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Por
Alvaro ZAPATA DOMINGUEZ
Profesor Titular
Universidad del Valle
Como sabemos, desde hace más de un siglo, nuestras sociedades son el escenario de numerosas
transformaciones económicas, sociales, políticas, culturales, ecológicas1. Estos cambios, cuyos
orígenes se remontan más atrás en la historia, condujeron a aquello que el historiador y sociólogo
americano I. Wallterstein calificó de capitalismo histórico marcado por el auge de la
racionalización, por la acumulación del capital, por la hegemonía de las categorías económicas,
por el desarrollo del individualismo, por la obsesión del progreso, por la urbanización, y por el
cambio tecnológico. Este nuevo orden social, en permanente movimiento, ha visto nacer y
proliferar un gran número de organizaciones. Me refiero aquí a las organizaciones formales,
productoras de bienes y servicios, que se han convertido en el principal punto de fijación y
estructuración individual y colectivo contemporáneo, convirtiéndose por este mismo hecho en un
objeto de estudio completo.
La influencia cada vez más grande que ejercen las organizaciones contemporáneas sobre la
naturaleza, o su degradación y sobre las estructuras socioeconómicas y la cultura, las convierten
en elementos claves de la sociedad. Ellas contribuyen a su manera a construir el orden social
mundial. Numerosos ejemplos pueden ilustrar lo dicho. En efecto, no es raro constatar cuántos
éxitos económicos, financieros, industriales, técnicos, científicos, culturales, y aún deportivos de
un país, se identifican a menudo con organizaciones privadas o públicas. Debemos recordar el
famoso slogan americano de los años sesenta "Lo que es bueno para General Motors, es bueno
para los Estados Unidos" o la imagen de la "empresa samurai" que parece haber reemplazado a la
1
Ver en este sentido: Chanlat, Jean Francois (1990), pp 3-25.
1
"empresa yankee" y que está en el origen de la nueva manera de administrar que se denomina
gestión cultural. O, si queremos, en nuestro medio, la imagen de una empresa que "hace las cosas
bien" y ello transciende sus productos e identifica un modo particular de administración y
organización.
2
Una exposición amplia de la multicomplementaridad en el conocimiento y en la acción se encuentra en Chanlat, A.
(1982, 1984).
1
jurídica e ideológica existentes en la sociedad, como macro-realidad" (Cruz
Kronfly, 1983: 171).
A pesar de que autores como Hammer y Champy (1993), hubiesen afirmado que el mundo en
general y las organizaciones y la administración en particular, han perdido más de doscientos
años por haber adoptado los principios de la división del trabajo, es inevitable, al abordar el
estudio de los paradigmas administrativos no hacer referencia a Adam Smith, Charles Babbage y
F.W. Taylor, los pioneros de la llamada administración moderna y del paradigma clásico o
administración tradicional como también se le denomina (Aktouf, 1998). La división del trabajo
sigue siendo uno de los pilares de la administración, a pesar de que las virtudes de tal división del
trabajo, planteadas por Smith, estén totalmente cuestionadas hoy día. Veamos :
El paradigma del ideal tipo de organización: la burocracia es planteada por Max Weber (1921) a
partir de la observación histórica de los fenómenos sociales. Weber deduce las características
típicas de la organización más eficaz: la burocracia. En una pequeña parte de su obra, trata el
tema de la dirección administrativa y la organización burocrática.
Este tipo de administración legal y racional es susceptible de aplicación universal y es lo más
importante en la vida cotidiana, donde dominación es primariamente administración. El tipo más
puro de dominación es aquel que se ejerce por medio de un cuadro burocrático. El dirigente, sea
elegido o designado, posee la autoridad, aun cuando ésta sea por competencias legales. Weber
conceptualizó la piramide. Quienes le siguieron la eternizaron.
Este enfoque considera a una organización como un sistema abierto que insume y produce para el
ambiente a través de sus fronteras. Primero la organización hace algo sobre o con este insumo,
produciendo entonces un resultado. El resultado regresa al medio ambiente afectando, en
consecuencia, la organización a medida que el medio lo consume, lo utiliza y lo evalúa. Es tal la
importancia que este enfoque le concede a la información que considera que "los sistemas
organizacionales son, en esencia, sistemas de comunicación" (Everett y Rekha, 1980: 59). Con la
teoría contingencial tiene lugar el desplazamiento de la observación desde adentro hacia afuera de
la organización. Se hace énfasis en el ambiente y en las exigencias ambientales sobre la dinámica
organizacional. El enfoque contingencial señala que son las características ambientales las que
condicionan las características organizacionales y que es en el ambiente donde pueden hallarse las
explicaciones causales de estos últimos. En consecuencia no hay una única mejor manera de
organizarse.
Los sistemas culturales, políticos, económicos, etc., afectan intensamente a las organizaciones al
tiempo que están muy relacionados y dinámicamente interaccionan con cada organización. Las
características organizacionales solo pueden entenderse mediante el análisis de las características
ambientales con los cuales se enfrentan. Una consecuencia de la búsqueda de la máxima
eficiencia es la búsqueda de la minimización de la incertidumbre, puesto que ésta reduce las
desviaciones de los principios racionalístas. March y Símon (1958) incluso conciben la
organización como mecanismos de solución de problemas que confrontan la incertidumbre y que
están mediadas por el limitado conocimiento humano. Según esto, la estructura organizacional es
la manifestación de la búsqueda de la certeza, una regularidad específica en los distintos
comportamientos (Ranson et al 1973; Salaman 1980) entre los miembros de la organización
unidos por un objetivo final. Así, la forma en que se distribuyen, coordinan y supervisan las
tareas y la manera como se delegan la autoridad y la responsabilidad constituyen la estructura
organizacional que, en virtud de su continuidad y regularidad, minimiza la incertidumbre.
Desde la famosa sentencia de Chandler (1962), “la estructura sigue a la estrategia” el campo de
la estrategia empresarial se ha expandido y consolidado de tal manera que Mintzberg (1998) ha
identificado diez escuelas o paradigmas del pensamiento estratégico.
En primer lugar distingue los enfoques normativos, o sea aquellos que enfatizan sobre la manera
como la estrategia debería concebirse, más que sobre la manera como ella se realiza
efectivamente. Tres escuelas se mencionan:
1. Escuela de la concepción (60`s). Valoriza la elaboración de la estrategia como proceso de
concepción informal.
2. Escuela de la planificación (60`s, 70`s). Consolida la elaboración de la estrategia como
proceso de planificación formal.
3. Escuela del posicionamiento (80`s). Hace menos énfasis en el proceso de elaboración de la
estrategia como tal y privilegia el contenido, principalmente el análisis del
posicionamiento estratégico.
En segundo lugar se refieren a los enfoques descriptivos que consideran los aspectos específicos
de elaboración de la estrategia, interesándose menos en la formulación de un comportamiento
ideal y profundizando en los procesos reales de formulación de la estrategia. Los dos primeros
enfoques explican comportamientos individuales de los estrategas:
4. Escuela del espíritu empresarial. Asocian la estrategia al espíritu de empresa, que definen
como la creación de una visión por un gran líder. La elaboración de la estrategia se
concibe como un proceso visionario.
1
5. Escuela cognitiva. La elaboración de la estrategia es concebida como proceso mental que
conduce al individuo a la visión. Se apoyan en la psicología cognitiva para penetrar el
espíritu del estratega.
3
Ver en este sentido a Morgan
4
Allaire, Firsarotu (1988)
2
- La cultura está organizada, sostenida y mantenida por elementos constitutivos
indispensables y universales, entre ellos en particular el mito.
Los seguidores de la perspectiva humanista-radical utilizan una perspectiva histórica que permite
insistir sobre el contexto en el que se efectúa el desarrollo de la cultura organizacional; en este
sentido, la emergencia de subculturas puede provenir de las bases de la sociedad, de las
estructuras culturales de los miembros y del funcionamiento y la organización misma de la
empresa.
Desde finales de los años 1980s varios fenómenos económicos y políticos dominan la escena de
la producción de bienes y servicios en el mundo:
Surge entonces la “corporación vacía", que según Urrea (1997), se fundamenta en la generación, a
partir de la subcontratación, de una nueva división técnica y social de trabajo; esta empresa o
fabrica mundial:
- Pone en duda la integración vertical.
- Aísla la fuerza de trabajo.
- Practica el outsourcing.
- Niega los sindicatos.
- Elimina la estabilidad laboral.
- Hace el trabajo flexible y "casual".
En fin, como lo señala Urrea (1997), la subcontratación aparece como el eje constitutivo de la
reorganización de las relaciones concurrenciales entre las firmas. Al interior de la organización se
da la evaluación de los salarios por méritos y competencias a través de la individualización de
las condiciones del salario, y se implantan las diversas formas de administración participativa en
la empresa, con el fin de garantizar un mayor compromiso de parte del trabajador
Finalmente algo de reflexión sobre el nuevo paradigma, aquel que surge de los enormes
desarrollos de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, y que dan origen a
las organizaciones virtuales, mejor conocidas como las empresas punto.com.
Al respecto hay que decir que la realidad económica contemporánea imponen la adaptación
continua de las empresas a factores tales como :
- La globalización de los mercados.
- Los enormes desarrollos de la tecnología de la información (TI)., Internet y sus derivados
(intranet, páginas WEB, correo electrónico, los Chat), la teleconferencia, la
videoconferencia, la comunicación por satélite, etc.
- Las alianzas estratégicas, las adquisiciones y fusiones de empresas.
- Las características cambiantes de la mano de obra.
Una de las respuestas a la presencia simultánea de tales factores, que se observa al despuntar el
nuevo siglo, consiste en localizar diversos modos virtuales para la organización del trabajo. Surge
entonces el concepto de "organización virtual", que designa al menos tres formas particulares y
complementarias de arreglos virtuales (Dubé y Paré, 1999):
- La oficina virtual. Trabajar en cualquier lugar en todo tiempo, representa el nuevo
paradigma.
- La cadena de valor virtual. Los procesos de negocios son automatizados y los documentos
producidos son transmitidos por vía electrónica.
- La empresa red (net). Varios socios comerciales unen transitoriamente recursos humanos,
financieros y tecnológicos para la realización de un proyecto.
Finalmente, pareciera que al tiempo que surge y se consolida la corporación virtual también
aparece la organización fantasma, que es aquella que se caracteriza por :
- Cero faltas
- Cero stocks
- Cero defectos
- Cero desperdicio
- Cero personas
Espero que no lleguemos al cero final. Cuando no queden personas, no queden organizaciones, no
quede sociedad y por lo tanto no se necesiten administradores.
2
PARADIGMAS, METÁFORAS Y SOLUCIÓN DE ENIGMAS O PROBLEMAS
EN LA TEORÍA DE LA ORGANIZACIÓN5
Gareth Morgan6
Traducido por Rafael Ricardo Bray y Mónica Garcia Solarte, Universidad del Valle
El propósito de este artículo es presentar los elementos de una crítica humanista radical que
sugiere que la disciplina de la teoría de la organización ha sido prisionera de sus metáforas, y
estimular una conciencia a través de la cual ella pueda comenzar a liberarse a sí misma.
Mannheim usa este ejemplo de la urbanización de un muchacho campesino como medio para
ilustrar como las maneras de pensar acerca del mundo son mediatizadas por el contexto social, y
como la adquisición de nuevas maneras de pensar depende de un desprendimiento de la vieja
visión del mundo. Este ejemplo es un punto de arranque conveniente para un análisis de la teoría
de la organización, análisis que busca examinar, primero, de qué manera los teóricos de la
organización tratan de entender su objeto de estudio, y segundo, como ellos pueden empezar a
obtener algún desprendimiento de las maneras ortodoxas de contemplarlo. Los teóricos de la
5 Tomado de: Administrative Science Quartely, p. 605, 1930. c.1980 By Cornell University.
6 Quiero agradecer a Richard Brown, Peter Frost, Walter Nord y Linda Suirchird sus valiosos comentarios sobre un
primer borrador de este artículo.
2
organización, de la misma forma que los científicos de otras disciplinas, a menudo se acercan a su
objeto desde un marco de referencia que se basa en presupuestos que se toman por dados. En la
medida en que estos presupuestos son afirmados y reforzados continuamente por otros científicos
colegas, y por otros con los cuales el teórico de la organización interactúa, dichos presupuestos no
solo permanecen incuestionados, sino también más allá de toda conciencia. Así, la visión
ortodoxa del mundo puede llegar a asumir un estatuto tan real, rutinario y tomado por garantizado
como la visión del mundo del muchacho campesino de Mannheim que se quedó en casa. La
naturaleza auto-sostenida y parcial de la ortodoxia solo se descubre en la medida en que el teórico
expone los presupuestos básicos a la confrontación, con formas o maneras alternativas de
contemplación y comienza a valorar estas alternativas en sus propios términos.
Paradigmas
Realidades Alternativas
Metaforas
Bases de la Escuela de
Pensamiento
Solución de Problemas
Figura 1. Paradigmas, Metáforas y solución de problemas: Tres conceptos para entender la naturaleza
y organización de la ciencia social
Probablemente una de las más importantes implicaciones del trabajo de Kuhn surge de la
identificación de los paradigmas como realidades alternativas y por lo tanto el uso indiscriminado
del concepto de paradigma en otras formas tiende a enmascarar esta intuición básica. El término
"paradigma" es por lo tanto usado aquí en su sentido metateórico ó filosófico para denotar una
visión implícita o explícita de la realidad. Cualquier análisis adecuado del rol de los paradigmas
2
en la teoría social debe descubrir los presupuestos centrales que caracterizan y afinan cualquier
visión del mundo dado, para hacer posible apropiarse de lo que es común a las perspectivas de los
teóricos cuyo trabajo puede por lo contrario, a un nivel más superficial, parecer diverso y de
amplio espectro.7
Cualquier paradigma metateórico o visión del mundo puede incluir diferentes escuelas de
pensamiento, las cuales a menudo son diferentes maneras de enfocar y estudiar una realidad o
visión del mundo compartida (El nivel metafórico de la figura 1). Aquí se argumentará que las
escuelas de pensamiento en las ciencias sociales, aquellas comunidades de teóricos que se
suscriben a perspectivas relativamente coherentes, se basan en la aceptación y el uso de diferentes
tipos de metáforas como una fundamentación para la investigación.
7 La importancia de este punto no ha sido siempre apreciada, y ciertamente no se le ha dado la atención que merece.
La noción de Kuhn de que la ciencia se basa en paradigmas ha generado un enorme debate (Lakatos and Musgraves, 1970, Suppe,
1974). Esto ha obligado a Kuhn a modificar su posición en ciertos puntos (Kuhn, 1970, 1974, 1977, 1979) mientras retiene su
compromiso con la idea básica que subyace al concepto de paradigma que las comunidades científicas están unidas por variados
vínculos y compromisos. El presente artículo siguiendo a Burrow y Morgan (1979) parte de esta visión central bajo el
presupuesto de que el más fundamental de estos vínculos descansa en la visión del mundo que los científicos comparten, y que
está en la raíz de su enfoque del trabajo científico.
2
El rol de los paradigmas como visiones de la realidad social fue explorado en detalle por Burrel y
Morgan (1979), quienes argumentaban que la teoría social en general, y la teoría de la
organización en particular, se podría analizar con gran utilidad en términos de cuatro amplias
visiones del mundo, las cuales se reflejaban en diferentes conjuntos de presupuestos metateóricos,
acerca de la naturaleza de la ciencia, la dimensión subjetiva-objetiva, la naturaleza de la sociedad
y la dimensión de regulación - cambio radical (Figura 2).
Instrumento de
Prisión Psiquica Dominación
Sociologia del Cambio Cismático
Radical
Paradigma Humanista Radical Paradigma Estructuralista
Radical Catástrofe
El Paradigma funcionalista se basa en el presupuesto de que la sociedad tiene una existencia real,
concreta y un carácter sistémico orientado a producir un estado de cosas ordenado y regular. Este
paradigma estimula un enfoque de la ciencia social que se concentra en entender el rol de los
seres humanos en la sociedad. El comportamiento siempre se ve como determinado o demarcado
contextualmente en un mundo real de relaciones sociales concretas y tangibles. Los presupuestos
ontológicos estimulan la creencia en la posibilidad de una ciencia social objetiva y libre de
valores o neutra en la cual el científico se distancia de la escena que él o ella está analizando a
través del rigor y la técnica del método científico. La perspectiva funcionalista es primeramente
2
regulativa y pragmática en su orientación básica preocupada por comprender la sociedad en una
forma que genere conocimiento empírico útil.
El paradigma interpretativo, de otro lado, se basa en la visión de que el mundo social tiene un
estatuto ontológico muy precario y que aquello que parece ser la realidad social no existe en
ningún sentido concreto, sino que es el producto de la experiencia subjetiva e intersubjetiva de los
individuos. La sociedad se comprende desde la posición del participante en la acción antes de que
desde la posición del observador. El teórico social interpretativo intenta comprender el proceso a
través del cual realidades múltiples que se comparten surgen, se sostienen y cambian. De la
misma manera , el enfoque interpretativo se basa en el presupuesto y la creencia de que hay un
orden y un patrón que subyacen al mundo social; sin embargo, el teórico interpretativo ve el
intento funcionalista de establecer una ciencia social objetiva como un fin inalcanzable. A la
ciencia se le ve como una red de juegos de lenguaje, que se basan en conjuntos de conceptos y
reglas determinadas subjetivamente, los cuales los practicantes de las ciencias inventan y siguen.
El estatuto del conocimiento científico es por lo tanto tan problemático como el conocimiento del
sentido común cotidiano.
El paradigma humanista radical al igual que el paradigma interpretativo enfatiza que la realidad
es creada socialmente y sostenida socialmente, pero conecta el análisis a un interés en aquello que
puede ser descrito como la patología de la conciencia, a través de la cual los seres humanos llegan
a ser prisioneros dentro de los límites de la realidad que aquellos crean y sostienen. Esta
perspectiva se basa en la visión de que el proceso de creación de la realidad puede ser influido por
procesos psíquicos y sociales que canalizan, constriñen y controlan las mentes de los seres
humanos en formas tales que los alienan de las potencialidades inherentes a su verdadera
naturaleza como humanos. La crítica radical humanista contemporánea se enfoca a los aspectos
alienantes de los diversos modos de pensamiento y acción que caracterizan la vida en las
sociedades industriales. Al capitalismo, por ejemplo, se le ve como esencialmente totalitario, la
idea de acumulación de capital moldeando la naturaleza del trabajo, de la tecnología, de la
racionalización, de la lógica, de la ciencia, de los roles y del lenguaje, mistificando conceptos
ideológicos tales como escasez, placer, etc. Estos conceptos, en los cuales el teórico funcionalista
puede ver los bloques del edificio del orden social y la libertad humana, son para el humanista
radical modos de dominación ideológica. El humanista radical se preocupa por descubrir como
los seres humanos pueden unir pensamiento y acción (praxis) como un medio para transcender su
alienación.
La realidad definida por el paradigma estructuralista social, al igual que el humanista radical, se
predica sobre una visión de la sociedad como una fuerza potencialmente dominante. Sin embargo,
este paradigma está vinculado a una concepción materialista del mundo social, el cual es definido
por estructuras ontológicamente reales, duras, concretas. A la realidad se le ve existiendo por su
propia cuenta independientemente de la forma en que es percibida y reafirmada por la gente en
sus actividades cotidianas. A esa realidad se le ve como caracterizada por tensiones intrínsecas y
contradicciones entre los elementos opuestos que inevitablemente conducen al cambio radical en
el sistema como una totalidad. El estructuralista radical se preocupa por entender esto, y la forma
en la cual aquellos con poder en la sociedad buscan mantener estas tensiones bajo control a través
de diversos modos de dominación. El énfasis se coloca sobre la importancia de la práctica como
un medio de transcender esta dominación.
2
Cada uno de estos cuatro paradigmas define las bases de modos opuestos de análisis social y tiene
implicaciones radicalmente diferentes para el estudio de las organizaciones.
Los seres humanos están constantemente intentando desarrollar concepciones acerca del mundo, y
tal como Cassirer (1946,1955) y otros han argumentado, lo hacen simbólicamente, tratando de
hacer del mundo algo concreto dándole forma. A través del lenguaje, la ciencia, el arte y el mito,
los humanos estructuran su mundo de maneras significativas. Estos intentos de objetivación de
una realidad incorporan intenciones subjetivas en los significados que están en la raíz de los
constructos simbólicos que se usan. El conocimiento y la comprensión del mundo a través de
procesos esencialmente subjetivos. Tal como Cassirer lo ha enfatizado todos los modos de
comprensión simbólica poseen esta cualidad. Palabras, nombres, conceptos, ideas, hechos,
observaciones, etc; no denotan tanto "cosas" externas, sino concepciones de las cosas activadas en
la mente por una forma selectiva y significativa de mirar el mundo, la cual puede ser compartida
con otros. Estas no deben ser vistas como una representación de una realidad "allí fuera" sino
como herramientas para apropiarse y manejar aquello que se percibe que está "allí fuera".
El científico en esta tarea, tal como otros en la vida cotidiana, parte de constructos simbólicos
para hacer concretas las relaciones entre los mundos subjetivos y objetivos, en un proceso que
captura solo una visión pálida y abreviada de cualquiera de ellos. Ya que la ciencia, como otros
modos de actividad simbólica, se construye sobre el uso de herramientas epistemológicas
imperfectas, albergando lo que Cassirer (1946) describió como la "maldición de la mediación" y
facilitando lo que Whitehead describió como "ficciones útiles" para entenderse con el mundo.
Cuando se trata de entender la manera como se construye la teoría científica como una forma
simbólica es importante poner atención al rol de la metáfora. Ya que el proceso de la concepción
metáforica es un modo básico de simbolismo, central a la manera como los seres humanos forjan
su experiencia y conocimiento del mundo en el cual viven. Muy frecuentemente se ve a la
metáfora como algo que no es más que un instrumento o mecanismo literario y descriptivo para
embellecer, pero más fundamentalmente es una forma creativa que produce sus efectos a través
de un cruce de imágenes. La metáfora procede a través de afirmaciones tales como que el sujeto
A es, o es como B. Los procesos de comparación, substitución e interacción entre las imágenes A
y B actúan como generadores de nuevos significados (Black, 1962).
Se ha demostrado que la metáfora ejerce una influencia importante sobre el desarrollo del
lenguaje (Muller, 1897); a medida que el significado se transfiere de una situación a otra, se crean
nuevas palabras y significados, raíces ó radicales se usan metafóricamente para apropiarse de
nuevas aplicaciones. Esto se ilustra muy bien, por ejemplo, en la historia de la palabra
"organización", que se usó primariamente para describir la acción de organización ("organizing")
o el estado de ser organizado, particularmente en un sentido biológico. En 1896 el término se usó
para el ordenamiento y coordinación de partes dentro de una totalidad sistémica. Alrededor de
3
1873 Herbert Spencer usó el término para referirse a "una sociedad, sistema o cuerpo
organizado". El estado de ser organizado en un sentido biológico fue la base de la metáfora de
ordenamiento o coordinación en un sentido general y de un cuerpo, sistema o sociedad en un
sentido general. El uso del término "organización" para describir una institución social es más
bien moderno y crea un nuevo significado de este a través de la extensión simbólica de
significados más viejos.
Se ha demostrado también que la metáfora juega una parte importante en el uso del lenguaje, el
desarrollo cognitivo y la manera general a través de la cual los seres humanos forjan
concepciones acerca de la realidad (Burke, 1945, 1954; Jackobson and Halle, 1956; Ortory,
1979). Se ha dado considerable atención al rol que ha jugado la metáfora en el desarrollo de la
ciencia y el pensamiento social (Berggren, 1962, 1963; Black, 1962; Schon, 1963; Hesse, 1936),
y Brown (1977) ha producido un análisis de la influencia de la metáfora en la sociología.
El uso de la metáfora puede generar una imagen para estudiar un objeto. Esta imagen puede
suministrar las bases para una investigación científica detallada que se base en los intentos de
descubrir el grado hasta el cual las características de la metáfora se encuentran en el objeto de
investigación. Mucha de la actividad de la ciencia normal orientada a la solución de enigmas o
problemas científicos es de esta clase, y los científicos intentan examinar, operacionalizar y medir
las implicaciones detalladas de la intuición metafórica sobre la cual su investigación se basa
implícita o explícitamente. Este confinamiento de la atención exije un fuerte compromiso previo,
en alguna medida irracional, con la imagen del objeto de investigación, ya que una intuición
metafórica provee sólo una visión parcial y sesgada del fenómeno al cual se aplica.
El potencial creativo de la metáfora depende de que haya un grado de diferencia entre los objetos
involucrados en el proceso metafórico. Por ejemplo, a un boxeador se le puede describir como a
un "tigre en el ring". Al escoger el término "tigre" nosotros conjuramos impresiones específicas
de un animal feroz, moviéndose a tiempos con gracia, cautela, poder, fuerza y velocidad en actos
abusivos dirigidos a su presa. Por vía de implicación la metáfora sugiere que el boxeador posee
aquellas cualidades cuando se enfrenta a su oponente. El uso de esta metáfora requiere que la piel
naranja y cubierta de bandas negras, las cuatro patas, las garras y el ensordecedor rugido se
ignoren en favor de un énfasis en las características que el boxeador y el tigre tienen en común.
La metáfora, pues, se basa en una verdad parcial; ella requiere que aquel que la usa tenga una
abstracción algo sesgada en la cual se enfaticen ciertas características y se supriman otras en una
comparación selectiva. La figura 3 ilustra el significado crucial de la diferencia en una metáfora.
Si los dos objetos se perciben como completamente diferentes; por ejemplo, un boxeador y una
3
olla (figura 3a.) o se ven como casi idénticos, como por ejemplo, un boxeador y un hombre
(figura 3c.) el proceso metafórico produce imágenes sin sentido o imágenes simplemente débiles.
El uso más poderoso de la metáfora surge en circunstancias tipificadas en la figura 3b, en las
cuales las diferencias entre los dos fenómenos se perciben que son significativas pero no totales.
La metáfora efectiva es una forma de expresión creativa que descansa sobre la falsedad
constructiva ("constructive false hood") como un medio de liberar la imaginación.
X Y
(a)
X Y
(b)
X Y
(c)
Reconocer que la teoría organizacional es metafórica es admitir que esta es una empresa
esencialmente subjetiva, interesada en la producción de un solo lado del análisis de la vida
organizacional. Esto ha traído consecuencias importantes, ya que fortalece el espíritu de
interrogantes críticos y cuidadosos contra el excesivo compromiso que favorece estos puntos de
vista. Tradicionalmente propuestas sobre el análisis organizacional han sido a menudo basadas en
3
pocos experimentos y métodos, lo cual se ha observado o identificado como axiomático en
cuanto al entendimiento de la organización se refiere. En tales situaciones la naturaleza
metafórica de la imagen la cual ha generado estos conceptos es perdida desde su y el análisis
organizacional se convierte excesivamente concretizado como una teorías e investigaciones que
tratan los conceptos como una descripción de la realidad. Volviendo a la ilustración presentada
anteriormente, el boxeador es tratado como una fiera y “la fiereza” provee el foco para una teoría
e investigación detallada y frecuentemente deja por fuera todo lo demás. Tal perspectiva resulta
en un cierre prematuro del pensamiento y de la investigación. Las escuelas de las teorías
entregaron particulares enfoques y conceptos muchas veces vistas como perspectivas alternativas
equivocadas, o como amenazas presentadas hacia la naturaleza de sus propios esfuerzos. Los
enfoques, técnicas, conceptos y hallazgos, los cuales generan perspectivas alternativas son a
menudo interpretadas y evaluadas como caminos inapropiados, con grandes perdidas en su
significado principal. La mala interpretación, hostilidad, o indiferencia calculada, a menudo
tiende a seguirse, con el resultado que abre y construye debates que se convierten en difíciles o
imposibles. Una conciencia de la naturaleza metafórica de la teoría puede ayudar a tumbar la falsa
y limitada compartamentalización de investigación y entendimiento lo cual ha caracterizado la
conducta de la teoría moderna de la organización. Para entender cualquier fenómeno
organizacional diferentes naturalezas metafóricas necesitan ser llevadas dentro de un juego.
Los vínculos entre esta metáfora de un organismo y gran parte de la teoría contemporánea de la
organización son fuertes y claros. El énfasis principal del enfoque de sistema abierto, por
ejemplo, es la reacción interactiva, estrecha entre una organización y su ambiente y como la
continuidad vital o la supervivencia de una organización depende de que se logre una apropiada
relación. También se enfatiza la idea de que la organización tiene necesidades o funciones
imperativas, que deben ser satisfechas para que la organización logre esta relación con el
ambiente. Los estudios de Hawthorne (Roethlisberger and Dickson, 1939), las teorías estructural
funcionalistas de Selznick (1948) y de Parsons (1951,1956), el enfoque de sistemas sociotécnicos
Trist and Bemforth, 1951), el enfoque de sistemas generales (Katz and Kahn, 1966) y mucha
teoría contingencial moderna (Burns and Stalker, 1961; Lawrence and Lorsch, 1967) se basan
todas sobre el desarrollo de la metáfora organícista. Mientras que en la metáfora de la máquina el
concepto de organización es el de una estructura cerrada y algo estática, en la metáfora
organícista el concepto de organización es el de una entidad viva en constante flujo y cambio que
interactúa con su ambiente en un intento de satisfacer sus necesidades. La relación entre la
organización y el ambiente ha enfatizado que ciertas clases de organizaciones están mejor
capacitadas para sobrevivir en algunos ambientes que otras. El enfoque sobre necesidades y
funciones imperativas le ha permitido a los teóricos identificar actividades esenciales para el
sostenimiento de la vida. El imperativo de satisfacer las necesidades psicológicas de los
miembros organizacionales (Trist and Bemforth, 1951, Argyris, 1952, 1957), y de adoptar los
estilos administrativos apropiados (Mc Gregor, 1960; Likert, 1967), tecnología (Woodward,
3
1965), modos de diferenciación, integración y solución de conflictos (Lawrence and Lorsch,
1967) y modos de control y selección estratégicos (Child, 1972; Miles and Snow, 1978), han sido
todos incorporados dentro de la teoría contingencial contemporánea, la cual, en esencia conduce
las implicaciones de la metáfora organísmica hasta su conclusión lógica. Ya que las
organizaciones son vistas desde esta perspectiva no solo en términos de la red de relaciones que
existen entre la organización (organismo) y su ambiente.
La metáfora cibernética estimula a los teóricos a ver las organizaciones como patrones de
información, y enfoca la atención sobre las maneras como los estados de balance homeostático se
pueden sostener a través de procesos de aprendizaje basados en la retroalimentación (Feedback)
negativa. Algunos teóricos han comenzado a explorar las implicaciones de esta metáfora para la
organización y la administración (Buckley, 1967; Hag, 1974; Argyris and Schon, 1978), y la
cibernética ha sido usada ampliamente como una técnica para mejorar los sistemas de control
organizacionales (Lawler and Rhode, 1976).
La metáfora del teatro plantea que los miembros organizacionales son esencialmente actores
humanos, involucrados en diversos papeles y otras actuaciones oficiales y no oficiales (Goffman,
1959, 1961).
La metáfora de la cultura llama la atención sobre los aspectos simbólicos de la vida
organizacional, y la manera como el lenguaje, los rituales, las historias, los mitos, etc, se
incorporan en redes de significado subjetivo que son cruciales para entender como las realidades
organizacionales son creadas y mantenidas (Turner, 1971; Pondy and Mitroff, 1979).
3
La metáfora de un sistema político enfoca la atención sobre los conflictos de interés y el rol del
poder en las organizaciones (Crozier, 1964; Pettigrew, 1973; Pfeffer and Salancik, 1978).
Estas metáforas crean medios para ver las organizaciones y su funcionamiento de maneras tales
que aluden las tradicionales metáforas mecánica y organísmica. sin embargo, todas ellas se
pueden usar de manera funcional, generando modos de teorización basados sobre el presupuesto
de que la realidad de la vida organizacional descansa en una red de relaciones ontológicamente
reales, las cuales son relativamente ordenadas y cohesivas. Como resultado, estas metáforas
pueden simplemente desarrollar diferentes enfoques hacía al estudio de un paradigma común. Las
metáforas cibernética, del sistema holgadamente ("loosely") acoplado y de la ecología
poblacional, tienen todas sus raíces en las ciencias naturales, y todas de una manera u otra
enfatizan la idea de que las organizaciones pueden ser vistas como sistemas adaptativos. La
retroalimentación (feedback negativo), el acople holgado, y la selección natural son los tres tipos
diferentes de mecanismos adaptativos resaltados por estas diferentes metáforas. Cada una de las
metáforas del teatro, la cultura y el sistema político introduce una dimensión social explícita al
estudio de las organizaciones, y otorga particular atención a la manera como los seres humanos
pueden intentar dar forma a las actividades organizacionales. En tanto que las actividades
dramatúrgicas, culturales y políticas involucradas sean vistas como ocurriendo dentro de un
escenario contextualmente definido y por lo tanto ontologicamente real, vistas como una
actividad adaptativa, estas metáforas intentan capturar y articular aspectos de una visión
subyacente de la realidad pero desde diferentes maneras.
Las metáforas interpretativas cuestionan las bases sobre las cuales se construyen la teoría
funcionalista, y enfocan la manera como las realidades organizacionales se crean y mantienen. La
metáfora del juego de lenguaje (Wittgenstein, 1968), por ejemplo, niega a las organizaciones es
estatuto ontológico concreto y presenta a la actividad organizacional como un poco más que un
juego de palabras, pensamientos y acciones. Esta metáfora sugiere que las realidades
organizacionales emergen como estructuras simbólicas gobernadas por reglas cuando los
individuos entraban sus mundos a través del uso de códigos y prácticas específicas, en orden a
cubrir sus situaciones con formas llena de significado. Desde este punto de vista las realidades
organizacionales descansan en el uso de diferentes clases de lenguaje verbal y no verbal. El
lenguaje no es simplemente comunicacional y descriptivo; es ontológico. Así, ser un
administrador en una organización involucra una manera particular de ser en el mundo, definida
por el juego de lenguaje que una persona tiene que jugar para ser reconocido y funcionar como
administrador. Los conceptos organizacionales que dan forma a las nociones de racionalidad,
estructura burocrática, delegación, control, etc., son conceptos administrativos (Bittner, 1965),
que marcan y actualizan un mundo en el cual los administradores pueden desempeñarse como
administradores. De similar manera, el concepto y el detallado lenguaje del liderazgo crea y
define la naturaleza del liderazgo como un proceso continuo o en marcha (Pondy, 1978). Vistas
en términos de la metáfora del juego de lenguaje, las organizaciones son creadas y mantenidas
como patrones de actividad social a través del uso del lenguaje: ellas constituyen no más que una
forma especial del discurso.
La metáfora del texto (Ricoeur, 1971) sugiere que el teórico de la organización debe ver la
actividad organizacional como un documento simbólico, y emplear métodos hermenéuticos de
3
análisis como un medio para revelar su naturaleza y significancia. Los textos dan formas a clases
particulares de juegos de lenguaje, explican los temas, y hacen uso de expresiones metafóricas
para comunicar significantes patrones de sentido. Una vez producido, el texto es disponible para
interpretación y traducción por parte de otros, quienes pueden darle significado y sentido
diferente al buscado por el autor. Todas estas cualidades son evidentes en la vida organizacional
cotidiana donde cada quien es a la vez autor y lector, aunque algunos de manera más significante
que otros. El teórico de la organización que adopta la metáfora del texto se preocupa por entender
la manera como se produce ("escriben") las actividades organizacionales, se leen y se traducen, y
la forma como la estructura del discurso puede explorar ciertos temas claves y desarrollar tipos
particulares de imaginería. La metáfora puede ser utilizada para el análisis de documentos
organizacionales (Huff, 1979) y del habla y acción organizacionales (Manning, 1979).
Cuando se enfoca a las organizaciones desde la perspectiva del paradigma humanista radical,
todos los conceptos y modos de acción simbólica que sostienen la vida organizacional se
escudriñan para hallar sus propiedades alienantes. La metáfora guía es la de la prisión psíquica,
una imagen que enfoca la manera como los seres humanos pueden ser llevados a representar
realidades organizacionales que se experimentan como confinadoras y dominantes. Esta metáfora
es evidente en un buen número de líneas de pensamiento social. En la teoría crítica que surge del
trabajo de Marx (1844) y Lukács (1971), el énfasis se coloca sobre el proceso de rectificación a
través del cual los individuos concretizan en demasía su mundo, percibiéndolo como objetivo
real, y como algo independiente de su propia voluntad y acción. Tal como se desarrollo en el
trabajo de la así llamada escuela de Frankfurt (Marcuse, 19955, 1964; Habermas, 1970, 1972), el
énfasis principal se coloca en como los modos ideológicos de dominación pueden ser
manipulados por aquellos con poder en favor de sus propios fines. A los miembros
organizacionales se les ve efectivamente como prisioneros de un modo de conciencia que es
formado y controlado a través de procesos ideológicos. Muchos aspectos específicos de la vida
organizacional han sido examinados desde este punto de vista. Marcuse (1964) se ha ocupado de
los aspectos alienantes de la racionalidad intencionada o con propósito, Clegg (1975) ha
estudiado el lenguaje de la vida organizacional, Dickson (1974) ha analizado el culto de la
tecnología, y Anthony (1977) se ha ocupado de la ideología del trabajo como tal. La vida en el
trabajo, cuando se le ve desde la perspectiva de la teoría crítica, constituye un modo de vida
alienado en el cual los individuos son formados, controlados y generalmente hechos esclavos de
las necesidades reificadas y artificialmente inventadas de la organización moderna. El trabajo de
3
Freud (1922), Jung (1953-1965), y de otros teóricos psicoanalistas también articulan otras
perspectivas consistentes con la metáfora de la presión psíquica, viendo a los individuos como
cautivos de procesos inconscientes. Las organizaciones desde la perspectiva freudiana pueden ser
vistas como basadas en la externalización de tendencias represivas que operan dentro de la
psiquis humana (Marcuse, 1979), y desde la perspectiva jungiana como la manifestación de
alguna forma de arquetipo que expresa relaciones entre mundos subjetivos y objetivos. La
metáfora de la prisión psíquica proporciona la base para una "teoría de la anti-organización"
(Burrell and Morgan, 1979), que cuestiona las premisas de la teoría funcionalista de la
organización en muchas maneras.
El paradigma estructuralista radical genera una teoría radical de la organización basada sobre
metáforas tales como el instrumento de dominación, el sistema cismático ("schismatic"), y la
catástrofe. El análisis clásico de Weber sobre la burocracia como un modelo de dominación
(Weber, 1946) el análisis de Michels de la "Ley de hierro de la oligarquía" (Michels, 1949), y los
análisis marxistas de la organización (Baran and Sweezy, 1966; Braverman, 1974; Benson, 1977),
por ejemplo, ubican la imagen de las organizaciones como poderosos instrumentos de
dominación como una parte integral de un proceso de dominación más amplio dentro de la
sociedad total. Aunque tales análisis a menudo usan intuiciones derivadas de la metáfora de la
máquina, se estudia a las organizaciones como máquinas por sus cualidades opresivas. Esto es
claramente evidente, por ejemplo, en el trabajo de Weber, el cual, despojado de su dimensión
radical, es la base para mucha teoría funcionalista basada sobre la metáfora de la máquina.
Teóricos que han usado las ideas de Weber desde el punto de vista funcionalista ignoran
completamente el hecho de que Weber consideró la burocracia como una "jaula de hierro". La
metáfora del instrumento de dominación dedica mucha atención a este descuidado aspecto de la
organización, y estimula un análisis de los medios por los cuales los modos de dominación
operan y se mantienen. Esta metáfora provoca interés por entender como la estructura del poder
dentro de las organizaciones está conectada a estructuras de poder dentro de la economía política
mundial y como las divisiones sociales entre las clases, grupos étnicos, hombres y mujeres, etc.,
son evidentes en el lugar de trabajo. Las intuiciones generadas por la metáfora de la prisión
psíquica se utilizan frecuentemente dentro del contexto de la teoría estructuralista radical como
medios para articular la naturaleza de la dominación socioeconómica de base más amplia.
Aquellos que controlan las organizaciones son vistos como los que utilizan medios ideológicos,
políticos y económicos para dominar a sus miembros (Friedman, 1977) y al contexto más amplio
dentro del cual ellos operan. El estudio del rol de las multinacionales en la economía política
mundial (Barnet and Muller, 1974), y del rol del estado moderno (Holloway and Picciotto, 1978)
ha provisto un fuerte centro de interés.
La metáfora cismática (Morgan, 1980) enfoca la atención sobre cómo las organizaciones pueden
tener una tendencia a fragmentarse y desintegrarse como un resultado de tensiones y tiranteces
generadas internamente. Esta metáfora se opone específicamente a la premisa funcionalista de
que las organizaciones son entidades unificadas que buscan adaptarse y sobrevivir y enfoca
aquellos procesos a través de los cuales las organizaciones se fraccionan como resultado de la
cismogénesis (Bateson, 1936) y el desarrollo de patrones de autonomía funcional (Gouldner,
1959).
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La metáfora de la "catástrofe" ha sido usada en la teoría marxista para analizar las contradicciones
internas de la economía política mundial (Bukharin, 1915, 1925), lo cual sentó las bases para las
formas revolucionarias de cambio. Una versión algo diferente es la "teoría de la catástrofe" de
René Thom (1975). Ambas tienen relevancia para el estudio del rol de las organizaciones en la
economía mundial contemporánea, el proceso de trabajo y las relaciones entre la administración y
trabajo. Mientras la metáfora se ha utilizado de muchas maneras como la base para modelos
detallados de solución de enigmas o problemas dentro de una perspectiva funcionalista, no ha
sido usada sistemáticamente para desarrollar un comprensivo análisis estructuralista radical sobre
la organización.
CONCLUSIONES
Los paradigmas humanista radical y estructuralista radical ofrecen un desafió similar, que llama la
atención sobre los aspectos políticos y explotadores de la vida organizacional. Desde la
perspectiva de estos paradigmas, tanto la teoría funcionalista como la teoría interpretativa no
entienden que el orden aparente en la vida social no es tanto el resultado de un proceso adaptativo
de un acto libre de construcción social, sino la consecuencia de un proceso de dominación social.
Las organizaciones desde este punto de vista oprimen y explotan e incorporan una lógica que
sienta las bases para su eventual destrucción. El orden que la teoría interpretativa trata de
entender, y que la teoría funcionalista trata de mejorar, es desde las perspectivas humanista
radical y estructuralista radical, un orden superficial que enmascara contradicciones
fundamentales.
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El reto a la teoría de la organización que emana de estos paradigmas consiste en penetrar detrás
de la apariencia superficial del mundo empírico, y revelar la estructura profunda de las fuerzas
que dan cuenta de la naturaleza, existencia y transformación continua de las organizaciones
dentro de la situación total del mundo. La teoría de la organización desde las perspectivas
humanista radical y estructuralista radical no puede proveer una comprensión adecuada de la
naturaleza de la organización enfocándose exclusivamente sobre las organizaciones y el
comportamiento dentro de las organizaciones. Estos paradigmas sugieren que el estudio de tales
fenómenos debe ser conectado al modo más extenso de la organización social al cual ellos
proporcionan un contenido y una forma empíricos y detallados.
El reto que se le presenta a la teoría ortodoxa de la organización por estos diferentes paradigmas
consiste en repensar la verdadera naturaleza del objeto del cual se ocupa. Paradigmas diferentes
incorporan visiones del mundo que favorecen metáforas que constituyen la naturaleza de las
organizaciones y el comportamiento dentro de las organizaciones en maneras fundamentalmente
diferentes, y que claman por una revisión completa de aquella de lo cual la teoría de la
organización debe ocuparse. Este reto se relaciona con los presupuestos básicos sobre los cuales
se fundamenta la teorización, y sólo puede definirse a través de una consideración de la
convivencia de estas bases rivales como partida para el análisis organizacional.
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Por
Juan manuel Jaramillo
Profesor Titular
Universidad del Valle
El 17 de Junio de 1995 falleció, a la edad de 73 años, físico, silósofo e historiador de la ciencia, Thomas
Samuel Kuhn. Nació el 28 de julio de 1922 en Cincinatti (Ohio); se graduó como físico, con todos los
honores, en la Universidad de Harvard en 1943; alcanzó el magister en 1946 y el doctorado, en la misma
Universidad, en 1949 mientras redactaba sus tesis de doctorado fue invitado por James Connant, presidente
de Harvard, a ser su asistente en un curso de humanidades, Ciencia para no científicos, centrado en el
estudui de casos históricos.
Será en 1957, luego de publicar su primer libro “ la revolucion copernica: Astronomía planetaria
en el desarrollo del pensamiento occidental”, cuando definitivamente toma la decisión de
dedicarse al estudio de problemas filofóficos- metodológicos. Producto de esta decisión fue su
publicación, en 1962, de su princiapl y mas conocida obra “La estructura de las revoluciones
cientificas”, cuyas tesis, enfrentadas a las de las filosofías neo- positivistas y popperianas,
causaron durante toda la decada de lo 60´s, las más agudas polémicas, como él mismo lo expresó,
era “hacer el esbozo de un concepto completamente diferente de ciencia, a partir de los registros
históricos de la misma actividad cienífica”
Para eello introduce las categorias de “ciencia normal”, “ciencia extraordinaria”, “paradigma”
“comunidades cientificas”, “inconmensurabilidad”, entre otras.
Ademas de su estancias, durante varios años, en Harvard, como vivienda estable, Kuhn tuvo
transferencias temporales a Princeton, Berkeley y Cambridge. Al momento de su muerte se
desempeño como profesor emérito del Massachusetts Institute of Tecnology.
En 1977 publicó, bajo el formato de libro, “la tensión esencial”, que es una antología de artículos
ya publicados en diversos libros y revistas. Su último libro “teoria del cuerpo negro y
discontinuidad cuántica”, 1897-1912, apareció en 1978. En él, sin hacer uso de las categorias
básicas de su libro de 1962, centra su análisis en la obra del físico alemán Max Planck, quien en
1910, a través de la descripción matematica de la radicación térmica de un cuerpo negro, puso de
manifiesto el requerimiento de un proceso discontinuo e emisión o de absorción que implicaba
cantidades discontinuas de energía (cuantos de acción), que le mercieron el Premio Nobel de
Física en 1917. A raíz del tema de la inconmensurabilidad entre pares de teorías se observa, en la
última producción de Kuhn, un despla- zamiento hacia cuestiones cen- tradas en el análisis del
lenguaje. Con su muerte pierden la historia y la filosofía de la ciencia uyno de sus más grandes y
originales exponentes.