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LA POLITICA DE LA EDAD MEDIA

GUSTAVO RUEDA TRIANA


DARIO ALEJANDRO GALAN ORDUZ

KAROLINNE MELISA GARCIA BELTRAN

INSTITUCION EDUCATIVA RURAL PUERTO PERALES


(ANTIOQUIA)
2018
la política de la edad media

la alta edad media


la edad media heredo buena parte de la tradición política romana la cual fue adaptada con dos
elementos novedosos los cuales eran:

 La tradición germánica
 La ideología del cristianismo

La tradición germánica

hacia el siglo III los principales pueblos en llegar al imperio romano fueron los pueblos germanos
nómadas y guerreros la actividad económica y comercial fue reemplazada principal mente por
agricultores y el trueque germano. como consecuencia trajo la desunión de los poderes todos los
aspectos positivos que habían caracterizado siempre a los romanos dio marcha atrás debido a la
falta de convicción patriótica por parte de los germanos.

la ideología del cristianismo

El cristianismo dio lugar a profundos cambios del antiguo orden imperial, especialmente a partir de
la conversión de Constantino, porque al perder como emperador su carácter sagrado, la función
imperial vio disminuido su prestigio y autoridad. Además, en un rápido proceso, el cristia-nismo se
convirtió en la religión oficial del Imperio, lo que penetró la mayor parte de sus estruc-turas
estatales. San Agustín (1957) afirma: toma posición frente a la caída de Roma en manos bárbaras,
rechaza el ataque lanzado contra el cristianismo como culpable de la catástrofe romana, sostiene
otra concepción de la naturaleza de la Iglesia basada en una lectura providencial del sentido de la
historia y propone una renovación del Imperio, no histórica, sino espiritual y mística: la Ciudad de
Dios. (p.21)
Junto a estos elementos, hubo un acontecimiento político que determinó los comienzos de la Edad
Media. “La primera respuesta fue la constantiniana. Ella sostenía que el verdadero cristianismo
estaba en el Imperio romano–cristiano subsistente en Bizancio. Según esta concepción, transmitida
por Eusebio, biógrafo de Constantino, Dios había elegido a Constantino como monarca absoluto y
representante directo y único de Dios en la tierra”(Constantino,1957,p.20 ) Cuando el 11 de mayo
del 330, el emperador Constantino el Grande proclama Bizancio Constantinopla, actual Estambul,
en Turquía capital del Imperio romano de Oriente, la segunda metrópoli, limitó por anticipado el
derrumbamiento del Imperio romano, pues sólo la parte occidental fue invadida por los ger-manos,
lo que dio paso a la organi-zación de numerosos reinos. Mientras tanto la parte oriental, que tomó el
nombre de Bizancio, ase-guró la permanencia del Imperio por mil años más.
Las ideas políticas de la alta edad media

Por esta época hubo una obra re-presentativa de este período de fi-nales de la antigüedad y
comienzos de la Edad Media, la cual tuvo una gran influencia en los siglos poste-riores. Se trata de
La ciudad de Dios escrita por San Agustín (354-430). Este escrito preparó una vinculación más
estrecha del Estado a la Iglesia.
En su obra San Agustín explica que la historia es un combate entre la ciudad terrena representada
por Babilonia, el pecado, y la ciudad celeste, Jerusalén. Dice también que el hombre es ciudadano
de dos ciuda-des, una terrena, con poderes polí-ticos, con moral y con historia, y otra celestial,
Civitas Dei, comuni-dad de los cristianos que participan en el ideal divino.
Durante la Edad Media esta postura justificó la manera como el orden na-tural del Estado y del
poder era re-gido por el orden sobrenatural; el derecho natural estaba dentro de la justicia
sobrenatural, y el derecho del Estado dentro de la Iglesia. El Estado justo servía a una comunidad
unida por la fe cristiana, en la que los inte-reses espirituales se encontraban por encima de todos los
demás, y debían contribuir a la salvación humana.
El cristianismo debía reinar en el espíritu de los jefes e inspirar las costumbres y las leyes. A partir
de estos principios se desarrolló la teoría de los dos poderes o de "las dos espadas", en la cual el
poder espiritual, repre-sentado por el papado, es superior al temporal, o sea, el poder civil. Entre
ambos debía prevalecer una ayuda mutua.
Las ideas políticas de la alta Edad Media se encontraban en los actos oficiales, así como en los
relatos de los historiógrafos que se dedicaron a exponer los hechos y las hazañas de los grandes
hombres de su tiempo.

La baja edad media

Los comienzos de la baja Edad Media europea estuvieron acompañados de importantes


transformaciones en la economía, la sociedad y la organización del poder. El feudalismo comenzaba
a representarse en su forma clásica, caracterizado por la aparición del poder privado, es decir, cada
señor feudal establecía las reglas de convivencia en su territorio. Esto per-mitió que las monarquías
existentes, como la de los Capetos en Francia, sólo lo fueran de nombre, ya que el dominio real,
aquel donde el rey ejer-cía un poder efectivo, alcanzaba muy poca extensión. Por aquellos días se
desarrollaba la diversidad de lenguas y de costumbres, lo que hacía más profundas las divisiones
políticas
Además, las estructuras sociales ataban a los campesinos a sus señores, pero, paradójicamente,
permitían que los burgueses tuvieran una libertad que estaba en relación con la función que
desempeñaban como comerciantes. Casi toda Eu-ropa se encontraba fragmentada en pequeños y
grandes feudos. Así, el poder temporal estaba comple-tamente disperso, repartido en pe-queñas
unidades que trataban de mantener su independencia a cual-quier costo. Por otra parte, la Igle-sia
estaba debilitada y no lograba imponerse a esta división. Pero la situación comenzó a cambiar en el
siglo XI con las reformas gregoria-nas —impulsadas por el Papa Gre-gorio VII—, mediante las
cuales la Iglesia se recuperó e impuso su cri-terio de gobierno asumiendo un gran liderazgo político.

Las ideas políticas de la baja edad media

Por esta época empezó el renaci-miento de los estudios jurídicos y de manera general, el progreso
de las universidades, lo que favoreció la elaboración ideológica del poder. Con base en la teología
se defendió que el poder eclesiástico debía con-centrarse en las manos del Papa, quien a su vez
podía interferir en los asuntos temporales, es decir, en la política feudal y en las monarquías. Entre
los autores influyentes de este período se encuentra santo Tomás de Aquino (1225-1274), quien en
su obra, la Summa Theologica, comentó la política de Aristóteles y propuso la existencia de un
principio ordenador para la convivencia, el cual con-cluía en la búsqueda del bien común. En este
sentido, la autori-dad eclesiástica se encontraba por encima de cualquier otro poder. Para santo
Tomás habían tres tipos de leyes: humana, natural y divina, donde la última se sobreponía a las
anteriores. Su obra influyó en el desarrollo de la teoría política hasta el siglo XVI.
Durante la Edad Media fueron fre-cuentes los enfrentamientos entre los príncipes y el poder
eclesiástico a causa de intereses personales. En estos debates intervinieron varios autores
defendiendo unos la legiti-midad de la soberanía papal, y otros, la causa de los príncipes. Entre
estos últimos cabe mencio-nar a Dante Alighieri, Marsilio de Padua y Guillermo de Occam
.

URL:
http://sgfm.elcorteingles.es/SGFM/FRA/recursos/doc/Libros/2064449695_1592010124532.pdf

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