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La historiografía en el siglo XX:

Análisis cultural y epistemológico


de las ciencias sociales.

Gabriel Jansen

Universidad Nacional de Salta


Introducción

Abordar el siguiente tema sobre la historiografía de entreguerras supone también analizar


en qué medida durante las primeras décadas del siglo XX, comienza no solo a generarse
distintos debates filosóficos sobre todo en torno al papel y a la metodología de
investigación de la historia, sino también ver aquellos años como el comienzo de una
crítica hacia el modo de pensar la historia tanto del positivismo clásico como del
historicismo decimonónico.

El análisis cultural referido en el título, refiere al análisis realizo en sus obras por Huizinga,
tratando de fundar un nuevo modo de análisis la historia, partiendo desde el análisis de la
Edad Media, y construyendo a lo largo de ellos nuevos conceptos contrarios a los
justificados hasta ese entonces como los de superioridad nacional y racial que lo llevo
incluso a ser apresado por los nazis por considerarlo peligroso para sus ideologías.
Probablemente El otoño de la Edad Media (1923), de Huizinga, posteriormente
reivindicado como un temprano antecedente de la historia de las mentalidades, fue el libro
que mejor reflejó una nueva sensibilidad historiográfica.

A partir de allí uno de los pensadores, cuya obra sobresale en esta esfera es el italiano
Benedetto Croce, filósofo historicista quien, durante la primera mitad del presente siglo,
hubo de plasmar con prolijidad y estilo un singular trabajo intelectual referente a la teoría
de la historia. Este tendría poderoso impacto en los círculos académicos italianos, y,
específicamente, en el área de la historia dio principio a una corriente de pensamiento que
ha sido impulsada por varias generaciones de intelectuales.

Las explicaciones de Croce sobre la realidad y el conocimiento históricos se enmarcan en


una interpretación idealista, en la que distintos autores han advertido la influencia de
J.FG. Hegel. Sin embargo, lo que en Hegel significó una serie de reflexiones idealistas
sobre la historia emanadas de sus escritos, en Croce cobran el carácter de sistema.

Por ultimo dentro del análisis, y es precisamente a lo que me refiero en el título, una
renovación de la metodología de las ciencias sociales llega por parte de los aportes de
Gramsci y a la misma vez, criticando algunos de los puntos básicos de la filosofía de
Benedetto Croce.

A raíz de esto, el ensayo buscara exponer las principales ideas dentro de la relación de
estos autores y responder, ¿en qué modo, a partir de las teorías de Croce y Gramsci, las
ciencias sociales han reflexionado sobre el carácter operativo de la relación entre historia
y filosofía?,¿ cómo abordar la investigación histórica partiendo de un análisis total, en
detrimento del reduccionismo economicista?, ¿ qué aportan la mirada de estos autores
para la reflexión sobre la actualidad de lo político?. Estos puntos serán respondidos a lo
largo de este breve ensayo.

Desarrollo

Como destaque en la introducción, los escritos de Johan Huizinga y precisamente su


clásico libro sobre la Edad Media, sientan quizás un precedente de lo que a posteriori será
la historia de las mentalidades estudiada como una corriente a partir de otras líneas
historiográficas pero que aquí sientan ya una manera de analizar la historia medieval y
moderna.

Johan Huizinga (Groninga, 7 de diciembre de 1872 - De Steeg, 1 de febrero de 1945) fue


un lingüista e historiador que investigó y reconstruyó las formas de vida y las
pautas culturales del pasado. Huizinga cursó estudios en su ciudad natal y en Leipzig,
inició su actividad docente en el año 1897 en Harlem, luego en Ámsterdam. En
1905 ejerció como profesor de Historia en la Universidad de Gröningen, y a partir
de 1915 hasta 1942 en la Universidad de Leyden. Fue miembro de la Academia
de Ciencias de Holanda y presidente de la sección de Humanidades de la Real
Academia de Holanda. En 1942, cuando los nazis cerraron la Universidad de
Leyden, fue detenido, sufriendo confinamiento en St. Michielsgestel y destierro en
Overijssel y Güeldres hasta su muerte en 1945.

La propuesta de Huizinga destaca por varios aspectos: se trata de un penetrante análisis,


con un estilo literario y sabiamente calibrado, de la mentalidad del hombre medieval.
Frente a otros estudios orientados hacia un reconocimiento de los conflictos entre nobles
y reyes, sobre la política y los grandes nombres que consolidaron las hegemonías
europeas, que pactaron las contiendas bélicas o firmaron la paz, Huizinga desarrolla todo
un complejo tratado sobre la vida y las representaciones simbólicas que configuran el
universo medieval de todos aquellos que lo habitaron y ayudaron a conformarlo. Con El
otoño de la Edad Media, Huizinga inaugura un nuevo discurso historiográfico en que los
factores estéticos y poéticos de la narración ocupan un lugar privilegiado en la
construcción del relato, sin que por ello se vea afectado el rigor epistemológico de una
obra que siempre se quiere tan infinita como inagotable1.

La obra de Huizinga describe el paso de un mundo decadente, de unas mentalidades y


discursos cuestionados hasta por sus propios ejecutores y de fórmulas feudales
obsoletas. A lo largo de los veintidós capítulos se nos describen los síntomas de un
cambio y las estrategias que van a conformarlo. El Renacimiento se anuncia en las
duplicidades y en los contrastes, en las decadencias y las nuevas modas, muchas de
ellas provenientes de Italia, que van a configurar los nuevos espíritus de la modernidad.

Incluso se puede ver en Huizinga, cortar con un modelo técnico de análisis histórico e
introducir un trabajo con otro tipo de fuentes, en este sentido el mismo Huizinga en su
libro decía:

La vida diaria ofrecía de continuo ilimitado espacio para un ardoroso


apasionamiento y una fantasía pueril. Nuestras investigaciones históricas, que
prefieren beber todo lo posible en los documentos oficiales, por desconfianza hacia
las crónicas, incurren por ello muchas veces en un peligroso error. Los documentos
nos dan escasa noticia de la diferencia en el tono de la vida que nos separa de
aquellos tiempos, y nos hacen olvidar el vehemente pathos de la vida medieval. De
todas las pasiones que la colman de color, por lo regular, mencionan sólo dos: la
codicia y la belicosidad [...]. Para comprender con justeza aquellos tiempos son,
pues, indispensables los cronistas, por superficiales que puedan ser y por
frecuentemente que yerren en lo tocante a los hechos2

Los temas que describe Huzinga afectan a la intrahistoria del discurso cosmovisionario del
hombre medieval, a las referencias cotidianas que hoy tanto importan para los estudios
culturales. Sin el aparato clásico de investigación y metodología erudita, Huizinga nos
habla del imaginario de una sociedad y reconstruye sus motivos principales: el ideal
caballeresco, las imágenes idílicas de la existencia, las nociones sobre el héroe, sobre la
muerte o sobre Dios, las alegorías de un mundo a punto de cumplir su ciclo final y la
sensibilidad del arte, y hacia el arte, de aquellos que no escribieron nuestro presente con
letras y páginas en tinta sino con sus miedos y anhelos, que son, a través de los siglos,
también los nuestros.

1
Freijomil Andrés (2009); Un historiador del ocaso Los derroteros intelectuales del primer Huizinga (1897-
1919); en Prismas, Revista de historia intelectual, Nº 13, 2009, pp 19.
2
Huizinga, J. El Otoño de la Edad Media, Madrid. Ed. Alianza, 1981, pp 23.
Las investigaciones históricas de Huizinga dejan en claro la necesidad que tienen las
sociedades de crearse ciertos ideales que le permitan hacer la vida más bella y hacer
soportable la existencia, tal es el caso de los ideales caballerescos en la Edad Media, así
como la transformación de estos ideales a través de las formas lúdicas del arte
en el Renacimiento, Romanticismo y Clasicismo.

Logramos ver, entonces, que para Huizinga una historia fundamenta en la tradición
erudita deja de lado otras formas de experiencias históricas como las mentalidades, el
reconocimiento en las personas de una cultura determinada y de una forma de
representar las etapas históricas en cada una de las sociedades.

Al abrir el debate sobre la renovación o inversión epistemológica dentro de las ciencias


sociales, encontramos una historiografía italiana, aquí marcada por las teorías de Croce y
de Gramsci, en donde se intenta vincular exclusivamente a la historia y a la filosofía como
método de investigación histórica y su entronque con la vida política.

Benedetto Croce (Pescasseroli, 1866 - Nápoles, 1952) Filósofo, historiador y crítico


literario italiano cuya obra ha ejercido considerable influencia, sobre todo en los campos
de la estética y de la historia. Lo que despertó su interés por la filosofía fue la Scienza
nuova de Vico, suscitando en su mente el problema de las relaciones entre el arte y la
historia.

Para Croce la historia no es nada más que el despliegue del espíritu universal en el
tiempo, todo lo que en ella sucede tiene, en última instancia, una justificación. Con esto,
queda excluida una historia escrita en clave moral, que resultará ser, obviamente, una
historia "negativa", porque mantiene como injustificable todo lo irracional del pasado y
hace lugar a la condena de acciones infames y períodos tenebrosos. Para Croce, esta
forma de encarar el pasado es errónea, dado que lo irracional carece de realidad. Las
historias negativas, como las escritas por el Cristianismo o el Iluminismo dieciochesco,
terminan siendo "dualísticas" y representando el devenir como la lucha entre el bien y el
mal. En este sentido Croce se formó bajo el realismo histórico, por el cual se consideró
deudor del marxismo, y el antiintelectualismo, que en las críticas de las ciencias lo habían
llevado a ponerse del lado del irracionalismo3. En lo que atañe al materialismo histórico,
fue adversario de esta doctrina por conceptuar que muestra una visión distorsionada del
curso de la humanidad, que va adosada de explicaciones forzadas.

3
Bobbio Norberto (1993); Perfil ideológico del siglo XX en Italia. México. F.C .E Breviarios. Pp 123
Si la filosofía crociana se presenta como historicismo, es decir, para Croce la realidad es
historia y todo lo que existe es necesariamente histórico, pero, conforme a la naturaleza
idealista de su filosofía, la historia es la historia del espíritu y por lo tanto es historia de
abstracciones, es historia de la libertad, de la cultura, del progreso, es una historia
especulativa, no es la historia concreta de las naciones y de las clases que luego será
objeto de crítica por parte de Gramsci.

La historiografía fue siempre el centro de interés de Benedetto Croce, en este sentido


para este autor la historiografía es, el conjunto de métodos y técnicas propuestos para
describir los hechos históricos acontecidos y registrados4. Es útil para comprender la
racionalidad más profunda del proceso del espíritu, no siendo un conocimiento abstracto,
sino de hechos y experiencias bien precisas. El conocimiento histórico nos ilumina sobre
la génesis de los hechos. Para Croce la historia vive por el interés que el documento
suscita actualmente en el investigador; mientras que la crónica es una historiografía no
repensada, una mera colección de datos con finalidad exclusivamente práctica.

Sin embargo, la verdadera historia, según Croce, es la historia positiva (positiva, no


positivista). Ella se centra en la actividad, en la reacción del hombre frente a los males
que provienen de la naturaleza o de la organización social. Para ella, por ejemplo, la
decadencia no es un mal, sino una mera transición hacia un nuevo bien, como -por
ejemplo- el marasmo de la Edad Media que dio lugar al posterior Renacimiento luminoso
de las artes y las ciencias.

De este modo alcanzamos la perspectiva justa, la de una historia vital, que es siempre
positiva y racional, porque pone en evidencia que en el mundo lo irracional es, en el
fondo, racional, que lo negativo es, en realidad, positivo, porque es preparación y tránsito.

Es por esto que si lo entendemos de esto modo, Croce es un antidemocrático porque


considera que el aspecto práctico de la mentalidad masónica, es el democratismo, es
creer que todos los hombres son iguales y que por tanto deben ser tratados como iguales,
lo cual manifiestamente es un compendio de los dos errores del abstractismo y el
simplismo 5. Gramsci en este sentido criticara esta concepción que para el enmascaraba
la impotencia política del partido de la clase subalterna, incapaz de tomar la iniciativa para
la conquista de la hegemonía.

4
Croce, Benedetto Teoría e historia de la historiografía. Editorial Escuela, Buenos Aires, 1965.
5
Bobbio Norberto (1993); Perfil ideológico del siglo XX en Italia. México. F.C .E Breviarios. Pp 130.
Gramsci hará con Croce, algo parecido a lo que Marx, en su tiempo, había realizado con
Hegel, es decir un análisis en contra del idealismo y llegara incluso a crear un concepto
de historicismo absoluto contrario al de Croce. Este tema se presenta también
relacionándolo con lo enunciado en el título, y es que Gramsci no solo aporta una nueva
teoría filosófica de la historia sino que plantea la necesidad de una metodología de
investigación entre filosofía e historia como dos disciplinas indisolubles tratando a su vez de
contrariar a toda línea filosofía que tome al planteamiento económico como único factor de análisis
de relaciones y situaciones históricas concretas. Por otro lado, este mismo análisis, hasta el día de
hoy, ha servido para reconsiderar la estructura y metodologías de las ciencias creadas en el siglo
XIX.

Gramsci lleva hacia la realidad, hacia lo concreto, el análisis de las relaciones de fuerza y
como se dijo anteriormente, realizar una filosofía que tome en cuenta la toma de la
hegemonía por las clases subalternas. Al hacer esto Gramsci va a utilizar diferentes
conceptos dentro de su teoría y uno de ellos será el de estructura y superestructura. La
realización de un aparato hegemónico, en cuanto crea un nuevo terreno ideológico,
determina una reforma de las conciencias y los métodos de conocimiento, es un hecho de
conciencia, un hecho filosófico. Cuando se logra introducir una nueva moral conforme a
una nueva concepción del mundo se concluye por introducir también tal concepción, es
decir, se determina una completa reforma filosófica.

La estructura y las superestructuras forman un bloque histórico, es decir que el conjunto


complejo, contradictorio y discorde de las superestructuras es el reflejo del conjunto de las
relaciones sociales de producción. Existe una reciprocidad necesaria entre estructura y
superestructura, que es el proceso dialéctico real6.

Para llegar a un análisis acertado de las fuerzas que operan en la historia de un cierto
período y determinar su correlación es necesario plantearse y resolver el problema de las
relaciones entre estructura y superestructura. Hay que moverse en el ámbito de dos
principios:

 Ninguna sociedad se plantea tareas para cuya solución no existan ya las


condiciones necesarias y suficientes, o no estén, al menos, en vías de aparición o
desarrollo.

6
Pizzorno A; gallino L; Bobbio N; Debray R; Gramsci A (1987); Gramsci y las Ciencias Sociales. Cuadernos de
Pasado y Presente, México; 9a edición, pp 50-51.
 Ninguna sociedad se disuelva ni puede ser sustituida si primero no ha desarrollado
todas las formas de vida implícitas en sus relaciones7

Es importante hallar una relación justa entre lo que es orgánico y lo que es ocasional, sino
puede caerse en el error de exponer como inmediatamente activas causas que lo son
mediatamente o afirmar que las causas inmediatas son las causas eficientes únicas.

A partir de esto Gramsci también realiza un análisis sobre la conformación de hegemonías


históricas en donde se analiza como base los grados de correlación de fuerzas:

 Económico-corporativo: Se siente la unidad homogénea y el deber de organizarla,


la unidad del grupo profesional, pero todavía no la del grupo social más amplio.
 Conciencia de solidaridad de intereses de todos los miembros del grupo social,
pero sólo en el terreno económico. Se plantea la cuestión del Estado pero para
conseguir igualdad jurídico-política con los grupos dominantes.
 Fase política: se llega a la conciencia de que los mismos intereses corporativos
propios superan el ambiente corporativo y pueden y deben convertirse en los
intereses de otros grupos subordinados. Las ideologías se hacen partido, chocan y
entran en lucha hasta que una tiende a prevalecer. El Estado se concibe como
organismo propio de un grupo pero se presenta como motor de la expansión
universal8

Es en este sentido que cobra especial relevancia un análisis histórico propuesto por
Gramsci que intenta superar, por un lado los métodos de las ciencias sociales y por aquel
marxismo positivista del siglo XIX, llevar a cabo en síntesis una filosofía de lo concreto,
alejada del idealismo de Croce, reuniendo conceptos tanto de la filosofía como conceptos
históricos.

Conclusión

Las teorías de Huizinga, Gramsci y Croce, dan cuenta de un periodo de orígenes de


ideologías contrarias principalmente al reduccionismo de las ciencias sociales y al

7
Gramsci Antonio (2003); I El Príncipe Moderno. Análisis de las situaciones. Relaciones de fuerza; en
Gramsci A; Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado Moderno; Buenos Aires, Nueva
Visión, pp 52.
8
Gramsci Antonio (2003); I El Príncipe Moderno. Análisis de las situaciones. Relaciones de fuerza; en
Gramsci A; Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado Moderno; Buenos Aires, Nueva
Visión, pp 57
positivismo. Desde ese lugar cada uno de ellos realizan un planteamiento situado por
ejemplo en lo específicamente cultural y psicólogo como lo es la teoría de Huizinga, y por
otro lado y es justamente a lo que refiere el título del ensayo, las teorías de Gramsci y
Croce se sitúan dentro del ámbito de lo político pero aparte de ello, se entronca también
con una forma de revolucionar las ciencias sociales, esto ya desde el pensamiento de
Gramsci, arguyendo a un análisis sin separación de filosofía e historia para lograr
comprender la realidad social concreta desde el marxismo.

Corresponde a Benedetto Croce el mérito de haber articulado un conjunto de reflexiones


de corte idealista sobre la historia en un corpus teórico. En ese aspecto podríamos afirmar
que su obra superó a la de Hegel, en quien las ideas atingentes a la historia no logran
conformar un sistema. Al mismo tiempo, Croce dio aportaciones en el plano del
conocimiento histórico.

En la doctrina de Croce no hallamos una teoría de la historia que dé sólidos cimientos


para la construcción de un conocimiento científico. Y es que Croce no considera a la
historia cual ciencia por representar el conocimiento de lo individual. Además, en el acto
de creación histórica, Croce concede importancia relativa al documento histórico.

Gramsci critica las posturas subjetivistas y objetivistas que atraviesan a las ciencias
sociales a lo largo de todo el siglo XX desarrollando una propuesta superadora que
relacione dialécticamente elementos de ambas perspectivas. Tambien despliega sus
críticas al interior de los círculos marxistas al contraponerse a las posturas de la
sociología positivista, y su consecuente economicismo determinista, y a las posturas del
materialismo idealista.

El pensador italiano cuestiona la concepción subjetivista de la realidad que planteaba el


idealismo moderno. El mundo externo al sujeto no podría ser entendido como la mera
creación del espíritu mediante categorías especulativas a priori porque, si resultara
imposible disociar la existencia de los hechos o fenómenos de la subjetividad del
observador, la ciencia se reduciría a un conjunto de actos de fe similares a los de
cualquier religión.

La concepción gramsciana del papel de las superestructuras en el proceso social, se


convierte en una fuente teórica esclarecedora de la explicación social del marxismo que
supera las deformaciones de quienes ven al materialismo histórico como propugnador de
la explicación puramente económica. Gramsci representa en la actualidad una de las
principales alternativas teóricas de la teoría social del marxismo.

Bibliografía

 Bobbio Norberto (1993); Perfil ideológico del siglo XX en Italia. México. F.C .E
Breviarios.
 Pizzorno A; gallino L; Bobbio N; Debray R; Gramsci A (1987); Gramsci y las
Ciencias Sociales. Cuadernos de Pasado y Presente, México; 9a edición.
 Freijomil Andrés (2009); Un historiador del ocaso Los derroteros intelectuales del
primer Huizinga (1897-1919); en Prismas, Revista de historia intelectual, Nº 13,
2009.
 Portantiero Juan Carlos (1987); Gramsci y el análisis de la coyuntura (algunas
notas); en Portantiero J.C.; Los usos de Gramsci, México; Plaza y Valdés Folios.
 Croce, Benedetto Teoría e historia de la historiografía. Editorial Escuela, Buenos
Aires, 1965.
 Huizinga, J. El Otoño de la Edad Media, Madrid. Ed. Alianza, 1981.
 Gramsci Antonio (2003); I El Príncipe Moderno. Análisis de las situaciones.
Relaciones de fuerza; en Gramsci A; Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y
sobre el Estado Moderno; Buenos Aires, Nueva Visión.

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