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Unidad Nº 17
1) CONTRATO DE DONACIÓN.
Definición. Análisis.
Art. 1542.- Concepto. “Hay donación cuando una parte se obliga a transferir gratuitamente una cosa a
otra, y ésta lo acepta”.
La donación es caracterizada claramente como contrato, lo que permite distinguirla de las
atribuciones unilaterales gratuitas efectuadas por testamento. En si la donación surte efectos inmediatos,
no siendo admisible que los mismos se subordinen a la muerte del donante; el testamento, en cambio, sólo
produce efectos a partir de la muerte del testador. Consecuentemente, al ser la donación un contrato solo
puede ser revocada por las causas legalmente previstas, en cambio el testamento es revocable a voluntad
del testador.
Al integrarse a la regulación como un contrato, su naturaleza jurídica rescata, su carácter bilateral
como acto jurídico, es decir requiere, para su perfeccionamiento, el consentimiento libremente expresado
del donante y del donatario.
El art. se aparta del criterio del código derogado, según el cual, el contrato de donación era
suficiente per se para transmitir el dominio de la cosa donada. Ahora, el donante “se obliga” a transferir la
cosa donada.
Tampoco incluye la exigencia del denominado animus donandi, entendido como ausencia de
constricción para donar, que emergía de la exigencia de que la donación surgiera de la libre voluntad del
donante, lo que había llevado a la doctrina a considerar que no era factible la promesa de donación. En
cambio, en el nuevo ordenamiento, la inadmisibilidad de la promesa sólo procede cuando se haya
impuesto al contrato una forma bajo sanción de nulidad.
Art. 1543.- Aplicación subsidiaria. “Las normas de este Capítulo se aplican subsidiariamente a los demás
actos jurídicos a título gratuito”.
Dos conceptos se interrelacionan y complementan en este contrato, pero no necesariamente se
identifican: la liberalidad y la gratuidad.
La liberalidad se ajusta al campo en el que se verifica el ánimo del donante. Éste persigue un
beneficio para el donatario sin interesarle que, como destinatario, despliegue a su vez ninguna
prestación o ventaja para el donante ni para terceros. Es el ánimo de beneficiar por el ánimo mismo,
con desprendimiento patrimonial.
La gratuidad se refiere al desplazamiento o atribución patrimonial, independientemente del ánimo
subjetivo del donante. Es un plano netamente objetivo de análisis y se verifica por la existencia de
ventaja patrimonial para el destinatario, sin sacrificio patrimonial de éste.
Con este sentido, el art. 1543 incorpora una regla de remisión, en donde la gratuidad del acto es el
elemento determinante, más allá de que exista ánimo de beneficiar o liberalidad del otorgante. Esta regla se
aplica no sólo a los contratos a título a gratuito, sino también a todos los actos jurídicos gratuitos, sean
bilaterales o unilaterales.
Art. 1544.- Actos mixtos. “Los actos mixtos, en parte onerosos y en parte gratuitos, se rigen en cuanto a su
forma por las disposiciones de este Capítulo; en cuanto a su contenido, por éstas en la parte gratuita y por
las correspondientes a la naturaleza aparente del acto en la parte onerosa”.
La donación es un contrato esencialmente gratuito, pero nada impide que alcance un grado de
onerosidad a partir de las especiales circunstancias que pueden incorporarse al acto. De modo tal que, aun
teniendo el contrato —en su esencia— el animus donandi en la intención del donante, ese convenio puede
conllevar un sacrificio patrimonial para el donatario. Es el caso de los actos mixtos en general, en los cuales
una parte de ese acto queda alcanzado por su gratuidad, y la otra parte es onerosa.
El CCyCN distingue los dos aspectos centrales de los actos mixtos: su forma y su contenido.
En el primer caso, el acto se rige por las normas de los actos a títulos gratitos; es decir que deberán
hacerse por escritura pública cuando se trata de donaciones de cosas inmuebles, muebles registrables, o
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prestaciones periódicas o vitalicias. Por su otra parte la donación de cosas muebles no registrables y de
títulos al portador se hace por la tradición del objeto donado.
En cambio, en lo que respecta a su contenido, se tiene en cuenta la naturaleza aparente del acto,
aplicando para la parte gratuita las reglas de la donación y para la parte onerosa las reglas del contrato
aparente.
En este sentido, se renueva la diferencia aludida anteriormente entre liberalidad y gratuidad. La
primera, define la forma del acto y presupone la gratuidad en sus efectos patrimoniales, en principio. De
allí que la norma exija los requisitos formales propios de los actos gratuitos. Es decir, la forma quedará
determinada por la liberalidad del acto.
Por otra parte, la gratuidad en sí —y, consecuentemente, la onerosidad—, quedará alcanzada por
las normas que regulan ese aspecto particular, es decir: el netamente patrimonial. De esa manera, será
posible atribuir las reglas que regulan el contenido del acto mixto; por un lado, a las que regulan los actos a
título gratuito y; por otro, a las que alcanzan a los onerosos.
Caracteres. El concepto de donación del art. 1542 delimita los caracteres propios del contrato:
Art. 1548.- Capacidad para donar. “Pueden donar solamente las personas que tienen plena capacidad para
disponer de sus bienes. Las personas menores emancipadas pueden hacerlo con la limitación del inciso b)
del artículo 28”.
Se establece la regla genérica: son capaces para donar las personas que tengan plena capacidad para
disponer de sus bienes.
No basta la capacidad genérica para contratar, sino que se requiere la específica para la disposición
plena de los bienes. Los actos de disposición son aquellos para los cuales no es suficiente un poder general
de administración.
En orden a la incapacidad, debe distinguirse la situación de los menores de edad (que son aquellos
que no han alcanzado los 18 años), de los emancipados por matrimonio, menores con título profesional
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habilitante, inhabilitados y personas con capacidad restringida, a quienes en la sentencia que limite su
capacidad se les prohíba donar.
a) Los menores emancipados por matrimonio, de acuerdo con el art. 28, inc.b, no pueden donar bienes
que hayan recibido a título gratuito, ni siquiera con autorización judicial. En cambio, de conformidad con el
art. 29, pueden disponer a título oneroso bienes que se han recibido a título gratuito – por donación -, pero
con autorización judicial, la que sólo será concedida cuando el acto “sea necesario o resulte beneficioso”.
b) Persona menor de edad con título profesional habilitante. El artículo 30 los autoriza no sólo a
administrar sino también a disponer, sin necesidad de autorización, de los bienes que hubieran adquirido
con el producido de su profesión. Respecto de los restantes bienes, se aplican las reglas relativas a la
menores de edad en general.
c) Inhabilitados. A ellos se refiere el artículo 48, pero para el caso de la donación debe tenerse en
cuenta lo dispuesto por el artículo 49, que exige la intervención de una persona designada en su apoyo a fin
de efectuar actos de disposición entre vivos, entre los que cabe incluir a la donación.
Art 1549: “Para aceptar donaciones se requiere ser capaz. Si la donación es a una persona incapaz, la
aceptación debe ser hecha por su representante legal; si la donación del tercero o del representante es con
cargo, se requiere autorización judicial”.
-Capacidad genérica: La relación patrimonial, que consiste en aceptar donaciones, no constituye un riesgo
para la pérdida o disminución patrimonial del aceptante, por contrario, él se beneficia. Es por eso que la
norma dispone, como regla, la mera capacidad del aceptante, sin ningún otro requisito específico.
-Donación a persona incapaz: Cuando el donatario sea incapaz, la aceptación deberá ser efectuada por
medio de su representante. Se trata de incapaces de hecho o de ejercicio (personas por nacer, menores, o
personas con capacidad restringida o incapaces declarados por sentencia judicial).
-Donaciones con cargo a incapaces: Podría ocurrir que la donación ofrecida al incapaz, tuviera un cargo a
cumplir por éste, tornando parcialmente oneroso el acto. Esta relación de onerosidad exige que se extremen
los recaudos para que no queden afectados desfavorablemente los intereses del donatario. Por ello, el
artículo exige, además de la actuación del representante, autorización judicial, para garantizar así, un
análisis adecuado sobre la conveniencia del negocio a favor del donatario.
Tutores y curadores.
Art. 1550.- Tutores y curadores. “Los tutores y curadores no pueden recibir donaciones de quienes han
estado bajo su tutela o curatela antes de la rendición de cuentas y pago de cualquier suma que hayan
quedado adeudándoles”.
Como todo representante, los tutores y curadores están obligados a rendir cuentas de su gestión.
Así, el representante debe informar de la gestión y entregar de inmediato los bienes.
La situación prevista es:
La de una parte que, habiendo recuperado la capacidad de ejercicio para donar, pretende realizar
ese acto a favor de quien fue su representante durante su estado de incapacidad
se requiere que la donación que se pretende celebrar lo sea antes de que el tutelado hubiera
aprobado las cuentas del potencial donatario, por el ejercicio de su función de representación; o antes del
pago de cualquier suma que el representante debiera al pretendido donante.
En síntesis el art. veda la capacidad de derecho de las partes, y les impide celebrar donación,
mientras no se hayan rendido y aprobado las cuentas de la tutela y curatela.
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Art. 1552.- Forma. “Deben ser hechas en escritura pública, bajo pena de nulidad, las donaciones de cosas
inmuebles, las de cosas muebles registrables y las de prestaciones periódicas o vitalicias”.
La donación en general, como contrato, no está sujeta a ninguna formalidad legal para su
celebración.
Sin embargo, la regla general cede en caso de que verse sobre cosas inmuebles, muebles registrables,
o sobre prestaciones periódicas o vitalicias. En estos supuestos, el rigor formal se extrema, por lo que el
contrato debe celebrarse por escritura pública. La norma indica la sanción de nulidad como respuesta al
incumplimiento del requisito de forma.
La connotación económica de esta clase de donaciones y la gratuidad del acto, justifican el rigor
formal impuesto. La exigencia de escritura pública importa por si una modalidad de información, que
protege a los autores del acto tanto de la impremeditación como de la ligereza.
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La solidaridad no se presume, por lo que en caso de silencio se debe entender que la donación es
divisible.
Finalmente, para dar certeza y entidad a la oferta, se regula el caso de la muerte de uno o más
donatarios que no hubieran aceptado, o de su revocación por parte del donante. En estos supuestos, la
donación se aplica en su totalidad a quienes hayan aceptado.
Aceptación.
Art. 1545.- Aceptación. “La aceptación puede ser expresa o tácita, pero es de interpretación restrictiva y
está sujeta a las reglas establecidas respecto a la forma de las donaciones. Debe producirse en vida del
donante y del donatario”.
Aceptación en vida del donante y del donatario: La aceptación debe producirse en vida del
donante y del donatario. Antes de la sanción del CCyCN era de uso habitual, la realización de ofertas de
donación. Se apuntaba a constituir un mecanismo de planificación patrimonial del donante, ya que, de ese
modo, él podía disponer de bienes, sin que el donatario se viera obligado a aceptar la oferta antes de su
muerte. Se evitaba así, la tramitación de la sucesión del donante cuando falleciera, para poder incorporar el
bien en el patrimonio del beneficiario designado. Esta práctica, con la regla ahora incorporada en el
CCyCN, es ineficaz para la finalidad señalada, ya que al fallecer el donante, la oferta caduca, y no habrá
aceptación posible por el donatario.
Donaciones al Estado.
Art. 1553.- Donaciones al Estado. “Las donaciones al Estado pueden ser acreditadas con las actuaciones
administrativas”.
Las donaciones que son destinadas al Estado, en cualquiera de sus estamentos (nacional, provincial o
municipal), quedan exceptuadas de la exigencia de la escritura pública. En tales situaciones, para acreditar
el acto, habrá que acudir a las actuaciones administrativas de las que surja la donación (por ejemplo un
decreto y por ese mismo decreto la donación debe ser aceptada).
2) EFECTOS.
El cumplimiento de la obligación de entregar la cosa donada constituye la prestación esencial del contrato.
Así, con la debida entrega, sumado al título constituido por el contrato que fundamenta la transmisión, el
donatario adquiere la propiedad de la cosa donada. Sin embargo, es posible que ese cumplimiento no se
verifique por diversos motivos. En ese supuesto, la norma regula los requisitos y efectos de ese
incumplimiento, a saber:
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Constitución en mora: Más allá de que la obligación estuviera sujeta a plazo, para exigir el
cumplimiento de la obligación de entrega, el donante debe ser constituido en mora. Se regula así, la
facultad, reconocida al donatario, de demandar el cumplimiento del contrato.
El reclamo indemnizatorio por incumplimiento o mora: La norma limita la responsabilidad del
donante a que se haya verificado su conducta dolosa como determinante del incumplimiento o la mora en
la entrega.
Responsabilidad:
a) por incumplimiento; queda contemplada en la última parte del artículo anterior (1555).
El incumplimiento impone la necesidad de definir la responsabilidad del donante y, en este
supuesto, solo quedará determinada por el dolo del donante.
b) por evicción;
Art. 1556.- Garantía por evicción. “El donante sólo responde por evicción en los siguientes casos:
a) si expresamente ha asumido esa obligación;
b) si la donación se ha hecho de mala fe, sabiendo el donante que la cosa donada no era suya e ignorándolo
el donatario;
c) si la evicción se produce por causa del donante;
d) Si las donaciones son mutuas, remuneratorias o con cargo”.
En principio, la garantía de evicción es un efecto natural de los contratos onerosos. Sin embargo, en
determinados supuestos —especialmente regulados por este artículo—, esa garantía se aplica de modo
muy particular y específico, al contrato de donación.
Por ello el art. Regula, taxativamente los casos en que el donante debe responder ante el donatario
por evicción:
1º) Asunción expresa de la obligación: Es una consecuencia del ejercicio de la autonomía de la voluntad.
La ley no incluye esta garantía implícitamente en el clausulado del contrato, por ser propia y natural de los
contratos onerosos, pero nada impide que el donante libremente asuma la obligación de garantizar por
evicción. En ese caso, ésta debe constar expresamente en el contrato, ya que no se presume en los contratos
a título gratuito.
2º) Mala fe del donante: Si bien el donante no está obligado a responder por evicción, debido a la
gratuidad del acto, ello no es una justificación para que él quede a salvo de conductas que impliquen un
sabido perjuicio para el donatario, por causa de la donación. De allí que la norma integra dos requisitos
para que el donatario pueda reclamar el resarcimiento correspondiente invocando esta garantía; estos son:
que el donante sepa y oculte que la cosa era ajena y que el donatario desconozca dicha ajenidad.
3º) Por causa del donante: El donante está obligado a no realizar actos que interfieran o turben el ejercicio
del derecho de propiedad transmitido al donatario.
4º) Por la onerosidad del acto: como se dijo anteriormente, en determinadas situaciones, la donación
puede adquirir un carácter parcialmente oneroso. Esto ocurre cuando ella es remuneratoria, con cargo, o
cuando se celebran donaciones mutuas. En esas circunstancias, atendiendo al efecto de onerosidad que
genera el acto, resulta aplicable, por ello, la garantía de evicción.
Como sabemos, la garantía de evicción procede solo frente a turbaciones de derecho, e incluso
turbaciones de hecho cuando provienen del transmitente. En estos supuestos, se exige que el donatario cite
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a juicio – del que puede resultar la evicción de la cosa - al donante. Producida la evicción, el donante está
obligado a restituir al donatario todo lo que éste hubiera gastado por causa de la donación (como gastos de
entrega, de escrituración), pero no el valor de la cosa donada.
De allí que la norma establece como regla general la obligación del donante de indemnizar al
donatario por los gastos, en los que este hubiera incurrido a causa de la donación.
A su vez la norma establece una serie de casos en los cuales la evicción proviene de la onerosidad
del acto, partiendo de ello habrá diferentes soluciones, dependiendo de la causa de la onerosidad generada.
Cuando la donación es:
mutua, el donante debe reembolsar el valor de la cosa recibida por él recibida;
remuneratoria, debe retribuir los servicios recibidos, extinguiéndose así el efecto cancelatorio que
la donación pretendía generar sobre aquellos;
con cargo, debe indemnizar los gastos incurridos en el cumplimiento del cargo.
En los 3 supuestos, el donante sigue teniendo a su cargo la obligación de reembolsar los gastos.
En el supuesto de que la evicción provenga de un hecho posterior que fuera imputable al donante,
la garantía importará la indemnización, a favor del donatario, de todos los daños ocasionados por el
donante.
Finalmente, cuando la evicción es parcial, el alcance de la garantía se traduce, en la misma
proporcionalidad en cuanto a la entidad del resarcimiento.
La regla incorporada encuentra su fundamento en la mala fe del donante. Ella se configura por el
conocimiento que el donante tenía de los vicios ocultos que la cosa donada contenía y los daños que,
eventualmente, podía producir como causa de ellos; y aun así, ocultando esa información al donatario,
celebró igualmente el contrato y transmitió la propiedad de la cosa a este último. Por lo tanto, el reproche y
la responsabilidad no están configurados en el menor valor de la cosa donada, ya que en principio, el
donatario no tuvo que afrontar ningún sacrificio patrimonial para acceder a ella. Por el contrario, esta
responsabilidad alcanza a los daños que eventualmente la cosa viciada hubiera provocado en la esfera
patrimonial y personal del donatario
La obligación de pasar alimentos al donante se explica cómo consagración del deber moral de
gratitud de quien ha recibido un beneficio. Ahora no habrá lugar a la revocación si el donatario ignorase la
necesidad del donante, porque no se le podría imputar, en ese caso, ingratitud.
De allí que la obligación alimentaria es accesoria y residual, y se genera solamente cuando
concurren los siguientes requisitos:
1º) cuando se trata de donaciones gratuitas, o en la medida de la gratuidad, si son parcialmente onerosas.
2º) el donante no tiene medios de subsistencia. Situación a la que tiene que llegar con posterioridad a la
celebración del contrato, porque si hubiera sido anterior éste sería nulo (falta de objeto)
3º) no existen otros obligados legales a prestar alimentos, o que éstos no estén en condición de hacerlo
Dicha obligación no se aplica a los supuestos de onerosidad en la donación, ya que el fundamento
de la obligación alimentaria radica en el deber moral de gratitud con que el donatario debe corresponder
al donante, por la liberalidad ejercida en su favor.
Por los mismos fundamentos, la norma permite la liberación del donatario. Para lo cual será
necesario que él restituya la cosa donada o, en el supuesto de que la hubiera enajenado por cualquier título,
debe restituir el equivalente de su valor.
*alimentos se refiere a las necesidades de una persona como vestimenta, vivienda, etc.
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3) DONACIONES EN PARTICULAR.
La donación manual.
Art. 1554.- Donación manual. “Las donaciones de cosas muebles no registrables y de títulos al portador
deben hacerse por la tradición del objeto donado”.
El artículo regula las denominadas “donaciones manuales”, entendidas como aquellas que se celebran y
cumplen instantáneamente mediante la entrega de la cosa donada.
No obstante, en la doctrina encontramos dos grandes fuentes interpretativas:
Por un lado, quienes consideran que son las donaciones de bienes muebles no registrables, sin otra
nota distintiva.
Por otro lado, otra corriente doctrinaria sostiene que este tipo de donaciones es una modalidad más
de donaciones de bienes muebles, por lo que no se excluye la posibilidad y validez de que una donación de
cosas muebles no registrables se perfeccione por escrito, y así produzca sus efectos propios sin perjuicio de
que no se hubiera hecho tradición de la cosa donada.
El código se ha inclinado por esta última postura interpretando que si bien, las donaciones manuales se
perfeccionan por la entrega de la cosa donada nada impide entender que se celebre sin necesidad de esa
entrega si el donatario puede acreditar —por escrito— la existencia del contrato.
Art. 1560.- Donaciones mutuas. “En las donaciones mutuas, la nulidad de una de ellas afecta a la otra,
pero la ingratitud o el incumplimiento de los cargos sólo perjudican al donatario culpable”.
El art. 1819 del Código de Vélez definía a las donaciones mutuas como “aquellas que se hacen dos o
más personas recíprocamente en un mismo acto”.
El artículo actual omite definir esta clase de donaciones y se limita a regular sus efectos en cuanto a
las posibles vicisitudes que pudieran generarse.
En estos acuerdos mutuos, existe —inevitablemente— una relación de reciprocidad que indica la
finalidad perseguida por las partes al celebrar ambos contratos en un solo acto.
Por lo tanto, esa relación se presenta como un requisito esencial para la configuración de este
negocio y, por consiguiente, la aplicación de los efectos que regula este artículo.
De la regulación del Código de Vélez se desprende además otro requisito, que no se encuentra
necesariamente vinculado al nuevo texto legal. Es la simultaneidad, es decir, que ambas donaciones se
celebren en un mismo acto. La omisión de este requisito impide presumir el carácter mutuo de los
contratos, aunque tienen ese carácter si así se lo señala en el instrumento correspondiente.
Efectos.
La nulidad de una donación afecta a la otra: Un efecto típico de esta clase de actos es la nulidad
que se reproduce en ambas donaciones, aun cuando solamente una de ellas hubiera estado afectada
genéticamente por esa vicisitud. Es así, porque al ser dos donaciones que se relacionan en su reciprocidad,
la nulidad que afecta a una de ellas, distorsiona o frustra la esencia del negocio procurado.
El incumplimiento del cargo en una donación perjudica solo al donatario culpable: este es el caso
en el cual alguna de las donaciones ha incorporado un cargo, su incumplimiento puede provocar la
revocación de la donación respectiva, sin que pueda por ello hacerse efectiva esa revocación respecto de la
otra donación La justificación de esta regla se encuentra en la necesidad de evitar que el incumplidor, sea
porque haya llegado a esa situación voluntariamente o no, termine siendo indirectamente beneficiado con
un posible efecto revocatorio de la donación en la que el incumplidor fue el donante.
Art. 1561.- Donaciones remuneratorias. “Son donaciones remuneratorias las realizadas en recompensa de
servicios prestados al donante por el donatario, apreciables en dinero y por los cuales el segundo podría
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exigir judicialmente el pago. La donación se juzga gratuita si no consta en el instrumento lo que se tiene en
mira remunerar”.
La donación, sin perder el ánimo de liberalidad que la conforma, puede perseguir —paralelamente
— como finalidad, cancelar una deuda apreciable en dinero que el donante mantenga con el donatario, por
servicios que él le brindó a aquel y por los cuales podría exigir judicialmente, su pago. Por ello, el carácter
remuneratorio otorgado a la donación importa la cancelación de ese crédito pendiente.
El carácter remuneratorio no se presume ni se puede probar por otros medios que no sea su
carácter expreso en el instrumento en el que consta la donación.
La relación así generada entre la donación como liberalidad y el efecto cancelatorio del crédito
implica reconocer el carácter oneroso del acto, aun parcialmente o hasta la entidad del crédito que se
cancele.
De la norma se desprende que la donación remuneratoria requiere de una serie de requisitos que
permiten la producción de sus efectos propios:
Servicios deben haber sido prestados por el donatario al donante: Basta que la entidad económica
de la donación alcance la cancelación de la deuda generada por los servicios prestados por el donatario,
para funcionar como recompensa. Por lo tanto, en cuanto la donación exceda ese valor compensatorio, será
perfectamente válida y naturalmente gratuita. La explicación de esto reside en que la donación mantiene su
espíritu de liberalidad.
Servicios prestados deben ser apreciables en dinero: La valoración económica de los servicios
prestados es un requisito esencial para fijar la proporción de onerosidad que alcanzará la donación.
Servicios por los cuales el donatario podría exigir judicialmente el pago: El donatario debe contar
con una acción para el cobro judicial del servicio, pues si la donación se hiciera por un deber moral de
gratitud o por servicios que no dan acción debe ser reputada como simple. Así, una obligación ya cumplida
o extinguida por el pago, no podría constituirse como elemento para el carácter remuneratorio, ya que no
habría exigibilidad pendiente, por haberse ya cancelado. Lo mismo puede decirse de una obligación
prescripta, por la que el acreedor ya no tiene acción para reclamar su cumplimiento.
Carácter expreso: En el instrumento debe constar expresamente la indicación de qué servicios se
están recompensando. En caso contrario, la donación carece de cualquier efecto remuneratorio
posteriormente pretendido, ya que se presume la gratuidad del acto.
a) Concepto
Art. 1562.- Donaciones con cargos. “En las donaciones se pueden imponer cargos a favor del donante o de
un tercero, sean ellos relativos al empleo o al destino de la cosa donada, o que consistan en una o más
prestaciones.
Si el cargo se ha estipulado en favor de un tercero, éste, el donante y sus herederos pueden demandar su
ejecución; pero sólo el donante y sus herederos pueden revocar la donación por inejecución del cargo.
Si el tercero ha aceptado el beneficio representado por el cargo, en caso de revocarse el contrato tiene
derecho para reclamar del donante o, en su caso, de sus herederos, el cumplimiento del cargo, sin perjuicio
de sus derechos contra el donatario”.
El artículo faculta al donante para que incorpore cargos a cumplir por el donatario, a favor del primero o
de un tercero.
Estos cargos pueden consistir en imponer un destino a la cosa donada o beneficiar a los designados en el
acto. A su vez delimita los derechos de las partes, de los beneficiarios del cargo y —eventualmente— de los
herederos, tanto para el reclamo de su cumplimiento como respecto de los efectos de la revocación de la
donación y su relación con el cargo impuesto.
El cargo y su naturaleza:
El cargo ha sido definido como una obligación accesoria y excepcional, que se impone al adquirente
de un derecho. Al incorporarse en la estructura de la donación, mantiene ese carácter. Por lo cual el acto
continúa teniendo el ánimo de liberalidad y su prestación esencial, que es la de transmitir la propiedad de
la cosa al donatario. No obstante, la donación adquiere, en este supuesto, un carácter parcialmente oneroso,
cuya dimensión se limita al valor económico que pueda reconocérsele al cargo.
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El cargo puede ser establecido a favor del propio donante o de un tercero. En este último caso al
incorporar un cargo, designándose un beneficiario, esa cláusula adquiere la entidad de una estipulación a
favor de un tercero (el donante es el estipulante y el donatario, el promitente).
En cuanto al contenido del cargo, puede consistir en el destino que debe darse a la cosa donada, o
bien en una prestación impuesta al donatario.
Por ultimo siendo el cargo una obligación accesoria, está sujeta a los mismos requisitos de forma y
prueba que se imponen a la donación a la cual accede.
Legitimación para reclamar el cargo y para revocar la donación
El segundo párrafo regula la legitimación del donante y de sus herederos para demandar la
ejecución del cargo incumplido, cuando fuese impuesto a favor de un tercero. Asimismo, el párrafo regula
el derecho del donante y de sus herederos para revocar la donación ante la inejecución del cargo, quedando
vedada lógicamente esa facultad al tercero beneficiario.
Derechos del beneficiario ante el supuesto de revocación
Cuando el tercero beneficiario acepta el cargo, adquiere irrevocablemente el derecho que le fuera
designado. Por eso, el tercer párrafo del artículo refiere que, una vez aceptado el cargo por el beneficiario,
la revocación de la donación no hace cesar su derecho, y este tendrá la facultad de reclamar el
cumplimiento del cargo al donante o eventualmente a sus herederos. No obstante, si así fuera, estos podrán
eventualmente repetir contra el donatario.
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Donaciones inoficiosas.
Art. 1565.- Donaciones inoficiosas. “Se considera inoficiosa la donación cuyo valor excede la parte
disponible del patrimonio del donante. A este respecto, se aplican los preceptos de este Código sobre la
porción legítima”.
Las donaciones inoficiosas no son, en verdad, una clase especial de donaciones, como el caso de las
remuneratorias, las mutuas o las que incorporan un cargo. La inoficiosidad constituye una situación
jurídica que puede alcanzar a cualquier donación por su gratuidad.
Las donaciones inoficiosas “son aquellas que exceden el valor de la parte disponible del patrimonio
del donante”. Para comprender el alcance de esta definición debe señalarse que el donante es libre de
disponer de sus bienes en la forma que mejor considere con los límites que el orden público establece según
sea el caso.
Por lo tanto, no está en discusión la facultad de disponer del donante, sino los efectos de esta
disposición, cuando de ella se desprende que —a partir de esa donación— el donante se ha extralimitado
en la parte disponible, computada dentro del marco del derecho sucesorio, que la ley lo habilita para
asignar libremente, sin violentar el derecho a la porción legítima que tienen los herederos legitimarios.
Estas aclaraciones sirven para concluir que la donación, cuando es reputada inoficiosa, no implica
que queda sujeta a ninguna causal de ineficacia, producto de una nulidad; sino que, por el contrario, es un
contrato válido y perfecto que —en todo caso— podrá ser objeto de su reducción (art. 2453 CCyC y ss.) por
los herederos legitimarios que la reclamen.
4) REVERSIÓN Y REVOCACIÓN.
Pacto de reversión. Concepto. La condición resolutoria.
Art. 1566.- Pacto de reversión. “En la donación se puede convenir la reversión de las cosas donadas,
sujetando el contrato a la condición resolutoria de que el donatario, o el donatario, su cónyuge y sus
descendientes, o el donatario sin hijos, fallezcan antes que el donante.
Esta cláusula debe ser expresa y sólo puede estipularse en favor del donante. Si se la incluye en favor de él
y de sus herederos o de terceros, sólo vale respecto de aquél.
Si la reversión se ha pactado para el caso de muerte del donatario sin hijos, la existencia de éstos en el
momento del deceso de su padre extingue el derecho del donante, que no renace aunque éste les sobreviva”.
La reversión, o pacto de reversión del bien donado, consiste en la facultad que se ha reservado el
donante y que sólo él puede ejercer, con el fin de que se le restituya el bien donado, en los casos de
premoriencia previstos en el art.
El pacto de reversión incorpora al contrato una condición resolutoria en la que la muerte se integra
como uno de sus elementos. La sola muerte del donante o del donatario no basta para que opere el efecto
resolutorio; sino que es requisito que una ocurra primero que la otra. Esto último hace nacer la
incertidumbre propia de toda condición.
Sujetos y hechos relacionados a la condición resolutoria:
Para que la condición señalada en este caso opere, la muerte se relaciona en dos planos. Por un lado,
se considera el momento de la muerte del donante. Y por otro, la muerte del donatario, o de este y su
cónyuge y descendientes, o del mismo cuando no tiene hijos
Donatario: si él fallece antes que el donante, la reversión opera por cumplimiento de la condición, y la
propiedad de la cosa donada se resuelve, retroactivamente, a favor del donante. Si el donante falleciera
antes que el donatario, se consolidaría el título a favor del donatario, ya que la condición quedaría extinta.
Donatario, su cónyuge y sus descendientes: la condición resolutoria puede operar por la muerte del
“donatario, su cónyuge y sus descendientes” antes que la del donante.
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Donatario sin hijos: puede imponerse como condición el fallecimiento del donatario sin hijos. Pero, si el
donatario —con posterioridad a la donación— llegase a tener descendencia, el pacto de reversión queda
automáticamente sin efecto. La solución es tan categórica que la norma aclara que la cláusula no revivirá ni
aun en el supuesto de que el hijo del donatario falleciera.
Para que la cláusula de reversión sea eficaz, debe ser expresa y estipularse solamente a favor del
donante. El carácter expreso se funda en la imposibilidad de invocar ese efecto resolutorio por vía
indiciaria o por presunciones. De modo que, si no se pacta por escrito, no podrá invocarse su existencia.
Para evitar interpretaciones parciales de la prohibición, el párrafo incluye directamente a los
“terceros” dentro de los supuestos de limitación del beneficio.
Efectos.
Art. 1567.- Efectos. “Cumplida la condición prevista para la reversión, el donante puede exigir la
restitución de las cosas transferidas conforme a las reglas del dominio revocable”.
Operada la condición, el donante adquiere automáticamente el derecho a que le sea restituido el
dominio de la cosa. Esta restitución puede ser cumplida voluntariamente por los herederos del donatario y,
si no fuera así, podrá demandar la restitución. El reclamo lo hará en su calidad de dueño de la cosa donada,
ya que el carácter resolutorio de la condición, tendrá efecto retroactivo sobre la transmisión y su título.
La condición resolutoria requiere, necesariamente, de un acto válido en su formación, por lo que su
ineficacia es funcional, y retroactiva.
Por remisión a las normas del dominio revocable, la cláusula de reversión queda limitada, en su
vigencia, al plazo máximo de diez años de pactada, luego de lo cual, el dominio se tornará perfecto e
irrevocable.
Régimen de la enajenación o gravamen de las cosas donadas.
Art. 1568.- Renuncia. “La conformidad del donante para la enajenación de las cosas donadas importa la
renuncia del derecho de reversión. Pero la conformidad para que se los grave con derechos reales sólo
beneficia a los titulares de estos derechos”.
El derecho a la reversión, en tanto patrimonial, es perfectamente renunciable, pues no está
legalmente prohibido, y sólo se afectan intereses privados.
La conformidad en la enajenación por parte del donante, torna a la cláusula de reversión por
completo ineficaz, irremediablemente. Por “enajenación” debe entenderse la disposición patrimonial del
bien, de modo tal que deje de formar parte del patrimonio del donatario.
Pero, en caso de que el donante prestara su conformidad para que la cosa donada se grave con
derechos reales, quedará limitada a la inoponibilidad de la reversión para con los beneficiarios de esos
derechos.
Revocación.
Art. 1569.- Revocación. “La donación aceptada sólo puede ser revocada por inejecución de los cargos, por
ingratitud del donatario, y, en caso de habérselo estipulado expresamente, por supernacencia de hijos del
donante.
Si la donación es onerosa, el donante debe reembolsar el valor de los cargos satisfechos o de los servicios
prestados por el donatario”.
La norma consagra, taxativamente, las causas que habilitan la revocación de la donación. Esto surge
de la mención de que la donación “sólo puede ser revocada por…”.
1º) Inejecución de los cargos. Se remite al art. 1570.
2º) Ingratitud del donatario. Se remite al art. 1571.
3º) Supernacencia de hijos. Es el supuesto en el que el donante celebra la donación, sujeta al caso de que
pueda revocarla, si posteriormente tuviera hijos. Para que sea operativa la causa de revocación, la
supernacencia debe pactarse expresamente.
El artículo, además, regula la obligación del donante de reembolsar el valor de los cargos satisfechos
o de los servicios prestados por el donatario, según se trate de un caso de onerosidad por el cargo impuesto
o por el carácter remuneratorio de la donación. La solución resulta justa, ya que intenta recomponer la
situación patrimonial de las partes, al momento previo a contratar, por aplicación del efecto retroactivo de
la revocación.
Causales admitidas: (art. 1570, 1571)
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1º) Atentado, realizado por el donatario, contra la vida del donante, su cónyuge o conviviente, sus
ascendientes y descendientes. Esta ampliación en los sujetos es coherente con el tratamiento que el Código
da a la regulación jurídica de la familia.
2º) Injuria grave o afectación al honor: Las injurias graves son aquellas hechas para deshonrar, a sabiendas,
a la persona del donante o a las mismas personas enunciadas en el inc a. Para apreciar la gravedad de la
injuria, debe tenerse en cuenta la condición social, el grado de educación y las circunstancias en que fueron
proferidas.
3º) Privación injusta de bienes que integran su patrimonio: La privación atenta, no solo contra el donante,
sino contra los bienes de las personas mencionadas en el inc a.
4º) Negativa a prestar alimentos: A diferencia de las anteriores, esta causal se configura a partir de una
omisión, que es consecuencia del incumplimiento de la obligación que legalmente se impone al donatario a
favor del donante exclusivamente.
No es necesaria la existencia de condena penal para que se tenga por configurada la causal alegada.
Sólo se requerirá que se configure y se acredite la imputación civil al donatario. Ésta es una regla general
para todas las causales de ingratitud.
Legitimación para demandar. Extinción de la acción.
Art.1573.- Legitimación activa. “La revocación de la donación por ingratitud sólo puede ser demandada
por el donante contra el donatario, y no por los herederos de aquél ni contra los herederos de éste.
Fallecido el donante que promueve la demanda, la acción puede ser continuada por sus herederos; y
fallecido el demandado, puede también ser continuada contra sus herederos.
La acción se extingue si el donante, con conocimiento de causa, perdona al donatario o no la promueve
dentro del plazo de caducidad de un año de haber sabido del hecho tipificador de la ingratitud”.
Negación de alimentos.
Art. 1572.- Negación de alimentos. “La revocación de la donación por negación de la prestación de
alimentos sólo puede tener lugar cuando el donante no puede obtenerlos de las personas obligadas por las
relaciones de familia”.
La norma limita el marco de exigibilidad de la obligación alimentaria, al disponer que la revocación
sea viable ante la negativa del donatario, en un cuadro fáctico en el que, además, el donante no puede
obtener la prestación de las personas obligadas por las relaciones de familia.
-Es aleatorio. Las ventajas o las pérdidas dependen de un acontecimiento incierto, aun cuando se trate del
resultado de una actividad de destreza física o intelectual.
-Es nominado.
-Tiene finalidad recreativa.
-Es intuito personae.
-Es no formal. No requiere de formalidad.
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