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La función social de la propiedad

Por lo general cuando se habla de la función social de la propiedad se refiere a


que los derechos de propiedad deben estar limitados y regulados por la ley, con la
intención de que los dueños tengan, además de derechos, responsabilidades con
la sociedad.
León Duguit expuso que era necesario establecer límites al ejercicio absoluto del
derecho de propiedad por parte de su titular, y que dicho límite habría de
establecerlo el bienestar colectivo. Se trataba que sólo fuera posible ejercitar el
derecho concedido por la ley hasta el umbral en que éste no resultara nocivo o
perjudicial a los intereses del grupo o la sociedad misma; ejemplo de esto es el
artículo 468 de nuestro Código Civil “Defensa de la propiedad: el propietario tiene
derecho de defender su propiedad por los medios legales y de no ser perturbado
en ella; si antes no ha sido citado, oído y vencido en juicio”.
La función social de la propiedad radica en que los bienes sean productivos tanto
para su dueño como a la comunidad es decir que satisfaga las necesidades del
titular y también del resto de la sociedad.
Teniendo en cuenta esta función social se puede decir que la propiedad tiene un
límite cuando entra en conflicto con el interés público .Tal conflicto debe cederse a
favor del interés de la colectividad.
Se cumple con la función social de la propiedad cuando a esta última se le da una
utilidad que beneficia a toda la sociedad en general.
Como sabemos la definición de propiedad se encuentra estipulada en nuestro
Código Civil en su artículo 464 “La propiedad es el derecho de gozar y disponer de
los bienes dentro de los limites y con las observancia de las obligaciones que
establecen las leyes”.
El propietario, en ejercicio de su derecho, no puede realizar actos que causen
perjuicio a otras personas y especialmente en sus trabajos de explotación
industrial, está obligado a abstenerse de todo exceso lesivo a la propiedad del
vecino. La propiedad del predio se extiende al subsuelo y al sobresuelo, hasta
donde sea útil al propietario, salvo disposiciones de leyes especiales. En un predio
no pueden hacerse excavaciones o construcciones que debiliten el suelo de la
propiedad vecina, sin que se hagan las obras de consolidación indispensables
para evitar todo daño ulterior.
Todo propietario tiene derecho de obligar a los vecinos propietarios o poseedores,
al deslinde y amojonamiento. Así mismo todo propietario debe cerrar su fundo, del
modo que lo estime conveniente o lo dispongan las leyes y reglamentos
municipales; salvo los derechos de servidumbre.
Nadie puede construir a menos de dos metros de distancia de una pared ajena o
medianera, aljibes, pozos, cloacas, letrinas, acueductos, hornos, fraguas,
chimeneas, establos, ni depósitos de agua ni de materias corrosivas, sin construir
las obras de resguardo necesarias.
No se debe plantar árboles cerca de una heredad ajena, sino a distancia no menor
de tres metros de línea divisoria, si la plantación se hace de árboles grandes, y de
un metro si la plantaciones de arbustos o arboles pequeños. Si las ramas de losa
árboles se extienden sobre alguna heredad, jardines o patios vecinos, el dueño de
estos tendrá derecho de reclamar que se corten en cuanto se extiendan sobre sus
propiedades; los frutos de las ramas que se extienden sobre el predio del vecino
pertenecen a éste.
Si un edificio o pared amenazare peligro, podrá el propietario ser obligado a su
demolición o a ejecutar las obras necesarias para evitarlo.
Debe establecerse que siempre ha existido una idea de socialización de la
propiedad, no como fundamento de una ideología sino como un hecho simple
enmarcado en la razón que el propietario ha de tener en cuenta a sus vecinos
para el ejercicio de su derecho.
Al iniciarse el presente siglo la noción del derecho de propiedad osciló, de la
posición ius privatista (cuyo génesis fue de la Revolución Francesa) a una posición
transpersonalista que rebasaba el egoísmo que encerraba la primera, limitando su
ejercicio en función del conglomerado.
La Concepción Romanista rediviva por el Código Napoleónico acentuaba la tónica
del dominio en la existencia de poderes absolutos pero en la actualidad partiendo
de las ideas de León Duguit junto a las facultades generales de disposición,
coexisten límites para tales facultades llegándose, incluso, hasta, establecer
deberes para quien ejercito este derecho radicando el paradigma de los mismo en
que el derecho de propiedad como señala Ruiz Giménez, además de satisfacer
las necesidades personales de su titular, tiene esencialmente que contribuir al bien
del conjunto.
En esta orientación es partícipe fundamental el Estado, quien debe velar porque el
ejercicio de este derecho se someta a la concepción explicada, con ese afán ha
surgido la figura jurídica de la expropiación que consiste según Ripert y Boulanger,
“en hacer desaparecer el derecho del propietario sobre un inmueble y transferir
ese inmueble por cesión forzosa al dominio del Estado”; “Un interés superior
(señalan estos autores) ordena el sacrificio de la propiedad privada”.
En nuestro país el Decreto 529 del Congreso de la República (Ley de
Expropiación) regula lo relativo a este tópico y en la misma se establece que los
trámites correspondientes a este asunto se incoaran en virtud de utilidad o
necesidades públicas o interés social.
La ley citada establece en su artículo primero que se entiende por utilidad o
necesidad pública o interés social todo lo que tiende a satisfacer una necesidad
colectiva bien sea de orden material o espiritual.
Declarar la utilidad y necesidad de la medida es atribución del Congreso de la
República, ventilándose los trámites de rigor ante la Gobernación Departamental
que proceda.
El proceso de expropiación puede ser solicitado por el Estado, por las
municipalidades, por los contratistas o concesionarios de los servicios públicos y
por la Universidad de San Carlos.
Todos los bienes que están en el comercio de los hombres están sujetos al trámite
de expropiación previo pago de la indemnización correspondiente.
Esta indemnización será comprensiva no solo del valor de la cosa, sino también
de los daños, los desmerecimientos que se produzcan en los bienes y las
erogaciones que cause la expropiación. Será fijada por convenio mutuo o por
dictamen pericial.
Aunque la ley en cuestión no lo establece taxativamente, se infiere que el
procedimiento de expropiación implica dos fases que son las siguientes:
 Fase voluntaria: El expropiante, señala un término que no puede ser
menos de cinco días ni mayor de diez, para que el propietario fije el precio
que pretende. Si hay acuerdo entre las partes, el procedimiento concluye.

Puede suceder que el propietario esté ausente, por lo que existiendo esta
situación será citada por medio de edictos en el diario oficial. Si no se
presenta dentro de los quince días después de la última notificación, se le
continuará notificando a través de edictos.

 Fase contencioso administrativo: Esta procede cuando media alguna de


las siguientes circunstancias:
1. Cuando el propietario del inmueble no manifestare sus pretensiones
dentro del término de ley.
2. Cuando el propietario manifiesta sus pretensiones dentro del término de
la ley, pero estas excedan en un 30% el valor del inmueble declarado en
matricula fiscal.
3. Cuando las partes no se pongan de acuerdo respecto al precio.
4. Cuando el territorio nacional fuere invadido o bien exista amenaza de
invasión, o una grave perturbación del orden público.
5. Cuando los bienes objeto de la expropiación pertenezcan a incapaces,
menores o ausentes.
Esta segunda fase se tramita ante la gobernación departamental correspondiente.
El gobernador concede audiencia al propietario, la ley emplea el termino traslado
por siete días, este puede contestar oponiéndose o bien no contestar; en
cualquiera de ambos casos se abre a prueba el expediente durante 20 días.
Durante este periodo, serán nombrados expertos que deberán ser propuestos por
las partes o bien en caso de que éstas no lo hicieren por el gobernador.
Presentado los expertajes, el gobernador señala el término de cinco días para que
se otorgue la escritura traslativa, la que será autorizada por el escribano de
gobierno.
La expropiación se considera abandonada en el caso de que no se verifique
dentro del término de dos años, en el caso de bienes determinados y de cinco si
se trata de bienes indeterminados.
Para finalizar debe aclararse que el sentido social que se viene asignando al
derecho de propiedad, no es por cierto un adentramiento en las doctrinas
marxistas, sino que es un fenómeno que ha germinado dentro de la esfera del
mundo capitalista, siendo promovido hasta por la misma iglesia católica, institución
netamente conservadora, que ha reconocido a través de sus encíclicas, la
necesidad de la aplicación de este principio.
Bibliografía
Libros:
 Título: Los derechos reales
Autor: Juan Francisco Flores Juárez
4ª. Edición
Año de publicación: 2010
Ciudad: Guatemala
Publicado por: Ediciones Renacer
Páginas: 104-108
Introducción
Por lo general cuando se habla de la función social de la propiedad se refiere a
que los derechos de propiedad deben estar limitados y regulados por la ley, con la
intención de que los dueños tengan, además de derechos, responsabilidades con
la sociedad. La función social de la propiedad radica en que los bienes sean
productivos tanto para su dueño como a la comunidad es decir que satisfaga las
necesidades del titular y también del resto de la sociedad. Como sabemos la
definición de propiedad se encuentra estipulada en nuestro Código Civil en su
artículo 464 “La propiedad es el derecho de gozar y disponer de los bienes dentro
de los limites y con las observancia de las obligaciones que establecen las leyes”.
Debe establecerse que siempre ha existido una idea de socialización de la
propiedad, no como fundamento de una ideología sino como un hecho simple
enmarcado en la razón que el propietario ha de tener en cuenta a sus vecinos
para el ejercicio de su derecho. Todos los bienes que están en el comercio de los
hombres están sujetos al trámite de expropiación previo pago de la indemnización
correspondiente. El proceso de expropiación puede ser solicitado por el Estado,
por las municipalidades, por los contratistas o concesionarios de los servicios
públicos y por la Universidad de San Carlos. Esta indemnización será comprensiva
no solo del valor de la cosa, sino también de los daños, los desmerecimientos que
se produzcan en los bienes y las erogaciones que cause la expropiación. Será
fijada por convenio mutuo o por dictamen pericial.

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