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Sobre las virtudes dianoéticas en

Aristóteles (Libro VI de la Ética


a Nicómaco)

por Erich Luna


Las siguientes notas tienen como fin el hacer de esquema de práctica dirigida para los
alumnos del curso de Ética de Gonzalo Gamio, del cual soy jefe de práctica. De ahí que
tengan un carácter general e introductorio.

***

El alma tiene dos partes: racional e irracional. La parte racional se divide en dos partes, de
acuerdo a los entes que se traten: los que pueden ser de otra manera (contingentes) y los que
no pueden ser de otra manera (necesarios). La primera es la “parte científica” y la segunda,
“razonadora” (acá deliberamos).

El alma posee la verdad cuando afirma o niega, a través de cinco virtudes: el arte (“poder
práctico”), la ciencia (“conocimiento científico”), la prudencia (“opinión moral”), la
sabiduría (“sabiduría filosófica”) y el intelecto (“entendimiento intuitivo”).

La ciencia tiene por objeto lo necesario, lo que no puede ser de otra manera. Lo necesario es,
a su vez, ingénito, eterno e indestructible. La ciencia, además, es enseñable (y necesita partir
de lo ya conocido, ya sea conocido por silogismo o inducción). Es un saber demostrativo a
partir de principios.

El arte es una disposición productiva racional. La producción del arte es distinta de la acción.
Por eso el modo de ser racional productivo es distinto del modo de ser racional práctico. Es
un modo de ser productivo acompañado de razón verdadera. El arte tiene que ver con cómo
producir algo contingente, cuyo principio radica en el productor.
El término medio que buscamos debe estar en concordancia con la recta razón, obra de la
phrónesis (prudencia, sabiduría práctica). El hombre prudente puede deliberar rectamente
sobre lo bueno y conveniente para vivir bien en general. La rectitud tiene que ver una cierta
conformidad de lo útil, con el objeto, el modo y el tiempo. Se delibera sobre lo contingente,
sobre lo que puede ser de otra manera. Por eso no puede ser ciencia. Pero tampoco puede ser
arte porque la producción es distinta de la acción. Es un modo de ser racional verdadero y
práctico sobre lo bueno y malo para el ser humano (es una cualidad de los administradores y
de los políticos). La prudencia pertenece a la parte racional del ser humano que tiene por
objeto lo que puede ser de otra manera, la parte que puede formar opiniones. La prudencia
se refiere, pues, a cosas humanas y a objetos que son susceptibles de deliberación. Por tener
en cuenta, en un sentido esencial, lo concreto y particular, requiere de experiencia y de
tiempo.

El intelecto es la disposición para conocer los principios de la demostración y de la ciencia.

La sabiduría es la más exacta de las ciencias: el sabio conoce lo que se sigue de los principios,
además de poseer la verdad sobre los principios mismos. La sabiduría es intelecto y ciencia.
Es la ciencia de los objetos más honorables. Como el hombre no es lo mejor del cosmos,
entonces la prudencia y la política no son lo más excelente. Además, la prudencia es algo que
siempre varía, mientras que lo sabio es siempre lo mismo. Además, produce la felicidad
(como causa final).

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