Professional Documents
Culture Documents
En esta nota deseo plantear una cuestión que parece haber sido borrada en el
pensamiento marxista. Se trata de que la política del marxismo no debe tener
como eje los cambios de gobiernos (o de funcionarios, por más altos cargos que
tengan). Esto se debe a que el objetivo del socialismo no es cambiar “las
figuritas que gobiernan”, sino el sistema social. Naturalmente, podemos
plantear como objetivo inmediato derrocar un determinado régimen político, por
ejemplo, una dictadura. Pero lo que no tiene sentido es, bajo un régimen
democrático burgués, convocar a echar un gobierno burgués… sabiendo que
será reemplazado por otro gobierno burgués. Esto con independencia de que ese
cambio se produzca por elecciones o a consecuencia de algún levantamiento
popular.
Es que los gobiernos hacen las veces de fusibles que absorben tensiones y
protestas sociales, en aras de preservar la continuidad del sistema. Con el
agravante de que esos desplazamientos entre burgueses, lejos de generar algún
avance en la conciencia, organización y nivel de la lucha de la clase obrera, la
más de las veces llevan a la frustración y al desánimo. Para colmo, poner el
acento en que “el problema” de las masas trabajadoras es tal gobierno (o
ministro; o gobernador, etc.), es funcional a políticas de conciliación de clases
con corrientes burguesas opositoras que se presentan como “progresistas”.
por todos lados se habló de un nuevo “triunfo del pueblo”. El cual desembocó
en la presidencia de Duhalde, el reacomodo de muchos que habían estado con
Menem o con la Alianza; y el recambio de varias “figuritas”.
1
Rolando Astarita La estrategia socialista no es cambiar figuritas
Lo decimos una vez más: el marxismo tiene como eje la independencia de clase.
Esto es, la ruptura de la clase obrera con todas las variantes burguesas y
pequeño burguesas, por más “radicales” o “socialistas” que se presenten. En
este respecto, decir que “todos los partidos burgueses son iguales” es una
tontería. El programa de Macri, por ejemplo, no es igual al que defienden
Boudou o D’Elía. Pero esta no es la cuestión principal, sino que ninguno de
ellos representa una salida progresista para la clase obrera. Por eso,
reemplazar a Macri por Boudou, o por Cristina Kirchner, no es ningún paso
adelante para los trabajadores (como no lo fue el reemplazo de CK por Macri).
Aunque Macri, Boudou y Cristina Kirchner sean distintos.