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HUMILDAD

Se aplica a la persona que tiene la capacidad de restar importancia a los propios


logros y virtudes, y de reconocer sus defectos y errores. Reconocer nuestras
debilidades, cualidades y capacidades y aprovecharlas para obrar en bien de los
demás, sin decirlo.

Pruebas de la Verdadera Humildad:


1. Depende de la Misericordia de Dios.
2. Ve sus fallas y su necesidad de Perdón.
3. Reconoce su indignidad delante de Dios.
4. No ostenta sus logros ni su justicia.
5. Se goza cuando otros reciben honor.
6. Recibe abiertamente la crítica.
7. Lleva toda preocupación y ansiedad al Señor.
8. No sentir la necesidad de ganar todas las discusiones.
9. Aprender de personas con diferente doctrina y más jóvenes que nosotros.
10. Siempre está en disposición de servir. (Marcos 10:45)

La humildad es de central importancia para Dios:

“Así pues, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los
cielos.”
Mateo 18:4

“La soberbia precede al fracaso; la arrogancia anticipa la caída.”


Prov 16:18

“Dios resiste a los soberbios, pero se muestra favorable a los humildes.”


1 Pedro 5:5

“El que sea más importante entre ustedes, sea siervo de todos.”
Mateo 23:11

“Es mejor que te alabe gente extraña, y no que te alabes tú mismo.”


Prov 27:2

“Dios se opone a los soberbios, y da gracia a los humildes.”


Santiago 4:6
Tema:

El valor de la humildad ayuda a las personas a contener la necesidad de decir o

hacer gala de sus virtudes a los demás. Una personas que vive la humildad hace

el esfuerzo de escuchar y de aceptar a todos. Cuando más aceptamos, más se

obtendrá el cariño y reconocimiento, porque una palabra dicha con humildad tiene

el significado de mil palabras agradables.

Humildad es aceptar las cualidades con las que nacemos o desarrollamos, desde

el cuerpo hasta las posesiones más preciadas. Por tanto, debemos utilizar estos

recursos de forma valiente y benevolente. Ser humilde es dejar hacer y dejar ser,

si aprendemos a eliminar la arrogancia, reconocemos las capacidades físicas,

intelectuales y emocionales de los demás. Por tanto, el signo de la grandeza es la

humildad. La humildad permite a la persona ser digna de confianza, flexible y

adaptable. En la medida en que somos humildes, adquirimos grandeza en el

corazón de los demás.

El éxito en el servicio a los demás proviene de la humildad; cuanto más humildes,

mayores logros obtendremos. No puede haber beneficio para el mundo sin la

humildad. Una persona humilde puede adaptarse a todos los ambientes, por

negativos que éstos sean; nunca dirán “no era mi intención decirlo”, según la

actitud, las palabras reflejarán eso, entonces debemos cuidar nuestras palabras

para no lastimar sin desearlo. Cuando expresemos una opinión debemos hacerlo

con el corazón y mente abierta para aceptar las particularidades, la fortaleza y la

sensibilidad de uno mismo y de los demás.


Para ser humildes, necesitamos ser realistas, conocernos a nosotros mismos tal

como somos. Únicamente así podremos aprovechar todo lo que poseemos para

obrar el bien. Siempre encontramos cosas en nuestra propia persona que no nos

gustan, capacidades que no estamos aprovechando o cualidades que no estamos

desarrollando. Lo importante es aceptar la situación e intentar luchar por

superarse día a día.

Cómo podemos desarrollar la humildad :

Lo podemos lograr si...

 Aprendemos a aceptar las capacidades de los demás.


 Reconocemos la propia realidad, sin caer en la arrogancia.
 Somos sencillos, sinceros y veraces. ƒ
 Pedimos ayuda cuando la necesitamos y reconocemos que no somos

autosuficientes.

 ƒ Escuchamos a los demás y dejamos de hablar de nosotros mismos.

Pienso positivamente :

 “El saber, es orgullo de haberse esforzado tanto”.


 “La sabiduría deber ser sinónimo de humildad”.
 “Me olvido de mí mismo, para darme generosamente a los demás”.

Decálogo de la humildad

1. Elimina la soberbia, cultiva el espíritu positivo hacia los demás.

2. No permitir que tus actitudes o palabras ofendan a otros.

3. Estar en armonía es el mejor regalo; sonríe y mira a todos con cariño.


4. Cuida tu lenguaje. No hables para criticar, ni siquiera con el fin de agradar.

5. Haz de la humildad una clave de tu vida y el resultado será una buena

autoestima.

6. Reconoce la realidad y esfuérzate por ser mejor.

7. Elige a tus amistades por tus afinidades.

8. Resalta los aspectos positivos en los demás, minimiza sus debilidades.

9. No te sientas superior a nadie.

10. Aprecia otras virtudes para fortalecer la humildad: la modestia, la sobriedad,

la mesura, etc.

Que implica la humildad en la familia:

 Agradecer los buenos consejos que hicieron posible las buenas

decisiones que hicieron posible los éxitos

 ƒ Mostrar gratitud a las personas que nos dedican su tiempo y esfuerzo


 ƒ Ser transparente unos con otros, reconociendo y apreciando a quien nos

ayuda sin decirlo

 ƒ Aprender a sostenerme firma solo

La humildad promueve la paz. La persona humilde no lucha contra sus hermanos cristianos para
defender sus supuestos “derechos” personales. El apóstol razonó que aunque tenía libertad para hacer
todas las cosas, haría solo lo que fuera edificante, y si algo en particular molestaba la conciencia de un
hermano, dejaría de hacerlo. (Ro 14:19-21; 1Co 8:9-13; 10:23-33.)

También requiere humildad el mantener la paz poniendo en práctica el consejo de Jesús de perdonar a
los demás los pecados que cometan contra nosotros. (Mt 6:12-15; 18:21, 22.) Cuando alguien ofende a
otra persona, supone una prueba para su humildad obedecer el mandato de dirigirse al ofendido y
admitir el error pidiendo perdón (Mt 5:23, 24), y en el caso de que sea el ofendido el que se dirige al
ofensor, solo el amor y la humildad podrán mover al ofensor a reconocer su error y a actuar
inmediatamente para enderezar los asuntos. (Mt 18:15; Lu 17:3; compárese con Le 6:1-7.) No obstante,
la paz que tal humildad produce tanto al individuo como a la organización sobrepasa cualquier
sentimiento de humillación; además, esa acción humilde desarrolla y fortalece en la persona la excelente
cualidad de la humildad.

Esencial para la unidad de la congregación. La humildad ayudará al cristiano a estar contento con lo que
tiene y a mantener el gozo y el equilibrio. La interdependencia de la congregación cristiana, según lo
ilustró el apóstol en 1 Corintios, capítulo 12, se basa en la obediencia, la humildad y la sumisión al orden
teocrático. Por lo tanto, aunque a los varones de la congregación se les dice: “Si algún hombre está
procurando alcanzar un puesto de superintendente, desea una obra excelente”, también se les recuerda
que no busquen ambiciosamente un puesto de responsabilidad, como, por ejemplo, el de ser maestros
de la congregación, puesto que estos “recibirán juicio más severo”. (1Ti 3:1; Snt 3:1.)

Todos, tanto hombres como mujeres, deberían ser sumisos a los que llevan la delantera y esperar que
Jehová les dé cualquier nombramiento o asignación de servicio, puesto que de Él procede el
nombramiento. (Sl 75:6, 7.) Tal como dijeron algunos de los levitas, hijos de Coré: “He escogido estar de
pie al umbral en la casa de mi Dios más bien que ir de acá para allá en las tiendas de la iniquidad”. (Sl
84:10.) Lleva tiempo desarrollar tal humildad verdadera. Cuando las Escrituras enumeran de aquellos a
quienes se nombraría para el puesto de superintendente, especifican que no debería nombrarse a nadie
recién convertido, “por temor de que se hinche de orgullo y caiga en el juicio pronunciado contra el
diablo”. (1Ti 3:6.)

Características de la humildad
1. La humildad está dispuesta a conceder crédito a otros por nuestros triunfos.
La persona que es verdaderamente humilde esta tan inmersa en su trabajo de servir que no le
preocupa quien obtiene el crédito por lo que hace.

2. La humildad produce un interés sincero en los demás


Una persona humilde busca servir a otros antes que usarlos, porque ha adoptado el dicho de
Jesús… (Mateo 20:28). Pero esto no es popular en nuestra cultura que exalta todo lo contrario.
No obstante, el Señor dijo… (Mateo 20:26).

Una persona realmente humilde otorgara el éxito a la Gracia y Misericordia de Dios, lo ven
como una forma de servir a Dios y a otros! ¡Esa es una señal de humildad!

3. La humildad se resiste a creer que siempre tiene la razón


El conocido conferencista y escritor Charles Swindoll narra la historia de una pareja que se
llamaban Sven y Holda. Ambos eran cristianos, ellos tenían su altar familiar y oraban con
regularidad. Asistan a la iglesia dos veces por domingo, ella estaba en el coro y el era un
servidor, asistían a los servicios entre semana, pero no se llevaban bien. Peleaban todo el
tiempo. Se sentían culpables de su tormentosa relación y oraban acerca de ello con frecuencia.
Una mañana, después de su meditación con Dios y todavía sintiendo que no se habían
arreglado, Holda dijo: Creo que tengo la solución a nuestro problema. Dime Holda ¿cual es?
Creo que debemos pedirle a Dios que se lleva a uno de los dos a estar con El. De esa manera, yo
puedo irme a vivir con mi hermana.

¡Eso es orgullo! Mientras que la soberbia culpa a los demás por errores, la humildad

reconoce que el problema podemos ser nosotros. Una persona humilde se da cuenta que no
tiene el monopolio de la verdad y esta dispuesta a admitir que la otra persona puede estar
correcta, cuando menos en algunos puntos.

Cuando difieres de otra persona, sea tu cónyuge, hijo, amigo, compañero, miembro de la
iglesia, etc… ¿Estas dispuesto a aceptar que tal vez no tenga la razón? En verdad escuchas a esa
persona o estas tan ocupado pensando tu siguiente intervención de tal manera que no
escuchas lo que esa persona esta tratando de comunicarte. Una persona humilde esta
dispuesta a admitir que esta equivocada.

Un viejo predicador dijo a un grupo de jóvenes ministros: Jóvenes, he tenido que tragarme el
orgullo en todas las formas imaginables: asado, frito, horneado y rostizado. Y no importa la
forma en que se prepare, nunca me sabe bien”. El humilde come orgullo con regularidad.

4. La humildad considera a los logros y fracasos desde la perspectiva divina


Con frecuencia los cristianos tenemos problemas para vernos a nosotros mismos de una
manera equilibrada. Tendemos a gravitar hacia uno de los siguientes extremos: “ Soy tan
maravilloso que no se que haría Dios sin mi”, o: “ Soy un gusano indigno bueno para nada”. Por
fortuna la Biblia no apoya ninguna de estas dos perspectivas.

Para quien se cree mucho por lo que ha logrado, la palabra de Dios nos recuerda (Romanos
12:3). En seguida Pablo discute la verdad acerca de los dones espirituales: Dios a dotado a cada
uno de nosotros de manera diferente para que le sirvamos. Así como un cuerpo tiene muchas
partes necesarias para funcionar correctamente, también el cuerpo de Cristo esta formado por
muchos miembros. Ningún cristiano fue diseñado para funcionar aislado, nos necesitamos
mutuamente. Para la persona que siempre se esta menospreciando porque se considera
indigna, la palabra de Dios dice (2 Corintios 5: 17). Por otro lado Jesús afirmo (Gálatas 2:20)

La humildad nos proporciona la perspectiva divina acerca de nosotros mismos: Fuera de Cristo
no merecemos nada más que castigo eterno. Pero en Cristo somos capaces de cualquier cosa.
Podemos decir como el apóstol Pablo (Filipenses 4:13).

Se cuenta que en una ocasión, el gran director de orquesta, Toscanini, dirigió la Orquesta de
Nueva York en su interpretación de Novena Sinfonía de Beethoven. El lugar estaba lleno de
gente que quería escuchar al famoso conductor por última vez. La orquesta toco como nunca.
Al final, los músicos se pusieron de pie y le dieron una ovación cerrada a Toscanini, mientras
que el continuaba golpeando la batuta contra el atril para llamarles la atención sin resultado.
Por fin después de 10 minutos logró que lo atendieran y les dijo: Señores no es a mi a quien
deben aplaudir sino a Beethoven. La actitud del Cristiano cuando considera sus logros debe ser
así “No soy yo mas Cristo vive en mi”
Sé profundamente humilde, porque fuego y gusanos son el
castigo del impío. Cualquiera que se enaltece, será
humillado; y el que se humilla, será enaltecido.
El cetro de la majestad de Dios Altísimo, nuestro Señor Jesucristo, vino en la tierra en la humildad de corazón.

(Mateo 11:29) “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí,


que soy manso y humilde de corazón;
y hallaréis descanso para vuestras almas;”

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Siendo muy humilde el Señor Cristo Jesús está con los que son humildes de corazón. Porque por la Santa Palabra
dice Dios: ¿A quién miraré, sino a aquel que es manso y humilde de espíritu y teme mis palabras?

(Isaías 57:15) “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo:
Yo habito en la altura y la santidad,
y con el quebrantado y humilde de espíritu,
para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.”

(Isaías 66:2) “Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová;
pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.”

(Salmos 138:6) “Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde,


Mas al altivo mira de lejos”.

(Isaías 29:19) “Entonces los humildes crecerán en alegría en Jehová,


y aun los más pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel.”

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Dios se deleita en los humildes y derrama en ellos Su gracia y dones con abundancia. El humilde se convierte en la
buena tierra que da fruto al recibir la semilla divina.

(Salmos 10:17) “17 El deseo de los humildes oíste, oh Jehová;


Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído,”

(Proverbios 29:23) “23 La soberbia del hombre le abate;


Pero al humilde de espíritu sustenta la honra.”
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Dios hermoseará a los humildes con la salvación.

(Job 22:29) “29 Cuando fueren abatidos, dirás tú: Enaltecimiento habrá;
Y Dios salvará al humilde de ojos.”

(Salmos 149:4) “Porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo; Hermoseará a los humildes con la salvación.”

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Los corazones de los humildes vivirán para siempre.

(Salmos 22:26) “26 Comerán los humildes, y serán saciados;


Alabarán a Jehová los que le buscan;
Vivirá vuestro corazón para siempre.”

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Dios exalta a los humildes.

(Proverbios 15:33) “33 El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría;


Y a la honra precede la humildad.”

(Job 5:8-9, 11) “8 Ciertamente yo buscaría a Dios, Y encomendaría a él mi causa;


9 El cual hace cosas grandes e inescrutables, Y maravillas sin número;
11 Que pone a los humildes en altura,
Y a los enlutados levanta a seguridad;”

(Salmos 147:6) “6 Jehová exalta a los humildes,


Y humilla a los impíos hasta la tierra.”

(Lucas 1:52) “52 Quitó de los tronos a los poderosos,


Y exaltó a los humildes.”

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Buscad justicia, buscad mansedumbre y Dios mismo encaminará a vosotros los humildes.
(Salmos 25:9) “9 Encaminará a los humildes por el juicio, Y enseñará a los mansos su carrera.”

(Sofonías 2:3) “Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio;
buscad justicia, buscad mansedumbre; quizá seréis guardados en el día del enojo de Jehová.”

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Dios esta contra los soberbios y da gracia a los humildes.

(Jeremías 50:31) “He aquí yo estoy contra ti, oh soberbio, dice el Señor, Jehová de los ejércitos; porque tu día ha
venido, el tiempo en que te castigaré.”

(Proverbios 3:34) “34 Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores,


Y a los humildes dará gracia.”

(Santiago 4:6) “Pero él da mayor gracia. Por esto dice:


Dios resiste a los soberbios,
y da gracia a los humildes.”

(1 Pedro 5:5) “5 Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de
humildad; porque:
Dios resiste a los soberbios,
Y da gracia a los humildes.”

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Con los humildes está la sabiduría de lo alto y el pobre es honrado por su saber.

(Eclesiástico 10:26-30) La humildad en la verdad


“26 No te hagas el sabio cuando realizas tu tarea ni te gloríes en el momento de la penuria.
27 Más vale el que trabaja y vive en la abundancia que el que anda gloriándose y no tiene qué comer.
28 Hijo mío, gloríate con la debida modestia y estímate según tu justo valor.
29 ¿Quién justificará al que se daña a sí mismo y quién glorificará al que se desprecia?
30 Al pobre se lo honra por su saber y al rico por sus riquezas.”

(Proverbios 11:2) “Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra;


Mas con los humildes está la sabiduría”.
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El hombre humilde no aspira a la grandeza personal que el mundo admira porque ha descubierto que ser hijo de
Dios es un valor muy superior; va tras tesoros espirituales. No está en competencia.

(Mateo 10:16) “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos;


sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.”

La humildad del ser humano es la cualidad que ayuda a rechazar el orgullo, la soberbia, la vanidad, la arrogancia y
la impertinencia.

(Lucas 17:10) “10 Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid:
Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.”

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Los príncipes de Dios se reconocen por la facilidad con que se humillan.

(Proverbios 30:32) "32 Si neciamente has procurado enaltecerte,


O si has pensado hacer mal, Pon el dedo sobre tu boca."

(Proverbios 25:6-7) “6 No te alabes delante del rey,


Ni estés en el lugar de los grandes;
7 Porque mejor es que se te diga: Sube acá,
Y no que seas humillado delante del príncipe A quien han mirado tus ojos.”

(Lucas 14:7-18) Los convidados a las bodas


“7 Observando cómo escogían los primeros asientos a la mesa, refirió a los convidados una parábola, diciéndoles:
8 Cuando fueres convidado por alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que
tú esté convidado por él,
9 y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a ocupar el
último lugar.
10 Mas cuando fueres convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga:
Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa.
11 Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.”

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Mejor es asociarse con los humildes, guardándose sin mancha de la generación maligna.
(Proverbios 16:19) “19 Mejor es humillar el espíritu con los humildes
Que repartir despojos con los soberbios.”

(Romanos 12:16) “16 Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes.
No seáis sabios en vuestra propia opinión.”

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He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece, mas el humilde se arrepiente reconociendo la autoridad de
Dios.

(1 Samuel 2:3) “No multipliquéis palabras de grandeza y altanería; Cesen las palabras arrogantes de vuestra boca;
Porque el Dios de todo saber es Jehová, Y a él toca el pesar las acciones.”

(Habacuc 2:4) “He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece;
mas el justo por su fe vivirá”.

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El Señor Jesucristo nos invita a seguirlo y a imitarlo, y nos deja una regla sencilla, pero exacta, para vivir la caridad,
la solidaridad, la ayuda mutua con humildad y espíritu de servicio.

(Mateo 7:12) “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros
con ellos; porque esto es la ley y los profetas.”

No mirar cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.

(Filipenses 2:3-4, 15) ”3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad,
estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;
4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.
15 para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y
perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;”

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Jehová el Señor guarda a los sencillos y humildes.


(Salmos 116:1-8) “1 Amo a Jehová, pues ha oído Mi voz y mis súplicas;
2 Porque ha inclinado a mí su oído; Por tanto, le invocaré en todos mis días.
3 Me rodearon ligaduras de muerte, Me encontraron las angustias del Seol;
Angustia y dolor había yo hallado.
4 Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo: Oh Jehová, libra ahora mi alma.
5 Clemente es Jehová, y justo; Sí, misericordioso es nuestro Dios.
6 Jehová guarda a los sencillos; Estaba yo postrado, y me salvó.
7 Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, Porque Jehová te ha hecho bien.
8 Pues tú has librado mi alma de la muerte, Mis ojos de lágrimas, Y mis pies de resbalar.”

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Si ahora no eres humilde recibiendo, el día de mañana no serás generoso dando.

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