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EL FORTALECIMIENTO DE LAS

RELACIONES CENTRO-
PERIFERIA A TRAVÉS DEL
ACUERDO MERCOSUR-UNIÓN
EUROPEA
SERGIO MARTÍN-CARRILLO

14/02/2018

Hace más de veinte años que comenzaron las negociaciones para


conseguir un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión
Europea (UE). Desde ese primer momento, las negociaciones fueron
guiadas por el Acuerdo Marco de Cooperación MERCOSUR-UE,
firmado en diciembre de 1995. Durante este tiempo han pasado por
diferentes etapas, principalmente vinculadas a los modelos de
desarrollo implementados en los países del Mercosur. Es en los
últimos años, con la victoria de Macri en Argentina y el golpe
parlamentario que llevó a Temer al poder, cuando los discursos de uno
y otro bloque han coincidido en ensalzar las supuestas bondades del
libre comercio. Adicionalmente, hay que recordar que dentro de las
negociaciones por parte del Mercosur no se encuentran ni Venezuela,
ni Bolivia1, por lo que el acuerdo sería parcial con los otros cuatro
miembros del Mercosur: Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay.

Como consecuencia de esto, los defensores de la globalización


neoliberal han encontrado el momento idóneo para impulsar el
acuerdo de libre comercio. A continuación, se presenta en un breve
análisis los cambios en la orientación política y económica del
Mercosur en los últimos años, la balanza comercial entre ambos
bloques y el estado actual de las negociaciones y las trabas existentes
para llegar a un acuerdo final. Por último, se presentará a modo de
conclusión que un eventual acuerdo de estas características supondrá
el reforzamiento de la división internacional del trabajo y las relaciones
centro-periferia existentes en la Economía-Mundo.
EL VIRAJE EN LA AGENDA INTERNA Y LA AGENDA EXTERNA
DEL MERCOSUR

Los cambios en la dirección política y económica de las dos


economías más fuertes del Mercosur (Brasil y Argentina) han
propiciado un giro tanto en la agenda interna como externa del
Mercosur. A esto hay que agregar la suspensión por motivos políticos
de la participación de Venezuela, la no ratificación por parte del
Congreso brasileño de la adhesión de Bolivia y la actitud más
conformista con las políticas neoliberales del Gobierno uruguayo
liderado por Tabaré Vázquez. Esto provoca que de un Mercosur cada
vez más cercano a la visión de lo que se conoce como regionalismo
post-neoliberal, se haya vuelto a una visión del regionalismo abierto
característico de los años 80 y 90, donde la agenda comercial inunda
todos los aspectos de la negociación, la complementariedad
productiva cede su espacio a la competitividad y la apertura se realiza
tanto intra como extra bloque.

Estos cambios hacen que a nivel regional, en la disputa de bloques


característica del lustro anterior entre el Mercosur y la Alianza del
Pacífico, hoy día aparezcan cada vez más juntos. Juntos, que no
unidos, pues la desintegración regional es el resultado de la apertura
desenfrenada hacia el resto del mundo sin una agenda de integración
política ni una agenda de integración productiva propia.

Junto al acercamiento a la Alianza del Pacífico, el Mercosur busca


incrementar su acercamiento con la Unión Europea. Esto último
obedece a la orientación política predominante en el Mercosur, pero a
la vez es resultado de los movimientos geopolíticos que ocurren más
allá de la región. Con esto queremos decir que ante la reorientación de
las prioridades de política comercial de los Estados Unidos de Trump,
donde entre otros se encuentra la ralentización de las negociaciones
por el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) entre
Estados Unidos y la Unión Europea, éstos últimos han aprovechado
para buscar nuevos aliados comerciales en la cuenca atlántica entre
los que destacan el Mercosur.

¿QUÉ COMERCIAN LOS PAÍSES DEL MERCOSUR CON LOS DE


LA UNIÓN EUROPEA?
Tomando como punto de partida las relaciones comerciales entre
ambos bloques, queda claro que constituyen un claro ejemplo de
división internacional del trabajo y de las relaciones centro periferia. Es
decir, mientras que los países del Mercosur exportan mayoritariamente
productos primarios como carne, etanol, productos agrícolas… la
Unión Europea inunda los mercados del Mercosur con bienes de
equipo y productos manufacturados de mayor valor agregado.

Según los datos publicados por la Comisión Europea correspondientes


al comercio entre el Mercosur y la Unión Europea en el año 2016,
tenemos que las tres principales categorías de productos que el
Mercosur exporta a la UE según la clasificación SITC (Standard
International Trade Classification) son:

 “Productos alimenticios y animales vivos”, por un valor de 15.930


millones de €, lo que supone el 37,9 % sobre el total de
exportaciones a la UE.

 “Materiales crudos no comestibles, excepto combustibles”, por un


valor de 11.016 millones de €, representando un 27,1 % del total.

 “Artículos manufacturados, clasificados principalmente según el


material”, por un valor de 3.823 millones de €, y que representa el
9,4 % de las exportaciones totales a la Unión Europea.

Vemos, por tanto, que del lado de la oferta exportable del Mercosur
hacia la Unión Europea predominan las categorías de bienes con poco
o ningún valor agregado, reproduciendo el rol periférico de las
economías del Mercosur como proveedoras de materias primas o
productos de bajo valor agregado de las economías del centro de la
Economía-Mundo capitalista.

En el otro lado, si tenemos en cuenta las importaciones que realiza el


Mercosur desde la Unión Europea, vemos como la hipótesis se
confirma, reproduciéndose el patrón pero a la inversa. Es decir,
observamos como la demanda del Mercosur es principalmente en
categorías de bienes con un elevado grado de industrialización, y por
tanto, con altos niveles de valor agregado. Siguiendo nuevamente la
clasificación SITC obtenemos los siguientes datos sobre las tres
principales categorías de bienes importados por el Mercosur desde la
Unión Europea:

 “Maquinaria y equipo de transporte”, por un valor de 18.543 millones


de €, que representan el 44,6 % del total de las importaciones del
Mercosur provenientes de la UE.

 “Productos químicos y productos conexos, n.e.p.”, por valor de


10.854 millones de €, lo que representa el 26,1 % de las
importaciones.

 “Artículos manufacturados, clasificados principalmente según el


material”, por valor de 3.766 millones de €, cifra que supone el 9,1
% de las importaciones.

A pesar de este comercio desigual entre bloques, en años anteriores,


gracias principalmente al elevado precio de las materias primas, la
balanza comercial Mercosur-UE había presentado superávit. Sin
embargo, estos resultados contaban con el apoyo coyuntural y atípico
de los altos precios de las commodities. En este sentido, vemos como
desde el año 2012 (CUADRO 1) la balanza comercial entre ambos
bloques es deficitaria, coincidiendo con la caída de los precios de las
commodities y volviendo a la tónica general de deterioro de los
términos de intercambio para las economías especializadas en la
exportación de productos primarios.

CUADRO 1. Flujos comerciales y Balanza comercial entre el


Mercosur y la Unión Europea (2006-2016).
Balanza Comercio
Importaciones Exportaciones comercial total
Valor % Valor %
Período mill € crecimiento mill € crecimiento Valor mill € Valor mill €
2006 23.567 35.714 12.147 59.281
2007 28.164 19,5 42.683 19,5 14.519 70.847
2008 33.444 18,7 48.329 13,2 14.885 81.773
2009 27.277 -18,4 35.562 -26,4 8.285 62.839
2010 40.327 47,8 45.434 27,8 5.107 85.761
2011 45.873 13,8 53.171 17,0 7.298 99.044
2012 50.365 9,8 50.166 -5,7 -199 100.531
2013 52.144 3,5 43.966 -12,4 -8.178 96.110
2014 47.364 -9,2 41.189 -6,3 -6.175 88.553
2015 46.170 -2,5 42.074 2,1 -4.096 88.244
2016 41.566 -10,0 40.621 -3,5 -945 82.187
Fuente:

El déficit de los últimos ejercicios supone un endeudamiento de las


economías del Mercosur respecto a la Unión Europea, por lo que una
progresiva liberalización de las actuales medidas que protegen a las
economías del Mercosur de la entrada masiva de productos europeos,
conllevaría a un agravamiento de la situación, aumentando el
endeudamiento externo y la dependencia económica externa. En un
trabajo publicado en 2017 titulado “Potenciales impactos económicos
en Argentina y Brasil del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y
la Unión Europea”2 se llega a la conclusión de que “el TLC
profundizaría el perfil primario exportador de Argentina y Brasil,
mientras que favorecería el patrón exportador de bienes de media y
alta tecnología de la UE. Esto implicaría una especialización aún
mayor del patrón de comercio internacional basado en el modelo de
las ventajas comparativas”. Además, agrega que la firma del Tratado
solo beneficiará a la Unión Europea y perjudicará los países miembros
del Mercosur.

ESTADO ACTUAL DE LA NEGOCIACIÓN

La llegada al poder de Macri en Argentina y de Temer en Brasil fue


saludada en la Unión Europea con gran optimismo de cara a las
negociaciones del acuerdo comercial entre Mercosur y la UE. Poco
importó el mecanismo utilizado en Brasil para quitar del poder a Dilma
Rousseff, la presidenta elegida por el pueblo brasileño. Lo
verdaderamente importante para la UE era que contaba con dos
nuevos Gobiernos aliados en materia de profundización de la
globalización neoliberal.

Mercosur es visto por la UE como un gran mercado de 260 millones de


consumidores según lo anunciado desde la Comisión Europea, lo que
supone el quinto mercado más grande del mundo. Además, la
reorientación del Mercosur en los últimos años coincidió con el
repliegue parcial en el ámbito comercial de los Estados Unidos. Por
esto, el año 2016 fue visto con un gran optimismo desde la UE y se
lanzó la última gran ofensiva para lograr el acuerdo que lleva trabado
más de veinte años.

El objetivo marcado fue tener un acuerdo firmado antes de que


terminara el año 2017. Y así lo creyeron posible las partes
negociadoras. La duda en el Mercosur y la pequeña pugna interna
entre Brasil y Argentina era quién anunciaría el acuerdo en casa. Si
este se produciría en el seno de la XI Cumbre de la Organización
Mundial de Comercio (OMC) celebrada en Buenos Aires los primeros
días de diciembre, o si el anuncio sería en la reunión ordinaria del
Mercosur en Brasil prevista para el 21 de diciembre.

Sin embargo, a pesar del optimismo inicial, el acuerdo no se cerró:


aunque los discursos de los líderes políticos de la derecha liberal
ensalzan las supuestas virtudes infinitas del libre comercio, la realidad
es bien diferente. Incluso ellos reconocen que es necesario establecer
cierta protección a las economías nacionales.

¿CUÁLES SON LOS PUNTOS QUE IMPIDEN EL ACUERDO?

Por el lado de la Unión Europea, y pesar de su retórica en favor de la


globalización neoliberal, ponen una clara limitación a la entrada de
productos agropecuarios procedentes del Mercosur. A la cabeza de
este afán proteccionista, el liberal presidente francés Emmanuel
Macron, acompañado por Irlanda. De las 100.000 Tn de productos
cárnicos libres de aranceles que la Unión Europea ofreció en 2004, en
2016 se redujo a 78.000 Tn. A pesar del secretismo de las
negociaciones, la última oferta que se conoce es de 98.000 Tn al año,
lejos aún de las reivindicaciones del Mercosur.

Lo que hace la Unión Europea en el sector agrícola y ganadero entra


dentro del comportamiento lógico de un Gobierno que vela por el
desarrollo económico de su país. Lo que resulta irritante es la retórica
liberal que intenta exportarse - e imponerse- en el resto del mundo,
obligando a la liberalización económica y comercial, que en casa no se
practica. Para este ejercicio de hipocresía es importante diferenciar
claramente entre aquellos sectores en los que se es competitivo, de
aquellos otros en los que no. En los primeros, la política efectiva
también es liberalizadora, en los segundos, la política es claramente
proteccionista. Esta es la famosa patada a la escalera de los países
desarrollados a los países en desarrollo de la que nos habla Ha-Joon
Chang3.

Otro de los sectores donde la Unión Europea actualmente muestra sus


reticencias es en la oferta de agrocombustibles, cuyas cuotas se han
visto afectadas por diversas denuncias de dumping dentro de la UE.
Éstas han llegado a la OMC y han dado la razón a los países del
Mercosur, sin embargo, el alto poder negociador de la Unión Europea
permite seguir presionando en este aspecto.

La fuerte defensa de estas posiciones por parte de la Unión Europea


también puede pensarse como un mecanismo de presión en la
negociación con el Mercosur de cara a que Argentina, Brasil, Uruguay
y Paraguay rebajen sus pretensiones de protección en algunos de los
sectores más suculentos para las transnacionales comunitarias. Los
negociadores de la UE juegan la carta de que están dispuestos a
ceder en las cuotas de carne vacuna, a cambio de que las empresas
europeas tengan acceso preferencial a los servicios y a las
contrataciones públicas. Esto haría que más de 60.000 empresas
europeas pudieran entrar en las economías del Mercosur y
aprovecharse del dinero público de los estados miembros. El impacto
para las pequeñas y medianas empresas nacionales sería muy alto y
muchas de ellas seguramente se verían obligadas a cerrar y a
despedir miles de trabajadores por no poder competir con las
empresas que llegarán del otro lado del atlántico. Ceder en este punto
provocaría un impacto a largo plazo muy elevado en términos de
desindustrialización, desempleo y menor capacidad de generación de
riqueza por parte de los países del Mercosur.

A MODO DE CONCLUSIÓN

A pesar de que el Acuerdo no ha sido posible en 2017, los equipos de


trabajo se encuentran a pleno rendimiento para avanzar lo antes
posible en estos primeros meses de 2018. Hay una fecha límite en el
calendario: las elecciones brasileñas. Un cambio en la dirección
política y económica en Brasil volverá a replantear tanto la agenda
interna como externa del Mercosur.

Si por el contrario se llega a un acuerdo entre el Mercosur y la UE para


la firma de un acuerdo de libre comercio, los países del Mercosur
verán reforzado su rol como países periféricos de la economía mundo
capitalista, comprometiendo la capacidad de industrialización futura y
reforzando su especialización como proveedores de materias primas
para los países desarrollados. Además, si los países del Mercosur
ceden en un tema tan delicado como es el de las licitaciones públicas,
muchas empresas mercosureñas se verán obligadas a cerrar y
despedir a miles de trabajadores.

En el comercio internacional siempre hay ganadores y perdedores. El


Mercosur debería reforzar su integración interna, fortalecer los
procesos de complementariedad productiva entre los países parte y no
enfocar como su primer objetivo estratégico la apertura desmesurada
por el afán de “volver al mundo” sin importar el fuerte coste social y
económico para las grandes mayorías.

SERGIO MARTÍN-CARRILLO
INVESTIGADOR DE CELAG

http://www.celag.org/fortalecimiento-las-relaciones-centro-periferia-
traves-del-acuerdo-mercosur-union-europea/

1 El protocolo de adhesión de Bolivia al MERCOSUR fue firmado en la


48° Cumbre de Jefes de Estado y Estados Asociados del bloque,
celebrada el 17 de julio de 2015 en Brasilia. Su adhesión ya ha sido
aprobada por los Congresos de Argentina, Uruguay, Paraguay y
Venezuela, solo faltando la aprobación por parte del Congreso
brasileño para que Bolivia sea miembro de pleno derecho en el
Mercosur.
2 Olivera, M. y Villani, D. (2017). Potenciales impactos en Argentina y
Brasil del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión
Europea. Revista Ensayos Económicos. Nº 50, Enero-Junio 2017.
3 Chang, H.J. (2004).” Retirar la escalera. La estrategia del desarrollo
en perspectiva histórica”. Instituto Universitario de Desarrollo y
Cooperación. UCM.

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