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I. Introducción
A. Composición del poder.
Tesis Jurisprudenciales
180240. Supremacía Constitucional y orden jerárquico normativo:
Se establecen los principios de supremacía constitucional y jerarquía normativa, por los cuales la
Constitución Federal y las leyes que de ella emanen, así como los tratados celebrados con potencias
extranjeras, hechos por el presidente de la República con aprobación del Senado, constituyen la Ley
Suprema de toda la Unión, debiendo los Jueces de cada Estado arreglarse a dichos ordenamientos, a
pesar de las disposiciones en contrario que pudiera haber en las Constituciones o en las leyes locales.
Independientemente de que conforme a lo dispuesto en el artículo 40 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, los Estados que constituyen la República son libres y soberanos, dicha
libertad y soberanía se refiere a los asuntos concernientes a su régimen interno, en tanto no se vulnere
el Pacto Federal, porque deben permanecer en unión con la Federación según los principios de la Ley
Fundamental. Deberán sujetar su gobierno, en el ejercicio de sus funciones, a los mandatos de la Carta
Magna, de manera que si las leyes expedidas por las Legislaturas de los Estados resultan contrarias a
los preceptos constitucionales, deben predominar las disposiciones del Código Supremo y no las de
esas leyes ordinarias.
2006224. Derechos humanos contenidos en la Constitución y en los Tratados Internacionales.
Constituyen el parámetro de control de regularidad constitucional, pero cuando en la constitución
haya una restricción expresa al ejercicio de aquéllos, se debe estar a lo que establece el texto
constitucional:
Las normas de derechos humanos, independientemente de su fuente, no se relacionan en términos
jerárquicos, entendiendo que cuando en la Constitución haya una restricción expresa al ejercicio de
los derechos humanos, se deberá estar a lo que indica la norma constitucional, ya que el principio que
le brinda supremacía comporta el encumbramiento de la Constitución como norma fundamental del
orden jurídico mexicano, lo que a su vez implica que el resto de las normas jurídicas deben ser acordes
con la misma, tanto en un sentido formal como material. Se ha evolucionado a raíz de las reformas
constitucionales la configuración del conjunto de normas jurídicas respecto de las cuales puede
predicarse dicha supremacía en el orden jurídico mexicano. En este sentido, los derechos humanos,
en su conjunto, constituyen el parámetro de control de regularidad constitucional, conforme al cual
debe analizarse la validez de las normas y actos que forman parte del orden jurídico mexicano.
177980. División de poderes. El equilibrio interinstitucional que exige dicho principio no afecta la
rigidez de la Constitución federal.
No puede interpretarse que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es de carácter
flexible, pues su rigidez se desprende del procedimiento que para su reforma prevé su artículo 135,
así como del principio de supremacía constitucional basado en que la Constitución Federal es fuente
de las normas secundarias del sistema -origen de la existencia, competencia y atribuciones de los
poderes constituidos-, y continente, de los derechos fundamentales que resultan indisponibles para
aquéllos, funcionando, por ende, como mecanismo de control de poder. En consecuencia, el principio
de división de poderes es una norma de rango constitucional que exige un equilibrio entre los distintos
poderes del Estado y de las entidades federativas, a través de un sistema de pesos y contrapesos
tendente a evitar la consolidación de un poder u órgano absoluto.
2007549. Consulta popular. Los ciudadanos que la soliciten, carecen de legitimación para requerir
directamente a la suprema corte de justicia de la nación que se pronuncie sobre la constitucionalidad
de la materia de aquélla.
El artículo 35 prevé el derecho de los ciudadanos a votar en las consultas populares sobre temas de
trascendencia nacional y a solicitar al Congreso de la Unión que emita las convocatorias respectivas,
estableciendo las bases conforme a las cuales debe reglamentarse el proceso relativo, el cual
comprende dos etapas: una previa a la convocatoria, donde el Congreso de la Unión, a través de sus
Cámaras, es el rector del procedimiento, en tanto está facultado para expedirla, y una posterior a cargo
del Instituto Nacional Electoral, por ser al que corresponde la organización, desarrollo, cómputo y
declaración del resultado de la consulta. El procedimiento relativo a la primera etapa, supone la
existencia de una petición formulada al Congreso Federal por quien se encuentra legitimado para
solicitar una consulta popular y requiere la intervención sucesiva de diversos órganos del Estado, de
manera previa a su emisión. Si el Congreso Federal determina que la solicitud se formuló por parte
legitimada y, en su caso, que la aprobaron ambas Cámaras o que se alcanzó el porcentaje requerido,
debe remitirla a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que decida sobre la constitucionalidad
de la materia de la consulta popular de que se trate.
Tesis Jurisprudenciales
2002264. Control de constitucionalidad y de convencionalidad.
Se modificó el artículo 1o. de la Constitución, rediseñándose la forma en la que los órganos del
sistema jurisdiccional mexicano deberán ejercer el control de constitucionalidad. Con anterioridad,
se entendía que el único órgano facultado para ejercer un control de constitucionalidad lo era el Poder
Judicial de la Federación, a través de los medios establecidos en el propio precepto. Ahora, se da otro
tipo de control, ya que se estableció que todas las autoridades del Estado mexicano tienen obligación
de respetar, proteger y garantizar los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los
tratados internacionales de los que el propio Estado mexicano es parte. En el sistema jurídico
mexicano actual, los jueces nacionales tanto federales como del orden común, están facultados para
emitir pronunciamiento en respeto y garantía de los derechos humanos reconocidos por la
Constitución Federal y por los tratados internacionales, con la limitante de que los jueces nacionales
no podrán hacer declaratoria de inconstitucionalidad de normas generales, pues únicamente los
órganos integrantes del Poder Judicial de la Federación, actuando como jueces constitucionales,
podrán declarar la inconstitucionalidad de una norma por no ser conforme con la Constitución o los
tratados internacionales, mientras que las demás autoridades jurisdiccionales del Estado mexicano
sólo podrán inaplicar la norma si consideran que no es conforme a la Constitución Federal o a los
tratados internacionales en materia de derechos humanos.
2007057. Derecho Humanos. Naturaleza del concepto “Garantías de protección”.
Art. 1 establece que las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en dicho
ordenamiento fundamental y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte,
así como de las garantías para su protección. En el contenido de los derechos humanos residen
expectativas de actuación por parte de los entes de autoridad, por lo que las personas deben contar
con los medios que garanticen la realidad de tales aspiraciones. Para ello, las garantías de protección
de los derechos humanos son técnicas y medios que permiten lograr la eficacia de los mismos.
182741. Acción de Inconstitucionalidad y Controversia Constitucional.
La controversia constitucional, por su propia naturaleza, constituye un verdadero juicio entre los
poderes, entes u órganos que se precisan en la fracción I del artículo 105 de la Constitución, y si bien
es cierto que la litis por regla general versa sobre la invasión a la esfera de competencia o atribuciones
que uno de ellos considera afectada por la norma general o acto impugnado. Por tanto, basta el interés
genérico y abstracto de preservar la supremacía constitucional, para realizar el examen aludido en
una acción de inconstitucionalidad, sin que obste la circunstancia de que la violación al citado
principio también pudo haber sido materia de estudio en una controversia constitucional.
III. Sistema Federal mexicano
Como se puede ver, desde 1983 los gobiernos municipales ganaron recursos y patrimonio propio,
atribuciones bien definidas como gobiernos de los espacios urbanos, personalidad jurídica para
actuar, así como una nueva visión democrática en la integración de los ayuntamientos.
Reforma de 1999
Los gobiernos municipales adquirieron el carácter que presupone ese nombre: ser gobiernos
de pleno derecho, con fuerza reglamentaria propia y competencias exclusivas. Esto significa
que las facultades entregadas a los ayuntamientos ya no pueden ser ejercidas por ningún otro
nivel de gobierno, salvo convenio expreso aprobado por los propios ayuntamientos.
Se le dotó de instrumentos jurídicos capaces de garantizar un ámbito propio de atribuciones, ni
había establecido con precisión en qué consistían esas facultades exclusivas de los gobiernos
municipales.
Atribuciones explosivas de los gobiernos municipales de México:
a) Facultades reglamentarias: facultad para aprobar de acuerdo con las leyes en la materia
municipal, los bandos de policía y buen gobierno, los reglamentos, circulares y disposiciones
administrativas de observancia general dentro de sus respectivas jurisdicciones que organicen
la administración pública municipal, regulen las materias, procedimientos, funciones y
servicios públicos de su competencia y aseguren la participación ciudadana.
b) Facultades en materia de servicios públicos municipales- están a cargo de:
- Agua potable
- Drenaje
- Alcantarillado
- Tratamiento y disposición de sus reglas residuales
- Alumbrado público
- Limpia
- Recolección
- Traslado
- Tratamiento y disposición fina de residuos
- Mercado y centrales de abasto
- Panteones, rastro, calles, parques y jardines
- Seguridad pública
- Policía preventiva y de tránsito
c) Facultades en términos de las leyes estatales y federales
Art. 115, fracción V
d) Facultades fiscales
Los municipios administrarán libremente su hacienda. Los recursos que integran la hacienda
municipal serán ejercidos en forma directa por los ayuntamientos o bien por quienes ellos
autoricen.
Los gobiernos municipales ya no están confinados por completo a la esfera jurídica de las entidades
federativas, sino que se asumen como parte activa de la federación en su conjunto, con facultades
plenas para regular su régimen interior.
La importancia creciente del municipio
Después de las reformas el municipio también se enfrenta a cambios y dificultades. Estos cambios se
sintetizan en los cinco puntos siguientes.
1) Atribuciones propias: La tarea más importante que tienen los municipios es acrecentar la
cobertura y la calidad de esos servicios públicos de carácter urbano.
2) Ámbito fiscal
3) Ámbito jurídico
5) Nuevas realidades: responsabilidades y prerrogativas. Hoy los municipios son parte activa de
las relaciones intergubernamentales de México, no solo por razones fiscales sino también por
su participación directa en las políticas públicas federales.
Autoridad municipal y sistema electoral
Cada municipio será gobernado por un ayuntamiento de elección popular directa, integrado por in
presidente municipal y el número de regidores y síndicos que la ley determine. No habrá autoridad
intermedia alguna entre éste y el gobierno del Estado.
a) Periodo de gobierno del ayuntamiento: el establecimiento del periodo de gobierno de los
ayuntamientos es facultad de las legislaciones estatales, en la mayoría de los casos es de 3
años.
b) Posibilidad de reelección: la constitución federal prohíbe la reelección inmediata de los
miembros del ayuntamiento
c) Elección de regidores municipales: la forma de elección y número total de éstos es facultad
de las legislaciones estatales. Para los regidores a mediante listas cerradas y bloqueadas,
encabezadas por los candidatos a presidentes municipales. Cada legislación establece la
integración de regidores de los representantes mayoría y de representación proporcional. El
numero de estos, así como las formulas de integración de los representantes asignados
mediante el principio de representación proporcional.
d) Elección de síndicos municipales: la forma de elección y el establecimiento del número total
d estos es facultad de las legislaciones estatales. En la mayoría de los casos se hace mediante
planillas cerradas y bloqueadas (encabezadas por candidatos a presidentes municipales)
c) Reglamentación municipal
Tesis Jurisprudenciales
2008026. Supremacía constitucional. No se transgrede ese principio cuando se origine un conflicto
entre leyes federales y locales por una aparente contradicción entre ellas, tratándose de facultades
concurrentes.
El artículo 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no establece relación de
jerarquía entre legislaciones federales y locales, y cuando se está ante una aparente contradicción
entre ellas, ésta debe resolverse atendiendo a qué órgano es competente para expedir el ordenamiento,
de acuerdo con el sistema de competencia que nuestra Carta Magna dispone en su artículo 124. Las
facultades concurrentes implican que las entidades federativas, incluso el Distrito Federal, los
Municipios y la Federación, puedan actuar respecto de una misma materia, y que será el Congreso de
la Unión el que determine la forma y los términos de la participación de dichos entes mediante una
ley general, se concluye que no se transgrede el principio de supremacía constitucional consagrado
en el artículo 133 de la Constitución Federal, cuando se origine un conflicto entre una ley federal y
una ley local, tratándose de facultades que se ejercen simultáneamente por las entidades federativas
y la Federación, respecto de una misma materia y que, en una ley general emitida por el Congreso de
la Unión se determine la forma y términos de la participación de esos entes. El artículo 133
constitucional no establece relación de supra o subordinación entre las legislaciones federales y
locales y, consecuentemente, se encuentran en un plano de igualdad.
187982. Facultades concurrentes en el sistema jurídico mexicano. Sus características generales.
El Órgano Reformador de la Constitución determinó, en diversos preceptos, la posibilidad de que el
Congreso de la Unión fijara un reparto de competencias, denominado "facultades concurrentes", entre
la Federación, las entidades federativas y los Municipios e, inclusive, el Distrito Federal, en ciertas
materias, como son: educación, salubridad, asentamientos humanos, seguridad pública, ambiental,
protección civil y deportiva. En el sistema jurídico mexicano las facultades concurrentes implican
que las entidades federativas, incluso el Distrito Federal, los Municipios y la Federación, puedan
actuar respecto de una misma materia, pero será el Congreso de la Unión el que determine la forma
y los términos de la participación de dichos entes a través de una ley general.
164116. Coordinación fiscal. El artículo 10-c de la ley relativa no invade la competencia de las
legislaturas locales en materia impositiva.
Las facultades no concedidas expresamente a los funcionarios federales se entienden reservadas a los
Estados, de ahí que la Federación no pueda imponer contribuciones en materia de propiedad
inmobiliaria ni las entidades federativas legislar sobre las materias contenidas en la fracción XXIX
del artículo 73, las señaladas en las fracciones V, VII y IX del artículo 117, así como sobre las
indicadas en el artículo 118, sin consentimiento del Congreso de la Unión, so pena de incurrir en
invasión de facultades.
167365. Seguridad pública. Es una materia concurrente en la que todas las instancias de gobierno
deben coordinar esfuerzos para la consecución del fin común de combate a la delincuencia, bajo una
ley general expedida por el congreso de la unión.
El artículo 21 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que la seguridad
pública es una función a cargo de la Federación, del Distrito Federal, de los Estados y de los
Municipios, los cuales deben coordinarse, en los términos señalados por la ley, para fijar un sistema
nacional de seguridad pública. La seguridad pública constituye una materia concurrente inserta en el
contexto del federalismo cooperativo, en la que existe la obligación constitucional para todas las
instancias de gobierno de coordinar esfuerzos para la consecución del fin común de combate a la
delincuencia, bajo una ley general expedida por el Congreso de la Unión.
176520. Municipios. Requisitos constitucionales para su creación.
La creación de un nuevo Municipio tiene una importancia indiscutible para los Estados, ya que los
Municipios constituyen la base de su división territorial y organización política y administrativa, de
manera que la competencia de que gozan las Legislaturas Locales para crearlos debe respetar los
límites que derivan del artículo 115 constitucional, por lo que resulta exigible que los aspectos
fundamentales del proceso de creación de un Municipio estén consignados en la Constitución Local
y no en normas secundarias. Las Legislaturas Locales deben decidir acerca de la creación de un nuevo
Municipio por mayoría de las dos terceras partes de sus integrantes, sobre la base de condiciones
preestablecidas en la ley, concediendo a los Municipios afectados la oportunidad de rendir pruebas y
formular alegatos.
176929. Municipios. Contenido y alcance de su facultad reglamentaria.
A raíz de la reforma constitucional de 1999 se amplió la esfera competencial de los Municipios en lo
relativo a su facultad reglamentaria. Los Ayuntamientos pueden expedir dos tipos de normas
reglamentarias: a) el reglamento tradicional de detalle de las normas en los cuales la extensión
normativa y su capacidad de innovación está limitada, pues el principio de subordinación jerárquica
exige que el reglamento esté precedido por una ley cuyas disposiciones desarrolle, complemente o
pormenorice y en las que encuentre su justificación y medida; y b) los reglamentos derivados de la
fracción II del artículo 115 constitucional, que tienen una mayor extensión normativa, ya que los
Municipios, respetando las bases generales establecidas por las legislaturas, pueden regular con
autonomía aquellos aspectos específicos de la vida municipal en el ámbito de sus competencias, lo
cual les permite adoptar una variedad de formas adecuadas para regular su vida interna, tanto en lo
referente a su organización administrativa y sus competencias constitucionales exclusivas, como en
la relación con sus gobernados.
160766. Reglamentos municipales de servicios públicos. Su relación con las leyes estatales en materia
municipal se rige por el principio de competencia y no por el de jerarquía.
El principio que rige las relaciones entre los reglamentos municipales y las leyes en materia municipal
es el de competencia y no el de jerarquía. Ello implica que los reglamentos municipales sobre
servicios públicos no derivan su validez de las normas estatales (ni de las federales) sino que la validez
de ambos tipos de normas procede directa y exclusivamente de la Constitución.
160765. Reglamentos municipales derivados del artículo 115, fracción ii, de la constitución política
de los estados unidos mexicanos. Su relación con las leyes estatales en materia municipal se rige por
el principio de competencia y no por el de jerarquía.
La relación entre normas estatales y municipales prevista en la fracción señalada se articula sobre la
base del principio de competencia y no del de jerarquía, lo que significa que la validez de los
reglamentos municipales sobre organización municipal no deriva de las normas estatales (ni
federales), sino que la de ambos tipos de normas deriva directa y exclusivamente de la Constitución.
Así, mientras que la ordenación de las normas dentro del régimen jurídico municipal se rige por los
principios de temporalidad, especialidad y jerarquía, la articulación entre los ordenamientos federal,
estatal y municipal se rige, en una serie de materias, por el principio de competencia, por lo que
cualquier conflicto suscitado debe solucionarse a la luz del parámetro constitucional que otorga la
atribución.
160856. FACULTADES CONCURRENTES EN MATERIA DE ASENTAMIENTOS HUMANOS
Y DE PROTECCIÓN AL AMBIENTE Y DE PRESERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DEL
EQUILIBRIO ECOLÓGICO. LOS PROGRAMAS DE DESARROLLO URBANO MUNICIPAL
DEBEN SER CONGRUENTES CON LOS DE ORDENAMIENTO ECOLÓGICO FEDERALES Y
LOCALES.
Tanto la materia de asentamientos humanos como la de protección al ambiente y de preservación y
restauración del equilibrio ecológico son constitucionalmente concurrentes y sus disposiciones se
desarrollan a través de leyes generales, esto es, los tres niveles de gobierno intervienen en ellas. Así,
la Ley General de Asentamientos Humanos tiene por objeto fijar las normas conforme a las cuales
los Estados y los Municipios participan en el ordenamiento y regulación de los asentamientos
humanos; además, establece las normas bajo las que dichos órdenes de gobierno concurrirán, en el
ámbito de sus respectivas competencias, en el ordenamiento territorial de los asentamientos humanos
y en el desarrollo sustentable de los centros de población. Por su parte, el objeto de la Ley General
del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente es propiciar el desarrollo sustentable y
establecer las bases para la concurrencia de los tres órdenes de gobierno para preservar y
restaurar el equilibrio ecológico, así como la protección del medio ambiente en el territorio del
país. En este sentido, cuando los planes de desarrollo urbano municipal incidan sobre áreas
comprendidas en los programas de ordenamiento ecológico federales o locales, si bien es cierto que
los Municipios cuentan con facultades para formular, aprobar y administrar la zonificación y planes
de desarrollo urbano municipal, así como autorizar, controlar y vigilar la utilización del suelo en el
ámbito de su competencia, interviniendo incluso en actos de planeación, ordenación, regulación,
control, vigilancia y fomento del ordenamiento territorial de los asentamientos humanos y de
desarrollo urbano de los centros de población en la entidad, también lo es que los Programas de
Desarrollo Urbano Municipal deben ser congruentes con los de Ordenamiento Ecológico Federales y
Locales, pues no debe perderse de vista que los Municipios no cuentan con una facultad exclusiva y
definitiva en las materias de asentamientos urbanos y de protección al ambiente, ya que ambas son
de naturaleza constitucional concurrente, por lo que este tipo de facultades municipales deben
entenderse sujetas a los lineamientos y a las formalidades que se señalan en las leyes federales y
estatales, y nunca como un ámbito exclusivo y aislado del Municipio sin posibilidad de hacerlo
congruente con la planeación realizada en los otros dos niveles de gobierno.
160588. CONTROVERSIA CONSTITUCIONAL. LOS MUNICIPIOS CARECEN DE INTERÉS
LEGÍTIMO PARA PROMOVERLA CONTRA DISPOSICIONES GENERALES QUE
CONSIDEREN VIOLATORIAS DE DERECHOS DE LOS PUEBLOS Y COMUNIDADES
INDÍGENAS QUE HABITEN EN SU TERRITORIO, SI NO GUARDAN RELACIÓN CON LA
ESFERA DE ATRIBUCIONES QUE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS
UNIDOS MEXICANOS LES CONFIERE.
La tutela jurídica de la controversia constitucional es la protección a las atribuciones que la
Constitución General de la República prevé para las entidades, poderes u órganos que señala su
artículo 105, fracción I, para resguardar el sistema federal y para preservar la regularidad en el
ejercicio de esas atribuciones constitucionales establecidas a favor de tales órganos, por lo que para
que esa vía constitucional proceda, la norma o acto impugnado debe ser susceptible de causar un
perjuicio o privar de un beneficio al promovente en razón de la situación de hecho en la que se
encuentre, la cual necesariamente debe estar legalmente tutelada y, consecuentemente, los conceptos
de invalidez deben dirigirse a demostrar que el acto o norma impugnado, cuando menos, le afecta
como entidad, poder u órgano, mas no la afectación a cierta clase de gobernados. Por otra parte, del
cúmulo de atribuciones que el artículo 115 constitucional confiere a los Municipios no se advierte la
de defender los derechos de los pueblos o comunidades indígenas que se encuentran geográficamente
dentro de su circunscripción territorial, en un medio de control constitucional, situación que tampoco
se advierte del artículo 2o. de la Ley Suprema, el cual impone una serie de obligaciones a cargo de
los diferentes niveles de gobierno en relación con aquéllos; sin embargo, si bien es cierto que las
facultades y obligaciones que dicho precepto constitucional otorga a los Municipios buscan la
protección de los pueblos y de las comunidades indígenas, también lo es que se refieren a su propio
ámbito competencial, sin llegar al extremo de que, vía controversia constitucional, puedan plantear
la defensa de aquéllos. En esas circunstancias, los Municipios carecen de interés legítimo para
promover una controversia constitucional contra disposiciones generales que consideren violatorias
de derechos de los pueblos y comunidades indígenas que habiten en su territorio, si no guardan
relación con la esfera de atribuciones que constitucionalmente tienen conferidas. Sostener lo contrario
desnaturalizaría la esencia misma de la controversia constitucional, pues podría llegarse al extremo
de que la legitimación del Municipio para promoverla, le permitiera plantear argumentos tendentes
exclusivamente a la defensa de los gobernados que habitan en su territorio, sin importar si afectan o
no su esfera competencial, o que, aun sin invadirla, exista un principio de afectación para la situación
de hecho que detenten, esto es, como control abstracto, lo cual no es propio de la naturaleza de las
controversias constitucionales.
La evolución político-institucional de la Ciudad de México
Hugo Alejandro Concha Cantú
La Cdmx era la sede de los poderes federales, pero estaba exenta de naturaleza política propia. Fue
un espacio privilegiado de participación política que provenía de la sociedad organizada y no de
organizaciones políticas. Fue hasta el sismo del 85 cuando las sacudidas sociales y la lenta
democratización del 87, que el DF logra ser visto como una entidad política de mayor importancia
para ejercer formas de participación política convencionales (voto y ocupación de espacios de
decisión) y estas fueron una respuesta a una crisis.
El DF en un principio contaba con municipios, mismos que elimina Obregón en 1928 pues la mayoría
de los presidentes municipales del DF se oponían a su reelección .Posteriormente, deja a la ciudad de
México bajo el poder presidencial. En síntesis, fue despojada de su fuerza propia para controlarla.
El nuevo diseño constreñía a la capital a un departamento administrativo, cuya naturaleza jurídica
era la de una entidad de la administración pública centralizada y cuya regulación derivaba de
las disposiciones constitucionales que dejaban en manos del Congreso federal legislar en los temas
de la ciudad, y el poder político recaía en la figura de un Jefe del Departamento del Distrito Federal,
coloquialmente conocido como regente, quién era designado y removido libremente por el Presidente
de la República como uno más de los muchos titulares de la administración pública centralizada.
Debido al enfado ante el sismo del 85, era indispensable la reforma del 87, donde se crea el primer
órgano legislativo, si bien acotado, para la capital: la Asamblea de Representantes. Se trataba de
un órgano de representación ciudadana en el Distrito Federal dotado con facultades limitadas: para
iniciar leyes ante el Congreso de la Unión en materias relativas al Distrito Federal, dictarse su
reglamento interior, dictar reglamentación secundaria, etc.
La Asamblea no sólo fue el espacio de debates y discusiones entre las diferentes fuerzas, sino que
también era ya el órgano que empezaba a exigir cuentas del gobierno de la ciudad.
En 1988 la situación de la ciudad se convirtió en un problema político para el nuevo Presidente que
tenía que gobernar la ciudad, a través de un funcionario designado, siendo que se trataba de un espacio
ganado por la oposición. Salinas nombró a su amigo Manuel Camacho Solís como Jefe del
Departamento del Distrito Federal con la difícil tarea de reconquistar la ciudad.
En 1993 se aprobó una importante reforma constitucional en el proceso de democratización de la
Ciudad que contó con el apoyo amplio de los partidos existentes en ese momento. A partir de ella, el
artículo 122 se convirtió en la disposición constitucional que regularía al Distrito Federal.
Aparte, el Ejecutivo Federal cedía varias de sus facultades al Jefe del Distrito Federal, quién
tendría la facultad de nombrar al Procurador de Justicia de la Ciudad (el Presidente podía vetar
el nombramiento), también tendría ahora la facultad para formular la iniciativa de Ley de Ingresos
y Presupuesto de Egresos del Distrito Federal, y también la de nombrar, con aprobación de la
Asamblea de Representantes, a los magistrados del Tribunal Superior de Justicia de la ciudad.
A partir de la reforma y para darle fundamento jurídico a lo mencionado, el Congreso de la Unión
quedaba facultado para expedir el Estatuto de Gobierno del Distrito Federal, lo que sucedió el
26 de julio de 1994. El Estatuto era un ordenamiento creado por el Congreso de manera específica
para el Distrito Federal donde se sentaban los acuerdos políticos que habían sido negociados durante
meses por las fuerzas políticas. Esta reforma impulsada por Camacho Solis contribuiría al
fortalecimiento de partidos de oposición como elementos centrales en el dialogo y discusión de la
reforma política de la ciudad.
Después de la reforma político electoral del 94 que fue producto de un crisis, donde se
ciudadanizaba al órgano encargado de organizar las elecciones federales. Después de muchos
meses de discusión y negociación se materializarían en un Proyecto de Reforma Constitucional en
Materia Electoral y del Distrito Federal.
La reforma del 96 cambió la naturaleza del Jefe del Distrito Federal. Ahora, el “Jefe de Gobierno”
de la ciudad sería electo por sus habitantes terminando con la influencia que antes existía por parte
del Ejecutivo Federal.
La “Asamblea Legislativa del Distrito Federal”, contaba con más facultades para legislar
básicamente en todo lo relativo a la Ciudad, si bien ateniéndose a las disposiciones constitucionales
establecidas en el artículo 122 y en el Estatuto de Gobierno, dictado por el Congreso de la Unión.
Al calor de la alternancia del 2000, se lanza una propuesta que dotaba de plena autonomía a la
CDMX respecto a su régimen interior, no se dio.
El Pacto peñista volvía a utilizar la estrategia camachista de los noventa: la negociación privada con
las fuerzas políticas, para allanar el camino de los acuerdos públicos, mediante la disciplina partidista.
En este ambicioso plan-maestro de lo que serían las prioridades de los principales actores políticos,
nuevamente la reforma política del Distrito Federal, encontró su lugar. El tema fue puesto como una
prioridad del PRD. De esta manera, la reforma política de la ciudad que finalmente le otorga su
estatus de entidad federativa, con su propia constitución, y cambia la denominación de Distrito
Federal a Ciudad de México, se aprobó el 29 de enero del 2016.
A pesar que el primer enunciado del nuevo artículo 122 Constitucional establece que la Ciudad de
México es una entidad federativa que goza de autonomía en todo lo concerniente a su régimen
interior y a su organización política y administrativa, inmediatamente establece que esta autonomía
estará a lo dispuesto por la propia Constitución, la que cuenta esta con una largo artículo
constitucional sólo para regular a la Ciudad de México. Se trata de una autonomía en realidad
limitada que genera un segundo problema, de “constitucionalidad dual”, pues la Ciudad de México,
sus autoridades y sus habitantes tendrán que observar las disposiciones del artículo 122 al igual que
aquellas que se establezcan en la nueva Constitución.
Por lo que toca al funcionamiento normativo, la nueva Constitución en realidad no distará mucho
del Estatuto de Gobierno que la precede, pues existirá una norma superior que en definitiva será
la que establezca los principios y normas de organización a seguir. Si esta norma no va a tono
con lo regulado por la Constitución del país, o no gusta aunque no la contradiga, siempre podrá darse
una reforma al artículo 122.
Oportunidades de la reforma: Mejores instituciones de gobierno y controles en su funcionamiento,
mejores prácticas de transparencia, rendición de cuentas y medidas anticorrupción, mejoramiento de
las instituciones que tienen como objetivo proveer algún tipo de justicia a la ciudadanía, diseño de
alcaldías, ampliación en los derechos, ampliación de mecanismos convencionales y no
convencionales de participación política, establecimiento de mecanismos eficaces de coordinación
metropolitana y desarrollo económico.
Conclusión. La reforma constitucional del 2016 para la CDMX llega tarde y llega mal.
¿Qué tan oportuna es la Constitución de la CDMX?
Órganos locales poderes locales. La participación del poder legislativo de la CDMX en futuros
procesos de reforma a la constitución federal. Creación de alcaldías como primer contacto ciudadano
con el poder político. Creación de la primera constitución local.
La reforma política no fue producto de una demanda de los ciudadanos. Fue decisión de algunos
partidos políticos, y estuvo alejada de la opinión popular.
1) En esta constitución local hubo una fuerte carga retórica, ¡incluso antes de empezar a escribirla!
2) Los (pocos) electores capitalinos votaron por partidos políticos, no por ideas. Dejando la hoja en
blanco a las aportaciones de 60 diputados constituyentes electos y 34 designados desde los poderes
federales y seis desde el ejecutivo local.
3) La Constitución de la Ciudad de México pretende verse a sí misma como la “culminación de una
transición política de inspiración plural y democrática”, aun cuando solo hubo un diputado
constituyente independiente.
4) Tiene aspiraciones de modelo rector. Se autodenomina “espejo en que se mire la república”,
cuando, en el mejor de los casos, es un espejo bastante extraño al resto del ecosistema constitucional.
5) En su texto se privilegió el catálogo de derechos y se dejó de lado el diseño orgánico que sirve para
limitar el poder político, lo cual se nota claramente en la cantidad y el contenido de sus artículos
transitorios. La parte de “privilegiar el catálogo de derechos humanos” es excelente. La parte de “dejar
de lado el diseño orgánico” es un error mayúsculo.
6) Las alcaldías representan un mundo completamente nuevo por legislar y la consiguiente
oportunidad de crear una obra de arte o enredar más el gobierno local de la Ciudad de México. ¿Usted
qué cree que va a suceder?
Tesis Jurisprudenciales
163462. Libre determinación y autonomía de los pueblos y las comunidades indígenas. Interpretación
del artículo 2o., apartado a, fracciones iii y vii, de la constitución política de los estados unidos
mexicanos.
La nación mexicana es única e indivisible y tiene una composición pluricultural sustentada
originalmente en sus pueblos indígenas, los cuales deben reconocerse en las constituciones y leyes de
las entidades federativas. De esta disposición constitucional se advierte que aquéllos gozan de libre
determinación y autonomía para elegir: a) de acuerdo a sus normas, procedimientos y prácticas
tradicionales a las autoridades o representantes para el ejercicio de sus formas de gobierno interno y,
b) en los municipios con población indígena, representantes ante los ayuntamientos, lo cual, también
debe reconocerse y regularse por las constituciones y leyes de las entidades federativas, con el
propósito de fortalecer la participación y representación política conforme con sus tradiciones y
normas internas.
Derecho al autogobierno.- Derecho a elegir sus propias formas de organización, en cuanto a
instituciones y a sus autoridades, de acuerdo a sus propios sistemas normativos. Manteniendo
su derecho a participar plenamente si así lo desean.
2007559. Personas indígenas. Las prerrogativas previstas en el artículo 2o., apartado a, fracción viii,
de la constitución política de los estados unidos mexicanos, pueden exigirse en cualquier tipo de juicio
o momento procesal.
El derecho de las personas indígenas a acceder plenamente a la jurisdicción del Estado incluye que
en todo tipo de juicio o procedimiento en el que sean parte, individual o colectivamente, deben
considerarse sus costumbres y especificidades culturales, así como que en todo tiempo sean asistidos
por intérpretes y defensores que tengan conocimiento de su lengua y cultura.
Tienen también derecho a ser asistidos por intérpretes y defensores que tengan conocimiento
de su lengua y cultura. Y este no es un derecho exclusivo de indígenas monolingües.
Estos pueden exigirse en cualquier tipo de juicio y en cualquier momento procesal.
165718. Personas indígenas. Ámbito subjetivo de aplicación del artículo 2o. De la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos. Autoadscripción.
El artículo 2o. de la Constitución Federal ofrece una respuesta normativa a aspectos determinantes de
nuestra historia y de nuestra identidad como sociedad que están en el núcleo de muchos de los
vectores de desventaja e injusticia que afectan a los ciudadanos. Las dificultades que enfrenta una
corte de justicia al intentar determinar quiénes son las "personas indígenas" o los "pueblos y
comunidades indígenas" a quienes aplican las previsiones constitucionales anteriores son notables;
dichos conceptos, de sustrato originalmente antropológico y sociológico, deben adquirir un
significado específicamente jurídico, cuya concreción viene dificultada por la intensa carga emotiva
-tradicionalmente negativa y sólo recientemente transformada en algún grado- que gravita sobre ellos.
El texto constitucional reconoce, en primer lugar, la importancia de la articulación (total o parcial) de
las personas en torno a instituciones sociales, económicas, culturales y políticas (en el caso de los
pueblos indígenas), así como de la identificabilidad de algún tipo de unidad social, económica y
cultural en torno a un territorio y a ciertos usos y costumbres (en el caso de las comunidades
indígenas). La Constitución no encierra ambigüedad alguna en torno al imperativo de tomar la
autoconciencia o la autoadscripción como criterio determinante al señalar que "la conciencia de su
identidad indígena deberá ser criterio fundamental para determinar a quiénes se aplican las
disposiciones sobre pueblos indígenas". Será indígena y sujeto de los derechos motivo de la reforma
constitucional, aquella persona que se autoadscriba y auto reconozca como indígena, que asuma como
propios los rasgos sociales y las pautas culturales que caracterizan a los miembros de los pueblos
indígenas. La apreciación de si existe o no existe una autoadscripción indígena en un caso concreto
debe descansar en una consideración completa del caso, basada en constancias y actuaciones, y debe
realizarse con una actitud orientada a favorecer la eficacia de los derechos de las personas.
Los indígenas se definen como aquellos que han conservado en todo o en parte, sus
instituciones sociales, políticas, económicas y culturales. Además, no corresponde al Estado
ni a los especialistas decidir a quien se aplican los derechos indígenas, sino que es facultad
de la persona definirse como tal.
2004170. Comunidades y pueblos indígenas. Todas las autoridades, en el ámbito de sus atribuciones,
están obligadas a consultarlos, antes de adoptar cualquier acción o medida susceptible de afectar sus
derechos e intereses.
La protección efectiva de los derechos fundamentales de los pueblos y las comunidades indígenas
requiere garantizar el ejercicio de ciertos derechos humanos de índole procedimental, principalmente
el de acceso a la información, el de la participación en la toma de decisiones y el de acceso a la
justicia. En ese sentido, todas las autoridades, en el ámbito de sus atribuciones, están obligadas a
consultarlos antes de adoptar cualquier acción o medida susceptible de afectar sus derechos e
intereses, consulta que debe cumplir con los siguientes parámetros: a) debe ser previa; b)
culturalmente adecuada a través de sus representantes o autoridades tradicionales; c) informada; y, d)
de buena fe.
Se realizara una consulta previa con respecto a cualquier medida que pueda afectar
directamente a estas comunidades e indirectamente en lo concerniente a su supervivencia,
por ejemplo, si dependen de cierto recurso natural. Esta consulta debe de ser previa,
informada, adecuada a su cultura y de buena fe.
2009995. ACCESO A LA TUTELA JURISDICCIONAL EFECTIVA. FORMA DE GARANTIZAR
EL DERECHO HUMANO RELATIVO TRATÁNDOSE DE PERSONAS INDÍGENAS.
En las sentencias de los casos "Fernández Ortega" y "Rosendo Cantú", la Corte lnteramericana de
Derechos Humanos sostuvo que el Estado Mexicano incumplió con su obligación de garantizar, sin
discriminación, el derecho de acceso a la justicia en términos de los artículos 8, numeral 1 y 25 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1, numeral 1, del mismo
instrumento, toda vez que en ambos casos las autoridades estatales fueron omisas en tomar en cuenta
la situación de vulnerabilidad de las personas referidas, basadas en su idioma y etnicidad. En ese
contexto, en aras de garantizar el referido derecho humano tratándose de personas indígenas, resulta
indispensable que el Estado Mexicano les asegure la provisión de un intérprete y les brinde apoyo en
consideración a sus circunstancias de especial vulnerabilidad. En efecto, el estándar para analizar si
existió acceso pleno a la jurisdicción del Estado, tratándose de personas indígenas vinculadas a un
proceso, no es igual al que es aplicable en cualquier proceso judicial, en virtud de que sus
especificidades culturales obligan a todas las autoridades a implementar y conducir procesos
susceptibles de tutelar sus derechos, eliminar las barreras lingüísticas existentes y dar certeza al
contenido de la interpretación. En ese sentido, conforme al parámetro de la regularidad constitucional,
el Estado Mexicano debe garantizar el derecho fundamental de las personas indígenas a contar con
un acceso pleno a la tutela jurisdiccional, para lo cual debe implementar y conducir procesos sensibles
a tales particularidades en los que, desde luego, se consideren sus costumbres y especificidades
culturales, así como que en todo tiempo sean asistidos por intérpretes que tengan conocimiento de su
lengua y cultura.
Derecho a acceder plenamente a la jurisdicción del Estado, de esta forma, los jueces están
obligados a indagar cuáles son las costumbres y especifidades de la comunidad a la que se
vincula que han podido influir en el desarrollo de los hechos enjuiciados, los aspectos de los
que depende la culpabilidad del enjuiciado. Tienen también derecho a ser asistidos por
intérpretes y defensores que tengan conocimiento de su lengua y cultura. Y este no es un
derecho exclusivo de indígenas monolingües
La diferencia básica entre los diferentes sistemas políticos radica en la distribución y concentración
del poder (varios detentadores o uno sólo).
Como se da la
Detentación del Poder Sistema Político distribución o Función legislativa
concentración del
poder
1. Detentadores del poder oficiales y visibles: son aquellos órganos y autoridades que están
encargados por la constitución del Estado de desempeñar determinadas funciones en interés de la
sociedad estatal. Hay cuatro detentadores del poder político:
1.1. El gobierno: encargado de las funciones gubernamentales, de tomar y ejecutar las decisiones.
1.2. La asamblea (o parlamento): representante de los destinatarios del poder, encargada de la
legislación y de la función de controlar el gobierno.
1.3. Los propios destinatarios del poder: se elevan a la condición de un detentador del poder
independiente participando directamente en el proceso político a través de elecciones,
referéndum e impacto de la opinión pública.
1.4. Los tribunales de justicia: son considerados detentadores del poder cuando en lugar de
ejercer meramente la función subordinada de aplicar la ley, reclaman el derecho de declarar
inválidas las leyes emitidas por el parlamento y el gobierno.
** Partidos políticos: éstos tienen una situación ambigua, dado que muchas constituciones los
ignoran de manera expresa, no pueden ser considerados como oficiales, sin embargo por su
capacidad de movilizar y activar a los destinatarios del poder para que cumplan su capacidad de
electores, son indispensables en el proceso político. En el sistema constitucional, llevan a cabo la
designación de los detentadores del poder constitucionales en el parlamento y en el gobierno; en
el caso del sistema autocrático (partido único), son el instrumento imprescindible de control.
2. Detentadores del poder invisibles, no oficiales y no legítimos: algunas veces su influencia
sobre los detentadores del poder oficiales está unida a un cargo oficial, pero más frecuentemente
permanece oculta en la penumbra del anonimato irresponsable.
DISTRIBUCIÓN Y CONCENTRACIÓN DEL EJERCICIO DEL PODER COMO BASE PARA UNA
CLASIFICACIÓN
Un nuevo enfoque de clasificación de los Estados, radica en la manera y forma de ser ejercido y
controlado el poder político en la sociedad estatal. Se hace una distinción entre la distribución del
ejercicio y control del poder político.
El ejercicio del poder político es el liderazgo político. Todas las funciones estatales son instrumentos
para dicho liderazgo, para dirigir y guiar a la voluntad popular. La legislación y la ejecución de las
leyes no son funciones separadas, son diferentes técnicas de liderazgo político.
PROCESO POLÍTICO Y TIPOS DE GOBIERNO
El autor propone otro análisis para la dinámica de poder, que de acuerdo a su pensamiento, esta más
de acuerdo con la sociedad pluralista de masas de nuestro siglo. Expone una nueva división tripartita:
la decisión política conformadora o fundamental (policy determination); la ejecución de la decisión
(policy execution) y el control político (policy control).
LA DECISIÓN POLÍTICA FUNDAMENTAL
- Decisiones políticas fundamentales: son aquellas resoluciones de la sociedad que son decisivas y
determinantes, para la conformación de la comunidad. Conciernen a asuntos internos y externos, de
naturaleza política, socioeconómica y religiosa. La decisión conformadora más importante de una
nación es la elección de su sistema político y la forma de gobierno. Todas las constituciones presentan
una decisión de este tipo, si la nación adoptará una monarquía constitucional o república, un
parlamentarismo o presidencialismo.
El primer medio para la realización de esta primera división, es la legislación.
- AUTOCRACIA ➞ ausencia de cualquier tipo de técnicas mediante las cuales se pudiese hacer
real la responsabilidad política del único detentador del poder; el poder no está sometido a ningún
límite.
Tesis Jurisprudenciales
191089. Poderes de la federación. Las atribuciones de uno respecto de los otros se encuentran
limitativamente previstas en la constitución y en las leyes que a ella se ajustan.
En el artículo 49 se establece como nota característica del Gobierno Mexicano, el principio de división
de poderes al señalar expresamente que "El Supremo Poder de la Federación se divide para su
ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial." Se aprecia que ambos principios no implican que los
poderes tengan que actuar siempre y necesariamente separados, pues si bien cada uno tiene señaladas
sus atribuciones. Conforme al principio de supremacía constitucional, cabe inferir que cuando se está
en presencia de facultades u obligaciones de cada uno de los poderes que se relacionan con otro poder,
las mismas deben estar expresamente señaladas en la propia Constitución y si bien el Congreso de la
Unión tiene dentro de sus atribuciones dictar leyes, ello no puede exceder lo establecido en el artículo
49 de la Constitución.
166964. División de poderes. El que este principio sea flexible sólo significa que entre ellos existe
una colaboración y coordinación en los términos establecidos, pero no los faculta para arrogarse
facultades que corresponden a otro poder, sino solamente aquellos que la propia constitución les
asigna.
Ha sido criterio reiterado de esta Suprema Corte que la división funcional de atribuciones que
establece dicho numeral no opera de manera rígida, sino flexible, ya que el reparto de funciones
encomendadas a cada uno de los poderes no constituye una separación absoluta y determinante, sino
por el contrario, entre ellos se debe presentar una coordinación o colaboración para lograr un
equilibrio de fuerzas y un control recíproco que garantice la unidad política del Estado. Por su parte,
el artículo 133 de la Constitución Federal consagra el principio de supremacía, que impone su
jerarquía normativa a la que deben sujetarse todos los órganos del Estado y todas las autoridades y
funcionarios en el ejercicio de sus atribuciones, por lo que, el hecho de que la división de poderes
opere de manera flexible sólo significa que entre ellos existe una colaboración y coordinación en los
términos establecidos, pero no los faculta para arrogarse facultades que corresponden a otro poder,
sino solamente aquellos que la propia Constitución les asigna.
191088. Informes entre poderes. Sólo proceden cuando, de manera explícita o implícita, estén
consignados en la constitución.
Se estableció en el artículo 49 de la Constitución, el principio de división de poderes y el
complementario de autonomía de los mismos, imprescindible para lograr el necesario equilibrio entre
ellos, debe inferirse que la obligación de rendir informes de uno a otro poder debe estar consignada
en la Constitución. Se previenen las obligaciones de los Poderes Legislativo y Ejecutivo, de informar
en asuntos específicos, a los órganos correspondientes del Poder Judicial de la Federación en juicios
de amparo, controversias constitucionales y acciones de inconstitucionalidad. De la misma Carta
Fundamental, se desprende que los tres Poderes de la Unión deben informar a la entidad de
fiscalización superior de la Federación. Finalmente, de los artículos 73, 74 y 76 relativos a las
facultades del Congreso de la Unión y de las exclusivas de las Cámaras de Diputados y de Senadores,
se infieren implícitamente obligaciones de informar a esos cuerpos legislativos respecto de cuestiones
relacionadas con esas atribuciones que sólo podrían cumplirse debidamente mediante los informes
requeridos, como ocurre con la aprobación de la cuenta pública o del presupuesto de egresos.
190026. Cámara de diputados del congreso de la unión. Carece de facultades para supervisar
oficiosamente el ejercicio de los recursos federales por parte de las autoridades estatales, así como
para crear comisiones especiales que vigilen que no se desvíen aquéllos en un cierto proceso electoral
estatal.
En los artículos 74, fracción V y 110 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos la
Cámara de Diputados del Congreso de la Unión tiene facultades para conocer de las imputaciones
que se hagan a los servidores públicos por el manejo indebido de recursos federales y que puedan ser
constitutivas de responsabilidad política (juicio político), así como para actuar como órgano
acusatorio en este tipo de juicios ante la Cámara de Senadores, no tienen el alcance de permitir que
se supervise oficiosamente el ejercicio de tales recursos por parte de autoridades estatales, ni que
válidamente se creen comisiones especiales encargadas de vigilar que no se desvíen recursos federales
en un cierto proceso electoral estatal. La Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos
que no autoriza a dicha Cámara para realizar tareas investigatorias de tales conductas entre tanto no
medie la denuncia escrita, ratificada y apoyada en pruebas suficientes que permitan presumir la
responsabilidad del inculpado y se haya seguido el procedimiento establecido para tal efecto.
167267. Derecho de veto. Al no existir algún precepto constitucional que limite su ejercicio en cuanto
al contenido, el titular del poder ejecutivo puede realizar libremente sus observaciones a cualquier
proyecto de ley o decreto.
El derecho de veto consiste en la facultad conferida al titular del Poder Ejecutivo para realizar
libremente observaciones a cualquier proyecto de ley o decreto emitido por el Legislativo, con la
única limitante de que lo haga dentro de los primeros diez días contados a partir de que recibió el
documento respectivo. En ese sentido, se concluye que el titular del Poder Ejecutivo puede realizar
libremente sus observaciones a cualquier proyecto de ley o decreto, en virtud de que la interpretación
efectuada en el escrito que las contiene no puede reputarse jurídica, sino política, ya que no se sustenta
necesariamente en motivos de derecho, sino de oportunidad, referidos a intereses económicos,
sociales, políticos, etcétera, es decir, bajo argumentos y razones políticas, y no sujetas a un método
jurídico.
167573. Auditoría superior de la federación. Alcance de sus atribuciones constitucionales y legales.
Conforme a la reforma al artículo 79 de la Constitución, la Auditoría Superior de la Federación cuenta
con las siguientes atribuciones: 1. Realizar auditorías de regularidad, como una atribución primaria o
básica de revisión de cuenta pública, consistente en verificar que el manejo, custodia y aplicación de
fondos y recursos de los Poderes de la Unión y de los entes públicos federales, se realicen con estricto
apego al presupuesto de egresos y a la normatividad vigente; esta facultad se ejerce mediante la
comprobación de que los gastos coincidan con los recursos asignados; 2. Realizar auditorías
operacionales o de gestión, como atribución evolucionada, consistente en verificar el cumplimiento
de los objetivos contenidos en los programas federales. 3. La atribución resolutiva, consistente en que
una vez realizada la revisión correspondiente puede emitir una determinación en la que se contengan
recomendaciones, observaciones u órdenes; y, 4. La atribución sancionatoria, en tanto puede fincar
de manera directa responsabilidad por el indebido manejo de los recursos públicos.
173935. Cuenta pública. Las facultades de la auditoría superior de la federación de revisarla y
fiscalizarla sólo pueden ejercerse respecto de ingresos o recursos públicos.
De los artículos 74, fracciones II y IV, y 79 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos y 2o., 14, 16, 32, 51 y 74 de la Ley de Fiscalización Superior de la Federación, se advierte
que la entidad de fiscalización superior de la Federación tiene diversas facultades relacionadas con la
cuenta pública, entre las que destacan las de revisar y fiscalizar a cualquier persona pública o privada,
siempre que reciban, recauden, administren, manejen o ejerzan recursos o ingresos públicos federales
obtenidos; por tanto, la Auditoría Superior de la Federación no puede ejercer esas facultades respecto
de recursos estrictamente particulares o privados.
167569. Auditoría superior de la federación. Límites a su atribución para solicitar información a los
entes fiscalizados.
La Auditoría Superior de la Federación tiene la atribución para verificar el resultado de los programas
federales aprobados anualmente, pero está acotada a la gestión financiera del ente fiscalizado, lo que
necesariamente la obliga a que toda información que solicite sea pertinente y razonable en relación
con lo que debe verificar, que en todo caso se constriñe a la gestión financiera del ente fiscalizable,
pues de lo contrario se vulneraría no sólo el marco constitucional que la rige, sino además el principio
de división de poderes contenido en el artículo 49 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, al interferir en el ejercicio de una función que sólo compete a aquellos órganos o poderes,
de forma autónoma, especializada y exclusiva.
177363. Auditoría superior de la federación. El principio de anualidad impide, que a través de su
facultad ordinaria de revisión del resultado de la cuenta pública, fiscalice programas gubernamentales
de años anteriores al ejercicio auditado.
El principio de anualidad constituye un límite a la facultad de revisión del resultado de la cuenta de
la Hacienda Pública Federal encomendada a la Auditoría Superior de la Federación, de lo que deriva
que a través del despliegue de dicha atribución ordinaria, dicho ente no tenga la posibilidad jurídica
de verificar los términos de programas gubernamentales realizados por los Poderes de la Unión en
ejercicios anteriores al que constituye la materia de la verificación, sin perjuicio del ejercicio de las
facultades excepcionales.