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INMIGRANTES ESPAÑOLES DURANTE

EL PORFIRIATO:
PROBLEMAS Y TEMAS*

C l a r a E . LlDA
El Colegio de México

Con malenconía
miran para o mar
os que n'outras térras
tén que buscar pan.

Rosalía de Castro, Follas novas.

H A S T A AHORA EL ESTUDIO de la e m i g r a c i ó n e s p a ñ o l a al M é x i -
co independiente ha sido u n tema poco investigado por los
historiadores de ambos países. Excepto contadas ocasiones,
el i n t e r é s específico por ciertos momentos y casos ha surgido
m á s por su vinculación con problemas históricos amplios, que
por u n interés particular en los estudios sobre población. Así,
aunque existen algunas investigaciones sobre las actividades
políticas de los españoles en M é x i c o en el periodo de la Inde-
pendencia, son escasas las referencias específicas al intercambio
poblacional antes de los a ñ o s de la Guerra C i v i l española y
el cardenismo en M é x i c o , marcados por la importante pre-
sencia de los refugiados republicanos en este país americano
desde fines de la d é c a d a de 1930. Es decir, poco m á s de u n
siglo que han sido apenas estudiado en sus comienzos y su
f i n , pero sin que en n i n g ú n caso fuera la i n m i g r a c i ó n el obje-

* P r e s e n t é u n a primera v e r s i ó n en el Encuentro organizado por la U n i -


versidad Internacional M e n é n d e z y Pelayo, sobre " L o s españoles en Ibe-
r o a m é r i c a en la é p o c a de la e m i g r a c i ó n m a s i v a " , del 15 al 17 de julio en
el Pazo de M a r i ñ á n ( L a C o r u ñ a , E s p a ñ a ) . Deseo expresar mi agradeci-
miento a su coordinador, el profesor N i c o l á s S á n c h e z - A l b o r n o z , por su
cordial apoyo.

HAÍex, X X X V : 2, 1985 219


CLARA E. LIDA

tivo específico sino uno de tantos componentes de la historia


política y social de M é x i c o en aquellos tiempos.
N o debemos suponer por esto que el tema quedara olvida-
do para el periodo del porfiriato (1876-1911) que a q u í nos
ocupa. Desde fines de la d é c a d a de los cincuenta, y en parti-
cular gracias al impulso generado por la monumental y ya
clásica Historia moderna de México (1953-1973), coordinada por
Daniel C o s í o Villegas, el estudio de esos a ñ o s ha sido objeto
de u n escrutinio'atento y rico por una amplia pléyade de i n -
vestigadores; pero ha sido contados los que se dedicaron a
estudiar la población interna y extranjera. A d e m á s , los po-
cos que se han centrado en cuestiones de m i g r a c i ó n , como
M o i s é s G o n z á l e z Navarro (1960), lo han hecho sobre todo
preocupados por lograr una visión de conjunto que indique
las tendencias generales, no las particulares, s e g ú n el país de
origen. E n el extremo opuesto se ha llegado a a l g ú n acerca-
miento particular en el que sólo se ha examinado u n sector
m u y restringido por sus referencias geográficas específicas (i.e.
los canarios en el sudeste de M é x i c o ) y sus dimensiones (el
1
4 % del total de los peninsulares en el p a í s ) .
Hace apenas poco m á s de u n lustro que el acercamiento
al estudio de la i n m i g r a c i ó n española en M é x i c o empieza a
surgir a ú n t í m i d a m e n t e . E n 1979 u n equipo de a n t r o p ó l o g o s
coordinado por Michael K e n n y publicó u n volumen sobre los
españoles en M é x i c o en el siglo X X , especialmente en las d é -
2
cadas posteriores a 1930. E n 1981, como resultado de u n
seminario de posgrado en E l Colegio de M é x i c o , aparecie-
ron los tres primeros intentos de a p r o x i m a c i ó n sistemática a
3
la i n m i g r a c i ó n peninsular a M é x i c o entre 1876 y 1 9 l l .
Cabe preguntarse por q u é el porfiriato —periodo que se
corresponde aproximadamente con los treinta y cinco primeros
a ñ o s de la R e s t a u r a c i ó n en E s p a ñ a y con las grandes emigra-
ciones masivas de Europa a diversos países de A m é r i c a L a -
tina— es u n periodo tan poco explorado por los mexicanistas

GONZÁLEZ LOSCERTALES, 1977, pp. 383-403. V é a n s e las explicaciones so-


bre siglas y referencias al final de este artículo.
^ KENNY, 1979.
^ LIDA, 1 9 8 Í .
INMIGRANTES ESPAÑOLES 221

en relación con el tema que a q u í nos a t a ñ e , aun cuando M é -


xico recibiera entonces su gran flujo migratorio en ese largo
siglo que va desde la Independencia (1821) a L á z a r o C á r d e -
nas (1934-1940). Naturalmente que la contraparte a esta pre-
g u n t a se les debe plantear a los peninsularistas, ya que
tampoco existen desde esa otra orilla los estudios sobre emi-
g r a c i ó n a M é x i c o . E n síntesis, no sólo hay una ausencia no-
table de estudios sobre las migraciones entre México y E s p a ñ a
sino que t a m b i é n carecemos de análisis comparativos y glo-
bales que m á s allá del intercambio bipolar incluyan otras m i -
graciones internacionales. Debe quedar claro, sin embargo,
que desde u n punto de vista n u m é r i c o la presencia de espa-
ñ o l e s en M é x i c o no fue significativa. A l finalizar nuestro pe-
r i o d o , la población mexicana alcanzaba los quince millones
de habitantes, en tanto que el total de peninsulares registra-
dos en el Censo General de 1910 llegaba a 30 000.
Es evidente que en ese vasto mar nativo, los españoles que
formaban u n esc3.sc* 0. 2 % del total del país C3. recen de todo
peso cuantitativo. Es por lo tanto el aspecto cualitativo de esta
i n m i g r a c i ó n el CjUe se debe explorar e n sus características pre-
cisas, ya que pese a sus cortos n ú m e r o s su presencia en la
v i d a mexicana los h a c í a blanco destacado de elogios y diatri-
bas desmedidos El p o r q u é de semejantes reacciones está to-
d a v í a por estudiarse
Dados estos antecedentes, nuestro propósito en estas p á -
ginas no será ofrecer los resultados de nuevas investigacio-
nes sino, primero, señalar y analizar los obstáculos que
entorpecen estos estudios y que d e b e r á n ser franqueados por
quienes pretendan adentrarse en el tema. E n segundo lugar
plantearemos algunos posibles caminos a recorrer, teniendo
en cuenta que las fuentes que se indican han sido verificadas
por nosotros. Los problemas y temas que se sugieren p o d r í a n
a b r i r el campo de m o n o g r a f í a s específicas que a la vez am-
p l í e n y sistematicen el conocimiento del á r e a . Valga aclarar
que nuestro enfoque se realiza desde el contexto del país re-
ceptor; la visión complementaria desde el país emisor es ta-
rea que urge encomendar a quienes investigan desde E s p a ñ a .
222 CLARA E. LIDA

I . LoS OBSTÁCULOS

1. La historiografía tradicional

Hasta ahora en M é x i c o ha predominado una historiografía


que se acerca al estudio de los intercambios internacionales
con u n enfoque político-diplomático o e c o n ó m i c o - c o m e r c i a l .
Esta historia ha prestado m á s interés a las alianzas y conflic-
tos entre países y a las inversiones e intercambio mercantil,
que a los contactos e intercambios de población en sus dimen-
siones d e m o g r á f i c a s , sociales, étnicas y culturales en los i n i -
cios de la m o d e r n i z a c i ó n en M é x i c o . A d e m á s , el trato que
en general recibe en esos estudios la población extranjera —si
acaso lo recibe— se inserta en u n debate ideológico m á s vas-
to sobre el porfiriato. Así, los historiadores que perciben esta
é p o c a como una de despegue económico y material positivos,
dentro del contexto nacional e internacional, citan la i n m i -
g r a c i ó n como u n dato m á s en la apertura y desarrollo del ré-
gimen. Por el contrario, quienes ven en esos años una política
de dependencia creciente y acelerada ante la e x p a n s i ó n capi-
talista de Estados Unidos y Europa, consideran el incremen-
to i n m i g r a t o r i o como parte integral del proceso de
d e s n a c i o n a l i z a c i ó n del país en las d é c a d a s anteriores a la Re-
v o l u c i ó n . H a n sido pocos y t í m i d o s los intentos por matizar
estas visiones; recientemente sólo Pedro P é r e z Herrero (1981)
se distingue en su revisión del tema al estudiar el aporte ma-
terial de los comerciantes españoles inmigrados al crecimien-
to e c o n ó m i c o del país receptor y su i n t e g r a c i ó n permanente
4
a México.

2. Xenqfobia-xenofilia y etnofobia-etnqfilia

U n a vertiente que se entrecruza con lo anterior es la que se


vincula a las simpatías y prejuicios frente a nativos y extran-
jeros. Estos sentimientos, a menudo m á s inconscientes que
explícitos, permean gran parte de la historiografía mexicana

4
PÉREZ HERRERO, 1 9 8 1 , pp. 1 0 1 - 1 7 3 .
INMIGRANTES ESPAÑOLES 223

y levantan una barrera casi insalvable ante el tema. Desde


el siglo X I X , entre los c o n t e m p o r á n e o s mismos, xenofobias
y xenofilias ante el extranjero y etnofobias y etnofilias frente
al i n d í g e n a , al mestizo y al blanco distorsionaron las i m á g e -
5
nes. Durante el porfiriato destacaban dos grupos: aquellos
que, como el general D í a z y sus positivistas xenófilos, v e í a n
en la i n m i g r a c i ó n una gran fuente de progreso, y citaban a
Estados Unidos y Argentina como ejemplos fehacientes de éxi-
to, y otros, m á s tradicionalistas y m á s xenófobos, que recha-
zaban al extranjero para rescatar peculiares virtudes criollas.
Excepto raros casos, la m a y o r í a coincidía en su p e r c e p c i ó n
racista del indio, al que casi u n á n i m e m e n t e se consideraba
6
u n lastre para el desarrollo e c o n ó m i c o y social; al indio
marginado, incapaz de integrarse al país, se c o n t r a p o n í a el
blanco dotado de talento y superioridad naturales.
Es m á s , a ú n dentro de la xenofilia abundaban los rasgos
etnófobos de quienes p e d í a n una política selectiva de los i n -
migrantes. A s í , los que rechazaban la i n m i g r a c i ó n de países
m e d i t e r r á n e o s y se d e s h a c í a n en alabanzas de la anglosajona
y g e r m á n i c a . A la inversa, abundaban t a m b i é n quienes de-
fendían una latinidad considerada m á s afín, en tanto recor-
daban la p é r d i d a de casi la m i t a d del territorio d e s p u é s de
la a n e x i ó n de Texas y la guerra entre Estados Unidos y M é -
xico. En estos debates los voceros de cada colectividad o "co-
l o n i a " extranjera exaltaban a sus coterráneos, por definición
m á s virtuosos que cualquier vecino. Huelga s e ñ a l a r que en-
tre todos estos grupos ninguno manifestaba s i m p a t í a por la
i n m i g r a c i ó n asiática que en esos a ñ o s llegaba contratada pa-
ra exhaustivos trabajos semiserviles: frente a ella se aunaban
xenofobia y etnofobia.
Corolario específico de la política de población fueron las
p o l é m i c a s sobre los m é r i t o s o desventajas de la inmigra-
ción peninsular. E n tanto que unos s e ñ a l a b a n c ó m o a lo lar-
go de la historia los españoles se h a b í a n probado cultural y
l i n g ü í s t i c a m e n t e afines y dúctiles a la asimilación, otros ob-

5
GONZÁLEZ NAVARRO, 1957 p. 134, passim; y, especialmente, GONZÁLEZ
NAVARRO, 1960, caps, i—n, passifti.
6
GONZÁLEZ NAVARRO, 1960, p. 95, pussiTn.
224 CLARA E. LIDA

jetaban que las realidades sociales y económicas de E s p a ñ a


no p o d í a n ser paradigma n i g a r a n t í a de desarrollo para M é -
xico. Sin embargo, tanto los fervientes como los dudosos veían
m á s seguro reforzar las raíces hispánicas que abrir las puer-
tas a quienes no se opusieran claramente al expansionismo
norteamericano tan temido por M é x i c o desde la p é r d i d a de
Texas y la guerra del 47.
D e s p u é s de la R e v o l u c i ó n , la revaloración del pasado pre-
h i s p á n i c o p e r m e ó gran parte de la historiografía mexicana,
y m a r c ó dos premisas básicas con respecto a la i n m i g r a c i ó n .
L a primera, que los extranjeros del M é x i c o moderno, como
los conquistadores de a n t a ñ o , sólo r e s p o n d í a n a móviles ma-
teriales y carecían de apego por el país que los recibía. Se-
gunda, que ahora como en el siglo X V I , la gran vitalidad de
la cultura mexicana manaban sobre todo de sus raíces indí-
genas, despreciadas durante cuatro siglos por europeos y crio-
llos. Mientras se acentuaba la xenofobia, surgía una nueva
y casi mítica etnofilia i n d í g e n a .
Aunque las tensiones frente al extranjero fueran a menu-
do inconscientes, y no siempre aparecieran explícitamente ar-
ticuladas al análisis histórico, es posible que t o d a v í a hoy
d e s e m p e ñ e n u n papel tácito en los escasos estudios sobre los
extranjeros en M é x i c o . E n todo caso, y sin caer en psicolo-
gismos fáciles, el rechazo o s i m p a t í a étnicos y nacionales, con
sus altibajos y llanuras, d e b e r á n ser tenidos en cuenta en re-
lación con los trabajos que abordan el problema inmigrato-
rio para evitar futuras deformaciones interpretativas.

3. Estadísticas

Para el periodo que nos ocupa, los censos, padrones y esta-


dísticas confiables son m í n i m o s . Hasta ahora hay pocos re-
cuentos de calidad anteriores al Censo General de 1900, a
pesar de los considerables esfuerzos de compilación realiza-
dos por la Dirección General de Estadística a partir de su crea-
7
ción en 1882. Aunque las fuentes censales permiten recons-

NIORENO TOSCANO, 1974.


INMIGRANTES ESPAÑOLES 225

t r u i r el perfil general de la población en sus características


8
fundamentales, no ofrecen c ó m p u t o s precisos. L o mismo se
puede decir de publicaciones tan ricas como el Anuario esta-
dístico desde 1893, y el Boletín Demográfico a partir de 1896.
Compilaciones estadísticas m á s recientes adolecen de iguales
limitaciones y deben manejarse con reservas en vista de que
los datos tomados de las fuentes históricas originales no han
9
sido revisados n i ajustados. T a m b i é n ha sido escaso el i n -
terés de los demógrafos por reconstruir estadísticas vitales his-
t ó r i c a s , excepción hecha de los intentos preliminares de
Alejandra Moreno Toscano (1974) y Celia Maldonado (1976).
E n n i n g ú n caso se ha mostrado interés por diferenciar a na-
tivos de extranjeros, n i fijar las tendencias evolutivas de es-
tos ú l t i m o s .
Así, u n problema típico aunque no consistente de los censos
oficiales es considerar a las mexicanas casadas con españoles
como e s p a ñ o l a s , en tanto que los hijos de padres e s p a ñ o -
les inscritos en los consulados correspondientes aparecen ofi-
cialmente como mexicanos. E n cambio, las fuentes d i p l o m á -
ticas invierten esta tendencia, pero omiten en sus cálculos a
los extranjeros que no se inscribieron en sus respectivos con-
sulados. Otras fuentes, como las oficinas inmigratorias me-
xicanas, tienden a considerar la nacionalidad según el punto
de embarque, con lo cual aquella i n m i g r a c i ó n que llega de
zonas no portuarias o de puntos intermedios —como por ejem-
10
plo C u b a y Puerto Rico a partir de la guerra del 98— no
aparece con su nacionalidad de origen.

4. Fuentes primarias

A u n q u e este rubro lo retomaremos en la segunda parte, val-


ga s e ñ a l a r a q u í las dificultades de acceso a las diversas fuen-
tes documentales. T a l vez dos de los fondos históricos m á s
importantes en M é x i c o sean los que se encuentran en el A r -

8
JARO_UÍN, 1 9 8 1 , pp. 175-225.
GONZÁLEZ NAVARRO, 1 9 5 6 .
^ GONZÁLEZ NAVARRO, 1 9 6 0 , passim.
226 CLARA E. LIDA

chivo Histórico de la S e c r e t a r í a de Relaciones Exteriores


( A H S R E ) y en el " R a m o de G o b e r n a c i ó n " del A r c h i v o Ge-
neral de la N a c i ó n ( A G N ) , ambos a ú n sin clasificar. E l A H S -
R E cuenta con las "Cajas de la Legación de M é x i c o en
E s p a ñ a " ( C L M E ) , de las cuales sólo existen índices para
1882-1885, 1890-1893 y 1898-1899. U n segundo fondo, el " F i -
chero T o p o g r á f i c o " , contiene los expedientes personales de
extranjeros en M é x i c o . L a dificultad mayor que presenta para
su utilización es que se deben conocer de antemano los nom-
bres de los españoles cuyos expedientes se quieran consultar,
ya que e s t á n organizados por orden alfabético y no por na-
cionalidades.
Las C L M E incluyen entre los ramos de mayor interés pa-
ra nuestro tema los de "Pasaportes", "Delincuentes extran-
j e r o s " , " E x t r a d i c i o n e s " y " E m i g r a c i ó n " . U n muestreo del
índice nos p e r m i t i ó observar que en el ramo "Pasaportes"
las listas de visados de los respectivos consulados mexicanos
en la p e n í n s u l a indican casi siempre el lugar de e x p e d i c i ó n
de las visas y el puerto de embarque. Otros datos de los cua-
les a veces se incluye alguno son edad, sexo, estado civil, ocu-
p a c i ó n y lugar de origen. A reserva de lo fragmentario del
muestreo, hemos anotado que la m a y o r í a de las personas i n -
cluidas en los índices de los tres periodos citados p r o v e n í a n
de L a C o r u ñ a , con predominio de "labradores" menores de
20 a ñ o s , pero en n i n g ú n caso nos consta que todos ellos fue-
ran oriundos de Galicia, ya que los datos p o d r í a n tan sólo
reflejar el puerto de embarque correspondiente. E n " E m i -
g r a c i ó n " aparecen, sobre todo, documentos relacionados con
los proyectos y leyes de colonización en M é x i c o . A u n q u e es-
te rubro es abundante para 1882-1885, no reaparecen mate-
riales sobre este tema en los otros dos periodos ya catalogados.
Otros repositorio importante es el " A r c h i v o H i s t ó r i c o de
la Embajada de E s p a ñ a en M é x i c o : 1826-1939" ( A H E E M ) ,
enviado a E s p a ñ a a fines de la d é c a d a de 1970, y cuya con-
traparte es el ya citado A H S R E - C L M E . Este archivo, alberga-
do ahora por el Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores
de E s p a ñ a ( A M A E ) está a ú n sin clasificar; nosotros hemos
consultado la ú n i c a copia microfilmada, propiedad de E l Co-
legio de M é x i c o ( C O L M E X ) , cuyo índice general t a m b i é n rea-
INMIGRANTES ESPAÑOLES 227

lizó esa institución. S e g ú n nuestra experiencia este es uno de


los archivos m á s ricos y completos en su g é n e r o (en adelante,
A M A E / C O L M E X ) . U n a utilización complementaria de los dos
archivos diplomáticos de ambos países será fuente iniguala-
ble para el estudio de las múltiples relaciones entre M é x i c o
y E s p a ñ a desde la independencia del primero hasta la Gue-
rra Civil española.

5. Inmigración y emigración

Pensar en M é x i c o como país de i n m i g r a c i ó n resulta e n g a ñ o -


so ya que desde mediados del siglo X I X , a diferencia de los
p a í s e s receptores de i n m i g r a c i ó n masiva en A m é r i c a del Sur
y N o r t e a m é r i c a , este fue u n país predominantemente emisor
de p o b l a c i ó n , con u n saldo migratorio negativo. R a z ó n de
ello fueron los éxodos especialmente fuertes hacia Estados U n i -
dos a partir de la d é c a d a de 1850, y hacia Guatemala —aun-
que en menor escala— en los últimos años del X I X y comienzos
del X X . " A u n q u e no contamos con estadísticas confiables
podemos afirmar que la i n m i g r a c i ó n en M é x i c o se debe ca-
racterizar como secundaria, en tanto que la e m i g r a c i ó n es do-
minante.
A esta tendencia, que c o n t i n ú a hasta hoy, hay que sumar-
le la abundante m i g r a c i ó n interna de á r e a s rurales a centros
urbanos y de zonas agrarias a mineras. Esta desarticulación
de la p o b l a c i ó n nativa p o d í a crear la apariencia e n g a ñ o s a de
que amplios espacios geográficos despoblados eran s i n ó n i m o
de una d e m o g r a f í a con tendencia a la baja. U n a r á p i d a ojea-
da a la curva de población del país muestra el alza continua
— y a veces espectacular— durante todo el periodo indepen-
diente, salvo el d r a m á t i c o p a r é n t e s i s de la lucha armada en
la segunda d é c a d a del X X .
E s t á claro que durante el porfiriato las políticas inmigra-
torias de M é x i c o no se debieron de Jacto a necesidades pobla-
cionales reales, puesto que las estadísticas vitales muestran
u n fuerte crecimiento natural, y las cifras migratorias reve¬
" GONZÁLEZ NAVARRO, 1960, cap. m, passiva.
228 CLARA E. LIDA

lan que se exportaba abundante mano de obra, sobre todo


rural. A diferencia de otros países receptores de A m é r i c a , M é -
xico p a r e c e r í a participar del interés inmigratorio por facto-
res ajenos a las necesidades demográficas y laborales, y en
cambio cercanas a razones étnico-culturales, políticas y ma-
teriales.

6. Colonización e inmigración

E n general no se ha tomado en cuenta la diferencia entre una


i n m i g r a c i ó n dirigida y la i n m i g r a c i ó n libre. L a primera depen-
d í a estrictamente de la política migratoria organizada por los
gobiernos, sus representantes, los agentes y las c o m p a ñ í a s de
reclutamiento en los países emisores. L a segunda, dejada a
la voluntad individual, se desarrollaba gracias a la capacidad
del inmigrante de establecer lazos familiares o personales que
le abrieran camino en el extranjero. L a historiografía mexi-
cana se ha ocupado, sin deslindarlas, m á s de la primera que
de la segunda, y ha dado una visión sesgada de las tenden-
cias y características migratorias.
En M é x i c o la i n m i g r a c i ó n dirigida se manifestó en los p r i -
meros a ñ o s del porfiriato, incluyendo la presidencia de M a -
nuel G o n z á l e z (1880-1884), por medio de la realización de
proyectos de colonización en zonas rurales, para lo cual se
intentaba atraer por medio de estímulos materiales a fami-
lias de labradores para radicarse en el nuevo país y poblar
12
los terrenos baldíos del norte y otras zonas p e r i f é r i c a s . Es-
ta política colonizadora tuvo una d u r a c i ó n corta y u n escaso
éxito (cf.II-1). H a b r í a que examinar q u é significó para el co-
lono el fracaso de esa i n m i g r a c i ó n dirigida, y si se dio o no
entre esos e s p a ñ o l e s una consiguiente r e a d a p t a c i ó n al proce-
so inmigratorio libre.
A esta corriente se le contrapuso, a partir de la segunda
presidencia de don Porfirio la i n m i g r a c i ó n libre formada en
su m a y o r í a por hombres solos, provistos tan solo de sus d i -
versos oficios y vínculos familiares o personales que les facili-

1 2
GONZÁLEZ NAVARRO, 1 9 6 0 .
INMIGRANTES ESPAÑOLES

t a r a n la i n m i g r a c i ó n en cadena. E n M é x i c o ésta se dio, sobre


t o d o , en el á m b i t o del comercio y de las manufacturas, don-
de el negociante ya instalado t r a í a a parientes o amigos cer-
13
canos a trabajar con él en la empresa familiar. Esto explicaría
t a m b i é n la formación de amplias colonias españolas, a su vez
subdivididas según regiones emigratorias con marcadas ca-
r a c t e r í s t i c a s geográfico-culturales: catalanas, asturianas, ga-
llegas, vascas, valencianas.
D e s p u é s de esta sucinta exposición de algunos de los pro-
blemas que hasta ahora parecen obstaculizar la investigación
sobre la i n m i g r a c i ó n en M é x i c o , pasemos a perfilar algunos
temas y a precisar las fuentes que p o d r í a n servir de punto
de partida para adentrarnos en el estudio de la población es-
p a ñ o l a en tierras mexicanas. Aclaremos que, tal corno lo i n -
dicamos en el punto 1-3, el problema de las cifras sigue siendo
piedra de toque fundamental para cualquier precisión pobla-
cional. U r g e una revisión sistemática de las fuentes estadísti-
cas para efectuar el estudio cuantitativo de la i n m i g r a c i ó n y
para impulsar la demografía histórica del X I X —ambas áreas
m u y poco exploradas hasta ahora en la historiografía me-
xicana.

II. 1 EMAS Y FUENTES

1. La colonización agrícola

Los fondos del A H S R E y del A M A E / C O L M E X contienen los


datos que p e r m i t i r í a n u n detallado estudio de la " L e y de co-
l o n i z a c i ó n " que en 1883 p r o m u l g ó el presidente Manuel Gon-
z á l e z , y de sus repercusiones materiales y políticas. Esta ley
fue la expresión m á s acabada de la política dirigida por el Es-
tado para traer colonos españoles a M é x i c o a poblar y traba-
jar tierras b a l d í a s propiedad de la n a c i ó n , recientemente
14
deslindados en diversas zonas del p a í s . C o n esa ley se i n -
t e n t ó fomentar la colonización latina con españoles, italianos,

1 3
PÉREZ HERRERO, 1 9 8 1 , pp. 134-135.
1 4
GONZÁLEZ NAVARRO, 1 9 6 0 , y LIDA, 1 9 8 1 , pp. 5 - 7 .
230 CLARA E. LIDA

franceses y suizos (aunque los que emigraron fueron casi to-


dos de cantones alemanes), que a la vez que frenaran el avance
estadounidense en las tierras fronterizas, contribuyeran con
su experiencia como agricultores y pastores al desarrollo agro-
pecuario de la r e g i ó n . E n cierto sentido, m á s que u n deseo
de poblar, lo que percibe es u n interés político acoplado al
desarrollo e c o n ó m i c o de las zonas periféricas.
L o que podemos apreciar en la revisión de los documen-
tos es la mayor presencia de españoles que de otros poblado-
res europeos, y entre aquéllos el predominio de canarios,
asturianos, gallegos y castellanos que conformaban casi el 50%
15
del total de los colonos provenientes de la p e n í n s u l a . V a l -
ga aclarar que estamos hablando de menos de 2 000 colonos
e s p a ñ o l e s entre 1883 y 1887, a ñ o en que el agente Salvador
Albojador, comisionado por el gobierno de M é x i c o para re¬
clutar colonos en E s p a ñ a , redacta su extenso informe al res-
pecto ( A H S R E - C L M E , " E m i g r a c i ó n " , caja 15).
El ramo " E m i g r a c i ó n " para 1882-1885 es el m á s n u t r i d o
que hemos podido consultar entre los clasificados hasta aho-
ra (cf. 1-4). Contiene la abundante correspondencia del M i -
nistro mexicano de Fomento, Carlos Pacheco, y el de Relaciones
Exteriores, M a n u e l F e r n á n d e z , con el Embajador de M é x i -
co en M a d r i d , R a m ó n Corona, y el agente reclutador en Es-
p a ñ a , Albojador. Estos expedientes proporcionan abundante
i n f o r m a c i ó n sobre temas tan diversos y desconocidos como
las regiones españolas donde se reclutaban colonos; la espe-
cialidad agrícola y pastoril de los mismos; las condiciones y
facilidades materiales ofrecidas por el gobierno de M é x i c o a
quienes emigraran; las líneas transatlánticas en las que se efec-
tuaban los traslados y las condiciones bajo las cuales se reali-
zaban; las listas de viajeros y las condiciones sociales y materiales
que abandonaban en E s p a ñ a ; los informes de otros d i p l o m á -
ticos mexicanos sobre c ó m o se llevaba a cabo la amplia polí-
tica de colonización argentina —percibida como modelo para
México.
El ramo " A g r i c u l t u r a " arroja luz sobre otros temas com-

1 5 o
Esto contrasta con el artículo 2 de las "Instrucciones" del Minis-
tro de Fomento, citadas en LIDA, 1981, pp, 5-6.
INMIGRANTES ESPAÑOLES 231

plementarios: las necesidades agrícolas en M é x i c o de deter-


minados cultivos y de animales. Así los pedidos de semillas,
sarmientos, árboles frutales, ganado lanar y determinada ma-
q u i n a r i a agrícola revelan aspectos del desarrollo agropecua-
r i o español que M é x i c o deseaba emular y estimular con la
colonización. Este ramo se debe complementar con los de " C o -
m e r c i o " y " M o v i m i e n t o mercantil y m a r í t i m o " en los que
destacan la detallada correspondencia e c o n ó m i c a de los con-
suelos de M é x i c o en L a C o r u ñ a y en V i g o , y la del cónsul
en Santander. Esta y otra correspondencia consular y comer-
cial de Barcelona y C á d i z , así como los r e s ú m e n e s comercia-
les detallados del movimiento mercantil durante el p o r ñ r i a t o ,
p e r m i t i r í a n estudiar el comercio bilateral hispano-mexicano
hasta ahora casi desatendido, con la notable excepción de M a -
nuel M i ñ o Griialva (1981).

2. La inmigración libre

L a d o c u m e n t a c i ó n en el A H S R E y el A M A E / C O L M E X permi-
te asimismo reconstruir el origen geográfico y el perfil gene-
ral de la i n m i g r a c i ó n libre en la R e p ú b l i c a Mexicana. E l
A M A E / C O L M E X , ramos " A r c h i v o central" y " M i s c e l á n e a "
y el A H S R E , ramo "Pasaportes" y el "Fichero T o p o g r á f i c o "
muestran el c a r á c t e r predominantemente urbano de esa i n -
m i g r a c i ó n abierta, el predominio del comercio sobre la i n -
dustria y el de los dependientes y menestrales sobre los
propietarios y negociantes acomodados: toda una p e q u e ñ a
b u r g u e s í a esparcida por las ciudades m á s activas del país e
inserta en el m u n d o comercial y manufacturero, materiales
y datos que p e r m i t i r í a n iniciarnos en el estudio de las clases
sociales en el M é x i c o del X I X . E n contraste, en el campo, a
p a r t i r de la d é c a d a de 1890, predominan los agricultores con
propiedades de mediana o gran extensión sobre los peque-
ñ o s propietarios, colonos y arrendatarios.
En estos dos archivos el análisis de los despachos de emba-
jadores, cónsules y vicecónsules en ambos países provee tam-
b i é n datos personales de los inmigrantes según sexo y estado
c i v i l , que p e r m i t i r í a n recomponer u n aspecto del perfil gene-
232 CLARA E. LÍDA

r a l de los españoles recién llegados. Si a esta fuente agregá-


ramos los censos y padrones, p o d r í a m o s precisar que la
m a y o r í a de la población inmigrante e c o n ó m i c a m e n t e activa
la componen hombres solteros entre 16 y 30 a ñ o s , en tanto
que la población femenina activa es m u y escasa y en su ma-
y o r í a casada o viuda. De estos datos parecen perfilarse dos
características significativas hasta ahora poco reconocidas. Por
u n a parte, la marcada tendencia e x o g á m i c a entre los hom-
bres, que se vinculan m á s extensamente con familias mexi-
canas, en tanto que la m a y o r í a de las mujeres casan con
peninsulares. Por otra, la escasa p a r t i c i p a c i ó n de la mujer en
tareas productivas fuera del hogar contrasta con el alto índi-
ce de prostitución que se da entre las mujeres españolas aje-
16
nas a las labores d o m é s t i c a s . V a l d r í a la pena explorar si
estos rasgos eran peculiares al contingente español o si co-
r r e s p o n d í a n al de otros núcleos migratorios y al del resto de
la p o b l a c i ó n mexicana urbana.

3. Organizaciones de españoles

E n el " r a m o de G o b e r n a c i ó n " del A G N pudimos comprobar


la riqueza de las diferentes secciones en lo que concierne a
asociaciones de españoles en M é x i c o , tanto de beneficencia,
hospitales y círculos sociales, cuanto políticas y de clase (so-
ciedades mutualistas y de obreros). Dada la tendencia de los
emigrantes españoles a agruparse según sus lugares de ori-
gen sería de especial interés estudiar t a m b i é n los casinos y
centros regionales, muchos de los cuales a ú n siguen activos
en M é x i c o . De singular vigor son los centros Asturiano, Ga-
llego y Vasco, así como el O r f e ó n C a t a l á n y el Casino Espa-
ñ o l . Estas instituciones cuentan t o d a v í a con sus propios
archivos, complemento indispensable de los de "Goberna-
c i ó n " en el A G N M . Las c á m a r a s de comercio e industrias
e s p a ñ o l a s , a menudo con sus estatutos, listas de socios y pu-
blicaciones, abarcan el mundo político y social de los empre-
sarios peninsulares en las grandes ciudades mexicanas.
Reconstruir ese grupo t e n d r í a gran importancia, 3, pes3.r de

^JARQUÍN, 1981, p. 203.


INMIGRANTES ESPAÑOLES 233

su insignificancia n u m é r i c a , dada su vitalidad y presencia en


el m u n d o de los negocios y las finanzas en M é x i c o y en
1 7
España.

4. Delincuencia

T a n t o en el A H S R E - C L M E , rubros "Delincuentes extranje-


r o s " y " E x t r a d i c i o n e s " , como en el A G N , " R a m o de Go-
b e r n a c i ó n " , se encuentra abundante d o c u m e n t a c i ó n sobre
extranjeros detenidos, procesados y condenados por violar las
leyes mexicanas. L a mayor parte de estos delitos p a r e c e r í a n
ser por ebriedad y e s c á n d a l o , y por robo. Sin embargo, tan-
to los informes internos de G o b e r n a c i ó n cuanto los pedidos
del gobierno mexicano al español para que se procediera a
la e x t r a d i c i ó n de delincuentes procesados, sugieren que esas
dos categorías ocultaban una gran variedad de ofensas lega-
les que iban desde la simple r i ñ a hasta el homicidio, desde
la mendicidad hasta el robo, desde el p e q u e ñ o hurto hasta
las estafas cuantiosas. E l material exigiría una clasificación
por tipos de crimen, así como el análisis del perfil social de
los delincuentes —su edad, lugar de origen, o c u p a c i ó n , esta-
do civil, fecha de ingreso al p a í s — y el de las víctimas. Si bien
las fuentes no siempre proporcionan datos completos, éstos
se p o d r í a n complementar con los de los expedientes persona-
les del "Fichero T o p o g r á f i c o " del mismo A H S R E .
T a m b i é n p o d r í a n estudiarse a través de estos archivos la
p r o s t i t u c i ó n femenina y las "casas de tolerancia" en las cua-
les se p r o d u c í a n numerosos altercados de variable intensidad.
U n terna poco amable pero que aparece con frecuencia en
la d o c u m e n t a c i ó n es el alto índice de violencia y agresión con-
tra mujeres, sean éstas peninsulares o no.
Entre nuestros datos nos hemos encontrado alguno que i n -
teresa incluso a la historia de la literatura. En el A S R E - C L M E
("Delincuentes extranjeros", legajo 4042) hay dos expedientes
sobre R a m ó n del Valle-Inclán, detenido dos veces por las auto-
ridades mexicanas. L a primera fue preso y multado a raíz

1 7
M I Ñ O GRIJALVA, 1 9 8 1 , passim, y PÉREZ HERRERO, 1981.
234 CLARA E. LIDA

de una r i ñ a callejera en la madrugada del 6 de agosto de 1892


en la C i u d a d de M é x i c o , de la cual salió con varias contusio-
nes en la cara y el cuerpo. L a segunda vez fue en Veracruz
el 3 de marzo de 1893, por llevar y traer recados sobre u n
duelo de honor a raíz de lo cual fue detenido y condenado,
con derecho a conmutar la pena por el pago de una multa.
De los legajos relacionados con delincuencia surgen los que
revelan las actividades políticas de los extranjeros. Estas es-
taban al descontento. Otros documentan situaciones de agre-
ñ a s , por lo cual hay expedientes sobre acusados y presos por
predicar p ú b l i c a m e n t e ideas que según las autoridades inci-
tan al descontento. Otros documentan situaciones de agre-
sión física a causa de expresiones de xenofobia recíproca, y
r i ñ a s entre españoles y estadounidenses a raíz de la guerra
del 98.

5. La vida política

A u n q u e la C o n s t i t u c i ó n p r o h i b í a las actividades políticas de


los extranjeros que interfirieran con los asuntos de M é x i c o ,
tanto por la d o c u m e n t a c i ó n antes mencionada ( I I - 3 y I I - 4 )
18
cuanto por las fuentes h e m e r o g r á f i c a s , podemos adelantar
que la p a r t i c i p a c i ó n e s p a ñ o l a en asuntos políticos fue conti-
nua. Los pedidos de e x t r a d i c i ó n por parte de las autoridades
mexicanas revelan actividades calificadas por ellas de "socia-
listas". Aparecen t a m b i é n noticias sobre difusión de propa-
ganda impresa, a menudo remitida de E s p a ñ a o del R í o de
la Plata por otros emigrados radicados allí y recogida en el
" R a m o de G o b e r n a c i ó n " , referencias a propaganda revolu-
cionaria y proselitismo entre obreros, incluyendo los de las
sociedades mutualistas. T a m b i é n surge la presencia republi-
cana y las manifestaciones a n t i m o n á r q u i c a s entre grupos de
inmigrantes que, incluso, llegaron a formar u n Círculo L i -
beral E s p a ñ o l bien tolerado por las autoridades.
V a l d r í a la pena explorar c ó m o se imbrican estas activida-
des de españoles con las de los propios mexicanos. Sabemos

1 8
A/IORENO TOSCANO, Í972.
INMIGRANTES ESPAÑOLES 235

que los españoles y otros extranjeros están continuamente pre-


sentes en los conflictos sociales en M é x i c o , y que la partici-
p a c i ó n de españoles en medios sindicales y revolucionarios
aflora m á s de una vez. E l estudio de este aspecto de la histo-
r i a social y laboral mexicana es u n capítulo que falta por ha-
19
cer y en el cual los inmigrantes fueron siempre activos.

6. Opinión pública y mentalidades

L a investigación h e m e r o g r á f i c a p e r m i t i r í a explorar otro as-


pecto poco atendido por los historiadores. Los periódicos edi-
tados en México por peninsulares y por nativos pueden mos-
trarnos la visión que unos y otros t e n í a n del extranjero y su
relación con el país receptor. U n análisis de los editores, re-
dactores y p ú b l i c o lector llevaría a sugerentes conclusiones
sobre el papel de la prensa como forjadora de mentalidades
y de o p i n i ó n .
Estas indagaciones sin duda p e r m i t i r á n superar las trabas
aludidas en 1-2 y realizar u n acercamiento mejor calibrado
a la tan debatida xenofilia y xenofobia en M é x i c o entre ex-
tranjeros y mexicanos. E l estudio de las expectativas sociales
y aspiraciones e c o n ó m i c a s , el de los intereses ideológicos y
de clase son sólo algunos otros campos a explorar con prove-
cho a partir del examen del cuarto estado.

Otras inquisiciones

Los temas que hemos tratado en este trabajo son escasas mues-
tras de problemas mucho m á s numerosos que quedan por exa-
minar. T a m b i é n lo señalado de los archivos y fuentes responde
m á s a nuestros propios intereses que a u n examen exhausti-
vo de sus vastas posibilidades. N o c o r r e s p o n d í a a q u í hacer
h i n c a p i é en las fuentes complementarias que existen en Es-
p a ñ a , pero nos consta que los archivos peninsulares guardan
fondos documentales relacionados con M é x i c o . Urge comen-

19 T m.
LJIDA,
1 lQ 7Q
y/y.
236 CLARA E. LIDA

zar allí el rastreo sistemático de los datos que enriquezcan es-


ta historia.
Sin duda son t a m b i é n muchas las preguntas que surgen
al repasar estos temas. ¿ C ó m o explicar a cabalidad que M é -
xico, país que exporta mano de obra a países fronterizos, re-
curriera a su vez a la i n m i g r a c i ó n de asalariados y colonos
españoles? ¿Por q u é si es u n país que precisaba de técnicas
y capitales agrícolas para su desarrollo material, no los a t r a í a
directamente y, en cambio, importaba una mano de obra que
no estaba n i t é c n i c a m e n t e calificada n i era e c o n ó m i c a m e n t e
fuerte, y que a su vez r e q u e r í a de una importante inversión
inicial por parte del gobierno mexicano? Argentina (a la que
M é x i c o t e n í a m u y presente como modelo), dados sus gran-
des territorios vacíos, en efecto p o d í a afirmar que gobernar
era poblar; en cambio ¿cómo se legitimaba la política de atraer
extranjeros a M é x i c o a la vez que el país expulsaba su propia
p o b l a c i ó n nativa?
H a r í a falta examinar t a m b i é n las relaciones entre los ci-
clos e c o n ó m i c o s y los migratorios del país emisor y del recep-
tor. U n estudio que tome en cuenta las fases de desarrollo
y de contracción en M é x i c o y E s p a ñ a debiera ser punto de
partida imprescindible para enmarcar el fenómeno migrato-
rio. Idealmente, incluir en esta c o m p a r a c i ó n el R í o de la Plata
y el Caribe le d a r í a a este c u a d r i l á t e r o hispánico una dimen-
sión global atlántica en la cual encajar tanto el intercambio
poblacional como el e c o n ó m i c o y financiero durante esa épo-
ca. M i ñ o Grijalva (1981) señaló que el tipo de intercambio
comercial entre M é x i c o y E s p a ñ a era complementario pero
residual y periférico; pero a ú n no sabemos cómo era el co-
mercio peninsular con los otros países mencionados, n i si, ade-
m á s , existe alguna relación entre los términos del intercambio
y las migraciones.
Las características originales de la población española que
decidía emigrar nos son t o d a v í a desconocidas: ¿era población
agraria, urbana, agro-urbana?, ¿agricultora, campesina, ar¬
tesana, profesional? Y en términos comparativos m á s amplios,
¿difería el emigrante a M é x i c o del que se dirigió al U r u g u a y
o a la Argentina? ¿ Q u é diferencias internas se desarrollaban
entre los españoles s e g ú n la geografía de su asentamiento en
INMIGRANTES ESPAÑOLES 237

México? D e b i é r a m o s preguntarnos si los inmigrantes que pro-


v e n í a n de regiones determinadas formaban en las zonas re-
ceptoras barreras étnicas o culturales que obstaculizaban la
entrada a grupos migratorios de origen diferente para repro-
d u c i r así su propio perfil regional. Por K e n n y et al. (1979)
sabemos, por ejemplo, que en el segundo tercio de este siglo
los asturianos en la ciudad de Puebla representaban el 55%
del total de los inmigrantes peninsulares, y eran seguidos m u y
a la distancia por los catalanes ( 1 2 % ) y los gallegos ( 1 0 % ) .
Indagar si estas características r e s p o n d í a n a barreras migra-
torias y relacionar el f e n ó m e n o con la m i g r a c i ó n en cadena
y las características ecológicas amplias de las regiones emiso-
ras y receptoras sería de gran importancia para el periodo
que estudiamos. Para todo esto carecemos, sin embargo, de
u n acercamiento cartográfico imprescindible. U n atlas m i -
gratorio para E s p a ñ a que permita fijar la e x t e n s i ó n y fre-
cuencia emigratoria en periodos, por ejemplo, quinquenales
(1880-1884, 1885-1889, hasta 1930) a diversos puntos del Nue-
vo M u n d o , debiera ser u n proyecto prioritario entre los es-
pecialistas h i s p á n i c o s , como lo está siendo en otros países.
Y a ha quedado señalado que los inmigrantes españoles no
formaban u n grupo h o m o g é n e o sino marcado por diversida-
des sociales, culturales, regionales, políticas y ocupacionales.
¿ P o r q u é , sin embargo, los testimonios literarios nos dejan
una imagen casi monolítica, estereotipada, de los "gachupi-
nes"? S e r á necesario profundizar m á s en los elementos sub-
jetivos, entender mejor la percepción que el nativo tiene del
inmigrante y éste, a su vez, de quienes lo acogen o rechazan.
¿Acaso i n m i g r a c i ó n y a c u l t u r a c i ó n son concomitantes? Pe-
netrar en estos temas no es sólo importante por sí mismo si-
no como paso necesario hacia el estudio de las mentalidades
y de la vida cotidiana en el M é x i c o porfiriano.
A lo anterior hay que a ñ a d i r otras preguntas: ¿ q u é espe-
raban países receptores como M é x i c o de su p e q u e ñ a i n m i -
g r a c i ó n peninsular? ¿ C u á l e s eran sus expectativas respecto
a esa p o b l a c i ó n nueva? ¿ V a r i a b a n éstas s e g ú n los periodos
de llegada? Y los inmigrantes, ¿ q u é esperaban? ¿ C u á l e s eran
sus s u e ñ o s , cuáles sus horizontes reales? E l inmigrante que
embarcaba en E s p a ñ a , ¿sabía de la diversidad y multiplici-
238 CLARA E. LID A

dad del Nuevo Mundo?, ¿había para él alguna diferencia entre


dirigirse a " A m é r i c a " o a " M é x i c o " ? , y en caso afirmativo,
¿en q u é consistía?
En resumen, el estudio de la i n m i g r a c i ó n española en M é -
xico debiera servir de cabo para d e s e n t r a ñ a r una compleja
madeja histórica. Resulta una suerte de " m i c r o h i s t o r i a " que
bien p o d r í a ser vehículo de conocimiento de u n vasto u n i -
verso social que trasciende el mero análisis de poblaciones en
contacto para penetrar en las múltiples dimensiones de las
sociedades emisoras y receptoras. L o verdaderamente fasci-
nante para quien se acerca a la i n m i g r a c i ó n española en M é -
xico es que tema tan insignificante en su dimensión cuantitativa
sea cualitativamente tan rico y sugerente. Si hasta el momento
ha quedado traspapelado en la agenda de los mexicanistas,
hora es ya de ponerlo en las candilejas de los historiadores.

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