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Cap. IV: La naturaleza como fundamento.

1.- Naturaleza y libertad.


2.- La verdad del ser humano.
El hombre posee una verdad sobre sí mismo. No es una verdad que se decide por
mayoría, inventada, es una verdad que está ahí y que al hombre le toca captarla,
conocerla y comprenderla.
El realismo moderado sostiene que el hombre es capaz de conocer la verdad de las
cosas. Pero al mismo tiempo el mismo se presenta como objeto de su conocimiento
mismo. Si puede reconocer en la realidad lo que las cosas son, está invitado a
comprender la verdad que es él mismo.
Sto. Tomás le da a la verdad una connotación antropológica y existencial, es decir,
la verdad tiene también un dinamismo que se manifiesta en el modo de obrar del
ser humano, no solamente para ser conocida sino también para ser vivida.
De Veritate q.1, a.3. Las cuestiones disputadas sobre la verdad son 24, pero solo la
primera es sobre la verdad como tal.
En las traducciones al español son opúsculos y cuestiones selectas, sobre la
verdad.
Para Sto. Tomás lo verdadero se dice primero en el sentido del juicio.
[…]
4.- El papel de la razón en la determinación del orden ético.
Con esto no se pretende hacer de la ética un intelectualismo, al modo socrático,
sino simplemente del papel que le toca a la razón, y ciertamente tiene la razón un
primado antropológico, es decir, lo específicamente humano. Aristóteles cuando
habla del alma no distingue entre intelecto y voluntad, pues para él solo existe la
parte racional del alma, pero habla de una parte racional en cuanto tal y una parte
que no necesariamente es racional pero que obedece a la razón, es decir, la
parte apetitiva. En este primado antropológico hablamos de que es la razón la
instancia fundamental para el obrar ético, por el motivo de que el hombre, posee la
racionalidad como su acto más propio. En este sentido para Sto. Tomás de Aquino
la perfección de una cierta naturaleza se encuentra en la realización de su acto más
propio, ahí es donde encuentra esa naturaleza su perfección, el obrar más propio
del hombre es actuar según la razón.
La virtud no se adquiere de un día para otro, porque va permeada de un trabaja
racional constante, siempre la virtud va estar ligada al aspecto racional.
En el obrar ético va a estar de por medio la integridad de la persona, es decir, va a
abarcar todo el ser personal. Con sus pasiones, sus afectos, sus sentimientos…
Este itinerario:
Conocer-Elegir-Realizar
Presenta esta relación fundamental entre:
Conocer-Intelecto, Elegir-Libertad; Realizar-Voluntad
La importancia del conocimiento en el ejercicio de la libertad es prioritaria, porque
dependiendo del conocimiento va a hacer el ejercicio de libertad que se tenga y va
a hacer también le modo en que la acción se ejecute, de tal modo que lo que la
inteligencia presenta a la libertad como un bien aparente, esa acción queda
desprovista de bondad. Podemos adquirir el bien (nivel del conocimiento) pero ese
bien se hace concreto en la acción.
El fin no es el conocer, un mero intelectualismo, sino pasar al realizar.
En este camino de conocer, elegir y realizar el bien entran también nuestras otras
capacidades sensitivas, porque no somos meros espíritus.

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