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II
Doble Grado Derecho y ADE
Juan María Abans Carrasco
Primer Cuatrimestre
Índice
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Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
El análisis del Estado en su dimensión finalista supone, a su vez, el examen de dos grandes
cuestiones:
Es suficiente una observación de la realidad para comprender que no es posible establecer una
lista de fines del Estado que sea válida para cualquier tiempo y lugar. La realidad demuestra, al
contrario, dos hechos muy importantes:
- en primer lugar, que los fines del Estado han variado y varían sustancialmente con el
paso de los años. Hoy el Estado asume fines inimaginables hace un tiempo, y ha dejado
de satisfacer fines que en otro momento fueron importantes.1
- en segundo lugar, hay que tener en cuenta también que, en un mismo periodo
histórico, Administraciones de un mismo tipo pueden variar en sus fines. Cuentan con
fines, por tanto, que no son absolutamente coincidentes.2
Ello significa que siempre se ha concluido en la dificultad de definir del Estado desde la
perspectiva de los objetivos que satisface. Todos los estudios en este sentido están abocados
al fracaso, pues nunca conseguiremos una lista de elencos de fines básicos, dado que estos
están en constante transformación. No obstante, a nivel doctrinal, hemos de decir que,
1
Hoy el Estado interviene en el mercado de la telefonía móvil, algo inimaginable hace algunos años,
sencillamente porque el desarrollo tecnológico lo impedía. Hace siglos, el Estado organizaba el
transporte mediante diligencias con caballos, algo impensable hoy.
2
Si pensamos en las Administraciones Autonómicas, las CCAA con litorales cuentan con competencias
sobre puertos marítimos, algo absolutamente sin sentido en CCAA de interior.
históricamente, han existido y existen tres grandes posicionamientos teóricos sobre el papel
que debe asumir el Estado, al margen de los objetivos concretos. Esos posicionamientos se
conocen respectivamente como las doctrinas individualistas, socialistas e intervencionistas:
Las doctrinas individualistas, que coinciden con el modelo económico liberal, son
aquellas que apuestan por reducir los fines del Estado al mantenimiento del orden
público. Ese es el único objetivo de la organización política, porque es el único objetivo
para el libre desarrollo de las relaciones económicas y sociales.3
Las doctrinas socialistas se encuentran en el ángulo opuesto, pues se definen con la
confusión entre los fines de la sociedad y los fines del Estado, en el sentido de que se
va a considerar que todo lo que sea de interés social, de interés general, constituye
por definición un fin del Estado. Es un modelo que lleva a la negación de la propiedad
privada y de la libertad de comercio, de industria y de empresa (de la libre iniciativa
económica) puesto que consumará en la nacionalización de todos los bienes y todas
las actividades económicas.4
Las doctrinas intervencionistas o de economía mixta: estos son los sistemas que parten
del respeto a la propiedad privada y a la libertad de empresa, al tiempo que reconocen
al Estado la capacidad de intervenir en el orden económico y social, ya sea
conformando el ejercicio de esos derechos5 o ya sea asumiendo el propio Estado la
titularidad de algunos bienes y algunas actividades económicas. En este modelo se
compatibiliza la iniciativa pública con la iniciativa privada.6 Estos modelos son los que
preponderan en todo el mundo occidental, y es el modelo que está implantado en
España constitucionalmente. Estos sistemas intervencionistas se pueden concretar
según la forma en que se combinen la iniciativa pública y la iniciativa privada. El
sistema, por consiguiente, puede estar más próximo de los modelos liberales, o puede,
por el contrario, situarse más en el lado de los modelos socialistas. No hace falta decir
que hoy vivimos una evolución que se podría decir que se encamina hacia doctrinas
liberales, pues así se puso en marcha en 1996, sobre todo por la política comunitaria
de defensa del principio de competencia.7
Junto a los fines, hemos dicho que tenemos que estudiar en segundo lugar la actividad
desplegada por el Estado para la realización de esos fines, las técnicas que el Derecho arbitra
para su consecución. Es lo que tradicionalmente se ha denominado (y así lo definen los
tratadistas) las formas de la actividad administrativa: las técnicas que el Derecho ha
establecido y establece para conseguir los fines del Estado, cualesquiera que sean en cada
3
De ahí nacerá el nuevo Estado derivado de las Revoluciones Liberales, como la Francesa y la
Americana, donde se pensaba que el único fin del estado es salvaguardar la paz social, y fue el modelo
preponderante durante el siglo XIX. Hoy en día este modelo está superado políticamente, aunque sigue
manteniendo sus ventajas económicas.
4
Ejemplo es el modelo soviético nacido de la revolución de 1917, modelo trasnochado, superado en la
actualidad, y muy nocivo para la economía.
5
Es decir, regulando cómo tiene que actuar el propietario y cómo se va a producir el desarrollo de la
actividad empresarial.
6
Se reconoce la libertad de empresa y la propiedad privada, pero estas se constriñen para atribuir al
Estado la capacidad de regular esos derechos y la asunción de la propiedad de algunos bienes y
actividades económicas.
7
No fue tanto por motivos políticos, si bien ha supuesto un acierto en la actualidad.
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momento. Es comprensible que aquí el devenir histórico nos ha proporcionado una evolución
importante en el ámbito de esta materia. No obstante, a pesar de esas transformaciones,
existen tres grandes formas de la actividad administrativa:
8
Es la idea clave de la que vamos a partir en todo este tema.
9
Esta es la diferencia clave con la actividad de policía: te incentivo que actúes voluntariamente en el
sentido que considero que responde al interés general, mediante premios.
10
Por ejemplo, el servicio de transporte en las ciudades, lo mismo que el servicio de abastecimiento de
aguas o recogida de basuras.
11
Satisface necesidades públicas que no quedarían garantizadas conforme a los principios del Estado,
por las razones que quieran que sean: porque no sean económicamente rentables o porque se adhieran
mal a los principios del mercado.
12
La educación general no quedaría satisfecha si sólo la conformasen entidades privadas.
Estas tres formas de la actividad definidas en la primera mitad del siglo XX (JORDANA DE
POZAS las sistematizó, pero ya venían existiendo) van a sufrir en el devenir histórico una
transformación importante. Las notas más destacadas de esta transformación son las
siguientes:
13
Supuso una gran aportación de la doctrina española al Derecho Administrativo, en un estudio del año
1949.
14
Cuando estudiamos a la Administración, observamos que su actividad puede encajar en la policía, en
el fomento o el servicio público.
10
Hay que decir finalmente que estas modalidades de la actividad administrativa operan, de una
parte, de forma intercambiante, en el sentido de que un mismo fin, un mismo objetivo, puede
11
El propio Derecho vigente acompaña a estas tres técnicas comentadas de la cuarta gran
técnica de la actuación administrativa, la planificación.
Se puede decir, por consiguiente, que en esos momentos originarios la actividad de policía se
definía por las siguientes notas constitutivas:
Con la evolución histórica se va a producir un progresivo incremento en los fines del Estado. El
Estado va a asumir nuevas funciones y nuevos cometidos distintos de la seguridad pública. Es
el tránsito del Estado liberal al Estado social. Esta asunción de nuevos cometidos por parte del
Estado va a traer consigo un uso progresivo de la actividad de policía para la consecución de
objetivos distintos de aquél que la vio nacer. Esta asunción de nuevos fines va a implicar que
junto con la libertad, el derecho de la propiedad se vea profundamente afectado.16 Esta
asunción de la policía a nuevos cometidos se va a acentuar en la dimensión formal del
concepto, esto es, se va a mantener que la verdadera esencia de la policía no estriba en su
objeto, en el fin que satisface, puesto que este es absolutamente contingente y variable,
cambia constantemente, sino en la forma que se utiliza para la consecución del fin, la coacción,
la actividad limitadora de los derechos.
15
En el Derecho de Montes, la primera actividad era de Fomento, pues el legislador no se atrevía a
constreñir esos derechos a los particulares: <<si plantas las especies arbóreas que yo, Administración,
creo que satisfacen el interés general, te regalo las semillas y te pago la siembra>>. Con el paso del
tiempo, se evolucionó a la actividad de policía <<ya no te premio si plantas estas semillas, sino que te
obligo a plantar esas especies y no otras>>.
16
Si comienzo a emplear la coacción de la policía en defensa de los montes, reduzco la libertad del
propietario para talar su parcela o modificarla conforme él considere a su antojo.
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Esto se va a traducir en que la actividad de policía tenga por objeto verificar y garantizar la
compatibilidad entre el ejercicio de los derechos individuales y el interés general. Esta
actividad, naturalmente, como todas las actividades administrativas, se ha de garantizar en los
términos establecidos por el ordenamiento jurídico. 17
Por eso es una actividad que no se puede confundir con la función de conformación del
derecho, o función de delimitación del contenido del derecho, que pertenece al ordenamiento
jurídico: es la Ley la que tiene que establecer el contenido de los derechos, la que delimita su
alcance. Esta idea, simple pero importante, especifica que los derechos (por ejemplo el
derecho de la propiedad) no serán ya derechos absolutos, sino que, (tal y como reza el art. 33
CE en el caso concreto del derecho de propiedad), serán derechos limitados a la función social,
y que la Ley delimitará el contenido de ese derecho de acuerdo al interés general. La actividad
de policía no es una función de limitación de derechos, sino de aplicación legal del estatuto de
derechos ya aprobada, es decir, cumple con el principio de reserva de ley. 18
Esta actividad de limitación, actividad de policía, tampoco se puede confundir con el sacrificio
de los derechos porque si ésta situación se produce (la del sacrificio de los derechos) nos
encontraríamos ante una institución diferente, de acuerdo con el propio art. 33 CE, es decir,
ante una expropiación forzosa. El sacrificio del derecho es igual a la privación del derecho, y la
privación del derecho en nuestro sistema jurídico es una expropiación forzosa. Entonces, la
policía se mueve dentro del contenido del derecho, pero el derecho nunca será perdido por su
titular.19
17
Si La Administración me ordena a reparar la fachada de mi casa (orden de conservación), lo puedo
hacer porque le faculta la Ley de Propiedad Horizontal.
18
La Administración no te autoriza a talar tu parcela por sus facultades administrativas, la actividad de
policía no te obliga per se, sino que aplica la Ley previamente ya establecida.
19
Si la Administración le dicta a un interesado que limpie el monte, es porque el ciudadano es su
propietario. El ciudadano ha de obedecer en tanto en cuanto es propietario, mientras lo sea, la función
de policía le afecta. Pero la existencia de una actividad policial no le priva de su derecho (simplemente lo
limita).
13
20
Bajo este precepto, no caben, por ejemplo, <<[…]se impondrán todas las limitaciones necesarias para
el mantenimiento del orden social>>, sino que bajo este principio es necesario decir cuáles son esas
limitaciones y cuándo se utilizarán.
21
La expropiación forzosa si tiene indemnización, materializada en el justiprecio.
14
1.4.3.1.- Ordenación.
En primer término, existen autores (cree la profesora BARRERO con razón) que consideran que
la ordenación, más que una técnica de la policía administrativa, es un presupuesto de la
misma, en la medida en que la ordenación consiste en la determinación, por parte de la
Administración, a través de normas propias, del régimen de los derechos (aunque respetando
siempre el principio de reserva de ley), mientras que la policía es, por definición, una actividad
administrativa, de aplicación del ordenamiento jurídico.
Como una modalidad especifica de la ordenación se aísla la planificación. Los planes que
existen en los más diversos ámbitos de la actividad (planes urbanísticos, de ordenación de los
recursos naturales, etc.) constituyen un tipo de norma reglamentaria que se caracterizan
porque su regulación parte de análisis de un sector de la actividad concreto y establecen a
22
Clasificación muy clásica.
23
<<Yo no puedo hacer algo si previamente no realizo una evaluación>>, por ejemplo.
2424
Si yo soy una sociedad que cotiza en bolsa, yo tengo periódicamente que aportar una serie de datos
a la CNMV.
25
EN general, con disposiciones con rango inferior a la Ley
15
corto y medio plazo las actuaciones tanto públicas como privadas necesarias para el
cumplimiento de los objetivos.26
Dentro de la ordenación, finalmente, hay que decir que hoy está muy en boga la denominada
autorregulación. La autorregulación se puede definir como la adopción de criterios de
actuación comunes por parte de los sujetos operadores que actúan en determinados sectores.
Consiste en el hecho de que sujetos privados, que actúan en parcelas concretos, adoptan
reglas y criterios propios. Estas reglas, estos criterios, no pueden considerarse norma jurídica
puesto que carecen de valor de fuerza impositiva, no se pueden imponer coactivamente,
puesto que ésta es una característica exclusivo de las normas aprobadas por el poder público
conforme a un procedimiento establecido legalmente.27
1.4.3.2.- Inspección.
La inspección se define como aquella actividad administrativa que tiene por fin verificar (ya
sea con carácter preventivo o regresivo, es decir, antes del inicio de una actividad o durante el
desarrollo de la misma, mucho más común, o, incluso, tras su conclusión) que la persona
privada, el particular, cumple con las condiciones establecidas para su actividad por el
ordenamiento jurídico. Es simplemente eso, la actividad de la Administración que estudia si los
particulares realmente actúan conforme a lo establecido en el Ordenamiento.
No existe una regulación general de la actividad inspectora, sino, por el contrario, una
normativa muy desarrollada en distintos sectores de la actuación de la administración, donde
en cada caso habrá de analizarse su . hay ámbitos conocidísimos: la Inspección de Trabajo, con
un cuerpo de funcionarios específicos y una normativa muy desarrollada, y la Inspección Fiscal,
muy tradicional, con un volumen de trabajo grande y también un cuerpo de funcionarios
propios. Otro ejemplo puede ser la Inspección Urbanística, encargada a las Gerencias de los
Ayuntamientos, aún actualmente en desarrollo.
1.4.3.3.- Control.
Dentro de la actividad de policía, ha tenido transcendencia históricamente, y aun actualmente,
los actos de control por parte de la Administración Pública de los actos de los particulares. Son
técnicas que pretenden garantizar que la actuación del particular se desarrolla conforme a lo
dispuesto en el Ordenamiento Jurídico.
Dentro de estas técnicas de control se ha diferenciado tradicionalmente entre las órdenes y las
autorizaciones. Las órdenes, en primer término, son actos de la administración que imponen a
su destinatario un determinado comportamiento. Estas órdenes se han clasificado de muchas
maneras, puesto que su contenido puede ser muy diferente. Entre las clasificaciones más
usuales diferenciamos entre las órdenes singulares y generales, según tengan por destinatarios
a un sujeto concreto28 o a una generalidad de personas.
26
Los planes, por tanto, son normas reglamentarias. ¿Qué caracteriza a un plan? Que parte del análisis
una realidad muy concreta y establece para esa realidad, en función de ella, unos objetivos a conseguir,
el plazo a conseguirlo, y sus características. Un claro ejemplo es un PGOU.
27
Por ejemplo, todos los empresarios del sector de la alimentación lácteo han decidido que sus
industrias de mantequilla, leche y nata van a producir con unos estándares de calidad concretos.
2828
Por ejemplo, una orden de reparación de fachada de una finca urbana.
16
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En segundo lugar, se pueden clasificar dichas órdenes entre obligaciones de no hacer o, por
otra parte, deberes positivos de actuación.29
En tercer lugar, diferenciamos entre órdenes de carácter preventivo, que son las que se llevan
a cabo con anterioridad a la producción una situación contraria al interés general, y
justamente para evitarla , y por otra parte, las de carácter reparador, que son las que tratan de
eliminar una situación contraria al interés público, pero que ya se ha producido.30
No existe un régimen general aplicable a este tipo de actos administrativos, sino que las
órdenes se regirán por las normas sectoriales establecidas. No obstante, se pueden aislar una
serie de notas:
Como cuarta y última técnica de control se encuentran las evaluaciones y auditorias, que
consisten en el deber que se impone a los ciudadanos de que analicen, mediante estudios, los
efectos previsibles de una actividad sobre determinados intereses privados. Un caso notorio
son las técnicas de evaluación, por ejemplo, de impacto ambiental, con un desarrollo en
nuestro Derecho sin parangón.32
1.4.4.- Información.
En realidad, se discute si esta técnica de policía pertenece a la anterior categoría, las técnicas
de control, o no. Todo depende, en realidad, desde qué punto de vista analicemos el control.
Al sistematizarse estas técnicas desde el punto de vista del interesado, realmente podemos
diferenciar dos categorías. Consisten en el deber de los interesados de poner en conocimiento
de la Administración Pública, en los términos que la norma determine, el conjunto de los datos
que en cada caso resulten procedentes.33
29
El ejemplo de la anterior nota al pie es válido en este hecho.
30
Nosotros tenemos unas órdenes acerca de materia forestal, aprobada por la Junta de Andalucía. En
Abril se promulgan órdenes para evitar esos incendios. Una vez que los incendios se han producido ya, la
Consejería de Medio Ambiente
31
Ejemplo, soy propietario de un solar. ¿Por qué puedo construir? Porque me facultan las normas. Sin
embargo, para hacerlo, he de comunicarlo a la Administración, para que ella compruebe que la obra que
pretendo hacer se adhiere a la legalidad vigente.
32
Quien quiera tener una gasolinera, debe realizar y presentar un estudio de cómo repercute su
actividad en el medio ambiente.
33
Si mi industria produce gases de efectos invernaderos, por ejemplo, debo informar a la Administración
competente de manera trimestral de los niveles de vertidos de gases.
17
La autorización ha constituido, hasta finales del siglo XX, la técnica más importante para
conjugar el ejercicio de los derechos individuales con la garantía del interés general. Su
protagonismo ha sufrido, sin embargo, un fuerte embate como consecuencia de la aprobación
en el año 2009 de la Ley 17/2009, de 29 de noviembre, que incorpora al Derecho español la
Directiva 123/2006, la llamada directiva de servicios. Esta norma comunitaria es una norma
que tiene por fin impulsar una mayor liberalización de la economía en el sector de los servicios
determinados en el art. 50 del Tratado (de ahí su nombre), concretamente a eso se refiere ese
precepto de <<aquellos servicios presididos por los servicios de libre circulación de mercancías,
de capitales y de personas>>, es decir, la producción de bienes y servicios para el mercado:
actividades artesanales o profesiones liberales, por ejemplo, así como superficies comerciales
o producción de bienes cualesquiera.
Para estos servicios, la directiva establece que todos los Estados Miembros de la Unión
Europea modifiquen su autorización administrativa, sustituyéndola por un control que ya no
sea preventivo sino que se desarrolle con carácter simultaneo y posterior a la actividad. De
esta forma, esa Ley 17/2009 sustituye en nuestro Ordenamiento, con carácter general, la
autorización administrativa por dos nuevas técnicas o figuras bautizadas como declaración
responsable y la comunicación previa.34
No existe, como venimos diciendo en otro tipo de técnicas, un régimen general para las
actuaciones administrativas. El régimen será el previsto en la norma sectorial correspondiente.
Es más, ni siquiera el nombre de autorización es el que se les da siempre, sino que a veces son
denominados de otra manera. Por ejemplo, en el ámbito urbanístico se llaman licencias de
obras. Otras veces, se llaman permisos, por ejemplo, los permisos de caza. Por tanto, tenemos
que estar a la esencia del acto, como actuación que faculta para el ejercicio de un derecho
reconocido en el ordenamiento. Si bien su nombre clásico es la autorización administrativa,
puede cambiar su denominación.
34
De este modo, la autorización administrativa sufre un golpe enorme.
18
1.5.1.- Concepto.
Conforme al concepto, podemos decir que es el acto de la Administración Pública que faculta
para ejercer un derecho reconocido en el Ordenamiento Jurídico, una vez que la Administración
constata que ese ejercicio se adecúa con el Ordenamiento (de ahí su carácter preventivo). Es
por ello que doctrinalmente, a pesar de la existencia de sus matizaciones, siempre se ha
considerado que la actuación administrativa tiene naturaleza declarativa, en el sentido de que
la autorización no crea ni constituye el derecho ex novo, sino que simplemente constata,
declara, un derecho reconocido por la norma. De ahí que la autorización se haya diferenciado
siempre de las concesiones administrativas, que son actos de la administración de carácter
constitutivo, que crean un derecho a favor de un particular.
1.5.2.- Clasificaciones.
En cuanto a su La clasificación más importante es la que diferencia entre autorizaciones
regladas y discrecionales, en atención al margen de decisión del que dispone la Administración
en su adopción.35 Será discrecional en aquellas hipótesis en las que la Administración, ante
determinados presupuestos de hecho, cuente con la facultad de ofrecer respuestas diferentes
en función de su propia valoración, y será reglada cuando ante determinados supuestos de
hecho sólo puede aplicar la consecuencia jurídica prevista en la norma.36
Por último, las autorizaciones se pueden clasificar como personales, reales y mixtas. Las
personales con las que se otorgan en atención exclusivamente a las características del sujeto
que las solicita.39 Las autorizaciones reales son aquellas que se otorgan atendiendo
únicamente a las condiciones de la actividad, a sus características, al objeto de lo que se pide.
Caso claro, entre otros muchísimos ejemplos, es el de la licencia de obra.40 Las autorizaciones
35
Las potestades regladas y discrecionales fueron estudiadas en Derecho Administrativo I.
36
Ejemplo de potestades regladas son las licencias de obras, y de autorizaciones discrecionales
37
Por ejemplo, la autorización del itinerario de una manifestación, donde el control se ha producido
exclusivamente en ese momento.
38
Un permiso de circulación es una autorización de tracto sucesivo, porque al recibir el carné no sólo me
facultan para conducir, sino que me obligan a respetar una serie de normas de circulación, y controlan
dicho cumplimiento.
39
El permiso de circulación, por ejemplo, que valora las aptitudes de los solicitantes.
40
A la Administración le es indiferente que la persona jurídica que la solicita es persona física o jurídica.
Lo único que valora es el proyecto de obra, su consonancia con la legalidad.
19
mixtas, como su nombre indica, son aquellas autorizaciones que conjugan tanto las aptitudes
del solicitante como las condiciones de la actividad.41
41
Para crear una entidad bancaria, por ejemplo, la Administración obliga a reunir una serie de requisitos
a la persona jurídica a crear (capital mínimo por ejemplo), así como al sujeto.
42
Estos procedimientos se pueden resolver de forma expresa por resolución de la Administración, o
pueden concluir igualmente de forma presunta por silencio administrativo, por el mero transcurso del
plazo establecido.
43
Por ejemplo: los vertidos en un tramo del rio están limitados, por razones ecológicas claramente
comprensibles.
44
Dicho de otro modo: se le dará a quien mejores requisitos cumpla de entre los establecidos para la
Administración.
45
Es la concreción de la famosísima regla de prior tempore, potior iure.
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46
Si yo tengo un solar y lo vendo, no es lo mismo venderlo con su licencia de obras ya conseguida que
sin ella. En el primer caso, el solar, evidentemente, vale más.
47
Yo no puedo vender mi permiso de conducir, ni mi expediente académico, pues se otorgan en función
de las cualidades concretas de los sujetos.
48
Por ejemplo, las licencias de obras se pueden transmitir.
49
No es un supuesto raro.
50
El interesado formuló su solicitud cumpliendo los requisitos que el Derecho establecía en ese
momento. Por tanto, bajo el principio de seguridad jurídica, la concesión de las autorizaciones debe
atenerse al Derecho imperante en el momento de la solicitud: el interesado no tiene <<culpa>> del
cambio de régimen.
51
El argumento es sencillo: si se ha modificado la norma, es porque así lo ha demandado el interés
general, luego otorgar autorizaciones bajo el régimen antiguo es contrario al interés general. Caso
distinto es que los interesados puedan tener algún tipo de derecho, si demuestran (acreditan) que se les
ha causado un perjuicio. Esto, por tanto, no significa un derecho automático a la indemnización, por lo
que la mayoría de las demandas en este sentido no suelen ir a ninguna parte. Existen varias leyes que
intentan evitar estas situaciones, al prever la suspensión del otorgamiento de licencias desde el
momento en el que se pone en marcha un cambio normativo. Ocurre, por ejemplo, en materia
urbanística.
21
52
Si yo pido una licencia de obras, dicha licencia sólo despliega efectos en el ámbito de la relación
jurídico-administrativa. Ese hecho está al margen de las relaciones privadas, por lo que si yo, en
realidad, no era el propietario del terreno, no puedo utilizar dicha resolución administrativa para
53
Me autorizaron un vertido, y lo concluí, por lo que se extingue la autorización.
54
Las emisiones de gases, por ejemplo, están sometidas a plazos; tras el transcurso de los mismos se
pueden volver a solicitar.
55
Yo puedo decidir abandonar mi negocio de gasolineras, y puedo decidir renunciar a mi autorización.
Sin embargo, yo no puedo dejar la actividad de un día para otro, sino que tendré que avisar a la
Administración, cerrar los depósitos, expresar a qué voy a dedicar la gasolina que tenía almacenada, etc.
56
Este supuesto no se encuentra en la Ley 30/1992, sino en normas sectoriales.
22
La directiva sólo permite que se mantengan los controles preventivos cuando concurran tres
requisitos:
- Que el control preventivo esté justificado por una razón imperiosa de interés general.
- Que no se traduzca en una discriminación entre los operadores económicos.
- Que se justifique que el interés general no puede satisfacerse con una medida menos
restrictiva de los derechos individuales.58
De esta forma, la directiva obliga a todos los ordenamientos de los Estados Miembros a la
aceptación de su mandato, es decir, a la supresión de los controles preventivos, y articular en
su sustitución controles desarrollados con carácter simultáneo al ejercicio de la actividad. La
Directiva no especifica los instrumentos concretos que los Estados pueda utilizar a tal efecto,
no establece cómo se ha de articular ese control, que ya no será preventivo sino durante la
actividad o a posteriori, esas técnicas las deja al desarrollo de cada Estado.59.
57
Este es el principio básico de la directiva: para las actividades económicas privadas y de cara a la
facilitación a las mismas, los controles con antelación a la actividad deberán ser sustituidos por controles
posteriores o simultáneos.
58
Sin duda, la más importante.
59
La articulación jurídica del nuevo control impuesto por la Directiva es tarea de cada Estado, por lo que
no hay una heterogeneidad en toda Europa.
23
La pregunta básica y fundamental que plantean estas dos figuras, tal y como han quedado
definidas en la Ley 30/1992, es la de determinar qué tienen en común, qué es lo que
comparten, cuáles son los elementos aplicables tanto a una como a otra, y, en su caso, en qué
se diferencian realmente. 60
¿Qué tienen en común ambas figuras? La respuesta a esta figura es clara, en el sentido de que
son actos jurídicos que permiten el reconocimiento de un derecho o el ejercicio de una
actividad desde el día de su presentación, sin perjuicio de las potestades de control,
inspección, etc. concedidas a la administración.
Por tanto, vamos a ver sus diferencias, a pesar de que en muchas materias se utilicen
indistintamente, recogidas en el art. 71.bis de la Ley 30/1992:
- En primer lugar, podría atenderse al objeto que se establece para una figura y otra.
o Desde el punto de vista de su objeto, se comprueba que:
el apartado primero del art. 71.bis determina que la declaración
responsable vale tanto para el reconocimiento de un derecho o
facultad como para su ejercicio
la comunicación previa (del apartado segundo del mismo artículo)
circunscribe su ámbito a los supuestos de ejercicio del derecho).
o Esta distinción que es clara, si se atiende a esos apartados 1º y 2º del art.
71.bis, queda desmentida por el apartado 3º del propio artículo. Ese apartado
establece con carácter general y de forma expresa que tanto la declaración
responsable como la comunicación previa permiten el reconocimiento o el
ejercicio de un derecho o actividad. En definitiva, el apartado tercero le otorga
a la comunicación previa un objeto que no está en su definición expresa del
apartado segundo.61
o La pregunta que habría que hacerse es si tiene sentido la distinción cuando
resulta que tanto una técnica como otra tienen finalmente el mismo objeto.
60
Nuestro legislador complicó aún más las cosas. Podría haber establecido una única figura, un único
modelo de ese control simultáneo o posterior a la actividad, como en muchos Derechos Comparados Sin
embargo, no sabemos por qué razón, el Gobierno en su propuesta mantuvo dicha distinción entre
ambos tipos de controles, a pesar incluso las interpelaciones del Consejo de Estado para que explicase
por qué actuaba así.
61
En un alarde de mala técnica legislativa, el apartado tercero amplía el objeto de la definición. La
diferencia, por tanto, no está en el objeto de una figura y otra.
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que manifestar que cumple con esos requisitos, sino que tiene además que
hacerlo afirmando que está en condiciones de probarlo, que tiene en su poder
la documentación necesaria que así lo acredite.
o Esta diferencia existe realmente en las definiciones de ambas figuras, pero es
una diferencia a la que tampoco puede conferirse el valor de marcar la
distinción entre una y otra, toda vez que, llegado el caso de una comprobación
(control) de la Administración de una comunicación previa, el interesado
tendrá que alegar que cumple los requisitos.
- La tercera diferencia que se aprecia es que en el caso de las declaraciones
responsables, el interesado hace proclamación de la autenticidad de sus requisitos
para ejercer el derecho62, dato o exigencia que no aparece en la definición de las
comunicaciones previas.
o Esta distinción tampoco puede valer para establecer la diferencia, en la
medida que se puede medir que queda desmentida por el apartado 4º del
artículo 71.bis.
o En ese apartado se establece que la ineptitud, falsedad u omisión en ambas
figuras determina la imposibilidad de continuar con el ejercicio de la actividad.
Con lo cual, de ahí se desprende que el interesado deberá declarar
responsablemente la verdad en la declaración responsable, pero pese a que
no esté formalmente obligado en la comunicación previa a hacerlo,
materialmente deberá hacerlo también, puesto que en el caso de que en la
comunicación previa falseare u omitiese, la Administración declararía la
imposibilidad de continuar con el ejercicio del derecho.
En definitiva, se puede decir que nuestro Derecho ha articulado el control preventivo que le
exigía la directiva de servicios, a través de técnicas diferentes cuya distinción no ha
establecido, lo que ha de determinar que se hayan convertido en el Derecho dictado con
posterioridad al art. 71.bis en técnicas intercambiables.
- En primer término hay que decir, como idea importante, que estas dos figuras se
mueven necesariamente en el ámbito de la actividad administrativa reglada, se basan
en la posibilidad de que los interesados actúen sin necesidad de que la Administración
se pronuncie expresamente. De ahí que por definición deben entenderse excluidas en
los ámbitos en los que la Administración decide con criterios de oportunidad, con
discrecionalidad.
62
Ése es el significado de la frase <<[…] declara responsablemente[…]>> del art. 71.bis.1º.
25
- En segundo lugar, como cuestión menor, hay que decir que la Ley exige a las
Administraciones Públicas que tengan publicados permanentemente los formularios
de declaraciones responsables y comunicaciones previas.63
- En tercer lugar (cuestión muy importante) nos referiremos al inicio y al cese de la
eficacia de estos actos jurídicos.
o En cuanto al inicio de sus efectos, hay que decir que estos se producen desde
el día de su presentación en algunos de los lugares previstos en el art. 38.4 de
la propia Ley. Esta regla general de la Ley 30/1992 cuenta con matizaciones
importantes permitidas por el propio precepto en la normativa sectorial.
Existen disposiciones que permiten que esas declaraciones o comunicaciones
previas se presenten en el transcurso de un plazo que se prevé posterior al
inicio de la actividad.64 En algunas normas se subordina el inicio de la actividad
al trascurso de un plazo desde la presentación de la solicitud.65
o En cuanto al cese de la eficacia de estas figuras hay que decir que ese cese está
relacionado con el control del ejercicio de la actividad por parte de la
Administración Pública, quien está facultada en todo momento para el
ejercicio de las facultades de control e inspección de la actividad desarrollada
(art. 71.bis, 3º). En el ejercicio de esta función inspectora, cuyo procedimiento
viene contenido en las reglas generales (no viene establecido el procedimiento
en las normas sectoriales), la Administración fiscaliza y puede dictar una
resolución con el siguiente contenido posible:
En primer lugar, determinar la imposibilidad de ejercicio de la
actividad, cuando compruebe, lógicamente, que su titular carece de
los requisitos, de las condiciones necesarias para ello.
En segundo lugar, puede imponer al interesado la obligación de
restituir la situación jurídica que existía en el momento previo al inicio
de la actividad. Esta resolución determina además la imposibilidad de
que se inicie un nuevo procedimiento con el mismo objeto en un
periodo de plazo que se determine. Esta definición es dependiente de
las sanciones penales y administrativas en las que en su caso se haya
podido incurrir.
63
Están disponibles en todas las webs de las Administraciones.
64
Por ejemplo: si inicio la actividad hoy, tengo un mes para presentar el papel. Si acude a mi negocio un
inspector, puedo alegar que no cometo ninguna infracción, puesto que gozo del plazo dicho de un mes
para acudir a la Administración a entregar la documentación.
65
Es la hipótesis contraria a la de la nota al pie 64. Se trata, en realidad, de un control preventivo, por lo
que supone un ataque a la propia naturaleza de ambas figuras.
26
En el Ordenamiento Jurídico actual existe, por consiguiente, un reparto del ius puniendi del
Estado entre la jurisdicción penal y la Administración Pública que ha quedado reconocido en el
artículo 25.1 de la Constitución en los siguientes términos: <<Nadie puede ser condenado o
sancionado por acciones u omisiones que en el momento de producirse no constituyan un
delito, falta o infracción administrativa>>.
No existe un criterio objetivo general de reparto entre los ilícitos que pueden ser sancionados
por la Administración y los que quedan reservados al conocimiento de la jurisdicción penal. Es
el legislador el que, en cada momento, efectúa esta distribución. A diferencia además de lo
que ocurre con el Derecho Penal, codificado en un único texto, el Derecho Administrativo
sancionador figura en un amplio conjunto de Leyes, tanto estatales como autonómicas, lo que
dificulta su comprensión y análisis.
El reparto del ius puniendi del Estado entre la jurisdicción penal y la Administración Pública
puede determinar que una misma conducta esté tipificada como ilícita en el Código Penal y en
una Ley Administrativa e, incluso, que lo esté en dos normas administrativas, lo que podría
conducir a su doble sanción. Para evitar este resultado, el Ordenamiento Jurídico ha recogido
el principio non bis in idem, cuyo objeto es justamente el de impedir la duplicidad de
sanciones, sean penales o administrativas, por una misma infracción.
27
Este principio ha sido considerado por la jurisprudencia constitucional <<parte integrante del
Derecho Fundamental al principio de legalidad en materia penal y sancionadora>> reconocido
en el art. 25.1 de la CE. el principio non bis in idem cuenta, como destaca la jurisprudencia
constitucional, con dos dimensiones, una material y otra procesa:
- Dimensión material
o Supone <<la prohibición de duplicidad de sanciones en los casos en los que se
aprecie identidad de sujeto, hecho y fundamento
o Su operatividad se vincula a esa triple identidad de sujeto, hecho y
fundamento, ya que, como determina el TC, el art.. 25 de la Constitución <<no
impide la concurrencia de cualesquiera sanciones y procedimientos
sancionadores, ni siquiera si estas tienen por objeto los mismos hechos>>, lo
que garantiza es que no se padecerá una doble sanción por los mismos hechos
y con el mismo fundamento.
- Dimensión procesal
o Implica que <<en el ámbito de lo definitivamente resuelto por un órgano
judicial no cabe iniciar (a salvo el remedio extraordinario de la revisión y el
recurso de amparo constitucional) un nuevo procedimiento por los mismos
hechos enjuiciados en otro que ha concluido con una resolución judicial que
produzca el efecto de cosa juzgada>>.
El art. 133 de la Ley 30/1992 recoge el principio de non bis in idem en los siguientes términos:
<<No podrán sancionarse los hechos que hayan sido sancionados penal o administrativamente,
en los casos en que se aprecie identidad de sujeto, hecho y fundamento>>.
66
Entre otras, por el art. 7 del Real Decreto 1398/1993 del procedimiento para el ejercicio de la
potestad sancionadora.
28
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
La jurisprudencia constitucional señala que este principio comprende una doble garantía:
67
Así lo dispone, por ejemplo, y entre otras muchas disposiciones, el art. 94.2 de la Ley de Costas, que
establece que <<si un mismo hecho u omisión fuera constitutivo de dos o más infracciones, se tomará en
consideración únicamente aquella que comporte la mayor sanción>>.
29
Ahora bien, hay que dejar claro que lo que se permite es la colaboración de la norma
reglamentaria en la concreción y desarrollo de las previsiones legales; en ningún caso resulta
admisible que el reglamento tipifique o defina las infracciones y sanciones a aplicar. Así lo
establece el art. 129.3 de la Ley 30/1992: <<las disposiciones reglamentarias de desarrollo
podrán introducir especificaciones o gradaciones al cuadro de las infracciones o sanciones
establecidas legalmente que, sin constituir nuevas infracciones o sanciones, ni alterar la
naturaleza o limites de las que contempla la ley, contribuyan a la más correcta identificación de
las conductas o la más precisa determinación de las sanciones correspondientes>>. En todo
caso, ha de aceptarse que estamos ante una cuestión que puede ser discutida en el análisis
concreto de cada uno de los supuestos en los que se plantee.
- Que este principio supone la exigencia de que la ley incluya todos los elementos que
definen las distintas infracciones
- La necesidad de que la ley determine igualmente las sanciones que corresponden a
cada infracción
- La existencia de una adecuada correspondencia entre la infracción tipificada y la
sanción prevista.
Debe repararse en que el principio de tipicidad se proyecta tanto sobre las infracciones como
sobre las sanciones, y así ha quedado establecido en el art. 129 de la Ley 30/1992, que en su
apartado primero dispone que <<sólo constituyen infracciones administrativas las
vulneraciones del ordenamiento jurídico previstas como tales infracciones por una Ley>>; en
tanto que en el segundo señala que las sanciones que pueden imponerse <<en todo caso
estarán delimitadas por la Ley>>.
30
La Ley 30/1992 no ofrece una regla sobre una cuestión tradicionalmente controvertida en esta
materia la cual versa sobre la posible utilización por la norma de conceptos jurídicos
indeterminados. El Tribunal Constitucional ha mantenido que, en principio, no se lesiona el
principio de tipicidad <<en los supuestos en que la definición del tipo interpone conceptos cuya
delimitación permita un margen de apreciación>>. Ahora bien, para que esta admisión sea
válida se requiere que su concreción sea <<razonablemente factible en virtud de criterios
lógicos, técnicos o de experiencia que permitan prever con suficiente seguridad la naturaleza y
características esenciales de las conductas constitutivas de infracción tipificada>>.68
Entre esas Leyes, destaca, por su carácter general, una disposición muy importante, la Ley
57/2003, de modernización del Gobierno. Esa Ley introdujo en la Ley Básica de Régimen Local
de 1985 todo un título, el décimo primero, denominado <<De las infracciones y sanciones por
las entidades locales>> en determinadas materias, concretamente en infraestructuras,
instalaciones y servicios públicos. Esta Ley, al hacer este reconocimiento tan amplio a la
potestad sancionadora de las corporaciones locales, obligó a una modificación del artículo
137.1 de la Ley 30/1992, añadiéndole un apartado que no figura en su redacción originaria, el
cual dice que cuando se trate de entidades locales, las sanciones se impondrán de
conformidad con lo dispuesto en el Título XI de la Ley 1985, antes citado.
68
STS 29/1994.
69
Las relaciones de especial sujeción son vínculos que unen de especial manera a un ciudadano con la
Administración, como al militar con La Milicia.
70
La norma de la Administración Local tiene siempre rango reglamentario.
31
Esta regulación, desde que se introduce en nuestro Derecho hace diez años, ha recibido
críticas muy importantes de parte de la doctrina, que considera que constituye una infracción
clara y flagrante de un principio (el principio de legalidad) reconocido constitucionalmente.
Hay que decir, sin embargo, que los tribunales no han puesto en cuestión esta posibilidad y
que, por tanto, constituye una realidad en el Derecho de nuestros días.71
Los principios de legalidad y tipicidad, aparte de la esfera local, cuentan también con una
regulación importante en el ámbito de las denominadas relaciones de especial sujeción72. En
este ámbito, sus ejemplos más característicos vienen constituidos por los empleados públicos
y por los contratistas de la Administración. En estos dos ámbitos, tradicionalmente nuestro
Derecho ha considerado que la regulación de la potestad sancionadora correspondía al
reglamento73. Tras la aprobación de la Constitución, se van a plantear dudas sobre todas esas
disposiciones de rango reglamentario que establecían infracciones y sanciones para los
empleados públicos y contratistas. El Tribunal Constitucional va a afirmar de nuevo, igual que
en el caso anterior, que en el ámbito de las relaciones de especial sujeción, el principio de
legalidad debe atemperarse en función de la singularidad de la relación.
LA Ley 30/1992, probablemente ante la complejidad del problema, optó por la solución de
excluir de su ámbito de aplicación la potestad sancionadora en estos dos ámbitos. Lo hizo
concretamente en el art. 137.3.
Esta potestad sancionadora, en la actualidad, está regulada en norma legal tanto en un ámbito
como en otro. En el caso de los funcionarios, en el Estatuto Básico del Empleado Público74, y en
el caso de los contratistas, en el Texto Refundido de Contratos del Sector Público75.
71
Dicho en otros términos, las Ordenanzas Municipales tipifican infracciones y sanciones. A parte de la
doctrina, entre ellos SANTAMARÍA PASTOR, le parece algo aberrante, y, probablemente, lleve razón,
pero la realidad es que se aplica este hecho de tipificar, y los tribunales no lo ponen en cuestión.
72
Son las surgidas de un vínculo especial y concreto entre determinados ciudadanos y la Administración,
vínculo distinto del que existe con carácter general entre la Administración Pública y el resto de
administrados. Caso característico es el de los empleados públicos de una Administración, el de los
efectivos militares con el Ministerio de Defensa, etc.
73
El vínculo especial llevó a entender que no era necesaria la formalidad de la Ley.
74
Vid. Infra Tema 9
75
Vid. Infra Tema 8.
32
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
El art. 130.3 de la Ley 30/1992 regula los supuestos de autoría múltiple, estableciendo un
principio de responsabilidad solidaria: <<cuando el cumplimiento de las obligaciones previstas
en una disposición legal corresponda a varias personas conjuntamente, responderán de forma
solidaria de las infracciones que, en su caso, se cometan y de las sanciones que se impongan>>.
Se trata de una regla que ha recibido fuertes críticas de la doctrina, que considera que
contraviene el principio de responsabilidad personal, que se encuentra en la base de todo
régimen punitivo.
76
Esto es, la mera comisión de la infracción bastaba, al margen de las razones que la hubieran
determinado, para imponer la sanción.
33
El derecho a la presunción de inocencia supone que nadie puede ser sancionado sin una previa
actividad probatoria en la que se acredite tanto la comisión de la falta, como la participación
en ella del presunto responsable. Este derecho ha quedado formulado en el art. 137.1 de la
Ley 30/1992: <<los procedimientos sancionadores respetarán la rpesuncion de no existencia de
responsabilidad administrativa mientras no se demuestre lo contrario>>. Reconoce así el
precepto a la Administración Pública una facultad que es al propio tiempo un deber, para la
práctica de oficio de cuantas pruebas conduzcan a la determinación de los hechos y la fijación
de la participación en ellos de los imputados. Este principio es compatible lógicamente con el
derecho de los inculpados a aportar o solicitar la práctica de todas aquellas pruebas necesarias
para su defensa y que el órgano competente deberá admitir salvo que las considere
improcedentes, circunstancia que concurre (según aclara el art. 137.4 de la Ley 30/1992) en
<<aquellas pruebas que por su relación con los hechos no puedan alterar la resolución final a
favor del presunto responsable>>.
77
En el ámbito de la potestad sancionadora de la Administración presenta singular interés la
determinación del sujeto gravado con la carga de la prueba.
34
presentada por la Administración. Entre los medios de prueba de los que puede servirse la
Administración destacan, por su especial valor, las actas de inspección levantadas por
funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones.
El art. 137.3 de la Ley 30/1992 se refiere a las actas de inspección en los siguientes términos:
<<los hechos constatados por funcionarios a los que se reconoce la condición de autoridad, y
que se formalicen en documento público observando los requisitos legales pertinentes, tendrán
valor probatorio sin perjuicio de las pruebas que en defensa de los respectivos derechos o
intereses puedan señalar o aportar los propios interesados>>.78
El valor probatorio de las actas de inspección, que han de proceder de funcionarios públicos a
los que se reconozca la condición de autoridad, se circunscribe, como igualmente destaca la
jurisprudencia, a:
- los hechos que por su objetividad son susceptibles de percepción directa por el
Inspector
- los hechos que inmediatamente deducibles de los anteriores o acreditados por medios
de prueba consignados en la propia acta, como pueden ser
o documentos
o declaraciones
78
En verdad, el precepto omite una declaración expresa de presunción de certeza a favor de las actas de
inspección, aunque este es el principio que reconocen numerosas normas sectoriales promulgadas ya
bajo su vigencia, así como una nutrida jurisprudencia que no muestra tampoco el más mínimo
inconveniente en proclamar abiertamente ese valor.
35
De toda la normativa sectorial podemos deducir que en Derecho Administrativo existen las
siguientes clases de sanciones:
79
Así es efectivamente, pues existe una Ley Orgánica de Régimen Disciplinario de las Fuerzas Armadas
que, de entre las sanciones posibles, establecen penas que suponen privación de libertad.
36
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
Multa
o es la sanción administrativa por excelencia, la más usual y conocida.
Normalmente, las infracciones administrativas se sancionan por multa
o consiste en la obligación de entregar a la Administración Pública determinada
cantidad pecuniaria.
o Existen en nuestro Derecho diferentes formas de determinar la cuantía de la
multa. La norma puede:
Establecer una cantidad fija para cada infracción.
Es cada vez más frecuente que la Ley establezca unas bandas de
fluctuación mínimas y máximas, dentro de las cuales la Administración
fija la cuantía.
En determinados casos, la multa se establece con referencia a un
tanto por ciento del valor de la infracción por el daño causado.80
Privación de derechos de los que son titulares los sujetos sancionados.
o Se impide a una persona realizar diversos actos
o Hay un caso conocidísimo, que es la privación del permiso de conducir durante
un determinado lapso de tiempo. Hay también sanciones de este tipo en la Ley
de Espectáculos Deportivos, que impiden entrar a estadios deportivos si se
han cometido infracciones en esos lugares.
Clausura temporal de instalaciones o establecimientos
o : se puede sancionar a establecimientos o locales con el cierre si incumplen
con normativas dispuestas en el Ordenamiento Jurídico.
o Por ejemplo, la Ley de Protección de la Atmósfera, a aquellos que emiten
gases por encima de los niveles establecidos legalmente, establece el cierre
por el tiempo establecido de la instalación correspondiente.
o Por ejemplo, debido a la ventas de alcohol a menores.
Amonestación
o Es una sanción típica de la relación funcionarial.
o Consiste en la advertencia, en el apercibimiento por la Administración Pública,
por la infracción cometida. En ella se le insta al cese de la actividad si no quiere
ser sancionado con mayor gravedad.
Las sanciones, igual que las infracciones, tienen sus plazos de prescripción. Estos plazos se
encuentran en la norma aplicable en cada caso. No obstante, la Ley 30/1992 establece unos
plazos generales que se aplicarán en defecto de plazos especiales. Esos plazos generales, en
cuanto a las infracciones:
80
Son muy frecuentes en las ilegalidades en materia urbanística: la multa por una obra ilegal
corresponde al 150% del valor de la obra.
37
En estos casos, el plazo se computa desde el día siguiente a aquel en que ha adquirido firmeza
la resolución que impone la sanción.
Aparte de sanciones, nuestro Derecho establece las que se denominan medidas accesorias de
las sanciones. De acuerdo con el art. 130.2 de la Ley 30/1992, son medidas accesorias:
Algunas normas sectoriales prevén medidas accesorias distintas, como por ejemplo, el comiso,
que consiste en la incautación por parte de la Administración de los bienes que se han
utilizado para cometer la infracción, o los bienes frutos de la infracción.81 Otra medida
accesoria frecuente es la inhabilitación, consistente en la prohibición de entablar
determinadas relaciones la Administración.82 Hay veces que las inhabilitaciones son sanciones,
lo que genera una discusión doctrinal extensa.
81
Por ejemplo el comiso de la droga de personas que estaban traficando con ella.
82
Por ejemplo, si me han sancionado por una infracción en materia de Disciplina de Mercados, una
medida accesoria que conlleva la sanción es la inhabilitación para celebrar contratos con la
Administración durante en un tiempo.
38
- propia iniciativa
- como consecuencia de orden emitida por un órgano superior jerárquico
- a petición razonada de otros órganos
- mediante denuncia.84
El acuerdo de iniciación puede ir precedido, como reza el art. 12, de unas actuaciones previas
dirigidas a determinar, con carácter preliminar, si concurren las circunstancias que lo justifican.
Con ellas se trata de evitar la incoación indiscriminada de procedimientos ante cualquier
notitia criminis fundada o no, de tal forma que la incoación del procedimiento sólo resultará
procedente cuando de esa averiguación resulte la existencia de indicios razonables sobre una
conducta infractora.
2.6.2.- La instrucción.
La fase de instrucción está destinada a la investigación y prueba de los hechos que se imputan
al inculpado en el procedimiento. Durante su desarrollo, los interesados tienen derecho a
conocer, en cualquier momento, su estado de tramitación, y a acceder y obtener copia de los
documentos contenidos en el mismo.
Además, los interesados tienen derecho (art. 16) a aportar cuantas alegaciones, documentos o
informes estimen convenientes, y a proponer pruebas que pueden determinar la apertura de
83
Aunque, como el propio Tribunal reconoce, la estricta imparcialidad e independencia propia de los
órganos del Poder Judicial no es, por esencia, aplicable en la misma medida a un órgano administrativo.
84
Ni la petición razonada ni las denuncias vinculan al órgano competente para iniciar el procedimiento.
85
Estas medidas, que pueden revestir un contenido muy amplio, han de estar expresamente previstas
por una norma y deben ajustarse a los objetivos que se pretendan garantizar en cada supuesto
concreto.
39
un trámite de prueba. El órgano instructor puede también realizar de oficio las actuaciones
que considere necesarias para la aclaración de los hechos y la existencia de responsabilidad
susceptible de sanción.
Concluida, en su caso, la fase de prueba, el órgano instructor formulará (art. 18) propuesta de
resolución en la que:
2.6.3.- La resolución.
La resolución ha de ser dictada por el órgano competente en el plazo de diez días a contar
desde la propuesta de resolución y debe decidir sobre todas las cuestiones planteadas por el
interesado, así como sobre aquellas otras que se deriven del expediente. En la resolución no se
podrán aceptar hechos distintos de los determinados en la fase de instrucción, aunque si
pueden ser objeto de distinta valoración jurídica. Si de ella resultara una infracción de mayor
gravedad, se le notificará al inculpado para que en plazo de quince días formule las alegaciones
que estime convenientes.
- La decisión
- La valoración de las pruebas practicadas, con especial referencia a las que constituyan
sus fundamentos básicos
- La fijación de los hechos
- La persona o personas responsables
- La infracción o infracciones cometidas
- La sanción o sanciones que se impongan.
- En caso contrario, incluirá la declaración de no existencia de infracción o
responsabilidad. (art. 89.3 Ley 30/1992 y 20.4 RPS).
40
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
La resolución podrá adoptar las medidas cautelares necesarias para garantizar la eficacia de las
sanción en tanto no sea ejecutiva. La resolución será ejecutiva cuando ponga fin a la vía
administrativa (art. 138.3 Ley 30/1992).
41
Hay que reparar que esta es una noción de Fomento que atiende exclusivamente a la finalidad
de la actividad pública, no a los medios que el poder público utiliza para su consecución.
Desde esa noción de Fomento, habrá que aceptar que son posibles todas las modalidades
existentes de la actividad administrativa.
86
Nuestra Constitución utiliza esta noción de Fomento concebido como mejora o progreso de la
sociedad en varios preceptos. Por ejemplo, en el art. 40 se habla de <<progreso económico y social>>
87
O sea, cómo se proyectan sobre la esfera jurídica privada.
42
88
Esta clasificación fue creada por JORDANA DE POZAS, quien pensaba que el hombre respondía al
<<Honor, provecho y Derecho>>.
89
Vid. Supra epígrafe 3.3
43
de producción en
determinados sectores.90
Garantías de interés
o Consisten en que la
Administración asegura a los
particulares que los capitales
que invierta en una actividad
o empresa, previamente
declaradas de interés público,
le van a reportar un
determinado interés
económico.91
Los auxilios financieros indirectos son los que
representan un lucro cesante para la
Administración Pública y no un desembolso
directo. Concretamente son las exenciones y
las desgravaciones fiscales.
Exenciones
o Consisten en que el
beneficiado queda liberado
totalmente del pago del
impuesto.92
Desgravaciones fiscales.
o Consisten en una reducción,
minoración, del impuesto.93
o Medios jurídicos.
Son las que consisten en la dispensa, por parte de la Administración,
de reglamentaciones de carácter general.
Dichas dispensas (hemos de tener en cuenta que esta
clasificación es de los años cincuenta del siglo XX)
contravienen el principio de inderogabilidad singular del
Reglamento.
Por tanto, eso que decía JORDANA DE POZAS de la dispensa de
la obediencia de un Reglamento es algo prohibido en la
actualidad, hoy en día no es posible.
Por tanto, hoy los medios jurídicos se vinculan con los efectos
favorables que la norma prevee o establece respecto de ciertos actos,
90
Siguen existiendo, en buena medida, porque provienen de Acuerdos Comunitarios. Los propietarios
de los olivares saben que su cosecha va a tener cierta compra dados los estímulos que va a recibir en
concepto de primas.
91
El sector naval necesita de cierto desarrollo, por lo que la Administración insta a empresarios privados
a invertir en dicho sector, garantizando un cierto margen de beneficio porcentual.
92
Ejemplo: los propietarios de motocicletas históricas gozan de la exención del pago del impuesto de
circulación.
93
A los empresarios que contratan a más de un número estipulado de trabajadores se les reduce la
contribución a la Seguridad Social.
44
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
Este conjunto de principios, calificados como principios generales en la materia, han sido
elaborados por la jurisprudencia. Estos principios, determinados por el Tribunal Supremo, en la
mayoría de los casos quedaron sistematizados en la Ley 38/2003. Sin embargo, no se duda
que, aunque están determinados en esta Ley concreta, transciende su ámbito de aplicación a
este concreto medio y son predicables a toda la actividad de Fomento.
Esta regla tradicional tiene, no obstante, que ser matizada de forma muy importante, toda vez
que a partir de la Constitución de 1978 hay que tener en cuenta que en los supuestos en los
que las medidas de Fomento se traduzcan en una disposición de fondos públicos (la mayoría)
se verán afectadas por el principio de legalidad presupuestaria, es decir, la vinculación será
positiva.
En segundo lugar, hay que decir también que la actividad de Fomento (como igualmente
ocurre con carácter general) se desenvolverá en los ámbitos de las potestades regladas o
discrecionales, en función de cómo la norma jurídica establezca cada medida. Lo habitual, en
el ámbito de Fomento, es que las medidas concretas se desenvuelvan en el ámbito de las
potestades regladas con conceptos jurídicos indeterminados. En definitiva, es lo que se conoce
como discrecionalidad.
El tercer principio, que en realidad se formulan en plural, son los principios de publicidad y
transparencia. Estos principios se manifiestan tanto en el Ordenamiento Comunitario como en
el Derecho Interno. En el Ordenamiento Comunitario, se traducen en la existencia de informar
a la Comisión Europea, con la suficiente antelación, de los proyectos de concesión o
94
En el alcance negativo, se relaciona con el principio de autonomía de la voluntad, los particulares
podrán hacer todo lo que no haya sido prohibido. La Ley, por tanto, actúa como frontera. En el alcance
positivo, la norma siempre será presupuesto habilitante de la actuación, sólo se podrá hacer lo que la
norma permita.
45
modificación de ayudas públicas por parte de los Estados.95 En el Derecho Interno, este
principio de publicidad y transparencia tiene su expresión más acabada en la Ley de
Subvenciones, y se manifiestan tanto en el momento anterior a su concesión como en un
momento posterior, subsiguiente.
En la actualidad existe un cierto consenso en la idea de que estas normas son insuficientes. De
hecho, existen en estos momentos dos iniciativas legislativas (en diferentes estados de
tramitación) que establecen nuevas exigencias de publicidad y de transparencia en relación
con las ayudas públicas.
Esas dos iniciativas son, de una parte, la Ley de Transparencia, Acceso a la Información y Buen
Gobierno, pendiente de aprobación en el Senado, y comprensora de la publicidad activa, es
decir, obligaciones de información para la Administración Pública, donde se imponen dichos
deberes, sobre todo, a las ayudas públicas y las subvenciones. La otra iniciativa a la que nos
referimos se encuentra mucho más atrasada en la tramitación, consistente en la aprobación de
una nueva Ley de Subvenciones, y es una de las propuestas del informe de la Comisión para la
Reforma para la Administración Pública, adscrita al Ministerio de la Presidencia, y que
presentó sus conclusiones en el mes de Julio de 2013. En ese informe se prevé (y el Gobierno
así lo ha aceptado) que se elabore una nueva Ley de Subvenciones, <<con el objetivo de
avanzar en la publicidad y transparencia en la concesión de ayudas públicas>>.
95
El Ordenamiento Comunitario impone a los Estados la comunicación, con la suficiente antelación, de
los proyectos de ayudas públicas, porque las considera contrarias al principio de libre competencia.
96
Vid. Infra epígrafe 3.3.2.1
97
Si por ejemplo, existe una subvención para el desarrollo agrícola en Almería, cualquier interesado en
criar tomates en esa provincia tiene derecho a solicitar esa ayuda y ser admitido en el procedimiento si
cumpliere los requisitos.
46
Por último, encontramos los principios de eficacia y eficiencia. El principio de eficiencia obliga
a establecer las ayudas públicas en atención al cumplimiento de los objetivos que con ellas se
persiguen. El principio de eficacia, por otra parte, exige que se disponga del volumen exacto de
recursos que sean necesarios para conseguir el objetivo.
La Ley de Subvenciones se dicta con apoyo en las competencias atribuidas al Estado por los
arts. 149.1.13º (bases y coordinación de la planificación general de la actividad económica),
149.1.14º (Hacienda General y deuda del Estado) y 149.1.18º (bases del régimen jurídico de las
Administraciones Públicas y del procedimiento administrativo común) de la Constitución. La
Disposición Final 1ª de la Ley determina en su apartado primero los preceptos que tienen la
condición de normas básicas.
3.3.1.1.- Concepto.
La subvención consiste en una aportación dineraria con cargo a los fondos públicos destinada
a satisfacer un objetivo o finalidad de interés general. La jurisprudencia ha insistido siempre
<<en su carácter incondicional en la medida en que su otorgamiento se produce siempre bajo
condición resolutoria de que el beneficiario cumpla unas exigencias, tenga un determinado
comportamiento o realice una determinada actividad en los concretos términos en que procede
su concesión>>99
El art. 2.1 de la Ley 38/2003, General de Subvenciones recoge este concepto tradicional de la
subvención al definirla como <<toda disposición dineraria realizada por cualesquiera de los
98
El régimen de la Ley de Subvenciones ha sido completado por el RD 887/2006, de 21 de Julio, del
Reglamento General de Subvenciones.
99
Sentencias del Tribunal Supremo de 20 de mayo de 2003 y 16 de mayo de 2007.
47
sujetos contemplados en el art. 3 de esta Ley100 a favor de personas públicas o privadas, y que
cumpla los siguientes requisitos:
Conviene destacar de esta definición el hecho de que el beneficiario pueda ser tanto una
persona pública o, lo que es más común, una persona privada que reúna los requisitos
establecidos, en cada caso, en las bases reguladoras de la subvención y en la convocatoria.
100
Administración General del Estado, Administración de las CCAA, Entidades Locales y Entidades de
Derecho Público vinculadas o dependientes
101
STS de 16 de mayo de 2007
48
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
- El beneficiario:
o Tiene derecho a la percepción de la cuantía objeto de la subvención
o Queda, de otra parte, sujeto al conjunto de obligaciones establecidas en el art.
14 de la Ley General de Subvenciones, de entre las que destacan:
Cumplir el objetivo
Ejecutar el proyecto
Realizar la actividad
Adoptar el comportamiento que fundamenta la concesión de las
subvenciones
Así como su debida justificación.
- La Administración
o tiene la obligación de abonar al beneficiario el importe de la subvención
concedida
o tiene el derecho a exigirle que cumpla con la actividad para la que solicitó la
ayuda.
o Dispone también, dentro de la relación subvencional, de un conjunto de
potestades importantes como son:
El reintegro en caso de incumplimiento de sus deberes por el
beneficiario
la modificación de la subvención en los términos establecidos en las
bases reguladoras y la potestad sancionadora.
3.3.1.2.- Naturaleza.
La naturaleza jurídica de la subvención ha sido tradicionalmente controvertida. Concretamente
se discute sobre si pertenece a la categoría del acto administrativo o a la de los contratos.
Como señala el Profesor SANTAMARÍA PASTOR no es fácil ofrecer una respuesta unitaria a la
naturaleza de esta figura, toda vez que la propia Ley General de Subvenciones induce al
equívoco al incluir en su régimen jurídico notas claramente tomadas de la legislación de
contratos públicos102. El propio Tribunal Supremo ha señalado, en algunas ocasiones, que la
subvención presenta <<una naturaleza en parte contractual>>.103 Ahora bien, la Ley elude
calificar a la subvención como un contrato, consciente de que otros muchos aspectos de su
régimen responden al esquema típico del acto unilateral.
102
Como son el procedimiento competitivo de adjudicación, el régimen de prohibiciones e
incapacidades para ser beneficiario o, la exigencia, en algún caso, de que su otorgamiento se lleve a
cabo a través de un convenio.
103
STS de 8 de noviembre de 2007
49
104
Este requisito está establecido en el art. 9.1 de la Ley General de Subvenciones. Vid. Infra epígrafe
3.4.
50
El art. 22.2 permite, no obstante, que las subvenciones puedan concederse de forma directa
en los supuestos siguientes:
51
52
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
- Los casos en los que la concesión directa obedece <<a razones de interés público,
social, económico o humanitario, u otras debidamente justificadas que dificulten su
convocatoria pública>>.
o En estas hipótesis la Ley 38/2003 exige la aprobación por el Gobierno de un
Real Decreto con el contenido que establece el apartado 3º del artículo,
destacando la fijación de las razones que justifican la dificultad de la
convocatoria pública, los beneficiarios y la determinación del procedimiento
de concesión de la subvención.
La obligación de reintegro puede afectar a toda la cuantía de la subvención o solo a una parte
de ella. Las cantidades a reintegrar tienen la consideración de ingresos de Derecho Público, por
lo que será aplicable para su cobro lo previsto en la Ley General Presupuestaria.105 Este
reintegro es, además, independiente de las sanciones que, en su caso, puedan imponerse al
beneficiario.
El deber de reintegro recae sobre los beneficiarios. En los supuestos de personas jurídicas y
uniones sin personalidad, sus miembros responderán solidariamente.
105
Ley 47/2003.
106
Traducido, día en el cual
107
STS de 16 de Mayo de 2007 y de 25 de Mayo de 2010.
108
STS de 7 de Abril de 2003.
53
El acto de otorgamiento de la subvención es válido y despliega todos sus efectos, entre los
cuales se encuentran precisamente el reintegro o devolución de las cantidades cuando en
beneficiario incumpla las obligaciones a las que está sujeto. Este incumplimiento se determina
en un procedimiento específicamente establecido al efecto. 109 De esta regulación pueden
destacarse las reglas generales establecidas por el art. 94:
En cuanto a las primeras, hay que decir que la Unión Europea tiene establecidas ayudas para
fines muy diversos (por ejemplo, las Becas Erasmus). Entre esos fines, destacan, sin ninguna
duda, por su cuantía, las destinadas al sostenimiento de las rentas agrarias y al desarrollo de
mercados agrícolas. Igualmente, tienen gran significación las previstas para el desarrollo de
determinadas zonas de la Unión con niveles de renta por debajo de la media.
109
Actualmente, está recogido en el Capítulo II del Título III del Real Decreto 887/2006, de 21 de Julio,
por el que se aprueba el Reglamento de la Ley 38/2003.
54
La cuestión que a nosotros realmente nos interesa es el régimen de control de las ayudas
otorgadas por los estados. El ordenamiento comunitario tiene establecido un importante
sistema de control del régimen de ayudas públicas en los Estados Miembros. Esta regulación
tiene su fundamento en un principio básico y fundamental del Derecho Comunitario, el
principio de libre competencia. La regla básica del Ordenamiento Comunitario en la materia es
la prohibición de ayudas públicas, en la medida en que se estima que las ayudas públicas, por
definición, alteran y falsean la libre competencia (art. 107 TFUE).110
Esta regla general no tiene un carácter absoluto, toda vez que el propio Tratado establece
varios tipos de ayudas. En primer lugar, encontramos las ayudas posibles, o no, según los
casos (art. 107.3 TFUE):
El Tratado también establece ayudas compatibles (aquellas que podrán otorgarse tras un
procedimiento comunitario que las permite, reguladas en el art. 107.2 TFUE):
- Las ayudas de carácter social concedidas a los consumidores individuales, siempre que
se otorguen sin discriminaciones basadas en el origen de los productos
- Las ayudas destinadas a reparar los perjuicios causados por desastres naturales o por
otros acontecimientos de carácter excepcional
- Las ayudas concedidas con objeto de favorecer la economía de determinadas regiones
de la República Federal de Alemania, afectadas por la división de Alemania, en la
medida en que sean necesarias para compensar las desventajas económicas que
resultan de tal división.
En síntesis se puede decir que la compatibilidad de estas ayudas con el Mercado Comunitario
tiene que ser autorizada, avalada, por la Comisión Europea, de acuerdo con el procedimiento
establecido en el Reglamento Comunitario 659/1999. Los Estados miembros tienen la
obligación de informar a la Comisión de sus proyectos de ayudas. Si la Comisión estima que no
110
Si los Estados dan ayudas a sus empresas, las colocan en una posición de privilegio frente al resto de
operadores en el mercado.
55
son compatibles con el Tratado, acordará que el Estado las modifique o prescinda de ellas. Si el
Estado no está de acuerdo, puede acudir al Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
En el Estado Español, el análisis de los criterios de concesión de las ayudas públicas en relación
con sus posibles efectos sobre el mantenimiento de la competencia se resolverá en el Tribunal
de Defensa de la Competencia.
56
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
Se puede decir, por consiguiente, que las notas fundamentales del servicio público, en su
concepto clásico, son las siguientes:
- Titularidad Pública
o Esta es una característica consustancial al servicio público, pues son
actividades cuya titularidad corresponde a la Administración.
o Ahora bien, hay que tener en cuenta que la titularidad pública no implica que
la gestión del servicio la tenga que asumir directamente la Administración,
puesto que el Derecho ha permitido siempre que la Administración titular de
un servicio encomiende su gestión a un tercero, a través, lógicamente, de las
técnicas jurídicas previstas:
La más importante que existe hoy en día es la concesión.
También destaca la encomienda de gestión.
o Hay que decir también en el ámbito de la titularidad que la Administración
puede ser titular de un servicio en régimen de monopolio (es decir, con
111
La escuela del servicio público francés, liderada por DUGUIT, fue quien empleó esta definición. Más
tarde se superó este concepto.
57
112
Un ejemplo era el servicio telefónico en los comienzos del siglo XX. Otro ejemplo válido se encuentra
en sede del art. 26 de la Ley de Bases del Régimen Local: el servicio público de transporte urbano se
ejerce en régimen de monopolio. Casos idénticos son el de abastecimiento de aguas y el de recogida de
basuras.
113
Un ejemplo de ello es la enseñanza pública, que es totalmente compatible con la existencia de
enseñanza privada. Así mismo, la sanidad también es un servicio público en concurrencia con la
iniciativa privada.
114
La Administración puede, si lo desea (porque se lo permite este precepto constitucional) competir
con las empresas privadas en el mercado. Estas actividades que la Administración ejerce NO son
actividades de servicio público, pues las actividades de servicio público responden a otra lógica.
58
Hay que añadir que, aparte de estos servicios garantizados constitucionalmente, hay otros que
están establecidos en los Estatutos de Autonomía, en el ámbito, naturalmente, de las
competencias autonómicas, lo que significa que los legisladores autonómicos vienen obligados
a respetar.
Una vez creado el servicio, una vez que a una Administración se le ha atribuido la prestación de
una actividad, la propia Administración podrá decidir (aplicando la norma correspondiente)
sobre la forma y el modo de prestación concreta del servicio. La Administración podrá optar
por prestarlo ella misma directamente, o por acudir, como decíamos antes, a una fórmula de
gestión indirecta. La norma que fundamentalmente disciplina esa prestación indirecta del
servicio público es el Texto Refundido de Contratos del Sector Público.
115
Si la Constitución ha atribuido una actividad al poder público, el legislador no puede hacer más que
acatar esa decisión.
59
En el ámbito de una misma actividad de servicio público pueden concurrir la prestación directa
con la prestación por operadores privados, como sucede en la sanidad o en la educación.
- Principio de continuidad:
o Es el más tradicional y el más importante en la concepción clásica del servicio
público.
o Se traduce en la exigencia de que la actividad de servicio público esté
garantizada con la regularidad que exija su propia naturaleza.
o Este principio de continuidad es tan importante que justifica y es base de la
normativa sobre servicios mínimos en caso de huelga.
- Principio de igualdad:
o Naturalmente, ha de ser entendido en su dimensión material, lo que se
traduce en la posibilidad de que puedan imponerse condiciones particulares al
acceso al servicio que modulen o condicionen las reglas de acceso libre.
o Por ejemplo, el uso del Libro de Familia Numerosa es una regla de acceso a los
servicios que no se considera discriminatoria.
- Principio de universalidad
o Supone que las actividades de servicio público han de llegar y ser accesibles a
todos los ciudadanos. Tienen que tener cobertura universal.
o Por ejemplo, todos los Municipios tienen que abastecer de agua potable a sus
ciudadanos, ya sea una gran ciudad o un pueblo perdido de los Montes de
León con dieciocho habitantes, pues el uso de agua potable es un servicio
público al cual todos deben de tener acceso.
- Principio de mutabilidad.
o Este nuevo principio quiere significar que la Administración titular responsable
del servicio puede modificar las condiciones de su prestación cuando se den
circunstancias que así lo aconsejan.
o Esta mutación se puede producir con carácter general a partir de una
determinada fecha, o se puede introducir de manera puntual para atender a
circunstancias coyunturales.116
- Principio de calidad
o Procede del Ordenamiento Comunitario. Este principio ha quedado reconocido
en nuestro Derecho mediante la Ley 6/1997117 y en un conjunto de normas
sectoriales.
o Quiere decir que los servicios deben de prestarse con un nivel adecuado de
satisfacción.
Lógicamente nos encontramos ante conceptos jurídicos
indeterminados, que habrá que valorar en cada caso y que además
son de muy difícil exigencia.
116
Por ejemplo: un Ayto. puede decir que, a partir de mañana, una línea de autobús varía su recorrido y
sus paradas, o en cambio que hoy, de manera puntual debido a un partido de fútbol, el recorrido de una
línea estará modificado durante dos horas.
117
Más conocida como LOFAGE.
60
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
La gestión directa del servicio se puede producir, por consiguiente, a través de formas
distintas, sistematizadas en el art. 85.2 de la Ley Básica de Régimen Local118 y son:
118
Se avecina una reforma de este artículo, donde las dos últimas maneras de gestión pasarán a ser muy
excepcionales.
61
público, pero la gestión se desarrolla por una tercera persona y bajo su responsabilidad. Se
canalizan mediante los contratos púbicos.
Existen varios modos de gestión indirecta de los servicios públicos. No obstante, se puede
decir que existen una serie de notas que son comunes que todas ellas:
119
Vid. Infra Tema 8.
120
La Ley no especifica qué servicios pueden gestionarse de modo indirecto, sino cuáles han de ser
obligatoriamente directo: aquellos servicios de autoridad pública. El servicio policial nacional (como el
Cuerpo Nacional de Policía) nunca podrá ser practicado por particulares.
121
Es el caso típico de las explotaciones de autopistas de peaje, si el adjudicatario hace la obra
previamente. La Administración realiza un pago al adjudicatario, cofinanciando la obra, y el resto del
pago se realiza cediendo los beneficios del servicio, permitiendo que el adjudicatario retenga los
beneficios de la explotación.
62
Existen cuatro modalidades distintas de gestión indirecta de un servicio público. No hay una
sola técnica, sino cuatro instrumentos distintos:
- La concesión122
o Es el modo más usual y frecuente de gestión indirecta de los servicios públicos.
o Consiste en que un tercero123 gestiona el servicio a su propio riesgo y ventura.
El riesgo y ventura, proveniente de los primeros contratos públicos en
el siglo XIX, presupone que el adjudicatario ejecutará la obra a un
precio determinado, por ejemplo, 100, calculado en base a las costas
de la obra y el beneficio industrial (puesto que el adjudicatario
pretende ganar dinero con el negocio). Si los costes aumentan más
tarde y los beneficios disminuyen, la Administración no se
responsabilizará. En cambio, si los costes disminuyen después, y
aumentan los beneficios, la Administración no se aprovechará de ellos,
pues es la ventura del ente privado.
- La gestión interesada
o La Administración y el adjudicatario participan de los resultados de la
explotación según la proporción establecida en el contrato.
o Comparten, por tanto, el riesgo inherente al contrato.
Por ejemplo: la Administración y el contratista pactan que, del coste
del servicio, el 20 % lo va a asumir la Administración, y el 80 % el
adjudicatario.
- El concierto
o Es aquella forma de gestión indirecta del servicio que tiene como nota
característica el hecho de que la adjudicación del contrato se ha de producir a
favor de personas ya venga realizando prestaciones análogas a las que
constituya el objeto del contrato.
o Es, en resumen, un modo de gestión que se caracteriza porque la adjudicación
ha de caer en una persona que ya está realizando prestaciones parecidas a las
del objeto del contrato.
o Ocurre señaladamente en dos sectores: la educación y la sanidad.124
- La sociedad de economía mixta
o Es el modo que consiste en que la Administración Pública, junto con el tercero,
procede a la Constitución de una persona jurídica que es la que se va a
encargar de prestar el servicio.
o Es una modalidad particular con gran parecido a la gestión interesada, pues
también se comparten los riesgos, aunque esos riesgos compartidos
pertenecen al ámbito de un nuevo sujeto jurídico.125
Adjuntamos un esquema que resume todas las modalidades de gestión directa e indirecta:
122
Vid. Infra epígrafe 4.3.1.2.A).- La concesión, en concreto.
123
La Ley de Contratos habla siempre de empresario, puesto que presupone que serán
124
Por ejemplo: si la Administración carece de suficientes plazas en escuelas públicas, concertará más
plazas lectivas con terceros, pero no podrá adjudicarlas a empresas nuevas constituidas a tal objeto,
sino a personas jurídicas que ya vengan realizando esa actividad, a colegios ya en funcionamiento.
125
Si se aprueba el proyecto de Ley en trámite, esta modalidad desaparecerá.
63
Modos de gestión
Gestión Gestión
directa indirecta
A través de Sociedad de
Por Organismo Por Entidad
Por la Sociedad Gestión
Autónomo Pública
Mercantil de Concesión Concierto Economía
Administración
Local Empresarial interesada
Capital Local Mixta
A) Potestades administrativas.
a. Facultad de vigilancia e inspección del servicio
i. se convierte en el presupuesto de hecho para poder dictar todas las
órdenes de obligado cumplimiento que sean necesarias para asegurar
la buena marcha del servicio.
ii. Por ejemplo, va a suceder un acontecimiento extraordinario, como
una procesión. La Administración por tanto ordena al concesionario
que ese día tiene que aumentar su servicio de limpieza del viario
público.
b. Potestad de variación del contrato o ius variandi.128
126
No tiene por qué ser forzosamente así, pero comúnmente sí ocurre de este modo.
127
Las potestades, recordando, son poderes y facultades especiales que el Ordenamiento Jurídico
confiere a la Administración Públicas.
128
Ha sido en España la gran lacra de contratación administrativa desde 1965, por lo que en 2011 se
modificó la legislación para mejorar la situación.
64
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
129
Junto al riesgo y ventura, otro principio fundamental de la contratación pública es el equilibrio
financiero del contrato, pues todo contrato se establece sobre la base de un precio. Siempre, en ese
precio, hay dos grandes partidas: el coste del contrato y el beneficio industrial. Según este principio, si a
resultas de la actuación de la Administración este equilibrio se rompe (modificando el contrato o
cambiando las tarifas), y el coste del contrato aumenta, el equilibrio económico pactado se modifica,
por lo que la Administración deberá hacer frente al sobrecoste del mismo.
65
130
No significa que a los cuatro meses se suspenda la ejecución obligatoriamente, sino que el
concesionario puede hacerlo, siempre y cuando avise con un mes de antelación a esa suspensión.
131
Esta ruptura o abandono del contrato no es una obligación, sino una posibilidad del contratista. La
Ley 14/2013, de 27 de septiembre, de apoyo al emprendedor permitió la rebaja de los ocho meses
anteriores a seis meses actuales.
132
Esto hace relación con la responsabilidad administrativa: la Administración responde frente a todos
los ciudadanos por todos los daños producidos por su actividad o su omisión de actividad. Viene
regulada en la Ley 30/1992 y en la Constitución.
66
El Derecho, como respuesta, ha ideado algunos mecanismos para no soliviantar de este modo
el interés general.133 En concreto, el Texto Refundido de Contratos del Sector Público permite
<<que la Administración, en un período prudencial anterior a la reversión del contrato (período
que tiene que estar fijado en el contrato), puede imponer al contratista cuantas medidas
considere adecuadas para que la entrega de esos bienes se verifique en las condiciones
pactadas>>
El segundo modo es la resolución o la ruptura de la relación jurídica antes del transcurso del
plazo pactado. La resolución se puede producir por causas imputables tanto al contratista
como a la Administración. En el caso de la Administración, como citamos antes, se produce por
demoras superiores a los seis meses en la entrega de las contraprestaciones económicas a las
que la Administración se había comprometido. Se puede también extinguir el contrato por
causa de resolución en base a otros motivos distintos, provocados por el concesionario, por la
Administración:
En todos estos casos en los que el contrato se rompe por causas procedentes de la
Administración Pública, el contratista tiene, lógicamente, una serie de garantías. En concreto,
tiene derecho a una indemnización por daños y perjuicios que la resolución le haya provocada.
Esa indemnización debe comprender tanto el daño emergente como el lucro cesante.135
En relación con la posición jurídica de los usuarios, hay que decir que no existe (lógicamente)
una regulación unitaria en la materia, no hay un estatuto básico común del usuario de un
133
Dice la jurisprudencia, reiteradamente, que en estos casos no se agrede a la Administración o su
patrimonio, sino al interés general siempre.
134
No es frecuente, pero es lo que va a pasar si se aprueba la nueva Ley de Régimen Local, con respecto
a los Mercados de Abastos en los municipios de más de 5.000 habitantes, que dejará un servicio
municipal, puesto que el abastecimiento de alimentos, en la sociedad actual, no requiere de la actividad
municipal.
135
El lucro cesante se calcula según los resultados del ejercicio del último quinquenio.
67
servicio público, sino que el régimen de derechos y obligaciones de esos usuarios están
establecido para cada clase de servicio. No obstante, y a pesar de esa dispersión normativa, se
pueden aislar algunas notas generales:
En cuanto a los derechos de los usuarios, hay que señalar que, entre los más destacados, están
los siguientes:
Los derechos de los usuarios suelen concretarse en las Cartas de Servicios, previstas en muchas
normas (como la Ley 30/1992), documentos que tienen por objeto establecer los estándares
de prestación y calidad del servicio a los que la Administración se ha de comprometer. Estas
cartas de servicios tienen valor puramente informativo, no tienen el valor de reconocer
derechos que los usuarios puedan reclamar en caso de incumplimiento.
En cuanto a las obligaciones de los usuarios, se puede decir con carácter general, y sin
perjuicio de lo establecido en disposiciones concretas, el usuario tiene dos grandes deberes:
68
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
La regulación del patrimonio de las Administraciones Públicas cuenta con una norma
fundamental, de cabecera, que es la Ley 33/2003, de 3 de noviembre, que se denomina,
justamente como <<Ley del Patrimonio de las Administraciones Públicas>>. Esta es una norma
que fue dictada por el Estado con fundamento en dos títulos competenciales del artículo 149.1
de la Constitución; concretamente, con fundamento en sus competencias en materia de
legislación civil y de bases del régimen jurídico de las Administraciones Públicas.136
Al ser una ley dictada por el Estado en el ejercicio de sus competencias estatales, es una ley
aplicable al patrimonio de todas las Administraciones Públicas respecto de un conjunto de
materias que están determinadas, están fijadas, en su Disposición Final Segunda. Por tanto,
esta Ley 33/2003 es una norma jurídica que:
Por consiguiente, hay que tener en cuenta que las Comunidades Autónomas, fuera de esas
materias de competencia estatal disponen de capacidad normativa para regular sus propio
patrimonio.
En definitiva, puede decirse que el patrimonio de las Comunidades Autónomas y las Entidades
Locales se rige por:
136
El Estado, haciendo uso de esas competencias, dictó la Ley 33/2003.
69
Hay que tener en cuenta, además, que la Ley 33/2003 no absorbe a todos los bienes de
titularidad administrativa, puesto que la propia Ley se declara supletoria en las regulaciones
existentes para categorías específicas de bienes.137 Hay categorías de bienes de la
Administración, muy importantes, que cuentan con regulación propia y que se antecede a la
Ley 33/2003. Por ejemplo:
La distinción básica entre unos bienes y otros viene dada por su afectación (o su carencia), por
su adscripción (o no) a un uso o servicio público. Son bienes demaniales los bienes que están
afectos a un uso o a un servicio públicos. 138 los bienes patrimoniales, en cambio, se definen en
la Ley de una manera negativa o residual, esto es, se determinan por exclusión. Son todos
aquellos bienes de la Administración que no están adscritos a un uso o servicio público.
La definición de los bienes de dominio público, en los términos en que la hemos efectuado, es
un concepto establecido en las normas vigentes, pero que tiene su origen en disposiciones
muy antiguas. Ya las Siete Partidas se referían a los bienes de uso público, pues decía
concretamente que la <<ribera del mar>> era de uso público.
Esta distinción entre bienes demaniales y bienes patrimoniales también está recogida en el
Código Civil, concretamente en los artículos 339 y 340:
137
Quiere decir que no es la norma aplicable a todos los bienes de titularidad administrativa. La propia
Ley entonces, de manera clara, dice que sus normas son de carácter supletorio en determinadas
categorías de bienes, donde regirá con carácter primigenio la regulación sectorial.
138
Los ejemplos son múltiples: la playa es un bien de dominio público (así está calificada en la Ley de
Costas). La calle también es un bien afecto al uso público. El propio edificio de esta Facultad de Derecho
es un bien demanial, pues está afectada a un servicio público.
70
- En el primero de ellos (art. 339)se dice que: <<son bienes de dominio público:
o 1.º Los destinados al uso público, como los caminos, canales, ríos, torrentes,
puertos y puentes construidos por el Estado, las riberas, playas, radas y otros
análogos.
o 2.º Los que pertenecen privativamente al Estado, sin ser de uso común, y están
destinados a algún servicio público o al fomento de la riqueza nacional, como
las murallas, fortalezas y demás obras de defensa del territorio, y las minas,
mientras que no se otorgue su concesión>>.
- En el art. 440 se expone que <<Todos los demás bienes pertenecientes al Estado, en
que no concurran las circunstancias expresadas en el artículo anterior, tienen el
carácter de propiedad privada>>.
La tesis más tradicional, formulada en Francia por DUGUIT y aceptada por la mayoría de los
administrativistas en España, es la que considera que el dominio público constituye una forma
especial de propiedad, que se caracteriza por:
Este contenido singular del derecho de propiedad de los bienes de dominio público es
precisamente el que va a servir para que se cuestione la naturaleza del demanio como forma
de propiedad. Si falta una nota consustancial a este derecho, como es la disposición total sobre
los bienes, no se puede afirmar que el dominio público sea una forma de propiedad.
La nueva corriente que cuestiona esa propiedad especial, por tanto, dirá que el dominio
público es un título jurídico de intervención sobre los bienes, que se caracteriza por la cesión a
la Administración de un conjunto de potestades o prerrogativas para garantizar la afectación
de un bien a un uso o servicio públicos.141
139
Hay veces que la naturaleza de las cosas genera efectos en el Derecho. En esta materia, como
veremos, no es así, sino que la discusión es puramente doctrinal.
140
Mientas un bien es de dominio público no se puede enajenar.
141
No se puede definir la propiedad sin la libre disposición de los bienes, por lo que el demanio no será
ya (según la doctrina) un derecho de propiedad especial.
71
Hay que decir que, ya se mantenga una doctrina u otra, existe una realidad normativa
innegable acerca del dominio público: éste constituye una categoría que se define por el
establecimiento, para ciertos bienes, de un régimen jurídico singular. El régimen jurídico
singular se deriva de la titularidad administrativa y de la atribución a la Administración de un
conjunto de potestades en defensa de la afectación del bien al interés general.
Esta diferencia, que no responde a lo jurídico sino a la naturaleza de los bienes, sirvió en el
pasado para el establecimiento de un régimen jurídico distinto para unos bienes y para otros.
Estas diferencias, no obstante, han quedado superadas en el Ordenamiento vigente, toda vez
que se pondrá de manifiesto que realmente el dominio público nace siempre (aun cuando se
trate de bienes de la naturaleza) de un acto administrativo de afectación por la
Administración. Los bienes de dominio público con naturaleza requieren también de ese acto
administrativo que los afecte al uso público puesto que, aunque por dicha naturaleza
pensemos que deben siempre estar asignados al demanio, los sujetos privados, de facto,
pueden apoderarse de los mismos. Por ello es necesario también el requisito de afectación
mediante un acto administrativo.
Una vez superada la discusión, hoy en día nuestro Ordenamiento jurídico, como todas las
normas al respecto del Derecho comparado, presenta una unificación de ambos tipos de
dominio público.
142
Un ejemplo claro de dominio público por naturaleza es una playa, que tiene vocación de disfrute por
todos.
143
Por ejemplo, el edificio de la Facultad de Derecho podría ser, por sus características propias, un
edificio perteneciente a un sujeto privado. Es un dominio público artificial.
144
De nuevo, la Facultad de Derecho, es un bien adscrito singularmente al servicio público de enseñanza
universitaria.
145
Todas las playas son de dominio público, por ende son bienes demaniales con carácter general.
72
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
Las alteraciones que, por consiguiente, pueden experimentar los bienes de la Administración
en su concreto destino se pueden clasificar en tres grandes grupos:
- Afectación ex lege
o Esta afectación es la que se produce en los supuestos en los que una Ley
califica expresamente determinadas categorías de bienes como de dominio
público.
o Ejemplos:
La Ley 22/1988, de 28 de julio, modificada por la Ley 2/2013, de 29 de
mayo, de Costas en relación con el dominio público marítimo-
terrestre.
Real Decreto Legislativo, 1/2001, de 20 de julio, del Texto Refundido
de la Ley de Aguas respecto del dominio público hidráulico.
- Afectación expresa
o Esta afectación, la más común en la práctica, es la que tiene lugar mediante un
acto administrativo que adscribe un bien concreto a la satisfacción de una
específica necesidad de interés general o servicio público, declarando, por
consiguiente, su integración en el dominio público.
o El art. 66.1 de la Ley 33/2003 exige que esta operación se efectúe <<en virtud
de acto expreso por el órgano competente, en el que se indicará el bien o
derecho a que se refiera, el fin al que se destina, la circunstancia de quedar
73
146
Real Decreto 1373/2009, de 28 de agosto, por el que se aprueba el Reglamento General de la Ley
33/2003, de 3 de noviembre, del Patrimonio de las Administraciones Públicas. También es conocido
como Reglamento del Patrimonio de las Administraciones Públicas, o por sus siglas vulgares, RPAP.
74
También se consideran mutaciones demaniales los supuestos en los que se produce una
alteración en el sujeto titular de los bienes, operación que puede revestir dos modalidades:
- Primera modalidad.
o Tiene lugar cuando un bien demanial pasa de la titularidad o de la
competencia de gestión de un ente administrativo a otro, manteniendo la
finalidad a la que se hallaba afectado.
o Es la situación que se produce, por ejemplo, en los casos de alteración de
términos municipales.
- Segunda modalidad.
o Aparece en los supuestos en los que un bien demanial afecto a un órgano
administrativo pasa a otro de la misma Administración.
o Es lo que ocurre normalmente cuando se producen reestructuraciones
orgánicas, hipótesis expresamente previstas en el art. 71.3 de la Ley 33/2003.
La desafectación debe realizarse, como dispone el apartado segundo de este mismo precepto,
<<de forma expresa>> y de acuerdo con el procedimiento establecido en los artículos 70 de la
Ley 33/2003 y 72 del Real Decreto 1373/2009. Se trata de un procedimiento sustancialmente
coincidente con el previsto para la afectación. Esto es, la decisión se adopta por resolución del
75
La exigencia de que la desafectación se efectúe por una resolución formal suscita algunos
problemas, sobre todo en los llamados supuestos de desafectación por desnaturalización de
bienes, esto es, casos en los que un bien concreto pierde las condiciones físicas que lo
integraban ex lege en el dominio público. Para estas hipótesis la legislación sectorial ofrece
soluciones distintas. En algunas ocasiones exige un acto formal de desafectación, mientras que
en otras acepta la pérdida automática de la condición demanial del bien.
A) Inalienabilidad
a. Está consagrado en el art. 30 de la Ley 33/2003 y significa, como
desprendemos de su propio nombre, que la Administración titular del bien no
puede disponer de él, no puede enajenarlo.
b. No constituye (así se ha dicho tradicionalmente) una indisponibilidad natural o
física, sino una indisponibilidad teleológica o de finalidad, de destino.
i. La Facultad de Derecho es indisponible no porque no se podría vender,
sino por su afectación a un servicio público. Si se enajena el bien,
desaparecería el servicio público al que se encontraba afecto el bien.
ii. La inalienabilidad es, por tanto, una garantía de la afectación, asegura
la vinculación del bien al uso o servicio público.
c. No supone, sin embargo, que la Administración no pueda sobre los bienes,
ceder derechos de uso a los particulares, mediante concesiones y cesiones.
No obstante
B) Imprescriptibilidad
a. Esto significa que los sujetos privados no pueden adquirir su propiedad
mediante el uso continuado y pacífico.
b. En garantía de este principio se constituye la recuperación de oficio,
posibilidad de reivindicación del bien, por parte de la Administración, ante un
tercero, quien no podrá ejercer las acciones sumarias de defensa de la
posesión.
147
En 1978 no eran ninguna novedad, sino que la Constitución otorgó el máximo rango a los que, desde
muy antiguo, eran principios básicos del demanio.
76
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C) Inembargabilidad
a. Esta nota del art. 132 CE y el art. 30 de la Ley 33/2003 es un principio que
protege al dominio público frente al poder judicial.
b. Significa, con carácter general, que no se puede dictar mandamiento de
embargo contra estos bienes para satisfacer las deudas que pueda tener la
Administración Pública.
c. Es un principio establecido en garantía de la afectación del bien.
i. Que la Administración tiene deudas y debe dinero a muchos
proveedores es generalmente sabido. Ahora bien, los proveedores de
la Administración no pueden solicitar a un juez que dicha
Administración pague con cargo a sus bienes, porque los bienes de
dominio público son inembargables.
d. Sobre este principio se plantearon dudas acerca de su propia
constitucionalidad, en la medida en que se consideró que suponía un
menoscabo del derecho a la tutela judicial efectiva:
i. se le consideraba una vulneración del art. 24 CE, pues si un ciudadano
no puede solicitar a un juez que logre que la Administración satisfaga
la obligación, acudir a los tribunales es totalmente ineficaz.
ii. El TC sin embargo zanjó esta cuestión en su Sentencia 66/1998, en la
que entendió que los derechos constitucionales no son en ningún caso
derechos absolutos, sino derechos por el contrario que admiten
limitaciones, siempre que estén justificadas y sean proporcionales a la
finalidad que se pretende:
1. la inembargabilidad está justificada y es adecuada a la
afectación del bien, el interés público a salvaguardar es tan
importante que la prohibición de embargo, aunque pueda
suponer una vulneración a la tutela judicial efectiva, tiene
fundamento.
La Ley 33/2003 permite que las prerrogativas para la defensa de los bienes de dominio público
las ejerzan tanto las Administraciones territoriales como sus organismos autónomos y
entidades de Derecho Público vinculadas o dependientes. En la Administración General del
Estado, las ejercerán los distintos Ministros respecto de los bienes y derechos <<que tengan
77
El art. 41.1 de la Ley 33/2003 determina cuáles son las prerrogativas de las que disponen las
Administraciones Públicas para la defensa de su patrimonio, que son las siguientes:
Antes de adentrarnos en el análisis de cada una de estas prerrogativas, debe señalarse que la
Ley 33/2003 establece un conjunto de normas de aplicación a todas ellas, referidas al
procedimiento y control judicial.
Respecto del control judicial el art. 43 de la Ley 33/2003 establece dos reglas importantes que
cuentan con una larga tradición en nuestro Derecho:
78
dueño y, por tanto, pertenece a la Administración General del Estado conforme al art. 17.1 de
la misma; o bien, a constatar o a acreditar que un bien o derecho pertenece a la Administración
General del Estado o a organismos públicos dependientes de ella, cuando no conste su
situación de modo cierto>>.
Las normas propias de los bienes de las Comunidades Autónomas y las Entidades Locales
regulan esta facultad en términos muy parecidos a los que se establecen para los bienes de la
Administración del Estado.
5.5.2.- El deslinde.
La potestad de deslinde otorga a la Administración Pública la capacidad para fijar
unilateralmente los límites de sus bienes en relación con los de las fincas colindantes. Así lo
establece el art. 50.1 de la Ley 33/2003: <<las Administraciones Públicas podrán deslindar los
bienes inmuebles de su patrimonio de otros pertenecientes a terceros cuando los límites entre
ellos sean imprecisos o existan indicios de usurpación>>.
Aunque el precepto parece configurar un doble presupuesto de hecho para el ejercicio de esta
potestad (la existencia de <<límites imprecisos>> o de <<indicios de usurpación>>) ha de
advertirse que no estamos ante condiciones alternativas, en la medida en que la jurisprudencia
mantiene que la confusión de linderos es un presupuesto inexcusable para el ejercicio de la
acción de deslinde, que ha de concurrir en todo caso.
Debe repararse también en que la referencia de este artículo 50.1 a la existencia de <<indicios
de usurpación>> propicia una cierta confusión entre esta potestad y la de recuperación de
oficio que el artículo 55.1 reconoce a la Administración al objeto de que pueda recuperar por sí
misma <<la posesión indebidamente perdida sobre los bienes y derechos de su patrimonio>>.
La delimitación entre una potestad y otra ha sido establecida por la jurisprudencia en el
sentido de que <<la recuperación de oficio requiere inequívoca constancia de la posesión
originaria de los bienes presuntamente usurpados, que habrá de acreditarse documentalmente
al acordar la recuperación. Cuando no sea así, cuando los límites aparezcan imprecisos y, por
tanto, la prueba de la usurpación sea sólo indiciaria, el procedimiento adecuado es el
deslinde>>. En todo caso, son muchas las ocasiones en las que no es fácil diferenciar entre las
circunstancias que legitiman el ejercicio de una u otra prerrogativa.
79
y que, como es lógico, garantiza una amplia participación de los interesados a lo largo de toda
su instrucción.
El plazo establecido para su resolución por el art. 52.e) de la Ley 33/2003 es de dieciocho
meses contados desde la fecha del acuerdo de iniciación, transcurridos los cuales sin haberse
dictado y notificado la resolución, se producirá su caducidad. Existen, no obstante, numerosas
disposiciones, como por ejemplo la Ley de Costas, que regulan este procedimiento en sus
respectivos ámbitos.
En el art. 52.d) de la Ley 33/2003 establece que <<una vez el acuerdo resolutorio del deslinde
sea firme, y si resulta necesario, se procederá al amojonamiento, con la intervención de los
interesados que lo soliciten, y se inscribirá en el Registro de la Propiedad correspondiente>>.
Existen, no obstante, algunas leyes que confieren al deslinde efectos declarativos no sólo de la
posesión, sino también de la titularidad demanial, otorgándole, en consecuencia, eficacia
prevalente respecto a las titularidades registrales contradictorias, lo que rompe con la
presunción iuris tantum que confiere el Registro de la Propiedad a las titularidades inscritas.
Esto es, la realidad registral contradictoria cede a favor de la propiedad pública declarada en el
acto administrativo de deslinde. Entre las normas que reconocen tales efectos al deslinde se
encuentran el art. 13 de la Ley de Costas o el art. 95 del Texto Refundido de la Ley de aguas.
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Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
mismo artículo, podrá proceder <<de conformidad con lo dispuesto en el capítulo V del título VI
de la Ley 30/1002. Para el lanzamiento podrá solicitarse el auxilio de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad, o imponerse multas coercitivas de hasta un cinco por 100 del valor de los bienes
ocupados, reiteradas por periodos de ocho días hasta que se produzca el desalojo>>.
En estos supuestos, serán de cuenta del usurpador los gastos derivados de la tramitación del
procedimiento de recuperación, cuyo importe, junto con el de los daños y perjuicios que se
hubiesen ocasionado a los bienes usurpados, podrá hacerse efectivo por el procedimiento de
apremio.
5.5.4.- El desahucio.
El desahucio constituye una modalidad de la potestad de recuperación de oficio que procede,
en términos del art. 58 de la Ley 33/2003 <<cuando decaigan o desaparezcan el título, las
condiciones o circunstancias que legitimaban a su ocupación por terceros>>. Esto es, el
desahucio permite a la Administración la recuperación de los bienes demaniales utilizados por
los particulares en precario o cuando hayan transcurrido los plazos concedidos por la
Administración para un uso privativo. En definitiva, esta potestad hace frente a una ocupación
legítima anterior.
Este último deber está establecido en el art. 36 de la Ley 33/2003: <<las Administraciones
Públicas deben inscribir en los correspondientes registros los bienes y derechos de su
patrimonio, ya sean demaniales o patrimoniales, que sean susceptibles de inscripción, así como
todos los actos y contratos referidos a ellos que puedan tener acceso a dichos registros. No
obstante, la inscripción será potestativa para las Administraciones Públicas en el caso de
arrendamientos inscribibles conforme a la legislación hipotecaria>>.
Este precepto puede considerarse el punto final de una evolución histórica en la que se había
puesto en duda, e incluso negado, la posibilidad de que los bienes demaniales pudieran ser
objeto de inscripción en el Registro de la propiedad. De hecho, el Reglamento Hipotecario no
la previó hasta su reforma de 1998 pues se suponía que los bienes demaniales gozaban de una
ostensibilidad que hacía innecesaria la protección ofrecida por el Registro. El modificado art. 5
de ese reglamento estableció que <<los bienes inmuebles de dominio público también podrán
ser objeto de inscripción>>. Una posibilidad que la Ley 33/2003 transforma en obligación para
todas las Administraciones Públicas. de hecho, la Disposición Transitoria Quinta de la Ley
33/2003 dispuso un plazo de cinco años para que las Administraciones cumpliesen con este
deber de inscripción.
81
El art. 32.1 de la Ley 33/2003 establece que <<las Administraciones públicas están obligadas a
inventariar los bienes y derechos que integran su patrimonio, haciendo constar, con el
suficiente detalle, las menciones necesarias para su identificación y las que resulten precisas
para reflejar su situación jurídica y el destino o uso a que están siendo dedicados>>.
El inventario tiene una gran importancia a los efectos del control de sus propios bienes por la
Administración y el ejercicio de las potestades con las que cuenta para su defensa.
En el estudio de la utilización del dominio público es preciso distinguir entre las normas
propias de los bienes adscritos al uso público y las disposiciones relativas a los bienes afectos
al servicio público. El régimen de los primeros es mucho más desarrollado y completo que el
de los segundos.
148
La calle es un bien demanial de uso común, porque la utilización es abierta a todos, el que lo haga
uno no impide el uso al resto.
149
Si una Vuelta Ciclista ocupa la carretera, se considera uso común especial, pues no impide la
utilización por los demás, pero tiene una especial intensidad. EL paso de una cofradía también es un uso
común especial de nuestras calles, pues no impide el uso del viario por los demás, pero la cofradía utiliza
con especial intensidad la calle. Con respecto a la peligrosidad, se puede poner en la playa una zona de
salida de embarcaciones debido a que existe una escuela de vela, pero se necesita cierta vigilancia, por
cuestiones de seguridad, por parte de la Administración.
82
Podemos extraer unas reglas básicas o principios propios de todo uso común:
- Concesiones
o Se utilizará este título si el uso privativo requiere instalaciones no
desmontables (fijas) o se superan los cuatro años de uso.
o Era el título habitual anteriormente a la Ley de Costas.
o El régimen de la concesión es más intenso, por lo que es más difícil conseguir
una concesión que una autorización.
- Autorizaciones
150
Si en la playa voy a embarcar y desembarcar, necesito una autorización. Si una cofradía va a
procesionar, el Cabildo de Toma de Horas, con representación del Obispado y el Municipio, es quien
otorga los permisos para procesionar.
151
Si llego a la playa a las 10 am, conseguiré un sitio mejor para mi sombrilla que si llego a las 14 pm.
152
Un ejemplo clarísimo es la Ley de Costas, que recoge conductas que menoscaban el bien, las tipifica
como infracciones, y les aplica una consecuencia jurídica.
153
Todos los Municipios costeros, cuando llega la temporada de verano, aprueban sus Ordenanzas de
playas.
154
La cesión de una porción de playa para instalar un balneario es un uso privativo, pues se cede un uso
a favor de uno, excluyendo el uso a favor del resto
155
Esta distinción es muy criticada por los problemas que conlleva. No parece lógico que un uso de las
mismas características, según la instalación que efectúe el particular, se habilite mediante títulos
distintos, a pesar, reiterando, de la igualdad de usos. Pero sobre todo, lo más criticado es que el
chiringuito será desmontable según donde esté, pues en la costa atlántica hay muchas más mareas y es
necesario desmontar las estructuras para que las inclemencias meteorológicas no las destruyan.
83
- En cuanto al otorgamiento:
o Las autorizaciones se otorgan directamente a los solicitantes, salvo que su
número se encuentre limitado a priori, en cuyo caso se otorgará en régimen de
concurrencia.
Si la concurrencia no fuera posible, la Administración valorará las
condiciones de los solicitantes que haya previamente establecido
Si no se hubieran establecido las condiciones, se otorgará por sorteo.
o Las concesiones, por el contrario, siempre se otorgan en régimen de
concurrencia, de tal forma que cuando una persona solicita una concesión, la
Administración, antes de otorgarla, tiene que hacer un anuncio oficial al objeto
de que otros posibles interesados puedan optar a ella.
- En todo caso, tanto para una autorización como para una concesión, el interesado
tiene que prestar una garantía o caución que responda de los posibles daños que
pueda causar al dominio público.156
o Además, en garantía del uso público, se establece que no pueden obtener
concesiones las personas que incurran en algunas de las prohibiciones de
contratar establecidas en la Ley de Contratos del Sector Público.
- Tanto las autorizaciones como las concesiones se tienen que formalizar en un
documento administrativo:
o En él tiene que constar:
El régimen de uso del bien
El régimen económico del bien (si el beneficiario tiene que realizar
alguna obra)
La garantía, fianza o caución para responder de los posibles daños
Régimen de conservación del bien
o El documento anterior, en el caso de las concesiones, es un título suficiente
para hacer constar el régimen en el Registro de la Propiedad.
Tradicionalmente, en el Registro de la Propiedad sólo se inscribían
documentos notariales.
En cambio, la legislación administrativa en estos días permiten
inscribir en el Registro las actuaciones administrativas sin necesidad de
acudir al notario.
156
La legislación de contratos lo ha llamado una fianza.
84
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
85
- Uso normal:
o el uso se adecúa a la naturaleza del bien.
o Estar en la playa, pasearse o bañarse es un uso normal del uso público.
157
Ocurre del mismo modo que en el servicio público.
86
- Uso anormal.
o El uso no se adecúa con lo normal, con lo socialmente habitual o frecuente.
o Siguiendo el ejemplo anterior, apoderarse de un trozo de playa para una
industria de extracción de áridos es un uso normal, no corresponde a los
patrones sociales habituales.
El ejercicio del uso por la propia Administración está sujeto a lo que se denominan las reglas
del servicio, a las condiciones de uso que se determinen en sus propias normas reguladoras. La
Ley de Patrimonio de las Administraciones Públicas establece al respecto, en el art. 129, una
única regla: <<La Administración tiene que utilizar los bienes con la misma prudencia y cuidado
exigibles a cualquier administrado>>.159
La Ley regula, no obstante, la posible ocupación por terceros de los bienes adscritos al servicio
público de las Administraciones. Dicha ocupación, sin embargo, ha de ser necesariamente para
dar soporte a servicios dirigidos al personal de la Administración, y en ningún caso podrá
suponer un menoscabo ni entorpecer la utilización propia del bien.160 También se pueden
utilizar los bienes de servicio público (concretamente sus inmuebles) de forma esporádica,
previa autorización, para organizar conferencias, seminarios, o eventos similares.
158
Pensemos, como un ejemplo posible, en todos los edificios que posee la Universidad de Sevilla. Entre
ellos, el edificio de la Antigua Fábrica de Tabacos está adscrito al propio servicio de la Administración.
159
Encontramos aquí dos conceptos jurídicos indeterminados.
160
Es el ejemplo característico siguiente: los Nuevos Ministerios en Madrid tienen una guardería para los
empleados. No es su función propia, pero es un régimen de ocupación por terceros, permitido por la
Administración, para el beneficio de su personal.
87
Utilización
del demanio
Servicio
Uso público
público.
autorizacion régimen de
general especial concesiones
es uso
documento
otorgamient garantía/cau posible caracteres causas de reserva
administrati plazo revocación
o ción transmisión económicos extinción demanial
vo
Pues bien, los bienes patrimoniales nunca han tenido en nuestro derecho una definición
propia, sino que se han definido por exclusión: son todos los bienes que sean titularidad de la
Administración que no cuenten con la naturaleza, con la condición de demaniales. Es decir, son
todos los bienes que no están adscritos a un uso o servicio público. Es una categoría de menor
trascendencia que la de los bienes demaniales, y cuyo régimen es mucho más escaso.
Su régimen jurídico es un régimen muy diferente, de características muy distintas al propio del
dominio público. De entrada hay que decir que los bienes patrimoniales no están regidos por
las notas de inalienabilidad, imprescriptibilidad e inembargabilidad, ya que no están afectados
a un uso o servicio público.
No obstante, sí que le son de aplicación algunas de las potestades características de los bienes
demaniales, toda vez que cuando la Ley regula estas potestades en defensa de los bienes, lo
hace indistintamente para el conjunto de bienes del patrimonio de la Administración. Así
ocurre con las potestades de investigación y de deslinde.
La diferencia más importante del régimen de estos bienes en relación con los demaniales es la
que se produce en relación con la recuperación de oficio. Respecto de esta potestad la ley si
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establece una diferencia muy importante, que es que en caso de los bienes demaniales el
ejercicio de la potestad no está sujeto a plazo temporal, mientras que para los bienes
patrimoniales la recuperación de oficio solo puede ejercerse en el plazo de un año a contar
desde el día siguiente a la usurpación. Transcurrido ese plazo, la Administración titular del bien
tendrá en su caso que acudir, si quiere recuperarlo, a la jurisdicción ordinaria.
Estos bienes patrimoniales cuentan también con un conjunto de reglas importantes que se
refieren a tres grandes cuestiones: su adquisición, reglas sobre su explotación, reglas sobre su
disposición.
Los modos de adquisición están previstos en el art. 15 de la Ley de Patrimonio. Aquí también
la ley es supletoria de regulaciones particulares, aunque son escasas. Los modos de adquisición
previstos en la Ley 33/2003 son los siguientes:
161
<<Mostrencos>> es la terminología medieval.
89
90
Serán contratos que, de nuevo, en cuanto a su contenido se regirán por el Derecho privado,
pero que, en cuanto a la competencia para contratar y al procedimiento, estarán sujetos a las
normas del Derecho administrativo. Estos contratos, con carácter general, tienen un plazo
máximo de 20 años, y se pueden prorrogar por un plazo que no supere la mitad del
inicialmente pactado.
Finalmente, existen reglas para la enajenación de los bienes. Hay que partir de la base de que,
a diferencia de los bienes de dominio público, los bienes patrimoniales no están afectados por
el principio de la inalienabilidad. La enajenación tiene reglas precisas en relación con la
competencia para enajenar, en función de dos criterios:
Junto a las disposiciones a título oneroso están también las cesiones gratuitas recogidas en los
arts. 145 a 151 de la Ley 33/2003. La Ley establece que las cesiones sólo se pueden hacer si
implican el cambio de titularidad a favor de otras Administraciones Públicas. por el contrario, si
la cesión solo implica el uso, no la titularidad, se podrán hacer también a favor de asociaciones
de utilidad pública.
91
Las cesiones gratuitas son finalistas, lo que quiere decir que el cesionario, el beneficiario, tiene
que destinar el bien a la finalidad de utilidad pública o interés social que ha justificado el
negocio jurídico. Si no lo hace, si no cumple con el fin, es causa de reversión de la cesión.
92
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
- la expropiación forzosa
- la responsabilidad patrimonial.
En la expropiación forzosa, la lesión, el daño, se produce de una forma consciente por parte
del legislador. Es una decisión querida por él mismo. Sin embargo, en la responsabilidad
patrimonial, el daño es fruto del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos, es
un resultado no querido por la Administración, pero que se produce a consecuencia de la
actuación administrativa.
Estamos, por tanto, ante un concepto que caracterizan los siguientes elementos:
162
Es una de las escasas leyes de aquella época (período muy prolijo en cuestiones administrativas) que
aún sigue en vigor, pero que en breve podría ser reformada.
163
Vid. Infra epígrafe 6.2.1.B).- <<el expropiado>>.
93
acuerdo, pero su voluntad, como ocurren con carácter general en las potestades
administrativas, carece de trascendencia.
3. Toda expropiación necesita de la llamada causa expropiandi:
a. Es decir, toda expropiación necesita una causa, pero no <<causa>> a secas,
sino:
i. Causa de utilidad públicase liga a la obra pública164
ii. Causa de interés socialse anexa a cualquier otra razón de interés
general diferente a la obra pública.
b. La causa expropiandi ha de venir contemplada por Ley.
4. Como último rasgo, en la Ley de Expropiación Forzosa hay que destacar el carácter
previo del pago del justiprecio. Esto es, la Administración abona la cantidad
correspondiente al valor de mi bien, y una vez que ha abonado, ocupa el bien del
expropiado.
Este concepto del art. 1 de la Ley de Expropiación Forzosa, aún vigente, ha experimentado con
el transcurso histórico una alteración importante que afecta a todos esos elementos
constitutivos que acabamos de analizar. Una evolución que tiene fundamentalmente su origen
en la promulgación de la Constitución, concretamente en el art. 33.3, pero también en las
propias deficiencias mostradas por el régimen de la Ley de 1954. Esa evolución del concepto
afecta a la práctica totalidad de todas las características:
164
Suele ser lo más frecuente, y un claro ejemplo es la expropiación de fincas para hacer una línea de
tren de alta velocidad.
94
95
6.2.1.A).- Expropiante.
La potestad expropiatoria se atribuye por los arts. 2.1 de la Ley de 16 de Diciembre de 1954, de
Expropiación Forzosa, y 3.2 del Decreto de 26 de abril de 1957, del Reglamento de
Expropiación Forzosa, a las Administraciones Públicas territoriales: Estado, Provincia y
Municipio. Es claro que en la actualidad esta lista debe completarse con la Administración de
las Comunidades Autónomas.
Los entes públicos no territoriales carecen, por consiguiente, de potestad expropiatoria aunque
si pueden ser beneficiarios de la expropiación.
6.2.1.B).- Expropiado.
Es el titular del bien o derecho objeto de la expropiación. Puede ser <<cualquier persona o
entidad>>, tanto pública como privada, nacional o extranjera. Los bienes de la Iglesia Católica
pueden ser objeto de expropiación cumpliendo con las condiciones establecidas en los
Acuerdos entre el Estado español y la Santa Sede sobre asuntos jurídicos. También existen
Acuerdos similares con otras confesiones religiosas.
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6.2.1.C).- Beneficiario.
Si la Administración expropia para sí, coinciden expropiante y beneficiario. Ahora bien, puede
ocurrir que expropie para un tercero, el beneficiario, que, en términos del art. 3.1 del
Reglamento de Expropiación Forzosa, es <<el sujeto que representa el interés público o
social>> que justifica la expropiación y que <<adquiere el bien o derecho expropiado>>.
97
6.2.2.- Objeto.
El art. 1 de la Ley de Expropiación Forzosa determina que puede ser objeto de expropiación
<<la propiedad privada o derechos o intereses patrimoniales legítimos>>. Esto es, derechos o
intereses cuya privación se pueda resarcir mediante la correspondiente indemnización.
Quedan, por consiguiente, al margen de la expropiación los derechos de naturaleza no
patrimonial entre los que se encuentran los derechos de la personalidad y los familiares.
98
6.2.3.- Causa.
La expropiación, como establecen los arts. 33.3 de la Constitución y 9 de la Ley de Expropiación
Forzosa, requiere <<la previa declaración de utilidad pública o de interés social del fin a que
haya de afectarse el objeto expropiado>>. La Ley de Expropiación Forzosa no especifica el
sentido de la distinción entre la causa de <<utilidad pública>> y la de <<interés social>>.
Doctrinalmente se considera que la utilidad pública existe en los casos en los que se expropia
para la ejecución por la Administración de obras públicas o la prestación de servicios públicos.
La expropiación por causa de interés social concurre en aquellos supuestos en los que se
expropia para la consecución de fines de interés general ligados, en último término, a una
mejora de las condiciones sociales y económicas
99
Relación de bienes
o derechos
necesarios
alegaciones
trámite de información
pública
ACUERDO DE
NECESIDAD DE
OCUPACIÓN
Publicación
Rechazo y
Aceptación
recursos
recurso de recurso de
DETERMINACIÓN DEL alzada
JUSTIPRECIO reposición
tasación
No acuerdo sobre la
acuerdo sobre la
cuantía (quince días )
cuantía
PROCEDIMIENTO
CONTRADICTORIO
PAGO
Hoja de precio
aceptación
ACTA
DE rechazo y
ACTA
OCUPA
CIÓN
DE propio
OCUPACIÓN aprecio JURADOS
PROVINCIALES
aceptación alegaciones DE
PAGO
PAGO del rechazo EXPROPIACION
interesado
valoración del
bien
FIN DE LA VÍA
ADMINISTRATIVA.
100
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
101
La fecha de apertura del procedimiento de fijación del justiprecio es muy importante, toda vez
que, como dispone el art. 36.1 de la Ley de Expropiación Forzosa, las tasaciones se efectuarán
con arreglo al valor que tengan los bienes o derechos expropiados en ese momento, <<sin
tener en cuenta las plusvalías que sean consecuencia directa del plano o proyecto de obras que
dan lugar a la expropiación y a las previsibles para el futuro>>. El mismo precepto establece en
su apartado segundo que <<las mejoras realizadas con posterioridad a la incoación del
expediente de expropiación no serán objeto de indemnización, a no ser que se demuestre que
eran indispensables para la conservación de los bienes. Las anteriores son indemnizables, salvo
cuando se hubieran realizado de mala fe>>.
Hay que insistir en que el valor del justiprecio, como indica la jurisprudencia, ha de ser
suficiente, razonable y proporcionado a la pérdida sufrida en su patrimonio por el sujeto
expropiado. Ahora bien, la concreción de este valor ha constituido y constituye una de las
cuestiones más controvertidas de todo el régimen de la expropiación forzosa. La fijación del
justiprecio se ha de efectuar de acuerdo con los criterios de valoración establecidos en la
propia Ley, criterios que varían en función del tipo de bien o derecho expropiado. La Ley de
Expropiación Forzosa, consciente del daño subjetivo que la expropiación puede causar, prevé
el denominado premio de afección, consistente en un 5% del importe total del justiprecio, que
se suma al mismo, y que tiende justamente a compensar tales perjuicios.
El art. 24 de la Ley de Expropiación Forzosa determina, ante todo, la posibilidad de que las
partes lleguen a un acuerdo sobre la cuantía del justiprecio, <<en cuyo caso, una vez
convenidos los términos de la adquisición amistosa, se dará por concluido el expediente
iniciado>>. Debe advertirse que el acuerdo sobre el valor del justiprecio no transforma la
expropiación en compraventa, ya que la decisión de transmitir el bien no es voluntaria, sino
que se impone ope expropiationis166. De no alcanzarse dicho acuerdo en el plazo de quince
días, se seguirá el procedimiento contradictorio previsto en la Ley de Expropiación Forzosa, sin
perjuicio de que, en cualquier momento de su tramitación las partes puedan llegar a ese
acuerdo.
166
Esto es, opera en consecuencia en a razón de la expropiación que gravita sobre los bienes.
102
El pago, que según establece el art. 49 de la Ley de Expropiación Forzosa está <<exento de toda
clase de gastos, de impuestos y gravámenes o arbitrios>>, se formalizará en un acta que
habilitará para la ocupación o toma de posesión del bien, de la que también se levantará acta.
El acta de ocupación constituye, como determina el art. 53, <<título bastante para que en el
Registro de la Propiedad y en los demás Registros Públicos se inscriba o tome razón de la
transmisión de dominio y se verifique, en su caso, la cancelación de las cargas, gravámenes y
derechos reales de toda clase a que estuviere afectada la cosa expropiada>>.
103
Existen además normas especiales de protección frente a la vía de hecho. Así, el art. 125 de la
Ley de Expropiación Forzosa establece que <<siempre que sin haberse cumplido los requisitos
sustanciales de declaración de utilidad pública o interés social, necesidad de ocupación y previo
pago o depósito, según proceda, en los términos establecidos en esta Ley, la Administración
ocupare o intentase ocupar la cosa objeto de la expropiación, el interesado podrá utilizar,
aparte de los demás medios legales procedentes, los interdictos de retener y recobrar para que
los Jueces le amparen y, en su caso, le reintegren en su posesión amenazada o perdida>>. El
conocimiento de estos interdictos compete a la jurisdicción ordinaria. No obstante, hay que
tener en cuenta que esta vía no es una operativa en la actualidad, dado que los jueces y
tribunales del orden civil no se consideran competentes al respecto desde que la Ley de la
Jurisdicción Contencioso-Administrativa de 1998 admitió en su art. 25.2 el recurso
contencioso-administrativo contra las <<actuaciones materiales que constituyan vía de
hecho>>. Es, por consiguiente, en esta sede donde habrá que utilizar esta garantía.
104
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
- Cuando hayan transcurrido seis meses desde la iniciación del expediente expropiatorio
<<sin haberse determinado por resolución definitiva el justo precio de las cosas o
derechos>>, la Administración expropiante vendrá obligada a abonar al expropiado
una indemnización que consistirá en el interés legal del justo precio y que se liquidará
con efectos retroactivos, una vez que se establezca el justiprecio (arts. 56 de la Ley de
Expropiación Forzosa y 71 y 73 del Reglamento de Expropiación Forzosa).
- El justiprecio fijado ha de abonarse, como establece el art. 48.1 de la Ley de
Expropiación Forzosa, en el plazo máximo de seis meses. A partir de ese momento y
hasta que se proceda a su pago, devengará el interés legal correspondiente (art. 57 de
la Ley de Expropiación Forzosa).
- La jurisprudencia mantiene que la generación de intereses, tanto por la demora en la
determinación del justiprecio como por el pago, surge ope legis, lo que significa que su
devengo es automático, esto es, que el expropiado no ha de reclamarlos ante el Jurado
de Expropiación o la Administración expropiante.
- Si transcurren dos años desde la fijación del justiprecio sin que se haya procedido a su
abono, habrán de evaluarse <<de nuevo las cosas o derechos objeto de expropiación>>
(art. 58 de la Ley de Expropiación Forzosa).
6.5.2.B).- La reversión.
La reversión consiste en el derecho del titular del bien o derecho expropiado o de sus
causahabientes de recuperarlos si no se cumple el fin de utilidad pública o interés social que
justificó la expropiación.
Las causas que determinan el nacimiento del derecho de reversión están establecidas en el art.
54.1 de la Ley de Expropiación Forzosa. Son las siguientes:
En estos supuestos, según dispone el apartado 2º del precepto, <<la administración dará
publicidad a la sustitución, pudiendo el primitivo dueño o sus causahabientes alegar cuanto
estimen oportuno en defensa de su derecho a la reversión, si consideran que no concurren los
requisitos exigidos por la Ley, así como solicitar la actualización del justiprecio si no se hubiera
ejecutado la obra o establecido el servicio inicialmente previstos>>.
El derecho de reversión desaparece, según dispone el art. 54.2, <<cuando la afectación al fin
que justificó la expropiación o a otro declarado de utilidad pública o interés social se prolongue
durante diez años desde la terminación de la obra o el establecimiento del servicio>>.
105
El plazo para ejercitar este derecho varía en función de la causa que la determina y del hecho
de que la Administración haya notificado o no al expropiado la existencia de dicha causa. El art.
54.3 de la Ley de Expropiación Forzosa establece al respecto las siguientes reglas:
La toma de posesión del bien o derecho revertido no podrá producirse sin el previo pago o
consignación de su importe, que deberá tener lugar <<en el plazo máximo de tres meses desde
su determinación en vía administrativa, bajo pena de caducidad del derecho de reversión y sin
perjuicio de la interposición de recurso contencioso-administrativo. En este último caso, las
diferencias que pudieran resultar de la sentencia que se dicte deberán, asimismo, satisfacerse o
reembolsarse, según proceda, incrementadas con los intereses devengados al tipo de interés
legal desde la fecha del primer pago en el plazo de tres meses desde la notificación de la
sentencia bajo pena de caducidad del derecho de reversión en el primer supuesto>>.
106
El art. 121.1 de la Ley de Expropiación Forzosa, como señaló el Tribunal Supremo, cambia
<<definitivamente el planteamiento de la responsabilidad patrimonial de la Administración
Pública al desplazarla del presupuesto de la ilicitud de la conducta del Agente, y basarla en el
simple actuar de la Administración en la esfera del derecho administrativo, con independencia
de la licitud o ilicitud del acto>>. El art. 40.1 de la Ley de Régimen Jurídico de la Administración
del Estado de 1957 recoge y perfecciona la cláusula de la Ley de Expropiación Forzosa. Los
particulares, declaraba, <<tendrán derecho a ser indemnizados por el Estado de toda lesión que
sufran en cualquiera de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que
aquella lesión sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos
o de la adopción de medidas no fiscalizables en vía administrativa>>. Cabe destacar que la
responsabilidad administrativa reconocida en este precepto comprende la indemnización por
los daños sufridos por los particulares <<en cualquiera de sus bienes y derechos>>, fórmula
más amplia que la prevista en el art. 121 (en cuyo ámbito de aplicación sólo entraban los
bienes y derechos objeto de expropiación forzosa, esto es, los de carácter patrimonial). De otra
parte, este artículo 40 excluía la responsabilidad <<en los casos de fuerza mayor>>, previsión
que no figuraba en la Ley de Expropiación Forzosa.
107
167
<<Ayer y hoy de la responsabilidad patrimonial de la Administración: Un balance y res reflexiones>>
, Luis MARTÍN REBOLLO, Catedrático de Derecho Administrativo, Universidad de Cantabria.
108
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
que se producen, por ejemplo, con ocasión de la utilización del servicio público de carreteras,
que los que tienen lugar en los centros públicos docentes o los que se general en el ámbito de
la asistencia sanitaria.
Hay que reconocer además que, en muchos supuestos, los Tribunales resuelven sobre la
responsabilidad de la Administración aplicando criterios culpabilísticos. Es lo que ocurre, en el
que constituye probablemente su ejemplo más característico, en el ámbito de la
responsabilidad sanitaria en donde, a pesar de lo dispuesto en el art. 139.1 de la Ley 30/1993,
los Tribunales solo imponen a la Administración la obligación de responder en los supuestos de
funcionamiento anormal del servicio, en las ocasiones en las que se actuó de un modo
incorrecto, pero no en los casos en los que los profesionales ajustaron su actuación a la
denominada lex artis, esto es, en los supuestos de funcionamiento normal del servicio
público.168
Son muchas las teorías que en distintas etapas históricas han intentado explicar ese lazo que
siempre ha de anudar el resultado dañoso con el hecho que lo genera, teorías en las que, sin
duda, sobresale la de <<causalidad adecuada>> que es la imperante en la doctrina y
jurisprudencia de nuestros días. Se considera, de acuerdo con esta teoría, que <<no todos los
acontecimientos que preceden a un daño tienen la misma relevancia>>, sin que además <<sea
necesariamente el más próximo en el tiempo el que se deba escoger>>. Solo si, como afirma la
jurisprudencia contencioso-administrativa, <<el resultado se corresponde con la actuación que
lo originó, es adecuado a ésta, se encuentra en relación causal con ella y sirve como
fundamento del deber de indemnizar>>. Es claro que la apreciación de la relación de causalidad
solo puede efectuarse atendiendo a las circunstancias concretas de cada uno de los supuestos
en los que se ha producido un daño.
Sobre el reclamante, según dispone el art. 6.1 del Real Decreto 429/1993, pesa la carga de
probar los elementos determinantes de la responsabilidad patrimonial de la Administración;
entre otros, la relación de causalidad entre las lesiones producidas y el funcionamiento del
servicio público. A la Administración, por su parte, le incumbe la prueba de la concurrencia de
acontecimientos de fuerza mayor u otra circunstancia que pueda romper el nexo causal, como
es la existencia de culpa de la víctima o de un tercero.
168
En resumen, con la <<regla>> en la mano, la Administración responde por toda responsabilidad
sanitaria de manera objetiva. Sin embargo, la Administración (como dice la Jurisprudencia) no responde
cuando los sanitarios actuaron respetando las reglas propias del servicio, la lex artis. Por tanto, se
convierte en una suerte de responsabilidad subjetiva en cierta manera.
109
Ahora bien, el análisis de esa misma doctrina y jurisprudencia permite comprobar que, de
hecho, la Administración nos siempre responde por los daños que se producen <<en el interior
de la actividad administrativa>>, en <<el marco de la organización administrativa>>. Este es un
principio cuya genérica proclamación se acompaña en su aplicación de tantas excepciones y
matizaciones que impiden su efectivo reconocimiento. Son numerosas, en efecto, las hipótesis
en las que la Administración, a juicio del Tribunal, queda exonerada de responsabilidad en
supuestos en los que no es posible aislar esa nota de la exterioridad al servicio consustancial a
la vis maior. Así ocurre, por ejemplo, en el ámbito de la sanidad pública, en donde puede
110
considerarse plenamente consolidada la regla que mantiene que <<el hecho de que la
responsabilidad de la Administración sanitaria sea objetiva no implica que, en todo caso, deba
responder de todos los daños que se produzcan en los centros sanitarios públicos, sino
únicamente de aquellos que se hayan producido a consecuencia de una vulneración de la lex
artis>>; de ahí que inversamente se considere que queda exonerada de responsabilidad
cuando el servicio público se ha desarrollado de acuerdo con <<los estándares de actuación
exigibles>>:
La jurisprudencia tiene una doctrina muy consolidada sobre el alcance y el contenido de estas
expresiones:
- De esta forma hay que entender que la expresión <<servicios públicos>>, dentro del
régimen legal de responsabilidad, ha de entenderse equivalente o comprensiva del
111
El daño puede ser imputable a una sola Administración Pública o, por el contrario, como
sucede con frecuencia, pueden darse supuestos por lesiones que tienen su causa en el
funcionamiento o actuación de más de una Administración Pública. En estos casos de daño
imputable a dos o más Administraciones, aparecen los supuestos de responsabilidad
concurrente. Estas hipótesis están reguladas en el art. 140 de la Ley 30/1992, donde se
diferencian dos posibilidades de responsabilidad concurrente:
La Ley 30/1992, en relación con la imputación, establece también una regla muy importante
para los daños causados por los contratistas y concesionarios de la Administración. Dice
concretamente que los daños que estos causen en la ejecución del contrato o la prestación del
servicio objeto de la concesión no son imputables a la Administración Pública, salvo que se
hayan originado en el cumplimiento de una orden inmediata y directa por parte de la
Administración, o sean consecuencia del proyecto de obras aprobado.
169
Aquí no entendemos, por tanto, <<servicios públicos>> como una modalidad de la actuación
administrativa, sino como toda actuación administrativa en sí.
112
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
El daño tiene que ser acreditado por quien lo alega, por lo que al interesado le corresponderá
la carga de la prueba tanto para la existencia de la lesión como para, en su caso, de la
valoración del daño. No es suficiente exponer el daño, sino que se ha de demostrar la
aparición del daño y la existencia de la lesión. Hay que decir, no obstante, que el Consejo de
Estado y los Consejos Consultivos de las CCAA en muchos casos atemperan y modulan esta
regla de la carga probatoria con el principio de la máxima facilidad probatoria, es decir,
impone la carga de la prueba a la Administración, aunque en principio no le corresponde, si
entiende que la Administración está en mejores condiciones que el reclamante para hacer
frente la prueba necesaria.
- efectivo
o se indemnizan, dice la jurisprudencia, tanto el daño emergente como el lucro
cesante.
o Lo importante es que se trate de un daño efectivo, es decir, actual y real, por
lo que no son indemnizables las frustraciones de meras expectativas. 171
- evaluable económicamente
o Esto significa que el daño debe poder ser convertible en dinero.
o El problema que plantea el precepto es efectuar dicha conversión en los casos
no patrimoniales, como los daños físicos, morales, estéticos o con
fallecimiento. De tal forma, y a falta de normas administrativas que lo regulen,
suele acudirse a un Decreto que establece los baremos para la fijación del
daño en los casos de accidentes de tráfico.
- individualizado en relación con una persona o grupos de personas.
Hay que decir que la jurisprudencia mantiene desde el año 1954, de una manera consolidada,
que, con respecto a la extensión, son indemnizables tanto los daños patrimoniales como los
daños físicos e, incluso, los daños morales y estéticos.
170
Es cierto que pagar impuestos y multas son daños al patrimonio de los particulares causados por la
Administración, pero no son antijurídicos, pues los faculta la legislación.
171
Esto es muy importante en los supuestos en los que, por obras, se cierra completamente una calle, y
los comercios dejan de percibir sus beneficios. Si logran demostrar el lucro cesante, éste es
indemnizable.
113
7.7.1.- Plazo.
Con respecto al plazo (el intervalo de tiempo que tiene el lesionado para dirigirse a la
Administración y reclamarle la responsabilidad), está establecido en el art. 142.5º de la Ley
30/1992: es un plazo de un año, a computar desde que se produce el hecho o el acto que
motiva la indemnización o desde el momento en que se manifiesta el efecto lesivo. 172 Cuando
hay disociación entre el hecho y los efectos lesivos, el plazo computa desde la manifestación
de estos últimos.
La norma también contiene una regla particular para los casos de daños personales de
carácter físico o psíquico, y es que el plazo se cuenta desde la curación o la determinación del
alcance de las secuelas. Hay que tener en cuenta, en la confección de esta regla, que las leyes
en materia de sanidad (la Ley 33/2011, General de Salud Pública y todas las normas
autonómicas) exigen que a los pacientes se les entregue en términos claros y fehacientes el
alta de su curación o el parte con la explicitación de las secuelas que puedan padecer.
Un supuesto específico para el cómputo del plazo es el que se establece en el art. 142.4º de la
Ley 30/1992: <<La anulación en vía administrativa o por el orden jurisdiccional contencioso-
administrativo de los actos o disposiciones administrativas no presupone derecho a la
indemnización, pero si la resolución o disposición impugnada lo fuese por razón de su fondo o
forma, el derecho a reclamar prescribirá al año de haberse dictado la Sentencia definitiva>>.
Este precepto, cuya redacción ha sido muy criticada por los Órganos Consultivos y los
Tribunales, viene a establecer una doctrina jurisprudencial ya habitual, con las siguientes
reglas:
172
Esta diferenciación es muy importante, porque, en ocasiones, el daño se evidencia desde el
momento en que se produce el hecho. Sin embargo, hay veces que el efecto lesivo se manifiesta tras un
intervalo de tiempo.
114
173
Una sentencia es firme cuando no es susceptible de recursos, bien porque el órgano judicial que la ha
dictado no lo admite, o porque, siendo posible, ha transcurrido el plazo y no se interpuso recurso
alguno.
174
Con ese criterio muchos farmacéuticos, en la famosa causa con el TEDH, vieron rechazadas sus
reclamaciones por ser interpuestas fuera de plazo, y recurrieron al Tribunal Constitucional en amparo,
porque opinaban que se violaba el Derecho Fundamental de la tutela judicial efectiva. El Tribunal
Constitucional rechaza los recursos, considerando que para que una cuestión relativa al plazo de una
acción tenga relevancia constitucional es necesario que se demuestre que es arbitraria, incurre en error
patente o imposibilita en la práctica el ejercicio de la acción, circunstancias que, según el TC, no se dan
en estos casos. Algunos farmacéuticos, no conformes con la sentencia, interponen recurso ante el
Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, y ese Tribunal les da la razón, pues mantiene que el plazo
debe de computar a partir de la puesta efectiva en conocimiento a las partes de la sentencia, criterio
que a partir de ese momento mantendrá ya el Tribunal Supremo.
115
Hasta ahora hemos visto la regulación del plazo en los procedimientos a instancia de parte,
pero hay que tener en cuenta que la Ley permite (lo que fue una novedad en el año 1992) que
los procedimientos en materia de responsabilidad se inicien de oficio. Para estos supuestos la
Ley no establece ninguna regla, por lo que para esta laguna normativa existen opiniones
diversas:
- Quienes entienden, de una parte, que al no estar previsto ningún plazo no hay límite
temporal para la incoación por la Administración de estos procedimientos.
- Quienes, por el contrario mantienen que ese plazo de un año, constituye una regla o
un principio básico del sistema de responsabilidad que, por conveniencia, debe
mantenerse.
En todo caso, es una cuestión que tiene muy pocos efectos prácticos, toda vez que, en primer
término, es absolutamente inusual que la Administración incoe de oficio estos
procedimientos175, y en segundo término, no parece que haya oposición en los casos en los
que la Administración iniciaba un procedimiento de oficio transcurrido el plazo176.
Casi finalizando, hay que decir que este plazo es un plazo de prescripción, lo que significa que
puede interrumpirse su cómputo. Hay una causa muy importante (prevista legalmente en el
art. 146.2 de la Ley 30/1992) de posible interrupción del plazo, y es por el ejercicio de acciones
penales. Esto es así porque la jurisdicción del orden penal tiene vis atractiva, tiene preferencia,
por lo que, si la actuación administrativa incurre en algún momento en ilícitos penales, se
interrumpirá el plazo de prescripción, pese a que no se interrumpe la tramitación de los
procedimientos que ya estuvieran abiertos, salvo que se constate que la determinación de los
hechos en el orden penal es necesaria para la resolución del procedimiento administrativo.
7.7.2.- Procedimiento.
Por otro lado, la Ley establece dos procedimientos, uno ordinario o general y otro abreviado,
que son objeto de desarrollo por el Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo, por el que se
aprueba el Reglamento de los Procedimientos de las Administraciones Públicas en materia de
responsabilidad patrimonial.
175
Es ilógico que la Administración ofrezca de entrada un reconocimiento a un particular, normalmente
esperará a que éste demande su pretensión.
176
Si la Administración dice a un interesado un día que le indemniza porque lo lesionó hace un año y
medio, lo más normal es que el interesado no se oponga y desee cobrar esa indemnización de manera
fácil.
116
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
- La existencia de la lesión
- La cuantía de la lesión
- La existencia de una relación de causalidad entre la lesión o el daño y el
funcionamiento del servicio público.
Estos procedimientos se pueden resolver tanto de manera expresa como tácita (conclusión
por silencio administrativo, falta de resolución o notificación por la Administración Pública
dentro del plazo). El plazo establecido para que la Administración Pública resuelva y notifique
es de seis meses, tal y como dicta el art. 13.3 del Decreto 429/1993.177 El transcurso de este
plazo de medio año sin que se resuelva la petición o no se notifique tiene sentido
desestimatorio, es decir, el silencio administrativo se considerará negativo.
177
Por tanto, encontramos el plazo de un año para ejercitar la acción y seis meses para que la
Administración resuelva y notifique su decisión.
117
Una resolución expresa posterior, como siempre cabe, podrá ser tanto confirmatoria de la
denegación como favorable a la solicitud del interesado, pues el silencio negativo no obliga a
que la resolución posterior tenga el mismo sentido.
Los actos que ponen fin a estos procedimientos son los contemplados en el art. 142.6 de la Ley
30/1992, es decir, son actos (valga la redundancia) que ponen fin a la vía administrativa. Por
tanto, el interesado los puede impugnar directamente en la jurisdicción contencioso-
administrativa, o interponer, en vía administrativa, el recurso de reposición. Hemos de
recordar que no caben ambos conductos de manera simultánea.178
178
Aunque siempre podrá acudir a la jurisdicción contencioso-administrativa tras la desestimación del
recurso.
118
Los arts. 6 y siguientes definen los distintos contratos típicos en los siguientes términos:
A) Contratos de obras
a. Según el art. 6, son los que <<tienen por objeto la realización de una obra o la
ejecución de alguno de los trabajos enumerados en el Anexo I…>>
i. Construcción de edificios y obras de ingeniería civil
ii. Reparaciones
iii. Demoliciones
iv. Etc.
119
120
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
Los contratos administrativos se rigen, como dispone el art. 19.2, <<en cuanto a su
preparación, adjudicación, efectos y extinción, por esta Ley y sus disposiciones de desarrollo;
supletoriamente se aplicarán las restantes normas de derecho administrativo y, en su defecto,
las normas de derecho privado>>. No obstante, a los contratos administrativos especiales les
serán de aplicación, en primer término, <<sus normas específicas>>. Dado su sometimiento al
Derecho Administrativo, las cuestiones litigiosas que susciten estos contratos serán conocidas
por la jurisdicción contencioso-administrativa (art. 21.1 del Texto Refundido de Contratos del
Sector Público.
A. Los celebrados <<por los entes, organismos y entidades del sector público que no
reúnan la condición de Administraciones Públicas>>.
B. Los contratos de una Administración Pública distintos de los previstos en el art. 19.1.
a. En particular:
i. los que <<tengan por objeto servicios comprendidos en la categoría 6
del Anexo II,
ii. la creación e interpretación artística literaria, o espectáculos
comprendidos en la categoría 26 del mismo Anexo,
iii. y la suscripción a revistas, publicaciones periódicas y bases de
datos>>.
Estos contratos se rigen, según el art. 20.2, <<en cuanto a su preparación y adjudicación, en
defecto de normas especificas, por la presente ley y sus disposiciones de desarrollo, aplicándose
supletoriamente las restantes normas de derecho administrativo o, en su caso, las normas de
derecho privado, según corresponda por razón del sujeto o entidad contratante. En cuanto a
sus efectos y extinción, estos contratos se regirán por el derecho privado>>. De esta forma:
179
Esto es así porque el legislador considera que, a pesar de ser contratos que obedecen al Derecho
privado, de ese régimen se separan la competencia y el procedimiento, a los cuales se aplicarán las
normas de Derecho administrativo, dado que, sin detrimento de ser obligaciones privadas, obedecen
siempre al interés general.
121
A. Publicidad
B. Libre concurrencia
C. Igualdad de trato
D. Objetividad del procedimiento de contratación.
Estos principios se encuentran profundamente relacionados entre sí, y que tienen, como fin
último, el garantizar que la Administración o la entidad de sector público que corresponda (los
sujetos contratantes o poder adjudicador) elija como contratista a una persona que cumpla
con las exigencias legales y que acredite que cuenta con la capacidad necesaria para cumplir
con el objeto del contrato.
El principio de libre concurrencia o de licitación pública (se conoce con ambos nombres)
supone que, con carácter general, todas las personas que reúnan las condiciones para ello,
pueden ser aspirantes a contratistas de la Administración.
El art. 54 del Texto Refundido de Contratos del Sector Público establece que podrán contratar
con una entidad del sector público <<las personas naturales o jurídicas, españolas o
extranjeras, que tengan plena capacidad de obrar>>.180 El art. 59.1 permite que el contrato
pueda celebrarse con <<las uniones de empresarios que se constituyan temporalmente al
efecto181, sin que sea necesaria la formalización de las mismas en escritura pública hasta que se
haya efectuado la adjudicación del contrato a su favor>>.
Las personas que contraten con una entidad del sector público tienen además que acreditar,
según establece ese mismo precepto, <<su solvencia económica, financiera y técnica o
profesional>> o, en los casos en que así lo exija la Ley, han de estar <<debidamente
180
Lo normal es que sean personas jurídicas, por ejemplo, empresas. Por eso, en multitud de preceptos
emplea esa última palabra y no otras.
181
También conocidas por sus siglas UTE (Unión Temporal de Empresas).
122
clasificadas>>. Esto es, tienen que demostrar que reúnen las condiciones necesarias para
cumplir satisfactoriamente con el objeto del contrato. Ello ha de hacerse, como dispone el art.
74.1, <<mediante la aportación de los documentos que se determinen por el órgano de
contratación de entre los previstos y en los artículos 75 a 79>>.
En algunos contratos, (los de obras y servicios que superen ciertas cuantías tal y como dispone
el art. 65.1) los contratistas han de estar previamente debidamente clasificados. La
clasificación consiste en el acuerdo adoptado por el órgano competente de la Administración
en el que se determina con carácter general, de acuerdo con los criterios establecidos en los
arts. 75 y 78, los contratos a los que <<por razón de su objeto y de su cuantía>> puede optar un
empresario. Estos acuerdos se inscriben de oficio en <<el Registro Oficial de Licitadores y
Empresas Clasificadas que corresponda en función del órgano que los hubiese adoptado>> y
tendrán <<una vigencia indefinida en tanto se mantenga por el empresario las condiciones y
circunstancias en que se basó su concesión>>.182
Finalmente debe indicarse que los contratistas de la Administración han de prestar una
garantía que, con carácter general, es del 5% del importe de adjudicación. La garantía se podrá
prestar en alguna de las formas previstas en el art. 96 del Texto Refundido de Contratos del
Sector Público. Esto es:
182
Por ejemplo: Sacyr, empresa de la ingeniería civil, ya está clasificada para determinados acuerdos de
obras. Entonces, cuando Sacyr acude a contratos (por ejemplo reparar una autovía) no tiene que
presentar la documentación caso por caso, porque ya está clasificada.
123
La garantía no será devuelta o cancelada hasta que se haya producido el vencimiento del plazo
de garantía y cumplido satisfactoriamente el contrato de que se trate, o hasta que se declare la
resolución de éste sin culpa del contratista.
8.4.1.A).- Finalidad.
- Justificación de la necesidad del contrato (art. 22)
o Art. 22.1: <<Los entes, organismos y entidades del sector público no podrán
celebrar otros contratos que aquellos que sean necesarios para el
cumplimiento y realización de sus fines institucionales. A tal efecto […]>>
deben ser <<[…]determinadas con precisión, dejando constancia de ello en la
documentación preparatoria, antes de iniciar el procedimiento encaminado a
su adjudicación […]:
la naturaleza y extensión de las necesidades que pretenden cubrirse
mediante el contrato proyectado,
así como la idoneidad de su objeto y contenido para satisfacerlas>>.
o Art. 22.2: <<Los entes, organismos y entidades del sector público:
velarán por la eficiencia y el mantenimiento de los términos acordados
en la ejecución de los procesos de contratación pública…
…favorecerán la agilización de trámites…
…valorarán la innovación y la incorporación de alta tecnología como
aspectos positivos en los procedimientos de contratación pública…
… y promoverán la participación de la pequeña y mediana empresa y el
acceso sin coste a la información, en los términos previstos en la
presente Ley>>.
- Determinación de su objeto (art. 86)
o Art. 86.1: <<El objeto de los contratos del sector público deberá ser
determinado>>.
o Art. 86.2: << No podrá fraccionarse un contrato con la finalidad de disminuir la
cuantía del mismo y eludir así los requisitos de publicidad o los relativos al
procedimiento de adjudicación que correspondan>>.
o Art. 86.3: <<Cuando el objeto del contrato admita fraccionamiento y así se
justifique debidamente en el expediente, podrá preverse la realización
independiente de cada una de sus partes mediante su división en lotes...
…siempre que éstos sean susceptibles de utilización o
aprovechamiento separado y constituyan una unidad funcional, o así lo
exija la naturaleza del objeto>>.
<<Asimismo podrán contratarse separadamente prestaciones
diferenciadas dirigidas a integrarse en una obra, tal y como ésta es
definida en el artículo 6, cuando dichas prestaciones gocen de una
sustantividad propia que permita una ejecución separada, por tener
124
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
que ser realizadas por empresas que cuenten con una determinada
habilitación>>.
<<En los casos previstos en los párrafos anteriores, las normas
procedimentales y de publicidad que deben aplicarse en la
adjudicación de cada lote o prestación diferenciada se determinarán
en función del valor acumulado del conjunto, salvo lo dispuesto en los
artículos 14.2183, 15.2184 y 16.2185>>.
- Viabilidad técnica y presupuestaria
183
<<En el supuesto previsto en el artículo 88.7, cuando el valor acumulado de los lotes en que se divida
la obra iguale o supere la cantidad indicada en el apartado anterior, se aplicarán las normas de la
regulación armonizada a la adjudicación de cada lote. No obstante, los órganos de contratación podrán
exceptuar de estas normas a los lotes cuyo valor estimado sea inferior a un millón de euros, siempre que
el importe acumulado de los lotes exceptuados no sobrepase el 20 por 100 del valor acumulado de la
totalidad de los mismos>>.
184
<<En el supuesto previsto en el artículo 88.7 cuando el valor acumulado de los lotes en que se divida
el suministro iguale o supere las cantidades indicadas en el apartado anterior, se aplicarán las normas de
la regulación armonizada a la adjudicación de cada lote. No obstante, los órganos de contratación
podrán exceptuar de estas normas a los lotes cuyo valor estimado sea inferior a 80.000 euros, siempre
que el importe acumulado de los lotes exceptuados no sobrepase el 20 por 100 del valor acumulado de la
totalidad de los mismos>>.
185
<<En el supuesto previsto en el artículo 88.7, cuando el valor acumulado de los lotes en que se divida
la compra de servicios iguale o supere los importes indicados en el apartado anterior, se aplicarán las
normas de la regulación armonizada a la adjudicación de cada lote. No obstante, los órganos de
contratación podrán exceptuar de estas normas a los lotes cuyo valor estimado sea inferior a 80.000
euros, siempre que el importe acumulado de los lotes exceptuados no sobrepase el 20 por 100 del valor
acumulado de la totalidad de los mismo>>.
125
126
127
128
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
129
la factura correspondiente, que deberá reunir los requisitos que las normas de
desarrollo de esta Ley establezcan>>.
o <<En el contrato menor de obras, deberá añadirse, además, el presupuesto de
las obras, sin perjuicio de que deba existir el correspondiente proyecto cuando
normas específicas así lo requieran. Deberá igualmente solicitarse el informe
de supervisión a que se refiere el artículo 125 cuando el trabajo afecte a la
estabilidad, seguridad o estanqueidad de la obra>>.
Los pliegos de cláusulas administrativas tienen por objeto establecer el régimen del contrato.
Existen Pliegos de cláusulas administrativas generales y particulares. Los generales, según
dispone el art. 114, se aprueban por el Consejo de Ministros para <<su utilización en los
contratos que se celebran por los órganos de contratación de la Administración General del
Estado, sus Organismos autónomos, Entidades gestoras y Servicios comunes de la Seguridad
Social y demás entidades públicas estatales>>. Las Comunidades Autónomas y las entidades
locales pueden también aprobar pliegos de cláusulas administrativas generales. Los contratos
se ajustarán al contenido de los pliegos particulares, cuyas cláusulas se consideran parte
integrante de los mismos.
En los pliegos de cláusulas administrativas particulares se incluirán, en los términos del art.
115, <<los pactos y condiciones definidores de los derechos y obligaciones de las partes del
contrato y las demás menciones requeridas por esta Ley y sus normas de desarrollo>>.
8.4.1.D).- Tramitación.
La tramitación puede ser:
- Ordinaria
o Es la regla general de tramitación.
- De urgencia (art. 112)
o Procede en <<los expedientes correspondientes a los contratos cuya
celebración responda a una necesidad inaplazable o cuya adjudicación sea
preciso acelerar por razones de interés público.>>
o <<a tales efectos el expediente deberá contener la declaración de urgencia
hecha por el órgano de contratación, debidamente motivada>>.
o Estos expedientes gozan <<de preferencia para su despacho>> y los plazos
establecidos se reducen, con carácter general, a la mitad.
- De emergencia (art. 113)
o Procede <<cuando la Administración tenga que actuar de manera inmediata a
causa de acontecimientos catastróficos, de situaciones que supongan grave
peligro o de necesidades que afecten a la defensa nacional>>.
o En estos casos, <<el órgano de contratación, sin obligación de tramitar
expediente administrativo, podrá ordenar la ejecución de lo necesario para
remediar el acontecimiento producido o satisfacer la necesidad sobrevenida, o
contratar libremente su objeto, en todo o en parte, sin sujetarse a los requisitos
130
186
Vid. Infra epígrafe 8.5 <<la formalización del contrato>>.
187
Este epígrafe debe estudiarse en relación con el anterior, como una continuación.
131
8.4.2.B).- Procedimientos.
- Órgano de tramitación: <<Mesa de contratación>> (art. 320).
o Art. 320.1: <<Salvo en el caso en que la competencia para contratar
corresponda a una Junta de Contratación, en los procedimientos abiertos y
restringidos y en los procedimientos negociados con publicidad a que se refiere
el artículo 177.1, los órganos de contratación de las Administraciones Públicas
estarán asistidos por una Mesa de contratación, que será el órgano
competente para la valoración de las ofertas. En los procedimientos
negociados en que no sea necesario publicar anuncios de licitación, la
constitución de la Mesa será potestativa para el órgano de contratación>>.
o Art. 320.2: <<La Mesa estará constituida por un Presidente, los vocales que se
determinen reglamentariamente, y un Secretario>>.
o Art. 320.3: <<Los miembros de la Mesa serán nombrados por el órgano de
contratación.>>
<<El Secretario deberá ser designado entre funcionarios o, en su
defecto, otro tipo de personal dependiente del órgano de contratación,
y entre los vocales deberán figurar necesariamente un funcionario de
entre quienes tengan atribuido legal o reglamentariamente el
asesoramiento jurídico del órgano de contratación y un interventor, o,
a falta de éstos, una persona al servicio del órgano de contratación
que tenga atribuidas las funciones correspondientes a su
asesoramiento jurídico, y otra que tenga atribuidas las relativas a su
control económico-presupuestario>>.
- Abierto (art. 157).
o Es aquel en el que <<todo empresario interesado podrá presentar una
proposición>>.
- Restringido (arts. 162 y 163).
o <<sólo podrán presentar proposiciones aquellos empresarios que, a su solicitud
y en atención a su solvencia, sean seleccionados por el órgano de
contratación>>.
o Tanto en este procedimiento como en el anterior <<estará prohibida toda
negociación de los términos del contrato con los solicitantes o candidatos>>.
- Negociado (art. 169).
o En el procedimiento negociado <<la adjudicación recaerá en el licitador
justificadamente elegido por el órgano de contratación, tras efectuar consultas
132
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
con diversos candidatos y negociar las condiciones del contrato con uno o
varios de ellos>>.
- Diálogo competitivo (art. 179 y ss.).
o <<el órgano de contratación dirige un diálogo con los candidatos
seleccionados, previa solicitud de los mismos, a fin de desarrollar una o varias
soluciones susceptibles de satisfacer sus necesidades y que servirán de base
para que los candidatos elegidos presenten una oferta>>.
Con carácter general, <<la formalización del contrato deberá efectuarse no más tarde de los
quince días hábiles siguientes a aquél en que se reciba la notificación de la adjudicación a los
licitadores y candidatos en la forma prevista en el art. 151.4>>.
En los casos en los que <<el contrato es susceptible de recurso especial en materia de
contratación conforme al art. 40.1 no podrá formalizarse antes de que transcurra ese plazo>>.
La ejecución del contrato no puede iniciarse sin la previa formalización, salvo en los supuestos
de tramitación de emergencia. Si el contrato no se formaliza por causa imputable al
contratista, la Administración podrá resarcirse de ello con cargo a la garantía. Si, por el
contrario, la no formalización fuera imputable a la Administración, <<se indemnizará al
contratista de los daños y perjuicios que la demora le pudiera ocasionar>>.
133
Ese principio básico de riesgo y ventura en la actualidad está reconocido en el art. 215 del
Texto Refundido de la Ley de Contratos del Sector Público. Sin embargo, tiene una excepción
importante en las hipótesis en las que concurra una causa de fuerza mayor. En estos supuestos
regulados de fuerza mayor (del art. 231), el contratista, siempre que no haya actuado de forma
imprudente, tiene derecho a recibir una indemnización de la Administración por los daños y
perjuicios que padezca. Hay que tener en cuenta que ese precepto, el art. 231, establece de
forma tasada cuáles son esos supuestos de fuerza mayor que obligan a la Administración a
indemnizar al contratista, por lo que el contratista no podrá alegar otras circunstancias:
188
Para complemento, Vid. Infra epígrafe 8.9.
189
En ese precio siempre habrá una valoración, que incluirá el coste y la ganancia previstos. Si los costes,
en un futuro, se ven reducidos, el contratista obtendrá mayores beneficios. Si, por el contrario, ocurre
que el coste aumenta, el contratista no podrá dejar de ejecutar el contrato o protestar, pues es el riesgo
inherente al contrato.
190
Este precepto da lugar a extrema
134
El art. 211 establece el procedimiento para el ejercicio de estas potestades. Exige que:
- se dé audiencia al contratista
- se cuente con informe del servicio jurídico correspondiente
- se cuente con dictamen del Consejo de Estado (u órgano consultivo autonómico
equivalente) en los siguientes casos:
o en los supuestos de <<interpretación, nulidad y resolución, cuando se formule
oposición por parte del contratista>>.
o En las <<modificaciones del contrato, cuando su cuantía, aislada o
conjuntamente, sea superior a un 10 por ciento del precio primitivo del
contrato, cuando éste sea igual o superior a seis millones de euros>>.
La potestad de dirección se concreta en la propia Ley para cada uno de los contratos típicos. El
contrato en el que ostenta mayor relevancia es en el contrato de obras, en donde se nombra
una figura conocida como el Director facultativo, que tiene a su cargo la dirección del contrato.
Esto obedece a normas de lógica, pues una obra es una acción de relevancia.
191
Vid. Infra. Epígrafe XI: <<La extinción del contrato: cumplimiento, resolución e invalidez>>.
135
Por ejemplo, si según el contratista, no queda claro si ha de construir en una superficie <<A>> o <<B>>,
se genera una duda sobre la interpretación del contrato. Al ser un contrato administrativo, y como el
interés público no puede estar pendiente de que las partes se pongan de acuerdo, la Administración
tiene esa potestad de interpretación unilateral (que será, habitualmente, un acto administrativo). Si el
contratista no está de acuerdo con esa interpretación, acudirá al juez.
Si la suspensión de la obra supera los seis meses, el contratista puede solicitar igualmente la
resolución, y tendrá derecho a una indemnización equivalente al 3% del lucro cesante, siempre
y cuando las obras no estuvieran iniciadas.
192
Es un rasgo de la terminología antigua del siglo XIX.
136
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
la Ley 2/2011, de Economía Sostenible que altera de forma muy importante el régimen
tradicional de esta potestad.193
El Texto Refundido del Contratos del Sector Público regula, esencialmente, dos clases de
modificaciones del contrato:
No obstante, el art. 105.2 aclara que la modificación nunca <<podrá realizarse con el fin de
adicionar prestaciones complementarias a las inicialmente contratadas, ampliar el objeto del
contrato a fin de que pueda cumplir finalidades nuevas no contempladas en la documentación
preparatoria del mismo, o incorporar una prestación susceptible de utilización o
aprovechamiento independiente>>. En estos casos, <<deberá procederse a una nueva
contratación de la prestación correspondiente, en la que podrá aplicarse el régimen establecido
para la adjudicación de contratos complementarios>> si concurren los requisitos establecidos
para ello en la propia norma.
Si la modificación está prevista en los pliegos del contrato, su régimen queda remitido a lo que
disponga este documento. El art. 106 se limita a establecer que deberán detallar <<de forma
clara, precisa e inequívoca las condiciones en que podrá hacerse uso de la misma, así como el
alcance y límites de las modificaciones que pueden acordarse con expresa indicación del
porcentaje del precio del contrato al que como máximo puedan afectar, y el procedimiento que
haya de seguirse para ello>>. A ello se añade que <<los supuestos en que podrá modificarse el
contrato deberán definirse con total concreción por referencia a circunstancias cuya
concurrencia pueda verificarse de forma objetiva y las condiciones de la eventual modificación
deberán precisarse con un detalle suficiente para permitir a los licitadores su valoración a
efectos de formular su oferta y ser tomadas en cuenta en lo que se refiere a la exigencia de
condiciones de aptitud a los licitadores y valoración de las ofertas>>.
193
Esta regulación ha sido inalterada desde 1876 hasta 2011, es decir, ha permanecido totalmente
invariable. La regulación anterior a 2011 concedía una amplia capacidad para modificar unilateralmente
los términos del contrato (ius variandi de la contratación administrativa). Dichas normas anteriores
decían que los contratos se podían modificar por razones técnicas o económicas, pero se convirtió en
una lacra, pues se abusó del principio de manera continuada. Fue una práctica frecuente y corrupta
(sobre todo en el ámbito local, con contratos de cuantías más bajas) que los dirigentes de las
Administraciones (por ejemplo, una alcaldesa de un pueblo de 1.000 habitantes) deseaba dar trabajo a
un contratista de su pueblo (hasta ahí todo bien), pero sabía que la obra ascendía a 60.000 €. Para que
no se inmiscuyeran terceros de por medios, le adjudicaba contratos menores directamente, por valor,
por ejemplo, de 10.000 €. Una vez contratado, se procedía a modificar el contrato a razón de
<<necesidades nuevas>>, ampliando la obra a su valor real de 60.000 €. Así se eludían los controles
legales.
Esto rompe la libre competencia y los principios fundamentales de la economía de mercado, por lo que
la Unión Europea exigió un cambio, que surtió efecto en la Ley 2/2011, con una nueva regulación del ius
variandi, acogida por el Texto Refundido del Real Decreto 3/2011.
194
Estas últimas se han hecho profundamente restrictivas, pues necesitan demostraciones, por ejemplo,
de exigencias medioambientales que han aparecido actualmente, pero se desconocían en el momento
de la contratación, o que aparecen restos arqueológicos desconocidos hasta el momento. Por tanto, se
tiende a establecer en los pliegos las condiciones normales del ius variandi que existían hasta 2011,
volviendo a truncar la libre competencia.
137
El art. 107.1 determina los supuestos en los que la Administración puede modificar el contrato
al margen de lo dispuesto en los pliegos: cuando se <<justifique suficientemente>> la
existencia de alguna de las siguientes circunstancias:
La modificación por estas causas, como indica el art. 107.2, <<no podrá alterar las condiciones
esenciales de la licitación y adjudicación, y deberá limitarse a introducir las variaciones
estrictamente indispensables para responder a la causa objetiva que la haga necesaria>>: el
apartado tercero del propio precepto especifica en qué supuestos se produce una alteración
de las <<condiciones esenciales>> del contrato.
El procedimiento de modificación se regula en el art. 108. El apartado primero dispone que las
modificaciones previstas en el pliego <<se acordarán en la forma que se hubiese especificado
en el anuncio o en los pliegos>>. El apartado segundo, para los supuestos de modificaciones ex
lege, establece que deberá <<darse audiencia al redactor del proyecto o de las especificaciones
técnicas, si éstos se hubiesen preparado por un tercero ajeno al órgano de contratación en
virtud de un contrato de servicios, para que, en un plazo no inferior a tres días, formule las
consideraciones que tenga por conveniente>>. Además, y de acuerdo con el art. 211, deberá:
138
En concreto, las técnicas que se han arbitrado al objeto de garantizar el equilibrio financiero
del contrato son las siguientes:
Factus principis
o Con esta técnica se hace referencia a aquellas situaciones en las que la
Administración no cambia, no altera, las condiciones de un contrato, pero
adopta decisiones que inciden en su ejecución, haciéndolo más oneroso.
o Por ejemplo:
toma nuevas medidas de protección ambiental, que encarecen el
contrato, cierto es, pero que responden a un principio básico de
protección del medio.
Toma medidas de integración de personas con discapacidad. Es cierto
que hacen más onerosos los contratos, pero responden a un principio
básico como es el de igualdad.
o En estos supuestos, y con base a esta técnica, el Tribunal Supremo reconoce,
con carácter general, el derecho del contratista a recibir indemnización por las
consecuencias de estas medidas.
o Este principio de creación jurisprudencial está hoy expresamente reconocido
en nuestra norma para dos tipos concretos de contratos:
Concesión de obra pública (art. 258)
Gestión de servicios públicos (art. 282).
Teoría del riesgo imprevisible
o La segunda técnica de garantía que modula el principio de riesgo y ventura
expone que la Administración tiene que acudir en auxilio del contratista, tiene
que compensarlo, en las ocasiones en las que la economía del contrato se vea
alterada como consecuencia de acontecimientos imprevistos o imprevisibles.
o Hay casos concretos y claros. El gobierno de España, por razones políticas y
repentinamente, rompió relaciones diplomáticas y comerciales con el gobierno
de Argelia en los setenta. A consecuencia de esa decisión imprevisible, todas
las empresas que construían carreteras y compraban cemento allí debieron
139
acudir a otros mercados mucho más caros. Al romperse las economías de los
contratos,
o Se aplica a los mismos contratos que el caso anterior, los recogidos en el art.
258 y 282 del Real Decreto 3/2011.
Revisión de precios del contrato
o Como tercera y última garantía, está prevista para supuestos en los que se
alteren los elementos esenciales del contrato. Aquí ya no hablamos de
decisiones al margen del contrato, sino de decisiones que inciden
directamente los elementos del mismo.
o Se encuentra regulada en los arts. 89 y 90 del Texto Refundido, que
establecen, al respecto, una serie de requisitos o condiciones importantes:
En primer lugar, para que proceda la revisión, es necesario que esté
prevista en el Pliego del contrato.
En segundo lugar, hace falta que, al menos, esté ejecutado en un 20%
el contenido del contrato.
En tercer lugar, que haya transcurrido, como mínimo, un año, desde la
celebración del contrato.
o Si procediese llevarla a cabo, se hará de acuerdo con unos índices aprobados
por la Administración y publicados.
8.10.1.- La cesión.
El art. 226.1 permite que los derechos y obligaciones derivados de un contrato puedan ser
cedidos <<a un tercero siempre que las cualidades técnicas o personales del cedente no hayan
sido razón determinante de la adjudicación del contrato, y de la cesión no resulte una
restricción efectiva de la competencia en el mercado. No podrá autorizarse la cesión a un
tercero cuando ésta suponga una alteración sustancial de las características del contratista si
éstas constituyen un elemento esencial del contrato>>. Para que la cesión sea posible han de
concurrir las condiciones determinadas en el apartado segundo del precepto:
140
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
8.10.2.- La subcontratación.
El Texto Refundido de Contratos del Sector Público permite también (lo hace en su art. 227), la
subcontratación. Así, el apartado primero establece que <<el contratista podrá concertar con
terceros la realización parcial de la prestación, salvo que el contrato o los pliegos dispongan lo
contrario o que por su naturaleza y condiciones se deduzca que aquél ha de ser ejecutado
directamente por el adjudicatario>>.
Los subcontratistas quedarán obligados sólo ante el contratista principal que asumirá, por
tanto, la total responsabilidad de la ejecución del contrato frente a la Administración, con
arreglo estricto a los pliegos de cláusulas administrativas particulares y a los términos del
contrato. El art. 227, en su apartado séptimo, permite también que los órganos o en los
pliegos, la subcontratación con terceros no vinculados al mismo, de determinadas partes de la
prestación que no excedan en su conjunto del 50% del importe del presupuesto del contrato,
cuando gocen de una sustantividad propia dentro del conjunto que las haga susceptibles de
ejecución separada, por tener que ser realizadas por empresas que cuenten con una
determinada habilitación profesional o poder atribuirse su realización a empresas con una
clasificación adecuada para realizarla.
141
8.11.1.- El cumplimiento.
El contrato, como dice el art. 222, <<se entenderá cumplido por el contratista cuando éste haya
realizado, de acuerdo con los términos del mismo y a satisfacción de la Administración, la
totalidad de la prestación>>. A los efectos de constatar el correcto cumplimiento, el apartado
segundo exige a la Administración <<un acto formal y positivo de recepción o conformidad
dentro del mes siguiente a la entrega o realización del objeto del contrato, o en el plazo que se
determine en el pliego de cláusulas administrativas particulares por razón de sus
características>>. A la Intervención de la Administración correspondiente le será comunicado,
cuando ello sea preceptivo, la fecha y lugar del acto, para su eventual asistencia en el ejercicio
de sus funciones de comprobación de la inversión>>.
8.11.2.- La resolución.
La resolución supone la ruptura anticipada del contrato sin que se haya cumplido
íntegramente con su objeto. El art. 223 establece un conjunto de causas de resolución
aplicables a todos los contratos, causas que han de completarse con las previstas por la propia
norma para las distintas categorías de contratos. Son causas de resolución:
195
Este art. 112 lleva por rúbrica <<La tramitación urgente del expediente>>. El art. 112.2.c) señala que
<<El plazo de inicio de la ejecución del contrato no podrá ser superior a quince días hábiles, contados
desde la formalización. Si se excediese este plazo, el contrato podrá ser resuelto, salvo que el retraso se
debiera a causas ajenas a la Administración contratante y al contratista y así se hiciera constar en la
correspondiente resolución motivada>>.
142
196
El art. 216.6 establece que <<si la demora de la Administración fuese superior a seis meses, el
contratista tendrá derecho, asimismo, a resolver el contrato y al resarcimiento de los perjuicios que
como consecuencia de ello se le originen>>.
197
El art. 216.8 dicta lo siguiente: <<Las Comunidades Autónomas podrán reducir los plazos de treinta
días, cuatro meses y seis meses establecidos en los apartados 4, 5 y 6 de este artículo>>.
198
El Título V tiene por rúbrica <<Modificación de los contratos>>.
143
El art. 33, de otra parte, determina que <<son causas de anulabilidad de derecho
administrativo las demás infracciones del ordenamiento jurídico y, en especial, las de las reglas
contenidas en la presente Ley, de conformidad con el art. 63 de la Ley 30/1992>>.
La revisión de oficio de los actos preparatorios y de los actos de adjudicación de los contratos,
como reza el art. 34 del Texto Refundido de Contratos del Sector Público, se efectuará de
conformidad con lo establecido en la Ley 30/1992.
Los efectos de la declaración de invalidez se determinan en el art. 35. Así, su apartado primero
establece que <<la declaración de nulidad de los actos preparatorios del contrato o de la
adjudicación, cuando sea firme, llevará en todo caso consigo la del mismo contrato, que
entrará en fase de liquidación, debiendo restituirse las partes recíprocamente las cosas que
hubiesen recibido en virtud del mismo y si esto no fuera posible se devolverá su valor. La parte
que resulte culpable deberá indemnizar a la contraria de los daños y perjuicios que haya
sufrido>>. En el apartado segundo, de otra parte, declara que <<la nulidad de los actos que no
sean preparatorios sólo afectará a éstos y sus consecuencias>>.
144
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
El art. 36 regula finalmente la invalidez de los contratos por causas reconocidas en el derecho
civil. Dispone al efecto que <<se sujetará a los requisitos y plazos de ejercicio de las acciones
establecidas en el ordenamiento civil, pero el procedimiento para hacerlas valer se someterá a
lo previsto en los artículos anteriores para los actos y contratos administrativos anulables>>.
145
El art. 103.3 de la Constitución establece un principio de reserva de Ley para la regulación del
estatuto de los funcionarios públicos. El Tribunal Constitucional ha determinado cuáles son las
materias afectadas por esta reserva:
La Constitución recoge además, en garantía tanto de los intereses públicos como de los
propios funcionarios, un conjunto de principios y derechos que las normas sobre función
pública han de respetar siempre. Así:
146
1. El integrado por quienes desarrollan sus tareas en virtud de una relación de confianza
política.
2. Los empleados públicos, categoría formada por quienes prestan sus servicios como
consecuencia de una relación jurídica profesional y retribuida. Son, a su vez,
susceptibles de clasificación en las cuatro grandes categorías previstas en el art. 8 de la
Ley 7/2007:
a. Funcionarios de carrera
b. Funcionarios interinos
c. Personal laboral
i. Fijo
ii. Por tiempo indefinido
iii. Temporal
d. Personal eventual.
El artículo 9.2 de la Ley 7/2007 establece qué puestos de trabajo han de ser necesariamente
desempeñados por funcionarios públicos en los términos que establezcan las Leyes de
desarrollo para cada Administración Pública. Son los puestos cuyas funciones impliquen <<la
participación directa o indirecta en el ejercicio de las potestades públicas o en la salvaguardia
de los intereses generales del Estado>>. Ahora bien, nada impide, como ocurre en la
actualidad, que éste sea también el régimen propio de otros supuestos, si así lo deciden dichas
Leyes.
El art. 11.2 del Estatuto Básico del Empleado Público, de otra parte, remite igualmente a las
Leyes que se dicten en su desarrollo <<la determinación de los puestos de trabajo que pueden
ser desempeñados por personal laboral, respetando en todo caso lo establecido en el art.
9.2>>.
En definitiva, son las Leyes reguladoras del empleo público de cada Administración las que han
de determinar, respetando los límites establecidos en el citado art. 9.2 de la Ley 7/2007, los
puestos que, respectivamente, han de ser cubiertos por funcionarios públicos y por personal
laboral.
199
Como en otros casos, utilizaremos, para citarlo, tanto la numeración legal como la rúbrica.
147
A) Funcionarios de carrera
a. En la definición que
A
•A1
ofrece el art. 9.1 de la Ley •A2
•Necesario Grado universitario
7/2007, son los que
desempeñan <<servicios
profesionales retribuidos
de carácter
B •Técnicos superiores
A) Grupo A
a. Dividido en dos subgrupos:
i. A1
ii. A2
b. Para acceder a este grupo es necesario el título universitario de Grado.
148
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
Esta clasificación en grupos tiene gran importancia en diferentes aspectos del régimen de los
funcionarios como, por ejemplo, en el retributivo.
149
La oposición consiste en la realización de una o más pruebas en las que pueda demostrarse la
capacidad y aptitud de los aspirantes, así como establecer un orden de prelación entre ellos. El
concurso es un sistema de selección basado únicamente en la comprobación y calificación de
los méritos que ya tienen los candidatos. El concurso-oposición combina ambos modelos. El
Estatuto Básico del Empleado Público exige que la fase de concurso sea <<valorada con una
puntuación proporcionada que no determine por sí misma el resultado del proceso selectivo>>.
El art. 61 de la Ley 7/2007 imponte también que los procedimientos de selección cuiden
<<especialmente la conexión entre el tipo de pruebas a superar y la adecuación al desempeño
de las tareas de los puestos de trabajo convocados, incluyendo, en su caso, las pruebas
prácticas que sean precisas>>. Las pruebas pueden consistir en:
- la superación de cursos
- periodos de prácticas
- exposición del currículum por los candidatos
- pruebas psicotécnicas
- realización de entrevistas.
A) La jubilación.
a. La jubilación, regulada en el art. 67 del Estatuto Básico del Empleado Público,
se produce por el cumplimiento de la edad legalmente establecida.
i. En la actualidad está fijada en sesenta y cinco años.
150
Ahora bien, el propio ordenamiento jurídico establece un conjunto de circunstancias que, sin
extinguir la relación funcionarial, producen sobre ella una alteración que puede, incluso,
implicar su cese temporal. Las situaciones administrativas posibles están establecidas en el art.
85 del Estatuto Básico del Empleado Público, que faculta además a las Leyes de desarrollo para
que puedan regular otras diferentes. Las situaciones distintas a la de servicio activo son las
siguientes:
A) Servicios especiales
a. Es una situación prevista para distintos supuestos que tienen en común la
naturaleza política o de especial confianza o responsabilidad del cargo al que
accede el funcionario que queda en dicha situación.
b. Así, por ejemplo, da derecho a servicios especiales la elección como:
i. Diputado
ii. Senador
151
152
Doble Grado Derecho y ADE Juan María Abans Carrasco
153
Situaciones
administrativas
154
El Estatuto Básico del Empleado Público remite a las Leyes de desarrollo al regulación de esta
carrera que, según dispone el apartado tercero del propio precepto, podrá consistir, entre
otras, en la aplicación aislada o simultánea de alguna de las siguientes modalidades:
- Carrera horizontal
o Consiste, como disponen los artículos 16.3 y 17 de la Ley 7/2007, en el
derecho del funcionario a progresar de grado, categoría, escalón u otro
concepto análogo, sin necesidad de cambiar de puesto de trabajo.
o A tal efecto, se valorará su trayectoria y actuación profesional, la calidad de los
trabajos realizados, los conocimientos adquiridos y el resultado de la
evaluación del desempeño prevista en el art. 20
o Podrán incluirse asimismo otros méritos y aptitudes por razón de la
especificidad de la función desarrollada y la experiencia adquirida.
- Carrera vertical
o Supone el ascenso en la estructura de puestos de trabajo por los
procedimientos de provisión de puestos de trabajo que la Ley 7/2007
determina en sus arts. 78 y ss.
o Estos procedimientos, que han de estar siempre basados en los principios de
igualdad, méritos, capacidad y publicidad, son el concurso y la libre
designación con convocatoria pública. No obstante, las Leyes de desarrollo del
Estatuto Básico del Empleado Público pueden establecer otros distintos.
Concurso
Es el modo normal de provisión de los puestos de trabajo y
consiste en la valoración de los méritos y capacidades y, en su
caso, aptitudes de los candidatos por órganos colegiados que
ajustarán su funcionamiento a reglas de imparcialidad y
objetividad (art. 79 Ley 7/2007).
Libre designación con convocatoria pública
Se basa en la apreciación discrecional por el órgano
competente de la idoneidad de los candidatos en relación con
los requisitos exigidos para el desempeño del puesto de
trabajo.
Las Leyes de desarrollo del Estatuto Básico del Empleado
Público han de establecer los puestos que <<por su especial
responsabilidad y confianza>> pueden cubrirse por este
sistema, teniendo en cuenta que se trata de un modo
excepcional de provisión de puestos de trabajo (art. 80 de la
Ley 7/2007).
- Promoción interna vertical
o Consiste en el ascenso desde un cuerpo o escala de un Subgrupo o Grupo de
clasificación profesional (en el supuesto de que éste no tenga Subgrupo) a otro
superior mediante los procesos selectivos fijados en las Leyes de desarrollo del
Estatuto Básico del Empleado Público y que, en todo caso, habrán de
garantizar los principios de igualdad, mérito y capacidad.
- Promoción interna horizontal.
155
200
Diferentes disposiciones han suprimido en los últimos años algunas de estas pagas en garantía del
cumplimiento de los objetivos de estabilidad presupuestaria.
156
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201
El Real Decreto Ley 20/2012, de 14 de julio, de Medidas para garantizar la estabilidad presupuestaria
y de fomento de la competitividad, suprimió el carácter mínimo que ese período tenía en la redacción
originaria de la Ley 7/2007
157
- Desempeñar con diligencia las tareas que tengan asignadas y velar por los intereses
generales con sujeción y observancia de la Constitución y del resto del ordenamiento
jurídico.
158
Los arts. 53 y 54 del Estatuto Básico del Empleado Público regulan, respectivamente, los
denominados principios éticos y de conducta que deben seguir los empleados públicos. Entre
los primeros se encuentran los de lealtad y buena fe con la Administración en la que presten
sus servicios y con sus superiores, compañeros, subordinados y con los ciudadanos; entre los
segundos, el desempeño de sus tareas de forma diligente, cumpliendo con la jornada y el
horario establecidos.
La Ley 53/1984 afecta a todos los empleos en el sector público, cualquiera que sea la
naturaleza jurídica de la relación. El desempeño de un puesto de trabajo con el personal al
servicio de la Administración es incompatible con el ejercicio de cualquier otra actividad tanto
en el sector público como en el privado que pueda impedir o menoscabar el cumplimiento de
sus deberes o comprometer su imparcialidad o independencia.
La Ley excluye de su ámbito de aplicación una serie de actividades que, por consiguiente,
pueden realizarse libremente. Entre ellas se encuentran la administración del patrimonio
159
- Principio de legalidad
- Principio de tipicidad
- Principio de irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables
- Principio de proporcionalidad, que alcanza tanto a:
o la clasificación de las infracciones y sanciones como
o su aplicación.
- Principio de culpabilidad
- Principio de presunción de inocencia.
El Estatuto Básico del Empleado Público determina igualmente las faltas disciplinarias muy
graves, elenco que pueden completar otras Leyes tanto estatales como autonómicas. La
determinación de las faltas graves y leves queda remitida a las Leyes posteriores de desarrollo
de la Ley 7/2007.
Las sanciones posibles, que están establecidas en el art. 96, han de imponerse siempre
respetando, como es lógico, el procedimiento establecido.
160