Letanias Ordenacion

Eucaristía Ordenación Diaconal
Seminarista Juan Carlos Borrero Simón

Instituto Secular Voluntas Dei

Seminarista
JUAN CARLOS BORRERO SIMÓN
Parroquia María Reina de los Apóstoles
Pan de Azúcar
Sábado 8 de Octubre del 2011
El ordenando deberá estar sentado en la primera banca junto a su familia y revestido sólo con alba
Se utiliza la Misa de ordenación de diáconos
Monición de Entrada
Animador:
Queridos hermanos y hermanas en la Fe: Bienvenidos a la Casa del

Señor. Hoy es día de celebración, celebración de Cristo, de la vida, de
nuestra comunidad, de todo cuanto nos permite crecer en la fe. Pero
sobre todo, estamos invitados a celebrar y hacernos misioneros,
recibiendo a Jesucristo, pan vivo bajado del cielo, que nos llevará a la
verdad plena en el testimonio de nuestra a fe a todos los hombres.
En nuestra parroquia María Reina de los Apóstoles, se encuentra la

casa de formación, nuestra Señora de la Anunciación, del Instituto
Secular Voluntas Dei. Instituto de derecho pontificio, que llama a sus
miembros: clérigos, laicos, miembros asociados y afiliados a conocer
la voluntad de Dios y vivir en el realismo del momento presente donde
Cristo tiene sus Derechos. Por lo mismo, hoy de modo muy
significativo Juan Carlos Borrero Simón, seminarista Voluntas Dei,
recibirá de manos de nuestro arzobispo Don Manuel Donoso, el
sacramento del orden, en el grado del diaconado. El diaconado que
recibirá nuestro hermano, es transitorio y constituye el último gran
paso antes de ser ordenado Presbítero, culminando así, su camino de
formación como seminarista.
1
Nos Unimos en esta celebración comprometiendo nuestra oración, por

nuestro hermano y amigo, para que sea fiel a la vocación particular
que ha sido llamado.
Nos ponemos de pie, para iniciar nuestra celebración, recibiendo, a

Don Manuel Donoso, Arzobispo de Nuestra Arquidiócesis, a Don Luis
Gleisner, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis; al Reverendo Padre
Marcos Guerra, superior de la Comunidad Voluntas Dei en Chile; al
Padre Manuel Cornejo, rector de la casa de formación, sacerdotes
amigos que hoy nos acompañan, seminaristas y acólitos. Los invito a
que vuelvan su mirada hacia la entrada del Templo para recibir la
bendición de nuestro Pastor haciendo la señal de la cruz.
Cantamos junto al coro.
Ritos Iníciales
Reunido el pueblo, el Arzobispo con los ministros va al altar, mientras se entona el canto de entrada.
Cuando llegan al altar, el Arzobispo con los ministros hacen la debida reverencia, besa el altar y lo
inciensa. Después se dirige con los ministros a la sede. Terminado el canto de entrada, el Arzobispo y
los fieles, de pie, se santiguan, mientras el Arzobispo dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

El pueblo responde:
Amén.
Saludo
El Arzobispo, extendiendo las manos, saluda al pueblo con la fórmula siguiente:
El Dios de la esperanza, que por la acción del Espíritu Santo nos

colma con su alegría y con su paz, permanezca siempre con todos
ustedes.
2
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
Acto Penitencial
El Arzobispo:
Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados misterios,

reconozcamos nuestros pecados.
Se hace una breve pausa en silencio. Después, el Arzobispo emplea la siguiente invocación:
Tú que eres el camino que conduce al Padre: Señor ten Piedad
El pueblo responde:
Señor, ten Piedad
El Arzobispo:
Tú que eres la verdad que ilumina a los pueblos: Cristo, ten Piedad
El pueblo responde:
Cristo, ten Piedad
El Arzobispo:
Tú que eres la vida que renueva al mundo: Señor ten Piedad
El pueblo responde:
Señor, ten Piedad
3
El Arzobispo concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone

nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
El pueblo responde:
Amén.
Gloria
Lo anuncia el Arzobispo
Oración Colecta:
El Arzobispo:
Oremos:
Dios nuestro, que enseñaste a los ministros de tu Iglesia a no

buscar ser servidos, sino a servir a sus hermanos, concede a este
hijo tuyo, que hoy eliges para el ministerio diaconal,
disponibilidad en su entrega, mansedumbre en su servicio y
perseverancia en su oración. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y
es Dios, por los siglos de los siglos.
Al final de la oración el pueblo aclama:
Amén
4
Liturgia de la Palabra
Monición a la Primera Lectura
Animador:
En la primera lectura de hoy contemplamos el libro del

Eclesiástico en donde con fe firme y mano dura, se nos invita a
establecer y acrecentar nuestra entrega al Señor, brindándonos
algunos consejos muy valiosos, para estar bien preparados, al
momentos de decidir servir al señor en todo y en todos.
Escuchemos con atención esta primera lectura.
Primera Lectura
Eclesiástico 2, 1-6
Lectura de libro del Eclesiástico
Hijo, si te decides a servir al Señor, prepara tu alma para la

prueba. Endereza tu corazón, sé firme, y no te inquietes en el
momento de la prueba. Únete al Señor y no te separes, para que
al final de tus días seas enaltecido. Acepta de buen grado todo lo
que te suceda, y sé paciente en las vicisitudes de tu humillación.
Porque el oro se purifica en el fuego, y los que agradan a Dios,
en el crisol de la humillación. Confía en él, y él vendrá en tu
ayuda, endereza tus caminos y espera en él.
Palabra de Dios.
El Pueblo responde
Te alabamos, Señor
5
Salmo Responsorial
Salmo 90
Antífona:
Tú que habitas al amparo del Altísimo,

a la sombra del Todopoderoso,
dile al Señor: Mi amparo, mi refugio,
en ti mi Dios, Yo pongo mi confianza.
Antífona:
El te libra de la red del cazador

De la peste funesta que destruye.
Te cubre con tus alas y será
Su plumaje tu refugio.
Antífona:
No temerás los miedos de la noche

Ni la flecha que vuela de día
Ni la peste que avanza en tinieblas
Ni la plaga que azota en mediodía.
Aunque caigan mil hombres a tu lado
Y diez mil caigan a tu derecha
Tu permaneces fuera de peligro
Su lealtad te escuda y te protege.
Antífona:
Basta que tengas tus ojos abiertos

Y veras el castigo del impío
Porque hiciste del señor tu refugio
Y tomaste por defensa al altísimo
6
Antífona:
No podrá la desgracia dominarte

Ni la plaga llegara hasta tu tienda
Pues ha dado la orden a sus ángeles
De proteger todos tus caminos.
Antífona:
En sus manos te habrán de sostener

Para que tu pie no tropiece.
Andarás sobre áspides y víboras
Pisotearas leones y dragones.
Antífona:
“Pues a mí se acogió, lo librare,

Lo protegeré, pues mi nombre conoció.
Me llamara, yo le responderé
Y estaré con él en la desgracia.
Antífona:
Lo salvare y lo enalteceré
Lo saciare de días numerosos
Y le hare ver mi salvación.
Antífona:
Monición a la Segunda Lectura
Animador:
La cumbre de la vida cristiana es vivir el amor en el amor. Dios

es amor. El amor de Dios es algo que el cristiano debe transmitir
desde sí mismo a los demás. Haciendo de su vida un reflejo de
Dios en medio del mundo. Escuchemos la segunda lectura.
7
Segunda Lectura
1 Juan 4, 7-16
Lectura de la primera carta de Apóstol Juan
Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el

amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo
conoce. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su
Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él. En
esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios,
sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido
como sacrificio por el perdón de nuestros pecados. Queridos
hermanos, ya que Dios nos ha amado así, también nosotros
debemos amarnos los unos a los otros. Nadie ha visto jamás a
Dios, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece
entre nosotros, y entre nosotros su amor se ha manifestado
plenamente. ¿Cómo sabemos que permanecemos en él, y que él
permanece en nosotros? Porque nos ha dado de su Espíritu. Y
nosotros hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo
para ser el Salvador del mundo. Si alguien reconoce que Jesús es
el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros
hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor.
El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.
Palabra de Dios.
El Pueblo responde
Te alabamos, Señor
8
Monición al Evangelio
El evangelio de hoy nos muestra la ternura con que Jesús acoge a

los pequeños. El quería que los pobres encontraran en Él la paz y
el descanso. Este contexto pone de relieve el que los pobres son
quienes entienden y aceptan la sabiduría del Reino de Dios. Los
invito hermanos a ponernos de pie para aclamar con gozo el
Santo Evangelio. Cantamos.
Evangelio
Mateo 11, 25-30
+ Proclamación del Santo Evangelio según san

Mateo
El pueblo Responde
Gloria a ti, Señor.
Lectura del Evangelio
En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: Yo te bendigo,

Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas
cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí,
Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado
por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le
conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar. «Venid a mí todos los que estáis fatigados y
sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi
yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave
y mi carga ligera.
Palabra del Señor
El pueblo Responde
9
Gloria y honor a ti Señor Jesús
Rito de la Ordenación
Después del evangelio, se inicia la ordenación del diácono. Don Manuel, con la mitra puesta, se sienta
en la sede.
Animador:
Nos preparamos para participar del rito de la ordenación diaconal.
Presentación del Candidato

El Padre Manuel, llama al ordenando, diciendo:
Padre Manuel:
Acérquese el que va a ser ordenado diácono:
El Seminarista: Juan Carlos Borrero Simón
El ordenando se pone de pie y responde:
Presente.
Luego se acerca al presbiterio, hace una reverencia y toma la ubicación señalada quedándose de pie
Petición de la ordenación.
Animador:
El padre Marcos Guerra Romero, Director del Distrito en

Formación de Chile, del Instituto secular Voluntas Dei, pide a
nuestro obispo la ordenación diaconal.
10
Reverendo Padre Marcos Guerra:
Reverendísimo Padre, la Santa Madre Iglesia pide que ordenes

Diácono a este hermano nuestro.
El Arzobispo (Don Manuel) le pregunta:
¿Sabes si es digno?
El reverendo Padre Marcos Guerra
Según el parecer de quienes lo presentan, y después de consultar

al pueblo cristiano, doy testimonio que ha sido considerado
digno.
El Arzobispo (Don Manuel):
Con el auxilio de Dios y de Jesucristo, nuestro Salvador,

elegimos a este hermano nuestro para el Orden de los diáconos.
Animador:
Manifestemos nuestra aceptación con el canto:

Coro:
Te damos gracias, Señor.
Homilía
Compromiso del celibato
11
Animador:
El elegido para el diaconado manifiesta públicamente su

compromiso del celibato antes de su ordenación.
Juan Carlos se presenta ante Don Manuel para manifestar públicamente su compromiso, permanece de
pie ante él, mientras Don Manuel sentado con mitra y báculo lo exhorta con estas palabras:
Querido Hijo, has venido libremente a pedir el Orden del

diaconado; ejercerás este ministerio observando el celibato, que
es a la vez signo y constante estímulo de caridad pastoral y
fuente de fecundidad espiritual en el mundo.
Movido, pues, por el amor a Cristo y en una entrega total a él,

vivirás en este estado consagrado al Señor de una manera nueva
y más excelsa. Así, estarás unido a Cristo de todo corazón, te
dedicarás al servicio de Dios y de los hombres con mayor
libertad de ánimo y con mayor entrega podrás así ejercer este
ministerio de salvación.
De esta manera, por tu conducta y ejemplo, darás testimonio a

los hermanos de que Dios debe ser amado sobre todas las cosas,
preferido entre todas las personas y servido en todos los
hombres, nuestros hermanos.
Por tanto, ¿quieres, ante Dios y ante la Iglesia, en señal de tu

entrega a Cristo, el Señor, guardar perpetuamente el celibato por
el Reino de los cielos y para el servicio de Dios y de los
hombres?
Juan Carlos responde
Sí, quiero.
El Arzobispo (Don Manuel) añade:
12
El Señor te conceda perseverar en tu santo compromiso.
Juan Carlos responde:
Amén.
Examen.
Animador:
Nuestro Arzobispo, Don Manuel Donoso, examina el querer y el

compromiso de nuestro hermano Juan Carlos, quien promete
obediencia.
Nuestro Arzobispo, Don Manuel Donoso, sentado con mitra y báculo pregunta a Juan Carlos que está
de pie ante el, diciendo:
Querido Hijo, antes de entrar en el orden de los diáconos, debes

manifestar, ante el pueblo, tu voluntad de recibir este ministerio.
¿Quieres consagrarte al servicio de la Iglesia, por la imposición

de mis manos y la gracia del Espíritu Santo?
Sí, quiero.
El Arzobispo, Don Manuel Donoso:
¿Estás dispuesto a desempeñar, con humildad y amor, el

ministerio de Diácono, como colaborador del Orden sacerdotal y
en bien del pueblo cristiano?
Sí, estoy dispuesto.
13
¿Estás dispuesto a vivir el misterio de la fe con alma limpia y de

palabra y obra proclamar esta fe, según el Evangelio y la
Tradición de la Iglesia?
Sí, estoy dispuesto.
¿Quieres mantener y fomentar el espíritu de oración que

corresponde a tu manera de vida y, en ese espíritu, según tu
estado, cumplir fielmente con la celebración de la Liturgia de las
Horas, en nombre de la Iglesia, más aún, en nombre de toda la
humanidad?
Sí, quiero.
¿Quieres imitar siempre en tu vida el ejemplo de Cristo, cuyo

Cuerpo y Sangre servirán en el altar?
Sí, quiero hacerlo, con la ayuda de Dios.
Don Manuel deja el báculo
Después de esta respuesta, Juan Carlos se acerca a Don Manuel y, arrodillado ante él, ponen sus manos
juntas entre las manos del obispo.
El guía introduce este momento con la siguiente monición:
Animador:
14
Juan Carlos promete obediencia a nuestro Obispo y a sus

sucesores.
El Arzobispo, Don Manuel Donoso, pregunta:
¿Prometes obediencia y respeto a mí y a mis sucesores?
Prometo.
Dios que comenzó en ti esta buena obra, Él mismo la lleve a

término.
Letanías de los santos.

Animador:
Nos ponemos de pie para invocar juntos a Dios, por este

hermano, a través de la intercesión de Cristo Jesús, de María
santísima y de todos los santos.
Luego, todos se levantan; el Arzobispo, Don Manuel Donoso, de pie en su sede, sin mitra, y con las
manos juntas, exhorta al pueblo diciendo:
Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso, para que

bondadosamente derrame la gracia de su bendición sobre este
siervo suyo, a quien ha llamado al Sagrado Orden de los
diáconos.
15
Animador:
Pongámonos de rodillas.
El Arzobispo, Don Manuel Donoso, se arrodilla ante su sede y todos se arrodillan.
Juan Carlos se postra.
El Cantor comienza las letanías.
Señor, Ten Piedad Señor, Ten Piedad

Cristo, Ten Piedad Cristo, Ten Piedad
Señor, Ten Piedad Señor, Ten Piedad
Santa María, Madre de Dios Ruega por nosotros
San Miguel Ruega por nosotros
Santos ángeles de Dios Rueguen por nosotros
San Juan Bautista Ruega por nosotros
San José Ruega por nosotros
Santos Pedro y Pablo Rueguen por nosotros
San Andrés Ruega por nosotros
San Juan Ruega por nosotros
San Bartolomé Ruega por nosotros
San Marcos Ruega por nosotros
Santa María Magdalena Ruega por nosotros
Santa Marta Ruega por nosotros
San Esteban Ruega por nosotros
San Ignacio de Antioquia Ruega por nosotros
San Lorenzo Ruega por nosotros
Santas Perpetua y Felicidad Rueguen por nosotros
Santa Inés Ruega por nosotros
San Gregorio Ruega por nosotros
San Agustín Ruega por nosotros
San Atanasio Ruega por nosotros
San Basilio Ruega por nosotros
San Martín Ruega por nosotros
16
San Benito Ruega por nosotros

San Isidro Ruega por nosotros
Santa Elena Ruega por nosotros
Santa Filomena Ruega por nosotros
Santos Francisco y Domingo Rueguen por nosotros
San Antonio de Padua Ruega por nosotros
San Francisco Javier Ruega por nosotros
San Juan María Vianney Ruega por nosotros
Santa Catalina de Siena Ruega por nosotros
Santa Teresa de Ávila Ruega por nosotros
Santa Rosa de Lima Ruega por nosotros
San Francisco de Borja Ruega por nosotros
San Luis Gonzaga Ruega por nosotros
San Marcelino Champagnat Ruega por nosotros
San Vicente de Paul Ruega por nosotros
San Alfonso María Fusco Ruega por nosotros
San José de Calasanz Ruega por nosotros
San Alfonso María de Ligorio Ruega por nosotros
San Antonio María Zacarías Ruega por nosotros
San Juan Bosco Ruega por nosotros
San Antonio María Claret Ruega por nosotros
San Damián de Molokai Ruega por nosotros
San José María Escrivá de Balaguer Ruega por nosotros
Santa Teresa de Los Andes Ruega por nosotros
San Alberto Hurtado Ruega por nosotros
Todos los santos y santas de Dios Rueguen por nosotros
Muéstrate propicio Líbranos, Señor.
De todo mal Líbranos, Señor.
De todo pecado, Líbranos, Señor.
De la muerte eterna, Líbranos, Señor.
Por tu encarnación, Líbranos, Señor.
Por tu muerte y resurrección, Líbranos, Señor.
Por la efusión del Espíritu Santo, Líbranos, Señor.
Nosotros que somos pecadores Te rogamos, óyenos
17
Para que gobiernes y conserves a tu

santa Iglesia, Te rogamos, óyenos
Para que asistas al papa y a todos los
miembros del clero en tu servicio
santo, Te rogamos, óyenos
Para que concedas paz y concordia a
todos los pueblos de la tierra, Te rogamos, óyenos
Para que nos fortalezcas y asistas en tu
servicio santo, Te rogamos, óyenos
Para que bendigas a este elegido, Te rogamos, óyenos
Para que bendigas y santifiques a este
elegido. Te rogamos, óyenos
Para que bendigas, santifiques y
consagres a este elegido. Te rogamos, óyenos
Jesús, Hijo de Dios Vivo Te rogamos, óyenos
Cristo, óyenos Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos Cristo, escúchanos
Acabada las letanías, El Arzobispo, Don Manuel, se pone de pie, con las manos extendidas, dice:
Señor y Dios nuestro, escucha nuestras súplicas, confirma con tu

gracia este ministerio que realizamos y bendice a quien elegimos
para tu servicio. Por Jesucristo Nuestro Señor.
El pueblo Responde
Amén
Animador:
Pueden ponerse de pie.

Y todos se ponen de pie.
Después el Arzobispo, Don Manuel, se dirige donde está el ordenando
18
Imposición de las manos.

Animador:
La imposición de las manos y la oración consecratoria de nuestro

obispo son los elementos del sacramento del orden que consagran
como diácono a quienes han sido llamados. Nos unimos con nuestra
oración silenciosa a la oración de la Iglesia pidiendo el don del
Espíritu Santo.
Juan Carlos se arrodilla
El Arzobispo, Don Manuel, con mitra se acerca a él y le impone las manos en la cabeza sin decir
nada.
Oración consecratoria.
Estando el elegido arrodillado ante el Arzobispo, Don Manuel, sin mitra y con las manos extendidas
dice la oración consecratoria:
Padre celestial,
Dios de poder y sabiduría,
que distribuyes la responsabilidades,
los oficios y los ministerios,
inmutable en ti mismo,
todo lo renuevas y lo ordenas
por tu Palabra, tu sabiduría y tu fuerza,
Jesucristo, tu Hijo y Señor nuestro;
con tu providencia eterna,
todo lo tienes previsto.
y concedes en cada momento lo que conviene.
Tú haces crecer a la Iglesia, Cuerpo de Cristo,

y enriquecida con dones diversos,
hermosamente construida con miembros distintos
y unificada mediante admirable estructura,
19
la edificas como templo de tu gloria.
Así, estableciste, Señor,

que hubiera tres órdenes de ministros
para tu servicio,
del mismo modo que, en la antigua alianza,
habías elegido a los hijos de Leví
para que sirvieran al templo
y, como herencia,
poseyeran una bendición eterna.
Así, también, en los comienzos de la Iglesia,

Los apóstoles de tu Hijo,
movidos por el Espíritu Santo,
eligieron siete hombres de buena fama,
como auxiliares suyos en el servicio cotidiano;
mediante la oración e imposición de manos,
los dedicaron al servicio de los pobres,
para poder entregarse ellos, con mayor empeño,
a la oración y a la predicación de la palabra.
Te pedimos, Señor,
que mires con bondad
a este, tu siervo,
a quien consagramos para el Orden del diaconado
al servicio del altar.
ENVIA SOBRE EL, SEÑOR,

EL ESPIRITU SANTO,
PARA QUE, FORTALECIDO
CON TU GRACIA DE LOS SIETE DONES,
DESEMPEÑEN CON FIDELIDAD SU MINISTERIO.
Derrama sobre él en abundancia
20
todas las virtudes:

el amor sincero,
la solicitud por los enfermos y los pobres,
la autoridad discreta,
la pureza sin tacha,
una vida siempre según el Espíritu;
cumpla en todo tus mandamientos,
y que el ejemplo de su castidad
suscite la imitación del pueblo santo.
Que, sostenido por el testimonio

de su buena conciencia,
persevere firme y constante en Cristo,
de forma que, imitando en la tierra a tu Hijo,
que no vino a ser servido, sino a servir,
merezca reinar con él en el cielo.
Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,

que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Respuesta:
Amén.
Imposición de la estola y la dalmática.

Acabada la oración consecratoria, Don Manuel, con la mitra puesta, se sienta. Juan Carlos se pone de
pie, y algún diácono o presbítero, le coloca la estola, según el modo diaconal y lo reviste con la
dalmática.
Animador:
Familiares y amigos los ayudarán a revestirse con los signos

propios de su nuevo ministerio.
21
La Estola, signo del servicio a Cristo y la dalmatica, signo de la

caridad de Cristo que debe manifestarse y vivirse intensamente
en este ministerio.
Entrega del libro de los Evangelios.

Animador:
El diácono Juan Carlos recibe el libro de los evangelios
Un diácono trae el Evangeliario desde el altar y se lo pasa al obispo
Juan Carlos, con las vestiduras diaconales, se acerca al Arzobispo, Don Manuel Donoso, y se arrodilla
ante él.
El arzobispo le entrega el Libro de los evangelios, diciendo:
Recibe el Evangelio de Cristo,

del cual has sido constituido mensajero;
ten presente que debes creer la Palabra de Dios
que proclamas y hacer de ella norma de tu vida.
Abrazo de paz
El Arzobispo, Don Manuel, le da el abrazo de paz, diciendo:
La Paz Sea Contigo.

Juan Carlos Responde:
Y con tu espíritu.
El Arzobispo, Don Manuel, presenta a la asamblea al nuevo diácono. Juan Carlos recibe el
saludo de sus hermanos diáconos Permanentes.
Animador:
22
Nuestro nuevo hermano Diacono, recibe el saludo de sus hermanos

diáconos permanentes.; bendigamos a Dios por la consagración de
nuestro nuevo diácono. Cantemos con un espíritu alegre y agradecido.
LITURGIA EUCARISTICA
Presentación de las ofrendas.

Animador:
Presentamos ante el altar los dones de pan y vino, los que se

convertirán en cuerpo y sangre de Cristo, alimento de vida
eterna.
Presentamos, también, signos de la misión evangelizadora a la

que Juan Carlos está llamado en medio del mundo, con el fin de
construir la paz y la fraternidad en Jesucristo.
Presentamos luz, sal y levadura: para poder iluminar y acrecentar

la fe en tantos hermanos y hermanas que buscan a Dios en medio
de las realidades temporales, brindándoles bienestar,
acogiéndolos y haciéndolos sentir parte de esta gran familia que
es la iglesia, siendo en medio del mundo fuente de vitalidad y
amor.
Presentamos, a la vez, la foto de nuestro fundador, el Padre Louis

Marie Parent, quien hace dos años ha partido a la casa de nuestro
Padre, el cual, día a día nos ilumina y sostiene en esta bella obra
que Dios le ha encomendado.
Presentamos los Frutos de la tierra y del trabajo de nuestros

hermanos, de pan de azúcar, frutos del esfuerzo y dedicación que
23
día a día colocan en cada una de sus labores a realizar, y la

cuales, hoy presentan a nuestro Padre Dios.
Acompañamos estas ofrendas cantando.
El nuevo diácono junto a otro preparan el altar
Oración Sobre las Ofrendas
El Arzobispo:
Padre santo,
tu Hijo quiso lavar los pies a sus discípulos para darnos ejemplo;
recibe los dones que te presentamos en esta liturgia
y, al ofrecernos como víctima espiritual,
concédenos crecer en humildad y amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio II de las Ordenaciones

CRISTO, ORIGEN DE TODO MINISTERIO ECLESIAL
Nuestro Arzobispo, Don Manuel, comienza la plegaria eucarística con el prefacio.
V. El Señor esté con ustedes. R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario
En verdad es justo y necesario,

alabarte y darte gracias,
Padre santo, Dios omnipotente y misericordioso,
de quien proviene toda paternidad
en la comunión del Espíritu.
En tu Hijo Jesucristo, sacerdote eterno,

siervo obediente,
24
pastor de los pastores,

has puesto el origen y la fuente de todo ministerio,
en la viva tradición apostólica
de tu pueblo peregrino en el tiempo.
Con la variedad de los dones y de los carismas
tú eliges dispensadores de los santos misterios,
para que en todas las naciones de la tierra
se ofrezca el sacrificio perfecto,
y con la Palabra y los sacramentos
se edifique la Iglesia,
comunidad de la nueva alianza,
templo de tu gloria.
Por este misterio de salvación,

unidos a los ángeles y a los santos,
cantamos con gozo el himno de tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
Plegaria Eucarística II
Santo eres en verdad, Señor,

fuente de toda santidad;
JUNTA LAS MANOS y manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas dice
Por eso te pedimos que santifiques estos dones

Con la efusión de tu Espíritu,
JUNTA LAS MANOS y traza el signo de la cruz junto al pan y al cáliz juntamente, diciendo:
De manera que sean para nosotros

Cuerpo + Sangre
25
de Jesucristo, Nuestro Señor.
JUNTA LAS MANOS
El mismo, cuando iba a ser entregado a su pasión,

voluntariamente aceptada,
TOMA EL PAN y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar prosigue:
tomó pan, dándote gracias, lo partió

y lo dio a sus discípulos diciendo.
Se inclina un poco
"Tomad y Comed todos de él,

porque esto es mi cuerpo
que será entregado por vosotros"
MUESTRA el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo
genuflexión.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice:
tomó el cáliz,
y dando gracias de nuevo,
lo pasó a sus discípulos, diciendo:
Se INCLINA un poco.
" Tomad y bebed todos de él,

porque este es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada por vosotros
26
y por muchos
para el perdón de los pecados
Haced esto en conmemoración mía.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.
Luego dice:
Este es el Sacramento de nuestra fe.

Y el pueblo prosigue aclamando:
Anunciamos tu muerte,
Proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
Así, pues, Padre,

al celebrar ahora
el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo,
te ofrecemos el Pan de vida y el Cáliz de salvación,
y te damos gracias
porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.
Te pedimos humildemente
Que el Espíritu Santo
Congregue en la unidad
a cuantos participamos
del Cuerpo y Sangre de Cristo.
C1 Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra:

y con el papa Benedicto XVI,
con nuestro obispo Manuel
( obispo aux.: conmigo indigno siervo tuyo)
y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también de este hijo tuyo
27
que has constituido hoy ministro de la Iglesia,

y de todos los pastores que cuidan de tu pueblo.
C2 Acuérdate también de nuestros hermanos
que se murieron en la esperanza de la resurrección
y de todos los que han muerto en tu misericordia,
admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros,
y así con María, la Virgen Madre de Dios,
los apóstoles
y cuantos vivieron en tu amistad
a través de los tiempos,
merezcamos, por tu Hijo Jesucristo,
compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
Toma la patena, con el pan consagrado, y Uno de los ordenandos (o ambos) sostiene el cáliz y,
elevándolos Don Manuel dice:
CC Por Cristo, con él y en él,

o A ti, Dios Padre omnipotente,
CP en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
El Pueblo aclama:
Amén.
RITO DE LA COMUNIÓN.
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el Arzobispo, con las manos juntas. Dice:
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el

Espíritu Santo que se nos ha dado; digamos con fe y esperanza:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
28
Padre Nuestro…
El Arzobispo, con las manos extendidas, prosigue él solo:
Líbranos de todos los males. Señor,

y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.
Junta las manos.
El pueblo concluye la oración, aclamando:
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre. Señor.

Después el Arzobispo, con las manos extendidas, dice en voz alta:
Señor Jesucristo,
que dijiste a tus apóstoles:
“La paz les dejo, mi paz les doy”,
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
El pueblo responde:
Amén.
El Arzobispo, extendiendo y juntando las manos, añade:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
29
El pueblo responde:
Y con tu espíritu
Luego, el neodiácono, Juan Carlos, añade:
Dense fraternalmente la paz.
Y todos, según la costumbre del lugar, se dan la paz.
Luego se canta:
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
El Arzobispo hace genuflexión, toma el pan consagrado y. sosteniéndolo un poco elevado

sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:
Este es el Cordero de Dios,

que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Y, juntamente con el pueblo, añade:
Señor, no soy digno

De que entres en mi casa,
pero una palabra tuya
bastará para sanarme.
El nuevo diácono ayuda a distribuir la comunión
Comunión
Animador:
Nos acercamos a recibir a Jesús sacramentado, Este es el Pan del

Cielo, un pan vivo que nos habla de siembra y de cosecha, un
pan solidario que no sirve para ser acaparado sino para ser
30
compartido y celebrado en Comunidad. Es un pan que se parte y

se reparte. Este Pan del Cielo, lo bendice, lo parte con sus manos
llagadas por amor y nos lo sirve el mismo Señor resucitado.
Hermanos acerquémonos a recibir el cuerpo de Cristo.
Terminada la comunión se mantiene un momento en silencio
Oración después de la comunión
El Arzobispo
Padre, concede a tus hijos,

alimentados con esta eucaristía,
ser fieles ministros del Evangelio,
de los sacramentos y de la caridad,
para gloria tuya y salvación de los creyentes.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Animador:
Tomemos asiento. El Diácono Juan Carlos Borrero Simón dará

los agradecimientos a la comunidad presente.
Juan Carlos desde el lugar del animador se dirige a la asamblea
Animador:
Nos ponemos de pie para recibir la bendición
Bendición
El Arzobispo, Don Manuel, con mitra, invoca la bendición, diciendo:
El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde:
31
Y con tu espíritu
El ordenado se pone de pie frente al Arzobispo e inclina la cabeza
El Arzobispo con las manos extendidas sobre el ordenado y el pueblo dice:
Dios Padre, que te ha llamado

para el servicio de los hombres a su Iglesia,
te conceda una gran solicitud hacia todos,
especialmente hacia los pobres y afligidos.
El ordenado y el pueblo Responden:
Amén.
El Arzobispo prosigue:
Él, que te ha confiado

la misión de predicar el Evangelio de Cristo,
te ayude a vivir según su Palabra,
para que seas su testigo entusiasta y sincero.
El ordenado y el pueblo Responden:
Amén.
El Arzobispo prosigue:
Él, que te hizo dispensador de sus sacramentos

te conceda ser imitador de su Hijo Jesucristo,
para ser en el mundo ministro de unidad y de paz
Amén.
El ordenado vuelve a su lugar
El Arzobispo, Don Manuel, recibe el báculo y dirigiéndose al pueblo dice:
Y a todos ustedes, que están aquí reunidos,

32
Los bendiga Dios todopoderoso,

Pa + dre, Hi + jo y Espíritu + Santo,
El ordenado y el Pueblo Responden
Amén
Juan Carlos hace el envío, diciendo:
La alegría del Señor sea nuestra fuerza. Pueden ir en paz.
El pueblo responde
Demos gracias a Dios
Animador:
Como Iglesia, encomendemos a nuestro nuevo diácono a la

protección de María Santísima, Pidiendo por su vocación, y por
todos quienes han regalado sus vidas al Señor con un Sí generoso
a ejemplo de María. Los invito a rezar juntos la Oración a María
Reina de los Apóstoles por las vocaciones.
Diciendo todos Juntos:
María, Madre, Maestra y reina de los Apóstoles

Multiplica los llamados al sacerdocio y a la vida consagrada
Ellos son, en el corazón de la Iglesia y el mundo
Signo de la presencia de Dios y de su amor gratuito
Con la oración, la penitencia y el trabajo misionero
Son la sal de la tierra,
Consolando a los que sufre, orientando y animando a todos
Y dando testimonio del reino de Dios.
María, alcanza todos los llamados,
Una fidelidad dinámica, y una continua renovación,
Para que ellos crezcan hasta la plenitud de Cristo
Madre de los Sacerdotes, reina de los consagrados
33
Concédeles compartir su gloria,

Por siempre en Dios.
Amén.
Coro inicia el canto de salida
Procesión de salida
34

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Eucaristía Ordenación Diaconal

Seminarista Juan Carlos Borrero Simón

Eucaristía Ordenación Diaconal

Queridos hermanos y hermanas en la Fe: Bienvenidos a la Casa del

En nuestra parroquia María Reina de los Apóstoles, se encuentra la

Nos Unimos en esta celebración comprometiendo nuestra oración, por

Nos ponemos de pie, para iniciar nuestra celebración, recibiendo, a

Cantamos junto al coro.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

El Dios de la esperanza, que por la acción del Espíritu Santo nos

Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados misterios,

Tú que eres el camino que conduce al Padre: Señor ten Piedad

Señor, ten Piedad

Cristo, ten Piedad

Tú que eres la vida que renueva al mundo: Señor ten Piedad

Señor, ten Piedad

El Arzobispo concluye con la siguiente plegaria:

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone

Dios nuestro, que enseñaste a los ministros de tu Iglesia a no

Al final de la oración el pueblo aclama:

Monición a la Primera Lectura

En la primera lectura de hoy contemplamos el libro del

Escuchemos con atención esta primera lectura.

Lectura de libro del Eclesiástico

Hijo, si te decides a servir al Señor, prepara tu alma para la

Tú que habitas al amparo del Altísimo,

El te libra de la red del cazador

No temerás los miedos de la noche

Basta que tengas tus ojos abiertos

No podrá la desgracia dominarte

En sus manos te habrán de sostener

“Pues a mí se acogió, lo librare,

Monición a la Segunda Lectura

La cumbre de la vida cristiana es vivir el amor en el amor. Dios

Lectura de la primera carta de Apóstol Juan

Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el

El evangelio de hoy nos muestra la ternura con que Jesús acoge a

+ Proclamación del Santo Evangelio según san

Gloria a ti, Señor.

Lectura del Evangelio

En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: Yo te bendigo,

Palabra del Señor

Gloria y honor a ti Señor Jesús

Nos preparamos para participar del rito de la ordenación diaconal.

Presentación del Candidato

Acérquese el que va a ser ordenado diácono:

El Seminarista: Juan Carlos Borrero Simón

El ordenando se pone de pie y responde:

El padre Marcos Guerra Romero, Director del Distrito en

Reverendo Padre Marcos Guerra:

Reverendísimo Padre, la Santa Madre Iglesia pide que ordenes

El reverendo Padre Marcos Guerra

Según el parecer de quienes lo presentan, y después de consultar

El Arzobispo (Don Manuel):

Con el auxilio de Dios y de Jesucristo, nuestro Salvador,

Manifestemos nuestra aceptación con el canto:

Te damos gracias, Señor.

Compromiso del celibato

El elegido para el diaconado manifiesta públicamente su

Querido Hijo, has venido libremente a pedir el Orden del

Movido, pues, por el amor a Cristo y en una entrega total a él,

De esta manera, por tu conducta y ejemplo, darás testimonio a

Por tanto, ¿quieres, ante Dios y ante la Iglesia, en señal de tu