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IMPACTO AMBIENTAL DE LA FABRICACIÓN Y CONSUMO DEL PAPEL

Como es bien sabido, la fabricación del papel poluciona tremendamente. Aunque


no todo el papel tiene el mismo impacto ambiental, pues los procesos de
elaboración y su ciclo de vida son variables, por norma la producción de papel es
sinónimo de contaminación.

El sector papelero es una industria


que tiene mucho que mejorar, qué duda, cabe, pero no es menos cierto que reducir
el consumo y optimizar el uso y reciclaje del papel es responsabilidad de todos.
Consumo de papel: adiós a los árboles
Es fácil reparar en la gran presencia del papel en nuestra sociedad. Desde la
revolución que supuso la imprenta, y sobre todo los mass media, el papel está por
tordas partes.
A ello hemos de añadir el boom de los envases y embalajes en general en los
tiempos modernos. La era post industrial nos ha traído materiales de mil tipos, y el
papel tiene un sinfín de aplicaciones como tales, así como en forma de folios y un
sinfín de accesorios que usamos (y de los que a menudo abusamos) en la vida
cotidiana.
Su consumo por habitante es de una media de varios cientos de kilos por habitante
y año. En España, por ejemplo, cada español gasta una cantidad de papel
equivalente a cuatro árboles de 12 metros de altura.
Un consumo desmedido que varía de forma importante en cada país. Los
japoneses o estadounidenses gastan el equivalente a seis árboles de 12 metros y
los belgas más más de 8,5 árboles.
Por el contrario, entre los que menos gastan están Rusia, con 1,2 árboles por
habitante, Indonesia (0,67), India (0,23) y Azarbaijan (O,26). Aun así, a pesar de las
diferencias, si tenemos en cuenta los millones de habitantes que hay en el mundo el
resultado es alarmante.
Uno casi se pregunta cómo es posible que todavía haya árboles sobre la faz de la
Tierra. No en vano, según un reciente estudio de la Universidad de Yale al actual
ritmo de deforestación a los árboles les queda un suspiro.
En concreto, cada año se pierden 15.000 millones árboles, y si siguen así las cosas
en 300 años los borraremos del planeta. Además, tengamos en cuenta que el
consumo de papel es un indicador del desarrollo, con lo que el futuro pinta negro.
Tal y como nos recuerda Greenpeace, la destrucción de bosques autóctonos y su
sustitución por plantaciones forestales ha resultado muy dañino para el entorno y
sigue siendo un problema sin solucionar en buena parte del mundo.
No solo por la pérdida de hábitat para especies protegidas o por la desaparición de
flora en vías de extinción, sino también por el daño que supone para el equilibrio del
ciclo hídrico a nivel regional y mundial.
La sostenibilidad, qué duda cabe, sigue siendo una tarea pendiente. Pero eso no es
todo, porque una vez conseguida la materia prima, el proceso de fabricación añade
un daño ambiental que va más allá de la mera fabricación.
¿Por qué fabricar papel contamina?

Además de ese consumo creciente


a nivel mundial, paralelo al avance de los países en desarrollo, su fabricación
representa una enorme fuente de contaminación.
Incluso llega a afectar al medio ambiente desde la misma plantación de árboles.
Porque los bosques certificados no son todo lo sostenibles que parecen. Además
de ocupar un suelo que podría dedicarse a la alimentación, de acuerdo con
Greenpeace, se dispara el uso de herbicidas por la moda de utilizar semillas
transgénicas para mejorar la gestión industrial de las plantaciones.
Por su parte, la fabricación en sí es un contraejemplo de producción ecológica. Se
consumen grandes cantidades de agua, energía y madera. A su vez, necesita
muchos medios de transporte, con lo que su huella de carbono es elevada.
Todo esto tiene un impacto sobre el medio ambiente, y no solo porque se
consumen muchos recursos naturales, sino por la polución que supone. La
atmósfera y el agua se contaminan con químicos, afectando al entorno, como los
ríos y ecosistemas adyacentes.
Por lo tanto, todos los papeles polucionan y lo mejor sería no consumirlos. Y,
cuando lo hagamos, elijamos aquellos que respeten dentro de lo posible el entorno.
¿Pero, cuál elegir? La fabricación de papel reciclado es más ecológica porque
evitamos la tala y además se consume menos energía. Sin embargo, si los métodos
empleados no son limpios podría darse la paradoja de que un papel reciclado fuese
menos verde que otro fabricado a partir de la madera.
La certificación ecológica nos orientará sobre la mejor elección para, sin dejar de
consumirlo, disminuir nuestro impacto sobre el planeta.
¿Un futuro mejor?
No es necesario hablar de futuro para encontrar papeleras más ecoamigables.
Aunque son todavía una excepción, haberlas, las hay. Se caracterizan por su
apuesta por lo que llaman la nueva bioeconomía.
Utilizan recursos renovables y reciclables y fabrican productos más ecológicos que
las tradicionales. El papel ecológico, sea o no reciclado, tiene un ciclo de vida que
se caracteriza por un menor impacto ambiental.
A su vez, la voluntad que demuestran los ciudadanos reciclando el papel es loable,
qué duda cabe, pero ese papel que se echa en los contenedores no siempre se
recicla. En España, sin ir más lejos, solo se recicla un tercio de los desechos
urbanos.
Así las cosas, es fácil entender que un futuro sostenible pide mucho más
compromiso. Y, como obras son amores, la solución que se necesita pasa por
tomar medidas en muchos sentidos. Las tres erres, aquello de reducir, reutilizar y
reciclar son parte de la solución, pero poco podemos conseguir sin un abandono de
las técnicas de producción tradicionales.
Información y fotografías tomadas de EcologiaVerde.com

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