Professional Documents
Culture Documents
UNAM
La enseñanza de la historia como objeto de estudio ha sido abordada desde distintos puntos
asignado un lugar dentro de este sistema. La postura de muchos de los investigadores, más
índole (teóricos, prácticos, discursivos, etc.), ha sido propositiva, pues buscan nuevas formas
de enseñar historia, nuevos métodos con objetivos diferentes, les dan herramientas a los
enseñantes para tratar de alejarse de la didáctica tradicional, aun cuando las instituciones y
La Sociología de la Educación
del cual han surgido estudios respecto a la educación, su institucionalización y el papel que
esta juega en la sociedad, así como también los factores externos que influyen en los
en que es un producto de procesos sociales más amplios”, es decir, que estos procesos no
pueden verse sólo como procesos cognitivos, biológicos, o sólo “escolares”, como si la
escuela fuera un ente aislado de la sociedad y contextos socioculturales, y que todo lo que
sucede dentro de ella es independiente de los procesos que se dan fuera, como sí plantea el
En la cultura escolar intervienen relaciones de poder y control entre grupos sociales, así
de esto es la sociedad capitalista en la que vivimos, en la que cada ámbito que la componen
imponen a los países a través de organizaciones internacionales como la OMC, BM, OCDE y
veces no hemos escuchado que tal cual organismo de los antes dichos, ha recomendado a
México aplicar un cierto modelo educativo, o realizar alguna reforma, para supuestamente
mejorar la calidad educativa, la cual de paso se dicho es medida por esos mismos
organismos.
otras disciplinas relacionadas con el arte y las humanidades, como poco útiles o poco
prometedoras”. Pero es curiosa que de acuerdo a esta lógica se ha ido reducido el tiempo
para la enseñanza de la historia, pero no desaparece del currículo escolar, lo que nos podría
estar diciendo algo, por ejemplo que la historia si bien no tiene utilidad para ser “competitiva”
en el mercado global del mercado, no es productiva económicamente hablando, tal vez para
Muchos de los investigadores han puesto su atención en lo anterior y sus objetivos empiezan
a centrarse más en el análisis crítico del propio proceso educativo y el análisis crítico de la
gestación y trasmisión del conocimiento, pero sin olvidar las influencias externas y las
cuenta la edad y etapa cognitiva en la que el niño, adolecente o joven está, aunque hay que
destacar que las divisiones que se hacen comúnmente, basadas en teorías del aprendizaje,
¿para qué se enseña?; ¿cuáles son los objetivos de la enseñanza de la historia en las
instituciones escolares?. Y a todo ello también hay que agregar el papel del profesor, cuál es
de la enseñanza, y qué papel le dará a los estudiantes (sólo personas receptivas o dará pie a
Para poder responder a estas cuestiones los investigadores utilizan diversas fuentes que son
(social, política, cultural, etc.), los objetivos explícitos (y si se analiza crítica y detalladamente
Del análisis crítico de estas fuentes se puede obtener información respecto a los propósitos
aprendizajes que se esperan, los contenidos y temas que el profesor debe tratar a loa largo
del curso escolar, actividades. También podemos obtener información que nos hable de la
contenidos que se abordan: “¿qué enseñar?”); y la fuente psicológica (concepción sobre qué
información obtenida y comprar los diferentes elementos del programa podemos concluir si
entre estos existe constancia y tienen una relación coherente, o bien señalar aquello que sea
Cuando se analizan los planes y programas de estudio tenemos que tener claro que esto es
lo que se espera con la enseñanza de la historia, las pretensiones oficiales, pero no siempre
es lo que pasa en la práctica. Para saber más sobre qué se enseña en las aulas escolares y
también darnos una idea del discurso que se maneja y a qué contenidos se le da mayor
prioridad, entre otras cosas, es necesario recurrir a otras fuentes de información, por ejemplo
los libros de texto o demás textos escolares utilizados. De ellos muchas veces podemos
deducir el tipo de historia que se está enseñando y cómo se está enseñando, las actividades
propuestas para cada tema, los recursos didácticos, etc. además podemos analizar el
discurso histórico que se está manejando (lineal, cronológico, con ausencia o no de conflicto,
moralizante, legitimador…)
Respecto a las fuentes anteriores quisiera hacer alusión al texto de Ivo Mattozzi, “La
el cual plantea que los historiadores y profesores vayan más allá de sólo analizar y usar los
textos escolares en las aulas, el autor considera crucial que se involucren en la génesis
transpositiva o si no involucrarse del todo, al menos tener una conciencia de ello. Pues esto
dará una visión nueva de la didáctica, ya que el texto que comunica el saber histórico o
“saber experto” a los escolares, no se verá ya como un supuesto, como algo que nos da “la
verdad” objetiva que se debe enseñar, sino como una construcción que alguien hizo a partir
de textos historiográficos, los cuales contienen saberes expertos, y que esos a su vez son
Mattozzi ve necesario por una parte, que nos preguntemos de dónde vienen los textos
escolares, de qué textos historiográficos se derivan, y quién hizo esos textos que contienen
el saber experto, además de tener en cuenta el proceso de la transposición, y por el otro, que
quien hace la transposición no haga “invisible” al texto de origen, sino que de los medios
necesario para que quien recibe el texto pueda someterlo a “escrutinio crítico en función de
didácticos.
etnográficos, es decir, acudir directamente a las escuelas, observar y analizar las prácticas
educativas, las relaciones alumno-profesor, la postura que los alumnos toman ante la historia
etc.
En las escuelas ha imperado una enseñanza de la historia muy tradicional y poco analítica,
contenidos históricos que se adoptan como finitos y cerrados y que no exigen en absoluto
una interpretación por parte de los estudiantes1. Además se prioriza la memorización, una
memoria acumulativa pero no crítica. Y todo esto ha dado como resultado que estudiantes no
logren darle sentido a la información que se les está dando y lo ven como algo que no les
sirve ni les provoca interés, terminan por decir que es algo “aburrido” e “inútil”. Basta sólo
secundaria, en donde el profesor era el que exponía los temas y la única fuente que
usábamos eran los libros de texto, y asumíamos que la información que venía en este era la
correcta, era “la verdad”. Y posteriormente teníamos que memorizar lo que nos decían para
1
Gómez, Cosme Jesús, et. al., “Aprender a pesar históricamente. Retos para la historia en el siglo XXI, en Revista Tempo e
Argumento, Florianópilis, v.6. n.11, p.7
poder contestar algún examen y aprobar, pero pasado esto olvidábamos lo memorizado,
Del estudio y análisis crítico de la enseñanza de la historia han surgido varias propuestas
para tratar de dejar atrás la enseñanza tradicional acrítica y memorística, unas apuntando a
las prácticas educativas y a las herramientas y habilidades que se le dan al estudiante, otras
son aún más “radicales” y plantean cambiar por completo la concepción de la enseñanza de
Historia. Un punto de vista didáctico, aquí el autor hace una buena reflexión acerca de la
enseñanza de la historia y considera que uno de los fallos de la didáctica puede ser que los
historiadores y enseñantes no han podido ser capaces de plantear preguntas que interesen a
los alumnos o hacer que estos mismos las plateen, que indaguen y que tengan un contacto
con las fuentes de donde procede la información, pues comúnmente el profesor lo que hace
es sólo comunicar resultados, conocimientos ya construidos por otros, sin que antes haya
mediado la curiosidad y trabajo. A veces este actuar es entendible pues el profesor se guía
por programas de estudio, los cuales, como empleado de la institución educativa está
obligado a cubrir a lo largo del año escolar, y ese es su objetivo principal, y el objetivo de que
Sin embargo, Trepat señala que los profesores podrían hacer este proceso de preguntas y
trabajo metodológico de manera simultánea a la comunicación, sin que ninguno de los dos
objetivos antes dichos se vean relegados. Y aquí surgen varias preguntas ¿cómo hacerlo?,
¿cómo enseñar y desarrollar algunas de las habilidades de los historiadores en los alumnos?
Trepat a lo largo de su obra hace toda una propuesta de cómo enseñar los procedimientos
en historia a los alumnos según el grado escolar en el que estén. Y da ejemplo de las
actividades que se pueden realizar para desarrollar estas habilidades poco a poco.
Raimundo Cuesta Fernández nos habla de una recuperación de la memoria, pero una
Educación, historia y memoria”, es una educación histórica que rompa con el código
disciplinar del curriculum, recurriendo tanto a una historia con memoria, superando la
escisión entre la ciencia histórica y la experiencia. Y para lograr eso se debe apelar a una
didáctica crítica, que la enseñanza de la historia sea una actividad teórico-práctica, cuya
prioridad sea una historia del presente vinculada a la comprensión de los problemas
actuales.
Esta historia del presente no quiere decir que se tire por la borda el estudio del pasado, sino
que desde nuestro presente cuestionemos a ese pasado, busquemos “el origen” de las
existente y la “desmitificación de los valores y las representaciones simbólicas” con las que
historia que propone Cuesta, en donde los estudiantes aprendan a pensar históricamente
crítico de fuentes) y desarrollen una consciencia histórica crítica (conexión del pasado con el
esta, replantear sus objetivos, así como de innovar los modelos educativos, pero no
considero que de la forma que se ha pretendido hasta ahora, al menos en nuestro país, en el
2
Raimundo Cuesta Fernández, “Genealogía y cambio conceptual. Educación, historia y memora, en Revista AAPE, v.22,
n.23, 28 de abril 2014, p.2
que la educación se mueve conforme el mercado laboral y reformas impuestas por órganos
internacionales.
La enseñanza de la historia debería de tener como objetivo que las personas vayan
desarrollando conciencia histórica-social, tal vez no con el fin de que todos sean unos
profesionales de la Historia y tampoco el fin es que sepan todas las fechas y nombres
posibles, pues para eso fácilmente, y más en la era de la tecnología en la que vivimos, se
puede recurrir a manuales, libros de texto, página de internet y consultar QUÉ pasó tal o cual
fecha, personajes “importantes” etc., sino que las personas se pregunten más por el POR
QUÉ, que sean conscientes de que el presente en el que estamos viviendo tiene “un origen”,
no siempre ha sido así, que ha habido diversos procesos que llevaron a las sociedades a
cambiar, y también hay una posibilidad de cambio del estado de las cosas actuales. En
pocas palabras, la enseñanza de la historia debería tener por objetivo hacer que las
viviendo
Considero que la historia sí tiene una función social, y no es una disciplina inútil. Esta función
consiste en fomentar más una “conciencia histórica crítica”, en donde se cuestione y critique
incluso el sistema en el que se está, los valores y actitudes, así como las identidades que se
nos imponen, saber que dichas identidades son construidas y responden a ciertos motivos e
importante incluir “otras” historias, es decir, las de grupos sociales que muchas veces se
dejan de lado (subalternos, mujeres, oprimidos, la de otros pueblos, etc.) peor no como un
tema “extravagante” o “raro” sino como lo que son otras historias, ni inferiores o superiores, y