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El Contrato de Reaseguro permite que las Compañías Aseguradoras puedan


redistribuir los riesgos que asumen de forma adecuada, lo que las faculta a utilizar el capital
que poseen de forma más acertada y eficiente, expandiéndose de este modo su capacidad
inicial para la asunción de nuevos riesgos. El reaseguro busca que el asegurador tenga la
seguridad de ser lo suficientemente solvente para pagar una eventual indemnización de
perjuicios en caso de siniestro.

Al respecto podemos decir que “el reaseguro es una modalidad del seguro que cubre
el riesgo que asumen los aseguradores al estipular los contratos de seguro directo con sus
clientes. Su finalidad es resarcir el daño patrimonial que experimenta el asegurador directo
al producirse el evento que obliga a indemnizar a su asegurado”1.

Esta convención es muy conveniente desde muchas perspectivas, toda vez que su
finalidad es por decirlo de algún modo, asegurar el seguro. De este modo, se puede decir
que “se trata de una figura en virtud de la cual el asegurador descarta los riesgos que asume
frente a sus asegurados, asegurándose, a su vez, para satisfacer las indemnizaciones que
debe pagar, llegado el caso. De este modo es asegurador frente a los asegurados y es
asegurado respecto al reasegurador”.2

Respecto de este caso, la Compañía Nacional de Seguros (CNS) contrató con un


particular en calidad de aseguradora y por su parte, asumió el rol de asegurada respecto de
una Compañía de Seguros en Inglaterra, con la finalidad de colocar importantes riesgos en
el mercado de dicho país. Para mantener la seguridad jurídica y financiera de la CNS, es
necesario plantear hipótesis respecto de diferentes escenarios posibles de acuerdo a la
legislación y jurisdicción que se aplique, lo cual claramente traerá consecuencias disímiles,
dependiendo de la elección que se haga.

La legislación en nuestro país en lo que se refiere al contrato de Reaseguro es clara.


Primeramente, hay que decir que este contrato es internacional, según lo que establece la
Convención de Viena sobre Compraventa Internacional de Mercaderías en su artículo 1º,
1
URIA Meruéndano, Rodrigo. Derecho Mercantil. Ediciones Jurídicas S.A. Madrid, 1994, p. 752
2
MONTOYA Manfredi, Ulises. “Derecho Comercial” Tomo II. Cultural Cuzco S.A. Lima, 1986, Pág. 107
2

porque las partes tienen sus establecimientos en Estados diferentes. De este modo, dicho
contrato no se someterá a una sola legislación, “por el contrario, los sistemas jurídicos
nacionales determinan leyes aplicables para cada uno de sus distintos aspectos, sean estos
relativos a las formalidades, a la capacidad de las partes o a las disposiciones
contractuales”3. Esto quiere decir que se da un tratamiento atributivo autónomo a cada parte
del contrato. En cuanto a los requisitos de forma, se aplicará el principio lex locus regit
actum.

Respecto a la ley aplicable al fondo, esta será aquella que la autonomía de la


voluntad de las partes acuerde. Es necesario decir, que existen ciertos elementos de
conexión que el Convenio de Roma establece como necesarios, como es que debe regirse el
convenio por la legislación con la que se vincule más estrechamente. Algunos puntos de
conexión se encuentran en el artículo 4º del Convenio, como el domicilio de las partes, o el
lugar donde se encuentre el bien. Por su parte, la Corte Suprema se ha manifestado al
respecto sosteniendo que “las estipulaciones por las cuales las partes se someten a
la competencia de tribunales extranjeros son válidas”4.

En particular, en el caso del contrato de reaseguro en cuestión, debemos acudir a la


legislación competente, la que en nuestro país es el DFL. Nº 251 DE 1931.Tanto el artículo
16 como el 29 de este cuerpo de normas, arraigan los litigios respecto de contrato de
reaseguro a la legislación chilena, sosteniendo además que dicho reaseguro sólo podrá
efectuarse por empresas constituidas en el país, con la autorización previa de la
Superintendencia de Valores y Seguros5. El artículo 16 en su letra c), sostiene mientras
tanto, que se permite reasegurar a aquellas entidades extranjeras de reaseguro que se
encuentren clasificadas por agencias clasificadoras de riesgo, de reconocido prestigio
internacional a juicio de la Superintendencia, en a lo menos categoría de riesgo BBB o su
3
RAMÍREZ Necochea, Mario. Elementos Fundamentales del Derecho Internacional Privado. LexisNexis
Chile, Santiago, 2007, p. 187
4
C. Suprema. “Exequátur State Street Bank and Trust Company con Inversiones Errázuriz Ltda.”. Santiago,
14 mayo 2007, rol Nº 2349-2005.
5
Artículo 3º.- Son atribuciones y obligaciones de la Superintendencia:
a) Autorizar la existencia, aprobar los estatutos y sus modificaciones, aprobar la prórroga del plazo de
duración y la disolución anticipada de las sociedades anónimas nacionales de seguros y de reaseguros;
autorizar el traspaso de una participación significativa, teniendo a la vista los documentos que acrediten que
han cumplido y están en condiciones de cumplir las obligaciones de la presente ley;
3

equivalente, pero tendrán que designar un representante en Chile, el que las representará
con amplias facultades.

La Corte Suprema, por su parte, resolviendo sobre un Recurso de Reclamación, del


19 de abril de 1990, ROL Nº 223-1985, sostiene que “En Chile existe absoluta libertad para
reasegurarse, tanto en compañías de seguros y de reaseguros, como en sociedades
extranjeras de los mismos rubros o mediante el empleo del servicio de corredores de
reaseguros extranjeros, de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 16 y 46 del D.F.L. N°
251, de 1931, operando en el país más de cien compañías reaseguradoras extranjeras, en
condiciones de ofrecer servicios de reaseguro”6. Agrega esta misma resolución que “la
libertad en este aspecto ha sido reconocida por la propia Superintendencia de Valores y
Seguros, según dictamen que corre a fojas 517, en los siguientes términos: "Las entidades
aseguradoras tienen libertad para reasegurarse en las entidades nacionales o extranjeras que
les ofrezcan las mejores condiciones, tanto en precio como en cobertura u otro respaldo
financiero o técnico, no estando, por lo tanto, obligadas a ceder sus riesgos a una entidad
determinada"7.

Ahora bien, respecto de las normas citadas del DFL. N° 251, el artículo 16 y el 31,
se puede notar que simplemente se limitan a señalar la legislación aplicable a un caso
específico, siendo estas de las llamadas normas de conflicto unilaterales, ya que no traen
consigo la solución de fondo al caso en cuestión, sino más bien, se limitan a establecer el
camino hacia el cual dirigirse. Esta es la indicadora de la disposición competente o
aplicable ante un conflicto de leyes y la norma material es la que establece la conducta a
seguir en la situación concreta.

Respecto a la relación contractual entre las Compañías nuestra legislación ofrece la


alternativa del arbitraje internacional, además de la jurisdicción nacional y la posibilidad de
recurrir a la justicia ordinaria, la cual es poco conveniente en estos casos, porque a pesar de
6
C. Suprema, “Caja Reaseguradora de Chile Sociedad Anónima; Compañía de Seguros Generales Consorcio
General de Seguros Sociedad Anónima; Compañía de Seguros Cruz del Sur Sociedad Anónima; Compañía de
Seguros Consorcio Copseguros de Chile Sociedad Anónima; con Comisión Resolutiva de la Libre
Competencia”. Santiago,19 abril 1990, ROL Nº 223-1985.
7
Ibid.
4

que los jueces hacen su labor de forma cabal, no son expertos en muchas materias
relevantes respecto de la relación mercantil existente, por ende, la especialización que
asegura el someter estos litigios al razonamiento de un árbitro trae la consigo especialidad y
rigurosidad que solo brindan las personas expertas.

En lo referente a la materia de Arbitraje Comercial Internacional, esta es muy


reciente. La Ley Nº 19.971 se promulgó el 29 de octubre de 2004, por lo que no existe un
conocimiento amplio respecto de su trascendencia, ya que anterior a este cuerpo normativo
sencillamente se aplicaban las normas creadas para el arbitraje nacional, las cuales no eran
adecuadas para aquellos conflictos internacionales cuyo arbitraje se llevaba a cabo en
nuestro país.

Esta nueva ley chilena se logró gracias a que nuestro país adoptó en su
ordenamiento interno la Ley Modelo de Arbitraje de la Comisión de las Naciones Unidas
para el Derecho Mercantil Internacional o UNCITRAL de 1985, respondiendo de esta
forma a la tendencia moderna de armonización del derecho de arbitraje comercial
internacional.

El artículo 1º Nº 3 de la ley chilena, da las luces para reconocer cuándo estamos


frente a un escenario donde es posible un arbitraje internacional. Esto ocurrirá si: a) Las
partes en un acuerdo o arbitraje tienen, al momento de la celebración de ese acuerdo, sus
establecimientos en Estados diferentes, o b) Uno de los lugares siguientes está situado fuera
del Estado en que las partes tienen sus establecimientos: i) El lugar del arbitraje, si éste se
ha determinado en un acuerdo de arbitraje o con arreglo al acuerdo de arbitraje; ii) El lugar
del cumplimiento de una parte sustancial de las obligaciones de la relación comercial o el
lugar con el cual el objeto del litigio tenga una relación más estrecha, o c) las partes han
convenido expresamente que la cuestión objeto del acuerdo de arbitraje está relacionada
con más de un Estado.

Si alguna de las partes tiene más de un establecimiento, el establecimiento será el


que guarde una relación más estrecha con el acuerdo de arbitraje; y si una parte no tiene
ningún establecimiento, se tomará en cuenta su residencia habitual (artículo 1º Nº 4).
5

Es necesario hacer presente la importancia del principio de territorialidad respecto


de esta ley, ya que así lo establece el artículo 1º Nº 2. En este mismo punto, en nuestro
Código Civil el artículo 14 establece que "La ley es obligatoria para todos los habitantes
de la República, incluso los extranjeros" y el artículo 16 prescribe que "Los bienes situados
en Chile están sujetos a las leyes chilenas, aunque sus dueños sean extranjeros y no
residan Chile".

Ahora bien, para escoger el arbitraje como método de solución de los eventuales
conflictos, es necesario, en vista del artículo antes citado, ver algunos puntos.
Primeramente, es necesario definir si la materia objeto del arbitraje puede someterse a
compromiso en el país en cuestión. Esto según el Artículo 5º Nº 2 de la Convención de
Nueva York, donde se establece que existe la posibilidad de negar el reconocimiento y
ejecución de una sentencia de Tribunal Arbitral si la materia de que trate no es susceptible
de arbitraje o vulnera el orden público del país en que deba dársele cumplimiento.

También parece lógico exigir el carácter de acto de comercio del tema en cuestión,
como lo señala el Artículo 2 letra g). Este carácter mercantil es requerido en todos los
países involucrados, en todos debe ser un acto mercantil.

Además, y lógicamente, debe tratarse de un asunto internacional, tal como el


nombre de la misma ley lo indica, pues, en caso contrario, se aplicarán las normas del
arbitraje doméstico.

Otro punto de relevancia respecto del arbitraje es que las partes pueden escoger la
legislación de fondo aplicable, tomando en cuenta el hecho de que ni la CNS ni los ingleses
desean que esta sea la ley de su contraparte. No podemos desconocer que a pesar de que se
ha logrado gran uniformidad en cuanto a la legislación, no existe total coincidencia, lo que
traerá consigo que los árbitros de derecho deban aplicar cabalmente tal o cual normativa en
cuanto a la determinación de los derechos y relaciones jurídicas que analice. Por eso, se le
recomienda a la CNS que no elija la legislación inglesa, y que aquella que escoja de común
acuerdo con su contraparte, haya sido estudiada a fondo, porque los alcances de una u otra
legislación son enormes. Esto lo contempla la ley en el artículo 28 Nº 1. Lo mismo respecto
6

de la forma de tramitación del arbitraje, según el artículo 19º. Lo común es que se


incorporen en el compromiso una serie de reglas de arbitraje, como la normativa de
CNUDMI sobre la materia, por ejemplo.

Frente a este escenario, es más adecuado realizar un compromiso de arbitraje


internacional entre las partes, ya que este mecanismo es sumamente útil y ventajoso en
comparación con la justicia ordinaria del país donde se ejecute la prestación no monetaria
del contrato, porque, como se había adelantado, existe una variedad de ventajas de este
sobre la justicia común. Ya se sabe que los árbitros son jueces especiales que se
especializan en impartir una justicia rápida y la mayor parte del tiempo (y en este caso, se
recomienda) son ellos abogados especializados en las materias que juzgan, por lo que su
eficacia es innegable, así como su colaboración hacia la justicia ordinaria. Además hay
amplitud respecto de la autonomía de la voluntad en la aplicación de normativa, tanto en lo
que se refiere a la ley de fondo, como a los aspectos procedimentales. Por lo demás, el
juicio arbitral es más rápido. Por esta causa, se recomienda el arbitraje por sobre otro
mecanismo para solucionar los conflictos que puedan suscitarse entre las partes.

Bibliografía

 MONTOYA Manfredi, Ulises. “Derecho Comercial” Tomo II. Cultural Cuzco S.A.
Lima, 1986.
7

 URIA Meruéndano, Rodrigo. Derecho Mercantil. Ediciones Jurídicas S.A. Madrid,


1994.

 RAMÍREZ Necochea, Mario. Elementos Fundamentales del Derecho Internacional


Privado. LexisNexis Chile, Santiago, 2007.

 Código Civil de la República de Chile

 D.F.L. Nº 251, Ley de Seguros, 22 mayo 1931.

 Ley Nº 19.971, sobre Arbitraje Comercial Internacional, 29 septiembre 2004

 www.camsantiago.com

 www.legalpublishing.cl

 www.microjuris.cl

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