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Los alegatos son argumentos o razonamientos verbales o escritos, vertidos por las
partes en un juicio, con la finalidad de persuadir al Juzgador sobre la razón que se
tiene en la litis demostrándose así con todos los argumentos y pruebas aportadas
durante el juicio.
Una vez concluida la fase expositiva y la fase probatoria, las partes estarán en
condiciones de formular una serie de argumentaciones que reciben el nombre de
alegatos; estas argumentaciones tienen como finalidad demostrar al órgano
jurisdiccional, que las probanzas practicadas confirmaron los hechos señalados en
el escrito de demanda y que son aplicables los fundamentos a que se ha hecho
alusión. Lo anterior arroja como consecuencia que el juzgador deberá de tomarlas
en cuenta al momento de emitir su fallo.
El alegato de bien probado brinda la oportunidad, a las partes, de poder replicar las
consideraciones del adversario.
Alegato en la última ocasión que tiene el litigante de dirigirse al juez y hacerle valer
sus razones y pruebas en apoyo de su pretensión.
Todos los estudiosos del proceso han recomendado para esta pieza tan singular,
orden, claridad, precisión, sobriedad y de ser posible seriedad y prudencia.
Así mismo podemos concluir con señalar que lo alegatos no forman parte de la litis,
propiamente dicha, ya que en ellos no se genera ninguna controversia que el
jugador deba de resolver, pero son de vital importancia en el procedimiento porque
a partir de este momento prescriben las diversas etapas del juicio. Para las partes,
los alegatos es el momento en el cual hacen un enlace entre los hechos que fueron
expuestos, ya sea en la demanda o en la contestación, con las pruebas aportadas
y en su momento la jurisprudencia aplicable al caso concreto, con la finalidad de
convencer al juzgador de sus pretensiones.
Siendo así que los alegatos pueden ser presentados de forma oral o de forma
escrita, lo anterior va a depender del tipo de juicio que se esté desarrollando.
Referencias