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La cerveza abarca una serie de colores sin fin. El profundo negro y la espuma blanca
de una Irish Stout, el cobrizo profundo de una Pale Ale y el color turbio y luminoso de
una cerveza de trigo de Bavaria, están todos en el arco iris que llamamos cerveza.
A medida que el sector de la cerveza artesana va proliferando en España, cada vez más
personas se van dando cuenta de que las cervezas comerciales han impuesto un sabor
que es bastante similar, a pesar de tratarse de productos de empresas distintas. A ello se
le denomina dictadura del sabor, y tiene como objetivo neutralizar los aromas y sabores
de la cerveza para convertirlo en un refresco.
Lo mismo sucede con el color. A día de hoy aún hay muchas personas no aficionadas a
la cerveza artesanal que se extrañan al ver cervezas rojizas o de tonalidades más
oscuras. En este caso, estamos ante la dictadura del color, que impone solo un color o
como máximo dos en su espectro: el amarillo pálido de las International Pilsners (el
color de la mayoría de cervezas comerciales) y el negro de la Guiness.
Sin embargo, la gama de colores en el mundo de la cerveza artesana (originado por el
nivel de tostado de la malta) es tan amplia como interesante, por lo que vale la pena
echar un vistazo a la historia del color y a los distintos estándares de medición.
El método europeo
Para no ser distintos, los europeos también desarrollaron su propio sistema de
cuantificación del color. Este sistema se denominó European Brewing Convention
(EBC). En sus orígenes, el método EBC se basaba en la comparación visual, pero 25
años después incorporó el espectrofotómetro para medir el color de forma más acurada.
Las diferencias entre ambos sistemas no son demasiadas. La longitud de onda es la
misma, pero la capacidad de la cubeta de cristal es de 1cm. De esta forma, el color EBC
correspondería de forma aproximada a 1,97 veces el color SRM. Veamos esta tabla para
apreciar mejor las diferencias: