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Rumbo al 2018: De los “Chapulines” al travestismo político

Autor: Axel Martínez Betanzos

"Se puede engañar a parte del


pueblo parte del tiempo, pero no se puede
engañar a todo el pueblo todo el tiempo".
Abraham Lincoln
Imagen 1
A unos meses de la próxima venia electoral en México se vislumbra un escenario
de suma complejidad en los cercanos comicios, esto debido a los recientes cambios
en las piezas del juego político que se han dejado ver, que van desde alianzas entre
la “izquierda” y derecha, la salida de varios diputados y senadores que migran de
un partido para entrar a otro, así como de varios militantes que han cambiado de
bandera, esto ha llevado a una dinámica de travestismo político debido a que
muchos de estos cambios de línea han dejado ver la facilidad con la que dejan atrás
sus principios ideológicos por la búsqueda de un cargo, alguna dadiva, o
simplemente para continuar viviendo de la política.
Este andamiaje de un lado a otro en el sistema político es una típica táctica de la
política mexicana denominada “chapulín”, palabra de origen náhuatl que significa
“insecto que brinca como pelota de hule” haciendo una alegoría del movimiento del
insecto que se da a través de saltos, esta estrategia es seguida por personas con
bajos escrúpulos que son capaces de abandonar a la ciudadanía que voto por ellos
pasándose o “saltando” a otro partido o línea ideológica, todo con el fin de poder
seguir garantizándose los privilegios que trae consigo un cargo político de elección
popular[1].
Imagen 2
Aquí el problema no es cambiar de opinión de un día para otro, ese es un derecho
que todos tenemos, la problemática radica en que al momento de contender por un
puesto de elección popular, el candidato lleva consigo toda una línea ideológica así
como un proyecto y una línea política que es el que se le oferta a los votantes y es
por el cual se llega al triunfo. Por ello podemos denominar como traición el accionar
de estos políticos que buscan su interés particular al cambiar de bandera, dejando
a tras lo pactado con el votante, el cual simplemente llega a ser un instrumento para
conseguir un fin, el poder de un cargo.
Ejemplo de ello es la salida del controvertido Senador panista Javier Lozano que a
pesar de siempre negar que lo haría[2], este vino a engrosar las filas del equipo de
campaña del precandidato José Antonio Meade del Partido Revolucionario
Institucional (PRI), que cabe decir de paso Meade no está afiliado a este partido,
por ello el PRI hizo toda una serie de cambios a sus estamentos internos para poder
permitirle ser candidato. A este desfalco de piezas políticas del PAN se sumó
recientemente la Senadora Gabriela Cuevas que tras 23 años de militancia, ha
decidido apoyar a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) [3].
Otro fenómeno que se ha dado es el del travestismo político, en donde desde un
Partido o hasta un candidato hacen suyos ideologías, valores y proyectos con los
que incluso pudieron haber estado en contra no hace mucho tiempo, todo con el fin
de acercarse al electorado, por dar un ejemplo, la derecha puede hacer suya la idea
del matrimonio igualitario y la adopción de personas del mismo sexo, mientras que
la izquierda expresara estar en contra del aborto.
El ejemplo más claro de este travestismo político la da la alianza entre el Partido de
la Revolución Democrática (PRD), el cual se asume de izquierda, con el que alguna
vez fuese su acérrimo rival a vencer el Partido Acción Nacional (PAN), el cual tiene
sus bases en el conservadurismo cristiano con tintes de ultraderecha [4], dos líneas
políticas que se han enfrentado en los últimos comicios, con plataformas, proyectos
e ideologías sumamente contrastantes, pero que hoy en día caminan juntos con el
objetivo de llegar a la Presidencia en 2018.
Otro ejemplo es la alianza entre el Movimiento de Regeneración Nacional
(MORENA) de corte progresistas con el Partido Encuentro Social (PES) de línea
conservadora, este último sigue la táctica de sumarse al arrastre que trae MORENA
al mero estilo free rider, lógica que han seguido partidos satélite como son Partido
del Trabajo (PT), Partido Nueva Alianza (PANAL), Partido Verde Ecologista (PVE)
y Movimiento Ciudadano (MC), entre otros más, quienes han delineado alianzas con
los partidos con más preferencia.
Es en este contexto en donde los jugadores siguen ajustando sus piezas en el
tablero para la competencia electoral, la cual se vislumbra sumamente competitiva
entre dos fuerzas políticas, por un lado MORENA con su candidato AMLO, por el
otro el PRI y sus partidos satélites con Meade a la cabeza. A esto se suma el
fantasma de dos fraudes electorales en 2006 y 2012, la creciente campaña de
desprestigio contra AMLO en dónde la rusofobía se ha insertado (lo que ya
habíamos advertido) [5] y donde el miedo a la represión tras la aprobación de la
Nueva Ley de Seguridad Interior [6] dejan ver que lamentablemente que el que más
perderá en los próximos comicios será la ciudadanía, la cual está a tiempo aún de
despertar y tomar las riendas de su soberanía y elegir el rumbo que más les
convenga, y decidir entre más de lo mismo o darle un golpe de timón hacía el rumbo
que ellos quieran darle al país, esta es la primera llamada para comenzar esta
representación de simulación llamada elecciones, ¡primera llamada!

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