida, y no aspiran a ocupar el lugar que Tú les tienes preparado en tu gloria. Por nosotros, los
creyentes, y por los que no te conocen, venimos a rogarte, Señor.
Te agradecemos el regalo de la vida y el tesoro de la Fe; la alegría y la Esperanza que arraigas en
nuestros corazones; el don del Amor y la ilusión que nos das de ayudarte en la salvación de
nuestros hermanos.
Venimos a adorarte, Jesús, porque eres el Hijo de Dios, Uno con el Padre y el Espíritu Santo.
Vives desde siempre y para siempre. Posees la plenitud de la gracia y eres la Sabiduría y la
Verdad. Junto con el Padre creaste todas las cosas y te ha sido dado todo el poder en el cielo y en
la tierra. Eres digno de adoración, gloria y alabanza por siempre.
Por eso te agradecemos que te hayas hecho hombre; que estés formado de nuestro mismo barro;
que conozcas nuestras angustias, depresiones y miedos; que hayas saboreado nuestras mismas
alegrías, ilusiones y éxitos.
Maestro, háblanos al corazón, porque tu palabra nos alienta y nos perdona, ilumina nuestra vida y
nos hace sabios con la sabiduría de Dios. Te queremos escuchar hoy con la atención de María de
Betania; con la fe de los doce Apóstoles, con el amor de María tu Madre, que atesoraba en su
corazón tus gestos y tus palabras, para meditarlos y hacerlos vida. Ayúdanos a mantenernos
vigilantes y atentos como Ella en esta hora de adoración
Todo el pueblo se estaba bautizando. Jesús, ya bautizado, se hallaba en oración, se abrió el cielo,
bajó sobre él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma, y vino una voz del cielo: "Tú
eres mi hijo; yo te he engendrado hoy",
PALARA DEL SEÑOR
A esta palabra del Evangelio de Lucas, "yo te he engendrado hoy", los otros evangelistas añaden
esta otra, escuchada también del cielo: "Este es el Hijo mío, el amado, en quien tengo todas mis
delicias" (Mateo 3,17)
100
Todo esto que vemos en Jesús, se realizará también en nosotros con el Bautismo que instituirá el
mismo Jesús. Bautismo muy diferente del de Juan, que dice: "Yo les bautizo en agua, pero él les
bautizará con Espíritu Santo y fuego" (Mateo 3,11)
Jesús, antes de irse al Cielo, les encarga a los Apóstoles que esperen en Jerusalén, pues "les voy a
enviar la promesa de mi Padre", porque "van a recibir la fuerza del Espíritu Santo que vendrá
sobre ustedes" (Hechos 1,8)
Al recibir nosotros el Bautismo, ¿en qué nos convertimos? En el bautismo de Jesús vemos lo que
se realizó también en nosotros.
Hablo al Señor.
Señor Jesucristo, el Padre se complacía en ti porque Tú eras el objeto de todas sus delicias. Así
también se complace en mí y me mira y me ama, mientras yo sepa guardar esa vida bautismal de
la Gracia que me ha metido en el número de los hijos e hijas de Dios. Señor Jesucristo, yo quiero
conservar limpio de mancha aquel vestido blanco que me impusieron en el Bautismo. Que con él
me acerque cada día a recibirte en la Comunión. Que con él puesto me sorprenda la muerte en el
último día. Que sea él la vestidura gloriosa que luciré en el Cielo.
101
¡Hijo de Dios, Cristo Jesús, Señor!
--¡Tú eres mi vida, Dios mío!
¡Espíritu Santo, huésped de mi corazón!
--¡Tú eres mi vida, Dios mío!
¡Padre Celestial, que te complaces tanto en Jesús!
--¡Tú eres mi vida, Dios mío!
¡Jesús, que eres las delicias del Padre!
--¡Tú eres mi vida, Dios mío!
¡Espíritu Santo, que ungiste a Jesús en plenitud!
— ¡Tú eres mi vida, Dios mío!
¡Trinidad Santa, que haces de mi alma tu mansión!
— ¡Tú eres mi vida, Dios mío!
Dios bueno, que me cuentas en el número de tus hijos.
— ¡Tú eres mi vida, Dios mío!
Oh Dios, que en el Bautismo mataste en mí todo pecado.
— ¡Tú eres mi vida, Dios mío!
Señor Jesús, que derramaste sobre mí el Espíritu Santo.
— ¡Tú eres mi vida, Dios mío!
Señor, que me pides dar testimonio de ti ante todos.
— ¡Tú eres mi vida, Dios mío!
Oh Dios, que me das por herencia la Vida Eterna.
— ¡Tú eres mi vida, Dios mío!
TODOS
Señor Jesús, que en ti, el Hijo de Dios, me diste a mí la filiación divina, por la cual me cuento
entre los hijos de Dios. Hazme vivir como Tú el espíritu filial. Que ame al Padre contigo en el
Espíritu Santo hasta que disfrute a mi Dios en la Gloria celestial.
Madre María, a quien llenó colmadamente la Gracia y eres la Hija predilecta del Padre, la Madre
de Jesús el Señor, el Rey del Cielo, y la Esposa y la gloria mayor del Espíritu Santo. Enséñame a
vivir la Gracia que recibí en el Bautismo y que me hace tan semejante a ti.
En mi vida. (Autoexamen)
Gracias a Dios, estamos en la Iglesia valorando otra vez el Bautismo en lo que es y se merece. El
Bautismo es el compromiso más grave de la vida. Ser bautizado es ostentar la dignidad más
excelsa que existe en la Tierra. Esto es muy bello, pero es también muy exigente. ¿Vivo, de hecho,
con limpieza de todo pecado, ya que las aguas bautismales lo sepultaron e hicieron desaparecer
por completo? ¿Vivo la vida de la Resurrección de Cristo, es decir, tengo siempre al Espíritu
Santo contento de mí, porque me mantengo en su Gracia, y sigo con docilidad la ley del amor que
Él me dicta en cada momento?... ¿Soy testimonio de Cristo para todos los que me ven?...
PRECES
Señor Dios nuestro, por el Bautismo nos has hecho hijos tuyos muy amados. Con gozo de nuestras
almas te decimos:
Padre, somos tuyos en la vida y en la eternidad.
Padre de nuestro Señor Jesucristo y Padre nuestro celestial, como hijos tuyos te rogamos,
- conserva y acrecienta en nosotros la vida tuya que nos comunicaste en el Bautismo.
102
Señor Jesucristo, que en ti y por ti nos has hecho hijos de Dios,
- haz que resplandezca siempre en nosotros la vida divina que llevamos dentro y la sepamos
testimoniar ante todos los hombres.
Espíritu Santo, que por el Bautismo derramaste tu amor en nuestros corazones y los hiciste morada
tuya,
- quédate siempre con nosotros, ilumínanos y guíanos hasta consumar nuestra vida divina en la
eternidad que esperamos.
Señor Jesús, que nos dejaste tu Cuerpo y tu Sangre como alimento celestial de la vida que nos
diste en el Bautismo,
- danos siempre ansia viva de tu Pan y de tu Vino para que no desfallezcamos en nuestro
peregrinar hasta la Tierra prometida.
Padre nuestro.
Señor Sacramentado, que eres el Pan celestial que alimenta la Vida Divina que recibimos en el
Bautismo. Haz que cada día te comamos con más avidez, para que se robustezca y se acreciente
esa Vida de Dios que llevamos dentro, hasta que llegue a su plenitud cuando Dios nos llame. Así
sea.
Oremos. Oh Dios, que en este Sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión.
Concédenos venerar de tal modo los misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos
continuamente en nosotros los frutos de tu redención. Que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
-Amén.
103
NOVENA DE NAVIDAD
Todos: ¡Ven, Señor, has resplandecer tu rostro sobre nosotros y estaremos salvados!
Guía: “¡Cielos destilen el rocío, nubes, derramen al justo, ábrase la tierra y brote la salvación, Y
ella germine la justicia! Adán y Eva, engañados por la serpiente, habían desobedecido a Dios, pero
como Padre amoroso y bueno, Dios les promete la salvación.
Lector: Lectura del libro del Génesis, cap. 3, vers. 1-6; 14-15.
Guía: Hagamos un momento de silencio para escuchar lo que Dios quiere decir a nuestros
corazones.
Oración: Señor, Dios Padre Todopoderoso que por tu inmenso amor por el hombre no lo dejaste
caído, sino que prometiste a tu mismo Hijo como Redentor, concédenos prepararnos dignamente a
la celebración de tu venida.
Todos: AMÉN.
Se hacen las siguientes peticiones, a las que todos responden: “Te rogamos, Señor”
Guía: ¡Oh sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno y del otro con fin
y ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ven y muéstranos el camino de la salvación! Muchos
fueron los profetas que anunciaron la venida del Mesías. Muchos son los profetas que preparan la
venida de Cristo en las almas. Oigamos al profeta Isaías:
Guía: Hagamos un momento de silencio para escuchar lo que Dios nos dice en su Palabra.
Oración: Señor, Dios nuestro que a través de los profetas nos has anunciado la salvación, suscita
en tu Iglesia muchos mensajeros de paz y de justicia. Por Cristo, nuestro Señor.
Todos: AMÉN.
104
A las peticiones se responde: “Te lo pedimos, Señor
1. Que los cristianos comprendamos que somos los profetas de hoy, danos valor de denunciar
las injusticias y proponer los remedios.
2. Todos debemos de ser mensajeros de tu Evangelio, ayúdanos a anunciar tu mensaje no solo
con la palabra, sino también con el testimonio.
3. Que la celebración de tu venida nos llene de tu paz.
4. (Se pueden incluir otras peticiones)
Guía: ¡Oh Señor, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en
el Sinaí le diste tu ley, ven a librarnos con el poder de tu brazo!.Llegado el tiempo señalado por
Dios, un mensajero celestial llegó a María, quien se convirtió para nosotros en portadora de vida.
Lector: Lectura del Evangelio según San Lucas, cap. 1, vers. 26-37.
Oración: ¡Oh María, madre de los hombres, ayúdanos a preparar nuestro corazón para que pueda
ser digna morada de tu Hijo. Por Cristo nuestro Señor.
Todos: AMEN.
1. Señor, que todas las madres de familia sean como María, comunicadoras de virtudes.
2. Que todos los matrimonio vivan en tu amor.
3. Que nuestras comunidades y familias, esperen con fe tu venida.
4. (Se pueden agregar otras peticiones)
Guía: ¡Oh renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los
reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones, ven a librarnos, no tardes más! El
encuentro de María con su prima Isabel fue una comunicación de santidad: Juan mensajero del
Mesías, se alegró desde el seno de la madre y desde ese momento comenzó a preparar el camino
de su reinado. Nosotros también queremos ser mensajeros de Cristo.
Lector: Lectura del Evangelio, según San Lucas, cap. 1, vers. 39-45 y 56.
105
Oración: Señor, que la presencia de tu Madre santísima, la Virgen María, portadora de alegría y
felicidad, se manifieste de forma patente sobre nosotros y sobre los cristianos.
1. Que todos los católicos seamos sal de la tierra y luz del mundo.
2. Que por nuestro testimonio, tu venida sea alegría para los tristes.
3. Que sepamos anunciarte a los que no te conocen.
4. (Se pueden agregar otras peticiones)
Guía: ¡Oh llave de David y cetro de la casa de Israel, que abres y nadie puede cerrar, cierras Y
nadie puede abrir, ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte!
Desde el seno de su madre, Juan Bautista se alegró sobremanera por Jesús. Más tarde le precederá
cumpliendo la misión de ser su precursor.
Oración: Señor, Dios nuestro, tú que elegiste a Juan como precursor de tu venida, hoy te pedimos
que todo el pueblo cristiano sepa acoger el mensaje de tu Palabra.
1. Por los que están presos, para que brille en ellos la luz de la esperanza.
2. Por los jóvenes, para que sean realmente la esperanza del futuro.
3. Por los ancianos, que se sientan tomados en cuenta por los demás, y que puedan
enriquecernos con su experiencia.
4. Por los niños, que crezcan en sabiduría y gracia.
5. (Se pueden incluir otras peticiones)
Guía: ¡Oh sol que naces de lo alto, resplandor de la luz eterna, sol de justicia, ven a iluminar a los
que viven en tinieblas y en sombra de muerte! Jesús, desde antes de nacer practicó la obediencia y
la pobreza juntamente con sus padres.
Lector: Lectura del Evangelio según San Lucas capítulo 2, vers. 1-5; ó Lc 1, 46-55.
106
Guía: Esperemos que la palabra de Dios penetre en nuestro corazón.
Guía: ¡Oh rey de las naciones y deseado de los pueblos, piedra angular de la Iglesia, que haces de
todos los pueblos uno sólo, ven a salvar al hombre que formaste de la tierra! Nos cuesta trabajo
creer, pero para Dios no hubo lugar en la posada. El rey de gloria y del mundo, nació en la más
extrema pobreza.
Guía: Hagamos silencio para escuchar lo que la Palabra de Dios dice a nuestro corazón.
Guía: ¡Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los
pueblos, ven a salvarnos, Señor, Dios nuestro!. El camino que José y María hicieron a Belén nos
recuerda nuestro peregrinar hacia la Casa del Padre.
Lector: Lectura del profeta Miqueas, capítulo 5, vers. 1-4; ó, Mateo 25, 34-42.
107
Guía: Meditemos la Palabra de Dios en silencio.
Oración: Señor, nuestro caminar por este mundo, a veces se torna difícil debido a circunstancias
adversas. Hoy queremos pedirte pro todas aquellas personas que de algún modo nos han ayudado
a descubrir tu voluntad a través de los acontecimientos de la vida de todos los días.
1. Que nuestros sacerdotes sean liberados de las seducciones del mundo y en cambio se
entreguen a su santificación.
2. Que todos los padres de familia reciban con abundancia tu luz.
3. Que nuestros amigos reciban tu bendición.
4. (se pueden agregar otras peticiones)
Guía: Hoy, ha nacido Jesucristo, hoy ha aparecido el Señor, hoy en la tierra cantan los ángeles,
se alegran los arcángeles, hoy saltan de júbilo los justos, diciendo: “Gloria a Dios en el Cielo “los
ángeles anuncian a los pastores que Jesús, su Salvador, ha nacido. Aquí y ahora, en qué sentido
viene a nosotros como Salvador?
Lector: Lectura del Evangelio según San Lucas, capítulo 2, vers. 8 a 16; óLc 2, 6-7.
Guía: Hagamos un momento de silencio para escuchar en nuestro corazón la voz de Dios.
Oración: Señor, te damos gracias por habernos dado la luz de la fe. Te pedimos ahora nos
concedas el don de poder corresponder a todos los beneficios de ti recibidos y aceleraren nosotros
tu venida.
Todos: AMÉN.
108
HORA SANTA PARA EL 2 DE FEBRERO
JESÚS, PRESENTADO
ESTACIONES EUCRISTICAS
OFRECIMIENTO
Señor Jesucristo, nos congregamos junto a ti en esta audiencia que nos concedes bondadoso cada
semana.
Somos tus amigos, Señor. Tú nos amas, y queremos corresponder a tu amor. Somos los creyentes
de esta comunidad cristiana. Tenemos hambre de ser santos, aunque somos pecadores. Y sentimos
tu llamada a ser apóstoles entre nuestros hermanos.
Creemos, Señor, que Tú eres el camino único que conduce al Padre. Pero son muchos los
hombres, hermanos nuestros, que andan perdidos sin saber que han sido creados por Dios y para
Dios. Ignoran que Tú los has rescatado con el precio de tu Sangre. No atinan a dar sentido a su
vida, y no aspiran a ocupar el lugar que Tú les tienes preparado en tu gloria. Por nosotros, los
creyentes, y por los que no te conocen, venimos a rogarte, Señor.
Te agradecemos el regalo de la vida y el tesoro de la Fe; la alegría y la Esperanza que arraigas en
nuestros corazones; el don del Amor y la ilusión que nos das de ayudarte en la salvación de
nuestros hermanos.
Venimos a adorarte, Jesús, porque eres el Hijo de Dios, Uno con el Padre y el Espíritu Santo.
Vives desde siempre y para siempre. Posees la plenitud de la gracia y eres la Sabiduría y la
Verdad. Junto con el Padre creaste todas las cosas y te ha sido dado todo el poder en el cielo y en
la tierra. Eres digno de adoración, gloria y alabanza por siempre.
Por eso te agradecemos que te hayas hecho hombre; que estés formado de nuestro mismo barro;
que conozcas nuestras angustias, depresiones y miedos; que hayas saboreado nuestras mismas
alegrías, ilusiones y éxitos.
Maestro, háblanos al corazón, porque tu palabra nos alienta y nos perdona, ilumina nuestra vida y
nos hace sabios con la sabiduría de Dios. Te queremos escuchar hoy con la atención de María de
Betania; con la fe de los doce Apóstoles, con el amor de María tu Madre, que atesoraba en su
corazón tus gestos y tus palabras, para meditarlos y hacerlos vida. Ayúdanos a mantenernos
vigilantes y atentos como Ella en esta hora de adoración. Amén
Cuando se cumplieron los días en que debían purificarse, llevaron a Jesús a Jerusalén para
presentarlo al Señor... Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Era un hombre
justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y en él estaba el Espíritu Santo. El Espíritu
Santo le había revelado que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor... Cuando
los padres introdujeron al niño Jesús, lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor,
puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz, porque han visto mis ojos tu
salvación..., la que has preparado como luz para iluminar a las gentes"... Simeón dijo a María:
"Éste está puesto para caída y salvación de muchos en Israel y como signo de contradicción, ¡y a ti
misma una espada te atravesará el alma!".
PALABRA DEL SEÑOR.
109
En el amanecer de su vida, Jesús es ofrecido por sus padres a Dios, el cual lo acepta como una
víctima en ciernes, hasta que un día en la cima del Calvario sea consumado el sacrificio vespertino
de Cristo, que acabará con todos los sacrificios antiguos y por Él se realizará la salvación del
mundo.
Ahora se cumplen esas predicciones de los profetas. "Vendrá a su Templo el Dominador a quien
ustedes buscan, el Ángel del testamento tan esperado por ustedes. ¡Mírenlo cómo viene!" (Mala-
quías 3,1). "Canta himnos y alégrate, hija de Sión. Porque, mira, yo vengo y habitaré en medio de
ti" (Zacarías 2,10)
Así lo interpreta el anciano Simeón, que mira la muerte sereno, porque al fin ha visto a Cristo el
Señor, ¡tan esperado!...
Al mismo tiempo que Jesús empieza a obedecer a Dios, María se presenta para su purificación
ritual, de la que no tenía necesidad alguna. De este modo, el mundo libre y libertino ve con pasmo
cómo Dios mismo obedece y cómo la pureza se quiere hacer en María cada vez más limpia.
La presentación de Jesús en el Templo nos recuerda nuestra primera presentación ante Dios por
nuestro Bautismo. Dios nos aceptó como un sacrificio valioso, conforme a lo de San Pablo, porque
el cristiano es una "víctima viviente, santa, agradable a Dios, para ofrecerle un culto espiritual"
(Romanos 12,1)
Esta unión con el sacrificio de Cristo, proclamado por Simeón como "luz para todos los pueblos",
hace que el cristiano también, por su conducta "irreprensible, inocente y sin tacha, brille como una
antorcha esplendorosa ante un mundo en tinieblas" (Filipenses 2,15)
La Eucaristía, por la que nos unimos al sacrificio de Jesucristo, hace que se renueve sin cesar
nuestra vida cristiana. Y el Sagrario, donde Jesús permanece siempre con nosotros, es la fuente del
gozo más puro y más cumplido. Simeón disfrutó a Jesús niño por un rato nada más y su dicha
quedó colmada. ¿No tenemos nosotros una suerte mucho mayor?...
Hablo el Señor.
Señor Jesucristo, ofrecido desde niño al Padre y causa y modelo de mi consagración a Dios. Como
Tú, yo quiero vivir mi consagración bautismal. Quiero ser gloria del Padre y causa de salvación
para muchos hermanos míos, a los que puedo iluminar con la luz que recibo de ti, y a los que
puedo llevar esa vida de la gracia con la que Tú inundas mi alma. Quiero, por la participación en
la Eucaristía, llenarme de tu gracia, de tu luz y de tu gozo, hasta que me llames para contemplar tu
gloria.
110
Jesús, fiel a tu compromiso de vivir sólo para el Padre.
— Señor, contigo me doy a Dios.
Jesús, esperado con ansia viva durante tantos siglos.
— Señor, contigo me doy a Dios.
Jesús, imán que nos atraes fuertemente hacia ti.
Señor, contigo me doy a Dios.
Jesús, que nos llenas de tu Espíritu Santo.
Señor, contigo me doy a Dios.
Jesús, gozo colmado de los que te reciben y están contigo.
— Señor, contigo me doy a Dios.
Jesús, esperanza de los que anhelan la vida eterna.
— Señor, contigo me doy a Dios.
Jesús, luz que alumbras a todos los hombres.
— Señor, contigo me doy a Dios.
Jesús, que eres bandera y me invitas a seguirte.
— Señor, contigo me doy a Dios.
Jesús, que colmas la vida de los que esperan en ti.
— Señor, contigo me doy a Dios.
Señor Jesús, que, presentado por tus padres en el templo, hiciste tuyo su ofrecimiento y no le
robaste después al Padre la víctima que Él había aceptado. Haz de mí un sacrificio grato a Dios,
para que mi vida, conforme en todo a mi vocación bautismal, sea digna de ese buen Dios que me
eligió.
Madre María, que en el Templo aceptaste valiente la espada ofrecida por el Padre para unirte al
sacrificio de Jesús, proclamado por el anciano Simeón "bandera de combate". Enséñame a aceptar
con generosidad la voluntad de Dios, siempre tan paternal, para que como Tú y contigo colabore
según mis fuerzas al triunfo del Reino de los Cielos.
En mi vida. (Autoexamen)
Por mi consagración bautismal vivo en una presentación continua ante Dios. Desde los albores de
mi niñez, cuando mis padres cristianos me llevaron al templo y me ofrecieron a Dios por vez
primera, como María a Jesús, El me aceptó y me quiso del todo para Sí. ¿Es mi vida toda de
Dios?... Después, al recibir la Comunión, Jesús se puso en mis manos, más, se metió dentro de mí,
para ser la vida de mi vida, la alegría de mi existir, el gozo más grande del corazón. ¿Busco la
felicidad fuera de Jesús, sabiendo que fracasaré siempre si no pongo a Cristo en el centro de todas
mis ilusiones?...
PRECES
Señor Dios, hoy Jesús, tu Hijo y hermano nuestro, ha sido presentado en el Templo. Acógenos a
nosotros con Él, mientras te decimos con gozo:
Que nuestros ojos, Señor, vean tu salvación.
Por todos los que aún no creen, para que vean y entiendan la luz que Dios les manda en Jesucristo,
oramos:
— Señor, escucha nuestra plegaria.
111
Por los esposos cristianos, para que al acoger con gozo en el Hogar a los hijos que Dios les envía,
sepan dirigirlos a Dios para que se los guarde, los forme y los salve, oramos:
— Señor, escucha nuestra plegaria.
Por nosotros mismos, para que, a ejemplo de María, presentemos cada día al Padre nuestra vida
como un sacrificio agradable a los divinos ojos, oramos:
— Señor, escucha nuestra plegaria.
Por nuestros difuntos, para que gocen de la luz de la gloria, oramos:
— Señor, escucha nuestra plegaria.
Padre nuestro.
Señor Sacramentado, Víctima perenne en el Altar y centro del Templo de Dios. Nos unimos a ti
para que nos ofrezcas contigo al Padre. Te recibimos en nuestras manos, y te metemos dentro de
nosotros, para que seas el gozo de nuestras almas y nos conviertas, por la santidad de nuestra vida,
en luz para nuestros hermanos y para cuantos nos rodean. Así sea.
Oremos. Oh Dios, que en este Sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión.
Concédenos venerar de tal modo los misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos
continuamente en nosotros los frutos de tu redención. Que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
-Amén.
112
FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR
(CANDELARIA)
• Preparación
• Celebración
• Bendición de los niños
• Oración de presentación de los niños en el ofertorio.
• Oración de despedida de
PREPARACIÓN
2 de febrero. José y María llevaron a Jesús al templo de Jerusalén, también se conoce como "Día
de la Candelaria". Este día también se celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada
Origen de la fiesta:
Esta costumbre tiene su origen en la celebración litúrgica de la fiesta de la purificación y la
presentación del Niño Dios al templo.
En tiempo de Jesús, la ley prescribía en el Levítico que toda mujer debía presentarse en el templo
para purificarse a los cuarenta días que hubiese dado a luz. Si el hijo nacido era varón, debía ser
circuncidado a los ocho días y la madre debería permanecer en su casa durante treinta y tres días
más, purificándose a través del recogimiento y la oración.
Ya que se cumpliera la fecha, acudía en compañía de su esposo a las puertas del templo para llevar
una ofrenda: un cordero y una paloma o tórtola. Con respecto al niño, todo primogénito debía ser
consagrado al Señor, en recuerdo de los primogénitos de Egipto que había salvado Dios. Lo
mismo pasaba con los animales primogénitos.
José y María llevaron a Jesús al templo de Jerusalén. Como eran pobres, llevaron dos palomas
blancas. Al entrar al templo, el anciano Simeón, movido por el Espíritu Santo, tomó en brazos a
Jesús y lo bendijo diciendo que Él sería la luz que iluminaría a los gentiles. Después, le dijo a
María que una espada atravesaría su alma, profetizando los sufrimientos que tendría que afrontar.
Explicación de la fiesta:
El día 2 de febrero de cada año, se recuerda esta presentación del Niño Jesús al templo, llevando a
alguna imagen del Niño Dios a presentar a la iglesia o parroquia. También ese día, se recuerdan
las palabras de Simeón, llevando candelas (velas hechas de parafina pura) a bendecir, las cuales
simbolizan a Jesús como luz de todos los hombres. De aquí viene el nombre de la “Fiesta de las
candelas” o el “Día de la Candelaria”.
En México, se acostumbra que aquellos a quienes les tocó el muñeco de la rosca de reyes, son los
que deberán presentarlo en el templo el día de la Candelas. Para esto, hay que vestirlo y
engalanarlo. También, comprarle un trono para sentarlo. En esta celebración se bendicen la
imagen del Niño Dios y las candelas, que representan la luz de Cristo en los hogares. Las velas
benditas se pueden prender cuando surjan las dificultades de la vida durante el año.
Esta fiesta termina con una merienda familiar y de amigos, en la cual se sirven tamales y atole de
sabores y chocolate caliente.
Es una fiesta que podemos aprovechar para reflexionar acerca de la obediencia de María y para
agradecer a Jesús que haya venido a iluminar nuestros corazones en el camino a nuestra salvación
eterna.
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La Virgen de la Candelaria:
Es una de las muchas advocaciones (nombres) de la Virgen María. Tuvo su origen en Tenerife,
una de las islas Canarias.
Según la tradición, la Virgen se le apareció en 1392 a dos indios guanches que pastoreaban su
rebaño, quienes, al llegar a la boca de un barranco, notaron que el ganado no avanzaba, como si
algo impidiera seguir adelante. Para ver qué era lo que pasaba, uno de los pastores avanzó y vio en
lo alto de una peña una imagen de madera como de un metro de alto de una mujer. Traía una vela
en la mano izquierda y cargaba a un niño en el brazo derecho. El niño llevaba en sus manos un
pajarito de oro.
Los indios, como tenían prohibido hablar con mujeres que estuvieran solas, le hicieron señas para
que se apartara del camino. Como no les hacía caso, uno de los indios tomó una piedra para
lanzársela, pero el brazo se le paralizó. Su compañero tomó la imagen e intentó romperla, pero en
el intento, se cortó sus propios dedos.
Los indios corrieron a avisar al rey, quien de inmediato fue con todos sus guardias al lugar del
acontecimiento. Tomaron la figura y la llevaron a la casa del rey. Los encargados de llevársela
fueron los pastores que la encontraron, quienes al instante de tomarla en sus manos, quedan
curados del brazo uno y de los dedos, el otro. Ante este milagro, el rey ordenó que todo el pueblo
honrara a aquella figura de mujer, a quien le llamaron “La Extranjera”.
Cuando la gente se acercaba a Ella, se oían armonías celestiales, se percibían aromas exquisitos y
la imagen despedía una luz resplandeciente. Infundía en las personas temor y respeto, pero ellos
no sabían a quién representaba. Años después, los españoles conquistaron la isla de Lanzarote y
soñaban con conquistar la isla de Tenerife. En uno de sus intentos de conquista, apresaron a un
niño guanche y lo llevaron a Lanzarote. Ahí lo bautizaron con el nombre de Antón, lo
catequizaron y un tiempo después, lo llevaron de regreso a su isla natal de Tenerife.
Antón fue a la casa del rey a contarle todo lo que le había sucedido y el rey le dio permiso de ver a
La Extranjera. Cuando Antón la vio, se puso de rodillas y les dijo a todos que hicieran lo mismo.
Les explicó que aquella Señora, era la representación de la Virgen María cuando llevaba a Jesús a
presentar al templo. Le explicó que la Virgen María era la Madre del Dios y de todos los hombres
y que era una gran suerte tener ese gran tesoro. Antón le pidió al Rey permiso para buscar un lugar
en el que todos la pudieran venerar. El Rey accedió y llevaron la imagen a la cueva de Achbinico,
un templo subterráneo, que parecía una Iglesia natural. Antón cuidó por un tiempo de la Basílica.
Alrededor de 1530, encargaron el Santuario a los padres dominicos que se les conocía como “Los
frailes de la Virgen”. En noviembre de 1826, una tormenta terrible azotó a la isla de Tenerife,
llegando al Santuario de la Virgen y las aguas se llevaron la Imagen. Se hizo todo por tratar de
recuperarla, pero no fue posible encontrarla. Los padres dominicos acordaron mandar a hacer una
imagen nueva. Así lo hicieron y en la festividad del día 2 de Febrero de 1830, bendijeron la nueva
imagen de Nuestra Señora de la Candelaria.
CELEBRACIÓN:
Se celebra la Misa propia del día.
La bendición de las candelas se realiza, previa explicación de la lectura del evangelio. Con la vela
encendida se proclama el evangelio y se renuevan las promesas bautismales y se hace la
presentación de los niños.
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BENDICIÓN DE LOS NIÑOS:
Jesús, Señor, que acogiste y bendijiste a los niños, escucha con bondad nuestra oración y
bendícenos con tu amor.
Lector. Jesús, Señor, tú, que has crecido con el amor de María y José, pon tu amor en los padres,
abuelos y familiares de estos niños.
Lector. Jesús, Señor, da a estos niños un corazón grande para comprender y ayudar a todos los
niños que son diferentes, discapacitados, enfermos.
Lector. Jesús, Señor, también ponemos ante ti a todos los niños y familias víctimas de la guerra, la
miseria, la emigración forzosa.
Sacerdote: Señor Jesús amigo de los niños. Tú fuiste presentado en el templo, ante tu Padre,
como luz que ilumina a todos. Tú enseñaste a todos que tu Reino se construye cuando las personas
nos queremos y sabemos respetar las diferencias, viendo en cada uno la imagen de Dios. Tú
rogaste al Padre Dios por tus discípulos y amigos para que sepamos amarnos como tú nos amas.
Mira ahora a estos niños que hoy te presenta la comunidad parroquial; haz tuya nuestra oración al
Padre Dios para que ponga su amor y su paz en el corazón de cada uno de estos niños. Derrama tu
bendición sobre ellos y dales tú Espíritu, para que lleguen a mayores con salud; desarrollen todas
sus cualidades en el servicio de la sociedad y el bien común y sean, en su propio ambiente, los
testigos que, con su vida, anuncien y glorifiquen tu nombre.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
TODOS: Amén
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Aquí los tienes; te los confiamos.
Guárdalos y protégelos como su Padre;
dales la vida y la fuerza de tu Espíritu
para que sean siempre fieles
a los caminos de vida eterna
que nos ha enseñado tu Hijo, Jesús"
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