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Al respecto podemos decir que “el reaseguro es una modalidad del seguro que cubre
el riesgo que asumen los aseguradores al estipular los contratos de seguro directo con sus
clientes. Su finalidad es resarcir el daño patrimonial que experimenta el asegurador directo
al producirse el evento que obliga a indemnizar a su asegurado”1.
Esta convención es muy conveniente desde muchas perspectivas, toda vez que su
finalidad es por decirlo de algún modo, asegurar el seguro. De este modo, se puede decir
que “se trata de una figura en virtud de la cual el asegurador descarta los riesgos que asume
frente a sus asegurados, asegurándose, a su vez, para satisfacer las indemnizaciones que
debe pagar, llegado el caso. De este modo es asegurador frente a los asegurados y es
asegurado respecto al reasegurador”.2
porque las partes tienen sus establecimientos en Estados diferentes. De este modo, dicho
contrato no se someterá a una sola legislación, “por el contrario, los sistemas jurídicos
nacionales determinan leyes aplicables para cada uno de sus distintos aspectos, sean estos
relativos a las formalidades, a la capacidad de las partes o a las disposiciones
contractuales”3. Esto quiere decir que se da un tratamiento atributivo autónomo a cada parte
del contrato. En cuanto a los requisitos de forma, se aplicará el principio lex locus regit
actum.
equivalente, pero tendrán que designar un representante en Chile, el que las representará
con amplias facultades.
Ahora bien, respecto de las normas citadas del DFL. N° 251, el artículo 16 y el 31,
se puede notar que simplemente se limitan a señalar la legislación aplicable a un caso
específico, siendo estas de las llamadas normas de conflicto unilaterales, ya que no traen
consigo la solución de fondo al caso en cuestión, sino más bien, se limitan a establecer el
camino hacia el cual dirigirse. Esta es la indicadora de la disposición competente o
aplicable ante un conflicto de leyes y la norma material es la que establece la conducta a
seguir en la situación concreta.
que los jueces hacen su labor de forma cabal, no son expertos en muchas materias
relevantes respecto de la relación mercantil existente, por ende, la especialización que
asegura el someter estos litigios al razonamiento de un árbitro trae la consigo especialidad y
rigurosidad que solo brindan las personas expertas.
Esta nueva ley chilena se logró gracias a que nuestro país adoptó en su
ordenamiento interno la Ley Modelo de Arbitraje de la Comisión de las Naciones Unidas
para el Derecho Mercantil Internacional o UNCITRAL de 1985, respondiendo de esta
forma a la tendencia moderna de armonización del derecho de arbitraje comercial
internacional.
Ahora bien, para escoger el arbitraje como método de solución de los eventuales
conflictos, es necesario, en vista del artículo antes citado, ver algunos puntos.
Primeramente, es necesario definir si la materia objeto del arbitraje puede someterse a
compromiso en el país en cuestión. Esto según el Artículo 5º Nº 2 de la Convención de
Nueva York, donde se establece que existe la posibilidad de negar el reconocimiento y
ejecución de una sentencia de Tribunal Arbitral si la materia de que trate no es susceptible
de arbitraje o vulnera el orden público del país en que deba dársele cumplimiento.
También parece lógico exigir el carácter de acto de comercio del tema en cuestión,
como lo señala el Artículo 2 letra g). Este carácter mercantil es requerido en todos los
países involucrados, en todos debe ser un acto mercantil.
Otro punto de relevancia respecto del arbitraje es que las partes pueden escoger la
legislación de fondo aplicable, tomando en cuenta el hecho de que ni la CNS ni los ingleses
desean que esta sea la ley de su contraparte. No podemos desconocer que a pesar de que se
ha logrado gran uniformidad en cuanto a la legislación, no existe total coincidencia, lo que
traerá consigo que los árbitros de derecho deban aplicar cabalmente tal o cual normativa en
cuanto a la determinación de los derechos y relaciones jurídicas que analice. Por eso, se le
recomienda a la CNS que no elija la legislación inglesa, y que aquella que escoja de común
acuerdo con su contraparte, haya sido estudiada a fondo, porque los alcances de una u otra
legislación son enormes. Esto lo contempla la ley en el artículo 28 Nº 1. Lo mismo respecto
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Bibliografía
MONTOYA Manfredi, Ulises. “Derecho Comercial” Tomo II. Cultural Cuzco S.A.
Lima, 1986.
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www.camsantiago.com
www.legalpublishing.cl
www.microjuris.cl