You are on page 1of 10

PRIMER TEMA

1. “HACER CON LOS DEMÁS LO QUE QUISIERAS QUE


HICIERAN CONTIGO”

Objetivo:
Hacer un examen de conciencia de nuestro quehacer de los últimos días, recordando y
asumiendo la reconciliación con el Padre a través del sacramento de la confesión, para poder
discernir lo que hemos vivido en esta semana de cuaresma.

VER
Como podemos darnos cuenta, hoy en día vivimos en una sociedad indiferente y egoísta, en
la que cada uno intenta defenderse con lo que es y con lo que tiene, buscando primero que
todo su bienestar personal y la realización de sus deseos y necesidades. Y sólo en segundo o
tercer lugar, atender las necesidades de los demás, aunque éstas sean más importantes y
urgentes que las propias. Parece ser que la situación del mundo en el que vivimos, con sus
rasgos marcados de individualismo y mezquindad, agudiza en el hombre su anhelo de vivir
en comunión con Dios y sus semejantes.

Dinámica: Camarón y Caramelo preguntón.


Desarrollo:
Se hace un círculo entre todos los participantes y dando inicio con un participante dice
camarón y el de su derecha dice caramelo, hasta que uno se equivoque, esa persona que diga
la palabra erróneamente contestará una pregunta (pueden variar dependiendo el temista)
.
Las preguntas propuestas son las siguientes:
 En estos últimos días, ¿Cómo trasmites tu experiencia en Cristo con los jóvenes que
no han tenido un encuentro con Él?
 ¿Cómo le respondes desde tu fe a un joven de tu edad que cuestiona a Dios cuando
experimenta el fallecimiento de un familiar o por la presencia de una enfermedad
grave o cualquier otra situación límite?
 ¿Cómo defiendes el tema de la vida ante una sociedad que no conoce el amor de Dios
y promueve una cultura de la muerte?
 ¿Cómo le demuestras a las personas que te rodean que tu experiencia de fe en Cristo
te ayuda a buscar la perseverancia en todos los aspectos de la vida?
 ¿Cómo invitarías a un amigo tuyo a vivir y descubrir lo extraordinario en medio de
lo ordinario y aparente monotonía?

JUZGAR
Leer y reflexionar la cita bíblica del buen samaritano
(Lucas 10, 30–36). “...La parábola del buen Samaritano pertenece al Evangelio del
sufrimiento. Indica, en efecto, cuál debe ser la relación de cada uno de nosotros con el
prójimo que sufre. No nos está permitido «pasar de largo», con indiferencia, sino que
debemos «pararnos» junto a él. Buen Samaritano es todo hombre, que se para junto al
sufrimiento de otro hombre de cualquier género que ése sea.
Esta parada no significa curiosidad, sino más bien disponibilidad. Es como el abrirse de una
determinada disposición interior del corazón, que tiene también su expresión emotiva. Buen
Samaritano es todo hombre sensible al sufrimiento ajeno, el hombre que «se conmueve» ante
la desgracia del prójimo.

Si Cristo, conocedor del interior del hombre, subraya esta conmoción, quiere decir que es
importante para toda nuestra actitud frente al sufrimiento ajeno. Por lo tanto, es necesario
cultivar en sí mismo esta sensibilidad del corazón, que testimonia la compasión hacia el que
sufre. A veces esta compasión es la única o principal manifestación de nuestro amor y de
nuestra solidaridad hacia el hombre que sufre.

Sin embargo, el buen Samaritano de la parábola de Cristo no se queda en la mera conmoción


y compasión. Estas se convierten para él en estímulo a la acción que tiende a ayudar al
hombre herido. Por consiguiente, es en definitiva buen Samaritano el que ofrece ayuda en el
sufrimiento, de cualquier clase que sea. Ayuda, dentro de lo posible, eficaz. En ella pone todo
su corazón y no ahorra ni siquiera medios materiales. Se puede afirmar que se da a sí mismo,
su propio «yo», abriendo este «yo» al otro. Tocamos aquí uno de los puntos clave de toda la
antropología cristiana.

El hombre no puede «encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo


a los demás». Buen Samaritano es el hombre capaz precisamente de ese don de sí mismo...”
Carta Apostólica Salvifici Doloris (28)

“...Es difícil enumerar aquí todos los tipos y ámbitos de la actividad «como samaritano» que
existen en la Iglesia y en la sociedad. Hay que reconocer que son muy numerosos, y expresar
también alegría porque, gracias a ellos, los valores morales fundamentales, como el valor de
la solidaridad humana, el valor del amor cristiano al prójimo, forman el marco de la vida
social y de las relaciones interpersonales, combatiendo en este frente las diversas formas de
odio, violencia, crueldad, desprecio por el hombre, o las de la mera «insensibilidad», o sea la
indiferencia hacia el prójimo y sus sufrimientos... ”Carta Apostólica Salvifici Doloris (29)

ACTUAR Y CELEBRAR
Poner el siguiente video a criterio del temista poner todo el video completo o editar solo el
mensaje centra al joven: https://www.youtube.com/watch?v=YBAIKKy2srU-Y sería fácil
decirle a uno: «Tú tienes fe, pero yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré
mi fe a través de las obras. ¿Será necesario demostrarte, si no lo sabes todavía, que la fe sin
obras no tiene sentido? Entiendan, pues, que uno llega a la verdadera rectitud a través de las
obras y no sólo por la fe. (Santiago 2, 18-24)

¡Vayamos juntos a vivir nuestra fe habiendo logrado una conversión a través del sacramento
de reconciliación, y de esta manera compartir en comunidad con nuestro prójimo todas
aquellas obras de amor y misericordia, siendo auténticos y sencillos jóvenes!
SEGUNDO TEMA
2. “LA CUARESMA: PUERTA A LA MISERICORDIA Y
RECONCILIACIÓN”
Objetivo:
Aceptar la invitación a vivir la bondad y misericordia del Padre a través de la reconciliación,
para vivir la cuaresma en este año jubilar de la misericordia, por medio de obras concretas de
amor por el prójimo especialmente el más necesitado.

VER
En este año jubilar en el cual estoy invitado a reconciliarme con Dios Padre, con mi prójimo
y conmigo mismo, siendo misericordioso como Él es misericordioso, reflexionemos:
 ¿Qué sentido le doy a la cuaresma?
 ¿Cómo descubro la misericordia dentro de la cuaresma?
 ¿Qué características tiene el desierto, que nos ayuden dentro de nuestro proceso de
conversión? (silencio, soledad, concentración en sí mismo, abstinencia de excesos,
sobriedad, valorar la vida).

La cuaresma es un tiempo donde estamos invitados a escuchar la voz de Dios que nos invita
a prepararnos para la Pascua. Pero en este tiempo, distintas situaciones, pueden estar
distrayendo nuestra atención de la invitación a vivir la cuaresma de este año jubilar.

Dinámica: La voz que clama en el desierto


Materiales:
 Una computadora
 Un silbato
 Guitarra
 Dos personas

Desarrollo:
Se invita al grupo a tratar de escuchar a quien esté dirigiendo el tema, que lo hará a la vez
que una persona aplaude, otra más silba y, mientras en la computadora se escucha música a
todo volumen, y otra persona toca fuertemente la guitarra.

El animador pide silencio, le quita la guitarra a la persona que la toca y conversa con el grupo
para ver si pudieron percibir el mensaje del que hablaba. Luego se repite la dinámica sacando
cada una las «interferencias» (conviene dejar para el final la computadora que es lo que más
dificulta la audición), finalmente dejar sólo a la persona que todo el tiempo estuvo repitiendo
varias veces la frase de Isaías 40, 3 «Preparen en el desierto el camino del Señor».

Luego de conversar entre todos sobre las primeras conclusiones de la dinámica, se propone
las siguientes preguntas para pensar personalmente y luego compartir en pequeños grupos:

 ¿Qué ruidos externos, voces, propuestas, no nos dejan escuchar la voz del Señor?
 ¿Qué ruidos internos, preocupaciones, inquietudes, no nos dejan escuchar la voz del
Señor?
JUZGAR
La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la
gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo
de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma
como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con
el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que
nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que, por acción de nuestro pecado, nos alejamos
más de Dios.

Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día,
durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los
celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a
conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con
alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.

El reconciliarnos con Dios, con nosotros mismos y con los demás es el camino que nos
conduce a restablecer la verdadera paz en nuestras vidas. Esto sólo es posible en la medida
en que experimentemos la misericordia de Dios, de la cual parte todo proceso de conversión
real, pues el sentirnos amados por Dios es una experiencia que no puede contenerse para sí
mismo.

En esta cuaresma estamos invitados a vivir un camino de esperanza y consuelo al acercarnos


a la reconciliación, pues Dios nunca deja de mostrar la riqueza de su misericordia a lo largo
de los siglos. La transformación del corazón que nos lleva a confesar nuestros pecados es don
de Dios. Nosotros solos no podemos. Ser tocados con ternura por su amor y plasmados por
su gracia nos permite, por tanto, acercarnos al sacerdote sin temor por nuestras culpas, pero
con la certeza de ser acogidos por él en nombre de Dios y comprendidos a pesar de nuestras
miserias. Vivamos un momento de desierto espiritual para hacer un examen de conciencia de
todas aquellas acciones, actitudes y demás situaciones que hemos vivido y nos han alejado
de la amistad con Dios.

Leer y reflexionar Mateo 6, 1-4 y Efesios 2, 1-5

ACTUAR
Elegir una de las obras de misericordia para vivir esta cuaresma, una vez que ya me haya
acercado a la reconciliación para poder dar a mi prójimo con alma y espíritu rico de la
misericordia del Padre.
OBRAS CORPORALES DE MISERICORDIA
1. Dar de comer al hambriento
2. Dar de beber al sediento
3. Dar posada al necesitado
4. Vestir al desnudo
5. Visitar al enfermo
6. Socorrer a los presos
7. Enterrar a los muertos

Se invita a que las obras corporales de misericordia se vivan de forma personal para:

1. Alimentar el alma con hambre de una oración


2. Dar de beber al alma sedienta con palabras de aliento
3. Dar un momento de espacio y tiempo a quien necesite de nosotros en la familia
4. Vestir el alma propia con salmos y la gracia
5. Visitar a quien éste enfermo espiritual y moralmente
6. Socorrer a quien este preso de algún padecimiento espiritual (rencor, envidia, etc.)
7. Enterrar todo aquello que pueda lastimar mi corazón.

CELEBRAR

Se invita a los participantes a vivir el sacramento de la reconciliación. Para lo cual se sugiere


que previamente el equipo de servicio prepare en un espacio, un momento de encuentro,
oración e interiorización que motive a los participantes a acercarse al sacramento. Se sugiere
que se invite previamente a sacerdotes para que asistan a apoyar en ese momento de acto
penitencial comunitario. Mientras están esperando los participantes su turno para pasar a la
confesión, que se entonen cantos que inviten a la reconciliación y hacer su examen de
conciencia.
TERCER TEMA
3. “JESÚS MARCA LA RUTA DE NUESTRO CAMINO”
Objetivo: Que los jóvenes encuentren en la persona de Jesús el camino a su vocación, para
imitarlo y seguirlo.

VER
Hay seres humanos que no se mueven, unos están presos en sí mismos, otros parecen muertos
en vida o adormilados (zombis). Hay quienes se quedan estáticos, inertes, indolentes,
desorientados, es como si no caminasen porque andan por falsos caminos.

Existen seres humanos con grilletes que desearían andar. A éstos no se les deja. Están
encarcelados por causa de la justicia. Están subyugados por los poderosos, son pueblos sin
voz.
Existen otras personas que están apresadas por sus propios grilletes interiores. Han sido presa
fácil de sus prejuicios religiosos o morales y de sus apegos. Seguirán sometidos a sus
obsesión es respecto a otras personas. Atrapados por los vicios.

Presos por las dudas de quienes gustan caminar por las fronteras entre el bien y el mal. Quizá
para entender mejor esta situación, sería oportuno traer a la memoria aquella anécdota del
borracho que caminaba con un pie por la acera y el otro por la calzada... llegando
absurdamente a la conclusión de que estaba cojo.

Cada día hay más personas sin saber su camino. Tantas y tantas personas paradas porque no
encuentran trabajo. Porque perdieron el entusiasmo de seguir luchando en la vida o remando
contra corriente. Multitud de desorientados porque se dejan llevar por palabras y promesas
demagógicas.

De vez en cuando aparece algún iluminado que ofrece el paraíso en este mundo y sin
sacrificio. Tantos Jóvenes que no ven claro su futuro. Pueblos que no se sienten dueños de
su destino porque son otros países los que aparentan intención de resolverlo por ellos... Pero
siguen y seguirán en pasividad sin mover ni un dedo.

JUZGAR
Encontrar el camino supone mostrárselo a otros. Al encontrar a Jesús como camino es
inapreciable seguirle. Si fuese necesario hasta el sacrificio final, como está ocurriendo aún
hoy mismo. Hay naciones en las que la Iglesia del silencio sigue amordazada políticamente
o por consignas religiosas.

Más ellos siguen a Jesús, encontrar a Jesús como Camino es creer en Él e imitarle. No importa
que algunos fallen. Pues sólo Él tiene palabras de vida eterna.

Leer y reflexionar: Lucas 19, 1-10. Jesús también es el Camino para los esclavizados. Así es
desde los tiempos del Éxodo. Entonces Dios observó la desgracia de su pueblo y lo liberó
por los caminos del desierto. Y así aconteció siempre que la idolatría llevó a Israel al exilio.
Dios le proporcionó nuevos éxodos salvadores para que seamos libres nos liberó Cristo.
Permaneced, pues, firmes y no volváis a sujetaros al yugo de la esclavitud.
Leer y reflexionar: Juan 8, 1-11. Jesús ilumina el camino, así no habrá oscuridad. Jesús es el
Camino para los que andan errantes y desconcertados. En las encrucijadas de los caminos
fácilmente se eligen rutas falsas. Se buscan caminos anchos y cómodos. Y Jesús no es un
Camino fácil, porque es un Camino hacía Jerusalén, hacía la cruz. Es el único Camino, pues
tenemos acceso al verdadero santuario por la sangre de Jesús. Él a través de su carne,
inauguró para nosotros un Camino nuevo y vivo.

Camina por la senda de la humildad, si quieres llegar a la eternidad. El camino cristiano está
dirigido hacia Dios. Será bueno y saludable que nos demos cuenta si caminamos o estamos
parados. El cristiano necesariamente tiene que estar en actividad.
Es preciso que salve su alma y ayude a los demás a encontrar la luz verdadera. Tiene que ser
consciente de cuáles son las trabas que no le dejan avanzar hacia la verdad. Como cristianos
no podemos «andar» con un pie en la calzada y otro en la vereda. Es decir, «no podemos
encender una vela a Dios y otra al diablo».

Los cristianos nunca se desanimarán o se desalentarán por las circunstancias que les rodeen.
Tienen que ser firmes, valientes, audaces, arriesgados y fieles a todo lo que Dios les vaya
encomendando en la vida.

ACTUAR
 ¿Hacia dónde o a quién está dirigido tu caminar?
 ¿Qué necesitas para comenzar o reemprender el camino hacia Jesús?
 ¿Qué tendrás que dejar para comenzar a caminar con Jesús?

Responde estas preguntas, y elabora un proyecto de vida, es decir, que puedas plasmar en
una hoja qué es lo que quieres de tu vida durante este año, qué necesitas para lograrlo, cómo
lo puedes hacer. Así en forma sencilla, de tal modo que puedas hacer vida el seguir como
discípulo a Jesucristo y asumir su estilo de vida y misión.

CELEBRAR
Dinámica: El camino

Materiales:
Grabadora o computadora (para poner música)
Una cuerda
Objetos que obstruyan el paso (sillas, mesas, cubetas, piedras, etc.)

Desarrollo:
A cada uno de los integrantes se les cubre los ojos con una pañoleta, para comenzar a hacer
el camino de obstáculos por medio de una cuerda que recorrerá diversos lugares del salón (es
importante que les cueste ir caminando). Al final del lugar estará un rostro de Cristo, un lugar
cómodo para sentarse y música de fondo que ayude a hacer oración y asumir el compromiso
de tener a Jesús como nuestro camino.
CUARTO TEMA
4. “ME ATRAE TU FORMA DE SER, JESÚS”

Objetivo: Que los jóvenes descubran en Jesús un hombre libre, obediente al Padre y cercano
con la gente. Este Jesús es quien llama a ser seguidores de sus pasos.

VER
Se les pide a los participantes que porten consigo fotos de cuando eran infantes, niños,
adolescentes y fotos actuales, pueden estar solos o acompañados. Hacer historia de lo que
cada foto significa y narrar cómo recuerdan que eran en cada una de estas etapas de su vida.
A nosotros nos resulta fácil elegir una foto de nosotros mismo, sabemos con exactitud como
éramos, o al menos, cómo somos ahora, nuestros rasgos físicos, quizá podemos decir un poco
de nuestros gustos, disgustos; de nuestro carácter y personalidad, sin embargo no tenemos
una imagen exacta de Jesús, lo conocemos a través de los escritos de los evangelistas. No
conocemos su aspecto físico, pero sí podemos vislumbrar sus rasgos psicológicos,
espirituales y de su personalidad por los mismos escritos que nos dejaron aquellos que lo
conocieron más directamente.

JUZGAR
Ahora, les toca, a ustedes descubrir la figura de Jesús desde otros enfoques.
Dinámica: Conociendo a Jesús
Materiales:
 Plumones
 Plumas o lápices
 Cartulinas
 Tijeras
 Hojas blancas y de colores
 Colores
Desarrollo:
Se divide el grupo en 4 equipos y se reparte una de las partes de la figura de Jesús. Plasmarán
en un dibujo los rasgos que hayan descubierto de la figura de Jesús que les haya tocado.

EQUIPO 1: Aspecto exterior.


Sin duda muy parecido al de cualquier otro judío de su época. Era como cualquier hombre y
también en sus gestos, dirá san Pablo (Flp 2, 7). Los evangelistas que anotan la vestimenta
de Juan Bautista, nada dicen de la de Jesús, señalando, con ello, que era la normal. Llevaría
ordinariamente un vestido de lana con un cinturón, que servía, al mismo tiempo de bolsa (de
ella habla Mateo 10, 9). Usaría un manto o túnica (Lc 6, 9) y sandalias (Hech 12, 8). Por las
narraciones de su Pasión sabemos que la túnica era sin costura y toda tejida de arriba abajo
(Jn 19, 23). En sus largas caminatas le protegería del sol el sudario que, después de muerto,
Pedro encontraría en la tumba (Jn 20, 7). Y siguiendo la costumbre de la época llevaría
también para la oración matutina filacterias atadas al brazo y alrededor de la frente. Más tarde
censurará a los fariseos, pero no por usarlas, sino por ensancharlas y alargar ostentosamente
sus flecos (23, 5). Jesús evitó, sin duda, tododetalle llamativo. Usaría barba como todos sus
contemporáneos adultos. El cabello lo llevaría más bien corto, a la altura de la nuca.

EQUIPO 2: ¿Un hombre normal? ¿Fue Jesús un hombre normal?


La respuesta no parece difícil: si por normalidad se entiende esa estrechez de espíritu, ese
egoísmo que adormece a la casi totalidad de nuestra raza humana, Jesús no fue evidentemente
un hombre normal. Sus propios parientes comenzaron por creer que había perdido el juicio
(Mc 3, 21) cuando hizo la «locura» de lanzarse a predicar la salvación. Los fariseos estaban
seguros de que un espíritu maligno habitaba en él (Mt 12, 24) por la razón terrible de que su
visión de Dios y del amor no se dejaba encajonar en las leyes fabricadas por ellos. Herodes
le mandó vestir la blanca túnica de los locos cuando vio que Jesús no oponía a sus burlas otra
cosa que el silencio. Y es cierto que, en un mundo de egoístas, parece ser loco el generoso,
como resulta locura la pureza entre la sensualidad, pero también lo es que no aparece en todo
el evangelio un sólo dato que permita atribuir a Jesús una verdadera anormalidad. Al
contrario: en su cuerpo sano habita un alma sana, impresionante de puro equilibrada. Un
equilibrio nada sencillo, porque se trata de un equilibrio en la tensión. No fue precisamente
fácil la vida de Jesús. Vivió permanentemente en lucha, a contracorriente de las ideas y
costumbres de sus contemporáneos, en la dura tarea de desenmascarar una religiosidad oficial
que era la de los que mandaban. Él, que no tiene una piedra donde reposar la cabeza, no habla
como un hombre que ha roto con todo, como un héroe de ascesis, como un profeta extasiado,
sino como un hombre que conoce la paz y el reposo interior y puede darlo a otros. Su voz
posee las notas más poderosas, coloca a los hombres frente a una opción formidable sin dejar
escapatoria y, sin embargo, lo que es más temible, lo presenta como una cosa elementalísima
y habla de ella como de lo más natural; reviste estas terribles verdades de la lengua con que
una madre habla a su hijo.

EQUIPO 3: Jesús, da razones de lo que dice, nada impone por capricho.


Y sus razones son más de sentido común, de buen sentido, que altas invenciones filosóficas.
Si manda amar a los enemigos, explica que es porque todos somos hijos de un mismo Padre
(Mt 5, 45); si pide que hagamos bien a todos, razona que es porque todos queremos que los
demás nos hagan bien a nosotros (Lc 6, 33); si está prohibido el adulterio, comenta que es
porque Dios creó una sola pareja y la unió para siempre (Mc 10, 6); si pide que tengamos
confianza en el Padre, lo hace recordándonos que Él cuida hasta de los pájaros del campo
(Mt 12, 11). Y todo esto lo dice en el más sencillo de los lenguajes. Jesús nunca habla para
intelectuales. Usa un vocabulario y un estilo apto para un pueblo integrado por campesinos,
artesanos, pastores y soldados. Realmente: la «pobreza» del lenguaje evangélico es la
condición de su capacidad de expansión «universal». Si, en cambio, hubiera estado arropada
por la riqueza de un lenguaje demasiado evolucionado, habría permanecido prisionera de la
civilización en cuyo seno nació y no habría podido ser comprendida por la totalidad de los
hombres. No habría sido verdaderamente católica.

EQUIPO 4: Un hombre que sabe lo que quiere.


El pensamiento de Jesús no es, pues, algo que conduzca a los juegos literarios o formales, ni
que se pierda en floreos intelectuales. Su palabra es siempre una flecha disparada hacia la
acción. Él viene a cambiar el mundo, no a sembrarlo de retóricas. Y aquí -en el campo desu
voluntad- nos encontramos ante todo con algo absolutamente característico suyo: su
asombrosa seguridad. Jesús es verdaderamente un hombre de carácter que sabe lo que quiere
y que está dispuesto a hacerlo sin vacilaciones. Jamás hay en Él algo que indique duda o
búsqueda de su destino. Su vida es un «Sí» tajante a su vocación. Había exigido a los suyos
que quien pusiera la mano en el arado no volviera la vista atrás (Lc 9, 62) y había mandado
que se arrancara el ojo aquel a quien le escandalizara (Mt 5, 29) y no iba a haber en su propia
vida inconstancias o vacilaciones. Su modo de hablar del sentido de su vida no deja lugar a
ambigüedades: No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores (Mt 9, 1 3). EI Hijo
del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido (Lc 19, 10). El Hijo del hombre
no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida para rescate de muchos (Mt 20, 28).
No he venido a destruir la ley y los profetas, sino a completarlos (Mt 5, 77).

No existe, no ha existido en toda la humanidad un ser humano tan poseído, tan arrastrado por
su vocación. Ya desde niño era consciente de esta llamada a la que no podía no responder:
¿No sabíais -contesta a sus padres- que yo debo emplearme en las cosas de mi Padre? (Lc 2,
49). Los apóstoles le amaban y temían al mismo tiempo. De Él, sin embargo, de no haberlo
confesado Él mismo en el huerto de los Olivos, hubiéramos dicho que no conocía el miedo.
Jamás le vemos vacilar, calcular, esquivar a sus adversarios. Pero el misterio no está en su
falta de miedo, sino en el origen de esa ausencia.

ACTUAR Y CELEBRAR
El camino de la cuaresma termina, sin embargo en este tema hemos conocido más de la vida
de Jesús y continuamos a su lado en esta semana que comienza, la semana santa, nos
preparamos para que entre como Rey a nuestras vidas, para cenar con él como sus discípulos
en aquella “última” cena, preparamos nuestros corazón para verlo sufrir, para estar con María
su madre, nuestra madre, ser aquel Discípulo amado que lo acompaña hasta el pie de la cruz,
seamos pacientes para aguardar su espera, vivir la vigilia en oración y con esperanza, y
gocémonos también por su Gloriosa resurrección.

You might also like