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LA PSICOLOGIA DE LA SALUD EN LA ATENCION HOSPITALARIA

Ana María Duque de Estrada


Jorge A. Grau Abalo
Edelsys Hernández Meléndez
Ricardo Werner Sebastiani

Publicado no livro: Grau, J.A.; Meléndez, E.H. (org) “Psicologia de la Salud: fundamentos y
aplicaciones.”. Ed. Univ. Guadalajara – Centro de Ciencias de la Salud, pp. 295-232. México;
2005.
Prêmio: “Publicación Cientifica en la Salud” Ministério de la Salud Publica de Cuba – Asociación
Cubana de Entidades Cientificas de la Salud – 2006.

La Psicología de la Salud en las instituciones hospitalarias tiene una breve, pero intensa
historia. En casi todos los países latinoamericanos, e incluso de otras partes del mundo, los
psicólogos existentes en los años 60 trabajaban fundamentalmente en el sector privado,
pero unos pocos se aventuraban a trabajar en instituciones hospitalarias estatales, buscando
ante todo mayor experiencia, y quizás una retribución económica escasa e inestable. Este
fue el ejemplo del antiguo Hospital Psiquiátrico de la Habana, conocido por Mazorra y
constituido entonces en depósito de enfermos psiquiátricos, o el pequeño Servicio de
Psiquiatría de un Hospital General; eran las opciones de la época, donde el psicólogo
jugaba un papel profesional auxiliar y dependiente, realizando labores fundamentalmente
de diagnóstico (MINSAP, 1987; Grau, 1996). Poco ha cambiado el panorama actual y son
escasos los hospitales en la mayoría de los países de la región que cuentan con psicólogos
nombrados en su plantilla, que respondan de forma integral a las necesidades psicológicas
del paciente enfermo, sea agudo o crónico, tanto en su fase de hospitalización como
después de esta.

Lo más frecuente es que existan algunos hospitales que cuenten con psicólogos integrados a
equipos de Salud Mental, cuya función principal es la atención de los pacientes
psiquiátricos ubicados en diferentes situaciones clínicas, como hospitales psiquiátricos,
hospitales de día o consultas psiquiátricas, y cuyos objetivos rebasan muy poco la del
diagnostico, con la aplicación de diferentes técnicas y con escasas funciones terapéuticas o
de investigaciones, casi siempre unidas a intereses psiquiátricos. Este fue el reduccionista
legado de la Psicología Clínica tradicional a la actual Psicología de la Salud.

No obstante, la necesidad que tienen los enfermos que padecen de las más diversas
enfermedades de la atención psicológica desde una concepción biopsicosocial, no ha sido
suficientemente desarrollada y existen pocos países donde el psicólogo se desempeñe en
hospitales plenamente dentro de los principios de la Psicología de la Salud, establecidos en
los capítulos anteriores. A pesar de esto, se abre paso cada vez con mas fuerza el hecho real
y objetivo de que los aspectos psicológicos juegan un papel importante y vital en estos
pacientes, lo que es aceptado con mas énfasis no solo por los profesionales más diversos
sino por los propios pacientes. Así, en Cuba, Brasil y en determinadas instituciones de
México, Colombia y algunos otros países latinoamericanos, el psicólogo de la salud se va
abriendo paso en el trabajo en Hospitales e incluso, en algunos países como Brasil la
llamada Psicología Hospitalaria ha tomado fuerza y ha dado paso a una reconceptualización
teórica y a una considerable ampliación práctica (Angerami et al, 1992, 1995, 1996, 1998,
2003). Las actividades de Psicología de la Salud en el ámbito hospitalario tienen su marco
de inicio en Brasil en los años 50 cuando Mathilde Neder inició los trabajos junto a
unidades de ortopedia y rehabilitación en 1952 en lo Hospital de Clínicas de la Facultad de
medicina de la Universidad de Sao Paulo (Sebastiani 2000).

En Cuba, con los cambios sociales acaecidos a principios de los años 60, la dirección del
Ministerio de Salud Pública consideró necesario y oportuno crear las condiciones para que
la Psicología, como ciencia y disciplina independiente, labrara su propio camino
profesional, brindando su contribución en los esfuerzos conjuntos por la salud de la
población. Los psicólogos comenzaron a vincularse a todas las especialidades médicas, y
no sólo al campo de la Psiquiatría; se ubicaban en otros niveles del Sistema de Salud, como
el Policlínico del nivel de atención primaria, que se convirtió en un contexto ideal para un
nuevo enfoque preventivo y social y poco a poco se formularon las bases teórico-
metodológicas de una nueva Psicología, la Psicología de la Salud (Morales, Grau, 1989;
Grau, 1996, 1997, 2000).

A partir de entonces, los psicólogos que comenzaron a laborar de manera creciente en el


segundo y tercer nivel de atención (hospitales e institutos de investigación) se insertaron
de forma natural a ese nuevo enfoque de Psicología de la Salud. De esta manera, la
introducción de la Psicología en el trabajo asistencial, institucional, docente e investigativo
del hospital, para proporcionar una atención cada vez más integral a diversos pacientes, se
vio estimulada por las contingencias sociales de entonces, y fue parte inherente, por una
parte, de la trayectoria de la salud pública en el país de los últimos 30 años, y por otra, del
propio desarrollo de la Psicología de la Salud (Grau y cols, 1987; Grau, Cunill, Martin,
Mas, Duque, Zas, 1996). La búsqueda del rol del factor “humano” en el surgimiento y
desarrollo de muchas enfermedades, contribuyó de manera decisiva al enriquecimiento del
trabajo psicológico en el hospital, a la vez que se desarrollaba una serie de especialidades
médicas beneficiadas (Grau, Duque, Más, 1987). El desarrollo contemporáneo de la
Psicología de la Personalidad, de las investigaciones dirigidas a puntualizar el papel
específico de la personalidad como mediatizador de influencias extremas en la aparición de
alteraciones psíquicas, de los estudios sobre el llamado “cuadro interno” o perfil del
padecimiento de muchas enfermedades, el avance de los conocimientos acerca de la
modulación psicológica de respuestas inmunológicas y neuroendocrinas, la caracterización
creciente de los estados emocionales en el contexto del proceso de estrés, entre ellos el
emanado dentro del proceso de desarrollo de una enfermedad, los estilos de afrontamiento y
otros factores relacionados con el desarrollo de la Psicología, como el proceso acelerado de
introducción de las terapias cognitivo-conductuales actuales, han estado vinculados al auge
que ha ido en varios países el trabajo de los psicólogos en diferentes tipos de hospitales
desde la década de los 80.

No ha sido entonces casual que los psicólogos de la salud, acostumbrados a dar respuestas
de carácter práctico-asistencial a las demandas de la población, fuesen cada vez más
reclamados para su trabajo en instituciones clínico-quirúrgicas por especialidades médicas
en las que, incluso a nivel mundial, existían escasas experiencias de trabajo médico-
psicológico conjunto (Sebastiani, Chiattone e Angerami, 1984 y 1988, Grau, Cunill, Martin,
Mas, Duque, Zas, 1996). Por otro lado, no es exagerado plantear que aun hoy, muchos de
los psicólogos de otros países no tienen esa posibilidad y cuando tienen acceso a
instituciones hospitalarias es casi siempre en funciones investigativas o asistenciales, pero
ligadas o asociadas a Facultades de Psicología que necesitan buscar en lugares
asistenciales, los pacientes que les son necesarios para la docencia o la investigación, y que
-aunque realizan un trabajo real y meritorio con los pacientes- la forma de trabajar esta

alejada de una verdadera interrelación interdisciplinaria, que responda totalmente a las


necesidades de los pacientes, de la institución y de los otros profesionales.

Un aspecto importante en la introducción creciente de los psicólogos en la atención


hospitalaria ha sido la definición metodológico-organizativa del objeto, funciones y tareas
en este tipo de instituciones, tarea que ha sido acometida fundamentalmente en Cuba y en
Brasil, aprovechando la experiencia de trabajo acumulada durante los años 1970-1980 en
diversos hospitales (Neder, 1967; Grau, Cunill, Martin, Mas, Duque, Zas, 1996; Angerami,
1984, 1988, Lamosa, 1987, 1990; Angerami et al, 1996; 1998; 2003).

La creación de Servicios de Psicología independientes, que en realidad se encuentran


íntimamente relacionados con otros servicios hospitalarios especializados (entre ellos el
Servicio de Psiquiatría de un Hospital General o Clínico-Quirúrgico), ha sido un hito
importante en este desarrollo, que se dio en Cuba a mitad de la década de los años 1980, y
contribuyó a dar especificidad a la Psicología de la Salud que se introducía rápida y
fructíferamente en las grandes instituciones hospitalarias (Grau, Cunill, Martin, Mas,
Duque, Zas, 1996). Paralelamente, se han ido remodelando los antiguos Servicios de Salud
Mental de los Hospitales Pediátricos o reforzando los Servicios de Psicología en los
Hospitales Gineco-obstétricos y especializados (Ortopédicos, de Rehabilitación, etc.). En
los años 1970-1990 se creó una fuerte tradición de investigación psicológica vinculada a
problemas concretos de salud en grandes Institutos de Investigación cubanos, como los
Institutos de Endocrinología, Neurología, Oncología, Gastroenterología, Nefrología,
Hematología y Angiología. Hoy en día, cualquier institución hospitalaria cubana (incluso
de provincias) cuenta al menos con una plantilla de 2-3 psicólogos, aunque la mayor parte
de los grandes hospitales (400 camas o más) incorporan 5-6 psicólogos o más.
Excepcionalmente, algunas instituciones del nivel terciario o de reconocida trayectoria en la
Psicología de la Salud, tienen un número mayor de psicólogos, como el Hospital C.Q.
“Hnos. Ameijeiras”, en el cual han llegado a trabajar hasta 17 profesionales y el Hospital
Psiquiátrico de la Habana, donde laboran actualmente varias decenas de psicólogos (Grau,
2000).

Codo a codo con los psicólogos trabajan los Técnicos Medios en Psicología, conocidos en
Cuba como “psicometristas”, graduados en Institutos Tecnológicos de Salud, con un
contenido especial en su formación, ellos han jugado un papel importante en el desarrollo
profesional de los psicólogos, al descargarlos de una serie de tareas rutinarias de
diagnóstico (especialmente con tests estandarizados), y al participar junto a ellos en
actividades de orientación y tratamiento, generalmente como coterapeutas. Por regla
general, se mantiene en los hospitales la proporción de 1 técnico medio por cada 2-3
psicólogos profesionales, y aunque también trabajan en la atención primaria, un numero
considerable presta sus servicios en el área hospitalaria. La concepción de este técnico,
que consideramos muy novedosa y de pocos antecedentes, permitió que el psicólogo
pudiera realizar de forma ágil y dinámica el trabajo diario, pudiendo en un tiempo menor,
atender con calidad un numero creciente de pacientes. El contenido de trabajo de este
técnico en sentido general se concentra en las siguientes funciones:

 Dominar y aplicar las técnicas psicológicas diversas para el estudio psicológico de los
pacientes que se atienden tanto por consulta externa como de los pacientes que están
hospitalizados, dándole prioridad a estos últimos.
 Conducir entrevistas estructuradas y con fines predeterminados
 Realizar observaciones dirigidas
 Participar en la conducción de grupos educativos de pacientes con diferentes patologías.
 Participar junto con el psicólogo, en la protocolización y conducción de algunas
investigaciones afines
 Aplicar con relativa independencia encuestas, inventarios, cuestionarios y participar en
su procesamiento.
 Visitar hogares, escuelas y centros de trabajo para complementar indicaciones del
psicólogo

En Cuba, casi el 40 % del total de psicólogos del Ministerio de Salud Pública atiende a la
población en más de 280 centros hospitalarios generales o clínico-quirúrgicos, materno-
infantiles o gineco-obstétricos, pediátricos, psiquiátricos y en 11 Institutos de Investigación
y otros hospitales altamente especializados. En Brasil, laboran en el campo de la Psicología
Hospitalaria más de 10.000 profesionales de acuerdo con investigación desarrollada por el
Consejo Federal de Psicología de Brasil (CFP 2001). También aquí se ha intentado normar
metodológicamente el trabajo de atención psicológica (Hares, Erner, 1996; y otros).
(Ricardo: poner aquí cifras y si lo consideras pertinente, señalar algo acerca del desarrollo
de la Psicología Hospitalaria en Brasil}.
Brasil es un país que tiene cientos de miles de psicólogos con diferentes orientaciones
teóricas desarrollando trabajos en el campo de la salud, estimándose un universo de 126,000
psicólogos registrados en el Consejo Federal de Psicología, de los cuales aproximadamente 16%
actúan en el área específica de la psicología de la salud, en los términos en que aquí se le ha
representado. Los marcos de iniciación de la psicología de la salud en Brasil datan de la década del
cincuenta, anteriores por lo tanto a la propia reglamentación de la profesión del psicólogo en este
país, fechada en 1961. En reciente presentación de estudios hecha por el Dr. Jorge Grau, actual
presidente de la ALAPSA, realizada en el V Congreso Iberoamericano de Psicología de la Salud,
celebrado en Cartagena, Colombia (abril de 2000), con sorpresa y orgullo identificamos que, por las
investigaciones hechas por el Dr. Grau, Brasil es el país que inició más precozmente los trabajos en
el campo en todo el Mundo (1952), teniendo como pionera a la eterna maestra Dra. Mathilde Neder.
Experimentamos a partir de la década de los setenta un intenso desarrollo en las áreas
académicas de formación en licenciatura y posgrado, implementación de prácticas, publicaciones
científicas y fomento de encuentros científicos de carácter nacional y regional. Los primeros cursos
incluidos en la licenciatura con cátedras optativas o en régimen de extensión universitaria, fueron
implementados entre 1978 y 1980, siendo estructurados los primeros núcleos de formación en
psicología hospitalaria, con aprendizaje supervisado en ese periodo.
Aun en ese sentido, en Brasil diversos concursos públicos en instituciones municipales,
estatales y federales de salud buscan para sus cuadros psicólogos con capacitación específica en
psicología de la salud y sus subáreas, para realizar actividades en hospitales, centros o clínicas de
atención ambulatoria, unidades básicas de salud, centros de salud y, en programas de orientación,
prevención y educación para la salud. A partir de esa época tienen lugar la formación de Sociedades
Científicas como las de Psicooncología, Medicina Psicosomática, Cuidados Paliativos, Psicología
Hospitalaria, Neuropsicología, Psicología Pre y Perinatal, y Psicología de la Salud, entre otras, que
se estructuran por iniciativa de psicólogos, o tienen en sus cuadros a profesionales del área de la
psicología de la salud, inclusive asumiendo cargos directivos en aquellas que se caracterizan por su
cuño interdisciplinar. Se tiene que señalar, todavía, que el área de la salud en Brasil es la que más ha
absorbido psicólogos en los últimos 15 años, incluso como alternativa al gradual vacío de los
espacios que antes eran ocupados por las actividades de consultorio, pautadas en un ya desgastado
modelo clínico. Esto no es casual y refleja la necesidad de incorporación de la psicología en las
tareas de la salud en la región, frente a la demanda social existente a ese respecto.
Merece especial atención el estado actual de los proyectos de posgrado de psicología de la
salud en los países latinoamericanos. La estructura curricular ha adquirido, generalmente, la forma
de especialización y posgrado (en lato y estricto senso) de temas específicos: maestrías, que centran
su objetivo en la actualización con fines de investigación y desarrollo científico; especializaciones,
dirigidas al desarrollo de habilidades para el trabajo en salud, y doctorados, con exigentes requisitos
de desarrollo científico. Realmente en Latinoamérica existen desde los años ochenta varias
modalidades de cursos de formación en posgrado.
La construcción del campo de la psicología hospitalaria/salud en Brasil se confunde y
coincide, en muchos aspectos, con la historia de la estructuración de la profesión de psicólogo en
este país, y con la conformación de la psicología de la salud en las Américas.
Si consideramos que los primeros movimientos más consistentes -en el sentido que se
oficialice a la psicología como profesión en nuestro país- datan desde el inicio de los años
cincuenta, no obstante que tengamos innumerables profesionales ya actuando en el área desde la
década de los veinte, observaremos que en esta misma época se habían instalado oficialmente en
nuestro país los primeros servicios estructurados de psicología hospitalaria, más específicamente de
1952 hasta 1954 en la unidad de Ortopedia del Hospital de las Clínicas de la Facultad de Medicina
de la Universidad de São Paulo, y después, en 1957, en la unidad de Rehabilitación del mismo
hospital.
Al inicio de los años sesenta, la psicología es reconocida oficialmente como profesión en
Brasil y observamos igualmente la expansión de varias iniciativas de psicólogos en el sentido de
que desarrollen sus trabajos vinculados a hospitales generales; en la misma década, en Cuba es
fundada la primer Sociedad de Psicología de la Salud del mundo. Tanto en Brasil como en otros
países de América Latina se inician actividades volcadas a la atención a la salud de la población,
con la participación de psicólogos ya expandiendo su campo de actuación más allá de las clásicas
delimitaciones del modelo clínico y de la actividad estrictamente dedicada a la llamada “Salud
Mental”.
La década del setenta se caracteriza por el gran avance de los trabajos en el área de
psicología en Brasil y por la enorme proliferación de cursos universitarios para la formación de
psicólogos. En consonancia a esa evolución observamos que se amplía significativamente la
presencia de psicólogos en hospitales generales, así como el surgimiento, en varios países de las
Américas, de núcleos de formación en psicología de Salud. En 1974 es postulada por Stone la
asignatura “The Health Psychology” en la Universidad de California, en los Estados Unidos de
Norteamérica, al mismo tiempo que movimientos relacionados a la medicina psicosomática en
Brasil, Argentina y Uruguay, y la Behavior Medicine, principalmente en los Estados Unidos de
Norteamérica, Canadá y México, empiezan a recibir la participación intensa de psicólogos, en su
mayoría venidos de actividades relacionadas a hospitales y otras instituciones de salud no
vinculadas tradicionalmente a la salud mental y a la psiquiatría. Estos profesionales buscaban
referencias técnicas y científicas para la aplicación en sus trabajos, con objeto de ampliar su campo
de lectura y perfeccionar sus herramientas y recursos para hacer frente a demandas bastante
distintas del modelo que su formación les permitió. Cabe resaltar aquí que, en Brasil, desde los
años cuarenta, las políticas de salud caminan, tanto en lo que se refiere a inversiones como a las
acciones de salud, hacia un modelo centrado en la institución hospitalaria. Las actividades y
programas de salud pasan a ser desarrolladas desde los hospitales, defendiéndose de un modelo que
resalta las acciones de salud vía la atención secundaria (modelo clínico/asistencialista) y tenemos,
por consecuencia, una división de las otras acciones relacionadas a la salud colectiva, que marginan,
hasta el día de hoy, las inversiones y trabajos en salud pública y la valoración del enfoque
epidemiológico (modelo sanitarista) (Cohn y Elías, 1996).
Al mismo tiempo, los cursos de formación profesional en ciencias de la salud optan por un
enfoque curativo, y los cambios y crisis sucesivas en los sistemas gubernamentales de asistencia a la
salud y seguridad social dan énfasis e incentivan inversiones de la iniciativa privada al modelo
hospitalario. Salimos de una vocación, preconizada por innumerables epidemias que asolaron a
nuestro país hasta la década del treinta y abarcamos un modelo en gran parte importado de los
Estados Unidos de Norteamérica, donde el hospital pasa a ser el símbolo máximo de atención a la
salud. Muy probablemente esos motivos llevaron, en Brasil, a que se acuñara el nombre
“Psicología Hospitalaria”, sin precedentes en otros países del mundo, cuando nos referimos a las
actividades del psicólogo en el campo de la salud, pues si la salud dentro del modelo vigente en
Brasil emanaba de la institución hospitalaria, nada más obvio que el psicólogo de la salud brasileño
empiece, a partir de ella, sus actividades y acciones en salud.
La necesidad de nuevos marcos de referencia e instrumentos para una actividad tan
diferente y diversa de aquella que aprendíamos en la licenciatura, empieza a exigir la búsqueda de
nuevos paradigmas. Fue por la imposición de estas necesidades que las iniciativas, en su mayoría
empíricas, dieron lugar al desarrollo de modelos y metodologías de trabajo que se impusieron a los
psicólogos de la salud, no sólo de Brasil sino de toda América Latina.
En la década de los años ochenta pasamos a vivir un momento de extrema productividad en
el campo de la psicología de la salud. Tanto en Brasil, al igual que en otros países de las Américas,
un número cada vez mayor de psicólogos recién graduados busca el área de psicología de la salud
para desarrollar sus trabajos.
En Brasil se efectúa, en 1983, el I Encuentro Nacional de Psicólogos del área Hospitalaria,
organizado por los psicólogos que trabajaban vinculados al Instituto Central del Hospital de las
Clínicas de São Paulo y al Instituto del Corazón, ambos de la Universidad de São Paulo. Nosotros
que participamos de ese primer encuentro lo consideramos, ante todo, como un gran momento
catártico para los profesionales que allí nos encontrábamos. Teníamos muchas más angustias que
compartir, que trabajos para discutir. De este encuentro nacen varios núcleos de intercambio,
algunos cursos de extensión que eran dados en la época se perfeccionan, el Consejo Regional de
Psicología 06- CRP (que congrega el mayor número de psicólogos filiados en el país) crea, en
asociación con la Comisión de Salud, una subcomisión para discutir las cuestiones referidas al
campo de la psicología hospitalaria, sus peculiaridades, convergencias y divergencias en relación
con otras prácticas ya tradicionales en psicología. Algunas facultades ya presentan asignaturas
optativas de Psicología Hospitalaria y/o de la Salud; en São Paulo se destacan las Facultades
Objetivo (actual Universidad Paulista), la Universidad Católica-SP, la Universidad de São Paulo y
la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras de Itatiba. De los trabajos de la subcomisión de
Psicología Hospitalaria del CRP-06 derivaron tres propuestas de acción:

a) Definir más claramente el campo de actuación del psicólogo hospitalaria, diferenciándolo de


otras prácticas clínicas tradicionales, de donde resulta la lista del Cuadro 3 que a continuación se
presenta;
b) Estimular y difundir los trabajos de investigación y enseñanza en esa área, de forma tal que
permita capacitar mejor al psicólogo para el ejercicio de esta actividad. Siendo que en un primer
momento la preocupación era la de que se pueda crear un canal de sensibilización/información
dedicado a los psicólogos y académicos sobre las perspectivas del área, y,
c) Iniciar un trabajo permanente de diseminación y divulgación del trabajo y sus perspectivas
junto a las instituciones hospitalarias, profesionales de salud y autoridades competentes.

DIFERENCIACION DE LA PSICOLOGIA HOSPITALARIA/SALUD EN RELACION A


OTRAS PRACTICAS CLINICAS EN PSICOLOGIA:

1. Institución permeando la actuación.


2. La psicología todavía es poco considerada en el hospital general.
3. Es obligatoriamente multiprofesional (interdisciplinaria).
4. Dinámica de trabajo con multiplicidad de solicitudes.
5. Ambiente de acción abierto y variable.
6. Tiempo imponiendo límites.
7. Sobreposición del sufrimiento órgano/psíquico.
8. Imposición por opción del acompañamiento psicológico.
9. Inminentemente focal y emergencial.
10. Predominantemente egoica.
11. Muerte y morir como pareja constante en la rutina del trabajo.
12. Absoluta necesidad de visión multifactorial del paciente.
13. Necesidad de mayores conocimientos específicos. (farmacología, sociología, fisiología, etc)
14. Posibilidades múltiples de intervención:
Paciente – familia – equipo – institución
(Chiattone y Sebastiani, 1991)

La década de los años ochenta fue marcada por grandes inversiones y crecimiento del área.
El II ENPAH (Encuentro Nacional de Psicólogos del Área Hospitalaria) se realizó, para 1985,
todavía en la ciudad de São Paulo, y a partir de este año comienza a transformarse en el más
importante momento de encuentro entre psicólogos del área hospitalaria, realizándose en 1988 en
Recife, en 1991 en Curitiba, 1993 en Pousada do Rio Quente, 1995 en João Pessoa, 1997 en
Brasília, 1999 en Curitiba, y en 2001 en Vitória. Ese encuentro lleva la propuesta de integración
nacional de los psicólogos que actúan en el área, siendo su realización siempre determinada por la
preocupación con que se desarrollen las actividades del evento en ciudades diferentes del Brasil,
involucrando a las diferentes regiones. Cabe resaltar al lector que Brasil es un país de dimensiones
continentales, siendo el 5º mayor país del mundo en extensión territorial y que posee actualmente
167,000,000 de habitantes (IBGE 2000), lo que refuerza esa necesidad de un “evento itinerante”.
En 1987 se llevó al cabo en Brasil el II Seminario Internacional de Psicología de la Salud,
en la ciudad de São Paulo, bajo los auspicios de la Sociedad Interamericana de Psicología y del
“Task Force on Health Psychology”. Surgen los primeros cursos de especialización en el área, y
diversas facultades tienen la cátedra de Psicología Hospitalaria y/o de la Salud incluidas de forma
permanente en sus asignaturas. En 1984 es publicado en Brasil el primer libro dedicado
especificamente al área (Angerami, 1984), siendo esa obra identificada por las investigaciones de
Grau, que fueron presentadas en Cartagena el año próximo pasado, como el primer libro editado en
lengua latina sobre el tema. A partir de esa época, la producción científica local crece de forma
geométrica, donde libros, artículos científicos, monografías, tesis de maestría y doctorado,
principalmente, tienen el tema de la psicología de la salud cada vez más contemplado.
En Brasil, desde el final de los años ochenta, es ya notoria la presencia de psicólogos enseñando

en cursos de licenciatura y especialización de profesionales de otras áreas de la salud, como

médicos, enfermeros, odontólogos, fisioterapeutas, etcétera, dando lugar así a una nueva e

importante modalidad de trabajo donde el psicólogo se inserta, cualquiera que sea el tipo y nivel

de educación en salud que se desee promover.

Es importante que se destaque que las actividades vinculadas a la atención primaria a la


salud presupone acciones de educación para la salud – orientada a la población de una forma
general, la educación en salud que tiene por objeto capacitar al profesional de salud para sus
diversas actividades, y también en ese sector el psicólogo busca dar su contribución, con base en sus
conocimientos, relaciones, comunicación humana, etcétera; finalmente el propósito es el de
coadyuvar al incremento y mejoría cualitativa de las relaciones entre el equipo de salud-paciente, y
más recientemente para colaborar en los programas de orientación, prevención y promoción en
salud, donde se deben considerar de forma imperativa las variables psico-socio-comportamentales.
En ese sentido, las contribuciones de la psicología ambiental suman saberes imprescindibles a
nuestros trabajos, confirmando una vez más la vocación transdisciplinar de la psicología de la salud.
En los años noventa tenemos que, de los movimientos originalmente avenidos de la llamada
psicología hospitalaria en Brasil y de la psicología de la salud en las Américas, derivaron otras
iniciativas con presencia marcada de los psicólogos, como los trabajos específicos en
Psicooncología, Psicología Aplicada a la Cardiología, Cuidados Paliativos, programas relacionados
al ETS-SIDA, los vanguardistas estudios en el área de la Neuro-psico-endocrinología y los
proyectos gubernamentales de Salud materno-infantil. El psicólogo de la salud parece encontrar
gradualmente la vocación interdisciplinar de su especialidad, constituyéndose en un agente de
fomento a esa actitud, ocupando incluso cargos de liderazgo en diversas instituciones científicas con
cuño transdisciplinar, destacando su presencia en instituciones y eventos de otras especialidades en
el área de la salud. Se coloca, igualmente, presente en los diversos foros que se instalan derivados
de delicadas cuestiones determinadas por los avances tecnológicos de las ciencias de la salud,
participando activamente de los debates acerca de temas referidos a la bioética.
En el inicio del siglo XXI logramos mas una muy grande conquista; lo reconocimiento de la
Psicología Hospitalaria/Salud como especialidad en Psicología, formalmente certificada por lo
Consejo Federal de Psicología de Brasil.
En cincuenta años de historia, y particularmente en los últimos veinticinco de luchas y
inversiones, no resta la menor duda que crecimos y seguimos creciendo, sea como ciencia o
profesión.

En Cuba, gran parte de los psicólogos que forman parte de las plantillas de las Facultades
de Ciencias Médicas del país (más de 100) están vinculados al trabajo docente-asistencial,
sea en la atención primaria o en los hospitales de base de estas Facultades, donde forman
parte de la plantilla de dicho hospital, lo que facilita el intercambio docente con los
alumnos de medicina que pueden tener la posibilidad de aprender como evaluar un paciente
desde un enfoque biopsicosocial, ellos como parte de su formación deben aprender la
técnica de la entrevista, la importancia de la relación médico-paciente, las consecuencias de
la iatrogenia, así como la influencia de las consecuencias negativas del estrés en las más
diversas enfermedades, además de algunas técnicas sencillas del manejo de la ansiedad y
del propio estrés en los pacientes atendidos (apoyo psicoterapéutico y algunas técnicas de
relajación). Esto permite una visión muy importante del trabajo conjunto medico-
psicológico, de la influencia reciproca entre ambos y al mismo tiempo, como resultado, se
va formando un médico que integra a sus conocimientos los aspectos psicosociales y que
posteriormente encuentra necesario no solo manejar estos aspectos en la practica diaria,
sino que ya ha intiorizado que el psicólogo, como cualquier otro especialista, puede ser un
valioso miembro dentro del equipo del hospital.

Si bien el trabajo del psicólogo se centra en los aspectos psicológicos de los pacientes para
su manejo integral por parte del personal de salud (especialmente por médicos y
enfermeras), de una forma reciproca el psicólogo va adquiriendo conocimientos sobre las
características y desarrollo de las enfermedades en cada uno de los pacientes, sus síntomas,
la secuencia y etapas del desarrollo de las enfermedades, así como las secuelas y el
pronóstico, que muchas veces no es el más deseado y en ocasiones tiene un desenlace fatal
Estos conocimientos sobre aspectos biomédicos le permiten valorar los efectos psicológicos
en los pacientes, las reacciones emocionales que en la mayoría de las veces acompañan a la
hospitalización y los eventos desagradables o cruentos, la aceptación o no de su “rol” de
enfermo, la posible colaboración o no ante investigaciones y tratamiento, la denominada
“toma decisional”, en general: la reacción ante la enfermedad como evento estresante y le
posibilitan ir trazando paso a paso las intervenciones psicológicas necesarias para un mejor
enfrentamiento a las enfermedades. Esto solo es plenamente posible cuando el psicólogo
trabaja dentro de una unidad hospitalaria, en una sala del mismo y al pie de la cama del
enfermo.

Como se dijo anteriormente, los Servicios o Departamentos hospitalarios de Psicología no


sólo se crean en función del número de profesionales y técnicos que lo constituyen. Estos
Servicios se convierten en unidades metodológicas importantes para el trabajo asistencial,
docente e investigativo en los hospitales (Grau, Cunill, Martin, Mas, Duque, Zas, 1996).
Así, por ejemplo, un Servicio de Psicología en un Hospital Clínico-Quirúrgico
generalmente establece como sus objetivos fundamentales:

 Contribuir a la integridad de la atención que brinda el hospital, mediante la atención


psicológica en lo que se refiere a profilaxis, diagnóstico y tratamiento de distintas
enfermedades, así como de sus secuelas o desviaciones en el proceso de rehabilitación.
 Contribuir al avance del conocimiento científico en lo que se refiere al papel que juegan
procesos, estados psíquicos y propiedades de la personalidad en la aparición y evolución
de las enfermedades más frecuentes en un contexto determinado.
 Contribuir a elevar la satisfacción de la población con los servicios recibidos,
participando en la evaluación y ajuste de los mismos a las aspiraciones y las expectativas
de la población y a las posibilidades crecientes de la institución.
 Colaborar en la formación pre y postgraduada de psicólogos, médicos, enfermeras y
técnicos medios.
 Elaborar proyectos, normas de trabajo en este nivel de atención, metodologías
específicas para la investigación psicológica en determinados campos o especialidades
médicas, que contribuyan a optimizar el nivel científico de los servicios psicológicos en
determinadas áreas

Como puede inferirse, para lograr estos objetivos generales, los psicólogos en hospitales
deben desarrollar funciones asistenciales, docentes e investigativas, además de algunas
actividades de asesoría y administrativas.

Las actividades asistenciales están dirigidas a pacientes hospitalizados y de consulta


externa, a través de un sistema de acciones interconsultantes que se despliegan en dos
formas básicas:

a) mediante la integración de psicólogos y técnicos medios a determinados servicios, que


por su importancia lo requieran, formando parte del equipo de trabajo cotidiano en
salas y departamentos, y,
b) a través de solicitudes de interconsulta de casos aislados por una especialidad médica
que los remite y que no cuenta con psicólogos como integrantes de sus equipos de
trabajo en las salas.
c) Mediante la consulta externa que debe tener programada todos los psicólogos y que
responde no solo a la remisión de otros especialistas sino a las necesidades de la
población.

En cualquiera de los casos, el psicólogo tiene establecido lineamientos de trabajo que de


forma general son los siguientes

 Debe conocer los aspectos motivacionales y de comportamiento preventivo del


hombre en su estado de salud: aquellas creencias, valores, hábitos, estilos de vida que
pueden favorecer o perjudicar la salud, las redes de apoyo con las que cuenta para
enfrentar la enfermedad y los niveles de conocimiento que tiene de la misma.
 Debe estudiar los aspectos psicosociales que intervienen en la aparición de la
enfermedad “somática”, como las reacciones emocionales ante el estrés que modifican
el equilibrio interno del organismo y aumenta la susceptibilidad a enfermar.
 Debe dominar las respuestas psicológicas ante la enfermedad, la hospitalización; los
factores que influyen en el régimen prescrito por parte del enfermo crónico, la reacción
ante la enfermedad de larga estadía, la incapacidad y ante la muerte.
 Manejará de forma activa la Historia Clínica de los pacientes, para lograr una mejor
comprensión de los diagnósticos, procederes médicos, y de la conducta reportada por
médicos y enfermeras del paciente Al mismo tiempo debe reflejar de manera
comprensible para el personal médico y de enfermería los síntomas encontrados, el
diagnostico realizado y las técnicas terapéuticas aplicadas, incluyendo el manejo
psicológico que sea necesario realizar por cualquier personal que lo atienda.
 Efectuará la evaluación y el diagnostico psicológico de pacientes con las mas
diversas enfermedades. Con este fin, indicará al técnico medio o realizará el mismo la
aplicación de determinadas pruebas psicológicas: de nivel intelectual, para detección de
organicidad focal o difusa, de personalidad y emociones, para conocer la actitud ante la
enfermedad, el apoyo social o la calidad de vida.
 Realizará las entrevistas necesarias a pacientes y familiares para conocer los
aspectos señalados (creencias, motivaciones, actitudes), lo cual permitirá un mejor
conocimiento del paciente y al mismo tiempo lograr una buena relación con todos:
enfermos y familiares.
 Dirigirá y participará en aquellas actividades de atención psicológica a través de
manejo psicoterapéutico de carácter individual, matrimonial, familiar, grupal, con las
más variadas modalidades terapéuticas: psicoterapia de apoyo, técnicas cognitivo-
conductuales, técnicas de orientación dinámica, técnicas de relajación, hipnosis, etc.,
especialmente en aquellos enfermos cuyo estado emocional o cualquier tipo de
particularidades psicológicas esté afectando la evolución de la enfermedad.
 Realizará grupos educativos con determinados enfermos (hipertensión, infarto del
miocardio, diabetes, asma, cáncer, etc.) para lograr una adecuada adaptación a la
enfermedad y disminuir el riesgo de secuelas y complicaciones.
 Participará en las discusiones colectivas de los pacientes en el seno de los diferentes
servicios o departamentos.
 Participará en el proceso de rehabilitación de pacientes, con limitaciones en la
capacidad de trabajo, secuelas de enfermedades incapacitantes, dirigiendo y evaluando
constantemente las acciones medico psicológicas de restablecimiento.
 Desarrollará tareas de evaluación psicológicas con fines de peritaje (laboral,
judicial, etcétera)
 Participará en la evaluación del curso de determinados procedimientos terapéuticos
o en el seguimiento de casos
 Participará en estudios y tareas de Educación para la Salud que requieren de la
asesoría directa del psicólogo.
 Atenderá las dificultades emocionales del personal medico y de enfermería que
trabaja con pacientes críticos, terminales o de difícil manejo (quemados, de terapia
intensiva, pacientes con cáncer y otros)
 Conocerá los factores psicosociales que intervienen en la utilización de los servicios
de salud, tanto preventivos como curativos, así como el nivel de satisfacción con los
servicios recibidos, los que evaluara sistemáticamente.
 Conocerá los factores psicosociales que intervienen en la prestación de los servicios
de salud, tanto en lo que respecta a la comunicación y la relación médico-paciente,
como a las relaciones del equipo de salud y su vinculo con la satisfacción laboral.
 Tendrá en cuenta aquellos factores que favorecen o no la adherencia terapéutica.
 Participará en la selección del personal, tanto de médicos como enfermeras en
aquellas áreas de trabajo que lo requiera.

Como puede verse, el trabajo del psicólogo en el ámbito hospitalario es muy diverso y
rompe con los canones tradicionales de la atención psicológica en el campo de la Salud
Mental. Aquí el psicólogo de la salud participa en los pases de visita o de ronda, discute en
equipo los pacientes como un especialista más, hace –en suma- vida hospitalaria y tiene que
estar al tanto de todo lo que ocurre en el hospital, desde el índice ocupacional hasta la
entrega de guardia por los especialistas del servicio en que trabaja. Semejante
interpenetración del trabajo médico-psicológico en campos novedosos no había sido jamás
visto. Tareas tales como la preparación psicológica para asistir al quirófano, el alivio del
dolor en un paciente operado (dolor agudo) o con dolor crónico, estudios sobre aspectos
psicológicos de la estadía hospitalaria, recomendaciones para disminuir los problemas de
impacto emocional que llevan a la suspensión de intervenciones quirúrgicas, manejo del
estrés emocional en el personal que atiende enfermos graves (médicos y enfermeras),
trabajo en equipo para cirugía cosmética de afecciones máxilo-mandibulares, selección de
candidatos a transplante de órganos, atención a familiares de un donante de órganos,
estudios de aspectos sociopsicológicos del clima laboral hospitalario, son todas tareas muy
diversas, que han enriquecido notablemente el campo de la Psicología de la Salud y que
devienen verdaderos desafíos para su desarrollo en el siglo XXI.

En Cuba se ha acumulado bastante experiencia práctica en estos 30 años de trabajo en


determinadas áreas, especialmente en servicios médicos y quirúrgicos de hospitales
generales, que permiten ir proyectando la elaboración de indicaciones metodológicas para
la atención psicológica en estos centros. Las actividades asistenciales deben cubrir todos los
servicios que abarque el hospital, independientemente de que algunos hospitales de más
especialización tengan mas servicios que otros. Por su importancia y complejidad, los
Servicios de Enfermedades Cardiovasculares, de Oncología, de Nefrología,
Gastroenterología, Enfermedades respiratorias (asma), Endocrinología (especialmente el
paciente diabético), y los que padecen Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, SIDA,
necesitan una consideración especial.

Es meritorio el trabajo en servicios, habitualmente atendidos por psicólogos, en los que se


ha realizado una excelente labor asistencial, realizando incluso investigaciones que han
ayudado al esclarecimiento del manejo de estos enfermos. Aún cuando sea de forma
abreviada y ejemplificada vale la pena mostrar el espectro de tareas que han llevado a cabo
de forma sistemática. Tomemos dos servicios a modo de ejemplo: las Unidades de
Cuidados Intensivos y las Unidades de Quemados.
Dadas las características de ser una unidad cerrada, con medidas especiales de esterilidad y
de haber sido creadas para la atención a pacientes graves que potencialmente
pueden ir a la muerte, pero que pueden ser controlados o recuperados y en los
cuales se deben prevenir complicaciones, las Unidades de Cuidados Intensivos
(UCI) generan de por si situaciones de tensión, estrés e incertidumbre tanto
para el paciente y el familiar, como para el personal que los atiende. El paciente
que llega a ellas proveniente generalmente del Cuerpo de Guardia, del salón de
operaciones o de las salas producto de su agravamiento, está en condiciones
físicas muy difíciles, muchas veces tiene dolor, toma general del organismo y
frecuentemente obnubilación, desorientación y toma de conciencia.
Generalmente sufre de un cambio brusco y se ve despojado de su autonomía, de
la toma de decisiones e, incluso de su ropa, ya que es necesario un mínimo de
ellas para poder tener los equipos instalados y darle las intervenciones que sean
necesarias con la urgencia requerida. Psíquicamente, es dependiente de los que
le rodean hasta para las necesidades más mínimas y están afectadas sus
relaciones afectivas e interpersonales. Por lo general, desconoce el lugar, el
personal le es ajeno y está sumamente agredido por acciones y terapias
cruentas, su vida y necesidades habituales se pierden y estas últimas están
regidas por las indicaciones medicas mas estrictas, que incluyen a veces la no
ingestión de agua. No es raro que aparezcan reacciones diversas, tanto
dependientes de la enfermedad como reacciones psicológicas dependientes de
las características de la unidad y de la toma de conciencia de gravedad por
parte del paciente. Así pueden aparecen vivencias angustiantes, ansiedad,
depresión, desestabilización emocional, aislamiento afectivo, abatimiento y
mecanismos de ajuste como la negación, el infantilismo y la racionalización.

Todo esto justifica la presencia del psicólogo, que debe de realizar un diagnostico rápido y
certero de los aspectos alterados y compensados, de sus mecanismos de ajuste, de la
personalidad premorbida del paciente y realizar medidas terapéuticas breves, directas,
enfocadas a lo patológico, basándose en las defensas psicológicas del paciente, propiciando
descargas emocionales y dándole la mayor posibilidad de autocontrol. Hay numerosas
medidas que se pueden tomar desde mantener la orientación espacial requerida, aliviarle la
incertidumbre o el dolor hasta la utilización de la sugestión vigil o la relajación. Las
sugerencias al personal médico y de enfermería son muy útiles y ellos son los mejores
coterapeutas para la ejecución de procederes psicológicos.

Al familiar con toda su carga de angustia, incertidumbre y afectación emocional, es


necesario atender, informar, orientar e. Incluso, seleccionar, para lograr que ayude al
paciente cuando pueda funcionar como un familiar acompañante, en el caso de que no la
tenga este sistema, la visita de familiares siempre es imprescindible, como sea normada por
las características de cada unidad. En ocasiones es necesario el desarrollo de técnicas de
consejería y de orientación familiar por los conflictos que desencadena la situación que
tiene el paciente, e incluso de terapia familiar. Además, hay que trabajar en la preparación
paulatina al enfrentamiento a la muerte, el duelo y en no pocos casos, en la persuasión a la
familia para la donación de órganos (aspecto álgido y controvertido por sus connotaciones
emocionales y éticas), tarea ardua que recae fundamentalmente en el psicólogo.
La participación del psicólogo en los partes diarios a los familiares es una ayuda
indispensable no solo para ellos, sino para el personal medico que recibe la ayuda de ese
manejo psicológico ante noticias desagradables, el médico, a veces inmerso en situaciones
de emergencia, no siempre puede ejercer cabalmente este proceso de comunicación y
manejo con la familia. Este personal profesional también necesita de ayuda ante la continua
demanda emocional a que está sometido, a la necesidad que tiene de la toma de decisiones
de máxima urgencia, tal ayuda y la selección de médicos y enfermeras con los requisitos
necesarios para trabajar en estas unidades cerradas constituyen objetivos del trabajo
psicológico. Dada la complejidad de la labor en estas unidades y la poca permanencia del
paciente en las mismas (rápidamente se traslada a otra sala o fallece), se exige de un
esfuerzo mantenido y continuo del psicólogo, por lo que corrientemente se norma exista un
psicólogo que atienda a tiempo completo estas unidades. En Cuba existe una experiencia de
muchos años extendida a todo el país (Sánchez, Grau,. 1984, 1990; Hernández, Grau, 1989;
Grau, Más, 1986a, 1986b; Hernández, Grau, Valdés Mier, Almendrós, 1988). En Brasil
también ha sido reportado este trabajo psicológico como de considerable importancia
(Angerami & Cols 1984, Sebastiani & Chiattone, 1991, Sebastiani, 1995; Sebastiani,
Chiattone, 2003, Maia, 2003) – Ricardo: Revisar

El Servicio de Quemados reúne características similares a las UCI en cuanto a que es una
unidad cerrada y por las agresiones que impone el tratamiento, pero difiere en ser una
enfermedad de brusca aparición, generalmente por accidentes, intentos suicidas o agresión
intencional de otra persona. Cualquiera que sea la causa, el paciente necesita de ayuda
psicológica de forma urgente y deben implementarse de forma rápida técnicas de
relajación, sugestión vigil, desensibilización, hipnosis, así como psicoterapia racional
encaminada a evitar la culpabilidad, disminuir la agresividad, la ansiedad y la depresión. Al
alta debe lograrse una adaptación razonable a la nueva imagen, muchas veces desagradable.
Este paciente es tributario de un seguimiento para su adaptación a la vida familiar, social y
laboral, así como a la preparación psicológica para una cirugía reconstructiva, si esta
pudiera realizarse. El familiar necesita de ayuda psicológica, tanto en el parte médico diario
como en forma de dinámica familiar, sobre todo en aquellos grupos familiares en el que la
situación del paciente ha servido como catalizador de severos conflictos subyacentes. Esto
es necesario para ayudar al paciente a adaptarse a una vida normal y también por la
aceptación de su imagen corporal. Muchas veces es necesario preparar a los familiares para
evoluciones no satisfactorias e incluso a la posibilidad de la muerte de acuerdo con la
severidad, extensión de las quemaduras y complicaciones que puedan sobrevenir. La
interrelación del equipo de trabajo es indispensable para el manejo exitoso de este tipo de
paciente.

En cuanto a las funciones o actividades de los psicólogos de la salud en las instituciones


hospitalarias que son de otro orden , los trabajos encaminados a la optimización psicológica
de las condiciones de trabajo, los estudios sobre satisfacción laboral, clima organizacional y
desgaste profesional o burnout, el perfeccionamiento de los aspectos psicológicos
implicados en la protección e higiene del trabajo, la evaluación, clasificación, selección y
orientación de personal especializado, la participación en Comités institucionales como el
de Etica, son algunas de las principales actividades institucionales que desarrollan
psicólogos en los hospitales. En realidad, los estudios sobre los aspectos psicosociales
implicados en la calidad de la atención médica, la atención a la opinión de familiares de
pacientes, la elaboración e interpretación de encuestas de satisfacción con los servicios
prestados en el centro, las investigaciones sobre características psicosociales en grupos
dispensarizados por enfermedades crónicas o de personas en riesgo de enfermar, en
coordinación con especialistas del nivel primario de atención, y muchas otras, constituyen
una muestra importante de acciones no estrictamente asistenciales, en las que el psicólogo
de la salud que trabaja en hospitales cumple frecuentemente en el marco de funciones de
asesoría inherentes a su perfil profesional, sea directamente en el hospital o en la
comunidad que éste atiende. Algunos psicólogos comparten sus funciones profesionales
con cargos administrativos o de dirección a determinados niveles hospitalarios.

Para el desarrollo de todas estas funciones el Departamento o Servicio de Psicología puede


contar con una estructura organizativa interna que se basa en la aplicación del “principio de
doble subordinación”, es decir, cada psicólogo se subordina metodológica y
administrativamente al Servicio de Psicología, y al mismo tiempo, desde el punto de vista
práctico, al servicio médico o quirúrgico especializado, en el cual realiza cotidianamente
sus funciones y tareas concretas. Para lograr tal estructura es necesaria una auténtica
integración a equipos multidisciplinarios de trabajo y la conservación de la flexibilidad
necesaria y suficiente para que se desarrollen en las distintas áreas o servicios médicos
iniciativas creadoras, trabajos cada vez mas efectivos y proyectos de investigación-
asistencia, sustentados en indicaciones metodológicas generales que proyecta el Servicio de
Psicología y en instrucciones que proveen los servicios especializados en los cuales se
insertan estos psicólogos.

La instauración de un Servicio de Psicología en un hospital, avalada por los años de trabajo


sistemático, se convierte, de esta manera, en la piedra angular desde el punto de vista
metodológico y organizativo para el desarrollo de la Psicología de la Salud en estas
instituciones, en lo científico, en lo práctico-asistencial y en lo profesional, proporcionando
la integridad necesaria que reclaman la atención moderna a los problemas de salud.

Se ha trabajado, por ejemplo, en las principales unidades de análisis (grupos de pacientes),


particularidades y modalidades de atención y problemáticas psicológicas más frecuentes de
enfermos que se atienden en servicios de Neurología y Neurocirugía, Gastroenterología,
Fisiatría y Rehabilitación Física, Nefrología, Endocrinología, Cardiología y Cardiocirugía,
Cuidados en Unidades de Terapia Intensiva e Intermedia, Quemados, Cirugía General,
Medicina Interna, Cirugía Reconstructiva y Máxilo-Facial, Alergeología, Ortopedia y
servicios de Politraumatizados, Dermatología, Oncología, Proctología, Geriatría,
Hematología, Reumatología, Angiología, etc. que requerirían una larga y especial
descripción, pero es necesario destacar qué se ha logrado con el trabajo diario, la
interrelación entre psicólogos, médicos y enfermeras en el estudio y la investigación de los
pacientes en todos los servicios enumerados, tanto médicos como quirúrgicos, lo que
entraña un arduo trabajo y una experiencia acumulada a través de los años que no siempre
es fácil de adquirir. Así, los pacientes neurológicos se benefician con una evaluación de sus
funciones afectadas y de las que están conservadas para llevar a cabo una rehabilitación y
tratamiento; los de Reumatología con el manejo psicológico de estas patologías que tienen
un gran componente emocional y, especialmente, el manejo del dolor y de las limitaciones
que les impone la enfermedad, la amplia gama de los enfermos que se atienden en los
servicios de Medicina Interna ganarían con la comprensión de la enfermedad y el
enfrentamiento a esta, los de Cirugía con la preparación psicológica a la intervenciones
quirúrgicas y la eliminación del miedo a la anestesia; los de Angiología con el manejo del
dolor, la frustración y duelo ante las amputaciones que muchas veces son varias y
progresivas, con el consiguiente efecto del “miembro fantasma”; los de Dermatología,
especialmente los que padecen alopecia, psoriasis y vitiligo, recibirían el beneficio de las
terapias con alta orientación psicológica, etc.

Mención aparte merece el paciente gerontológico, enfocándose este en su dimensión


individual y social, se abordan los procesos psíquicos del envejecimiento, delimitando el
terreno de lo normal y lo patológico, el grado de organización de estos procesos y sus
implicaciones individual, familiar y social. Se analizan su autoconcepto, validismo,
bienestar y satisfacción, así como la adaptación a la jubilación e identificación de fuentes
de estrés, los cambios y redes de apoyo, su relación con la familia y la sociedad.

En el hospital y vinculados a muchos de estos servicios, se presta especial atención a la


contribución que puede hacer la Psicología en el proceso de rehabilitación del enfermo con
trastornos crónicos; la participación en las llamadas “Clínicas del Dolor” y en los
Programas de Cuidados Paliativos, en las investigaciones psiconeuroinmunológicas, en el
campo de la Trasplantología, etc., todas líneas muy prometedoras en el desarrollo de la
Psicología de la Salud.

Actividades docentes: Es una de las actividades más importantes en el desempeño del


psicólogo dentro del hospital. Las actividades docentes son muy variadas y están dirigidas
a:

 Médicos: Docencia a través de los cursos de pregrado en la carrera de Medicina,


fundamentalmente impartiendo la asignatura de Psicología Medica; Formación post
graduada de Especialistas a través de conferencias o seminarios y especialmente
aquellos que realizan la Residencia; realizando la Tutoría o Asesoría de tesis de
terminación de Especialista en las diversas ramas de la Medicina, etc. .

 Enfermeras: Cursos de pregrado de la licenciatura de enfermería o a enfermeras


vinculadas en la practica asistencial a un servicio determinado, realizando la tutoría o
asesoría de Tesis de la Licenciatura de Enfermería, etc.

 Psicólogos: Docencia a estudiantes de la Licenciatura de Psicología que se encuentran


insertados en el hospital en practicas de pregrado, realizando la Tutoría o Asesoría de
Tesis de la Licenciatura en Psicología; docencia a los graduados de Psicología que
asistan a los diversos cursos de superación que se ofrezcan por el Servicio de Psicología
de los hospitales; docencia a través de la inserción a los distintos servicios del hospital
a psicólogos que estén cursando cualquiera de las Maestrías o una Especialista en
Psicología de la Salud; realizando la Asesoría o Tutoría de los alumnos de estas
Maestrías y de la Especialidad en Psicología de la Salud.

Es necesario también mantener la autosuperación de los miembros del Servicio de


Psicología y la formación postgraduada continua de residentes, especialistas, enfermeras,
psicólogos de otros hospitales, además de la educación continuada de técnicos medios, que
deben perfeccionar su trabajo e incorporar las nuevas técnicas psicométricas. Para ello, los
psicólogos de hospitales participan en cursos y adiestramientos a nivel provincial, nacional
e internacional; imparten conferencias y seminarios a especialistas y otros miembros
profesionales y técnicos de los servicios especializados a los cuales ellos están integrados;
etc. Entre estas actividades, cobra singular importancia la que se produce cotidianamente
como resultado del intercambio con los especialistas del servicio médico o quirúrgico al
cual está integrado.

Las actividades investigativas se desarrollan en las más diversas direcciones, vinculándose


a las actividades asistenciales cotidianas. Estas investigaciones se desarrollan muchas veces
de acuerdo a los intereses que plantean los propios servicios y son desarrollados de forma
multidisciplinaria, otras se proyectan en base a intereses propios de los psicólogos que
tratan de buscar conocimientos y particularidades psicológicas especificas de una
enfermedad en particular. Con frecuencia, aspectos psicológicos pasan a ser objeto de Tesis
de Terminación de Residentes y de Maestría y Doctorado que realizan médicos, psicólogos,
enfermeras y otros miembros del equipo. Un panorama de las investigaciones que se han
realizado en determinados períodos, fundamentalmente, en el campo de la atención a las
enfermedades crónicas, se puede revisar en algunos trabajos que han sido presentados en
eventos o publicados a lo largo de estos años (Angerami et al, 1992, 1995, 1996, 1998,
2003; Grau, Portero, 1984; Grau, Más, 1986a, 1986b; Grau, Duque, Más, 1987; Alvarez,
1987; Hernández, Grau, 1989; Grau, Zas, Martín, Hernández E, Hernández MT, 1989;
Grau, Martín, 1993; Cunill, Grau, Hernández, 1995; y muchos otros).

En resumen, se tienen elementos para comprender las tareas y la responsabilidad que tienen
los psicólogos de la salud en las instituciones hospitalarias. Se ha acumulado experiencia
sobre la organización de sus tareas en el marco de los Departamentos o Servicios de
Psicología, que se convierten no sólo en unidades administrativas sino en entidades que
rigen y orientan, metodológica y científicamente, las tareas a realizar en campos no
tradicionales de la Psicología. La profesión de Psicología de la Salud tiene reconocimiento
oficial en muchas instituciones, pero su desarrollo mayor ha sido en el marco de la
Psicología Hospitalaria brasileña y en las unidades hospitalarias del Ministerio de Salud
Pública cubano. En los últimos años ha crecido la unidad armónica de las funciones
asistenciales, docentes e investigativas, particularmente en los hospitales generales y clínico
quirúrgicos y en institutos de investigación del tercer nivel de atención, así como en
hospitales especializados. El desarrollo de la Psicología de la Salud en los hospitales ha
sido, pues, muy reciente, pero intenso y fructífero y aún más promisorio.

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