You are on page 1of 13

EL CAMINO NEOCATECUMENAL

Angel Hernández Bravo


4ºCCRR UNIVERSIDAD SAN DÁMASO
Introducción

El Camino Neocatecumenal es un movimiento eclesial fundado por Kiko Argüello, Carmen


Hernández y por el sacerdote Mario Pezzi a lo largo de los años 60 del siglo pasado. Además
de movimiento ecclesial, es una organización católica con estatutos aprobados por la Santa Sede
que lo definen como un itinerario de formación católica permanente, catecumenal, y
«neocatecumenal» o catecumenal postbautismal, alservicio de la catequesis y dependiente de
los obispos, dotado de personalidad jurídica de asociación pública, segun el Código de Derecho
Canónico.
Sus miembros son conocidos popularmente en España por el nombre de «kikos», debido al
nombre de su iniciador, el laico Kiko Argüello. Kiko, junto a Carmen Hernández y al sacerdote
italiano Mario Pezzi formaron el Equipo Itinerante Responsable Internacional del movimiento.
El Camino Neocatecumenal se creó en los años 1960 en el barrio de Palomeras Altas , en las
entonces afueras de Madrid.

Sus estatutos fueron inicialmente aprobados el 29 de junio de 2002, de forma temporal por cinco
años ad experimentum, por el papa Juan Pablo II. Posteriormente, a comienzos de 2008, se
expidió el decreto en el cual los estatutos se aprobaron definitivamente, y el mismo año,
el cardenal Stanisław Ryłko, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, entregó el decreto
de la aprobación definitiva de los estatutos del Camino Neocatecumenal.

El movimineto está difundido 120 países, y cuenta con con 97 seminarios Redemptoris Mater
y 450 familias misioneras. Se estima que alrededor de mas de un millón de personas habían
formado parte de sus más de 17 mil comunidades, de los cuales trescientos mil se encontraban
en España.

Fundadores

El iniciador del movimiento es Francisco José Gómez Argüello Wirtz, más conocido como Kiko
Argüello, nacido en León, en1939, aunque su familia se trasladó siendo él muy niño a Madrid.
Sus estudios y profesión son la de pintor. Inició el movimiento Neocatecumenal junto con
la española Carmen Hernández y el sacerdote italiano Mario Pezzi. Los dos primeros forman de
modo vitalicio el llamado "Equipo responsable internacional". Kiko fue designado consultor
del Pontificio Consejo para los Laicos en 1993 por Juan Pablo II, y confirmado por los papas
posteriores. En 2011 fue nombrado consultor del Pontificio Consejo para la Promoción de la
Nueva Evangelización.
Durante su época como estudiante universitario frecuentó entornos marxistas y ateos, donde
no encontró la solución a sus problemas existenciales; tampoco en su familia ni en el ambiente
culto, universitario, existencialista y antifranquista del convulso período de los años cincuenta y
principio de los sesenta del siglo XX hasta que se convirtió tras sentir dentro de él la certeza de
que Dios existía. Necesitado que se vio de una formación seria cristiana acudió a Cursillos de
Cristiandad donde se quitó sus prejucios contra la Iglesia y se formó como catequista. Estudió
Bellas Artes en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. En 1959, recibió el
Premio Nacional Juvenil de Pintura.
Argüello inició el llamado Camino Neocatecumenal en 1964, con la fundación de la primera
comunidad neocatecumental en Madrid, en un barrio de Vallecas llamado Palomeras Altas, un
poblado de chabolas de itanos , quinquis y trabajadores inmigrantes de clase baja, inspirado en
la vida y los escritos de Charles de Foucauld. Tanto en su época de activismo político en
ambientes culturales antifranquistas de Madrid, como una vez iniciado el Camino, demostró
tener una capacidad de liderazgo y un carisma notable.
A pesar del peso fundacional de Kiko Argüello, es fundamental en el inicio del movimiento
la presencia de Carmen Hernandez y Mario Pezzi (sacerdote).
Carmen Hernández, que coincidió con Kiko ya desde el mismo principio en las chabolas de
Palomeras, nació en Ólvega, aunque de muy pequeña se trasladó con su familia
a Tudela (Navarra), donde pasó la mayor parte de su infancia y juventud.
Estudió la licenciatura en Química en Madrid. Tras licenciarse, decidió dedicarse a contribuir a la
misión de la Iglesia católica y se retiró al Instituto de Misioneras de Cristo Jesús. Tras una estancia
en dicho instituto, obtuvo la licenciatura en Teología. Luego, inspirada por el Concilio Vaticano II,
Hernández pasó dos años en Israel para profundizar su comprensión de la Biblia y la importancia
de la catequesis. De retorno a España, fue testigo de la primera comunidad catecumenal en
Palomeras Altas, en los suburbios de Madrid, y se unió a aquel grupo coordinado por Kiko
Argüello.Inspirados ambos por el carisma de Carlos de Foucauld, buscaron hacerse presentes
entre los pobres.
A lo largo de su vida Carmen Hernández rechazó títulos honoríficos y premios; sin embargo, junto
con Argüello, aceptó un título honorario de la Universidad Católica de América en Washington D.
C. en 2015, en reconocimiento por «su dedicación a los pobres y el buen trabajo que han hecho
por la Iglesia». Falleció el 19 de julio de 2016 a los 85 años.

De particular importancia es tambien Mario Pezzi, que nació en Gottolengo , Italia, en 1941.
Es presbítero y teólogo, parte del grupo de Catequistas Itinerantes Internacionales e iniciador
del Camino Neocatecumenal . Se adhirió al recién nacido Camino Neocatecumenal en 1970 y allí
le fue encomendada la misión de ser quien representara a la curia en el equipo responsable del
Camino. De hecho, pronto se convertiría en el presbítero del Equipo responsable internacional
del Camino, uniéndose a sus iniciadores: Kiko Argüello y Carmen Hernández. En 1979, junto a
Kiko y Carmen, tendrá su primer encuentro con el papa Juan Pablo II en Castelgandolfo.

Hoy en día, su labor dentro del Camino Neocatecumenal es la de representar la visión teológico-
pastoral dentro del equipo responsable y de ser la figura que simbolice también a los sacerdotes
y personas consagradas que forman parte de esta realidad eclesial.

Las cuatro notas de un movimiento ecclesial

Según la definición de movimiento que hace Ratzinger siendo todavía cardenal basada en
cuatro elementos básicos podemos decir que el Camino Neocatecumenal es , en efecto un
movimiento eclesial. Estos cuatro elementos son : un componente carismático (habitualmente
portado por una persona que lo inicia), la constitución de una comunidad concreta, la vivencia
radical del Evangelio y la conciencia de su referencia y dependencia de la Iglesia.
El Movimiento Neocatecumenal se funda tras una experiencia profundamente carísmática,
de su principal fundador, Kiko, que le lleva a reconocer en los signos de los tiempos la
necesidad de profundizar en los frutos del bautismo que se plasma en la predicación del
kerigma, de la Pascua de Jesús. De esa manera se constituyen comunidades pequeñas que
permítan , a imagen de las primeras comunidades cristianas, mostrar y recibir el amor entre
los hermanos, testimonio básico de la evangelización. Esa profundización les lleva a a vivir
radicalmente el Evangelio en maneras y formas concretas que sirven de testiomonio efectivo.
Así mismo , desde el principio, Kiko se vió amparado por la Iglesia a través de la jerarquía ,
siendo paradigmático el apoyo inicial en momentos dificilísimos del Arzobispo Morcillo. El
movimiento ha mostrado constante y consistentemente su incardinación en la Iglesia local y
universal, estando siempre al servicio de los pastores.

Componente 1, una moción carismática

Se trata de una moción carismática que surge de una profunda crisis existencial de su
principal fundador, Francisco Javier Gomez-Argüello Wirtz:
«En un momento trágico de mi existencia, entré en mi cuarto, cerré la puerta y grité a ese Dios:
` ¡Si existes, ven!, ¡Ayúdame porque ante mí tengo la muerte!´». «Intenté vivir como si Dios no
existiera. Fue entonces cuando se me cerró el cielo. Se me formó encima como un cielo de
cemento y la vida empezó a ser muy dura». «Había muerto interiormente y estaba literalmente
sorprendido de que la gente fuese capaz de vivir cuando yo no era capaz de hacerlo. La gente se
ilusionaba por el fútbol, el cine... sin embargo, a mí esas cosas no me decían nada (…). Me
preguntaba: «¿Pero cómo vive la gente?, ¿cómo logra vivir la gente?». Veía a la gente normal y
pensaba: «¿Pero no se preguntan: quién soy, quién me ha creado, qué es la vida?», «¿es que la
gente no se plantea esos problemas?», «¿no será que estoy un poco loco, que soy un narcisista,
un tipo raro?». Todo esto también me lo planteaba porque sentía que tenía sobre mí como una
manta mojada que me hacía buscar la verdad constantemente: «¿Quiénes somos y qué hacemos
en el mundo?» Para mí no era indiferente si Dios existía o no existía, sino que era una cuestión
de vida o muerte».1 A través del Neocatecumenado se abre en el centro de la parroquia un
camino de iniciación cristiana que desarrolla un trabajo pastoral de evangelización para adultos.
Esta evangelización trata de atraer a una fe viva a muchos hermanos quienes hoy viven un
cristianismo de costumbres y hábitos y permite que mucha gente sumergida en un mundo
secularizado tenga la posibilidad de encontrarse con Jesucristo a través de comunidades
cristianas que viven su fe en un nivel adulto del amor en la dimensión de la cruz y en una unidad
perfecta.
Kiko empieza a vivir en una chabola de Palomeras , compartiendo su tiempo con las personas
que viven allí (gitanos, quinquis, etc). No es hasta algo más tarde cuando con el apoyo del
arzobispo Morcillo empieza a trabajar sistemáticamente con ellos.
Se incorporan otros compañeros que son testigos de una palabra que, tomando carne entre
estas personas pobres que la acogían con alegría, produjo el nacimiento de una comunidad en la
oración y en una liturgia sorprendente como respuesta de todos estos hermanos quienes
bendecían al Señor por haberse acordado de ellos. Por tanto, en el espacio de tres años, vimos
aparecer ante nuestros ojos un trípode en el cual se basaría el Camino que el Señor estaba
creando: el embrión de un Catecumenado, en una Iglesia donde la comunión fraterna fuera
tomando entidad, en la cual el amor se tomara en una dimensión que sorprendía a todo el
mundo, en la dimensión de la cruz, donde es posible morir por el enemigo.
Kiko Arguello vive esta crisis en un entorno universitario de clase media alta, “pijo” se podría
decir, y decide emprender una búsqueda radical y disruptiva que le lleva a las chabolas de
un poblado marginal de Madrid en Palomeras, cerca de Entrevías, en Vallecas.
El Señor llama a Kiko Arguello y al pequeño grupo a su alrededor, a vivir un camino de
conversión, a través del cual descubren la inmensa riqueza de la fe en un catecumenado post-
bautismal. Durante este catecumenado, gradualmente, etapa por etapa, paso a paso, se
desciende a las aguas de la regeneración eterna, de forma que el bautismo que la Iglesia confió

1
Argüello, K. , El Kerigma: en las chabolas con los pobres, Ed Buenas Letras , Madrid 2012
en el pasado a los fiels, mediante la adhesión a él, se convierte en sacramento de salvación, en
buena noticia para todos los hombres.

Componente 2: se concreta en comunidades de vida

Desde el comienzo Kiko y los suyos, a pesar de iniciar el movimiento en las chabolas y
cuevas de Palomeras, son incardinados por el arzobispo Morcillo en la parroquía mas
cercana, que ya de por sí era un miserable barracón. Cuando el Arzobispo de Madrid, en aquel
momento, Monseñor Casimiro Morcillo, se puso en contacto con esta realidad, que él apoyó con
entusiasmo, fue él mismo quien envió a los kikos a las parroquias que deseaban comenzar la
experiencia, mientras que les exhortaba a actuar siempre en unión con el párroco. Esta
experiencia se extendió rápidamente en Madrid y en otras diócesis españolas.

A través del Neocatecumenado se abre en el centro de la parroquia un camino de iniciación


cristiana que desarrolla un trabajo pastoral de evangelización para adultos. Esta evangelización
trata de atraer a una fe viva a muchos hermanos quienes en el mudo de entonces, que es el
de hoy, viven un cristianismo de costumbres y hábitos y permite que mucha gente sumergida
en un mundo secularizado tenga la posibilidad de encontrarse con Jesucristo a través de
comunidades cristianas que viven su fe en un nivel adulto del amor en la dimensión de la cruz y
en una unidad perfecta.

Este amor, hecho visible en una pequeña comunidad, fue el signo que llamó a la fe a mucha gente
cuyas vidas estaban alejadas de la Iglesia. El resultado fue que los sacerdotes de la parroquia de
San Frontis en Zamora y de Cristo Rey en Madrid nos invitaron a traer a sus parroquias la
experiencia de las catequesis que habían observado. Para gran sorpresa, incluso en estas
parroquias donde el entorno social era totalmente distinto al de las chabolas, vimos cómo nacían
comunidades en un camino hacia la conversión después del anuncio del kerigma y apenasdos
meses de catequesis.
En 1968 fueron invitados a ir a Roma, llevando una carta del Arzobispo de Madrid para el
Cardenal Dell'Acqua, entonces Vicario de Roma, y empezaron las mismas catequesis en la
parroquia de los Mártires de Canada. A partir de entonces se extendió por toda la diócesis
mediante la predicación de los catequistas elegidos de las primeras comunidades, y en muchos
otros países, en todos los continentes, incluyendo los paises misioneros.
Catequistas itinerantes
Muy pronto en la vida del movimiento, las peticiones hechas por los párrocos en muchas
diócesis dieron origen al carisma de catequistas itinerantes, quienes dejan su propia comunidad
por un cierto tiempo y se ponen a disposición para llevar el Neocatecumenado a las diócesis que
lo piden.
Muchos equipos de catequistas itinerantes, después de la experiencia de evangelización en su
propio país, han sido llamados por el Señor a abrir el Camino en otros países, de donde venían
numerosas peticiones - desde obispos hasta párrocos - particularmente desde 1972 en adelante.
Una de las mayores experiencias para los kikos es la capacidad de anunciar el Evangelio en
muchas partes del mundo, donde no solo se proclamamos el kerigma, sino que aparece un
camino para la gestación de la fe basado en una comunidad, a través del cual, con el tiempo, el
párroco puede pasar de una pastoral concentrada en los sacramentos a una pastoral de
evangelización.
Un camino concreto de evangelización para aquellos que están alejados; esa es la esencia del
Camino Neocatecumenal.

Componente 3: la vivencia radical del Evangelio. El Espíritu del Camino

El primer objetivo perseguido en el Neocatecumenado o iniciación de la fe es la formación de la


comunidad. Lo anterior, al principio, imperfecto, porque siempre está condicionado por la
adhesión individual a la Palabra. Despues poco a poco, los defectos surgen, obligándo a
replantear constantemente la fe. Nuestra incapacidad de amar a los otros, esto es, de aceptar lo
que nos destruye de ellos, es decir, sus fallos, hace surgir una gran pregunta .
Amar empieza a aparecer como la destrucción de nosotros mismos, esto es, de lo que es nuestra
seguridad. Amar significa morir y nuestra tragedia es precisamente que no queremos morir. Amar
al otro cuando es diferente de lo que yo deseo siempre significa un salto en la oscuridad,
significará superar la muerte.
El capítulo segundo de la carta a los Hebreos (Hb, 2, 14s) dice que toda su vida el hombre es
esclavo del mal y del pecado por su miedo a la muerte: por esta razón Jesucristo ha venido "a
destruir a través de Su muerte al señor de la muerte, el diablo, y a liberarnos de todo aquello que
nos exclavizaba antes en nuestra vida por miedo a la muerte" (Hb, 2-14s)
Si amar significa realmente pasar de nosotros mismos al otro, esto es, morir a nosostros mismos
(y todos nosotros estamos sujetos al pecado durante nuestra vida por el miedo a la muerte), esta
claro que si la muerte no ha sido vencida por la resurrección de Jesucristo, nosotros no podemos
amar. ¿Cual será entonces el signo de que nosotros hemos resucitado con Cristo? El amor por
encima de la muerte, el amor en la dimensión de la cruz, amar al enemigo, "como Yo os he
amado" (Jn, 13, 34-35). "Por este amor todos conocerán que sois mis discípulos". Para esto es
necesario nacer de Dios, recibir a través del Espíritu Santo la nueva vida de Cristo resucitado de
la muerte. "Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, y podemos estar seguros
de esto porque amamos a nuestros hermanos" (1Jn 3,14).
¿Dónde nacen estas comunidades que hacen presente a Jesucristo resucitado irradiando el amor
que han recibido gratuitamente? La respuesta es: en la parroquia, que es el lugar más adecuado
para que aparezca la Iglesia local como "sacramento de salvación", sin crear una Iglesia paralela,
sin destruir nada, tomando gradualmente la realidad de la Iglesia hoy y el período de transición
en que está actualmente.
La misión de la parroquia para el Camino Neocatecumenal es clara: hoy día, los cristianos más
tradicionales viven su fe en un nivel infantil, como se muestra claramente por la separación entre
religión y vida en ellos. Por tanto, existe la necesidad absoluta de un proceso de conversión serio,
que tome lugar en nuestra experiencia de cada día. Es un tiempo, guiados por la Palabra de Dios
y la celebración de la Penitencia y la Eucaristía, y vivido dentro de un marco concreto de una
comunidad, para experimentar a Cristo el Salvador, para experimentar el Reino de Dios que nos
está alcanzando y experimentar la alegría de la paz.
Para llegar a esto es necesario dar signos de fe en la situación concreta que rodea a lo snuevos
evangelizadores, signos que hacen a Cristo presente y creíble, y signos que muestren claramente
al hombre de la calle que Cristo le ama a él y está dispuesto a liberarlo de su alineación, de su
sufrimiento, de la muerte.
"Amaos los unos a los otros como Yo os he amado. En esto conocerán que sois mis discípulos"
(Jn 12, 34-35). "Padre, que sean uno en nosotros, como Tú lo eres en Mí y Yo en Ti, para que el
mundo (el hombre de la calle) crea que eres Tú quien me ha enviado" (Jn, 17,21).
Los signos de fe llaman a la parroquia a conversión. A través del amor y de la unidad de estas
comunidades la parroquia en su totalidad es llamada a conversión, de forma que puede verse
que donde se han formado estas comunidades, la parroquia ha sido revolucionada de una forma
positiva. Los signos que crean alrededor de ellos hacen surgir preguntas y como resultado llama
a mucha gente que estaba alejada de la Iglesia a entrar en comunidades similares en la parroquia.
De esta forma, una nueva estructura parroquial empieza a aparecer, sin destruir la existente,
hace a todos los hermanos conscientes de la absoluta necesidad hoy de una profundización en la
fe.
Esto es la vuelta a la comunidad, a la gente de Dios de las comunidades de la Iglesia Primitiva en
las cuales el amor en la dimensión de la Cruz y de la unidad perfecta actúa como levadura, luz y
sal, en el entorno que les rodea. Una vez de nuevo, el grito "Ver cómo se aman unos a otros"
surge, llamándolos a conversión.
Cuando un párroco desea iniciar el Camino Neocatecumenal en su parroquia, contacta con otra
parroquia donde ya existan Comunidades Neocatecumenales. Una vez que conoce lo que es el
Camino, si desea implicarse él mismo pide que le envíen catequistas. Estos catequistas supervisan
el comienzo del Catecumenado, y lo dirigen en comunión con el párroco. Los catequistas también
hablan con todos los sacerdotes de la parroquia, exponiéndoles a ellos la necesidad de supervisar
un trabajo pastoral de evangelización en la parroquia, a través de un catecumenado post-
bautismal. Entonces ellos tienen encuentros con los diversos grupos de la parroquia y finalmente
invitan a todos los fieles durante la Misa Dominical. El equipo de catequistas está formado por
un sacerdote, quien garantiza la ortodoxia y el magisterio de la Iglesia en el anuncio, un
matrimonio y una persona joven, quienes forman una pequeña comunidad de evangelización.
El camino tiene tres grandes etapas que pueden extenderse a lo largo de 15, 20 o 30 años,
dependiendo de las situaciones personales y comunitarias. Cada una de ellas se divide en
“pasos”.
Primera etapa: el Kerigma
La primera etapa en el Camino es el kerigma, la proclamación de la salvación, que se desarrolla
mediante un diálogo existencial y directo, que se centra en el impacto del Cristianismo en la vida
de las personas. Las catequesis se basan en un trípode sobre el cual se basará todo el
catecumenado: Palabra-Liturgia-Comunidad.
El Precatecumenado
Una vez se ha formado la comunidad, empieza un Segundo paso: el precatecumenado. Este es
un período de conocimiento en el cual cada uno de los hermanos ve probada su fe caminando
junto a los otros, también imperfectos, pecadores, en la novedad de una comunidad concreta
que funciona como un espejo, para mostrar a cada uno claramente su propia realidad,
llamándolos, por tanto, a conversión.
En este tiempo, la comunidad necesita una palabra para iluminar su realidad y ayudarla. Por
tanto, celebra la Palabra de Dios, una vez por semana, en temas apropiados - palabra, cordero,
novia, etc. - como una iniciación en el lenguaje de la Biblia. La Eucaristía del domingo se celebra
el Sábado por la noche. Una vez al mes se celebra el sacramento de la Penitencia. Un domingo
cada mes hay una convivencia donde se da a cada uno la oportunidad de hablar libremente en la
comunidad sobre su propia experiencia de la Palabra, para decir cómo está influenciando su vida
en el trabajo, familia, sexualidad, relaciones sociales, en relación al dinero, etc.
Después de dos años, los catequistas que han supervisado el inicio de la comunidad, vuelven, y
en una convivencia de tres días, preparan la comunidad para el primer escrutinio para el paso al
catecumenado. En este escrutinio, en la presencia del Obispo, la primera parte del Bautismo se
pone ante la persona, de forma que puedan decir "Amén" y así la gracia que este sacramento
otorga en ellos pueda crecer y desarrollarse. Por tanto, la puerta del catecumenado se abre para
ellos.
Segunda etapa: el Catecumenado post-bautismal
El catecumenado consiste en dos períodos. Durante el primero, la comunidad persevera con la
Palabra, la Eucaristía y la comunión entre los hermanos, experimentando el poder de Cristo,
dirigiendo el Neocatecumenado a poner a Dios como el centro de sus vidas, gradualmente
desnudándose ellos mismos, pero sin esfuerzo, de todos los ídolos (dinero, carrera, afectos)
mientras continúan vigilando como vírgenes en espera del novio. Después de otro año, los
catequistas vuelven para preparar el escrutinio para la entrada final en el catecumenado, de
forma que si el primer escrutinio se podía comparar con una puerta que se abre, en el segundo
escrutinio las puertas de cierran. Los catecúmenos son ahora iniciados por los catequistas en una
oración individual, diaria y profunda, con la entrega de los salmos. Entonces, a través de la
Traditio y la Reditio Symboli, descubren como el Bautismo que se les dio una vez en la Iglesia, los
convierte en personas enviadas, testigos de su fe allí donde trabajan, en sus familias y sobre todo
trabajando en la parroquia en un apostolado hecho explícitamente en el anuncio del Evangelio,
de dos en dos, por todas las casas de su vecindario, y en el trabajo como catequistas de la
parroquia, etc.
En esta etapa del Camino, los miembros de la comunidad se vuelven responsables de transmitir
la fe a sus hijos. Por tanto, tres tipos de actividades tienen lugar: primero en la familia, con la
participación de los hijos, segundo en la comunidad y finalmente hay encuentros de todas las
comunidades parroquiales con motivo de las grandes fiestas, como la Vigilia de Pascua. Hemos
descubierto que la alegría mayor y el centro de nuestra vida está en la celebración de Pascua, en
una gran vigilia que dura hasta el amanecer.
Después de esto, el descubrimiento de cómo el Bautismo nos hace hijos de Dios, tiene lugar a
través del redescubrimiento y el estudio del Padre Nuestro en el contexto de una oración
maravillosa y profunda, en la cual se nos enseña a gritar "¡Abba, Padre!"
Tercera etapa: Elección y renovación de las promesas bautismales
El período del catecumenado post-bautismal lleva a los catecúmenos a la simplicidad, a hacerse
ellos mismos pequeños, abandonarse a la voluntad del Padre. Esto los permitirá - siempre
guiados por los catequistas en unión cercana con el párroco - a pasar, por medio de este
abandono, a una espiritualidad de alabanza y acción de gracias.
Están entonces listos para empezar la última etapa del Camino: la elección y la renovaciónd de
las promesas bautismales. Por tanto, han pasado a través de las tres etapas fundamentales de la
vida cristiana: humildad (precatecumenado), simplicidad (catecumenado post-bautismal) y
alabanza (elección y renovación de las promesas bautismales).
La Familia de Nazaret: imagen del Camino Neocatecumenal
Nicodemo preguntó a Jesús: "¿Cómo puede un hombre nacer de nuevo si ya es viejo? ¿Acaso
puede entrar por seguna vez en el seno de su madre y nacer?" (Jn 3,4).
Esta frase ilustra el espíritu de las Comunidades Neocatecumenales, volver al seno de la Iglesia,
volver a nuestra Madre, la Virgen, de forma que ella regenere en nosotros la semilla que llevamos
dentro por el Bautismo, y hacer que esta semilla crezca.
Llamamos a este tiempo de gestación y crecimiento, el Neocatecumenado. María, la imagen de
la Iglesia y de cada cristiano, recibe el anuncio de una buena noticia: el Mesías nacerá en ti.
Después de que ella aceptó estas palabras, el Espíritu Santo la cubrió con su sombra y dio
comienzo la gestación de una nueva criatura: Jesucristo, quien gradualmente se formará hasta el
día de su nacimiento en Belén. Anuncio, gestación, nacimiento y vida escondida en la pequeña
comunidad de Nazaret donde el niño crecerá hasta que alcance la edad en que pueda tomar la
misión que su Padre le había confiado: estas son las etapas a través de las cuales nosotros mismos
también deseamos pasar, convencidos de que, a través de ellas, la Iglesia puede ser renovada,
para dar una respuesta a los nuevos tiempos y servir al mundo moderno.
Cristo, quién ha sido consituído por Dios espíritu dador de vida, el primer nacido de una nueva
creación, hace su obra de salvación accesible al mundo en el Koinomia, en el Agape de la gente
que ha resucitado por Él en una Iglesia, una comunidad de personas quienes se aman unos a
otros porque el Espíritu se ha derramado sobre ellos, el Espíritu Santo.
El Neocatecumenado se presenta a sí mismo como un período de gestación, en el seno de la
Iglesia. En estas personas quienes, como María, dicen su "Así sea" al anuncio del Salvador, la
Palabra empieza a generar una nueva creación, la obra del Espíritu Santo.
La Iglesia se presenta como una Madre quien engendra, da nacimiento y cuida de sus hijos hasta
que ellos alcanzan la estatura de un nuevo hombre, de quien San Pablo dice: "Ya no soy yo quien
vive, sino Cristo quien vive en mí" (Gal, 2,20).
Y esta comunidad, en la cual Cristo se hace visible, vive en humildad, simplicidad y alabanza,
como la Sagrada Familia de Nazaret, conscientes de que tienen una misión; dar tiempo a Cristo
para que nazca en ella, para poder realizar la misión confiada a Él por Dios, la misión del Siervo
de Yahveh.

Componente 4: incardinación dentro de la Iglesia local y universal

Desde el principio dem movimiento en las chabolas de Palomeras, Kiko contó con el impulso
del “Ordinario del lugar”, esto es, en este caso , el arzobispo de Madrid, D. Casimiro Morcillo,
el cual intuyó sin duda el origen de este movimiento en una moción real de Espíritu santo.
Los miembros del Camino, son enviados por los obispos a diversas misiones en parroquias
y ellos obedecen con celo. La extraordinaria expansion del movimiento está en este envoi
de la jerarquía de la Iglesia. El envío a la primera comunidad parroquial en San Frontis,
Zamora, a la parroquia de Cristo Rey, Madrid, a la parroquia de los Mártires Canadienses,
Roma, etc, etc, muestran lo que será la actividad del movimeinto en esos primeros años 60
del siglo pasado.

El Camino Neocatecumenal se vive dentro de la estructura existente de la parroquia y en


comunión con el obispo, en pequeñas comunidades compuestas por gente diferente en edad,
estatus social, apariencia y cultura. No es un grupo formado espontáneamente, ni una asociación,
ni un movimiento espiritual, ni una élite dentro de la parroquia. Más bien es un grupo de gente
que desean redescubrir y vivir la vida cristiana en toda su plenitud, vivir las consecuencias
esenciales de su Bautismo, por medio de un Neocatecumenado dividido en diferentes etapas, tal
como el Catecumentado de la Iglesia primitiva, pero adaptado a su condición de personas ya
bautizadas. Como consecuencia, estas comunidades tienen la misión de ser, en el interior de la
parroquia, el signo y sacramento de la Iglesia misionera (Sínodo de Obispos), de abrir un camino
concreto de evangelización para los alejados, dando - en la medida en la que la fe se ha
desarrollado - los signos que llaman a conversión a los paganos, esto es, el amor en la dimensión
de la cruz y la unidad. "Amaos los unos a los otros como Yo os he amado. En esto conocerán que
sois mis discípulos" (Jn, 12, 34-35). "Padre, que sean uno en nosotros, como Tú lo eres en Mí y
Yo en Ti, para que el mundo crea que eres Tú quien me ha enviado" (Jn, 17,21)

El Camino Neocatecumena se propone básicamente traer el Concilio a las parroquias. A la luz


del Concilio Ecuménico Vaticano II, las Comunidades Neocatecumenales surgieron como un
camino concreto de reconstruir la Iglesia en la forma de pequeñas comunidades que son el
cuerpo visible de Cristo resucitado en el mundo. Estas comunidades no se imponen, consideran
una obligación no destruir nada, sino respetar todo. Se presentan a ellos mismos como el fruto
de una Iglesia en renovación, que dice a sus Padres que ellos han tenido muchos frutos, pues las
comunidades han nacido de ellos.
El Camino Neocatecumenal distingue diversos Carismas y Ministerios. Donde la experiencia se
desarrolla, se puede observar una nueva estructura para la Iglesia local, formada por pequeñas
comunidades cristianas como un cuerpo orgánico el cual, en la medida en que la fe surge entre
ellos, producen carismas de madurez y requiere ministros para ayudar, servir, y hacer tal
renovación posible, puesto que ellos son los medios que Dios ha deseado para hacer construir la
Iglesia constantemente (Ef, 4,11; 1Cor 12). Por tanto estamos viendo los carismas que hacen
presente a Cristo completo, Cristo el Apóstol, el Profeta, el Diácono, el Pastor, el Maestro, fiel al
Padre, unido con su Iglesia, compadeciéndose de todo aquel que sufre, etc. Y estos carismas
aparecen en cada comunidad en el presbítero, en el responsable (para quien se pide el
diaconado), en los catequistas locales e itinerantes, en las vírgenes, viudas, matrimonios, etc.)

You might also like