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Bolilla 15 - Contratos

BOLILLA Nº 15
1) MANDATO: DEFINICIÓN LEGAL:

Art. 1319: Definición. Hay contrato de mandato cuando una parte se obliga a realizar uno o más
actos jurídicos en interés de otra.
El mandato puede ser conferido y aceptado expresa o tácitamente. Si una persona sabe que
alguien está haciendo algo en su interés, y no lo impide, pudiendo hacerlo, se entiende que ha
conferido tácitamente mandato. La ejecución del mandato implica su aceptación aún sin mediar
declaración expresa sobre ella.

El Cód. de Vélez definía el mandato diciendo que tenía lugar cuando “una parte da a otra el poder,
que ésta acepta, para representarla, al efecto de ejecutar en su nombre y de su cuenta un acto jurídico, o una
serie de actos de esa naturaleza”. Sin embargo, la doctrina coincidía en que era un concepto más propio de
un "contrato de representación".
En el Cód. de Comercio se establecía que era “un contrato por el cual una persona se obligaba a
administrar uno o más negocios lícitos de comercio que otra le encomienda”.
El régimen derogado contenía una confusa regulación. Por esto, en todos los proyectos de reforma
del Código Civil se había pensado en modificar estas definiciones normativas.
De allí que el art. 1319:
-Unifica el mandato civil y comercial.
-Abarca dos temas esenciales: la definición de mandato y sus dos especies típicas (expreso y tácito).
-Utiliza el término "contrato", y de esta manera:
 Despeja toda duda sobre la naturaleza jurídica del mandato.
 Permite diferenciarlo de la figura de la representación. En el art. se alude a una actuación del
mandatario en interés de otro sujeto -el mandante-, y no en nombre de ese sujeto (como lo establecían
el cód. Civil y el Comercial derogados).
 Recepta la esencia de esta figura contractual: consiste en un acuerdo por el cual una parte
(mandante) encarga a otra (mandatario), la realización de uno o más actos jurídicos en interés de
aquél. Esto no significa que esté prohibido que el mandante otorgue al mandatario facultades para
actuar en su nombre, es decir, que actúe en representación de él; todo lo contrario, el Cód. admite
expresamente esa modalidad en el art. 1320.
En cuanto al objeto del mandato, la ley se refiere a la celebración por el mandatario de uno o más
actos jurídicos. Se mantiene la esencia del régimen sustituido en cuanto a que el objeto del mandato debe ser
la realización de actos jurídicos y no la ejecución de trabajos materiales ni intelectuales, rasgo principal que
permite diferenciar a esta figura de los contratos de servicios y de obra.
El segundo párrafo incorpora las dos formas de alcanzar el consentimiento:
 Mandato expreso.
 Mandato tácito. Se configura cuando una persona conoce que otra está haciendo algo en su interés y
no lo impide (cuando pudiera hacerlo). También se considera aceptado el mandato, cuando se lo
ejecuta, aún sin declaración expresa ya que se infiere de cualquier hecho del mandatario, en
ejecución del mandato o de su silencio mismo. En cuanto al alcance del mandato tácito, algunos
autores aceptan su extensión para los actos de disposición, pero la doctrina mayoritaria se adhiere a
la interpretación restrictiva que sostiene que sólo abarca los actos de administración.

MANDATO Y REPRESENTANCIÓN. Se admite expresamente que el mandato pueda celebrarse bajo dos
modalidades diferentes:

 Mandato con representación: el mandante apodera al mandatario y, a través de ese acto, confiere al
mandatario la facultad de actuar en nombre de él.
 Mandato sin representación: la ausencia de facultades de representación a favor del mandatario
implica que él actúa, frente a terceros, en su propio nombre y no en nombre del mandate.

Art. 1320: Representación. “Si el mandante confiere poder para ser representado, le son aplicables las
disposiciones de los artículos 362 y siguientes. Aún cuando el mandato no confiera poder de

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representación, se aplican las disposiciones citadas a las relaciones entre mandante y mandatario, en todo
lo que no resulten modificadas en este Capítulo.”

El artículo inicia con una remisión que confirma la estrecha relación, existente entre mandato y
representación, más allá de la distinción realizada anteriormente. ,
La figura que comúnmente se da, es aquella por la cual el contrato de mandato habilita la
representación del mandatario respecto del mandante y en este caso son aplicables las disposiciones
contenidas en el art. 362 y ss. No obstante la norma comentada llega más lejos y establece que aun en el
mandato no representativo se aplican dichas normas en las relaciones entre mandante y mandatario.
El art. 362 establece que “la representación voluntaria comprende sólo los actos que el representado
puede otorgar por sí mismo. Los límites de la representación, su extinción, y las instrucciones que el
representado dio a su representante, son oponibles a terceros si éstos han tomado conocimiento de tales
circunstancias, o debieron conocerlas obrando con cuidado y previsión”.
Por lo tanto, para que se configure el mandato representativo (y sea posible la remisión a la que se
refiere la norma) es necesario que el mandatario realice un acto de voluntad propio (aunque en nombre y
en interés del mandante), que lo ejecute dentro de las facultades que le fueron conferidas y manifieste a
los terceros que está actuando en representación. La utilización del término “poder” en la norma, no debe
llevar a la identificación del mandato con el instrumento que materializa ese acto jurídico.
El poder de representación está dirigido a terceros con los que el mandatario se vincule en ejercicio
del contrato, quienes podrán requerirlo para verificar la representación invocada.

MANDATO SIN REPRESENTACIÓN.

Art 1321: “Si el mandante no otorga poder de representación, el mandatario actúa en nombre propio pero
en interés del mandante, quien no queda obligado directamente respecto del tercero, ni éste respecto del
mandante. El mandante puede subrogarse en las acciones que tiene el mandatario contra el tercero, e
igualmente el tercero en las acciones que pueda ejercer el mandatario contra el mandante.”

Se enuncia una hipótesis en la que existe contrato de mandato pero no hay representación. El art.
aborda una situación de excepción, ya que se insiste en que, por regla, el mandato es representativo.
En esta hipótesis el mandato no otorga poder de representación, por lo que el mandatario actúa en
nombre propio y en interés del mandante, con los siguientes efectos:
1º) Inexistencia de obligaciones recíprocas entre el mandante y el tercero. El mandatario asume
personalmente los efectos del contrato; para lo que es necesario un nuevo acto jurídico para transmitirle
esas consecuencias al mandante, verificándose así un supuesto de sustitución indirecta.
2º) Puede faltar la representación pero no hay mandato sin interés; por ese interés existente, el mandante se
encuentra habilitado para subrogarse en las acciones del mandatario contra aquel tercero y éste puede
hacerlo respecto de las acciones del mandatario contra el mandante, aun cuando no exista representación.

COMPARACIÓN CON OTRAS FIGURAS. Hay que distinguir al mandato:

 De la representación. La representación convencional puede ser causada por un contrato de


mandato, por uno de sociedad en el que se designa un representante de la sociedad, o por cualquier otro
contrato en el que se la utilice. Los contratos (mandato) son actos jurídicos bilaterales, mientras que la
representación es un acto jurídico unilateral. La representación surge cuando una persona ejecuta un acto
jurídico en nombre de otra, de modo que el negocio se considera celebrado directamente por éste último, y
los derechos y las obligaciones emergentes del acto celebrado por el representante pasan directamente al
representado. El mandatario puede actuar con o sin representación, invocando el nombre del mandante o
el suyo propio, pero siempre debe hacerlo en interés del dominus.
 Del poder como instrumento o como acto de apoderamiento: el mandante da al mandatario un
poder escrito llamado procuración, en el cual le ordena que realice en su lugar, y generalmente en su
nombre, una o varias operaciones jurídicas. El poder no es otra cosa que el instrumento donde consta el
mandato. La separación entre el mandato y el poder se atribuyó a la figura de Laband, quien llegó a la
conclusión de que "mandato y poder no son el lado interno y externo de una misma relación sino que se
trata de dos relaciones distintas. Mandato significa que uno está obligado a hacer algo mientras que el
poder supone que un sujeto está autorizado, tiene la potestad de hacer algo en nombre de otro.
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PRESUPUESTOS:

 Consentimiento: El mandato, como cualquier otro contrato, se forma por oferta y aceptación. No
hay un orden determinado para las declaraciones de voluntad, de manera que ofertante puede ser tanto el
mandante como el mandatario. La declaración del ofertante puede ser expresa (puede darse por
instrumento público o privado) o tácita (resulta no sólo de los hechos positivos del ofertante, sino también
de su inacción o silencio, o no impidiendo, pudiendo hacerlo, cuando sabe que alguien está haciendo algo
en su nombre).
 Sujetos: MANDANTE: debe tener la capacidad que le sería exigible si concluyera personalmente el
acto para el cual da mandato. Si el mandato es para actos de administración, bastará con la capacidad para
administrar, pero si es para actos de disposición se requerirá la capacidad para éstos. MANDATARIO:
debe ser capaz. Si no es capaz, el contrato es nulo, pero de nulidad relativa. El art 1323 dice: “El mandato
puede ser conferido a una persona incapaz, pero ésta puede oponer la nulidad del contrato si es demandado por
inejecución de las obligaciones o por rendición de cuentas, excepto la acción de restitución de lo que se ha convertido
en provecho suyo.”
 Objeto: El objeto inmediato del mandato son las relaciones jurídicas sobre las que incide. Esas
relaciones jurídicas tienen, a su vez, un objeto que es objeto mediato del mandato. El objeto de la obligación
de retribuir: El "retribuir" puede consistir en dar una suma de dinero, pero cualquier prestación de dar, de
hacer e incluso de no hacer, puede ser la "retribución" del mandato. El objeto de la obligación del mandatario:
Se aplican los principios generales. Aquí recordaremos que debe tratarse de un quid, situado en el futuro,
que sea material y jurídicamente posible, lícito, que no sea contrario a la moral, ni incierto, y que presente
un cierto tipo de interés.

CAPACIDAD.

Art. 1323: Capacidad. “El mandato puede ser conferido a una persona incapaz, pero ésta puede oponer la
nulidad del contrato si es demandado por inejecución de las obligaciones o por rendición de cuentas,
excepto la acción de restitución de lo que se ha convertido en provecho suyo.”
El mandatario puede ser incapaz y el mandante capaz, el cual deberá cumplir las obligaciones
emergentes de ese contrato, tanto respecto del mandatario como de los terceros con los que hubiera
contratado. Ahora si el mandatario incapaz es demandado por inejecución de sus obligaciones o por
rendición de cuentas, puede oponer la nulidad del mandato.
La dogmática expone razones que justifican la solución propuesta: como el mandante es el dueño
del negocio, resulta irrelevante el estado subjetivo del mandatario; al no obligarse (esto ocurre
específicamente en el mandato representativo), el mandatario incapaz no sufre perjuicios y si es
demandado por la otra parte, es protegido con la habilitación para que denuncie la nulidad, y se aspira a
proteger al tercero contratante con el mandatario incapaz, que puede desconocer esta situación. En
definitiva, la solución legislativa asigna primacía a la tutela de los derechos del tercero y también del
mandatario incapaz. Como contrapartida, quien deberá soportar las consecuencias de esa alternativa es el
mandante capaz, quien no podrá pedir la nulidad y deberá responder frente a terceros.

CARACTERES. El mandato es un contrato:


1. Consensual: queda concluido por el consentimiento, que puede ser expreso o tácito. No es necesaria la
entrega de cosa alguna. Para que el mandatario cumpla con el contrato podrá ser necesaria la entrega de
alguna cosa, pero esto se situará en la faz del cumplimiento como obligación del mandante. Ni siquiera es
necesario que se entregue el poder que se haya instrumentado; basta con que el mandatario obligado esté
facultado por el otorgamiento de poder.
2. No Formal: impera el principio de la libertad de formas.
3. Gratuito u oneroso: El art. 1322 establece que el mandato se presume oneroso, generando la
consecuencia de que el mandato, puede ser objeto de impugnación judicial. No obstante nada impide que
las partes hayan acordado que sea gratuito; éste art. también fija las pautas para la remuneración (en caso
de ser oneroso).
4. Unilateral o bilateral: Para que un contrato sea bilateral es preciso que ambas partes queden obligadas y
que las obligaciones sean recíprocas. Cuando el mandato es gratuito, el obligado es el mandatario. Las
obligaciones que surjan a cargo del mandante no son suficientes para hablar de bilateralidad, porque falta
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el nexo de reciprocidad. Cuando el mandato es oneroso, la obligación del mandatario de cumplir se
conecta, en reciprocidad, con la del mandante de pagar la retribución. Se dan todos los requisitos de la
bilateralidad.

ONEROSIDAD. Art. 1322: Onerosidad. “El mandato se presume oneroso. A falta de acuerdo sobre la
retribución, la remuneración es la que establecen las disposiciones legales o reglamentarias aplicables, o el
uso. A falta de ambos, debe ser determinada por el juez.”
Antes de la reforma, respecto del mandato, en el C. Civil se establecía una presunción de gratuidad,
con respecto al mandato y en el C. de Comercio se presumía oneroso.
El CCyCN modifica el régimen anterior, estableciendo que el mandato se presume oneroso;
presunción que puede desvirtuarse por pacto contrario o acreditando que el mandato no tenía carácter
oneroso.
También determina, en un orden razonable, las pautas y fuentes que deben tomarse en cuenta para
fijar la remuneración:
-el acuerdo de partes (regla general); en el caso de no ser fijadas por las partes se tendrá en cuenta:
-las disposiciones legales o reglamentarias aplicables, que prevalecerán, incluso, sobre el acuerdo de las
partes cuando sean de orden público e inderogables;
-el uso;
-el tribunal.

MANDATO OTORGADO A VARIAS PERSONAS.

Art. 1326: “Si el mandato se confiere a varias personas sin estipular expresamente la forma o el orden de
su actuación, se entiende que pueden desempeñarse conjunta o separadamente.”
Se regula la situación que se presenta ante una pluralidad de mandatarios
El mandatario puede ser simple o plural.
El mandato plural es el que se confiere a varias personas. Usualmente, en el contrato se establece la
forma y el orden de actuación. No obstante, en virtud del principio de autonomía de la voluntad, para el
caso de silencio contractual, el artículo brinda 2 posibilidades:
 Actuación conjunta de los mandatarios. Se requiere la actuación conjunta de todos o del grupo de
mandatarios que hubieran sido designados de esa forma.
 Actuación separada. Cada mandatario actuará individualmente y su actuación será válida.
De esta manera, el Cód. reafirma que cuando se nombra a varios mandatarios, normalmente la
finalidad es la de asegurarse que siempre habrá alguien que ejecutará el encargo representativo.

2) OBLIGACIONES DE LAS PARTES:

A. OBLIGACIONES DEL MANDATARIO:

Art. 1324: Obligaciones del mandatario.

El mandatario está obligado a:


a) cumplir los actos comprendidos en el mandato, conforme a las instrucciones dadas por el mandante y a
la naturaleza del negocio que constituye su objeto, con el cuidado que pondría en los asuntos propios o, en
su caso, el exigido por las reglas de su profesión, o por los usos del lugar de ejecución;

La obligación es la de ejecutar el mandato: lo cual consiste en cumplir los actos jurídicos comprendidos en
el mandato. Constituye la obligación nuclear del mandatario, y debe ser cumplida conforme a las
instrucciones recibidas del mandante y la naturaleza del negocio. La primera fuente de esta obligación es lo
acordado por las partes, pero también lo son las normas que regulan el contrato del mandato en este
capítulo.
El inc. contiene parámetros de la diligencia que debe emplear el mandante, al imponerle el cuidado
que pondría en sus asuntos propios, es decir, el mandatario debe actuar como si el acto fuera realizado en
su nombre y en su propio interés, aunque así no lo sea. Por ello, debe adoptar las previsiones necesarias
para el éxito de la gestión que realiza.

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Además la norma impone adoptar la diligencia exigida por las reglas de la profesión del
mandatario, porque estos casos de mandato suponen una confianza especial donde se tiene en cuenta la
condición propia del agente.

b) dar aviso inmediato al mandante de cualquier circunstancia sobreviniente que razonablemente aconseje
apartarse de las instrucciones recibidas, requiriendo nuevas instrucciones o ratificación de las anteriores,
y adoptar las medidas indispensables y urgentes;

De dar aviso: Este inc. se refiere a circunstancias sobrevinientes que, por su entidad y características,
justifican el apartamiento de las instrucciones recibidas por el mandante. Debe tratarse de circunstancias
esenciales y posteriores a las instrucciones recibidas, que sean determinantes e idóneas para provocar una
modificación de las mismas; por lo tanto, escapan de esta obligación aquellas situaciones irrelevantes y
accesorias. Una vez que se comunique al mandante la situación expuesta, éste podrá impartir nuevas
instrucciones o ratificar las anteriores, pero para ello es indispensable la obligación de notificación, que se
integra con la de adoptar las medidas indispensables y urgentes que las circunstancias exijan.

c) informar sin demora al mandante de todo conflicto de intereses y de toda otra circunstancia que pueda
motivar la modificación o la revocación del mandato;

De informar: Los deberes de dar aviso e información son muy importantes, ya que el mandato es un
contrato en donde la confianza es esencial. Este inc. refiere al particular deber de información relacionado a
un posible conflicto de intereses entre las partes, que sea idóneo para provocar la modificación y hasta la
revocación del mandato. El cumplimiento de esta obligación adquiere gran importancia porque la norma lo
impone sin demora.

d) mantener en reserva toda información que adquiera con motivo del mandato que, por su naturaleza o
circunstancias, no está destinada a ser divulgada;

De guardar reserva: Es el deber de reserva de toda información no destinada a ser divulgada. No se refiere
a toda la información, sino sólo a aquella a la que el mandatario accede en el marco del contrato que ejecuta
y que, por su naturaleza o características, está destinada a permanecer en la esfera privada de las partes.
Este deber de guardar confidencialidad con relación a la información privada que tenga del mandante no
se agota en la vigencia del contrato, sino que subsiste después de concluido.

e) dar aviso al mandante de todo valor que haya recibido en razón del mandato, y ponerlo a disposición de
aquél;
Este inc. contiene dos obligaciones vinculadas:
-dar aviso de los valores recibidos y ponerlos a disposición del mandante.
Implica la notificación fehaciente de la recepción de bienes o valores de terceros. Cuando el mandatario
recibe los valores de terceros, éste se transforma en un tenedor, que tiene una obligación de dar respecto
del mandante, consistente en restituir las cosas a su dueño. Aunque el inciso refiere a "todo valor", puede
aplicarse a la universalidad de cosas inmuebles o muebles, fungibles o no.
El mandatario también puede recibir bienes o valores del mandante, para la ejecución de sus
obligaciones. En este caso, tiene un deber de custodia que no aparece expresamente mencionado en este art.

f) rendir cuenta de su gestión en las oportunidades convenidas o a la extinción del mandato


De rendir cuentas: Se distinguen dos especies de obligación: aquella que se exige al tiempo de la
finalización del contrato y la que pueda requerirse en las oportunidades convenidas (en este caso las partes
pueden establecer otras instancias periódicas para rendiciones parciales, pero esta modalidad debe emanar
del negocio).
La rendición de cuentas es una consecuencia natural del desplazamiento de interés que opera por la
naturaleza y características del contrato, y es una aplicación concreta del deber de información, por lo que
se exige al concluir el mandato. Tiene fuente legal, por lo tanto si no se encuentra prevista en el contrato
resulta exigible.
Ahora las partes pueden pactar la eximición de esta obligación, pero ello no implica la inexistencia de
responsabilidad del mandatario por su incumplimiento
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g) entregar al mandante las ganancias derivadas del negocio, con los intereses moratorios, de las sumas de
dinero que haya utilizado en provecho propio;

De entregar las ganancias: Se regula la posibilidad de que la ejecución del mandato genere ganancias, en
cuya hipótesis nace la obligación del mandatario de entregarlas al mandante con sus accesorios.
El inc. también regula la utilización del dinero que recibe el mandatario y las consecuencias que de
ella se derivan. Si el mandatario incumple utilizando las sumas de dinero que percibe en provecho propio,
es decir, incumpliendo el objeto del contrato, sólo debe intereses moratorios. No obstante, los intereses no
excluyen la existencia de daños que pudiera sufrir el mandante por aquella práctica y que eventualmente
habilitarán el ejercicio de acciones resarcitorias cuando concurran los otros requisitos de la responsabilidad.

h) informar en cualquier momento, a requerimiento del mandante, sobre la ejecución del mandato;

De informar sobre la ejecución del contrato: Se menciona una obligación genérica del mandatario. Existe en
cualquier momento y a simple requerimiento del mandante.

i) exhibir al mandante toda la documentación relacionada con la gestión encomendada, y entregarle la que
corresponde según las circunstancias.
Si el negocio encargado al mandatario fuese de los que, por su oficio o su modo de vivir, acepta él
regularmente, aun cuando se excuse del encargo, debe tomar las providencias conservatorias urgentes que
requiera el negocio que se le encomienda
De exhibir documentación: Se regula la obligación del mandatario de exhibir y entregar la documentación
vinculada con la gestión encomendada. Esta obligación se debe practicar no sólo al momento de la
extinción del contrato, sino también a requerimiento del mandante y como sustento probatorio de la
ejecución del contrato.

CASO DE CONFLICTO DE INTERESES. Art. 1325: Si media conflicto de intereses entre el mandante y el
mandatario, éste debe posponer los suyos en la ejecución del mandato, o renunciar.
La obtención, en el desempeño del cargo, de un beneficio no autorizado por el mandante, hace perder al
mandatario su derecho a la retribución.
El art. resuelve la posible colisión de los intereses del mandante con los del mandatario y lo hace
inclinándose por dotar de preferencia a los primeros. El mandatario debe posponer los suyos o renunciar,
con lo cual se extingue le vinculo, no hay otra opción. La solución es justa y coherente, ya que el negocio
jurídico se realiza en interés del mandante y usualmente lo es en nombre del mismo sujeto (con esto último
se alude a que normalmente el mandato es representativo).
El segundo párrafo contiene una novedad respecto de proyectos anteriores, traducida en una pena:
que consiste en la pérdida de la retribución para el mandatario que obtiene un beneficio no autorizado por
el mandante.

SUSTITUCIÓN DEL MANDATO.


Art. 1327: El mandatario puede sustituir en otra persona la ejecución del mandato y es responsable de la
elección del sustituto, excepto cuando lo haga por indicación del mandante. En caso de sustitución, el
mandante tiene la acción directa contra el sustituto prevista en los artículos 736 y concordantes, pero no
está obligado a pagarle retribución si la sustitución no era necesaria. El mandatario responde
directamente por la actuación del sustituto cuando no fue autorizado a sustituir, o cuando la sustitución
era innecesaria para la ejecución del mandato.

Borda enseñaba que el otorgamiento de un mandato es por lo común, un acto de confianza, donde
la persona del mandatario es frecuentemente esencial, por lo que parece que debería negarse al mismo la
posibilidad de hacerse sustituir por un tercero en el desempeño de la gestión que se le ha encomendado.
No obstante, dada la complejidad de las gestiones en el mundo actual, es difícil que puedan
cumplirse solitariamente. Por ejemplo los abogados que se encargan de asuntos complejos, necesitan de
otros colegas para delegar en ellos la procuración o bien el estudio de ciertos aspectos específicos. Un
excesivo apego al carácter personalísimo del encargo traería consigo una disminución de la eficiencia de la
prestación. Este enfoque alimenta la fungibilidad de la gestión.
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Por ello, el art. determina, como regla general, la sustitución.
Así, como lo explica Lorenzetti, se armonizan dos principios contrapuestos: 1º) el carácter intuitu
personae del mandato y de la gestión representativa. 2º) la máxima eficiencia de la representación.
Frente a las posibles responsabilidades que se pueden derivar como consecuencia de la sustitución,
se deja en claro que:
a) si la elección del sustituto fue a indicación del mandante, no le cabe responsabilidad alguna al
mandatario por tal elección; puesto que el propio mandante participó en la designación. Es decir que el
mandatario original no tendrá que responder por los actos otorgados por el mandatario sustituto.
b) en este caso, el mandante tiene acción directa contra el sustituto. Acción que tiene por objeto las
obligaciones derivadas de la sustitución (reclamar rendición de cuentas, entrega del saldo, cumplimiento
de las obligaciones y daños y perjuicios);
c) el mandatario responde directamente por la actuación del sustituto cuando no fue autorizado a
sustituir, por tratarse aquélla de una gestión efectuada en contra de la voluntad del dueño del negocio; y
también debe responder cuando la sustitución era innecesaria para la ejecución del mandato, por resultar
indiferente a la eficacia de la representación.

B. OBLIGACIONES DEL MANDANTE.

Art. 1328: El mandante está obligado a:

a) suministrar al mandatario los medios necesarios para la ejecución del mandato y compensarle, en
cualquier momento que le sea requerido, todo gasto razonable en que haya incurrido para ese fin;

a) De suministrar los medios para la ejecución del mandato: Es el mandante quien debe proporcionar
los medios y los recursos que sean necesarios para que el mandatario pueda ejecutar su encargo. Tal deber
conlleva la necesidad de anticipar al mandatario los gastos que demande la ejecución del mandato, ya que
la gestión se hace en interés del mandante y es lógico que sea éste quien cargue con ellos (Borda). El
incumplimiento de proporcionar los gastos libera al mandatario de las obligaciones asumidas. Cuestión
que deberá ser probada por el mandante, porque es quien tiene la obligación de suministrarlos y de
compensarlos en cualquier tiempo que le sea requerido. La única limitación que exime al mandante de
pagar los gastos es que se muestren realmente excesivos. En conclusión, para que se dé la compensación
establecida, el mandatario debe requerir el mismo, los gastos deberán tener razonabilidad, esto es, basarse en
pautas objetivas y deberán haberse efectuado para la ejecución del mandato.

b) indemnizar al mandatario los daños que sufra como consecuencia de la ejecución del mandato, no
imputables al propio mandatario

De indemnizar las pérdidas: Es el mandante quien debe indemnizar al mandatario los daños que sufra
como consecuencia de la ejecución del mandato, no imputables al propio mandatario. Se fija una regla y su
excepción. La primera es la de la responsabilidad del mandante frente al mandatario de resarcirle todos los
daños que sufra como consecuencia de la ejecución del mandato. La excepción es que aquélla no cuenta si
los daños acaecidos son imputables al mandatario. La eximente se encuentra en la culpa del mandatario.
Todo daño vinculado casualmente con el mandato es resarcible, sea su autor el mandante o un tercero.

c) liberar al mandatario de las obligaciones asumidas con terceros, proveyéndole de los medios necesarios
para ello;
De liberar al mandatario: El mandante debe liberar al mandatario de las obligaciones asumidas con
terceros, proveyéndole los medios necesarios para ello, entendiéndose por medios necesarios dinero, cosas,
papeles de comercio, valores, etc.

d) abonar al mandatario la retribución convenida.


Si el mandato se extingue sin culpa del mandatario, debe la parte de la retribución proporcionada al
servicio cumplido; pero si el mandatario ha recibido un adelanto mayor de lo que le corresponde, el
mandante no puede exigir su restitución.
De retribuir el servicio: El mandante está obligado a abonar al mandatario la retribución convenida. Si el
mandato se extingue sin culpa del mandatario, debe la parte de la retribución que resulte proporcionada al
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servicio cumplido, pero si el mandatario ha recibido un adelanto mayor de lo que corresponde, el
mandante no puede exigir su restitución. Esta obligación deviene de la presunción de oneroso del
mandato. La retribución será la fijada por las partes, la que legalmente se establezca, o la que determine el
juez si así resultare de las conductas asumidas por las partes.

3. EXTINCIÓN DEL MANDATO:

CAUSAS DE EXTINCIÓN. Art. 1329: Extinción del mandato. El mandato se extingue:


a) por el transcurso del plazo por el que fue otorgado, o por el cumplimiento de la condición resolutoria pactada;
b) por la ejecución del negocio para el cual fue dado;
c) por la revocación del mandante;
d) por la renuncia del mandatario;
e) por la muerte o incapacidad del mandante o del mandatario.

a) Por el transcurso del plazo por el que fue otorgado, o por el cumplimiento de la condición resolutoria
pactada. Cuando las partes incorporaron al contrato un plazo o condición resolutoria, el contrato se
concluye por cumplimiento del plazo por el cual se concedió el mandato, se determinado o indeterminado;
o por cumplimiento de la condición resolutoria pactada.
b) Por el cumplimiento del negocio: Cesa el mandato por el cumplimiento del negocio que encomendó el
mandatario. El mandato se extingue por el cumplimiento de su objeto, es decir, por la adecuada ejecución
del mandato por el mandatario, satisfaciendo el interés del mandante, y concluyendo su labor. El
cumplimiento específico de la obligación debe hacerse respetando los caracteres de identidad, integridad,
puntualidad y localización. Principios que no sólo abarcan la obligación principal, sino también las
accesorias, por lo que el mandato no se extingue si éstos no se han cumplido.
c) Por la revocación del mandante: La revocación es la facultad del mandante de extinguir, por su sola
voluntad, el negocio, comunicándolo a la otra parte. La revocabilidad rige como regla en el mandato, y sin
necesidad de expresar la causa. Por lo tanto, la facultad del mandante no es susceptible de ser limitada a
parámetros de oportunidad o de tiempo.
Asimismo, si el mandante revoca el mandato, debe remunerar al mandatario los trabajos ya
realizados. La revocación no está sujeta a exigencias de formas especiales.
La revocación no necesita de invocación de causa cuando el acto es emanación del único interés del
mandante, y por eso puede revocarlo. Ahora, si el mandato es para negocios especiales, otorgado por
tiempo ilimitado y celebrado en interés de los contratantes o de un tercero, se necesita justa causa.
Los efectos de la revocación en general son hacia el futuro, y las consecuencias ya producidas
quedan firmes entre las partes y frente a terceros.
d) Por la renuncia del mandatario: La renuncia es un modo extintivo unilateral, que existe cuando media
una declaración de voluntad del mandatario con la finalidad de dar por finalizado el negocio, de carácter
receptivo, ya que está dirigido al mandante. La facultad de renunciar tiene límites, establecidos a los fines
de no afectar los derechos del mandante: la ley exige que la renuncia sea puesta en conocimiento del
mandante.
La renuncia intempestiva y sin causa justificada del mandatario, obliga a indemnizar los daños que
cause al mandante. La noción de causa justa deberá analizarse según las circunstancias de tiempo, modo y
lugar que afecten el mandatario.
e) Por la muerte o incapacidad del mandante o del mandatario:
-En principio, el mandato concluye con la muerte del mandante o del mandatario. Sin perjuicio de esto,
como excepción, producida la muerte del mandante, el mandato subsiste a efectos de continuar los
negocios comenzados que no admiten demora, entre los que cabe señalar la continuación de un juicio ya
promovido.
-Incapacidad del mandante o del mandatario. Ello acontece cuando la persona se encuentra absolutamente
imposibilitada de interaccionar con su entorno y expresar su voluntad por cualquier modo, medio o
formato adecuado y el sistema de apoyo resulte eficaz, el juez puede declarar la incapacidad y designar un
curador (art. 32).
En lo atinente a los efectos que la extinción del mandato produce con relación a terceros, es aplicable
el principio general que fluye del artículo 361, esto es, si éstos los conocen o pudieron conocerlos actuando
con la debida diligencia.

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REVOCACIÓN DEL MANDATO: RÉGIMEN.

Art. 1331: Revocación. La revocación sin justa causa del mandato otorgado por tiempo o asunto
determinado obliga al mandante a indemnizar los daños causados; si el mandato fue dado por plazo
indeterminado, el mandante debe dar aviso adecuado a las circunstancias o, en su defecto, indemnizar los
daños que cause su omisión.
El mandato es esencialmente revocable por el mandante.
La revocación es una declaración unilateral de voluntad recepticia con efectos extintivos. Se
reconoce a la revocación como excepción, en contratos en que el interés de una de las partes es
determinante para su nacimiento (y para su extinción), como la donación y el mandato, siempre que no se
afecten los derechos de la otra parte y de los terceros.
Ahora, conforme a la letra de la ley, se puede distinguir:
a) Cuando el mandato fue otorgado por tiempo determinado, la revocación sin justa causa de aquél obliga
al mandante a indemnizar los daños causados. La justa causa deberá juzgarse conforme las circunstancias
del caso. El resarcimiento comprenderá el encargo encomendado, los gastos sucedidos, las repercusiones
patrimoniales y extrapatrimoniales producidas.
b) Cuando el mandato fue dado por plazo indeterminado, el mandante debe dar aviso adecuado a las
circunstancias o, en su defecto, indemnizar los daños que cause su omisión. Ello corno derivación de que el
plazo se presume establecido en beneficio del obligado a cumplir. En lo atinente a los daños a indemnizar
deberá observarse el cumplimiento de los requisitos que exige para la procedencia de la indemnización el
art 1739 (perjuicio directo o indirecto, cierto, subsistente).
Si el mandante pretende liberarse de responsabilidad, sólo debe dar aviso, comunicar su decisión de
extinguir el mandato, preavisar convenientemente.

MANDATO IRREVOCABLE.
Art. 1330: El mandato puede convenirse expresamente como irrevocable en los casos de los incisos b) y c)
del artículo 380. El mandato destinado a ejecutarse después de la muerte del mandante es nulo si no puede
valer como disposición de última voluntad.
La norma se refiere a 2 cuestiones:
1º) El mandato convenido expresamente como irrevocable, en los casos en el inc. b) y c) del art 380.
Según este artículo para que un mandato sea irrevocable, aun mediando muerte del representante o del
representado es necesario que el mandato:
 Sea revocable por un tiempo determinado, es decir que su revocación este limitada por un plazo
cierto.
 Sea conferido para actos especialmente determinados.
 Sea otorgado conforme a un interés legítimo ya sea del mandante, del mandatario o de un tercero.

2º) El mandato destinado a ejecutarse después de la muerte del mandante. El artículo in fine estipula que
"El mandato destinado a ejecutarse después de la muerte del mandante es nulo si no puede valer como disposición de
última voluntad". El cese del mandato por la muerte del mandante no se produce cuando el negocio debe ser
cumplido o continuado después del fallecimiento del mandante. Pero el mandato post mortem no sería
válido, si no puede valer como disposición de última voluntad. Además, el mandato cesa si los herederos
del mandante fallecido quedan bajo tutela o curatela, porque comienza la representación legal.

RENUNCIA. Art. 1332: La renuncia intempestiva y sin causa justificada del mandatario obliga a
indemnizar los daños que cause al mandante.
Uno de los supuestos de extinción del mandato es la renuncia del mandatario. El art. determina
cuáles son los efectos del tal acto extintivo, cuando se realizare en forma intempestiva y sin causa
justificada.
La facultad de renunciar al mandato es un modo extintivo unilateral que existe cuando media una
declaración de voluntad del mandatario con la finalidad de dar por finalizado el negocio, de carácter
receptivo, ya que está dirigida al mandante. Se muestra como la contratara de la facultad de revocación del
mandante.
Ahora, para evitar causar daños al mandante, la renuncia no debe mostrarse sin causa, ni
intempestiva, o, lo que es lo mismo, no puede ser conferida:

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- sin dar tiempo al mandante para que el mismo adopte las providencias necesarias para la defensa de sus
intereses, o
- en circunstancias en las que el mandante no puede hacer por sí mismo el negocio que era el objeto del
mandato, o no le es fácil encontrar una persona a quien encargarlo.

MUERTE DE ALGUNA DE LAS PARTES:


EFECTOS. Art. 1333: Muerte o incapacidad del mandatario y del mandante. Producida la muerte o
incapacidad del mandatario, sus herederos, representantes o asistentes que tengan conocimiento del
mandato deben dar pronto aviso al mandante y tomar en interés de éste las medidas que sean requeridas
por las circunstancias.
Si se produce la muerte o incapacidad del mandante, el mandatario debe ejecutar los actos de conservación
si hay peligro en la demora, excepto instrucciones expresas en contrario de los herederos o representante.

En principio, el mandato concluye con la muerte o incapacidad del mandatario o del mandante. Sin
embargo, la ley precisa qué conductas deben adoptar, para el caso del mandatario, sus herederos,
representantes o asistentes y, para el supuesto del mandante, el mandatario.
1º) Para el primer supuesto, los herederos, representantes o asistentes que tengan conocimiento del
mandato deben dar pronto aviso al mandante y tomar en interés de éste las medidas que son requeridas
por las circunstancias, a fin de que el acto jurídico o los actos jurídicos encomendados no resulten
frustrados. Aquéllos también podrán exigir las obligaciones contenidas en el artículo 1328 (obligaciones
del mandante) conforme las circunstancias acreditadas.
2º) Para el segundo de los supuestos, el mandatario debe ejecutar los actos de conservación si hay peligro
en la demora, con el fin de no causar perjuicios al fallecido o declarado incapaz, atendiendo a la excepción
que consagra la ley - que reciba instrucciones expresas de los herederos o representantes para que se
abstenga de desplegar tal conducta -. Consagrándose con ello la ultra actividad del mandato o de la
representación, pues es la ley la que impone obligaciones al mandatario, aun después de extinguido el
contrato por muerte o incapacidad.

RENDICIÓN DE CUENTAS. Art. 1334: La rendición de cuentas por el mandatario debe ser en las
condiciones previstas en los artículos 858 y siguientes, acompañada de toda la documentación relativa a
su gestión. Excepto estipulación en contrario, las cuentas deben rendirse en el domicilio del mandatario y
los gastos que generan son a cargo del mandante.
El art. regula esta institución de forma expresa y sistemática. Remite, en lo atinente a la rendición de
cuentas, al art 858, según el cual la rendición de cuentas es: la puesta en conocimiento de la persona
interesada, de la descripción de los antecedentes, hechos y resultados pecuniarios de un negocio.
El precepto legal indica cuáles son las condiciones a las cuales se sujeta el deber de rendir cuentas a
cargo del mandatario; así, la rendición de cuentas:
a) debe ser hecha de modo descriptivo y documentado;
b) debe contener las referencias y explicaciones razonablemente necesarias para su comprensión;
c) debe ir acompañada de los comprobantes de los ingresos y de los egresos, excepto que sea de uso no
extenderlos;
d) debe concordar con los libros que lleve quien los rinda;
e) debe ser realizada en la oportunidad estipulada por las partes, por la ley o al concluir el negocio;
e) debe ser documentada. Esto surge de la exigencia del art. según la cual la rendición de cuentas debe ser
acompañada de toda la documentación relativa a la gestión.
f) Las cuentas se rinden en el domicilio del mandatario y los gastos que generan son a cargo del mandante.
Además el mandatario, debe devolver al interesado los títulos y documentos que le hayan sido entregados,
excepto las instrucciones de carácter personal.

4. CONTRATO DE CONSIGNACIÓN

DEFINICIÓN Y DERECHO APLICABLE. Art. 1335: Definición. Hay contrato de consignación cuando el
mandato es sin representación para la venta de cosas muebles. Se le aplican supletoriamente las
disposiciones del Capítulo 8 de este Título.
La norma: a) define el contrato de consignación, y b) determina la aplicación supletoria de las
normas referidas al mandato.
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a) En cuanto al concepto de contrato de consignación, es un mandato sin representación y para la
venta de cosas muebles; es decir, es un contrato donde una de las partes (el consignatario o comisionista) se
obliga a realizar un acto jurídico determinado -venta de cosas muebles- en interés de otra (consignante),
quedando directamente obligada hacia las personas con quienes contrata.
A diferencia de los códigos anteriores, el concepto actual es preciso y simple. Además, el CCyCN ha
adoptado la denominación de consignación, en lugar de comisión. Consignación refiere a la acción y efecto
de consignar. En este sentido, según la RAE, refiere al acto de enviar la mercadería a manos de un
corresponsal.
La doctrina sostenía que “son presupuestos para que exista contrato de comisión o consignación, los
siguientes: a) que el mandatario (comisionista) actúe en nombre propio; b) que tenga por objeto actos de
comercio; c) que tales actos, uno o varios, sean individualmente determinados”.
b) La aplicación supletoria de las reglas del mandato. En este sentido nos remite a los arts. 1319 a
1334; dicha aplicación supletoria encuentra su justificación en que el mandato es el marco general dentro
del cual se inserta el contrato de consignación, que actúa como una especie de mandato sin representación.
De esta premisa, surgen dos conclusiones importantes: a) que el mandato puede presentarse con
representación o sin representación, y en este segundo caso podemos estar dentro de la especie
denominada consignación; b) que cuando existen normas específicas en materia de consignación, éstas se
imponen a las normas generales del mandato.
Se debe destacar que se limita el marco de actuación de este contrato a la venta de cosas muebles,
con lo cual existe una especificidad muy concreta.

CARACTERES.

INVIDISIBILIDAD: Art. 1336: La consignación es indivisible. Aceptada en una parte se considera


aceptada en el todo, y dura mientras el negocio no esté completamente concluido.
Se consagra el principio de que la consignación es indivisible, de manera que cuando el
consignatario acepta una parte de este mandato sin representación, se lo considera aceptado en el todo; y la
duración del contrato será equivalente a la del negocio. Si el negocio no está completamente concluido, se
considera que la consignación está vigente, y no ha sido cumplida ni extinguida.
Hay dos partes del contrato que se regulan en este artículo: a) la extensión, que comprende el todo,
y b) la duración, que está relacionada con la conclusión efectiva del negocio.

EFECTOS. Art 1337: Efectos. El consignatario queda directamente obligado hacia las personas con quienes
contrata, sin que éstas tengan acción contra el consignante, ni éste contra aquéllas.
Ésta es una de las normas más importantes dentro del contrato de consignación. Se establece que el
consignatario queda directamente obligado hacia las personas con quienes contrata. Esta regla replica el
principio contenido en el art 1321 del nuevo Cód., respecto del mandato sin representación.
Los terceros contratantes con el consignatario sólo tienen acción contra éste, y no contra el
consignante. Tampoco el consignante tiene acción contra los terceros contratantes, y sólo puede reclamar
respecto del consignatario.
Este principio estaba regulado en el Cód. de Comercio, pero se suprimió la última parte del artículo
referida a la cesión de derechos del consignante, consignatario o terceros contratantes, que estará regulado
ahora por las normas referidas al instituto en particular. Todo ello sin perjuicio de la subrogación de
derechos que contempla la última parte del art 1321.

OBLIGACIONES DEL CONSIGNATARIO. Art. 1338: El consignatario debe ajustarse a las instrucciones
recibidas, y es responsable del daño que se siga al consignante por los negocios en los que se haya
apartado de esas instrucciones.
Se consagra la regla según la cual el consignatario debe ajustarse a las instrucciones recibidas de
parte del consignante.
La segunda parte de la norma refiere a la responsabilidad del consignatario respecto del
consignante. Cuando se haya apartado de las instrucciones, será responsable del daño que se cause por este
apartamiento.
En materia de responsabilidad por los daños, se aplican las normas que rigen, en forma unificada, la
responsabilidad contractual y extracontractual. Habrá que observar, entonces, si el apartamiento de las

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instrucciones formuladas por el consignante guarda relación causal con el daño por el cual se pretende
reclamar.

PLAZOS OTORGADOS POR EL CONSIGNATARIO. Art. 1339: El consignatario se presume autorizado


a otorgar los plazos de pago que sean de uso en la plaza. Si otorga plazos contra las instrucciones del
consignante, o por términos superiores a los de uso, está directamente obligado al pago del precio o de su
saldo en el momento en que hubiera correspondido.
La norma consagra la posibilidad o facultad del consignatario de otorgar plazos de pago respecto de
los terceros contratantes.
Debemos recordar que la consignación debe cumplirse de acuerdo a las instrucciones otorgadas.
Estas instrucciones pueden o no referirse al plazo de pago:
 Si no se refiere al plazo de pago expresamente, el consignatario está autorizado a otorgar los plazos
de pago (respecto de los terceros contratantes) que sean de uso en la plaza.
Aquí surge: a) una presunción de autorización; y b) que ésta no es totalmente de libre disposición,
sino que deberá ser de acuerdo a los usos en la plaza donde se ejecuta la consignación.
 Si el consignatario tiene instrucciones precisas del consignante sobre el plazo, y no actúa conforme a
las mismas, o si otorga plazos en términos superiores a los de uso en la plaza donde se ejecuta la
consignación, quedará directamente obligado al pago del precio o de su saldo en el momento en
que hubiere correspondido, o sea, en el momento fijado por las instrucciones del consignante, o
conforme los usos habituales, en la plaza donde se ejecuta la consignación.
Todo ello independientemente de los daños causados al consignante.

CRÉDITO OTORGADO POR EL CONSIGNATARIO. Art. 1340: El consignatario es responsable ante el


consignante por el crédito otorgado a terceros sin la diligencia exigida por las circunstancias.
Esta norma regula la situación de otorgamiento de crédito por el consignatario a los terceros
contratantes.
Pueden ocurrir dos situaciones: a) que el otorgamiento del crédito se realice en base a las
instrucciones del consignante, lo que no genera ninguna clase de responsabilidad, y b) que se lo haya hecho
dentro del marco de instrucciones generales que lo habilitaban, pero que exigían una conducta especial de
cuidado o de diligencia por parte del consignatario.
La regla será entonces que el consignatario, cuando otorgue el crédito a los terceros contratantes,
con instrucciones o sin instrucciones, deberá actuar siempre con la diligencia exigida por las circunstancias
(esto lleva a observar ciertas situaciones, v.gr., la solvencia económica, financiera o patrimonial de los
contratantes), de lo contrario, responderá por el daño causado.

PROHIBICIÓN. Art. 1341: El consignatario no puede comprar ni vender para sí las cosas comprendidas en
la consignación.
Se establece la prohibición para el consignatario de no poder comprar ni vender para sí las cosas
comprendidas en la consignación, lo que resulta ciertamente lógico, teniendo en cuenta el interés del
consignante que subyace en el negocio.
La norma contempla dos situaciones diferentes: 1º) la adquisición o compra, y 2º) la venta para sí
(para el consignatario).
Se ha planteado el interrogante de si la regla es absoluta o relativa.
El planteo de los efectos de la violación de la prohibición se dio en la doctrina y la jurisprudencia,
estableciéndose posturas contradictorias respecto de cuál es la sanción correspondiente. Así, se afirmó que
debería proceder la nulidad de la operación y el pago de los daños y perjuicios, siempre que se lo
considerase en el ámbito de las nulidades absolutas. O bien, el acto podría ser convalidado por el
consignante, en cuyo caso sería válido y la consecuencia sería la responsabilidad por los daños ocasionados
al consignante.
Desde nuestra interpretación, quien tiene acción frente al consignatario es el consignante, y si
convalida el acto - confirmándolo, consintiéndolo - quedará habilitado para reclamar los daños y perjuicios
(además de lo que le corresponde por la consignación), no obstante ser válido el acto.

RETRIBUCIÓN DEL CONSIGNATARIO. Art. 1342: Si la comisión no ha sido convenida, se debe la que
sea de uso en el lugar de cumplimiento de la consignación.

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Este art. establece la regla en materia de retribución del consignatario. En este sentido, parte de la
noción de que la consignación se presume onerosa, conforma a la regla del art. 1322.
La comisión puede haber sido convenida o no.
Si la comisión no ha sido convenida, el consignante adeudará lo que sea de uso en el lugar de
cumplimiento de la consignación (regla: lugar donde se ejecuta la venta de la cosa mueble encomendada ).
Ahora bien, puede suceder que tampoco existan reglas usuales reconocidas, en cuyo caso deberá ser
determinada por el juez (art 1322).

COMISIÓN DE GARANTÍA. Art. 1343: Cuando, además de la retribución ordinaria, el consignatario ha


convenido otra llamada “de garantía”, corren por su cuenta los riesgos de la cobranza y queda
directamente obligado a pagar al consignante el precio en los plazos convenidos.
El art. distingue la retribución ordinaria de otra especial, denominada "de garantía".
Si bien la comisión de garantía es posible y lícita, debe ser convenida expresamente por las partes.
Cuando la comisión de garantía ha sido convenida, los riesgos de la cobranza quedan a cargo del
consignatario, y éste estará obligado a pagar al consignante el precio en los plazos convenidos, y responder
por los daños que el incumplimiento de esta norma le genere al consignante.

OBLIGACIÓN DE PAGAR EL PRECIO. Art. 1344: Si el consignatario se obliga a pagar el precio en caso de no
restituir las cosas en un plazo determinado, el consignante no puede disponer de ellas hasta que le sean restituidas.
Los acreedores del consignatario no pueden embargar las cosas consignadas mientras no se haya pagado su precio.
Se contempla una doble situación: a) la obligación del consignatario de pagar el precio si no se
restituyen las cosas en un plazo determinado, y b) la no embargabilidad de las cosas consignadas durante
ese lapso.
a) En cuanto a la primera situación, mientras el plazo no se hubiere cumplido, el consignante no puede
disponer de las cosas. Aquí se abren dos alternativas: 1º) que al cumplirse el plazo el consignatario
entregue al consignante el precio, o 2º) que le restituya las cosas objeto de la consignación. Es por ello, que
se consagra la imposibilidad del consignante de disponer de las cosas hasta tanto le sean restituidas o, en
su defecto, abonado el precio.
b) En relación a la segunda situación, el consignatario se obligó a pagar el precio o a restituir las cosas en un
plazo determinado. Es lógico que los acreedores, hasta que no se consolide la propiedad de las cosas en
cabeza del consignatario, no puedan embargarlas porque son ajenas, o sea, pertenecen al consignante.
Cumplido el plazo y abonado el precio por parte del consignatario, las cosas ingresan al patrimonio propio
del consignatario y, por lo tanto, pueden ser embargadas por sus acreedores.

6. CONTRATO DE CORRETAJE
DEFINICIÓN. Art. 1345: Hay contrato de corretaje cuando una persona, denominada corredor, se obliga
ante otra, a mediar en la negociación y conclusión de uno o varios negocios, sin tener relación de
dependencia o representación con ninguna de las partes.
La jurisprudencia sostuvo que el contrato de corretaje es el acuerdo entre el corredor y el comitente
por el cual el primero se obliga, mediante retribución, a buscar a la persona o cosa necesaria para llegar a la
conclusión de un negocio proyectado por el comitente.
Se ha señalado que el corretaje tiene lugar cuando el corredor promete desplegar la actividad o el
comportamiento necesario para buscar y acercar la o las personas interesadas en la conclusión del contrato
proyectado por el comitente, a cambio de una contraprestación en dinero. Localizada esa persona o cosa, o
ambas, el corredor transmite la propuesta y, si ella es aceptada, pone en contacto a las partes, quienes
perfeccionan el contrato directo y personalmente; nace allí el segundo estadio de la relación de corretaje,
del cual surgirá el derecho del corredor a cobrar su comisión. Es así el corretaje un contrato sui generis
accesorio, bilateral, consensual y no formal.
En síntesis, el contrato de corretaje:
a) Es un contrato.
b) Es autónomo del contrato que celebren las partes.
c) Sólo puede ser realizado por un corredor, matriculado y con título universitario.
d) Se relaciona con otro contrato diferente.
e) No hay relación de dependencia, de colaboración ni de representación.
El objeto principal del contrato, o la prestación típica y característica, es el de “poner en relación a
dos partes o varias partes para la realización de negocios entre ellas”.
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Se regula al contrato de corretaje en el CCyCN y la ley especial (Decreto-ley 20.266, modificado por
ley 25.028, que regula la profesión del corredor de comercio).

PERFECCIONAMIENTO DEL CONTRATO. SUJETOS. Art. 1346: Conclusión del contrato de corretaje.
Sujetos. El contrato de corretaje se entiende concluido, si el corredor está habilitado para el ejercicio
profesional del corretaje, por su intervención en el negocio, sin protesta expresa hecha saber al corredor
contemporáneamente con el comienzo de su actuación o por la actuación de otro corredor por el otro
comitente.
Si el comitente es una persona de derecho público, el contrato de corretaje debe ajustarse a las reglas de
contratación pertinentes.
Pueden actuar como corredores personas humanas o jurídicas.
El art. regula distintas situaciones.
1º) La primera se refiere a un corredor inscripto para el ejercicio profesional del corretaje que
interviene en el negocio, y donde las partes no se han opuesto expresamente, ni ha actuado otro corredor
por el comitente. Esta pauta pretende dar solución a la actuación del corredor consentida por las partes del
negocio, y evitar de esta manera debates o discusiones sobre su derecho a la comisión.
2º) La segunda está referida al corretaje realizado para una persona de Derecho Público, en cuyo
caso, este contrato debe ajustarse a las reglas de contratación pertinentes, o sea, a las del Derecho Público
aplicable al caso.
3º) El tercer tema reglado es la posibilidad de que el corretaje sea realizado por personas físicas o
jurídicas.

OBLIGACIONES DEL CORREDOR. Art. 1347: El corredor debe:


a) asegurarse de la identidad de las personas que intervienen en los negocios en que media y de su
capacidad legal para contratar;
b) proponer los negocios con exactitud, precisión y claridad, absteniéndose de mencionar supuestos
inexactos que puedan inducir a error a las partes;
c) comunicar a las partes todas las circunstancias que sean de su conocimiento y que de algún modo
puedan influir en la conclusión o modalidades del negocio;
d) mantener confidencialidad de todo lo que concierne a negociaciones en las que interviene, la que sólo
debe ceder ante requerimiento judicial o de autoridad pública competente;
e) asistir, en las operaciones hechas con su intervención, a la firma de los instrumentos conclusivos y a la
entrega de los objetos o valores, si alguna de las partes lo requiere;
f) guardar muestras de los productos que se negocien con su intervención, mientras subsista la posibilidad
de controversia sobre la calidad de lo entregado.
El art. establece diversas obligaciones, que son concordantes con las consagradas en la legislación
especial. El corredor debe:
a) asegurarse de la identidad de las personas que intervienen en los negocios y de su capacidad
legal para contratar. Este deber es exigido en el marco de las diligencias necesarias para una eficaz
realización del corretaje, y del deber de confianza. Se está ante un profesional que genera confianza de que
la parte, con la cual se está contactando la otra parte, es la persona que dice ser y tiene capacidad de hecho
y de derecho para la realización del negocio que está mediando. El error sobre la identidad o la capacidad
hace responsable al corredor de los daños que guarden nexo de causalidad con el incumplimiento de sus
deberes leales.
b) y c) proponer los negocios con exactitud, precisión y claridad - absteniéndose de mencionar
supuestos inexactos que pueden inducir a error en las partes - para la formación del acuerdo de voluntades,
comunicando a las partes las circunstancias, conocidas por él, que puedan influir sobre la conclusión de la
operación (en particular las relativas al objeto y al precio del mercado). Por un lado, está la propuesta del
negocio y, por el otro, toda la información que él tenga o pueda tener que influya o pueda influir sobre el
contrato principal a celebrar entre las partes. El incumplimiento de este deber hace contractualmente
responsable al corredor.
d) mantener confidencialidad respecto de las partes y el negocio. Los corredores están enmarcados
en el ámbito del denominado secreto profesional y, también, del secreto comercial. Por lo tanto, no podrán
divulgar lo concerniente a las operaciones en las que intervengan y sólo podrán ser dispensados de dicha
operación de secreto en virtud de orden judicial.

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Sin embargo, la doctrina ha precisado los alcances de este secreto y ha dicho que "pueden
distinguirse tres momentos: a) Durante el curso de las gestiones y hasta la aceptación de la oferta, debe
callar el nombre del comitente. En cambio, el silencio no abarcará las condiciones del negocio mediado,
pues forma parte del cometido del corredor dar publicidad a la propuesta. b) Obtenida la aceptación de la
oferta, se levanta la obligación de guardar silencio acerca del nombre de los contratantes, ya que el
mediador debe poner a éstos en contacto y comienza la obligación de no divulgar el negocio respecto de
terceros. c) Luego de concluida la mediación, cualquiera haya sido su resultado, el secreto profesional
abarca todos los aspectos del negocio y comprende la prohibición de dar a publicidad la correspondencia
cambiada entre las partes y el corredor. Si éste viola dicho secreto sin justa causa, responderá por los
perjuicios que resulten a las partes, podrá ser pasible de una sanción profesional y su conducta,
eventualmente encuadrar en las figuras delictivas contempladas en el Cód. Penal".
e) asistir, en las operaciones hechas con su intervención, a la firma de los instrumentos conclusivos y
a la entrega de los objetos o valores, si alguna de las partes lo requiere. Dentro de su actividad de corretaje,
el corredor puede ser obligado por alguna de las partes a asistir a la entrega de los bienes o valores,
resultantes del contrato principal logrado a través de su corretaje. Esto sólo se da si alguna de las partes lo
exige, ya que, en principio, el curso normal y ordinario del corretaje marca que la actividad del corredor
finaliza con la conclusión del contrato.
La finalidad que se persigue con su asistencia es que, por conocer el agente todas las condiciones del
contrato y las circunstancias de la negociación, puede prestar su colaboración para superar, con su
intervención imparcial y objetiva, eventuales problemas en la ejecución del contrato.
Cuando el corretaje haya servido de base para el otorgamiento de un contrato principal
confeccionado por escrito, en instrumento privado, se exige que el corredor se encuentre presente en el
momento de la firma del mismo, y dejando en el contrato constancia firmada de su intervención,
recogiendo un ejemplar que conservará bajo su responsabilidad.
Para los contratos que no requieren la forma escrita, el corredor debe confeccionar y entregar a las
partes una minuta de la operación realizada en base a las constancias del libro de registro; en ellas, se debe
contener el número de orden del asiento y todas las circunstancias que permitan precisar las condiciones
del negocio concluido, facilitando la redacción del contrato definitivo y sirviendo como elemento
probatorio de la operación.
La falta de entrega de la minuta puede traer como sanción la pérdida de la comisión.
f) guardar las muestras de los productos que se negocien con su intervención, mientras subsista la
posibilidad de controversia sobre la calidad de lo entregado. En las negociaciones de mercaderías hechas
sobre muestras, el corredor debe identificarlas y conservarlas hasta el momento de la entrega o mientras
subsista la posibilidad de discusión sobre la calidad de las mercaderías.
Las partes pueden dispensar al corredor de esta obligación. Pero, si no fue dispensado y se causa
algún daño por su omisión, será responsable de los daños y perjuicios que se produzcan por ello.

PROHIBICIÓN. Art. 1348: Está prohibido al corredor:


a) adquirir por sí o por interpósita persona efectos cuya negociación le ha sido encargada;
b) tener cualquier clase de participación o interés en la negociación o en los bienes comprendidos en ella.
El art. establece dos prohibiciones expresas.
1º) El corredor no puede adquirir por sí o por interpósita persona efectos cuya negociación le ha
sido encargada; lo que resulta lógico, ya que, de lo contrario, no llevaría adelante el cometido esencial de su
labor (y profesión reglada), sino que trataría de direccionar el negocio en su propio beneficio.
2º) El corredor no puede tener cualquier clase de participación o interés en la negociación o en los
bienes comprendidos en ella.
Esta norma debe complementarse, necesariamente, con la ley especial nacional de la profesión de
corredor (25.028) y con las normas locales.
En lo que refiere a las prohibiciones, teniendo en cuenta lo establecido por leyes especiales, está
prohibido para el corredor:
a) Practicar descuentos, bonificaciones o reducción de comisiones arancelarias.
b) Tener participación en el precio que se obtenga en el corretaje a su cargo, no pudiendo celebrar
convenios por diferencias a su favor o de terceras personas.
c) Delegar su actuación como corredor, ni permitir que bajo su nombre se efectúen corretajes por personas
no matriculadas.
d) Comprar por cuenta de terceros directa o indirectamente los bienes involucrados en el corretaje.
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CORREDOR COMO GARANTE O REPRESENTANTE. Art. 1349: El corredor puede:


a) otorgar garantía por obligaciones de una o de ambas partes en la negociación en la que actúen;
b) recibir de una parte el encargo de representarla en la ejecución del negocio.
El art. establece dos posibilidades:
1º) El corredor puede otorgar garantía por obligaciones de una o ambas partes en la negociación que
actúe; se habla de cualquier clase de garantías.
Muchas personas llegan al contrato principal porque confían en la profesionalidad y en el
conocimiento del corredor, por lo tanto, no resulta desconectado de la esencia misma del contrato que el
corredor se convierta en fiador de una de las partes, cumpliendo así con su deber de confianza que el
contratante ha depositado en él; permitiría evitar que bajo la apariencia de seriedad y profesionalidad se
encuentre una situación de insolvencia encubierta de una de las partes.
2º) El corredor puede recibir, de una parte, el encargo de representarla en la ejecución del negocio.
Es decir, se está en la etapa del negocio ya perfeccionado. El corredor está autorizado legalmente a
representar a una de las partes, pero sólo en la etapa de ejecución del contrato logrado con la mediación del
corredor.

DERECHO DEL CORREDOR A LA COMISIÓN. Art. 1350: El corredor tiene derecho a la comisión
estipulada si el negocio se celebra como resultado de su intervención. Si no hay estipulación, tiene derecho
a la de uso en el lugar de celebración del contrato o, en su defecto, en el lugar en que principalmente realiza
su cometido. A falta de todas ellas, la fija el juez.
La actividad del corretaje origina, para el corredor, el derecho al pago de un precio por la misma,
que se denomina comisión, remuneración o retribución.
El derecho a la comisión surge, en principio, con la conclusión del negocio mediado. Esto se
corresponde con la naturaleza jurídica del corretaje. Igualmente, las partes podrían pactar lo contrario y el
corretaje, por su sola ejecución, independientemente de la conclusión del negocio principal, generar el
derecho a la comisión.
Respecto del monto de la comisión, deberá estarse a:
-los aranceles que en la actualidad existen en la mayoría de las jurisdicciones y que están sometidos a la
legislación local.
-lo convenido por las partes (si los aranceles no existieren).
-lo que sea usual en el lugar donde se llevó a cabo el corretaje (si las partes nada dicen).
-la determinación judicial (si no puede determinarse por los usos).
Con respecto a quiénes son los sujetos obligados a pagar la comisión, esto dependerá de la
existencia de uno o de dos corredores, y siempre salvo pacto en contrario. Si hay un solo corredor, podrá
cobrarle a ambas partes y, si hay dos corredores, cada uno podrá cobrarle a aquel con quien contrató el
corretaje.
También es necesario haber instrumentado la relación de corretaje. De lo contrario, se deberá
demostrar, para tener derecho a la comisión, la relación de causalidad entre la actividad del corredor y el
negocio concluido.
Si la operación principal no se realiza por culpa de una de las partes, el corredor puede reclamar su
comisión, aunque el contrato no fue definitivamente concluido.
También permanece el derecho a la comisión cuando el corredor inició las operaciones de corretaje y
el comitente concluyó el negocio a través de otra persona o por sí mismo, y en este caso cobra gran
importancia el convenio por escrito del corretaje.
En síntesis, el art. establece el derecho a la comisión en base a dos pautas iniciales: a) que se
encuentre estipulado (condición que puede ser suplida), y b) que el negocio se celebre como resultado de
su intervención (condición necesaria y que no se suple).
Los modos de suplir la falta de estipulación de la comisión son 3: a) se fijará la que sea de uso en el
lugar de celebración del contrato (¿el de corretaje o el principal?); b) en su defecto, la que sea de uso en el
lugar en que realiza su cometido (el corredor, ¿respecto de este acto o en forma habitual?); c) a falta de
ambas pautas, la fija el juez (¿de qué jurisdicción?).
Debe aclararse que esta norma debe ser complementada con la legislación especial y la local.

SUPUESTOS EN QUE SE DEBE DE PAGAR LA COMISION. Art. 1352: Concluido el contrato, la


comisión se debe aunque:
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Bolilla 15 - Contratos
a) el contrato esté sometido a condición resolutoria y ésta no se cumpla;
b) el contrato no se cumpla, se resuelva, se rescinda o medie distracto;
c) el corredor no concluya el contrato, si inicia la negociación y el comitente encarga su conclusión a un
tercero, o lo concluye por sí en condiciones sustancialmente similares.
Regula supuestos especiales que pueden afectar al contrato logrado a través del corretaje, que
pueden impedir o generar igualmente el derecho a la comisión.
1º) El primero refiere a que el contrato se encuentre sometido a condición resolutoria y ésta no se
cumpla. Ello es lógico, ya que el elemento condicionante no afectó al contrato y, por ende, no existe motivo
alguno para que no se abone la comisión.
2º) El segundo refiere a aquellos casos donde el contrato esté perfeccionado pero luego no se cumpla
(incumplimiento), se resuelva (por cualquier causa), se rescinda (por cualquier supuesto) o medie distracto
(no se aclara en qué supuestos). También es adecuada la norma, ya que el cometido del corredor está
cumplido con el perfeccionamiento del contrato, en forma independiente de su ejecución.
3º) El tercer supuesto es el más problemático. Es el caso donde la negociación es realizada por un
corredor pero no concluida por éste sino por terceros o por las partes, tratando (en muchos casos, no en
todos) de eludir el pago de la comisión al corredor. Deben darse algunos requisitos: a) que sea el corredor
el que haya iniciado la negociación; b) que lo concluya un tercero, y c) si es concluido por las partes, debe
serlo en condiciones similares a las que proyectó o propuso el corredor.

SUPUESTOS EN QUE NO SE DEBE PAGAR LA COMISIÓN. Art. 1353: La comisión no se debe si el


contrato:
a) está sometido a condición suspensiva y ésta no se cumple;
b) se anula por ilicitud de su objeto, por incapacidad o falta de representación de cualquiera de las partes,
o por otra circunstancia que haya sido conocida por el corredor.
Regula los casos donde la comisión no se debe al corredor interviniente.
1º) El primero de los supuestos está referido a los contratos donde intervino el corredor, sujetos a
condición suspensiva, y ésta no se cumple. Se parte de la idea de que el contrato no obtuvo su plena
eficacia y, por ello, no nace el derecho a la comisión. Es discutible la norma, en el sentido de que el corredor
efectuó su labor profesional y el contrato se celebró; por ende, si el eje base del derecho a la comisión está
en el desarrollo de una labor profesional y no en la plena eficacia del contrato celebrado, podría sostenerse
el derecho a la comisión aun en estos casos.
2º) El segundo supuesto admite una multiplicidad de casos. No se debe la comisión:
-cuando el contrato se anula por ilicitud de su objeto, lo que es lógico, ya que no se pueden convalidar contratos
de contenido prestacional ilícito.
-cuando el contrato se anula por incapacidad o falta de representación de cualquiera de las partes, lo que también es
lógico, ya que una de las obligaciones que tiene el corredor es la de comprobar la capacidad y
representación de los que actúan en el contrato que se encuentra en el ámbito del corretaje.
-cuando el contrato se anula por cualquier otra circunstancia conocida por el corredor . Esta tercera posibilidad es
abierta (tal vez demasiado, y debió recurrirse al concepto de culpa).
La responsabilidad del corredor, en virtud del cumplimiento del contrato de corretaje, se rige por
las normas generales del Código para la responsabilidad civil.

REEMBOLSO DE GASTOS. Art. 1354: El corredor no tiene derecho a reembolso de gastos, aun cuando la
operación encomendada no se concrete, excepto pacto en contrario.
La norma parte de la siguiente presunción: excepto pacto en contrario, el corredor no tiene derecho
a reembolso de gastos, aun en el caso que la operación encomendada no se concrete (y por lo tanto, no
tenga derecho a percibir honorarios).

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