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RESUMEN
1. INTRODUCCIÓN.
Nuestro estudio parte de esta visión de la economía como circuito donde el dinero
tiene carácter endógeno (sección 2). A continuación (sección 3) pasaremos a analizar el
papel que cumple en este esquema tipo de interés. El tema es complejo, y prueba de
ello son las diferencias existentes entre los economistas europeos y anglosajones
mencionados. Incluso entre dos autores tan próximos en el espacio y en sus hipótesis
teóricas como son Moore y Wray, surge una brecha al analizar el tipo de interés: el
primero lo considera una variable exógena; el segundo, endógena. Wray (1990, p. XIX)
reconoce que los estudios postkeynesianos sobre el tipo de interés todavía son
incipientes:
“... more research must be done on the determination of interest rates in a model with
liquidity preference and edogenous money –particularly in the area of the relation
between interest rates and rates of profits”.
Nuestro artículo afronta este reto desde la perspectiva de los precios de producción
de Sraffa (1960), que no deja de ser la perspectiva original de la economía política
OSCAR DE JUAN: El tipo de interés, ese frágil eslabón entre el circuito económico real y financiero 3
clásica - marxista. En ella se distingue entre los precios de mercado y los precios de
producción. Los primeros determinan el equilibrio a corto plazo y dependen, entre otras
cosas, de la interacción entre la oferta y la demanda. Los segundos dependen,
básicamente, del coste de producción y actúan como centros de gravedad de los precios
de mercado; determinan, por así decirlo, el equilibrio de largo plazo. Con referencia al
tipo de interés las preguntas pertinentes serían: (a) ¿En qué tipo de mercado se
determina el interés? ¿Es un fenómeno real o monetario? (b) ¿Existe algún elemento
que actúe como centro de gravedad del tipo de interés o que defina, al menos, el marco
en el que fluctuarán los tipos del mercado? Las preguntas anteriores (que se
responderán en las secciones 4 y 5) no son baladíes. Importan mucho en la
configuración de la política monetaria, otro de los aspectos a los que nos referiremos en
la sección 6, antes de las conclusiones generales de la sección 7.
Figura 1
1
En De Juan (1991) utilizo un esquema similar para introducir todos los datos de las cuentas económicas
de la Nación, incluyendo las operaciones del sector público y las operaciones con el resto del mundo.
2
El tema lo desarrollo ampliamente en De Juan (1999).
OSCAR DE JUAN: El tipo de interés, ese frágil eslabón entre el circuito económico real y financiero 4
(y) nos da el valor nominal del PIN (Y=P·y). Bajo esta perspectiva, las tensiones
inflacionistas provendrán fundamentalmente del lado de los costes.
Por definición, el valor de los bienes finales coincide con el valor añadido y el valor
de las rentas generadas. Una parte de estas rentas pertenece a los trabajadores: son los
salarios pactados en el contrato laboral (W=wL). El resto constituye el excedente de
explotación o beneficios en sentido amplio (B=rKpk, siendo r el tipo de beneficio, K la
maquinaria y pk el precio de las máquinas). La renta disponible (que al no haber
impuestos ni transferencias coincide con la renta global, Yd=Y) se distribuye entre el
consumo (C) y el ahorro (S). Si atendemos al destino de los bienes o demanda
agregada, observaremos que una parte de los mismos es adquirida por las familias
consumidoras (C) y el resto por las empresas inversoras (I).
Estas empresas tendrán necesidad de financiación pues hemos imputado todos los
beneficios a las familias propietarias de las empresas. Para cubrir esta necesidad, las
empresas emiten pasivos financieros de renta variable (acciones) y/o de renta fija
(obligaciones), pasivos que son adquiridos por las familias ahorradoras. También
podrían ser financiados por la banca mediante créditos a largo plazo. Todas estas
posibilidades vienen reflejadas con la flecha discontinua F(lp) que indica los flujos
financieros a largo plazo.
Una vez que todos los bienes han sido vendidos, las empresas pueden devolver los
créditos a corto plazo concedidos por los bancos al inicio del proceso (en la figura están
representados por la flecha discontinua F(cp) ). El circuito económico real se completa
con la venta de los bienes. El circuito financiero con la “destrucción” del dinero –
crédito que había sido necesario crear al inicio del proceso de circulación3. Sólo
quedan, de un año para otro, el capital fijo instalado y unos activos financieros a largo
plazo (acciones y obligaciones) que se negocian continuamente en los mercados de
valores. Entra en escena un circuito financiero con autonomía relativa del circuito real
Aunque el excedente de donde surge el beneficio se crea en el circuito real, la
revalorización de los activos en la bolsa de valores puede dar unas rentabilidades muy
superiores que la actividad empresarial. De ser así, los fondos se desviarían de la
inversión productiva a la inversión especulativa. Estas burbujas especulativas no
pueden ser permanentes. Ahora bien, mientras se forman y en el momento de estallar
pueden causar serios perjuicios a la actividad productiva. Minsky (1975) y
Kindleberger (1978) han ilustrado la fragilidad financiera del capitalismo con
abundantes ejemplos históricos.
3
El saldo medio de efectivo y depósitos en manos del público será, lógicamente, positivo.
OSCAR DE JUAN: El tipo de interés, ese frágil eslabón entre el circuito económico real y financiero 5
(b) La hipótesis anterior presenta claras ventajas desde el punto de vista didáctico.
Pero, como subraya Nell (1998, apéndice al cap. 5), no tiene en cuenta el interés de
las empresas en economizar medios financieros. Una posible vía para conseguirlo
consistiría en demandar créditos sólo por el importe del capital circulante que en
nuestro modelo macroeconómico se identifica con los salarios.4 Cuando las
familias de trabajadores realizan el gasto en consumo estos créditos pueden
cancelarse. En ese momento las empresas productoras de bienes de consumo
realizan las compras de maquinaria. Seguidamente, las empresas productoras de
bienes de capital se van comprando la maquinaria unas a otras. El proceso de
producción y circulación llega a feliz término con una cantidad de dinero mucho
menor, compensada por una mayor velocidad de dinero.
En los ejemplos anteriores nos hemos referido a los créditos concedidos por la
banca a las empresas productoras. Evidentemente, la banca concede también créditos
para actividades especulativas o para el consumo. Lo que importa resaltar es que todos
estos créditos bancarios se transforman ipso facto en depósitos. La equivalencia sería
perfecta si las familias y empresas no desean guardar nada en efectivo, sino que todos
sus cobros y pagos los gestionan a través de su cuenta bancaria. Estos depósitos forman
parte de la definición estricta de dinero (M1) en la medida que tienen gran liquidez y se
utilizan como medios de pagos (cheques). Las empresas con necesidad de financiación
a corto plazo, pueden emitir sus propios medios de pago en forma de letras de cambio y
pagarés. Uno y otro (añadidos a los depósitos bancarios de todo tipo) forman parte de
las definiciones de dinero en sentido amplio (Ms).
4
Los empresarios pedirían crédito para pagar a los trabajadores empleados en la producción del PIN
(Bk+Bc), y a los trabajadores empleados en la producción de bienes intermedios que entran (directa o
indirectamente) en los bienes finales.
OSCAR DE JUAN: El tipo de interés, ese frágil eslabón entre el circuito económico real y financiero 6
En las economías modernas los pasivos del Banco Central (BC) gozan del
privilegio de ser considerados “dinero legal”, lo que quiere decir que todos deben
aceptarlos como medio de pago por su valor nominal. Llamaremos Mo al dinero legal,
billetes en circulación o base monetaria. Otra prerrogativa de dicha institución es que
puede obligar a la banca a mantener, en concepto de reservas legales y en forma de
dinero legal, un porcentaje de sus depósitos. Con esta práctica controla la cantidad de
dinero que puede crear la banca prestando el dinero legal una y otra vez.
El sistema crediticio ocupa una posición central del circuito económico del
capitalismo. Los créditos se conceden a un precio denominado “tipo de interés”. En las
próximas secciones veremos que en la determinación del tipo de interés influyen tanto
las variables reales como las financieras. En esta sección pondremos de relieve la
incidencia del tipo de interés sobre esas mismas variables reales y financieras. Al
hacerlo quedará patente, que el interés es el nexo clave entre el circuito económico real
y el financiero.
OSCAR DE JUAN: El tipo de interés, ese frágil eslabón entre el circuito económico real y financiero 7
Con relación a los activos reales producidos (digamos las máquinas de una
empresa) cabe distinguir entre un precio de oferta y otro de demanda. Imaginemos que
la empresa que estamos analizando se compone de una unidad de capital. El precio de
oferta de la empresa coincide el coste de “reproducirla” o, lo que es lo mismo, con el
precio de producción de la maquinaria (pk) . En ese precio se incluye el coste estricto de
producción mas un tipo de beneficio (r*), que es uniforme entre las empresas
representativas de todos los sectores. El precio de demanda nos indica el máximo
precio que está dispuesto a pagar quien desee adquirir la empresa a través de la compra
de sus acciones en la bolsa de valores. Guarda relación con los beneficios esperados
durante la vida de la empresa, convenientemente descontados por el tipo de interés.
Imaginemos que el beneficio esperado es el mismo año tras año (B) y que la empresa
dura eternamente pues cada año se repara y repone la parte de la maquinaria desgastada.
Así las cosas, el valor de demanda de la empresa o valor actual neto esperado (VAE) de
las acciones que la representan, sería:
B r ⋅ pk
p kd = =
i i
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Esta representación está de acuerdo con la concepción clásica. No lo está con la neoclásica y de ahí las
presiones por cambiar este capítulo de la contabilidad nacional.
OSCAR DE JUAN: El tipo de interés, ese frágil eslabón entre el circuito económico real y financiero 8
Si el tipo de interés que se utiliza en el descuento coincide con la tasa de beneficio que
genera la empresa, y ésta con la tasa de beneficio normal de la economía que va
asociada a los precios de producción, si i=r=r* se registrará también la coincidencia
entre el VAE o precio de demanda de la empresa y el precio de oferta (pkd = pk).
bienes duraderos, que muchas familias adquieren a crédito. Ahora bien, en el momento
de conceder los créditos al consumo los bancos miran atentamente el nivel y la
seguridad de la renta del prestatario. La influencia del tipo de interés sobre la inversión
es todavía más imprecisa. En los periodos de auge la inversión crece y crece a pesar de
que los tipos se disparen. En las recesiones profundas tipos de intereses reales
negativos no son capaces de animar al inversor. A nuestro entender, cambios en el tipo
de interés sobre sus niveles tradicionales no afectan tanto a las decisiones de inversión
cuanto al ritmo de ejecución de estas decisiones. Una caída del tipo de interés
posiblemente acelerará el ritmo de ejecución. Una subida, lo retardará.
Tras aceptar que el tipo de interés es un precio (el precio del dinero-crédito) nos
corresponde ahora indagar cómo se determina. En la teoría de los precios (sobre todo la
de origen clásico) se distingue entre precios de mercado y precios de producción. Los
primeros se determinan por interacción de la oferta y la demanda y aseguran el
vaciamiento del mercado en cuestión. Los segundos marcan el centro de gravedad en
torno al cual se supone giran los precios de mercado. Con referencia a los bienes
reproducibles los precios de producción son los que aseguran una tasa de beneficio
uniforme (r*) en todos los sectores. En esta sección analizaremos el interés como
precio de mercado. En la siguiente indagaremos si existe algún centro de gravedad que
marque el equilibrio a largo plazo del tipo de interés.
avalan) la hipótesis de inversión conocida como “q de Tobin”. La “q” no es otra cosa que el cociente
entre el valor de demanda de la empresa (medido por las cotizaciones bursátiles) y el valor de oferta o
coste de reproducir la empresa. La teoría concluye que si este cociente fuera mayor que la unidad, el
empresario tendría buenos motivos para invertir. Lo que no tiene en cuenta esta teoría es que al aumentar
la capacidad productiva tal vez aparecerían problemas de demanda efectiva que reducirían los beneficios.
A nuestro entender una “q” muy por encima de la unidad sólo indica al empresario que si desea invertir la
manera más barata de captar fondos será la emisión de acciones para colocarlas en la bolsa.
OSCAR DE JUAN: El tipo de interés, ese frágil eslabón entre el circuito económico real y financiero 10
Para acabar esta breve exposición histórica recordaremos que J. Hicks (1937), en
la presentación del modelo IS-LM, entendió que el modelo keynesiano implicaba un
equilibrio conjunto del sector real y monetario. El tipo de interés dependía del nivel de
renta, tanto como de la preferencia por la liquidez. La síntesis neoclásica – keynesiana
que monopolizó la Macroeconomía de 1945 a 1975, se basó en esta hipótesis.
sea el que iguala el ahorro y la inversión; mucho menos que se trate del ahorro y la
inversión correspondientes al pleno empleo.
Según hemos visto, la demanda de crédito deriva tanto de los empresarios que
desean realizar inversiones productivas, como de los especuladores que “invierten” en
los mercados financieros y de los consumidores que desean adquirir bienes de consumo
duradero. Todas esas demandas dependen negativamente del tipo de interés, aunque no
es éste su primer y principal determinante. La función de demanda de crédito puede ser
representada, por tanto, por una línea de pendiente negativa y muy inclinada. Esta
función será bastante inestable. Cualquier cambio en las expectativas empresariales
sobre los mercados de bienes o los mercados financieros, originará desplazamientos de
la curva Fd. En épocas de auge económico y/o euforia financiera, esa curva se
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Como los bancos no pueden aplicar una discriminación de precios perfecta, tratarán de evitar los clientes
menos solventes racionando el crédito. El racionamiento afecta incluso a los clientes solventes que no
pueden demandar cantidades desorbitadas de crédito al interés vigente, pues los bancos intuyen que el
riesgo se dispararía.
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Wray (1990) lanza un salvavidas a la hipótesis de la preferencia por la liquidez relacionándola con el
riesgo financiero. Nosotros preferimos llamar a las cosas por su nombre propio.
OSCAR DE JUAN: El tipo de interés, ese frágil eslabón entre el circuito económico real y financiero 12
desplazará a la derecha provocando una elevación del tipo de interés como corresponde
a una situación de mayor riesgo. Cuando empiecen a quebrar las primeras empresas, el
riesgo se hará más evidente y los tipos de interés pueden volverse prohibitivos.
El planteamiento anterior (que se explica con detalle en Moore, 1988, cap. 11)
contrasta con la visión neoclásica cuyo máximo exponente fue Irving Fischer (1930).
i = ι + Pˆ e
Figura 3
(a) Existe un límite superior al tipo interés (iM) determinado por el tipo de beneficio
(r*).
(b) Existe un interés mínimo (im), el necesario para compensar a los agentes por el
sacrificio que supone la renuncia al consumo presente y la liquidez.
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Esta fórmula no es exacta. Podemos aplicarla sólo cuando la tasa de inflación es reducida, digamos, de
un solo dígito.
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Para no tener que distinguir continuamente entre interés nominal y real, volveremos a suponer que la
tasa de inflación o es nula o se mantiene constante.
OSCAR DE JUAN: El tipo de interés, ese frágil eslabón entre el circuito económico real y financiero 13
(c) Los bancos, actúan como intermediarios financieros captando depósitos a un interés
pasivo (ip) y concediendo créditos a un interés activo (ia); la amplitud de esta
horquilla viene determinada por la competencia en el sector financiero.
(d) El banco central fija un interés de referencia (ibc) que influye en el interés a corto
plazo y, con menor fuerza, en toda la estructura temporal del tipo de interés.
Influye, por decirlo con otras palabras, en la posición donde se ubica la horquilla
bancaria.
Para Keynes, según acabamos de ver, el tipo de interés era el premio que había de
dar a los individuos para compensar su preferencia por la liquidez. Los neoclásicos, por
su parte, consideran que el interés es una compensación al sacrificio que entraña la
abstinencia o renuncia al consumo presente. Entendemos que ambas interpretaciones no
son necesariamente incompatibles y que contribuyen a determinar el límite inferior al
tipo de interés.
Los individuos deciden, en primer lugar, la porción de la renta que desean ahorrar.
Esta propensión ha mostrado ser muy estable. En contra de lo que predica la economía
neoclásica tiene poco que ver con los tipos de interés, bastante volátiles, por cierto. En
cualquier caso, resulta evidente que el tipo de interés real ha de ser positivo y superior a
cierto umbral para que las familias acepten ahorrar una porción significativa de su renta.
Desde el punto de vista financiero las empresas no están constreñidas por el ahorro de
las familias. Siempre pueden pedir créditos a los bancos, créditos que el sistema
financiero puede y desea conceder. Pero llegado el momento de realizar las inversiones
productivas los empresarios se encontrarían que no hay excedente susceptible de ser
invertido. Un tipo de interés real anormalmente bajo no puede prolongarse por tiempo
indefinido. Y si alguien demuestra lo contrario, acabará percatándose que está
describiendo unas economías diferentes de nuestro sistema capitalista, donde la
inversión y el crecimiento siguen siendo notas distintivas.
Una vez determinado el volumen de ahorro y las inversiones reales, los individuos
han de decidir cómo reparten su riqueza financiera. En una cartera bien estructurada,
habrá acciones, obligaciones a largo plazo, obligaciones a corto plazo, depósitos a largo
plazo, depósitos a la vista y dinero en efectivo. Si la liquidez se valora positivamente la
estructura temporal de tipos o curva de rendimientos tendrá una pendiente ligeramente
positiva. Por una obligación de la empresa X a 5 años exigiremos un interés mayor que
por una obligación de la misma empresa a 1 año. El factor riesgo también está presente
en esta curva de tipos y dentro de los riesgos hay que incluir el riesgo inflacionista.
Nell (1998), ha puesto de manifiesto una idea sugestiva sobre la que habremos de
trabajar en el futuro. El tipo de interés no puede alejarse demasiado de la tasa de
crecimiento (g), so pena de generar inestabilidad macroeconómica. La razón estriba en
que el stock del capital en cada momento (el cual depende de g) es la garantía real de la
11
Las justificaciones son diferentes. Keynes desemboca en esa conclusión por partir de una curva de
inversión con fuertes resonancias neoclásicas: la eficiencia marginal del capital. En el caso de Sraffa, se
trata de una decisión oportunista. Para determinar los precios necesita tomar como dato una de las dos
variables distributivas: el salario real o la tasa de beneficio. Empieza escogiendo la primera variable, y
luego descubre las ventajas de aproximar el beneficio por el tipo de interés que es un “número puro”.
OSCAR DE JUAN: El tipo de interés, ese frágil eslabón entre el circuito económico real y financiero 15
financiación. A partir de esta idea descubre dos tipos de regímenes que se han dado en
la historia reciente del capitalismo occidental. Desde la II Guerra Mundial hasta 1980,
el tipo de interés fue ostensiblemente menor que la tasa de crecimiento. Ello generó
tensiones inflacionistas. En esa fecha, más o menos, los tipos de interés se dispararon y
han estado sistemáticamente por encima de la tasa de crecimiento. El problema de
inflación se transfiguró en un problema de especulación que hace más frágil al sistema
financiero.
Todo BC debe velar por la estabilidad financiera. Para ello dictará unas reglas y
controles que aseguren la solvencia de las instituciones financieras y la liquidez
adecuada de los mercados. Hasta aquí, todos los economistas estarán de acuerdo. En la
interpretación del término “liquidez” ya empezarían a ponerse de manifiesto las
divergencias. En nuestra opinión, “liquidez adecuada” significa que los agentes
financieros que lo deseen puedan acceder al crédito a unos intereses relativamente bajos
y estables. No concretamos un nivel de tipos ni pedimos la fijación absoluta; ya hemos
dicho que el nivel óptimo puede estar condicionada por la tasa de crecimiento de la
economía Sólo sugerimos que el BC haga lo que está en sus manos para que los tipos
de interés sean lo más bajos y estables posibles. En la medida que el tipo de interés
tiene mucho de fenómeno psicológico o convencional (al igual que ocurre con la
inflación) es importante que el banco central contribuya a formar las expectativas de los
agentes económicos en el sentido más saludable para la economía real.
OSCAR DE JUAN: El tipo de interés, ese frágil eslabón entre el circuito económico real y financiero 16
Desde 1970 hasta 1990 (y todavía hoy en algunos países) el monetarismo ha fijado
las pautas de la política monetaria. Su mensaje –como todos los de M. Friedman− es
simple y contundente. (1) La inflación es un fenómeno monetario; (2) Contrólese la
tasa de crecimiento de la cantidad de dinero y se controlará la inflación. El problema es
que, cuando el dinero es endógeno, la liquidez de la economía difícilmente será
controlable por el BC. La evidencia empírica así lo demuestra. Lo demuestra incluso
en la República Federal Alemana, que suele citarse como ejemplo de la eficacia de la
política monetarista. De 1974 a 1998 los objetivos monetarios establecidos por el
OSCAR DE JUAN: El tipo de interés, ese frágil eslabón entre el circuito económico real y financiero 17
Bundesbank se han inclumplido en el cincuenta por cien de los casos (Laubach y Posen,
1998). El éxito de la política inflacionista habrá que buscarlo, pues, en otras causas.
situación actual, si los agentes esperan un repunte de la inflación dan por supuesto que
el BC elevará el tipo de referencia. Anticipando este efecto los tipos suben al momento,
mientras que los mercados bursátiles se valora a la baja los títulos antiguos. Un tipo de
referencia relativamente bajo y estable, serviría como un ancla a toda la estructura de
los tipos de interés. En situaciones de recalentamiento de la economía y otras causas de
riesgos financieros, los tipos a medio y largo plazo seguirían mostrando tendencias al
alza, aunque no serían tan acusadas y volátiles como ocurre ahora.
7. CONCLUSIONES.
Partiendo del análisis del circuito económico (real y financiero) de las economías
capitalistas llegamos a comprender el carácter endógeno del dinero. El crédito (y el
dinero) se crea a instancias de los inversores, ya se trate de inversiones productivas o
especulativas. En estas circunstancias, el Banco Central (BC) tiene cierta capacidad
para marcar un tipo de interés que servirá de referencia a toda la estructura de intereses.
Nuestra propuesta es que ese poder se utilice para mantener el interés lo más bajo y
estable posible.
La oferta de crédito es una curva que arranca de las proximidades del tipo de interés
fijado por el BC y que adquiere una ligera pendiente positiva a medida que aumenta el
riesgo financiero. La demanda de crédito es una curva de pendiente negativa, bastante
inelástica, por cierto, lo que significa que el tipo de interés no es el determinante básico
de la inversión productiva; como tampoco lo es de la inversión especulativa y del
consumo. La demanda de crédito es, por otra parte, una función muy volátil. Sus
desplazamientos provocan movimientos en el tipo de interés, los cuales a su vez
despiertan ansias especulativas que retroalimentan la inestabilidad financiera del
sistema. De ahí nuestro propuesta de que el banco central eche un ancla al interés,
fijando el tipo de referencia lo más bajo y estable posible.
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F(cp)
SF
Bk B
I
F(lp) S
PIN=Y Yd
=piyi MB MF
=Py C W
Bc
EMPRESAS FAMILIAS
ML
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