Las condiciones objetivas y subjetivas de ese importante y heterogéneo
protagonista de la sociedad contemporánea, incluido en lo que denominamos mundo del trabajo, sin duda alguna ha sufrido modificaciones sustanciales en este siglo XXI a la luz de fenómenos sociales como los de la globalización y el neoliberalismo. En este sentido, la cultura poseída y la cultura posible de los trabajadores, no puede dejar de articularse con la organización sindical y en particular con los procesos y las estructuras de formación política y laboral de la misma.
Si bien el contexto mundial y nacional que hace de la sociedad un espacio lleno
de complejidad, incertidumbre y cambio, impacta en todas las experiencias educativas, pareciera tener un significado muy especial en la constitución del sujeto social cuya identidad principal se conforma a partir de su condición de trabajador. De esta manera, la proyección de los trabajadores, como actores políticos en las organizaciones sindicales, pasa por la construcción de una conciencia social que lo vincula al proceso del trabajo, pero también a una dimensión más amplia de su existencia en el tiempo social actual.
Valores cívicos y pertenencia
La finalidad que consideramos indispensable para que una propuesta de formación sindical responda a las necesidades del contexto actual, es el desarrollo de una perspectiva pedagógica y política que lleve a recrear la reflexión y el análisis crítico con base en la experiencia práctica concreta y en el aprovechamiento de diferentes recursos teóricos, ello como parte de una labor de claro compromiso político con las luchas de resistencia de los trabajadores.
Así, nuestra intervención tanto en los cursos de formación política como en la
propuesta de reestructuración del proyecto general (para convertirlo en un programa flexible con múltiples salidas, como un diplomado, varios cursos independientes, conferencias, etcétera), está organizada como una experiencia educativa que busca analizar algunos elementos relacionados con la realidad del mundo y de nuestro país para contextualizar la problemática de los trabajadores mexicanos, así como algunas de las principales aportaciones teóricas e históricas que en un sentido liberador han producido individuos y colectivos para comprender y explicar la realidad social.
La propuesta se sustenta en una metodología y concepción pedagógico-política
que no asume el proceso como un simple ejercicio de habilitación de activistas, sino como una experiencia de reivindicación del sentido político con el que se orienta una tarea sindical, es decir, una forma concreta que en el terreno ético- político plasma la condición de militantes comprometidos con el pueblo trabajador de México y con un proyecto político crítico y transformador, sin que ello desmerezca la suficiencia académica necesaria.
Por lo tanto, el eje principal que sustenta la propuesta es que no se trata de un
acto formal mediante el cual los formadores, en calidad de seudoexpertos y dueños del conocimiento, lleven el saber para ser depositado en la conciencia vacía e ignorante de los asistentes a los cursos, es decir, de los trabajadores, sino de una experiencia concreta de aprendizaje conjunto bajo un espíritu dialógico, crítico y de compromiso social y liberador. Alguno de los temas que se han trabajado con ellos es la relación entre Globalización y sindicalismo, algunos problemas de economía política, aspectos diversos de la situación laboral en México o los movimientos sociales. También hemos realizado talleres de formación pedagógica para los profesores de la Escuela de cuadros sindicales, en donde la propuesta que presentamos parte de las mismas consideraciones teórico-metodológicas que guían a estructura general.
Por otro lado, consideramos al aprendizaje como un proceso amplio de
adquisición, acomodación y estructuración de conocimientos y experiencias. Proceso que se puede realizar de manera autodidacta, o bien de manera organizada a través de ciertos lineamientos que promueven el mismo y lo facilitan. Así, el proceso de organización y promoción del aprendizaje presupone elementos como los siguientes:
a) El contenido que se enseña (Qué)
b) La(s) persona(s) que aprenden (Quién) c) La(s) persona(s) que guían el proceso (Quién) d) Los métodos y las técnicas didácticas (Cómo) e) La finalidad con que se enseña (Para qué) f) El lugar donde se enseña (Dónde)
Lo más importante no es, entonces, el contenido que se enseña sino las
personas que participan en el proceso de construcción del conocimiento, tanto quienes lo guían como quienes lo desarrollan en el aprendizaje. Al interactuar ambas partes, se genera un proceso de crecimiento intelectual y político mutuo.
RESPONSABILIDAD SOCIAL.
El quién, se define como un sujeto social activo con las siguientes
características:
- Promotor de la liberación de la conciencia y de la práctica social
- Conocedor de la realidad social en perspectiva histórica - Representante crítico y reflexivo de una identidad nacional plural y de una perspectiva política de transformación - Pensador crítico, investigador y analista comprometido de la realidad social
Por lo tanto, los procesos educativos que se promueven buscan significar
experiencias alternativas de formación política en donde quienes conduzcan el proceso para ayudar a aprender no serán expositores, sino guías que facilitarán y orientarán el proceso de aprendizaje con técnicas flexibles, dinámicas y funcionales, que transformen las formas tradicionales, frías, rígidas y estereotipadas de la educación, promoviendo con ello el pensamiento crítico y liberador que enriquecerá la vida y la acción política de los sujetos participantes.
Con quiénes trabajamos
Los participantes en el proceso a desarrollar son personas con un perfil
determinado que debemos tomar en cuenta para la planeación del evento. Se trata de adultos ligados con el trabajo en el sector eléctrico y con la organización sindical, cuya característica primordial está vinculada directamente con el quehacer político y gremial, pues son activistas que participan en la vida sindical y cuentan con diferentes niveles de formación académica, cultural y política. Es decir, que son personas que se organizan colectivamente en el trabajo político y sindical y su labor constituye una experiencia de resistencia social; sin embargo, no hay que soslayar los vicios que este tipo de procesos originan, tales como el corporativismo, el caudillismo, el empirismo, e incluso las actitudes vergonzantes de inequidad de género y machismo.
Educación con adultos
La experiencia de la Escuela de cuadros sindicales del SME se refiere a un proceso educativo que se desarrolla con adultos y ello exige de características especiales, por ejemplo, las que a continuación describimos:
- Los adultos generalmente son prácticos en su enfoque, desean saber en
qué les ayuda una experiencia educativa. - Suelen impacientarse si la carga teórica es excesiva, responden mejor si la información preliminar se les presenta de forma clara, sencilla y directa. - Aprenden mejor mediante el análisis de problemas apegados a la realidad que viven. - Es difícil que modifiquen sus actitudes y costumbres, y sólo lo hacen cuando llegan a un cierto nivel de reflexión y concientización. - Cuentan con experiencia laboral, política y de vida, y requieren que sea valorada en lugar de destacar sus carencias de formación académica y/o cultural. - Aprenden mejor si se les presenta el conocimiento como posible, pues de lo contrario fácilmente se desaniman, lo difícil no despierta su interés. - Aprenden mejor en un ambiente informal y lúdico, ya que la experiencia educativa en la que participen no debe desarrollarse como algo escolar y tradicional, pues ello conducirá al fracaso del proceso.