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1. Los antibióticos no son eficaces ni útiles contra los virus, y sí contra las bacterias.

Pero ¿por qué? Descúbrelo en este interesante artículo que seguro te interesará.

Los antibióticos son fármacos que matan o impiden el crecimiento de determinadas clases
de microorganismos sensibles (en general bacterias), tratando infecciones provocadas por
gérmenes, o previniendo la aparición de infecciones.

Si tenemos en cuenta cuáles son las principales consecuencias de tomar antibióticos, es


bastante habitual prescribirlos junto con protectores de estómago, ya que pueden causar
malestar estomacal y otros trastornos tanto digestivos como intestinales, como por ejemplo
diarrea o heces negras o con sangre. Además, pueden llegar a alterar la microbiota vaginal
y causar que la candidiasis se reproduzca de forma incontrolable, causando la aparición de
la molesta picazón y flujo espeso de color blanco.

En muchas ocasiones te hemos hablado de los riesgos de la automedicación. Y, entre esos


riesgos -o mejor dicho, consecuencias-, uno de los errores más comunes es tomar
antibióticos ante la aparición de cualquier infección, sin que nuestro médico nos haya visto
y efectivamente los haya prescrito, y sobretodo sin saber si se trata de una infección
causada por un virus o por una bacteria. Por ejemplo, ante un resfriado o cualquier otra
infección viral (como infecciones de las vías respiratorias superiores, o infecciones de
oído), suele ser un error muy común utilizar antibióticos; en definitiva, se estaría tomando
un medicamento como tratamiento para determinadas infecciones que en realidad no
pueden curar.
Y es que, como de buen seguro sabrás, los antibióticos sólo son eficaces contra las
bacterias, de manera que si cometemos el error de automedicarnos durante algún tiempo
ante una infección que originalmente ha sido causada por un virus, éstos perderán su
eficacia de manera que cuando en realidad los necesitemos puede que no cumplan del todo
con su objetivo ya que las bacterias terminarán por hacerse resistentes a este tipo de
medicamentos.

El motivo de por qué los antibióticos no son eficaces contra los virus es que estos
medicamentos se dirigen a las membranas bacterianas que poseen características diferentes
a las que presentan los virus, o bien a los procesos internos que permiten la vida a las
bacterias, los cuales no existen en los virus.

En caso de una afección causada por un virus el médico prescribirá un antiviral, que
presenta efectos específicos contra los componentes de los virus, cuyas rutas no existen en
las bacterias.

Decálogo del buen uso de los antibióticos

Los antibióticos son medicamentos útiles para combatir las infecciones producidas por
bacterias. No solo se utilizan para el tratamiento de infecciones frecuentes como otitis,
amigdalitis o neumonías, sino que sin ellos no podrían realizarse muchos procedimientos de
la Medicina actual en los que son frecuentes las complicaciones bacterianas: trasplantes,
cirugías de distintos tipos, asistencia a prematuros, inmunodeprimidos, personas con cáncer
y otros enfermos críticos. Para que sigan siendo eficaces es necesario realizar un uso
prudente de los mismos que consiga los mayores beneficios para el paciente y minimice los
riesgos que conlleva su uso.

Un uso inadecuado de los antibióticos puede producir efectos adversos en el paciente que
los recibe y produce un aumento de las resistencias microbianas, mecanismos desarrollados
por las bacterias para que los antibióticos dejen de hacerles efecto. De esta forma dejan de
ser efectivos en enfermedades que previamente sí curaban. Cuanto mayor es el uso de los
antibióticos más se favorece la selección de bacterias resistentes, por eso es importante su
uso justificado. Las resistencias son elevadas en nuestro país y se consideran un problema
sanitario grave.

Clasificación de las Bacterias: Los 16 Tipos


Principales
Existen diversas clasificaciones de las bacterias y éstas varían dependiendo del criterio
que sea de interés del investigador.

Las bacterias pueden clasificarse según muchos criterios: según su morfología, según las
características de sus paredes celulares, según su tolerancia a ciertas temperaturas, según su
método de respiración celular y según su forma de nutrirse, entre otras muchas
clasificaciones.

Bacterias.

Las bacterias se caracterizan por estar formadas por una única célula sin núcleo; por esto
son denominadas organismos unicelulares procariontes.

Estos organismos se caracterizan también por tener una membrana celular firme, que los
rodea y protege. Su reproducción es asexual, se produce cuando las células generan otras
células idénticas y suele ser una reproducción muy rápida, si las condiciones son
favorables.
Las bacterias son abundantes en la Tierra. Existen en prácticamente todos los ambientes y
son muy variadas.

Esta variabilidad permite que existan bacterias que pueden subsistir en altas y bajas
temperaturas, en grandes profundidades marinas, en ausencia y en abundancia de oxígeno,
y en otros ambientes característicos del planeta.

Existen bacterias que transmiten enfermedades, pero también existen aquellas que ayudan a
realizar ciertos procesos que serían imposibles de llevar a cabo de no ser por estos
organismos. Por ejemplo, las bacterias participan en los procesos de digestión de algunos
animales.

Las cinco clasificaciones más relevantes de las bacterias


1- Clasificación por pared celular

Las características específicas de las paredes celulares de las bacterias indican diferencias
entre unas y otras bacterias.

Para determinar estas características de las paredes celulares, se lleva a cabo un


experimento utilizando un colorante denominado Gram, en honor a su descubridor,
Christian Gram. A través de esta técnica surgen dos clases de bacterias: gram positivas y
gram negativas.

Gram positivas

Son aquellas que mantienen la coloración del tinte, incluso cuando se ha disuelto dicho
tinte con alcohol. Las paredes de las células, conformadas en gran medida por un
componente llamado peptidoglicano, son más gruesas.

Gram negativas

Son aquellas que no retienen el tinte Gram después de lavadas con alcohol. En este caso,
los niveles de peptidoglicano son menores, por lo que las paredes celulares son más
delgadas.

2- Clasificación por forma

Esta clasificación tiene que ver con la morfología de las bacterias. Existen básicamente
cuatro tipos: bacilos, cocos, helicoidales y cocobacilos.

Bacilos

Son las bacterias que tienen forma alargada, similar a un bastón.


Existe otra clasificación que tiene que ver con la cantidad de bacilos combinados. La
estructura que tiene dos bacilos en cadena se conoce como diplobacilo.

Si la estructura tiene varios bacilos conectados por los extremos en forma de cadena, se
denomina estreptobacilo.

Las afecciones que pueden ocasionar los bacilos están vinculadas a la disminución de la
presión arterial, meningitis, neumonía, bronquitis, conjuntivitis, sinusitis, entre otras.

Cocos

Son aquellas bacterias cuya forma es redondeada. La clasificación que se hace de los
bacilos por la cantidad de individuos en cada estructura también aplica para los cocos.

Si la estructura está formada por dos cocos, ésta se denomina diplococo. Las estructuras
con formas de cadena son llamadas estreptococos; y aquellas que tienen forma irregular son
conocidas como estafilococos.

Los cocos pueden generar infecciones en la garganta, infecciones postoperatorias,


endocarditis, síndrome de shock tóxico y peritonitis, entre otras enfermedades.

Helicoidales

Estas bacterias presentan forma de espiral, similar a una hélice. Cuando son rígidas se les
denomina espirilos; y cuando son flexibles se les llama espiroqueta. Hay un tercer grupo
llamado vibrio, que se caracteriza por no tener forma de espiral, sino curva.

Las bacterias helicoidales pueden producir sífilis, cólera, gastroenteritis y leptospirosis,


entre otras afecciones.

Cocobacilo

Los cocobacilos son bacterias que son tanto alargadas como redondeadas; se consideran un
punto medio entre los cocos y los bacilos.

Los cocobacilos pueden producir infecciones vaginales o uterinas, endocarditis e


infecciones respiratorias, entre otras enfermedades.

3- Clasificación por fuente de alimentación

Las bacterias tienen distintas maneras de absorber los nutrientes que las alimentan. Según
esta clasificación, existen dos tipos de bacterias: autótrofas y heterótrofas
Autótrofas

Son aquellas bacterias que pueden generar su propio alimento. Esta producción de alimento
por su cuenta puede hacerse, por ejemplo, gracias a la luz solar o a la obtención de carbono
del ambiente.

Heterótrofas

Son las bacterias que obtienen el dióxido de carbono necesario para su subsistencia de
compuestos orgánicos, entre los que destacan las proteínas y los carbohidratos.

Son abundantes en el agua y cumplen un rol protagonista en la descomposición de los


elementos.

4- Clasificación por respiración celular

Según la forma en la que respiran, pueden encontrarse cuatro principales tipos de bacterias:
aerobias, anaerobias, facultativas y microaerófilas.

Aerobias

Son aquellas bacterias que requieren de oxígeno para su desarrollo. Entre las bacterias
aerobias destacan la responsable de generar tuberculosis, y las que generan afecciones
pulmonares o en la piel.

Anaerobias

Son las bacterias que no necesitan el oxígeno para subsistir: pueden sobrevivir con muy
poco o con nada de oxígeno. Son abundantes en el intestino humano.

Facultativas

Son aquellas bacterias que pueden desarrollarse y subsistir tanto en presencia de oxígeno,
como en total ausencia de éste; es decir, pueden ser aeróbicas o anaeróbicas a la vez.
Tienen formas muy diversas.

Microaerófilas

Se refiere a las bacterias que pueden crecer en espacios con muy pequeñas cantidades de
oxígeno, o muy altas tensiones de dióxido de carbono. Pueden generar enfermedades
estomacales e intestinales.
5- Clasificación por la temperatura en la que crecen

Algunas bacterias toleran altas temperaturas, mientras otras se desarrollan en ambientes


muy fríos. Según la temperatura en la que las bacterias son capaces de desarrollarse, se
definen cuatro tipos: psicrófilas, mesófilas, termófilas e hipertermófilas.

Psicrófilas

Estas bacterias se desarrollan en bajas temperaturas, desde -10°C hasta unos 20°C. Pueden
generar enfermedades estomacales, intestinales o urinarias.

Mesófilas

Las bacterias mesófilas se caracterizan por crecer en ambientes con temperatura similar a la
corporal; es decir, entre 15°C y 40°C. Sus hábitats más habituales son los organismos
humanos y de algunos animales.

Termófilas

Son aquellas bacterias que se desarrollan en altas temperaturas, superiores a 45°C, en


ambientes marinos.

Hipertermófilas

Son las bacterias que crecen en temperaturas extremadamente altas, superiores a los 100°C.
Suelen multiplicarse rápidamente.

Referencias

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Enfermedades bacterianas

En la lucha contra este tipo de enfermedades la introducción de los antibióticos se ha


constituido en un factor decisivo. En muchas enfermedades bacterianas, como la
tuberculosis , la meningitis y la fiebre tifoidea , se ha advertido una notable
disminución de la frecuencia y la mortalidad, pero en otras, como la difteria , la tos
convulsiva y el tétanos , el tratamiento más eficaz son las medidas preventivas.
En este apartado describiremos algunas de las más conocidas enfermedades bacterianas.

Leptospira

Leptospirosis

Es una enfermedad producida por la bacteria Leptospira y el contagio se produce por


zoonosis: de los animales (ratas, gatos, perros) al hombre.

Se produce esta enfermedad por la Lectospira icterohaemorrhagiae, que mide 6 a 10 micras


de longitud. Crece con bastante facilidad en terrenos constituidos por suero cubierto de
aceite de vaselina, en un ambiente cuya temperatura oscila entre limites muy amplios (entre
10º y 40º C, siendo los 30º C la temperatura óptima) y ligeramente alcalino (pH 7,4).

Es patógena para la rata , el perro y, sobre todo, para la cobaya, utilizada en el diagnóstico
biológico de la enfermedad.

Epidemiología

Es una enfermedad cosmopolita que se conoce en todas las latitudes. Entre las causas
predisponentes tienen notable importancia las ambientales, ya que el agente patógeno se
adapta bastante bien al ambiente externo y también puede multiplicarse por el agua en los
terrenos fangosos y húmedos. Por ello están particularmente expuestos a la infección todos
aquellos que, por motivos profesionales, se encuentran en contacto con el agua en estado
superficial, como los arroceros, los que trabajan en las cloacas, en cenagales, en las minas
con alto índice de humedad o en las plantaciones tropicales.

La principal fuente de infección para el hombre la constituyen las ratas, que contraen
infecciones crónicas y pueden infectarse fácilmente entre sí por contagio directo.
Vector peligroso.

La vía de ingreso en el organismo humano suele ser la mucosa, especialmente oral, y


también la vía cutánea, a través de pequeñas soluciones de continuidad de la epidermis. La
única vía de eliminación importante, desde el punto de vista epidemiológico, es la urinaria.

Síntomas

Después de un periodo de incubación de entre 8-10 días, la enfermedad se inicia con fiebre
continua o remitente, acompañada de cefalalgia, mialgias y dolores en los huesos. Al cabo
de 4-6 días, la fiebre disminuye y aparece la ictericia, acompañada de fenómenos
hemorrágicos en correspondencia con la piel, con las mucosas y con los órganos internos.

El cuadro clínico se completa con una hepatosplenomegalia (aumento del tamaño del
higado y del bazo) muy pronunciada por la aparición de albuminuria (albúmina en la orina),
cilindruiria (cuerpos cilíndricos en la orina) y hematuria (sangre en la orina) que ponen de
manifiesto la participación renal en el proceso morboso; además, pueden presentarse
manifestaciones nerviosas y cardiorrespitatorias.

En los casos graves, la muerte sobreviene por coma y anuria (supresión de orina); con
frecuencia la sintomatología se resuelva espontáneamente, con progresiva atenuación del
cuadro clínico.
Vasculitis por leptospirosis.

Diagnóstico

Además de la utilidad que prestan los criterios clínicos y epidemiológicos, el diagnostico se


basa en el examen investigador de la leptospira, que se efectúa en la sangre del enfermo
durante la primera semana de enfermedad, y luego en la orina, ya que la eliminación del
agente patógeno a través de esta ultima se inicia en la segunda semana.

Se puede recurrir al serodiagnóstico de Martín y Pettit, haciendo pruebas con el suero del
enfermo mediante cultivos también recientes de leptospiras en terreno liquido.

Tratamiento

Se basa, sobre todo, en empleo de penicilina a dosis elevadas; los antifebrífugos,


analépticos, sedantes y extractos corticosuprarrenálicos están indicados para la terapéutica
sintomática. Luego, el tratamiento de la insuficiencia hepática requiere la administración de
glúcidos en abundante cantidad (por inyección venosa), de extractos hepáticos y de
vitaminas. También la insuficiencia renal se beneficia de la aportación de glúcidos en
soluciones hipertónicas.
Garganta infectada.

Difteria

Es una enfermedad infectocontagiosa grave que se caracteriza por la presencia de falsas


membranas blanquecinas, principalmente en la garganta (amígdalas y faringe). Es más
común en la segunda infancia y en la adolescencia, y raramente ataca a los adultos.

Agente etiológico (causante)

Es una bacteria alargada conocida como bacilo diftérico o bacilo de Loeffler, que se
localiza en las falsas membranas. Este bacilo segrega toxinas, que se difunden por todo el
organismo y causan la enfermedad.

Contagio

El contagio es directo cuando se produce por las microgotas de saliva del enfermo o del
convaleciente que contienen trocitos microscópicos de membrana con bacilos, y que son
expulsados al hablar, con la tos o con el estornudo.

La transmisión también puede ser indirecta, a través de ropas u otros objetos que hayan
estado en contacto con los enfermos.

Síntomas generales

La incubación es corta, dura de 1 a 3 días. Luego aparece un ligero estado febril ( 37 a


37,5º) que desemboca en una angina, la cual se recubre de la falsa membrana típica. Poco a
poco ésta va invadiendo toda la garganta (amígdalas, úvula, velo del paladar) y se hace
cada vez más gruesa. Se inflaman los ganglios del cuello, la fiebre se eleva y la deglución
es dolorosa.
Algunas veces, en el curso de la convalecencia se presentan complicaciones graves como el
“crup diftérico”, que puede provocar la muerte por asfixia.

La inmunidad que confiere esta enfermedad es transitoria.

Tratamiento

El aislamiento del enfermo debe ser riguroso, así como la desinfección de todos los objetos
que están en contacto con él.

Se dispone de suero y vacuna antidiftéricos, que se aplican, según los casos, como curativo
o como preventivo. La revacunación es imprescindible por la corta duración de la
inmunización.

Existe una reacción, llamada reacción de Schick, que permite conocer al grado de
receptibilidad del individuo con respecto a la enfermedad. Consiste en una inyección
intradérmica de una pequeña dosis de toxina diftérica. Si pasadas las veinticuatro horas de
aplicada aparece alrededor de ella una inflamación que persiste algunos días, la reacción es
positiva e indica que el sujeto puede contraer la difteria. Si, por el contrario, no aparece
ningún síntoma, está inmunizado.

Tos convulsiva o Tos ferina

Es una enfermedad de la infancia, muy contagiosa, que ataca a las vías respiratorias y se
caracteriza por típicos accesos de tos. La frecuencia de la enfermedad es mayor en el
invierno.
Agente etiológico

El agente causal es el Haemophilus pertussis , bacilo esférico (cocobacilo). Al producirse


los primeros síntomas los gérmenes se agrupan en la mucosa respiratoria.

Contagio

Por tratarse de una enfermedad sumamente contagiosa, el contagio se realiza por vía
directa, principalmente por las gotitas de Flügge, o por vía indirecta, mediante objetos
contaminados.

La contagiosidad es mayor durante la fase inicial catarral, antes que se declaren los accesos
de tos. Esto contribuye a aumentar el contagio.

Síntomas generales

Después de una incubación de alrededor de dos semanas se inicia el período catarral, que se
confunde con un resfrío común. Estos síntomas duran de diez a catorce días para continuar
con el período convulsivo, que se caracteriza por los inconfundibles accesos de tos, a causa
de los cuales el niño queda exhausto y fatigado, y con dificultades respiratorias. Estos
accesos en algunos casos van acompañados de vómitos. La complicación más común es la
neumonía.

Tratamiento

Es fundamental el aislamiento del paciente en la fase catarral del proceso, aunque esto
resulta difícil porque el diagnóstico precoz es casi imposible por su similitud con el resfrío
común.
Una vez desencadenada la enfermedad es conveniente una buena desinfección para evitar el
contagio de otros niños, ya que el de los adultos es muy raro.

La enfermedad confiere una inmunidad duradera, pero las vacunas otorgan una inmunidad
parcial. A pesar de ello su aplicación con fines preventivos debe ser obligatoria para
disminuir los casos y la gravedad de la enfermedad.

Tuberculosis

Es una enfermedad infectocontagiosa que evoluciona en brotes sucesivos, a veces con años
de intervalo. Se caracteriza por la formación en el organismo de tubérculos , en los cuales
se encuentran los agentes causales.

Existen varias formas de tuberculosis, todas de ellas causadas por el mismo agente
patógeno. La más frecuente es la tuberculosis pulmonar, que se registra en el noventa por
ciento de los casos.

Agente etiológico

Es una bacteria alargada, a la que se denominó bacilo de Koch en homenaje a su


descubridor, el médico y bacteriólogo alemán Robert Koch (1843-1910), quien también
aisló el bacilo del cólera.

Este microorganismo se encuentra en abundancia en las expectoraciones (saliva y esputos)


y deyecciones (orina y heces) de los enfermos. Es muy resistente, pero el calor húmedo y
los rayos ultravioletas lo destruyen fácilmente, en tanto que la luz solar disminuye su
virulencia.
Mycobacterium tuberculosis o
bacilo de Koch.

Contagio

En la mayoría de los casos, el contagio directo se produce por vía pulmonar al inhalar aire
con bacilos emitidos por la tos o los estornudos de los enfermos, o por el polvo atmosférico
contaminado. También pueden ingerirse junto con alimentos contaminados; en este caso la
infección se produce por vía digestiva.

El contagio es de hombre a hombre o de los animales al hombre, ya que algunos de ellos


(vacas, cerdos, perro, gatos, aves) pueden tener tuberculosis. El contagio de los animales al
hombre puede ser directo, como en el caso de las personas que conviven con animales
tuberculosos.

El contagio indirecto se produce a través de objetos tocados por enfermos o de alimentos


contaminados por las moscas o que procedan de animales tuberculosos.

Síntomas generales

La tuberculosis evoluciona en tres fases:

Primera fase: Corresponde a la entrada de los bacilos en el organismo, que como vimos,
puede producirse por vía pulmonar o digestiva. Es la primoinfección , y no se acompaña
de síntomas de enfermedad. Si el organismo no está debilitado, las defensas propias
(glóbulos blancos) forman alrededor de ellos una barrera cuya pared se calcifica y da lugar
al tubérculo o nódulo. Después de un tiempo puede curar.
Segunda fase: Es la diseminación del bacilo por vía sanguínea. Se presentan trastornos
diversos como fiebre y congestión pulmonar, que si son bien tratados, se siguen de la
curación.

Tercera fase: Algunas veces los bacilos se localizan en distintos órganos para “despertar”
cuando las defensas naturales del individuo ceden por debilitamiento, exceso de fatiga y
otras enfermedades. Aparecen entonces lesiones, principalmente en los pulmones, aunque a
veces afectan las meninges, el intestino, el riñón, los huesos, los ganglios, la laringe o la
piel.

La tuberculosis pulmonar , llamada tisis , es la más común y se caracteriza por tos seca,
adelgazamiento inexplicable, palidez, ojos brillantes y elevación de la temperatura por las
tardes seguida de transpiración nocturna. El estudio radiográfico de los pulmones
demuestra la presencia de cavidades o cavernas, que se producen cuando los bacilos
localizados en el interior de los tubérculos ablandan la capa protectora y quedan en libertad.

Estos bacilos forman nuevos focos infecciosos, que originan tubérculos y luego cavernas.
De tal modo el tejido pulmonar desaparece poco a poco y la infección va en aumento. Esa
sustancia blanda, cargada de bacilos, puede ser expulsada al exterior con los esputos. Según
el grado de destrucción pulmonar, puede contener sangre.

Tratamiento
La tuberculosis no es una enfermedad hereditaria, pero los hijos de padres tuberculosos
tienen una predisposición a contraer la enfermedad. Los recién nacidos de madre
tuberculosa son normales, aunque están amenazados de rápido contagio, por lo que es
conveniente separarlos de su madre.

La enfermedad se impide por medio de una buena higiene general (viviendas limpias y
soleadas), alimentación suficiente y adecuada, salario decoroso, seguro social que ampare a
los enfermos y cumplimiento de preceptos higiénicos tales como no salir en el suelo.

El alcoholismo y el tabaquismo también son causas predisponentes porque disminuyen las


defensas propias del organismo.

Los exámenes radiográficos frecuentes, la vacunación y la cutirreacción contribuyen a la


erradicación de esta temible enfermedad.

La vacuna antituberculosa o BCG se administra por vía bucal a los recién nacidos antes
de los diez días de vida y al ingresar a la escuela primaria.

Actualmente, cuando se diagnostica a tiempo, la enfermedad es completamente curable


puesto que existen medicamentos muy eficaces para su tratamiento.

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