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Ser ético es

ser correcto
“No pertenezco a ningún partido político. Soy una militante del
pueblo y en ese sentido marcho y escribo. Estamos ya en un
nuevo fin de año. A usted mi apreciado lector, déjeme decirle
que como boliviana y latinoamericana, estoy muy agradecida
por su afecto a este medio de información, también agradecida
a otros que repudian mi trabajo, porque es señal que me leen
para luego criticarme, insultarme y denigrarme de la manera
más gallina. Lo que hago, lo volvería a hacer siempre, todos los
días de mi vida intento interpretar de forma objetiva las luchas
de nuestros hermanos obreros. Y no me arrepiento de nada. Ser
ético, es ser correcto”.

Para forjar un proceso político desestabilizador, los estrategas


conspiradores saben que tienen que apelar a un discurso atractivo
pero perverso, seductor pero engañoso. Las patéticas pruebas
están a la vista, Argentina, Brasil, Venezuela.
Por supuesto que la conspiración viene acompañada de manera
íntimamente obscena de la rosca de medios de comunicación que
actúan en consonancia a sus intereses personales y mezquinos,
ellos intentan con permanente insistencia desinformar y confundir
al pueblo a través de la divulgación de mentiras ocultando
verdades.
Lo que escribo no nace del imaginario, sino de lo más profundo
de mi sentimiento. Es que soy de las que cree que un pensamiento
sin acciones es como arar en el mar, de nada sirve.
Por supuesto que me molesta y mucho, la crítica de quienes me
acusan de hacer análisis desde un escritorio mediático. Mil veces
prefiero pecar de ilusa antes de ser catalogada como una mujer
inconsistente e incoherente. Siempre manifesté que soy un ser
humano que tengo virtudes pero también falencias. En ese marco,
me podrán tildar de todo, menos de cobarde ni traidora a mis
ideales.
Estamos ya en un nuevo fin de año. A usted mi apreciado lector,
déjeme decirle que como boliviana y latinoamericana, estoy muy
agradecida por su afecto a este medio de información, también
agradecida a otros que repudian mi trabajo porque es señal que
me leen para luego criticarme, insultarme y denigrarme de la
manera más gallina. Lo que hago, lo volvería a hacer siempre,
todos los días de mi vida intento interpretar de forma objetiva las
luchas de nuestros hermanos obreros. Y no me arrepiento de nada.

La adhesión de nuestros seguidores de Visión Z y redes sociales,


contribuyen a fortalecer nuestras aspiraciones colectivas,
encaminarnos a una verdadera refundación de un estado libre de
toda plaga neoliberal, plaga que arrasa de manera despiadada a los
pueblos del mundo, principalmente a nuestros pueblos
latinoamericanos.

Hay fantasmas que vuelven de la tumba y ahora se muestran


paranoicamente visibles, hoy aparecen temerarios y se hacen
llamar como representantes del pueblo, en el fondo son leales
adictos a las pandillas de la ultraderecha. Según los estrategas la
mejor manera de romper un grupo que está visiblemente
consolidado es llevar a una persona conflictiva y de choque, para
que genere anticuerpos en el grupo y de esa forma vulnerar los
espacios y desestabilizar el estado de ánimo. Eso se registra a
diario. Y a veces no se dan cuenta.

Estos grupos de choque están claramente identificados. En criollo


básico, estos se llaman “cujes”. Esto amerita un análisis desde
varios ángulos. Un análisis responsable, sin especulaciones, sin
arrogancia, sin mentiras, centrado únicamente en la verdad, como
principio irrenunciable en esta lucha que libramos en contra de los
grupos oligárquicos. Esto ocurre en todo el mundo. Bolivia no es
una isla.

Ser éticos es ser correcto y decir la verdad. El pueblo boliviano


históricamente ha sido engañado. Se le ha mentido siempre, decir
la verdad y ser transparentes debe ser el único principio de
quienes militamos en las filas de un pueblo que lucha. Pero, el ser
éticos y decir la verdad no debe hacernos descender en la
ingenuidad. Ciertamente estamos aún frente a un proceso muy
complejo, complicado y que se torna a veces conflictivo. Estamos
frente a un sector cuyas prácticas políticas son expresiones ultra
irracionales típicas del fascismo, generadora de violencia cuyo
único objetivo es atomizar a la sociedad boliviana.
Bolivia es muestra clara que la administración de poder que
intentaron imponer los criollos neoliberales no prosperó con el
pueblo, la causa principal se debe a esos errores gravísimos que
de manera voluntaria cometen estos sujetos identificados.
El poder se construye desde el seno del pueblo de eso estoy
segura. El arte de hacer política es seguir y escuchar al pueblo.
Esa es una muestra extraordinaria de madurez política. Hay que
acompañar al pueblo, escuchar sus voces, seguir sus huellas, y
concretar sus decisiones. Eso es gobernar. Todo lo demás es paja.

María Eugenia Claros B.


Directora Periódico Visión Z
Santa Cruz-Bolivia

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