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El Carso,
definiciones, leyes y procesos de carsificación y cavernamiento
EL MUNDO SUBTERRÁNEO
UNIVERSIDAD PARA TODOS
EL CARSO
Principales procesos
Seis grandes grupos de procesos, estrechamente vinculados entre si, determinan el
desarrollo del carso. Su peso especifico puede variar al examinar uno u otro caso
particular, pero, en suma, no puede prescindirse de la acción de cualesquiera de ellos, lo
que obliga a considerarlos cuidadosamente para la comprensión adecuada del problema.
Tales procesos son de orden geodinámico, climático, morfodinámico, hidrodinámico,
geoquímico, y termodinámico, ejerciendo su acción sobre el sistema tanto de forma
instantánea como secular, por lo que en cualquier caso se trata de aclarar el desarrollo
unidireccional, es decir, en el tiempo, de un sistema que constituye un universo
multidimensional.
Procesos geodinámicos
Cualquier análisis de los procesos geodinámicos que tienen lugar en la corteza terrestre,
parte de un cierto modelo físico de la Tierra. Aunque en particular el carso es un
fenómeno que interesa solamente una parte de la corteza, no puede prescindirse del
conocimiento reológico de ésta que, en no poca medida, depende de la estructura
interior de la Tierra.
La preparación tectónica del macizo de rocas carbonatadas es requisito indispensable
para el desarrollo de los procesos de carsificación. Estas zonas de debilidad estructural
constituyen los circuitos de drenaje fundamentales que permiten la acción de los
restante procesos. Dicho de otro modo, de la geometría de la red de discontinuidades
geológicas (fallas, diaclasas, microclasas, planos de estratificación, poros, como los
fundamentales) y de sus relaciones mutuas depende, en principio, la mayor o menor
probabilidad con la que puede establecerse una red de colectores-conductores. De modo
más general, las propiedades físicas y geométricas de la red de discontinuidades
geológicas permiten, por razón de su energía de activación, la interacción de las fuerzas
y flujos que producen el trabajo que origina las formas cársicas tanto superficiales como
subterráneas.
Procesos morfodinámicos
Cinco grupos de procesos ejercen su acción, en dependencia de la situación geográfica
del macizo carbonatado, sobre el modelado del relieve superficial: modelado de las
pendientes, erosión fluvial, erosión glacial, erosión eolica y erosión debida al
movimiento de grandes masas de agua.
La acción individual o conjunta de estos procesos, la intensidad con que actúan y los
efectos que producen, se encuentra estrechamente relacionada con el resto de los
factores endógenos y exógenos. Particularmente importantes son aquellos que provocan
alteraciones en el nivel de base local o general (debidas a causas isostáticas o
glacieustáticas) que se manifiestan en el reajuste del perfil de equilibrio de las corrientes
fluviales, en los procesos que tienen lugar en la desembocadura de los rios, y en la
formación de líneas costeras, deltas y playas. Deben destacarse, por su especial
significación, los correspondientes reajustes en los factores climáticos que se revierten
en el nivel de energía que se suministra al sistema.
Procesos climáticos
Pueden distinguirse cuatro grupos de procesos: los que conciernen al balance de energía
y radiación, a la transferencia de calor, los de precipitación y evaporación, y las
variaciones climáticas. Evidentemente se trata de un conjunto extremadamente
complejo de analizar. Muchos de sus elementos o los factores que los condicionan
deben medirse a escala de megarrelieve o aún cósmica, como es el caso de los factores
astronómicos.
Procesos hidrodinámicos
La conjunción de estos procesos es la causante del desarrollo de las formas cársicas
subterráneas y su efecto se manifiesta tanto en el crecimiento tridimensional de la red de
galerías del subsuelo como de los procesos sedimentarios y de reexcavación de variado
tipo que allí se encuentran. En este sentido, cuatro grandes grupos de procesos deben ser
descritos adecuadamente: el transporte mecánico o advección, la difusión, la dispersión,
y el retardo hidrogeoquímico, los cuales se manifiestan de modo diferente en
dependencia de la zona hidrodinámica en que ocurran, el régimen de flujo que en ella
tiene lugar, y la geometría de la red de colectores-conductores, entre otros.
Procesos geoquímicos
Los procesos que conducen a la disolución, transporte y deposición de los materiales
carbonatados y de otro tipo que constituyen la roca carsificable son de la más absoluta
importancia en la conformación del carso. Tales procesos son de orden estequiométrico
(vinculados a la cinetica del proceso), termoquímicos y químico-físicos y tienen lugar
durante la interacción entre las diferentes fases presentes en cada caso (sólido-líquido-
gas) rigiendo el proceso de deposición, evolución sinsedimentaria y postsedimentaria de
las rocas carbonatadas y, por supuesto, en especial, el de carsificación, incluyendo no
sólo la disolución sino también la deposición en el interior de macizo y aquellos
subsecuentes de redisolución o decalcificación. Estos mecanismos son válidos en los
más variados entornos geológicos y climáticos.
Procesos termodinámicos
Los procesos termodinámicos gobiernan la dirección en que tienen lugar los procesos.
Adecuadamente combinados con los que definen la acción de los mecanismos
anteriores, la aplicación de los principios de la termodinámica generalizada permite
pronosticar la evolución del macizo cársico y, a escala local, distinguir los efectos, sobre
el sistema, de los estímulos que sean inducidos sobre éste. En tal sentido son
importantes dos grandes grupos de procesos: la relación entre fuerzas y flujos y la
variación de energía en el sistema.
El contenido medio de CO2 en el aire atmosférico es de 3,3 . 10-4 atm (bar), que
corresponde a 0,6 mg de CO2/L de aire. Este valor varía en relación a la altitud y
latitud. En las zonas montañosas esta magnitud es menor, del orden de 2 . 10-4 atm, al
nivel del mar adquiere 10-4, mientras que en las zonas urbanas se eleva a 7 . 10-4. En
el suelo la cantidad de CO2 es mucho mayor, pudiendo alcanzar 0,1 atm. El
contenido del CO2 del aire de las cuevas en distintos países depende de la distancia de
la fuente generadora (el suelo), la morfología de la cueva, las características de
circulación del aire, la altura, el clima de la región y otros factores. La disolución de
CO2 en el agua es un fenómeno físico, controlado por la ley de Henry:
2 HCl (l) + CaCO3 (s) = Ca2+ (ac) + 2 Cl- (ac) + H2 O (l) + CO2 (g)
2 HNO3 (l)+ CaCO3 (s) = Ca2+ (ac) + NO3- (ac) + H2 O (l) + CO2 (g)
4 FeS2 (s)+ O2 (g) + 23 H2 O (l) + 28 Fe2+ (ac) = 2 Fe(OH)3 (s) + 30 Fe2+ (ac)+
8 SO42- (ac)+34 H+(ac)
De esta forma se genera CO2,, H2SO4 e ion H+ libre, capaces de disolver considerable
cantidad de calcita, la cual es parcialmente reemplazada por el yeso de la manera
siguiente:
CaCO3 (s)+ H2SO4 (l) + 2 H2 O (l) = CaSO4 2 H2 O (s) + H+ (ac) + HCO3- (ac)
La presencia de una elevada densidad de cavernamiento en las montañas de Harz
(Alemania), se ha relacionado con el intemperismo de la siderita contenida en el macizo
carbonatado. En este proceso, por cada mol de siderita oxidada se debe formar un mol
de CO2, según:
CO2
CH2 O(l) + 2 MnO2 (s) + 3 H+ (ac) = 2 Mn2+ (ac) + HCO3- (ac) + 2 H2 O (l)
4. Reducción de Fe (III):
CH2 O(l) + 4 Fe(OH)3 (s) + 7 H+ (ac) = 4 Fe2+ (ac) + HCO3- (ac) + 10 H2 O (l)
5. Reducción de SO42-:
CH2 O (l) + 1
2 SO42-(ac) = 1
2 HS- (ac) + HCO3- (ac) + 1
2 H+ (ac)
6. Formación de CH4:
CH2 O(l) + 1
2 H2O (l) = 1
2 CH4 (g) + 1
2 HCO3- (ac) + 1
2 H+ (ac)
La ecuación 1 constituye la principal fuente de suministro de CO2 por vía bacteriana
y requiere de la presencia de oxígeno disuelto en el agua. El CO2 se combina con el
agua para formar H2CO3 que es un ácido suficientemente fuerte para disolver los
carbonatos. El CH2O en estas ecuaciones representa un simple carbohidrato, aunque las
reacciones también pueden ocurrir con la participación de sacáridos, polisacáridos,
ácidos grasos, fenoles, aminoácidos y otros compuestos orgánicos. En el proceso de
descomposición de la materia orgánica en el suelo además de CO2 y los productos que
se presentaron en las reacciones se forman, por acción de las bacterias heterótrofas,
algunos ácidos débiles como el acético, cítrico, oxálico, etcétera, que aunque son poco
estables y se conservan poco tiempo en el seno del agua subterránea, son no obstante,
capaces de atacar las calizas con una intensidad de hasta 10 veces mayor que la
ecuación 1.11 para el CO2 . Por otro lado, se conoce la existencia de bacterias
autótrofas que pueden fijar el nitrógeno del suelo, originando una cadena de reacciones
en que se forma ácido nítrico, pasando previamente por amoniaco y nitrito. Este proceso
se conoce como nitrificación de las aguas:
NH3 (g)+ 3
2 O2 (g) = HNO2 (l) + H2 (g)
HNO2 (l) + 1
2 O2 (g) = HNO3 (l)
Los ácidos nítricos y otros compuestos nitrogenados relacionados, son capaces de
disolver las rocas carbonatadas según las ecuaciones siguientes:
• Zona en que prevalecen las aguas del tipo HCO3-- Ca2+ en equilibrio con la
calcita.
• Zona en que prevalecen las aguas del tipo Cl--Na+, las cuales se encuentran
sobresaturadas en relación con la calcita.
• Zona de mezcla o dispersión, donde las aguas son de los tipos HCO3- > Cl--
Ca2+ > Na+, Cl- > HCO3- - Na+ > Ca2+ o de facies intermedias, y las cuales
se suelen encontrar insaturadas respecto a la calcita.
De acuerdo con la información reportada en la literatura especializada en relación con
la geoquímica de las aguas cársicas afectadas por la intrusión marina, en muchas
regiones se han obtenido aguas con un determinado grado de saturación, aguas
saturadas o aguas insaturadas respecto a la calcita o la dolomita. Por ejemplo, en las
penínsulas de Yucatán y Florida se encontraron altos valores de sobresaturación en
aguas de pozos que atribuyeron a este tipo de mezcla de aguas.
(0.03%)
Cuatro aproximaciones han dominado el escenario de las teorías sobre el origen de las
cavernas en los últimos 100 años. Estas teorías, mutuamente excluyentes pueden
agruparse del modo siguiente:
Teoría vadosa, que implica que la mayor parte del volumen de la caverna es excavado
por corrientes fluviales con una superficie libre. El agua penetra desde un punto en la
superficie y desciende hasta el nivel de las aguas subterráneas y se considera que es el
proceso más rápido de desarrollo del cavernamiento. Este fue el principio esgrimido por
Martel a fines del siglo XIX y principios del XX.
La teoría freática profunda, que se basa en la suposición de que si el desarrollo de la
permeabilidad desde el punto de recarga al de descarga es tal que puede mantenerse un
nivel estable de las aguas subterráneas sobre un período de tiempo suficientemente
largo, la mayor parte de los conductos cársicos se desarrollarán en la zona freática. Esta
fue la teoría defendida por Davis y Bretz, entre 1930 y 1942.
La teoría del nivel de las aguas subterráneas, que establece que el agua se infiltra
desde la superficie hasta el nivel de las aguas subterráneas, de manera que la mayor
parte del movimiento tiene lugar a lo largo de una zona somera cerca de la superficie
freática y, por ello, las cuevas se originan en esta zona. Swinnerton, en 1932 y Rhoades
y Sinacori, en 1942, fueron los más altos exponentes de estas ideas.
La teoría genética conjunta, establecida por Ford y Ewers a fines de la década de
1970, que preconiza que las cuevas freáticas profundas y someras eran miembros
terminales y las cuevas vadosas se originan del avenamiento de estas.
Pocos años después que Grund publicara su clásico estudio, algunos autores como
Greene (1909), Beede (1911) y Addington (1927) no consideraron la influencia del
nivel de las aguas subterráneas en el control de la carsificación vertical y apenas lo
estudiaron. La causa del flujo horizontal y de galerías subterráneas superpuestas, por
ejemplo, la explicaban argumentando la presencia de estratos impermeables o a la
influencia de niveles de base de erosión de corrientes fluviales epigeas. Por otra parte,
autores como Matson (1909), Weller (1927) y Swinnerton (1929), reconocieron el
importante papel del nivel de las aguas subterráneas en la dinámica de los sistemas de
flujo y, por ello, en la formación de cavernas y, aunque no pensaron en la posibilidad de
una circulación más profunda, capaz de producir carsificación, supusieron -no sin
razón- que la más intensa disolución ocurría en el límite de las llamadas zonas "vadosa"
y "freática", siguiendo la terminología de Grund y Meinzer (1927).
Sin embargo, autores europeos como Katzer (1909) y Bock (1913) señalaron los rasgos
esenciales que, inicialmente, serían los más importantes en la formación de conductos
cársicos. En este sentido, sugirieron que la velocidad del flujo sería un elemento
determinante. No obstante, especulando sobre la presencia de una masa integral de agua
sometida a presión en los macizos cársicos, indicaron que la zona de excavación se
encontraría por debajo de la superficie potenciométrica.
En 1930, William Morris Davis publicó su clásico estudio sobre el origen de las
cavernas. A partir de entonces, desde el punto de vista hidrodinámico y, por ende,
genético, comenzaron a distinguirse dos tipos esenciales de conductos: aquellos debidos
a la acción de las aguas subterráneas en la llamada "zona freática" y las que se
originaron como consecuencia de la acción disolvente de las aguas infiltradas en la
"zona vadosa". Tales cuevas fueron llamadas por Davis, respectivamente, cuevas del
doble ciclo y cuevas del ciclo único y, por lógica generalización de su teoría, por tanto,
cuevas freáticas y cuevas vadosas. Aunque Davis formalmente reconoció que sus ideas
eran similares a las de Grund, a diferencia de éste propuso considerar que la formación
de cavernas tenía lugar en la llamada "zona freática".
Piper, en 1932, concluyó que la circulación profunda adquiriría cierta velocidad siempre
que las aguas no se saturaran de calcita, de manera que las grandes cavernas por él
estudiadas se formaron en el límite entre las zonas freática y vadosa. Esta idea fue
ampliada por Swinnerton (1932) quien, basándose en los trabajos ya citados de Matson y
Weller, estableció que la circulación que ocurre a la altura del nivel de las aguas
subterráneas es fundamental en la formación de conductos, apoyándose en la tesis de
Finch (1904) que suponía que en los acuíferos constituidos por rocas consolidadas
existían dos zonas de saturación: una superior, de agua en movimiento, y otra inferior,
estática. Swinnerton consideró que si el agua pudiese fluir directamente bajo el "nivel
freático" siguiendo todos los conductos posibles, el más horizontal de todos, por ser el
más corto, movería el mayor volumen de agua, de manera que esta zona estaría menos
saturada de calcita que aquella que fluye por canales más profundos.
En 1932 también, O. Lehmann publicó el primer intento de aplicación de la teoría de la
mecánica de los fluídos a la aclaración de la circulación del agua subterránea en el
carso. Un análisis de este tipo no volvería a hacerse sino treinta años más tarde.
Gardner (1935) y Malott (1938) estudiaron el papel de la litología y de la evolución
geomorfológica en el control de la carsificación subterránea; sin embargo, no
consideraron los mecanismos de flujo hipodérmico y de la teoría de la infiltración, sobre
todo, porque sus estudios se centraron en aquellos casos de "espeleogénesis vadosa".
Hubbert (1940), por su parte, analizó las opiniones de Swinnerton y mostró que,
generalmente, el agua subterránea en los medios fisurados se mueve siguiendo patrones
curvos y que los conductos alternos para el fluido no eran posibles, de manera que
elaboró un esquema diferente del flujo en acuíferos cársicos. En 1941, Rhoades y
Sinacori elaboraron un esquema similar al anterior, concluyendo que la disolución será
mayor allí donde el flujo está más concentrado. De este modo, según esos autores, la
excavación comenzaría en el punto de descarga del acuífero hacia una corriente
superficial progresando horizontalmente en sentido contrario a la dirección del flujo. Al
año siguiente, 1942, Bretz estudió una serie de formas de erosión en las cavernas que
vinculó a las etapas de inundación por "aguas freáticas", así como a la presencia de
corrientes "vadosas" en la segunda etapa davisiana de evolución del circuito de drenaje
subterráneo.
Las reacciones químicas que tienen lugar en la solución y en la superficie de la roca
consisten en la producción de iones H+ a partir del CO2 .
Estas reacciones son básicamente, las siguientes:
H 2O + CO2 → H 2CO3 → H + + HCO3−
CO32 − + H + → HCO3−
Las siguientes reacciones actúan simultáneamente sobre el mineral, liberando Ca2+, CO22-
y HCO3-:
CaCO3 + H + ↔ Ca 2 + + 2HCO3−
Los iones liberados durante la disolución son transportados mediante difusión molecular,
de manera que su concentración, c, en la superficie, debe ser mayor que en la solución, de
manera que el flujo difusivo puede expresarse mediante:
D
FD = ( cs − c B ) = α D ( c s − c B )
ε
donde D es el coeficiente de difusión, en el orden de 1.10-5 cm2/s; ε, es una dimensión
característica que describe la distancia desde la superficie hasta el punto de concentración
mínima cB. El flujo liberado desde la superficie por las reacciones que ocurren en la
superficie del mineral se expresa mediante una función del tipo f (ceq − cs ) , tal que
Fs = α s f (ceq − cs ) , donde αs, es una constante.En régimen permanente, Fs = FD. Fd (línea
discontinua) y Fs (línea continua) en función de la concentración c. En el punto de
intersección entre ambas se encuentra el valor de cs. Cuando la tasa de la reacción de
superficie se incrementa, incrementando αs, entonces cs se aproxima a ceq cuando α→∞.
Así, para valores elevados de αs, ocurre que F ≈ α D (ceq − cB ) y la velocidad de las
reacciones está controlada por la difusión. En tales condiciones de límite, las velocidades
están controladas por las reacciones en superficie. La tasa de conversión de CO2 en H+ y
HCO3- tiene que igualar la liberación de Ca2+ del mineral. Este también es un proceso
lento y, en un volumen V, de solución, la cantidad de CO2 que se transforma puede
expresarse como:
d [CO2 ]
V⋅ = A ⋅ Fs
dt
y tiene que igualar la cantidad de iones Ca2+ que se liberan de la superficie A del mineral.
De este modo, si V es lo suficientemente pequeño, las velocidades están controladas por
la conversión de CO2 y el factor de control es, entonces, la relación V/A.
Para un sistema cerrado con una presión parcial de CO2 (p CO2) equivalente a 5.10-2 atm
a 10ºC en condiciones de flujo a pistón en que la concentración de Ca se incrementa a lo
largo de la línea de flujo, lo que es una buena aproximación a las condiciones de flujo
lineal (laminar). Puede observarse las tasas de disolución en función del incremento de la
concentración de Ca para diferentes valores de espesor de la película de agua,δ, para las
condiciones δ = (V/A) tanto en sistemas abiertos como cerrados. Los números de las
curvas designan los valores de δ en unidades de 10-3 cm. Para valores pequeños de δ,
inferiores, en el modelo, a 2.10-3 cm, las velocidades se incrementan linealmente con δ, lo
que es típico para el caso en que la reacción esté controlada por la conversión de CO2.
Con valores mayores, las velocidades se incrementan lentamente hasta que, a partir de
δ=10-2 hasta un cm, dejan de ser independientes de δ.
En esta región del gráfico, el transporte difusivo y la conversión de CO2 controlan la
velocidad dela reacción. Para valores superiores de δ < 5 cm, la velocidad de la reacción
está completamente controlada por el transporte de masas y las velocidades decrecen con
el inverso de δ. En condiciones de régimen no lineal (turbulento), el transporte difusivo de
masas se incrementa por la formación de eddies de turbulencia a todas las escalas. Ello
puede simularse mediante el incremento del coeficiente de difusión por un factor del
orden de 104, de tal modo que Deff= 104Dm (Fig. 19). La Fig. 20 muestra que, para bajos
valores de δ, las velocidades de reacción son iguales a las calculadas para régimen
laminar o para condiciones estáticas. Ello ratifica que, en esta región, las velocidades de
reacción están controladas completamente por la conversión de CO2 aún cuando el
transporte de masas se haya incrementado en cuatro órdenes de magnitud. Para valores
superiores a los 5.10-3 cm, las velocidades se incrementan linealmente con δ. Más allá de
este valor, las velocidades de reacción se incrementan lentamente hasta que se alcanzan
valores de δ > 0,1 cm, en la que se vuelven constantes. Ello se debe a que para valores de
δ suficientemente grandes, la conversión de CO2 es muy rápida y la turbulencia impide la
formación de gradientes de concentración. En los modelos anteriores, las leyes de
velocidad de reacción siguen las relaciones lineales descritas mediante F = α (ceq − c ) .
n2
⎛ c ⎞
F = k n 2 ⎜1 − ⎟ para c ≥ csw
⎜ c ⎟
⎝ eq ⎠
De manera que para una concentración crítica del orden csw ≈ 0,8ceq la cinética de la
reacción cambia de una tasa de reacción no lineal con n1 ≈ 2 a un orden superior n2 ≈ 4
en aguas carbonatadas naturales en sistemas abiertos (para pCO2 = 5.10-3 atm a TºC = 20).
⎛V ⎞
d depende de V/A de acuerdo con d = ⎜ ⎟c fin ⋅ 0,037 , donde d se expresa en cm y cfin es
⎝ A⎠
la concentración al final del experimento, expresada en moles/l = moles/cm3. Con el
incremento de d también crece n2, y se hace constante alrededor de n=10. Un
comportamiento similar se observa en k2 y n1. k1 y csw decrecen y, también, se aproximan
a valores constantes. Ello se explica por un incremento en los inhibidores de disolución,
tales como el fosfato, que pueden ser adsorbidos en la superficie, cuando devienen
especies móviles debido a la desintegración de la estructura del cristal durante la
disolución. La concentración superficial de tales inhibidores debe depender del espesor de
la capa de caliza removida. Con valores bajos de d, es de esperar un incremento lineal en
la concentración superficial.
El crecimiento de los conductos puede ser simulado en dividiéndolo en un conjunto de
segmentos finitos a los que se aplican las soluciones cinéticas e hidráulicas apropiadas. El
crecimiento es mucho más rápido en el extremo aguas arriba, con un incremento uniforme
de la relación C/Cs, donde Cs es la concentración de saturación y C, la dela solución. Por
las razones anteriores, esta relación se mantienen, convenientemente, alrededor de 0,7. La
Fig. 23 muestra la modelación de un conducto uniforme en el que las velocidades de
ampliación, S, se relacionan con el radio del conducto r, la longitud del dominio de flujo,
L, y el gradiente hidráulico.
Estos resultados tienen las siguientes implicaciones para el desarrollo de las cavernas:
• En un conducto cualquiera, la velocidad de crecimiento se incrementa con la descarga,
pero sólo hasta una tasa máxima, crítica, a partir de la cual no tiene lugar cualquier
incremento en la velocidad del crecimiento por disolución, excepto, quizás, por
abrasión.
• El crecimiento tiene lugar, solamente, si la descarga se incrementa con el tiempo.
• Las líneas de flujo, conductos, cavidades que exhiban la mayor descarga en la menor
longitud, es decir, la mayor relación Q/L, crecen más rápidamente.
• La velocidad máxima de regresión de las paredes, alrededor de 0,1 cm/año para una
relación inicial C/Cs = 0,tiene lugar para Q/rL > 0,001 cm/s.
La ecuación cinética general es del tipo:
A′k C
dC = (1 − ) n dt
Vw Cs
en la que,A´: es el área de contacto entre el agua y la roca,V: volumen de agua, k:
coeficiente de la reacción (mg-cm-L-1s-1), n: orden de la reacción, Cs: concentración
saturada. La velocidad de disolución, S, en cm/año se expresa mediante:
n
⎛ C ⎞
31,56k ⎜⎜1 − ⎟⎟
S= ⎝ Cs ⎠
ρr
donde ρr es la densidad de la roca.
La determinación del tiempo necesario para que un conducto en crecimiento pase de la
zona A a la B requiere de la aplicación del modelo en condiciones no permanentes, de
manera que el incremento en C y en las dimensiones del conducto con la distancia de
flujo se calculen a lo largo del conducto para un intervalo de tiempo dado. En conductos
planos, el tiempo crítico para que una determinada línea de flujo alcance la tasa máxima
de crecimiento es, aproximadamente:
−1, 4
⎛i⎞
αw ⎜ ⎟
−3
0
t= ⎝ L⎠ año
(0
PCO 2
)
donde w0, es el diámetro inicial de la grieta y PCO20 la presión parcial inicial de dióxido de
carbono.
Formas de absorción
Lapies, karren o diente de perro:
Son formas típicas y elementales del relieve de las regiones cársicas que se presentan
aisladas o formando extensos campos. Se compone de crestas y canales pequeños de
diversos tamaños, largo, ancho y dirección. Los lapies modifican el aspecto original
superficial de las rocas carbonatadas. Dependen más que otras formas cársicas de las
diferencias de solubilidad, permeabilidad, fracturas y buzamiento de las rocas y reflejan
con mucha claridad las variaciones del grado y dirección de la disolución o carsificación.
Dolinas
Se considera la dolina como la forma más típica del relieve cársico. Son depresiones
simples, en forma de embudo, de morfología comúnmente redondeada u ovalada, cuyo
diámetro no debe sobrepasar los 500 m. Se originan a través de fallas, grietas y
alineaciones del relieve, presentando alineamientos particulares que siguen las direcciones
tectónicas locales y regionales, las que afectan la morfología de las dolinas. En sentido
general se originan por procesos corrosivos y sufosivos, es decir por la infiltración de las
aguas superficiales y la circulación direccional de las aguas subterráneas y procesos
secundarios de desplome y succión.
Uvalas
Se originan por la unión de una o más dolinas individuales, representan un estadio
avanzado en el desarrollo de la línea de evolución de las depresiones cársicas, su
desarrollo es en sentido horizontal y pueden ser corrosivas, de desplome, de contacto y de
agrietamiento.
Poljes
La palabra polje significa, simplemente llanura cultivada, pero los geomorfólogos la
reservan para designar una llanura cársica, con una anchura que varía desde algunos
centenares de metros hasta varios kilómetros y una longitud que va desde algunos metros
hasta decenas de kilómetros. Los poljes cubanos más notables son los de Vento y Jaruco,
en la provincia de La Habana, que albergan dos de los más importantes acuíferos cársicos
cubanos. Se reconocen, depresiones sufosivas, corrosivas y de hundimiento y desplome.
En dependencia de la manera en que la acción de las aguas superficiales o subterránea
incidan sobre el macizo cársico y por las relaciones de estas con la litología, para provocar
hundimientos y desplomes en las paredes o vertientes de estas morfologías cársicas.
Valles cársicos
En general, la red fluvial en el carso puede ser de varios tipos. De acuerdo a su
funcionamiento hidrológico, estos pueden ser permanentes, estacionales o episódicos.
En la relación con la litología pueden ser de caudal autóctono, cuando todo su curso
ocurre sobre rocas carsificadas, de caudal alóctono, cuando su curso transita por rocas
carsificadas y no carsificadas. Los valles pueden ser ciegos, inversos, muertos, surgentes,
en dependencia de su relación con la red fluvial actual o antigua. Así, los valles ciegos
son aquellos cuyo cauce superficial termina en una caverna, los inversos son aquellos
formados por escalonamiento regresivo debidos a absorción por cavidades inversas, los
muertos son aquellos por los que ha cesado la circulación superficial y, los surgentes, son
aquellos formados a partir de la surgencia, en superficie, de aguas subterráneas.
Formas de Conducción y relieve subterráneo
La principal morfología subterránea o hipogea son las cavernas, que aunque su expresión
morfológica ocurre en la superficie del relieve, todo su desarrollo espacial ocurre por
supuesto en el interior del macizo cársico. Son de dos tipos básicos, las esencialmente
horizontales, que se denominan, por excelencia, cuevas o cavernas, y las verticales,
conocidas como simas o furnias.
Las cavernas por su relación con la litología y por la manera en que ocurre la acción de
las aguas sobre la roca carsificable, pueden ser tipificadas como: directas, condicionadas
por el desarrollo de redes hidrológicas superficiales o subterráneas, inversas, debidas a
procesos de erosión inversa ocurrida en el interior del macizo y hacia la superficie del
relieve, indirectas, debidas a procesos erosivos - corrosivos sin la participación de redes
de drenaje o de fenómenos de erosión inversa y mixtas, debidas al resultado de la
conjugación de cualquiera de los tipos anteriores. Las cavernas también pueden ser de
caudal autóctono cuando son formadas solo por aguas cársicas y de caudal alóctono
cuando son formadas por aguas, tanto cársicas como no cársicas. Por el carácter de su
trayectoria y su relación con el acuífero que drena y el relieve pueden ser transfluentes
cuando atraviesan el macizo y tiene una forma de absorción y de emisión asociadas al
relieve, es decir tiene una entrada y una salida de agua hacia el relieve. Cuando solo
tienen una entrada, es decir una forma de absorción, se denominan transcurrentes.
Por su desarrollo espacial, las cavernas pueden se de desarrollo longitudinal, vertical,
inclinada y sus combinaciones. Este desarrollo, esta condicionado por el patrón de la
carsificación y su posición espacial. El patrón de la carsificación esta definido por los
espacios cársicos que presentan las rocas carsificadas, estos son la porosidad, el
agrietamiento y la estratificación de las rocas que componen el macizo cársico.
Los depósitos en las cavernas se reconocen en la literatura con la denominación de
formaciones secundarias. En ellas se reconocen los siguientes tipos:
Formas de erosión
Bajo la denominación general de formas de erosión se incluyen las evidencias de la
acción corrosiva y erosiva del agua; es decir, de su efecto disolvente o de erosión
mecánica sobre los conductos por los cuales se desplaza. Tal acción dinámica puede
reconocerse sobre el piso, techo y paredes de los conductos; en la morfología de su
sección transversal y, muchas veces, en el perfil longitudinal de la galería. En no pocas
ocasiones, también, se reconocen formas erosivas sobre espeleotemas o bloques
clásticos, indicando una etapa de circulación posterior al crecimiento de las
espeleotemas o a la clastificación. En cualquier caso, exceptuando algunas formas
debidas a la erosión del viento en climas áridos, lo más común es que sean consecuencia
de la forma en que se organiza la circulación del agua y, por ello, se reconocen dos
grandes grupos de formas: las debidas a flujo difuso y las debidas al flujo concentrado.
Por razón del desarrollo de los procesos reconstructivos, de clastificación y de
deposición terrígena, las evidencias erosivas suelen conservarse mucho más en las
paredes que en cualquier otro sector de la cavidad.
La velocidad a la que se mueve el agua en el conducto es de importancia fundamental
para la generación de cualquier tipo de forma de erosión. Tal velocidad es una función
del gradiente hidráulico; es decir, de la pendiente de la superficie libre del agua; del
mayor o menor número de vías que la roca presenta para la circulación del agua, y de la
relación física entre los elementos que conforman la red subterránea de colectores-
conductores y de la viscosidad cinemática del agua que es, a su vez, una función de la
temperatura.
El término flujo difuso se emplea para designar un medio acuífero caracterizado por los
siguientes elementos:
• Las rocas predominantes son calizas o dolomitas nodulosas, de elevada porosidad
primaria, definida por una gruesa granulometría o por la presencia de agregados
orgánicos, como es el caso de las rocas organógenas, detríticas y las biohermas.
• Las aguas saturan completamente el medio acuífero, moviéndose lentamente en
virtud de un bajo gradiente hidráulico, lo que generalmente provoca, régimen
próximo al lineal y la circulación se asemeje bastante a la de los medios porosos.
• El régimen de las aguas subterráneas; es decir, la variación de la carga hidráulica,
composición física y química –en términos de los constituyentes principales,
pCO2 y relaciones de saturación, presentan un bajo coeficiente de variación,
indicando una negentropía elevada.
• Se trata en general de cavernas numerosas, pero pequeñas, de morfología
dendrítica y casi siempre de patrón porosidad.
En ellas se encuentran las siguientes formas de erosión, que feueron descritas por Bretz en
1942 y que, en general, no tienen equivalentes en español:
Formas • Huecos interconectados entre estratos (Bedding – plane
parietales anastomoses)
• Huecos interconectados entre grietas (Joijnt-plane
anastomoses)
• Esponjas (Spongework)
• Cajas (Boxwork)
• Redes (Network)
• Bolsadas (Pockets)
• Canales horizontals en estratos verticals (Horizontal chambers
in vertical beds)
• Grietas determinando cavidades (Joint determining cavities)
Formas cenitales Todos los anteriores y, además:
• Tubos y medios-tubos (Tubes and half tubes)
Formas Generalmente no se conservan, como consecuencia del propio proceso
pavimentarias de disolución, o se encuentran enmascaradas o cubiertas por otros
depósitos.
Las formas debidas a flujo concentrado se presentan bajo las siguientes condiciones
generales:
• Las rocas que constituyen el medio acuñífero presentan, generalmente, una
porosidad intersticial baja, resultando rocas my coherentes, por lo común de grano
muy fino.
• Las aguas no saturan completamente el medio acuífero. Por el contrario, la
circulación es controlada por el plano de estratificación o, mejor, por el patrón de
agrietamiento. La velocidad de las aguas es muy variable pero siempre alta, en
régimen no lineal, bajo gradientes hidráulicos no necesariamente muy altos.
• El régimen de las aguas subterráneas está caracterizado por una fuerte variabilidad
temporal y espacial, respuestas rápidas, poco amortiguadas, lo ue indica una baja
negentropía y una elevada influencia de la componente de fluctuaciones en su
balance termo hidrodinámico.
• Las cavernas, numerosas, se caracterizan, sobre todo por largos recorridos
subterráneos y elevados valores de sinuosidad y laberinticidad e, incluso, niveles
superpuestos de galerías.
Las formas de erosión no presentan la variedad de las formas de flujo difuso pero, por el
contrario, son muy importantes en tanto permiten obtener una evidencia muy clara del
régimen de flujo y de la evolución hidrológica del conducto y del sistema de flujo en su
conjunto. Son ellas, las siguientes:
Formas parietales • Scallops y fluttes
Formas cenitales Todos los anteriores y, además:
• Marmitas invertidas
Formas pavimentarias • Scallops y fluttes
• Marmitas
• Depresiones basales
Por mucho tiempo, los scallops fueron considerados formas de cavitación, debidos
exclusivamente a erosión mecánica. Se deben, sin embargo, a procesos conjugados de
erosión mecánica y disolución.
La forma de las galerías y, en particular, su sección transversal, es un indicador de los
procesos de erosión. Se reconocen las llamadas galerías a presión o en conducción
forzada, gravitacionales, clásticas, abrasivas, corrosivas, fusos, seudogalerías y aquellas
mixtas.Formas de sedimentación (espeleotemas, depósitos clásticos, aluviones).
Las llamadas formas de sedimentación o de rellenamiento pueden ser autóctonas o
alóctonas según se formen en el interior de la cavidad o provengan del exterior.
Las formas autóctonas son de tipo litoquímico, clástico, terrígeno y organógena. Las
alóctonas son marinas, organógenas, coluviales y aluviales.
Las formas litoquímicas son las espeleotemas o formaciones secundarias y comprenden
la llamada “morfología de reconstrucción” de algunos autores. Con tales tñerminos se
designa el conjunto de cristalizaciones y depósitos originados por precipitación de las
sales carbonatadas en solución en el piso, techo y paredes de las cuevas. Siempre
representan un cambio en el funcionamiento hidrológico de la cavidad, donde el agua es
sustituida, al menos parcialmente, por aire. Diferentes tipos de espeleotemas son,
asimismo, indicadoras de distintos estadios y regímenes de circulación de las aguas y el
aire a través de las rocas que circundan la galería. Por esa razón, se reconocen dos
grupos de factores en el control de su formación. Los factores de caudal (CA) y los
factores climáticos (CL).
Parietales Cuando se desarrollan sobre o a partir de las paredes dela cavidad, como
las coladas estalagmíticas, gours, mantos y algunos tipos de columnas y
estalactitas excéntricas o helictitas.
Pavimentarias Cuando el crecimiento se efectúa desde el piso, como las estalagmitas y
algunos tipos de costras y gours y los pisolitos o perlas de las cavernas.
Cenitales Cuando crecen desde la bóveda y, en lo fundamental, son estalactitas.
Los sedimentos clásticos son depósitos muy comunes en las cuevas. Se designan así los
conjuntos o acumulaciones regulares o caóticas de detritos de roca estructural
desprendidos del techo y paredes de la cavidad por procesos gravitacionales o fatiga,
decalcificación de la roca, disolución o sus combinaciones. Así, por su origen puden ser
de tipo quimioclástico, mecanoclástico, glyptoclástico y graviclástico. Se reconocen los
siguientes tipos de acumulaciones de bloques:
Caos deAcumulaciones de bloques parelelepipédicos de tamaño diverso, con o sin
bloques matriz arcillosa, que, a veces, presentan matriz arenosa.
Conos de Acumulaciones de bloques seleccionados gravitacionalmente, de modo que
deyección los mayores están enla parte más baja y los pequeños en lo alto, y el
depósito se apoya sobre una pared o pendiente y adopta la forma de un cono
de deyección torrencial típico. La matriz puede ser arcillosa o arenosa.
Conos Depósitos perfectamente cónicos situados bajo chimeneas de hundimiento y
centrales suelen tener matriz arcillosa producto de la decalcificación. Cuando son
imperfectos se les llama hemiconos.
Coladas de Depósitos originados por emigración, por solifluxión, de algunas de las
bloques formas anteriores. Especialmente se originan a expensas de caos
sedimentados sobre una pendiente donde la velocidad de deslizamiento es
mayor cuando la matriz arcillosa es abundante.
Formas de emisión
Los manantiales o formas de emisión forman el último elemento de la cadena
absorción-conducción-descarga sin la cual el sistema cársico son puede funcionar, se
transforma en un sistema inerte y pierde todo significado hidrológico. Los manantiales,
fuentes, surgencias, constituyen, siempre, un punto donde descarga un sistema de flujo
y tienen, por ello, la mayor importancia hidrológica y espeleológica. Por eso, se
distinguen los autóctonos, generados dentro del macizo cársico, de los alóctonos, cuyo
caudal proviene o se origina fuera de los límites del macizo cársico y aún de los
híbridos o mixtos.
Es común distinguir, en los manantiales, la relación de la descarga con los cauces
superficiales, el tipo de recorrido subterráneo que siguenlas aguas antes de emerger y,
sobre todo, si la descarga es permanente, estacional, episódica o fósil.
Relación entre las formas del modelado cársico el relieve y los pisos altitudinales
Por la ubicación en el relieve están relacionadas con los diferentes escarpes denudativas,
que limitan pisos Altitudinales y superficies de erosión y con las vertientes de los valles
fluviales, asi como en relación con otras formas del relieve (ver asociaciones entre las
formas del relieve cársico).
El relieve cársico se desarrolla en nuestro país en todos los pisos Altitidinales, que en
sentido general pueden ser agrupados en relieves de llanuras, de alturas y de montañas.
En las siguientes figuras, presentamos dos cortes que muestran la morfología del relieve
cársico para estos tipos de relieve. En el relieve cubano se reconocen los siguientes pisos
altitudinales:
• Llanuras bajas menores de 20 m,
• Llanuras medias (20 – 80 m),
• Llanuras altas (80 –120 m),
• Alturas grandes (200 – 300 m),
• Submontañas (300 – 500m)
• Montañas pequeñas (500 –1000).
El proceso geodinámico de formación de las formas del relieve cársico, permite
establecer un esquema de evolución, donde cada grupo de formas responde a un
comportamiento de distribución espacial, dando lugar a morfologías geométricas como
resultado de los factores que le dan origen. Por la geometría que tienen cada una de
ellas, las formas del relieve cársicos pueden clasificarse como:
Tipos de formas Tipo de espacio
Puntuales--------------------------------- métrico
Lineales --------------------------------- métrico
Areal o superficial --------------------- topológico
Mixtas------------------------------------- métricos más topológico
Factores geográficos
Son los que actúan sobre el sustrato para provocar la corrosión química y bioquímica, la
erosión mecánica, el ensanchamiento de poros y grietas. Entre éstos tenemos, en primer
lugar las precipitaciones y aguas solventes, en general, así como el clima, la
temperatura (más bien los cambios bruscos de temperatura), los organismos acidulantes
y los agentes antrópicos. Estos últimos determinan que entre los agentes activos
debamos incluir también los biológicos.
Los factores pasivos (relativamente) o geológicos incluyen la litología, la estructura,
textura y espesor de las capas de rocas solubles. Los geomorfólogos se han dividido
según consideren más importante uno u otro grupo de factores. Existe, por tanto una
escuela climática y otra estructural. La primera se subdivide a su vez en dos corrientes:
Una (Corbel, Moxart, etc) plantea que existe una relación inversa entre la velocidad de
disolución y la temperatura, apoyándose en el hecho de que el proceso de disolución de
exotérmico, en tanto que la precipitación es endotérmica. En estas condiciones las
temperaturas bajas favorecen la disolución de las rocas solubles y las temperaturas altas
la precipitación de sus minerales. Desde el punto de vista de la capacidad para disolver
CO2 en el agua, también la temperatura afecta el proceso en forma inversa. Según
Derrau (1966) a 0 grado un litro de agua disuelve 2.15 lt de C02; a 15 grados: 1 lt y a
25 grados: 0,8 lt. Los otros afirman que la agresividad de las aguas es mayor donde
más elevada es la temperatura. Vanhoff señala un aumento de hasta 2,5 veces en la
aceleración de las reacciones cuando la temperatura se eleva en 10 grados.
Se pudiera pensar, de acuerdo al razonamiento de la primera corriente de
geomorfólogos, que en los países fríos la actividad de disolución es más importante que
en las regiones tropicales. Sin embargo hay otros factores que compensan esta
situación, como son la actividad biológica (limitada en países templados y muy limitada
en los fríos; la disponibilidad de C02; el movimiento temporal de las aguas (mayor en
los países tropicales); la velocidad de desplazamiento de las aguas en el medio cársico
(a mayor velocidad de circulación menor velocidad de saturación); la cubierta de suelos
y vegetación y otros aspectos.
Resulta evidente, con una simple inspección de la geografía del carso, que los paisajes
cársicos más espectaculares se encuentran en regiones tropicales y por tanto el grupo
de Tricart, Derrau y otros deben reconsiderar sus argumentos. Por otra parte, algunas
zonas cársicas muy impresionantes que hoy se encuentran en países de clima templado,
fueron originadas bajo condiciones paleoclimáticas diferentes y después modificadas
por las glaciaciones y otros eventos globales. Los geomorfólogos de la escuela
estructural, lógicamente, sostienen que los agentes geológicos son los determinantes en
la formación y desarrollo del carso.
La litología es un factor esencial para el desarrollo del carso, pues, en sí determina su
existencia. Las rocas con un por ciento elevado de minerales solubles son las que
presentan más intensamente las expresiones de la disolución o corrosión cársica. La
estructura determina el grado y patrón de la disolución, según permita la circulación
hídrica a través de grietas, contactos o poros, influyendo directamente en la morfología.
El espesor del paquete de rocas es muy importante, pues de no existir el suficiente los
agentes del modelado destruirían las rocas en lugar de modelar un paisaje cársico. La
textura de la roca, la predominancia de los cementos o de los granos y la presencia o
ausencia de poros influirá notablemente en las formas cársicas que se modelen.
Un factor, sin dudas determinante, en el desarrollo del carso es el agrietamiento y las
discontinuidades estructurales. El agua acidulada actuará de forma más rápida a lo largo
de fallas, diaclasas y cualquier tipo de grietas y planos de contacto y de estratificación y
de manera más intensa aún en la conjunción de estas líneas y planos. Unos y otros
factores, actuando de conjunto, con mayor o menor peso según las condiciones
específicas de cada lugar, son los que determinan las características del desarrollo del
carso.
El carso no solo se desarrolla en rocas carbonatadas, es decir las rocas en cuya
composición predomina el carbonato de calcio. Este se origina en todas las rocas con
capacidad para ser disueltas por las aguas aciduladas.
La sal o halita es la más soluble de entre las rocas carsificables. No es porosa, es
impermeable y carece, generalmente, de grietas. Por esta razón la disolución areal es
muy grande y solo se encuentran afloramientos importantes en áreas desérticas.
La corrosión cársica se produce en el contacto con otras rocas, siempre que la velocidad
del agua acidulada sea considerable, pues de lo contrario se produce una "salmuera"
saturada, muy densa, que dificulta la formación del carso. Korotkevich (1961) señaló
que la gran velocidad de disolución de la sal da lugar a un paisaje muy típico,
caracterizado por la presencia de sumideros y depresiones de desplome y lapiés (lapies)
muy agudo. Se encuentran ejemplos en Argelia, islas del Golfo Pérsico, Polonia,
Zechstein, en Alemania y otros países euroasiáticos.En Cuba este tipo de paisaje
cársico salino no es común, solo en Punta Alegre, en el noroeste de la provincia de
Ciego de Avila existen yacimientos de halita, compacta y sin grietas, pero éstos se
encuentran a una profundidad superior a los 150 m, cubiertos por yesos.
El yeso sigue a la sal en orden descendente (es 5 veces más soluble que la caliza). Al
igual que la sal es impermeable. La disolución también se produce a través de grietas o
en los planos de contacto con otras rocas. Esta roca generalmente se presenta como
lentes, sin mucha superficie ni potencia, no obstante pueden encontrarse en Italia y
otros países europeos y en Argentina, en Sudamérica extensiones considerables de
rocas yesíferas carsificadas. En la antigua URSS se hallan algunas de las cavernas
mayores del mundo , excavadas en capas yesíferas que suprayacen rocas insolubles.
Optimititscheskaya pestchera de 111000 m y Ochernaya pestchera con más de 102000
m constituyen los ejemplos más fehacientes de este carso yesífero. En Cuba se
encuentran yesos carsificados en San Adrián, Matanzas, donde hay solo
manifestaciones cársicas superficiales; en Punta Alegre, como ya se ha señalado y en
Judas de Cunagua, no lejos de esa localidad, donde aparecen, asociadas con calizas,
pequeñas cavernas y depresiones cársicas superificiales.
La creta es un tipo de caliza muy porosa con un alto contenido de Si02 (38%) y de
Al203 (1.5%). El CaC03 es mayor del 90%, por lo cual puede considerarse muy pura.
Estas características determinan una velocidad de disolución no selectiva, sino
uniforme, la cual produce un paisaje cársico poco agresivo, ondulado, caracterizado por
la presencia de valles ciegos.
La dolomita , rica en carbonato de calcio y magnesio y es una roca menos soluble que
la caliza, pero comúnmente agrietada lo cual presenta con frecuencia un desarrollo
notable de los procesos cársicos. Debido a los residuos insolubles que presenta,
frecuentemente, las formas cársicas negativas se encuentran cubiertas. Entre las
dolomitas (dolomías) y las calizas y entre estas y la marga hay una amplia gama de
rocas intermedias, que también presentan diversos grados de carsificación. La dolomita
aparece frecuentemente en Cuba, principalmente en las llanuras carsificadas donde
alberga numerosas formas cársicas, incluyendo cavernas.
Las Calizas
La caliza es el elemento idóneo del fenómeno cársico. Es el medio de circulación del
agua cársica y el dominio donde tiene lugar la larga y compleja evolución subterránea.
La caliza , además es la mas extendida de las rocas solubles. Esto ocurre a tal punto que
algunos autores identifican la morfología cársica o cársica con la morfología calcárea o
de la caliza. La caliza es un material fundamentalmente organógeno y por consiguiente
vinculado a la evolución biológica de la Tierra.
El dominio calizo no es despreciable a escala mundial, aunque es una roca de
formación relativamente reciente, en comparación con las rocas silíceas, cuyos orígenes
se hayan mucho más atrás en la historia geológica de nuestro planeta. Las calizas más
antiguas han sido fechadas en el Precámbrico, desarrollándose en progresión
geométrica hasta hoy.
Con el nombre de caliza, rocas carbonatadas en realidad, designamos a un conjunto de
rocas de composición relativamente heterogénea, cuyo componente fundamental es el
carbonato de calcio (CaC03). Las calizas puras tienen mas de un 95% de CaC03. El
resto está formado por carbonato de magnesio, principalmente y aragonito, para
componer el grupo de minerales carbonatados (Llopis, 1968) y otros componentes en
pequeña proporción como cuarzo, la arcilla y feldespato (minerales arcillosos), así
como: glauconita, pirita, etc. De acuerdo con Folk, en la textura de las calizas deben
distinguirse dos tipos de elementos: aloquímicos, que forman la fracción característica
de la textura y autígenos que forman la matriz o cemento. Los aloquímicos se dividen
en cuatro categorías:
• pellets: agregados de calcita microcristalina redondeados, sin estructura interna.
• intraclastos: redepósitos
• fósiles: o restos duros de organismos
• oolitos: fragmentos redondeados con estructura interna.
Los cementos o elementos autígenos están fomados por: esparita: cristales mayores de
10 micras y micrita: con cristales menores de 10 micras. La combinación de matriz y
fracciones dan lugar a cinco tipos distintos de calizas, según la textura:
• Calizas espáticas: Predominio de aloquímicos y cemento espático.
• Calizas con predominio de aloquímicos y cemento micrítico (oolitas, calizas
conglomeráticas, etc)
• Micritas. Calizas con predominio elemento autígenos ( micríta)
• Calizas arrecifales. Predominio de aloquímicos fósiles.
• Calizas dolomizadas. Predominio de cementos dolomíticos
Estas tipos de calizas, actualmente, han recibido denominaciones más modernas de
acuerdo al tamaño de los granos y al tipo de cemento que los une. De esa forma a las
calizas alóctonas, donde los componentes originales no están entrelazados
orgánicamente, durante la deposición se han denominado mudstone y wackestone si
tienen un cemento fangoso calcáreo y se diferencian por el por ciento de los granos de
tamaňo entre 0.3 y 2 mm . Las calizas se denominan packstone y grainstone si la matriz
es granular y mantienen menos de 10% de los granos mayores de 2 mm. Floannistone y
rudstone tienen mas de 10% de granos mayores de 2 mm y se diferencian por estar
sustentadas por una matriz o por predominio de granos mayores de 2mm.
Las calizas autóctonas, que son el caso contrario y cuyos granos son
fundamentalmente micro y macro organismos dispuestos de diversas formas han sido
nombrados Bafflestone, Bind o Boundstone y Framestone. Las calizas alóctonas son
más carsificables y de acuerdo a las características de los cementos y granos presenten
mayor o menor frecuencia de determinadas formas superficiales y subterráneas.
Las calizas autóctonas se destruyen más fácilmente, por lo cual no son las mejores
exponentes de las formas cársicas.