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Gustavo Medina
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Dahl, Robert (1991) La democracia y sus críticos, Buenos Aires, Paidos, [1989]
Reseña
1. ¿Cuál es el umbral a partir del cual se puede juzgar que un régimen, sistema político o
proceso, es democrático o no?
2. ¿Será posible combinar en una única concepción teórica tanto los aspectos normativos
como los empíricos de la democracia?
a. La tradición republicana
b. El gobierno representativo
c. La creencia en la igualdad intrínseca
Republicanismo
Gobierno representativo
1
En la práctica política medieval se suponía que a través de instancias de representación (parlamentos, cortes,
estados generales), de carácter corporativo (expresión de intereses colectivos) el poder político debía
consultar periódicamente sus decisiones (especialmente la fijación de impuestos).
2
Nótese que si en el modelo clásico de la democracia directa, titulatura del poder político y ejercicio del
mismo recaían sobre los mismos sujetos, en las condiciones impuestas por la modernidad, ambos elementos
se separan y refieren a sujetos distintos: titulatura del poder político (soberanía popular, el pueblo, los
representados, los gobernados); ejercicio del poder político (el gobierno, los representantes, los políticos). En
su separación y distanciamiento anidan algunos de los numerosos problemas que aquejarán el funcionamiento
democrático contemporáneo.
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El sistema político democrático depende en una buena medida de las creencias del
grupo, básicamente la creencia en el “principio categórico de la igualdad”: todos están
igualmente calificados para participar, en un pie de igualdad, en el proceso de gobierno de
la asociación (aunque de hecho haya sido interpretado históricamente de manera muy
excluyente).4 Este principio tuvo una sanción histórica trascendente con la Revolución
Francesa de 1789.
Toda asociación implica la adopción de ciertas políticas respecto de las cuales los
miembros estarán obligados a ordenarse congruentemente (son las decisiones colectivas
o de gobierno). Todo proceso de toma de decisiones obligatoria tiene dos etapas:
1. Fijación del programa de acción (selección de asuntos sobre los que se tendrá que
decidir). Tiene carácter provisorio.
2. Etapa decisoria propiamente dicha (se decide la solución a adoptar). Es el momento de
la soberanía y tiene carácter obligatorio.
3
Piénsese cómo este es el problema político fundamental de toda comunidad organizada: cómo conciliar la
unidad [gobierno] con la pluralidad [sociedad]).
4
La igualdad estaba destinada a ser fundamental si una idea básica es la de autonomía personal. Ser autónomo
significa ser capaz de dotarse de las propias normas para orientar el comportamiento y ello es previo para la
construcción de una comunidad libre. Sólo en este contexto es que la concepción democrática puede brindar
la esperanza de que al participar en el gobierno de sí mismos, todos los integrantes de un pueblo, y no
únicamente unos pocos, aprendan a actuar de forma moralmente responsable como seres humanos.
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1. Participación efectiva
Todos deberían poder esperar tener iguales oportunidades de que tales preferencias
fueran consideradas de manera equitativa por el gobierno en la toma de decisiones finales
(programa de acción).
3. Derecho a la información
Cada ciudadano debe contar con oportunidades iguales y apropiadas para descubrir y
convalidar la elección de los asuntos a ser debatidos y que mejor sirvan a los intereses
ciudadanos.
El pueblo debe tener la última palabra (ser soberano). El demos debe ser el único que
cuente con la oportunidad de resolver cómo se ordenaran las cuestiones a decidir dentro
del programa de acción.
El demos debe incluir a todos los adultos sujetos a las decisiones colectivas obligatorias
de la asociación.5
Todo sistema político que cumpla con estos cinco criterios se tomará por una
democracia. La medida de su cumplimiento dará lugar a diferentes umbrales de
democracia.
Si se cree que estos principios definen un orden político deseable es preciso atender a
las precondiciones sociales, económicas y culturales que posibiliten su efectividad
objetiva.
Aunque difícilmente estos puntos se cumplan en la realidad histórica sirven como regla,
normas a seguir y como parámetros para evaluar el desempeño democrático relativo de
instituciones y regímenes políticos particulares.
5
Por supuesto esto es complejo. Incluye criterios categóricos o contingentes. En el primero, el derecho a ser
incluido es absoluto; en el segundo, la inclusión está supeditada al cumplimiento de ciertos requisitos de
idoneidad (propiedad, censitario, capacidad, residencia). Históricamente la ciudadanía, el derecho a ser
incluido en el goce de los derechos políticos y civiles, ha sido el resultado de un proceso de luchas sociales a
través del cual el demos se ha ido haciendo cada vez más inclusivo hasta volverse, en teoría, “universal”.
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Toda vez que una mayoría no presta consideración equitativa a los intereses de la
minoría, viola el principio del que dependen tanto la legitimidad del proceso democrático
como la misma norma de la mayoría.
Probablemente la práctica se distancia, y mucho, de la teoría, sin embargo, aunque
imperfecta (y a veces hasta en grado sumo), el principio de mayoría sigue siendo la mejor
alternativa en términos del proceso de toma de decisiones colectivas (no hay alternativas
superiores que no entrañen los mismos defectos y aún mayores peligros).6
aunque las prácticas de antaño rara vez se ajustaron a aquellos ideales. Ocho
consecuencias marcan esta diferencia:
1. Representación
En origen no fue una institución democrática (ver supra, pág. 2 y nota 1) y sin
embargo hoy es un elemento esencial de la democracia moderna. Se la puede entender
como una aplicación de la lógica de la igualdad a un sistema político de gran tamaño.
2. Extensión ilimitada
4. Diversidad
Con el tamaño advino la diversidad. Cuanto mayor y mas abarcadora sea la unidad
política, mayor diversidad de las posiciones políticas de los habitantes.
5. Conflicto
6. Poliarquía
7. Pluralismo
La mayor magnitud estimula que la gente se preocupe por contar con esos
derechos como alternativa a la mas escasa participación política efectiva en las
decisiones colectivas. A medida que aumenta la escala social los lazos sociales y el trato
personal entre ciudadanos ceden lugar a la distancia social y el anonimato. En tales
circunstancias los derechos ciudadanos, de la persona humana, aseguran una esfera de
libertad personal que no ofrece la participación en las decisiones colectivas (aquel
espacio de libertad personal asegura al individuo contra la posibilidad de violación por las
decisiones colectivas corrientes).
8
En sentido estricto la poliarquía plena es un fenómeno del siglo XX. Como producto histórico se ha
desarrollado en tres grandes etapas: 1) entre 1776 y 1930; desde 1950 hasta 1959 y recientemente desde la
década del ´80.
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Una democracia aún como segunda preferencia siempre es mejor que la mejor
antidemocracia. Necesitamos buscar una nueva forma de democracia que amplíe las
oportunidades de participación y de control democrático, no sólo en las unidades
pequeñas sino también en las mayores.
2. Una sociedad moderna (con índices desarrollados de ingreso per cápita, urbanización,
alfabetización), dinámica (con crecimiento económico) y pluralista en cuanto a sus
organizaciones (numerosas y relativamente autónomas).
Pero resulta crucial sin embargo realizar una descripción adecuada de la composición
de las minorías pues las consecuencias teóricas y prácticas son fundamentales.
Contrariamente a lo que suponían los teóricos elitistas las estructuras de las elites
dominantes no son homogéneas. Así la competencia política que despierta la
heterogeneidad de las élites puede implicar la posibilidad de alianzas de parte de las
minorías con los intereses de las mayorías.
Eslabones de la cadena de control que liga a los gobernantes con los gobernados
Con la extensión del sufragio la dominación directa del gobierno del estado por una
minoría se vuelve difícil. Aparece el concepto de los medios indirectos (cadenas de
control): la cadena de control que une a los gobernantes con las acciones de apoyo y
acatamiento de los gobernados se vuelve mas extensa, es menos observable, descansa
menos en medidas manifiestas de control y más en el poder como influencia y en la
previsión de las reacciones. Según cómo estas “cadenas de control” se efectivicen existen
diferentes grados de democracia posible.
criterios morales racionales para determinar lo que es el bien común siga siendo un mero
ejercicio intelectual. Pero también sea probable que la discusión cívica sea un proceso sin
límites precisos, de diálogo y controversia, entre las élites políticas, los activistas y los
ciudadanos.
Es vital para la vida humana individual y colectiva poder escoger cómo obrar y es vital
preservar dicha posibilidad: no es preciso que coincidamos en nuestras elecciones
concretas. La posibilidad de discrepar en elecciones concretas es la razón misma por la
cual valoramos los procedimientos que vuelven posible esa oportunidad.
El bien común consiste por lo general en prácticas, procedimientos, instituciones y
procesos que promueven el bienestar, no de “todos”, sin duda, pero sí de un número
suficiente para tornar aceptables y hasta valorables esas prácticas, procedimientos, etc.
El determinar esos procedimientos requiere como básico al proceso democrático: los
derechos y oportunidades que ofrece el proceso democrático (inclusive con las
instituciones de la poliarquía necesarias para la puesta en práctica de dicho proceso) son
elementos del bien común.
El proceso democrático y la igualdad política no son un bien en sí mismos sino como
función de permitir la libertad de autodeterminación. El desarrollo personal y la protección
y promoción de otros intereses compartidos con los demás individuos.
La igualdad política implica un medio esencial para lograr una distribución equitativa de
la libertad y oportunidades iguales para el desarrollo personal. Ésta en definitiva no
logrará evitar desigualdades en cuanto a recursos, capacidades y oportunidades políticas
(mas que alcanzar la igualdad perfecta deberíamos reducir las desigualdades groseras).
Las tres causas fundantes de la desigualdad política y que se deberían atacar son:
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La Poliarquía I tuvo que ver con la creación de las instituciones básicas que permitieron adaptar la
democracia al contexto moderno del estado-nación; la Poliarquía II, se vincula con la adición de otras
instituciones que faciliten la movilización del conocimiento especializado para formular una resolución de
políticas públicas eficaces y eficientes bajo control soberano de la ciudadanía (un público atento de críticos
bien informados). Una instancia final superadora: la Poliarquía III tendería a salvar la brecha entre las élites
de las políticas públicas y el demos.
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