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Letra & Música

Ilustración: Hidra Cabero

John Coltrane.
Política del sonido
Fernando Aiziczon
Historiador, docente UNC.

“La música de Coltrane y lo que éste tocaba Charlie Parker. Tras licenciarse del ejército, Col- o gesticulando; Coltrane más bien es un tipo de-
durante los dos o tres últimos años de su vida trane profundiza sus estudios de manera inten- masiado serio.
representaron para muchos negros el fuego, sa hasta que es convocado, amistad mediante, No obstante tocar con un consagrado de la
la pasión, el odio, la ira, la rebeldía y el amor a la banda de Dizzy Gillespie (1949). Jazz bai- escena jazzística, Coltrane seguía en un se-
que ellos mismos sentían, sobre todo los jóve- lable en tensión con el emergente y vertiginoso gundísimo plano. El gran salto lo dará cuando
nes intelectuales y revolucionarios negros de bebop, mixturado en Gillespie con algunos to- abandone a Gillespie y se integre a la banda de
la época (…) Coltrane era su símbolo, su orgu- ques afrocubanos (“A Night in Tunisia”), y en un Miles Davis en 1955, pero hasta que eso ocurra
llo; su hermoso, negro y revolucionario orgu- contexto de crisis de las grandes orquestas, con- Coltrane avanzará en base a un frenético ritmo
llo. Yo lo había sido unos años antes, ahora él figuraron el primer gran ambiente donde Coltra- de estudio, algo que lo distinguió sobre el resto
lo era y yo no tenía nada que objetar”. ne forjó de modo tímido su primer sonido, que de los músicos: utilizando un subsidio por su li-
Miles Davis según los críticos consistía en una mezcla caóti- cencia del ejército o tomando cursos en escue-
  ca y embrollada de rhythm and blues con fuerte las de música, Coltrane no paraba de estudiar
John William Coltrane (1926-1967) tuvo sus tendencia hacia solos melódicos, especialmente hasta el agotamiento físico. Aún así, Davis no
primeras incursiones musicales en bandas de en baladas. Las descripciones de su figura logran terminaba de convencerse en incorporarlo a su
jazz cuando fue marinero estadounidense du- transmitir la imagen de un tipo de gran porte, al- banda y prefería oscilar entre Coltrane y el gran
rante la II Guerra Mundial. Tenía 20 años, to- to, huesudo, vistiendo trajes largos y anchos, po- saxofonista de la época: Sonny Rollins. Al cabo
caba el saxo alto pero estaba lejos de descollar, co elegante (la antítesis de un Miles Davis) pero de un tiempo de prueba todo cambió; incluso
era uno más del enorme pelotón de saxofonistas que con su aspecto de conjunto presentaba una la sensación del exigente oído de Davis, quien
de jazz que desfilaban tocando en bares de Fila- interioridad profunda, por ello es casi imposible cuenta que tras los primeros conciertos de lo
delfia y cuyo héroe absoluto era el inalcanzable encontrar fotografías que lo muestren sonriendo que comenzó a llamarse el Miles Davis Quintet
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solía pellizcarse para caer en la cuenta de que la más potentes impulsores (Davis), allí mismo neutralizar toda política radical. Dentro del ja-
música que producía era simplemente increíble. se abría lenta pero invariablemente otra sen- zz, el movimiento free con Ornette Coleman a la
Escuchar “Stablemates” es apreciar a un Col- da de la mano de Coltrane, audible en otra me- cabeza, impactó en Coltrane, como también las
trane más sólido dentro del panorama del hard morable grabación: Giant Steps, precisamente armonías de la música india (Ravi Snakar) que
bop cultivado por entonces en el Quinteto una alusión a los gigantescos pasos que Coltra- absorbió con toda su filosofía. Este fue el mo-
de Davis, también a pleno despegue del cool ne imprimía a su música. ¿Cómo explicarlo? mento en que Coltrane se hace vanguardia: en
jazz. Si bien Coltrane aprendió mucho de Da- Coltrane siempre ligó la búsqueda de un sonido medio de la novedad del happening, de las per-
vis, quien al despedirlo le regaló un saxo so- con otra búsqueda filosófica y espiritual. Atento fomances artísticas, con la crisis abierta en ma-
prano –instrumento con el que Coltrane pegará escucha de Stravinsky, Hindemith y Debussy, yo de 1961 tras el frustrado desembarco a Bahía
un salto de sonido inigualable–, el otro maes- era también gran lector de obras teóricas de las de Cochinos y luego la crisis de los misiles que
tro suyo fue el pianista Thelonious Monk, con que sacaba el máximo provecho en términos de enfrenta a Cuba-URSS con EE. UU., las tensio-
quien compartió su cuarteto durante casi todo escalas, exploraciones armónicas y líneas meló- nes raciales emergieron como nunca antes y la
el año 1957: “le hablaba de problemas musi- dicas de las que el propio Coltrane difícilmente expresión musical que las representaba –aunque
cales y se sentaba al piano y me mostraba las resultaba satisfecho, en especial porque solían no de modo directo ni explícito– era la música
respuestas simplemente tocándolas”1. Con es- confundirse con ejercicios de destreza musical. de Coltrane. Por esos años lo que fue su mítico
ta experiencia Coltrane tuvo que sostener ex- Sin embargo, y a pesar de su autoexigencia, lo- cuarteto toca memorables conciertos en el Vi-
tensos minutos (más de 20) soleando mientras graba plasmar bellas baladas –una de sus ma- llage Vanguard y la crítica señala su tema “Cha-
Monk paseaba por el escenario, o daba inter- yores fortalezas– logrando clímax imponentes: sin’ the Trane” como el testimonio de época más
minables vueltas a su piano, o se movía en “Naima”, del álbum Giant Steps, dedicado a su vanguardista, justamente porque, como toda
círculos tratando de encontrar el mejor lugar primer compañera, es un buen ejemplo. vanguardia jazzera, expulsaba público a chorra-
para apreciar la música (existe un hermoso das antes que popularizar estilos, provocaba la
documental realizado por Clint Eastwood, The- A Love Supreme ira de la crítica antes que la compresión de una
lonious Monk. Straight No Chaser, imperdi- La versión de “My favorite Things” (1961), gra- nueva corriente expresiva: solos de saxo exten-
ble). En efecto, esos espacios prolongados, esa bada por Coltrane en momentos en que aque- sísimos, sonidos y tonos llevados al extremo, un
ausencia deliberada fue la escuela para el des- lla composición circulaba por Broadway y luego colchón rítmico atronador. Lejos de adaptarse,
pegue hacia el sonido único de Coltrane. era popularizada por Julie Andrews en la pelícu- Coltrane seguía brindando nuevas sorpresas con
Para 1957 Coltrane ya había grabado varios la La novicia rebelde, condensa lo que Coltrane su ilimitada capacidad de interpretar baladas, y
discos como líder, entre los cuales se destaca era capaz de hacer: saxo soprano en mano, con dejará para la posteridad una hermosa graba-
Blue Train, junto a Paul Chambers en contra- una banda descomunal (Elvin Jones en batería, ción junto a Duke Ellington, “In a sentimental
bajo y Philly Joe Jones en batería, con una in- un notable precursor de variantes afro en el ja- mood”. En ambos extremos (aparentes) el soni-
troducción que ya nos plantea el rumbo de su zz, Steve Davis en contrabajo y Mc Coy Tyner do de Coltrane reinaba sin igual, lo mismo vale
sonido: melódico, de profundas baladas, por en piano, de toque pulsante y acentuado) refor- para el exquisito disco grabado con el barítono
momentos llegando a lo dramático, con mucha muló para la eternidad el agradable y comercial negro Johnny Hartman (1963). En eso consistía
influencia del blues, y esencialmente con esa “My Favorite things” en una interpretación in- su interesante posición: considerado un “héroe”
tendencia a encarar cada tema como un him- superable: donde reinaba el tono alegre Coltra- negro por los sectores radicalizados, Coltrane
no, rasgo que constituye su marca como músi- ne cambió todo con un solo nostálgico, un vals no se preguntaba en voz alta por el lugar que
co y creador. hondo, solemne, casi un himno. Su segunda en- ocupaba en la sociedad yanqui (por lo demás,
1958 lo encuentra nuevamente convocado trada desnuda una entrega absoluta a la inter- vivía muy cómodamente en un caserón de Long
por Miles Davis, pero Coltrane ya es un mú- pretación; se trata de un solo extenso, denso, Island) ni tampoco condenaba al oyente que
sico diferente que pisa fuerte en la escena del plagado de zonas de free jazz sin abandonar un no lograba comprenderlo. Del mismo modo en
jazz norteamericano, aunque a su lado Davis le trasfondo a blues y góspel. Si se logra ingresar a que no se expresaba públicamente sobre política
ponga otro gigante del saxo alto: Cannonball ese universo típicamente coltranístico ya se tie- componía temas como “Alabama”(1963), donde
Aderley, célebre por su solo en “So What”, del ne el pase libre a lo que vendrá. muchos especialistas observan fraseos que imi-
mítico disco de Davis Kind Of Blue. Pero diji- Coltrane, apasionado por la teoría musical, tan discursos de Martin Luther King, tales co-
mos que Coltrane es otro, va a contra corriente también se enriquece con estudios religiosos, mo “tengo un sueño” o el discurso de la marcha
de las tonalidades convencionales en el propio de ocultismo, ciencia y matemáticas. Ese com- de Detroit. “Alabama” es un profundo homenaje
sexteto de Davis, incluso chocando con la lí- bo estaba inserto en otro mayor: el movimiento musical al infame ataque a una Iglesia en el cual
nea de bajo; y esto es audible en el mismísmo religioso, político, cultural y básicamente negro murieron 5 niñas negras, y cuyo principal sospe-
“So What” grabado unos meses después en una donde free jazz, black panthers y el movimien- choso (blanco) fue dejado en libertad tras pagar
audición de la CBS sin Cannonball Adderley y to por los derechos civiles explotaban por to- una suma burlesca a la Justicia.
con los espacios libres para el despliegue sono- do EE. UU., impregnando a sectores blancos de La cima de este momento es el disco A Love
ro, vertical, incisivo, en lo que fue sin dudas de clase media que giraron a un progresismo que Supreme (1964), período del denominado “Col-
las mejores grabaciones para la TV de Coltrane les permitía expresar el rechazo al pragmatismo trane intermedio”. Relacionado con el momento
en vivo. Es decir, si Kind of Blue mostraba nue- y la mercantilización de la vida cotidiana, por en que Alice Coltrane se convierte en su segun-
vas sendas en el jazz de la mano de uno de sus cierto, con una alta dosis de misticismo que solía da compañera, A Love… es el (nuevo) punto de »
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Letra & Música

“ ...las tensiones raciales emergieron como nunca antes y la


expresión musical que las representaba –aunque no de modo
directo ni explícito– era la música de Coltrane.

llegada en sonido y composición, otro modo de física que producía sostenerlos por más de 20 extremos gobiernan el concepto, un disco arro-
trabajar cierta oralidad discursiva en la música, minutos, tiempo promedio de cada composi- llador, monástico; ni hippie, ni psicodélico, ni
pues está basada en un poema de Coltrane que ción del Coltrane tardío. Esto era lo que alu- free, es Coltrane tocando su propio límite. Po-
expresa una religiosidad extrema: “Mi música es cinaba (y aún deja pasmados) a sus seguidores; co tiempo después dará un recital, The Olatunji
la expresión espiritual de lo que soy, mi fe, mi temas como “Ascension” provocan una suer- Concert (editado en el 2001), y 3 meses más tar-
conocimiento, mi ser”, “mi meta es vivir la vi- te de paradigma coltranístico en el sentido que de, el 17 de julio de 1967, morirá fulminado por
da verdaderamente religiosa y expresarlo en mi marca un modo de abordar el instrumento ex- un cáncer de hígado.
música”, y frases por el estilo, mostraban que su plorando hasta límites impensados la gama de
búsqueda resultaba inseparable de su cosmovi- sonido esperable: cualquier disco de free jazz Fin
sión religiosa, imbuida de elementos tomados queda empequeñecido ante semejante propues- John Coltrane no escapó a la canonización ba-
de varias tradiciones que le permitían, como a ta, que además se presentaba no como el gru- jo la cual todo creador se vuelve inmortal; la su-
tantísimos músicos negros de jazz, alcanzar ver- po del líder, sino al modo de una comunidad ya produjo interminables estudios académicos
daderos estados de trance reflejados en la mira- creativa, de lo que puede inferirse una política sobre su estilo, y una insufrible lista de imitado-
da del propio Coltrane, extasiada, con los ojos del sonido, una posición estética frente al arte res más o menos conscientes de su incapacidad
abiertos como dos esferas inamovibles. En es- (“arte”, palabra que Coltrane jamás usaba) que para salirse del esquema legado por el maes-
te sentido cobra valor la descripción de Alice después se consigue apreciar en el uso de boci- tro. Es que el magnetismo de Coltrane consiste
cuando Coltrane termina de componer A Lo- nas de autos, latas de agua y otros instrumentos en condensar en sonido todas las aspiraciones
ve…: luego de varios días de intenso aislamiento de la denominada “música experimental”. Pero estéticas de una época en movimiento, conju-
y trabajo, “era como Moisés bajando de la mon- “Ascension” es más: es la improvisación yendo gando religión, música, teoría y política, esca-
taña (…) tenía esa alegría, esa paz en el rostro”2. y viniendo del grado cero, estirando y pidiendo pando de la clasificación fácil y a la impostura
Concebido como una suite de jazz, grabada todo lo que su cuarteto podía dar, aunque el lí- que mezquina el derecho a la interpretación.
en una noche con su célebre cuarteto, consta mite estaba cerca. Por eso, la etapa final de Col- El “supremo sacerdote de la música libre” (así
de cuatro partes cuyos nombres develan la in- trane es bajo otra formación: Paroah Sanders lo llamaba Rashied Alí) tocó navegando entre
tensidad del compromiso religioso que impul- en saxo, Rashied Alí en batería y Alice Coltrane aquellos que sostenían que el arte debía eludir
só su composición, una gigantesca plegaria a en piano: kalimbas, flautas de madera, campa- la necesidad de contenido o la prisión del signi-
una deidad que el jazz le permitía crear: “Ack- nas, arpas, nueva sonoridad e inicio del fin: Om ficado, los que imprimían a lo negro una condi-
nowledgement” (reconocimiento), “Resolution”, (1965) comienza con un recitado del Bhagavad ción elevada (el arte negro) o buscaban generar
“Pursuance”, “Psalm” (salmo). De este hito en la Gita, y Meditations (1965), constituyen un nue- autonomía cultural e institucional del universo
historia del jazz Carlos Santana dijo: vo desplazamiento hacia el orientalismo, a lo blanco (el Black Power), los que destacaban su
Coltrane... En vivo, significaban horas tocan- faceta religiosa entre África e India, y finalmen-
La primera vez que oí A Love Supreme fue un do (Coltrane solía después de un solo dejar a la te los que lo incluyen como una expresión de
verdadero asalto. Para mí eso podía haber ve- banda tocando mientras él también desaparecía crítica anticapitalista, como es el caso de Frank
nido de Marte, o de cualquier otra galaxia. Re- del escenario, pero sin dejar de tocar el saxo), Kofsky, ligado al Socialist Workers’ Party.
cuerdo la portada del álbum y el nombre, pero que el público se levante hastiado mientras un Tal como sentenció Miles Davis todo lo que
en ese momento la música no encajó en las pau- pequeño sector se entregaba a un éxtasis nun- “Trane” postulaba musicalmente murió con él, y
tas que tenía en mi cerebro. Era como si alguien ca visto. Versiones de temas que excedían los 40 probablemente así sea. Lo tocó todo, y con ello
intentara hablarle a un mono sobre espirituali- minutos (“Crescent” o “Leo”) muestran un Col- lo dijo todo.
dad u ordenadores, ¿sabes?, simplemente no lo trane en estado crudo, sin límites, que exige ser
computé3. escuchado hasta que él, y quien le siga, termi-
nen extenuados.
Luego vinieron otros discos tanto más profun- En sus últimos conciertos Coltrane se golpea-
dos: Expression (1967) o el admirable Kulu Sé ba el pecho, aullaba al micrófono, solía confiar
Mama (1966): aparentes desórdenes rítmicos, a sus íntimos que nada nuevo podía extraer de 1. Testimonio de Coltrane, en Ben Ratliff, Coltrane.
extensas melodías, cánticos, rítmicas afro, has- su saxo (ni producir palabras que lo expliquen), Historia de un sonido, Global Rhythm, 2010.
ta que todo el concepto logra su unidad orgáni- no quería descripciones en las tapas de sus dis- 2. Ashley Kahn “A Love Supreme y John Coltrane.
ca. La intensidad de las interpretaciones eran cos excepto los nombres de su banda, no quería La historia de un álbum emblemático”, Alba Edito-
rial, 2004.
tales que no sorprenden anécdotas como las de tampoco opiniones críticas que los adornen. Así
Elvin Jones rompiendo el pedal de bombo o es- lo refleja Interestellar Space (1967), un devasta- 3. Ídem. La admiración y fanatismo por Coltrane al-
canzó a bandas y músicos tan diversos como Frank
trellando el redoblante contra la pared, como dor disco donde sólo interactúan Rashied Alí y
Zappa, Iggy Pop, The Doors y bandas punk como The
respuesta al pedido de realizar una tercera to- Coltrane, un disco único, inabordable, grabado Minutemen, que en una de sus giras hacía escuchar
ma de un tema, a sabiendas de la extenuación de una sola toma: momentos de calma y frenesí a su público todo “Ascension” antes de salir a tocar.

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