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Colección «EL POZO DE SIQUEM»

159 Piet van Breemen, SJ

El arte de envejecer
La ancianidad como tarea espiritual

2a edición

Editorial SAL TERRAE


Santander


Esta traducción de Alt werden als christliche Aufgabe se publica en
virtud de un acuerdo con el autor, Piet van Breemen, Si (Gravenhage,
NL) Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publica-
ción puede ser reproducida, almacenada o transmitida, total o parcial-
mente, por cualquier medio o procedimiento técnico sin permiso
expreso del editor.

Índice
Traducción:
José Pedro Tosaus Abadía
Prólogo ................................................................. 9
Título del original alemán: 1. En cada edad, el ser humano entero .................... 11
Alt werden als geistliche Aufgabe
Publicado por Echter Verlag 2. El envejecimiento en sus distintas fases ............. 21
Würzburg (Alemania)
© 2004 by Piet van Breemen, SJ 3. La posición de la generación mayor
Gravenhage (Holanda) en la sociedad moderna ......................................... 31
Para la edición española: 4. Diferentes maneras de envejecer .......................... 39
2004 by Editorial Sal Terrae
Polígono de Raos, Parcela 5. Orar en la vejez ..................................................... 47
14-1 39600 Maliaño
(Cantabria) Fax: 942 369 201 6. Entrega ................................................................. 57
E-mail: salterrae@salterrae.es
www.salterrae.es 7. Sencillez y claridad .............................................. 65
Con las debidas licencias Dar el perdón .................................................. 67
Impreso en España. Printed in Spain Recibir el perdón ............................................. 72
ISBN: 978-84-293-1540-0
Depósito Legal: BI-2637-06 8. La muerte pertenece a la vida .............................. 77
Fotocomposición: 85
Sal Terrae — Santander
9. Soledad..................................................................
Impresión y encuadernación: 95
Publidisa
Apéndice ..............................................................
do sobre el servicio que viene prestando. La hermana
Ignatia Bentele, que entretanto también ha llegado a
ser de edad avanzada, me ha comunicado valiosas
ideas nacidas de su experiencia. Mi sincero agradeci-
miento a ellos y a otras muchas personas que me es
imposible nombrar aquí.
Quiero expresar mi agradecimiento en general a
1
mis hermanos jesuitas de la residencia de mayores En cada edad, el ser humano entero
Peter-Faber-Kolley, de Berlín-Kladow. Viví con
ellos casi nueve años. Esa fue para mí una época
preciosa, aunque no siempre fácil, desde luego. De El atardecer de la vida no se puede vivir como el ama-
ellos precisamente aprendí muchas cosas acerca del necer. Sin embargo, ambos están conectados entre sí
tema del presente librito. Hace seis años escribí un de manera tan esencial que sólo se pueden vivir como
artículo, «Eine Spiritualitát des Alterns»' [Una
una unidad. Lo que fue grande e importante al princi-
espiritualidad de la vejez], fruto de las experiencias
pio ya sólo puede seguir siendo pequeño hacia el final,
vividas con dichos hermanos. De entonces acá, la
y lo que inicialmente apenas desempeñaba papel
mayoría de ellos han llegado al término de su viaje
terreno. Para ellos mi más cálido recuerdo. alguno puede dominar por completo el último tramo.
Mi deseo y mi esperanza es que este libro ayude a Pero siguen siendo, no obstante, fases distintas de una
muchas personas a vivir de manera armoniosa y fe- única vida que se encamina a su consumación. Lo
cunda el último (y ciertamente nada fácil) tramo de mismo que en siete años nuestro cuerpo cambia todas
su vida. sus células, y, sin embargo, en este proceso sigue
siendo siempre y de manera inconfundible nuestro
cuerpo, así también los diferentes escalones del desa-
rrollo de la personalidad constituyen la evolución de
esta vida, que es una y sumamente personal. Además,
cada fase de la vida tiene, por supuesto, su propia
tarea y su transformación, su belleza y su encanto, así
como sus propios peligros y sus enfermedades. La
1. En Geist und Leben 70/5 (1997), pp. 356-365. existencia humana es en todo, pero quizá especial-

10 11
a
mente en la ancianidad, un proceso de aprendizaje Quizá la hora de la muerte nos ponga
que dura toda la vida. frente a nuevos espacios que debamos recorrer: las
Hernian Hesse vivió intensamente esta llamadas de la vida jamás acabarán para nosotros...
continuidad y la expresó en la siguiente poesía: ¡Ea, pues, corazón, arriba! ¡Despídete, estás curado!»2.

Escalones Cuanto más avanza la vida, tanto más claramente


se desvelan sus estructuras fundamentales. A veces,
«Así como toda flor se amustia
la vejez pone de manifiesto lo que en los tiempos de
y toda juventud cede a la edad,
plena actividad no llamó la atención, y de ese modo
así también florecen sucesivos los peldaños de la vida, ilumina los tramos precedentes de la vida. Por eso
a su tiempo aflora toda sabiduría, toda virtud,
puede orar el salmista: «Enséñanos a calcular nues-
mas no les es dado durar eternamente.
tros años para que adquiramos un corazón sensato»
Es menester que el corazón, a cada llamamiento,
(Sal 90,12).
esté pronto al adiós y a comenzar de nuevo,
Esta conexión natural entre las distintas fases de la
esté dispuesto a darse, animoso y sin duelos,
vida supone, para la tarea que nos hemos marcado en
a nuevas y distintas ataduras.
el presente escrito, que el aspecto espiritual del enve-
En el fondo de cada comienzo hay un hechizo
jecimiento normalmente sólo puede percibirlo una
que nos protege y nos ayuda a vivir.
persona cuya vida haya estado hasta ese momento
Debemos ir serenos y alegres por la Tierra, marcada, o al menos tocada, por la vida espiritual.
atravesar espacio tras espacio, sin aferrarnos Para llevar en la ancianidad una «vida espiritual», ésta
a ninguno cual si fuera una patria; el ha tenido que empezar ya en el tiempo de la vida acti-
espíritu universal no quiere encadenarnos: va. Más de uno no descubrió esto hasta que fue dema-
quiere que nos elevemos, siado tarde, y entonces tuvo que hacer frente a un
que nos ensanchemos escalón tras escalón. amargo desengaño. Por supuesto, debo apresurarme a
Apenas hemos ganado intimidad en una añadir que la gracia siempre puede más que lo que
morada y en un ambiente, y ya todo alcanzan nuestras sensatas reglas.
empieza a languidecer; sólo quien está
pronto a partir y peregrinar podrá eludir 2. Das Glasperlenspiel, Suhrkamp Taschenbuch Verlag, Frankfurt am
Main 1972, pp. 483-484 (trad. cast.: El juego de los abalorios, trad. de
la parálisis que causa la costumbre. Mariano S. Luque, Alianza Editorial, Madrid 1979', pp. 424-425).

12 13
La vejez crea un espacio para valores que por sí sita sinceridad y también humildad para mirar de
solos son importantes y preciosos para toda nuestra frente el envejecimiento y aceptarlo realmente. Pero
vida, pero que a veces cuentan con un número dema- cuando se consigue, la ancianidad puede significar un
siado escaso de oportunidades para desarrollarse; por enriquecimiento y una gracia. Muchas personas ma-
ejemplo: yores lo han experimentado y han obsequiado con ese
don a sus prójimos.
— Callarse y entrar en contacto consciente con la
fuente de nuestro ser. En esto se repite, además, una ley de la vida. Lo
que somos de verdad depende siempre de tres facto-
— Vivir con calma para escuchar tranquilamente res. El primero es la herencia biológica que está fija-
a quien está cerca de nosotros. da en nuestros genes. Ella determina si somos mujer
— Liberarnos de coacciones no santas o incluso u hombre, nuestro color de piel y de pelo, nuestra fi-
santas. gura corporal y muchas cosas más. Todo ello está fija-
do. El segundo factor determinante es lo que nuestro
— Emprender el viaje hacia dentro que a Dag Ham-
marskjold le gustaba llamar «el viaje más largo». entorno y nuestra trayectoria vital han hecho con esa
herencia: esto nos ha ocurrido, y así ha quedado regis-
— Dejar que emerjan recuerdos importantes y
saborearlos con tranquilidad. trado. A estos dos primeros factores tal vez se les
pueda llamar nuestro «natural». Pero todavía hay que
añadir un tercer factor: lo que nosotros mismos hace-
A menudo, el precio que se paga por este logro es mos por libre decisión con nuestra herencia y nuestra
bastante alto. Las fuerzas y facultades corporales y historia. Este tercer factor viene a ser el campo de
espirituales merman, mientras que la fragilidad y las juego que se nos da para ejercitar nuestra libertad. Allí
enfermedades, por el contrario, aumentan. Lo cual donde uno se resigna, el otro es capaz de crecer. Allí
significa que uno depende cada vez más de la ayuda donde uno interpreta algo negativo como un ataque a
de los demás. Y ello favorece y exige un proceso de su persona o como una derrota personal, el otro ba-
maduración que, sin embargo, sólo puede tener lugar rrunta su oportunidad o reto. Ciertamente, algunas co-
realmente cuando se da este debilitamiento de las sas de nuestra vida no se pueden cambiar, pero la
fuerzas. Siempre está presente la tentación de hacer cuestión decisiva es cómo afrontamos eso que no se
«como si»: como si todavía se pudiera y se tuviera puede cambiar. Tal vez sea imposible modificar algu-
mucho; como si la cosa no fuera para tanto... Se nece- nas situaciones, pero no lo es modificar nuestra acú-

14 15
tud ante ellas. En ello tenemos una influencia funda- contradiría el espíritu de Jesús. El arte de la vida cris-
mental. C.G. Jung formuló esta espléndida frase: tiana consiste en ver siempre los «hechos» en relación
«Sólo se cambia lo que se acepta»'. En aquello que no con Dios, quien, como dice Ignacio en sus Ejercicios
se acepta no se tiene influencia alguna. Pero si se Espirituales, «trabaja y labora por mí en todas las
acepta, quizá se pueda cambiar para bien. Además, cosas criadas sobre la haz de la tierra» (EE, 236)4.
esto no sólo se puede decir de cosas y situaciones; Alfred Delp, si, escribió el 17 de noviembre de 1944
también resulta cierto en lo tocante a las personas, y en la prisión de Berlín-Tegel con las manos atadas:
esto es aún más importante. A mi parecer, esta ley de «Esta sola cosa es para mí tan clara y perceptible
la vida va cobrando cada vez más importancia a medi- como extraña: el mundo está lleno de Dios. Él sale a
da que se avanza en edad. nuestro encuentro manando, por decirlo así, de todos
No todo lo que sucede es, sin más, la voluntad de los poros de las cosas. Pero con frecuencia estamos
Dios. Estoy convencido de que algunos aconteci- ciegos. Quedamos enganchados en las horas buenas y
mientos y hechos no son queridos por Dios. Cuando en las malas y no las vivimos totalmente hasta el hon-
un conductor borracho provoca un accidente mortal, tanar en que brotan de Dios. Esto se puede decir de
me parece una simplificación desafortunada presen- todo lo hermoso y también de lo deplorable. En todo
tarlo como la voluntad de Dios. Dios no quiere que los quiere Dios celebrar un encuentro, y pide y desea la
borrachos conduzcan. Dios quiere «que todo con- respuesta de la adoración y la entrega»5. También en
curra al bien de quienes lo aman» (Rm 8,28). Para aquella hora oscurísima intentó Alfred Delp dar una
ello necesita normalmente nuestra colaboración. Dios respuesta de adoración y entrega nacida de un
actúa a través de seres humanos. La cuestión es, por encuentro con Dios. Esto lo aprendió, sin duda, del
tanto, cómo podemos colaborar con Dios para que fundador de su Orden: colaborar siempre con Dios
hechos que se han producido concurran a ese bien. en la medida de nuestras posibilidades, ser siempre
Así, lo decisivo es, precisamente y ante todo, cómo instrumento en las manos de Dios, obrar unido a
percibimos los hechos y cómo los enfocamos. El pro- Dios para que todo concurra al bien.
ceder de Dios para con nosotros no nos cae encima
como un destino al que debemos someternos. Si fuera 4. Los textos de los Ejercicios Espirituales de IGNACIO DE LOYOLA se
así, ello nos llevaría a una actitud vital fatalista que toman de la edición preparada por Cándido de Dalmases,
Santander, Sal Terrae 1987.
5. Alfred DELP, Gesammelte Schrifien, Band IV, edición de Roman
3. Gesammelte Werke, Bd. 11, Zürich-Stuttgart 1963, p. 367. Bleistein, Verlag Josef Knecht, Frankfurt am Main 1984, p. 26.

16 17
Para Ignacio, la misión que Cristo nos confía abar- los años que se van acumulando, también el cristiano
ca nuestra vida entera. Hace unos años, el provincial de de edad avanzada permanece enteramente al servicio
los jesuitas de California causó cierta sensación al del reino de Dios, sea cual sea la forma concreta que
declarar que para un jesuita no había jubilación. Quien dicho servicio pueda adoptar. De este modo, el
entienda esto en el sentido de que un jesuita debe Evangelio da a la vejez un valor inestimable. No es
trabajar hasta su muerte ha entendido mal al provincial. éste un regalo insignificante de la Buena Nueva. Nos
Lo que quiere decir, más bien, es que en nuestra misión anima a aceptar las molestias y afrentas de la anciani-
no hay jubilación o, si se prefiere decirlo así, que dad con paciencia y sin actitudes quejumbrosas, por-
también nuestra jubilación pertenece a nuestra misión. que quedan integradas en una unidad mayor.
Verdad es que en esta última formulación se elimina el Cuando le conté a una mujer de 89 años mi pro-
equívoco, pero desde luego también la provocación. pósito de escribir este libro y le dije el título que tenía
Aun cuando nuestras fuerzas mermen y ya no podamos pensado, reaccionó espontáneamente: «Pero el enve-
trabajar, la misión sigue en vigor. Para Ignacio incluye jecimiento no es sólo una tarea; es, sobre todo, un
hasta el morir. Escribe el fundador en las don». Tiene razón. Don y tarea no se pueden separar,
Constituciones: «Como en la vida toda, así también en pero está bien acentuar el don; ayuda a cumplir mejor
la muerte, y mucho más, debe cada uno de la la tarea.
Compañía [de Jesús] esforzarse y procurar que Dios
nuestro Señor sea en él glorificado y servido, y los
próximos edificados, a lo menos del exemplo de su
paciencia y fortaleza, con fe viva, speranza y amor de
los bienes eternos que nos mereció y adquirió Cristo
nuestro Señor con los trabajos tan sin comparación
alguna de su temporal vida y muerte»6.
Lo que Ignacio escribe en las Constituciones para
sus hermanos vale, en el fondo, para todo cristiano.
Pues la vida de cada bautizado es una misión, y una
misión que abarca igualmente la vida entera. Pese a

6. Obras de san Ignacio de Loyola, BAC, Madrid 19915, p. 590.

18 19
2
El envejecimiento
en sus distintas fases

Puesto que en el presente libro vamos a hablar sobre


el envejecimiento, nos será útil considerar que en el
envejecimiento se dan varias etapas. El grupo de «los
ancianos» se va haciendo cada vez mayor, tanto en
números absolutos como relativos, y se va haciendo
cada vez más diferenciado. En un primer vistazo se
pueden distinguir ya:
los «ancianos jóvenes», los recién jubilados, que
todavía están sanos de cuerpo y mente;
los que ya sufren deterioros importantes;
los que no se valen por sí mismos;
los que padecen enfermedades que provocan tras-
tornos de la personalidad, como la senilidad o el
Alzheimer.

Dentro de estos agrupamientos existe una gran


diferencia en relación con la situación económica —el
abismo entre pobres y ricos es también patente entre

21
los mayores, y se va agrandando cada vez más— y en En muchas partes del mundo, los jóvenes tienen la
lo que respecta a la formación cultural e intelectual. posibilidad de asumir un compromiso social bajo la
De ahí que también las posibilidades de configurar dirección de los jesuitas. En Alemania, este proyecto se
esta fase de la vida sean muy diferentes. llama Jesuit European Volunteers (JEv). Los adultos
El primer grupo, sin duda, es envidiado por lo jóvenes viven juntos un año —a veces dos— en un
general, y también caricaturizado en ocasiones. Mu- grupo pequeño, mixto y, en la mayoría de los casos, de
chos de los «ancianos jóvenes» han encontrado vías carácter internacional. Adoptan conscientemente un
para utilizar bien su recién adquirida libertad. En este estilo simple de vida. Todos trabajan de alguna manera
momento se encuentran en situación de hacer cosas en favor de grupos marginados o personas socialmente
que desde siempre desearon hacer, y no vacilan en desfavorecidas. En la vida comunitaria se establece un
aprovechar la oportunidad. Ahí están, por ejemplo, los lugar para los tiempos de oración y el intercambio
estudios universitarios para jubilados, que están más espiritual; un elemento propio del proyecto son los
orientados a un conocimiento de fondo que a una Ejercicios individuales de ocho días realizados una vez
información exhaustiva, y en los que se hace justicia a al año. En los Estados Unidos se han formado, desde
la madurez vital de quienes estudian. Muchos en- hace algunos años, grupos parecidos para los «ancianos
cuentran en ello alegría y satisfacción. Algunos, libe- jóvenes», encuadrados todos ellos en el Ignatian Lay
rados de la presión de la obligación laboral, ponen su Volunteer Corps. Para algunas personas mayores, esta
experiencia y sus facultades al servicio de los demás. asociación de vida espiritual en comunidad y de
Así, conozco a un hermano de religión que en otro compromiso social constituye una grata transición de
tiempo fue profesor de instituto y dedica una parte de la vida laboral a la jubilación.
su tiempo libre a dar clases de alemán a quienes soli- La tarea del segundo de los grupos que acabamos
citan asilo, actividad con la que él se mantiene joven y de mencionar es completamente diferente. Quienes lo
feliz. Un especialista en informática va una tarde a la forman experimentan con intensidad cómo les falla la
semana a la administración de Cáritas de una gran memoria y, sobre todo, cómo, cada vez con más fre-
ciudad para ayudar en los problemas que puedan sur- cuencia, son ya incapaces de recordar nombres y
gir con los ordenadores. Probablemente todos cono- hechos. Notan también que ven y oyen peor, de mane-
cemos ejemplos estimulantes de personas que devuel- ra que cada vez se van quedando más aislados. Algu-
ven con agradecimiento y alegría algo de lo que a lo nas cosas que todavía pueden hacer por sí solos van
largo de los años han recibido. inusitadamente lentas y se convierten en una prueba

22 23
de paciencia, no sólo para quienes les rodean, sino mento en algo aún más profundo que nosotros mis-
también para ellos mismos. La fragilidad de la vejez mos, a saber, en la voluntad de Dios. Ignacio siempre
golpea y les pone delante la difícil tarea de reconci- procuró discernir lo que la voluntad de Dios exige
liarse con ella. Lo que estas personas deben aprender, exactamente de nosotros. «En las cosas que se han de
ante todo, es a encontrar su medida dentro de esta hacer, incluso en las piadosas, es indispensable la mo-
limitación. En un mundo donde el modelo es siempre deración para que los esfuerzos puedan durar, cosa
«lo más» (lo más grande, lo más rápido, lo más fuer- que sería imposible si tales esfuerzos fueran excesivos.
te...), ellos tienen que moverse en la dirección contraria. Y en los acontecimientos sería recomendable tener el
Su capacidad de trabajo, concentración y resistencia corazón preparado para aceptar un lado u otro, o sea,
va disminuyendo cada vez más, y ello requiere un el dichoso y el adverso, de buena gana, como de la
proceso difícil y permanente de aprendizaje. La medi- mano de Dios» (de una carta que Ignacio escribió
da que antes determinó su vida pierde su validez y su medio año antes de su muerte a Girolamo Vignes)7.
coherencia. Deben dejarla atrás y ajustarse a una
nueva medida. El sensato calcula bien la medida co- La pérdida de fuerzas puede conducir paulatina-
rrecta y vive de acuerdo con ella, aun cuando sus mente a no poder valerse en absoluto por sí mismo.
menguantes fuerzas la reduzcan radicalmente. Ésta es, sin duda, una cruz muy pesada. Tal depen-
Para Ignacio, por un lado era un ideal el magis — dencia no le resulta fácil a nadie. Uno debe aprender a
el esfuerzo por lo «más» y mayor—, pero, por otro, esperar de una manera nueva la ayuda para las cosas
también lo era la discreta caritas: el amor discreto y más sencillas y también para las más íntimas. Está
discernidor. Típico de él es el comparativo abierto. completamente entregado al criterio ajeno. La sole-
Muchos de nosotros escribimos de jóvenes en nuestros dad aumenta, y a veces se siente como abandono. Mu-
trabajos escolares el lema AMDG: Ad Maiorem Dei chas cosas que daban sentido a la vida anterior —¡in-
Gloriam; no para la máxima gloria de Dios, sino en cluso en la ancianidad activa!— desaparecen en este
grado comparativo: para la mayor gloria de Dios. Con momento. Bien puede ser que la simple presencia del
ello introduce un dinamismo. Estamos en camino enfermo signifique mucho para los demás, pero a
hacia Dios, que es siempre mayor, y por eso somos veces el enfermo como tal no es consciente de ello o
toda la vida peregrinos. Pero frente a esta compara-
ción abierta está la moderación. La medida correcta 7. IGNACIO DE LOYOLA, Briefe und Unterweisungen (Deutsche
se conecta con nuestra persona, pero tiene su funda- Werkausgabe, Bd. I), Würzburg 1993, p. 840.

24 25
no se atreve a creer algo así. En esta situación, sin la semilla que crece sola: «El reino de Dios es como
duda que nadie deja de buscar el sentido especial de un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se
esta fase de la vida. Aquello en lo que en gran medida levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin
se apoyaba el sentimiento de autoestima desaparece que él sepa cómo» (Mc 4,26-27). Así es el reino de
prácticamente del todo, lo mismo que el trabajo Dios. Para el rendimiento es decisivo que se tengan
profesional, la fuerza creadora y la productividad, el todos los hilos en la mano y todo bajo control. Para el
cuidado y la dedicación a la familia y a otras personas, reino de Dios es esencial confiar en un misterio y
la influencia y la posición, así como la apariencia y la dejarlo actuar. Ésta es la ley fundamental de la Buena
fuerza física, y con frecuencia incluso la memoria, el Nueva y, por tanto, de la vida de todo cristiano. Cuan-
oído y la vista. ¡Dichosa la persona que ha vivido de do en la última fase de la vida merman la energía y la
la fe! Verdad es que la cuestión del sentido se plantea iniciativa, hay que vivir con mayor entrega desde esta
ahora de nuevo, pero puede partir de experiencias actitud fundamental de fe. Lo que siempre fue válido
previas de fe que brindan apoyo. En este momento, la entra ahora más en juego y tiene un efecto liberador.
cuestión crucial es qué fundamento puede sustentar la Nos regala una paz que el mundo no puede dar.
vida entera. Me parece que esta entrega como modo de vivir no
Vivimos en una sociedad del rendimiento, en la sólo es importante para los de edad avanzada, sino que
que uno es lo que rinde. Éste es el aire que respiramos ejemplifica para nuestro mundo algo que por lo general
y la atmósfera en la que nos movemos. Es un mundo se descuida gravemente —aunque el mundo lo necesita
en el que todo se debe ganar. Lo aprendimos ya de mucho— hasta en la Iglesia y en ambientes cristianos.
niños y lo interiorizamos rápidamente. Marca nuestra Un magnífico ejemplo de ello lo encuentro en el
manera de vivir. No sólo se debe ganar dinero y reco- comportamiento de nuestro padre Pedro Arrupe, SJ, en
nocimiento, sino también la buena reputación y la su última y larga enfermedad. En mayo de 1965 fue
gratitud, a veces incluso la cordialidad y el afecto. El elegido Prepósito General de la Compañía de Jesús.
Evangelio es totalmente distinto. En la Biblia no apa- Desempeñó este servicio con toda su persona y con
rece la palabra «rendimiento»; siempre se habla de profunda fe y confianza. El 7 de agosto de 1981 sufrió
«fecundidad». Ésta exige un planteamiento vital com- en el aeropuerto romano de Fiumicino un grave ataque
pletamente diferente, pues en la fecundidad actúa un de apoplejía que lo condenó a no poder valerse en
misterio que no podemos penetrar. Jesús expresa esto absoluto por sí mismo. Hasta dos años más tarde no se
de manera muy hermosa y sencilla en la parábola de pudo elegir un sucesor. La Congregación Gene-

26 27
ral xxxm —asamblea de jesuitas de todo el mundo Kladow, viví de cerca el Alzheimer de un hermano de
que se reunieron para la elección— aceptó, el 3 de religión desde los primeros síntomas hasta poco antes
septiembre de 1983, la renuncia del padre Arrope. de su muerte. Llegó a perder el habla por completo.
En la tarde de ese mismo día, en una sesión especial y Pero observé que todas las emociones y sentimientos
solemne, se dio lectura a un mensaje del padre seguían allí, aun cuando no pudiera expresarlos ver-
Arrupe que empezaba así: «¡Queridos Padres! balmente. Y en Navidad nos sorprendió a todos cuan-
¡Cómo me habría gustado hallarme en mejores do pudo cantar con los demás, lleno de convicción, los
condiciones al encontrarme ahora ante ustedes! Ya viejos y conocidos cantos.
ven, ni siquiera puedo hablarles directamente. Los No sólo sufre el paciente. Su enfermedad es tam-
Asistentes Generales han entendido lo que quiero bién una pesada cruz para quienes lo rodean. Cuando,
decir a todos ustedes. Yo me siento, más que nunca, en un matrimonio, un cónyuge se ve afectado por una
en las manos de Dios. Eso es lo que he deseado toda enfermedad así, ello supone especialmente un gran
mi vida, desde joven. Y eso es también lo único que sufrimiento para el otro. Allí donde, en mi limitada
sigo queriendo ahora. Pero con una diferencia: hoy experiencia, he podido compartir esto, siempre he
toda la iniciativa la tiene el Señor. Les aseguro que quedado profundamente conmovido por la fidelidad y
saberme y sentirme totalmente en sus manos es una la paciencia, el respeto y la dedicación del cónyuge
profunda experiencia»8. sano —que a veces ni siquiera lo estaba—. Cuando ya
En el caso de algunas personas mayores, la fase de no existe la posibilidad de que los cuidados se dis-
desvalimiento conduce a un desmoronamiento tal que pensen en casa, llega la difícil pero necesaria decisión
su personalidad se modifica sustancialmente. Esto es de ingresar al enfermo en una residencia geriátrica.
lo que más temen muchos. ¡Con cuánta frecuencia me Aun cuando esto supone un gran alivio práctico, sigue
ha dicho la gente lo mucho que espera y ruega no siendo, no obstante, un paso difícil que traspasa el
enfermar de gravedad, por ejemplo de Alzheimer o de corazón.
una parálisis total...! Es difícil estimar lo que estos Fácilmente se plantea la cuestión —y en ocasiones
pacientes sufren, precisamente porque no pueden ya hasta se formula expresamente— de cuál es el valor de
manifestarse. En el Peter-Faber-Kolleg, en Berlín- una vida así. Por más que esta pregunta se imponga,
está, sin embargo, mal formulada y deja entrever un
8. «Mensaje del P. Pedro Arrupe al presentar su renuncia», en planteamiento de fondo que suscita inquietud. La per-
Congregación General xxxin de la Compañía de Jesús, Mensajero,
Bilbao 1984, p. 108. sona humana tiene una dignidad que no se puede

28 29
medir con los criterios del valor. Un valor depende 3
de un sistema de valores, y dentro de dicho sistema se
mide por bases de valoración. El valor puede oscilar, La posición de la generación mayor
puede incluso acercarse a cero o convertirse en un en la sociedad moderna
antivalor. Contra la dignidad de un ser humano, sin
embargo, no se puede atentar en ningún caso, porque
le es otorgada por Dios mismo: Dios ha creado al ser Tres factores sobre todo determinan la posición de la
humano a su propia imagen, como imagen suya. «La generación mayor en la sociedad moderna. En primer
dignidad no la otorgamos nosotros; por eso tampoco lugar, gracias al progreso de la medicina, la expecta-
podemos negárnosla unos a otros. Nos es dada, no se tiva de vida ha aumentado considerablemente; ade-
puede atentar contra ella», dice el obispo Franz más, las personas se mantienen sanas durante más
Kamphaus9. La persona gravemente enferma remite tiempo. En segundo lugar, el índice de natalidad ha
más allá de sí misma sin ser consciente de ello. Éste es experimentado en las últimas décadas un fuerte retro-
un servicio de valor incalculable. ceso; en Alemania, cada mujer tiene una media de tan
sólo 1,3 hijos. Debido a estas dos razones, el porcentaje
que representan los mayores dentro del conjunto de la
población ha aumentado mucho. Como tercer factor,
el moderno Estado social asumió en una medida
notable la responsabilidad de la protección de la
tercera edad; con ello la generación de los mayores
obtuvo una gran independencia material. En concu-
rrencia con los dos primeros factores, esto significa,
evidentemente, que un grupo cada vez mayor de pen-
sionistas se está convirtiendo en una carga para un
número de personas en activo que permanece igual o
31

9. «Der Neue Mensch»: Frankfurter Allgemeinen Zeitung, 27 de


octubre de 2002, p. 10.

30
que incluso disminuye. Con ello podemos considerar el nos complicaciones que las que tenían cuando debían
actual problema de las pensiones como algo pre- ocuparse de sus propios hijos. No obstante, pronto se
programado. manifiesta otro problema: el calendario de los niños
La economía acoge realmente bien a los pensio- está tan lleno de obligaciones (clases de música,
nistas. Se va construyendo un importante mercado danza, deporte...) que los mismos niños tienen dema-
orientado a los mayores. Para los «ancianos jóvenes» siado poco tiempo.
existe una seductora oferta turística. También se Pese a todo, es importante que los abuelos no
ajustan a ellos el deporte y otras actividades para intenten enmendar la educación de los padres, porque,
mantenerse en forma. Se producen alimentos que son de hacerlo así, provocarían una tensión malsana en su
especialmente saludables para los mayores. Las relación con los hijos y también con los nietos. Sobre
aseguradoras ven, evidentemente, su oportunidad. todo en el ámbito religioso se da a veces en este punto
Para las personas de edad más avanzada existe una un problema doloroso y, en ocasiones, explosivo.
gran oferta de asistencia domiciliaria. Naturalmente, Muchas personas mayores se preocupan grandemente
todos los mayores tienen derecho a voto, lo cual les de la vida de fe de sus hijos y de la educación religiosa
hace políticamente interesantes. Constituyen un de los niños pequeños. Con frecuencia me han confiado
poder con el que se debe contar. Esto no lo saben sólo su dolor precisamente a este respecto. «Ya no van a la
los políticos; también los ancianos mismos son iglesia...». O «Han abandonado la Iglesia..., pero son
conscientes de ello. Piénsese en los «Panteras grises» muy buenas personas». «Rezo cada día por ellos». «No
de Alemania y en la American Association of Retired puedo entenderlo»... A veces surge la cuestión de la
Persons de los Estados Unidos. propia culpa: «¿Qué hemos hecho mal?». Se ven
En las familias es frecuente que los abuelos de- atrapados en un dilema entre confianza e
sempeñen un papel especial, aunque de manera dife- incomprensión, entre esperanza y temor, pero todo ello
rente de la de antes. Ciertamente hay muchos menos está impregnado de un profundo dolor. A estos padres
nietos que en generaciones anteriores. Pero cuando ancianos, o a veces todavía relativamente jóvenes, me
ambos progenitores trabajan fuera de casa, se pide gustaría decirles: «No, no habéis hecho nada mal»; o
con mucha frecuencia la ayuda del abuelo y la abuela. mejor: «Por supuesto que, en el ámbito de la
Los abuelos tienen la ventaja de que disponen de educación, sin duda habéis cometido errores, como
mucho tiempo y —puesto que no cargan con la res- todo el mundo. Pero dichos errores también pertenecen
ponsabilidad— pueden ocuparse de los nietos con me- a la educación. lin ellos no habría sido una ver-
32 33
dadera educación, sino la representación de un cuento una ayuda directa y concreta. Sumamente estimable
de hadas. En las últimas décadas se han producido me parece, sin embargo, que en los mayores se tras-
transformaciones tan grandes y tan rápidas que nin- luzca la actitud vital y la transparencia personal. En
guna educación habría podido preparar a vuestros este punto veo la posibilidad más importante de un
hijos concretamente para ellas. Habéis hecho lo que auténtico servicio a los más jóvenes.
estaba en vuestras manos. Ahora confiad la situación a Ignacio cuenta entre las tareas más importantes de
Dios. Rezad, desde luego, por vuestros hijos y nietos su Orden que sus miembros se dediquen a la «pacifi-
—no tengo que decíroslo, pues todos los padres lo cación de los desavenidos». En el esbozo de las Cons-
hacen, claro está—, pero con corazón libre y con gran tituciones que había de escribir —la llamada Formula
confianza. Ejercer presión sobre los hijos o los nietos Instituti—, este servicio se menciona expresamente ya
resultaría fatal. Vivid vuestra vida con toda sinceridad en la primera frase'°. Los mayores tienen a veces, en lo
y autenticidad: éste es el mejor servicio que podéis que a esto respecta, un talento especial. En su larga
prestar a vuestros hijos y nietos. Entonces Dios actua- vida, probablemente ha ido creciendo una cierta cle-
rá a través de vosotros; hará que todo concurra al mencia y sabiduría que puede dar fruto en este punto.
bien». Las personas mayores pueden reunir el tiempo y el
Me parece que la importancia de la gente mayor aguante que se necesitan para conseguir, con pruden-
para la generación joven es hoy distinta de la de otro cia, que los alejados entre sí, sobre todo dentro de la
tiempo. Sólo de manera muy limitada es posible propia parentela, vuelvan a acercarse. Quizá es que,
transmitir a los más jóvenes conocimientos y expe- sencillamente, miran con más profundidad. Simeón y
riencias. El desarrollo va hoy tan acelerado que el Ana, ambos de edad muy avanzada, vieron en la pre-
saber de los mayores con frecuencia se queda muy sentación de Jesús en el templo lo que el sacerdote de
atrás. Un profesor de instituto que ciertamente no era servicio y los poderosos fueron incapaces de percibir,
viejo me decía que, cuando tenía problemas con el y con ello quedaron embargados por una profunda
ordenador, se los planteaba a sus alumnos y siempre alegría. Reconocieron al príncipe de la paz. Traer a
obtenía de manera inmediata una respuesta. En los nuestro mundo actual algo de esa paz podría ser un
conocimientos relativos a cosas técnicas, son sencilla- servicio adecuado y una ayuda valiosa.
mente superiores a él y a su generación. También sus
planteamientos personales son con frecuencia tan dis-
tintos de antes que tampoco en esto es apenas posible 10. Obras de san Ignacio de Loyola, BAC, Madrid 1991', p. 456.

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Llega un momento, sin embargo, en que la perso- esto así es una actitud vital que me parece importante
na mayor ya no puede ayudar mucho, sino que ella y acorde con los tiempos. Es una verdad que también
misma necesita cada vez más ayuda. A decir verdad, se encuentra en la idea básica de «El Arca» de Jean
los muy ancianos no han de urgir pidiendo ayuda, Vanier, y que allí demuestra su fecundidad. Las per-
sino probablemente aceptar la que se les ofrece y sonas a las que normalmente se llama «discapacita-
necesitan. Con frecuencia no resulta fácil situarse das» viven en «El Arca» junto con aquellos a los que
en el papel de la persona que necesita ayuda. calificaríamos de «normales». Pero Jean Vanier no
Sin embargo, la necesidad de ayuda pertenece a la acepta esta clasificación: según su concepción, todos
vida, y especialmente a su comienzo y su ocaso. tenemos nuestras discapacidades. ¡Y aquellos a los
Aceptar esto por principio es para mí un valor cristiano que llamamos discapacitados hacen a la comunidad
importante. Otra cuestión es qué ayuda pueden una aportación extraordinariamente preciosa! Henri
prestar, de hecho, en una situación concreta los hijos — J.M. Nouwen, el maestro de espiritualidad que falle-
y los nietos, que a menudo tienen ya edad suficiente ció en 1996, pasó la última parte de su vida en «El
para ello—. Ante todo, lo importante es que en las per- Arca» de Toronto, y en los libros de esa época descri-
sonas mayores crezca la disposición y capacidad para bió una y otra vez las liberadoras experiencias que
aceptar la ayuda necesaria y debida —y posible desde había tenido en aquella comunidad, probablemente de
una perspectiva realista—. Yo quisiera decir, sin exage- la manera más impresionante en el libro Adán, el
raciones, algo que aprendí de Ignacio: el que no se vale amado de Dios", que se publicó tras su muerte. A
por sí mismo es un regalo para la comunidad. Ignacio toda persona mayor le puede corresponder la tarea de
daba siempre mucha importancia al hecho de que se ser, de esta manera, un regalo para sus parientes y
cuidara lo mejor posible de los enfermos. Y, sin conocidos. ¡Estemos preparados!
embargo, cuando trata sobre la enfermedad y la muer- Un par de veces he vivido la muerte de alguien que
te —a los de edad avanzada no los menciona, porque tuvo la posibilidad de morir en su pequeña comunidad
apenas los había en la Compañía de Jesús de su tiem- o en el seno de su propia familia. Soy perfectamente
po—, sus primeras palabras no hablan sobre el servicio consciente de que esto es hoy en día la excepción. La
a los enfermos, sino sobre el servicio que los enfermos familia pudo hacerlo porque entre las muchas herma-
prestan a los sanos. La comunidad no necesita nas había varias enfermeras; la pequeña comunidad,
sólo su ejemplo, sino también la oportunidad de ayu-
dar que ellos le brindan. Son valiosos y fecundos. Ver 11. PPC, Madrid 20012.

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porque estaba integrada en un hospital. A una comu-
nidad de jesuitas de Brujas (Flandes) le fue posible,
así mismo, porque todos los hermanos se comprome-
tieron y porque se contó con ayuda especializada de
fuera. En cada uno de estos casos, para el moribundo
fue un regalo poder estar en la comunidad familiar y
terminar allí su vida. Para los allegados del difunto,
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andar los últimos tramos de la vida con una persona Diferentes maneras de envejecer
querida fue, asimismo, una experiencia profunda.
Todavía años más tarde, hablaban con agrado sobre
esta época y manifestaban su gratitud por el hecho de Quien convive con personas mayores conocerá segu-
que hubiera sido posible. En estas circunstancias se ramente numerosas historias que ya ha oído cien
pone una vez más de manifiesto por qué Ignacio veces y que, sin embargo, se vuelven a contar una y
puede considerar la enfermedad, e incluso la muerte, otra vez. En la ancianidad, la tendencia a repetirse
como un servicio recíproco. El movimiento de acogi- aumenta. Se toma con gusto la palabra, pero ya no se
miento de enfermos terminales actúa con este tiene nada nuevo que decir; por eso se repite lo viejo.
espíritu para el servicio a los moribundos, y con ello Al principio, aún se introduce la historia con la obser-
hace mucho bien. vación de que ya se ha contado; en fases posteriores se
Los ancianos tienen, también hoy, su lugar insusti- omite esta disculpa, y aún más tarde uno mismo deja
tuible en la sociedad. Es esto, sobre todo, lo que en el de darse cuenta de que ya la ha contado. Esta
presente capítulo queríamos decir: no podemos pres- peculiaridad de la vejez guarda relación con dos peli-
cindir de los ancianos. gros contrapuestos'.
Por un lado está la tendencia a la repetición, la fija-
ción, la inmovilidad, el anquilosamiento y el ritualis-
mo. Uno se aferra al pasado, lo embellece e idealiza y
busca en él seguridad. ¡Siempre lo mismo! El otro

12. Véase Johannes BOURS, Ich werde ihm den Morgenstern geben,
Freiburg 1988, pp. 120ss.

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extremo es la desintegración, el abandono de sí, una sencia no cambia ni una hoja ni una brizna de hierba,
especie de pérdida de perfil y de orden, una índole pero el resultado total es mucho más atractivo. El
informal e imprevisible, de las que la locuacidad de humor desmonta la cólera, el enfado o la vergüenza, y
la vejez constituye un signo claramente perceptible. favorece la curación de heridas. Dichosa la persona
En la ancianidad, uno debe ya esforzarse cons- que conserva algo de carácter lúdico y en ocasiones es
cientemente por hacer funcionar la mente y permane- capaz de reírse de sí mismo. Reír hace bien. Distiende,
cer despierto al presente del mundo y de la Iglesia. incluso corporalmente. Alguien me ha dicho que reír
Informarse, en la medida de lo posible, mediante la veinte segundos es un ejercicio equivalente a tres
conversación, la lectura y la televisión no es ya algo minutos de footing. ¡Y además es un ejercicio que se
que resulte lógico, sino que requiere una actitud por la puede hacer sin moverse del sillón! Quizá el regalo
que ha de optarse con decisión. Es importante que se más valioso del humor es que nos ayuda a relativizar,
sigan cultivando valores culturales, que se reserve es decir, a poner las cosas en mutua relación y a dar-
tiempo para una lectura espiritual; si la lectura resulta les de ese modo su lugar correcto. De esta manera se
demasiado penosa, pueden ser de utilidad los «au- puede aceptar e integrar mejor lo que la vida nos ha
diolibros» o las «cassettes». Estar atento a pequeños deparado. Y ésta es precisamente una de las tareas
servicios que se pueden asumir sin que nadie lo pida, más importantes de la ancianidad: aceptar y elaborar
es igualmente una buena forma de contacto y de vigi- todo lo que uno ha vivido en su vida.
lancia. A menudo las pequeñeces tienen un gran valor En el sermón de la montaña, Jesús nos aconseja
cuando se hacen con amor. Probablemente no haga tomar los días uno a uno. «Así que no os preocupéis
falta decir de manera expresa que las propias aficio- del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo.
nes son una fuente de alegría y vitalidad. No obstan- Cada día tiene bastante con su propio mal» (Mt 6,34).
te, sigue en pie, evidentemente, que cada cual ha de No debemos permitir que nos intranquilice el miedo a
encontrar su propia medida. Sin ésta, todo resulta lo que puede suceder en el futuro, a lo que tal vez trai-
perjudicial. ga de enfermedad y desgracia la última fase de la
Un medio valioso para evitar el peligro del anqui- vida. A veces el ser humano padece sobre todo con el
losamiento es el humor. Éste ve aspectos y conexiones padecimiento que teme y que nunca llega a verificar-
que la seriedad pasa por alto; puede distender y se. Cuando uno siente en sí esta tendencia, ha de opo-
aligerar las cosas. El humor muestra las cosas con otra nerse a ella consciente y deliberadamente. Ignacio lo
luz. Es como el sol que brilla sobre un paisaje: su pre- llama agere contra: obrar justamente al contrario de

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lo que sugiere la tentación (por ejemplo: Ejercicios nos -con los apóstoles a la cabeza- han experimenta-
Espirituales, 351). Así, cuando uno se halla inmerso do la dureza de la vida en toda forma de sufrimiento.
en tales estados de ánimo o temores, resulta muy útil Pero también han experimentado lo que Jesús procla-
confiarse sencillamente a Dios, ponerse en sus manos, mó solemnemente en la conclusien del evangelio de
hacer una oración de entrega que quizá sepamos de Mateo: «Estad seguros: yo estoy con vosotros todos
memoria. Tales actos de confianza en Dios valen su los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20). Además,
peso en oro. ya en el primer capítulo de ese mismo evangelio, el
En el camino de la maduración resulta ineludible la ángel anunció a Jesús como «Emrnanuel, que signifi-
gratitud. Ésta aprecia y celebra el carácter de regalo ca "Dios está con nosotros"» (Mt 1,23). Si podemos
que tiene la vida. Nos capacita, no para tomar la creer esta presencia de Jesús en nuestra vida, hemos
vida y sus dones como algo que cae de su peso ni encontrado también la clave para poder aceptar la vida
como pura casualidad, sino para remontarnos hasta su entera. Se dice al principio del Salmo 103: «Alaba,
fuente y así reconocer su origen. La gratitud presupo- alma mía, al Señor, y todo lo que hay en mí a su santo
ne confianza. No podemos estar realmente agradeci- nombre». Ésta es la verdadera madurez: que todo lo
dos a una persona en la que no confiamos, porque que hay en nosotros pueda alabar a Dios, que nuestra
entonces tendremos siempre la desagradable sensación entera persona crezca hasta convertirse en alabanza a
de no saber lo que en realidad se trae entre manos. Dios. Llegado a ese punto, el ser humano ha
Para integrar las diferentes experiencias de nuestra encontrado la unidad y la paz. Hacia el final de su vida
vida, la gratitud nos ayuda todavía más que el humor. relativamente breve -falleció a los 56 años-, Dag
Sólo con la gratitud podemos aceptar totalmente. En el Hammarskjold, secretario general de la ONU, pudo
agradecimiento llega la vida a la unidad. Incluso los escribir: «La noche se acerca. Por todo lo que ha sido,
descalabros y los desengaños encuentran entonces un "Gracias". A todo lo que ha de ser, "Sr».
lugar, de manera que nuestro corazón se llena de Una auxiliar de geriatría se había percatado de
auténtica paz. cómo una mujer de 95 años se pasaba muchas horas
El Evangelio nunca nos ha prometido que se nos al día tranquila y apaciblemente sentada junto a la
vayan a ahorrar sufrimientos y fracasos; al contrario, ventana, observando lo que se ofrecía a su vista. En
Jesús invitó de manera inequívoca a sus discípulos a cierta ocasión, le preguntó a la señora a qué se dedi-
cargar con su cruz y seguirlo (Mt 16,24 y otros caba en esos largos ratos. Y recibió la siguiente res-
muchos lugares). Desde el principio, todos los cristia- puesta: «¿Sabe usted?, en mis años jóvenes, debido a
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mi trabajo, no tenía nada de tiempo para pensar. Pero de lo que tiene y consequenter el mismo Señor desea
desde hace once años vivo en esta residencia, y debo dárseme en cuanto puede...». A mi parecer, la anciana
confesar que nunca me había ido tan bien. Tengo que estaba junto a la ventana hace, a su manera, pre-
comida suficiente y una habitación cálida. Pero esto cisamente lo que Ignacio propone a la suya. La per-
no es en absoluto algo natural. El personal es atento y fección consiste sin duda en que «el Señor desea dár-
amable. Aun cuando no todas las auxiliares lo son en seme» y en que estemos preparados para acoger este
la misma medida, estoy satisfecha. Y observe simple- don que Dios hace de sí mismo, y así llegar a la plena
mente la Naturaleza: ¿no es verdad que Dios la ha unión con Dios.
hecho maravillosa? Creó los animales y las plantas
para nosotros, los seres humanos, para que tuviéra-
mos de comer. En la Naturaleza está Dios, y nada es
casualidad. Por eso me gusta sentarme junto a esta
ventana para contemplar las cosas y reflexionar sobre
ellas. Los paseos me resultan casi imposibles, pues ya
no puedo caminar bien. Pero aquí tengo, pese a todo,
la oportunidad de percibir los cambios de las estacio-
nes del año. Y todo lo ha hecho nuestro querido Dios».
Esta anciana tal vez no tuviera la formación de un
Dag Hammarskjold, pero también ella estaba muy
cerca de la perfecta consumación de su vida.
Ignacio termina sus Ejercicios Espirituales con la
«Contemplación para alcanzar amor». Hace que los
ejercitantes oren pidiendo «conocimiento interno de
tanto bien recibido, para que yo, enteramente recono-
ciendo, pueda en todo amar y servir a su divina majes-
tad» (EE, 233). Ignacio propone traer a la memoria los
beneficios recibidos —creación, redención y dones
particulares—, ponderando al hacerlo «cuánto ha
hecho Dios nuestro Señor por mí y cuánto me ha dado
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Orar en la vejez

Cuanto más viejo es uno, tanto más tiene que afrontar


el hecho de que las posibilidades de contacto men-
guan, porque ya no puede oír, ver ni caminar tan bien
como antes. Ésta es una pérdida dolorosa, pero al
mismo tiempo constituye una invitación de la natura-
leza a entrar más en uno mismo. Rechazar dicha invi-
tación supondría otra gran pérdida. Esto nos lleva de
manera absolutamente natural al importante tema de
la oración en la ancianidad. La oración de quien tiene
80 años es, por supuesto, distinta de la de quien tiene
25. Probablemente posea más madurez y calado, pero
también, sin duda, sus propias dificultades. ¿Cómo
podemos orar en la vejez? ¿Qué puede ayudarnos a
hacerlo?
Cuando Dag Hammarskjold tenía la dirección de
las Naciones Unidas, creó en el gigantesco edificio
principal de esta organización, sito en Nueva York,
una sala de meditación en la que sus diplomáticos,
funcionarios y visitantes —fuera cual fuera la religión

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a la que pertenecieran— pudieran retirarse para entre- a Dios, cosa que a menudo no es nada fácil. ¡No pre-
garse a la meditación y al silencio. Escribió para este tendemos idealizar la oración en la ancianidad! Hay
lugar un texto de su propia mano y lo puso en un lugar quien en sus años más jóvenes abriga esperanzas con
visible de dicha sala. La primera frase rezaba: «En respecto al tiempo libre para la oración que la vejez le
cada uno de nosotros hay un centro de quietud rodeado regalará, pero luego, llegado el mo-mento, descubre lo
de silencio» (in each of us there is a centre of stillness difícil y decepcionante que puede ser la oración.
surrounded by silence). Este centro íntimo de quietud Cuanto más hondo y más temprano se llegue a las raí-
es probablemente lo que, en la larga tradición ces de la oración, tanto más fácilmente demostrarán
espiritual, los místicos llamaban «el sutil ápice del éstas su valor y se consolidarán en la ancianidad.
alma». Con razón afirma Dag Hammarskjold que di- Se puede orar con otros, en una comunidad o en un
cho centro de quietud está ya ahí, y que lo está en cada grupo. Se puede orar también en pareja. Y, natural-
uno de nosotros. No se tiene que crear, sino tan sólo mente, muchos orarán solos. Una iglesia o capilla es,
encontrar el acceso al mismo. Puede que el camino por lo regular, el lugar más recomendable para orar,
hasta allí esté poco transitado y enteramente cubierto pero tales lugares no siempre son accesibles, asequi-
de maleza, por lo que tal vez primero haya que dejarlo bles o apropiados. Se puede hacer en la propia vivien-
expedito. En la ancianidad, la Madre Naturaleza nos da o habitación una «capillita» o un sencillo rincón de
facilita algo más la andadura de este camino hacia oración, o también escoger como centro del propio
dentro. No obstante, luego la persona de edad recogimiento un simple objeto.
avanzada descubre rápidamente que no es tan sencillo Formas de oración hay muchas. El primer puesto lo
permanecer en auténtico recogimiento —debido, entre ocupa, sin duda, la celebración de la Eucaristía, a la
otras cosas, a que la capacidad de concentración se que Jesús mismo nos invita con el ruego: «Haced esto
debilita—. Esto constituye en la vejez una desventaja en memoria mía». Con estas palabras se indica sucin-
con la que se debe contar. Dichoso quien no carga de tamente el núcleo de la santa Misa. Recordamos cómo
culpa este peso impuesto por nuestra propia naturaleza, fue Jesús en su vida, en su pasión y en su resu-
pues hacerlo así sería malsano. Los modernos métodos rrección. Igualmente recordamos cómo quiere estar
de meditación insisten con razón en que el cuerpo debe entre nosotros como centro de nuestra vida. Jesús
participar en la contemplación. En la vejez, este quiere poner la celebración de la eucaristía en el cen-
consejo puede suponer a veces que se acepten los tro de nuestra atención, de nuestro afecto y de nuestra
achaques corporales de la edad y se presenten entrega. Esta rememoración se convierte después, por

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sí sola, en agradecimiento, en celebración de la «eu- entera, pues une su voz a una oración que se eleva
caristía» —la palabra griega significa, en efecto, acción constantemente hasta Dios en todos los lugares de la
de gracias—. En dicho agradecimiento confluye luego tierra. Ora también así por todas las necesidades del
todo aquello por lo que estamos agradecidos. También mundo, conocidas y desconocidas. Hay seglares que
nuestras preocupaciones y súplicas tienen cabida en rezan diariamente la Liturgia de las Horas en su tota-
ella. El momento culminante llega cuando Jesús se nos lidad o en parte, sobre todo la oración de la mañana y
da en su cuerpo y su sangre. Con ello hace lo que es la de la tarde. Oran unidos a otros —también como
característico de nuestro Dios; pues Dios quiere matrimonio— o solos. La Liturgia de las Horas es una
dársenos. Esto es lo que apasiona a Dios, y esa pasión manera muy rica y oportuna de orar.
queda personificada y ejemplificada en Jesús. Cuando Mucho más extendido está el rezo del rosario. Es la
ya no se puede ir en persona a la iglesia o la capilla oración preferida de muchas personas mayores.
donde se celebra la eucaristía, se puede recurrir a También el rosario se reza con otros o solo. En algunas
transmisiones televisivas bien hechas, que para residencias de ancianos, iglesias parroquiales y capillas,
muchas personas mayores constituyen un auténtico la gente se reúne a una determinada hora del día para
consuelo. Una auxiliar de geriatría menciona rezar el rosario. Un jesuita que ha acompañado con
agradecida la alegría de las personas mayores después frecuencia a alumnos y alumnas a Albania, el país más
de una celebración eucarística: «En sus ojos se refleja pobre de Europa, para apoyar allí el trabajo de
la paz y, a veces, una brillante luminosidad». promoción realizado por la Compañía de Jesús, cuenta
La oración oficial de la Iglesia es la Liturgia de las cómo en una aldea la gente se reunía cada domingo en
Horas, en la que los salmos desempeñan el papel prin- un lugar a la sombra de los árboles. Cantaban el
cipal. Agustín dice a este propósito: «Ora [Cristo] por rosario con un recitado monótono de reminiscencias
nosotros como sacerdote nuestro, ora en nosotros por orientales. Se podía percibir que aquélla era una
ser nuestra cabeza, es invocado por nosotros como cuestión seria e importante. Durante la dictadura
Dios nuestro. Reconozcamos, pues, en él nuestras comunista se reprimió toda religiosidad. Incluso orar
propias voces y reconozcamos también su voz en estaba penado con prisión y deportación de la familia.
nosotros»". Quien ora así se sabe unido a la Iglesia Mi hermano llegó a dialogar sobre ello con Zef, de 34
años. Zef contaba: «Estos diez dedos» —y mostraba
sus manos marcadas por el trabajo— «y el recuerdo de
13. Enarrationes in psalmos 85,1; CCL 39,1176; citado en Liturgia de las
Horas II, p. 314. los misterios del rosario, la encarnación,

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la pasión y la glorificación de Jesús, nos han hecho piden por sus hijos y nietos. Nadie tiene que enseñár-
permanecer cristianos sin Biblia ni sacramentos. Sólo selo. Lo mismo que los hijos no tienen que aprender
el rosario nos permitió permanecer firmes en la a dar a conocer sus deseos a sus padres, todo creyen-
fe»14. También alguien que vivió y padeció personal- te, en su calidad de hijo de Dios, tiene el privilegio de
mente el régimen comunista, Karol Wojtyla, pronun- suplicar a Dios. Esto es propio de la relación de con-
ció, apenas dos semanas después de su elección papal fianza. No para informar a Dios sobre nuestras nece-
—todavía estaba en sus años de pleno vigor— cálidas sidades, como si él no las conociera o las olvidara, sino
palabras sobre el rosario en su alocución del angelus, para ponerlas en sus manos, confiárselas y dejár-
y acomodó su nuevo servicio al ritmo diario del rezo selas a él. Así, la oración de petición tiene un efecto
del rosario. Al comienzo de su vigésimo quinto año de liberador y benéfico. Ya no tenemos que llevar solos
pontificado, el 16 de octubre de 2002, nos recomendó nuestra carga. Dios sabe de nosotros. Puede que a
una vez más el rosario, con palabras muy personales, veces no le entendamos, pero creemos en él, en su
en una carta apostólica. En esta ocasión completó los presencia, en su obrar oculto, en su bondad. Así, nues-
misterios habituales —los gozosos, los dolorosos y los tro corazón se abre para recibir sus dones. Toda ora-
gloriosos— con otros cinco misterios tomados de la ción de petición concluye con estas palabras: «Pero no
vida pública de Jesús. Él los llama los misterios se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc 22,42).
luminosos: 1. El bautismo de Jesús en el Jordán. 2. También esto es propio de la relación de confianza.
La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná. 3. Hay personas que dicen estas palabras demasiado
El anuncio del reino de Dios invitando a la pronto, porque en realidad no confían en que Dios
conversión. 4. La transfiguración de Jesús. 5. La escuche su súplica, y agregan precipitadamente estas
institución de la eucaristía. Los nuevos misterios del palabras porque quieren protegerse del desengaño.
rosario están especialmente recomendados para el Pero también hay personas que dicen estas palabras
jueves. de entrega demasiado tarde, o no las dicen en absolu-
La oración de petición, con frecuencia en forma to. Su oración se vuelve entonces fanática y malsana.
personal y con palabras propias, es sin duda para mu- Es como si se quisiera obtener algo de Dios a la fuer-
chas personas la oración más espontánea. Los padres za. También en este caso hay que encontrar, una vez
más, la medida justa.
14. Stephan Ch. KESSLER, Si, en An unsere Freunde (diciembre de 2002),
En la oración de petición nunca estamos solos. La
p. 13. Carta a los Hebreos dice sobre Jesús glorificado que

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«está siempre vivo para dar la cara [o, según otra tra- nuestra oración y abre horizontes que nosotros solos
ducción: para interceder] por ellos [los que por él se no descubriríamos. Algunas personas formulan su
presentan ante Dios]» (Hb 7,25). Lo mismo hacen, propia oración, en la cual encuentran su lugar tanto su
unidos a Jesús, los santos en su calidad de amigos de personal experiencia vital como su agradecimiento
Dios. Toda la muchedumbre que nadie puede contar concreto y sus propias inquietudes. Poco a poco, esto
está reunida en torno a Jesús y, junto con él, intercede se va desarrollando hasta convertirse en un tesoro pre-
con gran solidaridad por nosotros ante Dios. En la cioso en virtud del cual uno está cerca de Dios de
oración de petición nos incorporamos, aquí en la tie- manera única.
rra, a esta actividad celestial. Los ancianos tienen el Normalmente, la oración se hace cada vez más
privilegio de poder ejercitar ya esta actividad de una tranquila. Con frecuencia consiste en permanecer so-
manera especial. Muchos de ellos lo hacen también segadamente bajo la mirada amorosa de Dios. Dete-
espontáneamente con su fe, su solicitud y su amor. En nerse junto a él hace bien. Ya no se tienen que decir
la Compañía de Jesús, ésta es la tarea que se enco- muchas cosas, pues Dios lo sabe todo. Sean alegrías o
mienda oficialmente a los jesuitas ancianos que ya no tristezas, deseos o inquietudes, éxitos o fracasos, lo
están en activo. Así, en el Catálogo de nombres que que nos viene a la conciencia se puede compartir sen-
cada provincia publica anualmente para uso interno, cillamente con Dios y se le puede encomendar. Dios
tras su nombre aparece: Orat pro ecclesia et societa- nos contempla amorosamente y con gran benevolen-
te («Ora por la Iglesia y por la Compañía»). En los cia, y se alegra de nuestra existencia. Esto basta.
casi nueve años que pasé en la residencia de ancianos Somos siempre objeto de su mirada. Conocida es la
berlinesa, pude comprobar con alegría cuán en serio historia del cura de Ars, que vio cómo un campesino
se toma esta tarea. solía permanecer largos ratos sentado en la iglesia, y
La oración de petición va acompañada por la ora- un día le preguntó lo que hacía. La respuesta fue:
ción de acción de gracias. En el capítulo anterior se «Dios me mira, y yo lo miro». En estas sencillas pala-
habló ya de la gratitud. Naturalmente, ésta se expresa bras está formulado de manera breve y atinada el
también en la oración. La oración de acción de núcleo de la oración. Muchas son las personas ancia-
gracias y la oración de petición se complementan y nas que han sabido descubrir eso mismo y encontrar en
se estimulan mutuamente. ello una alegría profunda y tranquila. Presentan sin
Hay muchas plegarias que podemos hacer nues- esfuerzo ante Dios a todos aquellos que les son queri-
tras. Así, el tesoro de la tradición cristiana enriquece dos, además de su propia persona. Bien está así.

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6
Entrega

Una ley fundamental de la vida es que el crecimiento


siempre implica desprendimiento. La retención es una
enfermedad, tanto corporal como espiritual. Psicó-
logos de renombre ven la raíz de todos los trastornos
neuróticos en la negativa a seguir adelante, a hacerse
adulto y a renunciar para ello a lo que ya ha quedado
atrás. En la vejez, el acento se va poniendo de manera
espontánea y cada vez más intensa en el desprendi-
miento, y cada vez menos en lo nuevo hacia lo que uno
se va desarrollando. Por eso es recomendable que
quien envejece se esfuerce por permanecer abierto a lo
nuevo. En su último mensaje a la Compañía de Jesús,
mencionado en el capítulo 2, el padre Pedro Arrupe,
gravemente enfermo, mandó leer ante la Con-
gregación General lo siguiente: «A los de mi edad
recomiendo apertura: aprender qué es lo que hay que
hacer ahora, y hacerlo bien»'5.

15. «Mensaje del P. Pedro Arrupe al presentar su renuncia», en


Congregación General moull de la Compañía de Jesús, Mensajero,
Bilbao 1984, p. 110.

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El desprendimiento es, en su mayor parte, una Un jesuita se imagina el encuentro con Cristo de la
experiencia dolorosa en la que, sin embargo, uno debe siguiente manera: «En una gran sala engalanada, lu-
entrar conscientemente. En esto no se puede ni hacer minosa e impresionante, se encuentra una larga mesa a
trampas ni saltarse nada. Es un proceso al que hay que cuya cabecera está sentado Jesús como anfitrión.
lanzarse con auténtica entrega, aun cuando se perciba Alrededor de la mesa estoy sentado yo en mis muchas
la resistencia a ello. Dicho proceso se verifica en figuras y personalidades parciales. Está presente mi
muchos ámbitos. En la mayoría de los casos se pose- esencia entera, todo eso que yo llamo "mi persona".
en menos cosas materiales, se tiene menos energía y Ciertas figuras me son conocidas, pero la mayoría me
aguante, se carga con menor responsabilidad, y ya no resultan desconocidas. Todas están invitadas a esta
se está metido en tantas cosas como antes. Con fre- fiesta, ninguna es olvidada ni rechazada. Cristo es el
cuencia se reciben menos muestras de consideración, que las invita a todas. Estoy atónito ante todas las que
se ve restringida la libertad de movimientos, disminu- se presentan. Debo dar la bienvenida a todas mis figu-
yen los contactos, se rompen las relaciones... Cada ras y ofrecerles un puesto a la mesa: mis muchas figu-
vez son más los amigos que han fallecido, a veces ras corporales, mis recuerdos, mis sentimientos de
pierden fuerza las seguridades y convicciones, cada culpa, mis temores. ¡Experimento una conmoción
vez más espacios se llenan de ausencia... Se conocen cuando entra en la sala mi "edad avanzada"! Me cuenta
formas insospechadas de pobreza, y uno se ve despo- su manera de actuar. Dice: "Cada vez te iré quitando
jado cada vez más de su lustre y se siente a veces algo más. Quizá empiece con tus dientes, luego le
como desnudo. ¡Cuántos han encontrado consuelo en tocará a tu pelo, a tu rostro fresco, a tu memoria... Cada
las palabras de Jesús a Pedro: «En verdad, en verdad vez tendrás la posibilidad de elegir: si cedes
te digo: Cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas voluntariamente lo que quiera de ti, se lo devolveré a
adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extende- tu Creador como regalo tuyo; si te niegas, te lo quita-
rás tus manos, y otro te ceñirá y te llevará adonde no ré y lo llevaré a nuestra tumba"». Tal vez esta fantasía
quieras» (Jn 21,18). Tanto en quien recibe la ayuda pueda valer de comentario plástico y enérgico a aque-
como en quien la presta existe el peligro de una llas palabras de Jesús: «Quien quiera salvar su vida la
conducta autoritaria. Constantemente se debe encon- perderá; pero quien pierda su vida por mí la ganará»
trar un nuevo equilibrio; esto es duro y a veces labo- (Mt 16,25).
rioso. ¡ «Desprendimiento» es una palabra que denota Quizá el desprendimiento deba ir bastante más allá
actividad! de lo que nosotros mismos planeamos. Las personas

58 59
que han vivido su vida entera desde la fe y han forta- total. En la creación del mundo, Dios quiere igual-
lecido a otros en la fe, entran a veces, al llegar a la fase mente darse al ser humano tanto como puede. Esta
final de su vida, en una noche oscura de dudas de fe y entrega plena se prosigue en la vida de Jesús. «Yo
de inseguridad interior. Esto puede constituir una hago siempre lo que le [al Padre] agrada» (Jn 8,29).
experiencia muy dolorosa, en la que a la persona que También se entrega por los seres humanos, y lo hace
envejece se le arranca de raíz toda seguridad en sí hasta la muerte, y una muerte de cruz (véase Flp 2,7-
misma y se le exige entrega ciega. Una oscuridad de 8). En la Eucaristía se perpetúa este don que Jesús
este tipo vivió Teresa de Lisieux (1873-1897) en los hace de sí mismo. Dios es un dinamismo perpetuo
últimos meses de su breve vida, de manera que estaba que consiste en darse a sí mismo.
firmemente convencida de no creer ya en absoluto. La cualidad más importante del ser humano es, por
Para esta carmelita, que había fundamentado radical- consiguiente, la receptividad. El desprendimiento, que
mente en la fe su vida entera, significó un vaciamiento en la ancianidad se produce cada vez más, es un
muy doloroso. «Dios, Dios es como un muro», decía. ensayo del desprendimiento definitivo que se ha de
Pero también en esta prueba a la manera de realizar en la última hora aquí en la tierra. Al morir,
Getsemaní permaneció fiel y pudo incluso repetir a en efecto, cada cual debe dejarlo todo, personas y
menudo que todo es gracia. A otros, por el contrario, cosas, y entrar solo en la muerte. Pero el desprendi-
se les concederá salir al encuentro de la muerte sin miento no es el final, sino que nos prepara para la gran
ninguna duda perceptible y devolver así su alma al recepción, cuando seamos colmados completamente
Creador. Los caminos de Dios son inescrutables, y así por Dios. «Nosotros anunciamos, como dice la
tiene que ser. Si comprehendis, non est Deus, decía Escritura, lo que ni el ojo vio ni el oído oyó, lo que a
Agustín: si comprendes (algo o a alguien), no es Dios. nadie le pasó por la cabeza: la grandeza que Dios ha
Una cualidad esencial de Dios es que quiere darse. dispuesto para los que le aman» (1 Co 2,9). Nuestra
Dios es comunicación y autocomunicación —en la vida no corre hacia el vacío, sino que está ordenada a
medida de lo posible—. Esto es lo que acontece per- una plenitud que no podemos ni siquiera barruntar.
manentemente en el misterio de la Trinidad. El Padre Quizá la tarea más importante de la vejez sea la
se da completamente al Hijo, de manera que la pleni- entrega. La última palabra de Jesús en el evangelio de
tud del Padre está en el Hijo, y el Hijo es igual en Lucas es una palabra de entrega: «Padre, en tus manos
esencia al Padre. El Hijo se da completamente al pongo mi espíritu» (Lc 23,46, cita de Sal 31,6). Es una
Padre, sin reservarse ni retener nada. Es una entrega densa oración de entrega, y es bueno rezar estas

60 61

palabras una y otra vez con Jesús. Pueden La entrega es un proceso. Debe crecer
acompañar nuestros días y nuestras noches. Lo que y ser solici-
nos pesa o nos inquieta, lo que nos alegra y suscita tada de nuevo una y otra vez. No es
nuestra gratitud, lo que llega a nuestra conciencia pasiva, sino una
en una conversación o en el recuerdo, las forma elevada de actividad, y
experiencias de nuestra decrepitud...: nada mejor coronamiento de ésta; y, sin
podemos hacer que presentarlas y confiarlas a embargo, se puede decir que
Dios. Una enfermedad incurable, la pérdida de una Dios la efectúa en nosotros.
persona querida o de un conocido cercano, el No es estática, ni es algo que
desenlace incierto de un acontecimiento se tiene, sino que se debe
importante...: en todos los casos, la entrega a Dios practicar y regalar una y otra
es nuestra actitud mejor y más fecunda. Lo cual no vez. La cooperación entre
significa que no hagamos nada, sino que lo que Dios y el ser humano en
hacemos está en sintonía con Dios y sucede en ningún lugar es tan íntima
unión con él. «Si vivimos, para el Señor vivimos; y como en esto, precisamente.
si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya La entrega que uno hace por
vivamos, ya muramos, del Señor somos» (Rm su cuenta aún no es una
14,8). entrega plena, justamente
Hay muchas oraciones de entrega que son más porque sigue efectuándola
largas que la súplica de Jesús en la cruz y que uno mismo. La entrega total
pueden ayudar a formular y a comprender mejor de exige un sutil equilibrio entre
qué se trata. Entre los salmos, pueden ser actividad divina y humana
especialmente útiles los salmos 23 y 139. La que sólo es posible en la
oración de Nicolás de Flue expresa en forma tersa ejercitación misma de la
un anhelo de Dios y una confianza en él entrega, lo mismo que el
extraordinarios. Hermosas y ricas son las oraciones equilibrio en bicicleta sólo se
de entrega de Charles de Foucauld y de Ignacio de alcanza yendo en ella; no se
Loyola. Las tres se encuentran en el Oracional de la conseguirá permaneciendo
Iglesia católica alemana (Gotteslob 5,1; 5,5; 5,6). parado.
Edith Stein, Rupert Mayer y los mártires de Lübeck La entrega presupone que
tenían sus oraciones de 6entrega,
2 que eran cualquier uno ha recibido y aceptado •
6
su vida de manos de Dios. Si 3
cosa menos poco comprometidas.
puede poner de nuevo la
existencia en manos de quien
se la dio, es porque confía en
puede terminar su vida en profunda paz y devolvérse-
la a Dios. Me conmueve el cuadro en el que Rem-
brandt representó esta escena. Y me impresiona tam-
bién el hecho de que sea el último cuadro que pintó.
Así, tras todos los altibajos de su carrera, devolvió
su vida a Dios.

7
Sencillez y claridad

Ignacio enuncia como primera meta de sus Ejercicios


Espirituales la ordenada «disposición de su vida». En
la ancianidad resulta especialmente natural contem-
plar una vez más, de manera ordenada, toda la larga
(o quizá no tan larga) vida de uno. Ceden el deber, la
capacidad y también, así es de esperar, la ambición de
llevar a cabo obras exteriores. Con ello se abre, más
que antes, el camino hacia dentro. Muchas cosas
superfluas desaparecen, con lo cual la mudanza a una
vivienda más pequeña presta ya con frecuencia una
ayuda exterior totalmente natural. Quien hasta enton-
ces no ha hecho testamento debe ahora afrontar esta
delicada tarea, que siempre supone una difícil cuestión
de relaciones y una confrontación consciente con la
muerte. Pero también en la vida interior se quiere
hacer tabla rasa. Así crece una sencillez que puede
resultar muy bella y armoniosa. Hemingway cuenta
que repasaba muchas veces la primera redacción de
un manuscrito, sólo para tachar y suprimir. Así de los casos se da una gran necesidad de contar cosas
surgen textos tan vigorosos y densos como, por de la propia vida a personas de confianza en un marco
ejemplo, El viejo y el mar, que le valió el premio de armonía, y es una bendición tener la oportunidad
Nobel de Literatura. de hacerlo.
Se presenta espontáneamente el deseo de mirar en Quisiera entrar algo más a fondo en dos puntos, a
conjunto la propia vida y hacer balance. Por supuesto, saber, el perdón que debemos a los demás y el
cada cual lo hará a su manera; pero dar respuesta a perdón que nosotros mismos necesitamos.
esta necesidad y dejar que se despliegue la síntesis de
la vida resulta ciertamente liberador para todos y
favorece la vida de todos. Se plantea de nuevo la cues- Dar el perdón
tión del sentido, y probablemente también de manera
más insistente. Se intenta descubrir el hilo de la propia Jesús insistió a menudo en que debemos perdonarnos
vida e integrar el pasado. Recuerdo una vez más la unos a otros nuestras culpas. Llegó incluso a hacer de
frase de C.G. Jung: «Sólo se cambia lo que se acepta». ello una súplica explosiva en el Padrenuestro: «Per-
Los desengaños y traumas emergen y quieren ocupar dona nuestra ofensas, como también nosotros perdo-
el lugar que les corresponde, para dar fruto también namos a los que nos ofenden». Él, por su parte, per-
ellos. En Dios no se pierde nada, sino que todo puede donó a la gente su culpa y su pecado. Poco antes de su
concurrir al bien (véase Rm 8,28). En la muerte en la cruz, no perdonó él mismo, sino que oró
contemplación tranquila, algunas cosas que se experi- al Padre pidiendo: «Padre, perdónalos, porque no
mentaron como negativas se revelan ahora como una saben lo que hacen» (Lc 23,34). Con este ejemplo
bendición encubierta, eso que los ingleses llaman a heroico corroboró lo que nos había enseñado.
blessing in disguise. Un texto de Isaías puede ofrecer Perdonar puede ser muy difícil. Respetemos el
el hilo conductor para esta consideración de la propia esfuerzo que nos cuesta ofrecernos el perdón a noso-
vida: «Ahora, así dice el Señor tu creador, Jacob, tu tros mismos y a los demás. Intentar obligar a alguien
plasmador, Israel: "No temas, que yo te he rescatado, al perdón es una contradicción intrínseca, y en modo
te he llamado por tu nombre. Tú eres mío"» (Is 43,1). alguno útil. No tenemos derecho a hacer tan mal uso
Desde esta perspectiva, uno puede contemplar su vida del Evangelio. Tengamos también paciencia cuando
y quizá incluso poner por escrito su historia y luego, nosotros mismos, o los demás, necesitamos mucho
tal vez, dársela a leer a un buen amigo. En la mayoría tiempo para madurar hasta el punto en que es posible

66 67
el perdón. En este ámbito no cabe saltarse nada. duradera para un problema. Expresar la cólera
Quien da un paso que todavía no es auténtico obser- puede provocar conflicto y hostilidad. Pero tragar-
vará más tarde que el suelo que pisa no es firme. se la cólera y reprimirla también tiene su precio;
Ahora bien, esto no ha de ser una razón para no per- puede conducir al agotamiento y la depresión. La
donar, sino para tomar en serio el perdón. cólera es un veneno: venenoso en su expresión in-
La necesidad de perdón es muy grande. La agresi- controlada, pero también muy venenoso en su
vidad y la violencia de nuestro mundo aumentan. Se represión. El perdón hace frente al mal y lo aborda
percibe en la televisión, en el tráfico, en los aconteci- con coraje y sensatez.
mientos deportivos, en la escuela... El torrente de vio-
lencia debe ser desviado mediante el perdón. El papa — Perdonar no es olvidar. Una profunda injusticia que
Juan Pablo II no se cansa de insistir en que no puede hemos padecido permanece almacenada en
haber paz sin justicia, ni justicia sin perdón. En la nuestra memoria, en nuestra psique, y a veces en
Pascua de 1960 escribió Dag Hammarskjold en su nuestro cuerpo. La herida deja cicatrices que
diario: «El perdón rompe la cadena de las causas...». recuerdan lo que se nos hizo. Al perdonar no olvi-
Sin perdón, permanecemos atrapados en el círculo damos, sino que recordamos de otra manera.
vicioso de la violencia y la injusticia. Recordamos de una manera que no abriga ningún
resentimiento y ninguna amargura y que ya no nos
Me parece útil acabar con algunos malentendidos encadena a lo que nos hizo mal. El perdón abre un
frecuentes: camino hacia el futuro, mientras que el resenti-
miento nos mantiene encerrados en el pasado
— El perdón no es ilusa ingenuidad que todo lo malo.
embellece y que con su interpretación de la reali-
dad escamotea el mal. Entonces ya no habría, en el — Perdonar no es una debilidad que no se atreve a
fondo, nada que perdonar, y se rehuiría una difícil afrontar la realidad y que carece de convicción y
tarea. de auténtico compromiso. Todo lo contrario: el
perdón es valeroso y exige mucha fuerza.
— Perdonar no es una forma de represión que busca
la propia tranquilidad y evita altercados con la — Perdón no es lo mismo que impunidad. Aun cuan-
injusticia. La represión nunca es una solución do el autor del mal ya fuera castigado de manera

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justa ante un tribunal o en otro lugar, a la víctima sueños y el sentimiento de autoestima; y es seguro
le queda la tarea del perdón. Un castigo jurídico que también resulta perjudicial para la salud. El ver-
acontece «fuera», en el otro; el perdón acontece dadero perdón nos arrebata este tesoro tenebroso y
en el propio corazón. Y, al revés, perdonar a una destructor que luego tampoco podemos utilizar ya
persona su maldad no significa, sin más, renunciar contra los demás.
a un castigo justo. El perdón entraña madurar, pasando del estado de
víctima pasiva, sin control sobre los sentimientos, a la
En los cursos sobre «Arte y ciencia del perdón» comprensión de que nosotros mismos somos la fuen-
que se dan en algunas universidades estadounidenses, te de nuestros sentimientos. El perdón es la compren-
habitualmente se parte de la siguiente definición del sión lentamente desarrollada de que no podemos tener
perdón: «abandonar el resentimiento a que se tiene a las demás personas bajo control. El verdadero perdón
derecho», y con ello también el deseo de venganza y es un gran reto, como un salto sobre la propia sombra.
desquite. Se hace una distinción entre perdón y recon- Cuando no se consigue, permanecemos en el
ciliación. Esta última precisa al menos de dos perso- desdoblamiento de la personalidad, nos quedamos a
nas, mientras que el primero es posible independien- medio camino en nuestra vida según el Evangelio y en
temente del contacto con el autor del mal. Puede haber la vida de oración. Giramos en un círculo de repeti-
casos en que sea mejor quedarse en el perdón y no ciones sin fin que a veces llegan a ser neuróticas.
aspirar a una reconciliación: por ejemplo, en el caso Llevamos con nosotros, como una carga opresiva y
de una violación. asfixiante, fiascos, fracasos, planes desbaratados, he-
El perdón es difícil, pues algo en nuestra naturale- ridas en nuestro honor y en nuestra sensibilidad. Sólo
za desea aferrarse a nuestra herida y a nuestro (¡legí- con el perdón irrumpe algo verdaderamente nuevo en
timo!) resentimiento, que para nosotros son como un nuestro mundo. Surge entonces un ámbito de libertad
tesoro precioso y oscuro. Podemos retirarnos a nues- en el que se puede seguir desarrollando la vida.
tra condición de heridos, asentarnos y aislarnos en El perdón requiere fuerza; pero no perdonar mal-
ella, y así cultivar nuestro resentimiento y nuestro gastaría mucha energía vital y alegría de vivir. Poder
dolor. Ello puede convertirse en una especie de adic- perdonar es un alivio y una liberación. Normalmente,
ción. Con la actitud de resentimiento se va extin- el perdón es un proceso largo. Primero se debe tomar
guiendo continuamente algo en nosotros, como, por la decisión consciente de querer lanzarse a dicho pro-
ejemplo, el humor, la espontaneidad, la energía, los ceso. Después se necesita la paciencia para andar de

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hecho el camino del perdón. Me gusta compararlo mismo mensaje de fondo: la alegría de quien
con una espiral. En una espiral se avanza, pero sólo encuentra. Con ello esboza Jesús una imagen de su
con un movimiento circular con el cual, en cada vuel- Padre. Antes había afirmado que «nadie sabe quién
ta, se vuelve a pasar por el punto crítico. Allí se ve uno es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo
enfrentado al autor del mal y debe perdonarlo de quiera revelar» (Lc 10,22). Precisamente esto es lo
nuevo una y otra vez. que quiere hacer en ese momento: revelarnos al
No olvidemos nunca que todo este proceso es gra- Padre. Con esta intención describe de manera viva e
cia. Por eso, quizá el mejor lugar para alcanzar este acto impresionante la alegría que el Padre encuentra en
de perdón sea ponerse a los pies de un crucifijo, mirar a perdonar. ¡Así es nuestro Dios!
Jesús en la cruz, oír sus palabras —«Padre, per- Una frase de Werner Bergengrün, en su breve
dónalos...»— y repetirlas una y otra vez. novela Der spanische Rosenstock, me ayudó a enten-
der mejor el significado de las tres parábolas de Lc
15. Dice así: «Verdad es que el amor se pone a prue-
Recibir el perdón ba en la fidelidad, pero se consuma en el perdón».
Dios es amor. Puesto que el amor se consuma en el
Si perdonar nos resulta arduo, está claro que Dios es el perdón, podemos decir que Dios es máximamente
totalmente Otro, pues le gusta sobremanera perdonar. divino cuando perdona. Así, la alegría que Dios en-
El profeta Miqueas se asombra ante la alegría que cuentra al perdonar resplandece para mí precisamen-
Dios encuentra en perdonar: «¿Qué Dios hay como tú, te porque corresponde a su esencia más profunda.
que encuentras alegría en ser misericordioso?» (Mi Dios tiene muchos nombres. Pero un nombre total-
7,18-20). Y el profeta Sofonías nos asegura: «Dios ha mente especial, estrechamente ligado al de «Yahvé»,
anulado el juicio contra ti... Te crea de nuevo con su es «el Fiel». Un nombre significativo es también «el
amor... Está prendado de ti con alegría» (So 3,15-17, Misericordioso», es decir, el que permanece fiel a
traducido por Martin Buber). Jesús lo dice de manera nosotros incluso en medio de nuestra culpa; aquel a
todavía mucho más clara y convincente. Cuando los quien le gusta ser clemente, en quien siempre hay
fariseos y los escribas se indignan porque trata con perdón...
publicanos y pecadores, Jesús cuenta tres parábolas: la Seguramente no habrá nadie que a lo largo de su
de la oveja perdida, la de la dracma perdida y la del vida no haya vivido algunos episodios de los que se
hijo perdido (Lc 15). Las tres tienen el avergüenza y cuyo pensamiento y recuerdo le sean

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poco gratos. Fuera de Jesús y su madre, nadie vive Vete, y en adelante no peques más» (Jn 8,10-11).
perfectamente sin culpa. La culpa oprime a menudo Nunca es demasiado tarde. Al buen ladrón le dice
gravemente a los seres humanos. Hoy, la forma de la en la última hora: «Hoy estarás conmigo en el
culpa es a menudo distinta de la que adoptó en la paraíso» (Le 23,43). Sí, en él hay redención copiosa.
mayor parte del siglo pasado. Se ha desarrollado una El perdón es algo que uno no puede hacer por su
nueva conciencia de la injusticia y la culpa, que se rige cuenta. Hay que aceptarlo como un don. Y es que el
menos por leyes y preceptos y más por la veracidad, la ser humano es puramente receptivo. Ahora bien, éste
justicia y el trato cuidadoso con la naturaleza. Con no es un papel fácil para algunos, que quieren hacerlo
esta conciencia de culpa, muchos se condenan todo por sí mismos. Pero en este momento no hay nada
duramente a sí mismos porque no viven conforme a la que hacer, sino muchísimo que recibir. Dios perdona
justicia. Lo que rezaba en su día el salmista sigue de muchas maneras. Y éstas encuentran su punto
valiendo hoy: «A ti acude todo mortal a causa de sus culminante en el sacramento de la reconciliación, el
culpas; nuestros delitos nos abruman, pero tú los per- don pascual del Señor resucitado a su Iglesia (Jn 20,22-
donas» (Sal 65,3-4). Toda persona necesita perdón. Y 23). Ya hemos insistido en que dar el perdón es un
la buena noticia es que Jesús nos abre el camino hasta proceso largo. Ahora se puede decir, igualmente, que
el Padre misericordioso. recibir el perdón requiere mucho tiempo. Cuesta
Jesús nos dice explícitamente que él ha venido «a mucho que este milagro se interiorice del todo y
llamar a los pecadores, no a los justos» (Mt 9,13). alcance el ápice del alma. En la tradición católica de los
¡Mala suerte para los justos! El ángel explica así a José últimos siglos, por regla general, se ha desatendido la
el nombre de Jesús: «Él redimirá al pueblo de sus elaboración posterior de la confesión. Quizá se hacía
pecados» (Mt 1,21). El nombre expresa la identidad. demasiado hincapié en la preparación, pero tras la
Cuando Juan el Bautista presenta a Jesús, lo llama «el confesión éramos habitualmente demasiado rápidos.
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Jn La elaboración posterior es igualmente un proceso, y
1,29). De múltiples maneras se nos asegura que las dicho proceso sólo se lleva a cabo correctamente
personas con conciencia de culpa no deben tener nin- cuando uno también llega a perdonarse a sí mismo, es
gún miedo ante Jesús; al contrario, él ha venido pre- decir, cuando el perdón de Dios se ha desplegado
cisamente por ellas. Él perdona el pecado de manera completamente y nos ha abarcado del todo.
compasiva, sin humillar. A la adúltera le dice: En la recepción del perdón de Dios hay una doble
«¿Nadie te ha condenado?... Tampoco yo te condeno. alegría. En primer lugar, la alegría del alivio. Ésta es

74 75
completamente natural y sana. A ella se añade, sin
embargo, una alegría sobrenatural, a saber, una parti-
cipación en la alegría con la que Dios perdona. Algo de
esta alegría divina se derrama en nosotros, de la
misma manera que el hijo perdido experimentó la ale-
gría de su padre cuando éste lo abrazó de manera tan
efusiva y con tanta alegría. Dicha alegría es como un
bálsamo en el alma de todo el que ha padecido bajo su
8
culpa. Dárnosla es algo que a Dios le gusta, y mucho. La muerte pertenece a la vida
En el don y la recepción del perdón tiene la vejez
tareas importantes. Probablemente en ellas estriba
nuestra contribución más importante a la claridad que Nuestra cultura tiene una visión parcial de la muerte,
necesitamos para recorrer con paz y confianza el últi- la cual se experimenta intensamente como una derrota.
mo tramo del camino de nuestra vida. Sin duda, no «El difunto falleció a causa de un fallo cardíaco» [o «a
hay camino mejor para prepararse al gran viaje que al causa de un fracaso circulatorio»], se dice en la escueta
final tendremos que emprender. El Señor nos dará una información necrológica. Sin duda es correcto. Pero el
paz que el mundo no puede darnos. fallo/fracaso impregna demasiado nuestra imagen de la
muerte. Nuestra época ha realizado enormes adelantos
técnicos, también en el campo de la medicina, pero el
pequeño resto que no puede dominar le resulta muy
penoso. En mis años del PeterFaber-Kolleg, en Berlín,
viví la muerte de muchos hermanos. Dado que el
cementerio siempre tenía una larga lista de espera, el
entierro no solía celebrarse hasta diez días después de
la muerte —cosa que, por lo demás, yo nunca entendí
del todo—, pero el Instituto de inhumación retiraba de
nuestra casa el cadáver ya una o dos horas después del
fallecimiento. Apenas había ocasión de despedirse. Yo
sentía aquello como

76 77
algo sintomático. Una cultura que quiere esconder la nado seriamente sobre la muerte. El tiempo no se
muerte no es válida del todo. Morir no es sólo un fra- prestaba. Pero ahora, por vez primera, la muerte está
caso, sino también la consumación de la vida. A esto ahí, tan inmensa como la vida y, sin embargo, como
se le presta muy poca atención. una vieja conocida, una conocida que forma parte de
la vida y a la que debemos acoger. Todo esto es enor-
Etty Hillesum fue una judía que durante la segunda memente simple. La muerte está ahí de repente, gran-
guerra mundial vivió en Amsterdam la ocupación de, simple y natural, y ha entrado en mi vida sin hacer
alemana y la persecución de los judíos. El 3 de julio de ruido. En adelante, tiene su sitio en ella, y ahora sé que
1942, con 28 años de edad, escribió en su diario: «El es parte integrante de la vida»16.
lamentable final que probablemente nos aguarda y
que ya desde ahora se deja ver en las pequeñas cosas Cada cual muere a su manera, y a menudo —
de la vida corriente, lo he mirado de frente y le he aunque no siempre— tal como ha vivido. Con ello se
concedido un lugar en mi sentimiento de la vida, sin confirma, una vez más, que la muerte pertenece a la
que por ello se haya visto menguada su gravedad. [...] vida. Un jesuita de edad muy avanzada le confió a un
La eventualidad de la muerte está integrada en mi hermano que ya no podía sacar a sus días ningún
vida. Mirar la muerte de frente y aceptarla como parte contenido ni sentido. En realidad aguardaba a Dios
integrante de la vida es tanto como ensanchar esa vida. «como busca la cierva corrientes de agua» (Sal 42),
Y a la inversa, sacrificar ya desde ahora a la muerte lleno de curiosidad por saber cómo era Dios, a quien
una parte de esa vida, por miedo a la muerte y por había consagrado su vida y con quien pronto se en-
negarse a aceptarla, es la mejor manera de no pre- contraría. En su oración pedía poder morir por la
servar más que un pobre y pequeño fragmento de vida noche mientras dormía, pero siempre añadía con
mutilada, que apenas merecería ser llamada "vida". humildad: «no se haga mi voluntad, sino la tuya». La
Esto puede parecer paradójico: excluyendo la muerte vida nos proporciona muchas pequeñas ejercitaciones
de nuestra vida, no vivimos en plenitud; mientras que, en el morir. Entonces la muerte ya no llega de manera
acogiendo la muerte en el corazón mismo de nuestra inesperada. Se puede orar con el buen ladrón: «Jesús,
vida, ensanchamos y enriquecemos ésta. [...] Es mi acuérdate de mí cuando llegues a tu reino» (Lc 23,42).
primera confrontación con la muerte. Nunca he sabido
16. Citado en Paul LEBEAU, Etty Hillesum. Un itinerario espiritual.
muy bien cómo abordarla. Me siento absolutamente Amsterdam 1941 — Auschwitz 1943, Sal Terrae, Santander 2000,
virgen en su presencia. [...] Nunca he reflexio- pp. 149- 150.

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En los momentos culminantes de la celebración res una intensa motivación para dar totalmente la cara
eucarística, el sacerdote reza: «...mientras esperamos por Jesús y entregarse a él, cada una a su manera. Se
la gloriosa venida de nuestro Salvador, Jesucristo». encontraron al Dios del amor que nos libera del
Estas palabras también se pueden tomar personal- miedo. Es el Dios que no quiere algo de nosotros,
mente refiriéndolas a la venida del mismo Cristo en la sino que nos quiere a nosotros con enorme pasión.
muerte de cada uno de nosotros, pues en el fondo sólo Por supuesto, en la manera de afrontar vitalmente
hay una venida del Señor, continua, que un día se la muerte desempeña un importante papel la imagen
consumará. Es el anhelo que Dios tiene de nosotros, que se tenga de Dios. Muchas cosas dependen de
más aún que nuestro anhelo de él. «Yo soy para mi cómo se lo imagine uno. No es fácil que anhele la
amado objeto de su deseo», dice la novia del Cantar de muerte quien ve en Dios, ante todo, al juez severo que
los Cantares (Ct 7,11). Esto es aplicable a cada uno de tras la muerte habrá de juzgar rigurosamente toda
nosotros y da sentido a la vida, sobre todo a la última nuestra vida. Por desgracia, numerosos cristianos to-
parte de la vida. Somos «¡...objeto de su deseo!». En el davía piensan así. Hay textos de la Escritura que favo-
libro del profeta Oseas, Dios le dice al pueblo de Israel, recen esta imagen de Dios. Pero el mensaje principal de
como novia suya, que él la «seducirá y cortejará» la Biblia no nos presenta así a Dios. Y tal imagen
(véase Os 2,16). Según el Nuevo Testamento, estas coincide aún menos con la que Jesús nos comunicó de
palabras se pueden interpretar también aplicándolas a su Padre. Dios es el Fiel. «Con amor eterno te amé, por
cada persona. Es una imagen sugestiva que expresa eso te he mantenido la fidelidad tanto tiempo» (Jr 31,3).
una realidad mucho más placentera todavía. Nuestro «Dios es amor», compendia sucintamente Juan en su
Dios está sumamente interesado en ganar nuestra carta (1 Jn 4,8-16). Este amor perdura eternamente.
atención, nuestro afecto y nuestra entrega. En esto Un Dios que sólo nos amara lo que dura una vida
estriba el sentido profundo de nuestra vida: en que humana sería una caricatura. A los saduceos, que
Dios nos busca con esa intensidad de amor. Éste es el pensaban de este modo, les dice Jesús: «Estáis muy
fundamento de nuestra existencia: el anhelo que Dios equivocados» (Mc 12,27). Tal manera de pensar sobre
tiene de nosotros. Tanto la Madre Teresa de Calcuta Dios es, pues, completamente errónea. Su amor llega
como Teresa de Lisieux y la gran Teresa de Ávila también más allá de la muerte y perdura en la eterni-
entendieron la palabra de Jesús crucificado «Tengo dad. La alegría del encuentro con este Dios que es amor
sed» en este sentido: Jesús tiene sed de nuestro amor. constituirá nuestra eterna bienaventuranza. Pero
En esta palabra encontraron estas tres grandes muje- también tiene un reverso: en el encuentro con este

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amor veremos con gran claridad nuestra propia vida, Karl Rahner me regaló un recordatorio de su
precisamente a la luz del amor. El encuentro con Dios madre, que falleció el 27 de julio de 1976, a la edad de
nos permitirá entonces comprender perfecta y doloro- 101 años. En el frontal aparece la foto de una vieja y
samente las posibilidades que perdimos en nuestra vigorosa dama de mirada amable y clara. En el reverso
existencia. Ahí, Dios no tendrá absolutamente nada está impresa una oración de Pierre Teilhard de
que decirnos, pues la perfecta comprensión de nuestra Chardin que ella llevó siempre consigo en los últimos
vida hablará ya por sí misma. Quizá sea esto lo que la años de su vida. Los hermanos Rahner hicieron escri-
Tradición llama «purgatorio». Repito, sin embargo, bir debajo: «Oración para pedir una buena muerte;
que, en el conjunto del acontecer, Dios está en el cen- escrita a mano por nuestra madre». Concluya con esta
tro como el infinitamente amante. A partir de este oración nuestro capítulo sobre la muerte...
centro encuentra su lugar todo lo demás.
El hecho de que la muerte pertenezca a la vida «Tras haberte percibido como Aquel que es
también tiene sus consecuencias prácticas. Los jesuitas "un más yo mismo", haz, llegada mi hora, que
se dieron con su última Congregación General una te reconozca bajo las especies de cada fuerza,
nueva tarea acorde con los tiempos, sobre la cual nadie extraña o enemiga, que parezca querer des-
pensó en la época del fundador. Hoy pertenece a truirme o suplantarme. Cuando sobre mi
nuestra responsabilidad creyente: «Los actuales pro- cuerpo (y aún más sobre mi espíritu)
gresos de la medicina abren las posibilidades, por una comience a marcarse el desgaste de la edad,
parte, de alargar la vida humana más allá de su térmi- cuando caiga sobre mí desde fuera, o nazca en
no normal y, por otra, de ayudar a otros, en determi- mí desde dentro, el mal que empequeñece o
nadas circunstancias, con la donación de los propios que nos lleva; en el doloroso minuto en que de
órganos corporales. Cada cual determine con tiempo, golpe tenga conciencia de que estoy enfermo o
según las leyes de cada región, lo que en conciencia de que me hago viejo; en ese último momento,
piensa que mejor expresa, a la luz de la fe en Jesu- sobre todo, en que sentiré que me escapo de
cristo, su sentido de la propia dignidad personal y de la mí mismo, absolutamente pasivo en manos de
solidaridad con los demás en el momento del tránsito las grandes fuerzas desconocidas que me han
de la vida terrena a la eterna con el Señor»'7.
Jesús», 244, § 4, en Constituciones de la Compañía de Jesús y Normas
Complementarias, Mensajero — Sal Terrae, Bilbao — Santander 1996,
17. «Normas Complementarias de las Constituciones de la Compañía de p. 349.

82 83

formado...: en todas esas horas sombrías,
dame, Dios mío, la comprensión de que eres
Tú (con tal de que mi fe sea suficientemente
grande) quien separa dolorosamente las fibras
de mi ser para penetrar hasta la médula de mi
sustancia, para llevarme contigo»".
9
Soledad

La soledad es para muchas personas mayores un pro-


blema doloroso que sólo con dificultad llegan a resol-
ver, especialmente cuando el cónyuge ha muerto o
uno de los dos ha tenido que ser ingresado en una
residencia geriátrica. «Nadie me necesita», es la sen-
sación que tienen. «Casi nadie me visita. Me olvidan o
no tienen tiempo». La soledad ya no admite disi-
mulos. Se convierte en una opresiva carga cotidiana.
Los pobres y pequeños de los que Jesús habla con fre-
cuencia se encuentran hoy más entre los ancianos que
entre los niños.
Me gustaría decir, con la debida prudencia, que
estar solo no es necesariamente malo. Para quien sabe
aprovecharlo bien puede convertirse en una bendición;
pero quien no lo consigue experimenta el estar solo
como una soledad padecida. Por eso sería un error
combatir con todos los medios posibles el estar solo, y
un error aún mayor quejarse precipitadamente - de tal
18. El Medio Divino, Taurus, Madrid 1967, pp. 86-87. situación. Primero se debe afrontar la soledad y
84 85
mirarla a los ojos. Aun cuando sea duro y duela, soledad se queden con la idea de que no deben que-
estar solo puede resultar fecundo y beneficioso, pero jarse, sino, sencillamente, aceptar ese padecimiento.
sólo cuando se acepta, precisamente. Puede ser una Pero sin duda también hay una soledad de efectos
invitación a mirar más allá de nuestros límites y a destructivos y que no podemos remediar simplemente
descubrir tesoros todavía desconocidos. Nos revela un con fuerza de voluntad. Dicho de otro modo: es
vacío interior que se vuelve destructivo cuando lo absolutamente seguro que hay una soledad en la cual,
rechazamos o negamos, pero que puede conducimos simplemente, hay necesidad de ayuda y de contactos
igualmente a una gran hondura, en la cual se nos para no caer cada vez más hondo en el hoyo y no per-
conceda una benévola unión con Dios. Cada cristiano der toda la vitalidad. Cada cual debe averiguar por
es templo del Espíritu Santo y morada del Dios trino. su cuenta —con la ayuda de otros, llegado el caso— si
Nuestra realización última no puede dárnosla ningún el estar solo produce en él efectos negativos.
ser humano; siempre quedarán un vacío y una Por lo pronto, uno puede aprovechar su soledad y
distancia insalvables. Esto es propio de la condición configurar tal situación de la manera más fecunda
humana, y sólo quien lo acepta puede encontrar la posible. Así, en cierto modo puede descubrir qué
paz. Quien lo rechaza andará siempre insatisfecho. A posibilidades tiene, con su situación y condición per-
veces el problema no es estar solo, sino ser incapaz de sonal siempre única, de vivir de manera positiva el
dar un contenido oportuno a esa soledad. estar solo. Al mismo tiempo, debe intentar valorar
también de manera realista qué cantidad de contactos
Entre las cosas de un jesuita muerto en Augsburg, necesita y trabajar con vistas a mantener y cultivar
el superior encontró esta cita de Gotthard de dichos contactos o a intentar establecerlos. Cuando
Beauclair (por desgracia, sin mención de la fuente): existe alguna posibilidad de tomar personalmente la
iniciativa en lo que a esto se refiere, lo recomendable
«Después del mediodía, la luz se torna
preciosa. Empieza en las sombras el es hacerlo y no limitarse a aguardar pasivamente.
nacimiento de las estrellas. La gran quietud. Un camino sin duda equivocado es intentar
Estás solo. buscar en el alcohol, las drogas o los medicamentos
No abandonado». una solución al problema de la soledad. Dicho camino
sólo conduciría a un callejón sin salida.
Resulta delicado decir algo en general sobre este Igualmente malsano es lanzarse a excesivas activi-
tema. Existe el peligro de que quienes padecen la dades, de manera que no se tenga «nada de tiempo»

86 87
para pensar en la soledad. La vejez debe ser un tiem- bierta confrontación con nuestro propio envejeci-
po sin estrés. miento. Quien rechaza ahora la posterior disminución
El envejecimiento tiene como meta suprema, igual de sus fuerzas también trasladará de alguna manera
que la vida en su conjunto, amar y confiar más; el amor ese rechazo a las personas que ahora son ancianas.
y la confianza están dirigidos, ante todo y sobre todo, a Miradas las cosas más de cerca, algunos problemas de
Dios. Pero, para nosotros, Dios se hace visible en el la vejez se nos plantean a todos como interrogantes.
prójimo. También en la ancianidad es posible encontrar Ignacio estaba profundamente convencido de la
camino para ese amor y esa confianza. El mejor dignidad de todo ser humano. De esa dignidad se se-
camino para abordar la propia soledad será buscar el guía para él una gran reverencia por todo ser humano.
contacto con otras personas solas —en la medida en En su Diario espiritual cuenta con frecuencia que
que esto sea posible—. Ésta es una manera excelente pide en la oración «humildad, reverencia y acata-
de llenar la soledad con amor. Quizá también sea miento». Esto, escribe él, no debe «ser temeroso, mas
posible formar un grupo de personas que se reúnan de amoroso, y así esto me asentaba en el ánimo, que fien-
vez en cuando o que mantengan contacto de cualquier tadamente [= frecuentemente] dezía: "Dadme humil-
otra manera. En algunas comunidades, los voluntarios dad amorosa, y así de reverencia y acatamiento"...»'9.
visitan regularmente a las personas que viven solas. Así Esta reverencia amorosa se dirige en primer lugar a
pueden desarrollarse relaciones beneficiosas. Dios, pero luego también a los seres humanos, en
Quienes asisten a la persona mayor en sus múlti- quienes él percibía la inhabitación de Dios. Ésta era
ples necesidades son, naturalmente, los primeros que para él una de las muchas maneras de «encontrar a
pueden percibir su agradecimiento y amor de manera Dios en todas las cosas». Esta presencia de Dios en
auténtica y sin afectación, igual que ellos, a su vez, todo marcó su vida entera y, sobre todo, su trato con
prestan sus servicios sin segundas intenciones y con el el prójimo. La reverencia amorosa y humilde les
oportuno respeto. Esto me da pie para decir, ya al corresponde de manera totalmente propia a las perso-
final de este libro, unas palabras sobre el entorno de la nas ancianas y frágiles.
persona que envejece: a mi modo de ver, el requisito Tras la muerte de su hermano, que falleció de cán-
fundamental para el servicio de quienes ayudan es que cer a la edad de 53 años tras una larga enfermedad,
éstos acepten su propio envejecimiento, aun cuando
todavía falte mucho para que éste sea real. El contacto 19. Anotación del 30 de marzo de 1544, en Obras de san Ignacio de
con personas mayores es siempre una encu- Loyola, BAC, Madrid 1991', p. 408.

88 89
una mujer me escribía en una carta: «Aunque la muer- un pabellón propio, en una ayuda y apoyo ambulato-
te de nuestro hermano nos parece incomprensible, rios a los parientes que dispensan los cuidados, o en
somos muy conscientes, sin embargo, de que la expe- distintas formas mixtas. La experiencia del acogi-
riencia de acompañar a alguien a través de la enfer- miento de enfermos terminales ha confirmado que,
medad y la muerte es un profundo privilegio que por ejemplo, el miedo a morir o el tormento interior
transforma nuestra propia vida». Muchos han tenido provocado por conflictos humanos sin resolver, etcé-
experiencias parecidas. No se puede explicar este tera, con frecuencia son para los moribundos más gra-
misterio, pero nos afecta profundamente y tiene sus vosos y arduos que los dolores puramente corpora-
repercusiones. les»2°. La calidad de vida no está determinada princi-
El movimiento de acogimiento de enfermos termi- palmente por la medicina, sino en mayor medida por
nales ha desarrollado en los últimos años nuevas for- el entorno familiar, social y religioso.
mas de cuidado de los enfermos graves en las que el Una médico holandesa me contó la historia de un
respeto a los enfermos y a sus necesidades ocupa un matrimonio mayor sin hijos; el marido había enfer-
puesto central. Por «acogimiento de enfermos termi- mado de gravedad. La médico llega pronto al diag-
nales» se entiende «un cuidado médico-asistencial de nóstico de que no hay ninguna posibilidad real de
los enfermos graves en el cual ya no se intenta alargar curación. De manera prudente y tranquila informa al
la vida y la muerte humanas con un excesivo desplie- paciente, prometiéndole al mismo tiempo que hará
gue de moderna medicina instrumental. Lo que inte- cuanto esté en su mano para reducir y mitigar el dolor.
resa es, más bien, hacer llegar al paciente una dedica- En las semanas siguientes, ambos cónyuges observan
ción y unos cuidados humanos mediante la aplicación que discuten con frecuencia, aunque no quieren ha-
de una asistencia médica paliativa, es decir, lenitiva, cerlo y antes nunca lo habían hecho en esa medida. La
tal como en realidad corresponde a las necesidades de médico visita regularmente a domicilio a su paciente y
los enfermos graves. Ahí, la ayuda psicológica y de se da cuenta de esta tensión desacostumbrada entre
orientación espiritual en la confrontación con la idea marido y mujer. Se sorprende de ello y piensa qué
de la muerte y el acompañamiento humano en esta puede hacer. El matrimonio no es religioso; la médico,
fase de la vida, e incluso con frecuencia los cuidados por el contrario, es una católica que vive cons-
de sus parientes, pueden ser más importantes que una cientemente su fe. Para ella, dicha fe conlleva enco-
quimioterapia adicional o una operación casi inútil.
Un acogimiento de este tipo puede tener su lugar en 20. Johannes RoTrEa, en An unsere Freunde (octubre de 2002), p. 4.

90 91

mendaz a Dios en su oración a los pacientes grave- está bien empleado. Para las personas encargadas de
mente enfermos y, en casos especiales, incluso encen- distribuir la comunión hay aquí un campo fecundo
der un grande y viejo cirio pascual ante la imagen de que todavía está en buena medida por descubrir.
María que tiene en casa. En la siguiente visita habla Naturalmente, es importante que esta comunión de
con toda intención de su oración por el paciente y su enfermos no se imponga a nadie, sino que se ofrezca
mujer para, de ese modo, indicar al matrimonio que a cada uno libremente.
no se limita a su cometido médico, sino que, más allá El envejecimiento es un proceso, en el cual desem-
de él, los incluye a ambos en su preocupación y ora- peña un papel importante el entorno, que abarca todos
ción. Esta información modifica el trato de los ancia- los ámbitos de la vida: cuidados y asistencia, fisioterapia
nos entre sí y les da tranquilidad y sosiego. Se sienten y actividad creativa, cariño y cordialidad, pero también
rodeados por el respeto y la fe de la médico, y de ahí apoyo espiritual... Dado que estas páginas quieren poner
sacan la fuerza para recorrer su camino, pese a la de relieve la tarea espiritual en el envejecimiento, esta
desaparición de muchas seguridades que hasta insistencia vale también para quienes acompañan el
entonces les servían de apoyo. camino de personas mayores. Dios nos ha confiado unos
En pacientes católicos, una comunión de enfermos a otros, y en las últimas fases de nuestra vida esta
bien administrada puede ser sumamente beneficiosa. solidaridad será especialmente necesaria. Todos
Cuando sea posible, es recomendable la «fórmula formamos un solo cuerpo, dice Pablo, y Dios ha hecho el
larga» de la celebración de la comunión de enfermos, cuerpo de tal manera que todos los miembros cuiden
que incluye primero un diálogo breve y espontáneo unos de otros de manera concorde (véase 1 Co 12,24-
como saludo, luego el inicio litúrgico (adoración de la 26). De esta manera quiere Dios hacer —también a
eucaristía, canto, introducción, reconocimiento de los través de nosotros— que todo concu-
propios pecados, petición de perdón), una celebración rra al bien.
de la palabra (por ejemplo, el evangelio del domingo,
con una breve explicación y unas peticiones), la
comunión (Padrenuestro, invitación a la comunión,
recepción de la comunión), un canto recitado tomado
del Oracional y la conclusión (oración de bendición
con bendición y salutación mariana). En total, puede
durar aproximadamente media hora; pero este tiempo

92 93

Apéndice

Albert Schweitzer

«Nadie envejece porque tenga a sus espaldas


un cierto número de años.
Sólo se envejece cuando se dice adiós a los ideales.
Los años arrugan la piel,
pero renunciar al entusiasmo arruga el alma.
Preocupaciones, dudas, desconfianza de sí,
miedo y desesperanza:
ésos son los largos, largos años
que tiran de la cabeza hacia el suelo
e inclinan el espíritu erguido hasta el polvo.

Eres tan joven como tu confianza,


tan viejo como tu duda,
tan joven como tu esperanza,
tan viejo como tu desaliento.
Mientras el mensaje de la belleza, la alegría,
la audacia, la grandeza y el poder de la tierra,

95
los hombres y lo infinito pero tú sabes, Señor,
lleguen a tu corazón, que me gustaría conservar un par de amigos al final.
serás joven. Guárdame de contar particularidades sin fin;
dame alas para ir al grano.
Sólo cuando tus alas cuelguen inertes Enséñame a callar
y el interior de tu corazón acerca de mis enfermedades y dolencias;
lo cubra la nieve del pesimismo y el hielo del cinismo, éstas aumentan, y el gusto por describirlas
sólo entonces te habrás hecho realmente viejo»2'. crece de día en día, de año en año.
No me atrevo a suplicar el don de escuchar con alegría
los dolores y padecimientos de los demás,
pero enséñame a soportarlos con paciencia.
Oración de una monja inglesa del siglo xvu Tampoco me atrevo a pedir una memoria mejor,
sino algo más de modestia y algo menos de certeza
«Señor, tú sabes mejor que yo misma cuando mi recuerdo parezca estar
que cada día envejezco en contradicción con los de los demás.
y que un día seré anciana. Enséñame la gran lección
Guárdame de la presunción de que a veces puedo también equivocarme.
de tener que decir algo en toda ocasión Mantenme tan afable como sea posible.
y sobre cualquier asunto. Sé que no soy en absoluto una santa
Líbrame de la gran pasión —¡con algunos santos es tan difícil vivir...!—,
de querer ordenar los asuntos de los demás. pero un viejo cascarrabias es sin duda
Enséñame a ser reflexiva, pero no cavilosa, la obra maestra del diablo.
servicial, pero no autoritaria. Enséñame a descubrir en otras personas
En mi inmenso acopio de sabiduría, talentos inesperados,
me duele no seguir dándola; y concédeme, Señor, el hermoso don
de hacérselos ver también a ellas.
Amén»22.
21. Citado sin indicación de fuente por Medard KEHL, SI, en Geist und
Leben 75/5 (2002), p. 347. Véase Hans WIELENS (ed.), Führen und
Meditieren, Peter-Lang-Verlag, Frankfurt am Main 2003, prólogo. 22. Existen numerosas variantes de esta oración.

96 97
Los dones de la persona mayor. Dichosos los que viven el día con tranquilidad y
Bienaventuranzas de las manos «vacías» sosiego. Ellos nos proporcionan un refugio salvador.
(Oración de la hermana Beatrix Kolck, OSB, abadesa de la
abadía de la Santa Cruz de Herstelle entre 1966 y 1994). Dichosos los que ya no tienen nada que
decir y, pese a ello, no enmudecen.
«Dichosos quienes tienen el coraje de no hacer nada. Su palabra habla de esperanza y confianza.
Ellos nos muestran otro plano de la reciprocidad.
Dichosos los que vacían y ensanchan sus manos.
Dichosos los que ya no aguardan nada Ellos nos enseñan a no retener nada.
y, sin embargo, saben sonreír.
Ellos son transparentes para la bondad de Dios. Dichosos los que no se toman en serio su propio
apuro y sólo miran al otro.
Dichoso quien sabe escuchar ¿Qué sería nuestra vida sin ellos?»23.
y no insiste machaconamente en lo mismo.
Él nos enseña a relativizar El camino de la vida
nuestros rígidos puntos de vista. (Encontrado en la antigua iglesia de San
Pablo, Baltimore, en 1692).
Dichoso quien soporta su impotencia sin rebelarse.
Él apacigua nuestro agitado corazón. «Camina plácidamente entre el ruido y la prisa, y
recuerda que puedes encontrar la paz en el silencio.
Dichoso quien se libera de la amargura de estar
solo. Él pone el tiempo en manos de Dios. Hasta donde te sea posible,
trata de mantener buenas relaciones con
Dichosos quienes no se cansan de mostrar confianza. todos, pero sin renunciar a ti mismo.
Ellos nos dan coraje para empezar un nuevo día.
Di tu verdad serena y claramente;
y escucha a los demás, incluso al torpe y al aburrido;
Dichosos quienes ya no pueden ayudar,
también ellos tienen su historia.
pero lloran por nosotros.
Sus lágrimas serán de mucho peso ante Dios. 23. De un escrito que dejó sin publicar.

98 99
Evita a las personas ruidosas y agresivas, Acrecienta la fortaleza de tu espíritu para
porque son un mal para el espíritu. que te proteja contra la adversidad.
Si te comparas con los demás, te No te atormentes con tu imaginación:
volverás vanidoso y amargado, muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
pues siempre habrá personas mejores o peores que tú.
Eres una criatura del universo,
Disfruta de tus éxitos lo mismo que de tus planes. no menos que los árboles y las estrellas.
Mantén el interés en tus propias Tienes derecho a existir,
empresas; por más humildes que éstas y, seas o no consciente de ello, el
sean, es lo único verdadero que posees. universo sigue sus leyes intrínsecas.

Sé cauto en los negocios, Por eso, vive en paz con Dios,


porque el mundo está lleno de egoísmo. sea cual sea la noción que de él tengas.
Pero no permitas que esto te ciegue
hasta el punto de no ver que la virtud existe. En la ruidosa confusión de la vida,
conserva la paz del alma, sean
Muchas personas luchan por nobles ideales, y en cuales sean tus esfuerzos y anhelos.
todas partes la vida está llena de heroísmo.
Pese a todos los desengaños, todo
Sé tú mismo. su ajetreo y los sueños rotos, el
Ante todo, no finjas afecto. mundo es hermoso.
No seas cínico en el amor,
porque, a pesar de la aridez y el desengaño, Cuida de ti mismo.
es tan perenne como la hierba. Esfuérzate por ser feliz».

Soporta afable y sereno el designio de los años,


abandona con garbo las cosas de la juventud.

100 101
r r van uref.;›in ft, _*_;)

"El atardecer de la vida no se puede vivir como el anido,


ambos están conectados entre sí de manera tan eses, sal qii, .1„ i.,„ 11
vivir como una unidad. (...) Son fases distintas de 1111.1 11111, encamina a

1~1: ree
su consumación".
¿Hay que aprender a envejecer? Sin duda alguna. "l,a 1111111,111d UN
siempre, pero quizá sobre todo en la ancianidad, un ¡vous(' ale apit'11111/1111'"
La persona anciana tiene que aprender a aceptar y elabora, 111.11111, lid v
Ovulo a lo largo de su vida. Pero también tiene que aprende:. a M'II ala' una 1111111,1
nueva. Y a convivir con la soledad, que es un doloroso prohleind que mut
114IN personas mayores no logran resolver.
En la vejez la espiritualidad es una dimensión muy importante, El pi
libro es obra de un experto maestro que sabe cómo enseñar el arte de envejetei
y trata de enseñárselo a los ancianos y a quienes conviven con ellos..

jesuita, nacido en 1927, cursó estudios de filosofía,


teología y física nuclear. Maestro de novicios y director de Ejercicios
Espirituales, es autor de varias obras sobre temas espirituales que han sido
traducidas dieciséis idiomas. La editorial Sal Terrae ha traducido al
castellano las siguientes: Como pan que se parte (3a ed.), Él nos amó primero (3a
ed.), Transparentar gloria de Dios (2a ed.), Te he llamado por tu nombre (2a ed.) y
Lo que cuenta es el amor (2a ed.).

SBN 978-84-293-1540-0
I ,a ancianidad como tarea espiritual
111 01111
9 788429 315400
s o viIII di.
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¿Hay que aprender a envejecer? Sin duda alguna. "l,a 1111111,111d UN
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La persona anciana tiene que aprender a aceptar y elabora, 111.11111, lid v

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nueva. Y a convivir con la soledad, que es un doloroso prohleind que mut
114IN personas mayores no logran resolver.
En la vejez la espiritualidad es una dimensión muy importante, El pi
libro es obra de un experto maestro que sabe cómo enseñar el arte de envejetei
y trata de enseñárselo a los ancianos y a quienes conviven con ellos..

jesuita, nacido en 1927, cursó estudios de filosofía,


teología y física nuclear. Maestro de novicios y director de Ejercicios
Espirituales, es autor de varias obras sobre temas espirituales que han sido
traducidas dieciséis idiomas. La editorial Sal Terrae ha traducido al
castellano las siguientes: Como pan que se parte (3a ed.), Él nos amó primero (3a
ed.), Transparentar gloria de Dios (2a ed.), Te he llamado por tu nombre (2a ed.) y
Lo que cuenta es el amor (2a ed.).

SBN 978-84-293-1540-0

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9 788429 315400 I ,a ancianidad como tarea espiritual

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