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EL DIA ESPERADO

Alejandro Eliseo Calero Dávila*

Quisiéramos celebrar un 8 de marzo como un año que se inicia sin asesinato a


mujeres, sin violencia de ningún tipo hacia ellas, pero también quisiéramos
llegar a ese día sin que la mujer abandone a su hijo, sin que lo asesine en su
vientre, mientras seguimos esperando ese inicio de año tendremos que
lamentar lo ocurrido en lo que va del 2012.

Desventuradamente la educación no es prioridad en Nicaragua, es la riqueza


personal de las arcas del erario, mientras más tiempo en el poder, mejor. Lo
que interesa es enriquecerse.

Sabemos que la violencia hacia la mujer no se va a eliminar aprobando leyes si


estas no van de la mano con un plan de educación. Pareciera que algunos
“hombres” lo único que les interesa es deshacerse de su pareja, continúan los
titulares de mujeres asesinadas, la historia; se había separado de su cónyuge,
pero se dejo convencer para darle otra oportunidad, solo para morir. Ellas
seguramente nunca supieron de lo ocurrido a otras mujeres porque no leyeron
periódicos, no escucharon noticias, nadie les conto. No lograron estar al tanto
que en Nicaragua se aprobó una Ley que les va a respaldar, que existían para
ellas organizaciones preocupadas por su vida. No comprendieron que si habían
decidido dejar de ser codependiente del hombre que ya no querían debían
mantenerse firme en su decisión y no jugar a la reconciliación amorosa. Se sigue
hablando, escribiendo y condenando la violencia hacia la mujer, pero en los
hogares humildes, en los mercados, en el campo da la impresión que no han
escuchado hablar del tema, y a los “hombres” les tiene sin cuidado pasar preso
el resto de su vida y con ello arruinar el futuro de sus hijos, de nada sirve
advertirle que ese acto que piensa cometer es repudiable y que se ha legislado
pensando en detenerle, mientras tanto los celos seguirán causando dolor. La
familia no ha jugado ningún rol importante ante esta situación, pues al
presentarse la tragedia, relatan llorando el calvario que vivía la infortunada, pero
no hicieron nada para evitarlo, al contrario en algunos casos se oponen a la
decisión de la mujer, argumentándole que como va a dejar al padre de sus hijos,
etc. Se trata de un problema de cultura, la dependencia económica le impide
volver o iniciar al campo laboral. Todos hemos fallado al haber estado ausente
la educación cristiana en ese desdichado hombre, porque se ha demostrado
que no existía temor a Dios, y más temprano que tarde se arrepiente de lo que
hizo.

Al hombre que ha sido denunciado, se le debe hacer saber con todo el rigor de la
Ley que se aleje de su ex compañera, y que el necesita integrarse a la iglesia a
su trabajo y hacia una nueva vida.

Mientras en Nicaragua la educación no sea prioridad, la mujer se verá obligada a


seguir dependiendo de un posible agresor, es deber de las organizaciones
Civiles realizar campañas de orientación con mensajes específico a la mujer
que ha decidido romper el silencio para que sepa que a partir de ese momento
su vida corre peligro si regresa con su victimario.

*Coordinador Comisión Jurídica Red Managua Coordinadora Civil.

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