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AFECTACION PREURAL

La patología pleural es, a menudo, un reflejo de la enfermedad pulmonar subyacente. En


procesos inflamatorios subpleurales localizados, como la neumonía o el infarto pulmonar, o
en enfermedades con un daño difuso, como el síndrome del distrés respiratorio agudo, el
derrame pleural suele estar presente debido a que el líquido extravascular se mueve por un
gradiente de presiones desde el intersticio pulmonar al espacio pleural a través del
mesotelio1. Por lo tanto, una lesión inflamatoria del tejido pleural o subpleural puede
producir un derrame pleural, sea de la naturaleza que sea. Así, en las enfermedades
sistémicas, el derrame pleural se produce, presumiblemente, por el aumento de la
permeabilidad capilar resultante de la inflamación existente, ya sea del tejido subpleural o
por afectación directa de la pleura. La severidad y la persistencia de la lesión determinarán
si la evolución es hacia la resolución o hacia la fibrosis pleura.

DERRAMES PREURALES INFLAMATORIOS


La pleura es una membrana epitelial de dos hojas; una interna, que envuelve el pulmón
adhiriéndose fuertemente a él, y otra externa, que se adhiere a la pared torácica. Queda
entre ambas una cavidad que contiene un líquido seroso. Tiene la misión de facilitar el
deslizamiento de los pulmones en la caja torácica, en la inspiración y expiración.
El derrame pleural consiste en un aumento de líquido en dicha cavidad.
La afectación patológica de la pleura es, con raras excepciones, una coplicacion secundaria
de alguna enfermedad subyacente. Las principales afecciones primarias de la pleura son:

1. las infecciones intrapleurales primarias de causa bacteriana.


2. la aparición de una neoplasia primaria de la pleura o mesotelioma.
El derrame pleural es una manifestación frecuente tanto de los procesos pleurales primarios
como de los secundarios. Normalmente, no hay más de 15 mL de un líquido claro, seroso y
relativamente acelular, que lubrica la superficie pleural.
Se observan acumulaciones de líquido en la pleura en cinco contextos.

 Aumento de la presión hidrostática, como en la insuficiencia cardiaca congestiva


derecha.
 Aumento de la permeabilidad vascular, como en la neumonía.
 Disminución de la presion oncótica como en el síndrome nefrótico.
 Aumento de la presión intrapleural negativa, como en la atelectasia.
 Disminución del drenaje linfático, como en la carcinomatosis mediastínica.
CLASIFICACIÓN
Podemos diferenciar distintos tipos de pleuritis:

1. Pleuritis seca o plástica: proceso limitado a la pleura visceral y en el que aparecen


pequeñas cantidades de líquido seroso amarillento y adherencias entre las
superficies pleurales. En la tuberculosis se producen adherencias con suma rapidez
y la pleura suele presentarse engrosada. En algunos casos, la adherencia y el
depósito de fibrina pueden ser tan importantes que pueden llegar a causar un
fibrotórax, que dificulta en gran medida los movimientos pulmonares.
2. Pleuritis exudativa o húmeda: se caracteriza por la producción de un exudado
inflamatorio con fibrina y de líquido en el espacio pleural, provocando la
adherencia entre las dos hojas. Cuando en la pleuritis húmeda se generan entre dos
y tres litros de líquido, este exudado puede acabar desencadenando una importante
limitación de espacio para el pulmón del mismo lado, dificultando el proceso
respiratorio. Por lo general, el líquido suele ser reabsorbido en el curso de pocas
semanas. Cuando esta clase de pleuritis no evoluciona favorablemente, puede
producirse una cicatrización del lado afectado. Estas cicatrices, que tienden a
retraerse, son muy rígidas y presentan un grosor de varios centímetros.
3. Pleuritis supurativa o purulenta: Es consecuencia de una infección bacteriana de la
pleura y se caracteriza por la secreción de pus, el cual puede ser acumulado en la
cavidad pleural. En algunos casos puede producirse un engrosamiento considerable
de la pleura parietal, y además, si el exudado purulento no es drenado puede llegar
a desencadenar un pioneumotórax con fístula broncopleural. En un menor número
de casos, las sustancias purulentas disecan la pared torácica, originando lo que se
denomina como empiema necessitatis.
4. Pleuritis hemorrágica: procede de una neoplasia o de un proceso tuberculoso, su
característica más importante es la presencia de eritrocitos (también existe fibrina y
líquido) en la cavidad pleural. A diferencia de lo que se conoce con el nombre
dehemotórax, la pleura se ve afectada por el proceso inflamatorio y el líquido se va
acumulando lentamente con el paso del tiempo.
5. Pleuritis tuberculosa: se produce como consecuencia de la infección de la cavidad
pleural por Mycobacterium tuberculosis, que por lo general aparece tras la
primoinfección tuberculosa. Se manifiesta por medio de un derrame pleural, que en
la mayor parte de las ocasiones es unilateral y de aspecto serofibrinoso, con un
elevado contenido proteico (ADA elevado). La magnitud del derrame y la
inflamación no están directamente vinculados a la cantidad de bacilos existentes,
debido a que en su patogenia se halla implicada una reacción inmunitaria mediada
por linfocitos T, que conducen a la extensa inflamación y a la formación de
granulomas.
6. Otras variantes: a parte de las variantes de pleuritis que se han mecionado, existen
otras muchas que se producen con una menor frecuencia:
Pleuritis diafragmática: es una variedad grave de la pleuritis aguda, que se limita a la zona
de membrana que tapiza la cara superior del diafragma, caracterizada por la aparición o
recrudecimiento de los síntomas febriles, disneicos o dolorosos, existiendo de forma
continuada un punto doloroso en el trayecto del nervio frénico en el cuello.

1. Pleuritis enquistada: es aquella en la que el derrame se encuentra contenido en


pequeñas bolsas formadas por membranas fibrinosas que compartimentan el
espacio pleural.
2. Pleuritis gangrenosa: es una variedad grave que consiste en la presencia de gangrena
en la pleura, y comúnmente, en el pulmón.
3. Pleuritis mediastínica: causa una inflamación localizada en la parte de la pleura que
limita con el mediastino, generalmente en la porción posterior.
4. Pleuritis metaneumónica: es una variante de la pleuresía purulenta que se debe a la
intervención del neumococo (Strptococcus pneumoniae).

SINTOMAS
El síntoma más frecuente de la pleuresía o pleuritis es el dolor torácico, que por lo general
tiene un comienzo súbito y varia en intensidad desde un malestar vago a un intenso dolor
punzante. La persona puede sentir el dolor sólo cuando respira profundamente o tose, o
bien puede tener un dolor persistente que empeora con la respiración profunda y la tos. La
inflamación de la membrana pleural externa es la causa del dolor que generalmente se
siente en la pared del tórax justo en el sitio de la inflamación. Sin embargo, el dolor se
puede sentir también, o solamente, en el abdomen o en el cuello y en los hombros (dolor
reflejo).
La respiración puede ser rápida y poco profunda porque respirar profundamente produce
dolor; los músculos del lado que duele se mueven menos que los del lado normal. Si se
acumula una gran cantidad de líquido, pueden separarse las capas de la pleura y de este
modo el dolor torácico desaparece. La gran acumulación de líquido puede causar dificultad
en la expansión de uno o de ambos pulmones al respirar, provocando distrés respiratorio.
Los síntomas que puede presentar una persona aquejada de pleuresía dependen de si la
pleuritis es seca o húmeda, aunque algunas manifestaciones, como la tos, la fiebre y el
dolor en el costado afectado son compartidas por ambas variantes.
- Síntomas de la pleuritis seca:

 Aparición repentina de dolor torácico, muy a menudo de carácter punzante, que se


puede ver incrementado ostensiblemente si el paciente tiene tos, estornuda, respira
profundamente o realiza movimientos bruscos con el pecho.
 Dolor continuado en los hombros y zonas circundantes, producido por la irradiación del
dolor torácico.
 Dolor al variar la posición del cuerpo.
 Disnea (dificultad respiratoria) más o menos intensa.
 Ligero aumento de la temperatura corporal o fiebre elevada.
 Tos seca e irritativa.
 Falta de vigor y pérdida del apetito.
- Síntomas de la pleuritis húmeda:

 Dolor torácico leve o inexistente, puesto que aunque pueda parecer paradójico, la
secreción de líquido provoca que las hojas pleurales se separen y no estén en contacto.
 Disnea (dificultad respiratoria) bastante intensa.
 Aparición de taquipneas (aceleración del ritmo respiratorio) con regularidad.
 Coloración azulada, negruzca o lívida de la piel en algunas partes del cuerpo; es lo que
se conoce con el nombre de cianosis.
 Notable aumento de la temperatura corporal, que puede ir acompañado de crisis febriles
súbitas.
 Tos seca e irritativa.
 Falta de vigor y pérdida del apetito.

DIAGNOSTICO
El diagnóstico de la pleuritis es habitualmente fácil porque el dolor es característico. Al
auscultar se perciben los roces pleurales. En el caso de que no se encuentren signos de
pleuritis en la radiografía se deben buscar fracturas de costillas, enfermedad pulmonar o un
pequeño derrame pleural.
Mediante la aplicación de la pleuroscopia, también conocida con el nombre de
toracoscopia, se puede realizar una exploración de la cavidad pleural mediante un aparato
provisto de un dispositivo óptico denominado pleuroscopio. Junto con esto se disponen de
pruebas complementarias como: CSC, toraconcentesis, ecografía de tórax, RM y análisis de
la muestra obtenida en la toracocentesis.
TRATAMIENTO
El tratamiento de la pleuritis está orientado de cara a la enfermedad subyacente.
- Infección bacteriana y viral: el tratamiento principal para estos casos consiste en el uso de
antibióticos y en algunos casos será necesaria la cirugía para drenar todo el líquido
infectado que se encuentra alojado en la cavidad pleural, por medio de una punción. Sin
embargo, si la pleuritis está causada por un virus no necesita que sea tratada con ninguna
clase de medicamentos, puesto que esta tenderá a desaparecer con el paso del tiempo
gracias a la respuesta del sistema inmune.

 Mitigación del dolor y de la tos: para reducir el dolor torácico y el dolor irradiado a
otras zonas del cuerpo, como el cuello o los hombros, se emplean analgésicos y
medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, generalmente en los casos de pleuritis
seca. En caso de que no sea posible aliviar el dolor, será necesario bloquear los nervios
intercostales. Además se le indicaran una serie de pautas como la recomendación de
respirar profundamente y toser tan pronto disminuya el dolor. La tos puede también ser
menos dolorosa cuando el propio paciente o un ayudante mantienen una almohada
firmemente apoyada contra la parte dolorosa del tórax.
BIBLIOGRAFIA

http://eusalud.uninet.edu/misapuntes/index.php/Patologia_de_la_pleura

http://www.archbronconeumol.org/es/enfermedades-sistemicas-
pleura/articulo/S0300289611000809/

CONCLUSIÓN

En conclusión, los pacientes con derrame pleural requieren una completa evaluación clínica
para identificarla posible causa. El tamaño y la ubicación del derrame. Los pacientes con
derrame maligno deben ser valorados para saber si el pulmón expande completamente
después de la evacuación Si el pulmón expande el derrame debe ser manejado con
esclerosis.

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