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eee S7ORGE BRAND Es EL LIBRO DE LOS CANTARES S sabido quejentre el gran némero de esctitores de un pe- rriodo, muy Pocos son los que al cabo de algunas generacio- nes siguen siendo Ieidos. De entre un enorme mimero de obras quedan muy potas, aisladas, que siguen siendo leidas. De entre Tos espiritus del periodo que ya de 1820 a 1848, son muy po- cos los que en nuestros dias siguen siendo conocidos y leidos fuera de Alemania. Naturalmente en Alemania son leidas mu- ‘chas obras de aquel periodo: pero de entre aquetias obras n0 ‘son muchas, relativamente, las que ocupan a los mis. | ‘De manera que la yyrimeéra y mas grosera critica es ejercida Beep eames abr) tantos ycnancos,afcs Hos com pran sas ‘obras de tal o cual escritor, mientras que de las ‘obras de otros salen de continuo nuevas ediciones ro esto de que un escritor sea leido por mucho tiempo por muchos, nc es todavia sin mas una prueba de su valer. No 3 prrutba de que pertenezca a los mejores, sino s6lo de que per- tenvce a los mis amenos y a los mis difupdidos. Pero la difu- si6n, puede ser e:totbada por la alta cultura’y Ia excelsitud del al- ma; aunque, por tegla general, idades aseguran la du- X De los poetas de los afios treinta y cuarenta s6lo Heine es Ieido mucho y continuamente, fuera de Alemania. En Alema- nia es juzgado y considerado como la ortiga en la huerta de la Titeratura; los, historiadores se lastiman en él los dedos y le maldicen. En las historias literarias y en los articulos de las ga- cetas prociaman por envejecida su prosa ¥ su poesia, al tiempo que sus obras, desde que pasaron a ser bien comtin, son dadas en inntimeras ediciones nuevas. Pero fuera de Alemania su fama vive no s6lo indiscutida, sino que en continuo crecimiento y enaltecimiento. En Francia preocupa a los mis espirituales como si fuese un coeténeo, En todos los paises rominicos y eslavos el nombre de Heine serd ne : Wadernos literarios de Oriente y Occidente $$$ _ siempre uno de los primeros en las listas de los cien mejores libros. En Inglaterra se ponen en estas listas, de ordinario, no- venta libros ingleses y diez extranjeros: pero Heine esti entre estos. Esta fama universal no reside solamente en las peculiares eualidades de Heine, sino también en que hay en su obra gran- ddes partes para las cuales slo es menester una cultura inferior, ¥ para cuya apreciacién deleitosa tampoco se necesita excelsitud de alma; al contrario, 1a excelsitud de alma pudiera estorbar ese de- Keite, Pero no por esto es menos verdad que su fama reside en haber sido su falento el mas grande de su orden entre sus con- tempordneos. . we El libro de Heine que en nuestros dias més popularidad tiene y.a quien va Jigado especialmente su nombre es sa “Libro de,los Cantares”, del aiio 1827: y se compone de grupos de composi- Giones de diversas época | ‘Cuando era estudiante en Bonn, Heine fué arrebatado| en alto grado por el fundador de 1a escuela romantica: Ia persona- Tidad'de A.W. Schlegel le ata tanto como su doctrina. Admira en él al hombre que llevé la poesia alemana de lo innatural a a verdad. A esto se afiadia Ia ¢legante actitud del distinguido maestro, su tono mundanc, sy conocimiento de la buena so- siedad y de las personalidades famosas en la época de Heine. Fuera de esto, conmovié a Heine la bondad con que Schlegel Te acogié a él y sus primeros.ensayos poéticos. Es a Schlegel a quien debe su temprana iniciacién en los secretos del arte métrica, y, lo que ain més vale, su confianza en su talento y en su gran porvenir. ' oy ee ‘Ya en su primer articulo sobre el romanticismo de 1820 ‘expresa Heine su agradecimiento con el mismo aliento con que ‘expresa su fe roméntica. Protesta aqui contra la opinion de que el romanticismo sea una “‘mixtura de esmalte espafiol, de nieblas ‘escoxesas y de sonsonete italiano”. No, el romanticismo no es [por su naturaleza, ni impreciso ni turbio u oscuro; y sus represen- faciones pueden ser trazadas con los mismos contornos plisticos ‘eon que las de la poesia clasica. “De ahi viene — escribe — que inuentros dos mayores roménticos, Goethe y A. W. Schlegel, en Jorge Brandes :: EI Libro de fos Centares sean al, mismo tiempo nuestros dos mayores plisticos". Cita a una el “Fausto” de Goethe y la “Roma” de Schlegel, por ‘modelos de contornos plisticos, y, al fin, sentimentalmente, ex- clama: {Ojala tomaran a pecho esto aquellos que tanto gustan de llamarse schlegelianos! ‘Acuérdense de este pasaje los que no conozcan las relacio- nes de Heine con Schlegel sino por aquel sucio salteo a la vida privada de Schlegel, practicado en la “Escuela romintica”. Ast mismo, a A. W. Schlegel fué a quien Heine dedicd sus tres pri- ‘meros sonetos. En el mis antiguo le da las gracias por 1a perso- nal benevolencia, y dice cuinto le debe; en el segundo le alaba por sus servicios al arte poftica alemana, por haber venido a ser el libertador de la musa de su condicién subalterna, cuando se hallaba ella vestida a lo rococs, con lunares que la'hermoseen, sobre las mejillas enjabelgadas; en el tercero, le ensalza por la introduccién de 1a poesiz inglésa, espafiola, antigua alemana, liana ¢ hinda en la modgena literatura alemana, E} acento es aqui ércusiasta: / p | schlimmate Wem? des Zwcifels Dolehgedanken, 3 acliminate Gift an|eignee Kraft verzagen Das wolle nie fast der Lcbens Mark zernagen; Ich war om seine Stdtzen sank’, / | Da mochtest Du das seme Reis bell: ‘An Deinem.gilt'gen Wort lisst Du ‘Und Dir, mein hoher Meister, sott ih (ete.) Bajo esta influencia roméntica escribe Heine sus mas anti- gos versos, puramente roménticos, de estilo arcaizante. Versos como los siguientes: Die du bist so schdn und rein, ‘Wunnevolles Magedsin, Reinem Dienste ganz. ailein ‘Méchr'ich wohl mein Leben weiba. Deine sisson Augelein Glinzen mild wie Mondesscheio, Hille Rosenlicheer steeun Deine roten Wangelein. 69 Cuadernos literarios de Oriente y Occidente Eso recuerda vivamente a los més antiguos versos interca- Jados en las Mirchen de Tieck. En a sola composicién de que estin tomadas estas estrofas, salen palabras como éstas: Mage- dein, Augelein, Wangelein, Miindehen, Weiland; todo un esta- do mayor de diminutivos y arcaismos. El mas cercano modelo de poeta para Heine era un amable poeta alemén, ef que, en 1827, de no mis de 31 afios, vino a morir: Wilhelm Miillet, autor de unas canciones, especialmente conocidas por la musica que les uso Schubert, los llamados Miillerlieders, y de “canciones de jos griegos” que en su tiempo obtuvieron no poca consideracién. A Miller le escribe Heine en una carta del 7 de Junio de 1826: “'Soy lo bastante grande para confesarle, francamente, gue mi pequefio metro del Intermezzo no tiene una semejanza solo canal eon ef metro acortumbrado de sted dno aie, wero similmente, debe-a las canciones de usted su més escondida ca- dencia... Desde muy temprano dejé que obrase en mi el lied popular slemén: mas tarde, cuando estudiaba en Bonn] Augus- to Schlegel me revelé muchos secretos métricos; pero sdlo en las eancionts de usted creo haber Balisdo ‘por primera vez el sonido puro y la verdadera sencillez a que siempre he aspirado. Qué Timpias, qué claras son sus canciones: y son todas populares, En ‘cambio, en mis Pcie ‘es a forma en-cierta medida popu- lar; el contenido pertenece/a Ia sociedad conyencional’”, | En Miller apreadié Heine por primera vez, cOmo de las for- mas de las viejas canciones populares se podia sacar muevos lieder. Para ver con los propios ojos cémo nace-y se forma ef estilo de Heine, bata compaarciertos vereoe de Mller son certor verte ie Heine. En Miiller se dice: AWie sassen so traulich beisammen Und schautien nach der See, Im kiblea Erlendach, ‘Wir echauten #0 traulich zusammen En Heine se dice: Wie ssssen am Fischerhause Un schautten nach der See Und sticgen in die Hoh’? Die Abendnebel kamen 70 ee Jorge Brandes :: El Libro de tos Canteres pith ee NS ‘Y asimismo esta tiltima estrofa, cudm cerca est de esta otra de Miiller: Die Abendnetel sinken Bede fall und ee Estas Jineas son la introduccién de una grande y hermosa composicién, ““Vivac de pastores en la Campagna romana”, cu- Yo contenido esencial esta constituido por el canto nostalgico del pastor por su muchacha, Cuanto no aprendid Heine de esta es- trofa, donde la moza es descripta: ‘Und sinnt und spinat und schanet Hiinab ins eb'ne Land, Verdad que en Miller el idilio. no es perturbado por nin- gin viraje del humor; eb no tiene el diablo en el cuerpo, y el “tempo” del suave ite se conserva hasta el final de la lo He comzosicidn. Pero, atin si, no esta en. esto la clifefencia princi pal entre este estilo y el : también Heine. si quiere, puede ‘por’ momentos mantengr al través de toda una composicién, un toro plicido y benigno, La diferencia decisiva esta en Ia enorme densidad y en lo comprimido del estilo de Hein ‘con 1 estilo de Miller. Heine da en una/estrofa, dos, lo que el otro expresa en diez, Lo nuevo|en su estilo lirica es el ser tan denso y tan com- primido, como nunca lo fué iguno. Sus. composiciones son como puros resiimenes. Dan una perfumada quintaesencia de pasién, de experiencia de la vida, de amargura, de ingeniosi- dad, de burla, de humor y de fantasia: wna quintaesencia de ‘poesia y, prosa a Ja vez. Los psicélogos hablan de una densifir cacién ¥ compresién de los pensamientos: Comparada con la snanera de pensar del maestro, la del discipulo es mas densa y comprimida. En Ja historia de toda técnica puede seguirse el ‘curso de una creciente densificacién. En otros tiempos no ha- Dia sino relojes de iglesia; ahora se llevan relojes de bolsillo. Quiere esto decit que en otros tiempos Ta _mecinica habia me- nester el recipiente ciibico de un reloj de iglesia para contener Jas ruedas y resortes, que hoy se pueden contener en un reloj de bolsillo, De igual modo en més de una tragedia antigua no hay ', comparado fa lo mis en oe TT one Ww ¥ Occidente Jorge Brandes El Libro de los Cantacee a iis pensamientos ni més sentimientos que en una composiciSn Dal wo Monten biz de algunas estrofas de Heine. Us ob Felgen Su estrofa tiene, pues, sobre la de Wilhelm Miller, no s6- Und scaver aut dem Rbein, {lo Ia ventaja de su contenido més pasional, sino de su estilo mas comprimido. Heine debe 2 Clemens Brentano el motivo de ‘su composicién més conocida y cantada en Alemania: el lied de la Loreley: “Ich weiss nicht, was soll es bedeuten”. Brentano, ya en su Godwi, del afio 1802, publica una ba- Tada con el titulo de “Loreley”’. No se trata alli de una sirena, no de una moza de Bacharach, del Rhin, 1a que era tan hechice- a que todos los hombres se enamoraban de ella, Ee acusada de brujeria. Pero el obispo que ha de condenarla a la hoguera, se enamora él mismo de ella; 1a moza, por su pacte, se desea Ja muerte, porque el tinico a quien ama le ha vuelto la espalda y se Sie ise die chine Lore, Sie hat Dirs angetan, Ce.) ‘“Témese ahora 1a composici6n de Heine, famosa en todo el mundo. Fué primero cancién de estudiantes, més tarde también ‘earcién del pueblo. Emociona y dersite por Ia tierna combina- hha marchado; cuando el obispo la hace traer al monasterio, por ‘ién de Ia melodia con el teato, Es indudable que fué wna imi- al cariino-se trepa a una roca, Lurlei (Lei quiere decir’ roca de pizacra), y, movida de desesperada nostalgia por el amado que tacién directa. El motivo es el-mismo, el metro del verso es el ‘mismo; hasta las rimas ex algunas partes son las mismas; blitzet- Rete co precivita abajo en el Rina sitzesy ca_vez de an-gethat, dice Kabn-gethian, Peco con todo En el afio 1811, el escritor Nikolaus Vogt se sintié mo- eso, iqué diferencia! Aqui ha venido a agregarse el tono y hu- ido d componer una llamada saga del Rhin, y 15 di6lpor ane mor. Primero es el punto de partida, personal, la mélancolia, tigua. La Loreley, comino del monasterio, llega|a ver a/su ama- ‘no explicada, bajo cuya impresién el narrador no puede Ii do que se aleja por el Rhin, y, de-dolor-por-no haberle podido brarse| del pensamtento de \una vieja leyenda: luego, conquistar para ella, se precipita abajo. Tres de sus enamorados, tantinea visién, el cuadro preciso, claro, del pyisaje al punto Ia siguieron, De ahi que una roca ceréana de aquel 1u- Die Luft i KtbI und es dunbelt, gar se Ilame roca de los tres caballeros (Dreiritterstein). Este él- Und fuhig fest, der Risin | timo episodio quizé fuera sugerido por-el-final de la composi: eee ae cién de Brentano Be nme gee net Bi ster pf de ce, Thr pln Goce it, Und immer hace gekdongen Sie Kloume thr golden Has , Yon oben Falsastela; | ____Finalmente, es el elemento de pasién demoniaca quien aqui He | s ha agregado: que es Jo que no supleron poner los que antes Love Lay! | que él trabajaron en este motivo. Heine presenta aqui una poten- Lore Lay! Lore Lay! | cia atractiva elemental, a que tiene parentesco con aquella que \Goethe con medios mas sencillos y con mas profundo efecto, pre- ‘penta en el “Pescador”. Pero Goethe, de conformidad con su modo de ser, describe cémo en silencio se hace la skductora per- turbaciGn; Heine, de conformidad con su modo de ser, describe tun relampagueante, conmovedor, irresistible furor. De esta saga, tan arbitrariamente inventada, tomé el con- ‘de Loeben, en 1821, Ia materia para su composicién “‘Loreley”, _ donde la moza, tras su voluntaria muerte, es convertida en una ‘ ¥ con su canto atrae a la profundidad a los navegantes allt pasai cael Cuadernos litererios de Oriente y Occidente “Junge Leiden”, 1816-1821, el primer grupo, tiene va- rias divisiones: Traumbilder, Lieder, Romanzen, Sonette. E. contenido es de remembranzas de su infancia de Diisseldorf, dul- ces cuadros de los felices dias de la nifiez, el amor de la madre, el culto de Napoleén, mucho romanticismo catélico de la r- yn renana, danza de los muertos con ronda de esqueletos «n los cementerios, y toda suerte de visiones de suefio. Aqui suenan acentos de broma, drolaticas quejas por apremios de dinero, cau- sados cuando los ducados desaparecen demasiado pronto, estri- dentes tonos, cuya fuente es la humillacién sufrida por el pceta ‘como aprendiz de mercader, muy luego fallido, entre los hem- bres adinerados de Hamburgo. Aqui se hallan expresiones de su Pe st a henchidas de vivos sentimientos de amis- tad y de juvenil entusiasmo por aquel A. W. Schlegel que des- collaba en Ja Universidad tanto como en ta literatura; y Iuego, efusiones germano-patriéticas en el estilo que llaman Burschentil (a lo estudiante), pero que Heine pronto desecha. Aqui se ha- lan expresiones de pasién por el amor propio y Ia conciencia del propio genio, y preocupaciones amorosas, y_quejas Dor, varios motivos: primero nostalgias de amor en Ia manera de ET. A. Hoffmann, mezcladas con hhorrores de cementerios; luego, ex- plosiones de salvaje desesperacién por la nétfida que Ie dié el golpe de muerte, y que-en sus bodas con otro, le bebe ta sangre y Ie devora el corazén. En la composicién “Die Fensterschan”” el Tumor hace excepcionalmente una transicién en el sentido de Gierta_grosera alegria. Las més perfectas de estas composiciones de juyentud, cu- ya forma es enteramente a lo arcaico, son: “Anfang wollt’ ich fast verzagen’’, que es el primer ejemplo del estilo comprimido de Heine; luego, un par de sonetos, mucho més apasionados de Jo que suclen set los sonetos alemanes: finalmente, entre los ro- mances, “Belsatzar”, donde es verosimil que haya sufrido la in- fluencia de las ‘“melodias hebréicas” de Byron; y la insuperable eomposicion de los dos “Granaderos”. Esta composicién supera a todo lo que se ha becho en su género afin en Francia. Ni si “quiera aquella obra maestra de Beranger, ‘‘Souvenirs du peuple ipuede ser comparada con la de Heine, asi por Ja sencillez como Th - Jorge Brandes :: El Libro de tos Cantares SS pot la grandeza, no obstante haber expresado mejor que ninguna ‘otra composicién, con modo emocionante y ficil de alcanzar, el ‘espiritu de Ia leyenda napolednica entre el pueblo francés. En los Granaderos de Heine el ritmo de cada verso correspon- de exactamente al sentido y al contenido: los quejumbrosos yam- hos: Der andre sprach: Das Lied ist aus: Los fogosos anapestos: Dann reitet mein Kaiser wohl iiber mein Grab. Se lee, sin sentir- se especial molestia, el imposible pedido de llevar el cadaver a Francia. Y Ja estrofa principal: Was schert mich Weib, was schert mich Kind. En cambio, la protesta del granadero por sen- tirse atado a su mujer e hijos, hace contraste magistral por su tono salvaje, con Ia sentimentalidad del estilo de romance Solo aparentemente trata esta composicién de no mis que de Ia lealtad para con Napoleén; ensalza Ia inflamada lealtad para con el jefe guerrero, el infinito entusiassio por Ja gran personalidad en ge- neal. Vf El, don de describir én fa Iftiea por medio de Ia|presenta- ién de figuras, era comiin de Beranger y de Heine. Peto Beran- ger era un autor de canciones, y Heine un genio, Los Granade- ros comienzan como casi todo en Heine, muy quieta y muy sencillamente. Nada més lejos de que las arremetidas. liricas de Victor Hugo: Lni, toujours tui! No. obra por expresion di- recta, sino por Ia pintura de lo menor, de fo pequeiio, en que la gran historia se refleja, y que es quien dy/Ia medida de ella, hasta que finalmente del sencillo didlogo-surge Ia exaltacion de una visién de suefo. 5 so La parte siguiente, que Heva el raro titulo de Intermezzo Trico, porque en 1823. precisamente, aparecid por primera vez con oficio de entreacto litico entre las dos tragedias Almansor y Ratcliff: trata de lo mismo que la primera, pero en forma mis peculiar y con més libre modo artistico. El artista lo mas que ‘hace aqui es tratar de sn antigua cuita de amor, su entusiasmo por su prima de Hamburgo, Amalia; y hace esto con toda li- bertad, hasta como por juego; por donde alguna vez, aqui y alla, le falla la expresién. El lector por momentos no cree mu- cho en Ia seriedad de este sentimiento; se vuelve perplejo frente a estas repetidas expresiones que pretenden dar la seguridad de 5 Cuadernos Literacios de Oriente y Occidente una pena mortal, con Ia cual sin embargo se sigue viviendo y ‘ejerciendo sin interrupcién el oficio del arte. ‘Mas era muy natural que Heine tornase de nuevo a Ia pri- mera y a la misma pasin, por mas que hacia ya tiempo que ella carecfa de fresco alimento. No habia experimentado hasta alli ninguna otra que se le pudiera comparat en su alma, ni por la fuerza ni por la significacién. Era y permanecié siendo el més importante acontecimiento de su existencia. Parece ser que la dicha que alguna vez. esta pasién Ie trajo, habia sido de Jo mis fugitiva; cuando por vez primera, cant6 su amor, se de- fuvo por eso exclusivamente en su pena de amor, en Ia falta de correspondencia para su sentimiento, en el abandono, Ia trai cién y fa frfa crueldad de fa amada. Ahora, cuando s halla con mis libertad frente a este amor, comunica toda esa historia, ya real, ya posticamente elaborada: a partir del dia en que nacid, hhasta la hora en que é murié para fa amada; y no contento (eon Mevar ef cuss0/de esta historia sentimental hasta la catistrofe, da a esta pasion atin mayor frescura y mayor riqueza, encu: drando cacla uno de sus momentos cn un marco de vida de la naturaleza y de sentimiento de Ia naturaleza. En fos Traum- Wilder reinaba| siempre 1a noche. Aqui reina ia germinacién, el canto de los péjaros y ef resplandor de tas estrefias en el tiem- po de primavera. i Que la primitiva ternura/atribuida por Heine/a la amada, no fué nunca sentida por ella para con él, y slo es invencién de Heine, de todo punto ajena a como en realidad pasaron las cosas: e30 se descubre en el propio Heine, quien, sin quererlo, se traiciona cuando pinta escenas de ternura entre él y Ia ama- da. Porque alli el amante jamis es poseyente, antes, ain en el instante del abrazo, slo es leno de deseo vehemente: Und wenn mich dein Arm gewaltig umscliest, Serb" ich vor Liebesebnens Este afortunado amante que, cuando se encuentran las fla- mas, muere todavia de deseo, se denuncia con eso por preten- diente en realidad muy insatisfecho. De Jas composiciones puramente eréticas son por esto las ‘nds excelentes aquellas que describen el anhelo de amar, y aque- las que expresan el doliente final de un negocio de amor. Entre Ths composiciones tiernas y nostilgicas brilla particularmente la 76 Jorge Brandes :: El Libro de tos Cantares graciosa composicién oriental “Auf Fliigeln des Gesanges, Herz- Tiebchen, trag’ ich dich fort”, cautivante por el exético cardcter de la India alli descripta y por la delicada intimidad del senti- miento. Heine alimentaba el deseo de ir a la India, como Goethe el de ir a Italia; a orillas del Ganges sentiase espiritualmente en su patria, como Goethe a orillas, del Tiber. Es verosimil que haya sido el sanscrit6logo Bopp, sa maestro de Berlin, quien, con sus lecciones, desperté en él por primera vez el sentido de aquel oriental pais de ensuefio: por Io demés, para las representa- ciones de este motivo, emplea el estilo romAntico de leyenda. Es- te estilo lo hered6 él como legado que le correspondia, y lo em- pled en la pintura de Io Iuefie y atrayente, conformandolo a su individualidad. Con igual sentido escribié Heine el lied de ta flor de Loto, Ja que teme el esplendor del sol; composicién por todo extremo Braciosa, con un tono de inocencia propio de la flor, y con una Virtud de ardor sensual co: as composiciones poéticas, Aqui el deseo del alma y de los sentidos llega casi hasta lo histérico; por cuanto el poeta no se contenta con mostrar el cdliz del loto ‘como florecé, se enciende, brilla, perfuma y tiembla, sino hasta Te hace Horar, cuando la luna, su amante, despierta a Ia flor con sus rayos. | Junto a estas composiciones de nostalgia y He deseo, estin Jas de renunciamiento, las que expresan 1a agonia mortal del ‘amor: son las mis profundamente sentidas, Bljemplo més emi nente de entre ellas le ofrece la composicién 59 del Intermezzo Ia que, en su primera estrofa, describe cmo una estrella, la estre- Ha del amor, cae del cielo; en 1a segunda estrofa, cémo los péta- Jos de Ja flor del manzano, caen del Arbol; en Ta tercera, cémo ‘un cisne se hunde en su tumba de olas; hasta que todo se resume en a estrofa final: ll und dunkell Bi Der Stcen ist Knisternd zersioben, ‘Verklungen das Schwancnicd, Es muy caracteristico de Heine ef que, con ser como es tan Mena de sentimiento esta composicién, ninguno de los tres espec- téculos naturales oftecidos por ella, hace Ia impresién de lo vido. Antes estén alli como simbolos de la imaginacin, arbi- ee Cuadernos litererios de Oriente y Ovcidente trariamente combinados. En mitad de esta exaltacién visiona- ria ha sembrado composiciones del todo diferentes por el modo y sentido; porque son con motivo de amores mucho mis ficiles. Las més atrevidas de entre ellas las dejé fuera del “Cancionero”. Por ejemplo, ésta: Du sollst mich fiebend umscfiessen, Gelicbies schénes Weibt Umschling mich mit Armen und Fissen Und mic dem geschmeidigen Leib! ‘Otras ha conservado; por ejemplo ésta: Die Welt ist dumm, die Welt ist blind, con la pintura de la blandura de los brazos y de 12 quemadura de los labios. Pero asi mismo se encuentran ‘otras estrofas epigramaticas de carécter serio y apasionado. Por ejemplo, ésta muy conocida: Ich hab’ dich geliebet und liebe dich noch. Finalmente, con una trivialidad voluntaria, en Ia eleccion de las palabras, y deliberada con miras al efecto, ha vulgarizado aqui Heine el caso de su vida que le hizo poeta erético. Especial mente se ve esto, en la composicién, de tono tan genecal,, con- tra lo que Heine acostumbra: aquella que dice: “Hin Jiingling liebt ein Madchen”. Vy + A esta parte signe 1a coleccién’ de composiciones titulada “‘Heimkebt", escritas entre 1823 y 1824 en Hamburgo y Cux- haven. Lo de regreso a !a patfia lo dice el poeta pot cuanto vuel- ve a ver Hamburgo, donde habia pasado su historia de amor, y donde, a la vista de todos los Iugares conocidos, se abrieron de nuevo sus viejas heridas, A este tema predominante de esta co- Ieccién, se agtega otro: el de la primera visin del mar, hasta en- tonces atin no cantado en la poesia alemana, Aqui se entremezclan con las quejas por la amada perdida, suscitadas por la vista de los lugares donde aquella vieja trage- dia pasé, nuevas impresiones y nuevos cuadros, Primero, Ia an- tigua pasiOn vuelve a estallar con violencia; él cavila sobre el viejo tormento: en Ia ciudad su 4nimo no tiene sosiego: le pa- rece como si las casas fuesen a caérsele sobre Ia cabeza, y que las salas donde ella le prometié fidelidad, van a desplomarse sobre 41. Lo nuevo en estos lieder del amor desdichado es el odio vio- lento, salvaje y siempre igual que se enciende sobre fa tumba de su dicha amorosa, ! eee . Eee Jorge Brandes :: EI Libro de los Cantares SS En el viaje se topé el poeta a los parientes de fa amada: I hhermana menor se Je parece exactamente, y mas cuando se tie; tiene Ios mismos ojos, que tan desdichado le hicieron, En una carta del 23 de agosto de 1823 comunica a su mejor amigo que “ha injertado una nueva estupidez en la antigua’. Frnst Elster, después de haber estudiado escrapulosamente las cartas y poemas de Heine, ha podido mostrar cmo, sin duda alguna, por aquel tiempo el primer amor de Heine, por Amalig, el cual tan insatis- factorio final tuvo, fué disipado por la pasién a Teresa, la her mana, ocho afios menor que Amalia, Fué violenta la nueva siGn; pero, al parecer, realmente tampoco fué correspondida, lo mismo que Ja primera pasién juvenil. De abi estos conocdos versos: Wer zum ertenmale tbs, e's auch glicklos, is ein’ Gott Aber wer zom zweitenmate Glickios lisbs, der ist cin Nart. | En el afio 1828 Teresa Heine se comprometi6 y $e cas6 con un doctor en jurisprudencia por la Universidad de Halle; entre las composiciones del legado de Heine, se ha hallado mor dientes rimas burlescas contra el novio y contra aquellas |bodas. ‘Tenia la poco cabailleresca costumbre propia de los poetas, de Vengarse con la befa, |cuando era rechazado. Pero la composi- ciones de la “Heimkebr” no contienen, donde aluden a Teresa, nada de la amargura y del odio que se manifiestan en Heine tana menudo contra la hermana mayor. Al. la hermosura de Tere- 4, sus deliciosos ojos, 'su_pureza: es-ella-como una flor, él ado- ra en ella como otros en Pablo y Pedro o en la Madonna; y li ha contra sus sentimientos, asustado de este nuevo amor. El or- gullo le impide declararse, tanto como Ia timidez; para ello has- ta seria lo mejor no quererle; é1 mismo ha Procurado a veces es- torbar en ella la germinacién de este amor: pero ahora, cuando tan facilmente lo ha conseguido, su ansia de amor vuelve a abrir- se paso. Tiene él demasiado orgullo para hablar de su amor y de su tormento; hace bromas y se burla, mientras que por den- tro se desangra; pero ella no le comprende, ni ve como su cont. z6n tiembla y se quiebra, De ahi estos vers ©, dieser Mund ist viel zu s:olz Und kann nur kissen und scherzen; eek Cuadernos literarios de Oriente y —————_—_——— Ex spriche villeicht ein hobnisches Wort ‘Wahrend ich stebe Vor Schmeczen. Pero esta vez la amenaza de matarse no es literal, Porque en otra composiciOn, dice con toda franqueza: lab nicht, dasa ich, mich erschiese Siam auch ce Sachem mca! Das ales, meine Sse Ist mie schon einmal gehen Sin embargo, también esta vez ha sentido profundamente y padecido, mucho. Por raro que suene, el amor de Tas primas, Aunque ordinario, es la primera y més efimera etapa en la vid: amorost, Y tna como introduccion a 1a verdadera_ experiencia erotica: para el joven Tine fg la ica pasion aria ¥ 0, dd jera que conocié (1). Y afin en los afios « ; anges obo Setintearo leg6 a fener, mi aproximadanyentey is rza de aquella doble pasion de su juventud por aqu ee cuyos tipos el de la segunda represent6 para el do él tipo amado de-fa primera. iy enaeiGon las possies llenas de sentimient9 que se refieren a esta parte de la historia de su alma, ba enfretefido Heine, comoen el Intermezzo, otras pequesias composiciones, sobre amorios de ricter mende serio, Dejé fuera, del Libro de los Cantares, varias de las mas chocantes, aunque primero las habfa puesto en la “Veimkehr’. Por ejemplo esta tan divertida como/insolente: ee mich nicht, mein sel Gres Kinds nich nicht water den Linden: cher za, Hause sind, ‘Wied sich schon alles finden és fuerz es la doble Bn esta parte, Io que con més fuerza se destaca, es Ia doble virtud del canto y de Ja pintura. Fuera de su talento para I fusion lirica, Ia cual en él, a pesar de lo mezclado de su pasién, (1) Anz po de Teafance o9 cle fon ite a0 wea file 4 fete EOE UN) LSI Jorge Brandes :: Ef Libro de tos Cantares —— guena como el no nada artificioso grito del corazén de un hom- bre moderno; ademas pone aqui Heine una virtud del todo pecu- iar en pintar; forma figuray con luz y sombra y color, sin con tornos. Aqui se tiene Ia escena en la callada casa del pirroco, con Ja familia dividida y desesperada por el altercado. (Der bleiche, herbstliche Halbmond).. El hijo quiere ser bandolero, la hija ven. derse al conde, Por mas vivaz que sea la representacién de esta escena, no es ella de lo mejor; tiene demasiado romanticismo en vejecido aquella ocurrencia de hacer que el padre muerto, en su negra vestidura sacerdotal, Hame a la ventana. En cambio, es de todo punto magistral la composicién siguiente (Das ist ein schlechtes Wetter), donde la vieja madrecita, tarde de noche, bajo Ja tormenta, va vacilante en Ia oscuridad, a hacer las compras en Juger de su hija grande y hermosa, la que yace, adormilada, en el aillén de su casa, con los rizoe de oro que le exca sobre el dulce semblante: hace eso el efecto de wna antigua pintura ho- Tandesa. g Pero ain més ecu el grupo de las ocho composicio- nes esctites durante su residenc suxhaven. “Wir fassen am Fischerhauise”” es un pequeiio milagro de poder artistico: en la conversacién con Ta moza, delante de la eabafia del pescador, son pintadas con muy pocas palabras la lejana India y fa remota ‘Thole. En el Ganges todo es perfume y buillo: flotecén Arboles gigantescos; hermosas gentes calladas se arcodjllan ante flores de oto: en Laponia lag gentes son sucias, dc ¢ ocas, ete. Después vienen alegres composiciones sobre mozas livianas, como aquella sobre una moza que él anda buscando por toda la dindad, y la encuentra en un hotel de Iujo, 0 sobre aquella otra moza, en cuyo corazéa tienen alojamiento los hiisares azules, Finalmente, se encuentran aqui algunos aislados casos epi graméticos, sabidos hoy de memoria por todo el mundo: pero que en aquellos tiempos encendieron la sangre contra Heine. Par- ticularmente la famosa estrofa que dice Selten habe Ihe mich verstanden, Selten auch verstand ich Buch, Nur wean wit im Kot'uas fanden, So verstanden wit une gleich Es apenas concebible que se haya alguna vez atribuido a aD Cuedecnos literarios de Oriente y Occidente [naan estos versos el cardcter de una confesién de sucios instintos. Sé- To son un palo para aquellos que se sienten inmediatamente atraidos hacia todo pasaje edeabroso de un libro, y alli se de- moran, “Tampooo es. mas justifieada la acusacién moral contra la pretendida vulgaridad de este salto de Jo sublime a lo bajo del eurso de un pensamiento en las composiciones de Heine, Un eiemplo tipico de este brusco eambjo de estilo y humor, es el fi- nal de 1a composicién “Der Friede”, del grupo de los lieder del ‘Mar del Norte, Esta composicién no fué xecogida por Heine en su “Buch der Lieder’. En ella ve Heine a Jesiis como al prin- cipe de la paz, y de la manera como durante la calma marina, camina, tamaio como un gigante, envuelto en blanca vestidu- ta flotante, sobre la tierra y sobre las aguas. Su cabeza se yergue hasta el cilo: Tleva por corazén en el pecho al rojo sol lamean- te, y asi este su corazon, envia resplandecientes y célidos rays sobre la tierry’y el mar. Luego este tono se quicbra por 14 me- moria, sibitamente surgida, de un miserable, hipécrita chafallén de Berlia, Bs uno que, siendo de flaca cabeza y rifiones, s6lo es fuerte en la fe; qué no daria el tal por poder inventar seme- Jjantes cuadros, y con ellos reptar hasta la altura de consejero de Ia corte, en la piadosa ciudad sobre el Spree: cémo sofiaria en- tonces con un aumento de salgrio. Sin duda que aqui les ha echado a perder Heine a cus lecto- tores la hermosa visién primera, Ha despedazado su composi- cién, ha hecho saltar su ‘melodia con desarmonias estridentes, solo’ comparables a muecas: pero con todo ¢50, se comprende muy bien cOmo la primera composicién ha despertado por con- traste, [a asociacin de ideas con Ia siguiente, sin mediar artif Gio alguno, antes con toda naturalidad, conforme a las experien- Gias de un posta de la vida moderna; y en todo caso no 8 jus- tifica el decir que esta asociacién de ideas, este salto del pensa- miento, sea signo de bajeza mental. Al final de 1a Heimkehr hay un par de composiciones, in- solitamente profundas y acabadas, y ya se distinguen del montén de los lieder menores por una colocacion de las rimas desacostum- brada,en Heine, Una de ellas, “Dimmernd liegt der Sommera- bend”, describe a Ia hermosa doncella de los elfos, la que, al r3- yo de la luna, se bafia en el arroyo, ¥ es leve ¥ perfumada como cnimpees Jorge Brandes El Libro de los Cantares a, vu paisaje de Corot. La otra composicién, por su factura ritmi a pertenece solamente a as composiciones de la Heimkehr. Es ‘éta que sigue, de una fantasia henchida del alma: Der Tod das ist die kidble Nacht, Das Leben ist der schwile Tag. Es dunkelt schon, mich schistert, Dee Tag hat mich mtd gemscht ‘Uber mein Bett echebt sich cin Baum, Drin singt die junge Nacheigall; Sie singt vor lauter Liebe, Teh bie, es soger im Traum, * La parte siguiente es la “Harzicise” (1824), y contiene as hermosas composiciones de los habitantes de las. montafias: nacidas con ocasion de un viaje pie, que Heine hizo por recreo, ¥ por descansar de sus esiudjos juridicos en Géttinga. Aqui se encnentgan encantadores cuadros de las regiones montafiesas, y un garboso humor autoalabancioso, expresado con encantadora arrogandia, y con, mucho espiritu. La hermosa e ingeniosa com- posicién de los Caballeros del Espiritu Santo, cierto e§ que ha salido de aquel motivo de la escena de la ca nen el Fausto; pero tiene con todo eso, una orig lad que le ba he- cho popular en todo lugar del mundo adonde civilizacion, = Es imposible para un hombre del norte, en edad madura, ¥ con firme cultura artistica, meterse en Ja lirica de Heine, sin sentirse repugnado por los rasgos ¥_giros que en él ya desde tem- prano se convirtieron en manera sin vida, Pero los pueblos ro- minicos no sienten eso. A menudo se oye a hombres de las na- cionies roménicas, entendidos en arte, comparat la lirica de Hei- ne hasta con Ia de Goethe, y atin preferirla por més plastica y més espiritual. Por regla general, para los lectores romAnicos Goethe es opaco: de Heine dicen los franceses: On y voit mieux. ‘No sienten que en Goethe las palabras son siempre cosas, mien ‘tras que en Heine no es raro hallar encajadas frases hechas, de- trds de Tas cuales no hay ni una vision ni una intuicién de la realidad, sino que son empleadas para conseguir un determina- haya Megado Ia = Cuadernos y Occidente $$ do efecto pottico. Pocos poetas han malgastado tanto como Hei- ne las manos liliales, las mejillas de rosa y los ojos de violeta, ‘estas monstruosas manchas de pintura, para describir la belleza femenina; 0 los distintos atributos de la primavera, las flores perfumadas, los ruisefiores canoros de dia como de noche, para cantar al hermoso mes de mayo. Especialmente el ruisefior ha venido a ser por obra de Heine, un pajaro puramente herdldi- co en el excudo de armas del amor. En Goethe todas las palabras! son imégenes; por eso necesi- ‘ta hacer tan pocas imgenes. En Heine las palabras son a cada instante alegorias sin objeto concreto, y sin esa conexién interna que ¢s la légica del arte poética. Asi, por ejemplo, cuando dice: Aus meinen Tranen spriessen Viel! bliihende Blumen hetvor, donde las flores hasta han de significar versos; o cuando escri- ‘be: Sprtihn cinmal verdichat'ge Funken Aus den Rosen — sor- ie: diese Welt glaubt nicht an Flammen, Un sie nimmt’s fir Poesie” —;-donde nos presenta un ovillo de imagenes, mas enredadas que en las antiguas famosas perifrasis nérdicas del pe- riodo decadente de 1a poesia de tos escaldas: rosas, que echan chispas, chispas que los chapades a Ja antigua no quierén tomar por chispas; chispas de rosas qne s¢ llaman Poesia! Lo que més repugna de estas composiciones con st retérica alegérica, es la mezcla de sentimentalidad y materialismo. Se ha- ila alli de suspiros y de Jigrimas, como si los suspirds fuesen sgemidos bien altos, y las Lagrimas individualidades macizas. Por ejemplo, cuando de los Suspiros dice: Und meine, Seufzer wer- den Ein Nachtigallenchor: con esta_afiadidura’ materialist Und vor deinem Fenster soll singen Das Lied die Nachtigall. Re- salta atin este materialismo en Ia tipica composicién de la Tagri- ma solitaria: Sie teabe mir ja den Blick Sic blish aus alten Zeten, Jn meinem Auge zurick. Aqui se nos inicia en todas las circunstancias de familia y cen Ia situaciGn de soledad de esta lagrima: tuvo més de una her- mana brillante, pero hoy ya no existe ninguna: ahora esta sola fen su rincén del ojo. Finalmente, habla con ella como con un viejo camarada. Puede ahora tomar a su guisa su camino, cuan- do todas las otras ya se han ido: Bh Jorge Brandes :: El Libero de los Canteres Da alte, ciasame Twine, Passat: Zeviesse jetztunder auch! La sentimentalidad es aqui tan cruda, que ninguna parodia que otro le hubiese hecho, pudiera ser més cémiica de lo que es este qusjumbroso apéstrofe, tomado en serio por aquel gran pa- Jjarraco_ buelén. Todo vicio de Heine como hombre, sale a la Iuz en su arte. Siempre es la falta de sencillez, la falta de autenticidad de Ia vida sentimental, lo que determina la expresién sensiblera 0 jactancioes 0 efectsta, Por esto en Heine oe iente con mucha Fuerza los defectos de este orden, cuando ciertas salidas de 41, se las compara con la expresin de un humor o de sentimientos se- mejantes en Goethe. i ‘Téngase, por ejemplo, aauctla composicién donde, se desig- na por el desdichado Atlas que debe cargar con los dolores de todo el mundo: ye i Du stolzer Herz'/du hast es js gewollt- fs |B eae eat ean oa ein ares Estos son versos que Ino se olvidan jams. Pero Ja excla- macién del primer verso, que vibra en un justificads sentimien- to del propio valer, viene a parecer vanidosy y como jun mero efecto de complacencia consigo mismo, cuando se la compara ‘con estos sencillos y grandes versos de Gotthe: Alles geben die Géeter die Unendlichen, Teen ‘Lichlingen ganz Ale Fieuden cit doendlichen, Alle Schmerzen die unendlichen, Gane. De ninguna manera es de reprocharle a Heine, el que se valga de otros més violentos recursos que Goethe. Estaria fuera de lugar objetar contra una composicién como “Ein Jiingling liebt cin Madchen’, el que Heine haya eludido lo agudamente desesperado del caso en el conocido final: Und wem es just assieret, etc., como quien evita el hacer una mucca. Se supone que se haya él arredrado de ello por las mismas razones por que se hubiese arredrado de lo mismo un antiguo heleno, Pero lo que as Cusd literarios de Oriente y Occidente a ‘en este caso es lo nuevo y moderno del sentimiento, tiene 1 de- recho de Ia vida. La mueca misma est4 aqui preparada artistica- mente. Pero por momentos no ha quedado de este moderno sino Ja mueca, Asi en aquella famosa composicién: “Mein Herz, mein Herz ist traurig”. Se contiene alli la magistral descripcion de un ancho paisaje, visto desde 10 alto del viejo bastién. Vemos ‘1 foso azul de la ciudad, un muchacho en una canoa, y, allende él foso pequefios casas de recreo, jardines, gentes, y bueyes, prados y bosques, muchachas que lavan ropa, una rueda de molino, que pulveriza diamantes, y la vieja torre gris con una garita, y dentro un mocetén con chaqueta roja, el cual va y viene, y su fusil brilla al rayo del sbl. H. C. Andersen, que ha comentado en alguna parte esta composicién, escribe de ella: Y el poeta con- cluye de modo tan conmovedor: Ich wollt’, er schésse mich tot. — ¢Conmovedior este modo? No, sorprende y trastorna, por- que nada prepara para este final. La salida no es tal vez del to- do slegivimas pero es tan nerviose, que en el fondo no significa nada. . Goethe hha expresado no precisamente la nostalgia|de la muerte, sino la conciliacién con Ja idea de la muerte, en estos famosos ¢ inmortales versos: ‘Uber allen Gipfeln Ist Rube In allen Wipfela Spitrest da Kaum einen Hauch; Die Voglein schweigen in Walde, Wane nur, balde Ruhest du auch, ____Esta demis hacer reparar en el contraste entre dos persona- Tidades de poetas, cuando este contraste se pone de manifiesto tan pronto como se compara esta melodia en palabras con aquella desarmonia en Heine. Pero con criterio puramente artistico, pérese en la poderosa concordancia que aqui se da entre todos Jos miembros. La composici6n es apenas un leve suspiro, desde Ja primera hasta Ja iiltima palabra: el sentimiento nocturno en Jf selva y en el alma del hombre, el enmudecer de todos fos de- Be peu Lia Jorge Brandes EI Libro de los Cantares fanaa seos, Ia disolucién de toda disonancia, el alma, que, grande y landa, se siente una con el todo de la naturaleza, ‘Con esta perfeccién contrastan de manera demasiado cho- cante las deficiencias del efectista estilo lirico de Heine, cuando por momentos este estilo es empleado de modo inartistico, xs Coneluye et “Buch der Lieder” con os cantos del mar del norte, composiciones nacidas de haber estado Heine dos_ veces en Norderney. Son de ritmos fuertes y libres (1825-26). Se ha- la en ellas ante todo un sentimiento de la naturaleza que ha constituido para la poesia alemana una nueva conquista. Goethe parecia haberlo agotado todo en relacién con la na- tmraleza, Su amor por todo lo vivo, su sentimiento de afinidad con los animales y con las plantas, su sensacién de ser en esen- Ga el hombre igual a todas jas otras criaturas de ta naturaleza, su concepcién de la unidad det todo bajo diversas formas en constante mutacién: este don de resolver la naturaleza toda en ‘su sentimiento, era sa principal cualidad: Pronto fué comple- mentada por su aptitud) para contemplar escenas de la natura- eza, sin supeditarlas asus propios sentimientos, Estudia la natutaleza, se vuelve observador e investigador, y gu concepeién cada vez mas profunda, su visién genial le permite ser en dos dominios un descubridor que hace época/ Le vemos pasar por todas las etapas de una gran alma enirentada con la naturaleza: por la de la sensibilidad pura, por la. feligiosa panteista, y por Ta de fa representacién pottico-cientifica; y finalmente, aferrarse con tanto poder a la impresién de los sentidos, que con toda su fuerza rechaza como si fuese un estorbo lo que pertenece al alma. ‘Su concepcién se torna cada vez més positiva y mas aman- te de la realidad. En su tratado del granito dice: No temo el re- proche de que sea un espiritu de contradiccién quien me haya Conducido de la consideracién y descripcién del corazén huma- no, — la més joven, variada, movil, mudable y azogada parte de la creacién — a la consideracién de la mas vieja, firme, pro- funda ¢ inconmovible criatura de la naturaleza’’. Se refiere al granito. gEn qué sentido le era todavia posible a un poeta alemén, sacar a Ia luz un genial sentimiento de la naturaleza? Goethe 10 lp i Cuadernos literarios de Oriente y Occidente — eee Higase memoria, ademas, de la manera como Heine pre- senta al lector Ia figura de Napoleén. En sus “Granaderos”, la representacién de Napoleén. se evoca a modo de’una vision. Las palabras: Da teitet mein Kaiser wohl tiber mein Grab", son ‘a modo de una nocturna revelaci6n, iluminada por el billo de las espafas, (© bien bigase memoria de la manera como Heine evoca 1a figura de Jesis, En el poema “Friede” ve a Cristo a modo de principe de la paz, con blanca vestidura flotante, tamaiio co- mo un gigante, caminando sobre las aguas. Si Heine hace época en Ia historia de 1a lirica alemana, y ain en Ja historia de Ia lirica universal, es por su estilo, ente- ramente nuevo: por la combinacién de la exaltacién y el humor en la lirica; y por un cufio espiritual del todo nuevo: que Ja intrcdueci6n de la prosa en Ia poesia, a guisa de locura de la poesia, o-de bufonada a expensas de la poesia; y todo esto estri- ba asimiismo en su situacion bistérica: porque sobreviene Heine con ofasién del trénsito de Ia deformacion roméntica de la rear Hidad) al sentido pesimista de ia yealidad: este trisnsito, el cual jpstamente por aquel entonces se efectuaba, explica Ja fusién de 10s dos elementos que se hallan en la poesia de Heine. El dominio méx peculiar de_su_sefioriol artistic es ante todo tn claroscuro como/aquel de Rembrandt. Destacar de Ie somibra y del clarofeuro/en que se hallan anegadas, las pauces detisivas, y alcanzar con la luz, com ia iuz natural, efectos espitituales, 'y sobrenaturales, conjurindola de Jun mar de oscuras olas de sombras; y para esto hacerla irrum- pir ondulante y cruda como una resplandeciente lama, de entre el claroscuro, hacer transpatente el oscuro, y como cristalino el dlaroscuro: este es el arte de Rembrandt. Bl arte de Heine, que le est muy estrechamente allegado, 3 hacer surgir un mundo moderno de imaginacién y de ensue- fio, en transiciones inaprehensibles, de Ia vida real, y hacer su- mit de nuevo a este mundo de ensuefio en este mundo de realidad, fora de modo que la visién se ofrezca a plena Inz, mientras que Ia realidad se pierde en 1a penumbra, ora, al revés, de modo que Ja visién que se borre y la realidad vaya poco @ poco sa- liendo a la clara tuz del dia. Traduccién de Julio Fingerit. 90 : EZEQUIEL MARTINEZ ESTRADA HUMORESCA HEINEANA ©, seffora: el posta a quien me referia, si se maté, nio se maté de un tiro. Acdquirié una pistola de ropavejeria, ppeto después las cosas tomaron otro ¥ como la pistola que compré no servia, decidi6 suicidarse con drogas de suspiro. Es raro, ciertamente, Hey no mueren de amor nila alondra, ai ta maja riser, De chico le gustaba vet desfilar Ia tropa Ge Napoleén, que hacia su tournée por Europa y Africa, en busca de medallas y obeliscos; Yen su casa de Disseldorf, que hoy es una de esas ue indican los Badekers con varios asteriscos para que la visiten las turistas inglesas,/ aprendié a hablar francés y a hacer vérsos también, Aprendié el dulce idioma leyendo a La Fontaine ¥ como todo aqusllo que se aprende-én Ia infansia no se olvida jamas, ‘cuando escuctiaba hablar el dulce idioma en Francia recordaba las fabulas y sa fauna locuaz, Un dia le azot6 su padre con correas ferulares, porque era ateo, odiaba a Kant Y porque iba a escribir versos en el desvan, ¥ en el desvan no deben hacerse cosas feas, Le pegé en Ia cabeza, donde estan las ideas, con una sutileza de teélogo aleman. No pudo rebelarse contra tal agresién ¥ agarrindose el créneo fué de aca para alld lorando y tarareando algo de su invencién: tralla-ré, tral-la-ri : oer i Cuadernos titerarios de Oriente y Occidente Lagrimas como atvejas mojaban su cancién. . Desde ese dia tuyo aversi6n manifiesta al pensador de Kénigsberg, en el cual vié un Magog de légica de puiios, que a la hora de la siesta salia en infalibles funciones de reloj. 4Cémo ibaa tolerar un gigante misdgino hecho a compés y a hilo de plomada, que en tacito desdén por el estilo escribia sus libros en papel de embalar? A Hegel, el fildsofo que levé el contrapunto a Ia filosofia, kaiser de la antinomia, lo prefirié y son muchas las veces que lo encomia; aunque ya para entonces Hegel era difunto y él amaba la carne, no el charque de Ia momia, Schelling con su_idealismo meliturgo. y Fichte con su Ego de demiurgo eran dogal¥ nudo cifiéndole el pescuezo, ¥ en 1 filosofia nuestro Apolo caia con un Vertigo enorme como vuestfo bostezo. No obstante, era estudioso, Se gradué de doctor y ademas estudié el libro del amor. Lo estudié con ahinco y frenesi, hasta el punto de agotarse y queda: transparente y consunto, | Consunto y transparente y, ademés de eso, plido, ‘Tanto estudié, que un dia, transformado en un cristo miserable y escuslido, did en Ia rara mania de guifiar siempre un ojo. ¥ con un ojo abierto é ¥, otro cerrado, estaba por mitad vivo y muerto, Pero lo hizo, no mis, por ironia. El era asi, después de todo: mitad de una manera y thitad de otro modo. Sv amor a las estatuas era casi enfermizo: preferia la linea del marmol a la arcilla carnal, El mérmol tiene metafisico hechizo ¥ © mAs afin al hueso de a falsa costilla, sre D2 ee Ezequied Martinez’ ‘Estrada =: :~—=—«sHumorewa—_‘feineana Un capricho, es verdad. Le vino de repente al verse en libertad de la isla oscura de los lestrigones. Pues no sé si os he dicho que estuvo prisionero: en un pais sin sol Por cazador furtivo y por sus opiniones extravagantes; pero Jo liberté una tarde un gran os0 espafiol que a su vez se libré de Mumma y del osero. Se llamaba Atta Troll. Fué muy facil Ja fuga. Era un hermoso dia de luz, de libertad y de alegria cuando escapé trepando por el Harz al Tirol. Estaba tan contento que a todos les decia “Buen dia’’, “hermoso tiempo”, “hermoso sol”, “hermoso sol”, “buen dia’. Después recorrié todo io mejor de Ia tierra en un itinerario que no recuerdo ahora, ‘Diisseldorf, Francia, Italia, Alemania, Inglaterra ¢ Islas Afortunadas... ;Dénde? No sé, sefiora; aunque si he de atenefme a sus propias noticias y a otras de temerarios navegantes, | ‘emergen esas islas en un mar de ol | Indiscutiblemente, estin algo distant Cuando volwié a la caga natal, tomé-¢erveza, comié chucrut y dijo una oda alemana, ¢ontento de que nadie le notara en Ia Aduana el contrabando que Ilevaba en Ia cabeza, Liegé al hogar materno hecha un ascua la boca, y alli manos divinas Je hicieron un almuerzo de pescado y de oca, vino del Rhin, naranjas y preguntas y espinas. ib, las ocas germanas y Tas salsas latinas! La novia que dejara tuvo familia, Todos Jos parientes hablaban por los codos de cosas pasajeras como el amor. En fin, al perrito, rabioso, hubo que echarlo al Rhin, Bare ee Cuadernos titerarios de Oriente y Occidente ——$———$——— En Miinster vié las jaulas de encerrar los judios y Ia plaza en que a veces se les hacia arder. Reponeos, sefiora, de esbs escalofrios: os judios se queman por fuera, al parecer, y no sufren fas llamas; sus gritos slo son argucias para herir de compasion a los que echan Ia lefia, Al menos eso ensefia algtin Auto Sacramental de Calderon. Su tio Salomén lo recibié famillionariamente, Jo cual dié a Freud motivo para estudiar el chiste, Eso es para reitse, ciertamente, ¥ no para ponerse triste. En fa misma Alemania visité a Barbarroja que paseaba sondmbulo por su enorme palacio florecido de tiempo y hiimedo de congoja. Llegé sin anunciarse, pues siempre firé ceacio al protocolo de la paradoja. De paso por Venecia hallé a Haraldo Harfagar contando fos navios desde el fondo del mar. Y aunque tuvo amorios con Ofelia y, como Fausto a Helena, la adoré con diablura, fué por simple entrapelia. ay, El amaba con vistas a la literatura. Fué tras ese viaje de_no dar pie con bola cuando en Venecia, por exeéntrico capricho comprd aquella pistola ineficaz que ya os he dicho, ‘Vuelto a Paris, estuvo con Maria Antonieta que ya habia perdido su Inis a la ruleta, y aunque decapitada te acogié muy amable mientras la duefia hacia, conforme a la etiqueta, un saludo, sonriendo con sonrisa inefable. De todos los amigos, adoré como hermano a un enano circense, aquel enano de Londres que murié en Ia cuna de un ni eet Ezequiel Martinez Estrada. ~:~ Humoresca —_eincana a, Le tuvo gran catifio, més que a la bailarina que montaba a caballo, Si; murié haciendo un guifio ¢ imitando por tiltima vez el canto del gallo. {Gerardo de Nerval? Fué también afectivo ‘como el enano, pero cuando el nérdico Apolo ge iba quedando muerto y yendo vivo ansié la soledad y lo dejaron solo. Solo no, pues su esposa, Dios y la secretaria consolaron su moribundez estrafalaria. Si no fueron a verle fué porque daba miedo, no porque lo dejaran a la buena de Dios, pues, équién diablos, no siendo més loco que Berlioz, soportaria con impavido denuedo a un cadaver que hablaba por detrés de su voz ‘mientras se alzaba el pirpzdo con Ia punta del dedo?, Entonces no escribia. Cantaba débilmente y_se habia olvidado por completo de Amelia. Helena era una estrella rgfulgente ¥ una pagina frivola sobre Shakespeare, Ofelia, Gietta vez. un soldado con traje bermellén Jugaba al sol con el fusil | Y¥, descargé su arma contra su corazén. ‘Mas como era inmortal, se enquisté el proyectil, Su corazén ha sido blanco de otras sactas ¥ algunas seftoritas hermosas y-coquétas afinaban contra él su punteria y ponian toda el alma en Ia saeta atroz: pero también las flechas se enquistaron alli. Es la ventaja de ser amado de Dios. aPreguntdis si su pecho era panoplia y cémo pudo vivir con esos metales asesinos ? Sélo le produjeron edlicos saturninos, ese mal de Saturno que también causa el plomo. Y al fin tuvo el consuelo de una casa rural con ventanas abiertas a los dorados trigos, con pajaros y flores y con un robledal muy lindo, con hamacas para sus enemigos. Sas

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