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INDICE
INTRODUCCION………………………………………………3
CAPITULO UNICO
TEMA 2. PRUEBAS…………………………………………………………………..11
2.1 CARGA DE LA PRUEBA
2.1.1 OBJETO DE LA PRUEBA.
2.2 MEDIOS DE PRUEBA
2.2.1 LA CONFESIONAL
2.2.2 DE LOS INSTRUMENTOS Y DOCUMENTOS.
2.3 DE LA PRUEBA PERICIAL.
2.3.1 DEL RECONOCIMIENTO O INSPECCION JUDICIAL.
2.4 LA PRUEBA TESTIMONIAL
2.4.1 DE LA FAMAM PÚBLICA
2.5 DE LAS PRESUNCIONES
INTRODUCCIÓN
El objeto del presente trabajo es el de poder comprender de la forma más práctica posible,
la tramitación de los JUICIOS ORDINARIOS en materia mercantil, lo cual se puede observar
dentro del desarrollo de este trabajo; realizando un análisis a cada una de las etapas
procesales que comprende dicha tramitación, es decir, desde la demanda hasta la sentencia
determinada por un juez de competencia mercantil.
Como se podrá observar dentro del contenido del trabajo, la base principal para el análisis
de las etapas procesales, es el Código de Comercio a través de sus preceptos, los cuales
sirven de fundamento para la tramitación de los juicios objeto del presente trabajo.
Además es importante tener en cuenta la supletoriedad de las leyes que pueden intervenir
en el juicio ordinario, así mismo los cambios a las reformas del código de comercio.
“En consecuencia, desde el punto de vista gramatical se entiende como “Juicios mercantiles”,
aquellos en los que el Juez conoce de una controversia entre partes para dictar sentencia
sobre cuestiones relativas al sujeto comerciante, a las mercancías o tratos comerciales”[3].
1) fijación de la litis
2) periodo de prueba
3) alegatos
4) sentencia.
“Al producirse la tramitación de un juicio mercantil ejecutivo y tornarse litigioso, quedaran en el
mismo las fases del ordinario, con sus excepciones y variando únicamente a los términos que
la ley concede tanto a los ordinarios como a los ejecutivos; además, las disposiciones del
ordinario se aplican a los procedimientos especiales en todo lo que la reglamentación sea
omisa y no contradictoria con las normas de lo ordinario”[4].
Entrando al estudio del caso que nos ocupa, encontramos la base legal para la tramitación del
juicio ordinario mercantil” remitiéndonos directamente al Título Segundo del Código de
Comercio, el cual establece la forma en la cual se deben tramitar los juicios ahora en estudio
señala:
“Todas las contiendas entre partes que no tengan señaladas en este código tramitación
especial, se ventilan en juicio ordinario”[5].
1.2.1FIJACION DE LA LITIS
Esta es la primera etapa del juicio ordinario mercantil que comienza con la intervención de la
parte actora y la parte demandada; siendo la actora, la persona demandante, la que ejercita la
acción ante el órgano jurisdiccional formulando su pretensión por medio de la demanda,
entendiéndose por demanda como el acto procesal con el cual se inicia la constitución de la
relación jurídica procesal, misma que debe ser por escrito debiendo reunir ciertos requisitos y
que más adelante detallaremos en forma breve; y la parte demandada, o también llamado reo
dentro del proceso, es aquella a la cual el actor reclama sus pretensiones, y quien tendrá
derecho de defenderse en juicio a través de la contestación a la demanda.
El juicio ordinario mercantil se inicia con el escrito de demanda que accionara los órganos
jurisdiccionales, observándose los requisitos indispensables de la demanda señalados por el
Código que dice:
“En el escrito de demanda, el actor deberá mencionar los documentos públicos y privados que
tengan relación con dicha demanda, así como si los tiene o no a su disposición debiendo
exhibir los que posea, y acreditar haber solicitado los que no tengan en los términos del artículo
1061. De igual manera, proporcionará los nombres y apellidos de los testigos que hayan
presenciado los hechos contenidos en la demanda, y las copias simples prevenidas en el
artículo 1061. Admitida la demanda se emplazará al demandado para que produzca su
contestación dentro del término de nueve días.
Con el escrito de contestación a la demanda se dará vista al actor, para que manifieste lo que
a su derecho convenga dentro del término de tres días y para que mencione a los testigos que
hayan presenciado los hechos, y los documentos relacionándolos con los hechos de
controversia”[6].
Por otro lado, como lo vimos antes, el demandado, una vez que es emplazado tiene el término
de nueve días para producir su contestación de demanda, momento procesal oportuno para
defenderse en juicio; independientemente de allanarse a la demanda, reconocer los hechos, lo
más importante para nosotros es que también podrá hacer valer sus excepciones que tenga
contra el demandado, ofrecerá sus pruebas en los términos establecidos, y si tienen alguna
acción en contra del actor, podrá ejercerla por medio de la reconvención; encontrando el
fundamento para hacerlo en el Código de Comercio, que señala lo siguiente:
“Las excepciones que tenga el demandado, cualquiera que sea su naturaleza, se harán valer
simultáneamente con la contestación y nunca después, a no ser que fueren supervenientes”[7].
“Una vez que se ha fijado la litis, se procede a la recepción de las pruebas ofrecidas por las
partes”.
A) el pago de la cantidad de $50,000.00 (cincuenta mil pesos 00/100) por concepto de suerte
principal.
B) el pago de los intereses al tipo legal, causados desde que la demandada incurrió en mora,
hasta la total liquidación de la suerte principal.
HECHOS
P R U E B A S.
F) TESTIMONIALES.-A cargo de los señores Juan Álvarez López, Roberto Martínez y Carlos
Lozano García, personas a quienes les consta lo narrado en por el suscrito en representación
de la actora, y que me comprometo a presentar el día y la hora que se señalen para la
recepción de esta prueba. Medio de prueba que relaciono con el hecho III de este escrito.
DERECHO.
Son aplicables en cuanto al fondo los artículos 78, 85, 86, y demás relativos del Código de
Comercio.
El procedimiento se rige por lo dispuesto en los artículos 1049, 1050, 1061, 1090, 1378 y 1382
del Código de Comercio.
Primero.- Tenerme por presentado con este escrito, documentos y copias que acompaño,
demandando de la empresa antes citada, el pago de las prestaciones que menciono.
Segundo.- Admitir la demanda y ordenar se emplace a la demandada para que produzca su
contestación en el término de ley.
Tercero.- previos los trámites de ley, dictar sentencia en la que se condene a la demandada
en los términos solicitados.
PROTESTO LO NECESARIO.
Orizaba, Ver. Agosto 10 de 2014.
CARLOS ALBERTO CARDOSO HUERTA.
CONTESTACION DE DEMANDA.
EXPE. 578/999.
H E C H O S.
1.- El hecho uno de la demanda ni lo afirmo ni lo niego por no ser hecho propio de
mi representada.
EXCEPCIONES.
Niego la aplicabilidad de los preceptos invocados por la actora, como fundatorios de sus
acciones, en virtud de que mi representada no ha incurrido en incumplimiento, toda vez que
ha pagado la cantidad que la actora pretende cobrar.
PRUEBAS.
En términos del artículo 1195, 1198 del Código de Comercio, ofrezco a nombre de mi
representada las siguientes:
OBJECIÓN DE PRUEBAS.
Se objetan todas y cada una de las probanzas que ofrece la actora, en cuanto al alcance y
valor probatorio pretende darle; aún más, mi representada cumplió oportunamente,
consecuentemente el contrato celebrado ha quedado sin efecto al haberse cumplido con su
objetivo.
Primero.- tenerme por presentado, con la personalidad con que me ostento de representante
legal de la parte demandada, contestando en tiempo la demanda entablada en contra de mi
representada.
Segundo.- Tener por opuestas las excepciones y defensas que se hacen valer en este ocurso,
por ofrecidas las pruebas que menciono, así como las objeciones hechas valer en contra de
las pruebas de la actora.
PROTESTO LO NECESARIO.
Orinaba, Ver. Agosto 20 De 2014.
JUAN GONZALEZ RODRIGUEZ.
TEMA 2 PRUEBAS
Dentro del campo jurídico, y principalmente en el aspecto procesal, tenemos que la prueba es
el instrumento por el cual las partes en el juicio pretenden el cercioramiento del juzgador
acerca de los hechos discutidos en el proceso, es decir, son los medios de convicción por
medio de los cuales el actor pretende demostrar la procedencia de su acción, y el demandado,
justificar las excepciones opuestas en contra de la acción; derivándose de lo anterior diversas
figuras jurídicas que deben aplicarse para el perfecto ofrecimiento de las pruebas, las cuales
son de mucha importancia para las partes, de las cuales entre otras analizaremos las
siguientes:
Esta figura jurídica, no es otra cosa sino la necesidad jurídica de las partes de probar sus
hechos, si quieren obtener un fallo favorable a sus intereses; a grandes rasgos, tenemos que
para las partes probar no es una obligación jurídica, sino una carga procesal.
En nuestra ley esta se encuentra regulada por el Código de Comercio a través de los artículos
1194 al 1196 que dicen lo siguiente:
“Artículo 1194.- El que afirma está obligado a probar. En consecuencia, el actor debe probar
su acción, y el reo sus excepciones”.
“Artículo 1195.- El que niega no está obligado a probar sino en el caso de que su negación
envuelva afirmación expresa de un hecho”.
“Artículo 1196.- También está obligado a probar el que niega, cuando al hacerlo desconoce
la presunción legal que tiene a su favor el colitigante”.
Esto significa que cada parte intentará probar si desea un resultado favorable, es decir, que
deberá aportar pruebas idóneas cuando es necesario que pruebe, caso contrario, el resultado
será desfavorable por no haber probado sus acciones o excepciones; asimismo, los preceptos
antes transcritos, se desprende que el interés de la carga de la prueba solo incumbe a los
sujetos, actor y demandado, el juez no tiene carga de la prueba.
“El objeto de la prueba consiste en todo aquello que debe probarse, a lo que será materia de
prueba. En tal sentido, puede ser objeto de la prueba el derecho o los hechos…”[9], aunque
nos dice Arellano García que, no todos los hechos ni todo el derecho son materia de prueba.
En el Código de Comercio se fija la regla general “Sólo los hechos están sujetos a prueba; el
derecho lo estará únicamente cuando se funde en leyes extranjeras; el que las invoca debe
probar la existencia de ellas y que son aplicables al caso.”[10]
Aunque no estén totalmente definidas las reglas para la aplicación del derecho extranjero en
nuestro país, esto por la infinidad de países existentes, es preciso señalar que al aplicarse el
derecho extranjero, se requiere conocer no cualquier norma jurídica extranjera, sino
precisamente la vigente. Entre las pruebas que podemos encontrar para y que resultan las
más idóneas para probar el derecho extranjero, son las siguientes:
1. Información, por la vía diplomática, y aún por la consular, del texto, vigencia y sentido
interpretativo del derecho extranjero aplicable;
2. Certificación, por dos abogados en ejercicio en el país de cuya legislación se trate,
del texto, vigencia y sentido interpretativo del derecho extranjero, la certificación
deberá estar debidamente legalizada;
3. Información, proporcionada permanentemente, de la nueva legislación de los países,
mediante el funcionamiento de un centro en cada país que compile adecuadamente
la legislación extranjera.
4. Información, proporcionada, previa petición, por la autoridad judicial del país de
donde procede el derecho extranjero a aplicarse;
5. Información, proporcionada, previa solicitud, por los agentes diplomáticos y
consulares acreditados en el país ante cuyo juez se requiere probar el derecho
extranjero;
6. En caso de disputa sobre el texto del derecho extranjero que requiera traducción,
ésta última se encomendará a peritos que dominen el idioma en el que se ha
expedido la legislación extranjera;
7. Prueba pericial de peritos en derecho extranjero y en especial peritos en el derecho
del país que se haya invocado en el juicio de que se trate;
8. Documento notarial que reproduzca el texto de las disposiciones aplicables con
certificación de su vigencia, hecho por un notario del país donde procede el derecho
extranjero y legalizado por el cónsul mexicano en ese país por la Secretaría de
Relaciones Exteriores.
“las pruebas deben ofrecerse expresando claramente el hecho o hechos que se trata de
demostrar con las mismas, así como las razones por los que el oferente considera que
demostrarán sus afirmaciones; si a juicio del tribunal las pruebas ofrecidas no cumplen con las
condiciones apuntadas, serán desechadas, observándose lo dispuesto en el artículo 1203 de
este ordenamiento. En ningún caso se admitirán pruebas contrarias a la moral o al derecho.”
Sin penetrar demasiado a los conceptos doctrinales, analizaremos principalmente los medios
de prueba que contempla la Ley Mercantil en su artículo 1205:
2.2.1 LA CONFESIONAL
Es un medio de prueba en cuya virtud, una de las partes en el proceso se pronuncia, expresa
o tácitamente, respecto al reconocimiento parcial o total, o desconocimiento de los hechos
propios controvertidos que se le han imputado.
El artículo 12 11 nos indica que la confesión puede ser judicial o bien extrajudicial. El artículo
1212 nos señala que es judicial la confesión que se hace ante juez competente, ya al contestar
la demanda, ya absolviendo posiciones. Y el artículo 1213 que se considera extrajudicial la
confesión que se hace ante juez competente.
La presente probanza debe reunir ciertos requisitos y formalidades tanto para su ofrecimiento
como para su perfecto desahogo, los cuales encontramos en las disposiciones siguientes:
Artículo 1215.- “Las personas físicas que sean parte en juicio, sólo están obligadas
a absolver posiciones personalmente, cuando así lo exija el que las articula, y desde el
ofrecimiento de la prueba se señale la necesidad de que la absolución deba realizarse de modo
tan personal, y existan hechos concretos en la demanda y contestación que justifiquen dicha
exigencia, la que será calificada por el tribunal por así ordenar su recepción. En caso contrario
la absolución se hará por el mandatario o representante legal con facultades suficientes para
absolver posiciones.”
Del precepto anterior se entiende que, si alguna de las partes omite al ofrecer esta probanza,
hacer mención que el desahogo deberá ser en forma personal por parte de la contraria, la parte
a cuyo cargo esta la prueba, sea persona física o moral, podrá mandar representante legal con
facultades para el desahogo de dicha prueba.
Por otro lado, el capítulo respectivo a esta prueba señala que las personas morales que deban
absolver posiciones, lo harán siempre por apoderado o representante legal, con facultades
para ello. De igual forma señala que para el desahogo de la prueba, el que deba absolver
posiciones se encuentre fuera del lugar del juicio, se librará el correspondiente exhorto, al cual
se anexará el pliego de posiciones cerrado y sellado, previa calificación por el juez del
conocimiento, quien guardará una copia del pliego en el secreto del juzgado, y cuyo desahogo
se practicará en la forma establecida.
Respecto de la forma de las posiciones, el artículo 1222 dispone que: “las posiciones deben
articularse en términos precisos; no han de ser insidiosas; no han de contener cada una más
de un solo hecho y éste ha de ser propio del que declara.”
Artículo que dentro de la práctica en fundamento legal para que la contraria al oferente, solicite
el desecamiento de las posiciones que considere formuladas contrariamente a dicho precepto.
Así también, el artículo 1232 indica que, “El que deba absolver posiciones será declarado
confeso:
Por último, por lo que se refiere a las autoridades, las corporaciones oficiales y los
establecimientos que formen parte de la administración pública, estas no podrán absolver
posiciones en la forma establecida para los particulares, excepto en casos los casos del
artículo 1217, sino que lo harán por vía de informe, desde luego se les girará oficio que
contenga las posiciones y se les apercibirá en términos de ley.
Debemos aclarar que el artículo 1205 de la Ley Mercantil General reconoce como medios de
prueba los “instrumentos públicos y solemnes”, en tanto el mismo código en su artículo
1237 se refiere a “los instrumentos y documentos”, o sea que prescinde de la denominación
“solemnes”, para referirse a instrumentos públicos agregando pólizas y los reputados como
tales en las leyes comunes.
Existen dos clases de documentos, públicos y privados; los primeros son los que proceden o
son expedidos por funcionarios públicos que representan a los órganos de autoridad estatal, y
los fedatarios públicos a los que se les ha otorgado por el poder público, a través de la ley del
acto administrativo correspondiente, la fe pública para autentificar actos y documentos, como
un Corredor público o un Notario Público; y los segundos, son aquellos que son expedidos o
proceden de las personas particulares, sean físicas o morales.
El Código de Comercio establece: “Son instrumentos públicos los que están reputados como
tales en las leyes comunes, y además las pólizas de contratos mercantiles celebrados con
intervención de corredor y autorizados por éste, conforme a lo dispuesto en el presente
código.”[11]
De igual forma, los documentos privados requieren de ciertos requisitos para desahogarse
dentro del juicio a saber:
“Sólo pueden reconocer un documento privado el que lo firma, el que lo manda extender o el
legítimo representante de ellos con poder o cláusula especial.”[14]
Por otro lado, al tratarse del ofrecimiento de documentos privados, la contraria tiene la
posibilidad de objetarlos, la ley le concede término para ello, asimismo si se redarguye de falso
un documento, se tiene la misma opción, pero dichas objeciones se harán en la vía incidental,
tal y como lo prevén los artículos 1247 al 1251, y que incluso se podrá motivar procedimiento
penal si alguna de las partes así lo pidiere.
La prueba pericial es el medio crediticio propuesto a iniciativa de alguna de las partes o del
juzgador mediante la intervención de peritos.
Esta prueba, es una de las que requiere de mayor atención por el oferente, toda vez que con
las reformas sufridas en el capítulo respectivo a la misma, se establecen ciertas formalidades
para su ofrecimiento y desahogo, encontrando su fundamentación en los preceptos 1252 al
del Código de Comercio, los cuales entre otras cosas señalan que, los peritos deben ser
personas con título en la ciencia, arte, técnica, oficio o industria, tratándose de corredor público,
deberán acreditar ser habilitados para tal efecto; detallar claramente los puntos sujetos a
dictamen, proporcionar el nombre, apellidos y domicilio del perito nombrado, relacionando la
prueba con los hechos que se pretende demostrar, reuniendo los requisitos anteriores, el juez
la admitirá; asimismo se dejara a vista de la contraria para que manifieste lo que a sus intereses
convenga, desahogada o no la vista, el perito de la oferente aceptará el cargo por medio de
escrito, situación innovadora, ya que anteriormente se hacia la notificación en forma personal
al perito; desde luego también se requiere a la contraria para que designe perito de su parte.
Por otro lado la prueba pericial, se toma como prueba colegiada, ya que se establece que si
alguna de las partes no designa perito de su parte aun a pesar de habérsele requerido
legalmente, es apercibido de que en caso de no hacerlo o haciéndolo, el perito no acepte el
cargo como se prevé, o aceptando el cargo debidamente no rinda el peritaje dentro del término
concedido para ello, se le tendrá por conforme con el dictamen rendido por el perito de la
contraria, caso contrario, si los peritajes fueron dictados en forma contradictoria, se nombrará
perito tercero en discordia; también se establece que las partes podrán recusar al perito
nombrado por el juez, expresando sus motivos, resolviendo el juez sobre ello.
La inspección judicial es el medio probatorio en virtud del cual el juzgador, unitario o colegiado,
por sí mismo, procede al examen sensorial de alguna persona, algún bien mueble o inmueble,
algún semoviente o algún documento, para dejar constancia de las características con el
auxilio de testigos o peritos en su caso.
Para esta prueba la doctrina ha mencionado que solo se podrá usar en caso de que sea
necesaria o indispensable para la demostración del hecho que se ventila, pues en realidad es
muy rara la utilización de esta prueba en materia mercantil, y por ello muchos tratadistas de la
materia no la mencionan o lo hacen de una forma muy especial, pero se encuentra
perfectamente establecida en nuestra Ley mercantil general. Que a saber dice:
Las partes, sus representantes o abogados pueden concurrir a la inspección y hacer las
observaciones que estimen oportunas.
También podrán concurrir a ellas los testigos de identidad o peritos que fueren necesarios.”[15]
“El reconocimiento se levantará un acta que firmarán todos los que a él concurran y en la que
se asentarán con exactitud los puntos que lo hayan provocado, las observaciones de los
interesados, las declaraciones de los peritos, si los hubiere, y todo lo que el juez creyere
conveniente para esclarecer la verdad.”[16]
Uno de los casos más frecuentes sería de la inspección de libros de comerciante, o bien en el
juicio que nos ocupa sobre los daños causados en una negociación, en una embarcación, la
destrucción in situ de títulos de crédito etc.
2.4 LA PRUEBA TESTIMONIAL.
Es aquel medio crediticio en el que a través de testigo (personas físicas), se pretende obtener
información, verbal o escrita, respecto a acontecimientos que sean controvertidos en un
proceso.
Como lo hemos estudiado antes, al ofrecer la prueba testimonial, la ley prevé que precisamente
en los escritos de demanda o de desahogo de vista que éste haga respecto de la contestación
de demanda, deberá el actor proporcionar los nombres y apellidos de los testigos que hayan
presenciado los hechos contenidos en la demanda; no haciendo mención alguna sobre la
contestación de la demanda, pero se sobreentiende que efectivamente también el demandado
lo debe hacer en su escrito de contestación de demanda o bien en su escrito de desahogo de
vista tratándose de reconvención.
Por lo que respecta al artículo 1262, establece la obligación de las partes y prevenir para que
en su caso se cite a los testigos, así como la sanción para aquel testigo que sea citado
debidamente no se presente a declarar; por lo que tal precepto a hora reformado literalmente
dice:
“Las partes tendrán obligación de presentar sus propios testigos para cuyo efecto se l4es
entregarán las cédulas de notificación. Sin embargo, cuando realmente estuvieren
imposibilitados para hacerlo, lo manifestarán así bajo protesta de decir verdad y pedirán que
se les cite. El juez ordenará la citación con apercibimiento de arresto hasta por treinta horas o
multa equivalente hasta por quince días de salario mínimo general diario vigente en el Distrito
Federal, que aplicará al testigo que no comparezca sin causa justificada, o que se niegue a
declarar.”
Asimismo, el artículo 1263 fue reformado para quedar como sigue: “Para el examen de los
testigos no se presentarán interrogatorios escritos. Las preguntas serán formuladas verbal y
directamente por las partes, tendrán relación directa con los puntos controvertidos y no serán
contrarias al derecho o a la moral. Deberán estar concebidas en términos claros y precisos,
procurando que en una sola no se comprenda más de un hecho. El juez debe cuidar de que
se cumplan estas condiciones impidiendo preguntas que las contraríen. Contra la
desestimación de preguntas sólo cabe la apelación en el efecto devolutivo.”
Se observa que no se exige que el interrogatorio sea por escrito, por lo que la contraria, al
momento de hacer sus respectivas repreguntas tampoco tiene la obligación de presentar el
pliego por escrito.
Sobre el testimonio que deben rendir los altos funcionarios, como el presidente de la República,
los secretarios de Estado, el Gobernador del Banco de México, senadores, diputados,
magistrados, etc., sólo serán citados por el juez en casos indispensables, caso contrario, su
declaración será por oficio.
Para el desahogo de la presente probanza, “…requerirá que una de las parte que en este caso
se denomina oferente, exhiba mediante promoción ante el tribunal donde se sigue el juicio,
interrogatorio abierto o bien en sobre cerrado si se trata de repreguntas…”[17]
Para lo anterior una vez presentada la promoción o escrito el tribunal procederá a acordarlo de
conformidad con auto que señale día y hora para la presentación de los testigos, además se
correrá traslado a las contrapartes, se citarán para un solo día y declararán separadamente
sin que exista comunicación entre ellos.
Del concepto anterior, se observa que dicha probanza requiere del testimonio de personas,
pero en sí la presente probanza, al ofrecerse se debe singularizar, en el sentido de
perfeccionarla con dichos testimonios y sea una sola prueba; en la práctica no es muy usual
su ofrecimiento, esto por la delicadeza de la misma, así como los requisitos, los cuales son
demasiado estrictos y cuidadoso, aunque eso no implica que las partes no estén en facultad
de ofrecerlas; encontrando su fundamentación en los preceptos siguientes:
Artículo 1274.- Para que la fama pública sea admitida como prueba, debe tener las condiciones
siguientes:
Artículo 1275.- la fama pública debe probarse con tres o más testigos que no sólo sean
mayores de toda excepción, sino que, por su edad, por su inteligencia y por la independencia
de su posición social merezcan verdaderamente el nombre de fidedignos.
Artículo 1276.-Los testigos no sólo deben declarar las personas a quienes oyeron referir el
suceso, sino también las causas probables en que descanse la creencia de la sociedad.
2.5 DE LAS PRESUNCIONES
El artículo 1277 nos da una definición que a la letra dice: “presunción es la consecuencia que
la ley o el juez deducen de un hecho conocido para averiguar la verdad de otro desconocido;
la primera se llama legal y la segunda humana.
Artículo 1279.- Hay presunción humana cuando de un hecho debidamente probado se deduce
otro que es consecuencia ordinaria de aquél.
Artículo 1280.- El que tiene a su favor una presunción legal sólo está obligado a probar el
hecho en que se funda la presunción.
Asimismo, el capítulo respectivo a esta prueba, establece ciertos requisitos que se analizan de
la manera siguiente:
La cualidad que debe tener la prueba es que debe ser grave, por grave entendemos lo grande,
de mucha importancia, estableciendo la ley que por grave se entiende que debe ser digna de
ser aceptada por personas de buen criterio. Es decir, se deja un margen de discrecionalidad
en el juzgador puesto que este debe hacer el razonamiento correspondiente para derivar del
dato conocido al hecho conocido. Otra de las cualidades de la prueba, es que debe ser precisa,
es decir, exacta, cierta. Esto significa que deberá haber una relación entre el hecho probado y
el que se quiere probar.
Por otro lado, tenemos que, no debe haber contradicción o contraposición entre unos y otros
hechos, o entre unas y otras presunciones, pues de haber contradicción hay una destrucción
reciproca. El juzgador deberá también expresar los argumentos necesarios para establecer el
enlace del que deriva la convicción que sirve de base para resolver, dicho enlace debe ser
entre diversos hechos probados o entre diversas presunciones que conduzcan al
esclarecimiento de la verdad.
TEMA 3 TÉRMINO DE OFRECIMIENTO DE LA PRUEBA.
Continuando con el juicio ordinario mercantil, hemos llegado a la etapa llamada apertura del
juicio a prueba; es decir, si las partes han fijado los puntos controvertidos y principalmente han
ofrecido material probatorio, como lo observamos en el artículo 1382 que indica, “Contestada
la demanda, se mandará recibir el negocio a prueba, si la exigiere.” Siendo contradictorio este
precepto, toda vez que, con las reformas de mayo de 1996, se establece en el artículo 1378
dice que con el escrito de contestación a la demanda se dará vista al actor por tres días para
que manifieste lo que a sus intereses convenga.
Ahora bien, después de haber considerado que efectivamente es necesario abrir el término a
desahogo de pruebas, en virtud de que las partes han fijado los puntos contradictorios y haber
ofrecido su material probatorio correspondiente; encontramos que el termino de ofrecimiento
de pruebas se encuentra previsto en el artículo 1383, el cual en su parte conducente:
“Según la naturaleza y calidad del negocio, el juez fijará de oficio o a petición de parte que se
abra el mismo a prueba, no pudiendo exceder de cuarenta días, de los cuales los diez días
primeros serán para ofrecimiento y los treinta siguientes para desahogo de pruebas. Si el juez
señala un término inferior al máximo que se autoriza, deberá precisar cuántos días completos
se destinan para ofrecimiento y cuántos días completos para el desahogo, procurando que sea
en la misma proporción que se indica anteriormente. . .”
De lo anterior, observamos que se establece que los diez primeros días serán para el
ofrecimiento de las pruebas; y por otro lado, al señalar dicho precepto que el término a prueba
no puede exceder de cuarenta días, esto faculta al juzgador para que, de acuerdo al tipo de
material probatorio ofrecido, pueda fijar un término menor del ya referido, sin dejar de tomar
en cuenta la proporción que se indica; por ejemplo, tenemos que si las partes han ofrecido
probanzas que no necesitan tramitación especial para su desahogo y que se pueden recibir
sin citación de parte, dada su naturaleza, el juez está facultado para fijar un término hasta de
veinte días, de los cuales cinco serán para el ofrecimiento y el resto para la recepción.
Una vez que fueron admitidas las pruebas durante el término establecido para tal efecto, el
tribunal deberá recibir todas y cada una de las pruebas que conforme a derecho fueron
ofrecidas por las partes, y por ende admitidas por el juzgador, por lo que para fijar el término
de recepción de pruebas dentro del juicio ordinario mercantil, observaremos lo siguiente:
Nos remitiremos nuevamente al artículo 1383, el cual señala el término para el desahogo de
pruebas, mismo que establece: “Según la naturaleza y calidad del negocio, el juez fijará de
oficio o a petición de parte que se abra el mismo a prueba, no pudiendo exceder de cuarenta
días, de los cuales los diez días primeros serán para ofrecimiento Y los treinta siguientes para
desahogo de pruebas. Si el juez señala un término inferior al máximo que se autoriza, deberá
precisar cuántos días completos se destinan para ofrecimiento y cuántos días completos para
el desahogo, procurando que sea en la misma proporción que se indica anteriormente. . .”
Dicho precepto nos indica que el término para el desahogo de las pruebas ofrecidas por las
partes será el de treinta días posteriores a los diez para el ofrecimiento, es decir, los últimos
treinta días del periodo probatorio, si el juez determina cuarenta, por lo que nos encontramos
en la situación que ya expusimos anteriormente en cuanto al termino de ofrecimiento, es decir,
que si el juez con las facultades que le concede dicho precepto, fija un término probatorio de
veinte días, los últimos quince días serán para la recepción y los primeros cinco para el
ofrecimiento.
Se considera que el término ordinario, es aquel dentro del cual las pruebas ofrecidas por las
partes se desahogan dentro del estado en el cual se está tramitando el juicio, es decir, las que
se desahogan ya sea dentro de la jurisdicción del tribunal que conoce del juicio o en alguna
otra ciudad que pertenezca a la entidad; lo anterior se encuentra previsto por el artículo 1206
del Código de Comercio que a la letra dice:
Observándose que dicho precepto no establece los días que dura dicho termino ordinario, ni
tampoco cuantos son para ofrecimiento y cuantos, para la recepción o desahogo, por lo que
se tienen que recurrir forzosamente a los artículos que fijan dichos términos, los cuales ya
analizamos anteriormente.
De igual forma, se establece que el termino ordinario se puede prorrogar, esto a consideración
del juzgador, dependiendo del tipo de pruebas que ofrezcan las partes y a solicitud de las
mismas, tal y como lo prevé el artículo 1207 que en su parte conducente respecto de la
prorroga dice: “ El término ordinario que procede, conforme al artículo 1199, es susceptible de
prórroga cuando se solicite dentro del término de ofrecimiento de pruebas y la contraria
manifieste su conformidad, o se abstenga de oponerse a dicha prórroga dentro del término de
tres días. Dicho término únicamente podrá prorrogarse en los juicios ordinarios hasta por veinte
días y en los juicios ejecutivos o especiales hasta por diez días.”
Para dejar en claro la consistencia del término extraordinario, nos remitimos nuevamente al
artículo 1206, que dice: “El término de prueba es ordinario o extraordinario. Es ordinario el que
se concede para producir probanzas dentro de la entidad federativa en que el litigio se
sigue. Es extraordinario el que se otorga para que se reciban pruebas fuera de la misma”; en
este caso el que analizaremos será el extraordinario, que claramente nos indica el precepto
aludido, que se decretará única y exclusivamente si existen pruebas dentro de un juicio que
deban desahogarse fuera de la entidad federativa, incluyendo el Distrito Federal,
entendiéndose que si un juicio se tramita en un estado y las pruebas que ofrezca alguna de
las partes se tengan que desahogar fuera de dicho estado..
Precisamente para decretarse el término extraordinario, se deberán reunir ciertos requisitos
respecto del ofrecimiento de las pruebas, los cuales los podemos encontrar en el artículo 1383
en su parte final; el cual entre otras cosas dispone;
El juez decretará por cada prueba, una cantidad que el oferente deberá depositar en calidad
de fianza, para que en caso de no rendirse el desahogo de dichas pruebas, cantidad que no
será menor de sesenta días de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal, pudiendo
el juez aumentar el importe de acuerdo a la suerte principal del negocio y demás circunstancias
según el caso; exhibiendo la oferente tales cantidades mediante billetes de depósito dentro del
término de tres días, en caso de no desahogarse alguna prueba, la cantidad depositada será
aplicada al colitigante, el término decretado, empezará a contar a partir de la fecha en que
surta efectos la notificación hecha a las partes; por último, las pruebas se desahogaran vía
exhorto que gire el tribunal que conozca del asunto al juez que en derecho corresponda a la
entidad donde tenga que desahogarse al prueba.
Este artículo nos indica claramente que la suspensión del término se hará por convenio
de las partes, esto quiere decir que si las partes han convenido en que se suspenda el término
probatorio por así convenir a sus intereses, el juez tendrá la obligación de hacerlo, ya que dicho
precepto no indica que aunque las partes lo hayan solicitado es imposible conceder tal
solicitud; por otro lado, le concede la facultad al juzgador para decretar tal suspensión,
basándose para ello en alguna causa grave, situación que se considera sumamente difícil, ya
que existe el temor de parte del juez de incurrir en responsabilidad.
Por último, el artículo 1209 en su primer párrafo señala: “Cuando se otorgue la suspensión se
expresará en el auto la causa que hubiere para hacerlo.” Es decir, que al decretarse el juzgador
expresará los motivos de esta, si tratándose de causa grave se hubiera decretado, o si lo fue
por convenio de las partes, manifestará porque creyó conveniente hacerlo.
TEMA 4 PUBLICACIÓN DE PROBANZAS
Lo anterior se encuentra regulado por los artículos que más adelante transcribiremos
textualmente transcribiremos, los cuales son anteriores a las reformas del 24 de mayo del año
de 1996 publicada en el Diario Oficial de la Federación, y que es indispensable analizarlos, en
virtud de que en la actualidad aún se tramitan juicios ordinarios mercantiles a los cuales se
aplican disposiciones anteriores a las reformas; los artículos son los siguientes:
Artículo 1385.- Concluido el término probatorio desde luego y sin otro trámite se mandará hacer
la publicación de probanzas.
Esto significa que una vez que haya concluido el término probatorio sea ordinario o
extraordinario, las partes debido al interés jurídico que tengan podrán solicitar la publicación
de probanzas, es decir, que tal disposición no establece si el juez lo tanga que hacer o no de
oficio, pero las partes lo hacen a efecto de impulsar el procedimiento; a dicha solicitud, el juez
dicta un auto firmado por él y por el Secretario, en el cual se ordena hacer la publicación de
probanzas, a lo que el Secretario del juzgado, procede a hacer una revisión minuciosa de todo
lo actuado en el expediente para asentar en el mismo la publicación de probanzas que es un
enunciado de todas las pruebas ofrecidas, admitidas y desahogadas por las partes;
posteriormente en un nuevo auto, firmado por el juez y Secretario, se decreta que se haga
saber a las partes la publicación de probanzas hecha por la Secretaría.
Posteriormente a las reformas de mayo de 1996, los legisladores suprimieron esta etapa
procesal llamada publicación de probanzas, en virtud de implicar un retraso en trámite del juicio
ordinario, dado que el Secretario del juzgado, tienen que revisar todo lo actuado para hacer el
enunciado de todas las pruebas que fueron admitidas y rendidas por las partes, y ello es algo
que ya las partes conocen, puesto que son quienes han tenido conocimiento y participación en
todas las pruebas; por otro lado hay quienes se muestran a favor de la publicación de
probanzas, opinando que la publicación es un trámite esencial del juicio, porque sin él las
partes no pueden formular sus alegatos; y dicha publicación le sirve al juzgador para que tenga
una visión completa de las pruebas aportadas por las partes y, de esa manera al dictar
sentencia, no omitir el estudio de prueba alguna.
En la práctica, ante los tribunales del Distrito Federal la publicación se tramita de la siguiente
manera:
El juez dicta un decreto, mandando a la secretaria que haga la publicación de probanzas; la
secretaria hace constar las pruebas que ofreció y rindió cada una de las partes; por último, el
juez dicta un auto ordenando que se haga saber a las partes del contenido de la certificación.
“… podemos estar seguros de que, después de efectuada la publicación, las partes no están
ni más ni menos enteradas que antes de que esto ocurriera. Ya en el siglo pasado, La Curia
Filipina Mexicana afirmaba que “este trámite no es sustancial al juicio, según nuestro derecho;
y omitido, no se vicia el proceso por su defecto”, opinión que compartimos plenamente.” [18]
Por lo cual pensamos que su omisión a nadie perjudica y de hecho su sobre vivencia es un
impedimento para el rápido trámite de los juicios mercantiles.
Navarrete Teodosio
Vs.
Compañía Química. S. A.
Ordinario Mercantil
Expediente 1736/83
Segunda Secretaría.
Que en atención a que ha concluido el término probatorio, con fundamento en el artículo 1385
del Código de Comercio, vengo a solicitar a su Señoría se sirva a mandar a hacer la publicación
de probanzas.
Por lo expuesto.
A usted C. Juez, atentamente pido se sirva:
Protesto lo necesario.
Los alegatos, nos dice Arellano García, “son los argumentos lógicos, jurídicos orales o
escritos, hechos valer por una de las partes, ante el juzgador, en virtud de los cuales se trata
de demostrar que los hechos aducidos por la parte han quedado acreditados en los medios de
prueba aportados en el juicio y que las normas jurídicas invocadas son aplicables en sentido
favorable a la parte que alega, con impugnación de la posición procesal que corresponde a la
contraria a lo que hace a hechos, prueba y derecho.[19]
Encontrando el fundamento que regula los alegatos, en el reformado artículo 1388 que
literalmente dice:
“Concluido el término probatorio, se pondrán los autos a la vista de las partes, para que
dentro del término común de tres días produzcan sus alegatos, y transcurrido dicho plazo
hayan alegado o no, el tribunal de oficio citará para oír sentencia definitiva la que dictará y
notificará dentro del término de quince días.”
A diferencia de lo establecido por los preceptos del Código de Comercio anterior a las reformas
que señalan que se entregarán los autos primero al actor y luego al reo, por diez días a cada
uno; ahora, la frase se pondrán los autos a vista, significa que las partes podrán consultar el
expediente para sacar sus conclusiones de lo actuado, así también el término que se concede
a las partes para formular sus respectivos alegatos, es común, es decir, es simultaneo para
ambas; desde luego los alegatos deberán presentarse en forma escrita dentro del término
concedido para ello.
Continuando con la secuela procesal de los juicios ordinarios mercantiles, observamos que el
artículo 1389 del Código de Comercio nos indica, “Pasado que sea el término para alegar,
serán citadas las partes para sentencia.”
Se observa que, en relación con la última parte del artículo 1388, nuevamente que se
establece que una vez que ambas partes hayan formulado sus respectivos alegatos, se citará
para oír sentencia definitiva; desde luego, en la práctica son las partes las más interesadas en
que el juicio sea turnado para dictar resolución al respecto, muy a pesar de indicar en los
dispositivos señalados, que de oficio el juez debe citar a las partes para tal efecto, dictando el
correspondiente auto en que se cite para sentencia.
Por último, se establece que el juzgador que conoce del juicio tiene el término de quince días
a partir de aquel en que surta efectos la notificación de citación para sentencia, de pronunciar
sentencia definitiva.
TEMA 6 SENTENCIA.
Por Sentencia debemos entender que, “…es un acto jurisdiccional por medio del cual el juez
decide la cuestión principal ventilada en el juicio algunas de carácter material que hayan
surgido durante la tramitación del juicio.
Las sentencias, nos dicen el artículo 1321 del Código de Comercio; son definitivas o
interlocutorias; sentencia definitiva es la que decide el negocio principal; y, sentencia
interlocutoria es la que decide un incidente, un artículo sobre excepciones dilatorias o una
competencia; lo anterior se establece en los artículos 1322 y 1323 respectivamente.
Por otra parte, tenemos que las sentencias deben estar fundamentadas, esto quiere decir que
el juzgador al momento de dictar su sentencia deberá ajustarse a lo que establezca literalmente
la ley, o deberá estar a lo que se desprenda de la interpretación de esa disposición legal; a
falta de norma jurídica expresa, se sujetará a los principios generales del derecho. En ese
sentido, el juez deberá citar los preceptos que le sirvieron de base para dictar su sentencia.
Lo anterior se corrobora con el artículo 1324 que establece: “Toda sentencia debe ser fundada
en ley y si ni por el sentido natural ni por el espíritu de ésta se puede decidir la controversia,
se atenderá a los principios generales de derecho, tomando en consideración todas las
circunstancias del caso.”
Por último, se establece que las sentencias deben ser claras, ya sea absolviendo al
demandado o condenándolo; asimismo, se ocupara de las acciones deducidas por el actor y
de las excepciones opuestas por el demandado; es decir que cuando haya sido varios los
puntos litigiosos se hará la debida separación la declaración correspondiente a cada uno de
ellos.
BIBLIOGRAFIA
2 Idem.
4 sumario Teórico Práctico de Derecho Procesal Mercantil, Rafael Estrada Padrés, Editorial
Porrúa. P. 42
[2] Idem.