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Los colores
El Misal romano de uso actual (publicado en 1969) regula el color de las
vestiduras en su número 346.
Negro: este color simboliza el luto y el sufragio por los difuntos, por lo que se
usa en las celebraciones exequiales y en los entierros. Tras la reforma litúrgica
de Pablo VI, su uso es potestativo en lugar del morado. En el rito
romanoordinario, así como en el rito romano tradicional se usa el Viernes
Santo y las misas de Réquiem o de difuntos, inclusive la festividad del 2 de
noviembre, los fieles difuntos, aunque para el rito ordinario romano su uso es
facultativo. En algunas tradiciones católicas europeas y americanas también se
usa para conmemorar a la Virgen Maria de los Dolores el 15 de septiembre.
Rojo: este color simboliza la sangre y la fuerza del Espíritu Santo. Se refiere a
la virtud del amor de Dios. Es usado principalmente en las fiestas de la Pasión
del Señor como el Domingo de Ramos y el Viernes Santo. También en fiestas
del Espíritu Santo como el Domingo de Pentecostés, y en las fiestas de
Apóstoles y Evangelistas y en las celebraciones de los santos mártires.
También en la administración del sacramento de la Confirmación y en las
liturgias dedicadas a los instrumentos de la Pasión. En la Santa Sede se usa
para las exequias de los cardenales o del sumo pontífice.
Rosa: este color simboliza una relajación del rigor penitencial y se utiliza
potestativamente en la misa del domingo Gaudete (tercer domingo de
Adviento) para indicar la cercanía de la Navidad y el domingo Laetare (el
cuarto de Cuaresma) por la cercanía de la Pascua.
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Siguen siendo las mismas que Jesús indica en el evangelio que se lee el
miércoles de Ceniza: oración, ayuno y limosna (cf. Mt 6,1-18).
Por último, hay que practicar las tres (oración, ayuno y limosna) a la luz de la
enseñanza de Cristo, que dice: «No hagáis el bien para que os vean los hombres»
(Mt 6,1). Las tres deben ser la expresión exterior de unas actitudes interiores
(generosidad, amor de Dios, esencialidad). De poco sirve realizarlas por otros
motivos (tradición, moda, convencionalismos sociales). Las buenas obras se
deben hacer porque estamos convencidos de que son buenas, sin otras
intenciones, y procurando que pasen desapercibidas, para evitar la vanagloria. Si
no es así, no tienen valor religioso.
Que el Señor nos conceda a todos la gracia de amarle más que las cosas, más
que la vida, más que a nosotros mismos. Que su amor sea conocido por todos y
que nuestro amor por Él crezca cada día. Que su espíritu Santo nos dé la fuerza
para perseverar en su servicio, con corazón puro e íntegro. Que, después de
servirle con fidelidad en la Cuaresma de esta vida, Él nos conceda participar un
día en la Pascua del cielo. Amén. Os adjunto dos enlaces, con las canciones más
famosas de la Cuaresma: “Attende, Domine” (en latín) y “Perdona a tu pueblo” (en
español).
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Potaje de vigilia
Torrijas
Porrusalda
Flores manchegas
Pa torrat
Sancocho canario