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Función 7: gluconeogénesis.
El sistema nervioso central del hombre es un consumidor obligado de glucosa
sanguínea, independientemente de que si un momento antes se comió un alfajor o de
que no se hayan tomado alimentos durante una semana. En todos los casos en los que
la ingestión de carbohidratos se suspende durante mucho más de 12 h, el cuerpo
empieza a sintetizar nueva glucosa (el proceso de la gluconeogénesis) a partir de fuentes
que no son carbohidratos (aminoácidos de las proteínas y glicerol de los triglicéridos).
Casi toda la gluconeogénesis ocurre en el hígado, pero una fracción importante de ésta
se produce también en los riñones, en particular durante el ayuno prolongado.
La mayor parte de lo que los riñones en realidad hacen para desempeñar las funciones
antes mencionadas consiste en transportar agua y solutos entre la sangre que circula
por ellos y las luces de los túbulos (nefronas y túbulos colectores, que constituyen la
masa funcionante de estos órganos). La luz de la nefrona se halla fuera del cuerpo desde
el punto de vista topológico y cualquier sustancia que se encuentre en ella y que no se
transporte en sentido inverso hacia la sangre se excreta por último en la orina.
Conforme la función renal se describa con más detalle se hará referencia constante a la
estructura tubular y a los vasos circundantes. Por este motivo en la siguiente sección se
presentan los aspectos esenciales de la anatomía renal necesarios para describir la
función.
Anamnesis básica:
Motivo de consulta
Antecedentes Familiares: (HTA, DM, Insuficiencia renal). Los antecedentes familiares
tienen importancia ya que varias nefropatías son de base genética.
Signos y síntomas:
a) Dolor: suele ser estático. Se da en lumbar, flancos laterales, fosas iliacas, sínfisis
púbica.
b) Cambios en la micción: hematuria, proteinuria, disuria, oliguria, polaquiuria,
anuria.
c) Trastornos sexuales
d) Tumoraciones genitales
e) Síntomas gastrointestinales: nauseas, vómitos, diarreas, dolor abdominal e
incluso íleo paralítico por ejemplo una peritonitis producida por la rotura de un
uréter y caída de la orina al peritoneo.
Exploración física:
Inspección: Debemos observar los genitales para descartar alguna malformación. En
algunos casos podremos encontrar una distensión infraumbilical por un globo vesical o
una distensión abdominal por grandes masas renales. Hay que observar también la
presencia de cicatrices, catéteres y sondas.
Palpación abdominal: Técnica bimanual con el paciente estirado consiste en colocar una
mano en la espalda y otra en el dorso. Con la mano de la espalda hacemos presión y con
la mano de delante notamos la presencia de cualquier masa que tenga contacto
posterior, como por ejemplo un riñón más grande de lo normal o un tumor renal),
movimiento con la inspiración profunda, fosas lumbares, PPL (puño percusión lumbar
en enfermos con dolor de cólico renal, esta técnica resulta muy dolorosa).
METODO DE GOELET: El paciente parado sobre el miembro inferior contrario al lado que
se va a palpar, y el otro miembro descansa, flexionado, sobre una silla, a fin de relajar el
abdomen. El procedimiento es bimanual, con una mano en la zona lumbar y la otra en
el abdomen, en acecho inspiratorio del riñón.
METODO DE BELINGTON: El paciente se para sobre sus dos pies con los brazos extendido
y recargados en una silla o mesa de exploración.
Auscultación: tampoco nos aporta demasiada información. Sólo nos es muy útil por
auscultación de soplos arteriales a nivel de fosas lumbares o a nivel de las arterias
femorales, sobretodo en pacientes con HTA. La presencia de estos soplos nos indicaría
una HTA secundaria a una estenosis de arteria renal.
Tacto rectal: Lo practicaremos siempre que sea necesario para valorar la consistencia y
textura de la próstata. Si la exploración resulta dolorosa podemos pensar en una
prostatitis, si tiene mucha consistencia podremos pensar en una neoplasia prostática,
etc. Es sencilla de realizar y muy importante.
Exploraciones:
a) Analítica: orina, sangre, aclaración
b) Complementarias: ecografía, resonancia, tac, exploración de recto y próstata. La
cistografía y la cistoscopia son las más relevantes. También se utiliza histología
por punción en el riñón mediante control ecográfico, y unas urodinámicas
(sensores q miden la presión).
Síntomas:
Síntomas generales: No son específicos del sistema renal pero acompañan a los
síntomas propios de este. Son básicamente los que están asociados a la IR: astenia
(cansancio), palidez, edemas, HTA.
También están los síntomas específicos según el sexo debido a las diferencias en la
anatomía, entre otras. Será necesario enfocar la anamnesis y dirigida según si es hombre
o mujer.
Hombres: Prostatismo: es muy común que los hombres a partir de los 50-55 años tengan
problemas miccionales debido a un adenoma prostático (o hiperplasia prostática
benigna) que impide el vaciado de la vejiga.
Retraso miccional, es cuando el paciente se tiene que esperar porque no sale la orina y
apenas sale flujo.
Disminución del flujo.
Incontinencia (orina por rebalsamiento). Parece contradictorio pero ocurre debido a
que el paciente va a orinar cuando ya tiene la vejiga muy llena y es incapaz de retener
la orina.
Goteo terminal (de la misma manera que se tarda en arrancar a orinar, también puede
existir, que no se termine de orinar.
Alteraciones en la esfera sexual (impotencia)
Dolor perineal-rectal
Mujeres: Disminución del flujo. Frecuente en mujeres grandes ya que a veces hay
esclerosis del cuello que también hacen que tengan dificultades en el vaciado de la
orina.
Incontinencia (orina por rebalsamiento o por pérdida de la estructura del surco pélvico
debido a embarazos y partos previos)
Alteraciones menstruales, secreción vaginal.
Alteraciones en la esfera sexual: disparéunia (relación sexual dolorosa)
Alteraciones obstétricas.
5. Cuáles son las manifestaciones que presenta un sujeto de atención con trastornos
electrolíticos en Enfermedad Renal?
Los riñones representan los órganos clave para mantener el balance de los diferentes
electrolitos corporales y del equilibrio ácido-base. La pérdida progresiva de función
renal se traduce en una serie de modificaciones adaptativas y compensatorias renales y
extrarrenales que permiten mantener la homeostasis con filtrados glomerulares hasta
cifras en torno a 10-25 ml/min. Con filtrados glomerulares inferiores a 10 ml/min, casi
siempre existirán anomalías del medio interno con repercusiones clínicas.
El aumento de los valores séricos del potasio, es debido a la incapacidad del riñón de
excretarlo. Esto puede ocasionar arritmias cardíacas, debiéndose iniciar un tratamiento
inmediato. Los signos clínicos de la hiperpotasemia se aprecian en el ECG: ondas T más
altas y picudas, ensanchamiento del complejo QRS y depresión del ST.
Glomerulonefritis aguda:
La glomerulonefritis es una inflamación de los capilares glomerulares. La
Glomerulonefritis aguda es principalmente una enfermedad de los niños mayores de 2
años de edad, pero puede ocurrir en casi cualquier edad.
Fisiopatología: En la mayoría de casos de glomerulonefritis aguda, una infección por un
grupo A beta hemolíticos estreptocócica de la garganta precede a la aparición de
glomerulonefritis por 2 a 3 semanas. También puede seguir del impétigo (infección de
la piel) y las infecciones virales agudas (Infecciones del tracto respiratorio superior, las
paperas, el virus de la varicela zoster, Virus de Epstein-Barr, la hepatitis B, y de la
inmunodeficiencia humana infección por el virus VIH). En algunos pacientes, los
antígenos atacan elementos o sustancias extrañas fuera del cuerpo (Por ejemplo,
medicamentos, suero antiofidico) inician el proceso, lo que resulta en complejos
antígeno-anticuerpo se depositan en los glomérulos. En otros pacientes, el propio tejido
del riñón sirve como el antígeno de incitación.
FISIOPATOLOGIA:
Manifestaciones clínicas:
Diagnóstico:
Complicaciones:
Glomerulonefritis crónica
El paciente parece mal alimentado, con una pigmentación de color amarillo-gris de la piel y
periorbitaria y periférico (edema dependiente). La presión arterial puede ser normal o
severamente elevada. Los hallazgos incluyen hemorragias, exudados, reducción de
arteriolas tortuosas, y edema de papila. Las membranas mucosas son de color palido debido
a la anemia. Cardiomegalia, ritmo de galope, las venas del cuello distendidas, y otros signos
y síntomas de insuficiencia cardíaca pueden estar presentes.
Tratamiento e Indicación Médica: Los síntomas guían el curso del tratamiento para el
paciente con glomerulonefritis crónica. Si el paciente tiene hipertensión, la presión arterial
se reduce con el sodio y restricción de líquidos, agentes antihipertensivo, o ambos. El Peso
es revisado diariamente, y un diurético se prescribe para tratar la sobrecarga de líquidos.
Proteínas de alto valor biológico (productos lácteos, huevos, carnes) se proporcionan para
promover un buen estado nutricional. Calorías adecuadas, también son importantes las
proteínas para el crecimiento y reparación de tejidos.
Los niveles de ansiedad son a menudo extremadamente altos tanto para el paciente y
familia. A lo largo del curso de la enfermedad y el tratamiento, la enfermera le da apoyo
emocional al proporcionar oportunidades para la paciente y la familia de verbalizar sus
inquietudes, sus preguntas respondiendo, y explorando sus opciones.
Cuidados Continuos: Evaluación periódica de la creatinina urinaria y BUN sérico y los niveles
de creatinina se lleva a cabo para evaluar la función renal y la necesidad de diálisis o
trasplante. Si la diálisis es iniciada, el paciente y la familia requerirán considerable asistencia
y apoyo en el tratamiento de la terapia y su largo plazo implicaciones. El paciente y familia
se le recuerda la importancia de la participación en actividades de promoción de la salud,
incluyendo exámenes. Al paciente debe informar a todos los profesionales de la salud sobre
el diagnóstico de glomerulonefritis por lo que toda la gestión médica y enfermera,
incluyendo la terapia farmacológica, se basa en la función renal alterada.
Insuficiencia renal:
Resultado de un mal funcionamiento renal, con decaimiento progresivo (IR crónica) y rápido
(IR aguda) de la función renal. El objetivo de su tratamiento es retrasar el deterioro de la
función renal y en mantener su capacidad funcional.
Etiología:
Valoración:
Procedimientos Diagnósticos:
Prerrenal: Se da por la pobre aportación de fluido sanguíneo al capilar glomerular, sin llegar
a afectarlo estructuralmente, por lo que puede decirse que con el tratamiento y cuidados
adecuados es altamente reversible.
Renal o Intrarrenal: Esta es provocada por una lesión del parénquima renal, usualmente por
tóxicos. También es considerada reversible y cursa cuatro fases:
2) Oligúrica, con una duración de ocho a catorce días, observando diuresis abajo de los 400
ml/día.
3) Poliúrica, dura más o menos unos diez días, pero aún continúan elevados los cuerpos
nitrogenados en sangre.
DIAGNOSTICO:
Exámenes de laboratorio
Creatinina y nitrógeno ureico
Sodio urinario
Hemograma completo
Calcio, fosforo y ácido úrico
Urografía retrograda, Gammagrafía renal, Tomografía computarizada, Ecografía
renal.
Diabetes: Esta enfermedad puede provocar una alteración en los riñones que constituye la
principal causa de fallo renal crónico, así también como la hipertensión arterial y las
alteraciones vasculares, dislipemias (Altos niveles de colesterol o triglicéridos en la sangre)
y las enfermedades hereditarias que afecten al riñón como el síndrome de Alport o la
poliquistosis renal, las enfermedades obstructivas de las vías urinarias
Manifestaciones Clínicas:
Cardiovasculares y respiratorias:
Hipertensión arterial, que se encuentra hasta en el 80 por ciento de los pacientes con
insuficiencia renal crónica Terminal. En fases terminales de la insuficiencia renal pueden
aparecer episodios de insuficiencia cardiaca congestiva por sobrecarga hidrosalina y de
pericarditis urémica. Las alteraciones cardiovasculares son las principales causas del
fallecimiento de estos pacientes. Se producen arritmias, afectación de la musculatura
cardíaca, inflamación del pericardio, hipertensión arterial e insuficiencia cardíaca por
retención de líquidos.
Alteraciones neurológicas:
Alteraciones dermatológicas:
A partir del momento en que la función renal que se ha perdido es superior al 80% se
establece el estado de uremia o síndrome urémico, en el que se producen alteraciones en
diversos órganos a causa de la acumulación de las sustancias nitrogenadas en sangre.
Diagnóstico:
La detección del paciente con ERC permite intervenciones tempranas para evitar la progresión renal
y prevenir complicaciones cardiovasculares. Con dos pruebas simples de laboratorio se puede
ayudar a identifican la presencia de ERC, quedando fuera de estas el uso de la clásica recolección de
orina de 24 horas, de difícil ejecución y sujeta a error.
La determinación de albuminuria y proteinuria es, por otra parte, esencial para el pronóstico del
paciente con ERC, ya que su presencia para cualquier grado de filtrado glomerular aumenta
notoriamente tanto el riesgo de morbimortalidad cardiovascular como de progresión a la
enfermedad renal avanzada en tratamiento sustitutivo. Por tanto, presencia de concentraciones
elevadas de proteína o albúmina en orina, en dos o más ocasiones durante un período igual o
superior a tres meses, es un signo de lesión renal y constituye, junto con la estimación del FG, la
base sobre la que se sustenta el diagnóstico de ERC. Además de esto, en los individuos con riesgo
de desarrollar ERC, la estimación del filtrado glomerular debería acompañarse siempre de la medida
de la concentración de proteína y/o albúmina en orina.
Manifestaciones clínicas
En general, las manifestaciones clínicas de la ERC aparecen de forma progresiva, manteniendo una
gran variabilidad de un paciente a otro, en función de la velocidad de progresión y de la cantidad de
masa renal funcionante.
Sabemos que la creatinina por sí sola no es un predictor fiable para diagnosticar la enfermedad,
pero si es útil para ver la evolución con la enfermedad ya diagnosticada he instaurada. Sus niveles
dependen de la masa muscular, siendo el valor normal de aclaramiento de creatinina de 95 ± 20
ml/min en mujeres y de 120 ± 25 ml/min en hombres jóvenes y sanos. Por lo tanto, aclaramientos
de creatinina inferiores a 30 ml/min, habitualmente se considera la frontera en la que la ERC se hace
sintomática, desarrollándose a partir de entonces un amplio espectro de manifestaciones clínicas
conjuntas a la etapa evolutiva.
Clasificación de la ERC:
El estadio 1: se caracteriza por la presencia de daño renal con TFG normal o aumentada, es decir
mayor o igual a 90ml/min/1.73m2.
El estadio 2: se establece por la presencia de daño renal asociada con ligero descenso de la TFG
entre 89 y 60 ml/min/1.73m2. Usualmente el paciente no presenta síntomas.
El estadio 4: se refiere a daño renal avanzado con una disminución grave de la TFG entre 15 y 29
ml/min/1.73m2. Los pacientes tienen un alto riesgo de progresión al estadio 5 y de complicaciones
cardiovasculares. A los síntomas iniciales del estadio anterior se agregan náusea, sabor metálico,
aliento urémico, anorexia, dificultad para concentrarse y alteraciones nerviosas como
entumecimiento u hormigueo de las extremidades.
El estadio 5 o insuficiencia renal crónica terminal, la TFG cae por debajo de 15 ml/min/1.73m2. En
este estadio se requiere tratamiento sustitutivo.
Complicaciones:
Aunque existen enfermedades renales rápidamente progresivas que pueden llevar a la pérdida de
la función renal en meses, hay que destacar que la mayoría de las enfermedades evolucionan
durante décadas e incluso algunos pacientes apenas progresan durante muchos años de
seguimiento. Las complicaciones ocurren en cualquier estadio, y a menudo pueden conducir a la
muerte sin llegar al fracaso renal.
De las principales complicaciones, que acontecen en el enfermo renal crónico. Se pueden dividir,
por su importancia, en sistémicas y cardiovasculares.
Las principales complicaciones a nivel sistémicas:
La Anemia: La anemia de la ERC puede ser subestimada y no ser tratada de forma adecuada. Puede
atribuirse a enfermedad renal si el FG es menor de 50 ml/min/1,73 m2 aunque es más frecuente
por debajo de 30 ml/min/1,73 m2 y en los pacientes con diabetes, en relación con los pacientes con
nefropatía no diabética.
Sobrecarga de volumen: Puede ser de las principales complicaciones evidenciadas. Pacientes que
clínicamente presentan edemas, signos o síntomas de insuficiencia cardíaca, etc.
Hiperpotasemia: A partir del estadio 3 y por diversos factores (disminución del FG, fármacos,
diabetes) aumenta el riesgo de hiperpotasemia.
Las otras grandes complicaciones son las cardiovasculares, y es importante añadir que aunque haya
una evolución silenciosa con ERC, el paciente puede experimentar progresión renal y
morbimortalidad cardiovascular. Estos estudios muestran que la probabilidad de que el paciente
con ERC fallezca de complicaciones cardiovasculares es mucho mayor que la progresión al fallo renal
terminal. Además las complicaciones cardiovasculares (cardiacas, cerebrales y vasculares
periféricas) son de las más frecuentes. La principal causa de muerte de los pacientes en la etapa
prediálisis y diálisis es la ECV. Las enfermedades cardiovasculares representan la primera causa de
mortalidad entre las personas enfermas en etapa de prediálisis dializadas. Por lo tanto, es
importante la prevención de los factores de riesgo y su tratamiento temprano.
Náuseas
Vómitos
Pérdida de apetito
Cansancio y debilidad
Problemas para dormir
Cambios en la cantidad de orina
Agilidad mental disminuida
Calambres o sacudidas musculares
Hinchazón en los pies y tobillos
Picazón persistente
Dolor en el pecho, si el líquido se acumula alrededor del recubrimiento del corazón
Dificultad para respirar, si el líquido se acumula en los pulmones
Presión arterial alta (hipertensión) que sea difícil de controlar
Valoración de Enfermería:
Para elaborar el plan de cuidados adaptado al paciente con ERC, es fundamental realizar una
valoración integral del paciente para identificar los posibles diagnósticos de enfermería y establecer
así el plan de cuidados a seguir.
Alergias.
Antecedentes de enfermedad: Diabetes Mellitus, HTA, dislipemia, enfermedad
cardiovascular. Vigilancia de factores de progresión.
Medicación prescrita: Polimedicación.
Revisión de medicación y uso de fármacos nefrotóxicos: diuréticos ahorradores de potasio,
IECAS, ARA II y AINES.
Consumo tabáquico.
Consumo de alcohol.
Patrón nutricional‐metabólico:
• Glucemia.
Patrón eliminación:
Patrón actividad–ejercicio:
Afrontamiento de la enfermedad.
Valoración de estrategias y resolución de problemas.
Capacidad de adaptación a los cambios.
Cuidados de Enfermería:
ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA EN FASE TERMINAL: Ante un paciente con ERC en fase terminal, es
importante la atención paliativa y de la coordinación de los dispositivos disponibles, teniendo como
referencia el contexto familiar.
En fase más avanzada de la enfermedad, cuando la ER del paciente está en estadios 4 o 5 debemos
dar información acerca de todas las opciones de terapia renal sustitutiva. Es conveniente disponer,
para la explicación de las técnicas de depuración extrarrenal, de material educativo, tanto folletos
como medios audiovisuales y si las características del paciente así lo recomiendan utilizarlos,
también puede estar indicado el que el paciente conozca las instalaciones de ambas técnicas y que
pueda entrevistarse con pacientes que están recibiendo las mismas.
Deberemos explicarle al paciente, que nuestro papel es el de informarle, resolverle dudas y ayudarle
a decidir. Del mismo modo se considera importantísimo por parte de enfermería el control y
seguimiento de los factores de riesgo cardiovascular asociados: HTA, obesidad, dislipemia, DM y
tabaquismo, según los objetivos que se establezcan.
Enfermería debe revisar hábitos dietéticos, siendo necesaria dieta hiposódica en caso de HTA, pero
también hipocalórica, hipoglicémica, baja en grasas si hay factores de riesgo CV asociados. Si existe
hiperpotasemia o hiperfosfatemia debemos ajustar la dosis según estas alteraciones.
Enfermería debe fomentar estilos de vida saludable, recomendación de ejercicio físico regular,
ingesta de alcohol nula o moderada, así como revisar que se realicen las pruebas analíticas,
ecografías renales, ECG protocolizados y pruebas pertinentes. Llegado el momento es posible que
enfermería deba de entrenar al paciente para la administración de AEE (agentes estimulantes de la
eritropoyesis).
Además del tratamiento sustitutivo y de la terapia nutricional, estos pacientes son sometidos a una
fuerte farmacológica, por lo que se deberá de facilitar normas claras con la distribución de los
fármacos a lo largo del día y detectar consumo de fármacos nefrotóxicos, especialmente los AINE's.
El cuidado del paciente renal debe ser integral, sus cuidados deben ir dirigidos tanto a las
intervenciones derivadas de los diagnósticos de enfermería como de los problemas de colaboración,
debemos potenciar el autocuidado, darle soporte emocional y hacer un esfuerzo en una educación
sanitaria sistemática tanto al paciente como a su entorno familiar o afectivo.
Es importante prevenir la ERC, tratarla de modo precoz y de manera adecuada, al igual que sus
posibles complicaciones, son los pilares básicos para retardar la discapacidad, mejorar la calidad de
vida y disminuir la morbimortalidad asociada.
Hay que partir de la proposición de dar una óptima asistencia de enfermería para lograr el bienestar
del paciente, realizando todos los cuidados para la satisfacción de sus necesidades.
Antes de recibir al paciente en a la propia sala de hemodiálisis el enfermero habrá comprobado los
sistemas y que las máquinas funcionan correctamente y se encuentran desinfectadas. Enfermería
recibirá al paciente. Desde que el paciente llega a la unidad donde va a recibir la sesión de
hemodiálisis, hasta que se va, está expuesto a una serie de riesgos para su salud e integridad física,
riesgos que en su mayoría pueden ser evitables. La seguridad del paciente es crucial para que la
asistencia que recibe sea de calidad y en esto enfermería es fundamental.
Antes de comenzar la sesión de diálisis hay que determinar el peso corporal. Al peso del paciente
hay que restarle el “peso seco” y el resultado es el peso que hay que quitar al paciente. El peso seco
es el peso de después de la diálisis, con el cual la presión arterial es óptima, en ausencia tanto de
datos clínicos de sobrecarga de volumen como de síntomas de hipotensión ortostática, y además el
paciente permanece normotenso hasta la sesión siguiente, en ausencia de medicación
antihipertensiva.
Se le toman las constantes: temperatura, pulso y presión arterial. El personal de enfermería debe
conocer la historia del acceso venoso, realizar su correcta punción, minimizar los factores de riesgo
y detectar posibles problemas.
En cuanto a los cuidados prepunción, debemos observar la higiene, el trayecto venoso, la existencia
de hematomas, estenosis, aneurisma, edema, isquemia, infección etc. Por palpación se valora el
frémito en todo el trayecto. El conocimiento del tipo de acceso, su anatomía y dirección son
esenciales para la elección de la zona de punción. Una vez valorado todo lo anterior se aplica una
técnica aséptica estricta previa a la punción. Se evitará puncionar zonas enrojecidas, con exudado o
hematoma o con pérdida de la integridad cutánea. La punción suele ser causa de ansiedad para el
paciente, la incertidumbre de la correcta colocación de las agujas y el dolor son factores estresantes.
Es necesario trasmitir seguridad y tranquilidad.
La punción arterial se puede realizar en dirección proximal o distal. La punción venosa se realiza en
dirección proximal. La distancia entre las agujas ha de ser suficiente para evitar la recirculación.
Durante la sesión de hemodiálisis, se evitará manipular las agujas. Si hay que hacerlo, siempre con
la bomba parada. El personal de enfermería puede detectar la disfunción del acceso valorando y
controlando parámetros hemodinámicos y bioquímicos.
Se deben tomar las constantes inmediatamente después del inicio de la diálisis, y posteriormente
cada hora y siempre que lo precise el estado del paciente, especialmente la tensión arterial.
También se debe tener un control horario de los parámetros que intervienen en la diálisis. Cuando
la diálisis llega a su fin, se debe retornar la sangre al paciente.
En la extracción de las agujas hay que tener sumo cuidado con el fin de evitar desgarros. La
hemostasia de los puntos se realizará ejerciendo una ligera presión para evitar pérdidas hemáticas
sin ocluir el flujo. Se recomienda un tiempo de hemostasia de 10-15 minutos. La presión durante
este tiempo ha de ser continua. Se debe evitar el uso de pinzas o torniquetes especiales, sobre todo
en los accesos protésicos. Enfermería educará al paciente en cómo realizar la hemostasia, si es
necesario. La educación sanitaria del paciente sometido a hemodiálisis, es uno de los factores que
mejora la adherencia al tratamiento en estos pacientes.