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Respetable Logia

Educador Pedro Aguirre Cerda

N° 153

El Retejador del grado de Maestro

Milthon Miranda Luna

Maestro.
A:. L:. G:. D:. G:. A:. D:. U:.

El Retejador del Grado

A través de nuestra vida masónica hemos escuchado en reiteradas ocasiones


distintos temas relacionados con el Retejador. La mayoría de ellos suelen
circunscribir el tema a meros actos formales que permiten ingresar a los
trabajos a hermanos visitadores y reconocerlos en su grado.

Más allá de este aspecto, si se quiere formal, la verdad es que el Retejador,


como es obvio no se reduce solo a aquello, y por cierto puede ser analizado
desde puntos de vistas que exceden al mero formalismo enunciado.

Este pequeño trabajo abarcará estos dos aspectos: el primero netamente


formal, el que debido a la necesaria concisión de esta lectura, no se
profundizará mayormente; La otra visión que se tratará se relaciona más con
un aspecto semiótico del Retejador y el cómo este denotaba y contenía las
concepciones filosóficas que comenzaban a predominar en los albores de la
orden, y el rol progresista que le cupo a la francmasonería en dicha época.

Aspectos formales.

En el convento de representantes de los supremos consejos del rito escocés


antiguo y aceptado, que se reunió en Septiembre de 1875 en Lausana, Suiza,
se decidió objetivizar los signos, las palabras, toques y baterías de cada
grado, publicándose en 1876 el documento que hasta el día de hoy es
conocido como el Retejador oficial para todos los orientes que trabajan bajo
el rito escocés antiguo y aceptado.
Se hace necesario tener presente que nuestros símbolos convencionales que
forman parte del retejador oficial, son ocho, a saber: La batería, la posición al
orden, el signo de orden, la palabra de paso, el toque, la palabra sagrada, la
edad masónica y la marcha. Todos estos actos sirven como reconocimiento
de la calidad y grado masónico de los hermanos y son dados a conocer por el
R:.M:. después de las ceremonias de Iniciación y de los respectivos aumentos
de grado al recipiendario.

Estas explicaciones contienen en el tercer grado, los siguientes elementos:

a) La batería: ... golpes, de tres en tres. Esa es la cantidad de golpes que


se deben dar a las puertas del templo cuando se trabaja en la Cámara
del Medio.
b) La Posición al Orden de maestro, se hace apoyando el dedo pulgar de
la mano derecha sobre el lado izquierdo de la cintura; los dedos
quedan separados y la mano colocada horizontalmente con la palma
hacia abajo. Según el mismo Retejador Oficial, la posición al orden
recuerda el juramento del grado.
c) Signo de Maestro: Corresponde al gesto de horror que realizaron los
hermanos que encontraron el cadáver del Hiram Abif.
d) La palabra de Pase: es T:., nombre misterioso, que el retejado debe
mencionar una vez hecho el signo de maestro frente al tejador, y que
corresponde según el capítulo 4, versículo 22 del Génesis, al “artífice
de toda obra de bronce y de hierro”1. Significaría en hebreo posesión
del orbe, y hace referencia según el Retejador Oficial, al momento en
que “la masonería se componga de toda la humanidad” sólo en ese
momento “habrá cumplido su misión sobre la tierra. Porque los
hombres sin excepción serán libres, iguales y hermanos”2. En la
segunda parte se hará una interpretación distinta a la señalada en el
Retejador Oficial.
e) El Toque: En nuestro grado, el toque corresponde a los cinco puntos
perfectos de la maestría. Que en resumidas cuentas, y tomando al

1
Biblia online. http://www.bibliaonline.net/
2
Retejador Oficial.
Catecismos del Grado de Maestro como referencia serían, “Pie contra
pie, rodilla contra rodilla, pecho contra pecho, las manos derechas
unidas en garra, la mano izquierda recíprocamente sobre los
hombros”3.
Según el mismo catecismo, el toque en nuestro grado, sería una
alegoría de “la resurrección de Hiram. La aproximación de los pies
indica que los Masones marcharán sin vacilar al socorro el uno del
otro; las rodillas que se tocan prometen interceder en caso de
necesidad; los pechos se estrechan en señal de compasión y de
identidad en el modo de sentir; las manos derechas juntas dadas
vueltas tres veces garantizan el acuerdo en el trabajo en medio de
todas las vicisitudes; y en fin, las manos izquierdas preservan
mutuamente de una caída posible”4.
f) Palabra Sagrada: Como en los grados anteriores, el R:.M:. previo a
entregársela al recipiendario recién exaltado, ordena a todos los
hermanos ponerse en la posición al orden, lo que denota sin duda que
es de aquellos secretos más importantes y trascendentes de nuestra
orden. Corresponde a M:.H:.B:.N:.. Debiéndose dar en el orden y forma
señalada en el retejador oficial. Como sabemos, la expresión
corresponde a “La carne se desprende de los huesos” y de ella
podemos y tal vez deberemos divagar hasta el día que nos toque pasar
a decorar el oriente eterno.
g) La edad del Maestro: S… años y más. Según el Catecismo “Corresponde
al Maestro dilucidar los misterios del Septenario y aplicar el método
pitagórico a los números más elevados”5.
h) La Marcha del Maestro: se realiza con tres pasos como si se tuviera
que pasar por encima de un ataúd y significa que se avanza “sin
detenerse, ni aun ante la muerte, en la investigación y propaganda de
la verdad”6.

3
Libro del Maestro, de Oswald Wirth. Página 96. Versión Online.
4
Libro del Maestro, de Oswald Wirth. Página 96. Versión Online.
5
Libro del Maestro, de Oswald Wirth. Página 97. Versión Online.
6
Retejador Oficial.
Todos estos elementos, sucintamente enunciados, corresponden al
retejamiento del tercer grado, y como dice nuestro libro corresponderá a
cada uno de los Venerables Maestros dilucidar sus significados.

Pero más allá de lo meramente formal, me gustaría ahondar un poco más en


una personal visión de lo que significó en un comienzo el retejamiento y su
relación con la filosofía original de la orden y los desafíos que se tienen frente
al cambio de paradigma del conocimiento al día de hoy.

Segunda parte.

La sola voz “Retejador” nos da luces de que su significancia trasciende a lo


meramente formal. Joan Coraminas7 en su diccionario etimológico, nos
señala que la palabra “retejar”, nace precisamente en el S. XVI como una
derivación de la voz latina Tectum, que originalmente significaba cubrir,
ocultar, y que derivó y se concretizó en la palabra TECHO. Palabra estas, que
están unidas semánticamente con otras, como hacha y tejido. Todo este
grupo de voces generan un campo lingüístico en sí mismo, que nos sirve para
profundizar en un campo significativo mucho más amplio y de mayor
trasfondo, cual es el Pro-tectum, es decir, la protección.

“R:.M:. hemos recorrido el vestíbulo exterior del templo y hemos


comprobado que podemos trabajar sin temor en el grado de maestro”.

Pero temor a qué.

Bueno, temores hay, concretos y variados. No creo necesario profundizar en


este grado sobre la necesidad que tiene y ha tenido históricamente la orden
y muchos de sus miembros de protegerse de distintos poderes y peligros.

7
“Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana”. Joan Coraminas. Página 560. Tercera edición, Madrid,
1987.
Sin embargo, sí quisiera profundizar sobre la significancia semiótica del
retejamiento y de lo que creo que, al menos simbólicamente, en realidad nos
protegemos.

Sabido es que nuestra orden es heredera, tanto histórica como


simbólicamente de la arquitectura y toda su técnica constructiva.
Filosóficamente, también lo es del Humanismo Moderno y del Racionalismo
Ilustrado.

Por lo mismo, el retejamiento, semióticamente hablando es en el fondo una


gran alegoría de lo que, por aquel entonces (el periodo del Humanismo
racionalista, postmedieval) se entendía o se debía entender como
Humanidad. Esa es mi hipótesis.

Suele ser un lugar común, muy a menudo cuestionado, señalar que la visión
del ser humano previo a la Modernidad, era teocéntrica, caricaturizada casi
como un pequeño apéndice de Dios. Un Dios con D mayúscula, que creó al
hombre para ser alabado y venerado por él. La Moral, la ley y la condición
humana en sí misma, eran un verdadero don gracioso de Dios.

Fue en ese contexto, en que la masonería aún operativa, con un


conocimiento protocientífico incipiente, comenzó su labor “progresista” o
“adelantadora” si se quiere. Y claro, la arquitectura, como toda técnica o arte
(tecné) implicaba un hacer, y por lo mismo un saber. Saber que fue dejando
claro, primero a ellos, y posteriormente por influencia, a su entorno, que el
hombre era dueño de sus designios. El hombre y su bienestar estaban más en
manos de nosotros mismos que en los deseos divinos. El hombre debía por
tanto, hacerse a sí mismo y a su futura historia.

El ser humano quedaba así, tal y como al inicio, solo frente a la naturaleza. Es
esa posición del Hombre, el estar frente y en permanente objeción frente a la
Naturaleza, lo que muchos dicen que lo constituye como tal. En realidad, lo
que Heidegger y Ortega y Gasset concuerdan, es en la necesidad
profundamente humana de luchar y objetar permanentemente a la
Naturaleza. Eso está en el origen mismo de la humanidad como especie, y
permanecería en nosotros como un elemento atávico y constitutivo de
nuestro ser.

Así el hombre con su capacidad técnica era capaz de crear Mundos


ordenados, limpios y por tanto Seguros y Protegidos. Recordemos que la
palabra “mundo” viene del latís mundus que literalmente significaba limpio u
ordenado (Exactamente lo mismo que Cosmos en griego). Esa capacidad
creadora y de proyección de mundos, nos protegía de lo vasto, de lo in-
menso (sin medida, sin límites), de lo in mundo (Lo caótico, sucio). En el
fondo nos entregaba “certezas”, frente a una vastedad incierta. Con esta
interpretación, el significado literal de la palabra de pase, “Posesión del
Mundo”, cobra una nueva significancia.

“Contra la temible situación de ex-puesto, el hombre se cubre y se recubre,


se viste y se reviste, mediante las técnicas del tejido y de la arquitectura, y
con el tejido y el tejado se protege: a todo esto nos remite el sentido
originario de la téchne".8

Desde ese punto de vista, operativamente hablando, la arquitectura primero,


y simbólicamente, la masonería después, no hacen más que generar espacios
“A cubierto de” todo aquello que puede alterar el espacio finito, medido,
limpio, ordenado, que nos genera nuestra casa o nuestro templo. Así, la
masonería se nutre nítidamente de la modernidad y su vuelta a la visión
greco-romana y a su idealización, o quizás endiosamiento, a la técnica, la
ciencia, la certeza y la razón.

De esta forma, el templo masónico resulta ser el mundo o el cosmos que nos
protege de todo aquello que va contra las certezas y expectativas
concentradas en él.

La tarea del Experto, y en algún grado los Vigilantes en el tercer grado, es esa,
protegernos de todo aquello que comprometa ese mundo protegido, de
certezas y seguridades que tenemos para trabajar.

8
“Arquitectónica”. José Ricardo Morales. Página 172. Segunda Edición. Concepción, 1984.
Ahora bien, la visión Moderna fue abandonada por la humanidad. Hoy en día,
incluso la postmodernidad parece haber sido superada, y algunos hablan de
una supermodernidad, donde los paradigmas de la certeza y el orden ya no
son del todo valorados. Por el contrario, las incertezas, la diversidad e incluso
el caos, son vistos como algo positivo.

Dentro de este contexto, ¿dónde queda la Masonería? ¿Dónde queda el


espíritu progresista de nuestra orden que de alguna manera se anticipó y
propició los cambios que permitieron el desarrollo del pensamiento
moderno? ¿Debemos reavivar el espíritu moderno, o nos adaptamos a un
mundo de incertezas?

Son preguntas que por cierto, hoy sólo serán enunciadas.

S:. F:. U:.

Mayo, 2015.
Bibliografía

 “Libro del Maestro”. Oswald Wirth. Edición online.


 “Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana”. Joan Coraminas.
Tercera edición, Madrid, 1987.
 “Arquitectónica”. José Ricardo Morales. Segunda Edición.
Concepción, 1984.
 Retejador Oficial. Edición desconocida.
 Biblia Online.

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